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17 de marzo de 2022

¿Es fumar un "pecado" en ocultismo teosófico?

Robert Crosbie y Grace Clough, quien fuera uno de los siete socios fundadores de la Logia Unida de Teósofos y figura influyente para dicha institución tras el fallecimiento de Crosbie.

Las enseñanzas teosóficas identifican tres sustancias en particular como perjudiciales de manera oculta o metafísica para el ser humano cuando se ingieren.
 En orden de detrimento, éstas son: (1) fármacos (obviamente no incluye medicamentos legítimos), (2) bebidas alcohólicas de cualquier tipo y (3) carne.

Esto se explora con más detalle en "¿Cuál debiera ser la comida correcta?", donde se explica que si bien la ingesta de carne no es lo ideal, tampoco representa un "crimen" desde la perspectiva de la Ciencia Esotérica como H.P. Blavatsky enfatiza en "La Clave de la Teosofía".

El enfoque teosófico hacia el consumo de productos cárnicos es indulgente y tolerante, aunque se sostiene que en cierta etapa avanzada del desarrollo personal es menester seguir una dieta puramente vegetariana, y si alguien se siente capaz de hacerlo ahora y con total sinceridad, entonces será muy beneficioso para ese individuo.

No obstante, el alcohol y las drogas son otro asunto y se sabe que a quienes se comprometen como chelas (discípulos) para unirse a la Escuela de Maestros -como hicieron muchos a través de la Sección Esotérica establecida por H.P.B. y William Q. Judge- se les prohíbe estrictamente consumir dichas sustancias. Algunas de las razones se pueden encontrar en los artículos ya mencionados y por el momento no se les obliga a no comer carne ni se pide que dejen de fumar tabaco.

De esta forma la Teosofía no identifica como "malo" el hecho de fumar cigarrillos, pipas, etc., y obviamente desde la perspectiva de la salud física existen riesgos involucrados y muy serios para quienes fuman en exceso, por lo que la Teosofía ciertamente no promueve la acción de fumar; pero al mismo tiempo tampoco la designa ni describe como dañina en ningún nivel oculto

Muchas enseñanzas "Nueva Era" dicen exactamente lo contrario a esto, y entre otras afirmaciones sostienen que fumar produce "agujeros en el aura individual" permitiendo así el ingreso en ella de energías o influencias malignas. Se dice que muchas de estas teorías se derivan de los llamados "Maestros Ascendidos", pero los Mahatmas-Adeptos de Sabiduría tras el Movimiento Teosófico no pertenecen a esa categoría fantasiosa, sino que están físicamente encarnados y viven en nuestro planeta como ellos y sus discípulos enfatizaron continuamente (véase "El aspecto mortal e inmortal en los Maestros" para más detalles).

Por más sorprendente e inconcebible que parezca, incluso algunos de los mismos Maestros se describen y mencionan en la literatura teosófica original involucrados en la práctica de fumar, y también se sabe que H.P. Blavatsky -a quien los Maestros llamaron "nuestro Agente Directo"- también era fumadora habitual. ¿Alguna vez los Mahatmas se quejaron por esto o expresaron el deseo de que ella dejara de fumar? No existe ningún registro ni sugerencia sobre ello como se puede apreciar en las siguientes citas de ejemplo:

“Muy amable, Sinnett sahib, muchas gracias y salams por la máquina de tabaco (...) Me encontraba en Chi-in-ki (Lhassa) fumando tu pipa" (Mahatma M. a A.P. Sinnett).

“¡Oh benditos y benditos dos días! Era como en los viejos tiempos (...) El mismo tipo de cabaña de madera, un palco dividido en tres compartimentos para habitaciones y de pie en una jungla con cuatro patas de pelícano; los mismos chelas amarillos deslizándose silenciosamente; el mismo sonido y eterno de 'gul-gul-gul' de la inextinguible pipa chelum de mi jefe; la antigua y dulce voz de tu K.H. (cuyo tono es aún más dulce y su rostro más delgado y transparente), el mismo entorno para muebles, pieles y almohadas rellenas con cola de yak y platos para té con sal, etc." (H.P. Blavatsky a A.P. Sinnett, describiendo su reciente encuentro físico con algunos Maestros de la Hermandad Transhimaláyica; a veces se refería a su Gurú -el Mahatma M.- como "Jefe").

Una pipa chelum -hoy más comúnmente escrita como "chillum" o "chilam"- es una de tipo cónico y recto para fumar tabaco, y generalmente fabricada de arcilla.

“Ayer domingo estaba leyendo en mi habitación cuando alguien llamó a la puerta. Dije 'pase' y entró el Hermano [el Adepto conocido como Hilarión] con otro caballero de piel oscura de unos cincuenta años, con una barba espesa y gris y cejas del mismo tono. Tomamos puros y charlamos un rato (...) Dijo que me mostraría la producción de flores como hacen los adeptos. Al mismo tiempo apuntó al aire elegantemente y los contornos sombríos de flor tras flor y hoja tras hoja surgieron de la nada. La habitación era perfectamente luminosa y de hecho el Sol brillaba en el interior. Las flores crecieron sólidas y un hermoso perfume saturaba el aire. Estaban suspendidas como la caída de un cardo en el aire, cada una separada de la otra. Luego se convirtieron en ramos y descendió uno espléndido y grande de rosas, lirios de valle, camelias, jasmines y claveles, y fue depositado en mi mano. Luego las demás flores se separaron de nuevo, cayendo como una ducha, y me quedé estupefacto con la manifestación (...). 

[Entonces] mientras él hablaba [nuevamente] empezaron a caer gotas de lluvia a nuestro alrededor en la habitación, y en efecto precipitaba sobre nosotros un chubasco fuerte. La alfombra estaba empapada al igual que mi ropa, los libros sobre la mesa, los bronces, el reloj y las fotos de la repisa, pero ninguno de los Hermanos recibió una sóla gota. Se sentaron allí y fumaron tranquilamente sus cigarros, mientras que los míos se humedecieron demasiado para encenderlos. Simplemente me senté y los miré con una especie de estúpido aturdimiento; parecían disfrutar de mi sorpresa, pero fumaban y no decían nada. Finalmente el más joven de los dos (quien me dio su nombre como Ooton Liatto) dijo que no debía preocuparme, pues nada sería dañado (...) El Hermano mayor me pidió que presentara sus felicitaciones a la señora [Madame Blavatsky] y dijera que con su permiso la llamarían.

Corrí escaleras abajo hacia el salón de Madame y allí estaban sentados estos dos hombres idénticos, fumando con ella y charlando tan silenciosamente como si hubieran sido viejos amigos. Madame me hizo una seña como diciendo que mejor no entrase al estar hablando de un asunto íntimo. Me quedé paralizado mirando a uno y otro con asombro. Miré al techo (mis habitaciones están sobre la de Madame B.), pero no había caído agua. Entonces Madame dijo: '¿Qué diablos estás mirando, Olcott? ¿Qué ocurre? Debes estar loco'. No dije nada más y subí corriendo de nuevo las escaleras, abrí la puerta y los hombres no estaban allí. Bajé otra vez y esta vez habían desaparecido. Oí que se cerraba la puerta principal, miré por la ventana y los vi doblando la esquina. 

Madame dijo que habían estado con ella durante más de una hora y eso es todo lo que me contaría sobre ellos. Cuando le mostré mi ropa mojada y el ramo de flores que quedaba en evidencia de que no estaba alucinando, ella sólo dijo: 'Eso no es nada extraordinario. No me hagas preguntas porque no te diré nada'" (H.S. Olcott, cofundador de la Sociedad Teosófica, describiendo un incidente durante 1876 en Nueva York).

No sólo H.P.B. y algunos Maestros fumaban, sino que también lo hacían William Q. Judge (colega más cercano de Blavatsky y compañero-chela del Maestro M.), Damodar K. Mavalankar (discípulo del Mahatma K.H. que finalmente obtuvo el mérito para vivir físicamente con los Maestros) y Robert Crosbie (fundador de la Logia Unida de Teósofos).

Todos estos detalles fueron completamente desagradables para C.W. Leadbeater, el autoproclamado "clarividente" que llegó a una posición de "prominencia" en la Sociedad Teosófica Adyar algunos años después de fallecer Madame Blavatsky. Leadbeater pretendía ser "chela" del Mahatma K.H. -a pesar de ser rechazado como tal por quienes eran conocidos como verdaderos pupilos de ese Maestro, tales como Bhavani Shankar-, declaró que su "facultad" le mostró los terribles efectos ocultos de fumar y posteriormente ordenó que todas las fotografías publicadas o exhibidas de Blavatsky por la Sociedad fuesen recortadas o editadas para eliminar cualquier evidencia fotográfica que la mostrara sosteniendo cigarrillos.

