13 de febrero de 2022

América Precolombina: migraciones, contactos y atlantes (8 de 12)

David Pratt
Mayo 2009-agosto 2011


Contenidos:

06. El derrumbe de la "teoría Clovis"
-Solutrenses
-Esqueletos
-Sitios antiguos


06. El derrumbe de la "teoría Clovis"

Según la "teoría de Clovis" que ganó aceptación a mediados del siglo XX, los primeros habitantes de América fueron miembros asociados con la cultura homónima de Nuevo México. Comenzando en torno al 12.000 a. de C., cruzaron desde Siberia a Alaska por el puente de Beringia que emergió gracias al nivel del mar más bajo durante la era glacial, y avanzaron hacia el sur por un pasadizo libre de hielo al este de las Montañas Rocallosas a medida que los glaciares se retiraban, terminando por esparcirse rápidamente a todas partes del continente. 

Fig. 6.1. El puente de tierra de Behring durante la última edad del hielo.

Antes de la Segunda Guerra Mundial los principales antropólogos insistían que los humanos primero ingresaron a América sólo hace 4000 años, y cualquiera que afirmara otra tesis era tratado con hostilidad. Una vez que fue ampliamente aceptada la evidencia del poblamiento por esta cultura norteamericana en periodos tan antiguos como el 12.000 a. de C., la "policía Clovis" procedió a tratar con el mismo prejuicio que ellos ya habían padecido a cualquier profesional que pretendiera tener pruebas de presencia humana incluso más antigua en América. Sin embargo, el paradigma de Clovis se hizo cada vez más insostenible a medida que aumentaba la evidencia confiable de poblamiento humano más remoto

Los hallazgos de Monte Verde en Chile trajeron el golpe mortal al modelo de Clovis en el mundo académico. En 1997 y luego de casi dos décadas de debate, un panel de 12 arqueólogos estadounidenses concluyó que el sitio había sido ocupado en el 12.700 a. de C., más de 1.000 años antes que Clovis. Monte Verde se sitúa a 14.400 kms. al sur de Beringia y muchos antropólogos piensan que que serían necesarios 7.000 años para que los colonizadores llegaran a esa localidad tan lejana. Irónicamente, el día en que el comité hacía su anuncio sobre Monte Verde se descubrió allí una capa más profunda de artefactos, datados en el 31.000 A.P., pero esta evidencia aún no ha sido generalmente aceptada. Así, mientras que la demolición de la "barrera de Clovis" estimulaba a muchos arqueólogos para volver a sitios previamente explorados y excavar en estratos más profundos que dicha cultura y que a menudo resultaban en el descubrimiento de indicios de ocupación humana más remotos, los arqueólogos ortodoxos todavía usan sus preconcepciones ideológicas para determinar qué datos son "aceptables"

Muchos investigadores dudan que los americanos nativos tuvieran un solo origen cultural puesto que hablaban una increíble variedad de dialectos, tenían un gran conjunto de creencias y costumbres religiosas y practicaban muchos estilos de vida diferentes y a menudo contrastantes, y de esta forma se ha estimado que tomaría al menos 20.000 a 30.000 años desarrollar las más de 140 lenguas utilizadas por los pueblos nativos de América. 

El parecido de algunos aborígenes americanos modernos con los pueblos mongoloides de Asia fue reconocido hace largo tiempo, y ciertamente han tenido lugar migraciones desde esa región. No obstante, Beringia formaba un puente de tierra libre de glaciación sólo en épocas específicas y existía un pasadizo sin hielos hacia el corazón de Norteamérica, siendo ésta una de las razones de por qué la posibilidad de un desplazamiento costero o marítimo es ampliamente consensuada, aunque la obsesión en las migraciones a través del Estrecho de Behring no tiene motivo. Los sitios arqueológicos más antiguos no se encuentran en Beringia oriental y tampoco se hacen progresivamente más recientes a medida que se avanza al sur por América, y además, sólo un pequeño porcentaje de todos los indígenas de este continente posee rasgos mongoloides. Helena P. Blavatsky citaba a un científico que en 1878 escribió: "¿Debemos seguir por el viejo surco y no suponer otro medio de poblamiento del hemisferio occidental excepto 'la vía del Estrecho de Behring'?" (1)  (...). 

