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21 de febrero de 2022

El escándalo Coulomb y las difamaciones de Richard Hodgson


Uno de los rasgos que caracterizan a los ociosos de la Calumniología (y su "religión") es el encono y la ferocidad con la cual reaccionan a cualquier crítica que se haga a su doctrina (su religión, aunque ellos niegan que sea tal), a sus exponentes. Este fanatismo es típico de los líderes en esta secta de avinagrados y de muchos de sus adláteres. Y no se dan cuenta que al actuar así no se están diferenciando mucho de aquellos líderes y creyentes exaltados que ellos mismos critican en las corrientes genuinas y potencialmente revolucionarias. Pero si acaso debiéramos ser "tolerantes" con ellos, deben entender que no puede existir en la Tierra una imposición masiva, planetaria, de una única ideología materialista. Tal imposición sería nociva e iría en contra de la libertad de culto y pensamiento, que es uno de los pilares fundamentales de la democracia y la libertad de pensamiento que debe haber en el mundo. En ese sentido, no debería ser un "crimen" o "atrevimiento" refutar al pseudoescepticismo de mala muerte o a las personas que le dan vida.

Muchas veces quedamos atrapados en falsas creencias, en puntos de vista fantasiosos porque queremos que la verdad sea como nos gustaría que fuese. Pero lo cierto es que la verdad es lo que es, independientemente de nuestros gustos y pareceres. La verdad muchas veces es gris e incómoda, incluso severa o rompedora de esquemas. Tenemos que comprender que todo el tiempo estamos fabricando verdades falsas que son emocionantes, hermosas, excitantes, llenas de cierto gusto, de cierto sabor, para complacer nuestras necesidades psicológicas del momento. Cuando comprendamos esto, el verdadero velo de "maya" comenzará a disolverse frente a nosotros.

No es espiritual ni respetable una persona que desprecia a otros, respondiendo con cinismo y evasiones cobardes y saturninas cuando le contradicen con las pruebas a la vista. Estos son rasgos de una persona déspota, dictatorial, muy retrasada espiritualmente. No es espiritual ni respetable una persona que sufre de amargo resentimiento y que se entrega a su enfermedad sin ningún remordimiento de consciencia. Estas adicciones a conductas contaminantes son características de personas espiritualmente subdesarrolladas. No es espiritual -ni digna de respeto- una persona que miente sobre sus "investigaciones", y que más aún es tan canalla que no es capaz de un debate abierto y serio sobre lo que critica, ni ser consecuente con sus "valores religiosos o de vida". La falta de honestidad y la mentira deliberada son totalmente contrarias a la espiritualidad desarrollada. Y no parecen ser muy "espirituales" los individuos que suelen "ponerse el parche antes de la herida" para proyectar en otros sus demonios de desengaño intelectual e infundir "buena impresión" en otros. Hemos descrito aquí a los vagos indecentes e irresponsables, los doctorados en Sofistería del Desconsuelo que calumnian a los Profesores Teosóficos (enlace a panfletos). 

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Presentamos a continuación el capítulo 12 del libro "H.P.B.: The Extraodrinary Life and Influence of Helena Blavatsky" por Sylvia Cranston, con un doble objetivo: entregar herramientas de juicio imparcial para los investigadores honrados y contrarrestar las tentativas difamatorias y de mala voluntad que abundan en muchas páginas electrónicas con respecto al estatus ocultista de Blavatsky.

Como teósofos, indudablemente respetamos y promovemos la libertad de pensamiento como parte integral del desarrollo humano, pero por dictado del sentido común esa facultad tiene linderos muy marcados y de carácter incondicional. En psiquiatría se sabe que quienes incurren en la transgresión constante de este principio (y en general de las reglas para la correcta convivencia social) son llamados psicópatas y muchas veces manipulan a sus víctimas/audiencias limosneando "compasión" o derechamente distorsionan los hechos cuando se ven arrinconados. En el siglo XXI los psicópatas novelescos anti-Teosofía (y "anti-todo" en varias instancias) se amparan tras una computadora y hacen alarde de su "gran trabajo analítico" respecto de nuestra tarea y el cual más bien nos incita a una sincera carcajada, pues gracias a esas iniciativas protervas y perfectamente premeditadas nos damos cuenta de quiénes son los que realmente merecen respeto por su grandeza silenciosa al reivindicar por enésima vez el verdadero sitial de la espiritualidad. 

Se suele afirmar que "en caso de duda, mejor abstenerse", pero no son dignos de consideración los que incluso utilizan ese sagrado don para corromper a sus semejantes y llamar la atención sólo con objeto de proteger sus intereses antiespirituales y rellenar su vileza con las aguas servidas del PREJUICIO. Sócrates lo resumió bien cuando sentenciaba: "Cuando el debate ha terminado, la calumnia se vuelve herramienta del perdedor".

Aquila in Terris

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Aunque el "informe Hodgson" para la Sociedad de Investigaciones Psíquicas [S.I.P.] no se realizó hasta diciembre de 1885, mantiene una gran semejanza con los cargos de los Coulomb en 1884, por cuanto ambos merecen considerarse conjuntamente. Si bien no parece necesario un análisis detallado y a una distancia de cien años (1986), sin embargo la S.I.P. publicó un descargo en la prensa estableciendo que “el 'develamiento' de Madame H. P. Blavatsky -ocultista de origen ruso- por dicha organización en 1885 se encuentra seriamente cuestionado, con la publicación en el Journal de la S.I.P. (vol. 53, abril de 1986) sobre una enérgica crítica al informe de ese año” por el doctor Vernon Harrison, “un miembro de larga data en esa institución”. La prensa señaló: 

"El meollo del caso se basaba en los dos conjuntos de cartas en disputa. Uno de ellos eran misivas provistas por dos empleados despedidos de la Sociedad Teosófica en su cuartel general de India, y supuestamente escritas por Madame Blavatsky implicándola en fenómenos psíquicos fraudulentos; y el otro conjunto eran mensajes de apoyo ostensible a la Sociedad Teosófica por miembros de una fraternidad oriental, popularmente llamados Mahatmas. Hodgson aceptaba que el primer grupo era genuino, [pero] argumentaba que las Cartas Mahatma eran productos espurios de Madame Blavatsky y aliados ocasionales. Por el contrario, el doctor Harrison † sugiere que las cartas espurias son incriminatorias y fabricadas por los ex empleados en venganza; el paquete de las Cartas Mahatma, ahora conservado en la Biblioteca Británica, no poseen la escritura de Madame Blavatsky, ni desfigurada ni de ninguna otra forma. 

Para un detallado análisis de la escritura a mano, debe consultarse el largo informe del doctor Harrison, y la evidencia que éste encontró en dicha caligrafía era “tan débil, parcial y confusa, que lo mismo podría haber demostrado que Madame Blavatsky escribió Huckleberry Finn, o que el presidente Eisenhower compuso las Cartas Mahatma” (169).

†Vernon Harrison era experto en escritura y falsificación, y durante diez años fue Jefe de Investigación en Thomas De La Rue e impresos para bancos, pasaportes, estampillas, etc. del gobierno británico.

A principios de 1884, cuando H.P.B. se preparaba para abandonar India y recorrer Europa, devolvió una visita al príncipe Harisinghji en Varel. La acompañaba Mohini, el doctor Hartmann y Emma Coulomb, quien había solicitado especialmente ser incluida. En ocasiones previas Coulomb había tratado en vano de obtener doscientas rupias de este rico rajá y esperaba que esta vez tendría éxito. Cuando H.P.B. descubrió esta última intención, la reprendió y Coulomb estaba furiosa y juró venganza: “Jamás la perdonaré por el resto de mi vida y la perjudicaré tanto como pueda” (170).

No fue sorpresa para Blavatsky que Coulomb alimentara sentimientos de disgusto hacia ella. Helena escribió a Sinnett: 

"Ella comenzó a elaborar su plan de traición en 1880, desde el primer día en que llegó a Bombay [cuartel general de la S.T.] con su marido, ambos sin zapatos, sin dinero y hambrientos. Emma ofreció vender todos mis secretos al Rev. Bowen del Guardian de Bombay, en julio de 1880, y los enajenó realmente al Rev. Patterson en mayo de 1885 (...) ¿Por qué debería quejarme? ¿Acaso el Maestro no deja a mi elección seguir los dictados del Señor Buddha quien dice que no dejemos de alimentar aún a una serpiente hambrienta, sin temor a que se dé vuelta y muerda la mano que la nutre, o enfrentar al karma que seguramente castigará a aquél que se aleja de la vista del pecado y la miseria, o falla en aliviar al pecador y sufriente?" (171).

Antes que H.P.B. abandonara Europa, Coulomb pidió que ella y su esposo tuvieran acceso exclusivo a las habitaciones de Blavatsky en el segundo piso, para protegerlas de todo daño. Cuando Helena protestó diciendo que ya había dado el debido permiso a Hartmann para usar su biblioteca, Emma se excitó muchísimo e insistió en que si él o cualquier otro podía ingresar, ella “no respondería por nada” de lo que sucediera y entonces H.P.B. accedió a sus deseos (172).

De todos los que estaban en Adyar, Olcott era quien menos sospechaba de los Coulomb, que eran amistosos con él; trabajaban duro y hacían bien su trabajo. El 5 de abril, cuando viajaba por tren con Mohini desde París a Londres, recibió fenomenalmente esta carta por uno de los Maestros:

"No se sorprenda por nada de lo que escuche sobre Adyar. No se desanime. Es posible -aunque tratamos de prevenirlo dentro de los límites del karma- que tengan grandes problemas domésticos. Han cobijado a una traidora y enemiga bajo su techo durante años, y la facción misionera está más que lista para avalar cualquier ayuda que ella pueda ser inducida a otorgar. Una conspiración regular está en pie. Ella está enloquecida por la aparición de Lane Fox y los poderes que han dado al Consejo Directivo" (173).

De regreso en India el 26 de abril, otra carta fue enviada por medios fenoménicos a Hartmann, como cabeza del Consejo Directivo:

"Durante algún tiempo esta mujer ya ha tenido comunicaciones abiertas -una interlocutora diplomática regular con enemigos de la causa, ciertos [misioneros]. Ella espera más de 2.000 rupias de ellos si los ayuda a arruinar o por lo menos injuriar a la Sociedad perjudicando la reputación de sus fundadores. Por eso insinúa puertas falsas y trucos; además, cuando se necesitan puertas-trampa, se encuentran porque es lo esperado (...) Si quiere ser más fuerte, mantenga todo lo anterior en el más estricto secreto. Que ella no sospeche que usted sabe, y si quiere mi consejo, sea prudente, pero actúe sin tardanza" (174).

El Consejo no reaccionó inmediatamente, pero cuando lo hizo tomó medidas extremas. El 14 de mayo se realizó un juicio y los Coulomb fueron acusados con un número de fechorías incluyendo extorsión, chantaje, calumnia y malversación de fondos de la Sociedad. Los cargos no fueron refutados y en consecuencia la pareja fue expulsada (175). El Consejo quedó satisfecho y se liberó finalmente del par problemático, pero al verse humillados y ardiendo en deseo de venganza los Coulomb fueron derecho a los brazos de quienes les daban la bienvenida, los misioneros cristianos. R.A.V. Morris escribe:

"Los misioneros hicieron las cosas a su propia manera; con el prestigio de la raza gobernante tras ellos, se persuadieron a sí mismos de que el brahmanismo –al ser el credo de una raza 'más baja'- era necesariamente una religión inferior, inevitablemente oscurecida en el curso del tiempo y destinada a ser suplida por el cristianismo. Consecuentemente, cuando se fundó The Theosophist y comenzó un activo movimiento por el renacimiento de las religiones nativas en su pureza primitiva mediante un grupo de europeos [y una americana], los misioneros advirtieron el peligro que significaba para su dominio racial y religioso, y adoptaron tácticas para deshonrar la reputación de los conductores de la oposición como preliminar al desplazamiento de ésta y su sociedad fuera de escena" (176). 

El Consejo Directivo había llegado al límite al expulsar a los Coulomb semanas antes, pero se refrenó cuando recibieron esta carta de K.H.:

"Mientras uno no haya desarrollado un perfecto sentido de justicia, es preferible errar por misericordia que cometer el más ligero acto de injusticia. Madame Coulumb es médium y como tal irresponsable de muchas cosas que pueda hacer o decir. Al mismo tiempo es amable y caritativa, y uno debiera saber cómo actuar hacia ella para hacerla una buena amiga. Ella tiene su propia debilidad, pero sus malos efectos se pueden minimizar ejerciendo en su mente una influencia moral mediante un sentimiento de amistad y bondad. Su naturaleza mediúmnica es una ayuda en esta dirección, si se sabe aprovechar la misma. Es mi deseo que continúe a cargo de los asuntos de la casa; el Consejo Directivo, por supuesto, ejercerá una apropiada supervisión y control consultando con ella para que no ocurran gastos excesivos. Son necesarias muchas reformas y con la ayuda del antagonismo de Madame Coulomb se pueden hacer mejor (...) Muestren esto a Mme. C. para que pueda cooperar con ustedes" (177). 

