Mostrando entradas con la etiqueta Espiritismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Espiritismo. Mostrar todas las entradas

29 de enero de 2022

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (7 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado noviembre de 2019


Contenidos:

07. Mediumnidad mental
-Casos de estudio
-Transcomunicación instrumental


07. Mediumnidad mental

La mediumnidad mental se refiere a la comunicación con entidades invisibles, que generalmente se cree son "espíritus de muertos", y a través de un médium que puede o no adoptar un estado de trance. Las entidades pueden transmitir mediante la voz de dicho canal, golpes ("raps"), un tablero "ouija" o escritura automática. Algunos médiums no contactan a entidades directamente sino a través de un "control" o "guía espiritual", y en la sección 8 se describe la mediumnidad física que incluye materialización de formas "espirituales".

El espiritismo tuvo su apogeo entre las décadas de 1840 hasta 1920 y atrajo a millones de seguidores, siendo fuertemente rechazado por la iglesia al considerar que la comunicación con "el otro lado" era un arte satánico. Los médiums competían por ganancias y a menudo audiencias bastante crédulas, y no hay duda de que el fraude fue generalizado. Sin embargo, ciertos canales notables fueron probados en condiciones rigurosas sin detectar ningún engaño, especialmente aquéllos que producían fenómenos físicos. Los especialistas que investigaron fenómenos espiritistas como Sir William Crookes, Alfred R. Wallace, N. Camille Flammarion y Sir Oliver Lodge generalmente concluyeron que no eran explicables en términos de ciencia ortodoxa.

Muchas comunicaciones recibidas por médiums son mera entretención, pero a veces las entidades comunicantes proporcionan datos suficientemente detallados para convencer a los asistentes de que sus seres queridos muertos "realmente están presentes". Los interlocutores "no invitados" afirman ser personas fallecidas e ignotas por los asistentes y brindan información sobre sus identidades que luego es verificada. Los médiums que asumen la voz, los gestos y patrones discursivos de una persona muerta causan una impresión particularmente fuerte, y también hay casos de canales que hablan en un idioma que no conocen o muestran nuevas habilidades como producir música, poesía o prosa; en ocasiones afirman recibir la inspiración directa de escritores famosos o músicos fallecidos.

Cuando realmente tiene lugar el contacto con un individuo muerto es probable que esto implique a sus almas astrales en lugar de componentes superiores, pero la información proporcionada por médiums también puede obtenerse de modo clarividente o telepático desde las mentes de los propios espiritistas u otras personas vivas, y también de la enorme información impresa en el plano astral o "registros akáshicos". David Fontana desafía esta noción, también denominada "banco de memoria cósmica" y pregunta "¿quién o qué es responsable de organizar los miles de millones de experiencias generadas diariamente por la población mundial en un todo coherente?" (Fontana, 2005, 157). La respuesta es que nadie ni nada lo organiza, siendo así un proceso natural y automático. Todo lo que acontece deja una impresión en la sustancia de la naturaleza y los psíquicos comunes pueden acceder a esta información al azar, mientras que los ocultistas expertos son capaces de realizarlo con precisión y a voluntad con sus mentes sintonizadas correctamente.

En la segunda mitad del siglo XX la "canalización" se hizo muy popular. Después que los "contactados" adoptaban el trance, se suponía que un tipo de ser cogitante hablaba a través de ellos y a menudo con una voz totalmente diferente. Afirman canalizar no sólo "espíritus" de muertos, sino también ángeles, extraterrestres, "maestros ascendidos" e incluso "Dios" mismo; no obstante, rara vez proporcionan información útil o verificable.


Casos de estudio

La médium por trance Leonora Piper (1857-1950) condujo sesiones espiritistas donde solía asombrar y consolar a los asistentes con comunicaciones detalladas de familiares o amigos muertos. Su "control" le proporcionaba la información, pero a veces los "espíritus" hablaban por medio del aparato vocal de Piper reproduciendo la voz, el tono y las maneras de la persona fallecida. Richard Hodgson, perteneciente a la Sociedad Británica de Investigación Psíquica (SPR, por sus siglas en inglés), contrató detectives para averiguar si Piper obtenía referencias sobre sus clientes por medios normales, pero nada de lo que hizo despertó sospechas.

Un joven conocido de Hodgson llamado George Pellew murió en un accidente de equitación. Pellew prometió a su amigo que si él moría primero trataría de "hacer las cosas emocionantes". A las pocas semanas de su deceso, un personaje identificado como "George Pellew" comenzó a manifestarse como el control de Piper y dio abundantes pruebas de su identidad. Unos 30 amigos del occiso asistieron a las sesiones sin anunciar quiénes eran, y Pellew los reconoció a todos sin equivocarse. La familia y los amigos de aquél y el propio Hodgson finalmente se convencieron de que estaban tratando con el George desencarnado (Grosso, 2004, 81-3).

Tras la muerte de Richard Hodgson, una entidad que se hacía llamar con el mismo apellido se convirtió en el control de Piper. Stanley Hall y Amy Tanner asistieron a sus sesiones de espiritismo y le preguntaron sobre cierta sobrina muerta llamada Bessie Beals, y a su debido tiempo apareció una personalidad que decía ser aquélla. Después de hablar con ella en varias sesiones, Hall dijo a "Hodgson" que habían inventado a Bessie y realmente no existía, pero el "visitante" insistió con obcecación que era verdadera y debía haber algún error (Grosso, 2004, 136). Este caso demuestra la necesidad de precaución al evaluar la supuesta identidad de los "espíritus" comunicantes.

Raymond, el hijo menor de Sir Oliver Lodge, murió en acción militar cerca de Ypres en septiembre de 1915. "Raymond" se comunicó a través de varios médiums, habló de una fotografía que lo mostraba en un grupo de personas y se refirió a un bastón de caminar, aunque Lodge no sabía nada sobre esa imagen. Dos meses después, la madre de un oficial compañero escribió para decir que conservaba una fotografía grupal que incluía a Raymond, y antes que llegara Lodge visitó a la médium Osborne Leonard; 'Raymond' dijo bajo su control  "Freda" que la foto había sido tomada al aire libre, que alguien había querido apoyarse en él y mostraba un fondo negro con líneas verticales. Cuando la toma arribó días después la descripción resultó ser más o menos precisa (Inglis, 1984, 48-52). Lodge consideró ésta y otras comunicaciones de "Raymond" como prueba de que su hijo había sobrevivido a la muerte, pero sería más exacto decir que tales mensajes son consistentes con la supervivencia en lugar de probarla.

Raymond Lodge es el segundo desde la derecha en la primera fila.

Frederick Bligh Bond fue arquitecto eclesiástico y en 1908 fue puesto a cargo de operaciones para excavar ruinas en la abadía de Glastonbury, Gran Bretaña. El año anterior Bond y el capitán John Allen Bartlett -ambos amigos- habían comenzado a recibir información sobre la abadía a través de escritura automática. La fuente psíquica se identificó como un grupo de monjes muertos hace mucho tiempo, la Compañía de Avalon, que afirmó haber construido esa abadía y vivido en ella. Los mensajes continuaron produciéndose hasta 1920 y más de una docena de personalidades incluyendo a abades, caballeros, publicanos medievales y un granjero se comunicaron todos con letra diferente. Sobre la base de esta información, cuyo origen inicialmente se mantuvo en secreto, Bond hizo una serie de descubrimientos importantes, incluidos Edgar Chapel y los restos de dos grandes torres en su extremo occidental y previamente insospechadas. 

El hermano "Johannes Bryant" apareció en la segunda sesión y se convirtió en una personalidad dominante entre las fuentes. En 1911 otra entidad habló sobre él de la siguiente manera: "Johannes, alucinado por su belleza, le dio [a la abadía de Glastonbury] su corazón como uno lo otorga a una querida amante; y entonces, estando atado a la Tierra por ese amor, su espíritu se aferra en sueños a la visión desvanecida que aún ven sus ojos espirituales".

En agosto del año siguiente otro monje nuevamente habló por Bryant diciendo: "Johannes [ahora] está muy lejos y en donde la fuerza es débil... pero la debilidad aquí es la fuerza reunida para otros deberes". La implicación es que sus conversaciones con Bond habían liberado a Johannes de su obsesión con el lugar, permitiéndole seguir adelante, y el propio Frederick se convenció cada vez más de que en lugar de contactar a personalidades de monjes muertos estaba accediendo a una especie de "banco de memoria universal" que contenía formas de pensamiento personalizadas, a las que podía recurrir debido a su interés apasionado en la abadía (Schwartz, 1978, 1-56).

El investigador James Hyslop recibió cierta comunicación por un médium en Irlanda respecto a un espíritu que se hacía llamar "William James" y había pedido que contactara a Hyslop para preguntarle si recordaba algunos "pijamas rojos". James, conocido psicólogo estadounidense fallecido en 1910, había acordado con Hyslop que cualquiera de ellos que muriese primero debería tratar de comunicarse con el otro. Al principio el mensaje sobre esa ropa roja no significaba nada para Hyslop, pero luego rememoró que él y James fueron juntos a París cuando eran jóvenes. Como su equipaje aún no había llegado, Hyslop salió a comprar pijamas, pero sólo encontró un par rojo escarlata. Durante días James se burló de su amigo por el "mal gusto" en esa prenda, pero Hyslop había olvidado el incidente por mucho tiempo; así, estaba convencido de que el mensaje del pijama rojo provenía del fallecido William James (Wilson, 1987, 144).

Las "correspondencias cruzadas" fueron mensajes recibidos a través de varios médiums (usando escritura automática) y en diferentes continentes a partir de entidades que se identificaron como varios miembros fundadores de la Sociedad Británica para Investigación Psíquica (SPR), incluidos Frederick Myers, Henry Sidgwick y Edmund Gurney, y más tarde Henry Butcher y A.W. Verrall, todos ellos clasicistas talentosos. Algunos de los canales como la señora Verrall también eran eruditos clásicos. Mientras vivía, Myers solía comentar que una forma en que los contactantes podían demostrar ser "espíritus de muertos" sería dando fragmentos separados de un mensaje a varios médiums para que sólo tuvieran sentido cuando se combinaran. Las comunicaciones continuaron desde 1901 hasta alrededor de 1930 y los mensajes recibidos son extremadamente ambiguos y de increíble complejidad. Los juegos de palabras y acertijos sólo pueden resolverse por personas con conocimiento profundo de textos clásicos griegos y latinos, además de poesía inglesa (Grosso, 2004, 95-101; Fontana, 2005, 175-85). Podrían haber participado algunas mentes desencarnadas pertenecientes a los eruditos de Cambridge, pero Brian Inglis (1992, 417) comenta: "Se podría haber alegado que las correspondencias cruzadas fueron demostradas razonablemente como tales si Gurney, Sidgwick y Myers realmente estaban tratando de comunicarse, y les resultaba extremadamente difícil".

En 1937 una entidad que usaba mal lenguaje y no revelaba su identidad se comunicó por el médium islandés Hafsteinn Björnsson durante una sesión realizada en Reykjavik. Cuando se le preguntó qué quería, respondió "estoy buscando mi pierna; quiero recuperarla". Esto continuó en muchas oportunidades hasta que se unió al grupo un nuevo anfitrión llamado Ludvig Gudmundsson, dueño de una procesadora de pescado y un latifundio en Sandgerdi, un pueblo a 60 kms. de Reykjavik. El comunicador expresó su gusto al conocer a Ludvig y luego de algunas sesiones dijo que su pierna estaba en casa de aquél. Un tiempo más tarde reveló que su nombre había sido Runolfur Runolfsson y murió ahogado en 1879. Había estado caminando a casa por la orilla del mar, se detuvo a beber y se durmió siendo arrastrado por la marea; más tarde contó que su cadáver llegó a la orilla "donde llegaron perros y cuervos y me destrozaron". Tres meses posteriores a su desaparición los huesos de Runolfsson se localizaron desmembrados y sus restos se enterraron en 1880.

En 1940 se encontró un fémur entre las paredes internas y externas de la casa de Ludvig. Aunque se sabía que Runolfur era un hombre muy alto, es imposible saber con certeza de quién era el hueso. Fue sepultado en el cementerio de la antigua parroquia de Runolfur y el occiso expresó su gratitud en la siguiente sesión. Los muchos detalles ofrecidos por la entidad sobre su vida sólo se pudieron verificar a partir de tres fuentes diferentes: los registros parroquianos en el archivo nacional, un manuscrito recóndito que no se publicó hasta mucho después que tuvieran lugar las sesiones relevantes, y la información obtenida de su nieto (Haraldsson, 2008; Grosso, 2004, 87-8).

