David Pratt
Mayo 2009, agosto 2011
-Mayas
-Minería y trabajo metalúrgico
Mayas
El viaje comandado por Tzu Fu que partió de China en el 219 a. de C. tuvo como resultado el establecimiento de una colonia china en México y paralelamente emergió un nuevo estilo artístico (Izapán) en el sur de dicho país entre los años 300 y 100 a. de C., caracterizado por la abundancia de patrones decorativos intrincados en espiral con apariencia china. Gunnar Thompson puntualiza que en esta región se ha hallado un importante aglutinamiento del antiguo simbolismo taoísta junto con otros elementos chinos como escritura kangi, reposacabezas, juguetes cerámicos, alfarería, monedas de jade y rostros esculpidos de marineros. Además, la investigación genética ha revelado una alta concentración de rasgos genéticos chinos entre las poblaciones indígenas de esta área (1).
El viaje comandado por Tzu Fu que partió de China en el 219 a. de C. tuvo como resultado el establecimiento de una colonia china en México y paralelamente emergió un nuevo estilo artístico (Izapán) en el sur de dicho país entre los años 300 y 100 a. de C., caracterizado por la abundancia de patrones decorativos intrincados en espiral con apariencia china. Gunnar Thompson puntualiza que en esta región se ha hallado un importante aglutinamiento del antiguo simbolismo taoísta junto con otros elementos chinos como escritura kangi, reposacabezas, juguetes cerámicos, alfarería, monedas de jade y rostros esculpidos de marineros. Además, la investigación genética ha revelado una alta concentración de rasgos genéticos chinos entre las poblaciones indígenas de esta área (1).
La Estela 5 de Izapa ("Árbol de la Familia") es un bloque de andesita de 1,5 toneladas esculpido con herramientas de metal que ha sido datada en el 300-400 a. de C. y muestra más de una docena de símbolos y motivos que son distintivamente asiáticos. Sobre ello Patrick Huyghe escribe: "En esta obra aparecen elementos chinos tales como un enseñante taoísta con sombrero puntiagudo y su alumno, dos peces (que representaban la armonía matrimonial en China), el motivo de tortuga o serpiente, el símbolo de la nube de lluvia, un ave emplumada con bucles de la fuerza vital, una deidad sin mejillas con ojos en forma de espiral, un tigre rampante, un parasol, el árbol ceiba budista, una nube coronada con volutas, el símbolo del ying-yang y el motivo del poder celestial" (2).
Fig. 5.13. Símbolo del "poder del cielo" como se encontró en China y México (3).
Fig. 5.14. Símbolos ying-yang de China y México (4).
En Mesoamérica se introdujo un calendario lunar que, como el cómputo chino, comenzaba en torno al 3.000 a. de C., más de 2.000 años antes que se iniciara oficialmente la civilización maya. La tabla maya de eclipses en el Códice Dresde es idéntica a la que produjeron los astrónomos chinos durante la dinastía Han (202 a. de C.-220 d. de C.). Ambos diagramas contenían los mismos errores pues predijeron 23 eclipses dentro de un periodo de 135 meses, mientras que sólo ocurrieron 18 (5).
En Teotihuacán (México) se encontraron vasijas trípode cilíndricas de fondo plano con patas cuadradas moldeadas, decoraciones horizontales y tapas cónicas rematadas con pájaros o empuñaduras anilladas que se remontan al siglo III d. de C. Estas vasijas no están relacionadas con otras formas comunes de alfarería empleadas en Mesoamérica durante dicha época, aunque son muy semejantes a las vasijas trípode cilíndricas de cerámica, metal y laca de los Han (7).
El misionero budista que afirmó haber retornado de un viaje a Fu Sang en el 498 d. de C. declaró que había visitado un país a 20.000 lis (unos 9.600 kms.) al este de Siberia -una coordenada que lo situaría en las proximidades de México- y mencionó que los mercaderes allí no pagaban impuestos, lo cual era cierto para los mercaderes mayas. También aseguró ver caballos y carrozas, aspecto que algunos utilizan para descartar su relato como ficción, pero existen tradiciones nativas, reportes de visitantes precolombinos y otras evidencias que apuntan a la presencia de caballos en América antes de la llegada de los españoles (8).