Cuando el Consejo ordenó la salida de los Coulomb, la pareja se negó a partir hasta que H.P.B. regresara. Entonces el Consejo cablegrafió a Blavatsky en París para su consentimiento; aparentemente dio un permiso renuente porque escribió a los Coulomb: “Lo siento, váyanse. Prosperidad” (178).

Una vez expulsado el matrimonio, el Consejo tomó inmediata posesión del segundo piso en el cuartel general y se horrorizaron de lo que Alexis Coulomb había hecho mientras se encontraba en posesión del cuarto †. Cuando [William] Judge llegó de Londres con plena autoridad de Olcott y Blavatsky a hacerse cargo, realizó una investigación completa. Al entrar al dormitorio de H.P.B. encontró un agujero sin terminar en la pared que separaba el aposento de la habitación privada y biblioteca contigua, y esa habitación se había agregado hacía un año. En un lado de dicha recámara existía una cabina llamada "sagrario" que albergaba imágenes de los maestros indios de H.P.B. y algunos recuerdos de su estadía con ellos en el Tibet. Era la escena de varios "aportes" (palabra frecuentemente usada en investigación psíquica para objetos transportados fenomenalmente de un lugar a otro). Evidentemente Coulomb había intentado que el agujero quedara justo por debajo del gabinete, porque cuando el matrimonio confesó haber confabulado con Blavatsky para producir fenómenos fraudulentos, el dúo afirmó que uno de ellos se posicionaba en este agujero para colocar objetos o cartas en el sagrario.

†Durante su trabajo en el cuartel general, Alexis siempre estaba martillando para reparar algo, y el Consejo no percibió los ruidos y se sabía que era necesario arreglar un techo.

Coulomb no había tenido tiempo para completar el agujero. Judge sostuvo que era tan reciente que sus bordes estaban agrietados con bordes saledizos y el yeso aún se hallaba sobre el piso. En el dormitorio, Alexis colocó un aparador con un falso tabique por detrás para esconder el agujero en la pared: 

"Pero el panel era demasiado nuevo para cumplir su objetivo y debió ser removido por la fuerza para mostrar qué había allí. Todo estaba sin terminación y a medio hacer. Había sido despedido antes de tener tiempo para concluir, y en el salón de las escaleras elaboró un panel marrullero (...) No estaba finalizado y debió abrirse forzosamente para su uso, lo que sólo se consiguió con un martillo. También fabricó otro panel movible en el salón del frente (...) tuve que emplear martillo y escofina para abrirlo. Todas estas cosas se descubrieron y examinaron en presencia de muchas personas que entonces escribieron sus opiniones en un libro provisto para ese propósito, y que ahora se encuentra en el cuartel general.

Evidentemente, todo el arreglo fue hecho luego de los eventos para acondicionarlos a la teoría del fraude. Se pudo apreciar que fue realizado por dinero, porque pocos días después que hubiéramos completado nuestro examen, el principal del Colegio Cristiano vino al lugar –una cosa que jamás había hecho antes- y pidió que a él y sus amigos se les permitiera ver la habitación y el sagrario. Casi nos imploró que le dejáramos subir, pero no lo hicimos porque advertimos que sólamente deseaba acabar con lo que llamaba su 'develamiento'. Entonces el doctor Hartmann le preguntó en mi presencia cuánto había pagado a los Coulomb por su trabajo, él respondió -con la guardia algo baja- que le había pagado alrededor de cien rupias. Esto apoya la afirmación de Hartmann (179) de que Coulomb fue a verlo [luego de la expulsión] y le dijo que había mil rupias a su disposición si arruinaba a la Sociedad. Simplemente exageró el monto para ver si le dábamos más por su silencio" (180). 

El testimonio de Judge fue publicado en dos periódicos de Boston (181) y aparentemente era desconocido para Richard Hodgson y los investigadores posteriores. Éste último llegó a escena seis meses luego de que los Coulomb se esfumaran y para ese momento el desorden dejado por Alexis estaba limpio y el hueco en la pared fue cerrado.

Volviendo ahora a la referida correspondencia entre H.P.B. y Madame Coulomb, el doctor Vernon Harrison descubrió una destacada similitud entre la escritura de Alexis Coulomb y Madame Blavatsky. En consecuencia, no habría sido difícil para él falsificar las partes incriminantes de estas cartas (182). Cuando Harrison realizaba sus investigaciones independientes, al parecer no sabía que todos los teósofos que vivían en Adyar -cuando H.P.B. residía allí- conocían esta semejanza. Blavatsky escribió en una oportunidad a Sinnett:

"La escritura de Alexis Coulomb es de naturaleza parecida a la mía. Todos sabemos cómo Damodar fue engañado por una orden escrita con mi caligrafía para bajar las escaleras y buscarme en mi dormitorio de Bombay cuando estaba en Allahabad. Era un truco de Coulomb, que pensó que era gracioso engañarlo, a 'un chela', y había preparado un semblanza de mí misma recostada en mi cama; tras haber embaucado a Damodar, se rió de él durante tres días. Desafortunadamente, no se guardó ese trozo de nota. No tenía la intención de ningún fenómeno, sino simplemente una bonne farce de Coulomb, que se permitía muchas. Y si podía imitar tan bien mi letra en una nota, ¿por qué no podría copiar (tuvo cuatro años para estudiarlo y aprenderlo) cada borrador y mensaje míos a Mme. Coulomb en idéntico papel y hacer cualquier interpolación que quisiera? El hecho de que se estaba preparando para el engaño desde 1880 es prueba de ello (...) he visto a Coulomb copiando uno de mis borradores, en esta mesa, en una escena que me mostró el Maestro en la luz astral. ¿Piensas que se creerá esta afirmación mía? ¿De qué sirve entonces?" (183). 

El doctor Harrison señala que “es un craso error de procedimiento que Hodgson jamás haya examinado los escritos de M. o Mme. Coulomb y que haya omitido especímenes (...) en este informe de las cartas supuestamente incriminatorias de H.P.B. (...) Desde este punto él pierde todo derecho a una pretendida investigación imparcial, y en lugar de eso se convierte en un testigo hostil y debe ser tratado como tal” (184).

Para empeorar las cosas, la correspondencia Blavatsky-Coulomb ahora ha desaparecido por completo. La última persona que vio las cartas fue el científico smithsoniano Elliott Coues, fallecido en 1899. Michael Gomes dice en su serie en tres secciones “The Coulomb Case” (1884-1984) publicada en The Canadian Theosophist

"En su 'Critical Historical Review of the Theosophical Society', el ardiente espiritista William Emmette Coleman menciona que Elliott Coues, un antiguo miembro de la S.T. y expulsado en 1889 'consiguió gracias al editor de la revista del Christian College las cartas originales de H.P.B. y otros documentos que había obtenido de Emma Coulomb, incluyendo misivas muy importantes de Mme. Blavatsky que hasta ese momento jamás habían sido publicadas'” (185).

"Coues tenía una muy buena razón para conseguirlas, porque Madame Blavatsky lo había acusado de libelo por sus afirmaciones del 20 de julio de 1890 en el Sun neoyorquino (...) Entre los papeles de Coues -en la Sociedad Estatal Histórica de Wisconsin- se encuentra un cheque por 25 libras esterlinas a favor de W.E. Coleman el 21 de noviembre de 1890, pero no las cartas. Al dorso del cheque Coues escribió: 'Precio por las cartas originales de Blavatsky compradas por mí a George Patterson, por medio de W.E. Coleman'” (186).

El doctor Harrison observa el hecho de que la correspondencia Blavatsky-Coulomb jamás fue usada por Coues en su defensa, y ahora no figuran entre sus papeles; esta es una fuerte evidencia según Harrison de que “las epístolas sin duda eran falsas y que en consecuencia el testimonio de los Coulomb fue suficientemente indigno de toda confianza (...) Hodgson acepta el testimonio de Coulomb casi sin cuestionar y si esto es descartado una gran parte de su caso se derrumba” (187).

Este testimonio incluía no sólo las supuestas cartas Blavatsky-Coulomb sino también numerosos fenómenos relacionados y producidos en India por H.P.B. o sus Maestros. Los Coulomb reclamaban en estos una parte conspirativa y tanto los mensajes como la descripción de dichos portentos están registrados en "Some Account of my Intercourse with Madame Blavatsky" por Emma Coulomb entre 1872-1884. Beatrice Hastings (una destacada crítica no teósofa) ha realizado un detallado análisis en su libro de cien páginas “The Coulomb Pamphlet: Defence of Madame Blavatsky” del cual extraemos lo siguiente: 

"Lo que le faltaba a Emma era la habilidad para elaborar una historia judicialmente completa mediante una mezcolanza de hechos ya publicados y muy conocidos (188) sobre verdades a medias y falsdades con una serie de cartas parte genuinas y parte inventadas. Pero para entonces nadie podía hacerlo; los hechos y las partes verdaderas desafiarían los trucos más hábiles. Emma debía acomodarse en un lado falso de alguna circunstancia bien conocida y el resultado fue un embrollo (...) [dejamos al lector] la pregunta final de cómo alguien llegó a aceptar este documento como evidencia" (189). 

Quizá por eso la historia de Emma Coulomb jamás fue reimpresa y Hodgson rara vez la citaba en su informe de doscientas páginas, aunque ella era su principal testigo. Walter Carrithers, que dedicó muchos años en la investigación del caso Coulomb-Hodgson -y que bajo el seudónimo de Adlai Waterman escribió "Obituary: The Hodgson Report on Madame Blavatsky" (190)-, reveló en una carta privada que en sus primeras indagatorias no estaba convencido por lo que declaraban los teósofos en defensa de H.P.B. hasta que leyó el cuaderno de notas de Emma y se dio cuenta de que ésta mentía (191).

Un aspecto que Hastings pasó por alto y tampoco fue notado recientemente por muchos es la peculiaridad en algunas palabras de las cartas. Antes de examinar esto es necesario explicar que la correspondencia de H.P.B. con Coulomb en su mayoría era en francés –y uno malo como muchos han observado-, mientras que el idioma de Blavatsky se destacaba por su elegancia y pureza. Un ejemplo de este pobre trasfondo son las palabras au revoir, universalmente conocidas, escritas como a revoir (192). Otro detalle inadvertido es la intromisión de la lengua italiana. Jean Overton Fuller fue el primero en advertirlo cuando buscaba material para su reciente biografía sobre H.P.B. En el siguiente ejemplo, cada palabra excepto "de" es italiana (aunque Juiseppe debiera escribirse con una “G”): "Per l'amore de San Juiseppe, fatte l´affare bene” ("Por el amor de San José, haz bien las cosas"). Es increíble que Blavatsky pudiera haber apelado a San José por ayuda...

Fuller escribe: “No necesitamos preguntar si los Coulomb tenían un pasado en que el lenguaje italiano tuviera parte. En su panfleto, Emma Coulomb por obligación deja escapar que no fueron directamente desde el Cairo a Ceilán, sino que primero fueron a Calcuta donde ella dio lecciones de italiano a la señora Temple” (193).

Es un misterio dónde Emma aprendió antes el italiano, aunque quizás fuera en la Riviera Francesa donde los italianos suelen concurrir, pero 50 años antes y como información accidental, Hastings escribía: “Ella era de ascendencia levantina y hablaba italiano, pero conocía algo de inglés y francés” (194).

Hodgson llevó algunas de las cartas Blavatsky-Coulomb a Inglaterra para que las examinaran grafólogos versados (195) quienes las declararon genuinas. El comentario de Blavatsky a [Alfred] Sinnett fue: 

"Ah, estos expertos deben ser famosos (...) Todo el mundo puede inclinarse ante sus decisiones y precisión; pero por lo menos hay una persona a la cual jamás podrán convencer (...) y ésa es H.P. Blavatsky. Si el Dios de Israel y Moisés, Mahoma y todos los profetas, con Jesús y la Virgen María vinieran a decirme que yo escribí una línea de las infames instrucciones a Coulomb, diría en sus caras: ¡Disparates, yo no lo hice! (...) hasta este día jamás se me ha permitido ver ni una sóla de esas cartas" (196).

En respuesta a la siguiente carta de la esposa de Sinnett, H.P.B. señaló:

"(...) mientras le agradezco y apreciándole mucho por la gran generosidad de su corazón que le dicta tales palabras como 'aunque el día de mañana me convenciera de que usted ha escrito esas cartas igualmente la querría', a las cuales yo respondo 'espero que no' y por su propio bien (...) Si hubiera sido culpable sólo una vez por fraude deliberado y propuesto, especialmente cuando aquellos engañados eran mis mejores amigos y más verdaderos, entonces ¡no habría 'amor' para alguien como yo! (*). En el mejor de los casos piedad o desprecio eterno (...) No he codiciado ni un ápice de bronce para mi reputación personal, sólo que cada bala de lodo disparada pasa a través de mi y estalla sobre la desafortunada S.T. con odoríferos ingredientes" (197). 

