"Podría enseñar no-violencia a una persona violenta,
pero jamás a un cobarde moral"
(Gandhi, julio de 1947, entrevista en "Times of India").
Hay ciertos malos perdedores en debates, liendres politiqueras resucitadas y enemigos infantiles de la Teosofía que escriben patochadas alegando -con indirectas y como es el estilo de los ladinos- que la Doctrina es "pedante" por divulgar críticas sociales moralizantes, que prácticamente como teósofos "nos creemos con el derecho a dictar a otros cómo debiera ser su vida" y que "arriesgamos quedar como perfectos cuando en realidad no lo somos". Las generalizaciones idiotas y sin fundamento son tan imprudentes como los insultos y las difamaciones, y ciertamente no hablan nada bien de quienes hacen gárgara con la manoseada "libertad de expresión" o sus preferencias espirituales/filosóficas (si es que merecen dichas etiquetas).
Debatiendo sanamente con un lector del blog hace unos meses, abordamos el hecho de que incluso dentro de la Teosofía -y las religiones en general- hay personas más pacifistas y otras con tendencia combativa si se trata de encarar los males en sociedad, recordando la frase epistolar de Blavatsky sobre William Judge de que la revista The Path dirigida por él era "Buddhi puro", y el semanario Lucifer de aquélla "el Manas combativo", aludiendo al carácter que tienen los escritos de ambos. Lo ideal es que en la vida cotidiana se alcance un equilibrio entre ambas tendencias, porque no es sensato etiquetar a una u otra como "superior" o "inferior", cayendo en un repulsivo dogmatismo, y así se convierten en necesidades complementarias. A menos, claro está, que los cizañeros quieran imponer su forma de ver el asunto y crean que el Universo gira en torno a ellos.
Generalmente se acepta y recomienda que la crítica debe poseer tino, desambiguación y sustentarse con evidencia; de igual forma, los individuos a quienes se responde críticamente deben demostrar el mérito para ser objeto de comprensión y respeto. Cuando existen desavenencias y hay iniciativas de reconciliación, todas las partes involucradas tienen que aprender a renunciar a sus perspectivas erróneas o egoístas con objeto de que esa paz se logre para el bien mutuo, y toda persona decente y que no confunda "humildad" con "humillación" entiende esto sin más explicaciones.
No obstante lo anterior, todo ciudadano que ejerza su sentido de observación IMPARCIAL podrá percatarse que respecto a las problemáticas humanas de mayor urgencia hay individuos a quienes les da lo mismo si su proceder es o no aceptable, simplemente por hallarse embriagados o famélicos de poder y fomentando afrentas -tácitas o explícitas- contra la condición básica de dignidad humana. Para quienes tenemos preocupación por esas contrariedades, la dignidad incluye que la persona sea tratada en condiciones ecuánimes y libres de prejuicios en todo contexto; tener el derecho a una información veraz sobre temas de contingencia y no distorsionadas con filtros ideológicos, y además la responsabilidad individual e intransferible de modificar conductas o ideas probadas y archicomprobadas como deficientes u odiosas.
Cito como ejemplo una anécdota especial con una vidente ("A.") en nuestro lugar de trabajo, durante el año 2011. Resulta que cierta persona con quien me hallaba reñido ("B.") me encontró en ese sitio durante un turno, y tras un breve diálogo hicimos las paces y quedamos de reunirnos. Como B. estaba muy interesada en temas metafísicos, aproveché de hablarle sobre la colega psíquica por si le interesaba platicar con ella. A los pocos días concurrió a verla, quien le advirtió privadamente: "Tu amigo [refiriéndose a este escritor] está rodeado por aves de rapiña, así que te pido que lo trates bien". Con evidente perplejidad la otra parte replicó "yo no soy ave de rapiña", y A. contestó "¿por qué me lo dices si no te he preguntado?" Unas semanas más tarde y al momento de nuestra cita, B. me hizo saber su total disconformidad pues dijo sentirse "ofendida" por los comentarios de mi compañera laboral, aún cuando el novio de aquélla le encaró posteriormente su carácter manipulador con objeto de percibir beneficios económicos en un emprendimiento que llevaban de modo común.