Fig. 6.2. Algunos sitios arqueológicos en América del Norte y del Sur y posibles rutas de migración (3).


Solutrenses

De ninguna manera se puede asegurar que los migrantes asiáticos fueran los originantes de la cultura Clovis, ya que este pueblo practicaba la caza mayor y dejó diversas puntas de lanza que fueron encontradas en gran parte de América del Norte y Central a comienzos del siglo XX, principalmente en el suroeste de EEUU, y nada similar se ha localizado en el este de Asia, Siberia o Beringia, pero estos vestigios Clovis sí se parecen a las puntas de lanza pertenecientes a la cultura solutrense de Cro-Magnon, que fue dominante en las actuales Francia y España desde hace unos 21.000 ó 17.000 años. Es significativo constatar que las herramientas de Clovis más antiguas estén siendo halladas en las regiones orientales y surorientales de Norteamérica, más que en el sector noroccidental, donde se esperaría encontrarlas si dicho pueblo proviniera de Siberia y Alaska.  

Algunos arqueólogos han propuesto que los grupos asociados con la cultura solutrense migraron de Europa a Norteamérica alrededor de los años 20.000 ó 15.000 A.P. posiblemente siguiendo el borde de la placa de hielo que se extendía desde la costa atlántica de Francia hasta Norteamérica. Su tecnología de herramientas líticas más tarde influenció el desarrollo de las correspondientes a la cultura Clovis americana. Los artefactos de piedra encontrados en Cactus Hill (Virginia) datados del 17.000 al 15.000 A.P. parecen representar un estilo transicional entre las culturas solutrense y Clovis, y otros sitios similares incluyen a Page-Ladson en Florida, con huesos animales y artefactos humanos que se remontan al 14.500 ó 12.500 A.P., y el abrigo rocoso de Meadowcroft en el suroeste de Pennsylvania, con evidencia de ocupación fechada en el 19.000 o el 16.000 A.P. (1). 


Fig. 6.3. Las puntas de Clovis (arriba) y solutrenses (debajo), a menudo hechas de pedernal, comparten ciertas características: son esbeltas, acanaladas y bifaciales, y sus filos anchos y planos fueron producidos mediante la técnica de laminado por "rebasamiento" (outre-passé), un complicado procedimiento que remueve hojuelas a lo largo de toda la herramienta (2).


Esqueletos

Varios esqueletos datados hacia el 9.000 A.P. o más antiguos muestran rasgos que los diferencian de los mongoloides que migraron desde Asia. Por ejemplo, el cráneo del Hombre de Kennewick, fechado en torno al 9300 A.P. y que fue encontrado cerca del río Columbia (estado de Washington) en 1996, tiene características similares a aquéllos de los Cro-Magnon europeos (1), mientras que otros investigadores afirman que las medidas del cráneo sugieren una ancestralidad polinésica (64%) o ainu (24%) (2). Los ainus son indígenas del norte de Japón y la isla Sakhalin, quienes son mucho más altos que los japoneses comunes y tienen rasgos faciales caucasoides y barba crecida en el caso de los hombres (los polinesios también son clasificados como caucásicos). Los huesos recuperados en el sitio de Kennewick formaban un esqueleto mucho más alto y delgado que los aborígenes antiguos; su pecho había sido aplastado y una punta de proyectil estaba clavada en su cadera. Además, los indígenas menomini de Wisconsin tienen tradiciones de una tribu guerrera que en un pasado lejano apresó y diezmó a un pueblo de piel clara (3).


Fig. 6.4. Cráneo del Hombre de Kennewick y una reconstrucción de su rostro.

