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16 de enero de 2024

Inversiones polares y catástrofes geológicas (12 de 12)

David Pratt
Enero 2000, última revisión enero 2024


Contenidos:

-Final Parte E y Apéndice 6


S.A. Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated, Norwich, 1822/1823 (Wizards Bookshelf, 1973).

Páginas 2-6 (...): [Como arquetipo de obras que reflejan el nexo mítico entre Leo y la serpiente, R.C. Leonard menciona la Quimera de Arezzo etrusca (Quest for Atlantis, Manor, 1979, p. 220-1). Este famoso modelo en bronce, descubierto en la provincia homónima durante 1534, tiene el cuerpo de un león, una cabeza de cabra en su lomo y un ofidio por cola, si bien éste último sería una restauración moderna. El caprino degollado indica que el animal está muriendo, y el resto de la criatura se retuerce en agonía por esta y otra herida por Belerofonte y su lanza. Uno de los dos leones en el zodíaco circular de Dendera también tiene su cola levantada sobre la cabeza, aunque el rabo no termina en forma de serpiente (ver Apéndice 5, figuras 2 y 3)].

La Quimera de Arezzo (...).


"Sobre el Laberinto"

Ha sido descrito por varios autores, quienes coinciden en que era un edificio lleno de intrincados serpenteos, y albergaba entre tres y cuatro mil cámaras pequeñas. Mencionan además que éstas se disponían en filas, mirando hacia dentro o los sinuosos Aliados que circundaban el recinto, ascendiendo y ondulando desde la superficie de la Tierra, formando a su vez dos líneas espirales: una desde el centro hacia arriba, y otra decendente que partía del mismo sector. Esta es la figura que encarna los Polos Norte y Sur de la Tierra, al pasar de la eclíptica hasta converger con los celestes, delineando la precesión de equinoccios y el decremento de los ángulos polares.

¿Quién podría confundir el diseño de esta misteriosa construcción? Otras naciones registraron las vueltas hechas por los puntos equinocciales, y nos han dado el mismo número; cada una de ellas a su manera, pero ninguna emuló la naturaleza con tanta sencillez como el pueblo egipcio.

Sin embargo, los historiadores informan que había tres Aliados en espiral y tres hileras de cámaras exiguas, lo que muestra que el Polo había repetido su ascenso y descenso tres veces; y encontramos allí el símbolo del Sol (el Halcón) tres ocasiones en la parte superior de la Aguja de Cleopatra, y también al Toro con mucha frecuencia, como si éste hubiera visitado el polo con asiduidad. [La gema Abraxes y sus huellas como prueba] verifica lo anterior pues su nombre quiere decir "TORO EN EL POLO", compuesto por ABIR (buey) y Axis (polo, eje) (...).

P. 43-48: (...) [Los nombres otorgados a Aldebarán] muestran los usos que le dieron los antiguos en todo el mundo. Su nombre significa regla o guía. Era conocido por los latinos como Palilitium, que significa "regla de las fiestas", de pha (boca, proclamar) y lilia o liloth (juerga). La estrella estaba en conjunción con el Sol hace 40.000 años, cuando celebraban su gran fiesta otoñal, por lo cual es muy probable que le denominaran así desde el principio, pues antes habían observado el movimiento retrógrado del ecuador; pero tras un período de unos ocho o nueve mil años, se descubrió que correspondía con el punto equinoccial de primavera. Esto pareció dar comienzo a una nueva era en astronomía, y como bien se sabe, el Toro Celestial es muy venerado en China, el Indostán y otras partes del mundo, así como en Egipto. Este astro refulgente, tan querido por los antiguos y debido a su nombre de guía o líder, era un punto de la eclíptica desde donde medían la longitud del ecuador y regulaban su tiempo; y cuando esa línea había pasado por todo el Zodíaco, comenzaban un nuevo cómputo u otra serie de 1, 2, 3, etc.; hasta que habiendo contado otra ronda de 25 ó 26.000 años empezaban otra vez con 1, 2, 3, etc. de la tercera ronda, y así sucesivamente (...).

Nota

El ascenso y descenso de las constelaciones zodiacales refieren a dos características: a) la altura máxima en el cielo alcanzada por aquéllas en el transcurso de un año, vistas desde cualquier lugar de la Tierra, cambia a medida que la inclinación axial aumenta o disminuye lentamente; y b) el movimiento del punto equinoccial a través de los asterismos indica que el grupo estelar más empinado en cualquier momento del año también cambia con gradualidad.

Cuando el eje de la Tierra es vertical, la eclíptica y el ecuador celeste coinciden, y a medida que aumenta el desvío, se amplía el ángulo entre esos dos parámetros. Si la inclinación es de 90°, los polos celestes norte y sur (y las posibles estrellas polares) se encuentran en el plano eclíptico, es decir, entre las constelaciones del zodíaco. Dado que el eje planetario continúa precediendo en sentido horario alrededor del polo de la eclíptica, algunas casas astrológicas subirán muy lentamente al polo norte sideral, en tanto que otras bajan al horizonte. Al mismo tiempo, la eclíptica y dichos asterismos comenzarán a ocultarse bajo el extremo celeste conforme la oblicuidad axial disminuye (de 90° a 0°), o sube de 90° a 180°. En el hemisferio boreal, la "cinta" del zodíaco eventualmente se "hundirá" en la lejanía de los observadores (primero para aquéllos en latitudes bajas y luego en zonas progresivamente más altas), y se tornará visible en la mitad sur, donde el fenómeno es similar (...).


Pasajes adicionales-Zodíacos de Dendera-Mythological Astronomy

Parte 2, p. 134 nota al pie: En los zodíacos redondo y rectangular del Templo en Dendera, vemos la constelación de Acuario representada por figuras humanas de cuerpo entero que derraman el contenido de botellas invertidas. En el diseño rectilíneo, el primer decanato tiene un hombre de pie sobre el lomo de un cisne, símbolo de la nieve; en el tercero, la cabeza del ave exhibe plumas sueltas, apuntando a que el vertido de los contenedores sería una nevazón.

Parte 2, p. 139-41: En el esquema rectilíneo de Dendera, cada uno de los doce signos está dividido en tres partes de 10°, y a su vez ellas se representan por una figura humana (con atributos expresivos de sus funciones) llamada decanato. Puesto que cada signo tiene tres de éstos, al primero se le consideraba como "líder poderoso", y a ese grupo de 36 decanatos se atribuía el gobierno de las estaciones. Ellos fueron los poderes cuyas características eran más perdurables que las exhibidas por las doce constelaciones, que todavía modifican su sitio cada 2000 años con arreglo a las estaciones; y en ese tiempo se movían por un espacio de 30° desde los puntos equinocciales. No era así respecto a los dioses más fuertes y constantes llamados Decans o Eloim; según la tradición, aquellos de ese rango que permanecen fijos en el ecuador aún obligan al Sol a refulgir doce horas por día en todo el mundo, y aquellos en partes opuestas de dicha línea constantemente lo empujan de la misma manera a través de sus dominios, es decir, los situados en el nodo de primavera no permitirán que la estrella salga de su palacio de la misma forma con que entró, y le ordenan que vaya en dirección al signo más septentrional. Se sabe que este es el orden continuo del Sol, la Luna y los planetas, lo cual debe proseguir hasta que se una el CABIRI, el más potente de todos los dioses; entonces terminan las funciones de los decanatos y una primavera ilimitada gobierna todo, hasta que un poder superior al Cabiri haga que los polos vuelvan a separarse; las estaciones volverán y los decanatos reocuparán sus lugares; pero ahora, observad, ¡todo está del revés! ¡Y en lo que antes era el norte, su polo le abandona! ¡Ahora el León, que pisaba la hidra del Nilo, está adornado con su cola que arroja veneno sobre el lomo del felino! Y el trío-Decán del signo invernal, cada vez que el León se pone a su alcance, atrae al monstruo expandido en reversa, y a pasos tan lentos que en doce visitas -contempladas desde la llanura de Delhi- todavía estará libre de la guarida de Swayambhuva. Pero firmes en su terrible decreto de aflicción, cuando los doce grandes hagan diez revoluciones circulares más, el pivote central del infierno golpeará el corazón de Leo.

Parte 2, p. 156-7: No puedo concluir mis observaciones sobre los Noachidae, pueblos que habitan extensas planicies en la Era del Horror, sin antes advertir su necesidad de llevar en sus flotillas arqueadas parte de su ganado más útil, que de otro modo habría perecido, y de ello estamos seguros sin ninguna revelación. El zodíaco rectilíneo de Dendera muestra a Cáncer en el Polo Sur, y las divisiones de Géminis repletas de siete personas, todas ocupadas en arreglar asuntos de relativa importancia antes de llegar a los cuartos de invierno; también, encontramos en el penúltimo decanato y hacia el Polo Sur, que en realidad hay un BUEY situado en un BARCO*, y no es la constelación de Tauro, pues está al otro lado de Géminis, donde lo vemos con un círculo en el cuello que nos informa que hubo Luna llena en el último decanato.

Nota

*La figura de un buey (o vaca) en un navío con seis estrellas es similar a la figura rumiante homóloga, también transportada sobre un buque, y exhibiendo un astro entre sus cuernos en el zodíaco redondo. Generalmente se especula que representa a Sirio; ver Apéndice 5, fig. 6, n° 54, y fig. 5, n° 43.

Parte 2, p. 168-9: Abram, nombre original de Abraham, es precisamente el Brama de los hindúes: parece que ellos tenían una forma de colocar en último orden el as de palabras extranjeras, como en este vocablo Abram; al transponer la a, se convierte en brama, y nuevamente, cuando la India fue conquistada por el rey de Egipto, le llamaron BRAMA Gypta: aquí vemos la grafía transpuesta, lo cual indica que les gustaba una a terminal, pero no estoy seguro si el significado del nombre continuó igual. Sabemos, sin embargo, que Brama era su gran nombre para la Deidad y veneraban mucho al Toro, mas desconozco si había algún nexo en sus mentes con dicho animal y Brama. ABIR significa TORO, que los griegos corrompieron en Apis; ambos nombres son compuestos y aplicables al Toro, como consecuencia de ser la constelación más distinguida del zodíaco y el instrumento vivo para labrar la tierra, cuyo último empleo le valió el epíteto de Apis o Ab-isAB-ISIS, contraído: Isis con la mazorca de maíz es símbolo de la cosecha, y mientras el animal ara el campo, él era padre figurativo de la siega, es decir, Abis, de AB (padre) e ISIS (cosecha). En las dos gráficas de Dendera (véase Travels in Egypt por Denon) el toro es el más sobresaliente de todos los animales, y por tanto, en la ronda solar constituía el PADRE de los FUEGOS, es decir, Ab-irim. La estrella en esa constelación es la más refulgente de todas o fuegos del zodíaco; era el PADRE FUEGO o AB-IR, y esta etimología confirma el nombre árabe, que es Al-de-'bir -AN, esto es, el-gran-padre de los fuegos. Los centros citadinos de ABBIRópolis en Goshen y el ABARis indostaní fueron llamados de esa manera por su abundancia de ganado.