Este relato ayuda a comprender en parte el fondo del resentimiento incubado -y en apariencia "justo"- por religiosos protervos, políticos y líderes canallas, científicos/academicistas ímprobos y arrogantes malintencionados y desinformadores a sueldo: apenas comprueban que el misticismo serio no les acaricia el ego, inventan parcialidades y lo etiquetan a conveniencia como "retrógrado", "dogmatista", "blasfemo", "conflictivo", "fantasioso", "sectario" o "pasado de moda". Si revisamos el artículo "Compasión vs. corrupción social" queda de manifiesto que, si hablamos sobre el fenómeno del mal humano, éste no siempre se achaca a la ignorancia de quien incurre en un error, sino a una intencionalidad obvia que en los casos mencionados queda ejemplificada en la divulgación de páginas electrónicas repletas con prejuicios e "investigaciones" anti-Teosofía que recuerdan a los alegres cerdos del campo que se revuelcan una y otra vez en el mismo barro, felices de cubrirse con una pátina tan frágil y que -paradojalmente- se derrite a la luz del Sol dejando ver finalmente de qué están hechos esos "críticos".
La respuesta a esta odiosidad pedante que los descocados anti-teósofos y pornócratas ideológicos nos achacan de modo tan reflexivo es muy sencilla: incurren en esa actitud doble estándar porque tienen miedo diarreico de perder influencia y dividendos al manipular a otros mediante un ejercicio abusivo del poder. Lo que menos desean es que la gente tome las riendas de su propia vida sin recurrir a autoridades o "seres especiales" que les digan constantemente cómo pensar o de qué modo proceder. Por supuesto, las autoridades sí son necesarias (mientras las masas no aprendan ni asimilen una tarea recurrente de pensamiento crítico, audaz y sustentado), pero sólo en calidad de agentes para coordinar y reglamentar esfuerzos generales, la vida en sociedad o las instituciones que dicen representar, no erigirse como sabandijas que se alimentan del abatimiento, las necesidades o la desorientación en el pueblo o sus subordinados, aspectos que aquéllas son expertas en trocar por abultados números azules en su cuenta bancaria.
Pero también, y muy a pesar de la presente defensa por la Doctrina de los Mahatmas, es necesario reconocer que ésta última ha venido cayendo en divisiones politizadoras "de salón" que agravan eterna e inútilmente el conflicto ya existente entre la enseñanza genuina y pseudoteosófica. La politización maldita y demoníaca de la Teosofía (en algunos sectores) u otras corrientes espirituales tiene por principal objeto minimizar los efectos de una sana y necesaria rebeldía social ante gobiernos parasitarios y grupos ácratas o fascisterroristas, cuya máxima del "divide y vencerás" no se la creen ni ellos mismos al enfrascarse todo el tiempo en diferencias conceptuales y demostrando su "cacareo infalible".
Se plantean a continuación algunas características frecuentes y ponzoñosas entre muchos "pseudoteósofos inocentones" o politicastros/anarquistoides vendidos como "divulgadores de espiritualidad", quienes mejor debieran estar encarcelados por todo el daño masivo de tipo psíquico, económico y moral que siembran con sus "admirables actividades":
01. Jamás critican los males sociales en nombre del "bien común", sino para convencerse de que "no están en peligro" al cometer las mismas faltas.
