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21 de febrero de 2022

Los Siete Grupos Humanos primordiales

Diagrama de "La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 172, que ilustra la forma en que los Siete Globos de la Luna (o Cadena Lunar) y cuando llegaron al fin de su ciclo vital (el cierre de su Séptima Ronda y en un pasado muy lejano) los "principios" y las energías de esos globos se proyectaron a otro punto en el espacio donde formaron los Siete Globos de la Cadena de la Tierra, la "reencarnación" de la Luna. Pero a pesar de tener que representarse así en diagramas explicativos, los Siete Globos de cualquier cadena planetaria realmente están unidos en una gran masa, aunque incluso difieren en cuanto a su sustancia respectiva. Como dijeron los Maestros, "están en COADUNICIÓN, pero NO CONSUSTANCIALIDAD".
 
"En lo que respecta a la evolución de la humanidad, la Doctrina Secreta postula tres nuevas proposiciones y directamente opuestas al antagonismo de la ciencia moderna y los dogmas religiosos actuales: enseña (a) la evolución simultánea de siete grupos humanos en siete porciones diferentes de nuestro globo; (b) el nacimiento del cuerpo astral antes del físico, pues el primero es modelo para el segundo, y (c) ese hombre en esta Ronda precedió a todos los mamíferos en el reino animal, incluidos los antropoides" (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 1).

Una breve reflexión mostrará que "la evolución simultánea de siete grupos humanos en siete partes diferentes de nuestro mundo" no puede referirse a lo que la Teosofía llama Siete Razas-Raíz, porque éstas y a pesar de que en algunos casos se superponen durante cierto período, no evolucionan o existen de manera sincrónica, sino sucesiva y progresivamente.

En cambio, esa primera proposición fundamental de la antropogénesis o evolución humana se refiere a algo diferente a las Razas-Raíz, aunque todavía está relacionado con ellas. A medida que avanza el segundo volumen de "La Doctrina Secreta" se arroja más luz sobre esta enseñanza intrincada pero importante:

" (...) los siete centros o zonas sobre los cuales nacieron los siete grupos primitivos de la primera Raza Raíz" (vol. 2, p. 35).

“Los Pitris se dividieron en siete clases y aquí tenemos nuevamente el número místico. Casi todos los Puranas están de acuerdo en que tres de éstos son arupa o sin forma, mientras que cuatro son corpóreos; los primeros fueron intelectuales y espirituales, y los últimos materiales y carentes de intelecto (...) Son los Anfitriones de las cuatro clases materiales que crean hombres simultáneamente en las siete zonas” (vol. 2, p. 91).

"Los grandes Chohanes (Señores) llamaron a los señores de la Luna, de los cuerpos aéreos. 'Produzcan a los hombres (les dijeron), hombres de vuestra naturaleza. Denles (jivas o mónadas) sus formas interiores. Ella (Madre Tierra o Naturaleza) construirá las formas externas (...)".

"Cada uno de ellos (los dioses de la Luna) acudió a su tierra asignada: siete de ellos, cada uno en su lote” (Estrofa III: 12, 13, vol. 2, p. 16, con las últimas explicaciones de H.P.B. agregadas entre paréntesis).

“En los primeros comienzos de la vida (humana), la única tierra seca estaba en el extremo derecho de la esfera, donde (el mundo) es inmóvil. Toda la Tierra era un único y vasto desierto acuoso, y las aguas estaban tibias (...) Allí nació el hombre en las siete zonas de lo inmortal, lo indestructible del Manvantara” (Comentario Esotérico citado en el vol. 2, p. 400).

“Los dos polos se llaman los extremos derecho e izquierdo de nuestro globo -el primero siendo el Polo Norte- o la cabeza y los pies de la Tierra (...) En Ocultismo se afirma que la tierra o isla que corona el Polo Norte como una gorra es la única que prevalece durante todo el Manvantara de nuestra 'Ronda'. Todos los continentes y tierras centrales emergerán cada uno del fondo marino muchas veces, pero esta tierra nunca cambiará" (vol. 2, p. 400).

En "El Océano de la Teosofía", William Q. Judge profundiza sobre esto:

“No se ha descubierto el último origen o principio del hombre, aunque podemos saber cuándo y de dónde vinieron los humanos de este mundo. El hombre nunca dejó de ser; en este globo u otro, siempre vivió y existirá en algún lugar del Cosmos. Perfeccionándose ad perpetuam y alcanzando la imagen del Hombre Celestial, está llegando a ser constantemente; pero como la mente humana no puede regresar a ningún principio, comenzaremos con este globo. Sobre esta Tierra y toda la cadena de globos de la que forma parte, aparecieron simultáneamente siete razas humanas que proceden de otros globos de una cadena más antigua. Y con respecto a este planeta -el cuarto de su cadena-, al mismo tiempo estas siete razas vinieron de otro globo de dicha cadena. Esta aparición de siete razas juntas ocurre en la primera y parte de la segunda ronda de globos. En la segunda ronda, las siete masas de seres se amalgaman y su destino posterior es diferenciarse con lentitud durante las rondas siguientes, hasta que en la séptima de ellas las siete primeras y grandes razas serán distintas una vez más, tipos tan perfectos de raza humana como permita este período de evolución. En la actualidad las siete razas están mezcladas y los representantes de todas están en las llamadas razas humanas clasificadas por nuestra ciencia moderna. El objetivo de esta amalgama y posterior diferenciación es otorgar a cada raza el beneficio del progreso y el poder del conjunto, derivados del avance anterior en otros planetas y sistemas, pues la Naturaleza nunca hace su trabajo de manera arrebatada o indebida, sino que por el método seguro de mezcla, precipitación y separación produce la mayor perfectividad".