Como demuestran la historia y una gran cantidad de hechos innegables, el propio Charles -que estaba obsesionado con la abstención del tabaco, el estricto vegetarianismo y la higiene corporal extrema- era al mismo tiempo un estafador deliberado y abusador de niños (ver "El caso Leadbeater"), por lo que difícilmente se puede dar crédito a sus afirmaciones atañentes a una poderosa "percepción espiritual".

De manera similar, Helena Roerich y su esposo Nicholas -quienes inventaron las enseñanzas Agni Yoga- se opusieron fervientemente a todos los fumadores, a pesar de afirmar que eran "chelas" del Mahatma M. y que los libros de esa "filosofía" se produjeron según "Su dictado". En sus cartas, Helena Roerich descarta citas como las mencionadas anteriormente tachándolas de meras "leyendas" e "historias contadas en forma ligera por H.P. Blavatsky".

También Roerich declaró que los Maestros fumaban "una preparación especial de ozono", nunca tabaco bajo ninguna circunstancia, y subrayó que quienes consumieran este producto jamás podrían ingresar en la "Comunidad" de los Grandes Seres. ¿Y qué pasa con H.P.B.? Roerich sostuvo que si aquélla no fuera fumadora habría logrado mucho más para el Movimiento Teosófico y la humanidad. La naturaleza ilegítima y engañosa de las enseñanzas impartidas por dicho matrimonio ruso se ha explorado en el artículo "Teosofía Original vs. Agni Yoga", que como puede apreciar cualquier persona seria y de mente abierta demuestra que los Roerich no eran lo que afirmaban representar.

El siguiente extracto es de una carta escrita por Robert Crosbie -colega y alumno de H.P.B. y William Q. Judge- y quien en 1909 estableció la L.U.T. como medio para mantener viva la verdadera Teosofía durante una época en que estaba siendo diluida e incluso suprimida y reemplazada deliberadamente en las diversas organizaciones teosóficas.

“La declaración de su amigo sobre el tabaco es muy interesante para mí, tal vez porque en algún momento tuve ideas similares y por esa razón reconozco el escrúpulo y la idea preconcebida que presenta su aserto. De una forma u otra, nuestros hábitos individuales son asuntos puramente íntimos y no afectan los hechos en el caso, pero nuestras ideas preconcebidas sí pueden hacerlo y con demasiada frecuencia. Tener ideas erróneas -o parcialmente equivocadas- con respecto a los hechos en cualquier caso dado y junto con los prejuicios existentes nos llevan a conclusiones desacertadas.

En cuanto a su observación con respecto a los 'Maestros fumadores', sería bueno preguntar cuál es su comprensión sobre la naturaleza de Ellos, ya que nuestra base de juicio depende de un entendimiento correcto o incorrecto de esa característica. Ellos mismos han afirmado que son seres humanos, pero no como nosotros. De hecho tienen cuerpos de materia física, pero de un tipo tan refinado y espiritual que están más allá de nuestra concepción y experiencia comunes. Son seres septenarios perfeccionados y representan el objetivo al que la humanidad puede tender. Entonces, necesariamente debió obtenerse un control absoluto sobre todos sus vehículos o instrumentos antes que pudieran alcanzar la etapa de perfección septenaria.

También se deduciría que lo que Ellos realizan sería con conocimiento y un propósito beneficioso. Entonces, incluso si consumieran tabaco, habría que admitir que sabían lo que estaban haciendo y por qué razón, mientras que nosotros, seres físicos ignorantes, juzgaríamos por rumores o apariencias y nos consideraríamos 'competentes' para hacerlo, lo que sería un craso error.

Hay una cosa segura: nunca han promulgado nada sobre el tabaco ni mencionaron la hierba; por lo tanto, debemos guiarnos únicamente por Su Mensaje al mundo humano y dejar tranquilos todos los otros asuntos si deseamos alcanzarles y entenderles.

Se dice que H.P.B. fumaba cigarrillos, y si lo hizo nunca afectó su sabiduría ni capacidad. A nadie con alguna idea le importaría lo que cualquier persona hiciera por costumbre, si ese individuo pudiera presentar y exponer en realidad una cosmogénesis y antropogénesis tan maravillosas y completas como en la Doctrina Secreta. Jamás es tan importante preguntar por qué una persona hace algo. Si es para beneficio propio, es tan reprensible como cualquier otro procedimiento egoísta, porque es el motivo y sólo el motivo lo que hace que una acción sea buena o mala, negra o blanca. Después de todo lo dicho y hecho, 'las funciones puramente corporales son de mucha menor importancia que lo que una persona piensa y siente, qué deseos alienta en su mente y así les permite echar raíces y crecer allí'. 'El verdadero discipulado no es una cuestión de dieta, posturas o prácticas de ningún tipo; es una actitud de la mente'" ("The Friendly Philosopher", p. 195-196).

Las dos citas con que Crosbie terminó esa carta son declaraciones escritas de Helena Blavatsky. Podríamos preguntarnos razonablemente: "¿Por qué fumaban estos individuos, cuando deben haberse dado cuenta de las posibles consecuencias negativas a nivel físico?" La respuesta simple es que no lo sabemos, pero las palabras enfatizadas de Robert Crosbie sobre el hábito de fumar entre los Maestros pueden proporcionar una vaga sugerencia.

Habremos de admitir que muchas personas no fuman con conocimiento oculto o un fin beneficioso, pero si los individuos a quienes los teósofos llaman "Maestros" son "ocultistas avanzados" y según las declaraciones de Blavatsky, entonces sólo podemos suponer que saben mucho más sobre lo que hacen, en comparación con lo que el resto de nosotros concibe actualmente.

Hay algunos ocultistas fuera del Movimiento Teosófico que señalan que fumar de manera regulada tiene un efecto de "conexión a tierra" sobre ellos mismos y les permite mantenerse lo suficientemente vinculados con su cuerpo físico y las circunstancias de la vida tangible. Es sólo especulación sugerir que ésta puede ser una de las razones para el hábito de fumar entre algunos Maestros y Profesores teosóficos, pero quizá sea conveniente considerarla al menos como posibilidad si alguien realmente quiere pensar más en este tema.

Pero como enfatizó Crosbie, en la filosofía y enseñanzas teosóficas no se promueve, elogia ni recomienda fumar de ninguna manera. Las tres citas anteriores son de cartas y notas privadas, y nunca fueron publicadas por H.P.B. ni durante su vida.

En última instancia, cualquier curso de acción que los Maestros y sus discípulos hayan tenido en este aspecto no tiene ninguna consecuencia o importancia para nosotros, y es realmente un "tema secundario" que si se analiza en gran medida sólo sirve para distraer la atención sobre lo que de verdad importa.

Sin embargo, se consideró necesario producir este artículo para dejar en claro que en ocultismo y Ciencia Esotérica fumar no es un "pecado", y también advertir a quienes afirman "reverenciar a Blavastky y los Maestros" y al mismo tiempo la critican o denuncian por ser fumadora, pues con esa actitud están edificando una barrera de arrogancia entre ellos y las Grandes Almas a quienes "pretenden" servir.

15 de marzo de 2022

¿A qué nos referimos con lo "oculto" en Teosofía?


Las palabras "oculto", "ocultista" y "ocultismo" pueden encontrarse con frecuencia a lo largo de los voluminosos escritos compuestos por H.P. Blavatsky, fundadora del Movimiento Teosófico, como también en textos y enseñanzas de muchos otros teósofos como William Quan Judge, T. Subba Row, Robert Crosbie, B.P. Wadia, y en las instrucciones dadas por los Maestros de Sabiduría en sus epístolas.

La incomprensión actual de lo que significan realmente esos términos ha llevado a acusaciones erróneas y asertos necios contra Madame Blavatsky, la Teosofía misma y sus estudiantes en general. 

Lo que debemos aclarar es que el vocablo "oculto" es simplemente un sinónimo de "esotérico", y proviene del latín "occultus" que literalmente designa la misma idea en lengua española. Si echamos un vistazo a la definición estándar del diccionario, encontramos lo siguiente:

"Oculto
adj.

1. Dícese de aquéllo que se relaciona o trata con influencias, agentes o fenómenos sobrenaturales.

2. Que está más allá del ámbito de la comprensión humana; inescrutable.
3. Lo que está disponible sólo para el iniciado; secreto o saber oculto.
4. Oculto o escondido a la vista.
5. a) Medicina: Detectable sólo por examen microscópico o análisis químico, como una pequeña muestra de sangre./No acompañado de signos o síntomas fácilmente detectables: carcinoma oculto./Sustantivo: Prácticas o técnicas ocultas: un estudiante de lo oculto (...)/V. tr.: 1. Ocultar o hacer que desaparezca de la vista. b) Astronomía: Ocultación de un planeta: la Luna ocultó a Marte./V.intr. Ocultarse o extinguirse a intervalos regulares: la luz de un faro que se oculta cada 45 segundos.