Ciertos "teósofos" politiventilados y sinvergüenzas utilizan esta estrategia de "promoción" doctrinal con miras a "convencernos" de que "los tiempos han cambiado y la política es 'parte esencial' de la Teosofía" (!!!), ignorando totalmente el legado y la voluntad explícitos de los Profesores, y abandonan la actitud crítica para atraer secuaces de (extrema) izquierda/(extrema) derecha, alimentando en ellos la ilusión de "soy más espiritual, inteligente y valioso que tú porque defiendo ciertas causas, y hago caso a determinados 'líderes'". Y no es accidente que una muchedumbre de "escritores", "académicos", "filósofos" o "artistas" sean simples garrapatas mórbidas de la "política" rastrera para asegurarse editoriales, escenarios o audiencias, a cambio de cosechar la misma inquina mediática ("indignación moral de envidiosos", según su estimable jerigonza) que los hace parecer "mosquitas muertas" a conveniencia.
02. Se comparan constantemente con otros, en lugar de medirse según la "ética espiritual" que eligieron seguir.
Esta técnica es muy popular entre buhoneros Nueva Era y pseudoesoteristas ávidos de honores y clientela. En otras palabras, no les interesa la consecuencia moral ni renunciar a estercoleros ideológicos, sino sólo competir para ver quién acapara más. Pero aún así, los grupos de esta categoría evitan referirse a problemas sociales graves o derechamente los recubren de hipersuavidad idiota, improductiva y falaz para "no dañar susceptibilidades".
03. Su fundamentalismo cobarde y burlón por la "no dualidad" y negar el mal (en sí mismos y otros) sólo les ayuda a "masturbarse el cerebro con confianza".
El soslayo chancero del mal humano y su discurso gratuito de "amor y compasión" no es aceptado con facilidad por alguien que viva en entornos sociales desfavorables (léase narcotráfico, pederastia prostituyente, familias rotas, etc.), haya pasado por "trabajos" humillantes o la peste del nepotismo, o se dé plena cuenta del show en medios comunicacionales relativo a la corruptela interminable en los sectores público y privado. Existe la sensación de que hay más "picajosos de cutis" de lo necesario en muchos entornos que se hacen pasar por "místicos", incluyendo el Movimiento Teosófico, y le agradecemos sinceramente por perder el tiempo durante más de un siglo para utilizar la Teosofía como "salvavidas" de boñigas "políticas", al igual que casi todos los credos globales; como consecuencia, esto contribuye a hacer que el mundo de la espiritualidad sea cada vez más elitista y discriminador (es decir, divisorio) para asegurar objetivos personales, y reprimir o suavizar a toda costa el pensamiento analítico y denunciador que pone en entredicho a los "ejemplares" sistemas de Occidente y Oriente.
04. Suelen tener de "amigos" e "inspiración" a quienes son reflejo exacto de su descompromiso ético a todo nivel, sobre todo si ejercen lucro desmedido con lo espiritual.
"Semejante atrae semejante". Si bien todos tenemos derecho a sustentarnos con aquéllo que se nos da bien y sabemos hacer, esto no significa que la "calidad" en el mercadeo "espiritual" y clasista se mida casi siempre por tarifas ridículamente exorbitantes. La sentencia mesiánica "por sus obras los conoceréis" viene muy bien a este caso, pues al parecer hay una plétora de "referentes" que se preocupan más por su imagen personal que asuntos estrictamente morales y la "solidaridad amorosa en tiempos difíciles".
Todo ello, sólo para alimentar el ciclo fecal del materialismo al que las religiones organizadas (y grupos/individuos misticoides) dicen "oponerse", perpetuando los mismos vicios humanos, el dogmatismo antifilosófico y orcos panzudos de dinero, viajes y caprichitos.
