Mostrando entradas con la etiqueta Atlántida y Lemuria. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Atlántida y Lemuria. Mostrar todas las entradas

10 de marzo de 2022

La religión de lemurianos y atlantes


De "La Doctrina Secreta" (H.P. Blavatsky), vol. 2, p. 272-274

¿Cuál era la religión de las razas Tercera y Cuarta? En la aceptación común del término, ni lemurianos ni lemuroatlantes -su progenie- detentaban alguna, ya que no conocían ningún dogma ni tenían que creer en la fe. Tan pronto como el ojo mental del humano se abrió a la comprensión, la Tercera Raza se sintió unida tanto al presente eterno como con el TODO siempre desconocido e invisible, la Única Deidad Universal. Dotado de poderes divinos y sintiendo en sí mismo su Dios interior, cada individuo sentía ser un Dios-hombre en su naturaleza, aunque un animal en su ser físico. La lucha entre ambos comenzó desde el mismo día en que probaron el fruto del Árbol de la Sabiduría; una lucha por la vida entre lo espiritual y lo psíquico, entre éste último y lo físico. Los individuos que conquistaron los principios inferiores mediante el dominio del cuerpo se unieron a los "Hijos de la Luz", y quienes cayeron víctimas de sus naturalezas inferiores se convirtieron en esclavos de la Materia; y así de ser “Hijos de Luz y Sabiduría” terminaron como “Hijos de la Oscuridad”. Habían caído en la batalla de la vida mortal contra la inmortal, y todos los derrotados devinieron la semilla de las futuras generaciones de atlantes (1). 

Por tanto, en los albores de su conciencia el individuo de la Tercera Raza-Raíz no tenía ninguna creencia que pudiera llamarse religión, es decir, era igualmente ignorante de las "religiones alegres, llenas de pompa y oro" como cualquier sistema de fe o adoración externa; pero si el término debe definirse como "la unión de las masas en una forma de reverencia tributada a quienes sentimos más elevados que nosotros mismos, o de piedad" -como el sentimiento expresado por un niño hacia un padre amado-, entonces incluso los primeros lemurianos poseían una religión -y la más hermosa- desde el principio de su vida intelectual. ¿No tenían ellos sus fulgurantes dioses de los elementos que los rodeaban, e incluso dentro de ellos? (2) ¿Acaso su infancia no transcurrió con ellos, cuidada por aquéllos que les dieron vida y los llamaron a una existencia consciente e inteligente? Estamos seguros de que fue así y lo creemos, porque la evolución del Espíritu en la materia nunca podría haberse logrado, ni habría recibido su primer impulso si los Espíritus brillantes no hubiesen sacrificado sus respectivas esencias superetéreas para animar al hombre de barro y otorgar cada uno de sus principios internos con una porción o más bien un reflejo de esa esencia. Los Dhyanis de los Siete Cielos (siete planos del Ser) son los NOUMENOI de los Elementos actuales y futuros, al igual que los Ángeles de los Siete Poderes de la naturaleza -cuyos efectos más densos percibimos en lo que la ciencia se complace en llamar "modos de movimiento" -las fuerzas imponderables y similares-, son los noumenoi aún más elevados de las Jerarquías aún más grandiosas.

Era entonces la "Edad Dorada" en aquellos días de antaño cuando "los dioses caminaban por la tierra y se mezclaban libremente con los mortales". Desde entonces, los dioses se fueron (es decir, se hicieron invisibles) y las generaciones posteriores terminaron adorando sus reinos, los Elementos.

Fueron los atlantes, la primera progenie del hombre semidivino luego de su separación en sexos -de aquí los mortales engendrados y nacidos humanamente- que se convirtieron en los primeros "sacrificadores" del dios de la materia. Permanecen en el pasado lejano y nebuloso, en edades más que prehistóricas, como el prototipo sobre el que se construyó el gran símbolo de Caín (3) y como los primeros antropomorfistas que adoraban la forma y la materia. Ese culto degeneró muy pronto en la autoadoración, y por lo tanto condujo al falicismo o lo que reina hasta hoy en los simbolismos de cada religión exotérica de ritual, dogma y exteriorización. Adán y Eva se convirtieron en materia o suministraron el suelo, Caín y Abel; este último era el terreno portador de vida, y el primero "el labrador de ese campo".