Comalcalco fue un importante puerto maya construido en los siglos I y II d. de C. y es el único sitio en América precolombina donde se utilizó arcilla horneada. Un pequeño porcentaje de los ladrillos muestran motivos y diseños, algunos de los cuales son similares a las marcas de los constructores romanos que vivieron durante la primera mitad del primer milenio d. de C. Las dimensiones de los ladrillos y otros objetos reflejan unidades de medida romanas, y el cemento usado era similar al preferido por los romanos; sin embargo, aún no se han encontrado inscripciones latinas en este sitio (9).
Fig. 5.17. Motivos cristianos comunes en la Europa antigua (arriba) similares a los de Comalcalco (debajo).
David Eccott ha sostenido que la tecnología -y quizás experticia- tras la elaboración de ladrillos en Comalcalco podría ser parte de una tradición que se remontaba a miles de años, y cree que algunos de los signos representan una forma de escritura antigua que recuerda a Mesopotamia y la cultura del Valle del Indo (norte de India) hacia el 3000 a. de C. Se piensa que este sistema alfabético se extendió por el oriente a China, Sumatra, Isla de Pascua (escritura "rongorongo") y finalmente a Perú, Panamá y México. Otros vestigios de la escritura del Indo se han identificado en Comalcalco y en los ladrillos de adobe que componen las pirámides de Las Ventanas en el noroeste de Perú, datadas entre el 300 a. de C. y el 880 d. de C. Asimismo se sabe que la dinastía india de Satavahana (c. 200 a. de C.-200 d. de C.) tuvo amplios vínculos comerciales con Roma (10).
El Templo I en Tikal (Guatemala) es un ejemplo clásico de pirámide maya con su perfil nivelado, escalinata única estrecha y el templo pequeño y macizo construido en la cumbre, y además estos rasgos se aprecian en los templos escalonados de Angkor Wat (Camboya) y sus alrededores. Las pirámides mayas fueron edificadas alrededor de una subestructura sólida, como fue también el caso de las stupas budistas indias de Sanchi y los templos escalonados de Camboya. Otra característica común son los largos y estrechos pasillos y arcos mensulados tanto en las pirámides mayas como en los santuarios del sudeste asiático (12).
Fig. 5.22. Una de las cuatro torres angulares del templo central en Angkor Wat, Camboya (www.stuckincustoms.com).
El empleo del motivo artístico del loto en los templos de Palenque es muy específico y virtualmente idéntico a aquél de los santuarios hindúes y budistas. Por ejemplo, un bajorrelieve que muestra un sacerdote maya sosteniendo una flor de loto por el tallo es extraordinariamente similar a la imagen que aparece en Khasaparna (India) y otro relieve que representa el florecimiento de un loto desde una concha de caracola se puede contemplar tanto en Palenque como en Borobudur. Los paneles mayas e hindúes también presentan peces que comen flores de loto (14).
El caimán de Mesoamérica corresponde al mítico makara de India, una criatura anfibia retratada de varias maneras, entre ellas como un pez-cocdrilo, una criatura con cabeza y patas delanteras de un antílope y el cuerpo y la cola de un pez, otra con cabeza de elefante y anatomía de pez, o un delfín o tiburón. El makara está asociado con la creación del mundo y a menudo es representado vomitando cabezas humanas, deidades, lotos u otros elementos; alternativamente, a veces aparece un héroe o deidad defendiéndose de sus fauces, y en otras ocasiones el makara es presentado en posición vertical, con la cabeza hacia abajo. Todos estos motivos se encuentran ampliamente difundidos en Mesoamérica; además, el makara, el caimán y el kawak maya relacionado (cauac) o "monstruo de la tierra" suelen mostrar un hocico curvado y volteado hacia arriba y también un trébol, los que han sido interpretados como representantes de las cualidades ternarias del "aliento divino" (15).