The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes (Norwich, 1832)

P. 2-3: Al hablar sobre el origen del Zodíaco, Goodacre observó que los astrónomos modernos están convencidos de que su antigüedad no supera 2200 ó 2400 años, y comenzando en Aries, dijo que el carnero fue colocado en abril por ser ésta la época en que engendraban sus crías. En mayo emplazaban un toro pues las vacas parían, y pasando a junio (temiendo quizás ofender a las damas) les convirtió en dos niños, manifestando que en los antiguos zodíacos Géminis estaba representado así, porque en junio los chivos tenían su prole. Habiendo llenado una cuarta parte del zodíaco, nuestro "experto" hizo una pausa [en su charla] antes de seguir con el tórrido julio. Mientras tanto, un hombre en la audiencia [Mackey] preguntó a Goodacre si tenía la bondad de señalar en qué zodíaco se encontraban esos niños, a lo cual repondió que aparecían en Dendera. El asistente dijo "hay dos, pero no se aprecian niños en ninguno de ellos". "¿Los ha visto?", replicó el otro, y su interpelador exclama "sí, señor, y muchos otros en Norwich; aquí estamos muy familiarizados con estas preciosas gemas de ciencia antigua, y sabemos que no hay niños en ninguna de ellas". Siguió un largo y doloroso silencio, y el hombre de la galería comenta "ya veis, señor, que la gente de Norwich no es tan ignorante como se podría creer". Goodacre dijo que la interrupción era poco cortés y esperaba quedar completamente exonerado de cualquier respuesta adicional, por lo que continuó con los siguientes tres signos, que terminaban en septiembre con Virgo, como el mes de la cosecha en Egipto.

¿Qué verosimilitud pueden darle quienes saben que el mes de cosecha en Egipto es marzo, es decir, en esa parte que circunvala a Dendera? Ahora bien, si Goodacre hubiera permitido que el carnero fuese originalmente un signo otoñal, encontraría a la Virgen con su espiga de maíz (símbolo de recolección) con el Sol en marzo. Pero esta gran verdad habría incomodado al erudito, quien antes declaró que Seth, nieto de Adán, fue el primer astrónomo. Si su Seth hubiera conocido al morueco como asterismo otoñal, habría vivido hace quince mil años.

P. 9-10: Se nos asegura por documentos bien autenticados que el rey persa Cambises, quien vivió hace 2356 años, conquistó Egipto y Etiopía, y asesinó a todos los sabios que no pudieron escapar. De ahí el origen de los vagabundos científicos llamados gitanos.

Como la historia de la ciencia fue escrita [en los zodíacos de Dendera] en un carácter que sólo conocían aquellos venerables mártires, todos sus finos matices han desaparecido, pero el gran contorno es indestructible. Sin embargo, quienes buscan la verdad deben cuidarse en la elección de los libros, porque hay obras impresas que contienen zodíacos corruptos de Dendera, y en los que se omiten cuidadosamente todas las marcas de su antigüedad.

En la época de Cambises, Aries era una constelación equinoccial de primavera y Cáncer coincidía con el trópico de verano; pero en el zodíaco A [rectangular] el coluro solsticial de invierno divide al Cangrejo cerca de su mitad, y el Carnero debe ser necesariamente un signo otoñal; y si permitimos 25.600 años en ese tiempo para una ronda de los puntos equinocciales, la mitad de esa suma (12.800) agregada al periodo transcurrido desde Cambises, dará por lo menos 16.156 años desde que el Cangrejo fue situado, como en el largo zodíaco de Dendera. Esto lo demostraré tan claramente que todos quienes saben que el Sol del mediodía estival se encuentra más alto que en invierno, y tienen la cabeza sobre los hombros, estarán satisfechos de comprobar que Cáncer es un signo de invierno en el extenso perfil de Dendera.


"The Oblong Zodiac of Tantyra explained" ("Una explicación para el zodíaco rectangular en Dendera", p. 15-21)

Todo el mundo sabe que, en verano, el Sol es más alto al mediodía que en invierno. Cuando adquiere su mayor cota, decimos que es pleno verano y el Sol vuelve a girar; ese punto se llama Trópico Estival, la parte superior del zodíaco; y si declina a su lugar más bajo en pleno invierno, regresa desde allí y esta zona se denomina Trópico Inferior.

Para este momento y en nuestros globos, la constelación de Géminis se halla en su tramo más elevado, y Sagitario abajo; pero en tiempos de Cambises dichos lugares correspondieron al Cangrejo y Capricornio, respectivamente. Puesto que el movimiento progresivo del zodíaco da una vuelta completa durante unos 25.000 años, en ese periodo todas las constelaciones habríanse visto arriba o abajo en la canícula o el invierno; por lo tanto, cuando divisamos un globo celeste, podemos determinar su antigüedad por la posición zodiacal.

Pero el zodíaco de Dendera no está colocado sobre un globo; entonces, ¿cómo distinguir su cima de la base? El Celestial Atlas del doctor Jamieson muestra lo que "llamaríamos" dicho planisferio egipcio, pero no se conserva el menor rastro de su antigüedad: Cáncer se pone todo de un lado y la Cabra es llevada al sector opuesto en la lámina correcta de Denon.

Otros autores ofrecen las mismas ilustraciones corruptas y mutiladas, que se hacen pasar por aquellos zodíacos. ¿Con qué propósito se efectúa todo ese corte y matanza? ¿Acaso el espíritu maligno de Cambises todavía ronda la ciencia impartida por los sabios masacrados bajo su orden? ¡Vano intento, desde que los trabajos por Denon encontraron un espíritu afín al suyo! (...).

Aquí [en el diseño rectangular] tenemos las 12 constelaciones en dos bandas paralelas y estrechas, colocadas entre dos siluetas femeninas que abarcan el conjunto; hay un poste con manilla en su extremo, indicativo de la parte superior, pero con el fin de evitar dudas, el tirador alcanza los labios de una de estas mujeres, y nadie puede suponer ni por un momento que esta boca en la cabeza se destinó a representar el tramo pedáneo del tallado.

Así pues, en el culmen de este diseño encontramos al chivo, y a los pies de la figura vemos un crustáceo partido cerca de su mitad. En este connotado planisferio tenemos la evidencia más satisfactoria de que Cáncer fue antiguamente una constelación de invierno, y Capricornio -por arriba- del estío; y eso fue la primera causa de que las estrellas en dicha área zodiacal se llamaran "cabra", aludiendo a la idea de "cumbre" en un cerro o montaña, el lugar preferido para esta criatura.

Era la "estación alta" del Sol, desde donde miraba con una sonrisa a la Tierra en todo su esplendor; y como hijo de Crispin en su alto emplazamiento, podría incluso menospreciar a Goodacre. Todo el mundo conoce que el Astro Rey, al descender del verano al invierno, pasa por el ecuador en otoño, y aquí encontramos que el Sol de canícula, abandonando su elevado puesto en Capricornio para llegar a su "sótano" en Cáncer, tiene que pasar sobre esta línea divisoria en otoño por Aries. El Carnero era entonces un signo otoñal. ¿Cómo pudo Goodacre tener el desparpajo de presentarse ante una audiencia en esta ciudad, y afirmar sandeces tan palpables en la ciencia astronómica? Dijo que el zodíaco de Dendera no posee una antigüedad superior a 2200 ó 2400 años como máximo, pero aquí lo tenemos, proclamando silenciosamente 16.000 por lo menos. También el conferencista sostuvo que, en la misma gráfica, el espacio que ahora llenan los Gemelos estaba ocupado por "dos niños"; sin embargo no hay tales, sino un grupo de tres hombres y mujeres cuyas actitudes parecen expresar un acuerdo con una cuarta fémina, sobre las condiciones de alojamiento en el barco de su marido. Bien podrían los cambisesianos de hoy enviar al mundo falsos zodíacos de Dendera. ¿Tienen miedo que los materiales de Noé y su familia sean reconocidos en esta división que, según Goodacre, contenía "dos infantes"?

Habiendo demostrado que el Carnero era antiguamente una constelación otoñal, y que unos 15 grados de Cáncer estaban influidos por el trópico invernal, procederé a señalar algunos detalles expresados en este zodíaco, por los cuales (usando las palabras de Denon) creo merecer lo mejor de los europeos cultos.

Vemos en esta placa [rectilínea] un ala grande en el polo, sobre el plano del zodíaco. ¿A qué puede aludir eso? Según Eratóstenes, que residía en Babilonia en tiempos de Alejandro Magno, el historiador Beloso le informó que 403.000 años antes el polo de la Tierra estaba dentro del plano eclíptico. Aquí vemos el testimonio de otra gran nación (...). Bien podría el detestable monstruo de Persia [Cambises] querer destruir la torre sagrada de Babel, el único monumento en ese país que conmemoraba el movimiento espiral del polo.

Contemplemos ahora el "poste alado" en el dibujo que tenemos ante nosotros. El polo terrestre describe una figura en espiral entre las estrellas. ¿Y por qué los sabios egipcios lo representaron con UN ala? No conozco ningún animal en la naturaleza que tenga ese rasgo, pero cuando yo era niño, en Walton -cerca de Languard Fort-, los inviernos eran tan severos que el tanque del negocio se congelaba; entonces, los hombres salían con grandes armas de caza para disparar a las aves silvestres que se acercaban en gran número. Quedaban heridas en muchas formas, pero cuando a algún ejemplar se le rompía una de sus alas, en el descenso presentaba un trayecto similar a aquél entre las estrellas por el polo de la Tierra. Este polo de un ala no figura en los zodíacos espurios, ni tampoco los 37 [38] barquitos, que ahora señalaré.

¿Qué han hecho estos 37 pequeños barcos para no ser arrastrados por las olas del tiempo?. Esas 38 divisiones del año, parecidas a botes, comprenden igual número de ocupantes, cuya mitad más grande sostiene un bastón augurial, como predictor del tiempo o tal vez de otros acontecimientos.

La Encyclopaedia Londonensis, junto a la palabra "Egipto", muestra coloreados los dos zodíacos anteriores; en el largo no hay más que 31 embarcaciones, y cerca de un tercio de otra. Quizás el número no tenga importancia, pues no conozco ninguna división astronómica del año en 38 ó 31 partes.

En la brecha del cielo raso entre Leo y Virgo, el croquis por Denon contempla un espacio de dos barcos, pero en la Encyclopaedia Londinensis el vacío ocupa el área de uno. Estas disimilitudes no deberían existir, incluso si aparentemente los pormenores no revisten importancia.

La historia antigua de Egipto narra que la ciudad de Tebas albergó a toda la población del país durante el invierno y en las inundaciones de verano, a cuyo lugar el modo de viaje podría ser por el Nilo; esto explicaría el grupo zodiacal entre la Luna llena en Tauro y el Escarabajo o Cáncer; en un caso, estaban a punto de partir hacia Tebas para permanecer allí hasta el final del invierno, y en el otro se producía el retiro del agua, momento en que la gente saldría a sus diversas ocupaciones cotidianas. Estos ingresos y salidas anuales de Tebas se parecen mucho a la crónica del Diluvio y el Arca.

Si el mapa rectilíneo posee más de 400.000 años, el circular comportaría al menos 540.000 más, pues aquí encontramos el zodíaco en la región del ecuador, trayendo consigo la primavera a todas partes del mundo, y el año debió ser sidéreo como consecuencia de la gran susceptibilidad al verdadero año tropical. Cuando nuestro calendario se manipuló, quedaron fuera diez días, pero en este planisferio encontramos dos meses ausentes: Leo siguiendo a Tauro. Además tenemos la Balanza, Leo y Acuario, demostrando que en ese tiempo remoto los egipcios observaron la precesión de puntos equinocciales. Virgo está mezclado con Leo, y la primera de las tres vírgenes tiene a su hijo en el regazo; así, la idea de que el Sol retorna o nace de la Virgen es todavía más antigua. Y como coinciden el zodíaco y el ecuador, también deben hacerlo el polo geográfico y eclíptico; aquí, el actual hemisferio sur celeste armoniza con la mitad boreal de la Tierra, y Boötes, al norte de la Virgen, está colocado con su implemento para cortar maíz, en el lado sur del ecuador.

Sirio, Lepus y Formalhaut se hallan en el área sur de la eclíptica, pero aquí los vemos hacia el sector ecuatorial norte, lo cual es prueba convincente de que el polo terrestre estuvo en el plano de la eclíptica y axial. Y hay figuras en el mismo templo que muestran tres veces una repetición de cada estado del polo.

