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12 de febrero de 2025

La superchería del "renacimiento humano" en animales


The Theosophical Movement, parte 1, febrero 2015

Entre varios pueblos antiguos, así como hindúes y budistas modernos, era y es muy común asegurar que tras la muerte física un individuo responsable de actos malos renacerá en cuerpos de animales, plantas o incluso piedras, siendo para ellos una perspectiva terrorífica. Las Ordenanzas por Manu incluyen normas éticas y religiosas en pro de una vida correcta y la armonía social, puntualizando las clases de obras que llevan a "reencarnar" en especies orgánicas e inertes. Pitágoras, quien enseñó la metempsicosis, sostenía que el alma era inmortal y transmigraba en otros animales, de lo cual se hizo eco Jenófanes, su contemporáneo. Platón declaró en su República el carácter intemporal del espíritu y sus "viajes" en criaturas inferiores, mientras Heródoto describió que según los egipcios aquél renacía en animales antes de volver a formas humanas, luego de tres mil años. El Ramayana cuenta sobre Ahalya, consorte del sabio Gautama, quien la maldice y convierte en roca durante mil años por cometer adulterio, retornando al nivel humano gracias al toque de Rama.

El Vishnu Purana relata el episodio de un gran asceta, cuya penitencia fue interrumpida al forjar cariño extremo por un ciervo. Se dice que estuvo tan ansioso con el bienestar del rumiante, que cuando murió sus últimos pensamientos se centraron en la criatura y renació a semejanza de un ejemplar análogo. Terminado el ciclo reencarnatorio en dicha especie, llegó a una familia india de almas puras como un sabio a quien llamaron Jada Bharata, pues ocultó su iluminación y el mundo lo veía a modo de persona torpe, floja y obtusa. Otra historia refiere que Gautama Buda señaló a sus bhikkus [discípulos] cierta escoba en el lugar donde vivía, y dijo que anteriormente fue un novicio que descuidó barrer la sala del consejo, motivo por el cual reencarnó como ese utensilio.

Al tenor de William Judge, los persas creyeron que la gente mala volvía a nacer en bestias ferinas, y quienes incitaban crímenes eran condenados a venir al mundo en calidad de animales indefensos para ser destruidos por los primeros. En el Bhagavati Sutra del jainismo se lee que los malhechores regresan al planeta como animales y plantas, los actos agresivos conllevan a morar en el infierno y quienes muestran disposición benéfica y humilde logran el nacimiento humano.

¿Qué atisbo de verdad hay en esas creencias? No cabe duda de que ellas, junto con muchas otras en escrituras místicas, son mal entendidas porque los principios espirituales/psicofisiológicos humanos y las leyes de Karma, metempsicosis y reencarnación no se comprenden a nivel general. Huelga añadir que, cuando sean bien asimilados, desaparecerán el miedo supersticioso y las perspectivas inexactas, llevando a replantear nuestros destinos sobre la base de ideas correctas.

No existe más que UNA Vida, Infinita, Omnipresente, Ilimitada e Indivisible. A partir de ella y en su seno emergen Jivas o almas particulares; cada una representa una copia perfecta de dicha Vida y comporta todos los poderes ínsitos en ese Espíritu Universal. La evolución de aquéllas implica el crecimiento gradual de facultades ocultas a través de una larga serie de reencarnaciones dirigidas por la Ley Kármica, y sólo en la Tierra, el ser humano es la cumbre del proceso, cuyo destino es acoplar su Ser con la Divinidad, y ayudando a los reinos inferiores para conseguir el mismo objetivo; de esta guisa, no hay nada "muerto" en la Naturaleza. Los llamados "átomos minerales" o "inorgánicos" también encierran un potencial superior, y con el tiempo ascenderán la "escalera evolutiva" hasta alcanzar nuestra índole.

Lo que nos distingue de otros seres planetarios es el principio de Manas (Ego), un rayo de la Mente Universal, mientras las formas "pedáneas" entrañan ese rasgo inactivo que se "encenderá" rumbo a la etapa humana. Nuestra parte verdadera es este Ego Superior, que cuando encarna en un cuerpo humano se vuelve dual: una porción adquiere el rol de mente corpórea o mortal -personalidad mundana-, y la otra más sublime junto con Atma y Buddhi "incuba" al sujeto de carne y hueso. El Hombre Real es un Ego Reencarnante (Atma-Buddhi-Manas), en tanto que el individuo consiste en un reflejo burdo y transitorio del primero. Sólo perdura la esencia espiritual de los pensamientos y anhelos de un fallecido en el estadio post-mortem, los cuales se integran al Ser Superior como parte del progreso hacia la Completitud Absoluta.

Por ello, cuando decimos que "el humano reaparece en animales/vegetales" debe entenderse que no alude al Ego. Las almas en otros subreinos alcanzan nuestra etapa luego de incontables eras mediante todos los estratos inferiores, y habiendo conseguido venir al mundo entre nosotros, bajo ninguna circunstancia el Ego retrocede a jerarquías menos avanzadas, un hecho contrario al Plan Universal. Los bebés no reingresan en el útero, ni la sangre fluye por una sóla arteria para inundar el corazón, ni éste tampoco cierra sus válvulas forzando el ciclo.

Hay tres verdades principales que subyacen al tema. La primera reside en el misterio de la transmigración de átomos vitales. Nuestro cuerpo -como en todos los reinos de la Naturaleza y el planeta- está formado por innumerables "vidas" invisibles que pertenecen a los cuatro grandes elementos; son Jivas eternos, miríadas de chispas de la Vida Única que evolucionan en el peldaño más bajo. Los humanos, en cuanto Egos Espirituales, atraemos esos componentes de acuerdo con nuestro Karma y en toda encarnación, para concebir los principios físico, astral, pránico y kamásico. Al morir, ese conjunto cuádruple se desintegra y separa del Ego, y las vidas que les modelaron regresan al ámbito natural o van hacia nosotros cuando adoptamos otra "permanencia" terrena.

El Ego es indestructible, al igual que las mencionadas partículas. De modo continuo les "imprimimos" pensamientos, emociones y la energía de nuestros actos, buenos y malos. A su vez y durante la vida corpórea, el Manas Superior lleva un registro de esos predominios hasta en el último detalle, formando los vasanas o depósitos psíquicos, unidos magnéticamente a los átomos vitales de nuestra cobertura tangible. Así llegamos a la herencia de atributos y carácter (Samskara) que afloran desde nuestra propia creación, mejorados o corrompidos por obras individuales.

También en el curso mundano, dichas partículas surgen a diario de nuestro organismo y mente -cargadas con la fuerza de conductas o ideas-, entran en el caudal dinámico de la Naturaleza e influyen al prójimo u otros seres para bien o mal [es decir, consolidan o aminoran rasgos más o menos brutales]. Si somos egoístas y perversos, los efluvios que despedimos viajan al reino animal, vegetal o mineral, y metafóricamente se dice que el hombre "renace" entre ellos dependiendo de la similitud en su carácter. Este es el significado del aserto por Buda de que un joven perezoso adquirió "talle de escoba", pues sus átomos profusos de Tamas se integraron a plantas y hierbas con que se elaboró ese adminículo, y el Despierto presenció la imagen del individuo por medio de visión espiritual.

Las Ordenanzas de Manu, adicionalmente, se interpretan conforme a lo anterior: "El hombre (Nara) por sus acciones nefarias merece el estado (Yati) de los objetos inmóviles como plantas y minerales (Sthavarata); por las ofensas pronunciadas concurre a pájaros y animales (Pakshi Mrigata), y entregándose a malos pensamientos llega a lo más bajo de los hombres (Antya Jati)" (capítulo 12, verso 9).

Nara simboliza la personalidad terrestre. Hay una clara diferencia entre el “hombre”, su Ego Eterno/Real y el Espíritu: "Aquel impulsor de la vida y faenas del ser corpóreo se llama Kshetrajna ('conocedor del campo'), y el 'sabio Bhutatma' ('Ser que se compone de elementos') se encarga de realizar actos. Otro Ser interno que se genera con todos los encarnados (Kshetrajnas) es Jiva, a través del cual Kshetrajna se torna sensible a placeres y dolores en nacimientos sucesivos. Luego está el Gran Uno (Mahakshetrajna), y éstos dos últimos (...) se hallan muy unidos con los elementos, instilando a Aquél que reside en los seres multiformes" (Manu, capítulo 12, versos 12 a 14).

Asimismo, Nara refiere al engarce de Bhutatma (cuerpo) y Antaratman (Alma Interna/Mente Inferior) que moldean el "personaje terreno", y Kshetrajna (Ego Inmortal) se encuentra por sobre la vida efímera como testigo, experimentándola indirectamente a través de ellos, terminando con el Alma Suprema o Paramatma, la base de todo el cuadro.

Los humanos deben salvarse concretando los anhelos de su Divino Padre (Kshetrajna) o caer por inobservancia, prefiriendo vivir según pasiones grotescas. El Manava Dharma Shastra señala que los insensatos y vulgares (avidvamsonaradhamah), adictos a los sentidos y casquivanos, obtienen una existencia condicionada por múltiples faltas (ibídem, verso 52), siendo Nara [átomos vitales] lo que entra en dicha tesitura y no Kshetrajna. El concepto tampoco implica un "castigo personal", sino un efecto por acciones humanas que pueden perdurar a lo largo de varios renacimientos (HPB Series n° 25, p. 34).

Cualquier Sabio auténtico de perspicacia intachable ve la semblanza de alguien en plantas, criaturas o rocas, y saber que sus partículas les concibieron, pero los "psíquicos" imperfectos -para hoy contados por miles- desvirtúan o mezclan ambas facetas, contribuyendo a la superchería de que "renacemos en planos inferiores".


Parte 2 y final, marzo 2015

Nuestro Karma está indisolublemente conexo al que tiene el mundo. No es posible soslayar un destino común, pero estamos bajo el precepto ineludible de practicar virtudes y asistir al prójimo. Si atendemos a la Conciencia Divina y se demuestra ética cotidiana, damos a las "vidas" del cuerpo una índole superior haciendo que permanezcan en el reino humano, engendrando buenos pensamientos y emociones sutiles o más nobles, y atraemos influjos de carácter similar; entonces, toda la Naturaleza emite "ondas" finas y armoniosas para el bien de todos. Existen relatos de grandes sabios, en torno a cuyas ermitas residían animales salvajes mostrando y recibiendo perfecta calma. De tales individuos se habla en el Libro de Job (capítulo 5, versículos 22-23): "No tendrás temor de las fieras, porque con las piedras del campo estarás en alianza, y las bestias vivirán en paz contigo".

Si, por el contrario, nos focalizamos en impulsos viles y egoístas, nuestros "inquilinos metafísicos" contraen rasgos brutales, que al pasar a otros semejantes les inspiran a cometer obras de vicio y maldad. Así, nos hacemos responsables de impedirles a ellos y a la Naturaleza su marcha progresiva hacia estratos superiores, cosechando efectos de dolor, tristeza y más ignorancia.

Al explicar la doctrina persa del renacimiento en animales, Judge sostiene: "Esos átomos prorrumpen de todos nosotros a cada minuto, y buscan su centro apropiado o similar al temple de quien los desarrolla. Absorbemos de nuestros semejantes todo lo que se nos parece, y así es como el ser humano 'vuelve a encarnar' en reinos inferiores porque es el 'señor' del gran laboratorio de la naturaleza, su clave, foco y concentrador supremo. Y los corpúsculos que remite a las bestias volverán a él en alguna vida futura para desmedro, pero su faceta inmortal no decae, sino sólamente la más burda o personal. El hombre es hermano y maestro de todo ser que se halla a sus pies, por lo cual no tiene derecho a obstaculizar la naturaleza con faltas de virtud" (Heart Doctrine, p. 145).

