Mostrando entradas con la etiqueta América Precolombina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta América Precolombina. Mostrar todas las entradas

13 de febrero de 2022

América Precolombina: migraciones, contactos y atlantes (8 de 12)

David Pratt
Mayo 2009-agosto 2011


Contenidos:

06. El derrumbe de la "teoría Clovis"
-Solutrenses
-Esqueletos
-Sitios antiguos


06. El derrumbe de la "teoría Clovis"

Según la "teoría de Clovis" que ganó aceptación a mediados del siglo XX, los primeros habitantes de América fueron miembros asociados con la cultura homónima de Nuevo México. Comenzando en torno al 12.000 a. de C., cruzaron desde Siberia a Alaska por el puente de Beringia que emergió gracias al nivel del mar más bajo durante la era glacial, y avanzaron hacia el sur por un pasadizo libre de hielo al este de las Montañas Rocallosas a medida que los glaciares se retiraban, terminando por esparcirse rápidamente a todas partes del continente. 

Fig. 6.1. El puente de tierra de Behring durante la última edad del hielo.

Antes de la Segunda Guerra Mundial los principales antropólogos insistían que los humanos primero ingresaron a América sólo hace 4000 años, y cualquiera que afirmara otra tesis era tratado con hostilidad. Una vez que fue ampliamente aceptada la evidencia del poblamiento por esta cultura norteamericana en periodos tan antiguos como el 12.000 a. de C., la "policía Clovis" procedió a tratar con el mismo prejuicio que ellos ya habían padecido a cualquier profesional que pretendiera tener pruebas de presencia humana incluso más antigua en América. Sin embargo, el paradigma de Clovis se hizo cada vez más insostenible a medida que aumentaba la evidencia confiable de poblamiento humano más remoto

Los hallazgos de Monte Verde en Chile trajeron el golpe mortal al modelo de Clovis en el mundo académico. En 1997 y luego de casi dos décadas de debate, un panel de 12 arqueólogos estadounidenses concluyó que el sitio había sido ocupado en el 12.700 a. de C., más de 1.000 años antes que Clovis. Monte Verde se sitúa a 14.400 kms. al sur de Beringia y muchos antropólogos piensan que que serían necesarios 7.000 años para que los colonizadores llegaran a esa localidad tan lejana. Irónicamente, el día en que el comité hacía su anuncio sobre Monte Verde se descubrió allí una capa más profunda de artefactos, datados en el 31.000 A.P., pero esta evidencia aún no ha sido generalmente aceptada. Así, mientras que la demolición de la "barrera de Clovis" estimulaba a muchos arqueólogos para volver a sitios previamente explorados y excavar en estratos más profundos que dicha cultura y que a menudo resultaban en el descubrimiento de indicios de ocupación humana más remotos, los arqueólogos ortodoxos todavía usan sus preconcepciones ideológicas para determinar qué datos son "aceptables"

Muchos investigadores dudan que los americanos nativos tuvieran un solo origen cultural puesto que hablaban una increíble variedad de dialectos, tenían un gran conjunto de creencias y costumbres religiosas y practicaban muchos estilos de vida diferentes y a menudo contrastantes, y de esta forma se ha estimado que tomaría al menos 20.000 a 30.000 años desarrollar las más de 140 lenguas utilizadas por los pueblos nativos de América. 

El parecido de algunos aborígenes americanos modernos con los pueblos mongoloides de Asia fue reconocido hace largo tiempo, y ciertamente han tenido lugar migraciones desde esa región. No obstante, Beringia formaba un puente de tierra libre de glaciación sólo en épocas específicas y existía un pasadizo sin hielos hacia el corazón de Norteamérica, siendo ésta una de las razones de por qué la posibilidad de un desplazamiento costero o marítimo es ampliamente consensuada, aunque la obsesión en las migraciones a través del Estrecho de Behring no tiene motivo. Los sitios arqueológicos más antiguos no se encuentran en Beringia oriental y tampoco se hacen progresivamente más recientes a medida que se avanza al sur por América, y además, sólo un pequeño porcentaje de todos los indígenas de este continente posee rasgos mongoloides. Helena P. Blavatsky citaba a un científico que en 1878 escribió: "¿Debemos seguir por el viejo surco y no suponer otro medio de poblamiento del hemisferio occidental excepto 'la vía del Estrecho de Behring'?" (1)  (...). 

Fig. 6.2. Algunos sitios arqueológicos en América del Norte y del Sur y posibles rutas de migración (3).


Solutrenses

De ninguna manera se puede asegurar que los migrantes asiáticos fueran los originantes de la cultura Clovis, ya que este pueblo practicaba la caza mayor y dejó diversas puntas de lanza que fueron encontradas en gran parte de América del Norte y Central a comienzos del siglo XX, principalmente en el suroeste de EEUU, y nada similar se ha localizado en el este de Asia, Siberia o Beringia, pero estos vestigios Clovis sí se parecen a las puntas de lanza pertenecientes a la cultura solutrense de Cro-Magnon, que fue dominante en las actuales Francia y España desde hace unos 21.000 ó 17.000 años. Es significativo constatar que las herramientas de Clovis más antiguas estén siendo halladas en las regiones orientales y surorientales de Norteamérica, más que en el sector noroccidental, donde se esperaría encontrarlas si dicho pueblo proviniera de Siberia y Alaska.  

Algunos arqueólogos han propuesto que los grupos asociados con la cultura solutrense migraron de Europa a Norteamérica alrededor de los años 20.000 ó 15.000 A.P. posiblemente siguiendo el borde de la placa de hielo que se extendía desde la costa atlántica de Francia hasta Norteamérica. Su tecnología de herramientas líticas más tarde influenció el desarrollo de las correspondientes a la cultura Clovis americana. Los artefactos de piedra encontrados en Cactus Hill (Virginia) datados del 17.000 al 15.000 A.P. parecen representar un estilo transicional entre las culturas solutrense y Clovis, y otros sitios similares incluyen a Page-Ladson en Florida, con huesos animales y artefactos humanos que se remontan al 14.500 ó 12.500 A.P., y el abrigo rocoso de Meadowcroft en el suroeste de Pennsylvania, con evidencia de ocupación fechada en el 19.000 o el 16.000 A.P. (1). 