Así, las primeras razas atlantes nacidas en el continente lemuriano se separaron de sus tribus más tempranas en justos e injustos; en aquéllos que adoraban al único e invisible Espíritu de la Naturaleza -el rayo que el hombre siente dentro de sí mismo o los panteístas- y quienes ofrecían adoración fanática a los Espíritus de la Tierra, los poderes cósmicos y antropomorfos oscuros con los cuales establecieron alianza. Estos fueron los primeros Gibborim, "los hombres poderosos de renombre en aquellos días" (Gen., VI) que se convirtieron con la Quinta Raza en los Kabirim: Kabiri con los egipcios y los fenicios, Titanes con los griegos y Rakshasas y Daityas con las razas indias.

Tal fue el secreto y misterioso origen de todas las religiones posteriores y modernas, especialmente la adoración de los hebreos posteriores a su dios tribal. Al mismo tiempo y por así decirlo, esta religión sexual estaba estrechamente relacionada, basada y combinada con los fenómenos astronómicos. Los lemurianos gravitaban hacia el Polo Norte o el Cielo de sus Progenitores (el continente hiperbóreo), mientras que los atlantes, hacia el Polo Sur, el foso cósmico y terrestre desde donde se respiran las ardientes pasiones sopladas como huracanes por los Elementales cósmicos, cuya morada se halla aquí. Los dos polos fueron denominados Dragones y Serpientes por los antiguos, y de ahí los Dragones y Serpientes buenos o malos y también los nombres dados a los "Hijos de Dios" (Hijos del Espíritu y la Materia), los magos benéficos y perjudiciales. Este es el origen de esta naturaleza humana doble y triple. En su significado esotérico, la leyenda de los "Ángeles Caídos" contiene la clave de las múltiples contradicciones del carácter humano; apunta al secreto de la autoconciencia en el individuo y es el ángulo de hierro sobre el que se articula su ciclo de vida completo, la historia de su evolución y crecimiento.

De una comprensión inequívoca de esta doctrina depende la asimilación correcta de la antropogénesis esotérica, dando así una pista a la fastidiosa cuestión sobre el origen del mal y muestra cómo el hombre mismo es el separador del UNO en varios aspectos contrastados.

Por lo tanto, el lector no se sorprenderá si se dedica un espacio considerable en cada caso a un intento de dilucidar este tema difícil y oscuro. Hay que decir mucho sobre su aspecto simbólico porque al hacerlo se dan pistas al estudiante reflexivo para sus propias investigaciones y así se puede sugerir más luz de la que es posible transmitir en las frases técnicas de una exposición más formal y filosófica. Los llamados "Ángeles Caídos" son la humanidad misma. El demonio de orgullo, lujuria, rebelión y odio nunca ha tenido cualquier ser antes de la aparición del humano físico y consciente. Es el hombre quien ha engendrado, alimentado y consentido que el demonio se desarrolle en su corazón; él, de nuevo, quien ha contaminado al dios residente en sí mismo al vincular al espíritu puro con el demonio impuro de la materia. Y si el dicho cabalístico Demon est Deus inversus encuentra su corroboración metafísica y teórica en la naturaleza dual manifestada, su aplicación práctica se encuentra sólo en la Humanidad.

************

(1) El nombre se usa aquí en el sentido de "hechiceros" y como sinónimo. Las razas atlantes fueron muchas y duraron en su evolución durante millones de años, pero no todas fueron malas. Se volvieron así hacia su final, como nosotros (la Quinta Raza) nos estamos convirtiendo rápidamente ahora.

(2) Los "dioses de los elementos" no son de ninguna manera los elementales. En el mejor de los casos, éstos últimos son utilizados como vehículos y materiales para revestirse (...). 

(3) Como se muestra al principio en el capítulo IV del Génesis, Caín fue el sacrificador del "fruto de la tierra" de la que fue primer labrador, mientras Abel "trajo la primera descendencia de su rebaño" al Señor. Caín es símbolo del primer ser masculino y Abel de la primera humanidad femenina, mientras que Adán y Eva son los tipos de la Tercera Raza (véase El misterio de Caín y Abel). "Asesinar" es derramamiento de sangre, pero no quitar vida.