“El primer postulado de la Logia sobre este tema es que siete razas de hombres aparecieron simultáneamente en la Tierra" (p. 127-128).

Nos percatamos hace poco de cómo un teósofo prominente se lanzó a una crítica de este pasaje en "El Océano de la Teosofía", diciendo que "Judge malinterpretó y tergiversó las enseñanzas de Blavatsky" al afirmar que en el curso de la evolución humana en la Tierra "aparecieron simultáneamente siete razas humanas" en lugar de un orden secuencial. El crítico también describió el pasaje anterior como una "grave falta de comprensión sobre el tema de las Siete Razas-Raíz". Pero como hemos visto ahora, fue esta persona quien demostró inadvertidamente su falta de entendimiento o al menos ausencia de familiaridad con el conjunto de "La Doctrina Secreta" y sus muchas enseñanzas sutiles y menos conocidas como ésta sobre los Siete Grupos Humanos primordiales, que Judge había presentado de manera totalmente fiel a las numerosas afirmaciones de "La Doctrina Secreta", a pesar de llamarlas "razas" en lugar de "grupos".

La distinción entre las Siete Razas Raíz y los Siete Grupos Humanos primordiales es expuesta de nuevo por H.P.B. en "La Doctrina Secreta", cuando cita un Comentario Esotérico en la página 29 del segundo volumen y agrega algunas explicaciones entre paréntesis:

"El Globo, impulsado por el Espíritu de la Tierra y sus seis asistentes, obtiene todas sus fuerzas vitales, vida y poderes a través de los siete Dhyanis planetarios del Espíritu del Sol. Son sus mensajeros de Luz y Vida”.

“Como cada una de las siete regiones de la Tierra y cada uno de los Siete Primeros-Nacidos (grupos humanos primordiales) recibe su luz y vida de su propio Dhyani particular y espiritualmente hablando, y desde el palacio (casa o planeta) de ese Dhyani en términos físicos, así es también con las siete grandes Razas que nacerán sobre ella. La primera nace bajo el Sol; la segunda bajo Brihaspati (Júpiter); la tercera, por influencia de Lohitanga ('cuerpo de fuego', Venus o Sukra); la cuarta, bajo Soma (la Luna y también nuestro globo -o Cuarta esfera- surgieron por incidencia y desde la Luna) y Sani o Saturno, el Krura-lochana ('ojos malvados') y Asita (oscuridad), y la quinta bajo Budha (Mercurio)".

Entonces, al igual que cada una de las Siete Razas-Raíz (de las cuales sólo cinco han existido hasta ahora: Polar, Hiperbórea, Lemuriana, Atlante y Aria, la cual significa indo-caucásica y no tiene conexión ni similitud con la ideología racial del siglo XX) aparece bajo la influencia oculta y las energías de una de las Siete Jerarquías de Dhyan-Chohans (seres celestiales) y transmitidas mediante uno de los Siete Planetas Sagrados, así sucedió también con "los siete grupos primitivos de la primera Raza-Raíz", cuyos siete conjuntos han continuado su existencia en la Tierra a lo largo de todas las otras Razas-Raíz, nacionales, etnias, etc. Recordemos lo que se dijo anteriormente: "En el momento actual, las siete razas están mezcladas y los representantes de todas están en las llamadas razas humanas".

Esto naturalmente plantea la pregunta de qué son exactamente estos Siete Grupos Humanos primordiales.

El pasaje recién citado parece sugerir que esto se relaciona con el tema de los Siete Rayos. La Teosofía presentada por H.P. Blavatsky y sus Maestros-Adeptos difiere enormemente de la promulgada por escritores "teosóficos" posteriores, incluso en muchos aspectos sobre la doctrina de los Siete Rayos. En este sitio presentamos y promocionamos sólo las enseñanzas originales, y lo que éstas señalan acerca de ese tópico se puede encontrar en "Nuestros Siete Padres Divinos" y subtitulado "Un estudio sobre Mónadas, Rayos y Planetas".

Entre varios otros aspectos, ese texto explica:

"Cada mónada humana 'nace' o comienza 'el ciclo completo de sus encarnaciones en un Manvantara' bajo uno de esos Siete Hijos de la Luz. Es literalmente parte de la esencia de uno de estos Siete Dhyani Budas, Siete Rayos Primordiales o, si uno prefiere el término, Siete Ángeles.

