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31 de diciembre de 2023

Optimismo y pesimismo charlatanescos

CUANDO EL REMEDIO
ES PEOR QUE LA ENFERMEDAD


(Ver también "¿Son las 'Meditaciones por la Paz Global' una 'hermosa tontería'"? como telón de fondo para lo que sigue).

Por lo visto, hay "teósofos emancipados" que muestran el pésimo hábito del ventajismo con metas egocéntrico-mediáticas, "inspirándose" de forma muy "optimista" en conflictos online entre otros seguidores de Teosofía para hacer pasar sus opiniones como "novedades canónicas" y "acordes a los tiempos". La profusión intencional y permanente del sentimentalismo "rosáceo" es tan inadecuada, inútil y obstaculizante como el pesimismo fisicalista y rastrero, los cuales tienen por propósito indudable desvirtuar la faena científica, y el contenido y las advertencias consignados por los fundadores del Movimiento Teosófico u otras religiones en sus variantes prístinas o antisectarias.

En dicha situación, hay quienes preguntan si es correcto que los estudiantes serios de la Doctrina visualicen y piensen conscientemente en un "futuro sano para la humanidad", o los países donde viven y sus ciudades, como si ahora los "ensayistas de moda" se juraran depositarios de técnicas psicológicas "especiales" o "infalibles" para incidir en el entorno próximo, y de esa forma "alentar" a otras personas a "tener pensamientos más nobles o altruistas". A continuación, se juzgan y desmontan algunas de las ideas más peligrosas de quienes sustentan esa proclividad.


01. Teosofía y Nueva Era: juntas, pero NUNCA revueltas

No pocos manipuladores "independientes" debieran replantearse siempre cuál es la relación verdadera entre las enseñanzas teosóficas originales y los conceptos neoeristas. Algunos escritores veleidosos -en calidad de "flamantes embajadores" de sus amo$ ideológico$ y reinventando socavamientos contra los Profesores- experimentan una agradable sensación de superioridad "acuariana" en términos intelectuales y místicos, al equiparar la Teosofía con el sistema New Age. Si bien la primera inspiró el nacimiento del segundo, es evidente que no todo el legado auténtico de la filosofía esotérica constituye "la fuente y el motor" de la espiritualidad neoerista, y donde aún es necesario exponer y limpiar mucha cantidad de desperdicio especulativo, que incluso llega ser total y ridículamente anticientífico en una forma alarmante. El libro “La Extraordinaria Vida e Influencia de H.P.B." por Sylvia Cranston proporciona observaciones muy pertinentes por David Spangler (véase Emergence, The Rebirth of the Sacred), y se encuentran en el capítulo 10 de la parte 7:

"[El primer nivel de exploración en la Nueva Era] es como una capa somera, y por lo común de estructura comercial. Un vistazo a la revista New Age, o el East West Journal (...) o cualquiera de las pequeñas publicaciones afines (...) demostrarán esta aplicación: se pueden comprar zapatos, ropa o crema dental inspirados en esta cultura, y comer en restaurantes con música ambiental análoga. El segundo estrato, que yo llamo 'glamour Nueva Era', es el contexto en que los individuos y grupos viven sus propias fantasías de aventura y poder, en general bajo una forma 'oculta' o 'milenaria'. Muchos conglomerados de orientación ovni entran en esa categoría (...). La característica principal es el apego a un mundo privado del ego [animal/efímero] para su plenitud y gozo (aunque no siempre es aparente), apartado del mundo. [En este caso] la Nueva Era se ha poblado con seres extraños y exóticos, tales como extraterrestres, que pretenden comunicarse con médiums, constituyendo así un sector de poderes psíquicos y misterios 'ocultos'. Para desdicha, es aquí donde uno podría encajar más adecuadamente el concepto Nueva Era (...)".

"El tercer grado es presentar la Nueva Era como 'imagen de cambio'. La cualidad distinguible es una idea de transformación en sí, expresada usualmente como paradigma substituto [o cambio en los supuestos y valores básicos en el corazón de una cultura particular]. Esta imagen es la más asidua que se presenta al público, en libros como Guía Incompleta para el Futuro de Willis Harman, La Conspiración de Acuario por Marilyn Ferguson, o El Punto Crucial de Fritjof Capra. Es en este nivel donde se organizan discusiones en conferencias regionales e internacionales, debatidas por futuristas y teóricos sociales, y exploradas en proyectos gubernamentales como el Informe Global 2000 al presidente Jimmy Carter. En ese plano y por lo general, la idea de una nueva cultura emergente se percibe mucho más en términos sociales, económicos y tecnológicos que espirituales (...). Respecto al cuarto grado, la Nueva Era es fundamentalmente un suceso espiritual, el nacimiento de una nueva conciencia, percepción y manera de vivir (...) [representa un] estado del ser, una forma de relacionarse con otros que da poder y enriquece mutuamente. Más que una experiencia espiritual -el foco más fácil de encontrar en el glamour psicomístico o segunda categoría ya mencionada-, aquí el núcleo es la función del servicio".

En otras palabras, estamos ante tres inconvenientes (mercadeo, narcisismo y afanes políticos) contra un sólo aspecto rescatable. No deja de ser preocupante, por decir lo menos, conociendo a los tragaldabas "originales" que pretenden "encarnar" la Teosofía.