En 1972 un grupo de ocho miembros pertenecientes la Sociedad para Investigación Psíquica de Toronto decidió "inventar un fantasma" para ver si luego se comunicaría, bautizándolo como "Philip" e inventaron una historia de vida detallada para él. Durante un año y meditando sobre él intentaron sin éxito lograr algún contacto hasta que una tarde, cuando estaban sentados en torno a la mesa con humor alegre, el mueble comenzó a vibrar y preguntaron si era obra de "Philip". Un golpe en la mesa significaba asentimiento, y desde entonces el ser comenzó a responder a sus inquietudes. En un momento la mesa comenzó a levitar cuando nadie la tocaba y persiguió a uno de los canales por la habitación; incluso el objeto marcaba el compás cuando los asistentes cantaban y Philip producía luces de colores a pedido. La actuación fue filmada en vivo durante 1974 por Toronto City Television (Fontana, 2005, 112). En lugar de todos los fenómenos producidos por los poderes psíquicos del grupo, es posible que elementales traviesos y residuos astrales de personalidades fallecidas también se sintieran atraídos por las sesiones.


Transcomunicación instrumental

Hoy la mediumnidad asistida por máquinas o transcomunicación instrumental (ITC) se está volviendo cada vez más popular, e implica intentar obtener mensajes o imágenes de muertos en una variedad de dispositivos electrónicos que incluyen grabadoras [psicofonías], máquinas de fax, teléfonos, televisores [psicoimágenes] y computadoras. Algunos investigadores piensan que pueden distinguir palabras u oraciones débiles por encima del silbido de estática que se escucha cuando una radio es sintonizada en una frecuencia que no transmite, y ésta es una de las técnicas utilizadas para los fenómenos electrónicos de voz (EVP). Los estudios detallados de ITC han producido resultados mixtos, pero también se ha recibido cierta información que luego se verifica sea cual sea su fuente real (Fontana, 2005, 352-81).

Esta fotografía del escuadrón aéreo "Vice-Mariscal Sir Victor Goddard" fue tomada poco después de finalizar la Primera Guerra Mundial. Se puede ver el rostro débil y sin gorra de Freddy Jackson, un mecánico de aviación que se asoma tras el cuarto hombre desde la izquierda en la fila superior (ver ampliación a la derecha). Tres días antes Jackson había muerto instantáneamente en la misma pista de aterrizaje cuando ingresó en la hélice giratoria de un avión (Inglis, 2004, 85-6).

27 de enero de 2022

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (6 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenidos:

06. Personalidad múltiple y posesiones diabólicas 
-Casos de estudio


06. Personalidad múltiple y posesiones diabólicas

El trastorno de personalidad múltiple (TPM), también conocido como trastorno de identidad disociativo (TID), es una condición en que un individuo es controlado reiteradamente por varias personalidades distintas (conocidas como "alter-egos") y luego recuerda poco o nada de los sucesos y lo que se produjo mientras estaba bajo ese dominio. El cambio entre personalidades (o fragmentos de ellas) es involuntario; las personalidades alternativas pueden tener sexos y edades divergentes, comportarse y pensar de maneras muy distintas, poseer una amplia gama de habilidades artísticas, literarias y de otro tipo, o exhibir un estilo caligráfico disímil y escribir con la mano contraria. También los afectados evidencian diferentes patrones de actividad cerebral (EEG). Se cree que la personalidad múltiple está relacionada con traumas severos durante la infancia temprana, generalmente abuso físico, emocional o sexual extremo y repetitivo, y también con una crianza infantil insuficiente y una capacidad innata para dividir segmentos de experiencia.

La gran mayoría de los diagnósticos por TID proviene de Norteamérica y algunos especialistas en salud mental discuten si realmente existe dicha patología. Argumentan que los terapeutas crean los síntomas utilizando ciertas técnicas de tratamiento (por ejemplo, hipnosis) con pacientes sugestionables, y señalan que algunos afectados no informan de abuso sexual ni manifiestan alter egos hasta después que comienza el tratamiento, pero no todos los casos de personalidad múltiple pueden explicarse tan fácilmente.

El promedio de personalidades para un paciente con TPM es de aproximadamente 13. Christine Sizemore (representada en la película "Las tres caras de Eva", 1957) tenía hasta 40; era alérgica al nylon, pero tan pronto como uno de sus alter-egos tomaba control las irritaciones por ese componente dejaban de manifestarse. Sizemore era miope mientras que su alter-ego podía ver perfectamente sin gafas. Una vez cuando estaba bajo anestesia, el alter-ego la poseía y no se vio afectada por letargo (Wilson, 1987, 159).

Los casos de presunta posesión por "demonios" y "espíritus" solían diagnosticarse como "manía" o "histeria", pero hoy tienden a atribuirse a un trastorno de personalidad múltiple. La posesión demoníaca engloba una variedad de comportamientos y experiencias anormales e involuntarios que incluyen recuerdos o personalidades borradas, convulsiones, desmayos, acceso a conocimientos ocultos e idiomas extranjeros, cambios drásticos en entonación vocal y estructura facial, aparición repentina de lesiones como rasguños y marcas de mordiscos e injerencia de fuerzas antinaturales.

Cuando se cuestiona a los alter-egos sobre su identidad, el 29% afirma ser "demonios", por cuanto los médicos ven esto como una enfermedad mental llamada demonomanía o demonopatía. Es notable que los casos de posesión reportados involucran con más frecuencia a mujeres que hombres. Las mujeres también predominan como pacientes con TPM, a veces en una proporción de 5 a 1.

Los científicos materialistas no tienen más remedio que hacer calzar cada fenómeno psicológico en su marco "mente=cerebro". Los tratamientos ortodoxos para trastornos psicológicos incluyen el uso generalizado de medicamentos y psicoterapia, a la vez que se descarta totalmente la creencia eclesiástica de que la posesión involucra a "espíritus malignos" y que los rituales de exorcismo puedan ayudar a desterrarlos. Desde una perspectiva teosófica, algunos casos sobre desorden de personalidad múltiple y posesión podrían involucrar kama-rupas y elementarios atados a la Tierra, además de varios aspectos subconscientes del propio ser múltiple de una persona.


Casos de estudio

En septiembre de 1824 un epiléptico alemán llamado Sörgel asesinó a un viejo leñador en un bosque. Cortó la cabeza y los pies del hombre con su hacha y bebió la sangre. De vuelta en la ciudad habló abiertamente sobre el delito, diciendo que "ingerir sangre es una cura para la epilepsia". Sörgel ya era conocido como una personalidad tipo "Jekyll y Hyde" que desarrollaba tendencias criminales después de sus ataques. Cuando compareció en el tribunal una semana después, había vuelto a la personalidad tranquila y educada de Jekyll, sin el menor recuerdo del asesinato. Fue declarado no culpable y se le internó en un manicomio (Wilson, 1987, 147).

En 1873 y a la edad de 10 años, Louis Vivé fue enviado a un hogar para niños tras sufrir abusos a manos de su madre alcohólica y violenta. Vivé tenía una disposición tranquila, tímida y obediente hasta que tuvo un encuentro aterrador con una víbora cuatro años después, lo que le provocó un estado de shock. Después comenzó a tener ataques epilépticos y desarrolló parálisis en las piernas, por cuanto fue enviado a un asilo para observación y durante los siguientes dos meses trabajó en sastrería de modo tranquilo.

Luego volvió a padecer un ataque por dos días con violentas convulsiones y estados de ánimo extáticos. Cuando despertó la parálisis había desaparecido y se convirtió en un individuo violento, deshonesto y de mala conducta, y no recordaba nada de lo sucedido desde el ataque de la víbora. El Louis anterior había sido abstemio, mientras que el nuevo no sólo bebía sino robaba vino de otros pacientes. Tras servir como infante de marina y pasar un tiempo en la cárcel por hurto fue enviado nuevamente a un asilo. A pesar de tener un serio tartamudeo, hablaba sin parar y predicando ateísmo y revolución violenta; también sufrió parálisis en el lado derecho de su cuerpo. Cuando los médicos intentaron acariciar su brazo superior derecho con acero, esto transfirió rápidamente el tullimiento al lado izquierdo. Inmediatamente el viejo y gentil Louis regresó y no tenía recuerdo alguno de la persona en que se había convertido posterior al largo ataque epiléptico (Wilson, 1489).

En 1898 el neurólogo Morton Prince comenzó a tratar a Clara Fowler, una introvertida estudiante de 23 años, por dolores de cabeza, fatiga crónica y apatía. Luego de haberla puesto bajo hipnosis surgió una personalidad completamente nueva: una mujer extrovertida y traviesa llamada "Sally" con serio tartamudeo. Clara no estaba consciente de esta entidad, mientras que a Sally le gustaba hacer bromas a su "recipiente" y tomaba control de ella cuando se sentía inclinada. Por ejemplo, Sally se desnudaba posando como modelo en su habitación y desaparecía cuando "se manifestaba" la Clara avergonzada. También hizo citas con novios a quienes Clara ya no deseaba ver. En una ocasión Sally "tomó prestado" el cuerpo de Clara durante semanas, se fue a otra ciudad y consiguió trabajo como camarera; finalmente le abandonó y dejó a Clara para buscar otro camino. Durante la hipnoterapia surgió otra personalidad infantil y de mal genio que también se convirtió en víctima frecuente de las bromas de Sally. Al fin Prince logró reintegrar a las diversas personalidades (Wilson, 149-50; Aldridge-Morris, 1989, 4-5).

En 1972 el psicoterapeuta californiano Ralph Allison encontró un caso de personalidad múltiple. En su adolescencia, Carrie había sido víctima de violación grupal y luego comenzó a experimentar desvanecimientos en que otra personalidad la controlaba. También la paciente era aficionada a la brujería y como medida terapéutica Allison intentó exorcismo bajo hipnosis con buenos resultados. Allison consideró que el caso se debía a sugestión, pero más tarde se encontró con ejemplos de personalidad múltiple en que no podía aceptar que los otros egos fuesen "sub-personalidades" porque no parecían ser un medio para que el paciente manejara una emoción o situación difícil.

Elise, una de sus pacientes, hizo frente a todos sus problemas en la vida creando personalidades alternativas, de las cuales tenía más de una treintena. Una vez cuando Elise estaba bajo hipnosis surgía un alter-ego masculino que se hacía llamar "Dennis" y quien parecía no tener ningún propósito psicológico; afirmó ser un corredor de bolsa desencarnado y víctima de homicidio durante un robo. Dijo que anteriormente había "habitado" en otras personas y ahora poseía a esta paciente porque estaba sexualmente interesado en otra de sus personalidades, una mujer denominada "Shannon" que comenzó a aparecer después que la enferma estuvo postrada por la pérdida de un bebé. Dennis explicó que "hacía el amor" con Elise al ingresar en los hombres con que salía Shannon. El cuerpo de Elise era obviamente el mismo de Shannon, pero el otro intruso aparentemente no estaba interesado en él cuando Elise lo controlaba. Shannon confirmó posteriormente lo que Dennis había declarado.

Poco después surgió otro alter-ego llamado "Michelle", y ella también insistió en que no era una subpersonalidad sino un "espíritu". Unos días después que Elise sufriera convulsiones violentas, una de las subpersonalidades dijo a Allison que Dennis, Michelle y otro "espíritu" se habían ido. Algún tiempo más tarde otra subpersonalidad dijo al médico que Shannon también era un "espíritu poseedor", a saber, el del bebé muerto de Elise. Shannon corroboró esto y tras cierta resistencia inicial señaló que estaba dispuesta a "irse". La paciente entonces se despertó de la sesión con amnesia y Shannon nunca más reapareció (Allison, 1980, cap. 8; Wilson, 262-4).

