13 de febrero de 2022

América Precolombina: migraciones, contactos y atlantes (6 de 12)

David Pratt
Mayo 2009, agosto 2011


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05. Olmecas y mayas
-Olmecas


05. Olmecas y mayas

Olmecas

Hasta la década de 1930 se pensaba que los mayas constituían la civilización más antigua en Mesoamérica, pero actualmente se cree que los olmecas fueron la cultura matriz. Se afirma que el periodo clásico de los olmecas comprendió entre el 1.200 al 400 a. de C., pero los artefactos homónimos anteriores se remontan al menos hacia el 1.800 a. de C., mientras que los precursores más antiguos del estilo de arte olmeca son observables hace 4.000 años. La civilización olmeca declinó en torno al 400 a. de C. y fue seguida por los epi-olmecas, zapotecas, mixtecas, mayas, toltecas y aztecas, quienes poblaron muchos de los mismos lugares.

En cuatro sitios olmecas se han encontrado 17 cabezas colosales esculpidas en piezas únicas de basalto y se asume que fueron elaboradas por este pueblo. También los olmecas construyeron complejos de ciudades-templos, pirámides y sofisticados sistemas de desagüe, inventaron los sistemas numérico, calendárico y de escritura refinados más tarde por los mayas, y se les atribuye la creación del "juego de pelota" que tuvo un rol significativo en todas las civilizaciones mesoamericanas, del cual ahora se sabe que connotaba profundos significados astronómicos y mitológicos (1). En la lengua azteca, "olmeca" quiere decir "gente de caucho", una referencia a los árboles del mismo nombre que crecen en el área central de dicha civilización, ya que a este pueblo se le confiere el descubrimiento del método para elaborar pelotas de caucho. Los olmecas también practicaban sacrificios humanos y esta sangrienta tradición fue pasada a las culturas mesoamericanas posteriores, alcanzando su ápice con los aztecas. 

Fig. 5.1.

La tierra central olmeca estaba localizada en los estados mexicanos del sur de Veracruz y Tabasco en el Istmo Tehuantepec, pero su influencia cultural se extendió por vastas áreas de América Central, desde Guatemala y El Salvador hasta Nicaragua, Costa Rica y más allá. El istmo constituye la ruta comercial terrestre más corta entre los puertos del Atlántico y del Pacífico, y puesto que el intercambio transoceánico parece haber sido muy extenso durante milenios, el territorio olmeca pudo ser un centro cosmopolita donde se entremezclaban culturas de todo el mundo. El arte y los artefactos olmecas muestran a personas con rasgos negroides, orientales y europeos, pero los académicos ortodoxos insisten que esto no es evidencia de antiguos exploradores y comerciantes precolombinos. De hecho, creen que es "racista" y "ofensivo" sugerir que los centroamericanos fueron influenciados por otras culturas, ¡pero aparentemente no es "racista" e "insultante" insistir en que las culturas antiguas eran incapaces de realizar viajes transoceánicos!


Fig. 5.2. Monumento n° 13, originalmente de La Venta, que muestra a un hombre barbado usando un turbante que lo asemeja más a un fenicio que a un mexicano. Los calzados vueltos hacia arriba eran usados en tres civilizaciones mediterráneas: etruscos, hititas y fenicios, mientras que los pueblos nativos de Centroamérica no tenían vello facial poblado.

Las famosas cabezas de basalto varían entre 1,5 y 3,4 mts. de altura, pesan hasta 50 toneladas y se desconoce cómo fueron esculpidas a partir de una roca tan dura y transportadas a más de 80 kms. hasta sus destinos finales. Los intentos modernos -incluso por distancias bastante cortas- fallaron para trasladar rocas similares por tierra con la tecnología que se cree habían utilizado los olmecas, y también fracasaron las tentativas para llevar los monolitos por el agua porque las balsas y los botes se hundían. Las esculturas tienen caras amplias, mejillas anchas, labios gruesos, narices achatadas, cabello trenzado, fruncido de ceño distintivo y usan cascos, y antaño se localizaban en grandes plazas al frente de templos, plataformas ceremoniales y altares. Algunos investigadores sostienen que lucen como africanos occidentales, mientras que otros observan que algunas cabezas tienen los ojos plegados característicos de los asiáticos. Las estatuas se situaban al este, mirando hacia el Atlántico próximo y África, por lo que se piensa que podrían representar dioses, ancestros reverenciados o reyes-sacerdotes vestidos para el juego de pelota ritual.