(*) N.del T. (febrero 2022): Se corrigió aquí la versión deficiente en el PDF de esta obra en español, cuya oración consignaba: "He sido culpable sólo una vez...", que en inglés corresponde a: Had I been guilty once only — of a deliberately, purposely concocted fraud, especially when those deceived were my best, my truest friends, no 'love' for such one as I! 

La otra acusación a considerar es que "H.P.B. escribía las cartas de los Mahatmas". Dos expertos en escritura, F. G. Netherclift y Richard Sims, fueron utilizados por Hodgson para comparar la escritura de Blavatsky con las misivas proporcionadas de K.H. El doctor Harrison afirma que aquellos extraordinarios profesionales “llegaron a la conclusión de que esos documentos no estaban escritos por Madame Blavatsky (...) [pero] Hodgson lo descartó" y éste dijo que tras una investigación sobre los escritos de K.H. en India, había determinado que con pocas excepciones las epístolas estaban escritas por Blavatsky. “A mi llegada a Inglaterra” escribió Hodgson, “me sorprendí al encontrar que Netherclift era de opinión diferente con respecto a los escritos de K.H. examinados por él”

Harrison declaró que "el informe final fue apoyado mientras se obtenían más especímenes y (yo cito): 'el resultado fue que Netherclift llegó a la conclusión de que todos los documentos eran sin duda escritos por Madame Blavatsky'. El señor Sims del Museo Británico cambió su posición en consecuencia” y Vernon comenta: “Encontré altamente impropios al vocinglero de Hodgson y sus esfuerzos exitosos para influenciar el juicio de sus expertos. Ninguna corte inglesa aceptaría un informe que se sabe fue elaborado en tales circunstancias” (198).

En la página 24 de su informe, Harrison realiza un examen sobre las variadas caligrafías involucradas y provee ilustraciones: “No encuentro evidencia clara para la grafía de H.P.B.” en las cartas de K.H. “y encuentro significativas [evidencias] de que ella no las escribió. No se quién compuso las Cartas Mahatma, pero no veo plausible asumir que Madame Blavatsky las fabricara, al menos la gran mayoría de ellas, y esa es mi opinión profesional” (199). 

Los otros dos grafólogos expertos -uno en el siglo XIX y otro en el XX- analizaron la caligrafía de K.H. y Blavatsky, y los corolarios de ambos fue en apoyo de Harrison. El primero era el doctor Ernst Shutze, calígrafo en la Corte de Su Majestad Guillermo I, Emperador de Alemania. En 1886 Gustav Gebhard sometió una carta de H.P.B. y otra de K.H. recibidas por él en 1884 cuando la Agente de los Mahatmas visitaba su familia. En el mensaje que acompaña esta opinión Shutze establece enfáticamente: “Si usted había creído que ambas cartas venían de una sóla mano, usted ha trabajado dentro de un enorme error”. En opinión de este experto, demuestra que “la diferencia entre ambas es tan evidente que no puedo llegar a la conclusión de que sean escritas por la misma persona” (200).

El segundo calígrafo fue el doctor Paul L. Kirk del departamento criminológico en la Universidad de California y uno de los mejores especialistas de Estados Unidos. En 1963 se sometieron a su investigación una muestra de Blavatsky, otra de K.H. y una tercera de Damodar, a quien Hodgson acusaba de escribir algunos de los mensajes Mahatma (dichos especímenes se tomaron del mismo informe por Hodgson, pero los nombres de los autores quedaron en reserva). Kirk informó en una carta fechada el 17 de febrero de 1964 que el material sometido estaba escrito por tres personas distintas (201).

Charles Marshall presentó otras investigaciones en uno de sus trabajos expuestos durante la Conferencia internacional sobre Lenguaje Moderno de Leningrado hacia enero de 1980. Su escrito apoya firmemente las pruebas de que H.P.B. no era la autora de las Cartas por los Mahatmas. Su trabajo se titula “The Mahatma Letters-A Syntactic Investigation into the Possibility of 'Forgery' † by Helena Petrovna Blavatsky, a 19th Century Russian Occultist” (202). Marshall explicaba que esta indagatoria utilizó “un análisis computado sobre muestras de escrituras por H.P. Blavatsky, los Mahatmas K.H. y M., además de un grupo-control de otras escrituras fechadas a mediados de la década de 1880", agregando que “se realizaron comparaciones de varias parámetros, incluyendo el número de sílabas en palabras y expresiones en las frases, como también la frecuencia de aparición de grupos preposicionales y conjunciones”. Según Charles, esta técnica o alguna similar se aplicó en el pasado para examinar la autenticidad en la autoría de ciertas epístolas atribuidas a San Pablo y una obra atribuida a Shakespeare (203).

Para nuestra sorpresa, H.P.B. señala que cuando sus críticos se refieren a las cartas Mahatma como falsificaciones, tácitamente reconocen que los Maestros existen, porque ¿cómo se podría falsear la escritura de seres inexistentes?

La discusión de Hodgson sobre el motivo oculto en la "impostura" de H.P.B. es particularmente esclarecedora: "¿Fue egotismo? Si se conoce su carácter, esta suposición es insostenible. ¿Fue ella un simple fraude sin barniz? Sin duda, ella es un raro tema de estudio psicológico, casi tan extraña como un 'Mahatma' (...) Blavatsky era especialmente terrible cuando expresaba su pensamiento poderoso y quizás sus 'veinte años' de trabajo podían haber sido arruinados por Madame Coulomb. ¿Era manía religiosa o ansia morbosa por notoriedad? Debo confesar que el problema de sus motivos (...) me causaron no poca perplejidad (...) el sórdido móvil por ganancia pecuniaria sería una solución aún menos satisfactoria que la hipótesis de locura religiosa (...) Pero incluso esta hipótesis era imposible de adoptar y reconciliar con mi comprensión de su carácter. Una última conversación casual abrió mis ojos (...) luego de mis experiencias personales con Madame Blavatsky no puedo dejar de creer ni sentir muchas dudas de que su verdadero objetivo era la promoción de los intereses rusos" (204).

¿Y cuál fue esa "conversación casual" que abrió los ojos a Hodgson? Había estado enviando a Blavatsky las noticias sobre el reciente movimiento de tropas rusas en Afganistán que amenazaba con la posible invasión a India y ella expresó alarmada: “Eso sería un golpe de muerte para la Sociedad [Teosófica]”. Hodgson consideró esta “vituperación no solicitada” contra su propio país como una cubierta de sus verdaderas simpatías (205) y no pudo imaginar que la reacción de Helena se debía a un genuino interés por el bienestar del Movimiento Teosófico. Y ella había escrito a Sinnett: “(...) según mal pienso, el gobierno inglés en India bajo algunos aspectos –y en razón de su carácter poco simpático- es mil veces peor de lo que serían los rusos” (206).

Aunque Hodgson trajo a colación los motivos de H.P.B., nadie parece haber preguntado las motivaciones de Richard al escribir un informe que el desmentido de la S.I.P. (citando a Vernon Harrison) señala que estaba “plagado de afirmaciones tendenciosas, conjeturas establecidas como hechos o probabilidades, testimonios no corroborados de testigos anónimos y evidencias y falsedades directas escogidas", aunque según H.P.B. cuando Hodgson llegó por primera vez a Adyar era “un joven excelentemente fiel” (207) y podemos suponer que en ese momento sinceramente pensaba descubrir los hechos tras los fenómenos producidos en India. ¿Podría haber sido su propósito aquél atribuido a Blavatsky, es decir, el amor al país? El dicho reza “todo es válido en el amor y en la refriega”. Había una "guerra fría" entre Rusia e Inglaterra con respecto al acceso a las fronteras indias, y Hodgson admite que previo a la “casual conversación con H.P.B.” -cuando “sus ojos se abrieron”- él “no se había interesado sobre manejos políticos en Asia Central”, pero ahora tenía la seguridad de que H.P.B. trabajaba en labores de infiltración para el zar y como espía era una persona peligrosa y debía ser desenmascarada.

Se cita a Cooper-Oakley, que concurrió a una cena en el momento en que Hodgson estaba presente, diciendo de él: “Se ha vuelto loco y actúa de modo insano. Vituperó contra H.P.B. insistiendo que era espía rusa (...) capaz de cualquier crimen” (208). 

Parece significativo que en la primera exposición pública de su "investigación" Hodgson estableciera la teoría del espionaje. Como australiano, eligió el Melbourne Age (12 de septiembre de 1885) para su anuncio encabezado “The Theosophical Society: Russian Intrigue or Religious Evolution?”, ofreciendo a la política rusa como motivo soterrado tras el “gran sistema fraudulento elaborado por Madame Blavatsky con la ayuda de los Coulomb y otros” (209).

Olcott envió las noticias a Helena –para entonces en Europa- y ésta escribió a Sinnett: 

"O este cargo de espionaje es oficial, legalmente rechazado o tendré que abandonar todo y decir adiós a todos (...) no puedo soportar más esto. Señor Sinnett, todos tenemos límites y mi prolongado sufrimiento se niega a soportar una carga más pesada. Usted sabe que en mi opinión un espía es cien veces peor que un ladrón (...) [Este cargo] me exilia para siempre de India (...) compromete a todos los hindúes y a aquéllos que estuvieron más devotamente cerca de mí" (210). Esto se escribió en noviembre de 1885, justo un mes antes de que el "informe Hodgson" fuera provisto por la S.I.P. En julio de 1886 Blavatsky escribió a Olcott:

"Respecto de mi regreso a India (...) si me quiere de vuelta deberá consentir primero en colocar a Hodgson ante una Corte legal por su cargo contra [mí] de espía rusa. La actitud que tomaré respecto a cualquier cosa que traiga a colación [los Mahatmas y los fenómenos] será negarme a toda discusión sobre estos temas. Mi queja se refiere a terrenos políticos y de calumnia. Una cosa no tiene nada que ver con la otra (...) Sinnett dice que hay abogados listos a tomar casos sobre especulaciones, y el mío es bueno y seguro. Todos ellos están sorprendidos porque no litigamos contra Hodgson y la S.I.P., y los abogados señalan que ni siquiera necesito estar en Londres para eso. Puedo dar un poder a un abogado. Pero si no lo hago, al momento de regresar a India habrá alguna nueva conspiración y escándalo" (211). 

Olcott, que también era legista, pensó diferente y no se adoptó ningún remedio legal. Hoy pocos creen que H.P.B. fuera espía. Lo importante ahora es cómo la opinión de Hodgson sobre el tema haya influenciado la clase de informe que redactó.

Repetimos que cuando llegó a India para comenzar sus investigaciones en el cuartel general de la S.T. en Adyar, Hodgson tenía una actitud amistosa y no mostraba escepticismo ni sospecha. Los amigos británicos que lo conocieron antes de viajar a ese país dijeron que llevaba en su valija "El Mundo Oculto" de Sinnett y hablaba con entusiasmo sobre sus enseñanzas teosóficas (212). 

Ofrecemos como cierre del "informe Hodgson" unos extractos adicionales ofrecidos del documento por Vernon Harrison en el Journal para la S.I.P.:

"Durante años, Hodgson ha sido presentado como ejemplo del perfecto investigador psíquico y su informe como modelo de lo que debe ser un reporte sobre investigaciones psíquicas (...) Por el contrario, el documento por Hodgson es altamente parcial y olvida todo por la imparcialidad científica. Es la consigna de un consejero de Fiscalía que no duda en seleccionar evidencias que se adapten al caso, ignorando y suprimiendo todo aquello que tienda a contradecir esta tesis. El consejero de la defensa jamás fue escuchado.

No puedo exonerar al comité de la S.I.P. por la responsabilidad de publicar este pésimo informe. Parece haber hecho muy poco, salvo copiar e imprimir las opiniones de Hodgson; no se hizo ningún intento serio para verificar sus hallazgos o siquiera leer su informe críticamente. Si lo hubieran hecho, se hubieran evidenciado sus inconsistencias, la falta de coherencia, su hostilidad hacia el sujeto y desprecio por los 'nativos' y otros testigos, y así el caso se hubiera devuelto para mayor estudio (...)".

"Es maravillosamente sorprendente que Hodgson pudiera embaucar tan completamente no sólo a Neherclift y Sims -del Museo Británico-, sino también a hombres y mujeres del calibre de Myers, Gurney y la señora Sidgwichk, por no mencionar varias generaciones de investigadores psíquicos desde la publicación de su Informe en 1885". 


Referencias 

169. Vernon Harrison, “J’Accuse: Un estudio del Informe Hodgson de 1885”, Journal of the Society for Psychical Research, Londres, abril de 1986. 

170. Franz Hartmann, "Report of Observations Made During a Nine Months' Stay at the Headquarters of the T.S. of Adyar, India", 2º edición, Madrás, India, Graves Cookson y Co. 1884, p. 33-34 ("Hartmann Report"). 

171. Blavatsky, "Cartas de H.P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 110. 
172. "Hartmann Report", p. 31-32.
173. Jinarajadasa, "Cartas de los Maestros de Sabiduría", I: 43 
174. "Hartmann Report", 31-32. 
175. "Hartmann Report", 31-32. 
176. R.A.V. Morris, “The Two H. P. Blavatsky”, The Aryan Path, Bombay, India, Theosophy Company, enero de 1932, p. 56. 

