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21 de octubre de 2024

Los números y su trasfondo arcano


The Theosophical Movement, Parte 1, enero 2013

El número es un objeto matemático que se utiliza para cuantificar, etiquetar y medir. Se ha comprobado que en el ser humano, como algunas especies animales, existe un "sentido numérico" independiente de si se sabe contar o no, y apunta a la facultad de reconocer que algo cambia en un pequeño grupo; por ejemplo, si se produce alteración en el monto de crías, la madre animal notará el suceso. De igual forma, vemos respecto a muchos pájaros que si un nido tiene cuatro huevos, se puede sacar uno de ellos sin peligro, pero si faltan dos, comúnmente el ave desatiende su hogar. En un experimento, cierto hombre trató de disparar a un cuervo que instaló un nidal en la torre de vigilancia de su finca, y descubrió que cuando se aproximaba a ésta última, el plumífero se iba y solía mirar desde lejos, sin regresar hasta que el sujeto abandonaba el lugar. Días más tarde el propietario llevó a un adjutor, y el cuervo tampoco apareció hasta que los cazadores se retiraban. El control se repitió con tres y cuatro voluntarios, con la misma respuesta, y sólo al efectuarlo con cinco, el "inquilino" volvió al edificio mientras aún había una persona. En su libro Number: The Language of Science, Dantzig Tobias sostiene que los niños pueden darse cuenta si faltan objetos o individuos en algún conjunto, pero tienen capacidad muy limitada para percibir incrementos o mermas a su alrededor, sobre todo si van más allá de tres o cuatro.

El profesor Brian Butterworth investigó la discalculia o ceguera numérica, en que existe un sentido análogo precario, y se estima que afecta a un tres o seis por ciento de la población. Los discalcúlicos no "perciben" números como la mayoría de nosotros; verbigracia, si escribimos 65 y 24 y les pedimos que digan cuál es la mayor cifra, tardarían unos tres segundos en replicar correctamente, mientras alguien normal lo haría en medio segundo o menos. No es que ellos sean "incapaces" de contar, pero parecen no demostrar esa aptitud y suelen ocupar más los dedos; inclusive, en los casos más graves apenas pueden leer la hora. Por esto, Alex Bellos afirma en Alex's Adventures in Numberland que la discalculia puede considerarse una versión numérica de la dislexia.

Los numerales son símbolos que representan números. Podemos expresar el cinco con el dígito de base diez “5”, el signo romano “V” y también letras cifradas. Hace miles de años recurríamos a dedos, piedras o palos para figurar cantidades, y los egipcios las anotaban mediante jeroglíficos. Los orígenes de nuestro sistema numérico-decimal se remontan a las antiguas culturas del Nilo, babilónica (sumeria) y china, pero el mayor mérito y que agregó un símbolo para el cero corresponde a los matemáticos hindúes de los siglos V y VI. Luego fue transmitido a estudiosos islámicos quienes lo desarrollaron para incluir fracciones decimales entre las centurias IX y XI d. de C. (Enciclopedia Británica). Así, esta popular trama se denomina numeración arábiga o hindú-arábiga.

Helena Blavatsky dijo que en la Antigüedad se concedía a los números una importancia profunda. No había pueblo que no albergara costumbres afines, y aplicaban aquéllos a observancias religiosas, el establecimiento de días festivos, símbolos e incluso la distribución geográfica de imperios. Al igual que Pitágoras, Agustín de Hipona creía que todo constaba de nexos numéricos y dependía de la mente investigar sus secretos, o permitir que se revelaran por gracia divina.

La numerología utiliza guarismos para interpretar el carácter de una persona o adivinar el futuro, y sus premisas se fundamentan en la idea pitagórica de que el Universo se traduce en formato numérico. Existen muchas variantes que asignan valores a las letras de un alfabeto, como la gematría -oriunda del judaísmo- que adscribe contextos místicos a las palabras en función de dichos aspectos. Los cabalistas emplean esta guisa para obtener ideas de escritos sagrados, entender conceptos esotéricos de letras, vocablos y oraciones, o vincular analogías entre ellos. La Enciclopedia Británica añade: “De las 22 letras hebreas, las primeras diez reciben importes consecutivos del uno al diez, las siguientes ocho del 20 al 90 en tramos decimales, y las últimas cuatro suman 100, 200, 300 y 400 (...). También se conocen estrategias como los cuadrados de números o hacer que una letra corresponda a su valor básico, más todas las cifras que le anteceden”. Blavatsky señala que en el Mahabharata los Prajapatis ("progenitores") son 21, o diez, seis y cinco (10-6-5), o tres veces siete. En las tendencias cabalísticas forman el término Jehová, que se descompone en Jod (10), He (5) y Vau (6); si sumamos esos dígitos tenemos 21 o el siete triple (La Doctrina Secreta, I, p. 90 nota al pie).

Los seguidores de esta disciplina indican que los números derivados del nombre o la fecha de nacimiento de alguien brindan claves para conocer su personalidad, tipo de relaciones o el futuro, y aunque es muy difícil comprobar tales asertos, muchos se han visto atraídos por ellos. En el prefacio del Book of Numbers por William J. Warner ("Cheiro"), su autor escribe que el rasgo oculto de cifras era conocido por individuos selectos y luego la humanidad desde tiempos inmemoriales. No conocemos el origen de la vida, pero sabemos que existe; de igual manera, no podemos saber de dónde aparecieron los números, pero recordando a Balzac, sin ellos "se derrumbaría todo el edificio de nuestra civilización". Hay sólo nueve números con que hacemos todo cálculo, a guisa de las nueve esferas en el Sistema Solar. Después del 9, todos los demás son frutos de los primeros; así, 10= 1 + 0= 1; 11= 1 + 1= 2; 12= 1 + 2= 3, etc. Las cantidades asociadas con planetas serían: Sol=1, Luna= 2, Júpiter= 3, Urano= 4, Mercurio= 5, Venus= 6, Neptuno= 7, Saturno= 8 y Marte= 9. Los días también se designan con estos números; la fecha en que llegamos al mundo abarca el denominado clave (que puede estar o no de acuerdo con aquél producido por el nombre) y relativo con el planeta que lo lleva. Por ende, si una persona nace el 1, 10, 19 ó 28 del mes, su cifra será 1 y se emparenta con el Sol.

En cuanto al nombre personal, Cheiro declara que el mejor sistema analítico viene de Caldea y fue transmitido a los hebreos. Cuando se aplica a los alfabetos inglés/español, tenemos: A=1, B=2, C=3, D=4, E=5, F=6, G=7, H=8, I=1, J=1, K=2, L=3, M=4, N=5, O=7, P=8, Q=1, R=2, S=3, T=4, U=6, V=6, W=6, X=5, Y=1 y Z=7. Como podemos apreciar, el 9 no se vincula con ninguna letra.

Napoleón solía rubricar "Buonaparte" y el valor de dos palabras era 5 cada una, haciendo un total de 10. Sin embargo, en la última parte de su vida reemplazó el apellido por “Bonaparte”, que mostraba al 8, y el importe del nombre cambió de 10 a 13. Se nos dice que el número 8 de Saturno denota acracia, revueltas, espíritu subversivo y finales trágicos de existencia en un plano inferior. El 13 en simbolismo oculto figura a modo de esqueleto humano con segadera o “cortando hombres” [véase también el arquetipo del Tarot], constituyendo el "poder" que si se torna irresponsable puede provocar la autodestrucción.

Según Cheiro, hay colores y gemas unidos a todo número, como también apego entre personas con dígitos compatibles o iguales. El 1 armonizaría con 2, 4 y 7; el 3 respecto a 6 y 9, mientras el 5 se coordina con todos. El símil con esa enigmática ley de vibración [algo voluble, pero aclaratorio] es que si esparcimos azúcar en un sitio de la jungla y atamos una cabra en otro, con varios kilómetros de distancia, las hormigas irán al primer paraje y un tigre hacia el segundo.

En el artículo “Occultism: What Is It?” William Judge sostuvo: “Se afirma que cada persona tiene un número o valor matemático distinto, siendo un compuesto o resultante de innumerables montos más pequeños. Cuando se conoce, pueden producirse efectos extraordinarios no sólo en la mente de alguien, sino además su entusiasmo, y esa cifra puede descubrirse merced a cálculos más recónditos que los de nuestras matemáticas superiores. A través de ello, el individuo puede enojarse sin causa, padecer locura o estallar de júbilo, tal como desee el operador” (ULT Pamphlet n° 18, p. 3).

En Vernal Blooms leemos que las discrepancias entre humanos se deben en gran medida a vibraciones: “(...) semejantes a las teclas de un piano, cada una con su sonido, y cuya mezcolanza engendra otros en una variedad infinita”. Uno de los aspectos que distingue a particulares comunes de estudiantes parcialmente desarrollados y los Adeptos, es el nivel de frecuencia vibratoria en moléculas cerebrales. La actividad encefálica de un chela se sintoniza con aquélla del Maestro, por cuanto podríamos alterar las ondas emitidas según la índole de ese órgano, y ello a su vez depende de generar o mantener pensamientos puros que "limpian" el cuaternario inferior, de modo que resuene con la Naturaleza Trina o Superior.

Blavatsky enseñó que al verbalizar letras originamos diversos sonidos referentes a notas musicales, números o matices de colores, y puede despertar varias fuerzas elementales. La Doctrina Secreta menciona seis saktis o poderes, uno de los cuales es Mantrika o potencia acústica de palabras, grafías y números que se emplean en mantras. El efecto está circunscrito por las cantidades, sílabas y entonación de métrica sacra; por ejemplo, Aum puede intepretarse como vocablo de uno, dos o tres fonemas, y cuando lo hacemos bien, el resultado será distinto conforme a la instancia.


Parte 2, febrero 2013

Existen dos clases de números: los matemáticos (tangibles) y sacros (metafísicos/superiores). Las cifras también se utilizan para delinear figuras geométricas como triángulos, cuadrados, pentágonos, etc., y cuando Pitágoras enseñaba que “todas las cosas son números”, quizás implicó que todo lo existente posee y constituye una serie de formas, las que a su vez pueden definirse por cantidades. Así, la hechura del cuadrado corresponde a 16= 4 x 4, ó 16 puntos en cuatro filas con puntos cuádruples. De igual manera, el rectángulo equivale a 12 puntos repartidos por tres filas de cuatro puntos.

Pitágoras evidenció el nexo místico de los números con todo lo comprensible para la mente humana, describiendo la Unidad indivisa tras toda manifestación como “Ningún Número”. El plano imperceptible [a nuestros sentidos] se ilustra por la "nada" o el Círculo, que el filósofo decía era la imagen más precisa de la Divinidad. Todo en el Kosmos y las formas que apreciamos existen a través de lo Superior, lo cual Balzac llama "Número dotado de Movimiento". La Deidad o Dinámica Abstracta-Absoluta comienza con los Números, así como todos ellos se inician con el uno, pero al mismo tiempo no tiene nada en común con otros dígitos: "Tú eres Uno, la Raíz de todos los dígitos, pero no a guisa de factor enumerable, porque no admite multiplicidad, cambio ni forma. Tú eres Uno, y en el secreto de esa completitud los más sabios se pierden, porque no lo saben (...) nunca disminuye, no se extiende y jamás varía (...) ningún pensamiento mío puede fijarte límites. Tú eres, pero no como 'algo existente', pues la conciencia y mirada de los mortales no pueden alcanzarte, ni determinar para Ti el dónde, cómo y por qué" (La Clave de la Teosofía).