La médium Pearl Curran, que no era erudita y no mostraba habilidad literaria, de un momento a otro comenzó a producir un flujo constante de poesía, novelas y conversación inteligente e ingeniosa a través de un tablero "ouija". El material supuestamente provenía de una personalidad llamada "Patience Worth" quien afirmaba ser una inglesa del siglo XVII. Sus elogiados poemas y novelas y su personalidad vívida suplantaron un estilo psicológico e inteligencia muy diferentes al que mostraba Pearl. Patience sólo proporcionó información biográfica escasa y nunca se verificó que tal personaje haya existido alguna vez. Gran parte del vocabulario de la "autora" era apropiado para los siglos XVII al XIX, pero algunos parecían pertenecer a un período muy anterior, y a pesar de ser una "escritora" pre-victoriana una de sus obras fue una novela victoriana.

Algunos investigadores argumentan que en lugar de ser una personalidad desencarnada, Patience Worth fue un carácter separado de Pearl y el caso demostraría que en un evento de disociación podemos liberar habilidades latentes o quizá obtenerlas mediante algún tipo de "súper-psi". Ian Stevenson objetó que Pearl nunca estuvo completamente disociada durante las manifestaciones de Patience, sino que permaneció muy consciente de todo lo que la rodeaba. Sugirió que la vida aseverada por Worth y sus producciones literarias pueden haber sido extraídas de recuerdos sobre vidas anteriores de Pearl (Braude, 1992). Ciertamente es posible que una persona en condición mediúmnica pueda exhibir nuevas facultades actuando como canal para los restos astrales de una o más personalidades fallecidas (generalmente no propias) o grupos de elementales (skandhas) que representan talentos particulares, y en las formas superiores de "mediumnidad" un individuo es capaz de canalizar su propio Ego/Manas superior con su tesoro de conocimientos.

El siguiente caso de "posesión" involucró a Theobald y Joseph Bruner de Illfurt, Alsacia (Guiley, 2009, 44-5). En 1865 los dos hermanos comenzaron a mostrar un comportamiento anormal y fueron confinados a sus camas durante los próximos dos años. Ambos entrelazaban sus piernas con nudos tan apretados que ninguna intervención humana podría desenredarlas. Se paraban de cabeza durante horas, contorsionaban completamente hacia atrás, se ponían rígidos y sufrían ataques de vómitos expulsando grandes cantidades de espuma amarilla, algas y plumas malolientes. También mostraban fenómenos de levitación y a veces su madre era expulsada cuando tomaba asiento en la cama mientras ésta se alzaba del piso. Su habitación permanecía incómodamente calurosa aunque nunca caliente, pero la aspersión de agua bendita restableció una temperatura normal. Los muebles volaban por el aposento, las cortinas se caían solas, las ventanas se abrirían de golpe y toda la casa temblaba. Los hermanos solían dibujar rostros diabólicos en las paredes junto a su cama y hablaban con ellos. Los objetos sagrados hacían que los niños tuvieran ataques histéricos y gritaran blasfemias; si un clérigo visitaba la casa los Bruner se escondían. También se expresaban en idiomas extranjeros y desconocidos para ellos incluyendo inglés, latín y varios dialectos españoles, y mostraron conocimiento clarividente de eventos externos.

Durante un ritual de exorcismo Theobald fue retenido por tres hombres y obligado a pararse frente al altar; permaneció en silencio durante dos o tres días babeando una espesa espuma amarilla. Al cuarto día rugió "¡soy el señor de las tinieblas!" y posteriormente lo pusieron en una camisa de fuerza al comenzar a rasgar su ropa y romper todo lo que estaba a su alcance. Finalmente y después que el exorcista volvió a llamar a la Virgen María, Theobald gritó agónico y cayó de bruces en un sueño profundo. Cuando despertó volvió a ser él mismo y no recordaba los tres días anteriores. Durante el exorcismo de Joseph éste luchó y gritó en frenesí durante tres horas antes de que el "diablo" lo liberara; más tarde tampoco tuvo reminiscencias de su terrible experiencia. Theobald murió a los 16 años, mientras que Joseph falleció a los 25.

Uno de los casos sobre posesión demoníaca mejor documentados en el siglo XX es el de Anna Ecklund, nacida en el Medio Oeste estadounidense hacia 1882 y fue criada como católica devota (Guiley, 71-2). Cuando tenía 14 años comenzó a mostrar "síntomas de posesión", incluyendo rechazo hacia objetos sagrados, incapacidad para ingresar a la iglesia y pensamientos inquietantes sobre "actos sexuales indescriptibles". Para 1908 se creía que estaba totalmente poseída y el padre Theophilus Riesinger la exorcizó con éxito en 1912, pero volvió a ser presa del "diablo". En 1928 -cuando Anna tenía 46 años- el padre Theophilus hizo otro intento, la acostaron en una cama y varias monjas le sujetaron. Cuando el sacerdote comenzó sus exhortaciones Anna cayó inconsciente; luego levitó con rapidez desde la cama y se pegó a la pared sobre la puerta, por cuanto tuvo que ser bajada por la fuerza.

Los exorcismos duraron un total de 23 días y divididos en tres sesiones durante agosto, septiembre y diciembre. Anna permanecía inconsciente todo el tiempo, pero aunque su boca no se movía las voces emanaban desde su interior y acompañadas de gritos, aullidos y ruidos de criaturas sobrenaturales. El estado físico de Anna se deterioró hasta el punto de la muerte:

"No ingería comida y sólo tragaba pequeñas cantidades de leche o agua. Sin embargo, vomitaba enormes cantidades de restos malolientes -a menudo parecidos a hojas de tabaco- y escupía prodigiosamente. Su rostro se volvió horriblemente desfigurado, con frecuencia cubierto de sangre cuando su cabeza se abultaba y alargaba; sus ojos se hinchaban y los labios crecían hasta tener el tamaño de manos según los informes. Su abdomen se expandía que casi semejaba estallar, sólo para retraerse y volverse tan duro y grávido que la cama de hierro se doblaba bajo el enorme peso". 

Anna pudo comprender idiomas desconocidos para ella, retrocedía ante palabras y objetos religiosos y reveló conocimiento clarividente al exponer los pecados secretos de la infancia de otros participantes. El padre Steiger, uno de los exorcistas, se burló de los "demonios" y sufrió un accidente automovilístico que habían predicho. Las hordas de "diablos menores" y espíritus vengativos afirmaban estar poseyendo a Anna, pero sus principales atormentadores eran "Beelzebub", quien entabló conversaciones con el padre Theophilus en sarcásticas conversaciones teológicas; "Judas Iscariote" que decía estar allí con objeto de atormentar a Anna y suicidarse para que ésta fuera al infierno, y los "espíritus" de su padre Jacob y su amante Mina, tía de Anna. "Jacob" aseveró que como Anna rechazó sus intenciones incestuosas la había maldecido y pidió al diablo que la tentara, mientras que "Mina" afirmó haber asesinado a cuatro de sus propios hijos.

Los "demonios" eventualmente comenzaron a debilitarse y gemir en lugar de gritar, mientras Theophilus continuaba sus esfuerzos. El clímax llegó una noche cuando Anna se levantó bruscamente y se puso de pie en la cama. Theophilus la bendijo y ordenó: "¡Apartaos, demonios del infierno! ¡Fuera, Satanás; el León de Judá reina!" Cuando Anna se desplomó sobre la litera los gritos de "Belcebú, Judas, Jacob, Mina" e "infierno" resonaron por la habitación para desvanecerse en la distancia. Anna abrió los ojos, sonrió, alabó a Cristo y comenzó a llorar. Un hedor terrible llenó el aposento, de modo que todas las ventanas tuvieron que abrirse, pero la posesión había terminado. En este caso la mujer afectada y los exorcistas eran católicos, por cuanto no es sorprendente que algunas de las entidades invasoras se hicieran pasar por personajes bíblicos ficticios.

Tony Finlay, un exorcista contemporáneo, escribe (cap. 8): 'En mi experiencia no todos los espíritus invasores son hostiles o maliciosos. Pueden estar simplemente 'buscando un hogar' o ser reacios a abandonar las asociaciones que alguna vez tuvieron en el mundo de los vivos. Esos seres pueden no inducir un comportamiento violento o atroz en la 'víctima', pero distorsionan el patrón normal del comportamiento en un huésped. Como tal, todavía tienen que ser eliminados". Señala también que la necesidad de exorcismo está en aumento y lo vincula con "la creciente tendencia a incursionar en lo oculto".

Uno de los casos en que Finlay estuvo implicado se refería a Terry, un joven adolescente que sus vecinos creían estaba poseído. Hablaba en varias voces diferentes, algunas estrepitosas y otras duras y desagradables. También se expresó en lo que resultó ser un idioma antiguo. La medicina convencional y las sesiones psiquiátricas no pudieron ayudarlo y ante la evidencia de las diferentes voces Finlay creía que Terry estaba poseído por cinco "demonios"; de este modo procedió a seguir los rituales de exorcismo según la Iglesia católica, instando a las entidades que se fueran "en nombre del Señor". A veces las propias palabras del clérigo se repetían en burla y escuchaba "risas diabólicas" y en ocasiones sus órdenes fueron anticipadas y emitidas por Terry antes que pudiera pronunciarlas. Durante los rituales Terry sufrió una serie de desmayos, y luego de arduos esfuerzos que duraron varios días Finlay creía que se había librado de todos los demonios a excepción de uno:

"La culminación fue dramática. Terry dio un gran alarido y logró volcar la silla pesada a la que estaba atado. Se retorció por breve tiempo en el suelo y de alguna manera escapó de sus ataduras. Luego se puso en pie y apareció completamente recuperado, hablando en su tono de voz normal (...) Nunca volvió a tener problemas" (Finlay, cap. 8).

Como dice este autor, el exorcismo es esencialmente un "concurso de voluntades", y basado en su fe católica afirma que es una competencia entre "Satanás" y "Dios", pero la verdadera batalla enfrenta a la mente del exorcista (y cualquier fuerza oculta y positiva que pueda ejercer) y las entidades astrales involucradas en la posesión, y asimismo el resultado también depende de las características buenas y malas de la víctima.

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (5 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenido:

-Experiencias cercanas a la muerte


Experiencias cercanas a la muerte

Con frecuencia una ECM comienza con un fenómeno extracorporal donde los individuos se encuentran mirando su propio cuerpo. Otra característica recurrente es la sensación de moverse rápidamente desde una región de oscuridad hacia una luz radiante, en ocasiones mediante un túnel o pasillo estrecho. Los experimentadores de esta instancia tienden a encontrarse con "seres de luz" o figuras religiosas que coinciden con su propia fe, y se comunican con ellos a veces de forma telepática. También pueden encontrar parientes y amigos muertos que suelen verse al otro lado de una barrera, en un hermoso jardín o paisaje natural. Los familiares pueden hacerles señas para que vayan con ellos o informarles que "su hora aún no ha llegado", y algunas personas experimentan una revisión de vida donde evalúan sus acciones pasadas. En algún momento los experimentadores próximos a morir deciden volver a la vida -a menudo por amor a su familia- o son enviados de regreso en contra de su voluntad, y retornan a su cuerpo de modo repentino. Tras la vivencia tienden a entusiasmarse con el suceso, pero en ciertos momentos se deprimen por tener que permanecer en el mundo ordinario nuevamente.

Para la mayoría de las personas, una ECM es una circunstancia muy vívida, profunda e inolvidable. Quienes la perciben generalmente poseen mayor conciencia, no sienten dolor y están llenos de paz, alegría y compasión; incluso si no tienen una fe religiosa particular, muchos regresan creyendo que la muerte no es el final. Casi todos aseguran que han perdido el miedo a morir, valoran más sus vidas y edifican un nuevo sentido de propósito y conciencia espirituales. Los niños tienden a pasar por ECM muy limitadas; por ejemplo, un chico simplemente tuvo una conversación con su hermano durante una experiencia, y una niña habló con su madre. Otra niña de 7 años se encontró en un jardín con grandes flores brillantes, se le acercó una entidad y sintió amor y perfecta paz.

Entre el 1 y 15% de las ECM son experiencias angustiantes y aterradoras. Una mujer se desplazó más allá de las estrellas hacia un "vacío interminable" donde oyó voces que se burlaban de ella sobre la oscura eternidad por venir. En otro evento un hombre fue atormentado por demonios que "parloteaban como mirlos" sobre su cuerpo suspendido luego de haberse ahorcado.