P. 25-6: El reverendo Michael Russell (...) afirma que la visita por Denon al templo [en Dendera] fue demasiado breve para permitirle ser más correcto en sus delineaciones de las numerosas figuras, que no menciona todas las estrellas, que muchos dibujos aparecen con colores erróneos, y las dos estampas femeninas (que rodean el luengo zodíaco) no tienen facciones egipcias y serían meros rostros infantiles, etc. Ahora bien, yo demuestro que todas esas objeciones no modifican la antigüedad del conjunto, pues aunque las caras de dichas mujeres fuesen de niños, se hallan sobre sus cabezas y éstas en los hombros, unidos por un vestido largo y ceñido a sus pies bien formados, señalando -tan claramente como podría hacerlo la semejanza más exacta- el ápice del zodíaco desde abajo, o el verano del invierno, y por supuesto, la primavera respecto al otoño. En este último vemos al Carnero, es decir, el signo otoñal; y como la Cabra está encima, correspondía al verano. Y el Cangrejo o Scarabeüs -a los pies- era vinculado con el invierno.

Según Manilio, Cáncer estaba pintado en los globos [terráqueos] antiguos de color negro y sin ojos (es decir, sus cuencas estaban vacías). ¡Cuán expresivo del invierno! Pero los escritores jesuíticos no se fijan en estas bellezas características.


The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, Norwich, 1834

P. 8-9: Cuviere ha dicho bastante sobre los Zodíacos de Dendera, pero ¿qué es todo esto sino jerga? ¿Qué es toda su serie de cualidades, sino una colección de sofismas para distraernos de la sencilla y simple verdad de que la Cabra es un signo estival, y el solsticio de invierno se encuentra en Cáncer? También objeta el reparto desigual de los signos, pero los doce en su totalidad forman el circuito por donde pasa el ecuador en casi 26.000 años de nuestro tiempo. La división asimétrica de ambas mitades requiere una atención seria. Su causa me fue esquiva cuando compuse el Tratado sobre los zodíacos de Dendera y Tebas (...). Hoy es bien conocido que la mitad anual de verano es ocho días más larga que la invernal. Esto es consecuencia de que la Tierra se sitúa más cerca del Sol en invierno (...).

Pero notamos que la excentricidad orbital planetaria disminuye constantemente; por ello, y adoptando una visión retrospectiva del tiempo, la excentricidad debió ser mayor, y la diferencia entre los medios años más cercano y más remoto tuvo más de ocho días. Y como el punto del perihelio se mueve por la eclíptica en algo más de 20.000 años, debe estar vertical respecto a diferentes zonas de la Tierra. Cuando el semestre otoñal sería más corto sobre el ecuador que la mitad de primavera -o en otras palabras, desde el súmmum veraniego al invernal-, la Tierra necesitaría menos tiempo que desde pleno invierno hasta pleno verano. Ahora bien, si examinamos el Zodíaco largo de Dendera, vemos por qué se hallan en un lado toda la Cabra y la mitad del Cangrejo con los cinco signos entremedio, mientras que en el otro sector hay sólo cinco asterismos y medio; por lo tanto, en ese momento debieron existir más de ocho días de diferencia entre los dos medios años. La causa de ello está señalada con claridad por los dos Decanatos en Aries, sentados sobre el fuego y llevándose los dedos a la boca expresando sed, y ningún especialista puede dudar de que en este lapso el perihelio se ajustó con el morueco otoñal (...). Si consideráramos que el Sol regresa desde el invierno al Carnero, no pudieron producirse dichos calor y sed experimentados en primavera, especialmente al comienzo, para justificar los dos expresivos decanatos arianos.

Cuviere encadenó algunas patrañas sobre el esquema circular para hacerlo desconcertante, suponiendo que el coluro puede estar ahí o allá, etc., etc., pero no da la menor apariencia de saber que, en un planisferio donde coinciden el ecuador y la eclíptica, no hay ningún punto solsticial, porque todo el año es primavera.

P. 21-2: El noveno mes, o marzo, era el tiempo de cosecha [egipcio] y lo simbolizaban muy acertadamente con una virgen sosteniendo un espigón de maíz maduro, llamado Spica; mientras que sobre el entonces meridiano colocaron al segador Böotes con una hoz, quien toca el rabo del Oso cerca de la minúscula estrella Mizar, que según el doctor Jamieson en su Celestial Atlas significa "guadaña". Esta virgen se repite tres veces en el largo zodíaco de Dendera, una de las cuales sujeta una espiga entre Leo y la Balanza. El diseño redondo exhibe a tres vírgenes, que representan los tres decanatos en que se divide cada signo zodiacal; pero aquí, la primera tiene un Niño en su regazo, lo que demuestra que su historia era conocida por los egipcios hace más de un millón de años.

14 de enero de 2024

Inversiones polares y catástrofes geológicas (11 de 12)

David Pratt
Enero 2000, última revisión enero 2024


Contenidos:

06. Sampson Arnold Mackey y H.P.B.


06. Sampson Arnold Mackey y H.P.B.

Mackey (1765-1843) pasó la mayor parte de su vida adulta en Norwich, donde trabajó como zapatero. Recibió una educación mínima, pero hizo sus propios estudios astronómicos y obtuvo conocimientos en geología y tradiciones mitológicas. Dio conferencias sobre sus teorías y publicó varios libros y folletos por su cuenta. Es renombrado por ser uno de los primeros escritores en desafiar públicamente el dogma bíblico de que la Tierra no tenía más de 6000 años, y argumentó que nuestro planeta y también la humanidad comportan millones. Fue invitado a unirse a la masonería, mas declinó porque deseaba mantener su independencia, y murió en un asilo años más tarde.

Para más información sobre la biografía y obra de Mackey, véanse Blavatsky Collected Writings, 14:545-9, y los libros de Joscelyn Godwin Arktos: The polar Myth in Science, Symbolism, and Nazi Survival, Phanes Press, 1993, p. 202, y también The Theosophical Enlightenment, State University of New York Press, 1994, p. 67-76.

Godwin observa: "Como muchos autodidactas, Mackey pierde algo de verosimilitud al exceder sus propósitos. Cada mito o leyenda con que se topó parecía referir las experiencias de la humanidad bajo condiciones dinámicas del eje. Todos los mitos solares aludían al comportamiento aparente del Sol, y las serpientes a los caminos espirales del polo. Las diferentes vueltas de éstos últimos siempre fueron mitificadas como seres inteligentes, lo que explicaba todas las historias de los dioses y su progenie. Todos los números en la teogonía y el mito se vincularon a las matemáticas celestiales, que Mackey pensaba habían sido plenamente comprendidas por los sacerdotes-astrónomos de la Antigüedad" (The Theosophical Enlightenment, p. 71).

Si bien Mackey exageró sus indagatorias, Blavatsky claramente consideraba que algunas de sus perspectivas eran dignas de mención. En este apartado, se transcriben todos los pasajes de las obras por Helena que citan a Mackey o se basan en él, incluidos los números de página en Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated [M.A.]. Finalmente, del mismo autor hay extractos adicionales en torno a los zodíacos de Dendera. Para una evaluación de sus criterios, consultar Apéndice 5 y también Antonios Goyios, "S.A. Mackey and the Dendera zodiacs", octubre de 2009, blavatskyarchives.com. [N.del T.: por motivos de redundancia, no aparecerán las secciones de Mackey ya expuestas en La Doctrina Secreta].


H.P. Blavatsky
La Doctrina Secreta [D.S.]

1:654-5: "Los teólogos cristianos piensan que es su deber escribir contra los largos períodos de la cronología hindú", dice muy oportunamente S.A. Mackey, el "filósofo, astrónomo y zapatero" de Norwich. "Pero no puedo considerarlo tan perdonable cuando un hombre de conocimiento crucifica los nombres y números de los antiguos, y los retuerce una y otra vez en un modo que significa algo completamente extraño a la intención de los autores arcaicos; y al quedar tan mutilados, encajan con el nacimiento de alguna lombriz preexistente en su cerebro, con tanta exactitud que finge estar asombrado por el descubrimiento" (Urania's Key) [M.A., Parte 2, 23-4].

Pretendemos que esto se aplique al capitán (difunto coronel) Wilford, pero las palabras pueden corresponder a más de uno de nuestros orientalistas modernos.

D.S. 2:331: Cada año sideral, los trópicos se alejan del polo cuatro grados en cada revolución desde los puntos equinocciales, a medida que el ecuador transita las constelaciones del zodíaco. Ahora bien, como todo astrónomo sabe, actualmente el trópico está sólo a 23° y fracción menor a medio grado del ecuador; por lo tanto, aún le quedan otros 2½ por recorrer antes que finalice el año sideral, lo que da al grueso de la humanidad -y en particular sus razas civilizadas- un respiro cercano a 16.000 años [M.A., Apéndice, 25-6].

Ver la Parte 5 de este artículo.

D.S. 2:332: Los sacerdotes egipcios aseguraban a Heródoto que el polo de la Tierra y el de la eclíptica habían coincidido anteriormente [M.A., 2], pero como señaló el autor de la Sphinxiad [dibujo zodiacal en M.A.]: "Estos pobres e ignorantes hindúes registraron un conocimiento de astronomía durante diez veces 25.000 años desde el último Diluvio (local, en Asia) o Era del Horror, en la latitud de India [M.A., Apéndice, 23]. Y además tienen observaciones desde la fecha del primer Gran Diluvio en el recuerdo histórico de los arios, aquel que sumergió las últimas porciones de Atlántida hace 850.000 años".

D.S. 2:356: (...) todo ocultista sabe que la Serpiente referida es el Polo Norte, como también el de los cielos.* Este último produce las estaciones según el ángulo con que penetra en el centro de la Tierra [M.A., 39].

*Simbolizado por los egipcios bajo la forma de una culebra con cabeza de halcón.

D.S. 2:357-8: De acuerdo con Eusebio -quien por una vez (y por sorpresa) escribió la verdad-, los egipcios simbolizaban el Kosmos mediante un gran círculo de fuego, esquematizando una serpiente con cabeza de halcón y atravesada en su diámetro. "Aquí tenemos el polo de la Tierra dentro del plano de la eclíptica, acompañado por todas las ardientes consecuencias que deben surgir de tal condición celeste, cuando todo el Zodíaco en 25.000 años (impares) deba enrojecerse con llamas solares, y cada signo aparecerá vertical a la región polar" (ver Sphinxiad de Mackey) [M.A., 42].

Como se explicó antes, Meru -la morada de los dioses- estaba en el Polo Norte, mientras se suponía que Pâtâla, la región inferior, ocupó el Sur. Puesto que cada símbolo en la filosofía esotérica tiene siete claves, geográficamente Meru y Pâtâla tienen un significado y representan localidades; astronómicamente poseen otro y denotan "los dos polos", y ello terminó por traducirse a menudo en un sectarismo exotérico: la "Montaña" y el "Pozo", o Cielo e Infierno (...). Como señala a medias el autor que acabamos de citar, Helión y Aqueronte querían decir casi lo mismo: "Heli-on es el Sol en lo más alto" (Helios, Heli-on, el "más elevado"); "y Acheron tiene 32 grados por encima del polo, y 32 bajo él, suponiéndose de este modo que el río alegórico toca el horizonte boreal en la latitud de 32 grados. El vasto agujero, que está para siempre oculto a nosotros y rodeaba el Polo Sur, fue llamado 'POZO'; y observando al extremo septentrional que cierto circuito del firmamento siempre afloraba en el horizonte, fue denominado la Montaña. Como Meru es el alto domicilio de los dioses, se pensó que éstos ascendían y descendían periódicamente, con lo cual (en términos astronómicos) se refiere a las divinidades zodiacales, el paso del Polo Norte verdadero de la Tierra a su contraparte austral en el cielo". "En aquella época -añade el autor de la curiosa obra Sphinxiad y Urania's Key to the Revelations-, al mediodía, la eclíptica fue paralela al meridiano, y parte del Zodíaco descendería del Polo Norte hasta el horizonte análogo, atravesando las ocho vueltas de la serpiente (ocho años sidéreos, o más de 200.000 años solares), lo que parecería una escalera imaginaria con ocho varas que parten desde la Tierra hacia el polo, es decir, el trono de Júpiter. Por ese camino subían y bajaban los Dioses, o signos del Zodíaco (escalera de Jacob y los ángeles) (...). Han pasado más de 400.000 años desde que el Zodíaco formó los lados de esta escala" [M.A., 41, 44, 46-7].

