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25 de febrero de 2022

La Doctrina de los Ciclos

 
Esta entrada es fruto del esfuerzo conjunto de estudiantes-asociados de la L.U.T. en Europa, América y Oceanía.

En El Océano de la Teosofía William Q. Judge afirma: "La doctrina de los Ciclos es una de las más importantes de todo el sistema teosófico, aunque menos conocida y de mención más infrecuente entre todas"; y al presentar las Tres Proposiciones Fundamentales de la Doctrina Secreta, Blavatsky aludió al "carácter universal de la Ley de Periodicidad" como la segunda de éstas. La Teosofía sostiene que la norma cíclica prevalece en toda área de la vida, en todos los reinos inferiores al humano y también en éste último y los estratos por encima de él. Acciones, pensamientos y emociones en su totalidad regresan sobre sí mismos, no trazando la forma de un anillo o círculo, sino como las espirales de un resorte, un poco más alto o bajo que antes. Lo que experimentamos son impresiones del pasado, y lo que se genera volverá otra vez en alguna nueva forma apropiada a las condiciones. Las evidencias de esta ley sobre el retorno periódico de los acontecimientos son tan comunes que no hace falta ser muy sabio para citar ejemplos y aplicaciones. Tal vez en astronomía encontramos las muestras más claras y numerosas de su funcionamiento, y dentro de la exhibición siempre constante de los cuerpos celestes no sólo podemos trazar el camino espiral de los eventos, sino también comenzar a comprender la inmensidad de las edades.

La Tierra gira una vez al día, pero cuando llegamos a la misma hora en la jornada siguiente nos hemos movido a un punto distinto en nuestro circuito alrededor del Sol.

Viajamos en torno del Astro Rey una vez por año, pero al volver a nuestro punto de partida éste ha cambiado, pues esa estrella gira alrededor de otra ubicación en el firmamento. 

El Sol gira alrededor del centro de la Vía Láctea, ¡y tarda 230 millones de años en completar un desplazamiento!



No es que simplemente "demos vueltas", sino que se establece un ciclo, y los científicos empiezan a coincidir con la Teosofía en que aquí existe una Ley Universal en la Naturaleza, y no hay nada en manifestación que no esté sujeto a la normativa periódica.


¿Qué ejemplos de ciclos se han observado?

Los ciclos en patrones climáticos han llamado la atención durante años, y ahora se se consideran parte importante de la ciencia meteorológica. Con la ayuda de registros en anillos arbóreos tenemos anotaciones acerca de periodos con años húmedos y secos. También se siguen las fases en edades de hielo y cálidas como base para predecir futuras recurrencias. De igual modo, los ciclos meteorológicos locales han sido por años el corazón del Farmer's Almanac, y para la agricultura siempre son factores de relevancia las repeticiones en el crecimiento de plantas y las visitas constantes de insectos.

En un artículo titulado "The Subtle Tides of Life" (Reader's Digest, abril de 1963), el naturalista Rutherford Platt llevó un recuento sobre los resultados de algunos experimentos interesantes en plantas, animales y humanos, cuyos hallazgos corroboran la posición teosófica:

"Casi todas las plantas y especies animales tienen ciclos particulares de comportamiento ligados a fuerzas externas. En los últimos años, numerosos estudios indicaron que el ser humano también está influenciado por ciclos, ya que su temperatura y presión sanguínea suben y bajan a intervalos regulares; también sus estados de ánimo y energía siguen cambios reiterativos.

Muchos análisis sugieren que los biorritmos tanto en humanos como organismos inferiores se vinculan a fuerzas como las fluctuaciones en la presión barométrica, el campo gravitatorio y la electricidad atmosférica. A su vez, dichos parámetros se ven afectados por influencias procedentes del espacio exterior: fases lunares, ondulaciones del campo electromagnético terrestre -aquél con "forma de pera"- por lluvias de rayos gamma, X/cósmicos y otras ondas electromagnéticas de origen extraterreno que bombardean la atmósfera planetaria. Inclusive puede influenciarnos el ciclo regular de manchas solares. En todas estas irregularidades tenemos cambios transitorios y también amplias oscilaciones recurrentes, ritmos en horas, días, meses y lapsos más prolongados".