Tras la desaparición de los Fundadores del Movimiento Teosófico, la frase "Nueva Era" se hizo converger deliberadamente con la noción de “Nuevo Ciclo”, que H.P.B. utilizó constantemente en sus escritos. Incluso si varios autores y grupos neoeristas comparten reflexiones aceptables sobre el estado contemporáneo del mundo, hay también millones de ingenuos y una influyente "oligarquía editorial" que tratan casi toda forma de pensamiento en un modo frívolo, por lo que resulta bastante idiota comparar la Sabiduría Intemporal con el carril New Age diciendo que "así como el centro de un círculo se relaciona con su perímetro, la esencia de algo no está separada de sus facetas externas", como si la psicología humana fuera siempre exactamente igual a las matemáticas. El afán mórbido y excesivo por conjeturas eternas produce dicha clase de trastornos.

Este es precisamente el orgullo miope y microscópico de algunos "teósofos a la moda", quienes a todas luces no tienen la iniciativa de examinar sin parcialidades la manera en que se consideran otros sectores del movimiento esotérico corriente. Hacen creer a sus seguidores que la "franqueza severa" es un "signo de pedantería intelectual", resultado de su fe ciega (y disimulada) en ideologías carroñosas y los consiguientes esnobismo y pereza reflexiva.

Nadie puede estar en presencia de una sabiduría auténtica, y a la vez cobijar emociones de “supremacía acuariana" en base a subterfugios comerciales o sensibleros repletos de excusas grotescas. El hecho de mantenerse próximo a la sabiduría destruye la voluntad de separación que nutre las quimeras gemelas de superioridad e inferioridad, estimuladas igualmente por la gustosa égida politiquera que se apoderó del trabajo teosófico hace ya varias décadas.

La crítica férrea y el escepticismo práctico son enemigos fatales de la gente crédula con opiniones rígidamente patéticas. Una posición escéptica congruente y analítica no fomenta adrede ninguna variante de optimismo ni pesimismo vinagres; además, el orgullo pueril que alimenta la ceguera doctrinal no existe en la vida de un buscador ORGANIZADO de la verdad, y por eso prefiere mil veces tener más cuota de razón FUNDAMENTADA que ser "popular". Quien estudia esoterismo por largos años -y de forma sincera- alcanza el conocimiento socrático de que en realidad no sabe casi nada, y por lo tanto se empeña por adquirir la mayor objetividad al momento de indicar absurdeces tiránicas nacidas de humoradas mercantes o psicopáticas.


02. Un porvenir basado en gelatinismos

Cuando miramos a nuestro alrededor y se establece diálogo con otras personas, surge el hecho de que múltiples ideas actuales sobre el porvenir son falsas e inexactas. Este mal manejo del pensamiento por fataligofrénicos encuentra su expresión en una infinidad de ejemplos, como las series televisivas o los éxitos cinematográficos "de taquilla". Asimismo, la población mundial es bombardeada las veinticuatro horas por imágenes o glosas irrealistas de posibles desastres planetarios o naturales, sin mencionar la evolución de conflictos militares o terroristas y las "apuestas" ofrecidas por lenguaraces en ciencia política o periodismo especializado, ambos muy lejos de ser imparciales, salvo excepciones aún muy tímidas para hacerles frente. Tampoco faltan los agoreros improvisados de crisis financieras y las "profecías" sacadas de contexto o derechamente alteradas.

Estos peligros reales jamás deben combatirse desde una visión exclusivamente dulzarrona, esto es, poner una confianza excesiva en la vida, el ser humano o la Ley Kármica. Los sentimientos incómodos y pensamientos mariposeadores están para ser reconocidos y transmutados en formas de acción que promuevan más disciplina, justicia y equidad a nivel singular como asociativo, siendo este el verdadero cimiento del realismo combinado con la praxis ética. Como consecuencia, y puesto que el plano mundanal se fundamenta en muchas oposiciones sobrantes y concebidas por ingeniería social diabólica, el enfrentamiento ineludible con "personas" o fuerzas oscuras puede flexibilizar y fortalecer nuestros "músculos" de perspicacia -una cualidad que por cierto se trastoca en mitomanía o el conocido artificio de la "luz de gas"-, o bien desemboca en graves irregularidades mentales respecto a quienes no están bien afirmados en el camino ético.

Tal y como han querido las mafias antihumanidad y sus acólitos pasados y presentes, el vínculo de nuestra especie y el planeta está evolucionando en una serie de conflictos cuya magnitud y "justificación" van más allá de lo razonable, y muy probablemente ello coronará el fin violento (y cosechado) de las sociedades materialistas como aconteció con imperios y otros tipos de regímenes. No faltan quienes aseguran de forma muy irresponsable y temeraria que "independiente de cualquier crisis que enfrentemos, la humanidad está fundamentalmente bien", y entonces, ¿cómo explican estas reflexiones?


¡Pero qué "memoria acuariana" más frágil, hombre!

Esto es sólo una pequeña muestra de cómo la psique de algunos "prototipos" gárrulos puede pasar con mucha holgura a un festival de incoherencias (ya sean voluntarias o no), bajo la pretensión de "no ser etiquetados" o descubiertos en sus verdaderos planes. Una estrategia muy niú-éich, por lo demás. Uy, hasta salió casi gaélico...


03. ¿"Visualizar un futuro correcto"?

Blavatsky y los Maestros Transhimalayos, como también William Judge, dejaron muy claro que la comunicación telepática se da bajo fuertes condiciones de sintonía completa entre emisarios y receptores de pensamientos. Aun cuando esta noción se aclaraba casi siempre respecto a las transmisiones ocultas entre los Mahatmas teosóficos y sus discípulos, también puede aplicarse como parámetro en el caso del modismo atosigador y nauseabundo de "enviar luz y amor al mundo" mediante visualizaciones individuales o en grupo.