Una impresionante prueba de la presencia india oriental en Mesoamérica es la estela de un noble maya en Copán (Honduras) y que data del siglo VIII. En la parte superior de la estela figuran lo que parecen ser dos formas de elefantes, lo cual es sobresaliente puesto que estos animales no son autóctonos de América. Los académicos convencionales insisten que dichas criaturas de "nariz larga" son especies tropicales de la región con miembros prominentes, quizás guacamayos e incluso tapires. Las figuras montadas sobre los "elefantes" -que no son visibles actualmente- muestran tocados en la cabeza parecidos a turbantes y a los gorros de conductores indios de elefantes o mahouts del mismo periodo. También en este vestigio aparece otra figura de "nariz larga" que recuerda a Ganesha, dios hindú con cabeza de elefante (16), el cual era reverenciado particularmente por mercaderes y comerciantes indios.
El juego de mesa conocido como patolli era muy conocido en Mesoamérica incluyendo su práctica por teotihuacanos, toltecas y aztecas y se asemeja al juego del pachisi, popular en India desde los tiempos védicos hasta el día de hoy. Las similitudes incluyen el aspecto cruciforme del tablero, la secuencia de movimientos y las asociaciones cósmicas de las piezas y las estrategias para su manipulación. El patolli apareció en Mesoamérica alrededor de los siglos VII u VIII y continuó siendo jugado hasta la época colonial (19).
Las pequeñas figuras rodadas de animales descubiertas en Mesoamérica y datadas principalmente desde mediados y la segunda mitad del primer milenio d. de C. son muy similares a los "juguetes" con ruedas encontrados en India, cuya historia se extiende desde la civilización védica del primer milenio a. de C. hasta el presente siglo. Originalmente los vehículos en miniatura o figuras de animales pueden haber tenido una función religiosa, pues entre los hindúes la carreta de bueyes era sagrada porque contenía la semilla sagrada (arroz) y servía como altar. Dichos "juguetes" se localizan en regiones de Mesoamérica que muestran una concentración de otros elementos de la cultura india incluyendo el juego del "patolli" (20).
Fig. 5.27. "Juguete" rodado en un manuscrito jainista, ilustrando su función religiosa primaria (Mahapurana, Palam, norte de India, 1540).
En pinturas murales los mayas se representaban a sí mismos con la piel más clara que sus enemigos y los gobernantes y la nobleza eran retratados con la tez más brillante que todos, como lo ejemplifica una escena en el Templo de los Guerreros en Chichén Itzá que muestra a personas con pieles blanca, café y negra. El Popol Vuh, texto sagrado de los mayas quiché, describe los primeros ancestros como "hombres negros y hombres blancos; hombres de muchas clases y de muchas lenguas". De igual manera varias momias de la nobleza inca de Perú evidencian rasgos asombrosamente caucásicos.
En la mitología azteca, Quetzalcóatl o "Serpiente Emplumada" es un dios benevolente, creador de la humanidad y preceptor de las artes civilizatorias. Quetzalcóatl es descrito con rasgos caucasoides, alto y barbado, con cabello del mismo color que el maíz -el que también enseñó a cultivar- y se dice que llegó desde el "lejano este". Cuando Hernán Cortés llegó a Centroamérica en el siglo XVI los nativos creyeron que era este dios debido a su piel y barba claros y que había retornado como lo prometió, por lo que no ofrecieron resistencia inicial a los conquistadores españoles. El correspondiente dios maya e importador de la cultura, Kukulkán -quien también implantó la agricultura del maíz- es representado de forma similar con rasgos europeos, y entre los mayas quiché de las tierras bajas de Yucatán el hombre-dios alto, barbado, de piel clara y cabello brillante homólogo se llamaba Votán. Kukulkán parece corresponder al héroe celta Cuchulinn (o Kukil Can) quien en ocasiones era figurado como una serpiente emplumada, mientras que Votán corresponde al Odín o Wotan de los pueblos germánicos del norte europeo, que se solía simbolizar como un dragón o una serpiente (21).
