Basado en las notas de una charla dada en la Logia Unida de Teósofos en Londres (2015).
En las páginas 37-38 de “La Voz del Silencio” leemos:
"En el 'Gran viaje' [o todo el ciclo completo de existencias en una Ronda] las causas que se siembran a toda hora llevan cada una sus cosechas de efectos, pues una rígida justicia gobierna el mundo. Con un poderoso influjo de acción que nunca yerra, trae a los mortales vidas de bienestar o aflicción, la progenie kármica de todos nuestros pensamientos y acciones anteriores. Toma entonces todo lo que el mérito tiene para ti, oh tú de corazón paciente. Debes permanecer con buen ánimo y estar conforme con el destino. Tal es tu Karma, el Karma del ciclo de tus nacimientos, el destino de aquéllos que en su dolor y tristeza nacen contigo, se regocijan y lloran de vida en vida, encadenados a tus acciones anteriores. Actúa por ellos 'hoy' [en esta vida] y actuarán por ti 'mañana' [una existencia siguiente o posterior]. Es a partir del capullo de la Renuncia del Ser que se produce el dulce fruto de la Liberación final".
En los próximos minutos descubriremos información y detalles interesantes y relevantes sobre lo que las enseñanzas teosóficas llaman las "Razas-raíces" como los atlantes, los lemurianos que les precedieron, etc., pero es importante que mantengamos muy presente que estos individuos no eran otras personas, pues fueron nosotros mismos en algunas encarnaciones pasadas y lejanas.
H.P. Blavatsky enfatiza esto, diciendo en la página 146 del segundo volumen de "La Doctrina Secreta": "Esto es evidente: la Humanidad del Primer Manvantara es aquella de la séptima y todas las intermedias. La humanidad de la Primera Raza Raíz es la misma que la segunda, tercera, cuarta, quinta, etc. Hasta el último forma una reencarnación cíclica y constante de las Mónadas que pertenecen a los Dhyan Chohans de nuestra cadena planetaria".
Así que realmente es vuestro y nuestro gran viaje, la magnífica odisea de la especie humana ÚNICA, la ÚNICA familia humana que adquiere expresión, experiencia y evolución a través de un ciclo de numerosas Razas-Raíz temporales y diferentes e incluyendo las subrazas.
"La Doctrina Secreta" es el nombre del libro más importante de Madame Blavatsky, pero también es equivalente al término sánscrito "Gupta Vidya" que significa Conocimiento Secreto, Ciencia Sagrada, Sabiduría Esotérica o simplemente Doctrina Secreta. Y se dice que a fines del siglo XIX ciertos Adeptos o Mahatmas de una Hermandad Esotérica oculta allende los Himalayas pusieron a disposición de la humanidad -en este libro y otros- tanto de ese Conocimiento como nos sea permitido adquirir y disponer en este punto de nuestro gran viaje.
"La Doctrina Secreta" procede de universales a particulares, al igual que toda la verdadera Filosofía Esotérica, por lo que el primer volumen se titula "Cosmogénesis" y trata sobre los orígenes, el nacimiento y la evolución del Universo, el Cosmos, el Sistema Solar y nuestro planeta, mientras que el segundo volumen es llamado "Antropogénesis" y presenta las enseñanzas ocultas del Este con respecto a los inicios y la progresión de nuestra humanidad en particular.
Como la mayor parte de la información que veremos aquí se deriva de ese segundo volumen, pensamos que podría ser útil comenzar con las Tres Proposiciones Fundamentales.
El volumen primero se inicia con tres propuestas de base que algunos han resumido como "DEIDAD-LEY-SER". La primera es el PRINCIPIO DIVINO ÚNICO, Absoluto, infinito, Omnipresente y Eterno; la segunda es la ley de periodicidad o ley cíclica, la aparición periódica y la desaparición del Universo y de todo lo que hay en él, ciclos dentro de ciclos y todo dentro de la gran fase de vida Universal; y la tercera es la continua evolución interna y gradual de toda la vida y el hecho de que esto se rige para cada entidad por las Leyes del Karma y Reencarnación.
El volumen dos comienza presentando tres proposiciones más. En palabras de H.P.B.:
"Con respecto a la evolución humana, la Doctrina Secreta postula tres nuevas proposiciones que se oponen directamente al antagonismo de la ciencia moderna y también a los dogmas religiosos actuales. Enseña: (a) la evolución simultánea de siete grupos humanos en siete porciones diferentes de nuestro globo; (b) la creación del cuerpo astral antes del físico, ya que el primero es modelo del segundo; y (c) que el ser humano en esta Ronda precedió a todos los mamíferos en el reino animal, incluidos los antropides".
"Antropoides" significa aquí "monos" y ésta es en realidad una de las enseñanzas más importantes de "La Doctrina Secreta", pues el humano no proviene de los monos, sino que éstos descienden de nosotros.
Con el fin de explicar términos como "rondas", "cadenas" y "globos", la Teosofía sostiene que cada planeta conocido -como Tierra, Marte, Mercurio, Venus, Saturno, Júpiter, etc.- es de hecho un sistema séptuple que consta de siete globos, pero en cada caso sólo uno de esos globos está en el nivel físico. Las otras seis son esferas no físicas que existen en una conexión cercana e inseparable con aquél para propósitos de evolución continua.
Los seres de cada planeta -y la Teosofía señala que cada astro tiene sus propios seres- pasan juntos de globo en globo en su propia cadena planetaria durante un proceso extremadamente lento y gradual, pero definido y cíclico de desarrollo y avance interno, recorriendo así toda la cadena de globos siete veces. A este proceso se le conoce como “Siete Rondas”.