Fig. 5.3 Cabezas de basalto "olmecas".

En varios sitios se han hallado estatuas de terracota más pequeñas que también parecen encarnar a negros africanos, reliquias pertenecientes no sólo a los olmecas sino también a otras culturas mexicanas más antiguas. Un estudio de 98 esqueletos reveló que el 13,5% podría compararse a restos de individuos negroides y otro examen de 25 osamentas de un cementerio olmeca más tardío indicó que sólo el 4,5% mostraba rasgos africanos, sugiriendo de este modo que la influencia del continente negro había declinado en el intertanto. La evidencia también apunta a un contacto transoceánico entre África y el Golfo de México aproximadamente entre los años 1.200 y el 400 a. de C. Algunos investigadores creen que los africanos llegaron a México desde Egipto y que las cabezas líticas pueden representar a reyes nubios que gobernaron esa comarca mediterránea en torno al 751-656 a. de C. (2). 

Fig. 5.4. Esta estatua olmeca es uno de los "gemelos", proveniente de Azuzul, Veracruz. Nótese el inusual tocado tipo egipcio y la curiosa "caja" en su frente, similar a las costumbres hebreo-fenicias, pues la caja contenía escritos mágicos o partes de la Torah.

Patrick Huyghe sostiene que los cascos en forma de "tetera" que aparecen en las cabezas olmecas de basalto son símbolos de poder y se asemejan a los usados por los nubios y egipcios de aquella era: "El impacto cultural de los nubios-egipcios es evidente sobre todo en las vestimentas regias y sacerdotales y los emblemas olmecas de poder. En ambas civilizaciones aparece un completo conjunto de rasgos tales como la corona doble, la barca sagrada, la barba artificial, los abanicos emplumados y las sombrillas ceremoniales, pero quizá el aspecto compartido más significativo es el uso del color púrpura. Los egipcios, a quienes los fenicios suministraban el teñido de esta tonalidad, estuvieron entre los primeros en asociarla con la religión y la utilizaban para distinguir a los sacerdotes y la realeza". Asimismo, en México se han hallado usos similares de este color y es interesante constatar que en una cabeza basáltica se encontró un remiendo púrpura muy distintivo (3).

En el mismo país han sido desenterradas algunas momias, como por ejemplo la figura embalsamada que se localizó en un sarcófago de Palenque y que usaba una máscara de jade como era costumbre en Egipto. La base del sarcófago era iluminada y los ataúdes de piedra egipcios también lo eran pues estaban colocados de pie, pero esto no revestía función alguna para los mexicanos quienes enterraban a sus muertos en posición horizontal. En La Venta, los olmecas construyeron la que es considerada una de las pirámides más antiguas en Mesoamérica, y es una de tipo escalonada con 33 mts. de alto que contiene 100.000 m3 estimados de relleno térreo y orientada en un eje norte-sur. En Monte Albán existen esculturas que son muy parecidas a la esfinge egipcia y al dios Ra. Se han hallado igualmente varias estatuillas con apariencia de dicha cultura norafricana en San Salvador a donde eventualmente se extendió la cultura olmeca (4). 


Fig. 5.5. Arriba: una cabeza al estilo africano proveniente de Veracruz. Debajo: cabeza cerámica de apariencia mediterránea con barba y bigote, Tres Zapotes, Veracruz.

Fig. 5.6. Estatua de apariencia oriental conocida como "El Luchador", Uxpanapán, Veracruz.