Partiendo de la base sociológica de que las semillas "Nueva Era" eclosionaron de manera tan sobria, firme y discreta en los años '60 y '70 con el movimiento hippie, la experimentación con psicotrópicos (o falso chamanismo), el amancebamiento/reacomodo emotivo impuesto por la "cristiandad" demoníaca e infiltrada en el trabajo teosófico luego de la muerte de H.P.B., la "filosofía científica" de cabaret con su inventario de "partículas portentosas" que "viajan al pasado" y la aparición de gurúes botarates, viciosos o chupabilleteras, los fenómenos que pueden esgrimirse para cuestionar los efectos de esa práctica "amorosa" en más de CINCUENTA AÑOS son:

a) el balance o empeoramiento de las estadísticas de criminalidad;

c) la idiotización social en aumento a través de contenido mediático denigrante;
d) la aparición de enfermedades víricas que manifiestan mayor resistencia a medicamentos o terapias alternativas;

e) la sinvergüencería "de consenso" en debates "políticos" previos a elecciones donde los candidatos siguen enfrascándose en culpas mutuas en su calidad de "ejemplos éticos" (mejor cabría decir "despilfarros morales");

f) la idolatría de mentecatez supina hacia Occidente u Oriente en términos políticos o culturales, en la cual algunos "teósofos" polemicastros se ven bastante entusiasmados; y

g) el incremento de divorcios y rompimientos familiares y la baja de fertilidad global. ¡Ay, nos vamos quedando con menos gente para "proyectar amorsh"!...

Como puede colegirse, ninguna cantidad de "bombardeo positivo" fue, es ni será capaz de cambiar esos escenarios sustancialmente. Es increíble que tantos "teósofos" majos o chic simulen plantear interrogantes de corte ético como las anteriores, pues ¡pareciera que sus burbujitas de amor se revientan en pleno viaje! A lo sumo podrán inspirar a personas que, nuevamente, tengan el MÉRITO y cierto grado de SINTONÍA PREMEDITADA con aspectos espirituales, pero el boboptimismo no funcionará con quienes se identifican permanentemente con el mal. En este último caso el envío indiscriminado de "ideas luminosas" equivale a decirles "oh, te felicito por lo que haces, y ojalá continúes en ese camino; me encanta que recibas mis influencias que por sí sólas te transformarán". En palabras de Robert Crosbie, lo verdadero u honesto no puede ni debe tener tratos con el error o lo engañoso. Y ello no se trata de "absolutismo", como alegan ejércitos de monstruos izquierdopitalistas o capitalizquierdistas desde su "bienestar" trucho y materialistón.

De acuerdo con el "Glosario Teosófico", la definición de egregor señala: "Eliphas Lévi los llama 'jefes de las almas que son espíritus de energía y acción', o lo que sea que pueda significar o no. Los ocultistas de Oriente les describen como seres cuyos cuerpos y esencia son un tejido de la así llamada luz astral. Constituyen las sombras de Espíritus Planetarios superiores, que poseen revestimientos de la esencia de la luz divina y suprema". Otras fuentes indican que un egregor -como entidad/energía mental creada colectivamente y durante mucho tiempo- requiere para su aceptación un acondicionamiento psicológico de masas, o una labor de propaganda. Nadie en su sano juicio, y con un mínimo de familiaridad con temas esotéricos, daría crédito ni encontraría lógica en producir "entes de influencia compasiva" sin antes evaluar el grado de amplitud y profundidad del "bombo publicitario" que siembra y cosecha contradicciones en todos los aspectos de la vida humana.

La negligencia de este principio es un desprecio arrogante por conceptos básicos como las skandhas -estrechamente asociadas con el karma personal-, la evolución histórica de maldades y su nivel de arraigo en términos genéticos (no olvidemos que las células poseen conciencia, al igual que los órganos de nuestro cuerpo), y el conocimiento o preparación ocultos por varios años o vidas para incidir en la Luz Astral.

En consecuencia, no hay ningún estupioptimismo o negativiestulticia a los que aferrarse. Si realmente estamos convencidos de algo por experiencia y razonamiento, no necesitamos "creer" en ambigüedades. El conocimiento correcto y LÓ-GI-CO lleva automáticamente a tomar medidas que harán de nuestra existencia un camino plenamente consciente. Los sabios más confiables coinciden en que el EJEMPLO y un proceder enérgico trastocan invariablemente las psiques contaminadas. La clave mulitifacética más simple es mantener nuestras intenciones en lo Superior, y a partir de ello ejercer rebeldía consciente y pertinaz contra modelos añejos de separatismo o encubridores de pendejería oportunista, colaborar con la exposición y condena asiduas de estructuras psicológicas esclavizadoras en el plano físico, preparar la mente a diario para enfrentar/enseñar a quienes corresponda por sus merecimientos, y dejando que los MAESTROS o Iniciados, los conocedores científicos del futuro, hagan el resto de las transformaciones medulares en los estratos metafísicos que les atañe.