En el sistema pitagórico, todos los guarismos eclosionan del “Ningún Número”. Al principio de la manifestación aparece la Mónada o primera cifra impar y Divina, surgiendo de ésta la geometría del Universo. En el mundo fenoménico, aquélla se trastoca en el vértice del triángulo equilátero manifestado o “Padre”, en tanto que la línea izquierda se llama Dúada o “Madre”. Esto representa el origen de todos los contrastes en la naturaleza, el sitio donde se bifurcan los caminos del bien y el mal, y por eso los pitagóricos “odiaban” el binario. Considerando el dos como encarnación de la ley de polaridad, subrayaron su aspecto positivo entrando en un templo por el flanco derecho y poniéndose primero el zapato análogo (Doctrina Secreta, I, p. 614). Se negaron a reconocer dicha cifra incluso como idea abstracta, argumentando que en geometría es imposible construir una figura con sólo dos líneas rectas, exigiendo al menos tres para circunscribir el espacio; así, el dos no se consideraba sacro. La línea derecha triangular es el “Hijo”, aludido en todas las cosmogonías antiguas como uno con el pináculo o “Padre”. El tramo de base apunta al plano universal de la naturaleza productiva, en que la tríada “Padre-Madre-Hijo” se une en el aspecto fenoménico, al igual que los mundos suprasensibles. Blavatsky señaló que por transmutación mística se convierten en el Cuaternario, y el triángulo devino la Tetraktis.

Las iglesias griega y latina, que tuvieron al matrimonio por sacramento, formaban un arreglo triangular durante la ceremonia. El sacerdote personifica el vértice; los novios (principios masculino/femenino) se sitúan frente a él a su izquierda y derecha, y la fila de testigos, damas de honor y padrinos de boda permanecen de pie tras ellos, generando la "raya" fundamental. El altar a espalda del presbítero refiere a la Deidad Suprema, y únicamente los clérigos meritorios podían entrar en él (DS, I, p. 614 nota al pie).

El cuatro era sacro entre los pitagóricos; resume el cuadrado perfecto, cuyas líneas tienen la misma longitud y ninguna supera a la otra ni siquiera en un punto, instituyendo además un emblema geométrico de justicia moral y divina. Estos seguidores reemplazaron el nombre indecible de la Deidad por Tetraktys, quienes establecían votos solemnes pronunciándola (Isis Develada, I, 9). Cuando el Ternario Superior se refleja en el Manas encarnado y puro durante el nivel de Turiya, se convierte en cuádruple manifestando la gloria, los poderes y potencialidades de los tres, o en otras palabras, la aptitud se transforma en vigor.

En geometría oculta y pitagórica, se dice que la Tétrada une todos los materiales que fabrican el Cosmos. Para comprenderlo, recordemos que esa figura también conlleva 10 puntos repartidos en un triángulo con cuatro filas: la primera representa un punto; la segunda con dos puntos traza una línea; la tercera conforma un triángulo, y la última esboza al tetraedro. El Glosario Teosófico señala que Tetraktys es un triángulo equilátero hecho a partir de la secuencia de los primeros diez números en cuatro series. Es a la vez un concepto matemático y egregio que abarca "en forma de semilla" los principios del mundo natural y la armonía cósmica. El Uno designa al Principio Impersonal (Espíritu); el dos, la materia; el tres, al plano fenoménico que sintetiza Mónada-Dúada y participa en la naturaleza de ambas. Luego, la Tétrada o perfección expresa el vacío de todo, y el Decaedro (sumatoria) involucra al Kosmos.

En su texto The Sleepwalkers, Arthur Koestler escribe: “(...) fue crucial para su tiempo el descubrimiento pitagórico de que el tono de una nota depende de la longitud en la cuerda que lo produce, y los intervalos congruentes en la escala se generan mediante proporciones simples (octava 2:1, quinta 3:2, cuarta 4:3, etc.)”, sugiriendo que dos fibras con esas amplitudes emitirían ondas musicales armoniosas. Si hablamos de violines, 1:2 significa que, cuando se encoge a la mitad, una cuerda (nota clave) de cualquier material reditúa la frecuencia de una octava por sobre su largo completo; asimismo, las notas escindidas por intervalos de quinta (2:3) y cuarta perfectas (3:4) siempre han sido las “consonancias” más trascendentes en música occidental.

Koestler agrega que cuando se extendió a los astros, la enseñanza devino “Armonía de las Esferas”: "(...) cada planeta zumbará en un tono particular, dependiendo de los ratios de sus respectivas órbitas alrededor del Sol, al igual que el timbre de una cuerda varía según su largueza. Así, dichos recorridos gestan una especie de 'lira' enorme cuyas fibras describen círculos. Parecía igualmente obvio que los intervalos entre aquéllas deben regirse por cánones armónicos”.

Los planetas se influyen entre sí, de modo similar a nuestros corpúsculos sanguíneos; estos orbes difieren en tamaño y distancia, modificando la intensidad del impulso que dan al éter circundante mientras se desplazan alrededor del Sol. La música es el arte de combinar y modular sonidos, siendo éstos generados por vibraciones etéricas. Blavatsky señala que podemos cotejar el ímpetu transmitido por diversos planetas al medio etérico con las notas de un instrumento musical. Es fácil comprender la influencia mixta causada por aquéllos, emitiendo ondas armoniosas, y apreciamos que ciertas características planetarias (como la posición medida por su distancia angular) implican varianzas en dicho estrato sutil de la Tierra, a la vez que otras comportan periodos de descanso y "amistad" (Isis Develada, I, p. 275).

En La Doctrina Secreta (II, p. 601) su autora enseña que es sobre el número siete que Pitágoras compuso su doctrina de la "Armonía y Música de las Esferas". Segun él, las brechas eran: Luna-Tierra/Sol-Marte/Saturno-Zodíaco (ámbito de estrellas fijas)= un tono; Luna-Mercurio/Mercurio-Venus/Marte-Júpiter/Júpiter-Saturno= un semitono, y Venus-Sol= 1 ½ tono (tercera menor). La melodía de la Creación está compuesta de ellas, y por eso se le denomina "Voz de la Naturaleza", sin constituir un mero "fantaseo". Shakespeare hace promulgar a Lorenzo en El Mercader de Venecia: “Hasta el más mínimo orbe que contemplas en su movimiento es un ángel cantor (...). Esa música existe en las almas inmortales, pero no podemos oírla mientras dejemos que nos esclavice este disfraz corpóreo y decadente”.

El cuatro forma la media aritmética entre mónada y héptada (1 + 7= 8/2= 4). Podemos considerar 1, 2 y 3 como cantidades productivas, ya que su fortaleza emerge de lo Único (tres en Uno, o viceversa), pero además encierra números producidos porque cuando se combina con tres forma el siete, vehículo de vida o materia.

La Doctrina Secreta (II, 592-93) menciona que 3 y 4 son los polos masculino y femenino, o Espíritu y Materia, cuya ligadura es emblema de vida eterna y ambos se circunscriben mutuamente. Toda la materia del Universo, cuando la ciencia le rastrea hasta el final, puede reducirse a los elementos carbono, oxígeno, nitrógeno e hidrógeno, asimilados también con los cuatro principios humanos inferiores. Dichos "anclajes" químicos se hallan en el plano fenoménico, pero derivan de los tres noúmenos, a los que Blavatsky llama "principios de la naturaleza física", tal como Atma-Buddhi-Manas pueden considerarse noúmenos o principios básicos, y en tanto el cuádruplo inferior es transitorio.

El hidrógeno, por ser el gas más liviano, arde con oxígeno emitiendo calor en la combustión y forma el agua, el más estable de los compuestos. Así, Kama -afín al hidrógeno- constituye el principio de los deseos animales que pulsan durante la vida mundana. El oxígeno corresponde a prana, y Kama depende de éste último, haciendo que los anhelos posean vitalidad. El nitrógeno, un gas inerte cuando se mezcla con oxígeno, provoca que su par sea útil en la respiración animal; se asocia al linga-sarira o parte sobre la que se moldea el cuerpo físico, y lleva a prana hasta una forma que puede asimilarse a nuestro plano. El oxígeno es base ígnea y dador de vida; el carbono es ustible por excelencia, fundamento de toda sustancia orgánica, y representa la materia bruta corporal. El cuatro fue llamado por los pitagóricos "guardián de las claves naturales", pero unido al tres y convertido en siete, es el número más perfecto y armonioso, la naturaleza misma.

En sánscrito, el ser humano se nombra Saptaparna o planta de siete hojas. La T o tau está formada por dicha cifra y la letra griega gamma; era símbolo de vida eterna porque esa grafía encarna la vida del planeta Tierra, y el siete vincula a ésta con el plano divino. De esa manera, el glifo doble se expresa en figuras geométricas con un cuadro bajo un triángulo, delineando la naturaleza septenaria humana (DS, II, 590-91).


Parte 3, marzo 2013

Helena Blavatsky manifestó que, desde la Antigüedad, el siete era divino entre todas las naciones cultas de Oriente y Occidente. Los planetas eran numerados con esta cifra -los cuales se transformaron en igual cuantía de deidades con el transcurso del tiempo-, y eran Sol, Luna, Marte, Venus, Mercurio, Saturno y Júpiter; los dos primeros ocultan orbes esotéricos o principales, mientras el resto debe considerarse como planetoides o secundarios, y en su conjunto son las "casas" primordiales de siete logoi o "rectores".

Todo asunto relevante era perquirido según este número por los filósofos arios [indios], incluyendo conceptos y gobierno de localidades (Isis, I, p. 407). Hablaban del Sapta-Loka o mundos celestiales, y otros siete inferiores o talas, estratos de conciencia más que lugares físicos. También dignificaron a los Sapta-Rishis que representan las siete razas humanas; ídem, su tradición engloba a los Sapta-Dwipas o islas divinas: Jambu, Plaksha, Salmalia, Kusa, Krauncha, Saka y Pushkara. Fundamentalmente, deben interpretarse como la Tierra séptuple o cadena planetaria, pues Jambu-Dwipa alude a nuestro globo material y los otros seis a sus "compañeros". Se dice que las dwipas estaban circunscritas por océanos, a saber, Lavana (agua salobre), Sura (vino), Dadhi (cuajada), Dugdha (leche), Jala (agua pura), Sarpi (mantequilla fina) e Ikshu (caña de azúcar); así, el tercero y cuarto eran retratos metafóricos de la Vía Láctea y sus nebulosas (DS, II, p. 320-21). Los nombres de dwipas serían aquéllos de regiones secas que cubrieron toda la faz del globo durante el período de una raza humana particular, o sitios que después de un cataclismo entrarán en la formación de nuevos "continentes" universales o penínsulas, y cada uno de éstos últimos puede erigir una zona más pequeña o grande ceñida por agua. Saka y Pushkara aún no existen, pero en su génesis formarán parte de las masas pertenecientes a América, África y Asia Central con el Gobi (DS, I, 404 nota al pie), en tanto que Saka y Pushkara parecen indicar a terrenos futuros.

Los pueblos de India, Arabia, Siria y Egipto utilizaron rondas de siete días, que más tarde copiaron los romanos. Los judíos las contaban como primera (yom ahad), segunda (yom sheni) y así hasta la séptima o yom shaba. Cuando Moisés menciona que "Dios guardó reposo el séptimo día" o Shabat luego de "crear el mundo en seis jornadas", ello consistió en una maniobra para ocultar el verdadero significado. Blavatsky explica que el vocablo hebreo shaba puede traducirse a modo de "vejez" o "descanso"; Sab también describe a un individuo "canoso", y por lo tanto el día homónimo los “padres ancianos” de una tribu tenían costumbre de celebrar concilios o sacrificios. Podemos equipararlo con los festivales lunares en India, donde había convocatorias una vez por semana; de igual forma, el mes lunar puede dividirse en cuatro cuartos de siete días, y con cada nueva etapa se producen cambios en la atmósfera y todo el Universo.