Parece existir un fuerte vínculo entre los olmecas y la civilización Shang de China (1600-1046 a. de C.) pues las similitudes incluyen estilos de escritura, uso del jade, empleo de bastones como símbolos de rango, patrones de asentamiento, estilos de arquitectura, culto a deidades felinas y uso de la deformación craneal (o "aplanamiento de cabezas"). La aplicación de este método en los niños también era practicada por mayas, aztecas, antiguos peruanos, indígenas flathead, antiguos egipcios, pascuenses, la cultura auriñaciense de Cro-Magnon, vascos y aborígenes de las Antillas. La deformación se utilizaba con la finalidad de denotar estatus de élite, enfatizar diferencias étnicas o para propósitos religiosos, mágicos o estéticos.

Ciertos jeroglíficos olmecas muestran un enorme parecido con los caracteres chinos, y un experto en esa lengua ha sostenido que aquéllos emplearon la antigua escritura del oráculo Shang temporalmente, la cual más tarde evolucionó a la escritura epi-olmeca y posiblemente la de tipo maya (5); otros indican que la escritura olmeca fue traída desde el oeste de África o se desarrolló localmente. 


Fig. 5.7. Estatuas olmeca (arriba) y Shang (debajo) en posición arrodillada (quizuo) y con corte de cabello mohicano. Este estilo de peinado también era exhibido por colombinos, africanos e indígenas mohawk del río St. Lawrence, mientras que en China se asociaba con los magos antiguos.


Fig. 5.8. El arte olmeca incluye figuras de bebés con ceño fruncido sin genitales que se asemejan a eunucos chinos. Igualmente los almirantes y embajadores de Shang eran de la misma condición (6).

En el sitio olmeca mexicano de Las Bocas y datado en 3.000 años de antigüedad se encontró un artefacto que mide 8 por 14 cms. e incluye un ingenioso mosaico compuesto por 325 baldosas de pirita y se cree que puede simbolizar un calendario lunar o venusino. También son conocidos otros mosaicos más primitivos de la historia olmeca tardía y de la dinastía china de Shang (7).

Los olmecas a menudo representaban cabezas humanas con una hendedura en forma de V en la parte superior, lo cual puede simbolizar al chakra corona vinculado a la glándula pineal, uno de los principales puntos donde entran al cuerpo físico las energías de niveles espirituales más sutiles. John Major Jenkins afirma por su parte que dicho motivo artístico encarna un "portal" hacia otro ámbito o un "lugar de origen" y astronómicamente significa la "Gran Grieta" o rasgo semejante a una hendedura en la Vía Láctea, situada cerca de uno de los puntos donde ésta se cruza con la eclíptica y en las proximidades del centro galáctico (8). Coincidentemente el motivo ornamental de esta hendedura en la cabeza puede apreciarse además en el arte chino

Fig. 5.9. Eje ceremonial olmeca esculpido en serpentina verde, con la "marca registrada" del ceño fruncido y la hendedura en forma de V (9).

Fig. 5.10. Izquierda: motivos olmecas de hendedura en la cabeza (900-600 a. de C.). Derecha: representaciones chinas antiguas para la misma característica (4.000 a. de C.) (10). A veces, en imágenes modernas de Buda el chakra corona y su irradiación están representados por una protuberancia (ushnisha) en la coronilla y así se pueden observar tanto la hendedura como el abultamiento en estas figuras.

Las esferas de piedra descubiertas en Costa Rica son otro misterio intrigante asociado con lo que fue una vez el territorio olmeca. Existen varios centenares de estos objetos, que van de unos pocos centímetros hasta los 2,15 mts. en diámetro y casi todos ellos están hechos de granodiorita, una piedra ígnea muy dura. Las bolas fueron seccionadas, recortadas y luego pulidas, y las más grandes, que pesan unas 15 toneladas, evidencian la artesanía más elaborada. La versión oficial sostiene que todas las esferas fueron manufacturadas con herramientas primitivas, cuyo trabajo se inició en una época no anterior al 200 a. de C. (11), aunque su verdadero propósito y origen siguen siendo desconocidos. 

Fig. 5.11. Esfera lítica en Costa Rica.