Durante las ECM se informa ampliamente sobre una "revisión de vida", aunque varía la etapa en que ocurre. En ese contexto una persona ve rápidamente gran parte de su propia historia en orden cronológico y con minucioso detalle. Incluso si dichos repasos tienen lugar en presencia de seres de otro mundo, los experimentadores sienten que se juzgan a sí mismos con desapego y total honestidad.

Según la Teosofía, algo similar ocurre en la muerte real. Todos ven su vida pasada y completa reunirse ante ellos y de manera muy detallada. El ser personal se convierte brevemente en uno con el espiritual y contemplamos toda la cadena de causas que funcionaron durante nuestras vidas. Nos vemos como realmente somos, "sin adornos por adulación o autoengaño" y entendemos la justicia de todo lo que nos ha sucedido. Una revisión panorámica menos vívida e íntegra tiene lugar en la segunda muerte. Cuando concluye el período de descanso post-mortem y es hora de volver a la vida terrestre, el alma reencarnada tiene una visión de la existencia venidera y las causas que le han llevado a ella, pero sólo vemos su amplio esquema y somos libres de completar los detalles por nosotros mismos ("La Clave de la Teosofía", 162; "Cartas Mahatma", 2da ed., 170-1/ed. cron., 326).

Aunque las ECM tienen varios elementos clave en común, no existen dos experiencias que sean exactamente idénticas y parecen estar influenciadas en parte por nuestras ideas preconcebidas o expectativas, y también hay profundas diferencias culturales. Algunas personas se encuentran caminando hacia una "ciudad divina", otras en un prado florido, otros se ven atraídos hacia una "puerta celestial" o un "remolino de luz". En sectores occidentales los experimentadores a menudo ingresan a la vida de ultratumba luego de pasar por un túnel, mientras que en otras culturas se ven andando por un camino o sobre un cuerpo de agua.

En diciembre de 1943 el doctor George Ritchie estaba en un hospital de Texas con una infección respiratoria. Comenzó a escupir sangre, perdió el conocimiento y al despertar vio su cuerpo tendido en la cama. Afuera en el pasillo un cuidador lo atravesó al caminar y lo ignoró otro hombre a quien tocó en el hombro. Ritchie trató de volver a su cuerpo sin éxito; luego la habitación se volvió "más brillante que mil luces de arco" y apareció "Jesús". Posterior a un recorrido por una gran ciudad en que se le mostraban las consecuencias del pecado, despertó en su cuerpo convencido de que había muerto e insistió en que la experiencia fue muy diferente a un sueño (Wilson, 1987, 241-2).

En 1984 una mujer de 43 años sufrió hemorragia y quedó inconsciente por media hora luego de dar a luz. Dejó su cuerpo por la parte superior de la cabeza y se elevó cerca del techo con una vista aérea del personal médico que intentaba revivirla. No tenía dolor y se sintió aliviada al liberarse del cuerpo. Sintió compasión por su esposo e hija, pero no se arrepintió de abandonarlos. Después fue arrastrada por un pasadizo largo y oscuro hacia una luz blanca brillante, donde se reunió con "entidades familiares" aunque indefinibles y experimentó una paz total. Cuando se le preguntó si estaba lista, dijo que sólo si su esposo podía cuidar del bebé. En ese momento retornó al cuerpo por su cabeza con un "ruido sordo y deprimente" (Ring, 1992, 89-90).

"Ascenso del bendito al Paraíso" por Hieronymus Bosch (1500-04; wikipedia.org).

Una noche de 1945 y durante un grave acceso de neumonía, Wayne Thornton (de 12 años) se encontró avanzando hacia un punto de luz que rápidamente se hizo más grande. Con una sensación de paz absoluta, entró en el destello y salió no muy lejos de su hogar situado junto a un pequeño arroyo. Dio un paso al frente y el estero inmediatamente comenzó a ensancharse hasta que pareció tener un kilómetro de amplitud y Thornton estaba parado en una especie de llanura. Vio a un hombre de túnica extensa y bastón pastoril largo con un garfio en la parte superior, y sintió que era uno de sus abuelos quien murió antes de que él naciera, pero el sujeto le dijo que "aún no había llegado su hora" y "tenía trabajo que hacer" (Ring, 1992, 100-1).

A diferencia de los casos occidentales, las ECM en India no suelen incluir túneles o luces. Los testigos en general no informan sobre avistar su cuerpo físico tras separarse de él, pero en ocasiones reportan marcas residuales en el organismo físico después de la ECM, una característica que no se ve a menudo en Occidente. Los indios que viven este fenómeno comúnmente describen ser llevados por mensajeros ante un árbitro espiritual (Chitragupta) quien determina que su muerte fue un error y deben volver a la vida, mientras que los experimentadores estadounidenses prácticamente nunca señalan que reviven por causa de una equivocación.

Aproximadamente 1 de cada 3 personas que sobreviven a un incidente próximo a un deceso describe más tarde haber tenido una ECM. Kenneth Ring descubrió que quienes pasan por este evento -como los testigos que afirman haberse encontrado con ovnis- tienden a ser "psicológicamente perceptivos", más susceptibles por niveles alterados de conciencia y capaces de sintonizar con realidades alternativas (Ring, 1992, 146-7).

Los científicos ortodoxos han presentado una variedad de explicaciones neurológicas y químicas para las ECM, pero ninguna es particularmente convincente. Una teoría es que esos fenómenos son "ilusiones producidas por el cerebro moribundo", pero si este órgano está muriendo y según los incrédulos "la mente es idéntica al cerebro", las experiencias deberían volverse cada vez más caóticas, mientras que los testigos aseguran tener una mayor claridad mental. A veces se dice que las ECM son "alucinaciones derivadas de medicamentos o falta de oxígeno (anoxia)", pero sólo una minoría de experimentadores consume drogas en el momento de sus vivencias, y las alucinaciones en pacientes que pierden conocimiento por fármacos son confusas, desorganizadas y acompañadas de miedo, mientras que las ECM son vívidas, coherentes y acompañadas de sentimientos abarcantes de alegría y paz; además, dichas alucinaciones son altamente individuales, en tanto que las experiencias próximas al deceso tienden a mostrar ciertas características básicas en común. Aunque se pueden inducir aspectos limitados de las ECM mediante el uso de drogas o estimulación eléctrica de áreas específicas en el cerebro, ninguno de los fenómenos informados coincide con una verdadera ECM.

Otra hipótesis es que el descenso de presión arterial y los niveles de oxígeno en sangre o el aumento de dióxido de carbono en la misma estimulan el nervio vago que conecta el corazón y los pulmones con el tronco encefálico, y esto haría que los centros REM en esa zona se enciendan para que el individuo se halle en sueño REM y parcialmente despierto al mismo tiempo (Fox, 2006). Sin embargo, por lo general la intrusión REM causa experiencias aterradoras, y un ejemplo de ello es la "parálisis del sueño" que adviene cuando despertamos y no tenemos capacidad de movimiento, a la vez que hay una fuerte presión sobre el pecho.

Sólo alrededor del 7% de pacientes con paro cardíaco son resucitados con éxito y la mayoría de ellos sufre daño cerebral; también alrededor del 10 al 20% de quienes se recuperan de asistolia informan haber tenido una ECM. Sin embargo, durante esta experiencia están clínicamente muertas, es decir, el corazón deja de funcionar, la respiración se detiene y las ondas cerebrales se aplanan rápidamente en la pantalla. Si la mente fuera "idéntica al cerebro" -como alega la "ciencia" convencional- sería imposible tener una ECM durante un paro cardíaco. "El cerebro no puede crear imágenes, por cuanto debería ser imposible tener vivencias narrativas claramente estructuradas y lúcidas, y debido a que la memoria no funciona, si las experiencias ocurrieron no debieran ser recordadas" (Fenwick y Fenwick, 2008, 207). Y si aconteciera una ECM durante el retorno gradual a la conciencia sería de carácter confuso, incoherente e indefinido.

Un estudio realizado por Pim van Lommel y sus colegas en Países Bajos donde participaron 344 pacientes con paro cardíaco y resucitados tras muerte aparente, reveló que el 18% informó sobre ECM a pesar de encontrarse clínicamente inertes con líneas planas de encefalograma. Van Lommel concluye que la conciencia no es generada por actividad neuronal en el cerebro y existe de manera independiente, y que dicho órgano actúa como "estación receptora" de información almacenada fuera de él, más bien como una radio o un televisor. El investigador intenta explicar las ECM invocando varios conceptos irracionales de física cuántica convencional, como la idea de que las partículas materiales se disuelven en "ondas de probabilidad" cuando no son captadas y luego "colapsan" nuevamente en otros componentes cuando se realiza la siguiente observación, y también el concepto que dos partículas muy separadas pueden intercambiar información de manera absolutamente instantánea sin transferencia de energía de ningún tipo, conocidas como "conexiones no locales" (ver "Falsedades en física moderna", parte 5). Agrega la idea de "conciencia no local" que existe en un "espacio no local y multidimensional" dentro de "una dimensión donde el tiempo y la distancia no juegan ningún rol" y la información se almacena como "ondas de probabilidad", algunas de las cuales "colapsan" en forma de partículas en nuestro cerebro para producir la conciencia individual de vigilia (Lommel, 2008, 241-58).

La afirmación según Van Lommel de que estos conceptos explican las ECM no puede tomarse en serio, pues concatenar una serie de abstracciones matemáticas no explica absolutamente nada. Sólo el modelo esotérico ofrece un marco realista para comprender tales fenómenos porque postula sustancias, energías, fuerzas y entidades reales, pero no físicas, en lugar de abstracciones vacías. Afirma que el mundo material está interpenetrado por reinos más sutiles de conciencia-sustancia y que nuestra cobertura tangible está animada y organizada por capas o "almas" más sutiles.

La definición oficial de "muerte" es la ausencia de respiración, gasto cardíaco y reflejos del tronco encefálico. Sin embargo, desde la visión teosófica una persona clínicamente muerta no está realmente en dicha condición a menos que se rompa el cordón de energía vibrante que une los cuerpos físico y astral ("Isis Develada", 1: 481; "La Doctrina Secreta", 1: 555) y así algunas personas que vivieron EFC y ECM informan haber visto esta conexión. El Antiguo Testamento dice que cuando ocurre la muerte "se corta el cordón de plata" (Eclesiastés 12: 6) y este proceso se ha atestiguado de modo clarividente (Cranston, 1993, 541-2). La muerte verdadera normalmente es seguida por un período de inconsciencia, tal como sucede cuando nos quedamos dormidos. Por lo tanto, una ECM -incluso durante un paro cardíaco- en realidad no constituye una "experiencia de muerte temporal" (DET en inglés o EMT); sin embargo, muestra que la mente puede operar independientemente del cerebro.

Peter y Elizabeth Fenwick señalan que tanto las visiones al término de vida como las EMT "dan la idea sobre un reino trascendente lleno de amor y luz" (2008, 211). Esta descripción coincide con los reinos espirituales akáshicos en que reside nuestro Ego/Manas superior; por el contrario, los niveles astrales inferiores o kama-lókicos son un mar de corrientes arremolinadas, una confusa mezcla de pensamientos e imágenes y pletórica de entidades que vagan o flotan en todas direcciones. La mayoría de quienes tienen ECM parecen ir más allá de su conciencia cerebro-mente y abren un canal más directo a las partes superiores de su ser. Esto se demuestra por el hecho de que cualquier dolor corporal desaparece cuando comienza dicha experiencia; los testigos no sienten alarma, pena ni angustia por no volver con sus seres queridos; pueden revisar sus vidas con desapego y están llenos de una abrumadora sensación de amor y paz. Ciertos aspectos del fenómeno reflejan sus creencias y expectativas, y una ECM no nos dice mucho sobre lo que sucederá cuando realmente muramos. La Sabiduría Perenne afirma que la "muerte" o período entre vidas terrestres y sucesivas es análoga al sueño, que a su vez es una muerte imperfecta y así el fallecimiento constituye un "sueño perfecto" (...). Incluso en devachan no mantendremos conversaciones con amigos y parientes descarnados, ni "Jesús" ni tampoco "Dios", excepto quizás en nuestra imaginación.