En el séptimo o más poderoso de los días prismáticos, los Adeptos de Ciencias Secretas se reúnen como hace miles de años para devenir agentes de poderes ocultos en la naturaleza y comunicarse con mundos invisibles, lo cual explica el verdadero motivo sobre la importancia adscrita al último día semanal. En efecto, éste no era un "descanso" entre los primeros cristianos, pues decían que los elementos nunca están inactivos. Al enmendarse alguien culpable de engaño o adulterio, practicaba el fervor que complacía a Dios (Isis, II, p. 418-19).

La creación bíblica de nuestro mundo no debe tomarse literalmente. En La Doctrina Secreta (I, p. 446-47) y al desglosar parte del Vishnu Purana, Blavatsky menciona que la filosofía hindú enseña siete “creaciones” primarias que pertenecen a los influjos que evolucionan por sí mismos a partir de la única Fuerza Sin Causa, y las otras siete ulteriores apuntan al Universo físico nacido de los elementos divinos singularizados. Estos episodios representan múltiples "actos"; así, cuando el "Creador" produce a los noúmenos, el Universo permanece inamovible durante un Día de Brahma, equivalente a 4.320.000.000 de años, y éste es el séptimo período pasivo o “de calma” que sigue a las seis fases de evolución activa.

Helena consigna que el siete juega un rol perentorio incluso en el campo de la fisiología, y los médicos no pueden dar cuenta del ciclo septenario entre organismos. Los sucesos o propiedades como nacimiento, desarrollo, madurez, rasgos vitales, cambios, enfermedades, purulencia y muerte de insectos, reptiles, peces, pájaros, mamíferos o humanos, están controlados por una ley de clausura en tramos septenarios, de acuerdo con H. Grattan Guinness en su obra The Approaching End of the Age. El doctor Laycock escribió en The Lancet (1842-1843) que las transformaciones animales ocurren cada tres días y medio, siete, catorce, veintiuno, veintiocho o en algún número definido de semanas, añadiendo que con cualquier clase de fiebre habrá un clímax al séptimo día, y el decimocuarto es crucial en cuanto sanación o muerte. Stratton afirmó como un hecho fisiológico y patológico que “en la salud, el pulso humano es más frecuente en la mañana que en la tarde durante seis días de cada siete; y en el séptimo adquiere mayor lentitud” (DS, II, 622-23 nota al pie). En su Descendencia del Hombre, Darwin catalogó de "misterioso" que en los vertebrados superiores y terrestres muchos procesos normales e irregulares se extienden por una o más semanas, como la preñez mamífera o ciertas pirexias. Según el caso, los huevos de paloma, aves de corral, patos, gansos y avestruces se incuban en dos, tres, cuatro, cinco y siete semanas (DS, II, p. 595).

En El Océano de la Teosofía, William Judge dice que los microbios, bacilos y bacterias no son las unidades vitales últimas, sino que a su vez están formadas por “vidas” aún más diminutas. Toda célula lleva compuestos infinitesimales destructores y conservadores; en su lucha al aproximarse la muerte, prevalecen aquéllos y por lo tanto la vida tiene capacidad de matar. Entretanto, La Doctrina Secreta (I, p. 262-63 nota al pie) afirma que el cuerpo humano renueva toda su estructura cada siete años, y los "estragos" o "mejoras" se deben al rol bilateral de esas "vidas". Durante la primera mitad en la existencia de un individuo (o cinco rondas de siete años), ellas edifican indirectamente la cobertura material, seguido de la vejez y terminando con el fallecimiento.

La revista Theosophy (vol. XIII) indica que desde una postura esotérica los 70 años humanos [promedio] revisten una enorme importancia y se dividen en diez tramos septenarios. Los primeros son: 1) nacimiento del cuerpo; 2) el Ego Inmortal asume su control a los siete años (quizás por ello los chicos no se considerarían culpables de agravios hasta entonces); 3) 14 años, que conllevan metamorfosis en el principio kámico (deseo); 4) los 21, donde tenemos cambios manásicos, se alcanza la adultez y debemos lograr raciocinio; y 5) los 28, que apuntan al desarrollo interior mediante iluminación búdica. En las otras cinco fases hay madurez y declive: de 35 a 42 años la espiritualidad debe progresar aún más; de 42 a 49 se consolida el quinto período (21-28) y así sucesivamente, dando lugar a la "segunda infancia" (63-70) que se caracteriza por un nivel más "candoroso", pero no irresponsable.

Los antiguos dividieron el cuerpo humano en siete áreas: cabeza, torso, estómago, dos manos y dos pies, y su existencia solía distribuirse en igual número. Los bebés tienen sus dientes al séptimo mes, y a los catorce aprenden a sentarse (2 x 7); a los veintiuno principian a caminar (3 x 7), hablan al cumplir veintiocho (4 x 7) y dejan de mamar a los treinta y cinco (5 x 7). Una vez alcanzados los catorce años (2 x 7) la persona empieza a formarse, y a los veintiuno (3 x 7) detiene su crecimiento.

Incluso en química vemos que los elementos se rigen por una ley periódica y el guarismo siete. Si se ordenan en grupos de acuerdo con pesos atómicos -como en la tabla por Mendeliev-, vemos que los constituyentes primero, segundo, tercero, etc. mantienen estrechos símiles en todas sus propiedades con los miembros de la serie ulterior. Además, en todo periodo las características generales de dichos elementos varían entre sí, con tasas aproximativas, hasta llegar al séptimo miembro de la "cadena", cuyos rasgos exhiben mucho contraste con el primero de la misma serie, y el inicial del conjunto posterior.

Por ejemplo, el cloro o séptimo del tercer arreglo se contrapone al sodio -primero en igual cadena- y potasio, el cual comienza la serie siguiente, pero éstos dos últimos permanecen relacionados. Así, con las diferencias entre los elementos iniciales y postreros, podemos esperar que el cuarto (verbigracia, silicio) tenga variación media y un rol transicional. Blavatsky señala que esto es normativo en disciplinas ocultas, porque si hablamos de globos o la estructura atómica, humana, animal, vegetal o mineral, el cuarto y séptimo componentes desempeñan funciones distintas en esos sistemas. Todo en el Universo, desde lo grande a lo pequeño, en su adelanto corpóreo y espiritual procede a fuero cíclico y septenario (DS, I, 585-86 nota al pie).

La Mensajera de los Maestros declaró que necesitaríamos una biblioteca íntegra para analizar todos los aspectos en que actúa la cifra siete. No sólo gobierna fenómenos vitales, sino también sonidos y colores, ya que existen ligámenes entre los siete matices básicos y la escala musical (el tono cromático de una octava es el mismo respecto a la sucesiva). Los principios humanos se conectan a un plano físico y de conciencia (incluidas sus fuerzas ocultas), como también planetas o razas. El poder de los ámbitos superiores es inmenso y causaría daños incalculables si se depositaran en manos erráticas. Este saber fue proscrito durante los primeros siglos de la era cristiana, porque otorga la clave de nuestra índole septenaria, y en ese tiempo la gente creyó en el ocultismo pero estaba moralmente corrupta, llevándole a la posibilidad de cometer los peores sortilegios.

El siete consiste en un "ensamblaje" de la tríada divina -humana y cósmica- y las cuatro fuerzas universales, lo que figuró en arquitectura sacra como la insigne catedral de Colonia. William Judge agrega: “Podemos captar el siete con holgura en temas 'inferiores' como las matemáticas, los días de semana, etc., pero dudo que una persona (...) con esta mente sin regenerar, perciba el hecho cuando se aplica a las cantidades desconocidas en la naturaleza superior”, aludiendo entre otros detalles a que nuestro Ego emplea siete conjuntos de sentidos para pensar, actuar y sentir en múltiples estratos de conciencia.


Parte 4, abril 2013

Los pitagóricos decían que todo individuo perfecto era un cuaternario-ternario con elementos materiales y sutiles, y también les encontramos en el número cinco, emblema del ser humano o microcosmos.

Makara (Capricornio) es el décimo signo zodiacal donde el Sol ingresa en el solsticio de invierno. En sánscrito, la palabra Ma equivale al guarismo cinco, y kara ejemplifica una mano pentadáctila, como también un pentágono; así, Makaram o Panchakaram significa "estrella de cinco puntas" que representa al individuo humano. Puesto que Manas es el quinto principio, la susodicha figura encarna más bien al hombre pensador y consciente. Kumara es anagrama de Makara con fines ocultistas, y aquel nombre apunta a cinco deidades solares que nos concedieron intelecto hace dieciocho millones de años, junto con el don de reflexionar y elegir. El signo está enlazado con el origen del “microcosmos” espiritual, y la muerte/disolución del Universo físico, o su paso a reinos intangibles, y además los Kumaras poseen vínculos con ambos (DS, II, 578-79). Es Manas lo que distingue a humanos de animales, y según el uso que le otorgue puede volverse peor que las bestias o superar ese nivel llegando a lo divino.

En el artículo “Numeral Five in Religion and Philosophy” (Bhavan's Journal, 31/12/2012), Satish Kapoor manifiesta que la cultura india engloba conceptos filosóficos, códigos morales y ritos abstraídos en péntadas. Por ejemplo, el conocimiento se clasifica en tattva (cosmología), muktiprada (aquéllo que permite la libertad del mundo material), bhakti prada (fervor), yaugika (enlace con lo divino) y vaishayika (objetos de deseo). También hay cinco elementos (bhutas) y otros sutiles (tanmatras), jnanedriyas (sentidos) y karmendriyas (órganos de acción). Algunos santuarios Shivalinga se asocian con ingredientes naturales: Prithvilinga (tierra) en Kanchipuram, Ablinga (agua) en Jambukeshwar, Tejolinga (fuego) oriundo de Arunachala; Akasha Linga (éter) cuyo enclave es Chidambaram, y Vayulinga (aire) en Kalahasti (Andhra Pradesh). El vedismo acucia que un individuo salde cinco deudas (panch-rina) con deberes obligatorios (pancha-mahayajna) respecto a dioses (deva-rina) cumpliendo sacrificios prescritos, con sabios (rishi-rina) asimilando consejos, a los padres (pitri-rina) por la vía de ritos expiatorios, hacia brahmanes (brahma-rina) ofreciendo regalos, y al prójimo (nri-rina) confiriendo hospitalidad. El código ético budista abarca cinco preceptos llamados panchashila, y el cálculo cronológico se establece mediante el Panchang o almanaque hindú, que incluye cinco partes.

La astrología india cataloga el tiempo en secciones fundamentales quíntuples o Panchang, y sus practicantes las utilizan para evaluar el auspicio de ciertas coyunturas y realizar horóscopos. Aquel término viene del sánscrito Panchangam, donde "pancha" es "cinco" y "anga" equivale a "miembro", aludiendo a parámetros del calendario: yoga, día (vaar), fecha lunar (tithi), constelación (nakshatra) y karana (medio día lunar), cuyos cómputos se basan en el Sol y la Luna, aparte de los nexos entre ellos.

En su manuscrito “Stars and Numbers”, Blavatsky afirmó que es rara la conjunción de dos planetas; de tres es aún más esporádica, y pasa a ser portentoso si vemos cuatro o cinco. En rigor, este último fenómeno se produjo hacia 2449 a. de C. cuando fue observado por astrónomos chinos, y no ha vuelto a ocurrir desde entonces. Los magos imperiales vaticinaron toda clase de infortunios y los siguientes 500 años conocerían muchos trastornos, guerras y cambios gubernamentales que llevaron al fin de la bienaventuranza en China.