Fig. 6.3. Las puntas de Clovis (arriba) y solutrenses (debajo), a menudo hechas de pedernal, comparten ciertas características: son esbeltas, acanaladas y bifaciales, y sus filos anchos y planos fueron producidos mediante la técnica de laminado por "rebasamiento" (outre-passé), un complicado procedimiento que remueve hojuelas a lo largo de toda la herramienta (2).


Esqueletos

Varios esqueletos datados hacia el 9.000 A.P. o más antiguos muestran rasgos que los diferencian de los mongoloides que migraron desde Asia. Por ejemplo, el cráneo del Hombre de Kennewick, fechado en torno al 9300 A.P. y que fue encontrado cerca del río Columbia (estado de Washington) en 1996, tiene características similares a aquéllos de los Cro-Magnon europeos (1), mientras que otros investigadores afirman que las medidas del cráneo sugieren una ancestralidad polinésica (64%) o ainu (24%) (2). Los ainus son indígenas del norte de Japón y la isla Sakhalin, quienes son mucho más altos que los japoneses comunes y tienen rasgos faciales caucasoides y barba crecida en el caso de los hombres (los polinesios también son clasificados como caucásicos). Los huesos recuperados en el sitio de Kennewick formaban un esqueleto mucho más alto y delgado que los aborígenes antiguos; su pecho había sido aplastado y una punta de proyectil estaba clavada en su cadera. Además, los indígenas menomini de Wisconsin tienen tradiciones de una tribu guerrera que en un pasado lejano apresó y diezmó a un pueblo de piel clara (3).


Fig. 6.4. Cráneo del Hombre de Kennewick y una reconstrucción de su rostro.

La Mujer de Penyon III es el nombre dado al cráneo de una caucásica que murió en México entre el 12.700 y el 13.000 A.P. El Hombre de Browns Valley, varios miles de años más joven que el hallazgo mexicano, es el caucásico más antiguo recuperado hasta ahora en los E.E.U.U. (4). La momia más vieja conocida en Norteamérica es la de Spirit Cave que se localiza en Nevada y fue fechada en el 9400 A.P. Ésta exhibe características caucasoides que la apartan de cualquier tribu estadounidense existente y es más similar a los nórdicos o quizás a los ainus japoneses. La momia llevaba una especie de bata con mocasines y yacía sobre una cobija de piel con esteras gemelas cosidas alrededor de la cabeza y pies del cuerpo, y dichas esteras exhibían un entretejido altamente sofisticado en forma de diamantes trenzados (5). Los indios paiute han tomado acciones legales para impedir cualquier test de ADN en los restos, y es interesante constatar que los paiute tienen una leyenda acerca de los "Si-Te-Cah", una raza de gigantes de cabellos y barbas cobrizos o rubios que fueron eventualmente eliminados luego que sus propios ancestros llegaran al área. 


Fig. 6.5. Cráneo del Hombre de Spirit Cave y una reconstrucción (se desconoce el color real de los ojos) (6).

La Mujer de Gordon Creek era una caucásica cuyos restos de 9.700 años fueron extraídos de una vía fluvial en Colorado durante 1965 y que tenía un rostro más pequeño y estrecho que el de los indígenas. Sus huesos y los artefactos de la tumba habían sido esparcidos con hematita en la época del entierro. El pigmento rojo-sangre (rojo ocre) fue usado también para propósitos funerarios por la Cultura Arcaica Marítima (también conocida como "Red Paint People") cuyos miembros en un periodo aproximado tan remoto como el 9.000 A.P. viajaban al norte y al sur del litoral este de Norteamérica (esto es, norte de Nueva Inglaterra, Nueva Escocia y Labrador) (7). Las trazas de esta cultura también se encuentran en el oeste de Escandinavia y el noroeste de Europa, ya que en ambos lados del Atlántico Norte estos grupos operaban barcos de madera oceánicos y utilizaban aparatos similares para cazar peces espada y mamíferos marinos. También fabricaban herramientas bifaciales intrincadamente elaboradas que pueden representar una progresión natural entre las tecnologías solutrense y Clovis de Norteamérica. Muchos sitios solutrenses europeos también están relacionados a escondites de tumbas con rojo ocre, casi indistinguibles de aquéllos de las gentes arcaicas marítimas, y así, para algunos es imposible afirmar si estas poblaciones marítimas eran o no caucasoides, aunque algunas evidencias apuntan en esa dirección. Esta cultura experimentó un periodo de florecimiento hace unos 4000 años, cuando un importante avance en la tecnología de herramientas ocurrió casi simultáneamente en Escandinavia y el noreste estadounidense (8). 

"Lucía" es el nombre dado al cráneo de una mujer de unos 20 años y 1,5 mts. de estatura hallado en la década de 1970 al interior de una caverna en la región llamada Lagoa Santa en el este brasileño, y ha sido fechado entre el 10.500 y el 9.500 a. de C. Sus medidas son muy diferentes a aquéllas de los individuos posteriores que descendieron de los migantes siberianos y se asemejan más a los aborígenes australianos, melanesios y negritos. Este hallazgo ha sido confirmado por los restos de otros 70 individuos con características similares descubiertos en la misma zona, y un antropólogo ha propuesto que estas gentes de rostro alargado pueden haber sido los primeros americanos que viajaron desde Australia o el sudeste de Asia a través de Japón y luego llegaron por barcos hasta el litoral pacífico de E.E.U.U. probablemente hace más de 20.000 años (9). 


Sitios antiguos

Mientras muchos arqueólogos todavía se oponen a cualquier fecha más antigua al 15.000 A.P. para el caso de sitios arqueológicos en América, un creciente número de especialistas (particularmente en Sudamérica) está preparado para aceptar evidencia que indica migraciones muy antiguas efectuadas hacia el 20.000 al 30.000 A.P. o incluso más atrás en el tiempo. Algunos ejemplos de los sitios sudamericanos más remotos son:

-Cueva del Pendejo, justo al sur de Orogrande (Nuevo México) que comprende más de 10 zonas estratificadas por debajo del nivel donde fueron encontrados los artefactos de Clovis. Se cree que las herramientas de piedra más antiguas tienen al menos 40.000 años (1). 

