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1 de mayo de 2024

El calendario Saptarishi

David Pratt, junio 2022


​Contenidos:

01. Zodíacos lunar y solar
02. Zodíacos sideral y tropical
03. Saptarishis y Nakshatras
-Primer enfoque: Indrasena
-Segundo enfoque: Sule et al.
-Tercer enfoque: John Bentley

04. Calibración del calendario
05. Kali-Yuga y Magha
06. Antigüedad india


​01. Zodíacos lunar y solar

Visto desde la Tierra, el Sol pasa a lo largo de un año por las doce constelaciones del Zodíaco. La Luna también recorre diversos grupos de estrellas o asterismos, también conocidos como mansiones lunares, mientras orbita a nuestro planeta. Dicho satélite natural demora unos 27,32 días en regresar al mismo punto de su ruta, visto contra el fondo de estrellas, al que se denomina mes lunar sidéreo. Los astrónomos hindúes, al igual que otros antiguos observadores, dividieron el recorrido en 27 (ó 28) partes o nakshatras, y al igual que las constelaciones solares, sus porciones se fundamentan en la eclíptica (plano del "camino" terrestre alrededor del Sol), ya que la órbita lunar está inclinada sólo unos 5° con respecto a aquélla.

Fig. 1 [los tamaños relativos y ángulos de Tierra y Luna se reproducen a escala, no así su distancia relativa].

Existen múltiples versiones del zodíaco lunar hindú. Si la eclíptica se divide en 27 nakshatras de 13°20', la Luna permanece poco más de un día en cada uno. En ocasiones se designa un intervalo más pequeño al vigésmo octavo (Abhijit), de modo que ella se sitúa un día en cada uno de los 27, y aproximadamente 0,3 en el n° 28. En otros esquemas, las 27 mansiones poseen amplitudes desiguales; el Surya Siddhanta les adscribe igual ancho (cap. 2, v. 64), pero también proporciona detalles de 28 gajos, repartidos de modo muy disparejo a lo largo de la eclíptica (cap. 8) (1).

Fig. 2. Zodíacos solar y lunar (tamilandvedas.com).

En tiempos modernos, Ashvini (representado por una cabeza de caballo) se considera el primer nakshatra, pero otros textos hindúes indican que antaño lo fueron Rohini, Krittika y otros (2). Esto se relaciona con el movimiento precesivo ("Inversiones polares" 1, apartado 3), es decir, que la posición del Sol en equinoccios y solsticios se desplaza lentamente hacia el oeste a través de las constelaciones eclípticas, tardando 25.920 años en completar un circuito del Zodíaco.

Fig. 3.


Referencias

​1. E. Burgess y W.D. Whitney, Sūrya-Siddhānta: A text-book of Hindu astronomy, John Wiley, 1860, reimpreso por Wizards Bookshelf (sin fecha).

​2. Richard L. Thompson, Mysteries of the Sacred Universe: The mythology of the Bhāgavata Purāna, Govardhan Hill Publishing, 2000, p. 81, 247; David Frawley, Gods, Sages and Kings: Vedic secrets of ancient civilization, Passage Press, 1991, p. 147-99.


02. Zodíacos sideral y tropical

Existe una diferencia significativa entre los zodíacos sideral (móvil) y tropical (fijo), nuevamente, como resultado de la precesión.

[N.del T.: En el texto inglés, Pratt se equivoca al describir el sistema sideral como "estacionario" y el tropical a guisa de "variable", pues en realidad es éste el que sigue inamovible al ignorar el cambio precesivo del punto vernal cada 2160 años].

El sidéreo comprende las constelaciones reales en el espacio (Aries, Piscis, Acuario, etc.), que además reciben el nombre de "casas". El de tipo tropical engloba los signos astrológicos del Zodíaco: tienen iguales nombres que los asterismos, constituyendo sectores alrededor de la Tierra, y el equinoccio del 21 de marzo siempre marca el inicio de Aries. En otras palabras, aquí el sitio vernal representa el grado 0 del signo, sin importar en qué constelación zodiacal se encuentre el Sol en ese momento. Para esta fecha, el Astro Rey entra al grupo estelar de Piscis, acercándose al límite con Acuario.

Fig. 4. Posición del Sol en el equinoccio primaveral de 2022, mostrando el ecuador celeste (rojo) y la cuadrícula eclíptica de coordenadas (verde) (CyberSky 5.2).

Así como el equinoccio de marzo siempre marca 0° de Aries en el zodíaco solar-tropical, también apunta al 0 de Ashvini en la versión corriente del esquema lunar-tropical indio, cualquiera que sea la mansión real (o signo lunar) donde se emplace el Sol.


03. Saptarishis y Nakshatras

En astronomía hindú, los Saptarishis ("siete sabios") son las siete estrellas más lucientes del asterismo Osa Mayor o "Arado".

Fig. 5. Osa Mayor, donde Mizar y Alcor son estrellas dobles (Stellarium).

Varios textos indios de la Antigüedad consignaron que los Saptarishis se trasladan por los nakshatras, a razón de un sector lunar cada 100 años. Tomado al pie de la letra, constituye un sinsentido pues no hay ningún cambio relevante en la distancia angular entre las estrellas-saptarishi y otras alrededor de la eclíptica de un año a otro. Aunque cada luminaria sigue su propio movimiento, fuera del Sistema Solar todas las estrellas se ubican a lejanías tan inconmensurables que su posición entre sí apenas cambia, incluso a lo largo de muchos milenios.

El Vishnu Purana dice: "Cuando las dos primeras estrellas [de Osa Mayor] se elevan en el cielo, y por la noche se ve algún asterismo lunar a igual distancia entre ellas, entonces los siete Rishis continúan estacionarios en esa conjunción, por cien años humanos" (1), siendo ésta la traducción por Wilson, mientras que Dutt omite la frase "entre ellas", lo que hace al contexto más ambiguo (2). Las dos luminarias que ascienden en Osa Mayor son Dubhe (Alpha Ursae Majoris) y Merak (Beta Ursae Majoris), y como se explica enseguida, hay tres maneras diferentes de interpretar la cita.


Referencias

1. H.H. Wilson, The Vishnu Purāna: A system of Hindu mythology and traditions, Trübner & Co., 1864-1877, vol. 4, p. 230-3.

2. M.N. Dutt, A Prose English Translation of Vishnupuranam, Elysium Press, 1896, parte 4, sección 24, p. 312.


Primer enfoque: Indrasena

Indrasena (1) plantea que se traza una línea desde Dubhe hasta Merak y actúa como "puntero". Cuando se extiende hacia el sur, cruza la eclíptica en la constelación de Leo, muy cerca de 59 Leonis, y esta área corresponde al nakshatra Purva Phalguni, cuya estrella principal es Chertan (Delta Leonis).

Fig. 6. 59 Leonis se encuentra justo bajo la eclíptica (línea verde), a la izquierda de su nombre (en rojo: cuadrícula de coordenadas celestes).

Debido a que las estrellas son relativamente fijas, el sitio donde la línea Dubhe-Merak intersecta la eclíptica cambia no más de uno o dos grados, incluso al transcurrir miles de años. Sin embargo, lo que sí varía en modo significativo y permanente -por la precesión- es la distancia angular entre el cruce de la eclíptica con el equinoccio vernal. Así, mientras el puntero siempre permanece en Purva Phalguni en el zodíaco lunar-sideral, se mueve a través del lunar-tropical a una velocidad promedio de 50 segundos de arco por año, equivalente a 1° en 72 años, 960 por mansión lunar y 25.920 para un ciclo precesional completo.

Fig. 7. Osa Menor, Osa Mayor y los Polos Norte celeste y eclíptico.

En la actualidad, si el "cursor" Dubhe-Merak se prolonga hacia el norte, pasa muy cerca del polo celeste homónimo, que está a unos 0,6° de la estrella polar (Polaris/Alpha Ursae Minoris), y de hecho, a Merak y Dubhe se les llama "indicadoras" precisamente porque apuntan hacia Polaris. Esta situación no es durable, pues el extremo norte sidéreo se mueve por completo alrededor del Polo Norte eclíptico (Draco) en el transcurso de un ciclo precesional. Polaris se trasladó a 5° del septentrión astronómico hacia 1200, y la última estrella que se ubicó cerca de dicha zona fue Thuban (Alpha Draconis) en el tercer milenio a. de C.

Fig. 8. La estrella polar cambiante. Según la Teosofía, el eje terrestre no describe un "círculo" en torno al polo eclíptico, sino una espiral, a causa de desvíos axiales paulatinos ("Inversiones polares" 1, sección 4).

Al fundamentar su estudio, Indrasena sostiene que "a igual distancia" (traducción por Dutt) significa que el puntero saptarishi se encuentra aproximadamente a medio camino entre el Polo Norte celeste y la eclíptica. Dubhe y Merak siempre se ubican a unos 50° de ésta última, pero actualmente las vemos a sólo 30° del Polo Norte astronómico. En 2150 a. de C., cuando Thuban era la estrella "marcadora", su distancia angular al polo era de casi 20°, y como el extremo celeste se mueve completamente alrededor del polo eclíptico en un ciclo precesional, la distancia puede alcanzar los 65°.