El doce es otro número álgido; hay 12 meses en el año, igual monto de signos en la "faja" zodiacal, y la festividad religiosa Kumbh Mela (considerada la más grande a nivel mundial) denota un ciclo análogo. Existe el conocido mito del Samudra Manthan o “batido del océano”, en que los Devas (dioses) y Asuras (demonios) agitan el mar para conseguir el Amrita o néctar de inmortalidad. Según la fábula, Vishnu "concedió" el líquido a los Devas mediante engaño, lo que propició una "guerra divina" entre ambos bandos. Mientras continuaba la lucha y para protegerlo de fuerzas diabólicas, el recipiente se ocultó en cuatro áreas que fueron Prayag, Haridwar, Ujjain y Nasik. La leyenda cuenta que se derramó una gota en cada sector, contrayendo poderes místicos, y así el Kumbh Mela ("feria de cántaros") tiene lugar en uno de esos parajes. La fiesta se organiza de acuerdo con la posición de Brihaspati/Júpiter que tarda doce años en atravesar el Zodíaco, y el Sol, cuyo viaje dura uno, actuando como la "manecilla corta" y "larga" de un "reloj".

El ciclo Purna Kumbh Mela arranca cuando Júpiter se halla en Tauro (Vrishabha Rashi) y el Astro Rey bajo Capricornio (Makar Rashi), determinando la génesis mercantil en Prayag, y se repetirá cada 12 años cuando el "gigante gaseoso" vuelva a la casa del Toro. Después estos planetas ingresan en Leo (Simha Rashi), la ciudad elegida será Nashik y nuevamente luego de 12 años conforme al predominio jupiteriano en dicho asterismo. Continúa permaneciendo allí durante un año y el Sol se sitúa en Aries (Mesha Rashi), tiempo en que Ujjain acogerá la celebración. Para el momento en que el "padre de los dioses" visite Acuario (Kumbha Rashi) y el Sol al Carnero, la feria queda circunscrita a Haridwar y lo mismo si Júpiter entra en el undécimo signo después de 12 años. Prayag se engalana transcurridos 144, cuando Júpiter regresa a Tauro por duodécima vez, y lo cual correspondió a 2013. El Kumbha Mela habría sido un proyecto por Shri Shankaracharya -con la égida positiva de estos orbes- para que los sadhus (personajes beatíficos) se reunieran e intercambiasen puntos de vista, abordando doctrinas místicas y posibles reformas, mientras los peregrinos interactuaban con ellos.

Blavatsky contó en 1890 que el nueve era horrísono para los antiguos, pues la sumatoria de sus cifras arroja este símbolo de grandes metamorfosis cósmicas o sociales, y triste emblema de caprichos humanos, encarnando igualmente a la Tierra bajo controles malignos. El año previo totalizó el ocho, un número cósmico perfecto al representar el movimiento del Universo y además nuestra naturaleza animal. En Oriente los óctuples generan igualdad, orden y simetría en el cielo, que por egoísmo terrestre llegan a ser conflictos y disturbios. Los estudiosos de Cabalá dicen que el nueve corresponde a los actos generativos, de modo que 1890 reproduciría todos los males de la fase anterior y otros de hechura propia. Los antiguos tenían al novenario por "fisicalidad", y Platón enseñó que tres veces tres era sinónimo de materia bruta. El pitagorismo vertía que cada uno de los tres elementos que forman nuestro cuerpo es triple: el agua incluye tierra y fuego; el suelo alberga partículas acuosas e ígneas, y el fuego se templa por glóbulos líquidos y corpúsculos térreos que le sirven de base. Ello explica el origen del nombre “envoltura nonágona” dado a la materia (Lucifer, enero 1890).

Las supersticiones numéricas estilan basarse en episodios unidos a cantidades; algunas son "benéficas" o "perjudiciales" en función de su vínculo natural, histórico o religioso, si bien varias ideas pueden tener aflato en "golpes de suerte" y "desgracias fortuitas". Deborah Murrell sostuvo que la primera referencia al mal agüero del 13 data de 1852, pues se creía ominoso que existiera ese monto de personas en un convite o a guisa de acompañantes. Hasta hoy, las casas con un “13” en su dirección no se venden fácilmente, al grado que ciertos constructores lo omiten y reemplazan con "12a" ó "12
1/2". Incluso hay apartamentos y hoteles que no indexan un decimotercer piso. Una teoría se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando las brujas se citaban en aquelarres de supuestos trece miembros. Otra hipótesis viene del mito escandinavo que retrata a Odín celebrando un banquete en el Valhalla para 12 personas, pero llegó Loki y asesinó al dios Baldur. Una tercera premisa apunta a la Última Cena de Jesús, en que participaron Él y sus doce discípulos. Para Murrell, esta cifra sería "desdichada" por ir más allá del doceavo o "número magistral", como apreciamos en los 12 meses, las 12 horas de día/noche o los signos astrológicos. Contrariamente y en el ámbito deportivo, el basquetbolista Wilt Chamberlain vestía la camiseta 13 y dijo que era presago sólo frente a sus rivales, siendo uno de los mejores contrincantes al anotar 4000 puntos en una ronda.


Parte 5 y final, mayo 2013

Blavatsky dice: “El número es una Entidad, como pensó el gran autor [Balzac], y al mismo tiempo, un Aliento que emana de lo que él llamaba Dios y nosotros el TODO; el hálito que por sí sólo organiza al Kosmos físico, 'donde nada obtiene su forma sino a través de la Deidad, que es un esfuerzo del Número". Esto alude a la jerarquía de poderes creativos que participan en la manifestación del Cosmos, desde el plano subjetivo al objetivo. Hay una clase de "Constructores" o "Masones invisibles" e inteligentes, que modelan la materia de acuerdo con el Plan Ideal previsto para ellos en la Mente Divina.

Platón enseñaba que "la deidad geometriza". En Notas sobre el Bhagavad-Gita, Robert Crosbie aseveró que desde el “punto” -cuyo centro está en todas partes y la "circunferencia" en ninguna- comienza a radiar y establece un perímetro, generando una esfera que limita la obra del “punto”; este sitio se prolonga horizontalmente y produce el diámetro, seccionando la "bola" imaginaria en mitades positiva y negativa, como base para acciones y reacciones. De modo similar, la magnitud vertical del punto forma una cruz en el círculo. Las líneas centrípetas y nucleares giran la esfera con líneas yacentes que van recíprocas, delineando la cruz ansada (esvástica) y el cuadrado interno. Luego tipifica los visos del cubo, el pentagrama y la estrella de seis puntas en el seno de este "globo".

El asunto es parte de la glosa del Viswarupa Darshan de Arjuna, o la Forma Divina que engloba todas las otras y actúa a modo de "espejo esférico", constituyendo un vistazo al mundo nouménico o arquetípico, donde todo lo manifiesto existe como abstracción. Así, una estrella de cuatro puntas indica el reino animal, o los seres que aún no despiertan su intelecto; un pentagrama connota la mente, al ser humano que no posee nivel de Adepto y el microcosmos o “pequeño universo” en su interior, reproduciendo el macrocosmos. Judge lo describe a fuero de "supremacía del entendimiento o espíritu" sobre la materia bruta, y si está al revés designa el lado oscuro y la muerte. El hexagrama representa el macrocosmos y consta de un “doble triángulo” blanco y negro; los europeos le nominan “Sello de Salomón” y en India “Signo de Vishnu” o Sri Chakra. La punta del triángulo blanco cimero refleja lo divino y su extremo inferior negro lo físico y burdo. Los ángulos bajos del polígono albo ilustran “el espíritu puro cayendo en la generatividad” o involucrándose en nuestro mundo fenoménico.

Dichas figuras trilaterales expresan que las parejas de opuestos surgen al Universo visible en términos de Espíritu/Materia o Purusha/Prakriti, y también oscurana/luz, calor/frío, placer/dolor, etc. Tanto el hombre como la naturaleza son trinos y sus aspectos son Cuerpo, Espíritu y Alma (medio "astral" o energizante que mora en el interior). Blavatsky añade que esto se resume en el triángulo equilátero, porque los mencionados principios se difunden por doquier bajo proporciones iguales. A su vez, estas facetas aparecen como tres "luces" o energías: creativa (infundiendo vida consciente), preservadora (labrando formas astrales desde la materia cósmica preexistente) y destructiva (materia física), que se aleja de la primera y conduce a tinieblas, desequilibrios y muerte.

Jeffrey Weeks, matemático neoyorquino, piensa que el Universo es comparable a una sala de espejos con 12 caras, y Subba Row lo explicita en "The Twelve Signs of the Zodiac”. Vimos que Makaram o Capricornio es el décimo signo del Zodíaco; la voz sánscrita Dasadisa o "diez lados" alude al trasfondo décuple en el Cosmos, y Row agrega: “Si tomamos los pentágonos como formas regulares (...) la hechura del universo material será, por supuesto, un dodecaedro, el modelo geométrico que imitaron los Demiurgos al construir el plano tangible” (ver DS I, p. 340), y al igual que el microcosmos (ser humano) concibe su Sthula Sarira sobre el Suskshma Sarira (arquetipo), el Macrocosmos encierra una parte burda (física) y otra sutil ("Luz Astral” o nivel nouménico).

Ciertos pasajes del Veda y los Upanishads insinúan que este "reino aeriforme" puede representarse por un icosaedro. Según Row y quien cita a Todhunter, podemos describir una esfera alrededor del poliedro y trazar perpendiculares desde el centro de aquélla sobre las caras, y luego extender esas líneas de modo que se encuentren con la superficie del "balón". Si unimos los puntos de cruce, tendremos un dodecaedro al interior, y mediante un proceso parecido es factible realizar justo lo contrario.

La geometría se define como el estudio sobre posiciones relativas de objetos y áreas, abordando las propiedades de puntos, líneas, superficies y sólidos. Los rosacruces denominaban "geometría viva" a todos los fenómenos cósmicos, y La Doctrina Secreta (I, p. 97) consigna que la Naturaleza crea pautas específicas. Primero apareció el tres o triángulo, y esto se corrobora en mineralogía, botánica y geología (II, p. 594); para la cristalización de sal en medios homólogos, las moléculas se depositan adquiriendo forma de pirámides o conos, y el fuego presenta igual apariencia mientras arde. Luego viene el cuadrado o cubo, que se aprecia en corpúsculos térreos. Cuando observamos cristales de nieve al microscopio, semejan "estrellas" hexaédricas dobles o triples, cuyo centro suele ser una "miniatura" del modelo mayor. Los primeros patrones básicos pudieron inferirse del orden celeste (I, p. 320), pues en todo asterismo sus luminarias muestran "esquemas de reparto". A medida que transitan alrededor del Sol, los orbes crean ángulos entre sí, lo que produce efectos particulares en la Tierra.

El número pi (π) ilustra el nexo entre la circunferencia y su diámetro, siendo de tipo irracional con dígitos perennes. Cuando una raya de cierta longitud (A) se divide en un sector grande (B) y otro pequeño (C), llegamos a un punto único donde la relación entre B (0,618) y C (0,382) es exactamente igual que aquélla entre la línea completa y B, haciendo que el ratio A/B y B/C sea 1,61803399 o phi, conocido además bajo el nombre de Proporción/Sección Áurea. Euclides la abordó en sus Elementos alrededor del 300 a. de C., Luca Pacioli con De Divina Proportione (1509) y Dan Brown (2003) la incluiría para su novela El Código Da Vinci. Se dice que este parámetro fundamenta las mensuras críticas en muchos animales, como los tramos anatómicos de hormigas u otros insectos, o espirales de conchas marítimas. El filósofo Heinrich Agrippa (s. XVI) cotejó al ser humano con el pentagrama al interior de un círculo, sugiriendo pistas de la proporcionalidad áurea.

Otro procedimiento es la serie Fibonacci, que empieza con cero y se le agrega 1; luego las cifras siguientes prorrumpen añadiendo dos anteriores, es decir: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, etc. Cuando cada monto de la serie se divide por su antecesor, aparece phi aproximado, y hay mayor exactitud cuanto más avanzamos. La tanda Fibonacci se repite a menudo en pétalos florales; verbigracia, los ranúnculos tienen cinco, lirios e iris tres, algunos delfinios ocho, caléndulas 13 y margaritas 34, 55 u 89. Incluso existen plantas que muestran dicha tasa en la estructura foliácea alrededor del pedúnculo.


