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11 de octubre de 2023

Zanoni: las duras pruebas del camino esotérico


[Reimpreso de The Theosophical Movement, vol. XX, p. 125-130, mayo de 1950. Esta conferencia, resumida aquí para cumplir con nuestras limitaciones de espacio, fue pronunciada en la Logia Unida de Teósofos de Bombay el 14 de febrero de 1950, y se han preterido algunos matices de la narración oral].


Parte 1 (revista homónima L.U.T. de India), febrero 2011

En su esencia, la Teosofía constituye un cuerpo de sabiduría real y siempre presente, siendo conocida en diferentes épocas y naciones bajo múltiples nombres, pero siempre abierta a los buscadores para "adquirir el Conocimiento". Respecto a la posesión de misterios superiores sólo hay una exigencia: que la mente inquisidora no sólo sea aguda y diligente, sino además pura y desinteresada. La intuición lleva grandes ideas a esas mentes desde los reinos akásicos impolutos, y entonces hablan de "aspectos velados a los mortales comunes". De este modo, y aunque no esté consciente de dicha sapiencia, algún artista devoto manifiesta verdades extraídas de este plano sempiterno.

Por ello, no es de extrañar que descubramos una visión de algunos detalles filosófico-esotéricos incluso en las obras de personas que vivieron en épocas o países en que la Teosofía no se promulgaba bajo ese nombre. De ahí una novela como "Zanoni", que refiere inequívocamente al ocultismo, aun cuando fue escrita antes que Madame Blavatsky diera a conocer otra vez la Sabiduría Intemporal al mundo. Por otra parte, las mentes perceptivas de los novelistas no poseían una explicación del sistema total, y si bien las ideas teosóficas están dispersas en sus obras -a menudo desarrolladas en grado considerable-, rara vez se encuentran sin mezclas. Por lo tanto, al tratar de ver el funcionamiento de estas grandes reflexiones en dichos trabajos, debemos distinguir cuidadosamente: a) el aspecto intuitivo, y b) los prejuicios y subterfugios literarios convencionales.

Lord Bulwer Lytton es uno de esos escritores inspirados, pues sus libros reflejan claramente que conocía el legado de místicos profundos como Jámblico y Von Helmont; asimismo, "Una Extraña Historia" contiene un personaje que a buen seguro representa a las entidades sin alma conocidas como magos negros. Sus creaciones "La Raza Futura" y "Zanoni" se mencionan en "La Doctrina Secreta", y los sujetos de aquél aparecen en las notas anexas de "Luz en el Sendero". El autor afirma explícitamente que se escondían significados típicos bajo aquella narrativa romántica, y si buscáramos una justificación para interpretar el relato alusivo a la vida oculta, sólo debemos recordar la frase que cierra la Epístola Dedicatoria: "...la Hermandad Eterna, de cuya alma Zanoni es el tipo".

De una u otra forma, todos los personajes de importancia en el libro que nos ocupa están relacionados con la vida iniciática. Primero tenemos al propio Zanoni, Adepto visionario y compasivo, que sin embargo no supera los embates de la pasión humana; después Adon-Ai, la alta Potencia Espiritual que le aconseja; Mejnour el austero, sin más intereses que los conocimientos elevados y logros ocultos; luego Glyndon, un neófito temerario que fracasa en las pruebas, evocando al temible Guardián del Umbral; y además está Viola Pisani, un alma pura y bella, pero no despierta, respecto a la cual Zanoni deja su elevado estatus y por cuya salvación, durante el Reinado del Terror, él encuentra la muerte en París bajo la guillotina hacia 1793.

El pasaje que describe los primeros sentimientos de Viola por Zanoni contiene esta significativa descripción: "(...) era como el objetivo que siempre buscaban mil anhelos inquietos y deseos vagos, menos del corazón que de la mente; no como cuando en la juventud descubrimos al ser amado, sino más bien cuando el estudiante que vaga por mucho tiempo tras el rastro de alguna verdad en la ciencia, la ve deslumbrar ante sí haciendo señas, alejándose, cautivando y desapareciendo otra vez". Zanoni, por su parte, teme por ella ante el peligro de enlazar sus vidas: "Si cae en mis manos, no sé cuál será su suerte, pero estoy cierto de que hay una prueba terrible que pocos pueden pasar, y que hasta ahora ninguna mujer ha superado" [Nota: contémplese esta noción -y otras similares- en el CONTEXTO del libro, y no necesariamente a título de "misoginia", pues se sabe que sí hay Maestras o Mujeres Perfeccionadas en la Logia Blanca].