"Si no puedes ser Sol, entonces sé el humilde planeta. Si no te es posible resplandecer como el Sol de mediodía sobre la montaña nevada de pureza eterna, ¡entonces, oh neófito, elige una vía más humilde! Muestra el 'Camino' -aunque sea débilmente y confundido entre la multitud- como hace la estrella vespertina a quienes siguen su ruta en medio de la oscuridad" (La Voz del Silencio, p. 22, edición española). En el siglo XXI, es inaudito e inadmisible que los "autorreferentes de modestia" saturen sus espacios virtuales con mendacidades que a la postre los evidencian como faramalleros de best-seller. Ya saben, estimados lectores que permanezcan en paz con su conciencia: "Un charlatán es alguien que puede arruinar una experiencia de un minuto, y convertirla en una descripción de dos horas".


Aquila in Terris


APÉNDICE (abril 2024)
De las psicolobasura$ fanfarrona$ y madejas de contradicciones

El hecho de recurrir permanentemente a prejuicios o emociones agradables (y por ende efímeros) puede ser etiquetado de "ver la vida como somos", no así la crítica desvergonzada e incompasiva contra todas las desarmonías intencionales que nos hacen mal o dividen como especie, ya sean en los ámbitos mental, emocional, económico u otras áreas de influencia cotidiana. En este sentido, pareciera ser que la gilipollez hedonista/nihilista de algunos "profesionales de la mente" reemplazó a su sentido común, deviniendo una excusa hortera para exponer miserias personales o nutrirse obsesivamente de la atención ajena en redecloacas virtuales.

Es obvio que no siempre podemos confiar al 100% sólo en nuestras capacidades, y tampoco esperaríamos al 100% que los demás vengan a remediar dificultades individuales. Hay aspectos que sí dependen de nuestra responsabilidad, y otros que escapan a nuestro control. Decir "primero YO, segundo YO y tercero YO controlo TODO lo que me pasa" es tan mameluco y arrogante como asegurar "primero NOSOTROS, segundo NOSOTROS y tercero NOSOTROS tenemos la solución que te conducirá a la felicidad". De aquí que las conductas prejuiciosas de "boboptimismo misticoide/sibarita" y "negatividiotismo materialista/hedónico" se hallan en constante enfrentamiento, por la simple razón de que no ponderan sus eslóganes inservibles, y en consecuencia ambas partes viven con profunda ansiedad, envidia, resentimiento calculado u obsesión, achacando siempre la culpa de todo a los que "no ME dan/no NOS dan en el gusto de seguir sacando provecho de audiencias, pacientes o votantes".

Por lo anterior, defender a ultranza las posiciones de "vemos la vida como somos" ("subjetividad incuestionable"), o "considerar la vida como es" ("lo que se ve y toca compone la única realidad") es más propio de idiotas útiles al statu-quo que de "sanadores" clínicos. Diariamente encontramos despojos "humanos" de estas clases, o leemos sus pataletas en RR.SS. acerca de posteos en páginas específicas, donde se transmiten mensajes críticos y de desprecio merecido contra semejantes monstruos, y se empeñan en volverlos asquerosamente subjetivos o racionalistas, e incluso los sacan de contexto porque su estupidez, desánimo o arrogancia no les permite apreciar los problemas denunciados desde otra óptica.

Cada uno de los "respetables" en esas banderías sólo habla y reacciona de acuerdo a sus experiencias y forma de "ver" las cosas (sepa usted qué entienden en realidad por ese verbo). Muchos conocemos ejemplos de personas con un pasado muy duro y que están mucho más sanas mentalmente al escoger no seguir el juego diabólico de los ya suscritos, combinando de manera responsable tanto el deber individual de NO adaptarse a todo aquéllo que denigra lo justo y verdadero en la convivencia humana, como la misión de JUZGAR con o sin misericordia a quienes merezcan dicho trato y promueven bestialidades típicas de dichas vinagretas. En cambio, estos particulares "ADAPTADITOS" eligen sabotearse diariamente y se quejan de "lo que hacen los de la otra orilla" y no mueven un dedo por esforzarse en transformar sus inclinaciones, e incluso se culpan mutuamente por sus desgracias, viven a la defensiva y además tratan de repartir esa inconformidad, VICTIMIZARSE a como dé lugar y convencer a los demás que "los otros tienen que responder por lo mal que está el mundo".

Las contradicciones de estos pirujos intelectuales y "profesionalizados" también son evidentes; por ejemplo, varios agitadores individualucho$ gustan de repetir que "la vida es ahora" y después salen con "hay que pensar en cómo quieres que sea tu vida en el futuro", mientras muchos colectivimbécile$ extremos juran "defender la verdad" y al mismo tiempo se dedican a "criticar" tendencias filosófico-espirituales con SESGOS CONTINUOS. Quienes no aceptan sus tiranías babientas están mucho más justificados para tratarlos con odio, ridiculización o indiferencia, y se hallan más cercanos al núcleo real de los conflictos. Aquéllos, en cambio, pierden muchas oportunidades de cambiar, o "aceptar y soltar" lo que les "lastima", sin enfocarse en lo que sí pueden subsanar.

Para esta gentuza altiva y desechable, la vida es "muy corta" y pasan invirtiéndola para auto-respaldarse en su infelicidad y penuria encubiertas, exigiendo por lo demás a sus enemigos "cambiar" o "elegir" sus "alternativas incontestables" con miras a obtener "resultados diferentes". Se trata, en buenas cuentas, de narcisos despechados ad perpetuam, buscando cohortes de admiración hueca... y "adaptaditos" a sus designios, claro está. En conclusión, todo lo anterior debiera constituir un grave llamado de atención a la hora de considerar ayuda psicoterapéutica. ¡No sea cosa que usted termine reforzando su esclavitud inconsciente para estos demonios con carita de ángeles!