177. Jinarajadasa, "Cartas de los Maestros de Sabiduría", 2: 131. 
178. Emma Coulomb, “The Coulomb Pamphlet”, reimpreso en el volumen 2 de Beatrice Hastings, "Defence of Madame Blavatsky", Worthing, Inglaterra, 1937. 

179. "Hartmann Report", p. 9, 43. 
180. William Q. Judge, “The So-Called Exposé of Madame Blavatsky”, The Index, 18 de febrero de 1886; Arena, marzo de 1893 (Boston), ambos artículos reimpresos en el folleto "Theosophy in India", Los Angeles (California), Theosophy Company. 

181. Judge, “The So-Called Exposé of Madame Blavatsky”. 
182. Harrison, “J’Accuse: Un estudio del Informe Hodgson de 1885”, p. 303, 306. "Casualmente Harrison estuvo a cargo del equipo de 40 colaboradores y aprendió mucho sobre estafadores y sus métodos. Él todavía trabaja en retiro como examinador de documentos cuestionados para la profesión legal” ("Theosophical History", Londres, octubre de 1985, p. 68-69). 

183. Blavatsky, "Cartas de H. P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 115-16.
184. Vernon Harrison, “H. P. Blavatsky and the Theosophical Researchers”, 25 de marzo de 1984, charla ante la Sociedad Teosófica de Londres e impresa por Aquarius Viewpoint, n° 138; ver también "Informe Harrison", p. 288-89. 

185. William E. Coleman, "Religio-Philosophical Journal", septiembre de 1883, p. 266.

186. The Theosophist, febrero de 1985, p. 185. 
187. Harrison, “J’Accuse: Un estudio del Informe Hodgson de 1885”, p. 193. 
188. Blavatsky, "Cartas de H. P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 110. 
189. Hastings, "Defence of Madame Blavatsky", volumen 2: “The Coulomb Pamphlet”, p. 10. 

190. Adlai E. Waterman, "Obituary: The Hodgson Report on Madame Blavatsky, 1885-1960", Adyar, Madrás, India, Theosophical Publishing House, 1963. 

191. Gomes, “The Coulomb Case”, The Theosophist, enero de 1985, p. 138. 
192. Fuller, "Blavatsky and her Teachers", p. 150-51. 
193. Fuller, "Blavatsky and her Teachers", p. 148-53, 240, apéndice. 
194. Hastings, "Defence of Madame Blavatsky", volumen 2: “The Coulomb Pamphlet”, p. 7. 

195. Richard Hodgson, "Report of the Committee appointed to investigate phenomena connected with the Theosophical Society", volumen 3, Londres, Society for Psychic Research, 1885 ("Hodgson Report").

196. Blavatsky, "Cartas de H. P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 98. 
197. Blavatsky, "Cartas de H. P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 102-3. 
198. Harrison, “J’Accuse: Un estudio del Informe Hodgson de 1885”, p. 308. 
199. Harrison, “J’Accuse: Un estudio del Informe Hodgson de 1885”, p. 308. 
200. Blavatsky, "Cartas de H.P. Blavatsky a A. P. Sinnett", 348-51. Nota al pie en p. 349, el editor menciona erróneamente la letra manuscrita del Maestro M. cuando en realidad es de H.P.B.; ver también p. 250 y 257.

201. Victor A. Endersby, "The Hall of Magic Mirrors: A Portrait of Madame Blavatsky", Nueva York, NY., Carlton Press, 1969, p. 89, 132, 160. 

202. Charles Marshall, “The Mahatma Letters: A Syntactic Investigation into the Possibility of 'Forgery' by Helena Petrovna Blavatsky, a 19th Century Occultist", Aquarius Viewpoint, octubre de 1980. 

203. The Canadian Theosophist, Calgary, Canadá, noviembre-diciembre de 1980, p. 98. 

204. "Hodgson Report", p. 313-14. 
205. "Hodgson Report", p. 314. 
206. Sinnett, "Incidents in the Life of Madame Blavatsky", p. 315. 
207. Mahatmas M. y K. H., "Cartas de los Mahatmas a A. P. Sinnett", p. 465, apéndice. 

208. Blavatsky, memorándum de nuevos puntos a su colega Henry Steel Olcott, manuscrito en los Archivos de Adyar, Sociedad Teosófica, India; ver también "H.P. Blavatsky Collected Writings", 6: 410; Mahatmas M & K.H., "Cartas de los Mahatmas", apéndice 460; "Cartas de H.P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 76. 

209. Michael Gomes, "The Coulomb Case: 1884-1984”, The Theosophist, Adyar, India, enero de 1985. 

210. Blavatsky, "Carta del miércoles" (noviembre 1885) de una copia enviada a Olcott con la letra de Bawaji. Archivos de Adyar, Sociedad Teosófica, India; Henry Steel Olcott, carta a Blavatsky, 21 de octubre de 1885, reimpresa en The Theosophist, enero de 1933, p. 402-6; ver mensajes de Olcott en "Cartas a A. P. Sinnett", transcrita del original en los Archivos de Adyar. Sociedad Teosófica, Madrás, India; también disponible en los Zirkoff Archives, S.T. de Wheaton, Illinois. 

211. Blavatsky, “Carta a Olcott, 14 de julio de 1886”, The Theosophist, mayo de 1908, p. 752. 

212. Leslie Price, “Madame Blavatsky Unveiled?: A New Discussion of the Most Famous Investigation of the Society for Psychical Research”, Theosophical History Center, Londres, 6 de abril de 1983, p. 7-8.

31 de enero de 2022

¿Fue Blavatsky una "plagiadora"?: las mentiras de William Coleman

Del capítulo 12 de "H.P.B.: La extraordinaria vida e influencia de Helena Blavatsky" por Sylvia Cranston

En 1890, cuando el Sun publicó la profesada exposición de H.P.B., se preparaba silenciosamente otro ataque contra su persona por un hombre llamado William Emmette Coleman, quien pronto gritó a los cuatro vientos la acusación de que en todos sus escritos Blavatsky plagiaba en gran escala. Es imposible calcular cuántas personas se negaron a leer los escritos de Blavatsky como resultado de esta acusación. Y a todo esto, ¡es sorprendente que haya ahora otro “Co” añadido a Coulomb, Coues y Collins!  

Coleman estuvo involucrado tanto en los casos Coulomb como Coues-Collins y fue él quien viajó desde Estados Unidos a Londres para obtener del misionero escocés Patterson los supuestos originales de las cartas H.P.B.-Coulomb que Coues esperaba utilizar al defenderse en el litigio de libelo por aquélla; él también fue quien dio a Coues la información que circuló en la “entrevista” del Sun sobre el supuesto hijo ilegítimo de H.P.B. con Wittgenstein como padre. La carta de Coleman fechada el 31 de marzo de 1889 y que trata este asunto se encuentra en la colección Coues.  

¿Por qué se involucró Coleman? ¿Y por qué difundió los cargos de plagio? ¿Era acaso una persona desinteresada en busca de la verdad?  Uno podría pensar así cuando lee sus credenciales provistas en una nota al pie sobre su investigación escrita sobre las fuentes para los escritos de Blavatsky. Pero ¿dónde estaba este papel impreso? De todos los lugares, apareció como el Apéndice C en A Modern Priestess of Isis de Solovyov, publicado en 1895 en nombre de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas (S.I.P.). En el libro de Solovyov logró una inmortalidad que de otra manera no habría conseguido. Las credenciales de Coleman en la nota al pie incluyen membresías en la Sociedad Oriental Americana, la Real Sociedad Asiática de Gran Bretaña e Irlanda, la Sociedad de Textos Pali y el Fondo Egipcio de Exploración. Uno difícilmente imaginaría que era un oficinista en el Departamento del Contramaestre en la Armada de EE.UU., primero en Fort Leavenworth en Kansas y más tarde en San Francisco. Pero lo más importante y que la S.I.P. ocultó cuidadosamente -algo que siempre los detractores de H.P.B. se abstienen de mencionar- es que Coleman era un espiritista líder en su tiempo que escribía perniciosas denuncias sobre la Teosofía y Blavatsky en semanarios espiritistas.  

Nada puede ser más claro que lo escrito por Coleman a Coues el 8 de julio de 1890 en el documento con membrete de la oficina Principal del Contramaestre: "Denuncio enfáticamente y ridiculizo la teoría del ocultismo sobre los espíritus elementales, etc., antes de que la Sociedad Teosófica fuera organizada [en 1875] y desde ese entonces me he opuesto con firmeza y sin descanso a la Teosofía en todo momento". 

El artículo de H.P.B. “My Books” habla de “el tema del libelo que proviene de Estados Unidos” y “todo eso viene de la misma fuente, bien conocida para todos los teósofos: una persona [Coleman] que no se cansa de atacarme personalmente durante los últimos doce años”.

Respecto de los cargos sobre "plagio", debemos comprender que al aplicarlo a H.P.B. Coleman usaba el término dentro de una definición más amplia como establece el diccionario: “Robar y copiar (las ideas y palabras de otro) como si fueran propias”.  Blavatsky no hacía esto †, pero seguramente ella debió haber sido "culpable de algo espantoso", según el comentario de apertura de Coleman al párrafo de su escrito para agosto de 1893. Veamos: 

"Durante los tres años que pasaron, he hecho un análisis más o menos exhaustivo sobre el contenido de los escritos por Madame H. P. Blavatsky y he rastreado las fuentes de donde se deriva y casi la totalidad de sus temas tratados".   

Cuando Ralston Skinner dio su manuscrito de la parte tres de "Source of Measures" a H.P.B. como regalo, dijo que ella podía usarlo como trabajo propio, pero se negó diciendo: “¿Cómo puedo referenciar sin marcas de citas? ¿Cómo puedo citar y dejar fuera su nombre?” (17 de febrero de 1886, Ralston Collection, Andover-Harvard Theological Library, Universidad de Harvard).

El así llamado "plagio" de H.P.B. es una práctica común en la mayoría de los autores que publican los "frutos" de su búsqueda, incluso por el propio Coleman. Para comprender lo anterior debemos distinguir entre las fuentes primarias y secundarias. Si se cita de un ensayo de Emerson, por ejemplo, ese ensayo será la fuente primaria; y si en otro caso se cita a Emerson refiriendo a Shakesperare, esa porción en el trabajo de aquél será llamada fuente secundaria.  

Pero según el criterio de Coleman, se debe aclarar en todos los casos –en una nota al pie o nota final- no sólo a Shakespeare, sino el plagio secundario, porque está "confundiendo a sus lectores" al pensar que uno encontró la referencia en los trabajos de Shakespeare. Sin embargo, la cita única de fuentes primarias es una práctica legítima que la mayoría de autores eruditos siguen todo el tiempo. En Isis Develada, H.P.B. frecuentemente acredita al autor original, pero no a la fuente secundaria.  

Sin duda, los escritores de hoy reconocen las fuentes secundarias indirectamente, incluyendo en sus bibliografías los nombres de los libros que utilizaron en su investigación. Sería poco prudente listar todo porque entre los numerosos volúmenes investigados sólo unos pocos se pueden considerar valiosos de mención; por ende, si Coleman aplicara las reglas † que exigió con H.P.B. a estos cientos o miles de autores, a todos ellos los llamaría "plagiadores".
  
† Con todos los lloriqueos de Coleman sobre el supuesto plagio de Blavatsky en sus artículos impresos para revistas de espiritismo, hasta ella se convenció que quizá había quebrado alguna “regla literaria” importante y por eso Blavatsky explica que en “My Books” no conocía estos patrones cuando ella escribió Isis. El artículo de Coleman al que Blavatsky contestaba en particular se publicó en uno de los ejemplares de The Golden Way (abril de 1891). El largo artículo con que contesta H.P.B. y escrito once días antes de morir, fue el último que compuso en esta encarnación, y considerando el estado de su salud en ese momento es sorprendente que tuviera la energía para hacerlo.

Tal como se acostumbraba en los libros de su época, los trabajos de H.P.B. no tenían bibliografías. Sin embargo, sus fuentes secundarias se mencionaban a menudo en el texto cuando citaba el material primario; así, el lector estaba al tanto del libro como fuente valiosa de información. Para ilustrar, Coleman acusa a Blavatsky de usar cuarenta y cuatro pasajes –él debiera decir citas- del libro de C.W. King The Gnostics and Their Remains en Isis sin reconocerlo, pero cuando ella usa esa obra como fuente primaria acredita a su autor en treinta y dos ocasiones.  

Es interesante mencionar que el inmortal Goethe confesaba que obtenía su material de la misma manera que lo hacían otros escritores, pero no se sabría esto hasta que encontráramos una oscura referencia que descubrió su biógrafo Emil Ludwig:

"Debo mis logros (...) a cientos de cosas y personas fuera de mí mismo, que constituyen mi material (...) y todo lo que hice fue unirlos y cosechar lo que otros sembraron para mí (...) Lo principal es tener un gran deseo y habilidad y perseverancia para cumplirlo.  Mi trabajo es el de un ser compuesto que por casualidad firma como Goethe".  

