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24 de septiembre de 2022

¡Cuidado con los dictadores del pensamiento!


(Tomando TODO al pie de la leeeeeetra...)

Un lector me escribió lo siguiente por correo electrónico:

"Tengo la impresión de que usted y su blog no inspiran mucha devoción espiritual, y tampoco demuestra tener fé [sic] en el karma, a juzgar por todas las explicaciónes [sic] que ofrece su blog. En su artículo 'Cultura de la concentración' William Judge dijo que no existe ningún enojo justificado, y no importa cuánto se defiendan los derechos de uno, porque la rabia es contraproducénte [sic] con la vida espiritual. Yo esperaría que usted corrijiera [sic] su rumbo porque el moralismo y las ironías hirientes no le sirven a nadie".

Las declaraciones en rojo y sus respuestas serán el centro de este artículo. En la primera parte expongo manifiestos/actitudes parcialmente contradictorios por autores teosóficos, y en la segunda concluyo con observaciones personales.


Parte 1

01a) Cita del Maestro Koot-Hoomi, Carta n° 21 para A.P. Sinnett: "Tenga siempre presente que existen excepciones para cada regla y que, para estas excepciones, hay además otra línea de excepciones, y esté siempre preparado para aprender algo nuevo. Puedo comprender fácilmente que se nos acuse de contradictorios e incongruentes, o más aún, que nos acusen de escribir una cosa hoy y negarla mañana".

b) "Esto es el colmo de la ridiculez: si él publica lo que leo, haré que H.P.B. o Djual Khool nieguen todo, ya que no puedo permitir que nuestra filosofía sagrada se preste para tanta tergiversación. Él dice que las personas no aceptarán toda la verdad; y a menos que los consintamos con la esperanza de que haya un 'Padre amoroso y creador de todo en el cielo', nuestra filosofía será rechazada a priori. En tal caso, cuanto menos escuchen tales idiotas nuestras doctrinas, mejor para ambos" (Carta n° 54).

c) "Ellos, los jesuitas, sacrifican el principio interno, el cerebro espiritual del ego, para alimentar y desarrollar mejor el cerebro físico del hombre personal evanescente, sacrificando a la entera humanidad ofreciéndola como holocausto a su Compañía, el monstruo insaciable que se alimenta del cerebro y la médula de la humanidad, y desarrollando un cáncer incurable en cada piel sana que toca (...) Ellos son adiestrados para engañar, nosotros para desilusionar; ellos mismos hacen el trabajo del basurero y -exceptuando algunos pobres y sinceros instrumentos suyos- lo hacen con amore y fines egoístas; nosotros dejamos eso a nuestros servidores, los dugpas a nuestro servicio, dándoles carte blanche por el momento, y con el único objeto de evidenciar toda la naturaleza interna del chela, cuyos muchos escondrijos y rincones permanecerían oscuros y ocultos para siempre si no se facilitaran los medios para poner a prueba, por turno, cada uno de esos rincones" (Carta n° 30).

02a) El corresponsal alude al texto "Cultura de la Concentración" (Path, julio de 1888) por Judge, donde señala: "Cuando el estudiante permite que aparezca la ira, su influencia es sentida de inmediato por el cuerpo etérico, y se manifiesta en un incontrolable temblor que comienza en su centro y disgrega violentamente sus partículas cohesionadas. Si se les dejara sin control desintegrarían todo el conjunto, el cual reasumiría luego su lugar natural en el cuerpo. El efecto siguiente es que debe transcurrir largo tiempo antes que se cree nuevamente el cuerpo etérico, y cada vez que esto pasa, el resultado es el mismo. No hace ninguna diferencia cuál pueda ser la causa de esa rabia; no existe tal cosa como una 'ira justificada' en este estudio ni escapar a sus consecuencias inevitables. No importa si vuestros 'derechos' han sido pasados a llevar de forma injusta o flagrante. La rabia es una fuerza que funcionará en su camino previsto, y así debe evitarse estrictamente; ello no puede lograrse a menos que se cultiven caridad y amor, esto es, tolerancia absoluta".