[Latín: occultus, secreto, participio pasado de occulere, cubrir]".

Téngase en cuenta que entre todas esas definiciones, referencias y ejemplos no hay el más mínimo concepto de magia negra, satanismo, adoración al diablo ni ninguna de las otras prácticas desagradables y horribles que hoy por lo general se conocen como "ocultismo"

El hábito de equiparar el ocultismo con actos tenebrosos y malvados es un desarrollo relativamente contemporáneo. Durante la vida de Madame Blavatsky se entendía perfectamente que "oculto" simplemente significaba "esotérico", y asimismo una persona a quien se hace referencia como "ocultista" estaba interesada en descubrir significados y verdades secretas tras lo espiritual y filosófico, o alguien que de hecho se había iniciado en tal "conocimiento escondido".

De esta manera, en su acepción literal y apropiada, el ocultismo es el estudio del conocimiento y las realidades secretas. Uno de los propósitos fundamentales del Movimiento Teosófico fue y sigue siendo señalar y demostrar que existe una enseñanza universal esotérica (es decir, oculta) que subyace a todas las tradiciones místicas del mundo y es, de hecho, la fuente arcaica de toda religión, filosofía y ciencia.

Resulta obvio que esa palabra es perfectamente inofensiva, a menos que sus implicaciones se concreten o persigan con fines egoístas o malévolos, pero ésa no es la naturaleza de la Teosofía, ya que el núcleo y énfasis subyacente de la Doctrina homónima es un absoluto servicio altruista a la humanidad, como también el ideal del Bodhisattva, lo cual hemos explicado en otros artículos como "Los dos Senderos". 

No obstante, hay ciertas personas que se incomodan cuando ven que otros comienzan el descubrimiento de verdades ocultas, o el estudio de enseñanzas espirituales que durante mucho tiempo habían permanecido desconocidas para las masas. En particular, a la Iglesia cristiana y sus variantes les desagrada bastante ese aspecto y fueron en gran medida ellas, durante el siglo XX, quienes hicieron que la palabra "oculto" desarrollara sus connotaciones negativas y siniestras actuales, al equipararla engañosamente con la magia negra y el satanismo, en un intento por mantener a sus acólitos alejados de todo lo que se vincule con el ocultismo. 

Debido al empañamiento de estos vocablos perfectamente inocuos, muchos teósofos hoy prefieren usar el término "esotérico" en lugar de "oculto" para evitar ser mal interpretados. Cualquiera que lea las obras de Madame Blavatsky verá que ella usó ambos conceptos y aplicándolos como sinónimos, que es como se consideran verdaderamente en Teosofía. 

Sin embargo, los cristianos deben recordar que incluso en el Nuevo Testamento hay relatos donde Jesús señala a sus discípulos que los "Misterios del Reino de los Cielos" pueden ser revelados sólo a ellos (sus apóstoles) y no al público general, que principalmente era instruido con parábolas y preceptos morales simples en su lugar. Así y por su propia admisión, el Nazareno impartía una formación oculta, pues ésta es simplemente esoterismo.

9 de febrero de 2022

Vía Láctea, Pléyades y Sirio

VÍA LÁCTEA 


La ciencia contemporánea establece que nuestro Sistema Solar está ubicado en el borde de uno de los brazos espirales de la galaxia Vía Láctea, el que se ha denominado Brazo de Orión. Los científicos estiman que además hay entre 100 mil millones a 400 mil millones de otros sistemas solares al interior de la Vía Láctea y también que existen millones o billones de otras galaxias, cada una de las cuales puede contener un número similar de sistemas solares. De esta forma, la colectividad de estas formaciones es lo que constituye el Universo.

Por otra parte, se sostiene que la Vía Láctea contiene una gran masa de polvo y gas, lo que puede sonar bastante poco atractivo, pero es particularmente interesante saber lo que constituye en realidad de acuerdo con las enseñanzas de la Teosofía.

En el primer volumen de su obra principal "La Doctrina Secreta", Blavatsky traduce Siete Estrofas sobre el tema de Cosmogénesis o Evolución Cósmica de un texto esotérico antiguo y todavía inaccesible públicamente denominado “Libro Secreto de Dzyan". La tercera de esas estrofas se titula "El Despertar del Kosmos" y al describir el renacimiento cíclico y la manifestación del Universo, señala lo siguiente en su cuarto shloka o verso:

"El Huevo Luminoso que en Sí Mismo es Tres, se cuaja y propaga en grumos de leche blanca a través de las Profundidades de la Madre, la Raíz que crece en las profundidades del Océano de la Vida".

Comentando este pasaje, H.P.B. escribe:

"La esencia radiante se cuajó y extendió por las profundidades del espacio. Desde un punto de vista astronómico, esto es fácil de explicar: es la 'vía láctea', la materia del mundo o materia primordial en su forma prístina (…) Los grumos son la primera diferenciación y probablemente se refieren también a esa materia cósmica que se supone es el origen de la 'Vía Láctea', la materia que conocemos. Esta 'materia', según la revelación recibida de los Dhyani-Buddhas primigenios, es de la máxima tenuidad concebible para el ojo del Bodhisattva perfecto durante el sueño periódico del Universo; y así esta materia radical y fresca se dispersa por el espacio en el primer despertar del movimiento cósmico, y cuando se ve desde la Tierra aparece como grupos y bultos, o grumos en leche fina. Estas son las semillas de los mundos del futuro, la 'materia estelar'" ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 67, 69).

Esto se explica más detalladamente en “Transactions of Blavatsky Lodge”, donde H.P.B. informa a sus estudiantes sobre la Vía Láctea que:

“Es el almacén de materiales a partir de los que se producen estrellas, planetas y otros cuerpos celestes. La materia en ese estado no existe en la Tierra, pero la que ya está diferenciada y se encuentra en nuestro planeta también puede ubicarse en otros astros y viceversa, aunque según tengo entendido, antes de llegar a los planetas desde su condición en la Vía Láctea la materia primero debe pasar por muchas etapas de diferenciación” (p. 113-114).

"Todos los planetas de nuestro Sistema Solar (…) comenzaron la vida como vagabundos sobre la cara del Kosmos infinito. Se separaron del almacén común de material ya preparado, la Vía Láctea (que ni más ni menos es el material del mundo y bastante desarrollado, pues todo lo demás en el espacio es material crudo aún invisible para nosotros); luego, comenzando su largo viaje se establecieron por primera vez en la vida donde Fohat les preparó las condiciones y gradualmente se convirtieron en soles. Entonces cuando llegó su Pralaya, cada sol se resolvió en millones y millones de fragmentos. Cada uno de estos trozos se movió de un lado a otro en el espacio recolectando materiales frescos, a medida que éste avanzaba como una avalancha, hasta que se detuvo por efecto de las leyes de atracción y repulsión y se convirtió en un planeta como el nuestro y al igual que en otros sistemas más allá de nuestros telescopios. Los fragmentos del Sol se convertirán en tales planetas después del Pralaya Solar” (p. 145-146).

Para resumir, se señala que al menos parte de lo que otorga a la Vía Láctea su aspecto lechoso o turbio (para nosotros) son sus dispersiones de Materia Primordial "en su forma prístina". Por lo tanto, es el "reservorio" de materia en un estado extremadamente enrarecido y cercano a su estado original, el cual a menudo es llamado por los teósofos como Mulaprakriti o sustancia de la raíz precósmica, la “materia eterna” que para nosotros parece inconcebible.

En "The Secret Doctrine Dialogues", William Kingsland hace una pregunta a Blavatsky: "Entonces, ¿es que la Vía Láctea, como suponen los astrónomos, está tan lejos de los límites del Sistema Solar o es sólo una apariencia? Los científicos suponen que la Galaxia se encuentra mucho más allá de la distancia de las estrellas fijas y más lejanas que podemos ver. ¿Es éste realmente el caso o es una apariencia engañosa?"

Blavatsky responde que “es una apariencia muy engañosa, porque eso que vemos es sólo debido a que nos ubicamos a cierta distancia, pero en realidad existe en la atmósfera y en todas partes. No es que exista una cosa particular a tal o cual distancia, o a tantos kilómetros a la lejanía; es una perfecta sandez porque se encuentra en todas partes, aunque la apreciamos sólo a cierta distancia (…) Esto es lo que llamamos la materia preparada del mundo y lista para utilizarse que se ha diferenciado y rediferenciado, desenmarañándose y siendo sometida a todo lo imaginable” ("The Secret Doctrine Dialogues", p. 316).

Por analogía parcial, si nos imaginamos flotando hasta el techo de una habitación y miramos hacia abajo, veremos la totalidad del lugar como si estuviéramos a cierta distancia, pero en realidad siempre estamos rodeados por la habitación, existiendo e incluyéndonos en la atmósfera de ese sitio.

