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13 de mayo de 2024

El debate sobre los experimentos Ganzfeld

Chris Carter, "Science and Psychic Phenomena" (2007), capítulo 7


[N.del T.: el efecto Ganzfeld (del alemán "campo homogeneizado") es un recurso en parapsicología que sirve para comprobar facultades telepáticas y extrasensoriales. Con este objetivo, es necesario suprimir los sentidos físicos de una persona para facilitarle el reconocimiento de información emitida desde otras fuentes, por lo común imágenes. De esta manera, cuando el individuo es expuesto a un campo de estímulo uniforme, el cerebro amplifica el ruido neuronal para encontrar símbolos audiovisuales faltantes, y según los parapsicólogos, es esto lo que permitiría detectar ondas telepáticas de otras personas, aunque también puede generar ciertos tipos de alucinaciones].

El psicólogo Ray Hyman, por mucho tiempo critico de la indagatoria psi y miembro fundador del CSICOP [Comité para la Investigación Científica de Afirmaciones Paranormales], no estuvo de acuerdo con las inferencias de Charles Honorton y llevó a cabo su propio metanálisis sobre los datos Ganzfeld. Este hecho generó un debate, cuyos inicios se publicaron en dos números completos del Journal of Parapsychology en 1985 y 1986.

Hyman afirmaba que era demasiado alto el cálculo del 55% de estudios significativos, y adscribiendo una serie de escollos con las 42 pruebas, en vista de que algunos investigadores utilizaron más de una medida para determinar un resultado exitoso (análisis múltiple); peor aún, existía la posibilidad de que ciertos pesquisantes hubieran “regateado”, aplicando diversos criterios a los datos hasta encontrar un parámetro que fuera “indicativo”. También planteó la hipótesis de un sesgo favorable para llegar a resultados satisfactorios.

Este es el llamado problema del “archivador”, es decir, cuando tienden a reportarse los experimentos con resultantes propicias, mientras que las fallas simplemente languidecen en cajones llenos de informes. Finalmente, Hyman presentó los resultados de un análisis estadístico que aspiraba a mostrar una relación entre el número de errores en cada estudio y el éxito reportado, sosteniendo que los ensayos más incompletos solían informar las puntuaciones más altas. Al ajustar todos esos factores, Hyman concluyó que la tasa de éxito real estaba cerca de lo predicho por el azar.

Honorton aceptó la primera de estas críticas, y concedió que el análisis múltiple era en realidad un contratiempo. En respuesta, limitó su análisis sólo a aquellas 28 pruebas que genuinamente reflejaban las tasas de acierto obtenidas para calcular el porcentaje de logros directos, definiendo un resultado exitoso sólo como aquel donde el sujeto clasificaba al objetivo en primer lugar. Utilizando esta medida uniforme, 23 de las 28 instancias obtuvieron productos superiores a la expectativa aleatoria, y el 43% del total de ensayos arrojó frutos significativos. El promedio general de aciertos fue del 35% (25% esperado por casualidad) y el intervalo de confianza del 95% osciló entre 28 y 43%. Además, los resquicios de que esto ocurriera sólo por casualidad eran de mil millones a uno (1).

Honorton evidenció que estas resultantes positivas no se debieron sólo a uno o dos laboratorios, pues los 28 experimentos provinieron de diez recintos diferentes: uno dirigido por el psicólogo británico Carl Sargent, que contribuyó con nueve; el de Honorton con cinco; otros dos que realizaron tres cada uno; dos instalaciones replicaron dos cada una, y las cuatro restantes contribuyeron con un estudio por separado. Así, la mitad de los controles vino sólo de dos laboratorios, siendo uno de ellos el de Honorton.

En consecuencia, Charles analizó los productos de cada laboratorio y encontró que eran significativos para seis de los diez establecimientos. Incluso si proscribiéramos los resultados de las dos instalaciones más prolíficas, las probabilidades contra el azar seguían siendo de 10.000 a uno (2). Por lo tanto, las respuestas positivas no podían explicarse mediante análisis múltiple, o como efecto de que sólo uno o dos lugares contribuyeran con la mayor parte de los estudios. Luego Honorton abordó las otras críticas de Hyman.


Informes selectivos

Durante mucho tiempo se ha venido creyendo que en todos los campos puede haber un sesgo a favor para reportar y publicar estudios con desenlaces positivos. Dada la naturaleza controvertida de su tema, los parapsicólogos estuvieron entre los primeros en abordar esta dificultad, y en 1975 la Asociación de Parapsicología adoptó una política contraria a la retención de datos no significativos, siendo éste un hecho único entre las disciplinas científicas. Además, en 1980 Susan Blackmore realizó una encuesta entre parapsicólogos para comprobar si había un sesgo a favor de notificar resultados exitosos de Ganzfeld, y concluyó que no había ninguno. Descubrió sólo diecinueve estudios homónimos completos, pero no declarados; siete de ellos (37%) tuvieron secuelas significativamente positivas, una proporción muy similar a aquélla de los testeos en el metanálisis que lograron frutos llamativos de modo independiente (43%) (3).

Aún así y como en teoría no es posible saber cuántos ensayos no reportados pueden permanecer en cajones de archivos, Honorton utilizó una técnica de metanálisis con objeto de calcular cuántos experimentos Ganzfeld desconocidos y no significativos se necesitarían para abreviar las resultantes informadas a niveles de probabilidad. Acerca de las 28 pruebas Ganzfeld sobre impacto directo, se requerirían 423 no reportadas y no significativas respecto a una proporción de ensayos sin informar, para una tasa aproximativa de 15 a 1 de estudios divulgados versus desconocidos. Puesto que una sesión Ganzfeld comporta más de una hora y considerando el bajo número de laboratorios equipados en el mundo para esta clase de experimentos, no es sorprendente que Hyman coincidiera con Honorton en que los informes selectivos no podían explicar la importancia de los resultados (4).


Defectos del estudio

Una de las críticas más frecuentes a la investigación psi es que la mayoría de controles tiene errores metodológicos. Se afirma que esas instancias mal diseñadas y ejecutadas explican muchos resultados positivos; por ende, si se descartaran dichos ensayos, las secuelas favorables desaparecerían.

Afortunadamente, el metanálisis proporciona una técnica para determinar en qué medida los traspiés metodológicos pueden dar cuenta de desenlaces satisfactorios. Cada estudio se categoriza según el grado de presencia de un defecto concreto, y luego estas calificaciones se correlacionan con los productos del control. De esta manera, las congruencias positivas más grandes entre la presencia de fallas y resultados exitosos respaldarían el reclamo de que aquéllos se deben simplemente a fallas del estudio. Uno de los engaños más graves en la investigación psi es la fuga sensorial, en que un sujeto es capaz de adquirir conocimiento del objetivo por medio de sentidos ordinarios, ya sea sin percatarse o recurriendo a trampas intencionales.


Fuga sensorial

A través de privación sensoria y habitáculos acústicamente sellados, el diseño Ganzfeld tiende a minimizar cualquier oportunidad de fuga sensorial del objetivo. Sin embargo, los críticos plantearon que si los experimentadores que tratan con sujetos conocen el objetivo, de alguna forma pueden sesgar la elección de éstos últimos. Un estudio contenía ese lapsus, pero en realidad los sujetos obtuvieron puntuaciones levemente por debajo de la probabilidad. Otra opción de fuga sensorial es si la imagen física usada por el remitente se incluye en el conjunto de imágenes entregadas al receptor para que las evalúe, y así tal vez éste pueda darse cuenta consciente o inconscientemente de que la figura meta haya sido manipulada. Esto se conoce como "hipótesis de los dedos grasientos", y aunque los controles Ganzfeld contemporáneos utilizan grupos duplicados de objetivos, no fue así en algunos de los primeros estudios.

Hyman y Honorton concluyeron que no existía un vínculo sistemático entre las fallas que posiblemente condujeran a una fuga sensorial y la resultante del ensayo. Charles también informó que, incluso si se descartaran los testeos que no emplearon conjuntos de objetivos duplicados, las respuestas seguían siendo muy significativas, con probabilidades de aproximadamente 100.000 a uno (5).


Aleatorización inadecuada

Luego Hyman concentró sus reparos en lo que, según él, constituían errores en los procedimientos aleatorios. Esta práctica es importante en los experimentos Ganzfeld, e implica dos aspectos: a) cada objetivo potencial debe tener las mismas posibilidades de ser seleccionado, y b) cada objetivo no debe aparecer en una posición predecible, cuando se muestra al sujeto el conjunto de cuatro imágenes-objetivo al final de la sesión.

Hyman aseguró descubrir una relación importante entre los defectos de la aleatorización y los desenlaces exitosos, mientras Honorton dijo que no existía tal vínculo. La fuente del disenso se remonta a definiciones contradictorias de equívocos, y quizá en esta parte del análisis se adscribiría a diferencias de sesgo. Después de todo, Hyman es un escéptico confirmado desde hace mucho tiempo, y Honorton había estado efectuando investigaciones psi durante décadas.

Sin embargo, ninguno de los diez participantes en el debate publicado en 1986 aprobó las conclusiones de Hyman, mientras que cuatro no parapsicólogos -dos estadísticos y dos psicólogos- convergieron explícitamente con el parámetro de Honorton (6). David Saunders, estadístico en psicología, fue uno de los primeros profesionales independientes en abordar el estudio de fallas por Hyman, y concluyó que "todo el análisis no tiene sentido" (7).

No obstante y si bien muchos han argumentado históricamente que los equívocos de proceso pueden explicar resultados positivos en controles psi, el análisis por Hyman fue pionero en cuantificar realmente el nexo entre errores y respuestas significativas. En cualquier caso, él continuó insistiendo en que había vínculos entre la aleatorización inadecuada y los frutos del estudio, pero admitía que "la base de datos actual no respalda ninguna conclusión firme" entre ambos aspectos (8).

Como se mencionó anteriormente, diez críticos y partidarios adicionales de la parapsicología añadieron comentarios sobre el debate. En su mayoría, los críticos no estaban convencidos, pero hubo una salvedad notable: el matemático inglés Christopher Scott -y conocido escéptico- describió el razonamiento de Honorton como "el argumento más convincente sobre la existencia de PES [Percepción Extra-Sensorial] que he encontrado hasta ahora" (9).


