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20 de marzo de 2022

Consejos sobre meditación


En ocasiones se afirma que "la Teosofía tiene muy poco que decir sobre la práctica real en meditación". Todo el mundo sabe que esta Doctrina respalda plenamente la aplicación meditativa en la vida diaria, pero algunos han comentado que "las enseñanzas teosóficas no parecen dar instrucciones o pautas definidas sobre cómo hacerlo en realidad".

El hecho es que hay un aspecto mucho más importante, beneficioso y perdurable en sus efectos que sentarse a meditar durante media hora una vez al día, y ése es vivir de manera meditativa, es decir, hacer el esfuerzo a lo largo de cada jornada para existir conscientemente, sin causar daño y en el punto más alto de conciencia posible a cada momento. Esto implica el esfuerzo constante y perpetuo de purificar, refinar, elevar y espiritualizar los pensamientos, y por lo tanto también las palabras y los hechos. Esa es la mejor forma y más elevada de meditación que cualquiera puede hacer.

Pero para aquéllos que también desean algún consejo simple y práctico para ejercicios homónimos concretos, la Teosofía también tiene algo que ofrecer. No propugna las llamadas "técnicas avanzadas de meditación" ya que, si somos totalmente honestos con nosotros mismos, reconoceremos que no estamos preparados ni siquiera para tales cosas y probablemente no lleguemos a eso por el resto de esta vida en particular.

Lo que la Teosofía plantea se deriva en gran parte del sistema de Raja Yoga del antiguo sabio indio Patanjali, autor de los famosos "Aforismos Yoga". Como hemos dicho en otras partes, la verdadera práctica de ese sistema no es un asunto físico sino mental y constituye un ejercicio espiritual que conduce a una reunión cada vez mayor en la conciencia con nuestro Ser Superior, que es uno y el mismo en esencia e identidad con el Ser Supremo, la Vida Divina Única e Infinita.

Lo que siempre debe tenerse en cuenta es que es absolutamente inútil que alguien intente meditar si de hecho no vive de una manera que sea conducente a la meditación. Las personas escandalosas, indisciplinadas, amantes del ruido, desorganizadas y con orientación sensorial puede que ni siquiera se molesten, hasta que se hayan descartado esas conductas y adquirido al menos cierto grado de enfoque, autodisciplina y dominio convenientes. Hasta entonces la meditación sólo será una pérdida de tiempo y causa de frustración y decepción para ellas.

Hay un excelente libro disponible y titulado "Cartas que me han ayudado" ("Letters That Have Helped Me") que consiste en una recopilación de varias misivas escritas por William Quan Judge que contienen consejos espirituales útiles y una sabia guía pensada en varios teósofos de todo el mundo durante la última década de su vida.

Judge fue cofundador del Movimiento Teosófico con H.P. Blavatsky, demostrando ser su colega y asociado más cercano y de mayor confianza. Mucha de la correspondencia en ese libro fue enviada a una mujer estadounidense llamada Julia Keightley, quien a menudo usaba el seudónimo de Jasper Niemand cuando escribía artículos teosóficos. En una de sus cartas, Judge especificaba lo siguiente:

“Es bueno realizar algún tipo de práctica ya sea en un sitio fijo, en un lugar mental que no pueda verse o por la noche, y debiera conocerse el hecho de que puede concretarse lo que se llama Dharana, Dhyana y Samadhi (ver sistema yoga de Patanjali).

-Dharana es seleccionar una cosa, un punto o una idea para arreglar la mente.
-Dhyana es la contemplación de aquéllo.
-Samadhi es meditar en ese aspecto.

Por supuesto, cuando se concreta el proceso todos ellos devienen un sólo acto. Entonces, ahora considere lo que se llama fosa de la garganta.

1°) Selecciónela-Dharana.
2°) Mantenga la mente en ello-Dhyana.
3°) Medite en eso-Samadhi.

Estos pasos confieren firmeza de ánimo.

Después seleccione el punto en la cabeza donde va el nervio Shushumna. No importa la ubicación; llámelo sólo 'parte superior de la cabeza'. Luego siga el mismo curso y esto le dará una idea sobre las mentes espirituales. Al principio es difícil, pero se hará comprensible con la práctica. Si se va a realizar, debe seleccionar la misma hora cada día ya que crea un hábito no sólo en el cuerpo, sino también en la mente. Siempre considere la dirección de Krishna, a saber, que se hace para todo el cuerpo corporativo de la humanidad y no para uno mismo".