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (4 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenidos:

05. Experiencias extracorporales y cercanas a la muerte 
-Experiencias fuera del cuerpo


05. Experiencias fuera del cuerpo y cercanas a la muerte

Experiencias fuera del cuerpo

Durante una experiencia fuera del cuerpo (OBE en inglés o EFC para este artículo) los testigos tienen una sensación vívida de que su mente se separa del cuerpo; a menudo se encuentran flotando sobre él y descubren que pueden volar a otros lugares. A veces informan que pueden ver tras paredes y otros objetos sólidos, e incluso pasar a través de ellos. No tienen éxito en atraer la atención de otros, aunque en ocasiones los animales parecen estar conscientes de su presencia.


De vez en cuando los experimentadores de EFC regresan con información que sugiere que en efecto pueden haber abandonado sus cuerpos. En algunos casos las personas que se encontraban en un lugar "visitado" por el "viajante" informan haber avistado una aparición o percibir algún tipo de "presencia" en el momento del fenómeno extracorporal.

Las EFC suelen ser espontáneas y ocurren con mayor frecuencia durante el sueño, la meditación, la enfermedad y en momentos de trauma como una cirugía mayor (bajo anestesia) o accidentes graves. Un suceso extracorporal puede terminar con la sensación de regresar en forma repentina al cuerpo, "encajándose" otra vez en él o siendo "empujado"/"aspirado" nuevamente, a menudo porque el experimentador se angustia por no poder retornar a su parte física. Muchas EFC se desvanecen en un estado de sueño o terminan cuando el individuo se despierta de improviso. Las encuestas indican que entre el 10 y 25% de la población ha tenido una vivencia de este tipo en algún momento.

Varios experimentadores se perciben como una "conciencia incorpórea", sin ningún soporte externo. Otros se encuentran en un "cuerpo fantasma" a modo de réplica exacta de su cuerpo físico. Algunos pueden levantarse y alejarse, pero más comúnmente el cuerpo secundario flota en el aire; unos pocos individuos observan un "cordón astral" que los conecta con su cuerpo físico, pero otros no. Hay testigos que describen el doble fantasma como "vestido", mientras que otros dicen que va desnudo e instantáneamente se arropan si siente vergüenza. En el caso de personas que tienen EFC y emplean sillas de ruedas en su vida terrenal se encuentran en cuerpos sanos sin minusvalías, y los amputados invariablemente recuperan sus extremidades. Nueve de cada diez experimentadores que eran ciegos informaron tener visión normal durante el fenómeno.

El término "experiencia fuera del cuerpo" se introdujo en 1943 como alternativa neutral a "proyección/viaje astral", lo que implica que algo se separa de nuestra forma física. Desde el punto de vista teosófico, la conciencia de una persona de hecho puede cambiar durante una EFC a su cuerpo-modelo astral (que no puede alejarse de su cobertura material) o a un cuerpo de pensamiento/ilusorio (mayavi-rupa) capaz de concurrir a lugares lejanos, pero no hay razón para suponer que cada EFC reportada involucre una proyección astral genuina. El experimentador puede ver entornos lejanos en forma clarividente u obtener información por telepatía. En algunos casos el fenómeno puede no ser más que un sueño lúcido, una fantasía o alucinación, pero muchos testigos están convencidos de que no soñaban y describen sentirse más alertas y vivos que durante la conciencia de vigilia normal.

Hay mucho espacio para el autoengaño en los "viajes astrales". Por ejemplo, una conocida médium del siglo XIX que se hacía llamar Hélène Smith creía que viajaba astralmente a Marte y describió a sus habitantes como idénticos a los terrícolas, excepto que ambos sexos usaban un traje uniforme; viajaban en carruajes sin caballos y tenían casas con fuentes en el techo (Inglis, 1992, 377). A finales del siglo XIX Annie Horniman y Frederick Leigh Gardner -asociados con el grupo oculto "Golden Dawn"- "visitaron" muchos planetas y conversaron con los habitantes. Una vez "aterrizaron" en la cima de una montaña en Saturno y se encontraron con un hombre alto y dignificado con alas y de media armadura, quien les contó sobre la civilización avanzada del orbe (Owen, 2004, 158-60).

Los adeptos entrenados pueden proyectar sus mayavi-rupas hacia lugares distantes a voluntad. Otras personas también afirman ser capaces de inducir una EFC de forma más o menos deliberada, aunque esto es difícil de verificar. Por ejemplo, Ingo Swann fue sometido a pruebas exhaustivas tanto en la American Society for Psychical Research como en SRI International. En uno de los experimentos pudo identificar con éxito los objetos colocados en una plataforma tan alta sobre el suelo que sólo se podían ver desde el techo; también se "proyectó" en ubicaciones distantes teniendo sólo la referencia del mapa, y proporcionó información precisa de lo que había visto (Fontana, 2004, 414).

El empresario estadounidense Robert Monroe también parecía tener la facultad de inducir EFC, y en cierta ocasión visitó a una amiga de vacaciones en una lejana casa de campo. La encontró hablando con un amigo, pero no pudo atraer su atención por lo que trató de pellizcarla a modo de juego y la mujer efectivamente dio un sobresalto como si percibiera cierto dolor. Cuando regresó a casa, Robert le preguntó si recordaba haber sentido algo y ella mostró un pequeño moretón en el lugar del pellizco (Inglis, 1985, 57).

En 1881 un estudiante llamado S.H. Beard decidió intentar proyectarse a cinco kilómetros hacia la casa de su prometida, la señorita L.S. Verity. Hizo el intento tras acostarse un domingo por la noche; el jueves siguiente fue a verla y ella le dijo que estaba aterrorizada de encontrarlo junto a su cama el domingo anterior. Cuando la aparición avanzó hacia Verity, ésta gritó y despertó a su hermana de 11 años que también la vio (Wilson, 1987, 155-6).

El 13 de octubre de 1863 y mientras navegaba en un barco de vapor desde Liverpool a Nueva York, S.M. Wilmot soñó que su esposa venía a su habitación en vestido de noche. Tras hesitar en la puerta y mirar al otro hombre en el aposento, la visitante se acercó a su esposo, se inclinó y lo besó. A la mañana siguiente el otro acompañante dijo que había visto a una dama visitar a Wilmot durante la noche y vio exactamente lo que "soñó" aquél. A su llegada a Nueva York, la señora Wilmot preguntó a su esposo si había presenciado su aparición esa jornada, cuando no pudo dormir debido a informes de tormentas en el Atlántico. Ella dijo haber visto a otro hombre en el sitio, lo que la hizo dudar antes de ir a la litera de su esposo y besarlo (Grosso, 2004, 16-17).

Mientras tenía una experiencia extracorporal, una mujer dejó su cuerpo y fue a la antesala del hospital donde escuchó a su cuñado decir a un amigo que al parecer "iba a tener que cancelar un viaje de negocios y ser uno de quienes llevaran el féretro de su hermana". Tras recuperarse, la mujer reprendió a su descolocado pariente por haberla descartado tan rápidamente (Talbot, 1991, 241).

Charles Tart trabajó con una mujer identificada como "Z" quien afirmaba tener EFC y varias veces a la semana durante el sueño. Una noche tuvo un sueño en que volaba y parecía conversar con su hermana, quien más tarde informó que había soñado con Z al mismo tiempo. La noche siguiente Z salió flotando de su cuerpo mientras dormía y recordó correctamente un objetivo consistente en cinco dígitos, colocado en un estante a 1,7 mts. por encima de su cabeza. Un electroencefalograma mostró que su patrón de ondas cerebrales no estaba asociado con estados de vigilia ni sueño. Asimismo Z mostró ritmos alfa más bajos que se han relacionado con aislamiento sensorial y las condiciones meditativas zen estudiadas en laboratorios japoneses. La ausencia de movimientos oculares rápidos (REM) también indica que Z no estaba soñando (Grosso, 2004, 18-20).

En 1980 la Sociedad Estadounidense de Investigación Psíquica llevó a cabo experimentos de EFC con un libanés llamado Alex Tanous y quien tuvo que proyectarse hacia un áreaobjetivo específica que contenía un dispositivo de visualización el cual mostraba elementos seleccionados al azar. Se instaló un sensor de extensión cerca del objetivo para detectar el más mínimo movimiento o vibración, y en una serie de 197 ensayos en 20 sesiones Tanous logró acertar el 58% del tiempo. Además, cuando adivinó correctamente dichos objetivos los medidores de tensión se activaron (Grosso, 2004, 201). Otros resultados como estos también podrían explicarse por clarividencia y psicoquinesis, sin ninguna proyección astral.

Se han sugerido varias explicaciones fisiológicas posibles para las experiencias extracorporales. Hay situaciones similares a EFC que han sido inducidas por estimulación eléctrica en algunas zonas cerebrales y mediante el uso de cámaras para "engañar la mente" con objeto de que asimile que el cuerpo está en algún lugar que no corresponde. Sin embargo, el hecho de que algunas EFC ocurran durante momentos cercanos al fallecimiento en pacientes con paro cardíaco -o incluso cuando la persona tiene muerte cerebral- plantea un problema importante para todas las teorías materialistas.

Una mujer llamada María, que sufrió asistolia mientras era operada en un hospital de Seattle, abandonó su cuerpo y se encontró fuera del edificio donde pudo ver una zapatilla de tenis en la repisa de una ventana exterior a otra cristalera del tercer piso. El calzado, que no era visible desde el suelo, fue recuperado más tarde y se verificaron los detalles dados por la paciente sobre su posición y apariencia. María también describió cierto desgaste en la puntera del calzado que sólo se apreciaba desde una posición exterior a la ventana y no del interior del hospital (Fontana, 2004, 388).

Michael Sabom descubrió que 26 de 32 pacientes con paro cardíaco que habían tenido EFC y fueron resucitados no cometieron errores en sus descripciones del procedimiento, mientras que 20 de 25 individuos de control con antecedentes médicos que nunca habían tenido EFC incurrieron al menos en un equívoco importante sobre sus relatos de lo que imaginaban que sucedía; tres dieron descripciones correctas aunque limitadas y dos no demostraron ningún conocimiento sobre protocolos de reanimación. Algunos de los pacientes con EFC otorgaron reseñas de personas, objetos y eventos fuera del campo visual de su cuerpo (Grosso, 2004, 44-5).

Durante una operación para extraer un vaso sanguíneo abultado, el encéfalo de Pamela Reynolds se detuvo y permaneció con muerte cerebral. Sin embargo, su mente estaba más clara que nunca pues informó haber dejado el cuerpo para atravesar un túnel, ver una luz brillante y encontrarse con la aparición de su abuela fallecida. Durante la operación los ojos de Pamela estaban cerrados con cinta adhesiva y se insertaron pequeños altavoces en sus oídos que le impedían escuchar. Aún así, oyó a uno de los cirujanos decir que "había un problema con la bomba" y las arterias más pequeñas; también percibió un extraño zumbido y observó a alguien del personal médico usar un instrumento sobre su cabeza que parecía un cepillo de dientes eléctrico, y todas estas observaciones fueron precisas (Grosso, 2004, 45-7).

El coronel Henry S. Olcott, uno de los fundadores de la Sociedad Teosófica, describe el regreso a su departamento una tarde de 1876 y luego de trabajar en un capítulo para "Isis Develada" con H.P. Blavatsky, pero deseaba haber agregado tres palabras a la oración final y Olcott intentó bajar las escaleras en su doble astral fijando la intención en su mente mientras se dormía. A la mañana siguiente cuando visitó a Blavatsky camino al trabajo, ésta le dijo que la noche anterior había visto su cuerpo astral que atravesaba la pared y yendo a la sala de escritura, y luego lo escuchó hurgar con los papeles. Cuando lo comprobaron, se descubrió que Olcott había escrito dos de las tres palabras deseadas y el comienzo de la tercera que terminó en un garabato ("Old Diary Leaves", 1: 385-6).

El coronel también describe una visita astral de Morya (M.), el Maestro indo-tibetano de Blavatsky, el cual apareció de repente en su habitación de Nueva York con una altura de al menos 2 mts. y vestía ropas orientales blancas y un turbante. Se sentó en una silla frente a Olcott y hablaron aproximadamente durante media hora. Olcott deseaba tener algún objeto tangible para demostrar que M. realmente había estado allí, y leyendo su pensamiento el Mahatma dejó su turbante y desapareció ("Old Diary Leaves", 1: 377-81). Más tarde y en India, Olcott conoció a M. en su forma física y también lo vio otras veces en su aspecto astral (blavatskyarchives.com).