-Toca do Boqueirão da Pedra Furada en el noreste de Brasil, donde se han encontrado pinturas rupestres y herramientas de piedra, y las dataciones de carbono y estratigráficas indican que el sitio fue ocupado desde el 5.000 al 50.000 A.P. (2). 

También se han hallado sitios que proporcionan fechas incluso más remotas que éstas, pero los arqueólogos que cuestionan su autenticidad corren un serio riesgo de dañar sus carreras profesionales y perder acceso a fuentes de financiamiento. Usualmente cualquier hallazgo de herramientas líticas en bruto es descartado como geofacto, es decir, producido por la naturaleza, si su edad es "inaceptablemente" ancestral. 

-En Hueyatlaco, cerca de Valsequillo, México, la capa que contiene sofisticadas herramientas de piedra (incluyendo puntas de proyectil bien elaboradas, raspadores y herramientas para trabajar cuero) fue fechada en el 250.000 a. de C. usando cuatro métodos diferentes. La datación fue rechazada porque supuestamente los humanos capaces de fabricar tales herramientas no evolucionaron hasta hace unos 100.000 años en África. La geóloga Virginia Steen-McIntyre sufrió acosos y pérdida de su trabajo, falta de financiamiento y daños a su reputación como resultados de su investigación en dicho sitio (3). 

Fig. 6.6. Herramientas de piedra encontradas en Hueyatlaco.

-En la Cueva Sandía, Nuevo México (E.E.U.U.), se encontraron herramientas líticas bajo una capa de estalagmita con una antigüedad estimada de 250.000 años; sin embargo, los arqueólogos atribuyeron la presencia de herramientas en esa capa a la actividad de roedores (4). 

-En Toca da Esperança (Cueva de la Esperanza) en el centro de Brasil se localizaron herramientas de piedra toscas en asociación con mamíferos del Pleistoceno. Los huesos dieron fechas de uranio-torio que variaban del 204.000 al 295.000 A.P. (5). 

-En el sitio de Calico Hills en el desierto de Mojave (California) los artefactos primitivos arrojaron una edad de 135.000 años A.P. mediante datación de termoluminiscencia y 200.000 A.P. por el método de uranio-torio. Los arqueólogos las descartan como productos de la naturaleza, aún cuando se aceptan artilugios similares hallados en la garganta del Olduvai en África (6).  

-En un sitio cercano a Frederick en el suroeste de Oklahoma se extrajeron herrmientas de piedra bien elaboradas y de apariencia moderna desde una profundidad entre 3 a 7 mts. en gravas del Pleistoceno, donde también se encuentran huesos de animales extintos con una edad de 750.000 años (7). 

En 1870 un objeto de cobre similar a una moneda fue recuperado desde un pozo situado cerca de Lawn Ridge, Illinois, a una profundidad de 35 mts., en estratos del Pleistoceno de 200.000 a 400.000 años de antigüedad y tiene figuras retratadas toscamente e inscripciones en un lenguaje desconocido sobre ambas caras. Los investigadores concluyeron que la moneda, dado su espesor uniforme, debe haber pasado a través de un laminador y que fue cortada con podaderas o un cincel y los afilados bordes sometidos a limado. Generalmente no se considera que los humanos capaces de hacer y usar monedas hayan vivido en un periodo anterior a los 100.000 años y se cree que las monedas metálicas fueron empleadas primero en Asia Menor hacia el siglo VIII a. de C. (8). 

Fig. 6.7. Moneda hallada cerca de Lawn Ridge, Illinois. 

Helena P. Blavatsky menciona el descubrimiento de ídolos líticos, potes de agua y vasijas áureas bajo acumulaciones de guano (estiércol de aves) de hasta 19 mts. en las islas Chincha, Guanape y Macabi de Perú. Dependiendo de la tasa asumida para los depósitos guaneros, el más antiguo de estos artefactos podría tener de unos 864.000 años hasta una fecha más conservadora de 72.000 (9). 

Además se han encontrado artefactos fechados entre 200.000 y 300.000 años A.P. en sitios cercanos a los ríos Lena y Yenisei de Siberia. Otro yacimiento de esta zona puede remontarse incluso hasta 3 millones de años, un tiempo para el que no se suponía la existencia de homínidos primitivos y fabricantes de herramientas (10). En la sección 9 se presenta evidencia de que los humanos también estaban presentes en América hace millones de años. 


Referencias

1. "A Land of Mystery", H.P. Blavatsky Theosophical Articles, vol. III.
3. www.archaeology.org/9911/etc/thumbnails/map2.gif.


Solutrenses

1. George Weber, "Clovis people (New Mexico, USA) and Minnesota Woman (Minnesota, USA)", 2008, www.andaman.org; http://en.wikipedia.org/wiki/Solutrean_hypothesis; http://en.wikipedia.org/wiki/Clovis_culture. 

2. www.andaman.org/BOOK/chapter54/text-Clovis/text-Clovis.htm.


Esqueletos

1. R. Cedric Leonard, "Atlanteans in America: Paleolithic Cro-Magnons in America", 2008, www.atlantisquest.com.

2. George Weber, "Kennewick Man (Washington State, USA)", 2006, www.andaman.org.

3. Frank Joseph, "Who were the first Americans?", en Frank Joseph (editor), Unearthing Ancient America: The lost sagas of conquerors, castaways, and scoundrels, Franklin Lakes, NJ: New Page Books, 2008, p. 265-70.

4. "Who were the first Americans?", p. 265-6.
5. P. Barker et al., "Determination of cultural affiliation of ancient human remains from Spirit Cave", Nevada, 2000, www.nv.blm.gov.

6. www.andaman.org/BOOK/chapter54/text-usa/text-nagpra.htm.
7. "Who were the first Americans?", p. 266; http://en.wikipedia.org/wiki/Maritime_Archaic.

8. Patrick Huyghe, Columbus Was Last: From 200,000 B.C. to 1492; a heretical history of who was first, San Antonio, TX: Anomalist Books, 1992, p. 46-56.

9. Deborah Smith, "Wandering the world", 2004, www.smh.com.au; http://en.wikipedia.org/wiki/PreSiberian_American_Aborigines.


Sitios antiguos

1. Columbus Was Last, p. 20-1.
2. W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Small artifacts, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2003, p. 170-4.

3. Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, Forbidden Archeology, San Diego: CA: Bhaktivedanta Institute, 1993, p. 354-66; Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, The Hidden History of the Human Race, Badger, CA: Govardhan Hill Publishing, 1994, p. 91-3; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 163-7.

4. Forbidden Archeology, p. 366-7; The Hidden History of the Human Race, p. 93-4.
5. Forbidden Archeology, p. 206-7; The Hidden History of the Human Race, p. 47-8; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 174.

6. Forbidden Archeology, p. 203-6; The Hidden History of the Human Race, p. 46-7; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 144-7.

7. Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 158-9.
8. Forbidden Archeology, p. 801-2; The Hidden History of the Human Race, p. 109-10.

9. "A Land of Mystery", H.P. Blavatsky Theosophical Articles, vol. III.
10. Columbus Was Last, p. 25-6.

América Precolombina: migraciones, contactos y atlantes (7 de 12)

David Pratt
Mayo 2009, agosto 2011


Contenidos:

-Mayas
-Minería y trabajo metalúrgico


Mayas

El viaje comandado por Tzu Fu que partió de China en el 219 a. de C. tuvo como resultado el establecimiento de una colonia china en México y paralelamente emergió un nuevo estilo artístico (Izapán) en el sur de dicho país entre los años 300 y 100 a. de C., caracterizado por la abundancia de patrones decorativos intrincados en espiral con apariencia china. Gunnar Thompson puntualiza que en esta región se ha hallado un importante aglutinamiento del antiguo simbolismo taoísta junto con otros elementos chinos como escritura kangi, reposacabezas, juguetes cerámicos, alfarería, monedas de jade y rostros esculpidos de marineros. Además, la investigación genética ha revelado una alta concentración de rasgos genéticos chinos entre las poblaciones indígenas de esta área (1). 

La Estela 5 de Izapa ("Árbol de la Familia") es un bloque de andesita de 1,5 toneladas esculpido con herramientas de metal que ha sido datada en el 300-400 a. de C. y muestra más de una docena de símbolos y motivos que son distintivamente asiáticos. Sobre ello Patrick Huyghe escribe: "En esta obra aparecen elementos chinos tales como un enseñante taoísta con sombrero puntiagudo y su alumno, dos peces (que representaban la armonía matrimonial en China), el motivo de tortuga o serpiente, el símbolo de la nube de lluvia, un ave emplumada con bucles de la fuerza vital, una deidad sin mejillas con ojos en forma de espiral, un tigre rampante, un parasol, el árbol ceiba budista, una nube coronada con volutas, el símbolo del ying-yang y el motivo del poder celestial" (2). 

Fig. 5.12. La Estela 5 de Izapa o "Árbol de la Familia".

Fig. 5.13. Símbolo del "poder del cielo" como se encontró en China y México (3).

Fig. 5.14. Símbolos ying-yang de China y México (4).

En Mesoamérica se introdujo un calendario lunar que, como el cómputo chino, comenzaba en torno al 3.000 a. de C., más de 2.000 años antes que se iniciara oficialmente la civilización maya. La tabla maya de eclipses en el Códice Dresde es idéntica a la que produjeron los astrónomos chinos durante la dinastía Han (202 a. de C.-220 d. de C.). Ambos diagramas contenían los mismos errores pues predijeron 23 eclipses dentro de un periodo de 135 meses, mientras que sólo ocurrieron 18 (5).

Fig. 5.15. Figura cerámica de Uxmal, México, 400 a. de C. Muestra a un antiguo marinero con barba china característica y un perro similar al chow-chow en el hombro derecho (6).

En Teotihuacán (México) se encontraron vasijas trípode cilíndricas de fondo plano con patas cuadradas moldeadas, decoraciones horizontales y tapas cónicas rematadas con pájaros o empuñaduras anilladas que se remontan al siglo III d. de C. Estas vasijas no están relacionadas con otras formas comunes de alfarería empleadas en Mesoamérica durante dicha época, aunque son muy semejantes a las vasijas trípode cilíndricas de cerámica, metal y laca de los Han (7).

El misionero budista que afirmó haber retornado de un viaje a Fu Sang en el 498 d. de C. declaró que había visitado un país a 20.000 lis (unos 9.600 kms.) al este de Siberia -una coordenada que lo situaría en las proximidades de México- y mencionó que los mercaderes allí no pagaban impuestos, lo cual era cierto para los mercaderes mayas. También aseguró ver caballos y carrozas, aspecto que algunos utilizan para descartar su relato como ficción, pero existen tradiciones nativas, reportes de visitantes precolombinos y otras evidencias que apuntan a la presencia de caballos en América antes de la llegada de los españoles (8).

Comalcalco fue un importante puerto maya construido en los siglos I y II d. de C. y es el único sitio en América precolombina donde se utilizó arcilla horneada. Un pequeño porcentaje de los ladrillos muestran motivos y diseños, algunos de los cuales son similares a las marcas de los constructores romanos que vivieron durante la primera mitad del primer milenio d. de C. Las dimensiones de los ladrillos y otros objetos reflejan unidades de medida romanas, y el cemento usado era similar al preferido por los romanos; sin embargo, aún no se han encontrado inscripciones latinas en este sitio (9). 

Fig. 5.16. Las marcas de constructores halladas en ladrillos de Comalcalco (izquierda) se asemejan mucho a las usadas por albañiles romanos (derecha).

Fig. 5.17. Motivos cristianos comunes en la Europa antigua (arriba) similares a los de Comalcalco (debajo).

David Eccott ha sostenido que la tecnología -y quizás experticia- tras la elaboración de ladrillos en Comalcalco podría ser parte de una tradición que se remontaba a miles de años, y cree que algunos de los signos representan una forma de escritura antigua que recuerda a Mesopotamia y la cultura del Valle del Indo (norte de India) hacia el 3000 a. de C. Se piensa que este sistema alfabético se extendió por el oriente a China, Sumatra, Isla de Pascua (escritura "rongorongo") y finalmente a Perú, Panamá y México. Otros vestigios de la escritura del Indo se han identificado en Comalcalco y en los ladrillos de adobe que componen las pirámides de Las Ventanas en el noroeste de Perú, datadas entre el 300 a. de C. y el 880 d. de C. Asimismo se sabe que la dinastía india de Satavahana (c. 200 a. de C.-200 d. de C.) tuvo amplios vínculos comerciales con Roma (10). 