En la Parte 1 esbozamos una de las tres realidades incumbentes al "retorno cíclico" en criaturas. La segunda es que los pensamientos de un individuo, aparte de modelar átomos de sus tejidos u órganos, tienen efectos inequívocos sobre el cuerpo astral mientras vive y posterior a la muerte. Si la persona fue egoísta, maléfica o viciosa, su "capa" interna asume el talle del animal feroz o reptil que homologa su carácter. En apariencia externa, los hombres o féminas con dicho pergenio pueden mostrar cariz normal o gran belleza, pero sus componentes invisibles a nuestros ojos -y bien percibidos por dotados veraces- adquieren figuras animales, grotescas o repulsivas, al ser el producto de sus pensamientos y actos.

Cuando un humano fallece, la anatomía tangible se desintegra y sus partículas somáticas (tendencias psicológicas) pasan por ciclos de transmigraciones en ámbitos naturales. La suma de pensamientos y deseos más nobles gravita hacia el Ego Superior, y aferrándose a él llega al Devachán; luego, en el área de Kama-Loka su constitutivo paralelo se une con el astral, carente de todo intelecto. Allí la "basura" tenue fabrica un "cadáver inconsciente" conocido bajo los nombres de bhut, pisacha, elementario, etc. Si en la vida mundana el occiso aplicó ideas y obras beneficiosas, su Kama rupa se disuelve pronto, mas si se entregó a modos perversos, manipuladores o materialistas la cobertura astral "digiere" el semblante de animales bravos o luce deforme, equivaliendo precisamente al carácter del muerto. Dichos residuos impuros siguen activos muchos años en Kama Loka y generan desequilibrios en la naturaleza, de lo cual la persona responderá bajo la Ley Kármica.

El cuerpo astral está hecho de cierta materia que el humano comparte con el mundo animal, exhibiendo afinidades espontáneas; por ello, los restos análogos de un muerto se adhieren a igual estrato sutil de sus "hermanos menores", pero sin implicar que el hombre adopte figuras animales. Aquí comprendemos mejor el episodio del asceta Jada Bharata [Parte 1], y el Bhagavad-Gita enseña: “Se dirige a lo mismo todo aquél que, como secuela de la constante meditación en una forma particular, piense en ella al abandonar su cuerpo físico” (VIII, verso 6). Así, el astral del sujeto adquirió la "estampa" del ciervo, y tras la muerte finalizó en el medio animal.

El tercer axioma se vincula con el reingreso del Ego en otro cuerpo, tras dejar su vida previa y Devachán. Todos sabemos que el marco físico humano es consecuencia del nexo entre células germinativas masculinas y femeninas. Puesto que la fineza de nuestro organismo y el proceso reproductivo dependen de los alimentos consumidos, el Ego que busca nacer debe "tomar posesión" en un gameto andrógeno y a través de la dieta seguida, con vistas a procurarse el nuevo soma alojado en el útero. Los Maestros teosóficos no se explayan mucho sobre el particular, al considerarlo más bien abstruso, pero dan ciertos indicios. El Chhandogya Upanishad consigna (cap. 5 y párrafo 10d): "Allí [la “esfera de la Luna” o Devachán] permanecen [los Egos espirituales] mientras les quede bondad. Cuando se agotan, vuelven por el camino que recorrieron: primero a esta esfera, del espacio al aire, para después convertirse en humo, nubes errantes y lluvia que nutre el campo, donde aparecen arroz, cebada, pastos, árboles, sésamo y frijoles. Es sumamente arduo salir de ahí, pues todo quien come alimento y esparce la semilla, como él nace el hombre caído" (versículos 5 y 6).

Las cláusulas previas tienen poco sentido si se toman literales. El "hombre caído" designa al Ego reencarnatorio, que adviene en un cuerpo análogo al de quien lo engendra. Se dice que Manas reside "prisionero" en plantas y granos alimenticios, desde donde emigra a diversos cuerpos animales que los ingieren; por eso, el Upanishad y Sri Shankaracharya sostienen que es complejo para Aquél -recluso en múltiples criaturas- entrar en un hombre fértil, y Su destino se halla condicionado a virtudes o defectos morales: “Entre ellos, los de buena conducta pronto alcanzarán nacimientos felices: maestros eruditos, héroes o gente de riqueza; pero los innobles devienen perros, cerdos, Chandalas o parias" (ibídem, verso 7).

En cuanto a los individuos ferósticos o proclives a malos pensamientos, el Ego puede quedar cautivo en animales y plantas durante la transición del estado incorpóreo al tangible, por tiempo considerable o proporcional a sus yerros, antes de encontrar un cuerpo humano acorde al Karma pretérito; sin embargo, es sólo un periodo de mayor o menor lapso, de acuerdo estricto con la Ley. Un paso rápido es producto de buen Karma, y la demora significa que el Ego se mantendrá sin encarnar, con la consiguiente pérdida de aprendizajes en el plano terrestre.

Además, en aquel contexto debe auscultarse el Manu Smriti que relata el "viaje humano" a cuerpos rocosos, vegetales y animales debido a ofensas por actos, mente y habla. Un mayor estudio de dichas leyes cruciales muestra el aspecto científico de la ética con que todos lograríamos el bien del mundo y la propia ventura. "Cada persona tiene un imperativo no sólo consigo misma, sino también para los átomos que utiliza, pues representa su principal educadora. Al poseer un número de ellos o desprendiéndolos en todo momento, debiera vivir de modo tal que asimilen un nuevo impulso hacia el entorno humano, en comparación con las bestias. Esa impronta y pujanza otorga afinidad por nuestros cuerpos y cerebros, o les envía a reinos inferiores mediante pasiones brutales (...). A partir de estos principios verdaderos, la gente podría llegar a creer en la transmigración como una manera oportuna y fácil de proponer el asunto, e indicar reglas de conducta" (Heart Doctrine, p. 131-132).

20 de noviembre de 2024

Reencarnación y crecimiento demográfico

David Pratt, enero 2001-julio 2005, noviembre 2019


Parte 1

"¿Puede el crecimiento poblacional excluir la reencarnación?" Esta es una inquietud que suele aparecer en debates, y es también el epígrafe de un texto por David Bishai en el Journal of Scientific Exploration (1).

Se estima que en 8000 a. de C. la población mundial era de unos cinco millones. Al 1 d. de C. era casi 300~; hoy llega a 7700~ y aumenta a un ritmo de 85~ por año (135~ de nacimientos versus 50~ de muertes); sin embargo, el clímax actual parece estar llegando a su fin. Bishai afirma: "Hace más de 20 años la tasa fértil comenzó a decaer en forma sostenida a nivel planetario, y no muestra señales de revertirse. Salvo que existan imprevistos económicos o epidemiológicos graves, el mundo debería alcanzar un máximo de 10.000 millones de personas en 2050".

Si la reencarnación es un hecho, y asumimos que el número total de almas humanas -encarnadas o no- que evolucionan en la Tierra continúa más o menos fijo, el ecúmene sólo puede aumentar si disminuye el periodo medio entre dos vidas. A la inversa, para que dicha cantidad baje, el tiempo entre dos existencias debe incrementarse.

Sería razonable pensar que cambia el transcurso medio en los diversos estados posteriores a la muerte, de acuerdo con los yugas y otros ciclos que enfrenta la humanidad, y habríamos de esperar "titubeos" demográficos no lesivos para la idea de reencarnación. Bishai también llega a este corolario, quien estudia el asunto matemáticamente.

Según la Teosofía, el canon general es que la fase post-mortem equivale a 100 veces la duración de la vida experimentada; en ocasiones se habla de 1500 años, pero tomando una vida promedio actual de 15. El periodo real varía enormemente, de acuerdo al desarrollo mental y espiritual de la persona. Respecto a casos muy esporádicos, la reencarnación puede tener lugar en pocos años, como los infantes que mueren en sucesos violentos. El crecimiento poblacional explosivo y reciente señala que la reencarnación se está generando más deprisa que antaño, lo que evidencia en parte los hábitos acelerados de vida y las proclividades ultramaterialistas de hoy.

En obras teosóficas leemos que, por lo común, las almas no encarnadas superan en número a las que viven en nuestro planeta (3). Ciertos autores creen que éstas eran una céntima parte de aquéllas, pero como la población fluctúa en el curso de la historia, mientras el volumen de mónadas permanece igual (5), este porcentaje se aplicaría sólo al monto promedio de personas en el mundo, sea cual sea. Otros sugieren que la cifra total de almas humanas en evolución terrena puede ser de 10 mil millones, o cinco veces los habitantes globales en ese momento.

Se estima que la presencia humana alcanzará un nivel cercano a 10 mil millones en 2050; así, el importe de almas encarnadas obviamente no puede ser menor y de facto lo superaría. Aplicando el factor de cinco ya descrito, podría haber 50 mil millones de ellas correlativas a nuestro "hogar azul".

Bishai adelanta un guarismo de 100 mil millones de almas; esto se basa en que vivió en la Tierra un colectivo similar desde aproximadamente el 50.000 a. de C., que según él es cuando aparecieron por primera vez los humanos del tipo contemporáneo. Por otro lado, la Teosofía rastrea los orígenes civilizatorios muchos millones de años atrás. No obstante, y si asumimos que cada alma humana tuvo al menos una encarnación desde esa fecha, entonces el máximo de "espíritus" no puede remontar los 100 mil millones.

Tertuliano, el enardecido padre de la Iglesia cristiana, fue uno de los primeros en contender que el alza demográfica opugnaba la reencarnación. Gottfried de Purucker cuenta que uno de sus aportes más notables a la teología fue cuando dijo: "Sostengo que murió el mismo Hijo de Dios; ahora bien, esto es algo que debe aceptarse, porque es un absurdo monstruoso, y además declaro que Él resucitó luego de la sepultura, y lo creo absolutamente cierto porque es del todo imposible". Semejante proclama no inspira mucha confianza en el apologista para el pensamiento analítico...

Quienes emplean el recurso poblacional para "invalidar" la reencarnación asumen que el "paréntesis" regular entre dos existencias sigue absolutamente invariable a lo largo de la historia, pero como señala Bishai, ¡sigue siendo un misterio comprender cómo estos pseudoescépticos lograron obtener "conocimiento trascendental" sobre un estado en el que ni siquiera creen!


Referencias

1. David Bishai, "Can Population Growth Rule Out Reincarnation? A Model of Circular Migration", Journal of Scientific Exploration, vol. 14, n° 3, 2000, p. 411-20.

3. William Judge, El Océano de la Teosofía (1893), Theosophical University Press (TUP), p. 86-8.

5. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta (1888), TUP, 1977, 1:171, 173, 182-3, 2:302-3.


Parte 2

Otras hipótesis para los altibajos de población incluyen: a) mónadas de otras cadenas planetarias -no necesariamente en nuestro Sistema Solar- que se unen al camino evolutivo en la Tierra, u otras que dejan este globo para continuar el progreso en otros sitios; y b) almas animales que reencarnan como humanos, o "espíritus" nuestros en formas animales.

Sobre el primer aspecto, Blavatsky escribe: "(...) la humanidad del primer manvantara es la del séptimo y todos los intermedios. Aquélla de la Primera Raza-Raíz es también de la Segunda, Tercera, Cuarta, Quinta, etc.; y hasta la última, constituye una reencarnación cíclica y asidua de mónadas pertenecientes a los dhyani-chohans de nuestra cadena planetaria" (1).