05. Sobrerreaccionan ante una crítica fundada, y son incapaces de un debate público, transparente y serio.
Por lo común, a los traidores anti-humanidad en política y corrales pro-autocracia/consparanoicos con este rasgo les encanta el sentimentalismo y son paroxistas huecos: ensalzan todo el tiempo a sus "jefecitos" o "maestros", tergiversan declaraciones de autores espirituales para hacerlos calzar con el "ideario de su rebaño" y juran tener en sus manos la "verdad absoluta" para "encauzar las masas". ¿Le doy pistas? Averigüe qué colectividades son catalogadas legalmente como "sectas destructivas" en Europa y países hispanohablantes, incluyendo las que se hacen pasar por "Teosofía" y tienen estrechas relaciones con el paramilitarismo. También suelen atacar y menoscabar públicamente a individuos en RR.SS. u otras plataformas cuando no tienen argumentos fuertes, y manipulan el concepto de "valía personal" llevándola al extremo con una auto-victimización permanente. De manera muy especial, algunos se deleitan dando estocadas por la espalda contra los que no "piensan" como ellos, en vez de solicitar una conversación cara a cara o arreglar malentendidos por la vía civilizada.
06. Tienen la "modestia" de señalar como "conflictivos" a los cuestionadores transparentes y realistas, responsabilizándolos por la "falta de unidad" en sus colectivos.
En lo referente a miembros sectarios y anquilosados de otras congregaciones que acusarían a este blog de "control moralista", ¿por qué no cuestionan también a Jesús, Jehová, Buda, Krishna, Moisés, los "maestros ascendidos", los alienígenas u otros personajes llamándolos "petulantes éticos o ideológicos" por sus instrucciones? En nombre de esos individuos, ¿no les bastó haberse convertido en prósperas empresas inmobiliarias, incubadoras de racismo, estafadores grandilocuentes o productores de monjes que se dan vida de millonarios? ¿Qué "autoridad" tienen entonces para creerse depositarios de un código de vida exclusivo y "superior" a otros, si no viven lo que predican? ¿Creen acaso que esa actitud los hace más abiertos a comparar doctrinas y pasarlas por el filtro del análisis lógico para demostrar su veracidad? ¿Se sentiría usted tratado/a con respeto si le impiden mostrar una actitud ecléctica o conciliatoria plenamente responsable y sin compromisos sospechosos? ¿Usted no se sentiría utilizado/a si le dicen "la crítica es mala y te aleja del camino espiritual que te mostramos"? Y además, ¿sería inteligente categorizar a Esopo, Iriarte, Samaniego, Víctor Hugo, Bernard Shaw o Tolstoi como "arrogantes morales"? Estaría bueno verlos en un debate universitario con acceso público, a ver si se atreven en su "sabiduría"...
07. Descontextualizan intencionalmente la frase "no criticar", pues según ellos "el individuo es producto de su tiempo" y "no tiene culpa (???) por cometer errores".
Este prejuicio pseudoteosófico se responde con una simple pregunta: ¿dónde dejan estos sentimentales el karma de omisión? Si alguien está interesado realmente en temas éticos y los defiende, tendrá que pagar un precio; si otro se focaliza en el crimen (incluido aquél de cuello y corbata) o el hedonismo, desdeñando los valores y el Orden Universales, también pagará un precio. Y ambos lo harán a manos de otros o cuando la consciencia les hable fuerte y claro. Nadie ha demostrado que exista un término medio entre el bien y el mal, excepto los dementes que prefieran vivir como vegetales.
La orfandad valórica en sociedad queda de manifiesto con graves situaciones como el suicidio adolescente por acoso escolar, la incitación al consumismo hedonista, las plagas hormónicas y descontroladas del machismo misógino y el "feminismo" misándrico, la estandarización "trabajo-inmoralidad" para elevar ganancias de modo arbitrario, el interés en todos los estratos por chabacanerías "culturales", etc., etc. ¿Se acuerda usted de la metáfora de Jesús sobre "poner vino nuevo en odres viejos"? ¿De qué manera piensa que se generan transformaciones reales en la consciencia social: tratando de forzar ideas espirituales en recipientes contaminados (y "adaptando" lo místico al egocentrismo), o exponiendo primero la suciedad para limpiarla y hacer que esos contenedores sean más receptivos? ¿Cree usted que es digno y sensato quedarse pasivo ante dichas injerencias y sus tentáculos que comercializan reestructuraciones mentales frívolas?