En otra ocasión un alumno del Mahatma Kuthumi (K.H.) llamado Damodar K. Mavalankar quien estaba en Bombay- recibió ayuda para proyectar su mayavi-rupa. Se encontró en Cachemira al pie del Himalaya y próximo a la casa de K.H. Luego caminaron por un pasaje subterráneo hasta una llanura abierta donde había un gran edificio utilizado para las ceremonias de iniciación. Después de regresar a su cuerpo, Damodar se preguntó si la experiencia había sido un sueño, pero en ese momento una nota de K.H. cayó del aire confirmando que realmente había sucedido ("Damodar", 60-2). Mavalankar pronto pudo proyectar el mayavi-rupa por su cuenta, aunque no pudo materializarlo por completo. Un relato corroborado sobre uno de sus viajes astrales fue difundido en la edición de The Theosophist para diciembre de 1883 ("Damodar", 355-8; ver también 344-9, 482-3).

En esta foto tomada durante una convención teosófica en Bombay (1882), H.S. Olcott está sentado a la izquierda de H.P. Blavatsky y Damodar se ubica en el suelo a su derecha.

R.G. des Mousseaux, escritor católico del siglo XIX, cita un caso de los registros judiciales de Inglaterra. Se refería a Jane Brooks, quien persiguió a un niño llamado Richard Jones al visitarlo en su forma astral. En una ocasión el niño gritó que el fantasma de la mujer estaba presente y lo tocó con un dedo. Un testigo de nombre Gilson lo atacó con un cuchillo, aunque no pudo verle. Luego éste visitó la casa de Jane con el padre de Jones y un agente de policía, y la encontraron sentada en su taburete tratando de ocultar una mano cubierta de sangre, con la herida que Richard dijo que Gilson había infligido en la mano del fantasma. Este es un caso de "repercusión" donde un golpe, una puñalada u otra lesión provocada en el doble astral mientras se proyecta reacciona también en el cuerpo físico ("Old Diary Leaves", 1: 388-9).

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (3 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenidos:

04. Visiones y visitas 
-Visiones en el lecho de muerte 
-Apariciones de fallecidos y moribundos 
-Incidentes extraños 
-Otras apariciones y fantasmas


04. Visiones y visitas

Visiones en el lecho de muerte

Con frecuencia, quienes están a punto de morir tienen visiones de personas (con frecuencia parientes fallecidos) o figuras religiosas que sienten han "venido a consolarlas" durante el proceso de muerte y les acompañan para superar esta etapa. Estas experiencias tienden a producir un sentimiento de euforia y ayudan a los moribundos a "partir" de forma pacífica. La mayoría de estas visiones se producen mientras las personas están lúcidas y los medicamentos propenden a suprimirlas en lugar de estimularlas. Hay muchos relatos sobre agónicos que en estado de inconsciencia o confusión saludan a sus visitantes invisibles en un instante repentino de lucidez justo antes de la muerte, y a veces dichas personas describen visitar un reino impregnado de luz, amor y compasión con sus guías.

Las visiones en el lecho de muerte están determinadas en parte por factores culturales. Generalmente y en muchos registros escritos y prístinos o pinturas medievales que representan decesos, es una figura religiosa quien "viene a recoger" a los moribundos, pero en relatos occidentales contemporáneos esa función suele ser realizada por familiares. En una encuesta de Reino Unido las figuras religiosas como "ángeles" o "un ser semejante a Cristo" fueron percibidas en sólo el 2% de los casos, y familiares muertos en el 70%. En Estados Unidos -país fundamentalmente más religioso- las figuras místicas aparecieron en el 13% de las instancias, los parientes y amigos muertos en el 70% y personas vivas en un 17%. Por el contrario, en las experiencias indias aparecen figuras religiosas como el yamdoot (mensajero del dios hindú de la muerte) en el 50% de las ocasiones, mientras que los congéneres o amigos fallecidos aparecen en el 29% y los individuos vivos en 21% (Fenwick y Fenwick, 2008, 26, 90). A diferencia de las visiones occidentales, los yamdoots a menudo aterrorizan y se llevan por fuerza a la persona moribunda, incitándola a pedir ayuda (Grosso, 2004, 40-1).

Una mujer británica de 32 años agonizante por cáncer de mama estaba consciente de "un techo oscuro sobre su cabeza" y "una luz brillante" durante los últimos días de su vida. Se trasladó a un "lugar de espera" donde vio seres, incluido su abuelo quien le aseguró que todo estaría bien. La testigo entró y salió de esta área e insistió en que no era un sueño. En otro caso se escuchó a un hombre moribundo que hablaba muy enfadado con alguien en su habitación, y cuando su hija le preguntó con quién conversaba él dijo que increpó a los ángeles en el sentido de que "no estaba listo para partir", sino "muy decidido a mantenerse con vida hasta que llegara su otra hija" (Fenwick y Fenwick, 2008, 9, 27).

En un hospital de maternidad londinense, una mujer ("B.") estaba en trabajo de parto y sufría de insuficiencia cardíaca. Dijo que estaba "oscureciendo", pero luego miró a otra parte de la habitación y vio un "brillo encantador" y también a su padre. Cuando llevaron su bebé a la habitación ella preguntó "¿crees que debería quedarme por el bien del bebé?" y después de mirar a su "padre" replicó "no puedo quedarme". Cuando su esposo llegó al hospital ella volteó al otro lado del cubículo y espetó "¡vaya, ahí está Vida!", la cual era su hermana menor muerta dos semanas antes y se le había ocultado su deceso para no molestarla; de este modo, B. murió poco después (Wilson, 1987, 140-1).

Estas experiencias visionarias claramente no son del todo objetivas y no requieren que creamos que ángeles, yamdoots o parientes muertos (¡o incluso vivos!) "vienen realmente a buscarnos" al momento de morir. Dichas vivencias nos están preparando para el proceso y en parte están coloreadas por nuestras creencias y expectativas.

Los enfermeros profesionales y familiares de moribundos a menudo aprecian una forma que sale del cuerpo en el momento del deceso, generalmente desde la boca, el pecho o la cabeza, o a veces a través de los pies. Se describe de diversas maneras como "humo", "niebla gris/blanca" o una figura blanquecina muy tenue, la cual en ocasiones se cierne sobre el cuerpo antes de levantarse y desaparecer a través del techo. También es común que los agonizantes adviertan una luz brillante que evoca sentimientos de amor y compasión, y a ratos los cuidadores también la ven. No todos los presentes captan estos fenómenos y a menudo desaparecen si hay personas que entran a la habitación o comienzan a hablar (Fenwick y Fenwick, 10, 160).

[En ciertas tradiciones orientales] se explica que cuando morimos cada orificio del cuerpo exuda su propia parte correspondiente del cuerpo astral como una nube de vapor; la parte superior intelectual y espiritual sale por la coronilla (o brahmarandhra como la llamaban los antiguos hindúes), en las proximidades de la glándula pineal. Cada orificio también expulsa energías vitales pránicas (electricidad vital) equivalentes y la liberación de los pranas de cada átomo y molécula del cuerpo provoca una explosión de luz etérea en el momento de la muerte.


Apariciones de fallecidos y moribundos

Son muy comunes los relatos donde hay personas que repentinamente se percatan de que murió alguien cercano a ellas y más tarde se enteran de que este sentimiento ocurrió en el deceso del otro individuo. Ocasionalmente pueden experimentar síntomas físicos angustiantes que duran varios minutos y parecen reflejar lo que sentía el paciente agónico. A veces los testigos realmente ven al moribundo o muerto y otras cuando están completamente despiertos, aunque también y por lo general en un sueño o durante el estado de somnolencia entre sueño y vigilia. Las apariciones raras veces hablan, pero quienes las atestiguan generalmente perciben que "llegaron a despedirse", e incluso algunas visitas se sienten molestas o aterradoras. Tales fenómenos son particularmente comunes hasta 12 horas antes o posteriores al momento de la muerte. Si bien tales visitas suelen interpretarse como una visita intencional del alma de una persona fallecida o moribunda, también pueden representar un proceso automático desencadenado por los últimos pensamientos de la persona que se aparece.

Tina Myer, que vivía en Australia, se despertó de repente una noche de 1991 y vio la cara blanca de su hermano -que estaba en Londres- acercándose rápidamente a ella desde los pies de la cama. Estaba convencida de que no era un sueño ni su imaginación y posteriormente se enteró de que su pariente había muerto esa noche de neumonía bronquial. Myer comentó: "Sólo puedo suponer que él estaba pensando en mí para el momento en que se estaba marchando, y creo que al tenerme en su mente su alma estaba instantáneamente conmigo" (Fenwick y Fenwick, 2008, 65).

En un caso de Petrogrado (Rusia), cinco niños y tres adultos se encontraban en una sala de estar cuando el perro comenzó a ladrar descontroladamente y mirando hacia la estufa. Todos los presentes vieron a un niño de unos cinco años, a quien reconocieron como el hijo del lechero, y más tarde supieron que ese chico había muerto en el momento que lo vieron aparecer (Grosso, 2004, 28-9).

Después del fallecimiento de su padre, una mujer seguía soñando que "había sido enterrado vivo". Luego tuvo un sueño muy distinto en que él aparecía vivo y en buen estado; decía que "estaba bien y feliz" y que "se quedaba con su tío", tras lo cual no tuvo más pesadillas. Posterior a eso la hermana de esta mujer dijo que había tenido idéntico sueño, posiblemente la misma noche (Fenwick y Fenwick, 124-5). Esta experiencia compartida podría haber sido producida completamente por las mentes de ambas hermanas y no parece muy probable que tras la muerte permanezcamos con nuestros familiares fallecidos hasta que se nos encuentre un hogar adecuado en una urbanización celestial...

Un hombre rumano vio la aparición de su sobrino dos meses posteriores a la muerte de este último. Cuando le preguntó qué quería, la aparición respondió "ponme correctamente; el ataúd es estrecho y bajo". Un año más tarde el testigo conoció a la mujer que cuidó a su sobrino enfermo, quien reveló efectivamente que la urna era tan estrecha y corta que cuando el sobrino fallecido fue recostado sus huesos se rompieron (Grosso, 1999, 15). En este caso el tratamiento del cadáver puede haberse registrado en la cobertura astral del difunto y la cercanía entre ambos familiares le permitió recoger esta información. La angustia por los restos mortales de una persona es bastante común en la tradición fantasmal, y muchos relatos hablan de espectros preocupados por irregularidades en el entierro.


Incidentes extraños

Los eventos físicos anómalos y asociados en ocasiones con la muerte incluyen relojes que se detienen, fotografías que caen de la pared o boca abajo, teléfonos que suenan inexplicablemente, luces que se encienden y apagan, pasos inexplicables y golpes.

Jennie Stiles describió cómo después de que su tía muriera repentinamente en circunstancias trágicas, fue al apartamento de ésta en Londres y descubrió que cada reloj se había detenido en el momento del deceso. Peter Turnbull describió que un pequeño reloj operado por baterías y perteneciente a su padre se detuvo en el instante que expiró el hermano gemelo de aquél. Se reinició solo -sin cambiar las pilas- para luego funcionar perfectamente hasta que su padre desarrolló síntomas de demencia y el aparato comenzó a acelerarse; durante los últimos días del anciano marchaba aproximadamente dos veces más rápido de lo normal y se detuvo una mañana a las 4:37 a.m., 8 minutos antes de la hora oficial cuando murió el padre (Fenwick y Fenwick, 2008, 134-7).

Lucie Green estaba sentada con un tío y a un costado de su padre mientras yacía en coma en el hospital. De improviso la pantalla del televisor se puso en blanco, el sonido desapareció y una enfermera entró corriendo a la habitación preguntando por qué habían pulsado la alarma. En ese momento murió el padre de Lucie. Nadie había tocado la alarma, pero estaba sonando en la oficina de la cuidadora y poco tiempo después la televisión volvió a la normalidad. La enfermera sostuvo que el timbre sonaba a menudo cuando alguien moría (Fenwick y Fenwick, 2008, 132). También John Farr fue despertado por teléfono al momento de fallecer su padre; no oyó ninguna voz, sino sólo melodías pues su progenitor era músico (53).