La referencia del Vishnu Purana a que "los rishis continúan en la misma conjunción durante 100 años" no significaría que tarden ese periodo en atravesar toda una mansión lunar, sino para moverse un grado a lo largo de la eclíptica. Esto fijaría la tasa de precesión en 1° por centuria, el mismo promedio que calculó Hiparco (siglo II a. de C.) (2) y acogido por Tolomeo (siglo II d. de C.). Algunos escritores creen que los hindúes subsecuentes heredaron dicho guarismo, pero los antiguos indios hicieron sus propias observaciones (el valor correcto es 1,39° por siglo).

Como existen 27 ó 28 mansiones lunares, el ciclo saptarishi dura 2700 ó 2800 años. Los primeros se pueden transformar en 27.000 años, ya que sumar o restar ceros es común en los cálculos numerológicos. Dado que estamos tratando con "porciones" lunares, esto se puede leer como 27.000 años análogos, lo que equivale a 354/365 x 27.000 = 26.186 años solares. Si se toma como la duración del ciclo precesional, ello corresponde a una tasa de 49,49 segundos de arco/año, mientras que el valor en 2000 era de 50,288"/año. Con el transcurso del tiempo, el índice oscila alrededor de la cifra canónica de 50"/año, si bien hoy va en aumento y habría sido de 49,49"/año alrededor del 1500 a. de C.


Notas

1. Buddhike S.H. Indrasena, "The Saptarishis calendar: 'The Indian tropical zodiac'!", Journal of Astronomical History and Heritage, v. 18, n° 2, 2015, p. 190-8.

2. Según Neugebauer (1975, p. 298), la estimación máxima de Hiparco fue 1° por siglo de años egipcios con 365 días, pero su cómputo real fue 1° en 77 años egipcios (Thompson, Mysteries of the Sacred Universe, p. 305).


Segundo enfoque: Sule et al.

De acuerdo con esta visión, el puntero saptarishi siempre comienza en el Polo Norte celeste y pasa por la zona media entre Dubhe y Merak; asimismo, en dos sitios del trayecto de igual polo en derredor del eclíptico, dicha línea también pasará exactamente por esas estrellas (1). Esto implicaría que el "señalador" es un trazo de longitud sidérea o "ascensión recta", igual al encumbramiento promedio de esas luminarias.

El uso del punto intermedio de Dubhe y Merak armoniza con el extracto "a igual distancia entre ellas" en el texto de Wilson, quien además menciona la siguiente explicación de Sridhara Swami, comentarista del Bhagavata Purana: "Las dos estrellas (Pulaha [Merak] y Kratu [Dubhe]) deben alzarse o estar visibles antes que el resto; y cualquier asterismo en una línea al sur del centro de las mismas, es aquél con el que están unidas las siete, continuando así durante cien años" (2).

Fig. 9. El puntero en 2000. El polo celeste se encuentra al medio; la línea de puntos representa el ecuador celeste, y el indicador se cruza con Purva Phalguni.

Fig. 10. En 2150 a. de C. el puntero estaba en el nakshatra Pushya (Cáncer), cuando Thuban era el astro más cercano al polo.

La teoría de Sule et al. difiere de Indrasena en que el marcador saptarishi se mueve a través de los nakshatras debido a la precesión, pero es insuficiente porque este "cursor" no pasa por todos ellos durante el ciclo precesional, sino que va y viene a través de sólo cuatro o cinco, abarcando 60 grados (esto puede apreciarse dibujando una línea desde cualquier punto en el camino precesivo del polo celeste, a lo largo de la zona media entre Dubhe y Merak). Además, la coordenada saptarishi puede tardar desde pocos cientos de años hasta más de 1000 en atravesar un nakshatra, dependiendo de qué tan cerca esté el polo celeste de Dubhe/Merak (cuanto más próximo se encuentre, menos tiempo tardará), y de la anchura precisa para cada mansión lunar.


Referencias

1. A. Sule, M. Vahia, H. Joglekar y S. Bhujle, "Saptarsi’s visit to different naksatras: subtle effect of earth’s precession", 2006.

2. Wilson, The Vishnu Purāna, vol. 4, p. 233, nota al pie.


Tercer enfoque: John Bentley

John Bentley (1825) propuso que la "línea de los Rishis" empieza en el Polo Norte de la eclíptica y traspasa Merak (Beta Leonis), pero no Dubhe (1). Al igual que la versión de Indrasena sobre ambos astros, este segmento también intersecta la eclíptica en la constelación de Leo, pero ello ocurre en el nakshatra Magha (estrella principal Regulus) y no Purva Phalguni, siendo ambas colindantes, y según el zodíaco lunar (fig. 2) comienza en el límite Cáncer-Leo.

El esquema de Bentley podría modificarse ligeramente para que dicho trazo conecte el polo de la eclíptica y la región entre Dubhe y Merak (en lugar de sólo ésta última), lo que estaría de acuerdo con la cita anterior del Vishnu Purana, y en ambos casos representa una línea de longitud eclíptica, cruzando Magha.

Fig. 11. La cruz entre Leo y Cáncer señala una línea convergente que va desde el Polo Norte eclíptico, a través de la zona intermedia entre Dubhe y Merak.

Fig. 12. Primer plano de Leo.

A diferencia de las dos primeras teorías, el punto central entre Dubhe y Merak se encuentra casi exactamente a medio camino entre el polo de la eclíptica y el punto de intersección con la misma; esto viene ocurriendo desde hace milenios, ya que el polo eclíptico apenas se mueve y las estrellas permanecen relativamente estacionarias.

Bentley dice que la "línea de los Rishis" está "invariablemente unida al comienzo del asterismo lunar Magha", en el sentido de que el punto donde intersecta con la mansión homónima no cambia su lugar de modo significativo durante miles de años. Sostiene que los hindúes inventaron las divisiones lunares en 1192 a. de C., implicando que "en ese entonces, las zonas lunares móviles -o que dependían de la revolución del Sol en los trópicos- coincidieron con las fijas o siderales del mismo nombre". Para aquella época, "el punto solsticial de invierno [que marcaba el comienzo del año] estaba al inicio de la casa fija y dinámica de Sravishtha", ahora conocida como Dhanishtha (en Capricornio), y el equinoccio vernal caía dentro de Bharani (alojado en Aries). Sin embargo, los hindúes observaron que desde 1192 a. de C. hasta 698 a. de C. los equinoccios y solsticios precedieron 6°40', de modo que en ese último año "el principio del asterismo Magha coincidió con la mitad de la mansión desplazable con igual nombre". Los hindúes optaron por expresar esto de una manera diferente, diciendo que "los Rishis ingresaron a los 6°40' de Magha, es decir, Su línea 'cortó' la casa móvil en esa coordenada" (2).

Al tenor de la astronomía a simple vista, la tesis por Indrasena sería fácil de aplicar, ya que comporta extender un trazo mediante Dubhe y Merak y llevarlo hasta la eclíptica. La aproximación de Sule et al. (una raya desde el Polo Norte sidéreo que cruce el centro Dubhe-Merak) y Bentley (comienzo del indicador en el Polo Norte eclíptico) ofrecerían más complejidad, porque rara vez hay una estrella en el septentrión celeste y no hay ninguna en el extremo boreal de la eclíptica. Sin embargo, nuevos descubrimientos cuestionan cada vez más los prejuicios sobre las "tecnologías muy primitivas" de civilizaciones antiguas.


Referencias

1. John Bentley, A Historical View of the Hindu Astronomy, Smith, Elder & Co., 1825, p. 64-65.

2. Bentley, p. 35, 64-66.


04. Calibración del calendario

Los textos hindúes suelen decir que había una contingencia importante cuando los Siete Rishis estaban en un nakshatra específico. Sin embargo, son inciertos los períodos precisos vinculados con cada sector, en parte por los dilemas respecto a la definición sobre la "línea", y además porque se emplearon múltiples sistemas de "parcelas" lunares en distintos momentos. Como ya se mencionó, Aries y Ashvini constityuen hoy los primeros signos del zodíaco solar y lunar respectivamente; Krittika y Rohini también fueron vistos de igual forma en épocas anteriores, cuando el equinoccio de primavera ocurría en esos sectores. Las referencias astronómicas en varias obras indias sostienen que fueron editadas en los últimos miles de años, pero se originaron en tiempos muy pretéritos.

Hoy se establece que los signos y constelaciones solares están en afinidad cuando el equinoccio de primavera se alinea con los 0° del asterismo Aries. Esto ocurre al final de la Era homónima, pues el equinoccio tiene una precesión este-oeste, mientras que la Tierra da vueltas al Sol en sentido contrario. Dicho de otro modo, aquél se sitúa entre las estrellas de Aries a sus 0° una vez al año, y el equinoccio cae en igual grupo a 30° una vez por cada etapa precesiva. Un factor que complica la situación es que los signos tienen cada uno 30° de amplitud, en tanto que las constelaciones (cuya suma real es de 13) (1) varían en sus dimensiones y se superponen parcialmente, por lo cual existen múltiples formas de dividirlas en 12 segmentos iguales.