"Nuestra humanidad, desde la primera a la última -o Séptima Raza- está hecha por una misma 'compañía de actores' que descendió de ámbitos superiores para realizar su 'gira artística' (...). Comenzando como espíritus puros en nuestro viaje degresivo alrededor del mundo (¡literamente!) con la sapiencia intrínseca de lo verdadero (...) la Ley Cíclica nos lleva hasta el 'vértice inferior de la materia', que se pierde aquí en la Tierra y cuyo fondo tocamos; luego, el mismo 'canon de gravedad' espiritual nos hará ascender con lentitud a esferas todavía más altas e impolutas de aquéllas de donde partimos" (2).

Dicho de otro modo, una vez que nos asociamos con una cadena planetaria particular, debemos recorrer todos sus ciclos de principio a fin, es decir, a través de las Siete Razas-Raíz en todos los globos, en cada una de las siete rondas y siete encarnaciones genéricas, avanzando a través de los reinos [mineral, vegetal, animal] y elevándonos desde chispas divinas inconscientes (elementales) hasta convertirnos en dioses supraconscientes. No parece factible que una mónada humana "vuelva su espalda" a la Tierra en medio de un ciclo, y se lance a procesos evolutivos en un planeta distinto, quizás en otro sistema.

La mayor parte de mónadas que hoy evoluciona en la Cadena Terrestre también pasó por la misma secuencia en su vida anterior (cuyos restos son la Cadena Lunar). El contenido espurio sobre "rondas externas" señala que tras completar el ciclo (de siete manvantaras planetarios) en la serie terrenal, procedemos al siguiente de los orbes sagrados [!!!] donde emprendemos un viaje similar, y así sucesivamente alrededor de todos ellos por siete veces. ¡Incluso hay quienes "aseguran" que por etapas aún más largas cambiamos "de un sistema solar a otro"!

Las enseñanzas puruckerianas y por G. Barborka -en gran medida falsas- establecen que, además de esas "rondas externas" que las mónadas transitan colectivamente a grandes intervalos, también hay "rondas externas menores", donde nuestra parte divina realizaría visitas breves a otras cadenas planetarias o sistemas solares tras la muerte, y durante el sueño o las iniciaciones, enunciando sin fundamentos que "hay mónadas peregrinas" de astros foráneos en la secuencia terrestre. Se dice que esta clase de almas vive al interior de cuerpos adecuados en esos globos, pero no está claro si ello comprende o no la encarnación en cuerpos humanos tangibles en nuestro planeta.

En términos reencarnatorios, la Teosofía no acepta el dogma budista y exotérico de que "alternamos entre cuerpos humanos y animales" a guisa "bastante normal". Una vez obtenida la autoconciencia, no solemos regresar entre los animales que funcionan predominantemente por instinto (3). Sólo en muy raras circunstancias y habiendo cometido actos perjudiciales por múltiples vidas físicas, un individuo corta el nexo con su Ser Divino y se convierte en "alma perdida" que vuelve a expiarse en ámbitos inferiores.

Asimismo, esta Sabiduría declara que el "portal" hacia el reino humano se clausuró a mediados de la Cuarta Ronda actual (4,5 millones de años AP), y no habrá más mónadas animales que se "gradúen" entre nosotros durante el resto del manvantara planetario (5). La excepción son aquéllas encarnadas en simios y monos superiores, que podrán participar de los niveles básicos en la especie Homo debido a su linaje semihumano.

Conforme avanza la evolución mediante el arco de ascenso o espiritualizador, y en lo que queda de las Siete Rondas, algunos dicen que un grupo de mónadas humanas saldrá del flujo progresivo y entrará en un cuasi-Nirvana al ser incapaz de aprender lo suficiente, y tendrá que esperar hasta la próxima reencarnación planetaria. Esto puede concernir a criaturas animales, pues la mayoría de "chispas divinas" que les componen dejará de encarnar antes que termine la Séptima Ronda.


Referencias

1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 2:146 nota al pie.
2. Blavatsky Collcted Writings, Theosophical Publishing House (TPH), 1950-1951, 14:303.

3. Ibídem, 4:399.
5. La Doctrina Secreta, 1:173, 182-183.

22 de diciembre de 2022

Doce ejemplos de reencarnación y marcas corporales verificadas (12 de 12)

Por Ian Stevenson, "Reincarnation and Biology" (1997), capítulo 6


WILFRED MEARES

Resumen

Wilfred nació el 22 de noviembre de 1961 en Prince Rupert, Columbia Británica, Canadá, hijo único de Franklin Black y Ruby Meares Zuboff, y eran miembros del pueblo haida. Ruby tenía sólo 17 años al momento de dar a luz -tras dos semanas de posmadurez-; era su primer bebé y el trabajo de parto duró 23 horas. Al finalizar y casi inmediatamente, su madre distinguió una marca muy notoria en la parte posterior de su cabeza (figura 6-30).

Poco después del alumbramiento sus padres se divorciaron. Cuando aún era muy pequeño, Ruby se casó con un hombre blanco y perdió sus derechos como indígena en Canadá. Luego Wilfred fue adoptado, al menos extraoficialmente, por su abuelo Henry Meares quien le otorgó el apellido. A los dos años de edad sólo hizo un par de declaraciones sobre una existencia anterior, y mi primer informante me dirigió para obtener información sobre el abuelo materno, al cual entrevisté en Prince Rupert el 28 de mayo de 1974. Le había impresionado mucho la correspondencia entre dicha huella física y la lesión en igual sector que tuvo su cuñado Victor Smart, al morir en un accidente automovilístico el verano previo al nacimiento de Wilfred. Tras enterarme de lo que Henry sabía, me reuní y hablé (en Prince Rupert) con el joven y Ruby. También quise encontrar a Wendy Smart Meares, la hermana de Victor, pero se hallaba indispuesta en ese momento. En junio de 1975 tuve otras conversaciones con Ruby en Prince Rupert, pero nuevamente no pude ver a Wendy y otros dos testigos.

Figura 6-30. Vestigio de nacimiento en la cabeza de Wilfred Meares, mayo de 1974, cuando tenía 12 años y medio; se aprecia un área sin pelo de aproximadamente 2 cms. de largo y 5 mm. en amplitud, derecha a la línea media y parecida a una cicatriz.


Vida, carácter y muerte de Victor Smart

Había nacido el 15 de mayo de 1924 en una comunidad haida de Masset, Islas de la Reina Carlota. Se casó con Henrietta Bennett y tuvieron ocho hijos, viviendo todos ellos en el mismo lugar. Victor ingería alcohol en exceso, al igual que su compañera, y acostumbraban emborracharse los fines de semana, pero eran lo suficientemente responsables para atender a sus vástagos mientras estaban incapacitados. Ruby, sobrina de Victor, los cuidaba con buena disposición en esa época y se ganó el cariño de aquél. A veces, y sólo estando ebrio, le aseguraba que renacería como su hijo. Ruby Meares me recordó que siempre había sido un bebedor educado, pues a diferencia de otros nunca se apoderaba de copas ajenas ni tomaba algo sin que se lo ofrecieran, y así ella encontró esta amabilidad repetida en Wilfred, como describiré más adelante. Aparte de su consumo excesivo, sólo me enteré de otro hábito que por desgracia resultó fatal para él: cuando viajaba en el asiento delantero de un automóvil que no conducía, situaba su espalda contra la puerta análoga, de modo que su rostro y tronco se dirigían al chofer. En esta posición no veía el camino por delante ni los peligros que se aproximaban.

El 11 de julio de 1961 su esposa le pidió llevar al hospital a una amiga embarazada, lo que implicaba conducir desde Masset hasta Queen Charlotte City. Victor mostró cierta renuencia, pero accedió por la terquedad conyugal. Partió con algunos amigos y no conducía (...). La persona al volante perdió control del vehículo, suscitando un horrible accidente donde fallecieron tres personas, incluido Victor. La puerta donde éste se apoyaba se abrió en el momento del impacto, saliendo despedido hacia la carretera y murió en el acto. Su cadáver se trasladó al hospital de Queen Charlotte para fines de autopsia, mientras que el cuñado Henry Meares fue requerido por la Real Policía Montada para identificar el cuerpo. Comentó que la víctima fue eyectada tan rápidamente que uno de sus zapatos se desprendió y seguía en el automóvil. La policía llamó su atención sobre una herida occipital y dijo que era la única, pero el análisis post-mortem mencionaba otras. Henry se dio cuenta de la posibilidad y reconoció que el número pudo ser mayor, pero sólo había visto aquélla en el área posterior del cráneo, siendo éste el mismo dictamen del "médico” -en sus palabras- sin identificar y presumiblemente a cargo de constatar el óbito.

No obstante, el profesional no citó aquéllo en el informe, y conseguí una copia del mismo en el Hospital General Queen Charlotte Islands. Los extractos relevantes son:

"Había gran cantidad de sangre coagulada sobre el rostro y llenaba la oreja derecha. El sector distal de la lengua colgaba fuera de la boca, sostenida por un fino trozo de tejido (...). Fractura obvia en la base del cráneo con movimiento falso en el área articular del atlas odontoides (...) Quebraduras en muñeca izquierda y entre la quinta y novena costillas (...) múltiples laceraciones y abrasiones. Causa de muerte: 1) fractura de columna cervical; 2) transección de lengua, y 3) hemorragia con shock".

La fractura de cuello debió matarlo casi instantáneamente, aplastando el tronco encefálico, y por esto su cabeza debió golpear el suelo con mucha fuerza (...) sin embargo, desde el enfoque del patólogo (...) [el daño craneal trasero] en Victor podría ser sólo una más de varias "laceraciones y abrasiones", y no habría motivos para consignarlo; de hecho, es posible que ni siquiera la haya notado pues el área estaba cubierta de pelo (...).


Sueños anunciadores

Ruby Meares sostuvo que cuando esperaba a Wilfred “mi tío seguía acudiendo a mí”, y en especial tuvo dos sueños con Victor en este momento: uno cerca del mes previo al nacimiento y otro en el trabajo de parto. En dichas instancias el hombre aparecía sonriente y de pie ante Ruby, tras lo cual se alejó sin decir nada.


Declaraciones del sujeto sobre la vida anterior

El desarrollo inicial del pequeño ocurrió sin contratiempos. Según la madre empezó a caminar y “correr alborotadamente” a los 9 meses, y hablaba transcurridos once. A los 2 años formuló el único par de asertos sobre la vida previa; un día estaba con su madre y un primo -uno de los hijos del fallecido- recogiendo bayas, y éste último manifestó su deseo de morir pronto o “irme joven como mi padre” (Ruby fue un poco vaga acerca de las palabras exactas), y Wilfred contestó “no digas eso, yo también morí joven”. Los demás le preguntaron cómo fue aquéllo y el niño replicó “me mataron en un auto, pero volví”, y así la mujer comentaba en nuestra plática "eso nos dio una sensación divertida”. Wilfred no habló nada más respecto del tema, y cuando lo conocí en 1974 aseguró no tener más evocaciones.


Comportamiento de Wilfred relacionado con la vida anterior

Wilfred mostró cariño inusual por la familia de Victor Smart. Quería estar con sus hijos, alegrándose cuando visitaba a su tía Wendy (abuela y madre adoptiva de Wilfred) y evidenciando irritación al finalizar los convivios. También expresó mucha dilección por Cyrus, su bisabuelo y padre de Victor. Para la época en que Ruby se mudó de las islas Queen Charlotte preguntó a Wilfred si le gustaba la idea y contestó "¿quién cuidará de Chimy?", usando el nombre familiar de Cyrus. Aludiendo a estas profundas sensaciones, la madre afirmó que “era como si les perteneciera a ellos y no a mí”. Asimismo, Wilfred exhibió conductas ambivalentes hacia Henrietta, la esposa del occiso, llorando al verla por primera vez y Ruby lo interpretó como "alegría", si bien el niño aún no hablaba. Henry observó que éste último parecía indiferente con Henrietta al hacerse mayor, contrastando con su afecto por los hijos. Victor y su mujer estuvieron felizmente casados, pero Henry -también mediante deducciones- pensó que Wilfred la rechazaba por urgirlo a hacer el trayecto fatal en su existencia previa.