Fig. 5.18. Cabeza de cerámica recuperada en Comalcalco y que sugiere una influencia romana o afroarábiga.


Fig. 5.19. La cabeza de Calixtlahuaca. Esta pieza de terracota con bigote y barba pulcramente recortada se descubrió durante 1933 en una antigua tumba sellada sin profanar bajo la pirámide de Calixtlahuaca, 56 kms. al suroeste de Ciudad de México. Varios expertos creen que es de origen romano y que data del siglo II d. de C., pero es clasificada oficialmente como "colonial" (11).

El Templo I en Tikal (Guatemala) es un ejemplo clásico de pirámide maya con su perfil nivelado, escalinata única estrecha y el templo pequeño y macizo construido en la cumbre, y además estos rasgos se aprecian en los templos escalonados de Angkor Wat (Camboya) y sus alrededores. Las pirámides mayas fueron edificadas alrededor de una subestructura sólida, como fue también el caso de las stupas budistas indias de Sanchi y los templos escalonados de Camboya. Otra característica común son los largos y estrechos pasillos y arcos mensulados tanto en las pirámides mayas como en los santuarios del sudeste asiático (12). 

Fig. 5.20. Templo I de Tikal, Guatemala (13).

Fig. 5.21. Pirámide de Kukulkán, Chichén Itzá, México.

Fig. 5.22. Una de las cuatro torres angulares del templo central en Angkor Wat, Camboya (www.stuckincustoms.com).

El empleo del motivo artístico del loto en los templos de Palenque es muy específico y virtualmente idéntico a aquél de los santuarios hindúes y budistas. Por ejemplo, un bajorrelieve que muestra un sacerdote maya sosteniendo una flor de loto por el tallo es extraordinariamente similar a la imagen que aparece en Khasaparna (India) y otro relieve que representa el florecimiento de un loto desde una concha de caracola se puede contemplar tanto en Palenque como en Borobudur. Los paneles mayas e hindúes también presentan peces que comen flores de loto (14).

El caimán de Mesoamérica corresponde al mítico makara de India, una criatura anfibia retratada de varias maneras, entre ellas como un pez-cocdrilo, una criatura con cabeza y patas delanteras de un antílope y el cuerpo y la cola de un pez, otra con cabeza de elefante y anatomía de pez, o un delfín o tiburón. El makara está asociado con la creación del mundo y a menudo es representado vomitando cabezas humanas, deidades, lotos u otros elementos; alternativamente, a veces aparece un héroe o deidad defendiéndose de sus fauces, y en otras ocasiones el makara es presentado en posición vertical, con la cabeza hacia abajo. Todos estos motivos se encuentran ampliamente difundidos en Mesoamérica; además, el makara, el caimán y el kawak maya relacionado (cauac) o "monstruo de la tierra" suelen mostrar un hocico curvado y volteado hacia arriba y también un trébol, los que han sido interpretados como representantes de las cualidades ternarias del "aliento divino" (15).

Una impresionante prueba de la presencia india oriental en Mesoamérica es la estela de un noble maya en Copán (Honduras) y que data del siglo VIII. En la parte superior de la estela figuran lo que parecen ser dos formas de elefantes, lo cual es sobresaliente puesto que estos animales no son autóctonos de América. Los académicos convencionales insisten que dichas criaturas de "nariz larga" son especies tropicales de la región con miembros prominentes, quizás guacamayos e incluso tapires. Las figuras montadas sobre los "elefantes" -que no son visibles actualmente- muestran tocados en la cabeza parecidos a turbantes y a los gorros de conductores indios de elefantes o mahouts del mismo periodo. También en este vestigio aparece otra figura de "nariz larga" que recuerda a Ganesha, dios hindú con cabeza de elefante (16), el cual era reverenciado particularmente por mercaderes y comerciantes indios


Fig. 5.23. Arriba: estela B o "del Elefante" (17). Debajo: los mahouts o jinetes (no visibles hoy) sentados en las cabezas de los animales (18).

El juego de mesa conocido como patolli era muy conocido en Mesoamérica incluyendo su práctica por teotihuacanos, toltecas y aztecas y se asemeja al juego del pachisi, popular en India desde los tiempos védicos hasta el día de hoy. Las similitudes incluyen el aspecto cruciforme del tablero, la secuencia de movimientos y las asociaciones cósmicas de las piezas y las estrategias para su manipulación. El patolli apareció en Mesoamérica alrededor de los siglos VII u VIII y continuó siendo jugado hasta la época colonial (19). 

Fig. 5.24. Juego del "patolli" (Códice Magliabechiano, siglo XVI).

Fig. 5.25. Tablero moderno del juego indio de pachisi.

Las pequeñas figuras rodadas de animales descubiertas en Mesoamérica y datadas principalmente desde mediados y la segunda mitad del primer milenio d. de C. son muy similares a los "juguetes" con ruedas encontrados en India, cuya historia se extiende desde la civilización védica del primer milenio a. de C. hasta el presente siglo. Originalmente los vehículos en miniatura o figuras de animales pueden haber tenido una función religiosa, pues entre los hindúes la carreta de bueyes era sagrada porque contenía la semilla sagrada (arroz) y servía como altar. Dichos "juguetes" se localizan en regiones de Mesoamérica que muestran una concentración de otros elementos de la cultura india incluyendo el juego del "patolli" (20). 

Fig. 5.26. Un "juguete" con ruedas exhibiendo características del perro mexicano nativo, el cual era de la misma especie hallada en la antigua China (El Tajin, Veracruz, costa oriental de México, siglos VII-IX).

Fig. 5.27. "Juguete" rodado en un manuscrito jainista, ilustrando su función religiosa primaria (Mahapurana, Palam, norte de India, 1540).


Fig. 5.28. Arriba: criatura "mítica" que parece representar la cabeza y los cuernos de un carnero (Cholula o Tezcala, México Central, siglo VII). Debajo: modelo de carnero con un cuerno todavía adherido (Chandraketugarh, Bengala Occidental, noreste de India, siglo I a. de C.).