Ésta es una explicación ingeniosa, aunque no del todo libre de herejía oculta; sin embargo, está más cerca de la verdad que muchas de carácter más científico y especialmente teológico.

D.S. 2:360: Las dos figuras en piedra blanca y negra han existido en los santuarios de Egipto desde tiempos inmemoriales, de acuerdo con la tradición; e históricamente, desde los días del rey Cambises, quien les vio en persona (...). Estos símbolos eran los dos Kabiri que personificaban polos contrarios. Heródoto (Talía, n° 77) narra que cuando Cambises entró en el templo de los Kabirim, se desternilló de risa al ver lo que le parecía un hombre erguido y ante él una mujer cabeza abajo (...) [la representación] pretendía conmemorar "el paso del Polo Norte original de la Tierra al Polo Sur del Cielo", tal como lo percibió Mackey* [M.A., 40-1]; pero también mostraba los polos invertidos, a consecuencia de la gran oblicuidad del eje, trayendo cada vez como efecto un desplazamiento de océanos, la subsidencia de tierras polares y la aparición de nuevos continentes en regiones ecuatoriales, y viceversa. Estos Kabirim eran los dioses del "Diluvio".

*Añade que los egipcios tenían diversas formas de esquematizar los ángulos de polos. Además, en el View of the Levant por Perry hay "una figura que encarna el Polo Sur de la Tierra en la constelación del Arpa", donde los polos aparecen como dos varillas rectas y completadas con alas de halcón, pero también solían exhibirse como serpientes con cabeza de la misma ave, una en cada extremo [M.A., 41].

D.S. 2:362 nota al pie: Es una idea curiosa -aunque tal vez no muy alejada de lo real- la especulación de Mackey, el autodidacta-adepto de Norwich, en su Mythological Astronomy. Dice que los Kabiri llamados Axieros y Axiokersa derivaron sus nombres: (a) de Kab o Cab, una medida, y Urim o los cielos, siendo aquéllos "una medida celestial"; y (b) sus nombres distintivos, que connotan el principio de generación, se referían a los sexos pues "antiguamente la palabra sexo se entendía por aix [que hoy tiene su significancia conocida]", y cita la entrada "aspiración" en la Encyclopaedia Londinus. Ahora bien, si damos el sonido aspirado a Axieros, sería Saxieros, y el otro polo Saxiokersa. Así, ambos se convertirían en generadores de otras potencias en la naturaleza, o los padres, y por ende los dioses más poderosos [M.A., 38-9].

D.S. 2:368: Se dice que África, como continente, apareció antes que Europa; sin embargo, afloró más tarde que Lemuria e incluso la Atlántida temprana. Heródoto, Estrabón, Plinio y todos los griegos supieron primero que toda la zona de lo que hoy es Egipto y sus desiertos estuvo alguna vez cubierta por el mar; y en segundo término, esto fue conocido a través de la geología. Abisinia era una isla, y el Delta fue el primer territorio ocupado por emigrantes pioneros que llegaron con sus dioses desde el noreste.

¿Y cuándo ocurrió? La historia guarda silencio sobre el tema. Afortunadamente tenemos el Zodíaco de Dendera, un planisferio en el techo de uno de los templos egipcios más antiguos, que registra ese evento. El diagrama, con sus misteriosas tres Virgos entre el León y Libra, ha encontrado su Edipo, que comprendió el arcano de estos signos y justificó la veracidad de aquellos sacerdotes diciendo a Heródoto que: (a) los polos terrestres y eclípticos habían coincidido anteriormente; y (b) incluso desde que comenzaron sus primeros registros zodiacales, los polos han estado tres veces dentro del plano de la eclíptica, como enseñaron los Iniciados [M.A., 2, 4].

D.S. 2:406-8: Seguramente, si los Purânas hindúes ofrecen una descripción de guerras en continentes e islas situadas más allá de África occidental en el Océano Atlántico; y si sus escritores hablan de los bárbaros y otros pueblos como los árabes (aquéllos que jamás recorrieron ni cruzaron el Kala pani (aguas negras del océano) en tiempos de la navegación fenicia), entonces la obra tiene que ser más antigua que los fenicios (situados entre 2000 y 3000 a. de C.). En cualquier caso, estas tradiciones deben haber sido aún más antiguas:

"En los relatos anteriores", escribe un adepto, "los hindúes hablan de esta isla como existente y con gran poder; por lo tanto, debe haber sido hace más de once mil años" [M.A., Parte 2, 70].

Empero, podemos citar una estimación y prueba de la gran antigüedad de estos hindúes arios que conocían y describieron la última isla superviviente de Atlántida (pues antaño vivieron ahí), o más bien el resabio del sector oriental de aquel continente que había perecido poco después de levantarse las dos Américas, o los Varshas de Pushkara. Esto puede demostrarse, además, por un cálculo astronómico que realizó cierto adepto criticando a Wilford. Dice lo siguiente al recordar lo que el orientalista planteó sobre el monte Ashburj "al pie del cual se pone el Sol", donde tuvo lugar la guerra entre Devatas y Daityas:

"Consideraremos, entonces, la latitud y longitud de la isla perdida y el monte Ashburj que queda. Estaba en la séptima etapa del mundo, es decir, el séptimo clima (entre los 24° y 28° de latitud norte) (...). Esta ínsula, hija del Océano, se describe frecuentemente como situada al oeste, y el Sol es representado ocultándose al pie de su montaña (Ashburj, Atlas, Tenerife o Nila, el nombre da igual), luchando contra el Diablo blanco de la 'Isla Blanca'" [M.A., Parte 2, 69].

Como ya vimos, dado que en los relatos purânicos la isla aún existe, entonces deben ser más antiguos que los 11.000 años transcurridos desde que desapareció Sancha Dwipa, o el Poseidonis de Atlántida. ¿Acaso no sería remotamente posible que los hindúes conocieran el lugar antes de ese periodo? Volvamos a las demostraciones astronómicas, que lo hacen bastante claro si se conjetura, según dicho adepto, que "en el momento que el 'coluro' tropical de verano pasó por Pléyades, cuando cor-Leonis [Regulus] estaría sobre el ecuador, y Leo se encontraba vertical con respecto a Ceilán al atardecer, entonces Tauro mostraba igual posición referente a la isla de Atlántida al mediodía" [M.A., Parte 2, 70, 177].

Esto puede explicar por qué los cingaleses, herederos de los Râkshasas y Gigantes de Lanka, y descendientes directos de Singh o Leo, se conectaron con Sancha Dwipa o Poseidonis (la Atlántida de Platón). Sólo añadimos que, como afirma la Sphinxiad de Mackey, esto debió ocurrir hace unos 23.000 años astronómicamente, en cuyo momento la oblicuidad eclíptica tuvo algo más de 27°, y por consiguiente Tauro pasó sobre la "Atlántida" o "Sancha Dwipa", lo cual está demostrado con exactitud [M.A., Parte 2, 70].

Nota

Según Mackey (mencionado por Helena), hace 23.000 años o alrededor del 23.180 AP la inclinación axial tenía poco más de 27°, el punto del solsticio veraniego se encontraba en Pléyades, Regulus en el ecuador celeste, Tauro vertical a la isla de Atlántida al mediodía y también Leo en relación con Ceilán al atardecer.

Lo anterior es aproximadamente cierto, según cálculos astronómicos sobre la base de que el ladeo disminuye a un ritmo de 4° cada 25.920 años. En 23.180 AP el desvío era de 27,02°, y Alcíone tuvo una longitud eclíptica de 98° con ascensión recta algo superior a 99°; por definición, el punto del solsticio de verano implica 90° en esos tipos de coordenada (medidos hacia el levante desde el punto equinoccial de primavera, a lo largo de la eclíptica y el ecuador sidéreo respectivamente). Consideremos que nuestro puño con el brazo extendido abarca unos 10° de ancho. Regulus se hallaba casi 3° bajo el ecuador celeste, y al producirse el verano, las estrellas con longitud eclíptica o ascensión recta de 90° (6 h.) serán verticales al mediodía, en tanto que los astros con 180° para ambos indicadores (12 h.) se divisarán perpendiculares al atardecer, sólo si el emplazamiento tiene una latitud similar a la declinación de estrellas (es decir, su distancia angular al N ó S del ecuador celeste). En 23.180 AP, Aldebarán tuvo ascensión recta de 7 h. 16 min. y Regulus 12 h. 18 min. Mackey supone que la Atlántida (o "esa parte de Atala cerca de Tenerife") estaba entre 24° y 28° de latitud norte, mientras que Ceilán se localiza a 6-10°N. En igual fecha, la estrella protagónica de Tauro mostraba una declinación de 22° y la de Leo 3° hacia al norte. Otros fulgores en esas constelaciones están 10 o más grados en el mismo sentido cardinal (ver Parte 1, secciones 1 y 2 de este artículo).

D.S. 2:431-6: Entre otras artes y ciencias -y como reliquias atlantes-, los antiguos tenían las de astronomía y simbolismo, que incluyeron el conocimiento del zodíaco.

Como explicitamos, toda la Antigüedad creía con razón que nuestra especie y sus razas están íntimamente unidas con planetas, a su vez con los signos zodiacales, y en éstos se inscribe el pasado del mundo entero. En los antiguos santuarios egipcios, ello se evidencia con el Zodíaco de Dendera, pero a excepción de una obra árabe y propiedad de un sufí, la escritora jamás encontró una copia correcta de estos maravillosos registros de la historia pretérita y también del futuro para nuestro globo. Sin embargo, es innegable que las crónicas genuinas existen.

Como los europeos ignoran los verdaderos zodíacos de India, ni comprenden los que ya conocen (véase a Bentley), para verificar esto se recomienda al lector que recurra a la obra de Denon (Travels in Egypt, vol. 2) en el que, si se comprende, puede examinar los dos famosos diagramas egipcios. Tras haberlos visto personalmente, la escritora no necesita confiar en lo que otros estudiantes digan sobre ellos, aún cuando los analizaron y estudiaron con mucho cuidado. Como narraban los sacerdotes egipcios a Heródoto -a quien se le informó que el polo terrestre y de la eclíptica habían coincidido anteriormente-, así lo encontró y corroboró Mackey*. [*Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated [p. 2], por un simbólogo y astrónomo extrañamente intuitivo, una especie de adepto autodidacta de Norwich, quien vivió en el primer cuarto de este siglo]. Afirma que los polos se representan por los Zodíacos en ambas posiciones, "y en aquél con los ejes polares en ángulo recto, hay marcas como constancia de que no fue la última vez que estuvieron en dicho sitio, sino la primera, después que los zodíacos fueron trazados. El Polo Norte simboliza a Capricornio, y Cáncer se divide cerca de su mitad en la contraparte sur, lo cual confirma que originalmente tenían su invierno cuando el Sol aparecía en la cuarta casa; pero son el León y la Virgen las principales características de que constituya un monumento conmemorativo de la primera vez que el polo estuvo en esa zona" [M.A., 3].