Si bien la ciencia aún tiene muy pocas pistas, la Teosofía sostiene que existe un carácter cíclico en las principales anomalías del clima como anegamientos, edades de hielo y cataclismos que alteran la configuración de los continentes, aunque dichos eventos cubren enormes periodos. Ha habido varios intentos de relacionar los cambios climáticos con el ciclo de once años en las manchas solares, pero las pruebas aún no son definitivas. La enseñanza teosófica sugiere que deben considerarse muchos otros factores, incluido el efecto dinámico del pensamiento y la acción humanos.

Sobre el periodo de once años, H.P.B. declaró en la Doctrina Secreta (1:541):

"Por lo tanto, existe una circulación regular del fluido vital mediante nuestro sistema, del cual el Sol es su corazón -lo mismo que la circulación sanguínea en el cuerpo humano- durante el período solar manvantárico o de vida; esto es, el Sol se contrae tan rítmicamente a cada regreso de esa etapa como hace el corazón humano. La diferencia es que, en vez de realizar la ronda en aproximadamente un segundo, a la sangre solar le toma diez de sus años, y un año entero para pasar por sus aurículas y ventrículos antes de lavar los pulmones y pasar de ahí a las grandes venas y arterias del sistema".

El gráfico ilustra la actividad de manchas solares cada año durante varias décadas, mostrando cómo el recuento de esas formaciones sube y baja en un ciclo de 11 años o "respiración" del Sol (cortesía de Randy Russell, "Windows To The Universe").

Asimismo, varios investigadores han descubierto recurrencias históricas, lo que demuestra que en la Tierra han aparecido elevados períodos civilizatorios a intervalos regulares que se remontan a lo largo del pasado conocido. A éstos últimos inevitablemente les sigue un deterioro, y al regreso del ciclo aparece una cultura más refinada en otra zona y bajo una nueva apariencia.

En Isis Develada (1:34) Blavatsky escribe: "Vemos así en la historia una alternancia regular de flujo y reflujo en la marea del progreso humano. Tras alcanzar la culminación de su esplendor, los grandes reinos e imperios del mundo descienden otra vez de acuerdo con la misma ley por la cual ascendieron; hasta que, habiendo alcanzado el punto más bajo, la humanidad se reafirma y vuelve a subir; por esta regla de progresión ascensional por ciclos, la altura de sus logros es algo mayor que el punto desde donde había caído antes".

Según la Teosofía, la causa es que grandes masas de personas que trabajaron juntas en una civilización tendrán proclividad a encarnarse juntas en alguna fecha posterior. William Judge lo expresa de esta manera en El Océano, p. 119:

"Los individuos y las naciones en flujos definidos regresan a la Tierra durante períodos recurrentes, y así traen de vuelta al mundo las artes, la civilización y los mismos individuos que alguna vez trabajaron en ellas. Y como las unidades de la nación y raza están conectadas entre sí por fuertes hilos invisibles, grandes cuerpos de tales personas -que se mueven al unísono de forma lenta pero segura- se reúnen en diferentes momentos y aparecen juntos una y otra vez en una nueva raza y civilización, a medida que los ciclos giran en sus rondas designadas".


Más de un historiador ha notado similitudes entre la civilización egipcia y EE.UU., y específicamente entre la Roma de antaño y Nueva York (imágenes cortesía del sitio IBS).

Sin entrar en detalles, se han observado desarrollos cíclicos en oleadas bursátiles, demográficas y de pandemias o enfermedades individuales; también en las personas se producen periodos de depresión y euforia, o procesos mentales y emocionales. Y aunque no han atraído mayor atención, existe una aparición cíclica de ideas y grandes enseñanzas, y de quienes se responsabilizan por traerlas. Este último caso se denomina "Ciclo de Avatares" y reviste una gran importancia como veremos más adelante.


¿Qué es lo que causa la recurrencia cíclica?