5 de marzo de 2022

La destrucción de Atlántida


En otros artículos como "Atlántida y Lemuria" y "Evolución humana en 'La Doctrina Secreta'" hemos resumido el esquema básico de lo que las enseñanzas de Teosofía señalan sobre el continente perdido o civilización que nosotros llamamos Atlántida y a la cual los mismos "atlantes" denominaban de manera muy diferente. Se ha proporcionado más información sobre estos temas en otras entregas del blog, aunque las dos que ya mencionamos son particularmente importantes.

Esta entrada consiste en una descripción convincente y confiable de "La Doctrina Secreta" por H.P. Blavatsky sobre los eventos que rodearon la destrucción real de Atlántida, junto con los mismos sucesos presentados en forma de cuento titulado "Donde se hallaban los Rishis" ("Where the Rishis Were") por William Quan Judge, cercano colega de aquélla y cofundador del Movimiento Teosófico.

"La Doctrina Secreta" consta de dos grandes volúmenes titulados "Cosmogénesis" y "Antropogénesis". El primer tomo trata sobre los orígenes, el nacimiento y la evolución del Universo, el Cosmos, el Sistema Solar y nuestro planeta, mientras que el segundo versa sobre los orígenes y evolución de la humanidad.

En las páginas 427-428 del segundo volumen encontramos el pasaje relevante de un Comentario esotérico, que pertenece al grupo de manuscritos (que son algunos de los "escritos más antiguos sobre 'hojas de palma' [y] guardados muy en secreto"), llamados por el nombre tibetano de Tongshaktchi Sangye Songa, y además Helena P. Blavatsky menciona que este grupo de documentos se conoce exotéricamente como "Registros de los Treinta y Cinco Budas de la Confesión".

De acuerdo con ella, se dice sobre este Comentario particular "del cual se extraen los fragmentos que siguen y luego se traduce en un lenguaje más comprensible, [fue] copiado de las tablas líticas que pertenecían a un Buda [es decir, un Alma iluminada] del primer día de la Quinta Raza que había presenciado el Diluvio y la inmersión de los principales continentes de la raza atlante".

En otras palabras, este es el relato de un testigo ocular respecto a la destrucción principal de Atlántida y "no está muy lejos el día en que se encuentre correcto gran parte -si no todo- de lo que se da aquí a partir de los registros arcaicos".

Antes de citar el Comentario, H.P.B. explica que fue a partir de los atlantes que los primeros indios "aprendieron aeronáutica, la Viwan Vidya (el "conocimiento de volar en vehículos aéreos"), y por lo tanto sus grandes artes de meteorografía y meteorología. Es de ellos, nuevamente, que los arios heredaron su ciencia más valiosa sobre las virtudes ocultas de piedras preciosas y de otro tipo, y también de la química -o más bien alquimia-, mineralogía, geología, física y astronomía".

Es un hecho evidente -aunque muy ignorado- que el conocimiento y la utilización real de "vehículos aéreos" era una parte bien conocida e integral de la antigua civilización india, la cual superó con creces todo lo que ha logrado nuestra cultura occidental. Hay referencias claras a tales aspectos en numerosas escrituras hindúes, incluida la gran epopeya india del Ramayana que más tarde formó la base y el marco ideológico para la Ilíada de Homero. A continuación citamos los siguientes pasajes de "La Doctrina Secreta" comenzando en la página que Blavatsky titula "La ruina de Atlántida".

************

"Y el 'gran rey de cara deslumbrante', el jefe de todos los cara-amarilla, estaba triste al ver los pecados de los de cara negra.

Envió sus vehículos aéreos (Viwan) a todos sus hermanos-jefes (líderes de otras naciones y tribus) con hombres piadosos en su interior, diciendo: Prepárense y levántense, hombres de la buena ley, y crucen la tierra mientras (todavía) esté seca.

Se acercan los Señores de la Tormenta y sus carros se aproximan a la tierra. En esta tierra paciente sólo viven una noche y dos días los Señores de Cara Oscura (hechiceros). Ella está condenada y ellos tienen que sucumbir con ésta. Los Señores inferiores de los fuegos (gnomos y elementales de fuego) están preparando su magia Agneyastra (armas de fuego trabajadas por prestidigitación), pero los Señores del Ojo Oscuro ("mal de ojo") son más fuertes que ellos (los elementales) y son esclavos de los poderosos. Ellos están versados en Ashtar (Vidya, el más alto conocimiento mágico). 