En nuestro caso, la evolución se encuentra aún activa y se desarrolla en el globo físico de nuestra Cadena Terrestre, por lo que nuestra vista y percepción se limitan únicamente al plano material, y por eso sólo vemos los globos físicos del planeta de otras cadenas. Podemos ir al astro físico denominado Marte, por ejemplo, y encontrar que allí no hay seres, ninguna actividad real o grandes signos de vida... y aunque "La Doctrina Secreta" se escribió antes de la era espacial, H.P.B. sostiene que Marte en la actualidad se encuentra en un estado de Pralaya menor o inactividad temporal, aunque bastante larga, porque la onda evolutiva ha pasado a uno de los globos inmateriales de la cadena marciana.
Pero en el caso humano, nuestro planeta es el cuarto globo físico de la Cadena Terrestre y se halla en curso la Cuarta Ronda de las 7 Rondas eventuales. Pero podemos preguntarnos: ¿Cómo llegó la humanidad aquí, en primer lugar? ¿De dónde vinimos con objeto de terminar aquí? ¿Cómo comenzó la raza humana en este cuarto globo al comienzo de la Cuarta Ronda? ¿Y cuándo sucedió?
Esta Tierra es hija de la Luna, y en cierto sentido su reencarnación. Antes de que existiera este planeta, nuestra familia humana evolucionaba en niveles anteriores a través de los diversos Reinos de la Naturaleza en otra cadena planetaria, que era vital y activa. Luego llegó al final de su Ciclo de Existencia y uno por uno se "apagaron" sus siete globos, como cuando una bombilla deja de iluminar, y envió sus principios y energías a otro punto en el espacio que finalmente resultó en la formación de una nueva cadena planetaria sucesora. Ésta última es nuestra Tierra y la antigua es lo que denominamos la Luna (Cadena Lunar) que ahora es efectivamente un cadáver y se está reduciendo gradualmente para desaparecer y desintegrarse por completo.
La Tierra debía ser poblada por los seres de su "padre", la Luna. No sabemos cuándo aconteció esto; los Maestros tienen esa información, pero "La Doctrina Secreta" señala que son extremadamente reticentes a otorgar fechas y cronologías aproximadas para las dos primeras Razas-Raíz. Ciertamente fue hace muchos millones de años, pero sí sabemos cómo y dónde sucedió y esto es muy interesante.
Cuando llegó el momento, los seres más elevados y evolucionados que se hallaban en la Luna -llamados Pitris lunares o Pitris Barhishad, los Padres o Antepasados Lunares- fueron convocados para salir de su descanso cíclico por los Dhyan-Chohans superiores (o seres angelicales) e instruidos para emigrar como siete grupos o "anfitriones" a siete zonas diferentes de "esa tierra misteriosa y sagrada" que se convertiría en "la cuna del primer ser humano"... un lugar conocido como "la Tierra Sagrada Imperecedera" y “eterna Tierra central” ubicada en algún lugar de la zona superior del Polo Norte.
En las páginas 400-401 del volumen 2 podemos ver que al comienzo de esta Cuarta Ronda en nuestro globo toda la Tierra estaba cubierta de agua tibia, excepto el Polo Norte, y así éste era el único terreno seco y perfectamente habitable en ese momento, el cual no se convirtió en una masa congelada de hielo hasta mucho más tarde. De hecho, el Polo Norte se llama el “Atma” de nuestro planeta y se describe en un Comentario Esotérico como la "Cabeza" de la Madre Tierra, mientras que el Polo Sur son sus pies, los Himalayas su cinturón y el corazón de la Tierra “late a los pies del sagrado Shambalah”. Así, fue en las siete zonas de la Tierra Sagrada Imperecedera que corona el Polo Norte donde nació la primera Raza Raíz, la primera humanidad, a la cual en Teosofía se la designa simplemente como Raza Raíz Polar.
Los Pitris lunares, que eran de naturaleza etérea o astral, debían proyectar o "rezumar" formas astrales a partir de ellos mismos. Como los Pitris lunares no tenían huesos y eran inmateriales, también lo fue su progenie que se describe como formas sombrías gigantescas y parecidas a simios. Tenemos que recordar que incluso la Tierra en sí no era completamente sólida en aquellos días, y los seres humanos no devinieron físicos hasta la mitad de la Cuarta Raza Raíz o atlante. De igual modo, los humanos no desarrollamos ningún tipo de estructura ósea hasta la 3ª Raza-Raíz, la lemuriana.
Esta es la razón por la que William Q. Judge sostuvo lo siguiente en "Ecos del Oriente" (p. 42- 43) con respecto a los dinosaurios y otros animales similares que aparecieron por primera vez en la Época Lemuriana y pasaron de ser etéreos y desprovistos de huesos a sólidos:
"En la época de los enormes animales antediluvianos, absorbían en sus enormes cuerpos tanta de la cantidad total de materia bruta disponible para los marcos de seres sensibles que el humano astral permanecía sin un marco corpóreo, todavía desprovisto de 'capas de piel'. Por esta razón podía coexistir en el mismo lugar con esas enormes aves y reptiles sin miedo. Sus proporciones masivas no le inspiraban terror, y por su consumo de alimentos tampoco disminuyó el sustento. Y por lo tanto, al ser de tal composición que no dejó huella en el barro o en la roca plástica, la muerte de un cuerpo astral tras otro no dejó fósiles ni rastros para ser descubiertos en compañía de las mismas bestias y aves que fueron sus contemporáneas (…) sus restos no podían depositarse en ningún estrato hasta que hubiera alcanzado la dureza suficiente (…) Mientras tanto, de vez en cuando nuestros exploradores encuentran restos de animales, aves y reptiles en estratos que muestran una edad mucho mayor que cualquiera otra asignada a la especie humana, y nunca se topan con esqueletos humanos. ¿Cómo pudo el hombre dejar algún rastro en una etapa en que no podía ejercer presión sobre arcilla o quedar atrapado por lava suave o masas de polvo volcánico?”