Helena Blavatsky refuta el concepto de un Dios extra cósmico al afirmar en La Clave de la Teosofía: "No tenemos fe en ninguna creación, sino en las apariciones periódicas y consecutivas del Universo desde el plano subjetivo al objetivo del ser, a intervalos regulares de tiempo, y que abarca períodos inmensamente largos" (p. 83). La autora sienta las bases para la idea de que, al principio de cada gran ciclo de manifestación, se establece un ritmo vibratorio que proporciona la nota clave para todas las fases menores.

La idea de cómo se inician estos ciclos es enunciada por William Judge en la página 118 del Océano: "(...) la fuerza que actúa y determina el gran periodo es la del hombre mismo, considerado como ser espiritual". Por su parte, Robert Crosbie afirma en Answers to Questions on the Ocean of Theosophy, p. 177: "Todas esas etapas fueron instituidas por la fuerza e inteligencia de aquellos seres que estaban presentes al iniciarse la evolución de este Universo y el Sistema Solar; es la recurrencia y reaparición ocasional de esas entidades lo que establece los grandes ciclos, que a su vez significan el retorno de lo que existió antes".

Estos son los grandes lapsos, las Kalpas y Yugas que se extienden por millones de años y más. Son las fases de nuestro desarrollo humano y se explican con más detalle en "Evolución Humana en 'La Doctrina Secreta'" y "Las Siete Yugas".

Uno de dichos periodos es el año sideral de 25.868 años, que marca la precesión de los puntos equinocciales al completar su revolución celeste.

Precesión de los equinoccios. Las anotaciones en rojo indican la hora y posición del punto polar en el pasado y la actualidad. Se trazan desde Acuario hasta Piscis, Aries y Tauro. Este camino del Polo Norte terrestre, proyectado en el cielo, describe un círculo que tarda aproximadamente 25.800 años en completarse (cortesía de Wikipedia).

William Judge sostiene en El Océano, p. 121:

"Se dice que el último año sideral terminó hace unos 9.868 años, momento en que sobre la Tierra deben haberse producido una o más convulsiones violentas en serie, así como distribuciones de pueblos. La finalización de este gran período lleva a la Tierra hacia espacios más nuevos del cosmos, no con respecto a su órbita, sino por el progreso real del Sol en una trayectoria propia".

Los ciclos menores siguen la misma regla y son instituidos por seres que actúan juntos en grupos pequeños o grandes, o también por individuos que serán afectados por ellos. La reencarnación y el karma son dos aspectos en la Ley de Periodicidad que se aplican directamente a los humanos, y veremos que para comprender el funcionamiento de los ciclos será útil verlos a la luz de la Ley Kármica.

Esos factores constituyen los recursos por cuyo medio trabaja el Karma, siendo éste lo que provoca que un impulso, acción o pensamiento regresen al emisor. La Unidad esencial de toda vida y la Ley de Karma que preserva esa condición son las causas del retorno inevitable de las impresiones.


¿Los ciclos nos gobiernan físicamente?

La Ley opera en el Universo, el mundo y nuestro cuerpo. La edición del National Observer del 24 de enero de 1966 informaba sobre la misteriosa habilidad de la naturaleza para medir el tiempo: "Los relojes de la vida incitan ciclos rítmicos para normar no sólo las funciones internas del ser humano, sino también aquéllas de casi todas las demás formas bióticas. De acuerdo con un nuevo reporte sobre el tema del Instituto Estadounidense de Salud Mental, los días y noches del individuo, sus enfermedades y épocas de problemas, confusión o momentos de claridad pueden muy bien ser decididos y equilibrados por una interrelación delicada y vastamente compleja de ciclos cronobiológicos".

Estudiando la naturaleza Una vez al año, colonias enteras de arrecifes de coral liberan simultáneamente sus huevos y esperma, creando una ventisca submarina de copos en tonos blanco, amarillo, rojo y naranja que caen como cascadas. Los científicos no entienden del todo cómo ocurre al mismo tiempo esta sincronización crucial. Extracto de https://oceanservice.noaa.gov/facts/coral-spawning.html.

