En algunos círculos "académicos" y otros que se precian de "racionalistas" (aún cuando sus exponentes tienen la afición de escoger sólo lo que les incomoda en aquéllo que atacan o difaman y como "gran muestra" de su "humildad objetiva") se suele "argumentar" que las enseñanzas teosóficas respecto a las Leyes de Karma y Reencarnación "justifican o realzan las diferenciaciones sociales arbitrarias", supuestamente con objeto de mantener en "sumisión" a los seguidores de la Teosofía -y las religiones índicas que sostienen dichas leyes- para "perpetuar abusos, discriminaciones y corrupción" en determinados estamentos o entre las mismas divisiones sociales.
Una de las principales bases para dicha pseudocrítica proviene de una lectura exclusivamente literal y "viviseccionista" del Bhagavad-Gita (además de las traducciones defectuosas que circulan) que como señalamos en este artículo también contiene aspectos esotéricos si se sabe abordar de manera correcta y desprejuiciada.
En décadas recientes muchos ateos rabiosos, nihilistas o banderizos se han embarcado en una campaña ridícula y estéril contra el aspecto únicamente externo/exotérico de las principales religiones mundiales tratando de elevar el "racionalismo cientificista" a un altar de "infalibilidad". No obstante, toda persona con un mínimo de sentido crítico y DECORO notará fácilmente que incluso en ciencia y política (actualmente casi indistinguibles por el circo mediático del calentamiento global, el Covid-19 y la flagrante manipulación/negación de datos por los sectores involucrados) hay conductas maquiavélicas tendientes a perpetuar malas prácticas y doble estándar inspirados por el afán de notoriedad, desviación/malversación de fondos, conflictos de poder o interés, etc., y desde la visión de su negocio es muy conveniente para ellos atacar en forma incesante las ciencias esotéricas y los elevados principios morales que implican.
Muchas veces se dice que "la culpa no es del cuchillo, sino del monstruo que lo usa", y a este respecto los Mahatmas teosóficos en sus Cartas señalaron claramente que el sacerdocio (egoísmo de guante blanco en varios casos) y la imposición de la creencia en "dioses" o dogmas dudosos han contribuido en buena medida al nivel de decadencia y odiosidad actuales entre las diversas religiones, e incluso en su propio seno.
Entre otros "nuevos dogmas" está la idiotez post-moderna del "tanto tienes, tanto vales", el celebrado reflejo de la perversión en el esquema establecido (sacerdotes, ideólogos, administradores, profesionales, militares, comerciantes y trabajadores, todos ellos permeados por infecciones tales como el nepotismo, la ética a la carta, la politiquería cortoplacista y hormonal, el arribismo, la cleptocracia, etc.) que a su vez hace que la dinámica social -o el acceso a mejores condiciones evolutivas- sea imposible en los países del Segundo/Tercer Mundo, o como dirían algunos, de "subdesarrollo exitoso". Si revisamos la obra de Helena Blavatsky y William Judge, se constata fácilmente que muchas veces la Teosofía combate y denuncia el egoísmo sin cuartel ni tibieza, pues sólo el mérito moral es garante de una sociedad más justa que sea capaz de controlar debidamente el mal en todas sus formas (no erradicarlo, porque eso es imposible mientras exista el dualismo originado por el uso indebido de la materia y las facultades humanas) que atenta una y otra vez contra los principios de armonía en el Cosmos y la Naturaleza.
Cabe recordar además que:
a) Al escribir sobre la Ley de Karma, Judge mencionó que esta norma universal no implica sólo "castigo o recompensa" arbitrarios como se piensa en Occidente, sino que también conforma una Ley de Necesidad Evolutiva pues -como bien señalan la lógica budista e hindú- la felicidad por sí misma no produce aprendizaje ético ni tampoco obliga a reconsiderar nuestras actitudes cuando sea menester, sino es más bien el producto del obrar correcto, y así "el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional".
b) Dicha ley de necesidad tiene en cuenta:
b.1) los actos de omisión (lo que elegimos no hacer en perjuicio de la dignidad humana o los ciclos y estados naturales) y comisión (acciones efectivas para bien o mal, egoísmo o altruismo) en todos y cada uno de nosotros y su influencia pasada, presente y futura en el colectivo humano; y
b.2) la intención o motivo moral/inmoral del agente, que muchas veces es doble como se demuestra en el obrar "político", "religioso" o "científico".