La Mujer de Penyon III es el nombre dado al cráneo de una caucásica que murió en México entre el 12.700 y el 13.000 A.P. El Hombre de Browns Valley, varios miles de años más joven que el hallazgo mexicano, es el caucásico más antiguo recuperado hasta ahora en los E.E.U.U. (4). La momia más vieja conocida en Norteamérica es la de Spirit Cave que se localiza en Nevada y fue fechada en el 9400 A.P. Ésta exhibe características caucasoides que la apartan de cualquier tribu estadounidense existente y es más similar a los nórdicos o quizás a los ainus japoneses. La momia llevaba una especie de bata con mocasines y yacía sobre una cobija de piel con esteras gemelas cosidas alrededor de la cabeza y pies del cuerpo, y dichas esteras exhibían un entretejido altamente sofisticado en forma de diamantes trenzados (5). Los indios paiute han tomado acciones legales para impedir cualquier test de ADN en los restos, y es interesante constatar que los paiute tienen una leyenda acerca de los "Si-Te-Cah", una raza de gigantes de cabellos y barbas cobrizos o rubios que fueron eventualmente eliminados luego que sus propios ancestros llegaran al área. 


Fig. 6.5. Cráneo del Hombre de Spirit Cave y una reconstrucción (se desconoce el color real de los ojos) (6).

La Mujer de Gordon Creek era una caucásica cuyos restos de 9.700 años fueron extraídos de una vía fluvial en Colorado durante 1965 y que tenía un rostro más pequeño y estrecho que el de los indígenas. Sus huesos y los artefactos de la tumba habían sido esparcidos con hematita en la época del entierro. El pigmento rojo-sangre (rojo ocre) fue usado también para propósitos funerarios por la Cultura Arcaica Marítima (también conocida como "Red Paint People") cuyos miembros en un periodo aproximado tan remoto como el 9.000 A.P. viajaban al norte y al sur del litoral este de Norteamérica (esto es, norte de Nueva Inglaterra, Nueva Escocia y Labrador) (7). Las trazas de esta cultura también se encuentran en el oeste de Escandinavia y el noroeste de Europa, ya que en ambos lados del Atlántico Norte estos grupos operaban barcos de madera oceánicos y utilizaban aparatos similares para cazar peces espada y mamíferos marinos. También fabricaban herramientas bifaciales intrincadamente elaboradas que pueden representar una progresión natural entre las tecnologías solutrense y Clovis de Norteamérica. Muchos sitios solutrenses europeos también están relacionados a escondites de tumbas con rojo ocre, casi indistinguibles de aquéllos de las gentes arcaicas marítimas, y así, para algunos es imposible afirmar si estas poblaciones marítimas eran o no caucasoides, aunque algunas evidencias apuntan en esa dirección. Esta cultura experimentó un periodo de florecimiento hace unos 4000 años, cuando un importante avance en la tecnología de herramientas ocurrió casi simultáneamente en Escandinavia y el noreste estadounidense (8). 

"Lucía" es el nombre dado al cráneo de una mujer de unos 20 años y 1,5 mts. de estatura hallado en la década de 1970 al interior de una caverna en la región llamada Lagoa Santa en el este brasileño, y ha sido fechado entre el 10.500 y el 9.500 a. de C. Sus medidas son muy diferentes a aquéllas de los individuos posteriores que descendieron de los migantes siberianos y se asemejan más a los aborígenes australianos, melanesios y negritos. Este hallazgo ha sido confirmado por los restos de otros 70 individuos con características similares descubiertos en la misma zona, y un antropólogo ha propuesto que estas gentes de rostro alargado pueden haber sido los primeros americanos que viajaron desde Australia o el sudeste de Asia a través de Japón y luego llegaron por barcos hasta el litoral pacífico de E.E.U.U. probablemente hace más de 20.000 años (9). 