Se dice que, en la antigua Grecia, cierto político arribista y muy próximo en sus relaciones con el gobierno, se encontró con Diógenes de Sínope comiendo un modesto plato de lentejas a los pies de un árbol, y rodeado por sus fieles perros callejeros. El aristócrata, sin ocultar su asco soberbio, le espetó: "Ay, Diógenes, si aprendieras a ser más obediente al emperador, no estarías comiendo semejante porquería". Y el filósofo devolvió la estocada: "Si aprendieras a valorar estas legumbres, no tendrías que ser lamepatas del emperador".

(No faltarán los "discretos" que consideren esto a guisa de "apología" o "libelo" hacia la "abundancia" o "escasez". Pobrecitos idiópatas, si están "muy ocupados" en el catre con Don Dinero para entender...).

18 de marzo de 2022

Felizología inmoral: la eterna pandemia del egoísmo


En pleno siglo XXI, pareciera ser que a mayor acceso a determinados conocimientos esotéricos o psicológicos, más son los vanidosos dispuestos a manosearlos con el propósito de mostrar su “fortaleza” y “resiliencia” a costa de “no importa quién”, como dicen los franceses. Hoy planteamos una serie de cuestionamientos relacionados con la nueva farandulería del “pensamiento positivo” y cómo se tejen peligrosas relaciones entre éste y ciertas ideologías que nos merecen varias sospechas.

Esta idea de la programación intelectual con finalidad de alcanzar metas personales inunda muchas páginas electrónicas y prácticamente todos los medios de comunicación, aunque como señalamos en “La magia negra y su lavado de imagen” el concepto es muy antiguo. Seguramente varios lectores estarán familiarizados con obras tales como “El Secreto”, el “Kybalión” u otras donde el tema se aborda con cierta exhaustividad.

Con todo, quien suscribe y muchos individuos de pensamiento crítico expresamos serios desacuerdos con la sobreimportancia que se otorga a las técnicas mentales utilizadas para tales efectos, pues la experiencia suele indicar que no todo en la vida está sujeto a la “actitud” o “sintonizar estados emocionales al pensamiento positivo”, y las razones son como siguen:

01. Si un teósofo da verdadera relevancia a las enseñanzas sobre el estrecho vínculo entre pensamientos-elementales y su estricta influencia kármica, debemos convenir en que no todos los humanos de este planeta producen “buenas” emanaciones mentales para mejorar sus condiciones de vida. En particular, la corrupción del sistema imperante viene estimulando hace rato una plétora de efluvios psíquicos o actitudes destinados a reforzar la competitividad desleal (lo que a su vez, y como hemos dicho hasta el cansancio, representa magia negra encaminada a intereses egoístas), ya sea de modo consciente o inconsciente, y aceptado en sociedad como un proceso “normal”.

De esta manera -y aquí vamos a pisar más de un callo-, no existe tal cosa como la “magia gris”, ni siquiera la posibilidad de combinar aspectos espirituales y materiales a la vez (modalidad “50-50”), porque eso implicaría tener una “vida perfecta”, y convengamos además que en la humanidad no existe equilibrio en una gran cantidad de ámbitos. La “escala de matices” tal vez pueda aplicarse a los resultados en el plano físico (buenos, regulares o malos), no así a los móviles subyacentes. No se puede servir a dos maestros al mismo tiempo, y eso se torna evidente si consideramos estos puntos:

a) El pensamiento es energía, y parafraseando a Lavoisier, “nada se crea ni se destruye, sólo se transforma”. La física cuántica, a pesar de sus innumerables lagunas conceptuales, ha podido establecer la presencia de energías que constituyen materia muchísimo más sutil, empezando por el éter, y con ello se demuestra que este mundo densamente burdo no es lo único que tenemos a disposición y cambia constantemente, para desgracia de quienes se aferran a sus espejismos o no quieren reconocerlos como tales. En consecuencia, todos debemos elegir entre dar prioridad a lo espiritual o lo físico, y eso está determinado por la intención, el discernimiento y la experiencia de vida que se desplieguen para tomar decisiones. Tampoco toda la gente está debidamente informada sobre los riesgos ocultos de idolatrar el materialismo psicológico, pues hoy la creencia común y laxa es que “la materia dura o las sensaciones son todo lo que existen”; por esto, en muchos casos el pensamiento positivo es únicamente una excusa para perpetuar el egoísmo en detrimento de un equilibrio entre el bienestar individual y colectivo.

b) Examimemos un poco más de cerca el sofisma de que “se puede tener todo en la vida”, acudiendo a una pregunta pisacallos: "En las regiones del globo asoladas por corrupción exitista y miseria material o cultural, ¿es la riqueza sinónimo de honradez?Wikipedia define esta virtud como sinónimo de “honestidad” y también un “adjetivo con los significados de ‘decente’, ‘decoroso’, ‘recatado’, ‘pudoroso’, ‘razonable’, ‘justo’, ‘probo’ y ‘recto’”. Así, un filántropo rico (ya sea ostentoso o bien finja su humildad) no necesariamente es honesto, pues si no abandona su estatus, privilegios o admiración sociales no está siendo justo ni razonable con su peculio (p. ej., pudiendo guardar sólo el caudal necesario para ahorros en épocas de crisis, adquirir lo indispensable para vivir con decencia, algo de ocio y repartir el resto en obras benéficas).