Precisamente ésta es la negligencia conceptual común a los sectores anarquistas de izquierda/derecha y el ateísmo de cuarta categoría al plantear la "eliminación de autoridades", "suprimir las diferencias sociales por vía armada" o descartar todo credo oriental como "invención" mediante "indagatorias" extremadamente sesgadas y selectivas. Con esto queda de manifiesto la ignorancia supina y el desdén adolescente en estos grupos de falsa política respecto de temáticas espirituales al promover sólo reformas externas y materialistas guiadas por fanatismos y resentimientos no digeridos que -como si eso fuera poco- inculcan en sociedad para mover raudales de dinero a costa de manipulaciones psico-ideológicas.
[El hermetista Paul Jagot observaba: "En su delirio subversivo, estos pretendidos anarcos e individualistas reivindican el 'derecho' a vivir fuera del juego de las reglamentaciones sociales, a fin de entregarse sin frenos a las diversas impulsiones precisamente contenidas por la ley. El verdadero individualismo comienza por la ordenación interior, pues ¿cómo se puede luchar contra la colectividad organizada y ni siquiera sustraerse a su influencia, si no se saben disciplinar los medios propios de defensa y acción?"].
Como respuesta a este grave contexto, presentamos extractos de los comentarios por Robert Crosbie -fundador de la Logia Unida de Teósofos- para la versión del Bhagavad-Gita según William Judge, especialmente referido al Capítulo XVIII de esa obra y su exégesis sobre la importancia de la acción e inacción humanas en el contexto kármico, y también su relación esotérica con los verdaderos orígenes y razones del sistema de castas hindú, como su emulación en todos los países hasta el día de hoy. Sugerimos también la lectura previa de "Para entender correctamente el Karma", "Karma: actos de comisión y omisión", "Los elementales y la Luz Astral", "Las tres Gunas", "Una explicación sobre las Skandhas", "Teosofía y política" y la serie "Explorando los 'Aforismos sobre Karma' por William Judge".
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El capítulo comienza con esta pregunta por Arjuna: “Yo deseo aprender, oh tú de grandes brazos, la naturaleza de cómo abstenerse de la acción, renunciar a sus resultados [desapego de las ilusiones materialistas] y también la diferencia entre estos dos”.
Toda esta sección está dedicada a la instrucción dada por Krishna. No sólo en la respuesta se incluyen la naturaleza de la abstinencia por actuar y la renuncia a sus efectos, sino también un entendimiento sobre la característica misma del hecho y sus causas y bases. En lo que concierne a los “agentes de la acción” Krishna dice: “Aprende, ¡oh tú de grandes brazos!, que para la realización de toda obra, cinco agentes son necesarios, como se ha dicho. Estos son: el substrato, el agente, los varios tipos de órganos, los varios y distintos movimientos y con éstos, el quinto o las deidades [cualidad refinada/burda del aura humana] que presiden. Estos cinco agentes están incluidos en la ejecución de todo acto llevado a cabo por alguien, ya sea con su cuerpo, palabra o mente”, y añade: “Quienquiera que por sus imperfecciones mentales contempla el yo real [ego animal] como 'agente', piensa de modo erróneo y no ve debidamente”. Por lo tanto, es obvio que no es el “ser real” lo que actúa, una declaración que ha sido reiterada a través de los capítulos previos y que es necesario asimilar antes que la naturaleza de la acción sea comprendida.