Hemos dicho que la historia encierra significados, y Lytton añade que hay muchos matices en la luz que el creador trata de arrojar sobre la verdad, por lo que resulta imposible dilucidarlos todos. Para la mayoría de nosotros, la narración parece una gloriosa fantasía, y es natural pues no conocemos las implicancias existentes tras la obra, pero descubriremos algunos pormenores internos si se desglosa esta aventura a la luz de la Teosofía.

Realizaremos nuestro examen desde dos ángulos. En primer lugar, consideraremos que cada personaje tipifica un principio de la constitución séptuple, y según este enfoque, podemos ver la historia como el registro de un proceso psicológico dentro del ser humano. En segundo término, analizaremos a los protagonistas como inteligencias separadas, cada una en su propio nivel de desarrollo; conforme a eso, veremos una panorámica sobre las pruebas que involucra la aspiración al conocimiento esotérico o el avance mediante esa curva evolutiva.

No se reclama ninguna autoridad para estas líneas exegéticas. Citaremos aquí a Lytton en una nota adjunta de edición posterior:

"De esta manera, el autor (...) no otorga ninguna clave a los misterios, ya sean triviales o importantes, que pueden encontrar en las cámaras secretas quienes levantan el tapiz de la pared; pero de las muchas soluciones al enigma principal que le han sido enviadas -si es que lo hay-, se atreve a seleccionar la que añade, debido al ingenio y pensamiento que muestra, y por respeto al distinguido escritor (uno de los más eminentes que ha producido nuestro tiempo) que lo consideró digno de un honor que se enorgullece de presentar. Deja así al lector que acepte o no la explicación. El viejo platonista decía: 'Cien hombres pueden leer un texto con ayuda de la misma lámpara, y sin embargo todos pueden diferir sobre ello, porque esa luz sólo ilumina los caracteres, pero la mente debe adivinar el significado'. El objeto de una parábola no es aquél de un problema: no busca convencer, sino sugerir. Lleva el pensamiento bajo la superficie del intelecto, a la razón más profunda que el mundo rara vez explora. No es la luz del Sol por encima del agua, sino un himno cantado a la ninfa que escucha y emerge de su sueño".

(...) Al ofrecer estas elucidaciones, el orador trata de comprender la gran historia a la luz de su propia y limitada comprensión de Teosofía, tal como consta en los escritos de H.P. Blavatsky; apliquemos entonces la clave psicológica para ilustrar las características de dichos personajes.

Podemos empezar por Adon-Ai, el más sublime. La pista es obvia, pues se le llama "Hijo de la Luz" y "Morador del Rayo Estelar". Ahora bien, los "Hijos de la Luz" en literatura teosófica constituyen entidades espirituales/divinas, de cuya esencia procede una emanación que es el Ego [Manas Superior] en todo ser humano. Entre los principios de nuestra naturaleza séptuple, por lo tanto, Adon-Ai representa el Ser más elevado o Espíritu Supremo.

Tanto Zanoni como Mejnour poseen sabiduría y riqueza en conocimientos antiguos, tras descifrar los grandes secretos de la Naturaleza. Evidentemente figuran aspectos del principio pensante o Manas. De ambos, Zanoni se distingue por una rápida simpatía y el deseo de aliviar la angustia en sus semejantes. También es compañero de Adon-Ai, el espíritu, y así aquél simboliza el aspecto mental unido al sexto principio o Buddhi, a través del cual nuestro intelecto puede buscar la comunión con Atman. Pero también se le ilustra como engañado y pierde su poder de comunicación con Adon-Ai; por ende, ésta aún se halla inestable e incompleta.


Parte 2, marzo 2011

A lo largo de la novela, el comportamiento de Glyndon está marcado por ansiedades, movimiento y deseo, por lo cual puede verse absorto en sus pinturas durante tres días, y fastidiado al cuarto. Es capaz de renunciar a Viola en su feroz anhelo de erudición oculta, pero cae en los brazos de una aldeana cuando está a punto de conseguirlo. En consecuencia, puede simbolizar a Manas Inferior enredado con el principio del deseo [kámico], e impregnándose con la cualidad de Rajas, que según se dice en el "Bhagavad Gita", genera "amor por ganancias, actividad permanente e iniciación de obras, inquietud y apetitos desmesurados".

