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5 de mayo de 2023

¿Cómo detectar la infiltración de narcisistas y vilipendiadores "espirituales"?


La presente es una síntesis sobre los rasgos y patrones comunes implicados en la destrucción de comunidades místico-filosóficas desde su interior, o por la vía de infiltración. Quiero agradecer a mis amigos psicólogos y psíquicos -de mentalidad abierta y escéptica a la vez, como pocos- que ayudaron a componer esta entrada e hilvanar ideas, y también la nobleza de desear permanecer anónimos.


01. Premisas básicas

Si bien lo ideal es que cada persona cree sus propios grupos, a veces ciertos manípulo-basuras querrán unirse a uno cuyos miembros o estilo de vida les atraigan o simbolicen una potencial revolución de consciencia humana. Las personas con alta estima social/esotérica evitan crear relaciones (cercanas o no) sin pasar por el "aura" de su colectivo, y en consecuencia la infiltración constituye el único medio de crear un nexo con aquéllas. Para cualquier psicópata politizado/extremista es importante saber cómo hacerlo, porque hay muchas formas de fracasar, y sólo pocas le permitirán tener éxito.

Para inmiscuirse correctamente en una organización, hay que entender por qué existe y, sobre todo, cómo está distribuida. Ya sea explícito o no, todos los equipos tienen un propósito, que puede ser la devoción común a cierta causa, o incluso un objetivo compartido (por ejemplo, los estudiantes de un misma clase suelen unirse para no continuar solos). Antes de infiltrarse, los malintencionados determinan la razón por la que sus miembros forman una colectividad; según las instrucciones que reciban o los planes formulados, deciden si realmente les conviene tomar parte en ello, y de ser así, cómo contribuir con fingimientos a la sostenibilidad del grupo cuando llegue el momento.

Una vez especificado el motivo que cohesiona a los participantes, los espías averiguan su organización, en particular si cada miembro posee un estatus, como si se tratara de una pequeña empresa. Y además de identificar los diversos roles, es menester aceptar dicha jerarquía con miras a intentar modificarla (por ejemplo, convertirse en alguien dominante), a riesgo de hacer fracasar la agrupación y con ello el cometido del psicópata/trolero/mitómano, o como quiera que usted lo llame. Hoy por hoy, el objeto no es disgregar una asociación, sino francamente hacer que pierda su fuerza primigenia.

En general existen tres clases de personas que el infiltrado reconoce en un grupo:

a) Las dominantes o "protectoras", que corresponden a aquéllas en torno a las cuales gravita toda la comunidad; suelen ser las que crean esa instancia o detentan el valor sociomístico más alto (edad, experiencia, cercanía con el núcleo interno, relaciones políticas internas/externas, etc.).

b) Las organizadoras, el brazo derecho de los anteriores o "conceptualizantes" de todo, incluyendo las "idas y venidas" del grupo; se encargan de crear eventos en RR.SS., invitar a reuniones, manejo de tesorería u otros, proponer expulsión de integrantes, etc.

c) Aprovechadoras, que constituyen parte del colectivo, pero que no agradan realmente a los demás. Por una buena razón, no aportan nada a su "tribu" y sólo toman sin realizar algo a cambio (o como los describía H.P.B. en relación con la Sociedad Teosófica, los "nominales" o "polluelos pasivos"). Son fácilmente identificables; en realidad no se parecen a otros integrantes y esto se refleja en el modo en que hablan, se comportan y también la falta de entendimiento sobre temas concretos. En especial, los elementos disruptivos "olfatean" -o ponen a prueba- los intereses intelectuales de algunos afiliados planteando ciertos tópicos, y es precisamente esta tercera categoría la más susceptible de manipulación.


02. Proceso de infiltración

Seleccionando las víctimas

La manera más fácil de comenzar a infiltrarse es hacerse conocido a través de uno de sus miembros. Por supuesto, el/la psicópata puede ir directamente y presentarse, pero para que ello funcione, debe poseer una inteligencia social muy alta (el punto 04 revisa este detalle con más profundidad). Entonces, si quiere aumentar sus posibilidades de éxito, aguarda a que uno de los integrantes esté solo para aproximarse, conversar y crear una conexión ("bombardeo de amor"). Una vez hecho esto, se muestra a las personas restantes de alguna manera (por ejemplo, pide que le introduzcan o saluden al atraer interés ajeno). Así comienza su obra de titerismo.