Sitios antiguos

Mientras muchos arqueólogos todavía se oponen a cualquier fecha más antigua al 15.000 A.P. para el caso de sitios arqueológicos en América, un creciente número de especialistas (particularmente en Sudamérica) está preparado para aceptar evidencia que indica migraciones muy antiguas efectuadas hacia el 20.000 al 30.000 A.P. o incluso más atrás en el tiempo. Algunos ejemplos de los sitios sudamericanos más remotos son:

-Cueva del Pendejo, justo al sur de Orogrande (Nuevo México) que comprende más de 10 zonas estratificadas por debajo del nivel donde fueron encontrados los artefactos de Clovis. Se cree que las herramientas de piedra más antiguas tienen al menos 40.000 años (1). 

-Toca do Boqueirão da Pedra Furada en el noreste de Brasil, donde se han encontrado pinturas rupestres y herramientas de piedra, y las dataciones de carbono y estratigráficas indican que el sitio fue ocupado desde el 5.000 al 50.000 A.P. (2). 

También se han hallado sitios que proporcionan fechas incluso más remotas que éstas, pero los arqueólogos que cuestionan su autenticidad corren un serio riesgo de dañar sus carreras profesionales y perder acceso a fuentes de financiamiento. Usualmente cualquier hallazgo de herramientas líticas en bruto es descartado como geofacto, es decir, producido por la naturaleza, si su edad es "inaceptablemente" ancestral. 

-En Hueyatlaco, cerca de Valsequillo, México, la capa que contiene sofisticadas herramientas de piedra (incluyendo puntas de proyectil bien elaboradas, raspadores y herramientas para trabajar cuero) fue fechada en el 250.000 a. de C. usando cuatro métodos diferentes. La datación fue rechazada porque supuestamente los humanos capaces de fabricar tales herramientas no evolucionaron hasta hace unos 100.000 años en África. La geóloga Virginia Steen-McIntyre sufrió acosos y pérdida de su trabajo, falta de financiamiento y daños a su reputación como resultados de su investigación en dicho sitio (3). 

Fig. 6.6. Herramientas de piedra encontradas en Hueyatlaco.

-En la Cueva Sandía, Nuevo México (E.E.U.U.), se encontraron herramientas líticas bajo una capa de estalagmita con una antigüedad estimada de 250.000 años; sin embargo, los arqueólogos atribuyeron la presencia de herramientas en esa capa a la actividad de roedores (4). 

-En Toca da Esperança (Cueva de la Esperanza) en el centro de Brasil se localizaron herramientas de piedra toscas en asociación con mamíferos del Pleistoceno. Los huesos dieron fechas de uranio-torio que variaban del 204.000 al 295.000 A.P. (5). 

-En el sitio de Calico Hills en el desierto de Mojave (California) los artefactos primitivos arrojaron una edad de 135.000 años A.P. mediante datación de termoluminiscencia y 200.000 A.P. por el método de uranio-torio. Los arqueólogos las descartan como productos de la naturaleza, aún cuando se aceptan artilugios similares hallados en la garganta del Olduvai en África (6).  

-En un sitio cercano a Frederick en el suroeste de Oklahoma se extrajeron herrmientas de piedra bien elaboradas y de apariencia moderna desde una profundidad entre 3 a 7 mts. en gravas del Pleistoceno, donde también se encuentran huesos de animales extintos con una edad de 750.000 años (7). 

En 1870 un objeto de cobre similar a una moneda fue recuperado desde un pozo situado cerca de Lawn Ridge, Illinois, a una profundidad de 35 mts., en estratos del Pleistoceno de 200.000 a 400.000 años de antigüedad y tiene figuras retratadas toscamente e inscripciones en un lenguaje desconocido sobre ambas caras. Los investigadores concluyeron que la moneda, dado su espesor uniforme, debe haber pasado a través de un laminador y que fue cortada con podaderas o un cincel y los afilados bordes sometidos a limado. Generalmente no se considera que los humanos capaces de hacer y usar monedas hayan vivido en un periodo anterior a los 100.000 años y se cree que las monedas metálicas fueron empleadas primero en Asia Menor hacia el siglo VIII a. de C. (8). 