Prakriti -o Naturaleza- es la causa de toda acción a través del Universo y también la base por cuyo medio la acción puede llevarse a cabo, y esto es cierto en cada plano de existencia. En el capítulo trece leemos: “Sábete que prakriti o naturaleza, y Purusha o espíritu, no tienen comienzo; y que las pasiones y tres cualidades o gunas surgen de la naturaleza. Se ha dicho que prakriti es aquéllo que opera en producir causas y efectos en las acciones, mientras que el espíritu individual o purusha representa la causa de la experiencia del dolor y placer, porque cuando el espíritu es investido con la materia o prakriti experimenta las cualidades que proceden de ésta”. Este pasaje arroja algo de luz sobre el significado del "substrato”, la sustancia en su estado primordial de la cual proceden todas las diferenciaciones y en cuyo interior se contienen todas ellas; así, constituye el agente básico de todo acto. En la clasificación, la palabra “agente” puede ser comprendida como el poder que impulsa a la acción; por ejemplo, el yo personal [ego animal/inferior] con sus ideas concretas y limitadas impele a los órganos corporales y los movimientos necesarios para llevar a cabo la idea prevaleciente. El quinto “agente” es llamado como “las deidades que presiden”, término que puede explicarse por el hecho de que nuestros cuerpos están compuestos por pequeñas vidas [elementales/campo áurico] de muchas clases y cada una de ellas actúa sólo en respuesta a impulsos determinados; también cada tipo actúa de acuerdo a su propia naturaleza y constituye una jerarquía de seres, devas o divinidades.
Desde luego, se da por entendido que Aquéllo de lo cual emana todo poder de percibir o causar acción es el Ser de Todo; por así decirlo, ese poder se particulariza en el Ego Individual [reencarnante] que en planos superiores impulsa acciones; en el ámbito físico, el yo personal no es más que un aspecto temporal de Manas Superior, y así el primero es llamado en ocasiones “falso ego” por razón de su carácter ilusorio; es este yo personal que consciente o inconscientemente impele a la acción las vidas que existen en sus órganos corporales.
Ahora podemos comprender mejor este pasaje del capítulo quinto: “El devoto que conoce la verdad divina piensa ‘yo nada hago’ cuando veo, escucho, toco, huelo, como, me muevo, duermo o respiro; y aún cuando hablo, doy o tomo, abro o cierro los ojos, él dice ‘los sentidos y órganos se mueven por impulso natural hacia sus objetos apropiados’”. Se ha dicho que el Ser [Superior o Atman] no actúa ni hay influencias sobre él; esto ha de ser cierto también para el yo personal, porque como dice el capítulo trece: “El espíritu en el cuerpo es llamado Maheshwara, el Gran Señor, el espectador que amonesta, sostiene y disfruta, y también el Paramātman, el Alma Suprema”. El Ser o espíritu en el cuerpo es engañado por las tres cualidades percibidas en la naturaleza [gunas], ya sea que le agraden o desagraden y se identifica con las acciones que ella induce. “Realmente comprende aquél que ve que todas sus acciones son ejecutadas sólo por la naturaleza y que el yo interior no es el actor”. También se encuentra este pasaje: “El sendero de la acción es oscuro; entonces, el individuo que ve inacción en la acción y viceversa, es sabio entre los hombres”.
Si reconstruimos nuestras ideas en lo que concierne a la acción como está indicado más arriba, esto arrojará una nueva luz sobre la responsabilidad kármica, conectándonos más íntimamente con todos los yoes, con todas las vidas pequeñas o grandes y nos asistirá a un mejor logro de cómo actuar por y como el Ser. Habiendo determinado la naturaleza de la acción hasta cierto punto, hemos activado a ese nivel lo que Kṛishna llama “poder discerniente” que también se llama Buddhi o cognición directa, el entendímiento más elevado o facultad de juicio de acuerdo a sus varias clases de actividad. Estos grados fluyen de la atracción hacia una u otra de las tres cualidades que se encuentran en la naturaleza y se les describe así: “El poder discerniente que sabe cómo comenzar y renunciar, lo que debería y no debería hacerse, lo que debiera y no debiera temerse, lo que ata y libera al alma, eso es la cualidad de sattva. Ese discernimiento, oh hijo de Prithā, que no sabe enteramente lo que ha de hacerse y lo que no, lo que debía temerse y lo que no, es la cualidad de rajas, hija de la pasión. Y el poder discriminatorio que está envuelto en oscuridad, que confunde lo correcto e incorrecto y todas las cosas contrarias a su verdadera intención y significado, representa la característica oscura de tamas”.