Entretanto, Viola actúa por impulso y evidencia muy poca consideración racional, ya sea al entregar su vida a Zanoni a pesar de sus antiguos temores, o al abandonarlo cuando los miedos supersticiosos son estimulados de nuevo. Ella puede encarnar el instinto personal de ese orden que se alimenta del atributo de Sattva, como demuestran sus rasgos hermosos y puros. El nexo entre ella y Zanoni, según esta interpretación psicológica, puede expresarse con las palabras del Gita: "La cualidad de Sattva une al alma a través de la felicidad y el placer".

El "Morador del Umbral" vendría siendo análogo al Mara de los escritores budistas. En una nota a pie de página de "La Voz del Silencio", se explica que en Filosofía Esotérica el segundo de aquéllos alude a "la tentación personificada por los vicios humanos". Y ahora vemos el significado de la oscura advertencia por Mejnour "temed más sus ojos cuando no los veáis", porque la avidez no frustra los deseos innobles y degradantes. No bien el anhelo consigue un objeto digno, los miedos y tendencias tratan de disuadirle; la aspiración es obstaculizada por la atracción de lo sensorial, como el descubrimiento por angustia a lo desconocido. Todas las personas, dice William Judge, "están influenciadas por un 'Morador', que es el resultado sobre ellos de sus propios defectos, los de su familia y nación; y aunque en esta vida nunca vean objetivamente ninguna forma de ese tipo, la injerencia sigue estando allí y se reconoce comúnmente como 'malas inclinaciones' y 'pensamientos desalentadores'".

Los lazos de Zanoni con Adon-Ai y Viola apuntan al influjo doble que se cierne continuamente sobre Manas. Mientras está en comunión con el Ser Superior, demuestra potencias maravillosas y se contenta con la sabiduría imperturbable; pero cuando se asocia a las fuerzas instintivas, por buenas y puras que sean, pierde la percepción de los niveles sublimes. Y si cede a miedos o tentaciones, se aleja del vínculo con Atman. Sin embargo, el sufrimiento y las dificultades le enseñan la "vanidad de los deseos humanos" y vuelve a encontrar su verdadero descanso en el espíritu. Por esa razón, al final Zanoni se muestra superado por la comprensión de su fútil esperanza de elevar a Viola a su propia existencia.

Las acciones de Glyndon son el reflejo de Manas atrapado en el aspecto inferior del principio kamásico. El deseo debe seguir los impulsos más puros de la Naturaleza, porque así obtiene un complemento sáttvico a su sello rajásico. Este es el sentido de los constantes esfuerzos de Zanoni por unir a Glyndon con Viola, y su afirmación de que la naturaleza de aquélla purificaría al sujeto; pero si Manas Inferior rechaza esto, y toma el conocimiento como su objeto, tendrá a la mente contemplativa como guía mientras se somete a su control. Aún así, debe superar las proclividades sensorias y el miedo a lo desconocido. Si sucumbe a éstos, el intelecto acendrado ya no puede vincularse a dicho anhelo, porque la índole racional es librarse de los objetos de los sentidos.

Retomando la segunda línea de interpretación, toda la historia simboliza el progreso en un camino evolutivo de alto grado, que se origina cuando un individuo solicita la enseñanza de secretos, como hace Glyndon. Mervale, su amigo, aparece como el hombre denso y material del mundo -en contraste con el neófito- al que ni siquiera la presencia de Zanoni puede despertar la conciencia sobre las verdades más profundas. Las etapas del desarrollo, cuya corona es Adon-Ai, no se expresan sólo en las acciones de un personaje, sino mediante varios, y cada uno es retratado en su propio nivel.

Como hemos visto, Glyndon es un hombre que acaba de empezar la "subida", pero su deseo de conocimiento es más feroz que sostenido. La voluntad de emular a Zanoni, el sueño de una juventud eterna y adquirir poder sobrehumano le impulsan a renunciar a Viola y elegir el camino esotérico. Con tales motivos, su fracaso es inevitable pues la naturaleza kámica inferior no ha sido sometida, y de ahí que ceda tan fácilmente a las seducciones de la montañesa que representa todos los atractivos mundanales. Además, no muestra ninguna reverencia por su Maestro. Con todas estas debilidades no es de extrañar que su alma no supere el horror cuando invoca precipitadamente al terrible Guardián del Umbral.