El grupo no es sólo una "multitud de personas", sino una entidad muy heterogénea en que todos sus componentes deben ser tratados de la misma manera (por ejemplo, si el psicópata/trolero solicita el número telefónico de alguien u otras coordenadas, entonces lo hará con todos para dar cuchillazos por la espalda en el momento apropiado, creando falsas expectativas o rencillas de acuerdo con su plan). A partir de ahí, su misión es agradar a todo el mundo para que nadie se oponga a la idea de "verle más seguido" (de hecho, un simple comentario negativo que el infiltrado haga sobre sí mismo será suficiente para destruir sus posibilidades de éxito, y por eso acude a la técnica inicial de "persuadir" con sus capacidades o logros). Aquí es donde las cosas se complican, pues aunque cada "equipo espiritual" es diferente, hay que considerar las distinciones individuales y su empleo que va en beneficio del espía.

De esta manera, hace que todos los compañeros le aprecien, especialmente aquellos dominantes, ¡y además que el organizador le idolatre o tome en consideración para muchas actividades! (las razones son obvias, siendo la pieza más importante del juego). Como éste último, el aprovechador es otro ingrediente de relevancia, pero por razones opuestas, y el/la psicópata tiene especial cuidado de no acercarse mucho a él, nuevamente, fingiendo seriedad y compromiso o "siendo alguien atípico"; de lo contrario, él mismo será identificado como tal por los demás y sus posibilidades de éxito se esfumarán.


03. Comportamiento del infiltrado

Cuando interactúa con el grupo, un infiltrado simula constantemente estar "positivo", lleno de energía, sonriente y se muestra interesante/pedantorro al hablar de ello u otros aspectos que mantienen unido al conjunto (p. ej., si el agente en cuestión es particularmente hablador, aprovechará todo contexto para demostrar su "inteligencia" o "interés"), y crear así una "buena impresión" general.

Luego de exhibir sus "bondades sociales", se introducirá de forma permanente en la "tribu", aportando cierto valor a sus componentes, funcionamiento y propósito. Estas basuras pérfidas suelen ofrecer sus conocimientos "esotéricos" (por más superficiales y trillados que sean) o determinadas herramientas didácticas para que a los otros les sea más fácil "asimilar" su personalidad. En otras palabras, les propone algo que se relacione con su motivo de unión grupal, y el manipulador se torna "insustituible" a sus ojos con la premisa del "da y recibirás".

Al poco tiempo, el infiltrado aplica diversas técnicas de control emocional, a fin de expandir constantemente su círculo. También considera fomentar las relaciones que construye con personas que usan redes sociales, o las seduce con mensajes "fraternos"/"amistosos" sobre temáticas de contingencia cuando no puede verlas regularmente. Más tarde se encontrará con diferentes equipos de múltiples procedencias o estilos de vida, lo que le permitirá armar su propia organización y desechar la anterior (donde se infiltró) a objeto de debilitarla aún más, todo en nombre de los intereses diabólicos que lo mueven y no por fidelidad a los principios éticos.


04. Psicópatas y calumniadores narcisistas

Los infiltrados suelen encarnar rasgos de tipo narcisista, esto es, el tipo de personalidad maniobradora e irremediablemente egocéntrica cuyo fin es la vampirización emocional de allegados, y satisfaciendo así sus carencias afectivas o bajos instintos. Por lo general, el individuo psicópata-narcisista (hombre o mujer) que presume de "espiritual" o "fidelidad a una causa" presenta las siguientes características:

-Niegan a como dé lugar las problemáticas internas de los grupos, y dosifican sus cantidades de rabia autodefensora (aparente "valentía") según el contexto donde les corresponda simular. Identifican su "yo" bajuno con el colectivo, dándoles "carta blanca" para hacer pasar su soberbia por estoicismo, o pretenciosidad por devoción.