Puesto que el Zodíaco de Dendera muestra el paso de tres años sidéreos, la Gran Pirámide debió ser construida 78.000 años atrás, o en cualquier caso (...) esta posibilidad merece acogida, al menos tan fácilmente como la fecha posterior del 3350 a. de C.

Ahora bien, el zodíaco de cierto templo al extremo norte de India, como aquél en Dendera, exhiben iguales atributos de los signos. Quienes conocen bien los símbolos y constelaciones hindúes podrán descubrir, mediante la descripción egipcia, si las pistas de tramos cronológicos son correctas o no. En el gráfico de Dendera, tal y como lo conservan los modernos adeptos egipcios-coptos y griegos, y explicado de manera un tanto diferente por Mackey, el León se encuentra sobre Hidra y su cola es casi recta, apuntando hacia abajo en 40 ó 50 grados, cuya posición coincide con el arreglo original de estas constelaciones. Mackey añade: "Pero en muchos lugares vemos a Leo (Simha) con el rabo curvo sobre el lomo y terminando en una cabeza de serpiente, demostrando así que el felino estaba 'invertido', y lo cual debió ser el caso con todo el Zodíaco y las demás constelaciones, cuando el polo se trastocó" [M.A., 3].

Hablando del Zodíaco Circular, también ofrecido por Denon, dice que allí "el León está parado sobre la Serpiente y su cola torcida hacia abajo, desde donde comprobamos que, si bien pudieron pasar seiscientos o setecientos mil años entre las dos posiciones, sin embargo habían hecho poca diferencia en los asterismos de Leo e Hidra, mientras que Virgo está representado de manera muy diferente en los dos. En el planisferio circular, la Virgen amamanta a su hijo, pero al parecer no transmitieron esa idea cuando el polo estuvo por primera vez dentro del plano eclíptico; porque en este Zodíaco, tal como muestra Denon, vemos tres Vírgenes entre el León y la Balanza, la última de las cuales tiene en su mano una espiga de trigo. Es muy lamentable que exista una brecha entre la figura del último sector de Leo y el comienzo de Virgo, suprimiendo un decanato a cada signo" [M.A., 3-4].

Las tres "Vírgenes" o Virgo en posiciones diferentes, denotaban [para egipcios e hindúes] el registro de las tres primeras "Dinastías divinas o astronómicas" que enseñaron a la Tercera Raza-Raíz; y tras abandonar a los atlantes en su desgracia, regresaron (o más bien redescendieron) durante la tercera sub-raza de la Quinta, para revelar a la humanidad salvada los misterios de su lugar de nacimiento, o los Cielos Siderales (...). En la Sphinxiad de Mackey, las hipótesis del valeroso escritor debieron horrorizar a los ortodoxos de la población de Norwich, como él mismo dice, de forma muy inverosímil:

"Pero después de todo, el mayor lapso registrado por esos monumentos (Pirámides, Laberinto y Zodíacos) no excede de cinco millones de años (siendo esto falso)*, y lo cual se queda corto a juzgar por los recuentos esotéricos de chinos e hindúes; de éstos últimos, su cultura posee un conocimiento cronológico desde hace siete u ocho millones de años**; que he visto en un talismán de porcelana" [M.A., 6].

*Los antecesores de brahmanes arios obtuvieron sus constelaciones zodiacales y sistema homólogo de aquéllos nacidos por el poder de Kriyasakti o "Hijos del Yoga", y los egipcios por los atlantes de Ruta.

**En consecuencia, numeraron periodos durante siete u ocho millones de años, pero no los egipcios.

D.S. 2:768: (...) debió existir un buen motivo por el que una nación asiática ubicara a sus grandes progenitores y santos en la Osa Mayor, una constelación del norte. Sin embargo, han pasado 70.000 años desde que el polo de la Tierra señaló el extremo final en la cola de Osa Menor [M.A., Parte 2, 74], y muchos miles más desde que los siete Rishis pudieron identificarse con Carro Mayor.

Véase Parte 4, nota 14.

D.S. 2:785-6: Astraea, símbolo de la justicia, fue la última que abandonó la Tierra, cuando se dice que sus pares le rechazaron y Júpiter los llevó nuevamente al cielo; pero tan pronto como él secuestró a Ganímedes (lujuria personificada), el padre de los dioses la catapultó de regreso al planeta, precipitándose de cabeza. Aquélla es Virgo, el asterismo del zodíaco. Astronómicamente posee un significado muy evidente y que da la clave de su denotación oculta, pero es inseparable de Leo -el signo que le precede-, las Pléyades y sus hermanas Híades, de las que Aldebarán es su refulgente líder. Todo ello se conecta con las renovaciones periódicas de la Tierra, hablando de sus continentes, e incluso Ganímedes que en astronomía es Acuario. Ya expusimos que mientras el Polo Sur es el Agujero (o zonas diabólicas en sentido figurado y cosmológico), el Norte es el primer continente geográfico. Desde una postura astronómica y traslaticia, el polo celeste -con su estrella- es Meru o el Asiento de Brahmâ, Trono de Júpiter, etc., pues en el tiempo que los dioses abandonaron la Tierra y ascendían al firmamento, la eclíptica estuvo paralela al meridiano, y parte del zodíaco semejaba descender desde el Polo Norte hasta el horizonte boreal. Aldebarán se hallaba entonces unido con el Sol, como hace 40.000 años, en la gran fiesta conmemorativa de aquel Magnus Annus, del que hablaba Plutarco. Desde esos 40.000 años existió un movimiento retrógrado del ecuador, y hace unos 31.000 Aldebarán coincidía con el punto equinoccial de primavera. El rol asignado a Tauro, incluso en el misticismo cristiano, es demasiado conocido para repetirse aquí. El famoso himno órfico sobre el gran cataclismo recidivo cuenta todo el esoterismo del acontecimiento. Plutón (en el Pozo) se lleva a Eurídice, mordida por la serpiente (polar) y Leo es derrotado. Ahora bien, cuando éste se encuentra en el Pozo o bajo el Polo Sur, entonces la Virgen lo sigue, y ella se invierte cuando su cabeza, hasta la cintura, permanece bajo el plano horizontal sureño. Por otro lado, las Híades son constelaciones de lluvia o Diluvio; y Aldebarán (el que sucede a las hijas de Atlas o Pléyades) mira en ángulo descendente con el ojo taurino. Es a partir de este punto de la eclíptica que se iniciaron los cálculos del nuevo ciclo. El estudiante debe recordar también que cuando Ganímedes (Acuario) tiene su ascenso divino (sobre el horizonte del Polo Norte), Virgo o Astraea (Venus-Lucifer) desciende de cabeza bajo el nivel yacente del extremo sur, cuyo agujero es también el Gran Dragón o Diluvio. Dejemos que el aprendiz ejercite su intuición aunando estos hechos, pues no podemos revelar más [M.A., 43-8].

Blavatsky Collected Writings 14:365-8: En el artículo "Secret Cycles", no publicado durante su vida, Blavatsky describe a Samspon como "un astrónomo amateur y desconocido, pero muy inteligente (...). Son peculiares sus teorías sobre las yugas hindúes e intervalos respectivos, por hallarse tan cerca de la doctrina correcta". Prosigue con una cita muy extensa, de la cual ofrecemos extractos:

"[En los libros científicos hindúes] encontramos los Cielos y la Tierra divididos en cinco partes de dimensiones irregulares, por círculos paralelos al ecuador (...). De ellos surgió el reparto de su Mahâ-Yuga en cuatro sectores. Todo astrónomo sabe que hay un punto en el cielo llamado polo, alrededor del cual todo parece girar en veinticuatro horas, y que a 90° de él se establece un contorno llamado ecuador, que separa Cielo y Tierra en dos mitades iguales norte y sur. Entre esta línea y el polo hay otro círculo imaginario, o de la perpetua aparición, y entre éste y el ecuador hay un lugar sidéreo denominado cenit, por el cual pasa otra circunferencia teórica, equidistante a las otras dos; luego sólo falta aquélla de perpetua ocultación para completar la ronda (...). Ningún astrónomo europeo, aparte de mí, los ha aplicado al desarrollo de los misteriosos números hindúes. [En 36°N] el círculo de aparición perpetua se extendería hasta los 72° de altitud, y desde allí hasta el cenit no hay más de 18°, pero desde éste al ecuador en esa cota hay 36°, y partiendo de dicho paralelo hasta el círculo de ocultación hay 54°. Aquí encontramos el semicírculo de 180° dividido en cuatro partes, en la proporción 1, 2, 3 y 4, es decir, 18, 36, 54 y 72. Si los astrónomos hindúes estaban o no familiarizados con el movimiento de la Tierra, no tiene ningún efecto, ya que las apariencias son iguales; y si esto genera algún placer a esos caballeros de tiernas conciencias, estoy dispuesto a admitir que aquéllos imaginaron a los cielos revolucionando en torno al planeta; no obstante, sí concluyeron que las estrellas en el camino del Sol avanzaban por los puntos equinocciales, al ritmo de 54 segundos de grado en un año, que hacían virar todo el zodíaco en 24.000 años; en ese tiempo, además, notaron que el ángulo de oblicuidad variaba, de modo que extendía o contraía el ancho de los trópicos en cuatro grados a cada flanco, una velocidad de movimiento que llevaría los trópicos desde el ecuador a los polos en 540.000 años. Para este lapso, el Zodíaco habría hecho veintidós revoluciones y media (...) o lo que es lo mismo, el polo norte de la eclíptica se habría trasladado desde el Polo Norte geográfico hasta el ecuador (...). Así se invierten los polos en 1.080.000 años, que es su Mahâ-Yuga, y lo fraccionaron en cuatro partes desiguales (...) por las razones antes mencionadas, que son 108.000, 216.000, 324.000 y 432.000".

[A fin de que el polo volviera a su sitio original] se requirieron 2.160.000 años, o Prajanatha Yuga (...).

Se ha dicho lo suficiente para demostrar que los libros científicos hindúes no son "locuras repugnantes" u "originados en ignorancia y carácter vano o crédulo", sino que incluyen los conocimientos más profundos de astronomía y geografía.

8 de enero de 2024

Inversiones polares y catástrofes geológicas (10 de 12)

David Pratt 
Enero 2000, enero 2024


Contenido:

05. Los zodíacos de Dendera


05. Los zodíacos de Dendera

El templo egipcio de Dendera, en la orilla occidental del Nilo, está dedicado a la diosa Hathor y contiene un mapa celeste o "zodíaco" rectangular y otro circular. Éste último, con 2,5 mts. de diámetro, es un bajorrelieve sobre dos bloques areniscos de 90 cms. en espesor, que formaba parte del techo de una capilla consagrada a Osiris en la planta cubierta del edificio. Se trata de una proyección planisférica de muchas constelaciones, incluidas las doce zodiacales. El burilado verdadero fue desprendido por un coleccionista francés de antigüedades en 1821 y luego se reemplazó por una copia de yeso; no obstante, el original se exhibe ahora en el Museo del Louvre. Entretanto, el zodíaco rectangular, también en bajorrelieve, se encuentra en el techo de la sala hipóstila principal y representa las constelaciones homónimas y otros objetos astronómicos en forma consecutiva. Los mapas causaron gran polémica, siendo "traducidos" de muy diferentes maneras, y es probable que estuvieran destinados a registrar más de una fecha importante.

El actual sitio de Dendera se remonta al siglo I a. de C., es decir, el período ptolemaico tardío, y fue concluido por el emperador Tiberio (mandato del 14 al 37 d. de C.) quien ordenó añadir el pórtico que contiene el zodíaco circular. Sin embargo, el templo se apoya en los cimientos de edificios anteriores que, según una inscripción, datan de la época predinástica (1).