El "Comunicado Conjunto"

Quizás el evento más atípico en la siguiente ronda del debate fue un "comunicado" del que eran coautores Hyman y Honorton. En lugar de seguir con la discusión, crearon un apéndice que comenzaba enumerando sus diferencias y puntos de acercamiento: "Estamos de acuerdo en que existe un efecto general significativo en esta base de datos, que no puede explicarse razonablemente por informes selectivos o análisis múltiples. Seguimos discrepando sobre el nivel en que el resultado constituye evidencia de psi, pero pensamos que el veredicto final aguarda la iniciativa de experimentos futuros realizados por una gama más amplia de investigadores, y con arreglo a estándares más estrictos" (10).

Luego describieron esos parámetros imprescindibles con que deberían ejecutarse futuros testeos Ganzfeld. Estos incluían férreas precauciones de seguridad contra fugas sensoriales y posibles fraudes, pruebas requeridas de los métodos de aleatorización, y la insistencia en documentar detalladamente los procedimientos experimentales, las técnicas aleatorias y el estado del control, ya sea que se destinara a confirmar hallazgos previos o investigar condiciones nuevas. Uno de los colegas parapsicólogos de Honorton señaló que “[Charles] estaba especialmente interesado en lograr que Hyman aceptara públicamente dichos criterios, pues los pseudoescépticos son conocidos por cambiar las reglas del juego tras cumplirse todas las objeciones anteriores, y cuando los nuevos experimentos continúan proporcionando resultados positivos" (11).

En este punto cabe subrayar lo extraordinario de la discusión, ya que marcó una gran diferencia en los intercambios retóricos habituales entre los parapsicólogos y sus críticos. Poco antes de las primeras rondas, Hyman escribió: “El nivel del debate en los últimos 130 años ha sido una vergüenza para todos quienes creen que los académicos y científicos se adhieren a estándares de racionalidad y juego limpio” (12).

Tras publicarse el anuncio conjunto, el psicólogo Robert Rosenthal señaló: “Los parapsicólogos y científicos en general mantienen una enorme deuda de gratitud con Ray Hyman y Charles Honorton por su cuidadoso y extenso trabajo analítico y meta-analítico sobre el problema Ganzfeld. Su intercambio generó una relación de claroscuros especialmente llamativa, y muchas de las cuestiones importantes ahora se han puesto de relieve con audacia" (13).

También es destacable el final de la segunda ronda mediante dicho comunicado, pues marcó la primera vez que un parapsicólogo y un crítico colaboraron en una declaración de esta índole. Ahora se preparaba el escenario para ver si futuros ensayos Ganzfeld -practicados de acuerdo con estándares más rigurosos- continuarían proporcionando efectos indicativos. Pero antes que se diera a conocer el producto de los nuevos experimentos, ocurrió un incidente muy extraño.


El informe del Consejo Nacional de Investigaciones [EE.UU.]

“Quizás nuestros corolarios más sólidos se encuentren en el área de la parapsicología”, manifestó el orador leyendo su discurso preparado. Los asistentes permanecían en silencio cuando aquél hizo una pausa para lograr un ligero efecto dramático, y prosiguió: "El comité no encuentra ninguna justificación científica en las investigaciones realizadas durante 130 años para la existencia de fenómenos parapsicológicos" (14).

Los extractos corresponden a la perorata de John Swets en diciembre de 1987, ante los periodistas que repletaban el lugar. Swets era presidente de un comité creado por el Consejo Nacional de Investigación (NRC), cuyo cometido era evaluar diversas técnicas de mejoramiento de desempeño humano, y en las que estaba interesado el ejército norteamericano. Así, se organizó la conferencia para informar las secuelas de ese proyecto de dos años y que costó casi medio millón de dólares.

Tres años antes, el Instituto de Investigación del Ejército [Army Research Institute o ARI] pidió a dicho Consejo -una extensión de la Academia Nacional de Ciencias- que abordara fenómenos como el aprendizaje durante el sueño, visualizaciones guiadas, meditación, telepatía y clarividencia. Con vistas a garantizar equidad, el ARI generalmente nombraba a un observador imparcial a cargo de monitorear los contratos de investigación, pero en este caso designaron al doctor George Lawrence, un psicólogo militar civil con historial opuesto a la investigación psi. Por ejemplo, junto con Ray Hyman tuvo un rol decisivo al suprimir un proyecto de parapsicología en Stanford, financiado por el Pentágono en 1972 (15), y cuando el Consejo empezó a formar subcomités para explorar las diferentes áreas, señalaron a Hyman para comandar el grupo de parapsicología. En el momento en que Hyman ocupaba ese cargo, era además miembro activo del consejo ejecutivo del CSICOP.

Los únicos estudios psi evaluados en el reporte fueron aquéllos de Ganzfeld, y la apreciación del NRC se fundamentaba en el metanálisis por Hyman. Recordemos que dos años antes coincidía con Honorton en que “hay un efecto global significativo en esta base de datos que no puede explicarse razonablemente por informes selectivos o análisis múltiples”, y que “varios investigadores produjeron resultados significativos” (16); pues bien, ninguno de esos puntos se menciona en dicha reseña. Durante la conferencia de prensa, Hyman anunciaba que "la mala calidad en la investigación psi fue una sorpresa para todos nosotros, y creíamos que el trabajo terminaría siendo mejor" (17).

El comité del NRC solicitó informes de especialistas externos, pero en parapsicología no se consultó a ningún profesional del área; en cambio, encargaron un reporte al psicólogo James Alcock, quien como Hyman, también es miembro del CSICOP y ampliamente conocido por sus libros y artículos que atacan los trabajos en parapsicología.

También se pidió un dictamen al psicólogo Robert Rosenthal (Universidad de Harvard), mundialmente célebre en evaluar afirmaciones de estudios controvertidos en ciencias sociales, y junto con Monica Harris, preparó un documento sobre la calidad de los exámenes en cinco áreas abordadas por el comité. Refutando las opiniones de Hyman ante la prensa, escribieron que de esos cinco ámbitos “sólo los estudios Ganzfeld en PES cumplen con los requisitos básicos de un diseño experimental sólido" (18), y concluyeron: "La situación para el dominio de Ganzfeld parece razonablemente clara. Creemos que sería inverosímil considerar los datos nulos [esto es, inferir que los resultados se deben al azar] dada la p [probabilidad] combinada de estos 28 estudios (...). Cuando la tasa de precisión esperada bajo el valor nulo es 1/4, estimamos que el promedio obtenido es aproximadamente 1/3" (19).

En otras palabras, la pareja declaró que los resultados Ganzfeld no eran azarosos, y el índice de exactitud rondaba el 33%, cuando se esperaría un 25 si la "suerte" fuera el único motivo. Increíblemente, John Swets llamó a Rosenthal y le exigió que retirara el apartado que era favorable a la parapsicología, mas el autor se negó. En el relatorio final de la NRC, dicho artículo se cita sólo en las diversas secciones que tratan temas no relacionados con parapsicología, y tampoco se menciona nada en la parte que trata sobre ese tópico.

El psicólogo John Palmer, Charles Honorton y Jessica Utts, profesora de estadística en la Universidad de California (Davis), concibieron un rebatimiento amplio y detallado contra el informe del comité. Este escrito llevó al senador estadounidense Claiborne Pell a solicitar que la Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso emprendiera una indagatoria con un grupo más sensato. Su iniciativa dio lugar a un taller celebrado el 30 de septiembre de 1988, que reunió a parapsicólogos, críticos y expertos en campos vinculantes. El reporte de la instancia concluyó que la parapsicología necesita "una audiencia más justa en un espectro más amplio de la comunidad científica, para que los factores emocionales no impidan el análisis objetivo de resultados experimentales" (20).

Mucho más revelador fue un artículo escrito al año siguiente -como desafío al NRC- por el coronel retirado John Alexander, quien formó parte de la investigación castrense sobre varios temas perquiridos en el comité:

"Me desempeñaba como informador a los miembros de la junta mientras investigaron el Informe EHP [Enhancing Human Performance]. También fui encargado de Tecnología Humana Avanzada para el Comando de Seguridad e Inteligencia del Ejército (1982-1984), y durante la preparación de ese documento dirigí la Oficina de Conceptos de Sistemas Avanzados, en el Comando de Laboratorio del Ejército estadounidense. Creo tener buenas aptitudes para revisar las conclusiones del comité. Muchas organizaciones del Ejército ya venían experimentando con diversas técnicas para mejorar el desempeño humano, y con frecuencia habían visto resultantes muy llamativas (...). Varias personas en la alta dirección del Ejército consideraron que contratar un organismo tan prestigioso como la NRC (...) proporcionaría un informe creíble en que se podría basar la administración de fondos públicos para los cometidos de investigación militar, en el campo de la mejora del desempeño humano.

La tarea de administrar el contrato recayó en la ARI. Fueron ellos quienes propusieron que el doctor George Lawrence, psicólogo civil del Ejército con experiencia en biorretroalimentación, fuera Representante Técnico de Oficiales de Contratación (COTR), es decir, un observador imparcial que no participa en el estudio y garantiza que sea técnicamente sólido.

Desafortunadamente (...) Lawrence estaba lejos de ser ecuánime, pues tenía prontuarios por su postura firme y pública contra muchos ámbitos de análisis. De hecho, en una asignación previa con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA), Lawrence tuvo un rol gravitante en el bloqueo de fondos para investigación psíquica (psi) en el Instituto de Stanford (SRI) (...). Para lograrlo, Lawrence había acudido al SRI con Ray Hyman, un conocido crítico de los fenómenos psi (...). Ambos terminaron efectivamente con la financiación de DARPA para el SRI, que era la única pesquisa patrocinada por el gobierno en ese momento.

Antes de organizarse la junta directiva del EHP, Lawrence me dijo en 1984 que trataba de incorporar a Hyman al mismo grupo, y lo consiguió. El problema respecto a la credibilidad del Informe es que Ray era la única persona asignada que demostró cierta familiaridad con la literatura de investigación parapsicológica, y desde el principio se conocía su postura incrédula. Hyman es miembro fundador del CSICOP, el autoproclamado 'grupo de vigilancia' que se opone a los estudios parapsicológicos (...)".