Otras apariciones y fantasmas

Los estudios en EE.UU. y Reino Unido muestran que entre el 10 y 17% de la población general ha visto una aparición (Talbot, 1991, 203). A veces puede atestiguarse un "fantasma" o "espectro", o incluso se escuchan o huelen sólo una vez y la misma aparición es vista en la misma vecindad por diferentes personas en distintos momentos, a menudo involucrados en el mismo comportamiento en cada ocasión. Ciertas apariciones son vistas por varios individuos de forma simultánea. Los "acosos fantasmales" tienden a ocurrir en lugares donde ha sucedido un terrible acto de violencia u otro evento emocional muy poderoso. Las apariciones a veces se deslizan en lugar de caminar y también se describen como físicamente incompletas, sin caras ni extremidades inferiores. Las apariciones interactúan de vez en cuando con los observadores o incluso reconocen su presencia; por lo regular parecen estar totalmente absortas en sí mismas y pocas veces parecen mostrar intenciones deliberadas y plena conciencia de sí (ver "Visitantes paranormales", sección 3).

La "Dama Marrón" en Raynham Hall, Inglaterra. En 1936 un fotógrafo de la revista Country Life vio este fantasma y tomó una imagen segundos antes que se esfumara. Cuando se reveló, mostraba una figura débil deslizándose por la escalera (paranormal.about.com).

Una aparición puede tener varias causas. Podría verse sólo en el "ojo de la mente" (alucinación) y ser generada por el propio subconsciente del testigo, quizás influenciado por la presencia de seres astrales; por la conciencia clarividente de eventos que ocurrieron en la escena en cuestión, por contacto telepático con una persona viva o alguien fallecido. También las apariciones podrían ser entidades astrales que se aprecian de modo clarividente o se materializan hasta cierto grado para ser captadas con ojos físicos; algunas de ellas se ven semitransparentes mientras que otras se avizoran y sienten sólidas. A su vez dicho ser astral puede constituir una cobertura análoga o el kama-rupa de una persona muerta (en casos raros todavía conectados con el alma humana superior), formas elementales que imitan imágenes en la luz astral o el mayavi-rupa ("cuerpo ilusorio" o "de pensamiento") de un individuo vivo, pero sólo un ocultista avanzado podría decir cuál es la explicación real en un caso específico.

En una instancia, la señorita K. acariciaba un gato en su regazo cuando de pronto éste se puso inquieto, se levantó, gruñó y arqueó el lomo aterrorizado. En una silla cercana, K. vio a una anciana de rostro arrugado que la miraba malévolamente, mientras el animal enloquecía y saltó frenéticamente hacia la puerta. La testigo estaba horrorizada y pidió ayuda. El fantasma permaneció visible durante cinco minutos, pero cuando llegó su madre había desaparecido. Más tarde se supo que una anciana se había ahorcado en la misma habitación (Grosso, 2004, 29).

Después que la familia Morton se mudó a una nueva casa en 1882, el fantasma de una mujer alta y vestida de negro fue avistado durante siete años por miembros de la familia, el cocinero, el jardinero, la asesora doméstica, la criada, los parientes y amigos. Rose Morton, estudiante de medicina, trató de hablar a la aparición pero sin éxito; siempre parecía a punto de decir algo y nunca lo hizo. Intentó tocar al fantasma, pero se escapaba, e intentó fotografiarlo sin resultados. También observó que la aparición caminaba a través de las cuerdas que Rose ató a la escalera. Un perro retriever normalmente plácido se encogió de terror al verlo; sin embargo, el fantasma nunca se presentó cuando los miembros de la familia lo deseaban. Rose igualmente coincidió con las descripciones de una persona que había vivido en dicha casa (Grosso, 2004, 56-8).

Un vendedor que estaba ocupado escribiendo órdenes vio de repente una aparición de su hermana, quien había estado muerta durante nueve años. Ella lo miraba tan naturalmente que el testigo se acercó encantado, pero el espectro desapareció. El fantasma tenía un rasguño rojizo en la mejilla derecha, y más tarde el hombre supo por su madre que ésta había arañado accidentalmente la cara de su hija mientras preparaba el cuerpo para el entierro, pero ocultó la herida con maquillaje y lo había mantenido en secreto. Unas semanas más tarde la madre murió, feliz de creer que se reuniría con su hija en un mundo mejor (Grosso, 2004, 50).

James Chaffin, de Carolina del Norte, en junio de 1925 presenció la aparición de su padre junto a la cama. Llevaba un viejo chaquetón oscuro y le dijo: "Encontrarás el testamento en el bolsillo de mi abrigo". James no tenía seguridad de si estaba despierto o dormitando en ese momento. El padre, James L. Chaffin, había muerto cuatro años antes, dejando su granja a Marshall -el tercer hijo- y nada a la esposa y otros tres descendientes. El testigo localizó la prenda y encontró un rollo de papel cosido en el forro del bolsillo interior que decía: "Leer capítulo 27 de Génesis en la vieja Biblia de mi papá". Tomando a un vecino como fedante, James desenterró esa Biblia en casa de su madre. En dicho capítulo había otro testamento que de acuerdo a su texto dividía la propiedad en partes iguales entre los cuatro hijos y les encargaba cuidar a su madre. Marshall había muerto para entonces y su esposa e hijo iban a impugnar el nuevo testamento, pero retiraron su oposición cuando 10 testigos declararon que estaba escrito a mano por el padre. La importancia del capítulo 27 de Génesis es que contiene la historia de cómo Jacob engañó a su padre ciego Isaac para que le concediera la herencia de su hermano Esaú, aunque es interesante que la aparición estaba equivocada acerca de que el testamento mismo estaba en su abrigo negro.

Después que se encontró el referido documento, James Chaffin vio otra aparición del padre, esta vez en un estado agitado y preguntando "¿dónde está mi antiguo testamento?", lo cual sugiere que la memoria sobre las cosas del difunto se estaba desvaneciendo (Fontana, 2005, 52-3; Inglis, 1984, 212-4).

Los fenómenos poltergeist, a veces llamados psicoquinesis espontánea recurrente (RSPK, por sus siglas en inglés), incluyen todo tipo de actos vandálicos e inexplicables como lanzamiento de vajilla y otros objetos o el movimiento de muebles. Las trayectorias inusuales y los vuelos lentos u ondulantes de objetos desafían las leyes físicas y también las capacidades de conjuradores (Broughton, 1991, 228-30). En algunos casos las perturbaciones se asocian con la presencia de un individuo psicológicamente estresado, a menudo adolescente, pero es probable que la persona simplemente actúe a modo de conducto para entidades elementales y kama-rúpicas con el deseo de causar travesuras. Las manifestaciones de poltergeist rara vez duran más de unos pocos meses, y muy pocas veces alguien resulta herido.

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (2 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenidos:

03. Enseñanzas teosóficas 
-Comunicación con los muertos


03. Enseñanzas teosóficas

La Teosofía es una re-expresión moderna de la Sabiduría Eterna, cuyos ecos se encuentran en todas las principales religiones y filosofías del mundo. La cosmovisión teosófica es el producto de investigaciones ocultas sobre las esferas internas por innumerables generaciones de videntes y adeptos. Enseña que el Universo consiste en una sustancia de conciencia infinita que puede existir en grados innumerables y diferentes o tasas de vibración, formando una serie interminable de planos existenciales que se interpenetran. El centro de conciencia o mónada -que forma la esencia más interna de cada entidad- evoluciona mediante una serie de reinos que van desde el mineral hasta el sobrehumano (espiritual-divino) en cada globo planetario o estelar que habita en el curso de su existencia interminable; todo globo comprende siete planos desde el más material y pasando por niveles intermedios (reinos astrales) hasta los reinos espirituales más elevados. Nuestra evolución humana actual avanza en el plano físico más denso de este globo terráqueo y abarca una larga serie de encarnaciones en el transcurso de siete rondas, que a su vez comprenden miles de millones de años (...).

Después de cada encarnación en el mundo físico, nuestra constitución séptuple se separa en sus componentes que se disipan (...). No continuamos evolucionando conscientemente en el período entre vidas, pues la vida terrestre y el más allá son análogos a la vigilia y al sueño respectivamente. El periodo de ultratumba es esencialmente una etapa de descanso, durante la cual asimilamos las experiencias adquiridas en la existencia que acaba de terminar. Nuestros caracteres, circunstancias y experiencias en cada encarnación están determinados en parte por nuestros pensamientos y acciones en vidas pasadas, y también por nuestro propio libre albedrío en el presente (aunque la fuerza de voluntad y cómo la usamos reflejan nuestro desarrollo pretérito). De este modo, la reencarnación y el karma van de la mano, lo que nos permite aprender de nuestros errores y desarrollar gradualmente capacidades intelectuales y espirituales superiores.

El cuerpo físico muere cuando se rompe su conexión con el modelo-cobertura astral (linga-sharira en sánscrito). Esta "primera muerte" es acompañada por una revisión panorámica de la vida que acabamos de tener. La mente (manas) es doble y el asiento de la mente inferior -en gran parte instintiva- es una forma astral más etérea, a veces llamada alma animal/humana inferior o kama-rupa (sánscrito para "cuerpo del deseo"). Después del fallecimiento, el cuerpo astral y el kama-rupa se descomponen en diferentes niveles del mundo astral que rodea y penetra nuestro globo físico, extendiéndose desde el centro de la Tierra hasta la Luna. La cremación del cuerpo material permite que el cuerpo astral y el kama-rupa se liberen y desintegren más rápidamente (...).

La mente superior o Ego [corresponde al] alma reencarnada que no está sujeta a la misma descomposición relativamente rápida que nuestros vehículos inferiores; a su vez, aquél está eclipsado por nuestro ser espiritual/divino o mónada. Algún tiempo tras el deceso del cuerpo físico ocurre una "segunda muerte" cuando el alma reencarnada se separa del kama-rupa, llevando consigo todas las cualidades intelectuales y espirituales superiores de la personalidad fallecida y se eleva a esferas más etéreas. Allí entra en un estado de conciencia tranquilo y onírico conocido como devachan (término tibetano que quiere decir "estado feliz") en donde se imagina cumpliendo todos los impulsos desinteresados y nobles que no encontraron expresión plena durante la vida. Después de esta segunda muerte, los kama-rupas comienzan a descomponerse en el kama-loka ("mundo del deseo"), un proceso que puede llevar desde pocos meses hasta algunos siglos, dependiendo de la calidad que tuvo la existencia anterior (...). Estos cadáveres o "cascarones astrales", en gran parte desprovistos de inteligencia activa, a menudo son confundidos por los médiums con las verdaderas almas de los muertos. El kama-loka, uno de los niveles más bajos del plano astral, corresponde aproximadamente al Sheol de los antiguos hebreos, el Hades griego, el Orcus o inframundo romano y el Purgatorio o limbo de los católicos romanos. El devachan equivaldría al sukhavati budista, la svarga hindú, el Amenti entre los antiguos egipcios, los Campos Elíseos de los griegos y el cielo judeocristiano.

Si un alma reencarna antes de que su antiguo kama-rupa se haya desintegrado por completo, este último se adhiere al nuevo kama-rupa y generalmente se fusiona con él ejerciendo una influencia malsana en la nueva personalidad. Los kama-rupas de otras personas fallecidas también pueden tener efecto negativo sobre los humanos vivos cuyas debilidades los hacen receptivos a tales influencias. Los kama-rupas de quienes han llevado vidas particularmente egoístas, grotescas y brutales representan la mayor amenaza, y a veces se les llama "elementarios" (un término que ocasionalmente se refiere a los kama-rupas en general). Mientras que la mayoría de la gente pasa por el kama-loka prácticamente en inconsciencia después de la muerte, esto no se aplica a los elementarios. Aquéllos que mueren prematuramente como resultado de accidentes o asesinatos ("legales" o ilegales) o acortaron sus vidas de forma artificial con el suicidio también pueden retener un grado de conciencia tras el fallecimiento, especialmente si su vida intelectual y espiritual superior estaba relativamente poco desarrollada; permanecen ligados a la Tierra y no "entran" en kama-loka hasta que se cumpla el término natural de su vida ("Cartas Mahatma", 2ª ed., 108-13 /ed. cron., 197-201).