No hay consenso respecto de dónde localizar el límite entre Aries y Piscis, ni tampoco la fecha cero en que coincidieron por última vez los zodíacos sideral y tropical. Helena Blavatsky situó el fin de la Era del Carnero y el comienzo de la fase pisciana en 255 a. de C. ("Inversiones polares", Apéndice 1), e Indrasena en 232 d. de C. El equinoccio vernal coincidió con el punto de arranque del zodíaco hindú en 564 d. de C., ubicado a 10 minutos de arco al este de Zeta Piscium, la estrella principal del nakshatra Revati. Ese lugar marca el límite entre Revati y Ashvini, es decir, 0° Ashvini y 0° Aries, aunque se encuentra al interior de Piscis.

Fig. 13. Revati (cruz próxima a la eclíptica) se encontraba 10' al oeste del equinoccio de primavera en 564 d. de C.

La astrología occidental moderna (o helenística) utiliza los signos del zodíaco solar tropical, y no armonizan con los grupos estelares correspondientes. Por ejemplo, el Sol pasa por el signo Aries del 21 de marzo al 19 de abril, y atraviesa su constelación real del 19 de abril al 13 de mayo. La astrología hindú (conocida como jyotisha), por otro lado, emplea los diagramas siderales solar y lunar; en otras palabras, tiene en cuenta la precesión (ayanamsa) (2). Parece arbitrario fijar 0° Aries/Ashvini en el punto equinoccial de primavera, reflejando el hecho de que la precesión fue redescubierta por los griegos hacia fines de la Era de Aries. Con la misma facilidad podríamos reajustar los esquemas tropicales solares y lunares con las gráficas sidéreas, cuando el equinoccio de primavera ocurra en otra constelación.


Notas

1. Earthsky.org.
2. Los críticos aducen que la astrología védica no se basa integralmente en observaciones astronómicas, sino en textos hindúes tradicionales (nirmukta.com). Por ejemplo, el Surya Siddhanta (cap. 3, v. 9-12) indica que la posición del Sol en el equinoccio se desplaza lentamente hacia adelante y atrás desde Revati en 54°; aumenta de 0° a +27°, regresa a 0°, disminuye a -27° y luego vuelve a 0°, realizando un movimiento completo de ida y vuelta (2 x 54°) en 7200 años (Burgess y Whitney, Sūrya-Siddhānta, p. 243-9). Esta es una referencia velada a la precesión y un índice aparente de 54"/año, incluso más exacto de lo que calcularon los griegos.


​05. Kali-Yuga y Magha

Según el Vishnu Purana, al comienzo de Kali-Yuga ("edad oscura" o "del hierro") los Siete Rishis moraban en el nakshatra Magha. Las fuentes hindúes suelen declarar que ese periodo llegó en 3102 a. de C., y para entonces el equinoccio advenía cuando el Sol ingresaba en Tauro (1), aproximadamente 0,8° al este de Aldebarán o astro primario del nakshatra Rohini. Al salir de éste último, el punto equinoccial señaló Krittika (que contiene a Pléyades), también incluido en Tauro. El equinoccio coincidió con Aldebarán hacia el 3045 a. de C. y Alcyone durante 2340 a. de C.; por ello, en otras épocas ambos nakshatras eran vistos como los "primeros" del ciclo.

Fig. 14. Pléyades.

Según Indrasena, el puntero Dubhe-Merak siempre "corta" la eclíptica en Purva Phalguni. Utilizando el 232 d. de C. como parámetro cuando convergieron las mansiones lunares sideral y tropical (es decir, los 0° del signo Aries sincrónicos con 0° de igual constelación), sostiene que el indicador estuvo en Magha tropical desde 1177 a. de C. hasta 210 a. de C., y su fecha para el arribo de Kali-Yuga es 951 a. de C.; en consecuencia, adoptar el dato por Blavatsky de 255 a. de C. para el término del periodo ariano haría retroceder la influencia de Magha en 486 años. Entretanto, el enfoque por Sule et al. coloca el puntero Magha sideral desde 1250 a. de C. hasta el 800 d. de C.

El paradigma de Bentley (original o modificado) asevera que ciertamente la "línea-rishi" corta el plano eclíptico en Magha sideral, pero este ha sido el caso durante miles de años. Sin embargo, si los zodíacos lunares sidéreo y tropical fueran puestos en cero cuando el equinoccio entró en Rohini, entonces los Saptarishis también habrían permanecido en Magha tropical al comienzo de Kali-Yuga.

Blavatsky se refiere así a la interpretación por Bentley sobre el comienzo de la "Era de Horror" cuando Magha cobijó a los Siete Rishis: "(...) de esta forma, son los Rishis quienes marcan el tiempo y las fases del pecado y sufrimiento en Kali-Yuga. Como dice el Bhagavata Purana (xii, ii, 26-32): 'Luego que el esplendor de Vishnu llamado Krishna se elevó al cielo, invadió el mundo la era de Kali, durante la cual los hombres se deleitan en el mal (...). Cuando los Siete Rishis estaban en Magha, comenzó la era Kali que comprende 1200 años (divinos, ó 432.000 años comunes); y toda vez que desde Magha alcancen Purvashadha, este tiempo oscuro alcanzará el clímax bajo Nanda y sus continuadores'. Y sobre el movimiento de los Rishis: 'Cuando las dos primeras estrellas de los siete Rishis (Osa Mayor) se elevan en el firmamento, y por la noche se ve algún asterismo lunar a igual distancia entre ellas, aquel septenio continúa fijo en dicha conjunción durante cien años', como un enemigo de Nanda hace decir a Parasara (Vishnu Purana). Según Bentley, dicho concepto surgió entre los astrónomos para evidenciar la magnitud de la precesión equinoccial; se elaboró 'asumiendo una línea imaginaria, o gran círculo, que transita por los polos de la eclíptica y el comienzo del Magha fijo, un perímetro que se suponía cortaba algunas estrellas en Osa Mayor [texto omitido: 'que, según los cálculos, parece haber sido la estrella β', es decir, Merak]. Las siete luminarias en esa constelación se llamaban Rishis, y el círculo se denominó línea de los Rishis; y al estar invariablemente ancladas al inicio del asterismo Magha, la precesión solía registrarse con el grado, etc. de cualquier mansión lunar móvil cortada por esa línea o círculo, en cuanto índice' (Historical View of the Hindu Astronomy, p. 65)" (2).

Bentley niega rotundamente que los hindúes practicaran astronomía en el 3102 a. de C., asegurando que "inventaron" las mansiones lunares en 1192 a. de C. y el Kali-Yuga se extendió del 540 al 299 a. de C. Acusa de "suprimir el relato mosaico" a quienes adscriben una antigüedad mucho mayor a esta disciplina india, porque eso significaría que la historia bíblica sobre la creación, Adán y Eva y el diluvio de Noé es "toda una fábula" (3).

Si bien el puntero saptarishi no se mueve por las casas lunares a razón de un nakshatra por siglo, aún puede utilizarse un calendario basado en esta suposición. Por ejemplo, según el Vishnu Purana, la "era de horrores" comenzó en el reinado de Parikshit, cuando los Rishis estaban en Magha, y al momento en que lleguen a Purvashadha, "Nanda comenzará su gobierno" y "la influencia de Kali aumentará". Dado que Purvashadha es el décimo nakshatra, ese periodo tendría 9600 años según la tasa media precesiva, y sólo 1000 si tomamos la cifra de 100 años por nakshatra. En los libros hindúes, el tiempo desde Parakshit hasta Nanda se indica de diversas formas como 1015, 1050, 1115 ó 1500 años (4), y su significado no está claro porque "años" no indica por fuerza que sean "terrenales".


Notas

1. Blavatsky añade: "La constelación de Tauro (el Aleph hebreo) estaba en el primer signo del Zodíaco al comienzo de Kali-Yuga, y en consecuencia el punto equinoccial caía en esa zona. Además, Leo marcaba el solsticio de verano, Escorpio el equinoccio de otoño y Acuario el invierno; estos hechos forman la clave astronómica para la mitad de los enigmas religiosos en el mundo, incluido el esquema cristiano” (The Theosophical Glossary, The Theosophy Company, 1973 (1892), p. 387).

2. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Theosophical University Press, 1977 (1888), 2:550; Secret Doctrine References, Theosophical University Press, 2013, D.S., vol. 2. La cita del Bhagavata Purana es de Wilson, Vishnu Purāna, vol. 4, p. 230 nota al pie.