Y con ese “poder discerniente" también debe existir la "habilidad de determinación”, pues seríamos desleales a lo mejor que conocemos a no ser que seamos inconstantes en la devoción hacia la vida suprema y al ideal de una existencia consciente en espíritu y no en la materia. Habiendo alcanzado la facultad de discernir y al haberse mostrado el sendero que es particularmente nuestro, deberíamos abandonar toda otra consideración que tiende a distraernos de ello, por cuanto se hace necesario cultivar y practicar “ese poder de determinación que sostiene la cohesión en el individuo, que por la devoción controla cada movimiento de la mente y respiración, de los sentidos y órganos”; esto “participa de la cualidad de sattva” según el capítulo, y eso es el instrumento completo que se utiliza sólo para el más elevado propósito.
Esa "facultad de determinación” puede existir sin el más egregio poder de discernimiento, como en el caso de alguien que al buscar los frutos de la acción aprecia el deber, placer y bienestar según el deseo o rajas; o en el hombre de una capacidad pequeña que permanece firme en letargo, miedo, dolor, vanidad e imprudencia, atrapado por la cualidad tamásica.
En caso que hayamos definido la naturaleza del acto, el objeto del discernimiento verdadero y la determinación que es armónica en pensamiento, voluntad y sentimiento -como también un proceder conforme a nuestra resolución-, sólo hubiéramos podido lograrlo a través de ese "algo" que es “la sabiduría que percibe en toda la naturaleza un Principio Único, indivisible e incorruptible, inseparado en los objetos que asemejan estar divididos” y que atañe a la cualidad de sattva. Eso es el Ser interno e inmutable, respecto del cual llegaremos a una realización cada vez más profunda si seguimos las líneas de nuestra determinación.
No puede haber realización del Ser en esa clase de conocimiento “que percibe muchos y diferentes principios como se presenta en el mundo de las criaturas”, o en “ese saber que no tiene ningún valor, es mezquino, se adhiere a un sólo objeto como si fuera el todo y que no ve la causa verdadera de la existencia”.
Todas nuestras cogitaciones dan lugar a actos entre las vidas que componen nuestro instrumento astro-físico, y como nunca cesamos de pensar, el acto continúa siempre porque se dice a menudo que “el pensamiento es el verdadero plano de acción”. Aún cuando no estemos contemplando ningún proceder corporal inmediato, por nuestros pensamientos podemos acumular una tendencia en las vidas de nuestro instrumento que eventualmente resultarán en acciones externas dondequiera que las condiciones favorables lo permitan, y seremos víctimas de nuestra falta de discernimiento y constancia, así como también envolveremos a otros en nuestro destino.
“Ahora escucha cuáles son estas tres clases de placer desde donde emanan la felicidad por hábito y mediante las cuales termina el dolor”. Podemos obtener alguna comprensión de esta sentencia si consideramos que cuando alguna meta u objeto son deseados y buscados ardientemente y los encontramos, nos da felicidad al principio y con ello termina el dolor de no conseguirlos; pero la felicidad no permanece igual pues se resuelve en satisfacción y hábito, hasta que este último se convierte en aburrimiento y anhelamos otro final u objetivo.
“La cualidad de sattva es declarada en aquéllo que al comienzo es como veneno y al final es como agua de vida, y surge de una comprensión purificada [esto es, nada que ver con un odio por la materia en sí, sino saber utilizarla y no dejarse dominar por ella]”. La búsqueda de deseos trae un comienzo de dulzura y un final amargo; el placer adquirido por vagancia, descuido e indiferencia atontan el alma. Al principio la emancipación del deseo, descuido o indiferencia es “como veneno”, pero con un entendimiento purificado se convierte “en agua de vida”.
[Nota: en Teosofía se dice que la cualidad o guna más elevada de sattva es sólo "bondad al estilo humano", y por ende imperfecta. Repetimos: "El Ser o espíritu en el cuerpo es engañado por las tres cualidades percibidas en la naturaleza, ya sea que le agraden o desagraden y se identifica con las acciones que ella induce"].