La figura previa bosqueja un rectángulo áureo, cuyos lados están en proporción homónima. Al situar un polígono de esta clase con extremos “a” y “b” inmediato a un cuadrado con laterales de longitud “a”, produciremos un rectángulo similar, con una línea “a+b” y otra "a", con (a+b)/a= a/b= 1,618. Se especula que varias proporciones y fachadas del Partenón griego comportan ese modelo, pero algunos académicos no están de acuerdo. También la Gran Pirámide de Egipto parece encarnar el coeficiente en su base, altura e hipotenusa, mas es complejo demostrarlo porque no encontramos a phi en escritos egipcios antiguos. En épocas más contemporáneas, Le Corbusier centró su filosofía de diseño en sistemas armónicos, cuya fe en el orden matemático del Universo estaba muy adherida a los factores naturales ya descritos.

Blavatsky destacó la obra arquitectónica de Vitruvio Pollio, donde plasma las reglas proporcionales transmitidas en contextos iniciáticos, y sostuvo que en ellas hay un profundo esoterismo (DS, I, p. 208-209 nota al pie): “[Los profesionales modernos] pueden no haber[las] omitido por completo, pero añadieron suficientes cambios empíricos para destruir esas alícuotas. Es Vitruvio quien dio a la posteridad los cánones de construcción de templos griegos en honor de dioses inmortales”. Agrega que Pollio era iniciado y sus diez libros sólo pueden estudiarse desde el aspecto oculto. Los círculos druídicos, dólmenes o santuarios de India y Egipto también son herencia de arquitectos-sacerdotes.

17 de marzo de 2022

¿Es fumar un "pecado" en ocultismo teosófico?

Robert Crosbie y Grace Clough, quien fuera uno de los siete socios fundadores de la Logia Unida de Teósofos y figura influyente para dicha institución tras el fallecimiento de Crosbie.

Las enseñanzas teosóficas identifican tres sustancias en particular como perjudiciales de manera oculta o metafísica para el ser humano cuando se ingieren.
 En orden de detrimento, éstas son: (1) fármacos (obviamente no incluye medicamentos legítimos), (2) bebidas alcohólicas de cualquier tipo y (3) carne.

Esto se explora con más detalle en "¿Cuál debiera ser la comida correcta?", donde se explica que si bien la ingesta de carne no es lo ideal, tampoco representa un "crimen" desde la perspectiva de la Ciencia Esotérica como H.P. Blavatsky enfatiza en "La Clave de la Teosofía".

El enfoque teosófico hacia el consumo de productos cárnicos es indulgente y tolerante, aunque se sostiene que en cierta etapa avanzada del desarrollo personal es menester seguir una dieta puramente vegetariana, y si alguien se siente capaz de hacerlo ahora y con total sinceridad, entonces será muy beneficioso para ese individuo.

No obstante, el alcohol y las drogas son otro asunto y se sabe que a quienes se comprometen como chelas (discípulos) para unirse a la Escuela de Maestros -como hicieron muchos a través de la Sección Esotérica establecida por H.P.B. y William Q. Judge- se les prohíbe estrictamente consumir dichas sustancias. Algunas de las razones se pueden encontrar en los artículos ya mencionados y por el momento no se les obliga a no comer carne ni se pide que dejen de fumar tabaco.

De esta forma la Teosofía no identifica como "malo" el hecho de fumar cigarrillos, pipas, etc., y obviamente desde la perspectiva de la salud física existen riesgos involucrados y muy serios para quienes fuman en exceso, por lo que la Teosofía ciertamente no promueve la acción de fumar; pero al mismo tiempo tampoco la designa ni describe como dañina en ningún nivel oculto

Muchas enseñanzas "Nueva Era" dicen exactamente lo contrario a esto, y entre otras afirmaciones sostienen que fumar produce "agujeros en el aura individual" permitiendo así el ingreso en ella de energías o influencias malignas. Se dice que muchas de estas teorías se derivan de los llamados "Maestros Ascendidos", pero los Mahatmas-Adeptos de Sabiduría tras el Movimiento Teosófico no pertenecen a esa categoría fantasiosa, sino que están físicamente encarnados y viven en nuestro planeta como ellos y sus discípulos enfatizaron continuamente (véase "El aspecto mortal e inmortal en los Maestros" para más detalles).

Por más sorprendente e inconcebible que parezca, incluso algunos de los mismos Maestros se describen y mencionan en la literatura teosófica original involucrados en la práctica de fumar, y también se sabe que H.P. Blavatsky -a quien los Maestros llamaron "nuestro Agente Directo"- también era fumadora habitual. ¿Alguna vez los Mahatmas se quejaron por esto o expresaron el deseo de que ella dejara de fumar? No existe ningún registro ni sugerencia sobre ello como se puede apreciar en las siguientes citas de ejemplo:

“Muy amable, Sinnett sahib, muchas gracias y salams por la máquina de tabaco (...) Me encontraba en Chi-in-ki (Lhassa) fumando tu pipa" (Mahatma M. a A.P. Sinnett).

“¡Oh benditos y benditos dos días! Era como en los viejos tiempos (...) El mismo tipo de cabaña de madera, un palco dividido en tres compartimentos para habitaciones y de pie en una jungla con cuatro patas de pelícano; los mismos chelas amarillos deslizándose silenciosamente; el mismo sonido y eterno de 'gul-gul-gul' de la inextinguible pipa chelum de mi jefe; la antigua y dulce voz de tu K.H. (cuyo tono es aún más dulce y su rostro más delgado y transparente), el mismo entorno para muebles, pieles y almohadas rellenas con cola de yak y platos para té con sal, etc." (H.P. Blavatsky a A.P. Sinnett, describiendo su reciente encuentro físico con algunos Maestros de la Hermandad Transhimaláyica; a veces se refería a su Gurú -el Mahatma M.- como "Jefe").

Una pipa chelum -hoy más comúnmente escrita como "chillum" o "chilam"- es una de tipo cónico y recto para fumar tabaco, y generalmente fabricada de arcilla.

“Ayer domingo estaba leyendo en mi habitación cuando alguien llamó a la puerta. Dije 'pase' y entró el Hermano [el Adepto conocido como Hilarión] con otro caballero de piel oscura de unos cincuenta años, con una barba espesa y gris y cejas del mismo tono. Tomamos puros y charlamos un rato (...) Dijo que me mostraría la producción de flores como hacen los adeptos. Al mismo tiempo apuntó al aire elegantemente y los contornos sombríos de flor tras flor y hoja tras hoja surgieron de la nada. La habitación era perfectamente luminosa y de hecho el Sol brillaba en el interior. Las flores crecieron sólidas y un hermoso perfume saturaba el aire. Estaban suspendidas como la caída de un cardo en el aire, cada una separada de la otra. Luego se convirtieron en ramos y descendió uno espléndido y grande de rosas, lirios de valle, camelias, jasmines y claveles, y fue depositado en mi mano. Luego las demás flores se separaron de nuevo, cayendo como una ducha, y me quedé estupefacto con la manifestación (...). 

[Entonces] mientras él hablaba [nuevamente] empezaron a caer gotas de lluvia a nuestro alrededor en la habitación, y en efecto precipitaba sobre nosotros un chubasco fuerte. La alfombra estaba empapada al igual que mi ropa, los libros sobre la mesa, los bronces, el reloj y las fotos de la repisa, pero ninguno de los Hermanos recibió una sóla gota. Se sentaron allí y fumaron tranquilamente sus cigarros, mientras que los míos se humedecieron demasiado para encenderlos. Simplemente me senté y los miré con una especie de estúpido aturdimiento; parecían disfrutar de mi sorpresa, pero fumaban y no decían nada. Finalmente el más joven de los dos (quien me dio su nombre como Ooton Liatto) dijo que no debía preocuparme, pues nada sería dañado (...) El Hermano mayor me pidió que presentara sus felicitaciones a la señora [Madame Blavatsky] y dijera que con su permiso la llamarían.

Corrí escaleras abajo hacia el salón de Madame y allí estaban sentados estos dos hombres idénticos, fumando con ella y charlando tan silenciosamente como si hubieran sido viejos amigos. Madame me hizo una seña como diciendo que mejor no entrase al estar hablando de un asunto íntimo. Me quedé paralizado mirando a uno y otro con asombro. Miré al techo (mis habitaciones están sobre la de Madame B.), pero no había caído agua. Entonces Madame dijo: '¿Qué diablos estás mirando, Olcott? ¿Qué ocurre? Debes estar loco'. No dije nada más y subí corriendo de nuevo las escaleras, abrí la puerta y los hombres no estaban allí. Bajé otra vez y esta vez habían desaparecido. Oí que se cerraba la puerta principal, miré por la ventana y los vi doblando la esquina. 

Madame dijo que habían estado con ella durante más de una hora y eso es todo lo que me contaría sobre ellos. Cuando le mostré mi ropa mojada y el ramo de flores que quedaba en evidencia de que no estaba alucinando, ella sólo dijo: 'Eso no es nada extraordinario. No me hagas preguntas porque no te diré nada'" (H.S. Olcott, cofundador de la Sociedad Teosófica, describiendo un incidente durante 1876 en Nueva York).

No sólo H.P.B. y algunos Maestros fumaban, sino que también lo hacían William Q. Judge (colega más cercano de Blavatsky y compañero-chela del Maestro M.), Damodar K. Mavalankar (discípulo del Mahatma K.H. que finalmente obtuvo el mérito para vivir físicamente con los Maestros) y Robert Crosbie (fundador de la Logia Unida de Teósofos).

Todos estos detalles fueron completamente desagradables para C.W. Leadbeater, el autoproclamado "clarividente" que llegó a una posición de "prominencia" en la Sociedad Teosófica Adyar algunos años después de fallecer Madame Blavatsky. Leadbeater pretendía ser "chela" del Mahatma K.H. -a pesar de ser rechazado como tal por quienes eran conocidos como verdaderos pupilos de ese Maestro, tales como Bhavani Shankar-, declaró que su "facultad" le mostró los terribles efectos ocultos de fumar y posteriormente ordenó que todas las fotografías publicadas o exhibidas de Blavatsky por la Sociedad fuesen recortadas o editadas para eliminar cualquier evidencia fotográfica que la mostrara sosteniendo cigarrillos.

Como demuestran la historia y una gran cantidad de hechos innegables, el propio Charles -que estaba obsesionado con la abstención del tabaco, el estricto vegetarianismo y la higiene corporal extrema- era al mismo tiempo un estafador deliberado y abusador de niños (ver "El caso Leadbeater"), por lo que difícilmente se puede dar crédito a sus afirmaciones atañentes a una poderosa "percepción espiritual".

El siguiente extracto es de una carta escrita por Robert Crosbie -colega y alumno de H.P.B. y William Q. Judge- y quien en 1909 estableció la L.U.T. como medio para mantener viva la verdadera Teosofía durante una época en que estaba siendo diluida e incluso suprimida y reemplazada deliberadamente en las diversas organizaciones teosóficas.

“La declaración de su amigo sobre el tabaco es muy interesante para mí, tal vez porque en algún momento tuve ideas similares y por esa razón reconozco el escrúpulo y la idea preconcebida que presenta su aserto. De una forma u otra, nuestros hábitos individuales son asuntos puramente íntimos y no afectan los hechos en el caso, pero nuestras ideas preconcebidas sí pueden hacerlo y con demasiada frecuencia. Tener ideas erróneas -o parcialmente equivocadas- con respecto a los hechos en cualquier caso dado y junto con los prejuicios existentes nos llevan a conclusiones desacertadas.

