30 de enero de 2022

Continentes hundidos vs. deriva continental (2 de 4)

David Pratt
Diciembre 2008, última revisión marzo 2011
 
 
Contenidos:

-Distribución y subducción del fondo marino

03. Surgimiento e inmersión
-Tectónica vertical
 
 
Distribución y subducción del fondo marino

De acuerdo con la hipótesis de extensión en el fondo marino, la nueva corteza oceánica se genera en las dorsales mesoceánicas por el surgimiento de material fundido desde el manto planetario, y a medida que el magma se enfría también se disemina desde los flancos de las dorsales. Asimismo, se dice que las placas de movimiento horizontal se sumergen de nuevo en el manto en las fosas oceánicas o "zonas de subducción".
 
El fondo oceánico está lejos de tener las características uniformes que implicaría la propagación de tipo transportador. El manto es asimétrico en relación con las dorsales oceánicas medias y tiene una estructura de mosaico complicada e independiente de la dorsal homoclinal. N.C. Smoot y A.A. Meyerhoff demostraron que casi todas las cartas geográficas publicadas de fondos oceánicos del mundo se han elaborado deliberadamente para reflejar las predicciones de la hipótesis tectonista, y los mapas más precisos disponibles en la actualidad son ampliamente ignorados porque no se ajustan las preconcepciones oficiales (9). Las imágenes por radar de barrido lateral muestran que las dorsales oceánicas medias están cortadas por miles de fisuras, fracturas y fallas largas, lineales y paralelas a la dorsal, lo cual sugiere fuertemente que las dorsales están subyacentes a poca profundidad por canales-magma interconectados en que la lava semifluida se mueve horizontalmente y paralela con las dorsales en lugar de ángulo recto respecto a ellas.
 
Las rocas continentales más antiguas conocidas tienen alrededor de 4 mil millones de años, mientras que según la ortodoxia ninguna parte de la corteza oceánica tiene más de 200 millones de años (Jurásico). Esto se cita como "prueba concluyente" de que la corteza oceánica se está creando de continuo en las dorsales oceánicas medias y se consumen en las zonas de subducción. De hecho, hay abundantes datos contrarios a la presunta juventud del fondo oceánico, aunque los libros geológicos tienden a pasarlos por alto.
 
Los científicos involucrados en el Deep Sea Drilling Project (Proyecto de Perforación en Aguas Profundas) aparentemente estaban motivados por un fuerte deseo de confirmar la expansión del fondo marino y dieron la impresión de que el basalto hallado bajo las secuencias sedimentarias en el fondo de muchos barrenos en aguas profundas es el basamento de la corteza oceánica, sin sedimentos antiguos y adicionales por debajo. Sin embargo, en algunos casos existe evidencia clara de que el basalto es una intrusión posterior en los sedimentos existentes. La corteza oceánica se debe perforar a profundidades mucho mayores (hasta 5 kms.) para ver si la capa inferior contiene sedimentos triásicos, paleozoicos o precámbricos o rocas continentales graníticas en lugar de consistir completamente en rocas basálticas.
 
La tectónica reinante predice que la edad de la corteza oceánica debería aumentar sistemáticamente con la distancia desde las crestas de dorsales mesoceánicas, pero las fechas exhiben una dispersión muy grande. En una montaña submarina justo al oeste de la cresta en la elevación del Pacífico Oriental, las fechas radiométricas varían de 2,4 a 96 millones de años. Aunque puede distinguirse una tendencia general de los sedimentos más recientes en las cimas de dorsales a sedimentos más antiguos y alejados de ellos, esto es lo que se espera en efecto ya que la cresta es la parte más elevada y activa de la dorsal, y así es probable que los sedimentos más antiguos estén enterrados bajo rocas volcánicas más jóvenes. La capa de basalto en la corteza oceánica sugiere que antaño la inundación de magma ocurrió en todo el océano, pero el vulcanismo se restringió posteriormente a una zona cada vez más estrecha centrada en las crestas de dorsales. Tales inundaciones magmáticas estuvieron acompañadas por hundimientos progresivos de corteza en grandes sectores de los océanos modernos, comenzando en el Jurásico.
 