En pinturas murales los mayas se representaban a sí mismos con la piel más clara que sus enemigos y los gobernantes y la nobleza eran retratados con la tez más brillante que todos, como lo ejemplifica una escena en el Templo de los Guerreros en Chichén Itzá que muestra a personas con pieles blanca, café y negra. El Popol Vuh, texto sagrado de los mayas quiché, describe los primeros ancestros como "hombres negros y hombres blancos; hombres de muchas clases y de muchas lenguas". De igual manera varias momias de la nobleza inca de Perú evidencian rasgos asombrosamente caucásicos.

En la mitología azteca, Quetzalcóatl o "Serpiente Emplumada" es un dios benevolente, creador de la humanidad y preceptor de las artes civilizatorias. Quetzalcóatl es descrito con rasgos caucasoides, alto y barbado, con cabello del mismo color que el maíz -el que también enseñó a cultivar- y se dice que llegó desde el "lejano este". Cuando Hernán Cortés llegó a Centroamérica en el siglo XVI los nativos creyeron que era este dios debido a su piel y barba claros y que había retornado como lo prometió, por lo que no ofrecieron resistencia inicial a los conquistadores españoles. El correspondiente dios maya e importador de la cultura, Kukulkán -quien también implantó la agricultura del maíz- es representado de forma similar con rasgos europeos, y entre los mayas quiché de las tierras bajas de Yucatán el hombre-dios alto, barbado, de piel clara y cabello brillante homólogo se llamaba Votán. Kukulkán parece corresponder al héroe celta Cuchulinn (o Kukil Can) quien en ocasiones era figurado como una serpiente emplumada, mientras que Votán corresponde al Odín o Wotan de los pueblos germánicos del norte europeo, que se solía simbolizar como un dragón o una serpiente (21).


Minería y trabajo metalúrgico

El empleo de metales en México ha sido situado cada vez más atrás en el tiempo, y en la actualidad es virtualmente contemporáneo con el que se dio en Sudamérica, donde las técnicas sofisticadas de trabajo metálico fueron desarrolladas alrededor del 1.200 a. de C. Los olmecas ya usaban un vocablo para "metal" hacia el 1500 a. de C. y extraían hierro, jade, turquesa, obsidiana, esmeraldas y oro, por lo que muchos de los yacimientos aztecas, toltecas, mayas y zapotecas pueden originalmente haber sido olmecas. El jade era la más valiosa de todas las piedras para los antiguos chinos y también para las culturas mesoamericanas.

Muchos de los artefactos elaborados por las culturas mesoamericanas (u obtenidos por ellas de otra parte) muestran un increíble nivel de destreza (1). Los zapotecas, por ejemplo, fueron famosos por su increíble artística y habilidades metalúrgicas avanzadas, incluyendo fundido, moldeado, soldadura y galvanoplastia. Su artesanos eran hábiles en esculpir cristal de roca, jade y turquesa, un material quebradizo que se usaba para crear mosaicos o piezas muy delgadas. Varios artefactos zapotecas sólo podrían haber sido manufacturados con sofisticadas herramientas de joyería ya que algunas tazas líticas redondeadas tienen un grueso inferior a un octavo de pulgada, un rasgo increíble que sólo puede ser logrado utilizando una rueda de afilar, y de hecho las marcas dejadas por tales artefactos pueden ser identificadas en muchos vestigios exhibidos en museos. La cultura zapoteca floreció alrededor del 200 a. de C., justo en torno a la época que Tzu Fu establecía su colonia china en Fu Sang (2).

Los aztecas de México y los incas peruanos elaboraron espejos aceptables de obsidiana (vidrio volcánico), pero más difíciles técnicamente eran las cristaleras cóncavas que los olmecas fabricaban con magnetita, y no se sabe cómo trituraron a precisión y pulieron superficies simétricas exactas y tridimensionales, suponiendo que ellos mismos lo hayan hecho. Un experto comentó que es simplemente imposible reconstruir la técnica empleada para alcanzar tal perfección y así manufacturar espejos cóncavos con radios variables de curvatura (3).


Referencias

Olmecas

1. John Major Jenkins, Maya Cosmogenesis 2012: The true meaning of the Maya calendar end-date, Rochester, VT: Bear & Company, 1998, p. 127-38.

2. Collins, Gateway to Atlantis, p. 132-3.
3. Huyghe, Columbus Was Last, p. 189.
4. Ibídem, p. 186, 188.
5. David Hatcher Childress, The Mystery of the Olmecs, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2007, p. 209-11.

6. www.latinamericanstudies.org/olmec-seated-figures.htm.
7. W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Graphic artifacts I, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2005, p. 99-101.

8. Maya Cosmogenesis 2012, p. 9-10, 131-2, 202.
9. The Mystery of the Olmecs, p. 196.
10. www.chinese.tcu.edu/www_chinese3_tcu_edu.htm.
11. http://web.ku.edu/~hoopes/balls/index.htm.


Mayas

1. Thompson, Secret Voyages to the New World, p. 63-5, 70, 73.
2. Columbus Was Last, p. 90.
3. Secret Voyages to the New World, p. 70
4. Ibídem, p. 71.
5. Columbus Was Last, p. 90-1; Secret Voyages to the New World, p. 64-5.
6. Ibídem, p. 70.
7. Columbus Was Last, p. 123.
8. Secret Voyages to the New World, p. 67-9.
9. Schoch, Voyages of the Pyramid Builders, p. 149-52; W.R. Corliss (compilación), Ancient Structures: Remarkable pyramids, forts, towers, stone chambers, cities, complexes, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2001, p. 152-9.

10. Gateway to Atlantis, p. 150-2; "The mystery at Comalcalco", http://mexicolesstraveled.com.

11. www.econ.ohio-state.edu/jhm/arch/calix.htm.
12. Voyages of the Pyramid Builders, p. 148-9; Ancient Structures, p. 137-9.
13. http://shinshinshingan.wordpress.com/2009/02/08/tikal.
14. Ancient Structures, p. 162.
15. Graeme R. Kearsley, Mayan Genesis: South Asian myths, migrations and iconography in Mesoamerica, London: Yelsraek Publishing, 2001, p. 80-4, 144-52; "El calendario maya y la estafa del 2012" (parte 4).