"Por lo anterior, cuestioné desde el inicio los inconvenientes de 'sesgo' y 'objetividad' aplicables a la génesis del comité. Parece claro que Lawrence, y luego Hyman y James Alcock (otro fundador del CSICOP y crítico de estos estudios) siguieron un camino intencional para desprestigiar el trabajo en parapsicología (...). A lo largo de la sección correspondiente del Informe EHP, la junta se refirió sólo a aquellos artículos publicados que respaldaban su posición, e ignoró el material favorable (...)".

"Entonces, ¿qué debemos colegir sobre el reporte EHP? (...). Primero, es muy relevante que un conjunto particular de desacreditadores no pudo encontrar ninguna 'prueba inconcusa' ni 'alternativa plausible' a la hipótesis psi (...). Segundo, deberíamos preocuparnos por que el tribunal científico más alto del país operó de manera tan parcial y dura, y no parece haber ningún canal para apelar o revisar su trabajo. ¿Y a qué le temen? ¿Es tan 'urgente' amparar la ortodoxia científica rehusando pruebas y suprimiendo opiniones contrarias?" (21).


Los estudios Autoganzfeld

Poco después de aparecer el relatorio por la Oficina del Congreso, se presentaron las secuelas de nuevos experimentos Ganzfeld que cumplían a cabalidad con los estándares rígidos descritos en el Comunicado Adjunto. Desde 1983, Honorton y sus colegas trabajaron en una nueva serie de testeos controlados por computadora o "Autoganzfeld", la cual continuó hasta 1989 cuando la ausencia de fondos obligó a cerrar el laboratorio de Honorton.

Los principales cambios fueron el uso de ordenadores para regular los ensayos, y la introducción de cámaras de video en circuito cerrado para presentar fragmentos de películas breves e imágenes estáticas como objetivos. Durante la sesión, ni el experimentador ni el receptor podían monitorear los eventos al interior de la sala del emisor, que también estaba aislada acústicamente y protegida contra influjos electromagnéticos.

Los objetivos dinámicos consistieron en ochenta fotografías y ochenta videos cortos, incluyendo pistas de sonido, todos grabados en cinta de video. Puesto que el metanálisis de los experimentos previos reveló un nexo positivo entre la tasa de aciertos y el uso de estos blancos, los diseñadores del Autoganzfeld deseaban probar si el empleo de aquéllos generaría mayores índices de éxito.

Los controles automatizados y recintos herméticos estaban concebidos para neutralizar fugas sensoriales por accidente o trampa intencional. Además, se incluyó a dos magos de escenografía que se especializaban en fingir aptitudes psi, con miras a comprobar si el Autoganzfeld tenía susceptibilidad a engaños o fraudes. Uno de ellos era Ford Kross, funcionario de la Asociación de Artistas Psíquicos, quien declaró por escrito: "En mi capacidad profesional como mentalista, revisé el sistema automatizado Ganzfeld en los Psychophysical Research Laboratories [PRL], y descubrí que proporciona una excelente seguridad contra el engaño de los sujetos" (22). El otro mago fue Daryl Bem, psicólogo de la Universidad de Cornell, quien convergió con las apreciaciones de su homólogo sobre los procedimientos de seguridad, y colaboró con Honorton en un artículo atañente a las experiencias Ganzfeld de 1994 (23). Bem ha ejercido como mentalista durante muchos años y también forma parte de la misma Asociación que Kross.


Resultados

En los seis años del Autoganzfeld participaron 100 hombres y 140 mujeres como receptores en 354 sesiones, con edades comprendidas entre 17 y 74 años, mientras que los estudios fueron conducidos por ocho encargados diferentes, incluyendo a Honorton.

Durante las once pruebas que totalizaron dicho número de sesiones, se obtuvieron 122 aciertos directos para una tasa de éxito global de 34%, cuando se esperaba un 25% por casualidad; así, estas secuelas son casi idénticas al promedio del 35% en el metanálisis de 1985. El nuevo intervalo de confianza del 95% osciló entre 30 y 39%, y las probabilidades de que esas resultantes no se producían por azar son de casi 45.000 a 1.

Asimismo, los testeos abarcaron todas las sesiones efectuadas a lo largo de seis años; en otras palabras, no existía un “archivador” de estudios no reportados. Se confirmó plenamente la hipótesis de que los objetivos dinámicos rendían mayores tasas de acierto, y en general, las sesiones que los empleaban arrojaron promedios satisfactorios del 40%, frente al 27% con objetivos estáticos (24).

Otras consecuencias incluyeron la corroboración de nexos entre el desempeño psi y varias características personales de los receptores, como extraversión, vivencias psi previamente informadas y la creatividad o dotes artísticos. Todos esos factores predijeron significativamente los éxitos, pero la relación con capacidades artísticas fue particularmente notoria. En una sesión con veinte estudiantes universitarios de la Escuela Julliard de Artes Escénicas, los sujetos lograron acertar en 50%, uno de los coeficientes más altos conocidos para una sóla muestra. Es más: seis de ocho músicos (75%) identificaron objetivos correctamente, con probabilidades de casi 250 a 1,25.


Y tenía que salir el melindroso fingido...

Años antes, Honorton y Hyman subrayaron la necesidad de incluir criterios estrictos y una mayor gama de expertos en estudios de parapsicología; así, las pruebas Autoganzfeld cumplieron con esas demandas. Sus frutos demostraron ser estadísticamente significativos y consistentes con aquéllos de la base de datos anterior; además, hubo enlaces entre variables conceptualmente relevantes y el desempeño psi, también replicando hallazgos precedentes. Hyman comentó: "Los experimentos de Honorton han producido resultados intrigantes (...). Si otros laboratorios independientes pueden generar secuelas parecidas con las mismas relaciones e igual atención a una metodología rigurosa, entonces es posible que la parapsicología finalmente haya capturado a su esquiva presa" (26).

Como implica el autor, los controles Autoganzfeld no estaban adheridos al parámetro de que las recreaciones fueran hechas por "un grupo más amplio de científicos", pero en 1995 las resultantes fueron repetidas por tres laboratorios adicionales. El primer segmento de la Tabla 7.1 muestra aquéllas de las primeras iteraciones Autoganzfeld en los Laboratorios de Investigación Psicofísica de Honorton (Princeton, Nueva Jersey), y los otros identifican las respuestas de laboratorios en tres países diferentes.

Tabla 7.1. Replicaciones Ganzfeld a partir de 1995.

En 1995, Dick Bierman (Universidad de Amsterdam) informaba que en cuatro experimentos las tasas de acierto llegaron al 34, 37,5, 40 y 36% para 124 sesiones, y el índice de satisfacción combinada fue de 37% (27). El mismo año, Robert Morris, Kathy Dalton, Deborah Delanoy y Caroline Watt divulgaron el corolario de 97 pruebas en la Universidad de Edimburgo (28), y finalmente Broughton y Alexander describían las consecuencias de 100 controles en el Instituto de Parapsicología de Carolina del Norte (29).

Los 28 estudios del metanálisis primigenio acarrearon una tasa de éxito combinada del 35%; más tarde, Robert Rosenthal la estimó en cerca del 33%, cuando se esperaba un 25 por obra del "azar". Como se puede ver en la Tabla 7.1, el promedio general de aciertos combinados en todos los experimentos alcanza un 34%, y Jessica Utts declaró: "Se trata de un efecto robusto, que si no ocurriera en un ámbito tan inusual, la ciencia ya no lo cuestionaría como fenómeno real. Es poco factible que los problemas metodológicos puedan explicar la notable consistencia de los resultados" (30).


Un nuevo "reto"

En 1999 apareció un "desafío" a las pretensiones de Honorton para replicar el Autoganzfeld. Los psicólogos Julie Milton y Richard Wiseman publicaron un breve artículo donde exhibían resultados de treinta estudios Ganzfeld desde 1987, el comienzo escogido para que “los diseñadores de las pruebas tuvieran acceso a Hyman y las directrices de Honorton (1986)" (31). Dichos controles se obtuvieron de catorce artículos escritos por diez personas de siete laboratorios, que comprenden en total 1198 sesiones; no se utilizó ningún criterio para seleccionar los ensayos, y sus autores siguieron una política de "incluir en nuestra base de datos todos los estudios psi que utilizaron la técnica Ganzfeld" (32).

El promedio de éxito combinado de esos 30 experimentos llega al 27,5%, un guarismo menor a los intervalos de confianza del 95% de los dos primeros y con más relevancia. Milton y Wiseman concluyeron: "Los nuevos estudios Ganzfeld muestran un tamaño del efecto cercano a cero, y una acumulación general estadísticamente no significativa (...). Este desdoro en la replicación podría indicar que los resultados Autoganzfeld eran falsos (...). Alternativamente, las diferencias de secuelas entre los Autoganzfeld y la nueva base de datos podrían deberse a que ésta última no se llevó a cabo en condiciones psi-conducentes. Cualquiera que sea el motivo, las resultantes Autoganzfeld no han sido replicadas por un 'espectro más amplio de investigadores', y no se puede considerar que el paradigma homónimo constituya evidencia sólida del funcionamiento psíquico" (33).

Sin embargo, más tarde se develó que Milton y Wiseman viciaron su análisis estadístico al no considerar el tamaño de la muestra. Dean Radin sumó el número total de aciertos y ensayos en esos treinta experimentos (el recurso estándar para realizar metanálisis), y encontró un producto estadísticamente significativo con probabilidades de 20 a 1.

Los treinta ensayos elegidos por la dupla variaron en tamaño desde cuatro hasta cien, pero se sirvió de un modo estadístico que ignoró el factor N (muestra). Supongamos que tenemos tres estudios, dos con N= 8 y dos aciertos (25%) y un tercero de N= 60 con 21 éxitos (35%). Si descartamos la cifra de muestras, el índice no ponderado de aciertos es sólo del 28%, pero el promedio reunido de todas las secuelas satisfactorias es poco menos del 33%, y en términos simples, este fue el equívoco del dueto "incrédulo", pues si hubiera sumado aciertos y errores, realizando luego una prueba-t simple y unidireccional, encontraría productos significativos al nivel del 5%. Como Utts observó más tarde, si Milton y Wiseman hubieran hecho el testeo binomial exacto, las resultantes habrían sido llamativas a un nivel inferior al 4%, con probabilidades contra el azar de 26 a 1.