El sujeto no presentaba fobia a vehículos motorizados, pero sí apetito precoz por licores. Entre los 3 y 4 años se quedaba con adultos que bebían y esperaba a que uno de ellos le ofreciera una copa, lo que algunos hicieron, y proseguía tomando mientras le surtieran (...). En algún momento Ruby intentó erradicar ese hábito, y al igual que Victor, el niño nunca se hacía con el trago de nadie sin permiso.

Fueron imprósperas las tentativas por Ruby de lograr que Wilfred dejara el alcohol. En el momento de mi segundo encuentro con ella en 1975, admitió que este joven -entonces de 13 años- seguía consumiéndolo e incluso se apoderó de un vehículo para conseguirlo; finalmente la Real Policía Montada lo dejó en libertad condicional.


Marca de nacimiento

Ruby dijo haber notado esa peculiaridad tan pronto como le trajeron al bebé (tercer día posterior al alumbramiento), añadiendo que tenía una especie de "pus verde" hasta que Wilfred cumplió 8 semanas y el área se sanó. Henry recordaba que su hija le enseñó el vestigio más tarde; le preguntó su significado y él contestó que “el médico pensaba que Victor murió por una herida en esa parte" (con ocasión de la entrevista, el anciano evocó la historia contada por Ruby de sus sueños al oír dicha respuesta). Nadie más en la familia portaba rasgos corporales parecidos y Wilfred tampoco tenía otros.

Con motivo de las graves lesiones en cuello y lengua sufridas por Victor, pregunté si Wilfred manifestaba síntomas o dolores en esas áreas y me confirmaron su total ausencia. Su madre contó que parecía estar “débil en las piernas” y a veces caía, pero no logré establecer ninguna conexión entre ese detalle y la vida o muerte de Victor. Ella pensó que el chico pudo heredar este rasgo de su padre, quien tenía proclividad a desplomarse.

Doce ejemplos de reencarnación y marcas corporales verificadas (11 de 12)

Por Ian Stevenson, "Reincarnation and Biology" (1997), capítulo 6


DELLAL BEYAZ

Resumen 

Dellal nació en Samandag, Turquía, en julio de 1970; los padres eran Ali Beyaz (cultivador) y Fatma, ambos alevíes y hablantes de árabe. Era la tercera niña y séptima de los ocho hijos que tenían hasta el momento en que se desarrolló la indagatoria. Fatma tuvo un sueño cuando estaba embarazada de Dellal, pero el testimonio varió en dos ocasiones. Más significativamente, se descubrió que poco después de su nacimiento tenía una marca prominente en el área posterior de la cabeza (figura 6-29).

Empezó a hablar con claridad entre uno y dos años, apuntando a una existencia previa, y al siguiente articuló múltiples retrospecciones. Dijo ser de Kavasli -exigiendo que la llevaran ahí-, dando el nombre de la persona muerta, su esposo y varios hijos, y señaló haber caído desde el techo tratando de desplegar una chaqueta lavada, estrellando la cabeza con el asfalto.

Los padres no tenían conexiones con Kavasli, y Fatma dijo más tarde no tener idea de su ubicación al momento en que la niña presionaba por viajar, agregando que jamás estuvo en el suburbio de Antakya, y así la pareja no hizo nada para comprobar los asertos. Sin embargo, sucedió que Ali Mehmet Kose, quien vivía cerca de Kavasli, visitó un amigo en Sabandag que era vecino de los Beyaz, y de éste último Ali supo lo que decía Dellal sobre su muerte en la vida anterior, además de su vestigio físico. Se le ocurrió que pudo estar recordando la vida de su tía, Zehide Kose, habitante de Kavasli quien se precipitó por un agujero en el techo y murió a causa de las heridas (...).

Figura 6-29. Marca en la parte craneal superior de Dellal Beyaz, septiembre de 1975, cuando tenía cinco años. Consistía en un área aproximadamente redonda y sin cabello, similar a una cicatriz y cuya amplitud era inferior al centímetro.

Mehmet refirió el caso a su tío y la hija mayor de éste (Sabiha), efectuando una visita a Samandag. Dellal reconoció a aquélla y contestó acertadamente a numerosas preguntas sobre la vida de Zehide. Luego de este encuentro inicial hubo más contactos entre las familias (36) y llevaron la niña a Kavasli donde logró más identificaciones. Hasta abril de 1975 estuvo tres veces allí y la parentela de Zehide se reunió con ella en igual número de ocasiones.

(36) Sabiha sostuvo que Dellal tenía alrededor de un año y medio cuando se reunieron en Samandag, pero Ali Mehmet Kose -el primero de su grupo en enterarse de la coyuntura- fijó la edad en dos según el relato de un amigo en el mismo sector; la misma opinión tuvieron Fatma y Ali Hasan, tocante a la época en que la pequeña arribó por primera vez a Kavasli y posterior a la visita inicial de Sabiha y su marido a dicha comuna (...).

Resat Bayer se percató de los hechos gracias a un informante en Samandag cuando investigaba otros casos allí en abril de 1975, y habló brevemente con Fatma. En septiembre él y yo seguimos entrevistándole -incluyendo a la abuela paterna de Dellal- y se recopilaron testimonios en el núcleo de Zehide. También conseguimos una copia de registros médicos en el hospital de Antakya y un informe algo más extenso sobre las pesquisas obituarias. Bayer y yo no nos reunimos con Dellal ni otros individuos después de 1975, pero en 1983 y a petición mía, el doctor Can Polat realizó coloquios de seguimiento con Dellal y aclaró detalles intrigantes. En 1991 una persona dirigió a Jurgen Keil hacia este caso e inició nuevas averiguaciones con Dellal y su madre durante largo tiempo, antes que el hermano de aquélla- presente en los diálogos- le comentara acerca de mi trabajo, y asimismo Keil no conoció a ningún familiar de Zehide.


Personas entrevistadas

En Samandag:

-Dellal Beyaz
-Fatma, madre
-Elif, abuela paterna

(Ali Beyaz, padre de Dellal, estaba lejos de casa al instante de las averiguaciones y no lo entrevisté).

En Kavasli, Odabasi y Antakya:

-Ali Hasan Kose, esposo de Zehide
-Sabiha, hija mayor de los anteriores
-Hasan Mehmet, esposo de Sabiha
-Ali Mehmet Kose, sobrino de Ali Hasan

Los fedantes hablaban un turco deficiente y en ocasiones Bayer recurrió a árabes que dominaban aquel idioma; por ello, creo que las variaciones en sus asertos fue por causa de dificultades interpretativas.


Hechos geográficos relevantes y otros antecedentes

Samandag es una ciudad grande, casi en la frontera austral de la provincia de Hatay, y está aproximadamente 30 kms. al sur de la capital Antakya (segunda localidad en tamaño). Casi adyacente en su lado norte se encuentra el pueblo de Odabasi, y Kavasli es el topónimo del sector oriental cercano a la carretera Antakya-Iskenderun.

Fatma aseveró que las parentelas no tenían conocimiento previo, y encontré muy creíble su admisión de no saber dónde estaba Kavasli ni de visitar Antakya (las mujeres alevíes de habla árabe en esa parte del país, aunque no están completamente limitadas a sus casas, no suelen viajar a gran distancia de las comunidades vernáculas, a menos que trabajen por intervalos en la recolección de algodón u otras cosechas fuera del domicilio). Aunque no hablé con el padre de Dellal, es probable que fuera a Antakya de vez en cuando para compras importantes (...). El marido de Zehide, Ali Hasan Kose, era un pequeño comerciante y dijo no tener clientes ni nexos en Samandag, y nunca lo había visitado con antelación al caso. Su yerno Hasan y sobrino Ali confirmaron igualmente no poseer vínculos en dicho sitio. Como ya vimos, Ali Mehmet tenía un amigo en Samandag y próximo a los Beyaz, pero Dellal ya manifestaba recuerdos de una existencia pretérita cuando ambos hombres se reunieron, y ni siquiera la conoció hasta el segundo recorrido por ésta última a Kavasli.

Aunque pregunté sobre el conocimiento de la familia de Dellal por Ali Hasan Kose y su hijo/sobrino, no consulté si Zehide tenía parientes en Samandag, pero en 1991 el doctor Keil supo mediante Fatma que así era y ésta los había conocido, pero jamás trató con Zehide. Las dos familias vivían en condiciones socioeconómicas aproximadas, y a juzgar por sus residencias pienso que los Kose eran levemente más prósperos. Más que otros factores, la distancia entre sus comunidades y los medios de transporte en esa área hacen poco factible su introducción mutua anterior a los hechos.


Vida y muerte de Zehide Kose

Conseguí pocos datos: nació en 1914, su padre era Suleyman y se unió en matrimonio con Ali Hasan Kose procreando 11 hijos, de los cuales nueve sobrevivieron hasta 1975. Empezaron su vida de casados en un pueblo, pero luego se mudaron al centro de Antakya y luego a Kavasli, donde llevaban 10 días en una casa recién construida cuando ocurrió el accidente fatal.

En Kavasli, Ali Hasan me mostró el sitio del hecho y la construcción no estaba finalizada al momento de llegar la pareja. Una escalera exterior daba acceso a la azotea, lo suficientemente apta para tender ropa lavada. Existía un hueco bastante grande en el techo, y se pretendía añadir una escalinata interna desde el piso inferior hasta aquél, al cual se ingresaría mediante esa oquedad. Ésta última se había cerrado para cuando la revisé (...) y sus dimensiones eran de 0,75 mts. en ancho y algo más de un metro de longitud (...). En el instante de la tragedia, el hueco se cubrió con una fina lámina de hierro, lo que pudo evitar que la lluvia precipitara al nivel bajo, pero podría no soportar peso (...).

Sea como fuere, el 6 de junio de 1970 Zehide estaba en el techo desplegando una chaqueta lavada y cayó desde ese lugar, olvidando quizá que el agujero estaba detrás y pisó la lámina que terminó cediendo. Sólo podemos conjeturar el grado de inclinación corporal en el desplome; puesto que Zehide tenía un gran hematoma en el ojo derecho, esa parte pudo golpear el borde de la abertura en el concreto (...) y estimé que la distancia techumbre-piso era de 3,5 ó 4 mts. El médico forense encontró hematomas en el área baja de la espalda, la cual pudo chocar primero contra el asfalto, seguido casi inmediatamente por colisión craneal.

El esposo no estaba presente cuando aconteció el infortunio, pero un niño lo vio y rápidamente corrió en busca de Sabiha, quien encontró a la víctima inconsciente y gimiendo con laceraciones en ojo derecho y cabeza; poco después llegaba Ali Hasan y trasladaron a Zehide al hospital público de Antakya. Más tarde se autodescalificó como testigo de primera mano para las lesiones (...).


Registros de admisión clínica

Los archivos eran incompletos, pero incluían estos antecedentes referidos por un médico al día siguiente de morir Zehide (he organizado ligeramente la descripción para hacerla más comprensible): "En el ingreso la paciente no podía hablar y vomitaba; sus ojos estaban hinchados y presentó equimosis en ceja derecha. La causa de muerte fue hemorragia cerebral o lesión en la cabeza". Sin embargo, el reporte no mencionaba lesiones en la parte superior o trasera de aquélla.