Fig. 5. Gráfico de edad en rocas vs. la distancia desde la cresta de la Dorsal Mesoatlántica (reimpreso con permiso de Meyerhoff et al., 1996a, fig. 2.35; derechos de autor de Kluwer Academic Publishers).
 
Los numerosos hallazgos en los océanos Atlántico, Pacífico e Índico de rocas con más de 200 millones de años, muchas de ellas de naturaleza continental, proporcionan pruebas sólidas contra la presunta juventud de la corteza subyacente. En el segmento ecuatorial de la Dorsal Mesoatlántica se localizaron numerosas rocas continentales y de aguas poco profundas con edades de hasta 3,74 millones de años. Un estudio de las rocas St. Peter y Paul en la cresta de dicha dorsal -justo al norte del ecuador- dejó al descubierto una roca de 835 millones de años asociada con otras que arrojan dataciones de 350, 450 y 2.000 millones de años, mientras que según el modelo de expansión del fondo marino la piedra debería haber tenido 35 millones de años.
 
Se descubrió que las rocas excavadas en la región de Bald Mountain -oeste de la cresta de la Dorsal Mesoatlántica a 45° N- tenían entre 1.690 y 1.550 millones de años. El 75% de las muestras consistían en piedras de tipo continental y los científicos involucrados comentaron que se trataba de un "fenómeno notable"; tanto es así que decidieron clasificar esas muestras como "erráticas glaciales" y no darles mayor consideración. Otra forma de lidiar con los hallazgos "anómalos" de roca es descartarlos como lastres de un barco; sin embargo, la localidad de Bald Mountain tiene un volumen estimado de 80 km3, por lo que es muy poco probable que haya sido transportada en un témpano o arrojada por embarcaciones. En otro intento para desestimar material "irregular" antiguo y la corteza anormalmente superficial o emergente en ciertas partes de las dorsales, algunos tectonistas han propuesto la idea artificial de que pueden producirse "bloques no extendidos" durante el agrietado y que el eje de propagación y las fallas de transformación relacionadas pueden "saltar de un lugar a otro".
 
Se dice que existe un "fuerte apoyo" a la propagación del fondo marino en las anomalías magnéticas marinas, franjas aproximadamente paralelas de intensidad magnética y alterna alta/baja que caracterizan alrededor del 70% de las crestas de dorsales mesoceánicas en el mundo. De acuerdo con la hipótesis ortodoxa, el basalto fluido se magnetiza por el campo magnético terrestre que brota a lo largo de las dorsales oceánicas medias, conforme aquél se extiende horizontalmente y enfría. Se cree que las bandas de alta intensidad se formaron durante períodos de polaridad magnética normal, y las de menor intensidad en momentos de polaridad invertida; no obstante, la perforación oceánica ha socavado gravemente este modelo simplista.
 
Se han establecido correlaciones entre anomalías magnéticas lineales a ambos lados de una dorsal en diferentes partes de los océanos y con eventos magnéticos datados radiométricamente en tierra. Los resultados se utilizaron para producir mapas que muestran cómo la edad del fondo oceánico aumenta constantemente a medida que se eleva la distancia desde el eje de la dorsal. Como se indicó anteriormente, esta imagen simple se puede mantener sólo descartando la posibilidad de sedimentos más antiguos bajo el "subsuelo" de basalto e ignorando numerosas edades de rocas antiguas y "anómalas". Las correlaciones declaradas han sido en gran medida cualitativas y subjetivas, y por lo tanto son altamente sospechosas. Los análisis más detallados y cuantitativos comprobaron que las supuestas correlaciones son muy pobres; así, una explicación más probable de las bandas magnéticas es que son causadas por franjas de roca relacionadas con fallas de diferentes propiedades magnéticas y no tienen nada que ver con la propagación del fondo marino.
 
 
Fig. 6. Dos vistas de anomalías magnéticas marinas. Arriba: ilustración estándar de un libro (reimpreso con permiso de McGeary y Plummer (10); derechos de autor por The McGraw-Hill Companies). Debajo: patrones de anomalía magnética del Atlántico Norte (reimpreso con permiso de Meyerhoff y Meyerhoff (11); derechos de autor por la Unión Geofísica Americana).
 