Otro fallo del "reto" consistió en no incluir un estudio prolongado y de gran éxito por Kathy Dalton debido a una fecha límite arbitraria, a pesar de que se publicó casi dos años antes que el artículo de dicha pareja (34); tuvo amplia discusión entre los parapsicólogos, fue parte de una tesis doctoral en la universidad de Julie Milton, y se presentó en una conferencia presidida por Wiseman dos años antes de que ambos difundieran su "protesta".

En el Comunicado Conjunto, Hyman y Honorton pidieron a los futuros investigadores Ganzfeld, como parte de sus “protocolos más rigurosos”, que documentaran claramente el estado del experimento, es decir, si se pretendía confirmar hallazgos anteriores o pesquisar condiciones nuevas (35). La tercera falla por Milton y Wiseman fue que agrupaba todos los controles, independiente de si el estatus de cada uno era asertivo o exploratorio. En otras palabras, no hicieron ningún intento de definir el nivel en que los testeos individuales cumplían con el precepto Ganzfeld estándar.

El artículo de Milton-Wiseman abrió un vigoroso debate en línea, que culminó con un texto publicado en el Journal of Parapsychology, escrito conjuntamente por un psicólogo y dos parapsicólogos. Tras un breve resumen de la discusión hasta ese momento, Bem, Palmer y Broughton señalaron: "Una de las observaciones realizadas durante el debate fue que varios estudios que contribuyeron con puntuaciones z-negativas al análisis [es decir, las secuelas fueron menores de lo esperado por casualidad] habían utilizado procedimientos que se desviaban notablemente del protocolo Ganzfeld estándar, y semejante evolución no es mala ni fortuita. Muchos investigadores psi creen que la confiabilidad del método básico está suficientemente bien establecida, para justificar su uso como herramienta para una mayor exploración psi. De esa manera, y en lugar de seguir efectuando réplicas precisas, han ido modificando el proceso y extendiéndolo a territorio desconocido. No es sorprendente que tales desvíos del repriz exacto tengan un mayor riesgo de fallas; por ejemplo, en vez de emplear estímulos visuales, Willin ajustó el procedimiento Ganzfeld para ver si los emisores podían comunicar objetivos musicales a los receptores, y no fue así. Cuando esos estudios se incluyen en un metanálisis indiferenciado, el tamaño del efecto general se reduce, y malévolamente, el procedimiento Ganzfeld se convierte en víctima de su propio éxito" (36).

Bem, Palmer y Broughton se propusieron verificar su hipótesis de que las mermas en puntuaciones promedio se debían a que los controles eran explorativos y no confirmatorios. Se pidió a tres evaluadores independientes no familiarizados con estudios Ganzfeld recientes -y por ende desconocían el producto de los mismos- que calificaran el nivel en que cada uno de los testeos nuevos se apartaba del protocolo estándar. Luego se reexaminó la base de datos para probar el supuesto de que las tasas de aciertos estaban correlacionadas positivamente con el grado en que los procedimientos experimentales se adhirieron a los formalismos. Los evaluadores asignaron una clase a cada uno de los 40 estudios, y se promediaron sus categorías. La clasificación osciló de 1 a 7, donde éste último indica el mayor grado de cumplimiento del protocolo, como se describe en dos artículos por Honorton a principios de la década '90.


Resultados

Según la hipótesis, las tasas de éxito se correlacionaban significativamente con el rango en que las técnicas experimentales se ajustaron a los principios establecidos. Si definimos como “estándar” a aquellos estudios que se ubicaron por sobre el punto medio de la escala (4), entonces las recreaciones modélicas obtuvieron aciertos generales del 31,2%, mientras que los no paradigmáticos produjeron sólo 24%. Las secuelas son aún más espectaculares si consideramos sólo los controles de replicación clasificados en el puesto 6 y superiores: esas 21 pruebas (más de la mitad de la muestra) lograron un promedio de satisfacción general del 33%, casi igual a las instancias previas.

No tiene mucho sentido realizar más iteraciones, y varios de quienes tengan un compromiso previo con el pseudoescepticismo tal vez jamás cambien sus asertos públicos, sin importar cuántos estudios se implementen. Sólo se podrán lograr avances reales si los investigadores están dispuestos a explorar nuevas fronteras.

Las tablas adjuntas evidencian que las resultantes fueron repetidas por múltiples investigadores en diferentes laboratorios y culturas, con tasas de acierto similares. En 1996 Hyman escribió: “Los argumentos a favor del funcionamiento psíquico parecen mejores que nunca (...) no tengo una explicación preparada para estos efectos observados” (37), y así los escépticos de camelo perdieron la contienda.

Tabla 7.2. Reiteraciones desde 1996.

Tabla 7.3. Sinopsis (1974-1999).


Notas sobre el tamaño del efecto y la muestra

Vimos que los investigadores aislaron ciertas variables, como la capacidad artística y el uso de objetivos dinámicos, que parecen mejorar el rendimiento psi más allá de lo que se esperaría normalmente; pero hasta hoy el promedio global de aciertos se mantiene muy constante -alrededor de 33% frente al 25% por azar-, lo cual corresponde en términos generales a un éxito cada tres sesiones, mientras que la "suerte" predeciría uno de cada cuatro.

Puede que esto no sea muy impresionante, pero es aleccionador comparar los resultados con aquéllos de un importante ensayo médico, que buscaba definir si la aspirina reducía las chances de ataques al miocardio. El estudio se interrumpió luego de seis años, porque ya estaba claro que tomar dicho fármaco cumplía ese objeto, y se consideró injusto mantener el tratamiento alejado del grupo control que consumía placebos. Los frutos de esas pruebas se celebraron como un "gran avance científico", pero al final se descubrió que ingerir aspirina reduce la probabilidad de infartos en sólo 0,8%, un guarismo casi diez veces menor que el efecto observado en los experimentos Ganzfeld (38).

La prolongada controversia Ganzfeld se explica en parte porque la magnitud de las secuelas no es "lo suficientemente grande" para ser advertida, y sin ayuda de estadísticas. Cuando los tamaños del efecto son reducidos, se necesitan muestras grandes para proporcionar el poder estadístico con tal de percibir la resultante. El testeo de la aspirina se realizó con más de 22.000 participantes, pero si hubiera comportado 2200, las consecuencias no habrían tenido significación estadística.

Si el verdadero índice de aciertos en las pruebas Ganzfeld fue sólo 33% frente al 25% esperado, entonces un experimento con treinta sesiones (promedio de los 28 estudios del metanálisis de 1985) tiene aproximadamente una probabilidad entre seis de encontrar un efecto llamativo, al nivel del 5%; y con cincuenta, las posibilidades llegan a una de cada tres. De esta manera, hay que expandir el porte de la muestra a cien sesiones para alcanzar un punto de equilibrio, donde las chances quedan en 50/50 de hallar respuestas apreciables (39).

Algunos "escépticos" semejan tener problemas para asimilar la importancia del tamaño de la muestra, o tal vez deciden ignorarlo. Jessica Utts complementa: “Cuando se trata de un efecto pequeño o mediano, se necesitan cientos o miles de intentos para establecer una 'significancia estadística' (...). A pesar de las continuas protestas por Hyman sobre la falta de repetibilidad en parapsicología, nunca he visto una iniciativa escéptica de concretar experimentos con suficientes ensayos para acercarse siquiera a asegurar el éxito" (40).


Referencias

1. Honorton, “Rhetoric over Substance", p. 206; Bem y Honorton, “Does Psi Exist?”
2. Radin, The Conscious Universe, p. 79.
3. Blackmore, “The Extent of Selective Reporting of ESP Ganzfeld Studies”.
4. Hyman y Honorton, “A Joint Communiqué", p. 352.
5. Honorton, “Meta-analysis of Psi Ganzfeld Research: A Response to Hyman”; Radin, The Conscious Universe, p. 81–82.

6. Harris y Rosenthal, “Postscript to ‘Human Performance Research’”; Saunders, “On Hyman’s Factor Analyses”; Utts, “Rejoinder”.

7. Saunders, “On Hyman’s Factor Analyses”, p. 87.
8. Hyman y Honorton, “A Joint Communiqué”, p. 353.
9. Scott, “Comment on the Hyman-Honorton Debate”, p. 349.
10. Hyman y Honorton, “A Joint Communiqué”, p. 351.
11. Radin, The Conscious Universe, p. 85.
12. Hyman, “A Critical Overview of Parapsychology”.
13. Rosenthal, “Meta-analytic Procedures and the Nature of Replication", p. 333.
14. Descrito en Broughton, Parapsychology, p. 322. Ver también “Academy Helps Army Be All That It Can Be” (noticias y comentarios); Druckman y Swets, Enhancing Human Performance.

15. Alexander, “Enhancing Human Performance”, p. 12.
16. Hyman y Honorton, “A Joint Communiqué”, p. 352.
17. “Academy Helps Army Be All That It Can Be”.
18. Harris y Rosenthal, “Human Performance Research”, p. 53.
19. Ibídem, p. 51.
20. “Report of a Workshop on Experimental Parapsychology”.
21. Alexander, “Enhancing Human Performance”.
22. Bem y Honorton, “Does Psi Exist?”
23. Ibídem.
24. Utts, “Replication and Meta-analysis in Parapsychology".
25. Bem y Honorton, “Does Psi Exist?” Ver también Schmeidler, Parapsychology and Psychology; Dalton, “Exploring the Links”; Krippner, “Creativity and Psychic Phenomena”; Palmer, “Extrasensory Perception”; Honorton, Ferrari y Bem, “Extraversion and ESP Performance”.

26. Hyman, “Comment”, p. 392.
27. Bierman, “The Amsterdam Ganzfeld Series III & IV”.
28. Morris, Dalton, Delanoy y Watt, “Comparison of the Sender/No Sender Condition in the Ganzfeld".