En la literatura teosófica se emplea varias veces el término "Sol Central", "Sol Espiritual Central" o "Gran Sol Central", y no se refiere al Astro Rey que vemos durante el día ni a ningún cuerpo cósmico material. La información sobre lo que realmente constituye un concepto tan abstracto se proporciona en la página 240 del segundo volumen de “La Doctrina Secreta":

"Este 'sol central' de los ocultistas es visto de manera distinta en Oriente, y que incluso la ciencia está obligada a aceptar astronómicamente ya que no puede negar la presencia en el espacio sideral de un cuerpo central en la Vía Láctea, un punto invisible y misterioso que es el centro de atracción siempre oculto de nuestro Sol y sistema. Mientras que los cabalistas occidentales y judíos (e incluso algunos astrónomos piadosos modernos) afirman que en este sol la 'cabeza de Dios' está especialmente presente (…) los Iniciados orientales sostienen que como la Esencia Supradivina del Absoluto Desconocido está igualmente en cada dominio y lugar, el 'Sol Central' es simplemente el núcleo de la Vida-Electricidad Universal, el reservorio en cuyo interior se enfoca esa radiación divina ya diferenciada al principio de cada creación. Aunque todavía en un Laya o condición neutra, sin embargo es el único centro atractor de Vida como también aquél que siempre está en irradiación" (negritas añadidas). 

El lector cuidadoso también habrá notado la implicación hecha por Blavatsky de que existe una conexión vital entre el “Sol Espiritual Central” y la Vía Láctea.

Más específicamente, “un cuerpo central en la Vía Láctea, un punto invisible y misterioso que es el centro de atracción siempre oculto” y asimismo representa el sitio de enlace con ese “foco” igual o más misterioso de RADIACIÓN DIVINA.

¿Y qué es ese "cuerpo central" o "punto" al interior de la Vía Láctea? La ciencia sostiene que ésta "orbita alrededor de un núcleo llamado Centro Galáctico con un 'agujero negro supermasivo' en su centro llamado Sagitario A*". Si las ciencias exotérica y esotérica pudieran trabajar unidas, se llegarían a muchos descubrimientos complementarios y notables.

Fue sólo en la década de 1960 que los astrónomos comenzaron a sospechar que la Vía Láctea en realidad es una formación en espiral o "galaxia espiral barrada", lo cual actualmente es de conocimiento común.

El verso 4 de la quinta Estrofa en el volumen 1 de "La Doctrina Secreta" (publicada en 1888) dice que "Fohat [la Esencia de la Electricidad Cósmica] traza líneas espirales" y en "The Secret Doctrine Dialogues" Blavatsky declara:

Todo avanza de forma espiralada por ley, nunca en línea recta (…) No hay nada en este mundo que proceda de una manera que no sea en espiral, o en modos parecidos, pero jamás en línea recta” (p. 358).

Esto puede ser la razón por la cual en el segundo tomo de "La Doctrina Secreta" (p. 356) su autora señala que “la Luz Astral, la Vía Láctea y también el camino del Sol hacia los trópicos de Cáncer y Capricornio, así como los círculos del año Sideral o Tropical, en sentido figurado siempre se llamaron 'Serpientes' en la fraseología alegórica y mística de los Adeptos".


PLÉYADES


“Estas Pléyades son las constelaciones más ocultas que existen (…) Son muy secretas porque también están conectadas con todos los Rishis y tienen un intercambio de pensamiento con ellos” 
(H.P. Blavatsky, "The Secret Doctrine Dialogues", p. 319-320).

"¿Podrás detener las dulces influencias de las Pléyades, 
o desatar las ligaduras de Orión?" 
(Job, 38:31).

No sería exagerado decir que el Movimiento Nueva Era enloqueció con una gran cantidad de afirmaciones fantásticas y a menudo absurdas y ficticias sobre las Pléyades. En nuestro tiempo, su significado esotérico se hizo conocido por primera vez a nivel público gracias a H.P. Blavatsky y principalmente en los dos volúmenes de su obra principal "La Doctrina Secreta".

Desde entonces, miles de escritores han sostenido muchos más aspectos sobre este tema, incluyendo el caso de Alice Bailey cuyo trabajo desaprobamos por razones claramente explicadas en “¿Maestro del Tíbet o sacerdote cristiano?

El objetivo de este escrito es mostrar exactamente lo que sostienen las enseñanzas originales de la Teosofía acerca de las Pléyades.

En primer lugar sería conveniente explicar que existe una constelación llamada Ursa Major, también conocida como "Osa Mayor" y "Arado", y en India se la denomina "Saptarishi", que significa "Siete Rishis", donde el término sánscrito "Rishi" quiere decir “sabio” o “santo” y se compone de siete estrellas brillantes.

Estos Saptarishis tienen una conexión con las Pléyades, tanto en la mitología hindú como en el esoterismo. También llamadas "Siete Hermanas", éstas son un cúmulo de estrellas ubicadas en la constelación de Tauro y aunque tienen varios miles de luceros, se sostiene que son seis de brillo particular y un séptimo está oculto o no es visible físicamente.

En "La Doctrina Secreta" H.P. Blavatsky y sus Maestros explican:

“En cuanto a la misteriosa constelación de los Siete Rishis en el gran Oso, si Egipto los hizo sagrados para Tifón, 'la madre biológica más antigua', la India ha conectado todos estos símbolos hace varias edades con la época o revoluciones Yuga y los Saptarishis están íntimamente relacionados con nuestra era actual o Kali Yuga de Oscuridad".

Blavatsky continúa diciendo que en el Bhagavata Purana, también llamado Shrimad Bhagavatam, el "gran Círculo del Tiempo" se representa como una tortuga y "los Siete Rishis a través de sus entrañas".

"(…) son los Siete Rishis quienes marcan el tiempo y la duración de los eventos en nuestro ciclo de vida septenario. Son tan misteriosos como sus supuestas esposas, las Pléyades, de las cuales sólo la que se esconde ha demostrado ser virtuosa. Las Pléyades (Krittika) son las cuidadoras de Karttikeya, el dios de la guerra (Marte para los paganos occidentales) que se llama 'Comandante de los ejércitos celestiales' o más bien de los Siddhas (traducidos como 'Yogis en el cielo' y 'Santos Sabios en la tierra') o 'Siddha-sena', que haría a Karttikeya idéntico con Miguel, el 'líder de las huestes celestes' y un Kumara Virgen como él mismo. Realmente éste es el 'Guha', el misterioso, tanto como lo son los Saptarshis y Krittika (siete Rishis y las Pléyades) puesto que la interpretación de todos ellos combinados revelan al adepto los más grandes misterios de la naturaleza oculta” (vol. 2, p. 549).

También encontramos lo siguiente en la página 551:

"Las Pléyades son el grupo primario del sistema de simbología sideral. Están situadas en el cuello de la constelación de Tauro, considerado (…) en la Cábala y el esoterismo oriental como el septenado sideral nacido de la primera cara manifestada del triángulo superior, el △ oculto. Dicho costado es Tauro, el símbolo del UNO (figura 1) (…) Así, las Pléyades (especialmente Alcyone) se consideran incluso en astronomía como el punto central a cuyo alrededor gira nuestro Universo de estrellas fijas, el foco desde y en el cual funciona incesantemente el aliento divino o MOVIMIENTO durante el Manvantara”.

En otras partes de "La Doctrina Secreta" hay más revelaciones tales como:

"Astraea es Virgo, la constelación zodiacal. Astronómicamente tiene una denotación muy clara y que da la Clave al significado oculto. Pero esta constelación es inseparable de Leo, el signo que la precede, y de las Pléyades y sus hermanas las Híades en donde Aldebarán es el brillante líder. Todos ellos están relacionados con las renovaciones periódicas de la Tierra y con respecto a sus continentes, incluyendo Ganímedes, quien en astronomía es Acuario” (vol. 2, p. 785).

"Como todos sabemos, las Pléyades son las siete estrellas situadas más allá del Toro que aparecen a principios de primavera. Tienen un significado muy oculto en la filosofía esotérica hindú y están conectadas con el sonido y otros principios místicos en la naturaleza” (vol. 1, p. 648).

"De nuevo, el número siete está estrechamente relacionado con el significado oculto de las Pléyades, aquellas siete hijas de Atlas, 'seis visibles y la séptima oculta'. En India están asociadas con su vástago, el dios de la guerra llamado Karttikeya. Son estas estrellas (Krittika en sánscrito) que dan ese nombre al dios, porque astronómicamente Karttikeya es el planeta Marte" (vol. 2, pág. 618-619).