b) Cita de "How She Must Laugh" por Judge (Path, julio de 1892), donde defiende a H.P. Blavatsky ante las acusaciones contra ella sobre "prácticas espiritistas": "¡Cómo [Blavatsky] debe estar riéndose! A menos que la muerte por sí sóla pueda transmutar un sabio en idiota, ella disfruta esos chistes pues tenía un agudo sentido del humor, y como es perfectamente cierto que los teósofos no están aproblemados por esas 'comunicaciones' [mediúmnicas], su gozo no se ve empañado con esa idea. ¡Pero qué palabra más fantástica es aquélla con los materialistas, espiritistas, cristianos, judíos y otros bárbaros, como también los teósofos oscuros!"

03a) Del texto "Conferencias Internacionales de Teosofía", parte 1: "La tolerancia no significa 'confraternizar' con todo y con todos quienes la demandan; sólo implica que nadie debe ser condenado [arbitrariamente] por sus opiniones. Puede que no nos importe gastar tiempo y energía dirigida hacia alguien, que es nuestro privilegio, y si esa persona fuera tolerante, no nos lo pediría. Muchos que hablan de 'tolerancia' parecen considerarla en el supuesto que todos deben respaldar lo que quieren decir o hacer. La tolerancia es de poco valor y consiste en el intento egoísta de conseguir el apoyo de aquéllos que tienen su propia tarea a la cual atender (...) [la verdadera tolerancia] no significa la aceptación indiscriminada de todo y de todos. La actitud 'sentimental' no es más que una pseudo-tolerancia, y llevada a su conclusión legítima, esta falsa idea de 'hermandad' significaría que el pecado, el dolor, el sufrimiento, el error y todas las religiones y todas las filosofías están bien; que todo el mundo está haciendo lo mejor que puede y en la mejor forma que lo sabe hacer, que no puede hacer nada diferente y que todos ellos son pasos en el aprendizaje” (Robert Crosbie, The Friendly Philosopher, p. 12, 372).

b) Cita del artículo "Las declaraciones erróneas de A.L. Cleather sobre William Judge": "Para beneficio de quienes piensan que saben todo sobre Tingley (…) y que Judge está 'bajo su tutela' (…) cabe resaltar que ella [Tingley] asistió a la Convención de Boston donde hizo un breve discurso; Judge la miró con un profundo disgusto mientras hablaba y después que volviera a sentarse, y que al final de la sesión la llamó y reprendió tan severamente que la hizo llorar" (Ernest Hargrove, Theosophical Quarterly, julio de 1932).

04) Hay algunos "teósofos" que mencionan extractos del artículo "Is Denunciation a Duty?" por H.P.B. a objeto de minimizar el sentido crítico y someterlo al capricho de unos pocos. Desde el comienzo de ese texto, la autora se refiere específicamente al problema de la CALUMNIA en las filas de la entonces Sociedad Teosófica, o el hábito de hablar mal sobre alguien a su espalda y tampoco presentando evidencia concluyente, lo cual es visible aún hoy en internet y sus "redesagües sociales". Dice Blavatsky:

"Abstenerse de condenar al prójimo es la aserción tácita de la presencia en nosotros de las Tres Divinas Hermanas [piedad, caridad y esperanza]; condenar según las habladurías muestra su ausencia (...) Quizá podrá decírsenos que somos los primeros en romper la ley ética que defendemos; que nuestras publicaciones teosóficas están llenas de 'denuncias' y LUCIFER enarbola su antorcha para arrojar luces sobre todo mal, y como mejor sabe hacerlo. Respondemos que esto es otra cosa: denunciamos con indignación sistemas y organizaciones, como también males sociales y religiosos, sobre todo la hipocresía, y nos abstenemos de denunciar personas" (nuevamente, con excepciones).

"Un verdadero teósofo debe ser cosmopolita en su corazón, y abrazar a toda la humanidad en sus sentimientos filantrópicos. Es mucho más elevado y noble ser alguien que ama a sus semejantes sin distinción de raza, credo, casta o color, que ser meramente un buen patriota o partidista tendencioso. Medir a todos con la misma regla es más santo y divino que ayudar al propio país en sus ambiciones ocultas de engrandecimiento, luchas o guerras sangrientas en nombre de la CODICIA y el EGOÍSMO (...) [La denuncia severa es un deber con la verdad] a condición que se pelee sólo contra la raíz del mal".