29. Broughton y Alexander, “Autoganzfeld II”.
30. Utts, “An Assessment of the Evidence for Psychic Functioning”, p. 21.
31. Milton y Wiseman, “Does Psi Exist?”, p. 388.
32. Ibídem, p. 388.
33. Ibídem, p. 391.
34. Dalton, “Exploring the Links”.
35. Hyman y Honorton, “A Joint Communiqué”, p. 361.
36. Bem, Palmer y Broughton, “Updating the Ganzfeld Database”, p. 208.
37. Hyman, “Evaluation of Program on Anomalous Mental Phenomena”.
38. Steering Committee of the Physicians Health Research Group, “Preliminary Report”.

39. Utts, “The Ganzfeld Debate”.
40. Utts, “Response to Ray Hyman’s Report”, p. 3.

19 de marzo de 2022

Clarividencia y telepatía


La siguiente selección corresponde al capítulo IV del libro "Poderes Inexplorados de la Mente", elaborado por los especialistas españoles Joaquín Gómez Burón y Joaquín Martín Muñoz (Ediciones Quorum, Madrid, 1986).

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Aunque la parap­sicología moderna estudia ambos fenómenos de la mente como distintos, en realidad resulta muy difícil ha­llar los elementos que los distinguen, y al menos en aparien­cia, telepatía y clarividencia se presentan como el mismo hecho. Sin embargo, intentemos profundizar un poco en ambos conceptos.

Por telepatía hemos entendido siempre una transmisión de pensamiento, de mente a mente, sin el concurso de los mecanismos habituales de ex­presión o captación: vista, oído, voz... Como tal transferencia de pensamiento, la telepatía está constatada hasta la saciedad por la experiencia popu­lar y mediante experimentación en laboratorio con ayuda de métodos estadísticos. Es, por tanto, un fenómeno paranormal bastante común, que se produce de preferencia en los ni­ños.


Los limites de la clarividencia

Con el término clarividencia nos referirnos en parapsicología a una presunta capacidad de la mente para recibir información acerca de los suce­sos que tienen lugar en la materia inanimada y que pueden objetivarse, sin que, por supuesto, tomen parte en dicha transmisión los órganos de los senti­dos, ni se reciban los datos en el cerebro a través de sus funciones conocidas.

Podríamos referirnos a que una persona mani­fiesta dotes de clarividencia si en alguna ocasión predice una gran hecatombe -la erupción de un vol­cán, por ejemplo-, un accidente de aviación con gran número de víctimas o algo por el estilo. Es indispensa­ble en la clarividencia que la percepción extrasen­sorial se lleve a efecto simultáneamente con el su­ceso, en el mismo instante que se produce el hecho que se "ve".

Como no existe medio alguno por el cual la infor­mación de lo que pasa llegue al sujeto clarividente, hay que pensar que es la mente de éste la que se transporta, de alguna manera, hasta el lugar de la acción, y capta in situ la información. ¿Es posible esto? Desde luego, las barreras materiales desapa­recen, el espacio también -al menos como se con­cibe vulgarmente- y el tiempo se inmoviliza, como una fotografía obtenida al instante.

El clarividente -y así lo acepta la parapsicología aunque no pueda demostrarlo [materialmente]- es capaz de penetrar con su mente en recintos cerrados de forma hermética y desplazarse hasta lugares en verdad inaccesibles, atravesando incluso muros ciclópeos como si éstos fueran éter. Lo normal también es que la persona que manifiesta dotes de clarividen­cia lo haga igualmente respecto a telepatía, precognición, etc. La manifestación puede llevarse a cabo en estado de sueño, espontáneamente, me­diante alucinaciones, en trance hipnótico, etc.


Un ejemplo bien documentado de clarividencia

Se realizó en Madrid, con la intervención como testigos de una serie de personalidades que, por su formación intelectual-científica y solvencia moral avalaron plenamente la certeza de los resul­tados.

El dotado clarividente, Joaquín Argamasilla de la Cerda y Elío, marqués de Santa Clara, aceptó so­meterse a una prueba rigurosa para comprobar si podía "ver" el contenido de una caja hermética­mente cerrada. Los testigos fueron el notario Cándido Casanueva y Gorjón, Joaquín Mendez Ormaza, ingeniero de minas, Francisco Icaza, diplomático e intelectual, y el ingeniero de Caminos Manuel Maluquer.

El experimento se llevó a cabo en un piso del domicilio n° 5 de la Plaza del Rey madrileña, el 8 de marzo de 1923. El notario Casanueva levantó acta de la sesión experimental, y lo que en ella aconteció puede resumirse así:

Al individuo en prueba se le vendaron los ojos y situó frente a una caja de acero, hermética­mente cerrada y sellada, en cuyo interior se había introducido previamente la hoja de un libro de texto ("Derecho Romano", del catedrático Pedro Gómez de la Serna). La página fue arrancada del volumen precisamente por el notario, sin ver de qué folios se trataba. Con ello se evitaba que pudiera produ­cirse un fenómeno telepático, aunque fuera de modo inconsciente, entre el dotado y él. El acta que levantó Casanueva tras la realización del experimento relata literalmente lo que si­gue:

"Entregada por mí la caja herméticamente sella­da al señor Argamasilla, a quien no pierdo de vista ni un sólo instante, a los dos minutos aproximadamente dice él: 'Vi un número, 240, y un escrito cortado cuya primera línea dice '...transmite como los derechos y obligacione' (falta la 's'). La segunda línea dice: 'El motivo porque el esclavo que podia estip' (la 'v' esta cortada por medio de la letra). Ordenado por mí que suspenda la lectura, extraigo el trozo de hoja que hay en la caja y la confronto ante testigos con lo dictado por el señor Argamasilla, resultando exacta la lectura.

Inmediatamente el señor Méndez Ormaza -inge­niero de minas-, estando en habitación distinta a la que ocupa el señor Argamasilla, corta un trozo es­cogido al azar, correspondiente a una hoja del 'Ro­mancero del Cid', sin verla ninguno de los corres­pondientes. Introducido dicho trozo en la caja de metal sin que lo vea Argamasilla, que perma­nece en habitación distinta, se le entrega aquélla, herméticamente cerrada, e inmediatamente dice: 'Veo un número romano formado por la L, la X, y tres III; debajo, escrito en tinta negra y papel grue­so hay escrito lo siguiente: Entre los nobles y el vulgo de este pueblo zamorano -coma- hablan­do con Diego Ordóñez -acentuada la O- está el viejo Arias Gonzalo. En las palabras que dice con pecho feroz y airado, hay una raya verde cortada'. Extraído el trozo de papel impreso y confrontado con lo dicho por Argamasilla, resulta absolutamente conforme".

[Nota del administrador: Como pueden saber quienes son dados a la indagatoria imparcial, poco tiempo después de este experimento hubo una gran polémica en torno a las capacidades de Argamasilla por causa de las pruebas a que lo sometió el mago y escapista Harry Houdini, quien determinó que el marqués era un "estafador". Nótese, no obstante, que (a) Houdini estuvo muy lejos de representar un investigador ecuánime, sino que el odio visceral que incubó contra los espiritistas estaba motivado por su egolatría publicitaria y rencor contra aquéllos tras la muerte de su madre, la cual según él habría dado "claves" convincentes de su permanencia en el más allá a través de médiums consultados, fallando éstos en su cometido; y (b) Harry dejó bastante que desear en el plano "profesional" según consigna la información disponible (http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:LqRJpzRAmzUJ:https://www.telegraph.co.uk/culture/10499625/Secret-behind-Houdinis-famous-escapes-unlocked.html&hl=es-419&gl=cl&strip=1&vwsrc=0, traducir en línea).

Después de todo, su ilusionismo tenía muy poco de "mágico", como puede apreciarse en la ulterior develación de sus "trucos" (https://curiosidades.fun/personajes/los-mejores-trucos-de-houdini-revelados/). "El resentido y narcisista que esté libre de pecado, que lance la primera piedra". Pues, ¿qué puede ser más cizañero, idiota y de mala clase que tratar de negar capacidades espirituales o parapsíquicas mediante "actos de magia" totalmente inútiles y superfluos para un desarrollo integral de la humanidad? ¡Gracias, Harrycito!]. 

Argamasilla (derecha) con Houdini.  


Analizando fríamente los hechos

El relato anterior corresponde a un experimento total­mente válido, realizado bajo el más riguroso de los controles; no hubo fraude y la capacidad mental del sujeto de la experimentación demostró ser auténtica y extraordinaria. Pero ¿se trataba de clarividen­cia, o era otro tipo de fenomenología paranormal afín o similar a ella, como la telepatía?

Intentemos analizar fríamente los hechos. Las páginas encerradas en la caja metálica, que Argamasilla leía con toda facilidad, tuvieron que estar en contacto directo con el instrumento de co­nocimiento del sujeto, los ojos en este caso, o directamente con su cerebro. ¿Cómo? ¿Fueron los ojos capaces de taladrar con su capacidad visual el metal de la caja?

Evidentemente no; hay que negar esa posibili­dad. ¿Emitieron las páginas desde el interior de la caja información suficiente para que la mente del dotado formara la imagen en su interior? En parapsicología moderna existe una corriente que defiende ésta última posibilidad, argumen­tando que todo en el Universo está rodeado por una especie de envoltura fluídica, a través de la cual todo se transmite simultáneamente y en to­das direcciones. A simple vista parece una tonte­ría más de parapsicólogos aficionados; aunque, quién sabe.

[Nota: véanse "Usos militares de la parapsicología" y "Los elementales y la Luz Astral", para ver cuán "tonta" puede "ser" la afirmación previa]. 

Pero centremos nuestra atención en hechos más concretos y creíbles. Supongamos que un sujeto "ve" cómo se produce el choque de dos aviones en el momento de despegar desde un aero­puerto. Lo ha contemplado simultáneamente al mo­mento en que el accidente se produjo, y el hecho es extraordinario o paranormal para él mismo y los demás.

Se trata obviamente de un dotado psíquico. Pero el investigador está obligado a plantearse si, quizá cerca del aeropuerto, en un lugar alto desde donde las pistas se contemplan perfecta­mente, no se encontraba en el momento de la catástrofe una persona que, en efecto, vio el choque de los aviones y luego, inconsciente­mente, transmitió de modo telepático las imágenes al supuesto vidente. No sería entonces clarivi­dencia, sino telepatía: transmisión de mente a mente.