3. Bentley, A Historical View of the Hindu Astronomy, p. xxvii, 77.
4. Wilson, Vishnu Purāna, vol. 4, p. 229-34.


​06. Antigüedad india

Feuerstein et al. sostienen que el calendario Saptarishi, con su ciclo de 2700 años, es el más antiguo de India y aún se ocupa en algunas regiones del país. En Cachemira, su punto de partida se determinó en el 3076 a. de C.

Hace dos mil años, los historiadores Plinio y Arriano, quienes se basaron en informes por embajadores en las cortes Maurya [322-185 a. de C.], mencionaban que la tradición histórica nativa de India conocía a 154 reyes que gobernaron durante 6450 años. Cuando reconstruimos ese dato, al parecer en la época Maurya el calendario principió en 6676 a. de C., exactamente 3600 años antes del inicio del actual ciclo Saptarishi y al terminar una década homónima (1), debido a que 360 años se contaban como "año divino".

Hay alusiones astronómicas en los primeros textos védicos que son previos a la Era de Tauro (nakshatras Krittika y Rohini), una fase en que se producía el equinoccio primaveral en Mrigashira, Punarvasu y Pushya (cuyo nombre védico es Tishya) (2). Las estrellas primarias de estas tres porciones son Meissa (Orión), Pollux (Géminis) y Asellus Australis (Cáncer) que coincidieron con el equinoccio en torno al 4060, 6300 y 7300 a. de C., respectivamente. Según Krishna Shastri Godbole, las observaciones estelares consignadas en obras hindúes se remontan incluso al 20.000 a. de C. (3).


Referencias

1. Georg Feuerstein, Subhash Kak y David Frawley, In Search of the Cradle of Civilization, Quest, 2da ed., 2001, p. 246.

2. Frawley, Gods, Sages and Kings, p. 165-99.
3. "India, cuna de la civilización", parte 3.

26 de febrero de 2022

India, cuna de la civilización (6 de 6)

David Pratt 
Enero de 2015


Contenido:

11. Asia Central, cuna de la Quinta Raza-Raíz


11. Asia Central, cuna de la Quinta Raza-Raíz

La Teosofía clasifica la evolución de nuestro planeta y sus habitantes en siete vastos periodos conocidos como "rondas", de las cuales ahora nos encontramos en la cuarta (1). Una ronda está dividida en siete estados evolutivos, conocidos como "Razas-Raíz" o "humanidades", y cada una de ellas dura muchos millones de años; las mismas almas encarnan en cada raza-raíz alternadamente. En la actualidad nos hallamos en la Quinta Raza-Raíz, conocida como "raza-raíz aria", la cual en el sentido más amplio incluye a todos los habitantes del mundo (2).

Según la Teosofía, la civilización no comenzó "pocos miles" de años atrás, sino hace unos 18 millones, en los últimas fases del Mesozoico, luego de que la Tercera Raza-Raíz lemuriana hubiera comenzado a desarrollar mentes autoconscientes (el Mesozoico finalizó hace 66 millones de años según los cuestionados métodos radiométricos de datación usados por la ciencia, y hace unos 8 millones de acuerdo con la cronología teosófica; ver "Geological Timescale" y "Diseño y evolución de las especies", parte 17). Se afirma que las últimas dos subrazas lemurianas plantaron ampliamente y en vastos lugares las primeras semillas de la civilización (3); "bajo la guía de sus Regentes Divinos construyeron grandes ciudades, cultivaron artes y ciencias, y eran versados en astronomía, arquitectura y matemáticas a la perfección". También edificaron ciudades de piedra y roca ígnea, una de las cuales estaba situada a unos 48 kms. al oeste de Isla de Pascua, que en realidad es el resto de un continente hundido. Los primeros y grandes centros citadinos surgieron en la región del continente lemuriano que ahora es la isla de Madagascar (4), y hubo pueblos civilizados y primitivos en aquellos días como ha sido desde siempre. Los últimos lemurianos se mezclaron con los primeros atlantes, cuyas civilizaciones se desarrollaron a través del Cenozoico. Se dice que los registros de estas civilizaciones perdidas están en manos de la Hermandad de Adeptos (5).

La raza atlante alcanzó su apogeo hace unos 4,5 millones de años en el Oligoceno; esto contradice la "teoría del primate ancestro", la cual asegura que las primeras especies de nuestro gen Homo aparecieron a inicios del Pleistoceno (6). Hace 4,5 millones de años los atlantes se encontraban en su "kali-yuga" y habían alcanzado la cúspide de su desarrollo material. Nuestra Quinta Raza-Raíz entonces estaba recién emergiendo, y sus primeros representantes existieron hace unos 7 u 8 millones de años. A medida que el continente atlante se hundía progresivamente surgieron nuevos territorios, incluyendo partes de América, África, Asia y Europa (oeste de los Urales rusos) (7) y tuvieron lugar muchas migraciones; de este modo, los ancestros de la Quinta Raza-Raíz se trasladaron a las flamantes regiones de Asia Central, lo que ahora es el Desierto de Gobi (o Shamo), una meseta alta y estéril donde había un hermoso mar interior hace mucho tiempo. En esa zona, la Quinta Raza-Raíz llegó a ser la más característica en su tipo hace alrededor de un millón de años (8). 

Fig. 11.1. Asia Central.

La tierra original centro-asiática de la Quinta Raza-Raíz abarcaba una enorme extensión incluyendo Irán, Baluchistán (la provincia más occidental de Pakistán), Afganistán, Kasajistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Tajikistán, Kirguistán, Mongolia, China noroccidental y Tíbet, además del desierto de Gobi, los mares Aral y Caspio y cadenas montañosas como Pamir, Hindukush, Tien Shan y Altyn Tagh (9). Aunque ahora constituye un gran desierto yermo, esta región una vez fue fértil, tenía un clima templado y fue el hogar de una serie de civilizaciones altamente avanzadas (...). 

Fig. 11.2. El desierto de Gobi consiste principalmente en roca desnuda expuesta en lugar de dunas.

[De acuerdo con ciertos intérpretes teosóficos] en la actualidad buena parte de esta vasta región en Asia Central es una planicie alta, pero en ese entonces tenía una altura comparativamente inferior. También en ese periodo un inmenso mar interior al norte se vaciaba en el Ártico, y todo lo que queda de él son los mares Negro, Azov, Caspio y Aral. Además, había un mar oculto en lo que ahora es Mongolia, el cual se evaporó cuando la tierra emergió lentamente. Europa todavía estaba bajo el mar en su mayor parte y los Alpes recién se elevaban, mostrado sólo algunos picachos y estribaciones. Vastos tramos de lo que conocemos como Rusia se elevaron sobre el mar, junto con el sur de Alemania, la costa de Francia y más tarde las Islas Británicas.

En Asia Central, cuando la tierra se elevó y cedieron los mares, el clima era mucho menos hospitalario y los desiertos comenzaron a invadir la tierra cultivable. Muchos pueblos comenzaron a migrar en todas direcciones, incluyendo al oeste o las recién elevadas tierras de Europa. A veces se encontraban con remanentes de atlantes (es decir, ancestros de chinos, mongoles, tibetanos, thais, japoneses, javaneses, fineses, húngaros y esquimales) contra los que lucharon, pero también se entremezclaron. De esta forma emergió y floreció una serie de civilizaciones que declinaron y desaparecieron alternadamente. Las sucesivas migraciones continuaron por una larguísima época, dando nacimiento a gentes históricas y conocidas como hindúes, asirios, medos, persas, babilonios y pueblos de Europa como celtas, las tribus germánicas y escandinavas, griegos, romanos, etc. La "separación de naciones" (o al menos su última fase) comenzó hace unos 700.000 años (siguiendo al hundimiento final de Ruta, una gran masa de tierra en el Pacífico), y a partir de ese momento varios grupos de migrantes se extendieron desde la tierra de Asia Central. Durante esa fase, los gigantes pos-atlantes se habían dividido en tipos más heterogéneos.

[En ocasiones se afirma] que la actual India primero fue colonizada desde el norte y casi simultáneamente por el sur, específicamente en lo que quedó de la antigua tierra atlante llamada Lanka (o Daitya), de la cual sólo permanece hoy el sector más septentrional, Sri Lanka (antiguamente Ceilán). Los habitantes de Lanka fueron llamados rakshasas por los hindúes y "etíopes del este" por los griegos, debido al color oscuro de su piel. Antes que Lanka alcanzara la cúspide de su prosperidad, existía en el Océano Atlántico un extenso y altamente civilizado conjunto terrestre, la "columna vertebral" de Atlántida. El continente entonces se fragmentó y desapareció dejando varias islas, como también sucedió con la Lanka asiática original. Más tarde, los emigrantes isleños en el Atlántico viajaron al este y se asentaron en nuevas regiones que se habían elevado del océano; estas flamantes islas más tarde se consolidaron en lo que son las altiplanicies de Abisinia (Etiopía) y las tierras al norte de ellas.