Se ha observado además que estos "contadores biológicos" activan las glándulas suprarrenales, cuyas secreciones preparan el cuerpo para la actividad diaria, incluso antes que la persona despierte del sueño, y asimismo el reloj cerebral permite que algunas personas despabilen previo al sonido de la alarma. Las regulaciones internas pueden ordenar un aumento de nuestra temperatura corporal, desde una baja por la mañana hasta otra más elevada durante el día. Se aceleran el ritmo cardíaco y la respiración, y a medida que se acerca la hora de dormir, el monitoreo biológico empieza a detener dichos procesos con objeto de acondicionar el descanso nocturno. De esta manera, resulta obvio que un mayor entendimiento de esos ciclos podría mejorar la atención médica.

Como respuesta a la pregunta que abordamos, Blavatsky declaró en Isis (1:274):

"Pero sabemos (...) que 'existen períodos donde ciertas enfermedades, propensiones, fortunas y desgracias de la humanidad son más frecuentes que en otros', como también hay momentos de epidemia en asuntos morales y físicos. En un tiempo 'el espíritu de controversia religiosa despertará los ardores más feroces de que sea susceptible la naturaleza humana, provocando persecuciones mutuas, derramamiento de sangre y guerras; en otro, por la mitad del mundo se extenderá una epidemia de resistencia a la autoridad constituida' (...) rápida y simultáneamente como el desorden corporal más virulento".


¿Cuál es el origen de estos ritmos en nuestra naturaleza?

Se ha especulado durante años sobre las causas de estos ritmos. Algunos definitivamente se relacionan con los ciclos astronómicos del Sol y la Luna, pero otros siguen permaneciendo en el misterio y seguirá así mientras no exista un reconocimiento de fuerzas parafísicas. Ciertos investigadores han vinculado todos los ritmos corporales con el pulso del corazón, pero no pueden ir más allá, y observan que en el estado embrionario de ese órgano sus células microscópicas laten con cadencia tan pronto como son perceptibles, y mucho antes que los nervios hayan llegado a ellas o se produzca sangre. ¿Qué tiene que decir la Teosofía sobre eso? Al explicar el fenómeno según el Ocultismo, William Judge escribió en Notes on the Bhagavad-Gita (p. 31):

"En la naturaleza existe una ley operativa en cada ámbito, ya sea moral o físico, y que ahora podemos llamar 'ondulatoria e inhibidora', mientras que en otras oportunidades reaparece en modo vibratorio y aún de nuevo como atracción y repulsión, pero todos estos cambios sólo son aparentes porque en el fondo es lo mismo. Entre los vegetales hace que la savia se remonte hacia el árbol de una manera y no le permite regresar en el mismo sentido. En nuestro propio sistema encontramos la sangre impulsada desde el corazón, y la naturaleza ha provisto pequeñas válvulas que le impiden retornar a ese órgano por la trayectoria en que vino, haciéndolo por el sendero dispensado.

La anatomía médica no está muy segura respecto a qué origina el paso de la sangre por esas válvulas: si es la presión posterior comunicada por este órgano, o la coacción atmosférica externa que, por así decirlo, comprime suavemente ese líquido en su rumbo. Pero el ocultista no se encuentra limitado por estas deducciones empíricas; va de inmediato al centro y declara que el impulso proviene del corazón y que éste recibe su empuje del gran corazón astral o Akasa, del cual todos los místicos han señalado que posee un doble movimiento o vibración alterna, la sístole y diástole de la naturaleza".

El diagrama muestra la polaridad geomegnética norte-sur, que se revirtió muchas veces durante los últimos 5 millones de años. Las zonas oscuras denotan fases cuando la polaridad coincide con aquélla de hoy, y las claras los tiempos cuando se trastocó dicha condición (https://en.wikipedia.org/wiki/Geomagnetic_reversal).


¿Qué determina el regreso de las impresiones?

En un artículo titulado "Cyclic Impression and Return and Our Evolution" (originalmente una conferencia), William Judge afirma que "la ley cíclica es de carácter supremo y rige nuestro desarrollo; esa reencarnación, de la que tanto hablamos, es la regla periódica y superior que está en marcha", añadiendo que una faceta de ese canon es la ley del retorno de las impresiones. Todo pensamiento o acto producidos por naciones o razas generan efectos; de igual forma, las sensaciones y los conflictos o incidentes de gran importancia dejan marcas en nosotros. La historia pasada da cuenta de contextos decisivos que influyeron sobre sus coetáneos y siguen haciéndolo en el presente, pues la Ley de los Ciclos exige que esas impresiones regresen.