Telepatía en el laboratorio

En teoría al menos, la telepatía puede producirse entre dos sujetos separados uno del otro por miles de kilómetros. Incluso se escribió -aunque no hay aporte de pruebas suficientes para creerlo- que se ha dado este hecho mediante transmisión de imágenes por un sujeto emisor desde las profundidades oceánicas, en el interior de un submarino nuclear sumergido bajo los hielos del Polo Norte, a un gabi­nete de investigación de una universidad en Estados Unidos donde las recibía otro telépata recep­tor con toda claridad, como si la distancia fuera sólamente de unos metros.

Admitamos la posibilidad. Pero lo que más nos interesa es comprobar si la telepatía puede demos­trarse en laboratorio, sometidos los supuestos telépatas a los severos controles de investigadores.

Las pruebas son muy sencillas. Bastan unas cartas, parecidas a los naipes de una baraja, en número de 25. Sustituiremos las figuras de los naipes por otras de tipo Zener: círculo, cua­drado, estrella, símbolo "+" y líneas curvas a modo de "olas". Cada símbolo deberá estamparse en cinco cartas. Colocaremos a la pareja de supuestos telépatas uno frente a otro; el emisor se encargará de ir levantando las cartas del mazo que sostiene en su mano y mirándolas, una a una, en el orden en que vayan apareciendo.

Tras mirar la figura que aparezca en cada car­ta, se concentrará en ella e intentará transmitir su imagen al receptor, quien a su vez se esfuerza por captar las representaciones que se le transmiten, e irá apuntándolas. Si los aciertos superan a los esperados por azar, se puede pensar que la facultad telepática existe, y habrá que asegurarse de ello mediante sucesivos experimentos.


Pruebas con los naipes Zener y su reemplazo

Las cartas Zener presentan ciertas ventajas so­bre las comunes: ofrecen sólamente cinco símbolos, muy diferentes entre ellos y muy fáciles de identificar o "ver" por sus trazos. Además, no existe posibilidad de confusiones entre palos y números.

El cálculo estadístico de aciertos -para averiguar si éstos se producen por encima de la media espera­ble por azar- es también sumamente sencillo, por­que como son 25 cartas repartidas entre cinco símbolos, la probabilidad de acierto por azar será 1/5; es decir, cada cinco cartas extraídas del mazo se deberá producir un acierto. Como es lógico, en las sucesivas extracciones la proporción variará, pero ese hecho no repercutirá grandemente en el valor estadístico de la prueba.

Actualmente, el mazo Zener se ha sustituido por dos paneles eléctricos e iguales, que se accionan con un pulsador o palanca. En la parte superior y en zona bien visible, se hallan estampa­dos sobre cristal separadamente las cinco representaciones que ya conocemos.

El sujeto emisor-telépata acciona el pulsador de un símbolo determinado, y el receptor situado a distancia -a ser posible en otra habitación- acciona­rá a la vez su aparato, pulsando el interruptor del símbolo que piense activó el "interlocutor". Este sistema es más preferido, porque se estima que con él puede comprobarse el fenómeno telepático puro sin posibilidad de confundirlo con clarividencia o precognición.

Aunque el mazo de cartas estuviera bien baraja­do, la mente podría captar por clarividencia la co­locación material de los símbolos, o adivinar qué carta va a salir después o antes de otras.


El efecto de declinación

En todas las pruebas de laboratorio que se llevan a cabo en investigaciones parapsicológicas, hay que tener en cuenta que los sujetos sometidos a comprobación van decreciendo en sus poderes o aciertos a medida que los ensayos se suceden y repiten. Es como si el cansancio hiciera mella en sus facultades. Por este motivo, no debe extrañarnos que el mismo sujeto proporcione resul­tados estadísticos con algunas diferencias e incluso muy dispares.

Los parapsicólogos conspicuos dicen que este declive en las facultades paranormales -lo que ellos llaman efecto de declinación- es un síntoma de que en efecto nos encontramos ante un dotado, y no existe truco.


La clarividencia, a prueba

También el mazo de cartas Zener, o sus símbolos impresos en paneles eléctricos, sirven para compro­bar en laboratorio la verosimilitud de clarividencia, pero se ha de proceder en otra forma que con los experimentos de telepatía.

En el caso de la clarividencia, no existe ni debe haber transmisión entre emisor y receptor. Por ello, la persona que baraja dichas cartas y luego las extrae del mazo, no deberá verlas nunca por la cara donde llevan impresos los dibujos. Tras mezclar y cortar el mazo, las irá elevando una a una, sin darles la vuel­ta. El sujeto sometido a prueba de clarividencia intentará adivinar qué símbolo lleva cada lámina. Se harán cinco montones, cada uno correspondiente a una figura, y al final de la prueba se hará el re­cuento de aciertos.

La probabilidad de aciertos por azar es 1/5, como en el caso de los experimentos para telepatía. Por encima de ese baremo habrá que comenzar a pensar en que existe realmente el fenómeno de clarividencia, pero por supuesto es necesario insistir con pruebas sucesivas.

Este experimento presenta una variante, que es preferida por muchos parapsicólogos, y con­siste en que las cartas no se retiran del mazo, sino que el supuesto clarividente indicará, y se apunta­rá así, el orden que presentarán las figuras den­tro de aquél. También algunos, más es­crupulosos, desean que el barajado se realice mecánicamente y que el mazo se sitúe lejos del sujeto para evitar así concomitancias o confusiones con otros fenómenos de precognición e hipe­restesia.


Electrónica y percepción sensorial

A partir de 1934, cuando Joseph Banks Rhine publicó los resultados de sus primeras experien­cias de laboratorio relativas a la percepción extrasensorial, algunos investigadores opinaron que, en muchos casos por lo menos, era convenien­te cambiar los símbolos Zener que era realmen­te muy claros, aunque poco sugerentes, por otros que motivaran más a los sujetos sometidos a investigación: por ejemplo, cartas con escenas eróticas, representaciones de animales, escenas sobrecogedoras, etc. Pero la técnica del experimento siguió siendo la misma, la que ya hemos descrito, aunque el paso del tiempo con su ímpetu tecnológico ha introducido innova­ciones en este sentido.

El mazo clásico ha sido reemplazado en muchos ca­sos por mecanismos de mayor sofisticación en que inter­vienen incluso pantallas televisivas en circuito cerrado.

Con unas técnicas u otras, la verdad es que se han hecho millones de pruebas cuyos resul­tados confirman, mediante estadística y cálculo de probabilidades debidas al azar, que la per­cepción extrasensorial es un hecho.


Un experimento sorprendente de Rhine

Entre los años 1933 y 1934 Rhine realizó una serie de pruebas muy interesantes sobre clarivi­dencia, en su departamento de la Universidad de Duke, concretadas por el procedimiento carta a carta entre los señores Pratt y Pear­ce.

Separados por una distancia de 100 metros, Pratt estaba encargado de ir extrayendo las cartas, y Pearce debía saber por clarividencia de qué naipe se trataba en cada caso. La extracción de la figura por parte de Pratt y su interpretación por Pearce debían realizarse simultáneamen­te; para ello, los relojes se sincronizaron al máximo. Los experimentos se llevaron adelante con todas las garantías, y de ellos se obtuvieron conclusiones impor­tantes.

La primera tanda de ensayos se hizo en seis días, con dos mazos de cartas por jornada -50 símbolos-, completando un total de 300 pruebas. Según la "suerte", cabía esperar como máximo 60 aciertos, y Pearce totalizó 119. Por azar, en una suma de prue­bas en torno a los mil millones, únicamente podría producirse el porcentaje que obtuvo Pearce una sóla vez.

Se realizaron después muchos experimentos con idénticas garantías, hasta un total de 1.850. Pearce obtuvo 558 aciertos, en vez de 370 esperables por azar. Sin embargo, el momento culminante de la serie sucedió un dia en que Pearce deseaba marcharse pronto. Rhine le ofreció 100 dólares por cada éxito que lograra en el mazo de los 25 naipes, y Pearce consiguió por única vez acertar el 100 por 100


Pruebas cualitativas para telepatía y clarividencia

En las experimentaciones para medir la realidad de la percepción extrasensorial, sobre todo en lo referente a telepatía y clarividencia, muchos inves­tigadores han preferido siempre obtener resulta­dos cualitativos en vez de cuantitativos. Según ellos, no es tan interesante cuantificar los aciertos, como constatar otros más cualificados; en pocas palabras, "el número importa menos".

Aclaremos esto con un ejemplo: en el mazo Zener, el sujeto sometido a prueba conoce de antemano que deberá acertar entre una de las cinco figuras en cada extracción; pero en una prueba cualitativa lo que deberá acertar es una imagen o dibujo totalmente desconocido (recor­demos la prueba a que fue sometido con éxito Argamasilla). Un acierto de este tipo demuestra de manera feha­ciente que el sujeto tiene poderes de clarividencia, y ni siquiera es necesario recurrir a cálculos de probabilidades de azar. Aquellas series interminables de pruebas a que eran sometidos los supuestos do­tados, durante días y días de forma monótona y agotadora, pueden perfectamente suplirse con dos o tres ex­perimentos de calidad en que además la intervención del azar, por mínima, siempre será insigni­ficante si es que se produce.

No pretendemos con ello restar valor a las series ya clásicas de pruebas cuantitativas realizadas bajo la dirección de Rhine, Tyrrel, Soal, Thouless y otros padres de la parapsicología. Tienen un valor probatorio indudable, pero conviene sumar a ellas otras comprobaciones cualitativas, sobre todo para eliminar la tentación de creer que "telepatía y clarividencia se reducen a cálculos matemáticos exhaustivos y siempre complejos".

La percepción extrasensorial, en cualquiera de sus manifestaciones, es algo mucho más rico en matices que el hecho de acertar unos símbolos muy fáciles, faltos de rasgos emotivos y suge­rencias. Todo tipo de pruebas debe ser utilizado y apreciado, y ni aún así es fácil la comprensión de unos fenómenos tan sorprendentes. Siempre se escapará lo esencial. Podremos afirmar que existen, y para eso sí van a servirnos las pruebas, cuantas más y más diversas mejor; pero su génesis y sus procesos tal vez sigan siendo absolutamente desconocidos durante mucho tiempo.