El propio Coleman no siempre practicó lo que predicaba respecto de dar crédito a las fuentes secundarias. En su ensayo “Sunday Not Being the Real Sabbath” pidió prestadas sin corroborar numerosas citas de un documento de William Henry Burr sobre el tema. En un folleto de sesenta páginas, Burr se quejaba de Coleman escribiendo:  

"Los hechos son los siguientes: W.E.C. ha pedido prestado de mi pequeña obra todo lo citado o resumido de Justino, Ireneo, Clemente, Tertuliano, Victorinus, Orígenes, Eusebio, Jerónimo, Lutero, Melanchtohn, Baxter, Ileylin, Milton, Paley y Neander.  Todas las referencias que da sobre las autoridades mencionadas están sacadas de mí y no ha añadido nada de sus trabajos que no encontrara en el mío" [publicación de Burr, 1881, Washington D.C.].

Coleman tampoco reconoció que existiera el folleto de Burr, y éste a su vez señala que partes del primero están plagiadas.

************

Coleman señala que el propósito de H.P.B. al citar a tantas autoridades pasadas y presentes era para mostrarse a sí misma como “una gran lectora que poseía una enorme erudición” cuando en realidad “su ignorancia era profunda en todas las ramas del conocimiento”. Entonces, uno se pregunta cómo pudo ella comprender los pesados tomos en que investigaba y cómo seleccionó exactamente el material correcto para su propósito. Beatrice Hastings observa:  

"[Coleman] no tuvo en cuenta el hecho de que Blavatsky precisamente citaba las 'autoridades' que la ayudaran a buscar el hilo de la ciencia oculta que parte desde tiempos más antiguos hasta los modernos. Ella citaba tanto de un viejo libro como de un periódico neoyorquino siempre que sirviera a su propósito. Coleman encontró muy conveniente hurgar sobre sus constantes citas de nombres y autoridades y la verdad es que difícilmente existe una sóla página del libro sin algún nombre; el lector es llevado de autoridad en autoridad sin dejar dudas sobre su propósito en lo que ella compila para mostrar que no inventa sus temas y difícilmente podría haber citado más nombres sin haber cansado al lector. Saber dónde detenerse, como ella hizo, requiere tacto literario... ¿Qué podría haber sido mejor con una amplia biblioteca de información que ensamblar lo principal en un libro?"  

Sin embargo, sería un error imaginar que los trabajos de Blavatsky eran antologías pues Coleman quiere hacernos creer que Isis en particular era un poco más que "préstamos" de otros escritores. Es fácil probar lo contrario: una revisión línea por línea revela que sólamente el 22% es material citado y el 78% palabras de Blavatsky. Además, las citas no tienen valor primario, sino simplemente son apoyos a su tesis principal. Cuando en la actualidad se cita de sus libros, no son sus selecciones de otros autores lo que se presenta, sino su escrito original o, como ella diría, el de sus Maestros.  

************  

Así y como Coleman describe en su artículo, basó su idea de "plagio" enfocado principalmente en Isis Develada y luego se vuelve hacia La Doctrina Secreta y otros trabajos de Blavatsky. Aquí al parecer el autor se sobrepasa y pierde todo derecho como investigador honesto. 

Al discutir Isis, Coleman da el número de páginas y libros copiados y a veces también compara pasajes; de aquí en adelante no aporta más esa información. Sin embargo, profesa que “las detalladas pruebas y evidencias de cada aseveración (...) se corporizan completamente en un trabajo que preparo para su publicación, una exposición de Teosofía como totalidad”. Esta promesa aparece reiteradas veces en el papel para asegurar a los lectores de que "todas las pruebas indudablemente estarán muy pronto a disposición". Pero desde la fecha de este documento (agosto de 1893) hasta su muerte en 1909, pasaron dieciséis años sin que el libro apareciera, por lo que Coleman no ofreció ninguna noticia respecto de esta publicación ni tampoco disculpas por la tardanza.  

El autor señala que La Doctrina Secreta “es del mismo tipo que Isis” en que “está llena de plagios y en todas sus partes constituye una nueva versión de otros libros”. También entrega una lista de veintiún libros de los cuales se supone que H.P.B. "plagió" [sin dar fuentes secundarias]. De éstos, sólo en cinco menciona el número de los “pasajes copiados”:  

Traducción de Wilson del Vishnu Purana: 130.  
World Life del Profesor Alexander Winchell: 70.  
Hindu Classical Dictionary de Dowson: 123.  
Mythologie de la Grèce Antique de Decharme: 60.  
La Qabbala de Myers: 34.  

La Doctrina Secreta compone un total de 1.570 páginas y los libros-fuente son muchos. ¿Cómo se podrían ubicar pasajes paralelos en este trabajo y la fuente secundaria mencionada, sin una paginación en ninguno de ellos? Salvo que se establezca un elaborado programa de computación, parece una tarea imposible. Aún así, se hizo un caso de prueba. Entre los cinco libros de la lista, Coleman señala a dos que componen la base de La Doctrina Secreta en su mayor parte: la traducción de Wilson del Vishnu Purana y World Life de Alexander Winchell, profesor de geología y paleontología en la Universidad de Michigan. Este último fue elegido porque, al tratar sobre ciencia, delinea bien el tema abordado (tal como los capítulos sobre el Sol y la Luna) y podría confrontarse con el texto de La Doctrina Secreta usando el enorme índice de 396 páginas para ésta última en los Blavatsky Collected Writings. Una investigadora voluntaria que modestamente solicitó permanecer anónima emprendió la tediosa tarea y dedicó tres horas diarias durante seis meses y a mitad de camino se quejó de que “era muy desesperante buscar algo que no se puede encontrar”. Sin embargo, encontró unas pocas copias no reconocidas de fuentes secundarias y no los pasajes señalados por la vanagloria de Coleman, sino seis. ¡No es de sorprender que el autor jamás llegara a escribir aquél libro! El calculó bien en el sentido que la gente creería su "supuesta búsqueda" sin las pruebas prometidas.  

Un descubrimiento del que Coleman se enorgulleció fue haber ubicado la fuente de las Estrofas de Dzyan, sobre las cuales H.P.B. dice que se basan La Doctrina Secreta y La Voz del Silencio. Según Coleman, las Estrofas son “trabajo de Madame Blavatsky y una compilación en su propio lenguaje de una variedad de fuentes” y nuevamente prometió dar las evidencias en su futuro libro que como sabemos jamás apareció. 

Aparte de Coleman, muchos han pretendido identificar la fuente de las Estrofas. G.R.S. Mead, el erudito secretario de Blavatsky, tuvo una vez un intercambio epistolar con Max Müller sobre este tema.  Mead, quien había recibido su licenciatura y maestría con honores en Cambridge -donde obtuvo el mismo grado en griego y latín-, también estudió filosofía en Oxford y luego escribió sobre gnosticismo, filosofía hermética y los orígenes del Cristianismo. El informe de Mead sobre su correspondencia con Max Müller apareció en The Theosophical Review (marzo de 1904) del cual Mead era editor y dice lo siguiente:

"Hace unos diez años o más, el fallecido profesor Max Müller -y ante quien todos los amantes de los libros sagrados de Oriente tienen una profunda deuda de gratitud- publicó su serie más instructiva de Conferencias Gifford tituladas 'Teosofía o Religión Psicológica'. En una serie de tres artículos, comenté su trabajo en detalle y el anciano profesor me escribió extensa una nota sobre mi trabajo, con excepción de uno o dos puntos, e intercambiamos varias misivas.  

Müller se expresó sorprendido de que yo perdiera, como él pensaba, lo que él acertadamente llamaba mis habilidades sobre 'Teosofía' cuando todo el campo de estudios orientales estaba ante mí, sobre el cual él pensaba con bondad que yo podía hacer un trabajo útil. Por sobre todo, el profesor no podía comprender por qué trataba con tanta seriedad a esa 'charlatana' de Madame Blavatsky que había hecho tanto daño a la causa de los genuinos estudios orientales mediante sus 'parodias' de budismo y Vedanta que había mezclado con ideas occidentales. Toda su Teosofía era un rechauffé o 'mala interpretación' de traducciones textuales en sánscrito y pali. 

Ante esto respondí que mi único objetivo era servir a la causa de la verdad; que si él podía convencerme de que la Teosofía de Madame Blavatsky era simplemente una manipulación inteligente o ignorante de textos sánscritos y pali, haría todo lo que estuviera en mi poder para exponer los hechos al mundo teosófico (...) en consecuencia le solicité que tuviera la bondad de señalarme cuáles eran en su opinión los textos originales en sánscrito o pali -o en cualquier otro lenguaje- sobre los que se basaban las Estrofas de Dzyan, sus comentarios en La Doctrina Secreta o cualquiera de los tres tratados contenidos en La Voz del Silencio. Yo mismo había buscado durante años por algún rastro de los originales o fragmentos de ellos, y no había encontrado nada; por tanto, si podíamos conseguir los textos sería excelente pues ése era el material que se necesitaba. 

A esto, el profesor Müller respondió en una nota breve señalando dos versos en La Voz del Silencio que según él eran bastante occidentales en pensamiento y en consecuencia traicionaban su origen genuino. 

Contesté que estaba frustrado por no indicarme los textos en que se fundamentaban los Preceptos o cualquier sección del Libro de Dzyan; sin embargo, le escribí que pensaba en publicar su crítica reservándome el derecho de comentar sobre ella. 

Ante esto, el profesor Müller rápidamente me pidió que no lo hiciera y que le retornara su carta de inmediato porque deseaba escribir algo más valioso sobre el [Theosophical] Review; por supuesto devolví su mensaje, pero he estado esperando desde ese día la prometida prueba de que H.P.B. en sus maravillosas creaciones literarias no sería más que una 'lamentable compositora de parches' o 'trozos de traducciones mal comprendidas' y 'compiladas en un conjunto fantástico para ser leídos por tontos'. Puedo añadir que la oferta aún está abierta para cualquier orientalista que desee hacer para mí el ridículo papel del último Néstor en orientalismo

Recomiendo llamar a estas páginas contenidas en sus trabajos como maravillosas creaciones literarias, no desde el punto de vista de un entusiasta que no conoce nada de literatura oriental, o de los grandes sistemas cosmogónicos del pasado, o de la teosofía sobre los credos mundiales, sino desde el juicio maduro de quien ha estudiado estos temas durante más o menos veinte años. 

Las estrofas [del Libro de Dzyan en La Doctrina Secreta] establecieron una cosmogénesis y antropogénesis que en su desarrollo y detalle dejaron muy atrás todo registro existente de tales cosas pasadas; no pueden ser explicados como 'la reunión inteligente' de 'fragmentos arcaicos inconexos' todavía mantenidos en libros sagrados y autores clásicos, porque poseen una individualidad propia y contienen todo el marco de una antigüedad y la garantía de una economía que el mundo occidental cree haber superado hace mucho tiempo. Además, se presentan en una atmósfera de comentarios aparentemente traducidos o parafraseados de lenguas del Lejano Oriente, produciendo la impresión general de ser genuina; pero para un erudito que no ha superado sus prejuicios iniciales es difícil estudiarlas y  confrontarlas".  

En la introducción a La Doctrina Secreta (I:xlv) H.P.B. habla de aquéllos que desacreditarán sus escritos con la excusa de ser plagio de Éliphas Levi o Paracelso y del budismo y brahmanismo. Ella responde:  

"(..) se acusó a Renan de haber robado su Vie de Jésus de los Evangelios, y a Max Müller sus 'Sacred Books of the East' (...) de las filosofías brahmánicas y Gautama Buddha. Pero puedo repetir al público en general y los lectores de la 'Doctrina Secreta' lo que he afirmado siempre y que ahora cierro con las palabras de Montaigne:  

TENGO AQUÍ UN RAMILLETE DE FLORES ESCOGIDAS, Y NO HE PRODUCIDO NADA POR MÍ MISMO SALVO LA CUERDA QUE LAS UNE.  

En su artículo “My Books” Blavatsky reitera a Montaigne y pregunta si alguien puede decir que ella “no haya pagado el precio por la cuerda”. Respecto de la fuente para las Estrofas de Dzyan, se publicaron noticias en 1983 de que el misterio está resuelto por el tibetólogo David Reigle, quien escribe lo que sigue en un folleto de setenta páginas llamado The Books of Kiu-Te (Wizards Bookshelf, San Diego, California, 1983):  

"Los Libros de Kiu-te se describen en el monumental trabajo de H.P. Blavatsky La Doctrina Secreta como una serie de trabajos altamente ocultos, algunos de los cuales son públicos y otros secretos. Se dice que los primeros se hayan en posesión de cualquier monasterio tibetano Gelugpa y los últimos incluyen el Libro de Dzyan, del cual se tradujeron un número de estrofas para formar el núcleo de La Doctrina Secreta. Se sostiene que el Libro de Dzyan es el primer volumen de comentarios sobre los libros secretos de Kiute y al mismo tiempo un glosario público de éste último. 