William Q. Judge, el colega más cercano y confiable de H.P.B., escribió esto poco después que ella muriera:

"Dirigiéndome a quienes saben y creen que H.P.B. estuvo todo el tiempo en comunicación con los Maestros durante sus retiros en algún lugar del mundo, puedo decir que entre ellos se realizó una serie de consultas serias sobre lo que debería abordarse en La Doctrina Secreta, y se dijo claramente que el libro se compondría de tal manera que obligara al estudiante serio a desenterrar muchas verdades profundas que en una obra moderna se anunciarían específicamente e incluirían en el curso regular. También y de la misma fuente, se dijo que en esta época -siendo una transición en todos los aspectos- las revelaciones completas no eran para la generación actual; pero era suficiente que se distribuyera claramente de la manera descrita para que sea una revelación de manera sustancial. Entonces, todos los estudiantes de voluntad fervorosa harán bien en no pasar por alto las páginas de cualquier parte de ese libro" ("About The Secret Doctrine", p. 90-91, del libro "Reminiscences of H.P. Blavatsky and The Secret Doctrine" de la Condesa Wachtmeister).

Entonces, ¿qué podríamos "desenterrar" cuidadosamente a partir de estas declaraciones?

*Los Saptarishis (Osa Mayor) están asociados con los Ciclos del Tiempo y especialmente conectados con el Kali-Yuga, la Edad Oscura actualmente en curso para nuestro planeta y se simbolizan yaciendo "a través de los lomos" del Círculo del Tiempo, lo que sugiere una posible conexión con la acción sexual o generativa.

*Aunque el hinduismo establece un vínculo entre las siete estrellas de la “Osa Mayor" y los siete grandes Rishis o seres iluminados que aparecen periódicamente en nuestro planeta para ayudar y enseñar a la humanidad, la Teosofia no afirma que tal conexión sea el caso realmente pues Blavatsky dice que los llamados "Saptarishis" son "misteriosos" y no revela más información.

*En nuestro articulo “¡Cuidado con los Rishis estelares!” mostramos cómo H.P.B. advirtió: "No son teósofos aquéllos que se separan de nuestros Mahatmas humanos y vivos para caer en los Saptarishis (Rishis Estelares)” (“She Being Dead Yet Speaketh") y Judge sobre esto explicó: “Como Blavatsky deseaba dar a entender, los Saptarishis constituyen una clase muy avanzada de elementales que a veces pueden comunicarse con el hombre y por su aparente conocimiento le hacen suponer que son seres espirituales elevados (…) al comunicarse con ellos uno se desvía de la línea normal del desarrollo humano” (“William Q. Judge Theosophical Articles”, vol. 2, p. 488-489). No está claro si los "Saptarishis" referidos por H.P.B. y W.Q.J. están realmente conectados con la llamada constelación homónima, pero de cualquier manera es evidente que la Teosofía no equipara a esta última con una característica de naturaleza puramente espiritual y benéfica.

*De las “Siete Hermanas” taurinas, “sólo la que permanece oculta ha demostrado ser virtuosa”. En la mitología griega antigua los nombres de estas hermanas eran Alcyone, Maia, Electra, Taygeta, Astérope, Celaeno y Mérope, y que la invisible de acuerdo a las leyendas es Electra o Mérope. Sin embargo, en la página 785 del segundo volumen es Alcyone (la estrella más brillante en las Pléyades) la que tiene mayor importancia oculta.

*La constelación de Tauro se describe como "la primera cara manifestada del triángulo superior, el △ oculto", el "triángulo superior oculto" que se refiere presumiblemente al Logos, lo cual demuestra la gran relevancia esotérica de este segundo signo zodiacal.

*Las Pléyades nacen de Tauro, y son estas estrellas, especialmente Alcyone, que representan el "punto central" a cuyo alrededor gira nuestro Universo manifestado. En el inicio de "La Doctrina Secreta" (vol. 1, p. 43) se dice que "la aparición y desaparición del Universo se representan como inhalación y exhalación del Gran Aliento Eterno y que siendo Movimiento es uno de los tres aspectos de lo Absoluto, y los otros dos son el Espacio Abstracto y la Duración. Cuando se proyecta este Gran Aliento, se le llama Respiración Divina y es considerada como la respiración de la Deidad Desconocida, la Existencia Única que exhala un pensamiento, y por así decirlo se convierte en el Kosmos. Así también sucede cuando el Aliento Divino se inspira nuevamente y el Universo desaparece en el seno de la Gran Madre que luego duerme 'envuelta en sus ropas invisibles'”. Y nuevamente las Pléyades (en particular Alcyone), son "el foco" mediante el cual trabaja este "Aliento Divino" durante el período de manifestación Universal.

*Las Pléyades están “vinculadas con el sonido y otros principios místicos en la naturaleza", incluyendo “las renovaciones periódicas de la Tierra, en particular sus continentes", y por lo tanto con las diversas razas sucesivas.

*En cierto sentido Marte es hijo de las Pléyades y ejerce una influencia misteriosa sobre Sabios y Adeptos, y en la Ciencia Esotérica generalmente los nombres de los siete planetas sagrados no se refieren principalmente al cuerpo planetario físico o visible, sino a una de las Siete Jerarquías de Dhyani Chohans (seres celestiales) en particular que está especialmente asociada con ese planeta. Por esa razón Blavatsky habla de Marte como el "Kumara virgen".

*Cuando se comprende correcta y completamente la "combinación" de las Pléyades, los Saptarishis, la Osa Mayor y Marte, esto "revelará al adepto los mayores misterios de la naturaleza oculta".

Nótese que dice “revelar a los Adeptos" y no al estudiante de Teosofía ni a la persona inquisitiva interesada en esoterismo, y ni siquiera a quienes se convierten en discípulos o chelas de esos Iniciados.

Sólo el Adepto es quien está capacitado para recibir la Verdad total y tiene derecho a saberla con respecto a estos y muchos otros asuntos. A algunos les parecerá que sólo se ha divulgado una cantidad muy mínima de información sobre dichos temas en "La Doctrina Secreta", pero "todos los verdaderos teósofos" (las únicas personas a quienes Blavatsky dedicó el libro) se sienten sinceramente agradecidos por lo que se ha otorgado desde "la Doctrina Arcaica Secreta" en sí, y que como se dijo en la Introducción, saben que "tomará siglos antes de que se dé mucho más" (vol. 1, p. xxxviii).

Muchos sistemas pueden autoproclamarse como "Astrología Esotérica", pero de acuerdo con los grandes Maestros que dieron la Teosofía al mundo, dicha Ciencia genuina "permanece hasta nuestros días (…) como un conocimiento secreto en Oriente" ("The Theosophical Glossary", p. 38, entrada para "Astrology"), pues Ellos sostienen que “la astrología se basa totalmente en esta conexión mística e íntima entre los cuerpos celestes y la humanidad y es uno de los grandes secretos de la Iniciación y los misterios ocultos” ("La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 500).


SIRIO


Ésta es la estrella más brillante en el cielo nocturno y la ciencia moderna establece que Sirio tiene el doble del tamaño del Sol y es veinticinco veces más luminoso que él.

A menudo se le llama "Estrella del Perro" debido a su posición de prominencia en la constelación llamada Can Mayor. Asimismo, la ciencia sostiene que se está acercando a nuestro Sistema Solar, lo que significa que devendrá más brillante para nosotros de forma paulatina.

Helena Blavatsky escribió y explicó muy poco acerca de Sirio en comparación con otros “maestros teosóficos" como A. Bailey cuya obra rechazamos por completo como ya se anticipó. Esto no significa que Blavatsky supiera poco al respecto, sino que sólo se le permitió revelar una mínima información al respecto por instrucción de los Adeptos e Iniciados del Este a quienes se refería como los Maestros.

Sus declaraciones clave sobre este tema son las siguientes:

"Sirius fue llamado 'Estrella del Perro', siendo la lumbrera de Mercurio o Budha, llamado el gran instructor de la humanidad antes que otros Budas” ("La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 374).

"En egipcio, Sothis o 'estrella del perro', adorada en Egipto y venerada por los ocultistas; por los primeros porque su ascenso heliacal con el Sol era una señal para la inundación benéfica del Nilo, y por los segundos porque está misteriosamente asociado con Thoth-Hermes, dios de la sabiduría, y con Mercurio en otra forma. Así, Sothis-Sirio tuvo y aún ejerce una influencia mística y directa sobre el conjunto del cielo vivo y está conectado con casi todos los dioses y diosas (…) está directamente relacionado con el anillo 'No-Se-Pasa' (…) Por tanto, al estar vinculado con la Pirámide, Sirio tenía lazos con las iniciaciones que tuvieron lugar en ella (…) En resumen, todas las religiones no se derivan de Sirio o la estrella del perro, como el egiptólogo francés Dufeu trató de demostrar, sino que Sirio-Sothis ciertamente se encuentra en relación con todas las religiones de la antigüedad” ("The Theosophical Glossary", p. 300, entrada para "Sirio").