En cuanto a su observación con respecto a los 'Maestros fumadores', sería bueno preguntar cuál es su comprensión sobre la naturaleza de Ellos, ya que nuestra base de juicio depende de un entendimiento correcto o incorrecto de esa característica. Ellos mismos han afirmado que son seres humanos, pero no como nosotros. De hecho tienen cuerpos de materia física, pero de un tipo tan refinado y espiritual que están más allá de nuestra concepción y experiencia comunes. Son seres septenarios perfeccionados y representan el objetivo al que la humanidad puede tender. Entonces, necesariamente debió obtenerse un control absoluto sobre todos sus vehículos o instrumentos antes que pudieran alcanzar la etapa de perfección septenaria.

También se deduciría que lo que Ellos realizan sería con conocimiento y un propósito beneficioso. Entonces, incluso si consumieran tabaco, habría que admitir que sabían lo que estaban haciendo y por qué razón, mientras que nosotros, seres físicos ignorantes, juzgaríamos por rumores o apariencias y nos consideraríamos 'competentes' para hacerlo, lo que sería un craso error.

Hay una cosa segura: nunca han promulgado nada sobre el tabaco ni mencionaron la hierba; por lo tanto, debemos guiarnos únicamente por Su Mensaje al mundo humano y dejar tranquilos todos los otros asuntos si deseamos alcanzarles y entenderles.

Se dice que H.P.B. fumaba cigarrillos, y si lo hizo nunca afectó su sabiduría ni capacidad. A nadie con alguna idea le importaría lo que cualquier persona hiciera por costumbre, si ese individuo pudiera presentar y exponer en realidad una cosmogénesis y antropogénesis tan maravillosas y completas como en la Doctrina Secreta. Jamás es tan importante preguntar por qué una persona hace algo. Si es para beneficio propio, es tan reprensible como cualquier otro procedimiento egoísta, porque es el motivo y sólo el motivo lo que hace que una acción sea buena o mala, negra o blanca. Después de todo lo dicho y hecho, 'las funciones puramente corporales son de mucha menor importancia que lo que una persona piensa y siente, qué deseos alienta en su mente y así les permite echar raíces y crecer allí'. 'El verdadero discipulado no es una cuestión de dieta, posturas o prácticas de ningún tipo; es una actitud de la mente'" ("The Friendly Philosopher", p. 195-196).

Las dos citas con que Crosbie terminó esa carta son declaraciones escritas de Helena Blavatsky. Podríamos preguntarnos razonablemente: "¿Por qué fumaban estos individuos, cuando deben haberse dado cuenta de las posibles consecuencias negativas a nivel físico?" La respuesta simple es que no lo sabemos, pero las palabras enfatizadas de Robert Crosbie sobre el hábito de fumar entre los Maestros pueden proporcionar una vaga sugerencia.

Habremos de admitir que muchas personas no fuman con conocimiento oculto o un fin beneficioso, pero si los individuos a quienes los teósofos llaman "Maestros" son "ocultistas avanzados" y según las declaraciones de Blavatsky, entonces sólo podemos suponer que saben mucho más sobre lo que hacen, en comparación con lo que el resto de nosotros concibe actualmente.

Hay algunos ocultistas fuera del Movimiento Teosófico que señalan que fumar de manera regulada tiene un efecto de "conexión a tierra" sobre ellos mismos y les permite mantenerse lo suficientemente vinculados con su cuerpo físico y las circunstancias de la vida tangible. Es sólo especulación sugerir que ésta puede ser una de las razones para el hábito de fumar entre algunos Maestros y Profesores teosóficos, pero quizá sea conveniente considerarla al menos como posibilidad si alguien realmente quiere pensar más en este tema.

Pero como enfatizó Crosbie, en la filosofía y enseñanzas teosóficas no se promueve, elogia ni recomienda fumar de ninguna manera. Las tres citas anteriores son de cartas y notas privadas, y nunca fueron publicadas por H.P.B. ni durante su vida.

En última instancia, cualquier curso de acción que los Maestros y sus discípulos hayan tenido en este aspecto no tiene ninguna consecuencia o importancia para nosotros, y es realmente un "tema secundario" que si se analiza en gran medida sólo sirve para distraer la atención sobre lo que de verdad importa.

Sin embargo, se consideró necesario producir este artículo para dejar en claro que en ocultismo y Ciencia Esotérica fumar no es un "pecado", y también advertir a quienes afirman "reverenciar a Blavastky y los Maestros" y al mismo tiempo la critican o denuncian por ser fumadora, pues con esa actitud están edificando una barrera de arrogancia entre ellos y las Grandes Almas a quienes "pretenden" servir.

15 de marzo de 2022

¿A qué nos referimos con lo "oculto" en Teosofía?


Las palabras "oculto", "ocultista" y "ocultismo" pueden encontrarse con frecuencia a lo largo de los voluminosos escritos compuestos por H.P. Blavatsky, fundadora del Movimiento Teosófico, como también en textos y enseñanzas de muchos otros teósofos como William Quan Judge, T. Subba Row, Robert Crosbie, B.P. Wadia, y en las instrucciones dadas por los Maestros de Sabiduría en sus epístolas.

La incomprensión actual de lo que significan realmente esos términos ha llevado a acusaciones erróneas y asertos necios contra Madame Blavatsky, la Teosofía misma y sus estudiantes en general. 

Lo que debemos aclarar es que el vocablo "oculto" es simplemente un sinónimo de "esotérico", y proviene del latín "occultus" que literalmente designa la misma idea en lengua española. Si echamos un vistazo a la definición estándar del diccionario, encontramos lo siguiente:

"Oculto
adj.

1. Dícese de aquéllo que se relaciona o trata con influencias, agentes o fenómenos sobrenaturales.

2. Que está más allá del ámbito de la comprensión humana; inescrutable.
3. Lo que está disponible sólo para el iniciado; secreto o saber oculto.
4. Oculto o escondido a la vista.
5. a) Medicina: Detectable sólo por examen microscópico o análisis químico, como una pequeña muestra de sangre./No acompañado de signos o síntomas fácilmente detectables: carcinoma oculto./Sustantivo: Prácticas o técnicas ocultas: un estudiante de lo oculto (...)/V. tr.: 1. Ocultar o hacer que desaparezca de la vista. b) Astronomía: Ocultación de un planeta: la Luna ocultó a Marte./V.intr. Ocultarse o extinguirse a intervalos regulares: la luz de un faro que se oculta cada 45 segundos.

[Latín: occultus, secreto, participio pasado de occulere, cubrir]".

Téngase en cuenta que entre todas esas definiciones, referencias y ejemplos no hay el más mínimo concepto de magia negra, satanismo, adoración al diablo ni ninguna de las otras prácticas desagradables y horribles que hoy por lo general se conocen como "ocultismo"

El hábito de equiparar el ocultismo con actos tenebrosos y malvados es un desarrollo relativamente contemporáneo. Durante la vida de Madame Blavatsky se entendía perfectamente que "oculto" simplemente significaba "esotérico", y asimismo una persona a quien se hace referencia como "ocultista" estaba interesada en descubrir significados y verdades secretas tras lo espiritual y filosófico, o alguien que de hecho se había iniciado en tal "conocimiento escondido".

De esta manera, en su acepción literal y apropiada, el ocultismo es el estudio del conocimiento y las realidades secretas. Uno de los propósitos fundamentales del Movimiento Teosófico fue y sigue siendo señalar y demostrar que existe una enseñanza universal esotérica (es decir, oculta) que subyace a todas las tradiciones místicas del mundo y es, de hecho, la fuente arcaica de toda religión, filosofía y ciencia.

Resulta obvio que esa palabra es perfectamente inofensiva, a menos que sus implicaciones se concreten o persigan con fines egoístas o malévolos, pero ésa no es la naturaleza de la Teosofía, ya que el núcleo y énfasis subyacente de la Doctrina homónima es un absoluto servicio altruista a la humanidad, como también el ideal del Bodhisattva, lo cual hemos explicado en otros artículos como "Los dos Senderos". 

No obstante, hay ciertas personas que se incomodan cuando ven que otros comienzan el descubrimiento de verdades ocultas, o el estudio de enseñanzas espirituales que durante mucho tiempo habían permanecido desconocidas para las masas. En particular, a la Iglesia cristiana y sus variantes les desagrada bastante ese aspecto y fueron en gran medida ellas, durante el siglo XX, quienes hicieron que la palabra "oculto" desarrollara sus connotaciones negativas y siniestras actuales, al equipararla engañosamente con la magia negra y el satanismo, en un intento por mantener a sus acólitos alejados de todo lo que se vincule con el ocultismo. 

Debido al empañamiento de estos vocablos perfectamente inocuos, muchos teósofos hoy prefieren usar el término "esotérico" en lugar de "oculto" para evitar ser mal interpretados. Cualquiera que lea las obras de Madame Blavatsky verá que ella usó ambos conceptos y aplicándolos como sinónimos, que es como se consideran verdaderamente en Teosofía. 

Sin embargo, los cristianos deben recordar que incluso en el Nuevo Testamento hay relatos donde Jesús señala a sus discípulos que los "Misterios del Reino de los Cielos" pueden ser revelados sólo a ellos (sus apóstoles) y no al público general, que principalmente era instruido con parábolas y preceptos morales simples en su lugar. Así y por su propia admisión, el Nazareno impartía una formación oculta, pues ésta es simplemente esoterismo.

9 de febrero de 2022

Vía Láctea, Pléyades y Sirio

VÍA LÁCTEA 


La ciencia contemporánea establece que nuestro Sistema Solar está ubicado en el borde de uno de los brazos espirales de la galaxia Vía Láctea, el que se ha denominado Brazo de Orión. Los científicos estiman que además hay entre 100 mil millones a 400 mil millones de otros sistemas solares al interior de la Vía Láctea y también que existen millones o billones de otras galaxias, cada una de las cuales puede contener un número similar de sistemas solares. De esta forma, la colectividad de estas formaciones es lo que constituye el Universo.

Por otra parte, se sostiene que la Vía Láctea contiene una gran masa de polvo y gas, lo que puede sonar bastante poco atractivo, pero es particularmente interesante saber lo que constituye en realidad de acuerdo con las enseñanzas de la Teosofía.

En el primer volumen de su obra principal "La Doctrina Secreta", Blavatsky traduce Siete Estrofas sobre el tema de Cosmogénesis o Evolución Cósmica de un texto esotérico antiguo y todavía inaccesible públicamente denominado “Libro Secreto de Dzyan". La tercera de esas estrofas se titula "El Despertar del Kosmos" y al describir el renacimiento cíclico y la manifestación del Universo, señala lo siguiente en su cuarto shloka o verso:

"El Huevo Luminoso que en Sí Mismo es Tres, se cuaja y propaga en grumos de leche blanca a través de las Profundidades de la Madre, la Raíz que crece en las profundidades del Océano de la Vida".

Comentando este pasaje, H.P.B. escribe:

"La esencia radiante se cuajó y extendió por las profundidades del espacio. Desde un punto de vista astronómico, esto es fácil de explicar: es la 'vía láctea', la materia del mundo o materia primordial en su forma prístina (…) Los grumos son la primera diferenciación y probablemente se refieren también a esa materia cósmica que se supone es el origen de la 'Vía Láctea', la materia que conocemos. Esta 'materia', según la revelación recibida de los Dhyani-Buddhas primigenios, es de la máxima tenuidad concebible para el ojo del Bodhisattva perfecto durante el sueño periódico del Universo; y así esta materia radical y fresca se dispersa por el espacio en el primer despertar del movimiento cósmico, y cuando se ve desde la Tierra aparece como grupos y bultos, o grumos en leche fina. Estas son las semillas de los mundos del futuro, la 'materia estelar'" ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 67, 69).