A medida que pasó el tiempo, esos atlantes viajeros siguieron la línea de levantamiento de tierra continuo hacia el norte, y éste fue el grupo racial atlante más antiguo que en eras posteriores dio origen a los egipcios arcaicos. El Egipto de la historia es el "don del Nilo", y su delta se formó a través de enormes acumulaciones de sedimento y arena llevadas desde el interior de África, esto es, Abisinia, Nubia y otros países. Los primeros colonos llegaron a Egipto hace unos 400.000 años (16).

Todavía más tarde, el delta original fue ocupado nuevamente por colonos atlantes de Poseidonis, hace unos 80.000 ó 100.000 años, y fueron estos individuos que construyeron las grandes pirámides. Ellos ya estaban relativamente mezclados con los arios, la nueva raza que por largos años había estado viniendo desde la meseta de Asia donde se habían refugiado durante el colapso de Atlántida.

Hace unos 8, 9 o quizá más miles de años, Egipto fue invadido y colonizado por emigrantes del sur de India y Lanka siguiendo dos rutas: una por el Océano Índico a Abisinia rodeando las comarcas y bajando por el río Nilo, y la otra sobre lo que es ahora el Istmo de Suez. Los registros egipcios hablan de estos inmigrantes como "hijos de Horus" (el Dios-Sol) oriundos del este. Estos "etíopes orientales" (un pueblo que resultó de la mezcla de grupos arios prístinos y la fuerte infusión de antiguos habitantes atlantes de Lanka) se combinaron con egipcios atlantes, dando origen al grupo compuesto racial que produjo las dinastías de Egipto. Blavatsky aseveró que los "etíopes del este" que llegaron de Lanka o Ceilán eran "una colonia de arios de piel muy oscura, los drávidas del sur de India, que adoptaron una civilización ya existente en Egipto", previamente a la unificación del Alto y Bajo Egipto por Menes (20).

La última migración de arios o indoeuropeos en India y otras partes es una de las muchas que han tenido lugar durante el pasado millón de años o más. Blavatsky subraya: "Las subrazas guiadas por la ley kármica o destino repiten inconscientemente los primeros pasos de sus respectivas razas maternas" (21). Fue desde las regiones de Asia Central, más al norte del lago Manasarovar, que los "arios" o brahmanes más tarde descendieron a la península india y fundaron Hindustán (22), y los Vedas, aunque compilados en la Tierra de los Siete Ríos, "existieron por muchas eras anteriores en el norte" (23). Blavatsky menciona que alrededor de 10 u 11.000 años atrás la corriente de conocimiento se desplazó lentamente a partir de las llanuras de Asia Central a India y hacia Europa y el norte de África, lo cual puede indicar cuándo comenzó la última gran migración "aria".

Miles de años antes que Grecia construyera su brillante civilización durante la Era de Pericles (mediados del siglo V a. de C.), una serie de culturas espléndidas -que pondrían a la nuestra en vergüenza- florecieron en lo que ahora es Persia y el oeste de Afganistán, y también en las tierras del norte y al este, actualmente una región estéril. En el transcurso del tiempo, seguramente se descubrirán restos de algunas de esas civilizaciones y otras más tempranas, por lo que la historia de la civilización humana seguirá teniendo sus raíces cada vez más atrás en el tiempo.

La historia de las diferentes culturas está determinada no sólo por el sistema político y económico, el nivel de tecnología, las relaciones comerciales y el poder militar, sino también por sus valores éticos y espirituales. La esencia de la civilización es traer a la realidad nuestras aptitudes más nobles y altruistas, y las capacidades intelectuales y espirituales más elevadas, cualquiera que sea el estado de desarrollo tecnológico. Los mitos mundiales sobre antiguas naciones fundadas por dioses y grandes seres sugieren que Sabios y Adeptos han jugado un papel clave en la guía del establecimiento y desarrollo de grandes culturas.

Existe una creciente percepción de que la idea que considera a nuestros ancestros como "inferiores" a nosotros es totalmente injustificada, y que nuestro propio y tan vanagloriado "progreso" ha tenido lugar a costa de valores espirituales más profundos. Como dicen Feuerstein et al: "En comparación con los sublimes valores e ideales de la Tradición Primordial, la nuestra es una civilización impregnada de ignorancia, atrapada en conceptos falsos, obnubilada en arrogancia y prejuicio, y extremadamente necesitada de reforma, si no de una revolución espiritual" (26).


Notas

1. Ver "Evolution in the fourth round", http://davidpratt.info.
2. Helena Blavatsky dice que la Quinta Raza-Raíz, aunque de manera incorrecta, se llama raza aria en general (DS 2: 434). "Aunque generalmente llamada aria, no era del todo tal, porque incluso estaba mezclada con otras razas a cuya etnología se da otros nombres" (DS 2: 429). "Las razas arias (...) variando de la piel café oscura, casi negra, a tonalidades oliva o rojizas, hasta el color crema, son todas provenientes de un mismo grupo, la Quinta Raza-Raíz" (DS 2: 249) (...).

Blavatsky dice que "el ocultista puede, al distinguir las coberturas áuricas definidas y las gradaciones de color en el hombre interno, determinar inequívocamente a cuál de las varias familias raciales humanas pertenece alguien, como también dictaminar a qué grupo o subgrupo particular respectivo pertenecen tal o cual persona o colectividad" (The Theosophist, septiembre-noviembre 1883).

Según la Teosofía, "los arios y su rama semítica son de la Quinta Raza" (DS 2: 266). No existe división entre los semitas (esto es, judíos y árabes) y los arios; los semitas son 'arios tardíos'" (DS 2: 200). Los judíos son "una tribu descendiente de los Tchandalas de India, los parias, muchos de ellos ex brahmanes que buscaron refugio en Caldea, Escitia [Sindh] y Aria [Irán], y realmente se originaron de su A-bram ('sin brahman') hace unos 8000 años. Los árabes son "descendientes de aquellos arios que no volvieron a India en la época de la dispersión de naciones, y algunos de ellos permanecieron en las fronteras de Afganistán y Kabul, y a lo largo del Oxus [Amu Darya], mientras que otros penetraron e invadieron Arabia". Fue por enseñanzas como éstas, y su incentivo de la hermandad universal, que la Sociedad Teosófica fue prohibida en la Alemania nazi (Sylvia Cranston y Carey Williams, HPB: The Extraordinary Life & Influence of Helena Blavatsky, Founder of the Modern Theosophical Movement, Santa Barbara, CA: Path Publishing House, tercera edición, 1994, p. 607-8).

3. DS 2: 198.
4. DS 2: 317.
5. DS 1: 646, 2: 334-5.
6. "Orígenes humanos: el mito científico del mono ancestral".
7. "La Teosofía y los Siete Continentes", esoterismo-guia.blogspot.com.
8. DS 2: 147, pie de página; 435.
9. Blavatsky indica que si India se llamara "cuna de la civilización", a este país tendría que darse una connotación mucho más amplia respecto a las primeras civilizaciones de la Quinta Raza: "Los Vedas, el brahmanismo y junto con ellos el sánscrito, fueron importaciones en lo que ahora reconocemos como India (...) Hubo un tiempo cuando las antiguas naciones del oeste incluyeron bajo el nombre genérico de 'India' a muchos de los países de Asia que ahora se conocen con otras denominaciones (...) Los países de Tíbet, Mongolia y el Gran Tártaro [norte de Asia Central, desde el Mar Caspio y los Montes Urales al Océano Pacífico] eran considerados [por algunos autores clásicos] como parte formante de India, y de esta manera, cuando decimos que India ha civilizado al mundo y fue el Alma Mater de las civilizaciones, artes y ciencias de todas las otras naciones (Babilonia y quizás incluso Egipto), nos referimos a la India arcaica o prehistórica, la India de los tiempos cuando el gran Gobi era un mar y los atlantes perdidos formaban parte de un continente íntegro que comenzaba en los Himalayas y llegaba hasta el sur de India, Ceilán, Java, e incluso hasta la lejana Tasmania" (The Theosophist, enero 1882, apéndice editorial).

12. DS 2: 178, 743-4.
13. DS 2: 425.
16. DS 2: 750.
20. La Révue Théosophique, mayo-agosto 1889.
21. DS 2: 768.
22. The Theosophist, junio 1883, pie de página. Blavatsky escribe: "Puesto que los brahmanes relativamente blancos habían venido desde el norte -cuando invadieron India con los drávidas de piel oscura-, así también los arios de la Quinta Raza deben buscar su origen de las regiones del norte (...) La raza aria nació y se desarrolló en el lejano septentrión, aunque posteriormente al hundimiento del continente atlante sus tribus emigraron al extremo sur de Asia" (DS 2: 768). De esta forma, es altamente improbable que Blavatsky se refiriera aquí a una migración violenta o conquista de India en el segundo milenio a. de C.

23. The Theosophist, junio 1883. La referencia de Blavatsky al "planisferio brahmánico verdadero (40° latitud norte)" podría indicar la distancia a ese punto boreal (Isis Develada, 1: 577).