Fig. 1. Techo que alberga el zodíaco circular, dibujado por Jean-Baptiste Jollois y René Edouard Devilliers (www.lindahall.org), y esta versión es más exacta que la realizada por Vivant Denon en 1799, unos meses antes. El firmamento está representado por un disco sostenido por cuatro sacerdotisas y cuatro pares de dioses con cabeza de halcón. En torno a la circunferencia se encuentran los 36 decanatos (grupos de estrellas cerca de la eclíptica), que se utilizaban como reloj estelar.

Fig. 2. Parte central del zodíaco circular (http://cartelen.louvre.fr).

La hipótesis general es que los asterismos en ambos diseños son de origen griego-babilónico, porque no se encontraban en Egipto antes que la zona fuera sometida por Alejandro Magno en 332 a. de C. (2). Si bien dichos grupos estelares se parecen comúnmente a las formas artísticas de aquellas culturas, ciertos rasgos fueron "egipcianizados"; por ejemplo, Acuario se simboliza como Hapi, dios de la inundación del Nilo, vertiendo agua desde dos jarrones. Asimismo, las figuras no muestran ningún vínculo con su tamaño real en el cielo.

Hay pruebas convincentes e ignoradas por ortodoxos de que los antiguos egipcios -o al menos las personas más cultas entre ellos- conocían el zodíaco "moderno" miles de años previos a su teórica "invención", y también los ciclos equinocciales mucho antes que Hiparco les (re) descubriera en el siglo II a. de C. Los lapsos y fechas de pleitesía al toro (Apis) y luego al carnero (Amón) en el Egipto dinástico corresponden a las edades de Tauro y Aries, mientras que el período predinástico estuvo dominado por el dios y la diosa gemelos Shu y Tefnut, atañente a la Era de Géminis; igualmente, en esa época había un reino del norte y otro al sur, cada uno con dos ciudades principales. En el quinto milenio a. de C. el ascenso helíaco de Sirio tuvo lugar en Virgo, y Schwaller de Lubicz dice que por ello el astro fue identificado con Isis, siendo conocido como "el gran proveedor". En el Egipto dinástico, el Sol siempre estaba en Leo para el orto helíaco, que marcaba el principio de las inundaciones del Nilo. Lubicz sostiene que por ese motivo y desde el Imperio Nuevo (que comenzó alrededor de 1550 a. de C.), las gárgolas en los templos fueron talladas con cabezas de león (3). Robert Bauval demostró que los egipcios representaban a Leo como un gran felino salvaje desde el mismo periodo (4), y la Esfinge -que probablemente tiene decenas de miles de años- fue esculpida con cuerpo de león y rostro femenino, por lo cual algunos piensan que encarna los sectores astrológicos quinto y sexto (5).

Tras descubrirse los zodíacos en Dendera bajo la campaña de Napoleón a fines del decenio de 1890, algunos eruditos franceses plantearon que las obras podrían tener 15.000 años o más, epitomando incluso mayor antigüedad que el mundo según la cronología bíblica, y otros pensaron que no databan más allá del 2500 a. de C. Champollion, quien estuvo cerca de descifrar los jeroglíficos egipcios, creía en su momento que el diseño circular había sido esculpido durante la era ptolemaica. En 1825 John Bentley argumentó que los zodíacos eran "ni más ni menos que el calendario para el año 708 de Roma [46 a. de C.], traducido a jeroglíficos" (6).

El eje del templo moderno está alineado con la ascensión helíaca de Sirio el 16 de julio del 54 a. de C., a la vez que ciertas estructuras aledañas lo hicieron unos 1200 años antes, bajo el gobierno de Ramsés II (7). En los años '90, la egiptóloga Sylvie Cauville y el astrofísico Éric Aubourg fecharon el mapa circular entre junio y agosto del 50 a. de C., poco después de iniciarse el reinado de Cleopatra, y basados en un ordenamiento que muestra cinco planetas, el cual ocurre aproximadamente una vez cada mil años. Declaran que aquéllos se exhiben en los asterismos donde se formaron sus conjunciones/oposiciones más recientes, antes que el zodíaco fuera concebido. El cálculo quedaría confirmado por dos eclipses en esa carta pétrea: uno solar del 7 de marzo del 51 a. de C. y otro lunar el 25 de septiembre del 52 a. de C. El primero se representa por un círculo que encierra a Isis sosteniendo un babuino por la cola, y el segundo mediante un "ojo de Horus" al interior de otro redondel (ver fig. 3: la Luna se encuentra bajo Piscis y encima se halla dicho emblema místico) (8).

Fig. 3. Zodíaco circular en Dendera. Las 12 constelaciones se muestran en verde y los cinco planetas (dioses sosteniendo bastones) en azul. El etiquetado de las mismas es de Aubourg, quien admite el carácter pro tempore para algunas.

Lubicz determina que el zodíaco circular marcaba tres fechas relevantes, asociadas con las tres últimas eras astrológicas (fig. 4) (9):

-Una línea perpendicular al eje del templo corre entre el final de Aries y el comienzo de Piscis, indicando la posición del equinoccio en la centuria I a. de C., o época en que se construyó el santuario y el mapa zodiacal fue esculpido. El polo celeste se emplazó en una de las garras del chacal Anubis (Osa Menor), al tiempo que el eclíptico está en el pecho de Apet (Draco) o hipopótamo hembra.

-La verdadera línea este-oeste atraviesa Aries, mostrando el punto del equinoccio durante el apogeo del culto al carnero Amón. Este tramo pasa por las dos secciones donde se cruzan los círculos (de igual radio) dibujados en torno a los polos celestes y eclípticos (10).

-Un tercer plano equinoccial, exhibido por los jeroglíficos E y O en el exterior del disco, pasa entre Géminis y Tauro consignando la fecha de fundación del imperio, el comienzo de oficios divinos destinados al buey Apis y el uso del nuevo calendario, alrededor del 4240 a. de C.

Fig. 4. Examen del zodíaco circular por Schwaller de Lubicz (1998, p. 489).

Fig. 5. Zodíaco circular de Dendera (Bentley, 1825, lámina VIII). Algunas figuras están mal dibujadas.

Fig. 6. Zodíaco rectangular en Dendera (Bentley, 1825, lámina VII). Los paneles izquierdo y derecho están en lados opuestos de la sala hipóstila, a unos 35 mts. de distancia, y la fila pedánea de ambos muestra los 36 decanatos en barcos solares. Como se aprecia, las figuras miran a los pies de la diosa Nut. En el zodíaco real, todas aquéllas de la derecha apuntan a su cabeza; en otras palabras y al igual que Denon, Bentley invierte su orientación.

Fig. 7. Dibujo más preciso por Jollois y Devilliers, con los personajes derechos mirando en sentido correcto.

A principios del siglo XIX, Charles Dupuis creía que el diseño rectangular se originó hacia el 13.000 a. de C., suponiendo que el solsticio de verano ocurría en Capricornio, uno de los cuatro extremos del zodíaco (11). Sampson Arnold Mackey postuló que ese asterismo se encuentra en la "parte superior" de igual artesanía, mientras que Cáncer brota como dos dibujos separados en la "inferior", connotando así que el arribo del invierno (cuando el Sol llega a su punto más bajo en el cielo) ocurrió en el grado 15 del Cangrejo hace poco más de 16.000 años (12); dicho de otra forma, adscribió aquellas zonas del "planisferio" a la cabeza y los pies de Nut, respectivamente. Sin embargo, los egipcios decían que ésta "se encorvaba sobre la tierra" con su testa y boca al oeste, y los genitales y la parte baja del cuerpo hacia el punto contrario; asimismo daba origen al Sol, la Luna, los planetas y estrellas "devorándoles" más tarde en el horizonte occidental. El escarabajo (a veces alado) representaba al dios-Sol Khepri (Kheper/Khepera) y especialmente el amanecer del Astro Rey. Uno o más de estos insectos, figurando el renacimiento, suelen estar cerca de los pies de Nut y en ocasiones próximos a la cabeza. En algunas cubiertas de ataúdes del período grecorromano vemos no sólo a dichas criaturas vinculadas con Nut, sino también las 12 constelaciones donde Cáncer es simbolizado por un crustáceo (13).


Fig. 8. Dos detalles del zodíaco rectangular: a) escarabajo y b) cangrejo.

Los cangrejos tienen diez patas y los escarabajos ocho. En el zodíaco circular, el cuarto signo está claramente delineado por uno de los primeros, y si observamos el panel izquierdo del esculpido rectangular, cerca de los pies de Nut hay un escarabajo con un ala (foto 8), al igual que los orbes solares junto a su boca. La posición de aquél coincide con la del Sol próximo a los pies en el sector derecho, y ellos simbolizan a nuestra estrella principal que sale del "regazo" de Nut. A menudo se afirma que la criatura del lado derecho es un coleóptero -justo bajo el orbe solar-, pero Buchwald y Josefowicz dicen que es un artrópodo (14); ciertamente posee su anatomía, y a diferencia del insecto, mira aproximadamente en la misma dirección que las otras constelaciones del zodíaco en aquella área. Como muestra la figura 8b, algunas de sus patas se ven muy estilizadas formando semicírculos, y si cada uno de éstos se interpreta como dos limbos, entonces sería un cangrejo. Dado que el diseño rectangular no contiene otra representación de Cáncer, pareciera que uno o ambos dibujos zoomorfos deben simbolizarlo, además de cualquier otro trasfondo que puedan contener.

Es comprensible que Mackey y otros consideraran que Cáncer estaba "dividido cerca de su mitad", pero es más probable que sólo el cangrejo designe a la cuarta casa, de modo que habría seis constelaciones en cada panel del zodíaco, donde el artrópodo ocuparía un lugar único. Esto podría deberse a que la obra señala un momento en que uno de los solsticios o equinoccios se encontraba en dicho asterismo; por ende, falta precisar cuál de ellos era y en qué grado de Cáncer se produjo. Si elegimos el solsticio de invierno como Mackey, el grado 15 representaría un periodo cercano a 16.300 años atrás; si nos decantamos por la primavera, el tiempo llega a 9800 años, y en el verano equivaldría a 3300. Si el punto equinoccial o solsticial estuviera justo entrando en Cáncer, entonces los tramos cronológicos se retrasarían en 1080 años.

Otra teoría refiere al ascenso helíaco de Sirio, que marcaba el comienzo del año egipcio (celebrado en Dendera) y la inundación del Nilo, un acontecimiento vital para el sustento del antiguo Egipto. Coincidió aproximadamente con el solsticio de verano a lo largo de la historia dinástica, y ocurrió en Leo hasta alrededor del 500 a. de C. cuando pasó a Cáncer (15). En el zodíaco rectangular (fig. 9), junto a la cabeza de Hathor (bajo el orbe solar cerca del crustáceo), vemos en el área cimera un personaje que vierte agua con sus manos (que se interpreta como "riada"), y un vacuno recostado con una estrella entre los cuernos que representa a Sirio. En el panel inferior, al lado del Sol, hay un pequeño barco transportando una flor de loto de donde emerge una serpiente, metáfora para el nacimiento del Sol en Año Nuevo, y aquel flósculo era el primer objeto aparecido en las "aguas míticas" durante la creación del mundo.

Fig. 9. Parte del zodíaco rectangular.

Mackey pensó que los zodíacos en Dendera comportaban una antigüedad mucho mayor a 16.000 años, pero los argumentos no convencen (16). Según su texto, el esquema rectangular connota el traslado de polos geográficos al plano de la eclíptica (es decir, una inclinación de 90°) que ocurrió por última vez hace más de 400.000 años, y el circular mostraría la coincidencia de ambos pares (ángulo de 180° ó 0°) hace 540.000, cuando el eje de la Tierra estaba invertido. Además, ciertos rasgos zodiacales indican que estos lugares de polos se repitieron tres veces, aludiendo a las representaciones de Leo y Virgo; por tanto, los esquemas de Dendera ilustraban 3,5 millones de años, tiempo en que los polos se situaron "tres veces dentro del plano de la eclíptica". Es interesante observar que, además de referirse a Mackey como "el Edipo que había comprendido el enigma de los zodíacos", Blavatsky comentó: "Sobre el zodíaco de Dendera tal y como lo conservan los modernos adeptos egipcios-coptos y griegos, y explicado de manera un tanto diferente por Mackey..." (17).