Toda su situación miserable está contenida en "La Voz del Silencio" y sus advertencias al neófito: "¡Cuidado, no sea que pongas un pie aún sucio en el peldaño más bajo de la escalera! ¡Ay de aquél que se atreva a contaminar una grada con los pies llenos de barro! El cieno nauseabundo y viscoso endurece y se volverá tenaz, adhiriendo así sus pies al lugar; y como un pájaro atrapado en las redes del astuto cazador, se le impedirá seguir avanzando. Sus vicios tomarán forma y le arrastrarán hacia lo más abyecto. Sus pecados alzarán la voz como las risas y el aullido del chacal tras la puesta del Sol; sus pensamientos se convertirán en ejércitos y lo llevarán como esclavo cautivo. Mata tus deseos, Lanoo; haz que tus vicios sean impotentes antes de dar el primer paso en el viaje solemne. Estrangula tus pecados y siléncialos para siempre, antes que levantes un pie para subir la escalera". Glyndon es, por lo tanto, un aspirante a chela que fracasa en la prueba y es rechazado por su enseñante.

Mejnour es un sabio y ocultista habilidoso, quien no se deja alterar por las pasiones humanas. De hecho, las únicas veces que entra en contacto con otras personas es cuando las leyes de Fraternidad le obligan a ello. Zanoni lo resume así cuando le presenta a Glyndon: "Te entrego a un maestro que tiene el poder y la voluntad de abrirte las puertas de un mundo terrible. Tu bien o mal no son nada a los ojos de su implacable sabiduría".

Con todo, la sapiencia de Mejnour no asiste a la gente: "No pide caridad y no ofrece ninguna; no hace mal, y tampoco parece conferir bien alguno". Así y en nuestro esquema de interpretación, diríamos que es una de esas almas que, habiendo alcanzado conocimiento, niegan su relación con lo terrenal. En efecto, este es el camino que señala a Glyndon: "Tal es el mundo que Zanoni todavía cuida. Tú y yo no vamos a interferir".

El místico advierte continuamente a Zanoni que no se involucre en asuntos humanos, y aunque parezca que sus aprensiones están justificadas, debemos considerar que el espíritu de Zanoni es más noble porque éste eligió el Camino de la Renuncia. Tiene simpatía por la humanidad, si bien dicho sentimiento aún no se ha purificado hasta devenir una compasión plenamente inteligente. De esa manera, a pesar de sus grandes poderes como esoterista, el amor por Viola es una traba para su alma. Se desvía del camino, pues vemos que tras la unión con aquélla se va a una isla placentera, sin preocuparse más por el resto de la humanidad. La bienandanza que hubiera rechazado evitando el egoísmo, la codicia para Viola, y pierde su universalidad de miras, siendo ésta su verdadera caída.

Podemos apreciar que él ha llegado muy lejos, pues está en comunión real con Adon-Ai, y asimismo es significativo que conceda Su Presencia a Zanoni, incluso al cometer errores, y no al inquebrantable Mejnour. Esto nos lleva a inferir que Aquél alude al Nirmanakaya que siempre vela por la humanidad sufriente, y presta su ayuda a cualquier persona dedicada a su verdadero servicio.

Pero cuando nuestro protagonista sucumbe a la pasión humana, renuncia a su derecho de invocar a Adon-Ai, y la razón es expuesta claramente por Helena Blavatsky en "Mahatmas and Chelas": "Los aspectos superiores sólo pueden ser percibidos por un sentido atañente a ellos. Y por ende, cualquiera que desee ver al verdadero MAHATMA debe usar su visión intelectual, elevar el Manas hasta que su percepción sea clara y todas las nieblas creadas por maya se disipen". Precisamente es ésto último lo que confunde al intelecto de Zanoni a través de las pasiones, y por ello Adon-Ai no puede responder a su llamada. En efecto, el problema del amor es una de las experiencias más dolorosas que el ocultista debe superar en su camino hacia el Adeptado (1). Judge lo considera de esta forma: "Tanto alumno como iniciado caerán y tienen que volver a recorrer su pedregoso camino con mayores obstáculos, si en el momento que las afinidades del estudiante se han convertido en devoción por su maestro, éste se ciega en su trabajo filantrópico y sus nobles deberes de sabio, cometiendo graves errores por la infatuación de un amor por el estudiante que resultan en una catástrofe para ambos y la humanidad".

(1) Comentario del traductor: El final de la película animada "El Jorobado de Notre-Dame" ofrece la misma disyuntiva: Febo y Esmeralda (los "fotogénicos", por así decirlo) terminan uniéndose en romance, mientras que Quasimodo (luego de renunciar a sus afectos por aquélla) se gana el aprecio y la admiración de toda la comunidad parisina por su heroísmo y sencillez. La pregunta punzante e incómoda es entonces: ¿cuál de ambos amores sería más permanente, genuino y trascendental a la luz del presente artículo?