Hay varios aspectos para considerar en la entrada del "Glosario":

(1) Sirio es "venerado por ocultistas".
(2) Tiene “una influencia mística y directa sobre el conjunto del cielo vivo".
(3) Está relacionado con las iniciaciones que tienen lugar aquí en la Tierra.
(4) Sirio está "directamente conectado" con lo que se conoce en la Doctrina Esotérica de los Maestros como "el Anillo No-Se-Pasa".

(5) También posee una misteriosa asociación con Mercurio; no sólo el planeta de ese nombre, sino también la Sabiduría Divina que representa y con la cual está vinculado de forma oculta.

En el quinto punto es interesante observar que H.P.B. en su artículo "The History of a Planet", que trata sobre Venus, también se menciona al planeta Mercurio al cual llama "el doble de Sirio en nuestro Sistema Solar".

En cuanto al “Anillo No-Se-Pasa”, también llamado "Gran Círculo Infranqueable y Dhyanipasa, la "cuerda de los Ángeles", se trata principalmente en las páginas 90 y 130-135 del volumen 1 de "La Doctrina Secreta". Se dice que éste es la "cuerda" invisible (en sentido figurado) que sirve de frontera o delimitación entre el mundo de la materia y el del espíritu puro, entre lo finito y lo verdaderamente INFINITO. Es establecido por los Lipika (seres celestiales elevados) y hasta el Pralaya Universal, es decir, cuando todo el ciclo de vida del Universo alcanza su inevitable fin periódico, y son ellos los únicos que pueden cruzar su "línea prohibida". Hasta entonces, en el “Gran Día de 'Sé con Nosotros'" cuando todo se absorbe en el estado de Parinirvana ningún humano, deva o Dhyani-Chohan puede cruzarlo, “ni siquiera en espíritu".

Ese concepto también se halla conectado de alguna manera con los números 31415, el valor matemático de π o "pi".

“El ocultista semi-iniciado se representará en este punto laya como existente en algún plano que, si no es físico, todavía es concebible para el intelecto humano, pero el íntegramente iniciado sabe que el anillo 'infranqueable' no es una localidad ni puede medirse por la distancia, sino que existe en la absolutidad del infinito. En este 'Infinito' del Iniciado total no existe altura, ancho ni grosor, sino que todo es una profundidad insondable que va desde lo físico hasta 'más allá de lo parametafísico'. Al usar la palabra 'abajo' se entiende como profundidad esencial -'en ninguna parte y en todas partes'-, no la profundidad de la materia física” ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 131).

Incluso lo poco que se puede mencionar al respecto muestra que realmente desafía la cotidianidad verbal, pero se nos dice que Sirio está directamente conectado con ello.

8 de febrero de 2022

El Zodíaco esotérico y la vida humana


El siguiente artículo apareció por primera vez en la revista “The Theosophist” en julio de 1953, la principal publicación mensual de la Logia Unida de Teósofos. El texto continuaba con un pie de página que decía:

“La pregunta es: ¿estamos lo suficientemente agradecidos a los Sabios de la antigüedad por el zodíaco? ¿Tiene algún valor moral conocer el simbolismo zodiacal? Para mayor información, el estudiante debe remitirse a los trabajos de H.P. Blavatsky y William Q. Judge, de los que se han recogido las aseveraciones de este artículo”. 

Hay una gran cantidad de información valiosa contenida en este trabajo, mucha de la cual proviene de “La Doctrina Secreta”, un libro que a menudo no puede estudiarse de forma suficientemente cuidadosa. Toma su esfuerzo, pero siempre valdrá la pena si se hace bien.

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“Al fin y como Adán, el 'Primer Nacido' de los sioux se cansó de vivir solo y formó un compañero para sí mismo -no como pareja, sólo un hermano- y no a partir de una de sus costillas, sino de un espigón que sacó de su gran dedo gordo del pie (…) Y éste fue el Pequeño Hombre (…) Su Hermano Mayor fue el guía en cada fase del progreso humano, desde la infancia a la adultez, y a partir de las normas que entregó, y de los consejos que dio al Pequeño Hombre, podemos definir muchas de nuestras creencias más profundas y costumbres más sagradas” 
(“The Soul of the Indian”).

En la simbología de “La Doctrina Secreta”, los más elevados de los “Primeros Nacidos” son las jerarquías de Arquitectos y Constructores del Universo y las criaturas vivas en la Tierra. Generalmente se los llama Dioses y Dhyani-Chonans, fuerzas inteligentes a través de las que funcionan los “principios” del Kosmos. Existen siete grandes jerarquías de Poderes Creativos, “los siete de la escala manifestada que están conectados con los Siete Planetas”, y a su vez, de éstos últimos descendieron o emanaron los Manus y Progenitores de la humanidad en sus aspectos espiritual, psíquico, astral y físico. 

Según Platón, el Universo fue configurado por los “Primeros Nacidos” en base a la figura geométrica del dodecaedro o figura de 12 lados, y esto es lo que se representa en los 12 signos del zodíaco. La Eternidad o la Duración está marcada por grandes ciclos, en cada uno de los cuales ocurren doce transformaciones a las que siguen destrucciones alternadas y parciales de fuego y agua. Dichas alteraciones comienzan a nivel metafísico y suprahumano y terminan con la naturaleza física del Kosmos y del ser humano; en lo que concierne a nuestro planeta, esos cambios tienen lugar durante las cuatro grandes eras (oro, plata, bronce y hierro) de la primera Mahayuga. No obstante, conllevan más de un significado de acuerdo a los relatos tradicionales de la Creación y de los Diluvios o similares. Existen eras dentro de otras, y las 12 horas diurnas del ser humano son las contrapartes microcósmicas de los 12 periodos prototípicos de una “eternidad”. En sus principles aspectos, los doce signos del zodíaco representan la evolución espiritual y psíquica de las razas humanas, las épocas y las divisiones del tiempo. 

Esta estupenda concepción fue sintetizada por los antiguos para instrucción de los profanos en un único diseño pictórico, conocido como Zodíaco o cinturón celestial. Los sabios enseñaron que la génesis de los dioses y la humanidad comienza en y desde el mismo punto, el Uno Universal, Eterno, Inmutable y Unidad Absoluta. Este primer o único poder era denominado “círculo del cielo” que se simbolizaba por el hierograma de un punto al interior de un círculo, siendo dicho punto el Logos o Sol Espiritual Central. Ese punto es la Primera Causa... pero Aquéllo que surge de esto (o más bien su expresión) era obviado por esos antiguos Instructores. El gran círculo zodiacal representaba el espacio o la Unidad. Igualmente, en el “Catecismo Oculto” de “La Doctrina Secreta” se hacen y responden las siguientes preguntas:

“¿Qué es lo que siempre es? El Espacio, o el eterno Anupadaka (sin padres). ¿Qué es lo que siempre fue? La Semilla en la Raíz. ¿Qué es lo que siempre va y viene? El Gran Aliento. Entonces, ¿hay Tres Eternidades? No, los tres son uno” (D.S. I, 11). 

En ocasiones, al Espacio se le llama la Gran Madre o Sustancia Madre, la materia homogénea verdaderamente primordial. Desde un núcleo de la Sustancia surgió el Huevo Dorado (Hiranyagarbha), el Sol Espiritual Central del Universo, del cual emergieron todas las jerarquías superiores e inferiores de las Fuerzas Creativas, Poderes y progenitores divinos del ser humano. Se designa muy acertadamente al “Espacio-Madre” como “Madre de los Dioses”, puesto que es desde su Matriz Cósmica que vinieron a la vida todos los cuerpos celestiales de nuestro sistema planetario; asimismo, la astronomía arcaica inculcaba la doctrina de un origen común para todos los cuerpos celestes antes de Kepler, Newton y otros. 

Con Pitágoras, el punto dentro del círculo representaba la Mónada inmanifestada que permanecía en soledad y penumbras. Cuando llegó el momento, irradió de sí mismo al UNO, o el primer número, y la Mónada vuelve al silencio tan pronto como había evolucionado a la Tríada, de la cual emergieron los restantes siete números de los diez, que son la base del universo manifestado. En lugar de los doce signos zodiacales actualmente conocidos por el público general, originalmente había 10: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, luego el dual Virgo-Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Estos signos eran exotéricos, pero sumados a ellos se insertaron dos signos místicos que sólamente comprendían los iniciados. Cuando se juzgó necesario exteriorizar dicho par de signos se agregaron con sus actuales nombres que, en realidad, ocultan su verdadera denominación y dan la clave al secreto de la creación y el origen del bien y el mal. 