16. Columbus Was Last, p. 125-6.
17. http://mayaruins.com/copan/a1_1098.html.
18. www.the-book-of-mormon.com/elephants.jpg.
19. Mayan Genesis, p. 296-7, 962-3.
20. Ibídem, p. 221-2, 964-6.
21. Dorothea Chaplin, Mythological Bonds between East and West, Copenhagen: Einar Munksgaard, 1938, p. 35-6, 68-9; Nicholas de Vere, The Dragon Legacy: The secret history of an ancient bloodline, San Diego, CA: Book Tree, 2004, p. 208.


Minería y trabajo metalúrgico

1. The Mystery of the Olmecs, p. 227-37.
2. Secret Voyages to the New World, p. 66.
3. Corliss, Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 269-70.

América Precolombina: migraciones, contactos y atlantes (6 de 12)

David Pratt
Mayo 2009, agosto 2011


Contenidos:
 
05. Olmecas y mayas
-Olmecas


05. Olmecas y mayas

Olmecas

Hasta la década de 1930 se pensaba que los mayas constituían la civilización más antigua en Mesoamérica, pero actualmente se cree que los olmecas fueron la cultura matriz. Se afirma que el periodo clásico de los olmecas comprendió entre el 1.200 al 400 a. de C., pero los artefactos homónimos anteriores se remontan al menos hacia el 1.800 a. de C., mientras que los precursores más antiguos del estilo de arte olmeca son observables hace 4.000 años. La civilización olmeca declinó en torno al 400 a. de C. y fue seguida por los epi-olmecas, zapotecas, mixtecas, mayas, toltecas y aztecas, quienes poblaron muchos de los mismos lugares.

En cuatro sitios olmecas se han encontrado 17 cabezas colosales esculpidas en piezas únicas de basalto y se asume que fueron elaboradas por este pueblo. También los olmecas construyeron complejos de ciudades-templos, pirámides y sofisticados sistemas de desagüe, inventaron los sistemas numérico, calendárico y de escritura refinados más tarde por los mayas, y se les atribuye la creación del "juego de pelota" que tuvo un rol significativo en todas las civilizaciones mesoamericanas, del cual ahora se sabe que connotaba profundos significados astronómicos y mitológicos (1). En la lengua azteca, "olmeca" quiere decir "gente de caucho", una referencia a los árboles del mismo nombre que crecen en el área central de dicha civilización, ya que a este pueblo se le confiere el descubrimiento del método para elaborar pelotas de caucho. Los olmecas también practicaban sacrificios humanos y esta sangrienta tradición fue pasada a las culturas mesoamericanas posteriores, alcanzando su ápice con los aztecas. 

Fig. 5.1.

La tierra central olmeca estaba localizada en los estados mexicanos del sur de Veracruz y Tabasco en el Istmo Tehuantepec, pero su influencia cultural se extendió por vastas áreas de América Central, desde Guatemala y El Salvador hasta Nicaragua, Costa Rica y más allá. El istmo constituye la ruta comercial terrestre más corta entre los puertos del Atlántico y del Pacífico, y puesto que el intercambio transoceánico parece haber sido muy extenso durante milenios, el territorio olmeca pudo ser un centro cosmopolita donde se entremezclaban culturas de todo el mundo. El arte y los artefactos olmecas muestran a personas con rasgos negroides, orientales y europeos, pero los académicos ortodoxos insisten que esto no es evidencia de antiguos exploradores y comerciantes precolombinos. De hecho, creen que es "racista" y "ofensivo" sugerir que los centroamericanos fueron influenciados por otras culturas, ¡pero aparentemente no es "racista" e "insultante" insistir en que las culturas antiguas eran incapaces de realizar viajes transoceánicos!


Fig. 5.2. Monumento n° 13, originalmente de La Venta, que muestra a un hombre barbado usando un turbante que lo asemeja más a un fenicio que a un mexicano. Los calzados vueltos hacia arriba eran usados en tres civilizaciones mediterráneas: etruscos, hititas y fenicios, mientras que los pueblos nativos de Centroamérica no tenían vello facial poblado.

Las famosas cabezas de basalto varían entre 1,5 y 3,4 mts. de altura, pesan hasta 50 toneladas y se desconoce cómo fueron esculpidas a partir de una roca tan dura y transportadas a más de 80 kms. hasta sus destinos finales. Los intentos modernos -incluso por distancias bastante cortas- fallaron para trasladar rocas similares por tierra con la tecnología que se cree habían utilizado los olmecas, y también fracasaron las tentativas para llevar los monolitos por el agua porque las balsas y los botes se hundían. Las esculturas tienen caras amplias, mejillas anchas, labios gruesos, narices achatadas, cabello trenzado, fruncido de ceño distintivo y usan cascos, y antaño se localizaban en grandes plazas al frente de templos, plataformas ceremoniales y altares. Algunos investigadores sostienen que lucen como africanos occidentales, mientras que otros observan que algunas cabezas tienen los ojos plegados característicos de los asiáticos. Las estatuas se situaban al este, mirando hacia el Atlántico próximo y África, por lo que se piensa que podrían representar dioses, ancestros reverenciados o reyes-sacerdotes vestidos para el juego de pelota ritual.






Fig. 5.3 Cabezas de basalto "olmecas".

En varios sitios se han hallado estatuas de terracota más pequeñas que también parecen encarnar a negros africanos, reliquias pertenecientes no sólo a los olmecas sino también a otras culturas mexicanas más antiguas. Un estudio de 98 esqueletos reveló que el 13,5% podría compararse a restos de individuos negroides y otro examen de 25 osamentas de un cementerio olmeca más tardío indicó que sólo el 4,5% mostraba rasgos africanos, sugiriendo de este modo que la influencia del continente negro había declinado en el intertanto. La evidencia también apunta a un contacto transoceánico entre África y el Golfo de México aproximadamente entre los años 1.200 y el 400 a. de C. Algunos investigadores creen que los africanos llegaron a México desde Egipto y que las cabezas líticas pueden representar a reyes nubios que gobernaron esa comarca mediterránea en torno al 751-656 a. de C. (2). 

Fig. 5.4. Esta estatua olmeca es uno de los "gemelos", proveniente de Azuzul, Veracruz. Nótese el inusual tocado tipo egipcio y la curiosa "caja" en su frente, similar a las costumbres hebreo-fenicias, pues la caja contenía escritos mágicos o partes de la Torah.