¿Y qué palabras clave encierran estas descripciones? DINERO, CONTROL MENTAL y BÚSQUEDA DE PODER. ¿Quiere seguir siendo objeto de todas estas maniobras y malas prácticas? Si su respuesta es "no", ¿qué va a hacer al respecto? ¿Quedarse de brazos cruzados esperando que lleguen "soluciones celestiales"? ¿Adoptará quizás la actitud del infame "presidente" chileno Barros Luco cuando decía que "hay problemas que se solucionan solos y otros que no tienen remedio"? Si tenemos la facultad, el deber y la responsabilidad de PENSAR, ¿por qué seguir tolerando a las marionetas y sus titiriteros? ¿Piensa acaso que un país tercermundista -como muchos en Latinoamérica- saldrá de su estancamiento sólamente por abundancia de recursos económicos, o cuando sus habitantes reconozcan que existe una verdadera riqueza no se compra ni con todo el oro del mundo?
Es cierto que no podemos cambiar la humanidad forzando las circunstancias ni amparándonos en una espiral de violencia, en especial si se trata de proteger objetivos egoístas, pero sí podemos elegir no traspasar nuestra mente ni reflexiones a un sistema cadavérico y que hace tiempo camina en la cuerda floja. Hay quienes no estamos interesados en retener ni acumular poderío bajo ninguna forma; no somos padres ni tenemos ganas de criar hijos mandilones por "amorosa" ausencia paternal/maternal en el hogar y que se corten las venas o lancen desde un veinteavo piso sólo porque les dicen "feos/as", ni tampoco deseamos ser cómplices pasivos para un sistema cafichero de ideologías "en boga" y cuyas instituciones tratan a los ciudadanos como "cargas" económicas.
Y ojo, que esto no tiene que ver de modo exclusivo con una "mala educación formal" o su carencia, pues se sabe de personas que nacen con grandes habilidades intelectuales o artísticas ganadas con esfuerzo de encarnaciones anteriores, por lo cual las reformas políticas que aspiran a mejorar sistemas educativos o "emparejar la cancha" son sólo una parte del problema.
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En resumen, podemos decir que la crítica sólo duele e incomoda a los "esotérico$", amargado$, pendenciero$ anti-Teosofía y materialista$ obcecados que "trabajan" para consentir un sistema mugriento, y se hacen los "afectados" limosneando "misericordia" (o responden con los mismos defectos que condenan en otros) cuando se los incrimina, o sufren la maldad y desarmonía que fomentan según los parámetros anteriormente descritos. Quien nada debe, nada teme.
A todos ellos, los invito cordialmente a que sigan siendo hipócritas con la "regla incuestionable" del "no juzgar", y continúen denostando a otros en la vida privada o redes sociales para salvar sus pocilgas ideológicas, franquicias inmerecidas, patrioterismos babosos, usufructos misticoncetes o intolerancia calculadora. SE NOTA que tienen bastante con su "altruismo" e "integridad profunda". Pagarán carísimo la cobardía de hincarse ante dos patrones.
Para finalizar y puesto que ninguno de nosotros vive objetivamente en un "paraíso no-dualista" ni existen atajos para llegar a él, cada quien deberá responsabilizarse por entrenar y pulir el uso simultáneo del altruismo y la severidad si no quiere ser culpable por actos de omisión kármica ni quedar de inconsecuente o "borracho espiritual" por olvidar al grueso de la familia humana. Asimismo, los calumniorreicos lo tendrán muy difícil con la Teosofía auténtica, por cuanto mientras este blog u otros sitios amigos sigan activos habrá respuestas y denuncias contundentes y proporcionales a la ofensa aludida cuando se estime apropiado.
Aquila in Terris