26. In Search of the Cradle of Civilization, p. 283.

India, cuna de la civilización (5 de 6)

David Pratt 
Enero de 2015


Contenido:

10. Tierras y continentes sumergidos


10. Tierras y continentes sumergidos

Durante el último máximo glacial, hace aproximadamente 20.000 años, el nivel del mar estaba unos 140 mts. más bajo que hoy y un gran sector de las plataformas en torno a los presentes continentes se hallaba sobre el agua. Cerca del 5% de la superficie planetaria -unos 25 millones de km2- se ha sumergido por aumentos en el nivel marino desde las etapas finales en la última era de hielo. No fue un simple proceso gradual, pues tres derretimientos repentinos de hielo y el colapso de lagos glaciales desembocaron en tres episodios de rápidas inundaciones, y así miles de centímetros cúbicos de agua devastaron las capas polares de hielo, generando terremotos y maremotos. Los tres anegamientos comenzaron cerca de los años 14.000, 11.500 y 7500-8000 a. de C. y destruyeron muchos asentamientos costeros. De acuerdo a una estimación, la última de estas catástrofes elevó el nivel del mar a unos 25 mts. (5 mts. más alto que lo actual) en una tasa de 8 a 15 cms. por año (1).

Sondalandia es el nombre dado a la plataforma de Sonda -parte de la plataforma continental del sudeste asiático- cuando se hallaba sobre el mar durante la era glacial; también incluye la península de Malaca y las islas de Sumatra, Borneo y Java. Los aumentos en el nivel del mar sumergieron a Sondalandia en varias y rápidas fases, cubriendo un área del tamaño de India. Stephen Oppenheimer especula que Sondalandia pudo haber sido cuna de la civilización, y que antes y durante su inundación sus habitantes migraron por tierra y mar a la comarca principal asiática, incluyendo China, India y Mesopotamia, y a islas como Madagascar, Filipinas y Nueva Guinea, desde donde más tarde colonizaron Polinesia llegando a Nueva Zelanda, Hawai e Isla de Pascua. 

Fig. 10.1. Sondalandia (http://lloni.wordpress.com).

Oppenheimer puntualiza que la primera aparición de la alfarería ocurrió en el sur de Japón hace unos 12.500 años, no mucho tiempo posterior a la primera crecida. Los jarros comenzaron a fabricarse en China e Indochina unos 1500 años más tarde, unos 2500 a 3000 años antes de la aparición de la cerámica en Mesopotamia, India y la región mediterránea. El autor sostiene que Sondalandia fue también la primera región donde nació la agricultura, al encontrarse piedras para moler granos de cereal en las Islas Salomón del Pacífico suroeste, y que son tan antiguas que se dataron en al menos 26.000 años, mientras que ellas no se conocían ni usaban en el Alto Egipto o Nubia sino hasta hace 14.000 años, y en Palestina hasta unos 12.000 (2). Oppenheimer también sugiere que las lenguas austronesias se originaron en Sondalandia, aunque obviamente las hipótesis basadas en datos actuales pueden ser invalidadas por futuros descubrimientos.

Graham Hancock especula que la civilización Indus-Sarasvati fue fundada por los supervivientes de una civilización perdida, localizada en la plataforma continental que rodea a India, que se inundó por elevaciones del nivel marino entre 15.000 y 7000 años atrás (3). Es cierto que se han descubierto ciudades hundidas y estructuras megalíticas en la costa de India, como también en la placa continental de Egipto, Malta, Taiwán y las Bahamas, por ejemplo, aunque todavía es muy prematuro asumir que las civilizaciones se originaron en esas regiones. 

Fig. 10.2. Costa de India y Sri Lanka mostrando la extensión de la línea costera en el último máximo glacial (4).

Según el Mahabharata, la antigua ciudad dorada de Dvaraka (Dwaraka) se sumergió a fines de la Dvapara-Yuga y a comienzos de la presente Kali-Yuga (3102 a. de C.). Se dice que Krishna construyó Dvaraka sobre el sitio de una ciudad incluso más antigua llamada Kususthali. Dvaraka fue considerada por largo tiempo como "ficción", pero las investigaciones arqueológicas realizadas desde la década de 1980 han encontrado ruinas bajo el agua a profundidades de 3-10 mts. y hasta 1 km. en las cercanías del actual pueblo de Dwarka (Dwaraka) en la costa de Gujarat. S.R. Rao, fundador del Centro de Arqueología Marina del Instituto Oceanográfico Nacional de India (NIO, por sus siglas en inglés), clasificó las ruinas como pertenecientes al último periodo de la civilización Indus-Sarasvati, alrededor de 1700 a 1500 a. de C., pero otros arqueólogos del NIO creen que tienen sólo de 600 a 1200 años de antigüedad. En realidad no se encontraron artefactos Indus-Sarasvati en ese lugar, y dichos emplazamientos consisten en grandes paredes de roca construidas con grandes bloques bien encajados de piedra arenisca, a veces interpuestas por medios de encajes en forma de "L".

En 2001 una inspección hecha con un sonar de barrido lateral por el Instituto Nacional de Tecnología Oceánica de India (NIOT) en el Golfo de Khambhat (Cambay), mostró lo que algunos científicos consideran como extensos objetos geométricos en profundidades de 25-40 mts. y hasta 40 kms., partiendo desde la línea costera. Se afirma que el complejo urbano cubre un área rectangular de unos 9 kms. de largo y 2 de ancho, y se ha encontrado una segunda "ciudad" de tamaño similar un poco más lejos hacia el sur. Los artefactos recuperados -algunos de los cuales permanecen en litigio- incluyen herramientas de piedra, fragmentos de alfarería, remanentes de bajareque, restos de chimeneas y una pieza de madera (datada mediante carbono en unos 9500 años). El puerto de Lothal de la civilización del Indo se localiza al norte del Golfo de Khambhat, que se inundó completamente por aumentos en el nivel del mar hace 7700 y 6900 años (6), y actualmente dicho golfo tiene una gran actividad sísmica.

Las exploraciones arqueológicas marinas efectuadas por el NIO en la Bahía de Bengala han descubierto restos arqueológicos sumergidos en varias localizaciones en aguas costeras del estado de Tamil Nadu, incluyendo Mahabalipuram y Poompuhar (conocida también como Kaveripumpattinam), confirmando de esta forma las tradiciones tamil. Se hallaron restos de anillos de pozos en terracota, estructuras de ladrillo y jarras de almacenamiento en la zona intermareal fuera de Poompuhar en profundidades de hasta 8 mts., las que fueron datadas entre el 300 a. de C. y el 300 d. de C. En 1991 se halló una estructura en forma de U a 5 kms. de la costa a una profundidad de 23 mts., flanqueada por otra estructura semicircular y un montículo con forma oval. La periferia de la estructura en U mide 85 mts. y sus paredes tienen cerca de un metro de grosor y 2 en alto; las opiniones difieren en si están hechas por manos humanas. En 1993 se encontraron montículos en una extensión de 27 mts. bajo el agua, a 500 ó 600 mts. de la estructura en forma de U. Con excepción del hundimiento terrestre, un complejo que yace a 23 mts. de profundidad se habría sumergido por aumentos en el nivel del mar hace aproximadamente 11.000 años (7).

También se ha dado con extensas ruinas a un kilómetro o dos fuera de Mahabalipuram, a profundidades de hasta 13 mts., incluyendo bloques de piedra esparcidos de hasta 2 mts. de longitud, largas paredes con varias ramificaciones y escalinatas que conducen a una plataforma; los grandes bloques de roca en su mayoría están hechos de granito. Muchas de las estructuras de piedra están parcialmente expuestas a la marea baja, y así el equipo del NIO piensa que pueden ser los restos de templos con al menos 1200 ó 1500 años de antigüedad (la misma edad que los situados en tierra) que se sumergieron por una erosión costera. Otra opción es que esos restos sean mucho más antiguos que aquéllos en tierra, aunque los pescadores hablan de otras ruinas inexploradas más lejanas de la costa y en aguas mucho más profundas (8).

Fig. 10.3. Gran bloque de roca hallado fuera de Mahabalipuram, con una proyección para conectar a otros sectores (9).

El Mahabharata habla de un puente contruido por el ejército de monos del Señor Rama para permitirles alcanzar Sri Lanka desde la costa sudeste de India y rescatar a su consorte que había sido secuestrada. El Puente de Rama puede ser una formación natural, construida de arrecife y rocas sedimentarias, el cual se situaba a lo largo del Estrecho de Palk en algún momento en el 4500 AP (fig. 10.4). 

Fig. 10.4. Imagen satelital que muestra parte del sudeste de India y Sri Lanka.

Los antiguos textos medievales sánscritos y tamiles hablan de grandes masas de tierra que fueron tragadas por el océano al sur de Kanyakumari (Cabo Comorin), un pueblo localizado al extremo sur del subcontinente indio, en Tamil Nadu. Dicho territorio a veces se asocia con la dinastía antigua y semilegendaria de los Pandyans, que más tarde se conoció como Kumari Kandam ("continente virgen") o Kumari Nadu ("tierra virgen") (10). Los escritores tamiles más recientes estiman el tamaño de la masa de tierra hundida en cientos o miles de kilómetros cuadrados, y fijan la fecha de su hundimiento entre el 30.000 a. de C. al siglo III a. de C.