Minería y trabajo metalúrgico
El empleo de metales en México ha sido situado cada vez más atrás en el tiempo, y en la actualidad es virtualmente contemporáneo con el que se dio en Sudamérica, donde las técnicas sofisticadas de trabajo metálico fueron desarrolladas alrededor del 1.200 a. de C. Los olmecas ya usaban un vocablo para "metal" hacia el 1500 a. de C. y extraían hierro, jade, turquesa, obsidiana, esmeraldas y oro, por lo que muchos de los yacimientos aztecas, toltecas, mayas y zapotecas pueden originalmente haber sido olmecas. El jade era la más valiosa de todas las piedras para los antiguos chinos y también para las culturas mesoamericanas.
El empleo de metales en México ha sido situado cada vez más atrás en el tiempo, y en la actualidad es virtualmente contemporáneo con el que se dio en Sudamérica, donde las técnicas sofisticadas de trabajo metálico fueron desarrolladas alrededor del 1.200 a. de C. Los olmecas ya usaban un vocablo para "metal" hacia el 1500 a. de C. y extraían hierro, jade, turquesa, obsidiana, esmeraldas y oro, por lo que muchos de los yacimientos aztecas, toltecas, mayas y zapotecas pueden originalmente haber sido olmecas. El jade era la más valiosa de todas las piedras para los antiguos chinos y también para las culturas mesoamericanas.
Muchos de los artefactos elaborados por las culturas mesoamericanas (u obtenidos por ellas de otra parte) muestran un increíble nivel de destreza (1). Los zapotecas, por ejemplo, fueron famosos por su increíble artística y habilidades metalúrgicas avanzadas, incluyendo fundido, moldeado, soldadura y galvanoplastia. Su artesanos eran hábiles en esculpir cristal de roca, jade y turquesa, un material quebradizo que se usaba para crear mosaicos o piezas muy delgadas. Varios artefactos zapotecas sólo podrían haber sido manufacturados con sofisticadas herramientas de joyería ya que algunas tazas líticas redondeadas tienen un grueso inferior a un octavo de pulgada, un rasgo increíble que sólo puede ser logrado utilizando una rueda de afilar, y de hecho las marcas dejadas por tales artefactos pueden ser identificadas en muchos vestigios exhibidos en museos. La cultura zapoteca floreció alrededor del 200 a. de C., justo en torno a la época que Tzu Fu establecía su colonia china en Fu Sang (2).
Los aztecas de México y los incas peruanos elaboraron espejos aceptables de obsidiana (vidrio volcánico), pero más difíciles técnicamente eran las cristaleras cóncavas que los olmecas fabricaban con magnetita, y no se sabe cómo trituraron a precisión y pulieron superficies simétricas exactas y tridimensionales, suponiendo que ellos mismos lo hayan hecho. Un experto comentó que es simplemente imposible reconstruir la técnica empleada para alcanzar tal perfección y así manufacturar espejos cóncavos con radios variables de curvatura (3).
Referencias
Olmecas
1. John Major Jenkins, Maya Cosmogenesis 2012: The true meaning of the Maya calendar end-date, Rochester, VT: Bear & Company, 1998, p. 127-38.
2. Collins, Gateway to Atlantis, p. 132-3.
3. Huyghe, Columbus Was Last, p. 189.
4. Ibídem, p. 186, 188.
5. David Hatcher Childress, The Mystery of the Olmecs, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2007, p. 209-11.
6. www.latinamericanstudies.org/olmec-seated-figures.htm.
7. W.R. Corliss (compilación), Archeological Anomalies: Graphic artifacts I, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2005, p. 99-101.