Sería interesante si mi interlocutor puede demostrar que "el mal no tiene poder de organización consciente", o "funciona por pura arte de magia", sin evocadores ni medios.

05a) "Las convenciones [sociomorales] de la vida externa se establecen meramente por un consenso de opinión entre los seres que viven en un momento y lugar concretos. No se basan necesariamente en la verdad y ciertamente no en una percepción de toda esa verdad; así, como podemos ver, el interés superior de todos no está servido por las ideas que se sostienen generalmente. El mundo se halla en un estado abismalmente perverso y egoísta, y con todas nuestras ideas prevalecientes de progreso, moralidad y religión en ninguna parte representa un lugar más feliz como hace quizás uno o dos siglos; no es un lugar tan bueno para los seres humanos como lo fue en las civilizaciones más inocentes y menos complejas de las naciones más antiguas. Evidentemente hay algo que anda mal con las ideas que sostenemos, si nos resulta imposible negar el hecho de que en lugar que el mundo mejore y la vida se vuelva más simple, la sociedad empeora y la existencia se torna cada vez más enredada. No debiéramos encontrarnos en la condición actual si nuestras ideas religiosas y morales surgieron de las ideas básicas subyacentes a todas las religiones, filosofías y sistemas de pensamiento" (Robert Crosbie, The Friendly Philosopher, p. 332-338).

b) "Las reformas ordinarias, sean legales o de otro tipo, no se dirigirán al final que tienen en vista, y esto se demuestra por experiencia. No obstante, y dado que las clases ricas y dirigentes creen en el karma y la reencarnación, podría hacerse un esfuerzo universal y amplio por aquéllos favorecidos de la bonanza no sólo para aliviar las condiciones miserables de otros, sino además con objeto de enseñar a los pobres que ahora se consideran reprimidos tanto por sus superiores como por el destino (...) Pero si los desheredados y con menos educación ven a los más ricos e instruidos ofreciendo asistencia física y explicaciones inteligentes sobre las aparentes injusticias de la vida -y que sólo pueden encontrarse en la Teosofía- pronto tendríamos una posibilidad de hacer efectivas las finas leyes y regulaciones que muchos están preparados para añadir a los cánones existentes. Sin dichas filosofía ni religión teosóficas, el incremento de las permanentes concesiones por el clamor de la democracia ineducada sólo terminará en que la mayoría se arrogue un sentido imprudente de su verdadero poder, precipitando así las convulsiones que podrían evitarse de otra forma" (William Judge, "Religion and Reform from a Theosophical Viewpoint", The Twentieth Century, marzo de 1891).

c) "Es natural que busquemos felicidad, pero en muchos casos ese objetivo no se cumple sin la ayuda de otros. Por ende, la interdependencia y cooperación mutua hacen que podamos vivir felizmente. Las Constituciones de múltiples países reconocen el derecho a la equidad y libertad para sus ciudadanos, pero cuando éstas se llevan a la práctica, los individuos tienden a aplicar diversos estándares para sí mismos y los demás. Alguien puede utilizar cualquier medio a su disposición para conseguir felicidad, y se molesta si otros hacen lo mismo y le causan inconvenientes. También está el problema de valorar el juicio, donde los así llamados 'referentes moralistas' critican y condenan las acciones no conformes con las normas sociales rápidas, duras y no escritas" (The Theosophical Movement, noviembre 2010).