Un hecho notable con respecto a las anomalías magnéticas marinas es que son aproximadamente concéntricas en relación a los escudos continentales arqueanos (es decir, núcleos continentales superiores a 2.500 millones de años). Esto implica que en lugar de ser un "registro grabado" de propagación en fondos marinos y reversiones de campo geomagnético durante los últimos 200 millones de años, la mayoría de irregularidades magnéticas está representada por sitios de fracturas antiguas que en parte se formaron durante el Proterozoico y se han rejuvenecido desde entonces. La evidencia también sugiere que los núcleos continentales arqueanos han mantenido aproximadamente las mismas posiciones entre sí desde su formación, lo que está en total desacuerdo con la deriva continental.
 
Las "zonas de Benioff" son diversas regiones de terremotos que comienzan en una fosa oceánica, inclinadas hacia y declinantes en tierra. En la tectónica moderna, estas zonas de falla con raíces profundas se interpretan como "zonas de subducción" donde las placas descienden hacia el manto. En general se representan como losas de 100 kms. de espesor que descienden en la tierra con un ángulo constante o poco profundo cerca de la superficie terrestre y se curvan gradualmente en un ángulo de entre 60 y 75°, pero ninguno de esos modelos es correcto. A menudo las zonas Benioff consisten en dos secciones separadas: una superior con inclinación promedio de 33° que se extiende hasta una profundidad de 70-400 kms., y otra inferior con declive medio de 60° que se extiende a una hondura de hasta 700 kms. Los segmentos superior e inferior a veces se compensan en 100-200 kms. y en un caso en hasta 350 kms. Además, los terremotos profundos están desconectados de los superficiales y existen muy pocos sismos intermedios. Muchos estudios han hallado discontinuidades y segmentaciones transversales y verticales en las zonas de Benioff; por tanto, la evidencia no favorece la noción de una losa continua y descendente.
 
Fig. 7. Secciones transversales de la fosa Perú-Chile (izquierda) y el arco Bonin-Honshu (derecha) que muestran centros sísmicos (reimpreso con permiso de Benioff (12); derechos de autor por la Sociedad Geológica de EE.UU.).
 
Fig. 8. Distribución de terremotos perpendicular a los Andes (15-30° S) (13). Parece ser que en gran medida la "losa de subducción" descrita se debe mucho al pensamiento deseoso.
 
Los tectonistas de placa insisten en que el volumen de la corteza generado en dorsales mesoceánicas es igual al volumen subducido, pero mientras que supuestamente 80.000 kms. de dorsales están produciendo una nueva corteza, sólo existen 30.500 kms. de fosas. Incluso si agregamos los 9.000 kms. de "zonas de colisión", la cifra es sólo la mitad de los "centros expansivos". Con dos excepciones menores, las zonas Benioff están ausentes de los márgenes de los océanos Atlántico, Índico, Ártico y del sur. Según se dice, África está convergiendo en placas que se extienden desde el este, sur y oeste, y sin embargo no muestra prueba alguna para la existencia de zonas subductivas o cinturones montañosos de nueva formación. También la Antártida está rodeada casi completamente por supuestas dorsales de "propagación" sin ningún área de subducción correspondiente, pero no muestra ningún signo de aplastamiento. Se ha sugerido que África y Antártida pueden permanecer estacionarias mientras el sistema de dorsales circundante migra lejos de ellas, ¡pero esto requeriría que la marcadora del "límite de placa" entre ambos continentes se mueva en direcciones opuestas simultáneamente!
 
Si realmente se hubieran subducido hasta 13.000 kilómetros de litósfera en las fosas circumpacíficas de mar profundo, habrían sido eliminadas grandes cantidades de sedimentos del fondo oceánico y apilados contra el margen de las fosas orientado a tierra. Sin embargo, los sedimentos en las fosas generalmente no están presentes en los volúmenes requeridos ni muestran el nivel esperado de deformación. Scholl y Marlow, que apoyan la tectónica de placas, admitieron estar "realmente perplejos respecto a por qué no es fehaciente la evidencia de subducción o extracción de depósitos de fosa" (14). Los tectonistas han tenido que recurrir a la idea muy dudosa de que los sedimentos no consolidados del océano profundo pueden "deslizarse suavemente" en una zona Benioff sin dejar rastro significativo. La subducción a lo largo de las fosas del Pacífico también es refutada por el hecho de que el área de Benioff a menudo se encuentra a 80 a 150 kms. hacia tierra desde la fosa; por perfiles sísmicos que muestran que la corteza inferior precámbrica atraviesa las fosas del Pacífico sin ninguna subducción; por evidencia de que las estructuras continentales precámbricas continúan en el fondo del océano, y probanzas de corteza continental sumergida bajo el noroeste y sudeste del Pacífico, donde ahora hay profundas planicies abisales y fosas.
 