Se afirma que durante un periodo de 10.000 años los Pandyans establecieron tres sangams o academias para fomentar y enseñar varios conocimientos. Los dos iniciales estaban situados en Kumari Kandam; el primero fue fundado alrededor del 9600 a. de C. en una ciudad llamada Tenmadurai (sur de Madhurai), y luego de que éste fuera tragado por el mar se erigió un segundo sangam más al norte, en la ciudad de Kavatapuram; finalmente, el tercer sangam se estabeció en la moderna Madurai. Algunas tradiciones tamiles dicen que hubo siete sangams y hablan de tres inundaciones: en el 16.000 a. de C., 14.000 a. de C. y 9600-9500 a. de C., mientras Kumari Kandam se hundía cada vez más. Otras tradiciones hablan de otras cuatro anegamientos adicionales y más recientes (11).

Fig. 10.5. Kumari Kandam (en.wikipedia.org).

Ciertamente no ha habido continente en el Océano Índico durante los últimos miles de años, pero algunos escritores tamil han equiparado a Kumari Kandam con Lemuria, un antigua extensión en el Océano Índico propuesto por algunos geólogos en el siglo XIX para explicar las similitudes geológicas y otros rasgos entre África, India y Madagascar; se dice que se hundió en el periodo Cretácico y los teósofos más tarde adoptaron el nombre de Lemuria para designar el sistema continental global que existió en épocas de la Tercera Raza-Raíz lemuriana, la cual incluyó masas terrestres en los actuales océanos Índico y Pacífico (12).

Con el surgimiento del dogma sobre placas tectónicas a fines de la década '60, la idea de los continentes hundidos fue abandonada progresivamente por los geólogos de cabecera. Se supone que los actuales océanos se formaron dentro de los últimos 180 millones de años (esto es, desde el Jurásico temprano) por "placas tectónicas" que se deslizaban unas con otras, y mediante la formación de nueva corteza oceánica; no obstante, se han descubierto rocas continentales muy antiguas de hasta varios billones de años en los océanos del mundo y hay evidencia en aumento de la existencia de grandes masas térreas sumergidas (13). Muchos escritores alternativos, incluyendo Graham Hancock, aún creen en el postulado de placas tectónicas, aunque aceptan que la actividad sísmica puede provocar que se sumerjan áreas sólidas relativamente pequeñas o salir a flote en cantidades determinadas.

Los mitos que hablan de inundaciones son universales y presentan varios significados; se pueden referir a fenómenos físicos, espirituales, terrestres o cósmicos (14). Los mitos también comprenden diferentes eventos históricos en uno. En este aspecto, la leyenda de Kumari Kandam puede aludir tanto al hundimiento de tierra al elevar los niveles del océano y menor subsidencia terrestre en los pasados 15.000 años, y a la sumersión de muchas masas y más antiguas en el Océano Índico. De acuerdo con la tradición teosófica, muchos de los territorios postreros y de mayor extensión (Daitya) en el Océano Índico se hundieron hace unos 270.000 años (15).

Fig. 10.6. Áreas de tierra antigua (negro) en los océanos del mundo. Sólo se muestran aquellos sectores de los cuales existe evidencia sustancial. Sus límites exactos y extensión total todavía son desconocidos (16).


Referencias

1. Stephen Oppenheimer, Eden in the East: The drowned continent of southeast Asia, London: Weidenfeld y Nicolson, 1998, p. 18, 29-38, 232.

2. Ibídem, p. 18-9.
3. Hancock: Underworld: The mysterious origins of civilization, p. 157, 205.
4. Patrick D. Nunn, "Geohazards and myths: ancient memories of rapid coastal change in the Asia-Pacific region and their value to future adaptation", Geoscience Letters, 1:3, 2014, geoscienceletters.com.

5. Underworld, p. 107-9, 128, 210-2, 217-20; grahamhancock.com.
6. Underworld, p. 305-6,675-7;en.wikipedia.org/wiki/Marine_archeology_in_the_Gulf_of_Khambhat.

7. Underworld, p. 3-4, 150-1, 220-2, 253, 297-302, 683-4; A.S. Gaur y Sundaresh, "Underwater exploration off Poompuhar and possible causes of its submergence", Puratattva, n° 28, 1997-98, p. 84-90, hdrs.nio.org; S.R. Rao, "Marine archaeological explorations of Tranquebar-Poompuhar region on Tamil Nadu coast", Journal of Marine Archaeology, v. 2, 1991, p. 5-20, drs.nio.org; Sundaresh y A.S. Gaur, "Marine archaeological investigations on Tamil Nadu coast, India: an overview", The MUA Collection, 2011, themua.org.

8. "Marine archaeological investigations on Tamil Nadu coast, India: an overview"; Underworld, p. 678-84.

9. "Marine archaeological investigations on Tamil Nadu coast, India: an overview".
10. S. Ramaswamy, "History at Land’s End: Lemuria in Tamil spatial fables", Journal of Asian Studies, v. 59, n° 3, 2000, p. 575-602; en.wikipedia.org/wiki/Kumari_Kandam.

11. Underworld, p. 250, 254; Jijith Nadumuri, "Kumari Kandam", 2012, ancientvoice.wikidot.com.

12. "La Teosofía y los Siete Continentes", esoterismo-guia.blogspot.com.
13. "Continentes hundidos versus deriva continental".
14. Blavatsky, La Doctrina Secreta, 2: 138-48.
15. Ibídem, 1: 650-1.
16. Vadim Gordienko, "On plate tectonics", New Concepts in Global Tectonics Journal, v. 2, n° 4, 2014, p. 20-49, ncgt.org.

India, cuna de la civilización (4 de 6)

David Pratt 
Enero de 2015


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09. Influencias indias


09. Influencias indias

La antigua Mesopotamia es considerada como "cuna de la civilización" por los expertos occidentales. Desde el establecimiento de poderosas ciudades-estado en esa región alrededor del 4000 a. de C. hasta su conquista por Alejandro Magno en el 330 a. de C., el poder cambió de manos muchas veces entre sumerios, acadios, babilónicos, asirios, babilónicos y persas. 

Fig. 9.1. Mesopotamia.

[Hay autores que aseguran] que tanto sumerios como acadios fueron el origen para los inmigrantes de India, quienes se convirtieron en los caldeos y babilonios y más tarde los asirios. Helena Blavatsky dice que los acadios eran "una tribu de brahmanes hindúes, ahora denominados arios" (2) y también agrega: "Eran simplemente emigrantes en su camino al Asia Menor desde India, la cuna de la humanidad, y sus adeptos sacerdotales tardaron en civilizar e iniciar a un pueblo bárbaro". La autora agrega que la civilización babilónica "fue importada desde India y sus agentes fueron brahmanes hindúes" (3); desde sus orígenes, Babilonia era "sede del sánscrito y aprendizaje para los brahmanes" (4). Fueron los acadios quienes enseñaron misterios a los babilonios, el lenguaje sacerdotal y su religión (5).

Elam, un país ubicado en el suroeste de Irán y al este de Sumeria, fue una cultura fuerte y poderosa que dominaba las rutas comerciales de Asia Central e India, y tuvo prevalencia desde tiempos sumerios, y a veces fue su aliado y enemigo en otras. La antigua lengua elamita parece estar relacionada con el dravídico pues, por ejemplo, su ciudad capital era Susa y el Matsya-Purana menciona un hermoso poblado de nombre Susha consagrado al dios del océano Varuna. David Frawley sugiere que Elam era una antigua colonia védica a través de la cual la cultura védica se esparció o al menos influyó fuertemente en Oriente Medio (6).

El imperio acadio gobernó Mesopotamia, las regiones del levante y partes de Irán desde los siglos XXIV al XXII a. de C. Los asirios, que vivían en el noreste de Mesopotamia a fines del segundo milenio y comienzos del primero a. de C., consideraban a los acadios como sus ancestros y a veces se dedicaban a un culto religioso del imperio. Tuvieron violentos conflictos con muchas otras naciones, incluyendo arios védicos, y los textos brahmánicos hablan de ellos bajo una luz negativa, refiriéndose a ellos como "asuras" o demonios (7).

Caldea fue una nación babilónica del sur que emergió a inicios del siglo IX a. de C. La dinastía caldea continuó hasta la invasión persa en el 539 a. de C. y su prestigio era tal que "caldeo" se convirtió en sinónimo de "babilónico". Blavatsky afirma que Caldea también debía su cultura a los hindúes, ya que los acadios eran "progenitores e instructores arios" de los caldeos (8). Algunos escritores antiguos también usaron el término "caldeo" para referirse a una casta sacerdotal iniciada en las ciencias de la astrología y la magia (9).