Patrick Huyghe sostiene que los cascos en forma de "tetera" que aparecen en las cabezas olmecas de basalto son símbolos de poder y se asemejan a los usados por los nubios y egipcios de aquella era: "El impacto cultural de los nubios-egipcios es evidente sobre todo en las vestimentas regias y sacerdotales y los emblemas olmecas de poder. En ambas civilizaciones aparece un completo conjunto de rasgos tales como la corona doble, la barca sagrada, la barba artificial, los abanicos emplumados y las sombrillas ceremoniales, pero quizá el aspecto compartido más significativo es el uso del color púrpura. Los egipcios, a quienes los fenicios suministraban el teñido de esta tonalidad, estuvieron entre los primeros en asociarla con la religión y la utilizaban para distinguir a los sacerdotes y la realeza". Asimismo, en México se han hallado usos similares de este color y es interesante constatar que en una cabeza basáltica se encontró un remiendo púrpura muy distintivo (3).

En el mismo país han sido desenterradas algunas momias, como por ejemplo la figura embalsamada que se localizó en un sarcófago de Palenque y que usaba una máscara de jade como era costumbre en Egipto. La base del sarcófago era iluminada y los ataúdes de piedra egipcios también lo eran pues estaban colocados de pie, pero esto no revestía función alguna para los mexicanos quienes enterraban a sus muertos en posición horizontal. En La Venta, los olmecas construyeron la que es considerada una de las pirámides más antiguas en Mesoamérica, y es una de tipo escalonada con 33 mts. de alto que contiene 100.000 m3 estimados de relleno térreo y orientada en un eje norte-sur. En Monte Albán existen esculturas que son muy parecidas a la esfinge egipcia y al dios Ra. Se han hallado igualmente varias estatuillas con apariencia de dicha cultura norafricana en San Salvador a donde eventualmente se extendió la cultura olmeca (4). 


Fig. 5.5. Arriba: una cabeza al estilo africano proveniente de Veracruz. Debajo: cabeza cerámica de apariencia mediterránea con barba y bigote, Tres Zapotes, Veracruz.

Fig. 5.6. Estatua de apariencia oriental conocida como "El Luchador", Uxpanapán, Veracruz.

Parece existir un fuerte vínculo entre los olmecas y la civilización Shang de China (1600-1046 a. de C.) pues las similitudes incluyen estilos de escritura, uso del jade, empleo de bastones como símbolos de rango, patrones de asentamiento, estilos de arquitectura, culto a deidades felinas y uso de la deformación craneal (o "aplanamiento de cabezas"). La aplicación de este método en los niños también era practicada por mayas, aztecas, antiguos peruanos, indígenas flathead, antiguos egipcios, pascuenses, la cultura auriñaciense de Cro-Magnon, vascos y aborígenes de las Antillas. La deformación se utilizaba con la finalidad de denotar estatus de élite, enfatizar diferencias étnicas o para propósitos religiosos, mágicos o estéticos.

Ciertos jeroglíficos olmecas muestran un enorme parecido con los caracteres chinos, y un experto en esa lengua ha sostenido que aquéllos emplearon la antigua escritura del oráculo Shang temporalmente, la cual más tarde evolucionó a la escritura epi-olmeca y posiblemente la de tipo maya (5); otros indican que la escritura olmeca fue traída desde el oeste de África o se desarrolló localmente. 


Fig. 5.7. Estatuas olmeca (arriba) y Shang (debajo) en posición arrodillada (quizuo) y con corte de cabello mohicano. Este estilo de peinado también era exhibido por colombinos, africanos e indígenas mohawk del río St. Lawrence, mientras que en China se asociaba con los magos antiguos.


Fig. 5.8. El arte olmeca incluye figuras de bebés con ceño fruncido sin genitales que se asemejan a eunucos chinos. Igualmente los almirantes y embajadores de Shang eran de la misma condición (6).

En el sitio olmeca mexicano de Las Bocas y datado en 3.000 años de antigüedad se encontró un artefacto que mide 8 por 14 cms. e incluye un ingenioso mosaico compuesto por 325 baldosas de pirita y se cree que puede simbolizar un calendario lunar o venusino. También son conocidos otros mosaicos más primitivos de la historia olmeca tardía y de la dinastía china de Shang (7).

Los olmecas a menudo representaban cabezas humanas con una hendedura en forma de V en la parte superior, lo cual puede simbolizar al chakra corona vinculado a la glándula pineal, uno de los principales puntos donde entran al cuerpo físico las energías de niveles espirituales más sutiles. John Major Jenkins afirma por su parte que dicho motivo artístico encarna un "portal" hacia otro ámbito o un "lugar de origen" y astronómicamente significa la "Gran Grieta" o rasgo semejante a una hendedura en la Vía Láctea, situada cerca de uno de los puntos donde ésta se cruza con la eclíptica y en las proximidades del centro galáctico (8). Coincidentemente el motivo ornamental de esta hendedura en la cabeza puede apreciarse además en el arte chino

Fig. 5.9. Eje ceremonial olmeca esculpido en serpentina verde, con la "marca registrada" del ceño fruncido y la hendedura en forma de V (9).

Fig. 5.10. Izquierda: motivos olmecas de hendedura en la cabeza (900-600 a. de C.). Derecha: representaciones chinas antiguas para la misma característica (4.000 a. de C.) (10). A veces, en imágenes modernas de Buda el chakra corona y su irradiación están representados por una protuberancia (ushnisha) en la coronilla y así se pueden observar tanto la hendedura como el abultamiento en estas figuras.

Las esferas de piedra descubiertas en Costa Rica son otro misterio intrigante asociado con lo que fue una vez el territorio olmeca. Existen varios centenares de estos objetos, que van de unos pocos centímetros hasta los 2,15 mts. en diámetro y casi todos ellos están hechos de granodiorita, una piedra ígnea muy dura. Las bolas fueron seccionadas, recortadas y luego pulidas, y las más grandes, que pesan unas 15 toneladas, evidencian la artesanía más elaborada. La versión oficial sostiene que todas las esferas fueron manufacturadas con herramientas primitivas, cuyo trabajo se inició en una época no anterior al 200 a. de C. (11), aunque su verdadero propósito y origen siguen siendo desconocidos. 

Fig. 5.11. Esfera lítica en Costa Rica.