Aunque la información anterior se conoció a fines del siglo pasado, hasta ahora la identidad verdadera de los libros públicos de Kiu-te ha permanecido en el misterio. Ni los eruditos tibetanos ni occidentales saben de ningún texto con ese nombre; en consecuencia, se piensa que fueron 'rotulados como fragmentos en la imaginación de H.P. Blavatsky', junto con todo lo demás en La Doctrina Secreta; pero simplemente al investigar las referencias que ella dio al aludir a estas obras se han identificado positivamente en la actualidad. Como dijo Blavatsky, se encuentran por cierto en la biblioteca de cualquier monasterio tibetano Gelugpa y también en aquéllas de otras sectas (Kargyudpa, Nyimgmapa y Sakyapa), y en verdad son trabajos sumamente ocultos considerados por todas las tradiciones budistas tibetanas como compilaciones de las enseñanzas secretas de Buda. Como se verá, sólo la pronunciación del término evitó la identificación previa de ellos".  

Helena Blavatsky a veces pronunciaba los libros “Kui-te” como hacía el monje capuchino Horacio della Penna en la década de 1700. Hoy ellos se conocen como Kanjur, una porción mayor del Canon Tibetano, y así la persistente búsqueda de Reigle ha conducido a otros descubrimientos sobre los que informa en su libro. 

30 de enero de 2022

¿Dijo Blavatsky realmente que "Satán es el único Dios"?


La página cristiana fundamentalista www.jesus-is-savior.com contiene una crítica particularmente engañosa, falaz y deliberadamente deshonesta sobre H.P. Blavatsky, la Teosofía y el Movimiento Teosófico. El artículo en cuestión se titula "Theosophy is of the Devil" y fue compuesto por David J. Stewart.

Desafortunadamente, este autor y como muchos otros cristianos evangélicos no tiene ni siquiera el interés de intentar comprender los hechos básicos de la historia y la filosofía. Todo lo ve a través de los parpadeos estrechos y autoimpuestos de un dogma religioso irreflexivo e intencionalmente ignorante que no tiene nada en común con las creencias y prácticas reales de los cristianos originales, que sin duda serían condenados al infierno por nuestro amable crítico con el mismo celo y furia que muestra tan fácilmente hacia los teósofos.

Si él y sus simpatizantes prefieren negar la afirmación anterior, se les invita a leer “¿A qué nos referimos con lo 'oculto' en Teosofía?”, “Lucifer, el Portador de la Luz”, “Reencarnación y cristianismo”, “La divinidad impersonal”, “Blavatsky sobre la expiación vicaria”, “La descarada falibilidad de la teología cristiana” y “Respondiendo a calumnias nazistas contra H.P. Blavatsky” y hacerlo calmadamente y con altura de miras. ¿Es posible? ¿Son capaces de responder en una forma razonada e inteligente a todos los puntos planteados, sin recurrir a torrentes de abusos verbales y condenas, salpicados generosamente con citas bíblicas que probablemente nunca tendrán ningún efecto sobre alguien más que quienes ya son creyentes en la Biblia? El tiempo lo dirá.

"Theosophy is of the Devil" comienza declarando a Helena Petrovna Blavatsky, fundadora del Movimiento Teosófico, como "ocultista y adoradora de Satanás".

Sí, ella era ocultista, pero ésta es una palabra muy mal entendida y vilipendiada que realmente no tiene nada de oscuro ni siniestro al respecto. Como prueba y explicación de esto se invita al lector a examinar el artículo “¿A qué nos referimos con lo 'oculto' en Teosofía?”

La acusación de "adoradora de Satanás" es mucho más seria. Para una refutación completa de tal noción, debemos referirnos al texto de “Lucifer, el Portador de la Luz”, y debido a su longitud no podemos citarlo todo aquí, pero reproducimos varios párrafos del mismo:

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"Una de las difamaciones más ignorantes y absolutamente deshonestas que se ha dirigido de modo repetido a H.P. Blavatsky y contra los teósofos en general es la aseveración de que la Teosofía es una forma de satanismo y que Madame Blavatsky adoraba al diablo. Para un teósofo, tal afirmación es simplemente ridícula y sin fundamento.

Esas condenas se originan principalmente en el ámbito del cristianismo y en aquéllos de sus seguidores que creen en un Dios/demonio antropomórficos y personales, siendo éste último el supuesto enemigo de ese Dios.

Considerando el hecho de que Lucifer y Satanás han llegado a verse como sinónimos para la misma entidad, no es tan difícil apreciar por qué los cristianos han llegado a tal conclusión, ya que la revista teosófica que comenzó en Inglaterra y por H.P.B. a finales de la década de 1880 se tituló 'Lucifer' y en su obra maestra 'La Doctrina Secreta' habla de aquél en términos positivos.

No obstante, hay varios puntos importantes que debemos dilucidar:

01. El cristianismo no tiene el monopolio del término 'Lucifer' ni tampoco en su definición. El significado y concepto de dicha palabra son simplemente los últimos en una larga línea de interpretaciones de este vocablo pre-cristiano.

02. La palabra 'Lucifer' aparece sólo una vez en toda la Biblia, específicamente en Isaías 14:12 que dice: '¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana! ¡Cortado fuiste por tierra, tú que debilitaste a las naciones!' Quienes lean este versículo en su contexto real verán claramente que la sentencia se aplica específicamente a cierto rey babilónico que era enemigo en la guerra de los israelitas. El texto hebreo original usa la palabra הֵילֵל que literalmente significa 'estrella brillante' o 'el fulgurante', un término aplicado sarcásticamente por los israelitas a este enemigo particular. Los traductores de la versión bíblica Rey Jacobo, uno de los cuales fue el doctor Robert Fludd, el conocido iniciador rosacruz -un hecho que sin duda horrorizará a muchos cristianos- optaron por transcribir este vocablo con la palabra latina 'Lucifer'.

03. 'Lucifer' significa literalmente 'portador de la Luz', 'lucero del alba', 'resplandenciente' o 'estrella de la mañana' y no tiene otro significado. Histórica y astronómicamente el término 'lucero matutino' siempre se ha aplicado al planeta Venus.

04. Dado que la única vez que aparece la palabra 'Lucifer' en la Biblia es en dicho versículo de Isaías, no hay absolutamente nada en este libro que vincule a Lucifer con Satanás o el diablo. Fue el papa Gregorio Magno (540-604 d. de C.) quien aplicó primero ese pasaje de las Escrituras al 'enemigo de Dios' y equiparando así a ambos, pero incluso para entonces esta idea no se extendió en gran medida hasta la popularización mucho más reciente del 'Paraíso Perdido' por John Milton, donde Lucifer se usa como otro nombre para Satanás o el adversario maligno de la divinidad. Además, personalidades del mundo cristiano como Martín Lutero y Juan Calvino consideraron 'un grave error' aplicar Isaías 14:12 al diablo, 'porque el contexto muestra claramente que estas declaraciones deben entenderse con referencia al rey de los babilonios'. 

05. Por lo tanto, los cristianos que afirman que Lucifer es el demonio en realidad no tienen base ni autoridad bíblica para tal creencia. Aunque pueden sostener que son 'creyentes en la Biblia' cuya fe se basa únicamente en 'la Palabra de Dios', en este y muchos otros aspectos son seguidores de la tradición religiosa cristiana y no de la Biblia. ¿O es que acaso han conferido silenciosamente infalibilidad divina al Papa y a Milton sin decir nada al resto del mundo?

06. Helena Blavatsky nunca fue cristiana en ningún momento de su vida, no dio crédito a la teología de dicha religión y tampoco creyó en ningún tipo de Dios personal o antropomórfico, menos aún en un demonio de iguales características. Ella creyó y enseñó que sólo existe UNA Vida Divina e Infinita que es Todo y está en todo, y no tiene adversario ni enemigo ya que no hay nada más que Aquéllo, el Principio ilimitado, impersonal y omnipresente de la Existencia Absoluta. Blavatsky estaba en contra de la noción de adorar o rezar a 'alguien' o 'algo' y sostuvo que el mal es realmente imperfección, que es el subproducto automático e inevitable de la existencia material.

(…) Podemos resumir diciendo que lo declarado por Blavatsky sobre Lucifer es completamente esotérico, simbólico y filosófico. Esos cuatro extractos citados [consúltese el artículo mencionado] son virtualmente las únicas explicaciones específicas que hizo sobre Lucifer, aunque a los fanáticos cristianos y teóricos de la conspiración -a estas alturas ya medio desquiciados- les gusta dar la impresión de que pasó casi todo el tiempo hablando de Lucifer, lo cual simplemente es mentira.

(…) Pero como más tarde comentaría, la creencia ignorante y errónea de que Lucifer=Satanás 'ha echado raíces en el suelo de la fe ciega' para permitir que muchas personas revelen con valentía, audacia y sin vergüenza los verdaderos orígenes y la naturaleza genuina de lo que en realidad es el denominado Lucifer. Aquéllos que intentan hacerlo siempre están obligados a ser etiquetados en el acto como 'satanistas' y 'adoradores del diablo' por cierta clase de cristianos cuyas características distintivas invariablemente tienden a ser la ignorancia voluntaria y la pereza mental. En efecto, se ha convertido en un 'nombre de marca' que aún evoca automáticamente la imagen de un demonio antropomorfo incluso en las mentes de los ateos más endurecidos".

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Sin embargo, tenemos una declaración particular en la cual Stewart y otros de su laya se deleitan al sacar del sombrero para "probar" categóricamente que H.P.B. creía y enseñaba que "Satanás era Dios". Veamos cómo lo presenta el apologista cristiano; cita a Blavatsky de la siguiente manera y atribuye la cita a su libro "La Doctrina Secreta":

"Es Satanás quien es el Dios de nuestro planeta y el único Dios" (páginas 215, 216, 220, 245, 255, 533, VI)”. 

No está claro a qué se refiere la nomenclatura "VI". "La Doctrina Secreta" consta de sólo dos volúmenes, titulados "Cosmogénesis" y "Antropogénesis". Incluso con el falso "Tercer Volumen" publicado seis años posteriores a la muerte de H.P.B. por Annie Besant y con la posterior "edición Adyar" donde esos tres volúmenes se distribuyeron en cinco partes, nunca ha habido un "volumen VI" de esta obra clave en Teosofía.

Volviendo a los números de página mencionados en el primer y segundo tomo, encontramos que sólo dos de esas seis planas (215 y 245 del volumen 2 original) hacen referencia al tema de Satanás, el diablo o Lucifer; pero la cita proporcionada no se encuentra en ninguna parte.

Parecería que Stewart repite fortuitamente las referencias erróneas de otras fuentes antiteosóficas, sin molestarse en verificarlas por su cuenta o está intentando semejar de modo deliberado que H.P.B. hizo afirmaciones como ésta en numerosas ocasiones en su libro, mientras espera que ninguno de los visitantes de su sitio se moleste en buscar las referencias proporcionadas y comprobarlas en la realidad. Suponemos que el caso es lo primero, aunque incluso esto no retrata al autor en una luz particularmente buena, ya que exhibe una “erudición” abismalmente desprolija, como también el resto de su "crítica” y lo cual se demostrará enseguida.

El sitio web nunca hace mención al volumen 2, p. 234 de "La Doctrina Secreta", pero aquí es donde se encuentra la cita "Satanás es Dios". Por supuesto, en realidad no dice "Satanás es Dios", pero muchos cristianos y teóricos de conspiración han disfrutado durante mucho tiempo al promulgar la mentira de que H.P.B. sostuvo aquéllo. Quizás la razón para no otorgar el número de página correcto es porque cualquiera podría descubrir con facilidad que Blavatsky está siendo mal aludida e interpretada. Esto es lo que realmente asevera:

"Es Satán 'quien es el único Dios de nuestro planeta', y esto sin ninguna metáfora alusiva a su maldad y depravación, porque éste es uno con el Logos, 'el primer hijo, el mayor de los dioses' en el orden de la evolución microcósmica (divina); astronómicamente Saturno (Satanás) 'es el séptimo y último en el orden de la emanación macrocósmica, siendo la circunferencia del reino del cual Febo es su centro (la luz de sabiduría, también el Sol)'. Por tanto, los gnósticos tenían razón al llamar al dios judío 'ángel de la materia' o quien respiró la vida (consciente) en Adán y aquél cuyo planeta era Saturno".

No fue la propia H.P. Blavatsky quien hizo esta afirmación acerca de Satanás. La cita entre comillas -incluido el comentario sobre este personaje- es mencionada por ella de un texto hermético que fue traducido e incluido en el libro "The Perfect Way" por la doctora Anna Kingsford, lo cual se indica claramente en la página anterior (233) y en los comentarios de H.P.B. en la plana 234 son simplemente una explicación del tema, usando las propias frases de Hermes.

Entonces y para dejar constancia, Blavatsky nunca declaró que "Satanás es Dios y el único Dios"; Hermes -o un antiguo escritor que usa ese nombre- fue quien lo aseveró y H.P.B. simplemente lo citó. En consecuencia, tratar de hacer que la gente crea que fue su propia proclamación de alabanza o adhesión a Satanás no es más que una astucia inteligente y un engaño deliberado... difícilmente una conducta “cristiana”. 