Evidentemente, lo anterior se remite a una época en la que los signos Virgo y Escorpio en el comienzo estaban unidos y eran considerados como uno sólo; más tarde se separaron por la inserción de Libra, el punto de equilibrio o la Balanza. Ésta representaba aquel eterno equilibrio que es necesario en un universo de armonía y justicia exacta, el balance de las fuerzas centrípeta y centrífuga, luz y oscuridad o ESPÍRITU y MATERIA. Tanto en los mundos objetivos como subjetivos, éstos son los dos poderes y mediante su eterna interacción el Universo del espíritu y de la materia permanece en armonía. Esas potencias hacen que los planetas sigan sus trayectorias y se mantengan en sus órbitas elípticas, trazando así la cruz astronómica en sus revoluciones a través del zodíaco. La doctrina sabeana señalaba que dentro del signo doble Virgo-Escorpio estaba oculto el conocimiento de la transformación gradual del mundo desde lo espiritual y subjetivo hasta el estado bisexual sublunar, y contrariamente, se dice que la unión de esos signos conduce a la destrucción del universo fenomenológico. 

Los “Hijos de la Luz”, como se llamaba a los planetas y a menudo identificados con ellos -Saturno, Júpiter, Mercurio, Marte, Venus y, presumiblemente, el Sol y la Luna- son nuestros Progenitores celestes o “Padre” en una palabra. Antiguamente eran considerados como cuerpos celestiales en conexión astral, psíquica, moral y física directa con nuestro planeta, sus guías y vigilantes; sus esferas visibles revisten a nuestra humanidad con sus características internas y externas, llamándose así Rectores o Regentes de nuestras mónadas y facultades espirituales. Así como emanan siete rayos diferentes del Sol Espiritual Central, también todos los Adeptos y Dhyani-Chohans se dividen en siete clases, cada una de ellas conducida o controlada por una de las siete formas o manifestaciones de la Sabiduría Divina. 

En todas las épocas, dicha Sabiduría Suprema se identificó con el Dragón. Astronómicamente, la constelación Draco estuvo una vez en el centro del cielo y era tan amplia que se conocía como el Gran Dragón, extendiéndose sobre siete de los signos zodiacales. Cuando la gran pirámide de Egipto era un templo de iniciación según los primeros anales de la Quinta Raza, Draco era la Estrella Polar, el símbolo del Gurú y la dirección, la divinidad sideral guía. El hierofante o Maestro de Sabiduría era también la “Estrella” que llevaba al neófito a su renacimiento espiritual. Hermes Trismegisto se refirió a estos Hermanos Mayores de la humanidad como una colonia de Dioses o encarnaciones del Septenario Superior que se instaló en la Tierra con el objetivo de que el ser humano no estuviese desprovisto de su naturaleza superior. Los Ah-Hi, según Helena Blavatsky, mucho tiempo atrás fueron egos planetarios, solares, lunares y finalmente, egos reencarnantes. Son colectivos de seres espirituales que se convierten en humanos como parte de sus transformaciones, y de esta manera “los creadores del mundo renacen en la Tierra una y otra vez”. 

Cuando los mortales se espiritualicen lo suficiente, ya no será necesario forzarlos a una comprensión correcta de la Sabiduría Antigua. El ser humano sabrá entonces que siempre ha habido grandes Reformadores del Mundo que nuestra generación conoce y que a) fueron emanación directa del Logos (bajo cualquier nombre con el que se le llame), es decir, encarnación esencial de uno de los siete aspectos del Espíritu Divino, y que b) ya aparecieron antes o durante los ciclos pasados. Buda, Krishna, Zoroastro, Manu o Tot-Hermes se manifestaron primero en la Tierra como uno de los siete poderes del Logos, individualizado como Dios y luego, asumiendo forma material, reaparecieron sucesivamente como grandes Sabios e instructores para la Quinta Raza y después de haber enseñado a las dos precedentes. En el simbolismo antiguo se suponía que era siempre el Sol (el espiritual y no el visible) quien enviaba a los principales Salvadores y Avatares. Los Manus y Rishis también son dioses planetarios que, según se dice, vinieron al comienzo de las razas humanas para vigilar su evolución y descendieron o encarnaron en este planeta una y otra vez para enseñar a la humanidad. 

El género humano se divide en siete grupos diferentes y tiene subdivisiones mentales, físicas y espirituales. Cada uno de los grupos humanos nació bajo la guía e influencia de uno de los Siete Planetas Sagrados, las esferas de los espíritus que viven en ellos. En la Antigüedad se creía y con justa razón que todas las razas humanas estaban íntimamente ligadas con los planetas y éstos con los signos zodiacales, y así toda la historia del mundo está registrada en esos signos. En Egipto, el neófito era iniciado en el misterio de los signos del zodíaco con ocasión de una danza circular que representaba el curso de los planetas, tal y como hasta hoy se celebra en Rajputana la danza de Krishna y los Gopis. Luego de esta danza, el neófito recibía una cruz, el Tau, convirtiéndose en Astronomos o sanador. El ciclo de iniciaciones era una miniatura de la gran serie de signos cósmicos en el año sideral (25.868 años) y al igual que los cuerpos celestes al término de ese periodo vuelven a las mismas posiciones relativas que ocupaban al comienzo, también el “hombre interior”, al concluir el ciclo de iniciaciones, había recuperado el estado prístino de la pureza divina y el conocimiento con el cual se embarcó en el ciclo de encarnaciones terrestres. 

El zodíaco era conocido en India y Egipto por tiempos inmemoriales. Respecto de la influencia oculta de las estrellas y de los cuerpos celestes sobre la Tierra, el conocimiento de los sabios y magos de esas civilizaciones era mucho mayor del que la astronomía profesional esperaría alcanzar. La sabiduría moderna se regocija con cálculos astronómicos y predicciones basadas en las inequívocas leyes matemáticas, mientras que la Sabiduría Antigua agregaba a la fría cobertura científica el elemento vivificante de su alma y espíritu, la ASTROLOGÍA. 

Los principales rasgos en la vida de una persona siempre se dan en conformidad a la constelación bajo la cual nació; esto es, con el carácter de su principio animador o la deidad que preside esa constelación, ya sea que lo llamemos arcángel o Dhyani-Chohan. Todas las unidades humanas proceden de la misma fuente (el Sol Central) y su sombra, el Sol visible. Cada esfuerzo de la voluntad para purificarse y unirse con el Yo Divino produce uno de los rayos inferiores; la entidad espiritual del ser humano es conducida a niveles más altos y de rayo en rayo, hasta que nuevamente es reabsorbida en el único y supremo rayo del Padre-Sol. Este último es el verdadero centro de toda persona, como del Cosmos; cada uno puede recibir la influencia de ese centro, tal y como “cada persona está o estará ligada a algún Adepto en particular”. Nuestro destino está escrito en las estrellas y llegará un momento en que la Astrología será restaurada por aquellos miembros del Movimiento Teosófico que cumplan los requisitos morales para  poseer nuevamente el “Gran Misterio”. 

Todo lo anterior puede resumirse así: “La Jerarquía de Poderes Creativos se divide en el siete esotérico (ó 4 y 3), dentro de Doce Grandes Órdenes, registradas en los doce signos del zodíaco; además, los siete de la escala manifestada están vinculados con los Siete Planetas. Todo esto se subdivide en numerosos grupos de seres espirituales, semiespirituales y etéreos”. Las enseñanzas relativas al zodíaco son el trabajo de los Sabios que vienen al comienzo del gran ciclo humano, y cuando comienza su áspera ascensión al desarrollo espiritual, dan al hombre aquellos grandes símbolos e ideas de carácter astronómico que perdurarán en todos los ciclos, y aquéllos incluyen las “ideas innatas” que impactaron en el centro perenne de la naturaleza humana. A partir de ese recuerdo, se puede citar una noción antigua de la tradición zodiacal gracias a registros ocultos de una edad “desconocida para la historia”: “Sobre el esquema zodiacal del océano superior celeste y en cierto sector de la Tierra, un mar interior fue consagrado y conocido como el 'Abismo del Aprendizaje'. Doce centros en la forma de 12 pequeñas islas que representaban los 12 signos zodiacales -dos de los cuales permanecieron en el misterio por muchos años- eran las moradas de doce hierofantes o Maestros de Sabiduría. Este mar de conocimiento o aprendizaje permaneció allí por largo tiempo, donde ahora se extiende el desierto de Gobi, y perduró hasta el último periodo glacial cuando un cataclismo local, que llevó las aguas de este mar al sur y al oeste y creando así el gran desierto, dejó sólo un oasis con un lago y una isla en su centro como reliquia del anillo zodiacal en la Tierra”. 