En una correspondencia a otra persona Judge señaló: “Al establecer un tiempo especial para la meditación se forma un hábito, y a medida que el horario se acerca la mente se entrena luego de un tiempo y así la meditación en el momento determinado se vuelve natural. Por lo tanto, en la medida de lo posible será bueno para usted mantener la misma hora".

H.P. Blavatsky se refiere a este tipo de concentración meditativa como "la meditación intensa y perfecta de la mente en algún objeto interior, acompañado por una abstracción completa de todo lo que pertenece al Universo externo o el mundo de los sentidos" (ver las notas explicativas en “La Voz del Silencio”).

La forma en que esto se realiza depende siempre de cada individuo y a algunos les ha resultado beneficioso sentarse cómodamente en una silla -lo más derecho posible sin tener perturbaciones-, cerrar los ojos, tomar varias respiraciones profundas y tranquilas y luego imaginar que el cuerpo y el yo personal [ego inferior] ya no existen. Toda la atención silenciosa de la mente se dirige así a ese punto particular elegido, ya sea el centro del corazón, la garganta o en la cabeza.

Esto ya no se considera como un estado que forma parte del cuerpo, sino que existe por sí mismo en el espacio. En su imaginación enfocada y actividad mental concentrada, el meditador "entra" en ese centro, viéndolo como algo parecido a un loto de luz y sintiendo que realmente tiene que convertirse en eso. Luego mantiene su concentración en el proceso durante el tiempo que considere apropiado o mientras pueda enfocarse adecuadamente. 

Nunca es particularmente prudente dedicar más de 30 a 45 minutos cada día como máximo en tales prácticas, pero al mismo tiempo tampoco es recomendable cronometrar la meditación o establecer una alarma para indicar cuándo debe terminar, ya que esto en sí mismo a menudo tiende a actuar como fuente de distracción.

Con respecto al consejo citado anteriormente de William Q. Judge, Julia Keightley escribió:

“En cuanto a las prácticas de concentración sugeridas en esta carta, son sólo etapas de una contemplación de por vida; son medios para un fin, modos de un cierto orden entre otros, pertenecientes a distintos órdenes y todos necesarios, siendo el camino más elevado aquél de la devoción constante y resignación total a la Ley. Los medios anteriores tienen un valor fisiológico porque los puntos sugeridos para la contemplación son -como otros- centros vitales. La excitación de estos puntos y del residuo magnético de la respiración que siempre se encuentra en ellos fortalece y despierta las facultades interiores humanas, el vehículo magnético del alma y el enlace entre materia y espíritu".

Lo anterior significa que este tipo de ejercicio meditativo "fortalece y despierta las facultades" de lo que la Teosofía llama cuerpo astral. Estos "puntos vitales" también se conocen como "centros de energía" y algunos los denominan chakras, aunque debemos recalcar que es mejor ignorar la gran mayoría de la información y literatura disponible actualmente sobre los chakras debido a que es engañosa en extremo, inexacta e incluso potencialmente muy perjudicial para los practicantes. No debemos concentrarnos en los centros vitales más bajos que el nivel del corazón, ya que corresponden a la naturaleza inferior humana y pueden despertar fuerzas y energías no deseadas o riesgosas.

Julia Keightley continuó diciendo que “el secreto de la circulación del fluido nervioso está oculto en estos centros vitales, y quien lo descubre puede usar el cuerpo [astral] a voluntad. Además, esta práctica entrena a la mente a permanecer en su propio principio, sin energizar ni ejercer su fuerza tangencial y que es tan difícil de superar. El pensamiento tiene un poder autoreproductivo; cuando la mente se mantiene firme en una idea se colorea con ella y, como diríamos, todos los correlatos de ese pensamiento surgen al interior de la mente. Por lo tanto, el místico obtiene conocimiento sobre cualquier objeto del cual piensa constantemente en una contemplación fija".

Sin embargo, lo que abordamos aquí no siempre es adecuado para todos. La práctica debe interrumpirse si tiene el efecto de hacer que la persona se sienta demasiado cansada o tenga sensaciones extrañas o sentimientos incómodos en el cuerpo, etc. A diferencia de los indios, en su fisiología el occidental promedio no tiene incorporada la propensión natural a meditar y a través de la herencia, por cuanto los ejercicios prácticos de ese tipo son en realidad inadecuados para muchas personas en Occidente. Esto no debe ser visto como "malo" o una indicación de "fracaso", pues simplemente significa que la línea de desarrollo espiritual de ese individuo en particular se encuentra ahora en otra dirección.