Después de citar con errores a Blavatsky, Stewart nos informa además que ella era "co-masona de grado 32”, lo cual también es falso. 

En noviembre de 1877, poco después de publicarse "Isis Develada" ella fue nombrada masona honoraria, en lo que describió como un "testimonio no solicitado e imprevisto de su aprobación por mis humildes labores". Su Diploma Masónico de honor, firmado por John Yarker, no le confirió ningún grado particular ni hace mención alguna sobre ello.

Asimismo, Blavatsky jamás tuvo ninguna conexión personal con esta colectividad y mucho menos con la comasonería que sólo se vinculó con la Sociedad Teosófica algunos años tras su muerte, mediante la influencia de personas como C.W. Leadbeater y Annie Besant, cuya versión de Teosofía era profundamente distinta a la original. Luego de su reconocimiento inicial y publicado del Diploma, Blavatsky no hizo ninguna otra referencia al mismo. No llamó la atención, nunca asistió a reuniones o eventos masónicos y de hecho fue continuamente crítica de la masonería moderna. La mayoría de sus estudiantes y colegas se habrían sorprendido de saber que le habían otorgado tal honor, si es que era como tal.

Lo que ella relató sobre el tema se resume en estas palabras de su carta al editor de "The Franklin Register" (febrero de 1878):

“Estoy obligada a corregir ciertos errores en su editorial elogiosa en el Registro del 18 de enero. Usted dice que he tomado 'los grados regulares en las logias masónicas' y que 'he alcanzado una alta dignidad en la orden', agregando además 'a la señora B. se le ha otorgado recientemente el diploma del 33º grado masónico del cuerpo homónimo más antiguo del mundo'.

Si usted amablemente se refiere a mi Isis Develada (vol. II, p. 324) me encontrará diciendo: 'No estamos bajo promesa, obligación ni juramento y por tanto no violamos ninguna confianza', haciéndose referencia a la masonería occidental, y así dicho capítulo se dedica a una crítica de ella; y se da plena seguridad de que nunca he tomado 'títulos regulares' en ninguna logia masónica de Occidente. Por lo tanto y al no haber adquirido tales menciones, no soy masona del grado 33”.

Ni masona de 33° o de 32°. ¿Podrá Stewart entender algo sobre H.P.B. y Teosofía? Sin pasar por la ridícula afirmación de que "claramente, Helena Blavatsky fue adoradora devota de Satanás y enemiga de la cruz de Jesucristo", sigamos avanzando hasta su explicación de lo que él llama "Theosophy Basics" (“Fundamentos de la Teosofía”). 

En nuestro articulo “The Four Branches of the Theosophical Movement” declaramos: “Ha pasado más de un siglo desde que sólo existía una Sociedad Teosófica. La primera división en el Movimiento ocurrió en 1895, cuatro años posteriores a la muerte de H.P. Blavatsky, y de esta forma hoy existen cuatro ramas principales en este ismo, todas las cuales organizacionalmente son diferentes entre sí. No existe tal grupo como LA Sociedad Teosófica, ya que hay tres colectividades internacionales no relacionadas que utilizan este nombre. También hay un cuarto grupo mundial que no se autocalifica de 'sociedad', sino como 'Logia Unida de Teósofos'”.

Aparentemente la única rama o corriente del Movimiento de la que Stewart ha oído hablar es la Sociedad Teosófica Adyar, y aunque ésta representa sólo la cuarta parte del Movimiento Teosófico ese dato es tratado por el autor como si ese grupo fuese “todo” el Movimiento y que por fortuna no es así. Pero ¿qué podemos esperar de alguien que llama a la Sociedad Antroposófica como “Antropológica"?

Por desgracia, la desinformación toma un giro decididamente más vicioso cuando se trata de la vida personal y el carácter de la propia Blavatsky. Se nos dice que "su matrimonio duró 3 meses y ella dio a luz a un hijo ilegítimo. Fue adicta al hachís y reclamó los poderes psíquicos del ocultismo, pero fue declarada como fraude en India y Londres. Blavatsky murió como una mujer miserable, solitaria, obesa y enferma que fue considerada falsa y abandonada por la mayoría de sus seguidores".

¿Su matrimonio con Nikifor Blavatsky duró solo tres meses? Sí. ¿Dio a luz a un hijo ilegítimo? No, nunca tuvo hijos, y éste fue un rumor infundado que se inició hace mucho tiempo por los opositores de la Teosofía y que, debido a su propia naturaleza ilegítima, nadie lo toma en serio para hoy. Incluso los biógrafos críticos de Blavatsky saben perfectamente que no es cierto. Ella nunca consumó su matrimonio, siempre desdeñó interés o atención románticos y siguió siendo virgen de por vida, como lo confirmaron los médicos hacia el final de su vida.

En cuanto a que "Blavatsky era adicta al hachís", no hay evidencia que lo corrobore. La idea se origina en un tal A.L. Rawson, considerado erróneamente por algunos como "amigo íntimo de H.P.B. durante más de 40 años", y quien sostuvo (nótese, sólo después de su muerte, cuando ya no había posibilidades de defensa o contradecir la afirmación) que ella declaró en sus días de juventud: "El hachís multiplica la vida de uno por mil... Mis experiencias son tan reales como si fueran eventos ordinarios de la vida real. ¡Ah! Tengo la explicación. Es un recuerdo de mis existencias y encarnaciones anteriores. Es una droga maravillosa y aclara un profundo misterio”.

Los hechos reales son que A.L. Rawson fue una "especie" de amigo para H.P.B., pero no se pudo describir como amistad "cercana" y menos aún durante más de 40 años. Blavatsky lo conocio en Egipto durante sus viajes cuando era joven y cita algo de él sobre los Drusos del Monte Líbano en "Isis Develada", publicado en 1877. Pero nunca hemos visto ni leído nada que mencione algún contacto, correspondencia o conexión entre ellos hasta cuando Helena falleció en 1891.

Un artículo en el blog llamado “Blavatsky News” dice:

"La 'validez' del personaje de Rawson ha sido objeto para una buena pieza de periodismo de investigación por John Patrick Deveney, titulada 'Los viajes de H.P. Blavatsky y la cronología de Albert Leighton Rawson: su narración insatisfactoria sobre las andanzas de Blavatsky a comienzos del decenio de 1850' y publicado en octubre de 2004 en la revista Theosophical History. En pocas palabras: Rawson=sospechoso".

No pudiendo comentar de forma definitiva sobre lo que Rawson atribuyó a H.P.B. y dado que se trata de una época pasada, dudamos mucho de su legitimidad especialmente porque se le han atribuido falsamente a Blavatsky tantas palabras y hechos con los años mediante varias personas llevadas por múltiples motivos, y también debido a que sus supuestas declaraciones no asemejan a su manera de hablar y escribir.

Pero para Stewart vale la pena usar cualquier argumento que deje a H.P.B. en una mala posición, independiente de su exactitud o legitimidad, y si ayuda a promover sus frenéticos propósitos que se resumen en la parte inferior de su artículo con la frase "¡Deben nacer de nuevo!”

Ahora bien, ¿reclamó Blavatsky "poderes psíquicos ocultos"? No realmente; sí demostró poderes y facultades extraordinarios, en lugar de gastar su tiempo ventilando esas cualidades. En cuanto al significado real del término "oculto", invitamos nuevamente a revisar “¿A qué nos referimos con lo 'oculto' en Teosofía?” 

Supuestamente también fue "declarada como fraude en India y Londres". ¿Y qué hay con eso? ¿No fue Jesús tachado como "fraudulento" por sus contemporáneos y muchos otros desde entonces? Uno puede ser catalogado como “mentiroso” sin serlo en realidad, y como se da la información, ésta es la primera vez que escuchamos que Blavatsky se consideró como "timadora” en Londres. ¿Cuándo se dijo esto y quién fue? Este es un aspecto que falta en todos los libros de historia, pero aparentemente es “bien conocido” por Stewart.

En cuanto al incidente de India, esto ha sido abordado en el artículo “The Masters in Theosophy” así como en el extenso recuento “Una descripción de la Teosofía”:

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Alrededor de treinta personas diferentes en diversas partes del mundo informaron y describieron haber visto o conocido a alguno de estos Maestros durante la vida de H.P.B. En algunas de estas instancias, el o los Maestros estaban presentes en su cuerpo físico, pero para la mayoría se presentaban en su forma astral y aparecían a distancia desde cualquier parte donde pudieran ubicarse físicamente en ese mismo momento. Incluso algunos de los enemigos del Movimiento Teosófico admitieron la existencia de los Maestros, especialmente porque algunas de sus visitas se habían producido frente a grupos enteros de personas y quienes después testificaron los fenómenos por escrito, bajo sus propias firmas y palabra de honor. Algunas veces los Maestros fueron vistos cerca de Blavatsky o en su presencia y otras en países o continentes completamente distintos de donde ella permanecía. 

A principios de 1879, H.P.B. y Olcott llegaron a India, después de haber trasladado allí la sede de la Sociedad Teosófica desde Nueva York. Judge y otros miembros se quedaron en Estados Unidos para continuar el trabajo, aunque el interés público fue muy mínimo en esos primeros años.

De 1880 a 1884 los Maestros K.H. y M. mantuvieron correspondencia escrita con Alfred P. Sinnett, un prominente inglés de clase alta que vivía en India y se había unido a la Sociedad expresando el deseo de ayudar a presentar y difundir las enseñanzas de los Maestros. Los cientos de cartas fueron donadas después de su muerte al departamento oriental del Museo Británico en Londres y ahora se encuentran en la Biblioteca Británica, donde cualquiera puede verlas con cita previa. Estos mensajes, también publicados póstumamente en el libro Las Cartas Mahatma, proporcionaron la base e inspiración para los propios libros de Sinnett El Mundo Oculto y Budismo Esotérico, que tuvieron el efecto de atraer el interés mundial hacia la Teosofía y el Movimiento.

La misma idea sobre la existencia de tales Maestros fue considerada fantástica y ridícula por muchos en la época, al igual que hoy. Cuando se descubrió que muchas personas afirmaban haber recibido cartas y comunicaciones escritas de estos Maestros, la conclusión de los escépticos fue que H.P.B. se había dedicado a falsificarlas y que las envió a particulares de todo el mundo para hacerles creer que estaban en correspondencia con esos Seres.

Helena Blavatsky consintió en que los miembros de la suspicaz S.P.R. o Sociedad para Investigación Psíquica indagaran el asunto por sí mismos, analizando toda la evidencia disponible y entrevistando a cualquier persona dispuesta que afirmara haber visto, conocido o recibido cartas de los Maestros. El informe de Richard Hodgson, publicado por la S.P.R. en 1885, acusó a Blavatsky de falsificación y fraude, a pesar de no proporcionar ninguna prueba tangible ni evidencia.

Cualquier investigador interesado en este asunto puede revisar el informe del profesor Vernon Harrison de 1986 y 1997 y su crítica sobre tales acusaciones. Harrison, un experto entrenado en fraudes y falsificación, demostró que el 'informe Hodgson' no era de ninguna manera 'el modelo de investigación imparcial tan a menudo reivindicado en el siglo pasado; es imperfecto e indigno de confianza, y las observaciones y conclusiones de Hodgson deben tomarse con un considerable escepticismo. El caso de Helena Petrovna Blavatsky necesita un nuevo examen en este sentido y ella no merece menos'. De esta forma, el informe y los hallazgos del profesor Harrison fueron tan concluyentes que el S.P.R. se vio obligado a publicarlos y reconocerlos en su propia revista. Hoy todos, excepto los desinformados y fanáticos, no pueden sino estar de acuerdo con las observaciones de Harrison de que el reporte Hodgson estaba 'plagado de declaraciones sesgadas y franca falsedad'.

H.P.B., sabiendo perfectamente que no constituía fraude, deseaba llevar el S.P.R. a los tribunales, pero Olcott, presidente de la Sociedad Teosófica para entonces, no aceptó que lo hiciera por temor a que ocasionara aún más escándalos y conmoción pública que perjudicarían los objetivos, influencia y reputación de la Sociedad. Blavatsky, que se preocupó más por la verdad y la justicia que de su imagen y reputación sociales, se abatió y desilusionó por lo que percibía como falta de apoyo y desconfianza por parte de Olcott y otros, y se fue de India a Europa para nunca más regresar.

Ella misma recibió muy pocas 'Cartas Mahatma' en comparación con otros, ya que se entendía que ella estaba en contacto telepático regular y comunicación con los Adeptos y por lo tanto tenía poca necesidad de cartas escritas. Afirmó que no pasaría mucho tiempo antes de que los científicos reconocieran que no existe distancia en el reino de la mente y que no hay nada anormal o sobrenatural en dos mentes armoniosamente sintonizadas que sean capaces de comunicarse a distancia con la misma facilidad y claridad que dos individuos en una misma habitación.