Factores psicológicos en el efecto de declinación

En cualquier caso, y dejando aparte los resulta­dos estadísticos, lo que sí han demostrado las prue­bas realizadas durante muchos años acerca de la realidad de la percepción extrasensorial es el vínculo que hay entre estos poderes mentales ocultos y la psicología. Prácticamente todos los in­vestigadores se dieron cuenta de ello y así lo hicie­ron notar.

Todos los sujetos supuestamente dotados obtenían mayor número de aciertos en las primeras pruebas, aparecía luego el efecto de declinación que ya conocemos, y finalmente el número de éxitos volvía a ascender durante los últimos experimentos. ¿Por qué? La ra­zón es muy sencilla: al comienzo, el interés del su­jeto por demostrar de manera indudable que era dotado se hallaba intacto, pero una vez logrados los primeros éxitos se presentaba el cansancio y la rutina, y la cantidad de aquellos se reducía. Durante los experimentos finales crecía el interés y se notaba en los resultados.

Queda claro, por tanto, que factores psicológicos como la falta de emotividad ante la monotonía de las pruebas y el cansancio, influyen en el desa­rrollo de la percepción extrasensorial. El declive en la motivación produce una falta de interés que al mismo tiempo disminuye la con­centración sobre el objetivo de la prueba. Y a la inversa: cuando se refuerza el motivo, los éxitos se multiplican. Recordemos el caso de Pearce, que a la espera de recibir la recompensa de 100 dólares por cada acierto sobre las 25 cartas del mazo Zener, ¡las acertó todas!

[Nota: es interesante constatar que una inmensa mayoría de gente parece rendir más y mejor en sus trabajos si hay suficiente estímulo monetario (impuesto desde fuera o por uno mismo), y muchas veces inútil, lo cual implica claramente poner las capacidades psíquicas latentes al servicio del mal o el materialismo, constituyendo así MAGIA NEGRA; véanse al respecto los artículos "La magia negra y su lavado de imagen" y "¿Cómo ganarse la vida correctamente?"].

Parapsicología y psicología, en estrecha rela­ción. Hay que pensar que los fenómenos inexplica­dos de la mente no son más extraordinarios que los que conocemos en su génesis y desarrollo. ¿O acaso no son sorprendentes la memoria y la capacidad de razonar?


Otras formas de clarividencia

En los últimos tiempos la investigación parapsi­cológica viene actuando junto con la psicolo­gía en el terreno de la percepción de estímulos subliminares, que no son otra cosa que aquéllos que se captan por debajo del nivel consciente y de los cuales no nos damos cuenta habitualmente.

Es un hecho suficientemente comprobado. La mente recibe cantidades enormes de estímulos que no dan lugar a conocimiento a nivel consciente. Incluso hay neurólogos que han tomado parte en esas investigaciones, constatando que por debajo de la más mínima intensidad de estímulos no se re­gistran corrientes nerviosas que pongan en acción el cerebro. Tal vez en este descubrimiento se halla la clave para desentrañar tantos misterios de la mente hu­mana.

En ocasiones esta facultad -que consiste en percibir esos estímulos sublimina­res por debajo del umbral mínimo- aparece en algu­nas personas esporádicamente, o bien otras la evidencian de forma continua, y los parapsicólogos la denominan hiperses­tesia. En realidad todos somos hiperestésicos; lo que pasa es que no procesamos habitualmente los estímulos... y habría que añadir afortunadamente. Pensemos en el martirio que supondría para un individuo que vive en una gran ciudad darse cuenta de todos los ruidos que llegan a su sistema auditi­vo... ¡sería para volverse loco!

Sin embargo, al hablar de hiperestesia en parap­sicología nos referimos a la capacidad que demuestran los llamados "dotados hiperestési­cos", es decir, los poderes que manifiestan -de ma­nera más o menos continua- algunos particulares capaces de captar estímulos que el resto de los seres humanos no percibimos ni procesamos como conocimiento.

Esta hiperestesia abarca diversos campos del conocimiento, como se puede comprobar consideran­do la clasificación que exponemos en seguida [por el especialista español José Luis Jordán Peña], y según se refiera a estímulos ópticos, visuales, ol­fativos, etc.


Clasificación de los fenómenos hiperestésicos

Hiperacusia: hipersensibilidad a los estímulos acústicos; agudeza del órgano de Corti.

Hiperosmia: desarrollo del sentido olfativo por encima del umbral normal.

Hiperafia: hiperestesia táctil que permite a la epidermis alcanzar una sensibilidad extraordina­ria.

Hiperfotopsia: agudeza óptica que presentan al­gunas personas capaces de percibir debilísimas imágenes luminosas.

Hipergeusia: capacidad gustativa altamente de­sarrollada que permite determinar débiles estímulos químicos sobre la lengua.

Hiperalgesia: facultad centrada en las termina­ciones nerviosas de la epidermis sensibles al dolor, al ser excitadas con débiles estímulos.

Hipertermoestesia: agudeza hipersensible obser­vable en los neurosensores cutáneos para captar débiles gradientes de temperatura.

Xenoestesia: extraña capacidad que presentan ciertos individuos para captar estímulos físicos ta­les como radiaciones ultravioletas o campos magnéticos, para los cuales el ser humano no cuen­ta con neurorreceptores especificos.

Parestesias: inversión de la función sensora de ciertos órganos que permite recibir estímulos no específicos de su propia capacidad receptora.

Visión dermo-óptica: susceptibilidad parestésica observada en algunos sujetos capaces de leer y distinguir colores con la yema de los dedos.

Cumberlandismo: capacidad integradora de va­rias funciones hipersestésicas, especialmente la táctil, que permite predecir la conducta de otra persona y valorar su estado anímico.


Psicometría e hiperestesia

La psicometría es una capacidad clarividente que manifiestan algunas personas dotadas, consis­tente en adivinar mediante un conjunto de sensa­ciones táctiles, donde por supuesto interviene un grado de sensibilidad muy elevado. En este proceso se captan sensaciones que po­nen en marcha los mecanismos que hacen posible la adivinación. 

Supongamos que un dotado será sometido a una prueba psicométrica, mediante la cual pretendemos que, utilizando como testigo motivador una fotografía, adivine cosas referidas a la persona cuya imagen aparece en ella. El proceso es como sigue: el sujeto tomará en sus manos la instantánea y, concentrándose tanto como pueda en lo que hace y pretende lograr, deslizará sus dedos delicadamente sobre la superficie de la misma varias veces, intentando recibir sensacio­nes. Si el fenómeno psicométrico se produce, el dotado comenzará a adivinar detalles refe­rentes al sujeto que aparece en dicha imagen.

Otros prefieren realizar sus pruebas de psicometria utilizando, en vez de una fotografía, un objeto que haya pertenecido a la per­sona sobre la que se desea adivinar; en este caso y a ser posible, un ítem de uso diario y querido por su dueño. Se establece así una relación más rápida entre los factores que intervienen en este tipo de evento adivinatorio.

Algunos curanderos [genuinos] emplean métodos similares para lograr -o por lo menos intentar- sanaciones a distancia. Toman una fotografía de la persona enferma y se concentran sobre su imagen, inten­tando transmitir a través de ella sus fluidos benéficos.

La imagen es un elemento muy importante en las prácticas parapsicológicas, como fue y sigue siéndolo en magia tanto blanca como negra. Algo parece haber en la efigie de una per­sona que la liga con lazos sutiles pero indestructibles. Lo que se haga sobre esa representación, si se tienen poderes para ello, repercutirá sobre el individuo que reproduce la misma.

25 de febrero de 2022

La telepatía o transferencia de pensamiento


Siempre ha intrigado a los investigadores cómo el cerebro de una persona procesa rápidamente el significado y entiende lo que otro individuo intenta transmitir en las llamadas sesiones de “lluvia de ideas” (brainstorming), donde los sujetos hablan sobre una variedad de temas. El psicólogo Jos Van Berkum del Instituto Max Planck (Países Bajos) ha tratado de descifrar cómo nuestro cerebro convierte los sonidos aparentemente aleatorios en oraciones con un significado claro. Se cree que el oyente es capaz de procesar el sentido conociendo el tema de la conversación, y también porque el cerebro tiende a anticipar lo que la otra persona está a punto de decir, relacionándolo con lo que el hablante ya declaró (“The Times of India”, 22 de febrero de 2009).

Todos nos comunicamos telepáticamente todo el tiempo, pero la mayoría de las veces tanto el remitente como el receptor del mensaje no están conscientes de ello. A menudo sucede que otra persona habla de un asunto sobre el cual estábamos pensando; también podemos pensar o hablar acerca de otro, y en ese momento aparece inesperadamente, o de igual manera pasa que escribimos o tenemos la idea de escribir a alguien y nos llega su mensaje. Tales ocurrencias son tan comunes y frecuentes que no podríamos descartarlas como meras "coincidencias".

La telepatía es la comunicación de pensamiento o idea de una mente a otra a cualquier distancia y constituye una facultad natural. Entre las aves y los animales en general, la telepatía se realiza instintivamente, mientras que nosotros la utilizamos todos los días en la vida común al relacionarnos con los demás. Cada pensamiento produce una imagen y asimismo la telepatía está estrechamente relacionada con la clarividencia o capacidad de ver imágenes en la luz astral o la mente de otros con ayuda de los sentidos internos. Precisamente William Judge sostuvo que es mediante este poder de clarividencia que podemos transmitir a otra persona cualquier idea. En su artículo "Psychopathological Aspects of Telepathy", aparecido en las Actas de la Sociedad para la Investigación Psíquica (S.P.R.) en noviembre de 1940, el doctor Hans Ehrenwald menciona el caso de una niña lituana de diez años con retraso mental y que poseía el poder de leer el pensamiento en un grado notable. La muchacha no podía leer siquiera el texto más simple, pero si había algún profesor cerca leyendo un libro ligeramente o incluso sin hacer un sonido, entonces la niña también "leía" el texto sin errores. Lo más sorprendente es que ella podía percibir cualquier texto leído por otra persona y no sólo en lituano, sino también en alemán, francés, inglés o latín.