La declaración de que “no hay criatura sobre la Tierra ni entre las huestes del Cielo que esté libre de estas tres cualidades que surgen de la naturaleza” nos señala el hecho de que esa tríada existe en cada plano del ser.
Las rígidas castas hereditarias de India actual no son las mencionadas en este capítulo como brahmanes, kshatriyas, vaisyas y sudras. En el pasado y antes que la antigua enseñanza fuera materializada, el matrimonio representaba un contrato sagrado y religioso; la vida familiar era entendida y conducida para proveer un ambiente apropiado para los Egos [Manas] de la misma naturaleza en ese grupo a lo largo de líneas espirituales, psíquicas y otras índoles. Para entonces existían castas naturales donde convergían todas las líneas de herencias, pero en estos tiempos de degeneración las prosapias están mezcladas y hay quienes nacen en estirpes cuya naturaleza no se conforma a la original, adoptando y abusando su nombre y privilegios. Sin embargo, las castas existen por todas partes, aunque la posición social o condición física ya no las distinguen. En todos los países actuales están quienes se hallan en alta posición y poder que por naturaleza son sudras, y muchos que siendo brahmanes en su índole se encuentran más abajo en nuestra escala social, porque este es el Kali Yuga, cuando los poderes de la oscuridad están en ascenso.
Las castas antiguas ejecutaban deberes que eran resultado de sus variadas naturalezas y eran así reconocidos por todos. No existía orgullo de casta ni celos y se generaba una comunidad ideal de ayuda mutua; por tanto, las obligaciones de los linajes eran determinadas "por las cualidades predominantes en cada una”.
“Los hombres logran la perfección al permanecer contentos y devotos a sus propios deberes (aquéllos por los cuales su naturaleza los hace aptos)”. “Una persona obtiene perfección [en todo cuanto hace] cuando ofrenda al Ser Supremo o la fuente de las obras de todo y por quien el Universo fue desplegado”. “La ejecución de las obligaciones vocacionales del individuo, aunque carezca de excelencia, es mejor que realizar el deber de otro, no importa cuán bien lograda esté, y aquél que cumple los deberes exigidos por la naturaleza no incurre en pecado. El deber natural que es propio de alguien no debiera ser abandonado, aún cuando este manchado con faltas […] La más alta perfección en la libertad del acto se logra a través de la renunciación por quien tiene una mente libre y un corazón subyugado”.
Dharma es una palabra que en nuestro lenguaje ha sido traducida como “deber”, pero tiene un significado muchísimo más amplio. Hay muchos que creen que se trata de algo que debemos cumplir según lo que piensan los demás; otros por el contrario consideran que es "fastidioso" y en cuanto acto debe realizarse bajo coerción y por ende evitarse; en consecuencia, es necesario asimilar el significado de la palabra "deber" como se usa en el Gita. Dharma significa "Ley Sagrada", el cumplimiento de nuestro destino kármico mediante muchas encarnaciones, el trabajo para eliminar defectos que nos han traído a la Tierra bajo las condiciones en que nos hallamos y que debiéramos aceptarlas y conocerlas como oportunidades reales y requeridas para nuestro progreso. Este es el motivo por el que uno de los grandes Profesores escribió "el deber es el talismán regio, y sólo el deber nos llevará a la meta".
Krishna enumera las consecuciones por las que "un hombre se prepara para devenir un Ser Supremo. Habiéndolo logrado, se comporta de modo sereno, sin sufrir ni desear más, pero como hacia todas las criaturas, él alcanza la suprema devoción por mí. Por ésta él sabe fundamentalmente quién y qué soy, y así habiéndome descubierto entra en mí sin ninguna condición intermedia, y aún el individuo que está siempre comprometido en la acción logrará por mi favor la eterna e incorruptible morada, si pone su confianza sólamente en mí [...] Y si con actitud de suficiencia dijeras ‘yo no lucharé’, tal determinación probaría ser vana, porque los principios de tu naturaleza te impulsarían al compromiso. Y estando atado por tu karma pasado a tus deberes naturales, tú hijo de Kuntī, harás involuntariamente y por necesidad lo que en tu insensatez no querías hacer”.