b.1) Hay otra noción interesante en la misma enciclopedia virtual, cuando refiere a las enseñanzas de Confucio: “La virtud se basa en la armonía con los demás, y en la aceptación de que en algún momento de nuestras vidas todos estamos a merced de otras personas. La honestidad consiste, por lo tanto, en ponerse en el lugar hipotético de la propia vida futura, aquélla de las generaciones pasadas y venideras, y elegir no hacer o decir nada que pueda mancillar el honor o la reputación de la familia”. Esto recuerda mucho a lo escrito por San Agustín sobre la creación de imperios y patrimonios personales en la historia antigua: “Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de ladrones a gran escala? Y estas bandas, ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos: abiertamente se autodenomina ‘reino’, título que a todas luces le confiere, no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda finura y profundidad le respondió al célebre Alejandro Magno un pirata caído prisionero. El rey en persona le preguntó: ‘¿Qué te parece tener el mar sometido a pillaje?’ ‘Lo mismo que a ti -respondió-, tener el mundo entero. Sólo que a mí, como trabajo con una ruin galera, me llaman bandido, y a ti, como lo haces con toda una flota, te llaman emperador’” (De Civitate Dei, IV, 4).

Lo anterior sigue siendo válido hoy, especialmente en política y todos sus sectores (de extremo a extremo), en mayor o menor medida según el caso. Y con esto surgen otras inquietudes: ¿Cuántas familias de alcurnia están conscientes de su historia genealógica, y trabajan hoy para dar un uso ético a sus herencias? Por lo demás, hay un proverbio inglés muy ilustrativo que revela hasta cierto punto la obscenidad de "magnetizar bonanza" sin antes trabajar en un autoanálisis valórico: "El dinero requiere tres condiciones: saber ganarlo, saber gastarlo y saber despreciarlo". Pregúntese cuántas personas en el mundo tienen el CRITERIO para adquirir y administrar sus bienes/ganancias o vivir en armonía consigo mismas y su entorno. En su libro "Sonríe o Muere", Barbara Ehrenreich sostiene que la moda del "pensamiento positivo" es fundamental en el sistema capitalista y fue utilizada también con profusión en la U.R.S.S., como asimismo en la China contemporánea, donde según varios medios de prensa hay casos de trabajadores que son obligados a autoagredirse por no cumplir metas comerciales. 

Qué, ¿ya le empieza a temblar la barbilla? Un comunista ferviente y de clase alta que financia actividades políticas afines y no abdica de sus privilegios, ¿está abogando en realidad por su ideario? Un capitalista entusiasmado que no perdona "fracasos" o "negatividad improductiva" entre sus trabajadores, ¿podrá dormir tranquilo cultivando esa actitud? Por el lado del socialismo, ¿acaso la mayoría de sus afanosos adherentes está comprometida con una reforma ética al Estado con objeto de garantizar la mayor probidad gubernativa posible? Un anhelante anti-gobierno que promulga la repartición desatada de bienes o el libre mercado más salvaje, ¿reconocerá al menos que no toda la gente tiene la madurez para habérselas con su dinero o posesiones (si es que comprende mínimamente la palabra)? ¿Prefiere acaso pasar bochorno dirigencial o sufrir tormentos a manos de otros (como observaba San Agustín) en el caso que se materialice su ideología?

Se lo explico de otra forma por si no capta: piense que va a adquirir una entrada al cine si lo imagina 30 minutos antes, en un horario de alta afluencia. Visualice un local para que le vendan el boleto media hora antes. Ahora encamínese al lugar elegido. ¿Consiguió cumplir su deseo? ¿Qué pasaría si 10 personas hicieran lo mismo a la vez? El Universo tendría que negarle 10 entradas a otros espectadores para que otros 10 ingresen al cine. ¿Y si fueran 100? ¿Y si 1000 clientes hicieran lo mismo a igual hora? ¿Encuentra usted que eso es aceptable? Aplique luego este problema a las grandes "revoluciones" (de la ideología que sea), sígales el rastro histórico y examine cuánto de "bueno", "ético" y "razonable" han legado a las generaciones posteriores. 

Retomando entonces el tema central, ¿están todos esos personajes “sintonizados” con la sensatez y necesidad de crear equilibrio en la humanidad y hacer que el “pensamiento positivo” tenga más trasfondo? Ya conocemos la respuesta de sobra, coreada a gritos por quienes tenemos el calvario de vivir en países corruptos. Después de todo, hasta los policías y criminólogos experimentados tienen mucho que enseñar, si sopesamos los casos horrendos donde tanto ricos como pobres canallas no escatimaron en medios -y con planes perfectamente concebidos- para satisfacer sus ambiciones y celos demoníacos. Veamos si prevalece el materialismo séptico que mueve a muchos felideólogos, muy expertos ellos en hacerse las moscamuertas para atraer felices reclutas, llenar felices billeteras y producir un mundo donde todos seamos felices a costa de lo que sea...

[Nota de escarmiento: aquí dos ejemplificantes "cazadores de prosperidad": un miembro del Opus Dei que no controló su celopatía, y un carnicero insatisfecho con meterse a la política.

"No pienses livianamente del mal, ni digas 'esto no me va a pasar'. Incluso un pote de agua se llena por la caída constante de gotas, y así un tonto puede llenarse de maldad si la acumula poco a poco (Dhammapada, verso 121).

Es consolador observar cuántos ideólogos afiebrados y sonrisofistas arbitrarios se están poniendo la soga al cuello sin darse cuenta. Porque, si esto pasa en la vida real, ¡mejor ni pensar en qué andan metidos allá arriba esos ídolos de barro!...]. 