Fig. 9. Interpretación de un perfil sísmico a través de la Fosa de Java (15). Las unidades I y II parecen ser de la era precámbrica y las fallas apuntan a tensiones de tracción en lugar de compresión, mientras que la III está bien superpuesta y poco perturbada. La placa de subducción parece haber desaparecido.
 
Fig. 10. Muchas tendencias tectónicas antiguas continúan a través de continentes y fondos oceánicos, y no muestran "respeto" por las teorías movilísticas en la hipótesis ortodoxa (16). NPM = Megatendencia del Pacífico Norte; CPM = Megatendencia del Pacífico Central; FZ = zona de fractura.
 
Una visión alternativa para las áreas Benioff señala que son fracturas de contracción muy antiguas producidas por el enfriamiento de la Tierra. El hecho de que la parte superior de dichas zonas se sumerge a menos de 45° y la inferior a más de 45° sugiere que la litosfera está bajo compresión y el manto inferior bajo tensión. Dado que una esfera en encogimiento tiende a fracturarse a lo largo de grandes círculos, esto explicaría el hecho de que tanto el cinturón sismotectónico circumpacífico como el alpino-himalayo (Tetis)* se encuentran en círculos aproximados.
 
*El cinturón alpino-himalayo se extiende desde el Mediterráneo hasta el Pacífico y también es visible en América Central. Algunos geocientíficos creen que una vez fue global en extensión. Blavatsky dice que el cinturón del Himalaya sí rodea el globo, ya sea bajo el agua o por encima ("La Doctrina Secreta", 2: 401 nota al pie).
 
 
03. Surgimiento e inmersión

Tectónica vertical

La tradición teosófica enseña que la corteza terrestre está en constante ascenso o hundimiento, generalmente de modo lento pero a veces con intensidad cataclísmica. Existe una alternancia constante de tierra y agua: a medida que una parte de la tierra seca está sumergida, aparece tierra nueva en otra parte. Blavatsky escribe:
 
"La elevación y hundimiento de los continentes está siempre en progreso. Toda la costa de América del Sur se ha elevado de 3 a 4,5 mts. y se estableció nuevamente en una hora. Huxley demostró que las Islas Británicas se deprimieron cuatro veces bajo el océano y después se elevaron y poblaron nuevamente. Los Alpes, Himalayas y las cordilleras fueron todos resultado de deposiciones sedimentadas de los fondos marinos y levantadas por fuerzas titánicas a su elevación actual. El Sahara fue la cuenca de un mar del Mioceno y en los últimos cinco o seis mil años las costas de Suecia, Dinamarca y Noruega han aumentado de 60 a 180 mts.; en Escocia hay playas elevadas con pilas periféricas y columbretes que superan la orilla ahora erosionada por las olas. El norte de Europa aún se está elevando desde el mar y América del Sur presenta el fenómeno de playas elevadas de más de 1.600 kms. en longitud, ahora en una altura que varía de 30 a 400 mts. sobre el nivel del mar. Por otro lado, la costa de Groenlandia se está hundiendo rápidamente, tanto que sus habitantes no construirán junto a la costa. Todos estos fenómenos son reales. ¿Por qué un cambio gradual no ha dado lugar a un cataclismo violento en épocas remotas? Tales catástrofes se producen en una escala menor incluso ahora (por ejemplo, el caso de la isla de Sunda con 80.000 malayos)*" (1).
 
*Referencia a la erupción masiva en 1883 del volcán en la isla de Krakatoa en el estrecho de la Sonda. Creó un tsunami u ola marina gigante que mató a más de 30.000 personas en las islas de Java y Sumatra.
 