'Vengan y usen el suyo (poderes mágicos para contrarrestar a los Hechiceros). Que cada señor de Cara Deslumbrante (adepto de Magia Blanca) haga que el Viwan de cada señor de Cara Oscura llegue a sus manos (o posesión); no sea que por sus medios haya escapado de las aguas (los brujos), eviten la vara de los Cuatro (deidades kármicas) y salven a sus malvados (seguidores o personas)'.

'Que cada cara amarilla envíe el sueño de sí mismo (¿hipnotizar?) a cada cara negra. Que incluso ellos (los brujos) eviten el dolor y el sufrimiento. Que todo hombre fiel a los Dioses Solares reúna (paralice) a todo hombre bajo los dioses lunares, para que no sufra o escape de su destino.

Y que cada cara amarilla ofrezca su agua de vida (sangre) al animal parlante de un cara negra, para que no despierte a su amo.

[De una nota explicativa: “Según los relatos, una bestia maravillosa, hecha artificialmente y similar de alguna manera a la creación de Frankenstein, habló y advirtió a su amo de cada peligro que se aproxima. El maestro era un "mago negro" y el animal mecánico fue formado por un djin o elemental, y sólo la sangre de un hombre puro podía destruirlo"].

Ha llegado la hora, la noche negra está lista, etc., etc." (...).

"'Que se cumpla su destino. Somos los sirvientes de los grandes Cuatro. Que regresen los Reyes de la Luz".

[De una nota explicativa: "Los cuatro dioses kármicos, llamados los Cuatro Maharajah en las estrofas"].

"El gran Rey cayó sobre su deslumbrante rostro y lloró (...).
Cuando los reyes se reunieron, las aguas ya se habían movido (...).
(Pero) las naciones habían cruzado ahora las tierras secas y estaban más allá de la marca de agua. Sus reyes los alcanzaron en sus Viwans y los llevaron a las tierras de Fuego y Metal (Este y Norte)" (...).

Aún así, en otro pasaje se dice:

"Llovieron estrellas (meteoros) sobre las tierras de los rostros negros, pero ellos dormían.

Las bestias que hablan (los observadores de magia) se callaron.
Los señores inferiores esperaban órdenes, pero no llegaron porque sus amos dormían.

Las aguas se levantaron y cubrieron los valles de un extremo a otro de la Tierra. Los altiplanos permanecieron y el fondo de la Tierra (las antípodas) quedó seco. Allí moraban los que escaparon, los hombres de cara amarilla y el ojo recto (la gente franca y sincera).

Cuando los Señores de Cara Oscura se despertaron y se pensaron a sí mismos en sus Viwans para escapar de las crecientes aguas, los encontraron desaparecidos".

Luego un pasaje muestra a algunos de los magos más poderosos de "Cara Oscura" -que se despertaron antes que los demás- persiguiendo a aquéllos que los "habían arruinado" y que estaban en la retaguardia, porque "las naciones que fueron descarriadas eran tantas como las estrellas de la Vía Láctea", como dice un Comentario más moderno escrito sólo en sánscrito.

“Así como una serpiente-dragón desenrolla lentamente su cuerpo, así los Hijos de los hombres conducidos por los Hijos de Sabiduría abrieron sus pliegues y se expandieron como una corriente de agua dulce (...) muchos de los débiles de entre ellos perecieron en su camino, pero la mayoría fue salvada".

Sin embargo, los perseguidores "cuyas cabezas y pechos se elevaron por encima del agua" los acosaron "durante tres términos lunares" hasta que finalmente las olas les alcanzaron y pereció hasta el último hombre; el suelo se hundió bajo sus pies y la tierra envolvió a aquéllos que la habían profanado.

************

"La Doctrina Secreta" se publicó a fines de 1888 y sigue siendo uno de los escritos esotéricos más conocidos e influyentes. El célebre Manly P. Hall, fundador de la Sociedad de Investigación Filosófica, declaró: "La Doctrina Secreta asume la dignidad de una escritura porque en sus páginas los misterios eternos están revestidos de términos antiguos y modernos, y para aquéllos que tienen ojos para ver se revela la sabiduría eterna". Para los teósofos no hay libro más importante que éste y así hemos intentado dar una explicación sobre esto en el artículo "An Invitation to 'The Secret Doctrine'".