En el escrito ya mencionado, Judge continúa explicando que "en el ser humano tenemos mareas que se llaman 'regreso de impresiones'; es decir, si hacéis algo una vez, habrá tendencia a repetirse, y si lo concretáis dos veces o se duplica su influencia, obtendréis más propensiones a hacer lo mismo de nuevo. Y así, durante la historia de nuestro 'personaje' se muestra este retorno constante de la impresión cíclica".

Estas marcas regresarán porque son parte nuestra y están reguladas por la Ley del Karma, aunque es incierto determinar cuándo lo harán. Algunos creen que la duración de esos ciclos queda establecida por la fuerza del impulso original; sin embargo, las Enseñanzas indican que dichas improntas reaparecen cuando las condiciones sean correctas o, como los ajustes kármicos, en el momento que ofrezcan la mayor efectividad o chance de medidas constructivas o posiblemente correctivas.

En el mismo texto Judge prosigue: "Pero cada individuo en la civilización y dondequiera que esté, pone el registro en sí mismo, y cuando llega a las circunstancias favorables descritas por Patanjali (...) cuando obtenga el instrumento, pondrá de relieve la vieja impresión. Los antiguos dicen que cada acto tiene un pensamiento subyacente, y toda cogitación produce una marca mental; y en el instante que se proporciona el medio, entonces surgirá esa nueva problemática en rango, lugar y capacidad.

Por lo tanto, retenemos en nosotros la impronta de todo lo que  hicimos, y cuando terminemos de regresar una y otra vez -quizá a lo largo de la Edad Media- a Inglaterra, Alemania o Francia, llegaremos por fin a un ambiente como el proporcionado aquí, tal y como nos permita hacer el bien de modo físico o en cualquier otra forma y a quienes nos sucedan".
 
 
¿Los ciclos sólo marcan periodos?

La Ley se manifiesta de muchas maneras, y en algunos casos sólo vemos la marca del tiempo entre acontecimientos y la regularidad en que éstos aparecen nuevamente. Esto se debe a que buena parte de lo que sucede en algunos ciclos se desarrolla en planos invisibles para nosotros; por ejemplo, desconocemos muchos procesos anuales e internos en árboles, hojas o semillas, y por la misma razón en los grandes periodos astronómicos estamos conscientes sólo de la demarcación cronológica.

Sin embargo, un estudio de la Teosofía sugiere que muchos ciclos -si no todos- pasan por etapas similares a las estaciones del año, es decir, tienen su "primavera" (infancia), "verano" (juventud), "otoño" (adultez) e "invierno" (vejez). Y en el estudio de la evolución humana encontramos que cada raza tiene cuatro Yugas o eras: Krita o Satya (Oro); Treta (Plata); Dvapara (Bronce) y Kali (Hierro).

En la Edad de Oro la raza se halla en su infancia y es educada y conducida por la presencia de los Grandes Maestros. Durante la Era de Plata los Maestros se retiran, pero dejando a los regentes iniciados en su lugar, mientras que en Dvapara Yuga la raza permanece desasistida, aunque con la ayuda -si lo desea- de grandes filósofos-Adeptos y escuelas iniciáticas. El Kali Yuga -que experimentamos actualmente- ilustra el predominio del mal y el materialismo, la separatividad e ignorancia de las verdades espirituales, e implica varias desventajas y obstáculos, pero también muchas oportunidades.

Kali es el más breve de todos esos periodos, pues sólo representa un cuarto del Krita Yuga, y tal vez por eso se dice que todo adviene o nos llega más rápido en esta época, incluyendo nuestras experiencias/lecciones y Karma; por consiguiente podemos lograr, aprender y progresar más aquí que en cualquiera de las otras fases. Puede decirse que hay un efecto cuádruple en todo cuanto podamos hacer para detener la marea egoísta de esta época o en cada uno de nosotros.