El grave error consiste en aceptar los encantamientos del Morador del Umbral, y la desgracia es su muerte prematura. Sin embargo, al final Zanoni comprende cuán vana era su esperanza de elevar a Viola hasta su propia altura. La mente se despeja de las brumas mayávicas y vuelve a comulgar con el gran Nirmanakaya, que es su "Ángel de la Guarda". Al haber fracasado, Zanoni debe enfrentarse a ese problema en otra vida y vencerlo antes de realizarse plenamente. Además, Judge declara que esa espantosa injerencia depende de tres relaciones: a) con nuestra nacionalidad, b) nuestra familia y c) con nosotros mismos.


Parte 3 y final, abril 2011

Es necesario conquistar las propensiones al mal comunes a uno mismo y a la familia, nación y humanidad; así, los discípulos son ayudados por las cualidades nobles derivadas de cada una. Entran siete aspectos al considerar la lucha contra el Morador del Umbral: tres tendencias malignas, tres benéficas y nuestra actitud ante esos seis conjuntos de efectos de nuestro Karma pasado.

Ahora bien, dicho esperpento tiene carácter objetivo, y como señalamos no tiene por qué serlo para todo aspirante, siendo detectado a veces como -usando la frase de Judge- "malas inclinaciones y pensamientos desalentadores", pero para quienes presentan más avance, es tan real como su descripción en el libro. Su forma particular queda sujeta a las siguientes circunstancias (además de un factor, que Judge no menciona): "1) la etapa de desarrollo alcanzada por un chela, o que está a punto de conseguir; 2) el modo de considerar a los elementales y el Morador, propio del discípulo u ocultista (...) y a lo nacional, y las leyendas o religión de la familia; 3) qué forma, más o menos monstruosa o incongruente, le resultaría más espantosa y avasalladora en el período crítico".

El Morador es un elemental cuando la crisis se produce al inicio de las tentativas del caminante por elevar su naturaleza inferior. Cuanto más tarde se encuentre en su sendero, más numerosos serán los elementales de los que se compone el Morador. Las condiciones precisas de su manifestación y otras implicancias pueden estudiarse con provecho en el texto de Judge "Living the Higher Life", publicada en el folleto U.L.T. nº 34.

Antes de finalizar, destacaremos algunos pasajes por su estrecho paralelismo con el pensamiento teosófico. El primero es sobre Karma y libre albedrío: "El destino es menos inexorable de lo que parece. Los recursos del gran Gobernante Universal no son tan escasos ni severos para negar a los humanos el privilegio divino del libre albedrío; todos podemos labrar nuestro camino, y Dios puede hacer que nuestras contradicciones armonicen con sus solemnes propósitos. La opción está frente a ti". Para "Dios", léase "Karma", y ello responderá bien a la concepción teosófica.

Desde esta tribuna se ha dicho a menudo que "las ideas gobiernan el mundo", y Zanoni repite la doctrina: "La conducta del individuo no puede afectar más que a un pequeño círculo allende él mismo; en verdad, el bien o mal permanente que hace para otros reside en los sentimientos que puede difundir. Sus actos son limitados y momentáneos; las emociones pueden impregnar el Universo e inspirar a las generaciones hasta el día de la perdición".

La primera de las diez propuestas psicológicas en "Isis Develada" sostiene: "No existen milagros; todo lo que ocurre es resultado de la Ley", e incluso Mejnour rescata ese concepto: "La magia o ciencia que contravienen la Naturaleza son nulas; no representan más que métodos por los cuales ella puede ser controlada". Blavatsky añade en "Isis": "El motivo fundamental de la magia era y sigue siendo un conocimiento profundo y exhaustivo de la ley natural, esto es, las facultades ocultas de todo lo existente en la naturaleza, tanto visibles como invisibles; sus vínculos mutuos, atracciones y repulsiones; la causa de éstas, trazada al principio espiritual que impregna y anima todas las cosas, y asimismo la capacidad de dispensar las mejores condiciones para que este precepto se manifieste".

Mejnour dice a Glyndon en su primera charla: "La naturaleza suministra los materiales, y están a tu alrededor mientras das tus paseos diarios: las hierbas que devora el animal y desprecia el químico de mente tacaña; los elementos por cuyo medio se deduce la materia en sus formas más insignificantes y poderosas; el amplio seno del aire, o los negros abismos de la Tierra; en todas partes se dan a los mortales los recursos y las bibliotecas de sabiduría inmortal. Pero aunque toda la Tierra estuviera esculpida e inscrita con el alfabeto del conocimiento divino, los caracteres no tendrían valor para quien no investiga ni medita en sus verdades y lenguaje".