Ya sea que uno medite o no, lo primero y más importante siempre debe ser el estudio espiritual, y esto nunca debe ser excedido por la meditación.

A otro estudiante de Teosofía Judge escribió lo siguiente:

“Le aconsejo que deje de concentrarse en los centros vitales, lo que puede resultar peligroso a menos que esté bajo la guía de un maestro. Usted ha aprendido el poder de la concentración hasta cierto punto, y la mayor ayuda ahora le llegará al focalizarse en el Ser Superior y la aspiración hacia él. También, si va a tomar algún tema u oración del Bhagavad Gita, concentra su mente en eso y lo medita, usted encontrará muchos buenos resultados y no hay peligro en ese proceso".

Por consiguiente, en ocasiones sólo puede ser benéfico practicar tales ejercicios durante un período definido hasta que "hayamos asimilado el poder de concentración a cierto nivel" en lugar de hacerlo de forma continua. En cada caso siempre depende de nosotros, pero debemos ser sensatos y aprender a reconocer y comprender lo que es realmente mejor para nuestra situación.

A veces las personas que son particularmente inclinadas a lo psíquico comienzan a ver ciertos colores o imágenes, o escuchan sonidos o música cuando toman parte en tales formas de meditación. Debe entenderse que éstos no son signos importantes -como muchos se inclinan erróneamente a pensar-, sino son meramente fenómenos astrales que a menudo son engañosos e ilusorios. Lo peor que se puede hacer es comenzar a enfocarse o buscar dichas sensaciones, y de este modo Judge advertía a un teósofo que principiaba a tener experiencias de esa clase: "Con respecto a las representaciones que usted ve, obsérvelas con indiferencia confiando siempre en el Ser Superior y buscándolas en busca de conocimiento y luz, con o sin imágenes".

La Teosofía considera que en última instancia la filosofía espiritual, el altruismo y la ética son mucho más importantes -tanto para el individuo como el mundo en general- que los ejercicios prácticos de focalización meditativa. Es más urgente desarrollar una comprensión clara y precisa de principios teosóficos fundamentales como la Ley del Karma/Reencarnación y la naturaleza séptuple humana, ya que es el conocimiento espiritual y no la práctica de la meditación lo que verdaderamente libera al individuo, pues como señaló Jesús "conoceréis la verdad y ésta os hará libres".

Muchos piensan que ya saben y entienden conceptos como Karma y Reencarnación, pero al estudiar las enseñanzas teosóficas sobre estos asuntos se dan cuenta de que realmente entendían muy poco.
William Judge también dedicó estas palabras a otro teósofo que pueden ser aplicadas de manera efectiva y beneficiosa:

Usted no puede desarrollar el tercer ojo. Es demasiado difícil, y hasta que no haya aclarado mucho más sobre temas filosóficos, sería inútil y un sacrificio inservible es un crimen de locura. Pero aquí hay un consejo dado por muchos Adeptos: todos los días y con la frecuencia que pueda, al irse a dormir y despertar, piense, piense y piense sobre la verdad de que usted no es un cuerpo, cerebro ni hombre astral, sino que es AQUÉLLO, el Alma Suprema. Mediante esta práctica usted eliminará gradualmente la falsa noción escondida de que lo falso es verdadero y viceversa. Al persistir en esto y someter vuestros pensamientos diarios cada noche al juicio de vuestro Ser Superior, al final obtendrá luz”.

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“Dividamos la meditación en dos clases. Primero se practica a una hora determinada u ocasional, ya sea por diseño o idiosincrasia fisiológica. La segunda es la meditación de toda una vida, ese único hilo de intención y deseo que se extiende a través de los años entre la cuna y la tumba. Para el primer tipo, en los Aforismos de Patanjali se encontrarán todas las reglas y particularidades necesarias; si éstas se estudian diligentemente entonces la práctica debe dar resultados. Pero ¿cuántos de los que me reiteran el llamado a recibir instrucciones sobre este tema han leído esa obra, únicamente para ser rechazada y nunca más considerarla? Demasiadas personas".

William Q. Judge, "Meditation, Concentration, Will".