Los kama-rupas más desagradables se convierten en "vampiros psíquicos" que se alimentan de la energía vital, emocional y mental de los humanos que los atraen, y de las emanaciones en localidades a que se sienten cautivados, prolongando así sus propias sensaciones y placeres terrenales. Mientras que los kama-rupas impuros se allegan a los vivos "por una sed salvaje para alimentarse de su vitalidad", otros pueden sentirse atraídos por emociones elevadas como el amor desinteresado. Un nigromante o médium poderosos también son capaces de forzar kama-rupas a nuestra presencia; sin embargo, evocar a entidades "extremadamente pecaminosas" es peligroso para los vivos, mientras que constituye crueldad obligar la aparición de quienes han fallecido prematuramente, porque las moléculas más gruesas del alma astral se separan de las más finas de forma compulsoria, en lugar de un proceso natural, y el alma sufre considerablemente como si estuviera "desollada viva" (artículo "Tibetan Teachings" en H.P.B. Theosophical Articles).

De esta forma, la Teosofía niega que "la mayoría de los individuos conserve su plena conciencia tras la muerte física". El alma humana generalmente se vuelve completamente inconsciente, y dependiendo de la persona en cuestión se definirá por cuánto tiempo persiste dicho estado. Si la persona era muy espiritual, prácticamente no hay conciencia humana en kama-loka, pero si era grotesca y malvada hay una percepción bastante intensa y el ego humano sufre pues pronto se da cuenta de que está muerto y se halla en el mundo astral. La plena conciencia de uno mismo es retenida sólo por adeptos, ya que han despertado los centros superiores de su constitución. Para la mayoría de las personas la conciencia de estar vivo en kama-loka es muy leve, más parecida a un sueño vago que dura hasta la segunda muerte.

Quienes llevaron existencias éticas y nobles pasan muy rápido a través del kama-loka y pronto entran en devachan, mientras que aquéllos que tuvieron vidas malvadas y egoístas permanecen mucho tiempo en kama-loka, experimentando sueños inquietos que reflejan los vicios a que se entregaron durante el pasar terrestre. William Q. Judge dice: "En kamaloka todos los viejos pensamientos [del difunto] toman forma y atormentan el alma si la vida ha sido malvada, o simplemente la retienen temporalmente si el caso ha sido lo contrario" ("Ecos del Oriente", 2: 305).

Por lo tanto, normalmente no estamos conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor después que morimos, aunque hay excepciones. Por lo general el estado del difunto en kama-loka es como el de "una persona aturdida por un golpe violento y que momentáneamente 'perdió el sentido'. Así, en kama-loka y como regla (aparte de la vida vicaria y conciencia despertadas a través del contacto con médiums) no existe reconocimiento de amigos o familiares" [Lucifer, abril de 1888]. En algunos casos, dos seres que se encuentran en un estado "kama-lókico" similar pueden reconocerse vagamente, pero el proceso principal que tiene lugar ahí es la separación del alma humana superior de la parte astral, y por lo normal procede más o menos inconscientemente ("Ecos del Oriente", 2: 305).

Helena P. Blavatsky escribe: "Kama-loka puede compararse con el vestuario de un actor donde se deshace del ropaje de la última parte que interpretó antes de volver a ser él mismo propiamente tal: el ego imperecedero y peregrino que cicla en su ronda de encarnaciones. Al ser despojado el ego eterno en kama-loka de sus principios terrestres inferiores, con sus pasiones y deseos, entra en el estado de devachan" [Lucifer, abril de 1888].

Devachan es un estado subjetivo de perfecta paz y felicidad donde todos nuestros deseos y aspiraciones espirituales no cumplidos se realizan de manera instantánea. Por lo general dura al menos muchos cientos o miles de años, aunque los devachanis no perciben el paso del tiempo como sucede en la Tierra. Para los que han tenido vidas muy egoístas y materiales o no se desarrollaron mucho en términos intelectuales o místicos, la experiencia devachánica es más corta y menos intensa. Este plano es "una continuación idealizada y subjetiva de la vida terrestre" ("La Clave de la Teosofía", p. 156) y mientras experimentamos ese estado de conciencia imaginamos conocer a nuestros amigos y seres queridos, pero éste NO es un encuentro real con otras almas humanas, contrariamente a lo que enseñan los espiritistas.

El feliz sueño del alma reencarnada entre dos vidas perdura hasta que se agotan los impulsos espirituales generados durante la encarnación anterior. La atracción por la vida terrestre comienza a resurgir, y así lo que nos hace encarnar en este mundo una y otra vez es la sed de vida material y el anhelo de volver a escenas familiares y reencontrarse con compañeros del pasado. A medida que el alma reencarnada desciende hacia la esfera mundana, comienzan a formarse nuevos vehículos astrales construidos a partir de muchos de sus átomos vitales anteriores, y como éstos llevan la impresión kármica de la personalidad previa se manifestarán muchos de los mismos atributos personales (o skandhas en sánscrito). El alma forma un vínculo con las células reproductivas en los cuerpos de sus futuros padres, y finalmente renace con un cuerpo material y en un entorno familiar adecuado a sus necesidades kármicas (ver "Sex and Sexuality", sección 3, davidpratt.info).

Entonces, como regla general los cuerpos astrales, los kama-rupas y las almas espirituales de personas muertas no pueden ver lo que ocurre en nuestro plano físico, no observan conscientemente lo que sucede en su entorno ni se comunican entre sí. Blavatsky dice que si los "espíritus" de los muertos pudiesen apreciar todo lo que acontece en la Tierra incluso en sus propios hogares- y como afirman algunos espiritistas, no disfrutarían de la dicha ya que estarían condenados a presenciar los errores y el sufrimiento de quienes dejaron atrás por la muerte. La felicidad del devachani "consiste en su completa convicción de que nunca ha abandonado la Tierra"; por ejemplo, la conciencia espiritual postmortem de una madre "le representará que vive rodeada por sus hijos y todos los que amaba" ("La Clave de la Teosofía", p. 145-50). Cada devachani está absorto en sus propias imaginaciones maravillosas y oníricas, y así el plano homónimo no es una "tierra de prosperidad" donde las almas deambulan "charlando entre sí" y "admirando paisajes".

Blavatsky enfatiza que la información dada por médiums y psíquicos no entrenados sobre las condiciones posteriores a la muerte no es confiable porque se filtra a través de sus mentes "cerebrales" y colorea con sus propias ideas preconcebidas. Sólo los ocultistas avanzados pueden observar y comprender con precisión lo que sucede tras la muerte. Como señala el Mahatma Kuthumi: "Para percatarse de la bendición en devachan o los infortunios en avichi [un reino más bajo que el kama-loka] tenéis que asimilarlos, como hacemos nosotros" ("Cartas Mahatma", 2ª ed., p. 194)/ed. cron., 357).


Comunicación con los muertos

En devachan, las almas humano-espirituales no pueden ser atraídas a sesiones de espiritismo para comunicarse con los vivos. Sin embargo, hay personas en la Tierra capaces de contactar con sus seres queridos en ese plano si su conciencia se eleva al nivel más alto y espiritual de dicho nivel, lo que puede suceder involuntariamente durante los sueños. En ocasiones los médiums de mente pura realizan lo mismo mientras permanecen en trance, aunque tienen dificultades para recordar con precisión lo que vieron o escucharon. Los adeptos no sólo son capaces de alcanzar a quienes están en devachan y contactar con ellos, sino que también tienen la facultad de ayudarlos a regresar a la Tierra más rápidamente si esto se considera de beneficio general ("La Clave de la Teosofía", 150; "El Océano de la Teosofía", 130-1).

Aunque los espiritistas afirman comunicarse con "espíritus de muertos", en su mayoría se vinculan con restos astrales de humanos fallecidos, ampliamente desprovistos de sentidos y conciencia. Los mensajes también son generados por la mente del médium y los asistentes, reflejando así sus recuerdos, conocimientos y creencias, junto con otra información impresa en el plano astral (o también llamado "luz astral"). Éste último ha sido llamado "memoria/galería pictórica de la naturaleza" ya que contiene un registro de todo lo que ha existido o sucedido en la Tierra. En ocasiones los médiums son asistidos por un "espíritu guía" o "control" que representaría un aspecto superior/más bajo de su propia constitución interna o una entidad aparte y con cualidades similares a ellos mismos; ciertos canales han admitido que sus "controles" a veces los engañan e incitan al fraude ("El Océano de la Teosofía", 168).

Con frecuencia, los "espíritus" comunicantes no se ponen de acuerdo sobre las características de la vida en ultratumba. También han mostrado discrepancias significativas sobre la reencarnación pues en el siglo XIX, cuando esta doctrina no era ampliamente aceptada en Occidente, la mayoría de los "comunicadores" la negó, pero hoy más gente cree en la reencarnación y muchas entidades comunicantes ahora señalan que sí ocurre.

Las "conversaciones" con un caparazón astral a punto de desintegrarse resultarán mucho más incoherentes que las entabladas con un alma astral "en su etapa preliminar de disolución, cuando la mayoría de la inteligencia física y las facultades aún están frescas y no han comenzado a desvanecerse" [The Theosophist, junio de 1882]. En casos raros, la comunicación con la individualidad espiritual puede tener lugar durante los días inmediatamente posteriores a la muerte si "la intensidad del deseo en la persona moribunda de regresar por algún motivo obligara a la conciencia superior a permanecer despierta" ("La Clave de la Teosofía", 151- 2). Las personas que han vivido de modo bastante irreprensible y mueren absortas con alguna idea en particular no pueden seguir adelante hasta que el pensamiento o anhelo en cuestión se debilite y esfume ["Tibetan Teachings" en H.P.B. Theosophical Articles]. También para los humanos altamente evolucionados como adeptos y bodhisattvas -ya sea que vivan en la Tierra o estén presentes en su esfera astral (bajo la condición de nirmanakayas)- es posible inspirar o comunicarse con ciertos humanos para el bien general, pero es un hecho revelador que la mayoría de las comunicaciones "espirituales" recibidas por médiums son triviales y no tienen valor intelectual ni místico ("El Océano de la Teosofía", 167-8).

Una vez que el médium ha formado canal con un kama-rupa, fuerzas etéreas de la naturaleza o elementales, incita dicho cascarón a la vida artificial de modo que se convierte en un cuerpo humano que camina dormido [artículo "Conversations on Occultism", The Path, abril a septiembre 1888; "El Océano de la Teosofía", 117-9]. Esto les permite, "como máquinas, pronunciar sonidos, reiterar lo que les preocupaba o imitar a la persona que una vez estuvo activa y con alma". Los espiritistas están demasiado ansiosos por asumir que las entidades comunicantes deben ser los "espíritus" de sus seres queridos si muestran sus conocimientos y características, pero Judge comenta: "Podríamos decir también que muchos loros amaestrados que quedaron en una casa desierta eran las almas de quienes antaño vivieron allí y fueron dueños de los pájaros" ("Ecos del Oriente", 1: 353, 454).

La intromisión mediúmnica con los kama-rupas de muertos perturba y retrasa los procesos naturales que tienen lugar en kama-loka, fortalece los apegos terrenales y frena el desarrollo del alma. Es por eso que los maestros espirituales siempre han prohibido la nigromancia o despertar los "espíritus" de fallecidos, lo que se conoce en India desde hace siglos como culto "bhuta". Éste es uno de varios términos sánscritos para kama-rupas, especialmente los elementarios; otros nombres son "pretas" y "pishachas". En el Tíbet se les llama "ro-langs", en China "houen", los egipcios "khou" y los griegos "eidola", mientras que los romanos les denominaron "larvas", "lares", "lemures", "umbrae" y "simulacra" [The Path, noviembre 1886 y Lucifer, noviembre 1881]. Los judíos señalaban que el Sheol (kama-loka) estaba poblado por "rephaim" (literalmente "despiadado"), es decir, "sombras" kama-rúpicas vacías. Al igual que Paracelso y otros ocultistas medievales y cabalistas cristianos, Cornelio Agripa habló del alma o espíritu que regresa a Dios, y las almas de quienes habían hecho mal vagaban sin inteligencia y sujetos a una pasión no regulada. Lo que él llama "idolum" (eidolon) es el caparazón astral o elementario [The Theosphist, junio de 1883]. Los nativos americanos creen que al morir nuestra buena esencia parte hacia el próximo mundo, mientras que la malvada permanece por un tiempo cerca del cuerpo como una entidad sombría y puede representar un peligro para los vivos (Fenwick y Fenwick, 2008, 174-5). En consecuencia, los espiritistas harían bien en prestar mayor atención a estas enseñanzas universales.