La lengua sumeria no era semítica ni indoeuropea, sino de tipo aglutinante, posiblemente relacionada con el dravídico, y la lengua acadio-semítica se hablaba con amplitud en la Mesopotamia multilingüe desde el tercer al primer milenio a. de C. Los grupos lingüísticos indoeuropeos también estaban presentes en Mesopotamia, tales como los antiguos hititas, mitanni y casitas, que a mediados del segundo milenio a. de C. vivían en las regiones montañosas de Medio Oriente y gobernaron a Mesopotamia. La escritura hitita, así como su arte y rasgos físicos, se parecen a aquéllos de los sumerios, y por su parte los mitanni y casitas adoraban dioses védicos.

Los antiguos persas se consideraban arios; su religión, lengua y cultura están tan cercanas a aquéllas de los pueblos védicos que deben haber tenido un origen común. Puesto que los persas se trasladaron a Irán y el Medio Oriente, encontraron y desplazaron a los primeros pueblos indoarios tales como los mitanni de Siria, quienes hablaban un idioma y adoraban dioses similares a los védicos. La religión zoroástrica surgió aparentemente en Afganistán y se expandió hacia el oeste, desplazando a los arios védicos hasta Irán. Los expertos contemporáneos usualmente ubican a Zoroastro en torno al año 600 a. de C., pero los antiguos griegos lo databan en el 6000 a. de C. (10).

Frawley concluye que los persas e hindúes "provenían de una matriz cultural religiosa y védica común", y dice que ambos "reformaron la religión védica en diferentes maneras ya que la antigua enseñanza original del Rig-Veda degeneró con el tiempo". También afirma que cuando fueron a India siguiendo a la conquista musulmana de Persia en mitad del siglo VII, "los zoroastrianos pueden haber retornado a su tierra natal de origen" (11). Blavatsky está de acuerdo con que los zoroastrianos estaban asentados en India antes de inmigrar a Persia y volvieron a esa región mucho más tarde, pero ésta no era su tierra vernácula, pues sugiere que ingresaron a India al mismo tiempo que los primeros brahmanes, quienes vinieron del lejano norte. Ella agrega:

"Existe un abismo de eras entre Zoroastro, el instructor original del culto al Sol, y Zarathustra, el expositor prístino de las propiedades ocultas y poderes trascendentes del Fuego Divino (prometeico). El último fue uno de los tempranos hierofantes, uno de los primeros 'Athravans' (sacerdotes o 'profesores del fuego'), mientras que Zoroastro de 'Gushtasp' [rey iraní] vivió hace unos 4000 años a. de C." (12).

Uno de los nombres principales de la Divinidad en el Rig-Veda es asura, secundado sólamente por "deva". Asura deriva de la raíz as, significando "asentarse", "existir" o "tener poder", y más tarde adquirió otro significado, "a-sura", es decir, "no divino" o "demoníaco"; esto parece haber reflejado una creciente pugna entre las castas sacerdotal (brahmanes) y militar (kshatriyas), junto con la corrupción general de la sociedad. Asura como tal forma parte del nombre del dios supermo zoroástrico, Ahura-Mazda, mientras que daeva significaba "no divino" o "demoníaco". Ahura-Mazda corresponde al védico Varuna, el más grande de los asuras, y está asociado con el dios Mithra (13). Los antiguos asirios también adoraban a Asura, derivando a su ciudad capital y toda su cultura el nombre de su dios principal, Ashur, un dios solar y militarista (14). Los egipcios conocían a lo divino como Asar, el nombre egipcio de Osiris; asar también significa "asentarse", "ser, tener poder", tal y como en el sánscrito as. Además, los persas, asirios, hititas y egipcios usaban el disco alado como símbolo de su Dios-Sol (15).

El nombre mesopotámico más importante para la Divinidad es Il, y es usado por elamitas, fenicios, sirios, hebreos y árabes, y puede ser la denominación más común para la Divinidad entre los pueblos semíticos, aunque no está limitado sólo a ellos. El Allopanishad, un Upanishad corto y muy posterior que probablemente data de tiempos del emperador mongol Akbar (siglo XVI), equipara el Il semítico con el Ila del Rig-Veda y el culto a Varuna-Mitra. Frawley sugiere que Il (masculino) era originalmente un nombre de Varuna, y que Ila (femenino) era su consorte (16). Sobre esto el autor escribe: "Varuna-Il, tanto dios solar como oceánico, sería de esta forma el dios principal de los antiguos persas, asirios, egipcios, fenicios, elamitas, israelitas y árabes, así como de los arios" (17). El hebreo el o elohim (palabra plural traducida como "Dios" en el primer versículo del Génesis) podría ser otra forma del Il-Varuna védico (18).

Si vamos más atrás en el tiempo, las lenguas europeas se asemejan más al sánscrito y mayores son los parecidos entre culturas europeas antiguas y religiones solares de pueblos védicos. Los nombres europeos antiguos para la Divinidad tales como "deus" y "theos" se relacionan con el término sánscrito "deva". Actualmente la visión academicista es que jinetes kurganes -hablantes del protoindoeuropeo- y provenientes de las estepas septentrionales de los mares Negro y Caspio, llegaron a Europa entre 6000 y 5000 años atrás. La hipótesis anatolia alternativa propone que las lenguas indoeuropeas se propagaron con la expansión agrícola desde Anatolia hace unos 7500 ó 6000 años. Frawley objeta que esta teoría "no comprende las suficientes regiones orientales acerca de sus orígenes arios" (19). Algunos análisis lingüísticos recientes sugieren que la dispersión de las lenguas indoeuropeas comenzó alrededor del 8400 a. de C. (20).

Blavatsky asevera que "la forma más temprana de culto religioso y gobierno, tanto teocrático como sacerdotal, y sus hábitos y costumbres, todos hacen referencia a un origen hindú" (21). En el siglo XIX se decía comúnmente que los griegos habían tenido una influencia importante en las culturas egipcia e india; sin embargo, el flujo de ideas parece haber ido principalmente desde India hacia Egipto y luego a Grecia, o bien desde Egipto a ésta última. Se sabe que ciertos sabios y ascetas de India visitaron la Hélade, y que hubo una colonia india en Menphis hacia el 500 a. de C. Existía un vigoroso comercio entre Grecia e India y los mercaderes y pensadores indios también solían viajar a Alejandría. También Tales, Solón y Pitágoras estudiaron con filósofos egipcios; el último permaneció cerca de 22 años en Egipto, viajando de templo en templo, y otros 12 años más en Babilonia. Hay muchos paralelos entre los egipcios y la mitología india y su simbolismo. El pensamiento indio influenció los cultos mistéricos griegos de Dionisio y Orfeo, las tradiciones maniqueas y nepolatónicas, la terapéutica de Alejandría y a los esenios de Palestina (22).


Notas

2. H.P. Blavatsky, Isis Develada, TUP, 1972 (1877), 2: 46. Blavatsky también escribe: "Los ancestros de los misteriosos acadios -los Chandras o Indu-vansas, los Reyes Lunares cuya tradición les muestra reinando en Prayag (Allahabad) en épocas anteriores a nuestra era- habían venido de India y trajeron con ellos el culto a sus ancestros, al Soma, y de su hijo Budha [Mercurio] que más tarde llegó a ser el culto de los caldeos" (DS, 1: 392).

3. Isis Develada, 1:576; La Doctrina Secreta (DS), 2:203.
4. DS 1: xxxi.
5. Isis Develada, 2:457.
6. Frawley, Gods, Sages and Kings, p. 274.
7. Ibídem, p. 268-70.
8. DS 2:202, 226.
9. Blavatsky, Theosophical Glossary, p. 75.
10. Gods, Sages and Kings, p. 264-8.
11. Ibídem, p. 268.
12. The Theosophist, junio 1883.
13. Gods, Sages and Kings, p. 165, 266.
14. Ibídem, p. 268.
15. Ibídem, p. 270-1.
16. Ibídem, p. 276-7.
17. Ibídem, p. 278.
18. Ibídem, p. 280.
19. Ibídem, p. 287-93.
20. R.J. Ryder y G.K. Nicholls, "Missing data in a stochastic Dollo model for binary trait data, and its application to the dating of Proto-Indo-European", Journal of the Royal Statistical Society, Serie C ("Applied Statistics"), v. 60, 2011, p. 71-92, onlinelibrary.wiley.com; R.D. Gray y Q.D. Atkinson, "Language-tree divergence times support the Anatolian theory of Indo-European origin", Nature, v. 426, 2003, p. 435-9, nature.com; R.D. Gray, Q.D. Atkinson y S.J. Greenhill, "Language evolution and human history: what a difference a date makes", Philosophical Transactions of the Royal Society B, v. 366, 2011, p. 1090-1100, rstb.royalsocietypublishing.org.

21. Isis Develada, 2: 436-7; ver también 1: 589, 2: 431, 435.
22. Feuerstein et al., In Search of the Cradle of Civilization, p. 23, 250-1.