Fig. 10. Otra parte limpia del techo, sala hipóstila principal, Templo de Hathor (en.wikipedia.org).

El león que simboliza la quinta casa astrológica es visible tanto en el zodíaco circular como rectangular (fig. 5, n° 36/imagen 6, n° 61). Mackey, al igual que Bentley, creía que el primero contiene un "segundo Leo", es decir, la criatura parecida a un felino de lengua salediza (n° 65 en la figura 5, pero más clara en foto 3), y su cola hacia el lomo indicaría que ésta y todas las demás constelaciones se habían invertido. Dicha figura añadida, y las dos en cada flanco, se vinculan hoy con Centauro y Lupus (figura 3) que coinciden con sus posiciones bajo Libra y Virgo (18).

Mackey escribe que en el plano rectangular "vemos tres Vírgenes entre el León y la Balanza, la última de las cuales tiene en su mano una espiga de trigo". El sexto asterismo es reconocible, pero ¿dónde están los otros dos?

Fig. 11. Las "tres vírgenes" de Mackey (19).

El autor se equivoca al pensar que también son "Virgo" los dos símbolos femeninos con una estrella en sus cabezas (fig. 6, nos. 65 y 66), vistas a la derecha de la constelación verdadera y sosteniendo ramas (n° 67). Puede distinguirse un total de 24 figuras análogas en el zodíaco rectangular, generalmente junto a una tablilla (nos. 1, 10, 11, 15, 19, 26, 27, 34, 35, 43, 45, 49, 59, 65, 66, 72, 73, 78, 79, 88, 89, 93, 99, 102; algunas están mal dibujadas en ilustración 6). Representan las 24 horas del día y la noche, y son un rasgo común del arte astronómico del antiguo Egipto, especialmente bajo el período grecorromano.

Según Mackey, también en el diagrama circular "hay tres vírgenes que personifican los tres decanatos en que se dividió cada signo del zodíaco. Pero aquí, la primera aparece con un Niño en su regazo" (20). Nuevamente, son notorias dicha "madre" -que a buen seguro no pretende representar a Virgo (21)- y la sexta casa (nros. 53 y 56 en figura 5), pero ¿dónde se halla el tercer homólogo? La figura 12 es del propio autor para el zodíaco circular (22), y dice que el personaje con guadaña (fig. 5, n° 59) alude a Boötes, situado entre la mujer con un niño y Leo, por cuanto el único emblema para la "tercera Virgen" se encuentra a la izquierda de Virgo empuñando trigo (fig. 5, n° 60); no obstante, su taparrabo indica que es un hombre, tiene cabeza animal y los egiptólogos le identifican como Saturno ("Horus el Buey") (23).

Fig. 12. ¿Tres "Vírgenes" más?

Volviendo al diseño rectangular, hay dos dibujos a la izquierda de Leo en el área descompuesta del panel (figuras 6 y 13). El zodíaco redondo exhibe al mismo pisando un ofidio (fig. 5, n° 46) y detrás hay una mujer con mayal, de pie y sosteniendo su cola (n° 47, pero mal dibujada (24); ver fig. 3 y 13), traducida en ocasiones como "segundo Virgo" (25), y también hay un ave sobre la misma serpiente (los tres se repiten en fig. 6, n° 61). El reptil correspondería con Hydra y el ave a Corvus, ambos reconocidos por babilonios, griegos y romanos.



Fig. 13. De arriba abajo: detalles del esquema circular por Denon, Bentley y una versión más exacta.


Fig. 14. Leo en el zodíaco rectangular.

Fig. 15 (línea roja: eclíptica/Stellarium). 

La constelación moderna de Virgo, que se extiende por la eclíptica en más de 40°, es una combinación del Surco y la Fronda babilonios, o sus sectores oriental y occidental (respectivamente y en el croquis circular, la mujer con trigo -diosa de la cebada-, y la otra posterior a Leo cuya zona se ubicó entre Coma Berenices y la mitad poniente de Virgo). Un texto babilónico tardío le describe con una hoja de palma datilera en su mano derecha, pero una crónica neoasiria dice que su látigo "apunta hacia la cola del león" (26).

Mackey creía reconocer tres "Virgos" en los zodíacos de Dendera, pero sólo una de las identificaciones es correcta. Sin embargo, lo cierto es que la constelación homónima actual parece estar simbolizada por dos mujeres en ambas gráficas, si bien el escritor no estaba al tanto; además, desconocemos qué figura apareció en el tramo dañado del esculpido rectangular, en medio de los domicilios astrológicos quinto y sexto. Cualquiera que sea el caso, La Doctrina Secreta expone el comentario por Sampson de que en la misma obra "vemos tres Vírgenes entre el León y la Balanza" (27), y asimismo parece unir "tres Virgos" con fechas distintas:

a) Ciclos precesionales:

"'Isis-Osiris' reinó en Egipto antes que se pintara el zodíaco de Dendera en el techo del santuario, ¡y hace más de 75.000 años!" (28).

"(...) puesto que el zodíaco de Dendera muestra el paso de tres años sidéreos, la Gran Pirámide debió ser construida 78.000 años atrás" (29).

"(...) los egipcios tienen en sus zodíacos pruebas irrefutables de registros que abarcan más de tres años sidéreos y medio, o alrededor de 87.000 años" (30).

b) Tres inversiones axiales de 180°:

"(...) el zodíaco de Dendera (...) con sus misteriosos tres Virgos entre el León y Libra, ha encontrado a su Edipo [Mackey] quien comprendió el arcano de dichos signos, y justificó la veracidad de los sacerdotes diciendo a Heródoto que (...) incluso desde cuando se establecieron sus primeros registros zodiacales, los polos han estado tres veces dentro del plano de la eclíptica" (31).

c) Tres vuelcos de 360°:

"Las tres 'Vírgenes' o Virgo en posiciones diferentes, denotaban [para egipcios e hindúes] el registro de las tres primeras 'Dinastías divinas o astronómicas' que enseñaron a la Tercera Raza-Raíz; y tras abandonar a los atlantes en su desgracia, volvieron (o más bien redescendieron) durante la tercera subraza de la Quinta, para revelar a la humanidad salvada los misterios de su lugar de nacimiento, o los Cielos Siderales" (32).

Se pueden encontrar más detalles en el Apéndice 4. Además de Cáncer, Leo y Virgo, se ha especulado que otras constelaciones aparecen más de una vez en el zodíaco de Dendera, pero ninguna hipótesis es convincente.

En el plano circular (fig. 5) Géminis es el n° 35, y según Bentley también el 82 (33), pero al revisar las imágenes 2 y 3 sólo hay una persona representada que sería Cygnus/Lyra en la figura 3.

Aries está incluido en el esquema orbicular (fig. 5) y tiene el número 25, pero también hay un pequeño bovino bajo la pata delantera/muslo del Toro (Arado u Osa Mayor, es decir, sus siete estrellas más fulgurantes, n° 36), con la cabeza vuelta hacia atrás. Algunos investigadores lo llaman "león agachado" y sería parte del grupo de constelaciones autóctonas del norte de Egipto, pero Robert Bauval dice que la criatura "es muy similar al dibujo del Carnero que se muestra en los distintos zodíacos ptolemaicos, es decir, tiene patas delanteras de vacuno representadas como el Aries en Dendera (...) con la misma posición mirando hacia atrás" (figura 14) (34). Gavin White piensa que el animal es una oveja y corresponde al tipo babilónico, que probablemente encarnó una sóla estrella ubicada en el eje de Carro Mayor (35).

Fig. 16. Reproducción en mármol de un molde de yeso del zodíaco circular genuino (fotografía por Richard Fusniak; Museo Fitzwilliam, Cambridge, Inglaterra).

A principios del siglo XIX, un puñado de expertos consideró que los zodíacos podrían tener 15.000 años debido a ciertas constelaciones iteradas en un lapso de aproximadamente seis signos (36). Por ejemplo, en el diseño redondo (fig. 5) Acuario aparece con el número 10, y también 50 según cabe suponer, mientras que en la obra rectangular (fig. 6) tiene al 12 y quizá el 56 (las dos efigies supletorias se ven en la figura 17). Los dos planisferios celestes le muestran como "diosas entronizadas" -vistiendo tocados distintivos- sosteniendo un par de jarrones (de los que no sale agua); así, White cree que refieren a la estrella babilónica de Eridu, ubicada en la región que hoy circunscribe la popa de Argos; su salida anunciaba el fin de la sequía estival y la llegada de precipitaciones en otoño (37).


Fig. 17. Detalles de los zodíacos circular y rectangular.

Acerca del rectángulo que comporta líneas onduladas (fig. 5, n° 64) bajo las patas del León/Lupus/Centauro (n° 65), Bentley lo adscribe a Piscis y Mackey al Aguador (38); White declara que los tramos en zigzag son canales de riego pletóricos y constituyen la señal babilónica del Abismo o depósito subterráneo de agua dulce donde vivían Enki (dios de la sabiduría), múltiples seres fabulosos y los siete sabios que llevaron cultura a la humanidad antes del gran diluvio. En el zodíaco circular, la seña del Abismo bajo la criatura semejante a un león probablemente sea la Cruz del Sur, cuyas luminarias forman un "cuadrado". El símbolo también es evidente en la constelación de Piscis, donde representa las cuatro estrellas que forman el Cuadrado de Pegaso, conocido en astronomía babilónica como Campo. White añade que la marca del Abismo se utilizó junto con dicho asterismo cruciforme porque marcan el inicio de la temporada de lluvias y las crecidas fluviátiles, y asimismo al lado de Pegaso pues inauguraban el tiempo de inundaciones cuando los cultivos tenían su riego final (39).


Notas

1. John Anthony West, Serpent in the Sky: The high wisdom of ancient Egypt, Quest, 1993, p. 100-1.

2. White señala varios nexos cercanos entre las constelaciones de Dendera y lo que sabemos de la astrología babilónica. Cree que ésta última comenzó a organizar los grupos estelares en el quinto milenio a. de C., y a mediados del tercer milenio a. de C. casi la mitad de asterismos arcaicos se reemplazó por nuevas figuras debido a los cambios generados por la precesión de equinoccios (Gavin White, Babylonian Star-Lore: An illustrated guide to the star-lore and constellations of ancient Babylonia, Solaria Publications, 2da edición, 2008; "A new interpretation of the Dendera Zodiac", 2007, solariapublications.com).

Gary Thompson determina que no hay evidencia concreta de ningún conocimiento zodiacal en Egipto hasta el período griego/ptolemaico; la escritura cuneiforme mostraría que las doce constelaciones fueron establecidas por los babilónicos en el primer milenio (~750 a 450 a. de C.), y no hay pruebas de que éstos lo adoptaran de otro lugar ("Critique of Alexander Gurshtein's theory of constellation development", septiembre 2012, member.westnet.com.au).

3. R.A. Schwaller de Lubicz, Sacred Science: The king of Pharaonic theocracy (1961), Inner Traditions, 1982, p. 117-9, 176-7; R.A. Schwaller de Lubicz, The Temple of Man, Inner Traditions, 1998, p. 486-90; West, Serpent in the Sky, p. 98-100.