El Océano de la Teosofía sostiene que Kali Yuga comenzó para nuestra raza en el año 3.102 antes de la era común, momento en que murió Krishna, y que su duración total abarca 432.000 años. Eso puede parecer desalentador para algunos, pero puede lograrse mucho en estos tiempos, tanto individual como colectivamente. En el primer aspecto tenemos la posibilidad de elevarnos aplicando el conocimiento espiritual que ha impactado en nuestro Ser Interno, mientras que a nivel grupal se trata de sentar las bases para la reconstruir el núcleo que será la semilla de la próxima Edad Dorada.

Hay dos pensamientos que pueden extraerse de esta enseñanza: a) todas las razas planetarias no están en el mismo sistema de yugas que nosotros, pues al tiempo que vivimos el Kali, otras personas podrían experimentar otro yuga o aspecto de él, por lo cual cada una de esas etapas principales debe tener sus cuatro "estaciones" o "yugas menores"; y b) podemos aprender mucho usando la Ley de Correspondencia y verificar dichas "estaciones" en enfermedades, negocios, intereses, religiones, modas y costumbres, como también otras actividades humanas.

Amigo mío, sólo los buenos tienen la facultad para traer de vuelta la edad dorada que alguna vez fue... (Goethe).


¿De qué otra manera podemos hacer funcionar este conocimiento?

Si prestamos atención a la ley del retorno cíclico, ahorraremos mucho tiempo y energía en cualquier intento de entrenar la mente o el cuerpo, implementando patrones de esfuerzo. Se comienza un ciclo cuando hacemos algo una vez y luego en el mismo periodo siguiente, y con la tercera y cuarta ocasiones sentiremos el impulso añadido del retorno de la impresión. Si comemos a horas regulares el sistema digestivo está listo y activo, y el alimento se procesa adecuadamente; si estudiamos en el mismo intervalo, ya sea un ciclo diario u otro, la mente parece estar "preparada para el trabajo" y obtenemos más frutos. Del mismo modo, cuando hacemos ejercicio a intervalos regulares se instaura un retorno cíclico de improntas que nos ayuda a construir sobre lo que ocurrió con anterioridad.

Luego están los hábitos que pueden ser buenos o malos, pero sea como fuere, los hemos forjado de acuerdo con la regla de ciclos al pensar, sentir o concretar lo mismo una y otra vez en igual etapa, hasta que empezamos a creer erróneamente que este hábito "es parte de nuestra naturaleza", pero es una resultante autogenerada en nuestro instrumento para bien o mal.

Muchas de nuestras costumbres son beneficiosas como escribir, calcular o tocar un instrumento, o bien conducir, caminar o hablar de forma correcta y el modo en que tratamos con la gente o pensamos de ella. Incluso podríamos pensar en el funcionamiento de nuestra cobertura corporal como un número infinito de hábitos complejos, construidos a lo largo de la historia evolutiva humana. Estos son rasgos buenos, útiles y necesarios y no podríamos prescindir de ellos; sin embargo, hay otros de los que quisiéramos deshacernos. ¿Y cómo se logra?

En el mismo texto de Judge que citamos anteriormente, su autor aconseja que lo primero es anotar los tiempos en que reaparecen esos hábitos. Si tenemos etapas de desánimo al perder autoestima, rachas de autocompasión u otras instancias indeseables debiéramos registrar la hora, el día, etc., y estar atentos al regreso. Una vez que hemos establecido el ciclo, podemos prepararnos y crear un impulso o periodo opuesto en su lugar siendo alegres, confiados y albergando esperanza ante la proclividad del regreso una vez se comprende su trasfondo. Judge sugiere que si esto se hace regularmente podremos borrar lo viejo y comenzar un tiempo nuevo; además, propone que una de las mejores maneras de desafiar un ciclo destructivo y egoísta es, en ese mismo momento, salir y hacer algo por alguien más.

Es obvio que no plantamos nuestro huerto en otoño o invierno, sino que lo hacemos según la estación y fluyendo con ella. En ocasiones un amigo está en la época más oscura, siendo éste el momento en que puede usar nuestra ayuda, e ignora los consejos cuando se encuentra en la "cresta de la ola". Contrariamente a lo que se cree, la mayoría de nosotros usa con más frecuencia el conocimiento de los ciclos, pero podríamos beneficiarnos si se les presta atención y les dejamos funcionar a nuestro favor.