Cinco años después (1893), William Judge publicó lo siguiente para su revista "The Path" en Nueva York. Es sólo uno de los más de diez cuentos cortos que escribió sobre temas espirituales y esotéricos.

************

Donde se hallaban los Rishis

Los Rishis eran los sagrados Bardos, Santos y grandes Adeptos conocidos por los hindúes que dieron grandes impulsos espirituales en el pasado, y se dice que a veces se reencarnan y que alguna vez vivieron en la Tierra entre los hombres.

"El mundo está hecho de mares e islas, pues los continentes son sólo grandes tierras rodeadas de agua, de modo que los hombres deben vivir siempre en el mar o en la tierra, a menos que permanezcan en el aire; y si habitan en el aire no son hombres como los conocemos". Así pensé a medida que el gran barco llegaba lentamente al puerto de una pequeña isla, y antes de que el ancla cayera, toda la escena pareció cambiar y la deslumbrante luz del pasado borró las imágenes oscuras de la civilización moderna. En lugar de un barco inglés, yo estaba parado en un antiguo vehículo impulsado por una fuerza hoy desconocida, hasta que los ruidos fuertes del desembarco me despertaron una vez más.

Pero ahora aterrizado me encontraba de pie en la colina que domina la ciudad y la bahía. La extraña luz y el curioso vehículo obtuvieron nuevamente dominio sobre los sentidos y los ojos, mientras llegaba desde el océano toda la majestuosidad de años olvidados. En vano luchó la educación moderna y se elevó: dejé caer el telón sobre el miserable presente.

Ahora el agua canta suavemente mientras se enrolla contra la ribera y con el Sol, pero una hora de antigüedad brillaba sobre su superficie. Pero ¿cuál es ese punto a lo lejos y contra el cielo que se acerca más al oeste, seguido de otro y otro hasta que en el horizonte se elevan cientos, y ahora algunos están tan cerca que se ven claramente? Los mismos vehículos extraños que vi al principio. Vuelan por el aire como pájaros. Vienen lentamente ahora y algunos llegaron quietamente al terreno. Se iluminan en la tierra con una suavidad que parece casi humana, con una habilidad maravillosa y sin ningún impacto ni rebote. De ellos se bajaron hombres de noble semblante que se dirigen a mí como amigos, y uno más noble que los demás parece decir: “¿Te gustaría conocer todo esto? Entonces ven", mientras se vuelve hacia su vehículo que está allí parado como un pájaro a la espera de despegar.

"Sí, iré"; y sentí que el pasado y el presente eran sólo uno, y sabía lo que debía ver aunque no podía recordarlo, pero con una vaguedad que borró todos los detalles.

Entramos en el vehículo veloz e inteligente que se movía, y luego se alzó sobre los brazos extendidos del aire y volamos rápido y nuevamente hacia el oeste de donde había venido. Pasaron muchos más volando con dirección este a la isla, donde el agua aún cantaba suavemente a los rayos del Sol. El horizonte se alzó lentamente y la isla de detrás quedó oculta por el mar a nuestra vista. Y aún así seguimos volando hacia occidente; muchas más aves construidas por hombres como nosotros pasaron volando a nuestro lado como si tuvieran prisa por el agua suave y melodiosa murmurando sobre la orilla de la montaña marina que habíamos dejado en oriente. Al volar demasiado alto al principio no escuchamos ningún sonido del mar, pero pronto un vapor húmedo que sopló en mi cara desde el fondo salobre mostró que estábamos descendiendo y luego habló mi amigo.

"¡Mira abajo, alrededor y delante de ti!"

Allá abajo estaban el rugido y la oleada de locas ondas que se alzaban hacia el cielo, vastos huecos que absorbían un mundo. Las nubes negras apagaron el gran Sol y vi que la corteza de la Tierra estaba atrapada en sus propias profundidades subterráneas. Dirigiéndome ahora al maestro, vi que escuchó mi pregunta sin pronunciarla y él dijo:

“Un ciclo ha terminado. Los grandes obstáculos que contenían al mar se han roto por su peso. De éstos hemos venido y venimos".

Luego nuestro pájaro navegó más rápido y vi que una gran isla estaba pereciendo. Lo que quedaba de la orilla aún se desmoronaba adentrándose en la desembocadura del mar, y había vehículos del aire igual al nuestro, solitarios, oscuros y deslustrados, tratando en vano de levantarse con sus capitanes; alzándose lentamente y luego cayendo para ser tragados.