La Razas-Raíz 1ª, 2ª y la primera parte de la 3ª, todas ellas carecían no sólo del cuerpo físico en la forma que lo conocemos hoy, sino también de la calidad mucho más importante de la mente y la autoconciencia individual. Eran efectivamente inconscientes y sin alma. Tenían sus cuerpos y también Atman, el SER Superior, el Espíritu Universal Único y la Vida Divina, que es una y la misma en todos, pero no poseían ningún punto de conexión entre ambos. Aunque disponían de cuerpos individuales no eran individuos reales en ningún sentido.
La tarea de los Pitris lunares había sido simplemente producir la base para la naturaleza física (inferior) de la humanidad en nuestra Tierra. Como progenitores de la primera humanidad de nuestro globo, se les conoce colectivamente como Vaivasvata Manu (el Manu Raíz de la 4ª Ronda). La mente y la naturaleza egoica iban a ser proporcionadas por seres superiores a los Pitris lunares, conocidos como "Señores de la Llama" o Pitris solares, los Hijos de la Sabiduría.
Por razones de tiempo, podemos omitir la historia de la 2ª Raza Raíz, ya que no se dice mucho al respecto en “La Doctrina Secreta”, excepto que a su debido tiempo la 1ª Raza evolucionó hacia su propia descendencia, que era su producto “por germinación y expansión”, siendo esa la frase utilizada. Fueron la Raza Raíz hiperbórea que terminó habitando en el continente homónimo, “la tierra que extendía sus promontorios hacia el sur y el oeste desde el Polo Norte para cobijar a la Segunda Raza y comprendía todo lo que hoy se conoce como el Norte de Asia”.
Cada una de las Razas-Raíz recibe "su luz y vida" de su propio Dhyani o Espíritu Planetario especial. H.P.B. cita un Comentario esotérico que dice: “La primera nace bajo el Sol; la segunda bajo Brihaspati (Júpiter); la tercera [lemuriana] con influencia de Lohitanga ('cuerpo de fuego', Venus o Sukra); la cuarta [atlante] bajo Soma (la Luna, y también nuestro globo o Cuarta esfera que surge por influencia lunar y desde aquél satélite) y Sani, Saturno, el Krura-lochana ('ojos malvados') y Asita (oscuridad), y la quinta [aria o indo-caucásica, la raza raíz actualmente en evolución] bajo Budha (Mercurio)” (“La Doctrina Secreta”, vol. 2, p. 29).
Esto nos lleva a los lemurianos, la tercera Raza-Raíz, que aparecieron bajo el amparo de Venus y del cual se dice que es el planeta que tiene la mayor influencia en la Tierra y están estrechamente vinculados. Se llama "el Espíritu Guardián de la Tierra y la Humanidad", la hermana mayor de nuestro domicilio cósmico y Portador de la Luz para él tanto en el sentido físico como místico. La Doctrina Secreta señala que todo lo que acontece en la Tierra es percibido por Venus, y viceversa.
Lemuria y Atlántida se convirtieron en una especie de manía en el movimiento Nueva Era, y la enorme cantidad de ideas fantasiosas y ciencia ficción que se han publicado al respecto desafortunadamente terminaron por alejar la atención general de las presentaciones más serias y profundas de las enseñanzas teosóficas.
"La Doctrina Secreta" contiene literalmente miles de referencias a una amplia gama de fuentes para demostrar al menos la probabilidad -si no legitimidad- y validez reales de sus contenidos, a veces inusuales y peculiares. La Teosofía genuina (de H.P.B., su colega William Judge y los Maestros) es la Enseñanza Esotérica que subyace a todas las religiones del mundo, y no tiene interés ni necesidad de recurrir a fantasías psíquicas sensacionalistas ni a términos de moda populares en la Nueva Era.
Por estos motivos, contradecimos la peculiar preferencia e inclinación de ese movimiento por retratar a los lemurianos y atlantes con "apariencia blanca o caucásica" o "semejante a la humanidad moderna". Los atlantes fueron predecesores de los caucásicos y florecieron hace millones de años, y su civilización parental y prehistórica de Lemuria se remonta aún más atrás. La mayoría de ellos tenía relativamente poco parecido físico con el hombre moderno, pues muchos de los atlantes eran gigantescos en estatura -entre 4,6 a 7,6 metros e incluso más- según se dice en "La Doctrina Secreta", mientras que los lemurianos poseían mayor talla.
Las famosas estatuas ubicadas en Isla de Pascua fueron obra de algunos de los últimos lemurianos y tienen la misma altura que sus constructores, quienes gradualmente disminuyeron en altura. La Teosofía sostiene que las denominadas tradiciones "mitológicas" acerca de los gigantes en todas las naciones y culturas tienen su origen y base en este hecho arcaico.
La época lemuriana se desarrolló hace tanto tiempo en la infancia primordial del hombre físico que sus representantes- de quienes se dice poseían un "Tercer Ojo" en la parte posterior de la cabeza y que en la humanidad moderna está degenerado y se representa por la glándula pineal- nunca desarrollaron ninguna forma de habla o comunicación verbal más allá de gruñidos monosilábicos de base e imitaciones de gritos y llantos de los animales que les rodeaban. La mayoría de sus comunicaciones se realizaron a través de medios psíquicos de clarividencia y percepción de los pensamientos de quienes estaban cerca y fue con los atlantes que finalmente se desarrollaron el lenguaje y el habla adecuados.