En lugar de recoger las imágenes-pensamiento desde otra mente, es posible percibirlas de la luz astral o depósito/repositorio común de todos nuestros pensamientos, actos y sentimientos. Un ejemplo muy notable sobre el ejercicio inconsciente de la lectura del pensamiento o en la luz astral fue citado en la revista “Theosophy” para octubre de 1926 y que narraba la experiencia de un conocido periodista canadiense quien, como joven reportero del “Toronto Globe”, había "inventado” una historia sobre un tesoro perdido en Alaska. En lo que a él se refería, sabía que sólo estaba contando algo ficticio, pero para su sorpresa la historia resultó ser correcta en su totalidad.

Una persona que considera la telepatía como mera superstición no podrá ejercer este poder; sin embargo, es posible llevar este arte a la perfección y ejercer esta capacidad contra los obstáculos y la distancia. El fundamento de la telepatía es que si dos mentes vibran o se alteran en el mismo estado pensarán igual, es decir, recibirán la impresión enviada por la otra: "Cuando dos mentes están relacionadas en simpatía y se afinan los instrumentos [cerebros] -a través de los cuales funcionan- para responder magnética y eléctricamente entre sí, habrá transmisión voluntaria de pensamientos de una a otra" (“La Clave de la Teosofía”, p. 289).

Se han realizado varios experimentos para validar la comunicación telepática. En una prueba sobre adivinación de cartas se utiliza un mazo de tarjetas marcadas con imágenes o números [llamadas también “cartas Zener”] donde una persona toma una lámina y trata de transmitir su pensamiento al “adivinador”, y entonces estas conjeturas se registran y comparan con el orden de las cartas reales. También se han llevado a cabo experiencias similares por individuos alejados unos de otros; por ejemplo, en el caso de una mujer que vive en Melbourne y otra en Sydney se realizaron pruebas telepáticas durante varios meses y la cantidad de conjeturas correctas fue pequeña al principio, pero llegó a ser muy alta al final del experimento. Todos los días por la mañana, durante cinco minutos, una persona "enviaba" pensamientos mientras la otra "recibía", y luego durante los siguientes cinco minutos el "receptor" se convirtió en "remitente" y la otra parte percibía. Durante cuatro días completos una de las mujeres “mandaba” (o trataba de transmitir) la imagen de una rosa roja a su compañera. Se registró que el primer día la receptora no podía adivinarlo, pero en la jornada siguiente registró el color rojo, el tercer día una flor que parecía “rosada” y en el cuarto declaró que era una "rosa roja".

Algunos de estos experimentos fueron realizados durante 1940 por M. Warcollier, un ingeniero químico francés, y sugirió que para enviar un mensaje de forma telepática el remitente debería pensar intensamente; de igual manera ayudaría en esto que el receptor intentara “ir en su imaginación” hacia el remitente utilizando fotografías, cartas u otros objetos que pertenezcan al destinatario, lo cual contribuiría a crear una "atmósfera telepática".

Dos personas en acuerdo simpático son como dos recipientes conectados. En 1952 y al escribir para una columna en “The Times of India”, el doctor J.B. Rhine de la Universidad de Duke (EE.UU.) mencionó varios casos de telepatía sorprendentemente espontáneos. Una mujer que jugaba a las cartas en una agrupación se levantó en medio de la partida y llamó a su sirvienta para saber sobre la seguridad de su bebé; en ese mismo momento, la criada estaba rescatando al bebé de ser estrangulado. En cada una de estas situaciones, obviamente hubo una fuerte simpatía psíquica que existía como “línea telegráfica” que llevaba impresiones de una persona a otra. Un Maestro de Sabiduría escribe:

“A medida que el agua en un tanque lleno se vuelca hacia uno vacío con el que está conectado, y como el nivel común se alcanzará tarde o temprano de acuerdo con la capacidad que tenga la tubería de alimentación, así también fluye el conocimiento del adepto al chela; y éste alcanza el nivel del adeptado según sus capacidades receptivas”.

En el artículo titulado “A Psychic Warning”, Helena Blavatsky menciona el caso de una persona muy cercana a un amigo y ambos decidieron visitar un lugar determinado durante las vacaciones, pero por alguna razón no se concretó ya que dicho amigo debía concurrir a otro lugar. Mientras se separaban, aquél dijo a esta persona: "Aunque me halle físicamente ausente, estaré contigo en pensamiento y espíritu". En cierto momento de sus vacaciones, el individuo se sintió deprimido y tuvo una necesidad irresistible de visitar el lugar donde estaba su amigo, pero cuando llegó al sitio descubrió que él había muerto. Blavatsky escribe: "La causa de este fenómeno particular debe buscarse en la influencia oculta ejercida por la voluntad activa de una persona sobre la de otra, siempre que la volición de ésta última se halle en un momento de descanso o estado de pasividad". En la historia ya referida, lo que jugó el rol importante fue la afinidad entre los involucrados y también la intensidad del pensamiento de la persona moribunda que podría dominar la mente de la otra. Pero la telepatía también podría tener lugar entre dos individuos que no comparten un vínculo profundo o siendo sólo conocidos. William Judge lo expresa así:

“Para comunicarse con otra mente a cualquier distancia, el Adepto sintoniza con todas las moléculas del cerebro y todos los pensamientos de la mente para vibrar al unísono con aquélla a ser influenciada, y así esa mente o cerebro también se adapta voluntariamente al mismo unísono o cae en él con igual modalidad” (“El Océano de la Teosofía”, p. 148).

También podría existir una relación de simpatía entre vivos y muertos, con la consiguiente transferencia de impresiones. En ocasiones un médium puro y no pagado (sensitivo puro) puede ascender al plano de Devachan para permanecer en contacto y mantener la comunicación con los Egos que residen allí. En "Fragments of Occult Truth" (reimpreso en “The Theosophical Movement”, vol. 24) se afirma que "estar en armonía (...) es simplemente una identidad de vibración molecular entre la parte astral del sensitivo encarnado y el componente astral de la personalidad desencarnada”. Cuando se establece la identidad de las vibraciones moleculares durante un breve periodo, el médium se convierte en la personalidad difunta y escribe en su estilo, usa su lenguaje y tiene sus mismos pensamientos. En esos momentos los sensitivos pueden creer que el espíritu de la entidad difunta ha descendido a nuestro plano físico, pero en realidad "son simplemente sus propios espíritus que, estando en sintonía correcta con los demás, por el momento se encuentran mezclados con ellos".

Antes que la mente del hombre estuviera completamente desarrollada, la comunicación se hacía por medio de la transferencia de pensamiento. Se dice que cuando pensamos intensamente en hacer un buen trabajo, pero somos incapaces de hacerlo nosotros mismos, nuestro fuerte deseo golpearía como Vulcano a otros corazones en el mundo y de pronto otra persona puede hacer lo que deseamos. En “Notes on the Bhagavad-Gita”, Judge afirma que cuando en India se necesita ayuda para algunos orfanatos se reza a un dios patrón y llega dicha asistencia. Lo que sucede en estas experiencias es que la fe fuerte y constante lleva los pensamientos de la plegaria a las mentes receptivas y así son compelidas a la acción.

Es correcto que la investigación científica impersonal ponga a prueba la capacidad de alguien para leer la mente con el consentimiento y la cooperación de esa persona, pero otro objetivo muy diferente es descifrar la mente de otro sin su permiso o intentar imponer nuestro pensamiento para influir en otra mentalidad. Mientras no estemos libres de las debilidades humanas, tratar de usar telepatía conscientemente sería peligroso porque es probable que tengamos una tentación casi irresistible para entrometernos en la mente de otro por curiosidad o hacer una sugerencia psíquica. Incluso es indeseable enviar una idea potente a una persona en particular, pedirle que llame o concentre sus pensamientos en ella para hacerle volver la mirada. Blavatsky advierte sobre el particular en estos términos:

A menos que la 'sugerencia' hecha sea sólo para el bien del sujeto y completamente despojado de cualquier motivo egoísta, una sugestión por pensamiento es un acto de magia negra aún más cargado de malas consecuencias que una recomendación hablada”.

Incluso si un Maestro desea enviar algún mensaje importante a un discípulo, generalmente es éste quien pone su mente en pasividad receptiva. En la “telegrafía mental” las imágenes de figuras geométricas y otras son enviadas por un cerebro activo (por ejemplo, el de un adepto) a lo largo de corrientes psíquicas al cerebro receptor (de un chela). Para producir un vínculo mental perfecto e instantáneo, es esencial una concentración cercana por parte del remitente y una completa pasividad receptiva en quien percibe el mensaje.

Del mismo modo, un adepto puede dirigir su visión y oído internos a la mente para que lo vea, y de inmediato se da cuenta de los pensamientos de otro. William Judge señalaba que sólo un pícaro se entrometería en mentes ajenas sin permiso, pero nunca un adepto. Nadie tiene el derecho de observar las ideas de otra y sustraer sus secretos, ya que eso equivale a un robo en un plano mental y psíquico, sólo que mucho peor. Análogamente a la regla en el plano material que reza “no debes robar", la norma en el plano psíquico prohíbe que nos apropiemos de las reflexiones ajenas. Si tenemos ese poder, no debemos tratar de influir o echar mano de otra persona que no esté protegida, y si descubrimos que estamos a punto de develar los secretos de otro, debemos retirarnos de inmediato y no continuar con el proceso. Incluso si resulta que se trata de un discípulo, es un mal uso de esa facultad y la perdería: 

Porque la naturaleza tiene sus leyes y policías, y si cometemos delitos graves en el mundo Astral, la gran Ley y sus guardianes -para quienes no es posible el soborno- ejecutarán la pena sin importar cuánto tiempo esperemos, aunque tengan que pasar diez mil años” (“El Océano de la Teosofía”, p. 149).

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NANGTA (el Desnudo) solía instruirme sobre la naturaleza de Satchidananda Brahman. Él diría que es como un océano infinito: tiene agua en todas partes, a la derecha, a la izquierda, arriba y abajo; es agua envuelta en agua. Es el Agua Inmóvil de la Gran Causa, y las olas brotan cuando está activa. Sus movimientos son la creación, preservación y destrucción, y también Brahman está más allá de la mente y el habla. Una muñeca de sal entró en el océano para medir su hondura, pero no volvió para contarnos lo profundo que estaba, pues se deshizo en él” (Sri Ramakishna). 

(“The Theosophical Movement”, mayo 2009).