Pero aquí nos hemos precipitado más allá donde el agua no se ha desbordado, y ahora vemos que pocos son los coches aéreos brillantes que están esperando mientras sus capitanes entran y estropean los poderosos pájaros oscuros de los hombres de capa roja y cuyos cuerpos, tan grandes y asombrosos, están durmiendo como si se hallaran bajo el vaho de una droga.

Mientras estos grandes hombres rojos duermen, los capitanes de pasos deslumbrantes y con capas de color solar terminan el trabajo de destrucción. Y ahora, a pesar de que llegamos rápidamente, las aguas se han precipitado detrás nuestro y nos barre el profundo aliento salado de todo lo que devora. Los capitanes de color solar entran en sus carros aéreos ligeros y se levantan con un barrido que pronto deja a los durmientes tras ellos, que ahora se despiertan. Los gigantes de capa roja escuchan el rugido de las aguas y sienten las olas frías que se precipitan sobre ellos; entran en sus vehículos, pero sólo para ver que todos sus esfuerzos son inútiles. Pronto la tierra desmoronada ya no los soporta, y todos ellos son tragados por un remolino de olas, y el océano traicionero ha reclamado la última raza de la isla con gritos de placer en la conquista.

Pero escapó uno de todos los gigantes rojos, y poco a poco su artefacto subió, como si quisiera eludir a los hombres coloreados por el Sol que eran los aguafiestas.

Entonces, de modo fuerte, claro y emocionante se inflamó una nota de maravilloso poder de mi capitán, y de vuelta vinieron cien de esos brillantes y rápidos vehículos que se dirigían a toda velocidad hacia el este. Ahora persiguen el pájaro pesado, vasto y lento del gigante, lo rodean y parecen evitar sus ataques. Luego se vuelve a inflamar esa nota de mi instructor cuando nuestro avión todavía se colgaba de sus alas. Fue una señal que se obedeció en un instante.

Un artefacto brillante, pequeño y afilado se dirige por completo al del gigante rojo. Propulsado por una fuerza que supera a una bala veloz, perfora al otro y el aliado también se rompe y cae sobre las olas con su víctima. Miré temblando hacia abajo, pero mi capitán dijo amablemente:

"Él está a salvo, ya que entró en otro coche brillante en la señal. Se han ido todos esos hombres vestidos de rojo, y ése último era el peor y más notable".

Regresamos al este una vez más a través del rocío de sal y la niebla hasta que pronto volvió a aparecer la luz brillante y la isla se elevó sobre el mar con el agua de cantos suaves que volvía murmurando al Sol. Descendimos, y cuando me di la vuelta desapareció toda la flota de naves rápidas, y en el cielo apareció una brillante franja de luz coloreada de Sol que se convirtió en letras que decían:

“Aquí es donde estaban los Rishis antes que se levantaran del mar los acantilados de tiza de Albion. Estaban, pero desaparecieron".

Y de forma alta, clara y emocionante se levantó esa nota que había escuchado en la nave de rápidos alerones. Me emocionó con tristeza, porque el pasado era la gloria y no quedaba nada para el futuro, sino sólo un destino.

30 de enero de 2022

Atlántida y Lemuria


A finales del siglo XIX y en ciertas cartas escritas a teósofos por dos Mahatmas indios de la Hermandad Transhimaláyica, se revelaron por primera vez verdades y hechos profundos e intrigantes de enorme importancia para la humanidad. Hay bastante contenido en la primera parte de una de dichas misivas sobre los continentes ahora sumergidos de Atlántida y Lemuria, o los hogares de la Cuarta y Tercera razas-raíz respectivamente. Las designaciones de ambos territorios son palabras de moda en el movimiento actual Nueva Era, pero a menudo son malinterpretadas y tergiversadas gravemente.