Lemuria era un enorme continente ubicado en el Océano Pacífico y Atlántida la gigantesca extensión en el mar de su mismo nombre. Estas grandes masas acuosas corresponden al lugar donde una vez se hallaban estos continentes, y en realidad no se llamaban "Atlántida" o "Lemuria", sino que esos nombres fueron acuñados como términos descriptivos en el siglo XIX para una mejor comprensión, aunque el nombre "Atlántida" se remonta a Platón hace dos mil quinientos años cuando escribió “Timeo” y “Critias”. Blavatsky explica en "La Doctrina Secreta" que el nombre "Lemuria" fue inventado por el zoólogo P.L. Sclater en algún momento entre 1850 y 1860 y que también fue utilizado por el eminente biólogo y filósofo alemán Ernst Haeckel en su "Pedigree of Man". Entonces, aquéllos que llamamos "lemurianos" no se llamaban a sí mismos como tal y tampoco los atlantes, y así sólo son términos de referencia.
En esta vasta época lemuriana deben haber ocurrido muchos sucesos importantes e interesantes, pero hay tres en particular a los que debemos prestar atención. Y fue a lo largo de esta Raza-Raíz que los cuerpos humanos pasaron de ser asexuados, o no tener ningún género, a ser de doble sexo (andróginos) y luego experimentaron la separación de los sexos, lo que resultó en los géneros individuales masculino y femenino como se conocen hoy.
Pero mientras los lemurianos aún eran andróginos, algunos de los Señores de Sabiduría o entidades divinas eligieron encarnar en algunos de esos seres y después utilizaron el poder de Kriyashakti -energía divina del pensamiento creativo, voluntad e imaginación- para crear formas físicas más desarrolladas como vehículos para la encarnación de seres aún más elevados y conocidos como "Hijos de Ad", "de la Niebla Ígnea" o "de la Voluntad y el Yoga".
Sin embargo, crearon primero un cuerpo mediante Kriyashakti que sirviera como vehículo físico para la encarnación en nuestra Tierra de un Gran Ser especial de reinos superiores que estaba destinado a sacrificarse por el bien de la humanidad al convertirse en el Jefe Espiritual Supremo y terrestre, que se dice habita hasta el día de hoy en Shamballa, esa legendaria y real tierra misteriosa ubicada en algún lugar cercano al Desierto de Gobi en Asia Central.
Siendo aparentemente una encarnación directa del Logos, en "La Doctrina Secreta" se lo llama por conceptos como "el Ser Maravilloso", "el Sin Nombre", "Iniciador", "Gran Sacrificio", "Observador Solitario", "el primer y santo hijo de Kriyashakti", "eterno Banyan Humano" o "el Árbol del cual crecen los adeptos", y no es el Maha Chohan o Jefe de la Hermandad Transhimaláyica, sino el Maha-GURU, Cabeza de toda la Gran Hermandad. Para aquéllos que quieran saber más sobre esto, la referencia principal está en el volumen 1, páginas 206 a 211. Éste y los "Hijos de Ad" llegaron como los primeros grandes guías espirituales e instructores de la humanidad que pronto sería dotada por fin con mente y autoconciencia.
La "separación de los sexos" ocurrió primero en el reino animal y luego en el humano. Al observar el nuevo método sexual de reproducción entre los animales, el hombre comenzó a hacer lo mismo, pero ocurrió el "pecado de los inconscientes”. Algunos lemurianos, todavía sin conciencia mental ni inteligencia apropiados, procrearon con algunos de los que se han denominado "enormes animales". El producto de esta unión profana fue "una raza de monstruos cuadrúpedos y torcidos cubiertos de pelo rojo"- descritos como "una raza tonta para mantener la vergüenza indecible".
Estas criaturas fueron ancestros de los monos modernos. El ser humano no evolucionó de los simios, sino que éstos descienden del hombre, y de aquí la similitud entre ambos. Todas las personas en la Tierra pasaron por el reino animal para alcanzar el humano, pero por lo que podemos apreciar, al parecer lo hicieron hace eones en la Cadena Lunar y no en este planeta. En la Tierra, el hombre precedió a los animales y en cuanto a los monos nunca tuvieron ninguna existencia hasta que el hombre primitivo e inconsciente se cruzó con algunos animales durante la época lemuriana.
Fue después de esta tragedia involuntaria que los Hijos de la Sabiduría encarnados en humanos los convirtieron de "hombres-animales" inconscientes en una humanidad verdadera durante la quinta subraza de la Tercera Raza Raíz (que se nos dice data hace 18.000.000 de años), y dijeron: "Enseñémosles mejor, para que no suceda lo peor".
Ya sea que fuera literalmente hace 18 millones de años o no, no podemos asegurarlo porque "La Doctrina Secreta" a menudo señala que las cifras y fechas exactas aún no pueden divulgarse en público, y así se dan sustitutos en su lugar. El dieciocho es un número simbólicamente muy esotérico, al igual que el 9, la suma de 1 y 8. En todas las duraciones aplicadas en la cronología hindú a los yugas, kalpas, manvantaras, etc., si se suman los números en cada uno de los ciclos siempre resultan entre 9 y 18. En el volumen 2, página 287 de "La Doctrina Secreta", se implica que este pecado de los inconscientes realmente ocurrió hace 2 millones de años, pero cuandoquiera que haya sucedido -e incluso si esa transgresión nunca hubiera tenido lugar-, inevitablemente debía ocurrir la encarnación de estos Señores de la Llama, Pitris Agnishvatta, Pitris Solares, Ángeles Solares, Manasaputras, Hijos de la Mente Universal, Kumaras, Manasadevas, Dhyanis de fuego, etcétera.
Helena Blavatsky y los Maestros parecen dar a entender que idealmente debería haber acontecido antes, pero por alguna razón los Manasaputras retrasaron su "encarnación en masa" como podríamos llamarlo, y en consecuencia ocurrió el "pecado de los inconscientes" y probablemente otros hechos desafortunados que de otro modo se habrían evitado. Pero así es el Karma.