Las cartas de los mismos Maestros continuaron recibiéndose de diversas maneras tras la muerte de H.P.B. y con menos frecuencia, aunque en igual estilo de escritura y exaltando los mismos principios y enseñanzas que antes, junto con sabios consejos y en algunos casos advertencias proféticamente precisas sobre la condición y futuro del Movimiento. La última carta que se conoció fue  producida en 1900, nueve años después de que H.P.B. falleciera y al cierre del ciclo centenario de 25 años”.

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Lo anterior, junto con los propios escritos de Blavatsky y los Maestros, anula la última declaración errónea de Stewart de que "ella afirmó haber recibido sus revelaciones de Jefes Secretos o Maestros Ascendidos sin cuerpo". Como se dijo en el artículo que acabamos de citar :

"[Los Mahatmas teosóficos] son malinterpretados por muchas personas debido a la tergiversación por teósofos posteriores a H.P.B. y por aquéllos dentro del Movimiento Nueva Era que pretenden estar en contacto con estos Seres y a quienes llaman 'Maestros Ascendidos', retratándolos como un tipo de entidades angélicas o divinas incorpóreas que viven en otros reinos y hablan profusamente con clichés sentimentales y necias ideas cuasicristianas, repletas de las últimas jergas y vocablos de moda de la Nueva Era, al tiempo que niegan y contradicen de plano todas las enseñanzas transmitidas por H.P.B. y en Sus propias Cartas. Si estos supuestos 'Maestros Ascendidos' tienen alguna existencia fuera de la imaginación y las alucinaciones de sus autodenominados 'canalizadores' y 'adoradores', estamos seguros de que no son los mismos Instructores conectados con Helena Blavatsky y el Movimiento Teosófico.

Se dice que los Maestros de la Teosofía tienen cuerpos físicos durante su permanencia en la Tierra, porque es aquí donde se necesitan para realizar ciertos trabajos importantes en el plano material. También tienden a vivir en reclusión y aislamiento a propósito de la atmósfera psíquica y magnetismo tóxicos del mundo moderno.

Los Maestros más frecuentemente mencionados son Morya y Koot Hoomi, pertenecientes a una Hermandad Esotérica oculta con base principal en la región transhimaláyica, el Jefe de los cuales se conoce como Maha Chohan, el Maestro de Maestros. A menudo se la denomina 'Hermandad Transhimaláyica', pero ésta es sólo una designación geográfica más que el nombre real del colectivo, la más importante de numerosas Hermandades de Adeptos de todo el mundo que están unidas y que forman a su vez una Gran Fraternidad de Iniciados”.

Finalmente, se nos dice que H.P.B. "murió como una mujer miserable, enferma, sola y obesa que fue considerada timadora y abandonada por la mayoría de sus seguidores".

Es francamente de mala clase que muchos opositores a la Teosofía consideren necesario referirse al hecho de que Blavatsky tenía sobrepeso. ¿Qué relación tiene este argumento idiota con todo el tema? Cualquier persona que esté familiarizada con los detalles de su vida sabrá que su exceso de peso -que en realidad devino obesidad sólo en sus últimos años- se debió a graves problemas de salud que impidieron el buen funcionamiento de su sistema y la dejaron bastante discapacitada físicamente. Todos sabemos que muchas personas en el mundo tienen sobrepeso debido a varios problemas médicos, y asimismo muy pocos de nosotros sentimos la necesidad de llamar la atención sobre el hecho o resaltar la obesidad en los demás.

Respecto a los prejuicios de que Blavatsky fue "solitaria" y "miserable", esto tampoco es verdad. Se sintió cada vez más triste por el degeneramiento de la humanidad, pero al mismo tiempo recibió apoyo de muchos compañeros de trabajo y estudiantes. Lejos de ser "considerada mentirosa y abandonada por la mayoría de sus seguidores", Blavatsky y sus enseñanzas ganaban cada vez más respeto y aceptación especialmente en Inglaterra -donde pasó sus últimos años- y en Estados Unidos, lugar en que William Judge (su colega más cercano y cofundador de la Sociedad Teosófica) estaba a cargo de los asuntos, y así el interés en su trabajo y la Teosofía crecía de forma constante. Este continuó siendo el caso hasta un par de años tras el fallecimiento de Blavatsky, cuando comenzaron los problemas con Annie Besant.

Nos vemos obligados a concluir que nuestro fanático interpelador estaba muy cansado al completar su artículo, ya que los párrafos finales demuestran claramente una completa ausencia de investigación y una tendencia cada vez mayor a inventar contenidos. Asimismo, escribe que las enseñanzas teosóficas son:

“(...) una mezcla de hinduismo, budismo, espiritualismo y cristianismo gnóstico, con rituales masónicos y una crítica sistemática del credo cristiano, judaico e islámico (…) todo basado en visiones y revelaciones que Mme. Blavatsky tuvo por los 'Mahatnas' del Tíbet, y el espiritismo que experimentó en Estados Unidos. Los 'mahatnas' [!] son la 'Gran Fraternidad Blanca', entre ellos Buda, Krishna y Jesús (…) y los teosofianos [!] intentan ponerse en contacto con ellos por medio de todo tipo de ocultismo. Dios es sólo 'energía'; sin embargo, hay una plétora de dioses hindúes a quienes deben dedicarse altares en el hogar".

A los estudiantes de Teosofía les resultará difícil no reírse de estas tonterías, incluso si son lo suficientemente bondadosos para reprimir una carcajada en términos como "mahatnas" y "teosofianos". Stewart nos informa que esos “mahatnas" son "maestros ascendidos incorpóreos" y ahora reconoce que están en Tíbet. 

¿En qué quedamos entonces? La Teosofía ciertamente no fomenta el contacto con Ellos, ya sea "por medio de todo tipo de ocultismo" o una carta estampillada.

Como dijimos en “The Masters in Theosophy”/”Una descripción de la Teosofía”:

"Aparte de que H.P.B. no divulgó detalles personales o información sobre Ellos, tampoco existe una razón clara por la que deba ser así. Se dice que es muy difícil entrar en contacto directo con los Maestros y que tienen poco interés en iniciar comunicación incluso con la gran mayoría de teósofos, porque en gran medida no es necesario.

Dichos Maestros en sus propias palabras han establecido muy claramente que ningún teósofo tiene derecho alguno a contactos o comunicaciones especiales a menos que se hayan ganado el derecho mediante el trabajo abnegado y persistente para la gran Causa Teosófica, que es su Causa de Hermandad Universal y que trasciende con creces a cualquier sociedad u organización teosófica particular. Hay un viejo refrán que dice 'cuando el discípulo esté listo, aparecerá el Maestro', pero aun así uno no debería contar con eso ni esperarlo, sino simplemente hacer lo que se debe para aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes en todos los niveles".

Además, el ocultismo práctico se desaconseja en Teosofía, y las ceremonias y el ritualismo -ya sean masónicos u otros- no tienen cabida alguna excepto en la Sociedad Teosófica Adyar que abandonó la Teosofía original de H.P. Blavatsky y William Q. Judge hace más de un siglo. En cuanto a que tenemos que “erigir altares en nuestro hogar a una plétora de dioses hindúes”, esto es demasiado absurdo para justificar una respuesta, y el primer y único lugar en que hemos escuchado o leído esto es en el sitio "Jesus is Savior” mencionado al comienzo de este artículo. La Teosofía no recomienda ni la oración ni el culto religioso y se opone firmemente a la idolatría; por ende, no hay nada teosófico sobre tales prácticas.

El segundo objetivo principal del Movimiento Teosófico era atraer la atención del mundo hacia Oriente para promover el estudio e investigación de religiones, filosofías y ciencias de India y esa parte del mundo, en particular las relacionadas con el hinduismo y el budismo, con el fin de demostrar su grandeza y profunda importancia para la humanidad en general.

La primera introducción de espiritualidad oriental en Occidente llegó a través de la Teosofía. No obstante, debe entenderse que esta Doctrina no anima a nadie a convertirse en hindú o budista; simplemente sostiene que las filosofías centrales de estas dos religiones han permanecido más puras o menos corrompidas y por lo tanto están más cercanas a la Verdad que otras religiones mundiales.

Como resultado, las enseñanzas teosóficas utilizan cierta terminología y aspectos de la filosofía hindú y budista (subrayamos: FILOSOFÍA, no las prácticas o rituales para adoración de ídolos) para presentar parte de la Sabiduría Antigua de manera más clara y comprensible. En 1888 H.P.B. escribió: “Lo decimos nuevamente: el ocultismo arcaico seguiría siendo incomprensible para todos si se representara de otra manera que a través de los canales más conocidos del budismo y el hinduismo, porque el primero es la emanación del segundo; y ambos son hijos de una madre, la antigua Sabiduría lemuro-atlante” (“La Doctrina Secreta”, vol. 1, p. 668). 

Para muchos espectadores superficiales, la Teosofía puede parecer una mezcla de budismo e hinduismo, pero en realidad es mucho más que eso. Para repetir lo que señalamos en “Una descripción de la Teosofía”:

"'Sabiduría antigua' es sólo un nombre con que se ha designado al Gran Conocimiento, pues también se le llama Sabiduría Eterna, Sabiduría Divina, Ciencia Divina, Gnosis, Atma-Vidya, Brahma-Vidya, Gupta-Vidya, Sanatana Dharma, Filosofía Esotérica, Ciencia Esotérica, Filosofía Oculta, Ciencia Sagrada, Sabiduría-Religión y Doctrina Secreta. Es la enseñanza esotérica que subyace en todas las religiones del mundo y la fuente arcaica y primigenia de cabecera de toda la verdad que se puede encontrar en las diversas religiones, filosofías y ciencias alrededor del globo.

(…) En lugar de ser sólo una religión, filosofía o ciencia, podría describirse como la esencia misma de todas ellas.

El famoso lema del Movimiento Teosófico es: 'No hay Religión más elevada que la Verdad', lo cual se puede interpretar o comprender de diferentes formas. Sin embargo, su principal significado para los teósofos es que la Verdad existe y que por supuesto trasciende y es anterior a todas las religiones, ya que la Teosofía sostiene y demuestra que todas ellas son iguales en su esencia esotérica. Los credos del mundo contienen alguna porción de dicha Verdad, algunos en mayor medida que otros, pero como todas las religiones son inevitablemente autolimitadas, ninguna puede abarcarla por completo y de este modo la Teosofía es un sistema universal que no se adhiere a ninguna religión ni la promueve.

Asimismo, los teósofos pueden pertenecer a cualquier religión o a ninguna en absoluto, pues lo que realmente importa es la búsqueda de la Verdad y la Realidad en medio de este mundo ignorante de ilusión y decepción (...)”. 

“Helena Blavatsky (o H.P.B.) y sus Maestros insistieron en la importancia de proporcionar referencias, evidencias y fuentes con el fin de comprobar la validez, legitimidad y autenticidad de las enseñanzas presentadas. Utilizando miles de respaldos a partir de un conjunto de fuentes muy diversas y distantes, H.P.B. demostró la atemporalidad, fiabilidad y universalidad de las doctrinas teosóficas, incluso aquéllas que a primera vista parecían las más peculiares. Sus libros La Doctrina Secreta e Isis Develada contienen una miríada de referencias y citas de los ámbitos de la religión, filosofía, ciencia, literatura clásica e historia antigua y moderna.

En opinión de H.P.B., 'la filosofía esotérica sólo está concebida para resistir, en esta era de materialismo craso e ilógico, los repetidos ataques contra todo lo que el ser humano considera más querido y sagrado, en su vida espiritual interna. El verdadero filósofo, el estudiante de la Sabiduría Esotérica, omite totalmente personalidades, creencias dogmáticas y religiones especiales'.

Blavatsky continúa diciendo: 'Además, la filosofía esotérica reconcilia todas las religiones, despoja a cada una de sus prendas exteriores y humanas, y muestra que la raíz de cada una es idéntica a la de cualquier otro gran credo. Demuestra la necesidad de un Principio Divino absoluto en la Naturaleza, y niega la Deidad no más de lo que lo hace el Sol. La filosofía esotérica nunca ha rechazado a Dios en la Naturaleza, ni a la Deidad como lo absoluto y abstracto Ens, pues sólo se niega a aceptar a los dioses de las llamadas religiones monoteístas, dioses creados por humanos a su propia imagen y semejanza, una caricatura blasfema y lamentable de lo Siempre Incognoscible'” ("La Doctrina Secreta", vol. 1, Introducción, p. xx). 

Si la gente sólo leyera y estudiara Teosofía Original por su propia cuenta, con un corazón sincero y una mente abierta, descubrirían realmente lo que dice ser. David J. Stewart no está dispuesto a hacerlo o tal vez incluso tenga miedo, pues esto equivaldría a “bailar con el demonio” y por tanto se esfuerza por hacer que otros se contagien con esa actitud. Esto lo logra a través de una mezcla de ignorancia, una investigación horriblemente desarrollada, citas erróneas, referencias falsas y mentiras descaradas como hemos demostrado.

Al incurrir en esto Stewart genera un gran daño no sólo a la Teosofía y H.P. Blavatsky -aspectos que obviamente le importan muy poco-, sino también al cristianismo y al propio autor. La deshonestidad, la tergiversación y el comportamiento antiético no son excusables, independiente de las convicciones personales.