Blavatsky también cita lo siguiente de un científico contemporáneo: "(...) las fuerzas trabajan sin cesar y no hay ninguna razón por la cual una potencia elevadora -una vez que se pone en acción en el centro de un océano- cese de obrar hasta que se forme un continente. Han funcionado para elevar del océano en tiempos geológicos comparativamente recientes las montañas más altas de la Tierra (...) Los lechos marinos se han erguido 1.820 mts. y las islas emergieron desde profundidades de 5.480 mts." (2). 
 
La existencia de antiguas masas terrestres continentales en los océanos actuales puede estar reñida con el dogma tectónico de placas, pero como se muestra a continuación está respaldada por evidencia creciente.
 
El tectonismo clásico busca esclarecer todas las estructuras geológicas principalmente en términos de movimientos horizontales simples de placas litosféricas (rift, extensión, colisión y subducción), pero las interacciones aleatorias de placas no pueden dar cuenta del carácter periódico de los procesos geológicos, es decir, el ciclo geotectónico que a veces funciona a escala global. Tampoco explican los levantamientos y sumersiones a gran escala que han caracterizado la evolución de la corteza terrestre, especialmente los que ocurren lejos de los "límites de placa" como en interiores continentales, y los movimientos oscilatorios verticales que involucran a vastas regiones. La presencia de estratos marinos a miles de metros sobre el nivel del mar (por ejemplo, cerca de la cima del Monte Everest) y los grandes espesores de sedimentos de aguas poco profundas en algunas cuencas antiguas indican que han tenido lugar movimientos verticales de corteza de al menos 9 kms. sobre el nivel del mar y 10-15 kms. bajo ese rango.
 
También se han producido grandes movimientos verticales a lo largo de márgenes continentales. Por ejemplo, el margen continental atlántico de Norteamérica se hundió en hasta 12 kms. desde el Jurásico. En Barbados, los carbones terciarios que representan un entorno tropical de aguas someras se producen bajo inundaciones de aguas profundas, lo que indica que durante los últimos 12 millones de años la corteza se hundió a más de 4-5 kms. de profundidad para la deposición del lodo y luego se volvió a levantar. Una situación similar ocurre en Indonesia, donde las exudaciones lodosas de aguas profundas se producen sobre el nivel del mar e intercaladas entre sedimentos terciarios de aguas superficiales.
 
El principal mecanismo de construcción orogénica en la teoría oficial es la compresión lateral causada por colisiones de continentes, arcos de islas, mesetas oceánicas, montes submarinos y dorsales. En este modelo, la subducción continúa sin construcción orogénica hasta que se produce la colisión, mientras que sólo se supone que el modelo subductivo sin impacto causa dichas formaciones. Además de ser mutuamente contradictorios, ambos esquemas son inadecuados como han admitido varios tectonistas. El modelo de no-colisión no explica cómo la subducción continua puede dar lugar a una generación discontinua de montañas, en tanto que el paradigma de colisión es desafiado por acontecimientos de ese tipo donde no se puede suponer un choque continental, y tampoco esclarece la actividad contemporánea en construcción de montañas a lo largo de cadenas tales como Los Andes y en torno a una gran parte en el resto del borde del Pacífico.
 
Se piensa que Asia chocó con Europa a fines del Paleozoico produciendo las montañas Urales, pero abundantes datos geológicos de campo demuestran que las plataformas de Siberia y Europa del Este (Rusia) han formado un sólo continente desde la fase precámbrica. Un texto geológico admite que la reconstrucción tectónica en la formación de las montañas Apalaches y en términos de tres colisiones sucesivas de Norteamérica parece "demasiado inverosímil incluso para una trama de ciencia ficción". C.D. Ollier afirma que las extravagantes explicaciones de las placas ignoran toda la geomorfología y gran parte de la historia geológica conocida de los Apalaches; también dice que de todos los mecanismos posibles que podrían explicar los Alpes, el más ingenuo es la colisión de las placas Africana y Europea (3).
 
Se cree que el Himalaya y la meseta tibetana emergieron por el choque entre las secciones India y Asiática. Sin embargo, esto no esclarece por qué los lechos a ambos lados de la supuesta zona de colisión permanecen relativamente tranquilos y con baja inmersión, mientras que los Himalayas se levantaron supuestamente como resultado y a unos 100 kms. de distancia junto con las montañas Kunlun al norte de la meseta tibetana. Las terrazas fluviales en varias partes de los Himalayas son casi perfectamente horizontales y están desinclinadas, lo que sugiere que dicha cordillera se elevó de modo vertical y no como resultante de una compresión horizontal.
 