“En el corazón de cada criatura, Oh Arjuna, habita el Maestro -Ishwara- que por su poder divino hace que todas las cosas y criaturas giren sobre la rueda universal del tiempo. Busca refugio sólo en él, hijo de Bharata, con toda tu alma; por su gracia obtendrás la suprema felicidad, la eterna morada”.
“En dondequiera que estén Krishna -el Supremo Maestro de la Devoción- y el hijo de Prithā, el poderoso arquero, allí ciertamente se hallarán la fortuna, la victoria, la opulencia y la sabia acción”. Cada uno es Krishna y Arjuna; donde ambos permanezcan juntos toda la naturaleza rinde homenaje.
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Para terminar, lanzamos un desafío a los negacionistas del karma y la reencarnación:
a) En psiquiatría y criminología es bien conocido el fenómeno de los niños asesinos o psicopatía infantil. En su libro "El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean" (2003) el psicólogo canadiense Robert Hare determinó que hay psicópatas que no se hacen, sino nacen como tales (https://lamenteesmaravillosa.com/test-de-psicopatia-de-robert-hare-pcl/), lo cual confirma las observaciones actuales de que si bien muchos delincuentes se forman en familias conflictivas/viciosas, ello no se ajusta a los rasgos genéticos que pueden gatillar conductas antisociales (es decir, las causas no son exclusivamente exógenas); véanse al respecto los siguientes enlaces de muestra:
Debemos señalar además que la pretendida "inexistencia de un Orden Cósmico" (que algunos "intelectuales trendy" confunden con la "teoría del caos") tampoco es satisfactoria, pues en el contexto que desarrollamos para este caso se habla de antisociales que disfrutan haciendo el mal y lo perpetran de modo planificado y recalcitrante -incluso luego de permanecer mucho tiempo en prisión-, por lo cual no es válido decir que todos cedemos a los mismos bajos instintos, todos reaccionamos de igual forma a los mismos estímulos/situaciones ni tampoco todos tenemos el mismo grado de conciencia o arrepentimiento. Por otra parte, los fenómenos de clarividencia genuina y percepción extrasensorial demuestran que sí hay circunstancias que son predecibles, y al fin es nuestra ignorancia lo que realmente da a muchos la ilusión de "aleatoriedad en la vida humana" (para hoy convertida en tiranía subjetivista sin evidencia dura). Así las cosas, se demuestra que el mal humano puede explicarse perfectamente por obra de un destino inarmónico y autocreado (ya sea a nivel personal o colectivo, ambos en permanente relación), y que puede corregirse siempre que aprendamos a considerar a la materia como ES en su realidad más profunda, y no a través de sus apariencias sensoriales.
Mientras esta grave diferencia siga sin explicación convincente por el establishment, los engreídos semi-filosóficos y aprendices de "revolucionarios" no tienen derecho a pataleo. Cuán cierta y vigente es la sentencia del Nazareno cuando decía "es más fácil ver la paja en el ojo ajeno..." Ciertamente todos tenemos el derecho irrestricto de pensar lo que queramos, pero de ahí a ventilar y regurgitar odiosidades y sesgos sin fundamento para fines egoístas existe un gran abismo. "¿Y ensanchado por quiénes?", se preguntará usted...
Aquila in Terris
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Ética, honestidad, bondad, generosidad... ¿servirán para triunfar?
Le preguntaron al gran matemático árabe Al Khwarizmi sobre el valor del ser humano y respondió: Si tiene ética, su valor es igual a 1. Si además es inteligente, agréguele un cero y su valor será 10. Si también es rico, súmele otro cero y será 100. Si por sobre todo eso es, además, una bella persona, agréguele otro cero y su valor será 1.000. Pero si pierde el 1, que corresponde a la ética, perderá todo su valor, pues sólamente le quedarán los ceros, tarde o temprano...