El informe presentado en fiscalía (...) consignaba:

"1. Gran hematoma en ojo derecho.
2. Herida profunda en piel de ceja izquierda, cosida con sutura.
3. Área equimótica del porte de un puño en espalda inferior.
4. Abrasión dérmica en muñeca derecha.

Causa de deceso: hemorragia cerebral por heridas (...)".

No se realizó autopsia al quedar claro el motivo del óbito. Según los archivos médicos, Zehide murió el 7 de junio de 1970 a los 56 años (37).

(37) Cuando fui al camposanto de Antakya para verificar su entierro bajo un olivo (ítem 13, tabla 6-9), encontré que su lápida registró "1971" como año de defunción. Discutí el traspié con su esposo (...) y supe que a veces en Turquía una familia no puede costear una losa funeraria o elige rezagar su puesta. La de Zehide tenía "1972" tallado en su base y presumiblemente era el periodo en que fue elaborada. Cuando el cantero inquirió a Ali Hasan por la fecha de muerte, es posible que dijese "el año pasado", sin darse cuenta que era el antepenúltimo, cincelando así "1971" y no "1970".


Un sueño anunciador

En abril de 1975 Fatma contó a Resat Bayer (durante la primera entrevista) que con antelación al parto soñó con su bebé viniendo de Kavasli, pero cuando discutió el evento conmigo y Bayer (28 de septiembre de 1975) negó que la "persona onírica" dijera ser oriunda de dicho sector (...). Fatma mostró inusuales reticencia y pudor a hablar sobre el episodio, y creí que su marido aclararía el asunto, pero no estaba disponible.


Declaraciones y reconocimientos por Dellal

En la tabla 6-9 puse primero los asertos 1-13 que según Fatma su hija elaboró antes que las familias se contactaran. Para varios de ellos incluí a Sabiha Kose como corroborante, pues manifestó que Dellal se los repitió cuando fue por primera vez a Samandag. La suegra de Fatma, Elif Beyaz, estuvo presente durante toda nuestra conversación con aquélla el 28 de septiembre de 1975 y no intervino, pero al finalizar le pregunté si deseaba añadir o refutar algo, señalando su conformidad con el predicado de la nuera. Sin embargo, no agregué a Elif en calidad de testigo pues no sé qué tan bien informada estaba. El ítem 14 (...) ocurrió cuando Sabiha visitó por primera vez a Dellal en Samandag, y los siguientes dos al momento del primer viaje de la niña a Kavasli (...); la timidez de ésta última al identificar el esposo de Zehide fue ciertamente una respuesta apropiada hacia el individuo que consideraba su cónyuge.

Me hablaron de otras circunstancias análogas en Kavasli. Según lo informado por Ali Hasan, algunas fueron estimuladas por interrogantes que dieron pistas, a objeto de que la niña le reconociera a él y Suleyman (p. ej., "¿quién es Mediha?"), y no obtuve datos suficientes acerca de otras, como personas en fotografías que la niña habría distinguido (...). Ali Mehmet Kose era el primer familiar de Zehide que supo las afirmaciones por Dellal de ser reencarnación de la fallecida; conoció a la pequeña en su segundo paseo a Kavasli y ésta dijo no reconocerlo. Asimismo, ella utilizó una expresión pertinente al distinguir a Ali Hasan cuando fue a verla a Samandag, y ya lo había conocido una vez en Kavasli (ver ítem 15), por lo que su familiaridad con él no era notable (...) [pero] le regaló un vestido y alhajas aquella vez en Samandag; le preguntó quién se los había entregado y ella respondió “Abu Suleyman” ("abu" en árabe significa “padre de”, y cuando se adjunta al nombre del hijo mayor, comúnmente se convierte en el apelativo posnatal). El hijo mayor de Zehide y Ali Hasan era Suleyman, y por lo tanto su uso del término era correcto (aunque no específico), dada su convicción de que ella era Zehide.

Se produjo cierto revoltillo en las declaraciones sobre el lugar del accidente. Fatma utilizó el turco balkon ("balcón") al transmitir a Bayer (abril de 1975) lo dicho por Dellal sobre su "muerte previa", y Ali Hasan sostuvo que la niña recordó haber caído del techo en Kavasli cuando mostró temor al ser trasladada allí a los dos años. En septiembre de 1975 Dellal articuló el vocablo "techo" al repasar los detalles, pero para entonces ya había visitado el hogar de Kavasli y pudo enterarse normalmente del modo en que falleció Zehide. La palabra "balcón" también apareció en las notas por el médico que examinó a la occisa (...) y es posible -aunque no lo he corroborado- que los informantes árabes no distinguieran verbalmente entre "techo abierto" y "mirador". En septiembre de 1975 Bayer entabló un breve diálogo con Dellal sobre sus memorias; recordó algunos pormenores esenciales de la tragedia e indicó nombres para los familiares de Zehide, constatando así que algunas evocaciones persistían hasta su edad en ese momento, unos cinco años.


Comportamiento de Dellal relacionado con la vida anterior

Según Fatma, la niña empezó a hablar de sus memorias tan pronto como fue capaz; en ocasiones exclamaba “Nehla, ve y dile a Sabiha que su madre ha muerto”, estando sin compañía, a la vez que trataba de abrir un agujero en la tierra. La madre le preguntó cómo murió y Dellal refería a un desplome mientras colgaba una chaqueta para secar (38), aunque no supe de circunstancias posteriores asociadas con este discurso. De igual manera, entre los 2 y 3 años pedía que la llevaran a Kavasli para ver a su "hija".

(38) Bayer y yo obtuvimos un enlistado completo de los hijos de Zehide, y Nehla no aparecía. Más tarde se me ocurrió que pudo ser descendiente de un vecino en el periodo de la contingencia fatal, pero no preguntamos a los Kose si podían identificar a alguien con ese nombre (...). En 1983 el doctor Polat supo mediante Dellal que Nehla era hija del cuñado de Zehide (un dato quizás originado por conocimiento adquirido normalmente). Dellal no podía recordar si aquélla estaba presente al momento de la tragedia (...). Zehide nunca recuperó la consciencia tras el infortunio y es factible que balbuceara el nombre de Nehla, o bien esa idea pudo arraigarse en el pensamiento mientras era llevada al hospital, un evento que en otros casos ocurre justo antes de la muerte (...).

Dellal se emocionaba mucho al identificar parientes de Zehide. Cuando Sabiha se reunió con ella por primera vez en Samandag, la pequeña lloró tanto que fue incapaz de comer un pastel traído por la visitante (quien también terminó sollozando para entonces), e incluso abrazó a los hijos de Zehide en Kavasli.

En un principio, Fatma negó que la niña exhibiera temores inusuales, pero en respuesta a una pregunta capciosa sobre hiposofobia, manifestó que Dellal sí tenía aprensiones para subir a un techo (por lo general las coberturas superiores de muchas casas turcas son planas y no tienen barandilla en sus límites). Al momento del primer viaje a Kavasli, dijo a sus padres que quería ir a casa de Sabiha y después la llevaron al hogar de Zehide donde aún vivía Ali Hasan; aquí se mostró reacia a entrar y lloró, expresando nuevamente remembranzas sobre el final de su vida anterior.


Actitud del medio hacia los recuerdos de Dellal

Los adultos de dichos grupos parecieron animar a Dellal para que hablase respecto a sus evocaciones cuando se veía dispuesta; sin embargo, su familia no las constató y su precisión fue advertida gracias a la visita casual de un miembro Kose a sus vecinos. Posteriormente el caso no recibió publicidad y Bayer nunca lo habría sabido si no fuera por sus estudios en Samandag (...).


Marca de nacimiento

Tras el parto, la impronta en Dellal se veía roja, pero no sangraba ni presentó supuración (figura 6-29). Nadie más en la familia tenía vestigios similares. En su primera infancia la niña actuaba a ratos como si sintiera molestias o dolor en dicho sitio, y su madre notó que giraba a un lado cuando era recostada boca arriba, de modo que esa formación quedaba contra la cama. A veces también se quejó de padecimientos en cabeza y garganta. Para nuestra reunión en septiembre de 1975, preguntamos a Dellal cómo había muerto y señaló el cuello (probablemente una indicación mal dirigida), y asimismo su salud general era buena.

Sabiha aseguró ver una lesión en la coronilla de Zehide, pero los registros examinados no consignaron este detalle (...). Los informes atribuyeron su muerte a lesiones craneales, pero la cerebral fue más importante desde el enfoque médico y es posible que los especialistas no consideraran necesario reportar una abrasión en el cuero cabelludo.


Comentarios a la evidencia de procesos paranormales

Ninguno de los involucrados pareció tener razones para suprimir o exagerar hechos; el caso tampoco se vinculó a asesinato o escándalo, y no existían abismos de riqueza/casta (...). Pocas veces investigué un caso menos complejo que éste con relación a los posibles motivos para falsificar testimonios. Los aldeanos ineducados del centro-sur de Turquía tienen una memoria muy poco confiable para las dataciones, pero aún así no hay bases para pensar que la madre de Dellal se equivocara en más de un mes respecto a la fecha de nacimiento. Podemos estar seguros que, a partir de los registros médicos, Zehide murió el 7 de junio de 1970, lo cual connota que Dellal llegó al mundo en el transcurso de pocos días o semanas (...). Si nos decantamos por la reencarnación, habría de suponerse que la lesión en Zehide incidió en el feto (...).


Desarrollo posterior de Dellal

En mayo de 1983 Polat se reunió con Dellal en Samandag para una entrevista de seguimiento; contaba con 13 años, terminó la escuela primaria y permanecía en casa por desempleo. Dijo que sus recuerdos no habían desaparecido, pero no habló de ellos espontáneamente -según ella- desde que tenía tres años. A veces planteaba el asunto cuando conocía parientes de Zehide Kose o le formulaban preguntas al respecto. Todavía rememoró, en particular, el dolor de garganta de Zehide cuando cayó del techo, y no sentía los miedos que le invadieron en la niñez. Continuó visitando a los Kose (...) y siguió existiendo bastante sintonía entre ellos; de hecho, se reunieron cuatro meses antes de la investigación por Polat (...). El doctor Keil supo en 1991 que Dellal frecuentaba el núcleo de Zehide unas dos veces al año y participó en la boda de Semire, una de las hijas. En ese momento Dellal se hacía apelar como la occisa, pero Keil no pudo determinar el inicio de esta conducta y de la cual no me informó ningún testigo.

Es posible que las evocaciones de Dellal se mantuvieran frescas por incentivos externos y contactos entre familias; sin embargo, también pudieron desvanecerse -o al menos un número de ellas- siendo reemplazadas con recuerdos ajenos e información adquirida del entorno (...).

21 de diciembre de 2022

Doce ejemplos de reencarnación y marcas corporales verificadas (10 de 12)

Por Ian Stevenson, "Reincarnation and Biology" (1997), capítulo 6


SUNITA KHANDELWAL

Resumen

Sunita llegó al mundo en Laxmangarh, distrito de Alwar (Rajasthan, India) el 19 de septiembre de 1969, la sexta hija entre ocho hermanos concebidos por Radhey Shyam Khandelwal y Santara Bai, pertenecientes a la casta bania (comerciantes). El padre era vendedor de granos, semillas y abonos, y al momento de nuestra investigación trabajaba y vivía en Assam, desde donde retornaba a Laxmangarh de vez en cuando para visitar a los suyos. Por la apariencia del domicilio y otra información lo ubicaría en la clase media-baja, lo cual tiene cierta relevancia para la historia, pues Sunita dijo que la familia de su vida previa era más rica que la actual. Cuando nació tenía una gran marca en el lado derecho de la cabeza (figura 6-28) y no existió nada inusual durante el embarazo de Santara, siendo su parto completamente normal; asimismo, la niña principió a hablar claramente al año y medio.