Parte 2

Como sabrán los lectores frecuentes del blog, en especial mediante los artículos clasificados en "Críticas sobre el pudrimiento 'civilizatorio' y 'espiritual'" y otras secciones, uno de sus propósitos es cuestionar el "devocionismo" de fe ciega, un ingrediente muy peligroso que muchos hemos percibido en nuestra exploración in situ de determinadas sectas represivas. Por desgracia, este defecto también se ha inmiscuido en todas las ramas del Movimiento Teosófico, por lo demás separado artificial y puerilmente a través de actitudes conflictivas, personalistas y dogmáticas, lo cual ha forjado el carácter más "fervoroso/sentimental" o "analítico/especulativo" en cada uno de esos grupos, e impidiendo la aplicación de un eclecticismo prudente y capaz de superar esas diferencias atendiendo a hechos históricos. Ciertamente y por más que se excusen, dichas bancadas (refiriéndome a su especial obsesión por "transformar" o admitir el politiquismo, independiente del grado y el sector) no rinden ninguna pleitesía al legado de H.P. Blavatsky o W.Q. Judge, y tampoco a las advertencias o enseñanzas místicas contenidas en textos religiosos.

La "tunantería convencional" del siglo está produciendo gravísimos resultados y sobradamente conocidos por los pocos que se esfuerzan en seguir despiertos. Mi diagnóstico es que para un enorme porcentaje de la humanidad es inalcanzable lograr un balance mente-corazón respecto a cualquier práctica espiritual, y ante las circunstancias de infamia y manipulación extremas que vivimos, no constituye dogmatismo ni imposición plantear que por ahora -y hasta nuevo aviso- debiera cultivarse más el intelecto discernidor, fundamentado y sin egoísmos, contradiciendo abiertamente a los autores como Judge que unas veces señalaron lo contrario, y otras advocaban por un equilibrio entre ambos componentes. Ya no es obligación creer demasiado a los impetuosos que pretenden "oponerse" al materialismo absolutista con el mantra de "¿tiene usted un minuto para escuchar la palabra del Señor?" La peor pesadilla de "autoridades" corruptas es una ciudadanía informada, crítica y desdeñosa de cualquier constructo ideológico de "llegar y llevar".

En las sociedades orientales u occidentales, todos los principios éticos se emplean y desvirtúan con fines monetarios, politicastros o de capricho personal, sumando las constantes incitaciones psicoemocionales de los medios al consumismo degenerado, por lo cual comprobamos fácilmente que la demora en implementar cambios sustanciales en esa línea no se debe tanto al "sabio e infalible trabajo del Karma" (para muchos sinónimo de extrema ingenuidad pasiva), sino también a la desidia imperdonable de los así llamados "espirituales" cuyos tradiciovinagrismo, progrelibertinaje y acracia (codiciorreica o resenticoide) les sirve de barniz para su "fe inspiradora" e intereses diabólicos. Y por supuesto, la indignación crítica se justifica plenamente porque ellos se lo buscaron en su estupidez dogmatista. Es curioso ver que los así llamados "buenos políticos" en su mayoría guardan silencio sobre los "trapitos sucios" de sus conglomerados...

Hay revistas teosóficas que caen en el error de "evangelizar" lectorado y refiriendo hiperbólicamente a conceptos o actitudes deontológicos que sólo pueden aplicar quienes ya están recorriendo el sendero del ocultismo y poseen dinero/protección y tiempo suficientes. No lo digo con envidia ni resentimiento, sino sólo apunto a los detalles biográficos que cualquiera puede verificar. Particulares como la propia H.P.B., Judge (él mismo un abogado comercial exitoso tras un mal periodo), Julia Keightley (o "Jasper Niemand", destinataria de las "Cartas que me han ayudado", casada con un próspero médico y quienes contaban con sirvientes), Bahman Wadia u otros que frecuentaban círculos aristócratas no vivieron permanentemente flagelos como cesantía (ni daño moral por estafas "académicas"), explotación o corruptela nepotista, y sobresalieron al demostrar profunda conciencia/acción sociales respecto de grupos desfavorecidos.