Nuevamente y citando de "Cyclic Impression and Return and Our Evolution", William Judge repite lo que le aconsejó H.P.B. :

"Se presentará una oportunidad para que hagáis algo; si no, puede que no la volváis a tener durante cien años. Es el regreso ante vosotros de algo viejo que era bueno -si es que lo fue- a lo largo de la línea de los ciclos. Podéis descuidarlo y volverá la misma chance, pero es posible que no se presente hasta dentro de muchas centurias. Puede que no regrese hasta la próxima vida, y sin embargo lo hará bajo la misma ley".


¿Qué marca el término de un ciclo?

En muchos sentidos, el final de un periodo conlleva prepararse para un nuevo comienzo porque a menudo implica eliminar formas viejas que ya no sirven. Y como los ciclos se superponen, normalmente vemos una destrucción de modelos antiguos y nuevos al mismo tiempo; por ejemplo, al interior de las hojas muertas y descompuestas [bajo ciertas condiciones edáficas o medioambientales] vemos los brotes tiernos del nuevo crecimiento.

La Teosofía sostiene que en la intersección de grandes ciclos se producen cataclismos que arrasan con las obras humanas longevas, en preparación para los nuevos desarrollos raciales. En el Océano de la Teosofía (p. 120) William Judge afirma:

"En la encrucijada de grandes ciclos, los efectos dinámicos siguen y alteran la superficie del planeta por causa del desplazamiento de polos planetarios u otras convulsiones (...) El ser humano es un gran dínamo que produce, almacena y emite energía, y cuando las masas de individuos que conforman una raza generan y distribuyen energía de esta manera, se produce un resultado dinámico en el material del globo que será lo suficientemente poderoso para ser distinguible y cataclísmico". 

"(...) las principales leyes que comandan los efectos son Karma y Reencarnación que proceden bajo un gobierno cíclico. No sólo el ser humano se rige por estas normas, sino también cada átomo de materia, y constantemente la masa tangible sufre un cambio al mismo tiempo que el individuo; por lo tanto, debe mostrar alteraciones que corresponden a las experimentadas por el pensador. En el plano físico, los resultados se manifiestan a través de fluidos eléctricos y otros, que actúan con gases sobre los sólidos del planeta. Al cambio de un gran ciclo alcanzan lo que puede llamarse 'punto de explosión' y causan violentas convulsiones de las siguientes clases: a) terremotos, b) inundaciones, c) incendios y d) heladas".


¿Son los cataclismos necesarios para la evolución?


De vez en cuando se necesita una destrucción de formas caducas, pero no es indispensable que sea cataclísmica. A medida que evolucionamos de una lección a otra, las formas anticuadas se tornan inservibles y tenemos que pasar a mejores casas o instrumentos. Los patrones antiguos se reconvierten, y los materiales y vidas son reutilizados en vehículos nuevos y mejores. Todas las formas, ya sea el cuerpo humano o las instituciones, credos religiosos o culturas tienen que cambiar o ser aniquiladas. Si con demasiada frecuencia terminan en devastación, es porque quienes se valen de esos instrumentos resisten el cambio, y tarde o temprano las fuerzas transformacionales llegan a ese "punto de explosión" y presenciamos un cataclismo.

La Naturaleza tiene maneras de producir cambios graduales. La forma de un bebé desaparece, luego la del niño se transmuta y así sucesivamente, pero estos procesos tienen lugar de modo paulatino, si bien hay quienes tratan de aferrarse a la juventud a tal nivel que causan una sacudida dramática en algún momento posterior. La falta de voluntad para comprender y aceptar la naturaleza cíclica de toda la vida, o el deseo de frenar el cambio -e incluyendo alguna codicia-, han hecho que el cambio necesario se convierta repetidamente en una destrucción violenta. Todos hemos presenciado instituciones reacias a transformarse y que devinieron obsoletas de una sóla vez, y también vemos a las que han implantado lo que podría llamarse "mini-ciclos" de caos-alteración y sobrevivieron a eso. Los ciclos son la ley, pero podemos emplearla o dejar que ella se sirva de nosotros.