Esto se explica más detalladamente en “Transactions of Blavatsky Lodge”, donde H.P.B. informa a sus estudiantes sobre la Vía Láctea que:

“Es el almacén de materiales a partir de los que se producen estrellas, planetas y otros cuerpos celestes. La materia en ese estado no existe en la Tierra, pero la que ya está diferenciada y se encuentra en nuestro planeta también puede ubicarse en otros astros y viceversa, aunque según tengo entendido, antes de llegar a los planetas desde su condición en la Vía Láctea la materia primero debe pasar por muchas etapas de diferenciación” (p. 113-114).

"Todos los planetas de nuestro Sistema Solar (…) comenzaron la vida como vagabundos sobre la cara del Kosmos infinito. Se separaron del almacén común de material ya preparado, la Vía Láctea (que ni más ni menos es el material del mundo y bastante desarrollado, pues todo lo demás en el espacio es material crudo aún invisible para nosotros); luego, comenzando su largo viaje se establecieron por primera vez en la vida donde Fohat les preparó las condiciones y gradualmente se convirtieron en soles. Entonces cuando llegó su Pralaya, cada sol se resolvió en millones y millones de fragmentos. Cada uno de estos trozos se movió de un lado a otro en el espacio recolectando materiales frescos, a medida que éste avanzaba como una avalancha, hasta que se detuvo por efecto de las leyes de atracción y repulsión y se convirtió en un planeta como el nuestro y al igual que en otros sistemas más allá de nuestros telescopios. Los fragmentos del Sol se convertirán en tales planetas después del Pralaya Solar” (p. 145-146).

Para resumir, se señala que al menos parte de lo que otorga a la Vía Láctea su aspecto lechoso o turbio (para nosotros) son sus dispersiones de Materia Primordial "en su forma prístina". Por lo tanto, es el "reservorio" de materia en un estado extremadamente enrarecido y cercano a su estado original, el cual a menudo es llamado por los teósofos como Mulaprakriti o sustancia de la raíz precósmica, la “materia eterna” que para nosotros parece inconcebible.

En "The Secret Doctrine Dialogues", William Kingsland hace una pregunta a Blavatsky: "Entonces, ¿es que la Vía Láctea, como suponen los astrónomos, está tan lejos de los límites del Sistema Solar o es sólo una apariencia? Los científicos suponen que la Galaxia se encuentra mucho más allá de la distancia de las estrellas fijas y más lejanas que podemos ver. ¿Es éste realmente el caso o es una apariencia engañosa?"

Blavatsky responde que “es una apariencia muy engañosa, porque eso que vemos es sólo debido a que nos ubicamos a cierta distancia, pero en realidad existe en la atmósfera y en todas partes. No es que exista una cosa particular a tal o cual distancia, o a tantos kilómetros a la lejanía; es una perfecta sandez porque se encuentra en todas partes, aunque la apreciamos sólo a cierta distancia (…) Esto es lo que llamamos la materia preparada del mundo y lista para utilizarse que se ha diferenciado y rediferenciado, desenmarañándose y siendo sometida a todo lo imaginable” ("The Secret Doctrine Dialogues", p. 316).

Por analogía parcial, si nos imaginamos flotando hasta el techo de una habitación y miramos hacia abajo, veremos la totalidad del lugar como si estuviéramos a cierta distancia, pero en realidad siempre estamos rodeados por la habitación, existiendo e incluyéndonos en la atmósfera de ese sitio.

En la literatura teosófica se emplea varias veces el término "Sol Central", "Sol Espiritual Central" o "Gran Sol Central", y no se refiere al Astro Rey que vemos durante el día ni a ningún cuerpo cósmico material. La información sobre lo que realmente constituye un concepto tan abstracto se proporciona en la página 240 del segundo volumen de “La Doctrina Secreta":

"Este 'sol central' de los ocultistas es visto de manera distinta en Oriente, y que incluso la ciencia está obligada a aceptar astronómicamente ya que no puede negar la presencia en el espacio sideral de un cuerpo central en la Vía Láctea, un punto invisible y misterioso que es el centro de atracción siempre oculto de nuestro Sol y sistema. Mientras que los cabalistas occidentales y judíos (e incluso algunos astrónomos piadosos modernos) afirman que en este sol la 'cabeza de Dios' está especialmente presente (…) los Iniciados orientales sostienen que como la Esencia Supradivina del Absoluto Desconocido está igualmente en cada dominio y lugar, el 'Sol Central' es simplemente el núcleo de la Vida-Electricidad Universal, el reservorio en cuyo interior se enfoca esa radiación divina ya diferenciada al principio de cada creación. Aunque todavía en un Laya o condición neutra, sin embargo es el único centro atractor de Vida como también aquél que siempre está en irradiación" (negritas añadidas). 

El lector cuidadoso también habrá notado la implicación hecha por Blavatsky de que existe una conexión vital entre el “Sol Espiritual Central” y la Vía Láctea.

Más específicamente, “un cuerpo central en la Vía Láctea, un punto invisible y misterioso que es el centro de atracción siempre oculto” y asimismo representa el sitio de enlace con ese “foco” igual o más misterioso de RADIACIÓN DIVINA.

¿Y qué es ese "cuerpo central" o "punto" al interior de la Vía Láctea? La ciencia sostiene que ésta "orbita alrededor de un núcleo llamado Centro Galáctico con un 'agujero negro supermasivo' en su centro llamado Sagitario A*". Si las ciencias exotérica y esotérica pudieran trabajar unidas, se llegarían a muchos descubrimientos complementarios y notables.

Fue sólo en la década de 1960 que los astrónomos comenzaron a sospechar que la Vía Láctea en realidad es una formación en espiral o "galaxia espiral barrada", lo cual actualmente es de conocimiento común.

El verso 4 de la quinta Estrofa en el volumen 1 de "La Doctrina Secreta" (publicada en 1888) dice que "Fohat [la Esencia de la Electricidad Cósmica] traza líneas espirales" y en "The Secret Doctrine Dialogues" Blavatsky declara:

Todo avanza de forma espiralada por ley, nunca en línea recta (…) No hay nada en este mundo que proceda de una manera que no sea en espiral, o en modos parecidos, pero jamás en línea recta” (p. 358).

Esto puede ser la razón por la cual en el segundo tomo de "La Doctrina Secreta" (p. 356) su autora señala que “la Luz Astral, la Vía Láctea y también el camino del Sol hacia los trópicos de Cáncer y Capricornio, así como los círculos del año Sideral o Tropical, en sentido figurado siempre se llamaron 'Serpientes' en la fraseología alegórica y mística de los Adeptos".


PLÉYADES


“Estas Pléyades son las constelaciones más ocultas que existen (…) Son muy secretas porque también están conectadas con todos los Rishis y tienen un intercambio de pensamiento con ellos” 
(H.P. Blavatsky, "The Secret Doctrine Dialogues", p. 319-320).

"¿Podrás detener las dulces influencias de las Pléyades, 
o desatar las ligaduras de Orión?" 
(Job, 38:31).

No sería exagerado decir que el Movimiento Nueva Era enloqueció con una gran cantidad de afirmaciones fantásticas y a menudo absurdas y ficticias sobre las Pléyades. En nuestro tiempo, su significado esotérico se hizo conocido por primera vez a nivel público gracias a H.P. Blavatsky y principalmente en los dos volúmenes de su obra principal "La Doctrina Secreta".

Desde entonces, miles de escritores han sostenido muchos más aspectos sobre este tema, incluyendo el caso de Alice Bailey cuyo trabajo desaprobamos por razones claramente explicadas en “¿Maestro del Tíbet o sacerdote cristiano?

El objetivo de este escrito es mostrar exactamente lo que sostienen las enseñanzas originales de la Teosofía acerca de las Pléyades.

En primer lugar sería conveniente explicar que existe una constelación llamada Ursa Major, también conocida como "Osa Mayor" y "Arado", y en India se la denomina "Saptarishi", que significa "Siete Rishis", donde el término sánscrito "Rishi" quiere decir “sabio” o “santo” y se compone de siete estrellas brillantes.

Estos Saptarishis tienen una conexión con las Pléyades, tanto en la mitología hindú como en el esoterismo. También llamadas "Siete Hermanas", éstas son un cúmulo de estrellas ubicadas en la constelación de Tauro y aunque tienen varios miles de luceros, se sostiene que son seis de brillo particular y un séptimo está oculto o no es visible físicamente.

En "La Doctrina Secreta" H.P. Blavatsky y sus Maestros explican:

“En cuanto a la misteriosa constelación de los Siete Rishis en el gran Oso, si Egipto los hizo sagrados para Tifón, 'la madre biológica más antigua', la India ha conectado todos estos símbolos hace varias edades con la época o revoluciones Yuga y los Saptarishis están íntimamente relacionados con nuestra era actual o Kali Yuga de Oscuridad".

Blavatsky continúa diciendo que en el Bhagavata Purana, también llamado Shrimad Bhagavatam, el "gran Círculo del Tiempo" se representa como una tortuga y "los Siete Rishis a través de sus entrañas".

"(…) son los Siete Rishis quienes marcan el tiempo y la duración de los eventos en nuestro ciclo de vida septenario. Son tan misteriosos como sus supuestas esposas, las Pléyades, de las cuales sólo la que se esconde ha demostrado ser virtuosa. Las Pléyades (Krittika) son las cuidadoras de Karttikeya, el dios de la guerra (Marte para los paganos occidentales) que se llama 'Comandante de los ejércitos celestiales' o más bien de los Siddhas (traducidos como 'Yogis en el cielo' y 'Santos Sabios en la tierra') o 'Siddha-sena', que haría a Karttikeya idéntico con Miguel, el 'líder de las huestes celestes' y un Kumara Virgen como él mismo. Realmente éste es el 'Guha', el misterioso, tanto como lo son los Saptarshis y Krittika (siete Rishis y las Pléyades) puesto que la interpretación de todos ellos combinados revelan al adepto los más grandes misterios de la naturaleza oculta” (vol. 2, p. 549).

También encontramos lo siguiente en la página 551:

"Las Pléyades son el grupo primario del sistema de simbología sideral. Están situadas en el cuello de la constelación de Tauro, considerado (…) en la Cábala y el esoterismo oriental como el septenado sideral nacido de la primera cara manifestada del triángulo superior, el △ oculto. Dicho costado es Tauro, el símbolo del UNO (figura 1) (…) Así, las Pléyades (especialmente Alcyone) se consideran incluso en astronomía como el punto central a cuyo alrededor gira nuestro Universo de estrellas fijas, el foco desde y en el cual funciona incesantemente el aliento divino o MOVIMIENTO durante el Manvantara”.

En otras partes de "La Doctrina Secreta" hay más revelaciones tales como:

"Astraea es Virgo, la constelación zodiacal. Astronómicamente tiene una denotación muy clara y que da la Clave al significado oculto. Pero esta constelación es inseparable de Leo, el signo que la precede, y de las Pléyades y sus hermanas las Híades en donde Aldebarán es el brillante líder. Todos ellos están relacionados con las renovaciones periódicas de la Tierra y con respecto a sus continentes, incluyendo Ganímedes, quien en astronomía es Acuario” (vol. 2, p. 785).

"Como todos sabemos, las Pléyades son las siete estrellas situadas más allá del Toro que aparecen a principios de primavera. Tienen un significado muy oculto en la filosofía esotérica hindú y están conectadas con el sonido y otros principios místicos en la naturaleza” (vol. 1, p. 648).

"De nuevo, el número siete está estrechamente relacionado con el significado oculto de las Pléyades, aquellas siete hijas de Atlas, 'seis visibles y la séptima oculta'. En India están asociadas con su vástago, el dios de la guerra llamado Karttikeya. Son estas estrellas (Krittika en sánscrito) que dan ese nombre al dios, porque astronómicamente Karttikeya es el planeta Marte" (vol. 2, pág. 618-619).