Existe amplia evidencia de que el flujo calórico del manto y el transporte de material pueden generar cambios significativos en el grosor, la composición y la densidad de corteza, lo que resulta en elevaciones y hundimientos sustanciales. Esto se subraya en muchas hipótesis alternativas a la tectónica de placas. Los seguidores de ésta última también invocan cada vez más el diapirismo del manto y los procesos de ascenso de material relacionados como mecanismo para los movimientos verticales en la corteza.
 
La hipótesis canónica predice patrones simples de flujo calorífero en torno a la Tierra. Debería existir una banda ancha con altas efusiones calientes bajo la longitud total del sistema de rifts mesoceánicos y bandas paralelas de flujo calorífico alto y bajo a lo largo de las zonas Benioff. Se predice que las regiones interplaca tienen una efusión de calor baja, pero el patrón realmente observado es muy diferente pues hay bandas entrecruzadas de alta corriente calórica que cubren toda la superficie de la Tierra. Generalmente el vulcanismo de interplaca se atribuye a "plumas mantélicas" o ascenciones de material caliente desde lo profundo del manto; también se dice que el movimiento de placas sobre las plumas da lugar a trazas de puntos calientes (cadenas de islas volcánicas y montes submarinos). Por lo tanto, tales trazas debieran mostrar progresiones en edad de un extremo al otro, pero las positivas son muy raras y una gran mayoría muestra pocas o ninguna. H.C. Sheth argumentó que la hipótesis de la pluma es infundada, artificial e inútil y que ha llevado a los geocientíficos a un callejón sin salida (4).
 
Una nueva hipótesis importante en geodinámica es la tectónica de tensión que rechaza tanto la propagación del fondo marino como la deriva continental (5), y postula que todas las características principales en la superficie de la Tierra, inclutendo rifts, cinturones plegables, cinturones metamórficos y zonas de falla transcurrente están subyacentes por cámaras y canales de magma poco profundos (menos de 80 kms.) conocidos como "canales de tensión". Los datos sismotomográficos sugieren que estos conductos forman una red mundial interconectada que se ha denominado "sistema cardiovascular planetario", y los de tipo activo se caracterizan por un alto flujo calorífero y microterremotos. El magma de la astenosfera fluye lentamente a través de canales activos a una velocidad de unos pocos centímetros al año. Esta afluencia horizontal se demuestra por dos características principales de superficie: fallas, fracturas y fisuras lineales y paralelas al cinturón, y la división de cinturones tectónicos en segmentos bastante uniformes. Los mismos rasgos caracterizan todas las corrientes de lava y túneles, y también se han observado en Marte, Venus y varias lunas de los planetas exteriores.
 
La tectónica de tensiones postula que el origen principal de la geodinámica es la compresión de la litosfera generada por enfriamiento y contracción de la Tierra.* A medida que la compresión aumenta durante un ciclo geotectónico, hace que el magma se desplace mediante un canal en oleadas pulsantes y eventualmente lo rompe, de modo que los contenidos del conducto se elevan bilateralmente hacia arriba y afuera para iniciar la tectogénesis. La astenosfera (en las regiones donde está presente) se contrae alternadamente durante los períodos de actividad tectónica y se expande en inactividad. La rotación de la Tierra combinada con el desfase diferencial entre la litosfera más rígida (arriba) y la astenosfera más fluida (abajo) hace que los materiales fluidos o semifluidos se muevan predominantemente hacia el este.
 
*Los geocientíficos tienen puntos de vista muy divergentes sobre los cambios de tamaño que ha sufrido la Tierra desde su formación. Desde una perspectiva teosófica, tras su formación en estado etéreo hace unos 2 mil millones de años, la Tierra se materializó gradualmente y contrajo en cierta medida. Este arco descendente de evolución llegó a su fin hace unos pocos millones de años y comenzó el ciclo ascendente de re-eterización. Puede esperarse que el planeta se expanda ligeramente a medida que las fuerzas de atracción comienzan a relajarse.