Ese uno de los Siete en particular "permanecerá para siempre como su estrella [de la Mónada] durante todo el ciclo (...) En nuestra Tierra, las mónadas humanas existen en siete grupos distintos correspondientes a estas Siete Jerarquías, Siete Rayos o Siete Dhyani-Budas. Cada uno de los siete grupos humanos también consta de sus propias subdivisiones (...)". 

"Las almas 'derivan su vida y sustento' de uno de los rayos divinos o mónadas primigenias o siete elementos primordiales, 'las siete formas o manifestaciones de la sabiduría divina'. Debido a que todos los seres humanos 'son divisibles en siete clases' correspondientes a éstos, también lo son 'todos los adeptos y Dhyani Chohans', ya que también son o han sido humanos (...)". 

¿Qué es entonces la Mónada Humana? Es un Rayo, una Chispa, una individualización de o desde la Mónada Universal. Pero no llega directamente aquí, dando un 'salto gigantesco' desde el Primer Logos hasta los ciclos de encarnación humana en el planeta Tierra.

Existen Siete Mónadas Primigenias, los Siete Hijos de la Luz, y cada Mónada Humana es una chispa o radiación desde la esencia de uno de estos Siete Rayos. Cualquiera de esos Siete que nos corresponda, constituye nuestro Prototipo divino o celestial, nuestra Estrella, Padre Monádico, Dhyani-Buda o nuestro propio Logos, y estamos vinculados con él a través de cualquiera de los Siete Planetas Sagrados que le atañe específicamente".

Por lo tanto, esto probablemente explica el tema de los Siete Grupos Humanos primordiales.

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que lo que acabamos de mencionar se refiere a la Mónada en lugar del Ego Reencarnante -nuestra Entidad Mental Superior, alma humana o "Yo" espiritual interior-, el cual no aparece en escena ni ingresa en los seres humanos hasta la segunda mitad de la Tercera Raza-Raíz. La Mónada y el Ego están conectados de alguna manera, pero no son lo mismo ni tampoco constituyen sinónimos en las enseñanzas teosóficas.

Sin lugar a dudas esto suena muy complejo, abstracto y altamente metafísico, por cuanto vale la pena apreciar que éste no es de ninguna manera el más importante de los contenidos teosóficos, pero todavía es relevante para cualquier persona que desee profundizar en una comprensión sólida de la Ciencia Esotérica y que no se sienta conforme con una mera comprensión a nivel superficial. Así, la primera parte en "El Océano de la Teosofía" sostiene:

“La Teosofía es ese océano de conocimiento que se extiende de una orilla a la otra en la evolución de los seres sintientes; insondable en sus partes más profundas, da a las mentes más grandes su alcance más completo, y a pesar de ser lo suficientemente superficial en sus orillas, no abrumará la comprensión de un niño".

Como cualquier otra enseñanza teosófica, no se puede esperar obtener un entendimiento claro acerca de los Siete Grupos Humanos primordiales simplemente leyendo citas aisladas por el ordenador. La Teosofía requiere un estudio cuidadoso, reflexivo, profundo, contemplativo y práctico en la medida de lo posible.

Quizás el único libro que explora este tema en profundidad es “The Peopling of the Earth” por Geoffrey Barborka, publicado por primera vez en 1975.

Aunque el libro es bueno en varios aspectos, desafortunadamente Barborka adopta el mismo enfoque como en su obra más conocida "El Plan Divino"; es decir, mientras pretende explicar las enseñanzas de H.P. Blavatsky, las mezcla con las de G. de Purucker, aunque sin informar al lector, y dando primacía a los postulados de aquél. Esto se aplica a lo que dice "The Peopling of Earth" sobre los Siete Grupos Humanos primordiales, además de otros temas.

Nuestro artículo "Análisis crítico de 'El Plan Divino' por Geoffrey Barborka" muestra cómo los esfuerzos de su autor en última instancia sólo desorientan e informan mal al lectorado, y cuán necesario es el estudio directo de las fuentes teosóficas, es decir, los libros originales y escritos por H.P. Blavatsky y William Judge, su colega, amigo y profesor compañero, en lugar de comprenderlas a través de "intérpretes" o "intermediarios".

"(...) como las formas etéreas de los primeros Hombres se proyectan primero en siete zonas por siete centros Dhyani-Chohánicos de Fuerza, así existen centros de poder creativo para cada RAÍZ o especie parental de la hueste de formas de vida vegetal y animal. Nuevamente, esto no es una 'creación especial' ni hay ningún 'Diseño', excepto en el 'plano genérico' elaborado por la Ley Universal. Pero ciertamente hay 'diseñadores', aunque éstos no son ni omnipotentes ni omniscientes en el sentido absoluto del término. Son simplemente constructores o masones que trabajan bajo el impulso que les da el Maestro Masón siempre desconocido (en nuestro plano): la Ley y la VIDA ÚNICA" 
(H.P.B., "La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 732).