Pero, ¿quiénes son estos Manasaputras, estos "Hijos de la Sabiduría" o "de la Mente"? Ellos son nosotros mismos. Nosotros somos ellos. Hasta entonces el hombre no tenía un quinto principio despierto -el llamado Manas o principio mental- y es así que su encarnación en las formas evolucionadas que se habían construido y desarrollado se conoce en las enseñanzas como "la iluminación de Manas".
Hasta entonces nadie había tenido ni experimentado los estados de Kama Loka o Devachan posteriores a la muerte, y mucho menos el Nirvana, simplemente porque no existían individualidades autoconscientes en la Tierra ni nadie con la capacidad o potencialidad de crear o vivir alguna condición después de la muerte. Y hasta esa época no existía muerte de todos modos -en el sentido que se conoce ahora- porque el hombre aún no estaba constituido de un cuerpo completamente material.
Los Vedas y Upanishads hablan de Yama que en hinduismo y budismo es la personificación del "Dios de la Muerte". En la entrada de "Yama" del "Theosophical Glossary", Blavatsky explica que en el sistema esotérico Yama es la personificación de la tercera Raza-Raíz por este hecho que acabamos de mencionar, pues el nacimiento de la muerte -si podemos usar una frase tan paradójica- sucedió en la época lemuriana.
Aunque divino en su máxima esencia impersonal, como todo en el Universo, nuestro ancestro carecía de alma individual y su naturaleza era más similar a un "individuo-animal" que un verdadero ser humano. Por esto, no existía reencarnación en el verdadero sentido de la palabra, al menos hasta que la individualización ocurrió gracias a la "iluminación" de Manas, el despertar de la mente individual y la autoconciencia a través del ingreso del Ego o alma humana.
El Manasaputra, un rayo individualizado de la Mente Universal, es nuestro Manas Superior, el Ego Superior o individualidad divina espiritual y permanente, y no el Ser Superior que es el Atman impersonal-universal. Lo que pensamos común y erróneamente como "nosotros mismos" en el nivel cotidiano no es más que un reflejo temporal y kármicamente imperfecto de nuestro Ego Superior o Entidad Mental Superior, el "Ser de Luz" que muchas personas describen haber conocido en experiencias cercanas a la muerte.
Por tanto, nuestro verdadero "Yo", Ego o Individualidad es una de estas Entidades Mentales y "La Doctrina Secreta" sostiene que su naturaleza exacta es tan misteriosa y profunda que sólo puede insinuarse de una manera un tanto velada. Sin embargo, está implícito que pertenecen a la jerarquía espiritual que preside la constelación de Capricornio -Makara en sánscrito- y que son "yogis celestiales" de Manvantaras muy antiguos, y así ellos (como individualidades impersonales) eligieron asumir personalidades individuales en la Tierra para ayudar en todo el esquema de la evolución planetaria y cósmica.
Lo que debemos recordar es que nosotros somos ellos. La teología cristiana ha distorsionado todo esto y describe su caída kármica en la materia en calidad de "ángeles" expulsados del cielo a la Tierra. Pero en palabras de H.P.B., "los así llamados 'Ángeles Caídos' son la humanidad misma". El hombre es un ángel venido a menos o mono resucitado, y el primer término es mucho más correcto.
Aquí tenemos el verdadero significado sobre la alusión en el libro del Génesis bíblico en el famoso pasaje que señala que en los primeros días de la humanidad los "Hijos de Dios" tomaron como esposas a las "hijas de los hombres" y que como consecuencia hubo "gigantes en la tierra". El “Theosophical Glossary” habla de esto en la entrada de "Jehová" y establece que los llamados "Hijos de Dios" son aquellos Manasaputras que se encarnaron o “casaron” con las formas físicas de las entidades terrestres que como resultado crecieron para convertirse en "gigantes" en cuanto a intelecto, mentalidad y conciencia comparados con lo que habían sido.
Finalmente, surgió la 4ª Raza-Raíz o atlante, originalmente en el continente lemuriano, pero luego se extendió para establecerse en las islas de un enorme terreno situado en el área del Océano Atlántico. En el punto medio histórico de la raza atlante, la "puerta hacia el Reino Humano" se cerró por todo el resto del ciclo evolutivo para nuestra cadena planetaria. Pasarán muchos millones de años antes de que exista una mayor evolución en las entidades del reino animal que pasan al nuestro. Así, esa oportunidad se perdió y los miembros del reino humano se establecieron y sucumbieron a mediados de los tiempos atlantes.
Cada miembro de la humanidad actual ha sido parte de ella desde al menos el período intermedio de la historia atlante. Todo esto se debe a que el punto central de la cuarta subraza de esa Cuarta Raza-Raíz (para este cuarto globo de la Cuarta Ronda) fue exactamente el tiempo promedio y fundamental en la evolución humana. De hecho, hasta ese momento todo había sido involución más que evolución, el descenso desde lo más etéreo y espiritual -como en la 1ª Raza- hasta el punto más bajo y material posible a mediados de la 4ª Raza. A partir de entonces la verdadera evolución comienza en la forma de un arco ascendente a medida que avanzamos hacia una condición etérica y espiritualizada, pero ahora con la adición de autoconciencia, experiencia e intelecto podemos elevarnos y ayudar a la evolución de toda la materia manifestada en el proceso junto con todos los reinos inferiores de la naturaleza, por lo que no existe separación entre ningún ser viviente.