En torno a los dos años Sunita comenzó sus alusiones a una existencia pasada, y según su madre la primera de ellas fue "llévame a Kota". Los familiares no entendían y pensaron que estaba utilizando la palabra hindi kotha, que significa "almacén", o el inglés cuota, y le interrogaron si se refería a “la cuota de azúcar”, pero ella respondió “mi Kota es Bundi-Kota” (una ciudad grande en Rajasthan, aproximadamente a mitad de camino entre Jaipur y Kota, por lo que ese dato les ayudó a comprender lo que quería). A la inquietud de "¿qué hay en Kota?" la niña replicó “yo tenía dos hermanos, una mamá y un papá, y era hija única; tenemos una platería, una caja fuerte, coche y scooter, y mi madre muchos saris”. Consultada sobre si sabía de un chacha (tío paterno menor que el padre) respondió que no, pero sí de un tau (tío mayor). Aproximadamente en ese momento agregó que se había caído “desde una pequeña altura” e indicó el vestigio en su cabeza, diciendo "mira acá, yo me caí".

Sunita siguió hablando de Kota y aumentaba las presiones para que le llevaran al sitio. A los tres años no comía a menos que cumplieran su deseo, y estaba tan desnutrida que debió ser ingresada temporalmente en un hospital de Alwar. El diagnóstico no fue certero y algunos parientes tuvieron la ocurrencia de sanarle fingiendo ir a Kota; decidieron trasladarse a Jaipur, afirmando que era la otra localidad y pidieron a la niña que les mostrara su casa, pero no se dejó embaucar y protestó "están mintiendo y serán castigados por eso". En lugar de llevarle a Kota para entonces, su familia la trajo de vuelta a Laxmangarh donde Sunita agregó que el local de comercio estaba en Chauth Mata Bazaar y su casa en Brijrajpura (vecindario). Cuando se le preguntó quiénes eran sus padres, no pudo citar nombres, pero dijo ser bania y que su abuelo paterno vivía, pero la abuela de igual línea ascendente estaba muerta. Incluso contó: "Mi prima me empujó por la escalera porque pedí agua, y vine aquí a tomarla. Era niña y morí a los ocho años”.

Figura 6-28. Rastro en la cabeza de Sunita (marzo de 1979) cuando tenía 9 años y medio. Se trataba de un nevus sin pelo, ligeramente elevado, fruncido e hiperpigmentado. Su forma era casi redonda y medía 2,5 cms. en amplitud.

Sunita insistió, pero los padres no accedieron y durante dos años tampoco verificaron la exactitud de sus memorias. Sin embargo, en 1974 Kranti Modi, un abogado y amigo de la familia que conocía sus declaraciones, envió un resumen de las mismas a H.N. Banerjee en Jaipur, quien llevaba muchos años estudiando casos análogos. En Laxmangarh éste último habló con la niña sobre sus recuerdos y le propuso viajar en auto; la familia se mostró reacia a dejarle partir, pero Sunita se sentó en el vehículo del que no podían retirarla excepto a la fuerza. Finalmente sus padres cedieron y el recorrido se concretó. En Kota fueron primero a la tienda del fotógrafo Pratap Singh Chordia, relacionado con Banerjee por matrimonio, y ayudó a los visitantes en la búsqueda de una familia correspondiente a las expresiones de Sunita. Las referencias a una “tienda de plata” no eran claras; a veces la chica hablaba sobre “monedas", pero sostuvo que su familia era bania, por lo que el primer escudriñamiento incluyó a negociantes de varios oficios, incluidos aquéllos de tejidos y golosinas. La pesquisa se estrechó porque Sunita también dio el nombre de un mohalla (distrito) en Kota (Chauth Mata Bazaar) y aseguraba haberse precipitado desde cierta altura.

En 1979 Pratap Singh nos comentó que Sunita (quizás por medio de H.N. Banerjee) pronunciaba el apelativo “Prabhu”, haciéndole pensar en Prabhu Dayal Maheshwari, joyero de Chauth Mata Bazaar y a cuya familia retrató, pero no sabía en ese momento que Dayal tuvo una hija muerta por caída, planteando así al grupo de Laxmangarh que acudieran al sitio. Allí y según su madre, Sunita reconoció una tienda y un hombre al interior que escribía, afirmando que era su padre. Precisamente él se llamaba Prabhu Dayal Maheshwari; se le explicó el asunto y luego miró a Sunita preguntando "¿de quién eres hija?”, a lo cual la niña contestó "soy tu hija". Dayal la invitó a su casa; ella señalaba el camino hasta encontrar la dirección y luego hizo una serie de otros reconocimientos y aserciones relativos a su existencia previa. Prabhu y su esposa perdieron a Sakuntala, su única hija, en abril de 1968, quien cayó por el guardarriel bajo de un mirador y se azotó de cabeza en el pavimento, muriendo pocas horas después. Con algunas excepciones, todo lo indicado por Sunita en Laxmangarh era correcto acerca de la fallecida.

La familia de Dayal, muy sorprendida por el contexto, rápidamente aceptó que esa niña era Sakuntala renacida; la dejaron invitada para reuniones y Sunita así lo hizo varias veces en años posteriores. De igual modo, su salud había mejorado tras el primer viaje.

La noticia de los hechos llegó a un periodista de Kota, quien publicó un breve relato en el periódico Desh-ki-Dharti el 24 de enero de 1975, si bien no indicaba exactamente cuándo se desarrollaron los pormenores ya descritos, pero implicó su advenimiento poco antes que se difundieran en la prensa; por lo tanto, Sunita debía tener algo más de 5 años para entonces.

Un corresponsal en Rajasthan leyó el inserto y me notificó de inmediato. Pasé la información a la doctora Satwant Pasricha y le animé a comenzar un estudio, llevando a cabo una entrevista con Dayal en noviembre de 1975, pero no pudo conocer a Sunita y su familia ese año. En 1976 Pasricha continuó dialogando con informantes de ambos grupos y para 1978 volvió a encontrarse brevemente con la niña, además de interrogar a otra persona. Asimismo, me he basado extensamente en sus notas porque no tomé parte directa en las indagatorias hasta marzo de 1979. En ese mes y también durante octubre, Pasricha y yo tuvimos más pláticas con testigos conocidos por ella y otros nuevos.

Como vimos, la muchacha no citó nombres de individuos -ni el de ella u otros pertenecientes a su familia pretérita- antes de ir a Kota o después. Aunque casi todo en sus declaraciones encajaba con la vida de Sakuntala, surgió la pregunta de si se podrían encontrar otros niños en esa ciudad cuyas vidas fueran coincidentes con esas remembranzas. Pareció especialmente importante considerar esta opción, porque después el fotógrafo Pratap Singh no pudo recordar con claridad qué aspectos mencionados por Sunita condujeron al encuentro con Dayal (Pratap pensaba que alguien le contó del nombre Prabhu, articulado por aquélla). Sushila, esposa del retratista, sostuvo que la identificación de la parentela de Sakuntala se aparejó con los recuerdos expresados, pero ella fue igualmente ambigua acerca de los detalles.

Estas incertidumbres nos llevaron en 1979 a buscar en los registros del hospital M.B.S. de Kota, a objeto de determinar con qué frecuencia los niños morían por lesiones en la cabeza. Como mostraré más adelante, los anales no dieron respuestas concluyentes, pero aumentaron mi confianza -sin llegar a una certeza absoluta- de que ningún otro menor podría ajustarse a los manifiestos/circunstancias de Sunita o Sakuntala. Aunque las dos familias declararon no conocerse antes que apareciera el caso, Pasricha y yo dedicamos gran parte de nuestro tiempo en 1979 a descubrir posibles nexos inconscientes entre ellas, lo cual rindió frutos. En noviembre de 1981 Pasricha estuvo nuevamente en Kota donde entrevistó al hermano mayor de Sakuntala, Girdhar Gopal, y asimismo habló con la madre de Sunita en Jaipur.

En noviembre de 1986 la doctora y yo volvimos a Laxmangarh para hacer seguimientos a Sunita y su familia; la joven se encontraba en Jaipur, pero conversamos largo y tendido con sus padres. Pasricha encontró nuevamente a Prabhu Dayal en Kota hacia marzo de 1990, mientras que Kranti Modi no guardó copia de la lista de declaraciones por Sunita que envió a H.N. Banerjee, y tampoco he podido estudiarla.


Personas entrevistadas

En Laxmangarh:

-Sunita Khandelwal
-Radhey Shyam Khandelwal, padre
-Santara Bai, madre
-Anguri Devi, tía paterna de Sunita
-Kranti Modi, abogado de Laxmangarh

En Kota:

-Prabhu Dayal Maheshwari, padre de Sakuntala
-Krishna Devi, madre
-Shrinath Maheshwari, hermano mayor de Prabhu
-Girdhar Gopal Maheshwari, hermano mayor de Sakuntala
-Pratap Singh Chordia, fotógrafo
-Sushila Chordia, esposa de Pratap
-Chordia Manohar Lai, joyero de Chauth Mata Bazaar
-Ram Bharose, hijo del anterior
-Krishan Lai, comerciante de telas en Chauth Mata Bazaar

En Jaipur:

-Radhey Shyam Khandelwal, tío materno de Sunita (no confundir con su padre).

Pasricha realizó los coloquios en 1975 y 1976. En 1979 efectuamos la mayoría de reuniones, aunque en otoño ella continuaba las pláticas después que me fui de Rajasthan (para 1981 fue asistida por el médico Jamuna Prasad). Durante las principales entrevistas en los '70 no conocimos al padre de Sunita, pues se hallaba en un viaje de negocios en Assam, y lo encontramos finalmente en nuestra pesquisa de seguimiento en noviembre de 1986. Pasricha y yo interrogamos a ciertos fedantes más de una vez, y ocasionalmente en ciudades aparte; por ejemplo, ella conoció a la madre de Sunita en Jaipur y mi único contacto con la joven también ocurrió allí, donde en marzo de 1979 se alojaba con su tío materno. Aunque el padre y tío materno de Sunita tienen el mismo nombre, no están relacionados excepto por la casta.


Hechos geográficos relevantes y otros antecedentes

Rajasthán es el segundo mayor estado de India, y si bien las parentelas del caso vivían allí, aún podemos sopesarlo como de "larga distancia". Laxmangarh, en la zona noreste, tiene una población (estimada por mí en 1979) de 5000 habitantes, mientras que Kota es mucho más grande e incluye 300.000 personas. Se encuentra en la vía férrea principal entre Delhi y Bombay, y constituye un centro industrial de relevancia, especialmente en Rajasthán que no es un estado pujante en ese aspecto. Kota se ubica al este, pero más occidental y austral que Laxmangarh; igualmente, la distancia entre ambos sitios es de 360 kilómetros. Jaipur, capital del estado, también figura en este caso y se alza en el centro-norte de aquél, más o menos directamente al norte de Kota y el oeste de Laxmangarh, formando el vértice de un triángulo con los lugares anteriores. Las familias nunca se habían conocido antes de ocurrir los hechos, y Santara dijo que ella y su esposo jamás estuvieron en Kota hasta el primer paseo con la niña investigada, a principios de 1975. También aseveró que ningún pariente residió allí, salvo su hermano -y sus numerosas visitas- quien habitó en Delhi y después Jaipur. Es posible que ella no supiera de sus traslados a Kota, o al contrario pudo asumir que la pregunta se refería sólo a su familia inmediata en Laxmangarh.