-Presumen de "defender" sus respectivos grupos espirituales, aún frente a las evidencias que los cuestionan duramente, pues para un narciso-hormonal todo entra por la vista, y su fascinación retorcida por la forma, los rituales o la letra dogmática no conoce límites. Dicho de otro modo: cuando la realidad que les hace de espejo se torna insoportable para ellos, necesitan "enamorarse" del conjunto donde están y se fabrican un sitial de "autovalía" al sentirse "respaldados" por su fanatismo.

-Relativizan todas las conductas ético-morales; un día defienden una cosa y al otro la condenan, y por supuesto, no con miras a desarrollar flexibilidad prudente, sino perfeccionar sus técnicas manipuladoras. Con frecuencia, este rasgo no se expresa sólo con ira o pataletas, y el infiltrado narcisista puede menospreciar la opinión ajena "dando vuelta la tortilla", lo cual refuerza su aura de "positivismo" o "autocontrol" postizo.

-Niegan la realidad y proyectan un victimismo permanente, mezclando las "reglas sociales" para reducir la capacidad de discernimiento y justificar su disonancia cognitiva. Hacen creer con mentiras que sus críticos tienen "pensamiento disfuncional" y achacan los defectos propios para evitar ser descubiertos.

-Dicen estar de acuerdo con el trasfondo valórico de su conglomerado -especialmente en las primeras etapas de infiltración-, pero después sus acciones no coinciden con aquél, culpando por lo común de esta "veleidad" a elementos externos o personas de pensamiento más audaz y que evitan caer en su juego, llamándolos maliciosa y persistentemente como "calumniosos" o "difamadores", sin ofrecer jamás pruebas concretas, y escapando de cualquier debate como gallinas desplumadas.

-Una de sus principales funciones (en particular si tienen conductas dominantes) se centra en mantener "quietos" a sus compañeros respecto a los cuestionamientos del exterior, ya sean mendaces o fundamentados, al objeto de hacer cumplir sus metas de destrucción desde el interior del grupo, y tergiversar conceptos aprovechando vacíos teóricos en esoterismo (control de información entrante/saliente).

-Anteriormente vimos que esta clase de "humanos" busca relacionarse con ciertas personas de interés dentro de una asociación; precisamente, un egocéntrico entrometido no sólo cree "no encajar en el mundo terrenal" por sus fantasías autorreferenciales, sino que además "merece" estar rodeado de individuos inteligentes, reputados o atractivos, y reacciona pésimo ante críticas o consejos realistas al creerse más "listo" o "importante".

[Nota/octubre 2023: Quienes poseen más experiencia en el tópico principal de esta entrada, sabrán que lo anteriormente descrito se centra sólo en cuestiones más obvias o "esperables" de maniobras, en el sentido de jugar con las apariencias y la buena voluntad de otra gente; sin embargo, menciono además que cualquier agente destructivo puede inclusive actuar como "ignorante", "modesto" o "empático", mentir acerca de sus orígenes socioeconómicos o pretender "desafectos políticos/sectarios", entre otros detalles. Lo importante en todos los casos es prestar mucha atención a las contradicciones, fijarse SIEMPRE en los indicios y "leer entre líneas", porque a la larga una mentira comienza muy sencilla, pero termina muy difícil].    

Visto lo anterior y para finalizar, se hace imperativo mantener la guardia frente al trabajo infame de los calumniofanáticos colados que, poseídos por su engreimiento e hipocresía, hacen "suyo" un trabajo "virtuoso" que a la postre se les vuelve en contra por su gelatinismo psicoemocional. Lamentablemente para ellos, internet devela sus errores en un modo más frecuente de lo que pudiera pensarse, y su terrible destino kármico ya se está horneando en algún recoveco de la conciencia, merecido como buenos servidores que son -intencionales o no- de los viejos enemigos de la Hermandad Blanca. Desde aquí continuarán honrándose las máximas de Séneca y Samaniego: "Prefiero molestar con la verdad que complacer con lisonjas", y "quien oye aduladores, que no espere otro premio".

Aquila in Terris y amigos