William Q. Judge, el colega más cercano y confiable de H.P.B., escribió esto poco después que ella muriera:

"Dirigiéndome a quienes saben y creen que H.P.B. estuvo todo el tiempo en comunicación con los Maestros durante sus retiros en algún lugar del mundo, puedo decir que entre ellos se realizó una serie de consultas serias sobre lo que debería abordarse en La Doctrina Secreta, y se dijo claramente que el libro se compondría de tal manera que obligara al estudiante serio a desenterrar muchas verdades profundas que en una obra moderna se anunciarían específicamente e incluirían en el curso regular. También y de la misma fuente, se dijo que en esta época -siendo una transición en todos los aspectos- las revelaciones completas no eran para la generación actual; pero era suficiente que se distribuyera claramente de la manera descrita para que sea una revelación de manera sustancial. Entonces, todos los estudiantes de voluntad fervorosa harán bien en no pasar por alto las páginas de cualquier parte de ese libro" ("About The Secret Doctrine", p. 90-91, del libro "Reminiscences of H.P. Blavatsky and The Secret Doctrine" de la Condesa Wachtmeister).

Entonces, ¿qué podríamos "desenterrar" cuidadosamente a partir de estas declaraciones?

*Los Saptarishis (Osa Mayor) están asociados con los Ciclos del Tiempo y especialmente conectados con el Kali-Yuga, la Edad Oscura actualmente en curso para nuestro planeta y se simbolizan yaciendo "a través de los lomos" del Círculo del Tiempo, lo que sugiere una posible conexión con la acción sexual o generativa.

*Aunque el hinduismo establece un vínculo entre las siete estrellas de la “Osa Mayor" y los siete grandes Rishis o seres iluminados que aparecen periódicamente en nuestro planeta para ayudar y enseñar a la humanidad, la Teosofia no afirma que tal conexión sea el caso realmente pues Blavatsky dice que los llamados "Saptarishis" son "misteriosos" y no revela más información.

*En nuestro articulo “¡Cuidado con los Rishis estelares!” mostramos cómo H.P.B. advirtió: "No son teósofos aquéllos que se separan de nuestros Mahatmas humanos y vivos para caer en los Saptarishis (Rishis Estelares)” (“She Being Dead Yet Speaketh") y Judge sobre esto explicó: “Como Blavatsky deseaba dar a entender, los Saptarishis constituyen una clase muy avanzada de elementales que a veces pueden comunicarse con el hombre y por su aparente conocimiento le hacen suponer que son seres espirituales elevados (…) al comunicarse con ellos uno se desvía de la línea normal del desarrollo humano” (“William Q. Judge Theosophical Articles”, vol. 2, p. 488-489). No está claro si los "Saptarishis" referidos por H.P.B. y W.Q.J. están realmente conectados con la llamada constelación homónima, pero de cualquier manera es evidente que la Teosofía no equipara a esta última con una característica de naturaleza puramente espiritual y benéfica.

*De las “Siete Hermanas” taurinas, “sólo la que permanece oculta ha demostrado ser virtuosa”. En la mitología griega antigua los nombres de estas hermanas eran Alcyone, Maia, Electra, Taygeta, Astérope, Celaeno y Mérope, y que la invisible de acuerdo a las leyendas es Electra o Mérope. Sin embargo, en la página 785 del segundo volumen es Alcyone (la estrella más brillante en las Pléyades) la que tiene mayor importancia oculta.

*La constelación de Tauro se describe como "la primera cara manifestada del triángulo superior, el △ oculto", el "triángulo superior oculto" que se refiere presumiblemente al Logos, lo cual demuestra la gran relevancia esotérica de este segundo signo zodiacal.

*Las Pléyades nacen de Tauro, y son estas estrellas, especialmente Alcyone, que representan el "punto central" a cuyo alrededor gira nuestro Universo manifestado. En el inicio de "La Doctrina Secreta" (vol. 1, p. 43) se dice que "la aparición y desaparición del Universo se representan como inhalación y exhalación del Gran Aliento Eterno y que siendo Movimiento es uno de los tres aspectos de lo Absoluto, y los otros dos son el Espacio Abstracto y la Duración. Cuando se proyecta este Gran Aliento, se le llama Respiración Divina y es considerada como la respiración de la Deidad Desconocida, la Existencia Única que exhala un pensamiento, y por así decirlo se convierte en el Kosmos. Así también sucede cuando el Aliento Divino se inspira nuevamente y el Universo desaparece en el seno de la Gran Madre que luego duerme 'envuelta en sus ropas invisibles'”. Y nuevamente las Pléyades (en particular Alcyone), son "el foco" mediante el cual trabaja este "Aliento Divino" durante el período de manifestación Universal.

*Las Pléyades están “vinculadas con el sonido y otros principios místicos en la naturaleza", incluyendo “las renovaciones periódicas de la Tierra, en particular sus continentes", y por lo tanto con las diversas razas sucesivas.

*En cierto sentido Marte es hijo de las Pléyades y ejerce una influencia misteriosa sobre Sabios y Adeptos, y en la Ciencia Esotérica generalmente los nombres de los siete planetas sagrados no se refieren principalmente al cuerpo planetario físico o visible, sino a una de las Siete Jerarquías de Dhyani Chohans (seres celestiales) en particular que está especialmente asociada con ese planeta. Por esa razón Blavatsky habla de Marte como el "Kumara virgen".

*Cuando se comprende correcta y completamente la "combinación" de las Pléyades, los Saptarishis, la Osa Mayor y Marte, esto "revelará al adepto los mayores misterios de la naturaleza oculta".

Nótese que dice “revelar a los Adeptos" y no al estudiante de Teosofía ni a la persona inquisitiva interesada en esoterismo, y ni siquiera a quienes se convierten en discípulos o chelas de esos Iniciados.

Sólo el Adepto es quien está capacitado para recibir la Verdad total y tiene derecho a saberla con respecto a estos y muchos otros asuntos. A algunos les parecerá que sólo se ha divulgado una cantidad muy mínima de información sobre dichos temas en "La Doctrina Secreta", pero "todos los verdaderos teósofos" (las únicas personas a quienes Blavatsky dedicó el libro) se sienten sinceramente agradecidos por lo que se ha otorgado desde "la Doctrina Arcaica Secreta" en sí, y que como se dijo en la Introducción, saben que "tomará siglos antes de que se dé mucho más" (vol. 1, p. xxxviii).

Muchos sistemas pueden autoproclamarse como "Astrología Esotérica", pero de acuerdo con los grandes Maestros que dieron la Teosofía al mundo, dicha Ciencia genuina "permanece hasta nuestros días (…) como un conocimiento secreto en Oriente" ("The Theosophical Glossary", p. 38, entrada para "Astrology"), pues Ellos sostienen que “la astrología se basa totalmente en esta conexión mística e íntima entre los cuerpos celestes y la humanidad y es uno de los grandes secretos de la Iniciación y los misterios ocultos” ("La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 500).


SIRIO


Ésta es la estrella más brillante en el cielo nocturno y la ciencia moderna establece que Sirio tiene el doble del tamaño del Sol y es veinticinco veces más luminoso que él.

A menudo se le llama "Estrella del Perro" debido a su posición de prominencia en la constelación llamada Can Mayor. Asimismo, la ciencia sostiene que se está acercando a nuestro Sistema Solar, lo que significa que devendrá más brillante para nosotros de forma paulatina.

Helena Blavatsky escribió y explicó muy poco acerca de Sirio en comparación con otros “maestros teosóficos" como A. Bailey cuya obra rechazamos por completo como ya se anticipó. Esto no significa que Blavatsky supiera poco al respecto, sino que sólo se le permitió revelar una mínima información al respecto por instrucción de los Adeptos e Iniciados del Este a quienes se refería como los Maestros.

Sus declaraciones clave sobre este tema son las siguientes:

"Sirius fue llamado 'Estrella del Perro', siendo la lumbrera de Mercurio o Budha, llamado el gran instructor de la humanidad antes que otros Budas” ("La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 374).

"En egipcio, Sothis o 'estrella del perro', adorada en Egipto y venerada por los ocultistas; por los primeros porque su ascenso heliacal con el Sol era una señal para la inundación benéfica del Nilo, y por los segundos porque está misteriosamente asociado con Thoth-Hermes, dios de la sabiduría, y con Mercurio en otra forma. Así, Sothis-Sirio tuvo y aún ejerce una influencia mística y directa sobre el conjunto del cielo vivo y está conectado con casi todos los dioses y diosas (…) está directamente relacionado con el anillo 'No-Se-Pasa' (…) Por tanto, al estar vinculado con la Pirámide, Sirio tenía lazos con las iniciaciones que tuvieron lugar en ella (…) En resumen, todas las religiones no se derivan de Sirio o la estrella del perro, como el egiptólogo francés Dufeu trató de demostrar, sino que Sirio-Sothis ciertamente se encuentra en relación con todas las religiones de la antigüedad” ("The Theosophical Glossary", p. 300, entrada para "Sirio").

Hay varios aspectos para considerar en la entrada del "Glosario":

(1) Sirio es "venerado por ocultistas".
(2) Tiene “una influencia mística y directa sobre el conjunto del cielo vivo".
(3) Está relacionado con las iniciaciones que tienen lugar aquí en la Tierra.
(4) Sirio está "directamente conectado" con lo que se conoce en la Doctrina Esotérica de los Maestros como "el Anillo No-Se-Pasa".

(5) También posee una misteriosa asociación con Mercurio; no sólo el planeta de ese nombre, sino también la Sabiduría Divina que representa y con la cual está vinculado de forma oculta.

En el quinto punto es interesante observar que H.P.B. en su artículo "The History of a Planet", que trata sobre Venus, también se menciona al planeta Mercurio al cual llama "el doble de Sirio en nuestro Sistema Solar".

En cuanto al “Anillo No-Se-Pasa”, también llamado "Gran Círculo Infranqueable y Dhyanipasa, la "cuerda de los Ángeles", se trata principalmente en las páginas 90 y 130-135 del volumen 1 de "La Doctrina Secreta". Se dice que éste es la "cuerda" invisible (en sentido figurado) que sirve de frontera o delimitación entre el mundo de la materia y el del espíritu puro, entre lo finito y lo verdaderamente INFINITO. Es establecido por los Lipika (seres celestiales elevados) y hasta el Pralaya Universal, es decir, cuando todo el ciclo de vida del Universo alcanza su inevitable fin periódico, y son ellos los únicos que pueden cruzar su "línea prohibida". Hasta entonces, en el “Gran Día de 'Sé con Nosotros'" cuando todo se absorbe en el estado de Parinirvana ningún humano, deva o Dhyani-Chohan puede cruzarlo, “ni siquiera en espíritu".

Ese concepto también se halla conectado de alguna manera con los números 31415, el valor matemático de π o "pi".

“El ocultista semi-iniciado se representará en este punto laya como existente en algún plano que, si no es físico, todavía es concebible para el intelecto humano, pero el íntegramente iniciado sabe que el anillo 'infranqueable' no es una localidad ni puede medirse por la distancia, sino que existe en la absolutidad del infinito. En este 'Infinito' del Iniciado total no existe altura, ancho ni grosor, sino que todo es una profundidad insondable que va desde lo físico hasta 'más allá de lo parametafísico'. Al usar la palabra 'abajo' se entiende como profundidad esencial -'en ninguna parte y en todas partes'-, no la profundidad de la materia física” ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 131).

Incluso lo poco que se puede mencionar al respecto muestra que realmente desafía la cotidianidad verbal, pero se nos dice que Sirio está directamente conectado con ello.