La única excepción a la regla de que "no pasarán más miembros animales al reino humano hasta la próxima cadena planetaria" son los monos. "La Doctrina Secreta" nos informa que todos los simios están destinados a extinguirse durante la 5ª Raza-Raíz actual y que esto realmente será una fortuna para ellos, porque sus Egos -conocidos colectivamente como "raza retrasada"- finalmente podrán ingresar al reino humano propiamente dicho, algunos de ellos posiblemente a fines de la 6ª Raza-Raíz, pero ciertamente todos ellos lo harán a inicios de la 5ª Ronda.
A su debido tiempo, todo el continente lemuriano fue destruido por acción volcánica, terremotos e incendios subterráneos y posteriormente se hundió bajo el Océano Pacífico. Cada gran continente y Raza deben terminarse bajo la Ley Cíclica y Kármica al ser arrasados alternativamente por acción de fuego y agua. Así como Lemuria fue devastada por fuego, Atlantis sucumbió por el elemento hídrico y también nuestro país [Reino Unido] y el continente europeo algún día serán destruidos mediante operaciones cataclísmicas de fuego y así sucesivamente.
A medida que el Principio de la Mente se encarnaba y desarrollaba a una profundidad cada vez mayor en los seres humanos, los atlantes continuaron construyendo grandes ciudades y desplegaban una gran civilización y cultura que eventualmente llegó a un nivel muy superior al de la antigua India y Egipto... pero no todo fue como debiera.
El orgullo, la lujuria y el deseo egoísta comenzaron a aparecer. Algunos hombres, cuyas acciones ya no podían achacarse a la “falta de mente”, procreaban deliberadamente con algunos de los descendientes del “pecado lemuriano y original de los inconscientes”, y por lo tanto engendraban más monstruosidades.
Los atlantes comenzaron a idolatrar el cuerpo humano y el lado externo de la vida, incluido el acto sexual, antropomorfizando sus hasta ahora conceptos puros y espirituales de lo Divino, retratándolo en forma humana y en su propia imagen y semejanza material. Algunos de ellos se iniciaron en hechicería y taumaturgia negra, especialmente la magia sexual y varios ritos que se convirtieron en los orígenes del tantra sexual moderno. De esta forma se abusó de la facultad generativa en el ser humano, descrita en "La Doctrina Secreta" como "poder creativo" y "don divino".
Y todo esto, que es tan contrario a las leyes físicas y metafísicas y la armonía de la Naturaleza, condujo con gran efecto perjudicial a la caída y destrucción de Atlántida y sus habitantes.
Como resultado de su creciente degradación, sus facultades espirituales disminuyeron. Anteriormente dijimos que el Tercer Ojo -en la parte posterior de la cabeza- comenzó a petrificarse y finalmente desapareció por completo, retirándose al interior del cráneo donde permanece hasta hoy como el pequeño órgano conocido como glándula pineal, que cuando se activa aún tiene el poder de producir visiones espirituales genuinas y clarividencia precisa, incluso infalible (esto no es clarividencia psíquica- en gran parte un embrollo de confusión y engaño-, sino clarividencia espiritual). Y cuando esta facultad es despertada se la conoce como el Ojo de Shiva, de Dangma o de la Sabiduría.
Sin embargo, no es seguro, fácil ni necesario que intentemos despertar el Tercer Ojo en este momento. "La Doctrina Secreta" enfatiza que para lograrlo de manera responsable y adecuada se requiere la máxima pureza y una vida casta y célibe.
A veces la gente cuestiona este aspecto, pero cuando nos detenemos a pensar en el hecho de que fue particularmente la creciente materialidad y el sensualismo humanos que provocaron el oscurecimiento y deterioro del Tercer Ojo y sus facultades, se comprende que su reactivación o "reapertura" depende de la disminución de esos vicios por parte del aspirante espiritual.
También podemos agregar brevemente que en realidad la procreación física es sólo una fase temporal que experimenta la humanidad. Al final de la 6ª Raza Raíz, que es cuando se dice que el Kali Yuga finalmente termine, nuestro método actual de procreación se habrá extinguido y el ser humano habrá dejado de ser la entidad física que es ahora.
Respecto de la destrucción de los atlantes, las Estrofas de Dzyan dicen: "Todos los santos salvados, los impíos destruidos". La devastación y el hundimiento de las diversas islas y penínsulas se produjeron gradualmente a lo largo de miles de años, lo que resultó en el gran cataclismo final: la inundación e inmersión de la última isla de Atlántida conocida como Poseidonis en 9.564 a. de C. (o hace 11.579 años a partir de éste, 2015), fecha dada por el Maestro K.H. en una carta a A.P. Sinnett. En estos desastres pereció el último de los enormes animales monstruosos, ahora confinado al mito y la leyenda en forma de dragones e incluso seres más extraños.
Algunos supervivientes huyeron para refugiarse de las letales y turbulentas aguas con ayuda de Adeptos atlantes y benéficos hacia los puntos más altos y secos de la Tierra que pudieron encontrar, en este caso, los picos y montañas de los Himalayas en Asia Central... y fue allí donde tuvieron lugar los inicios de la 5ta Raza Raíz.
Ésta primero floreció en la antigua India, llamada una vez Aryavarta, que se convirtió en la madre de nuestra civilización actual y por eso generalmente nos referimos a esta Raza-Raíz como “aria”, aunque también se denomina indocaucásica o indoeuropea. El término "ario" fue gravemente manipulado en el siglo XX al igual que el antiguo y verdadero símbolo indio de la esvástica por Hitler y los nazis, pero ni dicha palabra ni ese signo implican connotaciones negativas y nadie los concibió de esa manera hasta la década de 1930 cuando su significado se distorsionó a escala mundial. En el momento en que se escribió "La Doctrina Secreta", "ario" en gran parte era sólo un sinónimo en inglés para "indio", como cualquiera puede corroborar al referirse a trabajos religiosos, filosóficos, culturales y académicos de la época. Como vocablo, literalmente significa "noble" o "digno".