Por ello, insto al crítico -y cualquier individuo con su misma opinión- que haga una encuesta entre personas de naciones subdesarrolladas y con algún interés espiritual que deban trabajar seis días por semana, se angustien por estirar el dinero hasta fin de mes, soporten gente confrontacional so pena de represalias y no puedan aplicar determinadas recomendaciones del Dhammapada, la Biblia, el Bhagavad Gita u otras obras por hallarse sobrepasados, prefiriendo una de tres opciones: a) "relajarse" con las distracciones ofrecidas por el "impecable sistema" y simulando "amor" con sus parejas o proles; b) entregar diezmos a "bancos celestiales" administrados por quienes creen "hacer buenas obras" dictando falsedades y miedo desquiciado al castigo por una "divinidad personal", ó c) apoyar idearios gubernamentales en franca putridez, e ignorando la espiritualidad a la orden del materialismo en búsqueda de soluciones "más concretas" a su circunstancia. Sin duda es posible practicar el bien en un mínimo grado, pero tampoco es aceptable imponer majaderamente la parte al todo cuando aún queda tanto por hacer a nivel general. Esto podría llamarse "fe de pedigrí en el karma", y es incomprensible que sus promotores con anteojeras olviden o soslayen que los humanos también somos instrumentos recíprocos de esa ley.

Respecto del "moralismo" que alude mi censor, su postura me recuerda a un comercial televisivo que mostraba a una madre anciana y su hijo adulto, sentados en el living de su casa, tejiendo y leyendo el periódico respectivamente:

-Hijo, ¿ya se lavó los dientes?
-Sí, mamá.
-¿Se lavó las manos y la cara?
-Sí, también.
-Bueno, vaya a acostarse entonces.

Él protesta:

-¡Pero mamá, son recién las diez de la noche!-, levantándose del sillón con un resuello de disgusto. Se acuesta, la mujer le arregla los cobertores y el hijo dice:

-Mamá, cuénteme una película...
-¿Qué quiere que le cuente?
-"El último tango en París"-, sonriendo con ilusión.
-No, mi amor, "La novicia rebelde"...

Al evaluar los trasfondos psicológicos de este ejemplo, los extractos anteriores por Judge/Crosbie y la publicación en The Theosophical Movement, tenemos dos conclusiones importantes: a) el moralismo en su sentido perjudicial -pues también existe un grado académico de "filosofía moral", totalmente ajeno al presente contexto- es simplemente santurronería, el defecto de quienes se entrometen constantemente en las vidas de otros y con ello agrandando su idea de "superioridad"; y b) que muchos parámetros judiciales o leyes humanos están inspirados en el concepto de vindicación egocéntrica, y no estimulan una verdadera reforma hacia los infractores o conciliación amistosa entre las partes involucradas. No da lo mismo ampararse en un código penal para defender "mi éxito", "mi imagen" o "mi prestigio" que promover reflexiones sobre Ética Universal.

Sobre este asunto y como anécdota, no dejan de llamarme la atención los profundos "RACIOCINIO" Y "HUMILDAD" de mucha gente "espiritual" que en redecloacas sociales se lava el morro con el "perdón" o la "fraternidad", y llevada por condicionamientos psicóticos (ya sean los aborrecibles que se pavonean de "lobos solitarios y guerreros" como los "colectivistas floridos") se desquita en la misma instancia contra ciertas comunidades, e incluso critica a otros por la espalda, aún teniendo opciones de arreglar desavenencias pacíficamente. Si fuera por eso, entonces también habría que consentir a los "gurucitos" acusados de sectarismo controlador y múltiples cargos de abusos, socavando así "su imagen", "su prestigio" y "su éxito".

Vaya entonces, "estimado" corresponsal, a acusar de "moralistas" a los que se escandalizan por ver a mujeres amamantando en público o desnudos artísticos (1), las víboras burlonas de la desgracia entre los famosos en internet, los que pretenden tratarnos todo el tiempo como niños, los que aún dicen "primero el casamiento y después tener hijos", o ésos que aún imponen reglas absurdas y rancias de "urbanidad". Le sugiero ver la película "El Demoledor", protagonizada por Sylvester Stallone, Sandra Bullock y Wesley Snipes, que ilustra una sociedad en apariencia perfecta, donde nadie critica a nadie, los policías se abstienen de medios violentos y la inteligencia artificial multa a quienes hablan groserías en la calle, mientras que las "inmaculadas autoridades" se recuecen en intrigas criminales y los pobres detestan ese sistema. A lo mejor usted mismo exclamará en algún momento de su vida "¿hace frío aquí, o son mis nervios?"

(1) No confundir el verdadero sentido esotérico del arte con el morbo arribi$ta de muchos "expositore$ para adultos", especialmente en la industria del cine.