Fueron Madame Blavatsky y el Movimiento Teosófico quienes presentaron por primera vez la enseñanza espiritual al mundo sobre Atlántida y Lemuria, principalmente en la obra maestra y monumental de Blavatsky "La Doctrina Secreta" y también en libros de otros teósofos como "Budismo Esotérico" por A.P. Sinnett, basado en la información de estas Cartas Mahatma y que en ese momento aún no se habían hecho públicas. En el excelente libro "Atlantis and the Cycles of Time" de Joscelyn Godwin se muestra cómo las enseñanzas espirituales sobre estas dos civilizaciones perdidas y antiguas se volvieron progresivamente más fantásticas, ridículas y sensacionalistas tras la muerte de Blavatsky y en particular con la aparición de "mensajes canalizados". Al parecer muchos neoeristas serían excelentes escritores de ciencia ficción y fantasía, haciendo las veces de filósofos huecos e incluso exponentes paupérrimos de la escasa cantidad de Sabiduría Antigua que pueden comprender.

En una carta citada por Sinnett en su libro, el Maestro K.H. escribe: “Lemuria no puede ser más confundida con el continente atlántico que Europa con América. Ambos se hundieron y desaparecieron con sus elevadas civilizaciones y 'dioses', y sin embargo, entre las dos catástrofes transcurrió un breve período de unos 700.000 años".

Debido a que con frecuencia se habla de Lemuria y Atlántida, muchas personas han asumido erróneamente que deben haber representado "más o menos lo mismo", pero éste no es el caso. Lemuria fue un enorme continente situado en el Océano Pacífico y la Atlántida se localizó en el océano que ahora lleva su nombre. Ciertamente, en realidad no se llamaban "Atlántida" y "Lemuria", porque estos nombres se acuñaron como términos descriptivos en el siglo XIX para facilitar su referencia y comprensión. Helena Blavatsky explica en "La Doctrina Secreta" que el nombre "Lemuria" fue invento del zoólogo P.L. Sclater en algún momento entre 1850 y 1860 y que también fue utilizado por el eminente biólogo y filósofo alemán Ernst Haeckel en su libro "Pedigree of Man".

Pero cualesquiera que fuesen en verdad los nombres de estos dos continentes, su existencia definitiva está firmemente corroborada por los Maestros, quienes son los únicos que mantienen los registros secretos con respecto a ellos. Lemuria y sus diversos habitantes precedieron a Atlántida y fueron destruidos por fuego subterráneo, acción volcánica y hundimiento de tierra, mientras que Atlántida y sus moradores todavía estaban en su infancia como civilización. La raza atlante fue predecesora de nuestra Raza-Raíz Aria (también llamada indo-caucásica) y a la luz de este hecho combinado con la época increíblemente remota en que Atlántida floreció -por no mencionar la civilización parental y prehistórica de Lemuria en el Pacífico- obviamente es imposible que los atlantes o lemurianos tuvieran "aspecto blanco o caucásico", a pesar de la preferencia del movimiento Nueva Era y su peculiar inclinación a retratarlos como tales. La mayoría de esos individuos tenía relativamente poco parecido físico con el humano moderno, pues muchos atlantes eran muy elevados en estatura y los lemurianos fueron aún más altos. La época lemuriana es tan antigua y se remonta en tal grado a la infancia primordial del ser humano físico que sus coetáneos -de quienes se nos dice poseían un "tercer ojo" en la parte posterior de la cabeza, degenerado en la humanidad actual y se representa por la glándula pineal- nunca desarrolló ninguna forma de habla o comunicación verbal más allá de un gruñido monosilábico basal. Así vemos entonces que la Teosofía trata con hechos, mientras que la tendencia Nueva Era lidia con fantasías. 

Pero volvamos a la carta. En ésta, el Maestro K.H. describe a la Atlántida como "el gran continente, el padre de casi todos los continentes actuales" y declara que la catástrofe que condujo a la sumersión de sus últimas porciones ocurrió "hace 11.446 años, cuando su última isla -que traduciendo su nombre vernáculo podemos llamarla Poseidonis con propiedad- sucumbió por estrellamiento”. Teniendo en cuenta que estas palabras fueron escritas en 1882, podemos deducir que este evento fue hace 11.580 años [desde 2016] o, en otras palabras, ocurrió en el 9.564 a. de C., y esta fecha específica también es mencionada más adelante por los Maestros.