4. Robert Bauval, "The Lion (Leo) was known in the New Kingdom", 2002, robertbauval.co.uk.

5. R.H. Allen escribe: "(...) Plinio tiene autoridad para afirmar que los egipcios adoraban las luminarias de Leo, porque las crecidas del Nilo coincidían con el paso del Sol entre ellas. Por la misma razón se dice que la gran Androesfinge fue esculpida con el cuerpo de Leo y la cabeza del vecino Virgo, aunque los egiptólogos declaran que esta cabeza simbolizaba a uno de los primeros reyes o el dios Harmachis. Se hace una clara referencia a la quinta casa zodiacal en una inscripción de las paredes del Ramesseum en Tebas, que como otros templos del Nilo estaba adornado con el pelaje del animal" (Star Names: Their lore and Meaning (1899), Dover, 1963, p. 253, constellationsofwords.com). El zodíaco rectangular del santuario en Esna (ver nota 15) muestra una esfinge con anatomía felina y rostro de mujer; para la edad del monumento cercano a las pirámides, consúltese "Los misterios de Giza", parte 6).

6. J. Bentley, A Historical View of Hindu Astronomy (1825), Como Publications, 1981, p. 251-82. Blavatsky consigna: "Los europeos ignoran los verdaderos zodíacos de India, ni entienden los que ya conocen (véase a Bentley)" (La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 2:431).

7. Sylvie Cauville, "Le temple d'Isis à Dendera", Bulletin de la Société Française d'Egyptologie, n° 123, 1992, p. 31-48, www.sfe-egyptologie.fr.

8. Éric Aubourg, "La date de conception du temple d'Hathor à Dendera", Bulletin de l'Institut Français d'Archéologie, n° 95, 1995, p. 1-10, ifao.egnet.net; Jo Marchant, "Decoding the ancient Egyptians' stone sky map", New Scientist, 5 de julio de 2010 (newscientist.com). Cauville y Aubourg rechazan explícitamente el carácter simbólico de las posiciones planetarias, pero Gary D. Thompson comenta: "(...) parecen no estar conscientes de que los orbes en el planisferio están ubicados en sus puntos de exaltación ('hypsomata'), es decir, los signos en que se supone tienen facultades especiales. Esta es una tradición bien conocida en la astrología babilónica tardía y helenística" ("Late Egyptian constellations: Denderah zodiac", septiembre 2010, members.westnet.com.au).

9. De Lubicz, Sacred Science, p. 283-6; The Temple of Man, p. 486-90; West, Serpent in the Sky, p. 100-2; Peter Tompkins, Secrets of the Great Pyramid, Harper & Row, 1978, p. 169-75.

10. Tengamos en cuenta que la ubicación de Libra y especialmente de Cáncer es anómala (ver figura 4); éste último podría considerarse como el punto interior de una espiral disimétrica.

11. Jed Z. Buchwald y Diane Greco Josefowicz, The Zodiac of Paris: How an improbable controversy over an ancient Egyptian artifact provoked a modern debate between religion and science, Princeton University Press, 2010, p. 113. Otra posibilidad es que, en lugar de ser Capricornio donde aparecía el Astro Rey en el solsticio, constituya la zona donde se ocultaba, lo cual adelantaría la fecha unos 10.500 años (ibídem, p. 208).

12. Sampson Arnold Mackey, The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes, Norwich, 1932, p. 15-7.

13. Antonios Goyios, "S.A. Mackey and the Dendera zodiacs", octubre 2009, blavatskyarchives.com.

14. Buchwald y Josefowicz, The Zodiac of Paris, p. 365.
15. Ibídem, p. 141-2, 196-7. Algunos han visto a Leo como la "primera" constelación en el zodíaco rectangular, y no Cáncer. Por ejemplo, a principios del siglo XIX Jean-Baptiste Caraboeuf (y otros) sostuvieron que ese diagrama muestra el solsticio de verano en Leo (próximo a Cáncer) y podría remontarse a mediados del tercer milenio a. de C.; la gráfica estelar en Esna señala el mismo fenómeno producido en Virgo, y por lo tanto pertenece a fines del quinto milenio a. de C., con tal vez mil años o más aparte. Se reconoció que el planisferio de Dendera pudo ser elaborado en la época griega, pero todavía alude a períodos mucho más antiguos (ibídem, p. 104, 109, 163-4). Joseph Fourier interpretó la obra rectangular en el sentido de que el ascenso helíaco de Sirio ocurrió en el límite entre Leo y Cáncer, que data en 2100 a. de C., y creía que el zodíaco en Esna fue concebido en 2500 a. de C. cuando dicha ascensión fue "patrocinada" inequívocamente por Leo. Estas fechas son correctas si consideramos la verdadera contingencia astronómica, pero no al ponderar lo que era visible desde el suelo, lo que obliga a tener en cuenta la refracción atmosférica, y esto adelantaría los tramos temporales unos 1500 años (ibídem, p. 196-200). 
El zodíaco de Esna se muestra a continuación (revisedhistory.org).


16. Sampson Arnold Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated (1822/1823), Wizards Bookshelf, 1973, p. 2-6; The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes, p. 15-21; S.A. Mackey, The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, Norwich, 1834, p. 21-2 (ver también Apéndice 6).

17. La Doctrina Secreta, 2:368, 432. Blavatsky comenta lo dicho por Sampson de que los éxodos y llegadas divinos apuntan al movimiento de constelaciones zodiacales en una época en que los polos de la Tierra estaban en el plano eclíptico: "Ésta es una explicación ingeniosa, aunque no del todo libre de herejía oculta" (2:358). Las apostillas dispersas de Mackey sobre los planisferios en Dendera son muy dudosas en ocasiones, si no totalmente erróneas. Afirmó que en el plano circular los asterismos se hallan sobre el ecuador, y coincidieron los polos eclípticos y geográficos, pero esto no recibe ningún apoyo por Schwaller de Lubicz.

18. Robert Bauval escribe: "Este 'león agazapado' en el zodíaco de Dendera, al estar bajo LIBRA, es quizás una protorrepresentación de la figura clásica del 'Centauro'" ("The Lion (Leo) was known in the New Kingdom", 2002, robertbauval.co.uk). En efecto, el dibujo se parece más a un león que un lobo o centauro, pero Lupus no fue reconocido hasta aproximadamente el siglo XVI. Los antiguos griegos le llamaban Therion, por recordarles un animal salvaje e ignoto, mientras que en Roma era la Bestia. Se lo delineaba atravesado en una larga estaca sostenida por la constelación adyacente de Centauro, hacia las estrellas de Ara (Altar), como si estuviera a punto de sacrificarlo. Hiparco cambió el nombre de algunos astros a Therion en el siglo II a. de C., y Ptolomeo lo bautizó con dicho nombre en el II d. de C. (ianridpath.com; topastronomer.com). Entre los árabes fue Lupus Al Asadah o Leona. Se cree que la constelación griega está basada en el asterismo babilonio Perro Loco, una criatura de cabeza y torso humanos, con patas y cola de león (constellationsofwords.com).

Gavin White opina que el distintivo leonino es la agrupación babilonia del Jabalí, ubicada en medio de Centauro. La "lengua" que sobresale del animal en Dendera sería una mala hipótesis de los "colmillos", y por ende su "melena" equivale al pelaje dorsal del paquidermo. Piensa que el hombre-hipopótamo con la corona blanca del Alto Egipto, tras el "león", corresponde a Perro Loco situado al interior de Lupus. Se decía que el contorno del Jabalí era cercano al Abismo, y éste (un rectángulo lleno de líneas onduladas) aparece bajo los pies de la figura en el templo. El individuo con cabeza de toro que sostiene algo parecido a un almocafre, y de pie ante el Abismo, probablemente sea la constelación babilónica del Rastrillo, entre los fulgores occidentales de Centauro (Babylonian Star-Lore, p. 57-60, 126-7, 145- 6, 226-8; "A new interpretation of the Dendera Zodiac").

19. Mythological Astronomy, p. 4; The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes, lámina A. En The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, Mackey escribe: "[La virgen] se repite tres veces en el largo zodíaco de Dendera, una de las cuales sujeta un espigón entre Leo y la Balanza" (p. 21).

20. The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, p. 21-2. En The Two Zodiacs of Tentyra, dice que el plano orbicular exhibe a Virgo "entremezclado con Leo, y la primera de las tres vírgenes tiene a su hijo en el regazo" (p. 20).

21. Bentley interpretó a la diosa con el niño como Isis y Horus (A Historical View of Hindu Astronomy, p. 276), pero Schwaller de Lubicz y Mackey le asocian a Virgo (The Temple of Man, p. 776 nota al pie). Gavin White se decanta por Ninmah o Dama Exaltada babilonia, diosa de la maternidad y los infantes, cuya constelación se ponía bajo la Serpiente y el León (entre las luminarias más orientales de Argo), lo que coincide con su sector en el mapa de Dendera (Babylonian Star-Lore, p. 147, 245).

22. The Two Zodiacs of Tentyra, and the Zodiac of Thebes, lámina B.
23. Goyios, "S.A. Mackey and the Dendera zodiacs"; Mackey, The Two Zodiacs of Tentyra, p. 20; The Original Design of the Ancient Zodiacal and Extra-Zodiacal Constellations, p. 21.

24. Número 47 en figura 5; la versión por Bentley se basa en aquélla del volumen 2 de Voyage dans la Basse et la Haute Egypte (1802) por D.V. Denon. Compárese con fotos 2 y 3 del presente artículo. Puesto que Samspon fundamentó su exégesis del mapa redondo en el bosquejo hecho por Denon -donde el personaje a la izquierda de Leo está mal dibujado-, esta fémina no está incluida en su gráfico de dicho mapa (fig. 12), aunque sería un mejor candidato para otro Virgo; también prescinde de la estampa similar directamente posterior a Leo en el rectangular (fig. 11), que apenas era visible en las ilustraciones de Denon. Schwaller de Lubicz consideraba a esta mujer como parte integral del símbolo de Leo (Temple of Man, p. 483), mas no aparece en todos los retratos egipcios de éste último. El zodíaco de Esna tiene a otra de pie tras el felino (ver nota 15), además de Virgo sosteniendo la cola de la Esfinge en el panel inferior.

25. Thompson, "Late Egyptian constellations: Denderah zodiac": "Además, algunos interpretan como Virgo a la mujer sobre la cola del León, que agarra con su mano".

26. White, Babylonian Star-Lore, p. 112-8, 243.
27. La Doctrina Secreta, 2:433; 2:368, 435. Blavatsky afirma: "Habiendo visto [los zodíacos de Dendera] personalmente, la escritora no necesita confiar en lo que otros estudiantes digan sobre ellos, aún cuando los analizaron y estudiaron con mucho cuidado" (2:431).

28. Ibídem, 2:374 nota al pie.
29. Ibídem, 2:432.
30. Ibídem, 2:332; "Los misterios de Giza", parte 7.
31. La Doctrina Secreta, 2:368.
32. Ibídem, 2:435-6.
33. Bentley, A Historical View of Hindu Astronomy, p. 279.
34. robertbauval.co.uk; Robert M. Schoch y Robert Bauval, Origins of the Sphinx: Celestial guardian of pre-Pharaonic civilization, Rochester, VE: Inner Traditions, 2017, p. 318-27. También es discernido como "carnero" por Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend, Hamlet's Mill: An essay investigating the origins of human Knowledge and its Transmission Through Myth, Nonpareil Books, 1969, p. 405. Thompson le denomina "león agazapado" ("Late Egyptian constellations: Denderah zodiac").

35. White, Babylonian Star-Lore, p. 101.
36. Bentley, A Historical View of Hindu Astronomy, p. 251-2.
37. Babylonian Star-Lore, p. 98-100, 244-5.
38. Bentley, A Historical View of Hindu Astronomy, p. 277; Mackey, The Two Zodiacs of Tentyra, p. 20.

39. Babylonian Star-Lore, p. 103-7, 169, 245.