Dicho lo anterior y como verán quienes están familiarizados con sistemas religiosos, en alguna medida todos ellos apuntan a problemáticas que en apariencia son "conocidas socialmente", pero cuyas propuestas remediadoras son muy poco aplicadas en ámbitos de extrema importancia y de los cuales depende el avance correcto de la humanidad, una meta cada vez más lejana por culpa de la "modestia" de quienes debieran seguir otras actividades en vez de demostrar su ridícula ineptitud gubernamental, o "simpatía" hacia instituciones o exponentes hoy convertidos en basureros/muertos vivientes favoritistas, pseudofilosóficos y comerciales o criaderos de arbitrios exaltados.

Entre los extremos literalistas de "dar la otra mejilla" o "cambiar las cosas a sangre y fuego", Gandhi propuso la desobediencia civil y pacífica, es decir, no colaborar con el sistema ni fomentar sus vicios, y la fuerza bruta debiera aplicarse sólo como última instancia y una vez agotadas todas las opciones para preservar la concordia. Llegó el tiempo de que las masas sean remecidas exponiendo los problemas inherentes a todas las divisiones de la pirámide social, y si no son los teósofos, entonces se destaparán con estrépito por otros cauces, poniendo así al Movimiento en mayor entredicho ante los ojos del mundo. En estos tiempos de baboseo mental, la espiritualidad debe abordarse con cautela y evaluando cuánto ofrecen de posibilidad práctica según la situación de cada individuo, especialmente las explicaciones o comentarios de tipo más "sentimental" o ultra-idealista que objetivo. Un comentarista del blog "Esotérica" -uno de los más visitados en habla hispana- observaba que "los Mahatmas dejaron el Movimiento hace rato, y ahora nos queda sólo el aliento". Algunos preferiríamos creer lo contrario, si no fuera por los aviesos "HUMILDES" que pretenden "reavivar la Teosofía" desde sus prejuicios moceriles.

Aquila in Terris


"Tanto ustedes como nosotros pensamos que es moral decir la verdad, e inmoral mentir; pero aquí termina todo parecido, y nuestras opiniones difieren en un grado realmente notable. Por ejemplo, ¿sería muy difícil para usted explicarme cómo puede ser que su civilizada sociedad occidental -iglesia, Estado, política y comercio- haya presumido siempre de una virtud que resulta totalmente imposible poner en práctica sin restricciones, lo mismo por parte de un hombre educado que de un estadista, un comerciante o cualquier otro que viva en el mundo? ¿Puede alguien perteneciente a las clases antes citadas -la flor y nata de la caballerosidad inglesa, sus más orgullosos pares, y sus miembros del Parlamento más distinguidos, sus damas más virtuosas y puritanas-, puede alguno de ellos decir la verdad, me pregunto, tanto en casa como en sociedad, durante sus funciones públicas o en el círculo familiar? ¿Qué pensaría usted de un caballero o una dama, cuyas afables y corteses maneras y cuya suavidad de lenguaje no disimularan ninguna falsedad, que al encontrarse con usted le expresara brusca y simplemente lo que piensa de usted, o de cualquier otra persona? ¿Y dónde puede usted hallar a esa perla de comerciante honesto, o ese patriota temeroso de Dios, o político, o un simple visitante casual suyo, que durante todo el tiempo no disimule sus pensamientos y no se sienta obligado a mentir deliberadamente, so pena de ser considerado 'bruto' y 'loco' tan pronto como se ve obligado a decirle lo que piensa de usted; a menos que, excepcionalmente, sus verdaderos sentimientos no necesiten ser disimulados? Todo es mentira, todo es falsedad a nuestro alrededor y en nosotros, hermano mío, y es por eso que parece usted tan sorprendido, si no afectado, cada vez que se encuentra con una persona dispuesta a decirle claramente la verdad en su propia cara; y además, ¿por qué le parece imposible aceptar que un hombre pueda no sentir animosidad contra usted, y aún más, incluso que le aprecie y respete por algunas cosas y que, sin embargo, le diga a usted a la cara, franca y sinceramente, lo que piensa de usted?" (Carta Mahatma n° 30).