Al hablar nuevamente sobre este suceso -la destrucción final y completa de Atlántida- y revelando más detalles de esa historia, escribe: "Hace sólo 11.446 años acaeció el gran evento, el triunfo de nuestros 'Hijos de la Niebla de Fuego', los habitantes de 'Shambullah' [Shamballa] sobre los egoístas (cuando todavía era una isla en el Mar de Asia Central), pero no respecto a los malvados magos de Poseidonis”. El Maestro K.H. explica en esta carta que el Mahatma M. había sugerido que él diera “algunos detalles más sobre Atlántida ya que está muy relacionada con el mal, si no con su origen".

Explicando algunos aspectos de lo que podríamos llamar "etnología esotérica", el Maestro señala que las razas orientales en la actualidad como la china, mongol, tibetana, malaya, indonesia, japonesa, vietnamita, etc., descienden en gran parte de la séptima y última sub-raza de la Raza-Raíz atlante, mientras que los pueblos indígenas de África y Australia se originan en sub-razas atlantes anteriores, así como de la séptima y última sub-raza de la Raza Raíz lemuriana. La primera sub-raza de la Raza-Raíz actual corresponde a los indios, mientras que la última sub-raza de dicha Raza-Raíz es la de los europeos blancos. Igualmente el Maestro afirma que estas últimas son "las personas más elevadas" en términos de lo que llama "intelectualidad física", pero que ahora los indios representan las personas espiritualmente más sublimes sobre la Tierra. H.P.B. se hizo eco de esto en una de sus propias cartas a A.P. Sinnett cuando escribió: "En términos espirituales ellos [la gente de India] son inmensamente más elevados que nosotros. El punto físico de la evolución al que hemos llegado hasta ahora, ellos lo lograron quizá hace 100.000 años. Y lo que son ahora espiritualmente puede que no se produzca en Europa antes de algunos milenios más. Están casi listos para la evolución de sus unidades de la sexta raza; Europa aún tiene que pedir y agradecer a sus estrellas por evolucionar incluso ocasionalmente en personajes espirituales y bellos a la semejanza hindú”.

De acuerdo con la ley cíclica y el proceso continuo e inevitable de evolución, cada Raza-Raíz o época siempre termina al destruirse su propio continente o tierras particulares (junto con la mayoría de su gente) y de forma alternativa por fuego y agua, para sumergirse en el océano y volver a emerger en una fecha posterior muchos milenios a futuro.

En esta misma carta se nos enseñan algunos detalles interesantes sobre la próxima destrucción de la Raza-Raíz Aria, que también se conoce colectivamente como Quinta Raza-Raíz en la enseñanza teosófica. Esto no sucederá hasta dentro de muchos miles de años, pero cuando sobrevenga las Islas Británicas serán las primeras víctimas de esta necesaria calamidad, seguidas por Francia "y otras comarcas". Estas serán destruidas por fuego y después se sumergirán en el océano, tras lo cual los continentes ahora "desaparecidos" de Lemuria y Atlántida se alzarán para reaparecer "inmediatamente".

Habiéndose elevado desde el fondo del océano eventualmente esos grandes sectores se convertirán en el hogar para algunos grupos de la Sexta Raza-Raíz, y que por supuesto serán inhabitables debido a que formaron parte del fondo marino durante cientos de miles de años o incluso más. Cuando la sub-raza séptima y final de la futura Sexta Raza-Raíz esté floreciendo en “Lemuria” y “Atlántida”, reaparecerán los continentes masivos del Pacífico y Atlántico, las tierras que se hundieron al término de la Quinta Raza-Raíz e incluidas las Islas Británicas y los desdichados territorios de Europa.

*Otros artículos especialmente relacionados son "Evolución humana en 'La Doctrina Secreta'", "Cadenas, Globos, Rondas y Razas-Raíz", "La destrucción de Atlántida", "La religión de lemurianos y atlantes", "El aspecto lingüístico en las Razas-Raíz" y "El 'tercer ojo' y la glándula pineal".

Nota del traductor: se adjunta el siguiente vídeo como complemento y desafío a los infaltables pseudoespecialistas y pseudoescépticos. Entre otros aspectos se insinúa la posibilidad de que en realidad fuesen gigantes quienes edificaron las Pirámides de Giza, Macchu Picchu y otras obras antiguas de envergadura. Nada de ovnis, ni alienígenas, ni canalizaciones, ni "maestruchos descendidos"; simplemente las contradicciones y datos que la "ciencia sacrosanta" se niega a admitir. Póngase cómodo (a) y a usar las neuronas (versión en inglés aquí).