02. El artículo “Mediocridad y ética” describe a grandes rasgos el fenómeno del desempleo, que en el ámbito profesional suele “subsanarse” con el favoritismo/nepotismo ruin y calculado de ciertas “autoridades” y los mediocres-zombi adoctrinados en dicha moda. En muchas naciones el problema del desempleo es estructural (reléase el apartado anterior), y no tiene nada que ver con el “pensamiento afirmativo/negativo”. No son pocos los filósofos o autores imparciales que protestan contra el carácter desalmado e inmoral de culpar sólo al ciudadano común por sus situaciones desventajosas, e incluso de la corrupción que produce carestía de trabajos. Nuevamente, no todos están “sintonizados” con objetivos nobles y honestos para producir “felices querubines de prosperidad”, y así seguirán manifestándose confrontaciones y resultados contradictorios mientras persista la carencia de bases éticas.

De acuerdo con las vivencias de muchos cesantes ilustrados, hay cada vez una mayor repulsión hacia la “sana costumbre” de tener más contactos laborales que un político, y creando con ello redes elitistas para acceder a trabajos decentes; se sabe incluso que, en los últimos años, respecto a muchas carreras universitarias humanistas -y con bajo porcentaje de contrato en el mercado- hay “distinguidos profesores” que recomiendan a sus alumnos principiantes/terminales no seguir los estudios debido a los incrementos de paro laboral (¡como si ellos dieran el ejemplo de renunciar a ser cómplices pasivos o activos!). En consecuencia, la estafa es doble: dinero perdido por nada (dando paso a eternas deudas) y el mérito profesional no tiene peso alguno. Tenemos así enormes diferencias entre países ricos y subdesarrollados en esta materia, estableciendo años-luz de diferencia sobre la igualdad de oportunidades… y el “pensamiento positivo”, claro está.

03. Siguiendo con lo anterior, el hecho de tener trabajo -según las capacidades y méritos individuales- es un derecho, y no un antojo ni privilegio. Lo dicen muy claro las Constituciones nacionales y la Declaración Universal de Derechos Humanos (“ninguna persona será excluida de la posibilidad de trabajar por razones que no sean su decoro e idoneidad personal y valórica”, o acápites por el estilo). Por ello y para alguien que alberga intenciones decentes de ganarse la vida, es el colmo de la humillación aplicar técnicas de “atracción mental” y forzar las circunstancias para obtener dinero honradamente, además de sufrir discriminaciones arbitrarias por edad, género, raza o experiencia laboral. Es más: ¿por qué cree usted que hay tanto charlatán ofreciendo “métodos mágicos” con miras a “resultados positivos más rápidos” al buscar empleo? ¿Es "casual" la programación de idearios o "religiones" en determinados grupos, diseñada a fin de reclutar nuevos zombies, proteger avaricias o jerarquías despóticas? ¿Tal vez -y como vimos que el pensamiento es energía- con eso nos están dando razón de que primero hay que contrarrestar infinidad de pensamientos egoístas en la Luz Astral antes de ver efectos en el plano físico?

04. Continuando con la advertencia de los videos anteriores, es muy cuestionable que los felizólogos de moda o la gente común tengan un concepto decente o correcto de “felicidad” cuando ésta se lleva a efecto con fines materiales. ¿Cuántas personas capacitadas y ejemplares existen para juzgar las aspiraciones de alguien como “elevadas”, “mediocres” o “malas”, siendo que la actual confusión de castas muestra la existencia de individuos pobres o ricos que son verdaderos ángeles o demonios en su fuero interno? Mediante sus reprimendas y cavilaciones, Helena Blavatsky consignaba que la “supervivencia del más apto” está completamente malentendida, y ahora se aclama a los mentirosos seductores, prepotentes, manipuladores, fanáticos, avaros, sediciosos y subjetivistas histéricos a guisa de nuevos “gurúes”, y con lo cual podríamos llamar a esta tendencia como “cultura de la vejación”, donde la guerra psicológica del capricho personal es imitada con gran alegría por indigentes de alma (¡otra vez el “pensamiento positivo” pariendo a quienes no merecen fortuna!). Por esta razón muchos “sátrapas de la felicidad” se esfuerzan por convertir a personas en objetos para cumplir “MIS deseos”, “MI estabilidad”, “MI fama” o “MI prosperidad”, perpetuando más insatisfacción, consumo irresponsable, hedonismo, enfrentamientos, inequidad, etc.

Como ya señalamos, el equilibrio no es una característica de la especie humana en su conjunto. La cultura materialista del “pensamiento positivo” apunta en realidad a “felicitar el mal” en vez de propiciarse una búsqueda de sus orígenes reales e implicaciones en nuestras vidas para determinar responsabilidades inequívocas. Sobra decir que este artículo no promueve de ninguna manera el pesimismo o la depresión, sino un realismo cimentado firmemente en valores éticos, y es así como su ausencia -o desprecio- explica la total falta de empatía en un grupo no despreciable de felizólogos hacia el infortunio de alguien. Y ojalá sólo la cantidad fuera lo despreciable, si pensamos en toda la suciedad que ocultan...

Bertrand Russell señaló: "Un optimista es un imbécil simpático, y un pesimista un idiota antipático, porque ninguno de ambos sabe lo que va a pasar”. ¿Se estaba refiriendo indirectamente a la Ley de Karma con esto? O parafraseando a Schopenhauer, nadie debe ni tiene el derecho de tomar su ignorancia por los límites del mundo. Siempre es necesario, fraternal y bienvenido brindar ánimos a una persona que lo pasa mal, pero es estúpido y ofensivo ayudarla diciendo o insinuando constantemente “mira qué bien me va”. El carrusel kármico puede dar enormes giros, ¿o no, don Confucio? O usted, don Coronavirus, ¿a cuántos “resilientes” y “japi-pipol” pseudoespirituales, desdeñosos y pervertidos está poniendo a prueba? Que le vaya MUY bien en su cometido, ¿eh? 😉.