La enseñanza de que "el Maestro más elevado se encuentra en el interior" es recordada por Mejnour en ese mismo diálogo: "La música de la fuente se escucha en el alma interior (...) No en el conocimiento de las cosas exteriores, sino en la perfección interna, es donde hallarás el imperio del individuo que aspira a ser más que un humano".

Sobre la necesidad de pureza en el aspirante al Conocimiento Oculto, Zanoni escribe a Mejnour: "(...) el decreto fundamental de nuestra orden, con justa razón, es que debemos impartir nuestros secretos sólo a quienes estén limpios". También dice a Glyndon hacia el trágico final de la historia: "En épocas bastante remotas -de una civilización muy distinta a la que ahora entremezcla al individuo con el Estado- existieron personas de mentes vigorosas y un intenso deseo de conocimiento (...) En edades más tempranas, la filosofía (...) habitaba en medio de las maravillas de la creación más sublime: buscaba analizar la formación de materia -las esencias del alma prevaleciente-, leer misterios entre los orbes estrellados, bucear en esas profundidades de la naturaleza en que los eruditos dicen que Zoroastro descubrió por primera vez las artes que vuestra ignorancia clasifica bajo el nombre de 'magia' (...) Y si buscaban y finalmente comprendían cómo -por las alas del Espíritu- todo el espacio podía ser aniquilado mientras aquí el cuerpo permanecía pesado y sólido, la Idea liberada podía vagar de estrella en estrella si tales descubrimientos se convertían en verdad; y así la riqueza más egregia de su conocimiento no era más que esto, ¡inquirir, venerar y adorar! (...) No pienses, joven visionario, que se concedía este amanecer a quienes alimentaban pensamientos malvados; sólo podía darse, como ahora, a los más puros éxtasis de la imaginación y el intelecto, sin distraerse por preocupaciones de una vida vulgar o los apetitos de la arcilla común".

Asimismo, Mejnour escribía en su carta a Glyndon calificándolo como indigno de recibir instrucción esotérica: "(...) se necesita un alma templada, acendrada y erguida no por hechizos externos, sino mediante su propia sublimidad y valor, para traspasar el umbral y despreciar al enemigo (...) ¡Tú, uno de nosotros, un hermano de la Orden de Agosto, aspirante a las estrellas refulgentes en la Shemaia de la sabiduría caldea! El águila sólo puede elevar hasta el Sol a un polluelo de su propio linaje".

Sobre el principio teosófico de la Vida Omnipresente, el iniciado manifiesta a Glyndon: "El ser humano es arrogante en proporción a su ignorancia (...) El viajero mira el árbol, y se imagina que sus ramas están hechas para su refugio en el sol estival, o darle calor en las heladas. Pero en realidad el Creador elaboró un mundo en cada hoja, donde pululan innumerables especies. Cada gota de este foso es un orbe más poblado que un reino de hombres. En todas partes de este inmenso diseño, la ciencia saca a la luz nueva vida. La existencia es el único principio que le impregna, e incluso a lo que parece morir y pudrirse, pero engendra nueva vida, y cambia a nuevas formas de materia (...) La ley del Gran Sistema prohíbe el desperdicio incluso de un átomo; no conoce ningún lugar donde no respire algo de vida."

Otra declaración reveladora la otorga el mismo personaje, confirmando la doctrina teosófica sobre el onirismo lúcido: "En los sueños comienza todo el conocimiento humano; en ellos, se cierne sobre el espacio sin medida el primer débil puente entre espíritu y espíritu, este mundo y los del más allá".

Hay otros numerosos pasajes repartidos por la novela, y todo aquél que haga el viaje será recompensado con una rica cosecha. Ahora hemos aplicado dos claves y vimos algunas connotaciones internas. Todavía quedarán muchas, pues ninguna puede dilucidar el misterio por completo. Para otras mentes, sin duda esta obra arrojará significados adicionales, y estamos seguros de que las tentativas serán provechosas. Zanoni es un escrito fascinante, sobre todo porque combina con belleza la sabiduría de ideas inspiradas sobre los caminos de esos grandes seres luminosos que velan por nuestro destino, incluso como Adon-Ai cuida al protagonista. Puede que nos mostremos indignos de esos "ángeles" guardianes, pero cuando nos esforzamos por volver al camino de la luz, su mano siempre está tendida para ayudarnos.