La Doctrina Secreta enseña que cada suceso de importancia universal, tales como los cataclismos geológicos al final de una raza y el comienzo de una nueva -lo que implica un gran cambio en la humanidad cada cierto tiempo a nivel espiritual, moral y psíquico- se prepara, por así decirlo, en las regiones siderales de nuestro sistema planetario. Mediante observación, experimentación y conocimiento los Sabios antiguos tomaron en cuenta todas las combinaciones concebibles de causas y determinaron sus efectos con precisión matemática, y dicho conocimiento les llegó como resultado de su pureza en cada plano del ser. Los planetas eran como las agujas que señalaban las horas de ciertos eventos periódicos en el circuito de nuestro Sistema Solar. Cuando un gran ciclo da paso al siguiente, se producen efectos dinámicos que alteran la superficie del planeta mediante la inversión de los polos terrestres y otras convulsiones, lo que afecta el curso de la evolución humana. Los sabios orientales estaban perfectamente familiarizados con este aspecto de la ley cíclica; investigaron en ella, registraron sus observaciones y las preservaron. Habiendo presenciado las incontables vidas ciclo tras ciclo en el pasado, y visto su comportamiento bajo diferentes condiciones en otros espacios estelares hace eones, los sabios disponían de una base sobre la cual establecer sus conclusiones, tal y como sucederá en las eras futuras. 

Las profecías siderales del zodíaco nunca señalan un evento en particular, sin importar cuán solemne y sagrado pueda ser para una parte de la humanidad. “¿Por qué -se pregunta en 'La Doctrina Secreta'- ver en Piscis (los Peces) una referencia directa a Cristo, uno de los muchos reformadores mundiales, cuando esa constelación refulge como símbolo de todos los Salvadores espirituales del pasado, presente y futuro que dan la luz y disipan la oscuridad mental?” Todas esas profecías apuntan a leyes naturales periódicas y recurrentes, sólo comprendidas por los iniciados, y así “el Zodíaco es el modelo de la Gran Ley”. Doce grandes dioses, como en Egipto, o doce Órdenes de Seres como sostienen las enseñanzas himaláyicas, producen el giro completo de la Gran Rueda de la Vida y la Ley abarcando todos los planos objetivos y subjetivos y todos los estados. Tal y como se aplica a nuestro mundo, de las 12 transformaciones la Tierra se vuelve más densa luego de las primeras seis, y todo lo que ella contiene -incluido el ser humano- devienen cada vez más materiales, mientras que después de las seis transformaciones siguientes ocurre lo contrario, cuando la Tierra y los hombres se desarrollan de manera más refinada y espiritual con cada cambio. Cuando se alcanza el ápice de este ciclo tiene lugar una disolución gradual, y todo ser y forma objetiva son destruidos, pero una vez que se llega a ese punto la humanidad, las plantas, los animales y cada átomo se han adaptado a vivir tanto de forma objetiva como subjetiva. 

Entonces se suceden los ciclos de evolución o naturaleza septenaria: a) espiritual o divina, b) psíquica o semidivina, c) intelectual, d) pasional, e) instintiva, f) semicorpórea, y g) la puramente material o física. Todas ellas evolucionan y progresan cíclicamente, pasando de una a otra en una forma centrípeta y centrífuga, única en su esencia y septenaria en sus aspectos. Cada principio de la composición septenaria humana se relaciona con un plano, un planeta y una raza; cada uno, a su vez, puede ser beneficioso y constituir fuerzas poderosas para el ser humano. 

La simbología del zodíaco no es principalmente religiosa, astronómica ni astrológica y la llave de los misterios zodiacales debe girar siete veces. En cada evento de la vida, por pequeño que sea, hay un significado oculto que tiene una raíz septenaria, ya sea humana o cósmica, y el conocimiento para determinar ese aspecto oculto en cada suceso pertenece a los Adeptos de todas las épocas. El ser humano es en sí mismo un sendero zodiacal, a través del cual su “Sol particular” (Atman) realiza un circuito, y si logramos crecer a través de la devoción y el esfuerzo durante el viaje de nuestro Sol interior en ese zodíaco íntimo, entonces aprenderemos el significado de la peregrinación más importante de nuestra luminaria terrenal.


APÉNDICE
(de la revista "The Theosophical Movement", marzo 2011)

Pregunta: En Astrología, el Sol está representado por el símbolo de un círculo con un punto en el centro (☉). Sin embargo, en “La Doctrina Secreta” la misma representación tiene un significado diferente. ¿Cómo entender la denotación de los símbolos utilizados para los Siete Planetas astrológicos?

Respuesta: H.P.B. señala que cada símbolo es como un diamante con muchas facetas, y cada una de ellas está abierta a varias interpretaciones y se relaciona con con varias ciencias. Hay siete claves para la interpretación de cada símbolo, como las de tipo astronómico, metafísico, psicológico, filosófico, geométrico, etc. El símbolo del círculo ilimitado con un punto en el centro se refiere al Logos Inmanifestado que duerme en el seno de Parabrahmam durante Pralaya, a través del cual irradia la luz, energía y sabiduría de Parabrahmam, como escribe Subba Row (D.S., I, 429). El punto en el círculo también se denomina “punto matemático” o "semilla cósmica" que contiene todo el Universo como la bellota del roble, y se dice que corresponde al Sol en Astrología y Astronomía; y al igual que el Logos, el Sol físico es la ventana por cuyo medio se irradia la luz y vida del Sol Espiritual Central. En la Doctrina Secreta (II, 30), H.P.B. explica la simbología del planeta Venus, señalando que el diámetro -cuando se encuentra aislado en un círculo- representa la naturaleza femenina y las Razas-Raíces primitivas, mientras que el diámetro a partir del cual se extiende una línea vertical simboliza al macho y la hembra aún no separados. También se representa por el Tau (T) egipcio, que luego se convierte en la cruz (+) o macho-hembra separados y caídos en la generatividad. Venus está simbolizada por el signo de un globo terráqueo sobre la cruz. Asimismo, la cruz ansada egipcia es otra forma de Venus y significaba esotéricamente que la humanidad y toda la vida animal habían salido del círculo espiritual divino e "ingresando" en la generación física masculina y femenina. La forma de “fase creciente” o “croissant” de la Luna y que tiene forma de bote da cuenta del principio femenino o matriz de la naturaleza que lleva los gérmenes de vida.

Sin embargo, no encontramos ninguna explicación para los símbolos de otros planetas en la literatura teosófica, pero conseguimos algunas interpretaciones en libros de astrología. En un nivel simple, los símbolos planetarios se han derivado de los nombres griegos para los dioses asociados con estos orbes o de las armas utilizadas por dichos personajes. Venus está representada por un espejo de mano, ya que está asociada con la belleza; Mercurio se asocia con el caduceo de serpientes entrelazadas en una vara y las alas que forman un semicírculo; Marte, el dios romano de la guerra, posee un escudo y una lanza; el símbolo de Júpiter es el jeroglífico del águila o ave de Júpiter (la letra griega Zeta, la primera en “Zeus”, que es el nombre griego de Júpiter); y el símbolo de Saturno es la guadaña o la hoz, ya que se supone que este astro es el dios romano de la agricultura.

Metafísicamente, podemos ver que los símbolos de casi todos los planetas son una combinación de círculo, semicírculo y una cruz, en donde el círculo representa el espíritu puro, el semicírculo (o media luna) el alma, y la cruz la materia o cuerpo; así, el Sol y la Luna representan el Espíritu Puro y el Alma Pura, respectivamente. En su libro “Planetary Astrology”, Alan Leo señala que Marte () y Venus (♀) son el opuesto de cada cual y personifican la relación del Espíritu con el cuerpo o materia. El planeta Marte, que tiene una cruz (forma de flecha modificada) sobre el círculo, muestra al espíritu tratando de manifestarse a través de la materia y un impulso hacia la expresión; por lo tanto, se asocia con fuerza y energía en las que se encuentran tanto construcción como destrucción al figurar al antiguo dios de la guerra. Por su parte, Venus tiene una cruz bajo el círculo, y en este caso el Espíritu ha logrado expresarse a través de la materia y hay supremacía espiritual sobre la terrenalidad, siendo así un planeta de paz y amor. 

La Luna o medio círculo (☾) encarna el mundo psíquico y está conectada con los estados de ánimo y la mente. Saturno y Júpiter son inversos entre sí y representan la relación entre alma (mente) y cuerpo. Saturno, al dibujarse como una cruz sobre un semicírculo (♄), significa la materia sobre la mente y por ende el intelecto frío, seco y calculador; la mente o alma está bajo el dominio material y las pruebas y tentaciones son necesarias para liberar al alma. Júpiter tiene un símbolo inverso, con un semicírculo colocado sobre la cruz (♃), que muestra la mente elevándose sobre la terrenalidad; el alma se libera de la dominación materialista y siente compasión por la humanidad en su lucha. En el símbolo de Mercurio (☿) encontramos las tres figuras: una media luna en la parte superior del círculo que está al tope de la cruz. Este orbe ha sido llamado “mensajero de los dioses” y en su representación encontramos a Venus “alada” o la conciencia que se expresa a través de la materia y se eleva hacia regiones desconocidas.