Aquéllos que deseen leer parte del relato por un testigo ocular de la destrucción atlante pueden encontrarlo en "La Doctrina Secreta", vol. 2, entre las páginas 423 a 429. También hay una historia corta basada en este suceso por William Judge titulada "Where The Rishis Were”, contenida entre las páginas 244-246 de "Letters That Have Helped Me".
En términos de etnología esotérica, la Teosofía establece que las razas orientales en la actualidad como china, mongol, tibetana, malaya, indonesia, japonesa, vietnamita, etc., descienden en gran parte de la séptima y última subraza de la raza atlante, como son los esquimales o inuit y los nativos americanos, mientras que los pueblos indígenas de África y Australia se originan en subrazas atlantes anteriores, así como en la séptima y última subraza de la Raza Raíz lemuriana. Todos los otros grupos étnicos son parte de las diversas subrazas de la Raza-Raíz Aria.
Pero esto no significa que las almas encarnadas en razas y nacionalidades orientales, africanas o aborígenes sean de alguna manera “inferiores” o “atrasadas” respecto de otras. No existe tal cosa como "inferioridad" o "supremacía racial". Las distinciones que acabamos de describir se refieren al tipo físico o corporal y no al alma residente, pues todos encarnamos en todos los diferentes tipos de razas y países de acuerdo con nuestro Karma.
Los actuales europeos blancos y sus descendientes directos, ya sea en Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, etc., constituyen la quinta subraza actual y más reciente de la 5ª Raza-Raíz. El pueblo estadounidense se convertirá en "pionero" para la sexta subraza de la Quinta Raza y este proceso comenzará relativamente pronto. La 6ª Raza Raíz en sí también comenzará en América y así encontramos estas palabras al respecto en la página 26 de “Ecos del Oriente”:
"En América se está preparando una nueva raza que exhibirá la perfección de las glorias que, según dije, fueron sacadas lentamente a la superficie desde el pretérito olvidado. Es por esto que se ve a América en un fermento perpetuo; es el hervir y burbujear de las razas más antiguas en la olla de refinación y el lento surgimiento del material para la nueva raza. Aquí y en ningún otro lugar se encuentran hombres y mujeres de todas las razas que viven y son gobernados juntos, adaptan la naturaleza y encaran juntos los problemas de la vida y crían hijos que combinan a dos razas. Este proceso continuará hasta que en el transcurso de muchas generaciones se produzca en el continente americano una raza completamente nueva; nuevos cuerpos y órdenes de intelecto, nuevos poderes psíquicos curiosos e inauditos, así como facultades físicas extraordinarias y también nuevos sentidos y extensiones de los órganos actuales ahora imprevistos. Cuando se genere este tipo de cuerpo y mente, entonces otras mónadas -o las nuestras nuevamente- los animarán y proyectarán en la pantalla del tiempo las imágenes de hace 100.000 años".
Bajo la ley de correspondencia y analogía -una de las grandes claves para entender las enseñanzas y el simbolismo esotéricos- cada uno de los números 1 al 7 de las siete Razas-Raíz, las siete subrazas, los siete globos y las siete rondas se relacionan de una u otra manera al postulado de los Siete Principios en la constitución humana, la naturaleza séptuple del hombre. Como Manas ("mente e intelecto") es el quinto principio y Kama ("deseo y pasión") es el cuarto, podemos ver que actualmente estamos en la subraza manásica de la Raza-Raíz manásica, en la ronda kámica del globo kámico, mientras que la sexta clasificación corresponderá a Buddhi y el séptimo a Atma. ¡Y finalmente ya estamos en el arco ascendente de este Gran Viaje!
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De "La Doctrina Secreta" (H.P. Blavatsky), vol. 2, p. 444-446, 420
“Ahora bien, la Filosofía Oculta enseña que incluso ahora, ante nuestra misma vista, la nueva Raza y razas preparan su formación, y es en América donde la transformación se verificará y ha empezado silenciosamente.
De anglosajones puros hace apenas trescientos años, los habitantes de Estados Unidos se transformaron en una nación aparte, y debido a la mezcla acentuada y al mutuo cruce de diferentes nacionalidades, devinieron una raza sui géneris no sólo mental, sino también físicamente. Citando a De Quatrefages:
'Toda raza mezclada, cuando es uniforme y fija, ha podido representar el papel de raza primaria en los cruzamientos nuevos. Mayoritariamente y en su estado actual, la humanidad se ha formado por cruzamientos sucesivos de un número de razas hoy indeterminadas'.
Así pues, los americanos se han convertido durante sólo tres siglos en una 'raza primaria' o pro tempore antes de llegar a ser una raza aparte, y bastante separada de todas las demás razas que hoy existen. Son ellos, en pocas palabras, los gérmenes de la sexta subraza y en unos cuantos cientos de años más devendrán decididamente las avanzadas del grupo que deberá suceder a la presente quinta subraza europea en todas sus nuevas características. Después de esto, dentro de unos 25.000 años entrarán en la preparación de la séptima subraza; hasta que aparecerá la Sexta Raza-Raíz en el escenario de nuestra Ronda a consecuencia de cataclismos, la primera serie de aquéllos que deberán destruir Europa algún día y aún más tarde toda la Raza Aria (afectando así a las dos Américas), así como a la mayor parte de las tierras directamente relacionadas con los confines de nuestro continente e islas. ¿Cuándo será esto? ¡Quién lo sabe! Quizás los grandes Maestros de Sabiduría, y éstos permanecen tan sigilosos respecto al asunto como los nevados picos que contemplan. Todo lo que sabemos es que vendrá silenciosamente a la existencia; tanto así que durante milenios sus avanzadas -los niños especiales que se desarrollarán como hombres y mujeres peculiares- serán considerados como lusus naturæ o rarezas anormales físicas y mentales. Luego, a medida que aumenten y su número se haga mayor con cada edad, se encontrarán en mayoría. Entonces los hombres presentes empezarán a ser considerados como bastardos excepcionales, hasta que por último desaparecerán de los países civilizados y sobreviviendo tan sólo en pequeños grupos en islas (las mesetas de las montañas actuales) donde vegetarán, degenerarán y se extinguirán quizás dentro de millones de años, como se han extinguido los aztecas y los Nyam–Nyam y los enanos Mûla Kûrumba de Nilghiri Hills. Todos ellos son restos de las que fueron una vez razas poderosas, el recuerdo de cuya existencia se ha extinguido por completo de la memoria de las presentes generaciones, lo mismo que nosotros desapareceremos del recuerdo para la Sexta Raza humana. La Quinta Raza se superpondrá a la Sexta durante muchos cientos de milenios, transformándose con ella más lentamente que su continuadora y cambiando en estatura, físico general y mentalidad, del mismo modo que la Cuarta se superpuso a la Raza Aria y la Tercera a los Atlantes.