En 1986, cuando finalmente encontramos al padre de Sunita, éste verificó lo dicho por Santara sobre su desconocimiento de Kota. Manifestó que nunca fue al sector previo a la aparición del caso, y allí tampoco tenía amigos, conocidos, tratos comerciales ni recibía visitas oriundas. De modo similar, Prabhu Dayal aseguró nunca haber permanecido en Laxmangarh y en el momento de las averiguaciones ni siquiera sabía la localización. Asimismo, Krishna Devi contó a la doctora Pasricha que no conocía a la familia de Sunita en dicho periodo.

Pasricha y yo nos enteramos de que Prabhu conoció con anterioridad al tío materno de Sunita, Radhey Shyam; ambos eran joyeros y ocasionalmente se reunían para propósitos de negocios. Antes de 1973, Radhey habitaba en Delhi, desde donde viajó por razones comerciales a Jaipur y Kota. Aquí Shyam entabló contacto con Dayal, pero nunca estuvo en su domicilio y tampoco escuchó sobre la muerte de Sakuntala hasta después del primer recorrido de la niña en Kota. La evidencia de esto proviene de la declaración por Radhey de que, si bien escuchó a Sunita hablar sobre una vida anterior cuando ella lo visitó en Jaipur (1973-1974) y en ese momento iba a Kota (de Jaipur) casi una vez al mes, nunca intentó comprobar esos pormenores. Si hubiera sabido del accidente mortal que afectó a Sakuntala, fácilmente pudo consultar a Dayal si los otros asertos de Sunita encajaban con aquélla. Prabhu confirmó los dichos de Radhey acerca de sus vínculos, pero añadiendo que no había mucha sociabilidad.


Vida, muerte y carácter de Sakuntala

La fallecida era única hija de tres hermanos y nació el 22 de febrero de 1960. Luego de una patología se le diagnosticó estrabismo en un ojo y a partir de entonces usó anteojos correctivos; por lo demás, su desarrollo y salud habían sido normales. Al instante de su muerte iba a la escuela en Kota cursando tercer o cuarto grado (la madre no recordaba el nivel con precisión). La casa de Prabhu era moderadamente grande, y como muchas en India, tenía un área central abierta. Una escalera conducía desde la planta baja al siguiente piso por un costado, y en la parte superior existía un balcón relativamente angosto con un pasamanos muy bajo. Las puertas de las habitaciones cimeras se abrían en este mirador; examiné el recinto y calculé que la distancia entre aquél y el suelo de concreto debajo no era inferior a cinco metros. Casi al anochecer del 27 de abril de 1968, Sakuntala y su prima menor Radhey estaban en lo alto de las escalinatas; la madre se hallaba en casa y Prabhu en su tienda, y entonces se escuchó a Sakuntala decir que Radhey "podría caerse" (ella era más joven y aparentemente sentía preocupación). Minutos después Krishna Devi oyó caer a la niña y le encontró inconsciente con flujo sanguíneo auricular. Llamó a Prabhu, quien acudió de inmediato y trasladaron a Sakuntala al centro M.B.S.

En una entrevista con Pasricha hacia octubre de 1979 (cuando yo no estaba presente), Dayal declaró notar que Sakuntala se había lastimado la parte superior de la cabeza con ligera sangradura (no recordaba dónde) y que el mismo líquido vital salía por una oreja. Los registros médicos (que examiné el 15 de marzo de 1979) estipularon que la muchacha ingresó allí a las 16.50 horas del 27 de abril de 1968 (las notas apuntaban a una caída del segundo piso a las 16.15 h.); estaba inconsciente, vomitaba y el oído derecho presentó hemorragia (no hubo constancia de lesiones en el área superior de la cabeza, y la sangre evidenció fractura en la base del cráneo).

En ese momento Kota no tenía neurocirujano y el tratamiento consistió sólo en medidas de apoyo, con la ligera esperanza de que pudiera recuperarse espontáneamente. Sin embargo, las cosas empeoraron y falleció 9 horas después de su ingreso (01:45 a.m. del 28 de abril), siendo el único diagnóstico provisional “lesión en la cabeza”. No hubo autopsia y el cuerpo fue incinerado alrededor de las 8:00 a.m. Sakuntala murió en la infancia, antes que su personalidad se desarrollara y parecía comportarse de forma un tanto "adulta" (por ejemplo, le gustaba usar saris, lo cual es infrecuente para niñas indias). Le iba bien en la escuela, interesándose en temas religiosos y era más fervorosa que otros compañeros.


Declaraciones y reconocimientos hechos por Sunita

En la tabla 6-8 compilo varios aspectos y su madre fue nuestra principal informante (Dayal casi siempre estaba ausente cuando nos hallábamos en Laxmangarh), pero obtuvimos cierta corroboración de la tía paterna de Sunita, Anguri Devi, y su tío Radhey. Hasta donde sé, la chica refirió los puntos 1 a 25 antes del primer viaje a Kota, e incluyo asertos y reconocimientos que los testigos (principalmente la madre) dijeron que ella hizo en ese contexto (26-34). Las identificaciones de Dayal, su tienda y hogar tienen un valor relativamente pequeño, no porque Santara fuese nuestra única corroboradora, sino debido a que los acompañantes en dicho trayecto pudieron saber que Prabhu perdió a su hija en un accidente, y por lo tanto "era el hombre que buscaban". Las joyerías en Kota son pequeñas y suelen ser administradas por una o dos personas, y tras llegar, incluso un niño podía deducir que el individuo al interior era Dayal. Después de la conversación con éste último, invitó al grupo a su domicilio, y aunque Sunita mostró el camino, no podemos excluir la posibilidad de que el comerciante le haya dado pistas. En la casa, aquélla comentó que la familia tenía otra (ítem 29) y este recuerdo pareció muy natural. Una característica notable de la primera visita por ella -en contraste con muchas otras- fue que no se reunieron curiosos y tampoco irrumpieron en el lugar.

Cuando Pasricha habló por primera vez con Sunita en 1976, aún evocaba detalles de su vida anterior, pero olvidó la causa de muerte. Al instante de conocerla en 1979, sus recuerdos en imágenes se habían desvanecido y mantenía deseos de visitar a la familia previa.

Sunita hablaba de una "platería" (ítem 16), pero es posible que no haya sido tan específica. La declaración proviene de la entrevista de Pasricha con Santara en noviembre de 1976, si bien ya vimos que su núcleo inicialmente no estaba seguro, mientras que Prabhu consignó en 1975 que los parientes interpretaron las alusiones a “monedas de plata” como indicio de otros establecimientos (...). En 1979 Pasricha interrogó a Santara por el detalle, y recordó que la niña mencionaba un negocio donde se "vendía oro y plata", sin emplear la palabra hindi para "joyero".

El ítem 20 mostró un “cuasi-error”. Días antes de su muerte, los padres de Sakuntala efectuaron un ritual para sanar su estrabismo (...) y luego Krishna aplicó mehandi (tinte) en ambas manos de la niña a petición de ésta, lo que es intrigante pues Sunita atribuyó esa función al "padre anterior". Sin embargo, éste sí participó en la decisión de aplicar el líquido en la ceremonia (30).

(30) En estos casos, por lo común la muerte de la personalidad anterior parece generar un “recuerdo de flash” (Brown y Kulik, 1977; Stratton, 1919), de modo que los sucesos no vinculados causalmente con ello figuran de manera desproporcionada -ocurriendo poco antes de recordarse- en comparación con las memorias de otros hechos. La referencia por Sunita de "beber agua" poco antes de subir al balcón (...) (aunque no verificada) constituye otro ejemplo del mismo rasgo (...).

En casa de Sakuntala, la muchacha no distinguió a Krishna (madre), ni Shrinath Maheshwari (tío paterno) ni los dos hermanos. En el cuadro 6-8 omití varios episodios atribuidos a Sunita sobre los que obtuve testimonios contrapuestos o insuficientes. Sin embargo, si acontecieron como se informó, su descarte tiene el efecto de disminuir la evidencia de procesos paranormales (...). Pratap Singh dijo en 1979 que H.N. Banerjee citó el nombre “Prabhu”, presumiblemente escuchándolo de Sunita o sus padres, pero los informantes en su grupo y yo no le dimos crédito. De manera similar, el comerciante Krishan Lai, a quien entrevistamos en 1979, sostuvo que Banerjee fue a su tienda en Kota porque la niña articuló el apelativo “Shrinath”, y justamente el local se denominaba “Shrinath Gopal”. El tío paterno de Sakuntala se llamaba Shrinath y le hicimos preguntas, pero aunque Sunita decía tener un tau (hermano mayor del padre), ningún otro testigo declaró que ella diera un nombre para él.


Descripciones metafísicas por Sunita acerca de su muerte anterior y nacimiento

Poco tiempo después que la niña refiriese a la vida previa, contó así lo sucedido luego del accidente: “Subí, y había un hombre santo de barba larga. Revisaron mi historial y dijeron 'envíenla de vuelta' (31). Hay algunas habitaciones allí. He visto la casa de Dios, y es muy bonito. No se imaginan lo que hay en ese lugar”. En otra ocasión comentó: “Cuando caí desde una pequeña altura, me hice una marca, pero cuando me lanzaron de más arriba no tuve daños”. La primera parte describe su vestigio natal, y la segunda el retorno a la vida mundana (...), lo cual no implica que Sunita haya atraído interés sobre esa característica (...); probablemente sus padres hablaron de ello y los tres lo relacionaron a la caída fatal. Una vez y según su madre, Krishna Devi preguntó a Sunita por qué había nacido "en esa familia, si Laxmangarh está tan lejos" (de Kota), y respondió "queda lejos para ti, no para Dios”.

(31) Las personas en India que sufren muerte temporal a menudo reportan ser llevadas a un sitio donde se inspecciona su "historia" y son enviadas de vuelta al cuerpo inconsciente (Pasricha, 1995; Pasricha y Stevenson, 1986), pero en este caso la chica sostuvo renacer en una nueva cobertura.


Comportamiento del sujeto relacionado con la vida anterior

En el punto máximo de sus indicaciones al tema, Sunita no requirió estímulo pues hablaba de eso constantemente (...). Decía extrañar cierta comida e insinuó a Santara "nunca haces un plato especial con naranjas, pero mi madre sí” (ítem 10, tabla 6-8). Su conciencia de los contrastes económicos en ambas familias pareció llevarle a mencionar que el padre era "rico", ella "comía mejor" (en ocasiones dejaba de alimentarse) y tenía "ropa de mayor calidad", e incluso comentaba sobre la suciedad de otros niños en Laxmangarh.

Santara declaró que la niña soñaba con su vida anterior, despertándose y sin lograr dormir de nuevo. Cuando Sunita iba a Kota, a veces pedía a la familia de Sakuntala que devolviera sus anteojos, si bien pareció no usarlos (...) y el bolso escolar de Sakuntala.


Comportamiento del sujeto con la familia de Sakuntala

Sunita estaba muy cómoda en casa de Prabhu; asimismo éste y su esposa la recibieron tan bien y le dieron tal afecto -no necesariamente más del que tenía en Laxmangarh- que su sentimiento de familiaridad no precisa mayor explicación. A veces sus comentarios en Kota revestían cierto grado perentorio, y preguntaba a Krishna Devi “¿a quién diste mis libros?” o "¿dónde están mis maletas?" Santara percibió que mostraba frialdad hacia Radhey, la prima de Sakuntala, a quien su hija "responsabilizó" por la muerte de aquélla, pero los padres en Kota no confirmaron esto, diciendo que Sunita fue algo tímida por un tiempo cuando los visitó la primera ocasión y luego se mezcló libremente con otros niños. No evidenciaba miedo a las alturas y la pareja nunca le oyó decir que Radhey la había empujado, sin considerar que existiera animosidad entre ellas.