Fig. 6.7. Moneda hallada cerca de Lawn Ridge, Illinois. 

Helena P. Blavatsky menciona el descubrimiento de ídolos líticos, potes de agua y vasijas áureas bajo acumulaciones de guano (estiércol de aves) de hasta 19 mts. en las islas Chincha, Guanape y Macabi de Perú. Dependiendo de la tasa asumida para los depósitos guaneros, el más antiguo de estos artefactos podría tener de unos 864.000 años hasta una fecha más conservadora de 72.000 (9). 

Además se han encontrado artefactos fechados entre 200.000 y 300.000 años A.P. en sitios cercanos a los ríos Lena y Yenisei de Siberia. Otro yacimiento de esta zona puede remontarse incluso hasta 3 millones de años, un tiempo para el que no se suponía la existencia de homínidos primitivos y fabricantes de herramientas (10). En la sección 9 se presenta evidencia de que los humanos también estaban presentes en América hace millones de años. 


Referencias

1. "A Land of Mystery", H.P. Blavatsky Theosophical Articles, vol. III.
3. www.archaeology.org/9911/etc/thumbnails/map2.gif.


Solutrenses

1. George Weber, "Clovis people (New Mexico, USA) and Minnesota Woman (Minnesota, USA)", 2008, www.andaman.org; http://en.wikipedia.org/wiki/Solutrean_hypothesis; http://en.wikipedia.org/wiki/Clovis_culture. 

2. www.andaman.org/BOOK/chapter54/text-Clovis/text-Clovis.htm.


Esqueletos

1. R. Cedric Leonard, "Atlanteans in America: Paleolithic Cro-Magnons in America", 2008, www.atlantisquest.com.

2. George Weber, "Kennewick Man (Washington State, USA)", 2006, www.andaman.org.

3. Frank Joseph, "Who were the first Americans?", en Frank Joseph (editor), Unearthing Ancient America: The lost sagas of conquerors, castaways, and scoundrels, Franklin Lakes, NJ: New Page Books, 2008, p. 265-70.

4. "Who were the first Americans?", p. 265-6.
5. P. Barker et al., "Determination of cultural affiliation of ancient human remains from Spirit Cave", Nevada, 2000, www.nv.blm.gov.

6. www.andaman.org/BOOK/chapter54/text-usa/text-nagpra.htm.
7. "Who were the first Americans?", p. 266; http://en.wikipedia.org/wiki/Maritime_Archaic.

8. Patrick Huyghe, Columbus Was Last: From 200,000 B.C. to 1492; a heretical history of who was first, San Antonio, TX: Anomalist Books, 1992, p. 46-56.

9. Deborah Smith, "Wandering the world", 2004, www.smh.com.au; http://en.wikipedia.org/wiki/PreSiberian_American_Aborigines.


Sitios antiguos

1. Columbus Was Last, p. 20-1.
2. W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Small artifacts, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2003, p. 170-4.

3. Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, Forbidden Archeology, San Diego: CA: Bhaktivedanta Institute, 1993, p. 354-66; Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, The Hidden History of the Human Race, Badger, CA: Govardhan Hill Publishing, 1994, p. 91-3; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 163-7.

4. Forbidden Archeology, p. 366-7; The Hidden History of the Human Race, p. 93-4.
5. Forbidden Archeology, p. 206-7; The Hidden History of the Human Race, p. 47-8; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 174.

6. Forbidden Archeology, p. 203-6; The Hidden History of the Human Race, p. 46-7; Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 144-7.

7. Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 158-9.
8. Forbidden Archeology, p. 801-2; The Hidden History of the Human Race, p. 109-10.

9. "A Land of Mystery", H.P. Blavatsky Theosophical Articles, vol. III.
10. Columbus Was Last, p. 25-6.