APÉNDICE
Lo bueno de la depresión
 
Por Christian Cristi, revista El Guardián de la Salud (Santiago de Chile, nº 103, noviembre 2012/párrafos seleccionados y leves cambios lingüísticos; énfasis añadidos).

La depresión no es una enfermedad del cerebro. Y en este artículo quiero proponer, controversialmente, que ella puede ser algo bueno para nosotros. Todo esto surge cuando leí “El Significado de la Locura” por el psiquiatra y filósofo Neel Burton (Universidad de Oxford) y con el cual concuerdo. La depresión es algo ambigua, y hay muchas diferencias culturales y geográficas que marcan el surgimiento o la casi inexistencia de ella. La determinan en gran medida factores socioculturales en lugar de aspectos biológicos.

En los pueblos originarios del mundo, la angustia se entiende como un indicador para prestar atención a los problemas importantes de la vida y nada más. Antes que llegaran los occidentales a Japón, entre los nipones no había una palabra para definir “depresión”, y aún hoy existen culturas que no la conocen -como esquimales y punjabis-; es más, algunas mujeres de esos pueblos reaccionan confundidas cuando tras dar a luz en un hospital de ciudad se las deriva a un psicólogo para tratar una “presunta depresión post-parto”.

En las sociedades modernas, las personas hablan de la depresión como si fuera tan común como un resfrío, y por lo tanto son más susceptibles a interpretar cualquier tipo de estrés o angustia como “depresión”, e incluso a veces buscan que se les diagnostique con una modalidad de aquélla. Fijándose en esto, la mayoría de empresas farmacológicas, “gurús” emocionales y expertos en salud mental promueven la idea de la “felicidad” como un estado "natural" y "predeterminado", mientras consideran el estrés y la angustia como “trastornos”.

Por supuesto, el hecho de clasificar la depresión como patología tiene su uso en hospitales psiquiátricos y respecto a casos severos, pero NO ES el tipo de concepto que debiera emplearse en muchos otros de menor duración. Además, en un mundo como el actual, con una sociedad cada vez más individualista donde estamos más rodeados de gente pero en soledad, y corriendo de un lugar a otro, ¿quién no se va a sentir angustiado o estresado más de alguna vez? (…).

Todos nacemos con ciertas situaciones o ambientes que pueden hacernos más o menos susceptibles a una depresión, estados de ansiedad o leve tristeza. A estas condiciones les llamaremos pre-liberación, o el nivel previo a encontrar una salida que produce nuestra inteligencia (…) En ocasiones nos distraemos tanto por la vida diaria que ni siquiera tomamos en cuenta esas señales y perdemos de vista nuestro propósito de vida. Es en estos momentos que abandonamos los pensamientos positivos y necesitamos más ayuda para crear un plan que nos permita sacar a relucir lo mejor de nosotros. Quizá lo mejor sería un retiro o aislamiento de lo cotidiano, del bullicio o todo estímulo que nos cause estrés, y con la asistencia de supervisión experta, comenzar a construir un nuevo entendimiento de nosotros mismos y la existencia, encontrando así en este desafío al ser que realmente representamos y la respuesta a la inquietud “de dónde venimos”. Somos seres sociables, y darnos un espacio de reflexión permite re-evaluar nuestras relaciones para acercarnos con mayor sentido de pertenencia, compasión y amor, como han hecho las personas más creativas del mundo.

Los individuos con estado depresivo o de pre-liberación son catalogadas frecuentemente como “fracasadas” o “perdedoras”. Nada puede estar más lejos de la realidad, porque si ellas experimentan esa condición es porque han intentado con todas sus fuerzas [o recursos] salir de una determinada situación, y al no poder hacerlo han caído en esta suerte de “pozo negro”.

En otras palabras, el mundo no es lo suficientemente bueno para estos individuos e intentan cambiarlo (…) querían ser mejores ciudadanos y también transformar a otros para bien. Llámeles como quiera, pero ellos son los que por lo general dictan los estándares que persigue el resto de nosotros. Podrían haber ignorado toda necesidad de cambio, pero no fue así, y a diferencia de la mayoría, tuvieron la fortaleza moral y la honestidad de admitir que algo no funcionaba bien en esta sociedad. De este modo y en lugar de tratarlos como “perdedores”, veámosles como valientes y sinceros. Como decía Michael Proust: “La felicidad puede ser conveniente para el cuerpo, pero es la pena lo que desarrolla la fortaleza mental”.

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"Vivimos en una atmósfera de tristeza y desesperación, pero esto se debe a que nuestros ojos están abatidos y clavados en la tierra, con todas sus manifestaciones físicas y groseramente materiales. Si, en lugar de eso, la persona que se halla en su viaje existencial mirara dentro de sí mismo (no hacia el cielo, que no es sino una metáfora) y centrara su punto de observación en su aspecto interior, pronto escaparía de las vueltas en el gran carrusel de la ilusión. Entonces, desde la cuna hasta la tumba, su vida sería soportable y digna de continuarse, incluso en sus peores etapas"
(Helena Blavatsky).

Aquila in Terris