Santara agregó que el hindi de su hija parecía tener más dicciones inglesas que el de otros parientes. Este era el idioma en la familia de Sakuntala y ella no sabía inglés como tal, pero esa lengua contiene múltiples términos anglosajones, especialmente para objetos desarrollados en los siglos XIX-XX y comunes en hogares indios de clase alta; de ese modo, si Sunita tuviera memoria para los nombres de esos artilugios, su dialecto incluiría sustantivos comunes en inglés (...). Denominaba las verduras como "sabazi" y su entorno "bhaji", mientras que el núcleo de Sakuntala usaba los términos "sag" o "sabazi".

Los hermanos de Sunita apodaban a sus padres "pitaji" y "mataji" (...); sin embargo, la chica se dirigía a ellos como "daddy"/"pappa" o "mummy", pero Sakuntala no usó iguales expresiones y decía “kaka” (variante de chacha, que significa “tío”) o “baiji” (“hermana”). Los niños en India a menudo recurren a esas variantes porque imitan a los adultos o mayores cuando las emplean. Al parecer dichos vocablos ingleses fueron adoptados por Sunita para evitar confusión entre los padres de esta vida y la anterior (...); no obstante, también se refirió a aquéllos de Sakuntala según la lengua europea. Krishna Devi comentó que al arribar a Kota, Sunita le llamó "mummy", aún cuando estaba consciente de que ello no era así en su personalidad previa, y una vez dijo "anteriormente solía llamarte 'baiji' y a él [Prabhu Dayal] 'kaka'".

La madre de Sunita le atribuyó más facultades de percepción extrasensorial, comparado con otros incidentes (...) (33). Por ejemplo, Santara aseguró que a veces Sunita decía "no cocines para mí, mis padres en Kota hicieron un plato especial”, y la mujer confirmó su exactitud con aquel grupo, pero Krishna no recordaba diálogos al respecto. En la única ocasión que los padres de Sakuntala visitaron a la niña en Laxmangarh, lo hicieron sin previo aviso y la madre nos relató que Sunita predijo correctamente el suceso; se había negado a almorzar y más tarde comió con ellos (episodio no confirmado). Asimismo, Santara consideró que su hija era bastante más piadosa (p. ej., con mendigos) que el resto de sus hermanos.

(33) Pocos sujetos muestran evidencia de poderes paranormales, como la telepatía, aparte de sus supuestos recuerdos de una vida anterior. Sin embargo, se han producido algunas excepciones notables (...).


Actitud de familiares de Sakuntala hacia Sunita

El entorno de la fallecida acogió a Sunita como miembro casi inmediatamente después de conocerla, lo cual quizás no sorprenda por su dolor aún no mitigado (...). Prabhu Dayal no deseó mostrar su convicción de que la chica era su hija reencarnada y parecía conforme con que les visitara cada cierto tiempo. En mi opinión él tuvo más interés sobre el tema que otros informantes, y eso puede haber reflejado sus dudas al respecto. Krishna tenía el mismo apego por Sunita, pero estaba cierta de que era Sakuntala reaparecida; su aceptación se debió a los enunciados correctos de la niña, la amabilidad mutua y el leve parecido facial entre ambas.

Shrinath, hermano mayor de Prabhu, se mantuvo escéptico sobre los hechos, aunque sin excluirlos completamente, y pareció no desaprobar el cariño que su afín prodigaba a Sunita, la cual para aquél era una extraña.

En el primer recorrido por Kota, Prabhu y Krishna se vieron tan cautivados por la muchacha y sus memorias que deseaban su permanencia con ellos, como también Sunita. Los padres consideraron brevemente la opción, pero sólo admitieron que visitara a la familia, lo cual se produjo en varias oportunidades entre 1975 y 1979. Prabhu y su gente habían ido a Laxmangarh para ver a Sunita, regalando objetos bastante caros a ella y su madre (34), y propusieron el traslado de la niña con tal que se educara en Kota; a su vez, los padres de ésta última correspondieron la gentileza con otras dádivas. Cuando interrogué a Prabhu si la familia de Sunita pidió cosas a cambio alguna vez, dijo que no (...).

(34) Prabhu negó haber obsequiado ítemes a la familia, pero hice esta consulta en presencia de su hermano mayor, y quizá no deseaba que éste supiera el alcance de su apego por Sunita.


Marca de nacimiento

Se trataba de un nevus hiperpigmentado lampiño, ligeramente elevado y fruncido, presentando además una forma semiredonda con bordes irregulares y unos 2,5 cms. en diámetro. Dicha impronta sangraba luego que Sunita naciera; su familia aplicó talco y la hemorragia terminó a los tres días. En su primera infancia no se quejó por cefaleas o malestares en otras zonas, mientras que Radhey Shyam (tío materno de Sunita) declaró no conocer otro pariente con rasgos natales parecidos.

Debido a que la niña no articuló nombres personales (...) surgió la inquietud de si alguna otra en Kota vivió de manera similar a Sakuntala y que eventualmente podría tener recuerdos de correspondencia análoga.


Regularidad de decesos por traumatismo craneoencefálico entre niños de Kota

Los archivos disponibles en el hospital M.B.S. no entregaron toda la información que deseaba sobre muertes parecidas a la de Sakuntala. Las reseñas quirúrgicas (...) mostraban que durante los primeros cinco meses y medio de 1968, 13 niñas menores de 12 años fueron ingresadas con diagnóstico provisional de "lesión en la cabeza", pero sin explicar cómo resultaron heridas ni cuáles de ellas murieron. Sin embargo, encontré las edades para doce pacientes, de los cuales 8 tenían 5 años o menos y 4 entre 7 o más. Aunque es imposible estar seguro, asumo que el grupo de niñas más joven estaba compuesto principalmente por quienes sufrieron golpes accidentales o caídas mientras corrían. Sakuntala apareció en el conjunto de cuatro niños mayores, y otros de éstos también pudieron precipitarse desde cierta altura.

Los informes por lesiones craneales en el mismo hospital listaron cuatro fallecidas por esa causa durante 1968, otras dos en 1967 y 7 para 1969, si bien aquí se agruparon edades y tipos de lesiones (...). En India las mujeres no suelen utilizar tanto el velocípedo como los hombres, pero muchas acostumbran ir de pasajeras en scooters manejados por aquéllos (...). Los vehículos que van muy rápido a través de bazares y calles atestadas de gente -incluidos autobuses- también son responsables por muchas contusiones en la cabeza entre ambos sexos. Los expedientes tampoco distinguieron pacientes que residían en Kota y otros traídos desde fuera (el área de captación hospitalaria se extiende en un radio de al menos 50 kms. alrededor de esta ciudad) y no exhibían un número determinado de muertos por heridas en la cabeza sin jamás haber sido internados (...).

Lo anterior no me permite señalar nada definitivo. El dato más importante es que sólo otras tres mujeres (además de Sakuntala) se catalogaron como fallecidas por dichas lesiones en el centro M.B.S. durante 1968 (...). Me siento justificado al concluir, por lo tanto, que los decesos entre niñas por caídas desde poca elevación eran infrecuentes en Kota hacia 1968, y el de Sakuntala bien puede haber sido único. Si hablamos de los recuerdos de una vida pretérita, aquélla no tenía por qué haber muerto ese año (...) si bien es improbable que transcurrieran más de cinco años antes que Sunita naciera (...).


Correspondencia entre declaraciones de Sunita y pormenores ajenos al accidente

Debido a estas incertidumbres, evalué aspectos secundarios de declaraciones con respecto a su carácter específico y esta vez de forma colectiva, pues me pregunté a cuántos otros niños aquéllas podrían aplicarse tan bien como a Sakuntala. Sunita nombró los barrios Chauth Mata Bazaar (...) y Brijrajpura donde vivía la familia anterior, añadiendo que el negocio paterno se vinculaba con "plata". Estas áreas son muy pequeñas en Kota, y creo extremadamente improbable que cualquier padre/madre que califique (...) haya perdido una hija por fractura craneal durante los cinco años previos al alumbramiento de Sunita.

Sin embargo, la niña también indicó varios aspectos que eran todos precisos para la familia de Sakuntala -con una excepción-, y aunque estos no son específicos individualmente, es poco factible que en su conjunto sean correctos para otros particulares [véase tabla 6-8].

Finalmente, las extensas investigaciones de Pratap Singh en 1975 y nuestro equipo en 1975, 1976 y 1979 fueron conocidas por un número considerable e indeterminado de personas que no fueron entrevistadas directamente; entonces, si la vida de otra niña muerta en Brijrajpura hubiera correspondido a las declaraciones por Sunita, quienes la conocieron habrían informado (...). Nadie puede decir que todo excluye absolutamente la posibilidad de que los asertos de Sunita se refirieran al deceso de otra joven, pero creo que la ambigüedad residual es tan pequeña que podemos ignorarla con confianza (...).


Comentarios a la evidencia de procesos paranormales

Si concluimos que los dichos de la niña entroncan con la vida de Sakuntala y nadie más en Kota, aún debemos considerar que de alguna manera haya adquirido información correcta a través de medios normales. El nexo comercial entre Prabhu Dayal y Radhey Shyam constituía la única línea de transmisión posible (...); según ellos hablaban sólo de negocios, pero podríamos pensar que en ocasiones aludieron a temas privados. Sin embargo, la evidencia contraria se obtuvo del propio tío, cuando manifestó no escuchar sobre la muerte de Sakuntala hasta que Sunita fue por primera vez a Kota, y también que él no hiciera intentos por verificar sus remembranzas, a pesar de que se trasladaba allí una vez al mes y se reunía esporádicamente con Prabhu. Suponer que éste "aprendió todo sobre Sakuntala" y de alguna forma "entregó antecedentes" a Sunita sin recordar que lo había hecho, es imaginarlo mucho más olvidadizo de lo que cualquier otra evidencia nos permite creer.


Desarrollo posterior de Sunita

Siguiendo nuestras principales investigaciones en los '70, supimos más de la chica gracias al diálogo entre Pasricha y Santara en noviembre de 1981. Sunita tenía entonces poco más de 12 años y le iba bien en su octavo grado escolar. No hablaba espontáneamente de la vida anterior y su núcleo no le inquiría, pero la madre creyó que aún mantuvo recuerdos para sí misma; además continuó visitando la familia en Kota y Santara pensó que era más feliz en ese lugar. En 1980 la niña asistió como invitada al casamiento de Girdhar Gopal (hermano mayor de Sakuntala) y la familia inmediata de Prabhu continuó tratándola con mucho afecto (...).

A los 17 años Sunita gozaba de buena salud y estudiaba en un instituto secundario de mayor nivel, sin tampoco referirse a sus memorias, y en ese momento Santara consideró que las había olvidado. Con Girdhar observaba la ceremonia rakhi, cuando los hermanos y hermanas hindúes renuevan anualmente sus promesas de devoción y apoyo mutuo (...). De igual forma, su marca de nacimiento no había desaparecido.

Si bien en 1979 la madre nos dijo que Sunita no se quejaba de cefaleas, en 1986 aseveró haberla visto con "mareos y dolores” análogos, sin conocer más detalles (...). En marzo de 1990 Pasricha supo mediante Prabhu que Sunita se había casado el 8 de julio de 1989 con un estudiante de derecho. La familia de Sakuntala tuvo un rol destacado y quizás cubrió el 50% de los gastos para ayudar al núcleo de la novia, efectuando asimismo un ritual que generalmente corresponde a los padres de aquélla. Shrinath, hermano mayor de Prabhu, también colaboró con los desembolsos, mostrando así una actitud positiva hacia las afirmaciones de Sunita.