Este proceso de preparación para la Sexta gran Raza debe durar todo el tiempo de la sexta y séptima subrazas. Pero los últimos restos del Quinto Continente no desaparecerán sino algún tiempo tras el nacimiento de la nueva Raza, o después que otra nueva morada -el Sexto Continente- haya aparecido sobre las nuevas aguas en la faz del planeta para recibir al nuevo huésped. Allí también emigrarán y se establecerán todos aquéllos que tengan la fortuna de escapar al desastre general. ¿Cuándo sucederá esto? La escritora, como se ha dicho antes, no puede saberlo. Sólo que, como la naturaleza no procede por impulsos ni saltos repentinos, y así como el hombre no cambia repentinamente de niño a individuo maduro, el cataclismo final será precedido por muchos hundimientos y destrucciones más pequeños, tanto por olas como fuegos volcánicos. Entonces el pulso exuberante latirá fuertemente en el corazón de la raza que ahora se halla en la zona americana, pero no habrá habitantes cuando comience la Sexta Raza; no más que los europeos, pues entonces ellos se habrán convertido en una nueva Raza y en muchas flagrantes naciones. Sin embargo, la Quinta no morirá, sino que sobrevivirá por cierto tiempo sobreponiéndose a la nueva Raza durante muchos cientos de milenios, y como ya hemos dicho se transformará con ella más lentamente que su sucesora, aunque cambiando por completo en mentalidad, aspecto físico y estatura. La humanidad no volverá a desarrollar cuerpos gigantescos como los lemurianos y atlantes, pues mientras que la evolución de la Cuarta Raza condujo a esta última hasta el fondo mismo de materialidad en su desarrollo físico, la presente Raza se halla en su arco ascendente y la Sexta se liberará rápidamente de los lazos de la materia, y hasta de la carne.
Así, la humanidad del Nuevo Mundo -más viejo con creces que el Antiguo, un hecho que los hombres también olvidaron– de Pâtâla (las Antípodas o el Mundo Inferior, como América es llamada en India) es la que tiene la misión y el Karma de sembrar las simientes de una Raza futura, más grande y gloriosa que todas las que hasta ahora hemos conocido. Los Ciclos de Materia serán reemplazados por periodos de Espiritualidad y una mente por completo desarrollada. Con arreglo a la ley de la historia y las razas paralelas, la mayor parte de la humanidad futura estará compuesta de Adeptos gloriosos. La Humanidad es hija del Destino Cíclico y ni siquiera una de sus Unidades puede escapar a su misión inconsciente, ni librarse de la carga de su trabajo cooperativo con la Naturaleza. De este modo la especie humana, raza tras raza, llevará a cabo su peregrinación cíclica señalada. Los climas cambiarán y ya han principiado con cada Año Tropical sucesivo correspondiendo con cada subraza, pero sólo para engendrar otra raza superior en el ciclo ascendente, mientras que una serie de otros grupos menos favorecidos -los fracasos de la Naturaleza- se desvanecerán de la familia humana como ciertos hombres individuales, sin siquiera dejar un rastro.
Tal es el curso de la Naturaleza, bajo la influencia de la Ley Kármica, de la Naturaleza siempre presente y siempre transformándose. Pues según las palabras de un Sabio, conocido tan sólo de algunos Ocultistas:
EL PRESENTE ES HIJO DEL PASADO; EL FUTURO, ENGENDRADO POR EL PRESENTE. Y SIN EMBARGO, ¡OH MOMENTO PRESENTE!, ¿NO SABES QUE NO TIENES PADRE, NI PUEDES TENER UN HIJO, Y QUE SÓLO ESTÁS SIEMPRE ENGENDRÁNDOTE A TI MISMO? ANTES QUE HAYAS PRINCIPIADO A DECIR: 'YO SOY LA PROGENIE DEL MOMENTO QUE FUE, EL HIJO DEL PASADO', TE HAS CONVERTIDO EN ESE PASADO MISMO. ANTES DE QUE PRONUNCIES LA ÚLTIMA SILABA, ¡MIRA!, YA NO ERES EL PRESENTE, SINO EN VERDAD ESE FUTURO. ASÍ SON EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO, LA TRINIDAD EN UNO POR SIEMPRE VIVA –EL MAHÂMÂYÂ DEL “SER” ABSOLUTO”.
Existe una Ley eterna en la Naturaleza que siempre tiende a ajustar los contrarios y produce la armonía final. Por causa de dicha Ley de desarrollo espiritual que reemplaza a lo físico y puramente intelectual, la humanidad se liberará de sus falsos dioses y finalmente se hallará AUTOREDIMIDA.