8. Maya Cosmogenesis 2012, p. 9-10, 131-2, 202.
9. The Mystery of the Olmecs, p. 196.
10. www.chinese.tcu.edu/www_chinese3_tcu_edu.htm.
11. http://web.ku.edu/~hoopes/balls/index.htm.
Olmecas
1. John Major Jenkins, Maya Cosmogenesis 2012: The true meaning of the Maya calendar end-date, Rochester, VT: Bear & Company, 1998, p. 127-38.
2. Collins, Gateway to Atlantis, p. 132-3.
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5. David Hatcher Childress, The Mystery of the Olmecs, Kempton, IL: Adventures Unlimited Press, 2007, p. 209-11.
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Mayas
1. Thompson, Secret Voyages to the New World, p. 63-5, 70, 73.
2. Columbus Was Last, p. 90.
3. Secret Voyages to the New World, p. 70
4. Ibídem, p. 71.
5. Columbus Was Last, p. 90-1; Secret Voyages to the New World, p. 64-5.
6. Ibídem, p. 70.
7. Columbus Was Last, p. 123.
8. Secret Voyages to the New World, p. 67-9.
9. Schoch, Voyages of the Pyramid Builders, p. 149-52; W.R. Corliss (compilación), Ancient Structures: Remarkable pyramids, forts, towers, stone chambers, cities, complexes, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2001, p. 152-9.
10. Gateway to Atlantis, p. 150-2; "The mystery at Comalcalco", http://mexicolesstraveled.com.
11. www.econ.ohio-state.edu/jhm/arch/calix.htm.
12. Voyages of the Pyramid Builders, p. 148-9; Ancient Structures, p. 137-9.
13. http://shinshinshingan.wordpress.com/2009/02/08/tikal.
14. Ancient Structures, p. 162.
15. Graeme R. Kearsley, Mayan Genesis: South Asian myths, migrations and iconography in Mesoamerica, London: Yelsraek Publishing, 2001, p. 80-4, 144-52; "El calendario maya y la estafa del 2012" (parte 4).
16. Columbus Was Last, p. 125-6.
17. http://mayaruins.com/copan/a1_1098.html.
18. www.the-book-of-mormon.com/elephants.jpg.
19. Mayan Genesis, p. 296-7, 962-3.
20. Ibídem, p. 221-2, 964-6.
21. Dorothea Chaplin, Mythological Bonds between East and West, Copenhagen: Einar Munksgaard, 1938, p. 35-6, 68-9; Nicholas de Vere, The Dragon Legacy: The secret history of an ancient bloodline, San Diego, CA: Book Tree, 2004, p. 208.
Minería y trabajo metalúrgico
1. The Mystery of the Olmecs, p. 227-37.
2. Secret Voyages to the New World, p. 66.
3. Corliss, Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 269-70.
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4. Ibídem, p. 71.
5. Columbus Was Last, p. 90-1; Secret Voyages to the New World, p. 64-5.
6. Ibídem, p. 70.
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8. Secret Voyages to the New World, p. 67-9.
9. Schoch, Voyages of the Pyramid Builders, p. 149-52; W.R. Corliss (compilación), Ancient Structures: Remarkable pyramids, forts, towers, stone chambers, cities, complexes, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 2001, p. 152-9.
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14. Ancient Structures, p. 162.
15. Graeme R. Kearsley, Mayan Genesis: South Asian myths, migrations and iconography in Mesoamerica, London: Yelsraek Publishing, 2001, p. 80-4, 144-52; "El calendario maya y la estafa del 2012" (parte 4).
16. Columbus Was Last, p. 125-6.
17. http://mayaruins.com/copan/a1_1098.html.
18. www.the-book-of-mormon.com/elephants.jpg.
19. Mayan Genesis, p. 296-7, 962-3.
20. Ibídem, p. 221-2, 964-6.
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Minería y trabajo metalúrgico
1. The Mystery of the Olmecs, p. 227-37.
2. Secret Voyages to the New World, p. 66.
3. Corliss, Archeological Anomalies: Small artifacts, p. 269-70.