¿Qué es el "Ciclo de los Avatares"?

La Doctrina Secreta muestra que los Grandes Maestros (Avatares) encarnan al principio de grandes etapas con el propósito de replantar las semillas de la Filosofía eterna y verdadera, y también aparecen al término de dichas épocas para recordarnos los principios que olvidamos. Y como se nos dice que existe intercalado de fases, es posible creer que en muchos casos esos dos impulsos constituyen un mismo esfuerzo, visto desde dos ángulos diferentes. En el Océano, p. 119, Judge explica:

"El Ciclo de Avatares incluye varios más pequeños. Los más importantes están marcados por la aparición de Rama y Krishna entre los hindúes, de Menes en Egipto, Zoroastro en Persia y Buda entre los hindúes y otras naciones de Oriente. Gautama es el último de los grandes Avatares y se encuentra en un ciclo mayor respecto al Jesús judío, pues las enseñanzas de éste son las mismas de Aquél y están coloreadas con lo que Siddharta enseñó a quienes instruyeron al Mesías. Otro gran Avatar está por venir y corresponde a Buda y Krishna combinados. Éste último y Rama eran de orden militar, civil, religioso y oculto; Buda de índole ética, religiosa y mística, en lo cual fue seguido por Jesús; y por su parte, Mahoma fue un intermediario menor para cierta parte de la raza, y tuvo una misión civil, militar y religiosa".

Es sabido que el siglo VI fue el período más tenebroso en la historia del mundo occidental, marcando el nadir o punto medio en el ciclo de 2500 años entre las obras de Pitágoras y Blavatsky, y además señaló el comienzo para casi un milenio de oscuridad mental y espiritual que es casi imposible de describir o imaginar.

La intolerancia y el fanatismo religiosos tuvieron un efecto mental tan anquilosante en los pueblos europeos que se consideró necesario un esfuerzo especial para disipar la niebla y liberar las mentes y los espíritus de la raza. A principios del siglo XIV nació en Tíbet un gran Adepto llamado Tsong-Kha-pa, y los registros de lamaserías indicaban que fue el propio Buda encarnado en dicho Ser, como consecuencia de la gran degradación en que habían caído sus doctrinas.

Tsong-Kha-pa convocó una reunión de Adeptos, y entre otras reformas inició el sistema regular de reencarnaciones lamásicas, es decir, aquéllas referentes a individuos que trabajaban conducidos por la Logia de Maestros en el último cuarto de cada siglo. Una lista de otras personas o grupos que ejercieron un profundo efecto en la raza incluiría a Reuchlin o padre de la reforma, Paracelso, el rosacrucismo original hasta Cagliostro -el último de los verdaderos rosacruces-, Robert Fludd, el Conde de St. Germain, Giordano Bruno, Jacob Boehme, Anton Mesmer, Claude St. Martin, Thomas Paine, y en 1875 la obra inclusiva de H.P. Blavatsky y W.Q. Judge. El mundo occidental pudo dejar atrás el oscurantismo del Medievo gracias a estos y otros Grandes Seres, y es con la continua ayuda del actual Movimiento Teosófico que un nuevo ciclo de consciencia espiritual y ética ayudará a sanar las heridas de nuestra presente cultura. La esperanza es que esta etapa traiga una mayor comprensión de que la Hermandad Universal es un hecho en la Naturaleza.

Helena Blavatsky sostuvo que había un Avatar más por venir. La pregunta es: ¿tendremos la necesaria visión espiritual para reconocerlo?


Lecturas sugeridas

El capítulo XIV del Océano de la Teosofía por William Judge presenta información básica respecto a los ciclos, y también tiene algunas aplicaciones de la doctrina que debieran concitar interés. De igual modo, hay más contenidos en un folleto del mismo autor titulado "Cycles" que comprende cinco artículos sobre el tema, entre ellos el fascinante "Cyclic Impression and Return and Our Evolution", uno sobre Kali Yuga y otro que menciona una profecía teosófica.

"Comienza de nuevo la época del mundo,
y los días dorados regresan;
la Tierra se renueva cual serpiente
haciendo que se agoten sus malezas invernales"
(Shelley).