27 de enero de 2022

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (3 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenidos:

04. Visiones y visitas 
-Visiones en el lecho de muerte 
-Apariciones de fallecidos y moribundos 
-Incidentes extraños 
-Otras apariciones y fantasmas


04. Visiones y visitas

Visiones en el lecho de muerte

Con frecuencia, quienes están a punto de morir tienen visiones de personas (con frecuencia parientes fallecidos) o figuras religiosas que sienten han "venido a consolarlas" durante el proceso de muerte y les acompañan para superar esta etapa. Estas experiencias tienden a producir un sentimiento de euforia y ayudan a los moribundos a "partir" de forma pacífica. La mayoría de estas visiones se producen mientras las personas están lúcidas y los medicamentos propenden a suprimirlas en lugar de estimularlas. Hay muchos relatos sobre agónicos que en estado de inconsciencia o confusión saludan a sus visitantes invisibles en un instante repentino de lucidez justo antes de la muerte, y a veces dichas personas describen visitar un reino impregnado de luz, amor y compasión con sus guías.

Las visiones en el lecho de muerte están determinadas en parte por factores culturales. Generalmente y en muchos registros escritos y prístinos o pinturas medievales que representan decesos, es una figura religiosa quien "viene a recoger" a los moribundos, pero en relatos occidentales contemporáneos esa función suele ser realizada por familiares. En una encuesta de Reino Unido las figuras religiosas como "ángeles" o "un ser semejante a Cristo" fueron percibidas en sólo el 2% de los casos, y familiares muertos en el 70%. En Estados Unidos -país fundamentalmente más religioso- las figuras místicas aparecieron en el 13% de las instancias, los parientes y amigos muertos en el 70% y personas vivas en un 17%. Por el contrario, en las experiencias indias aparecen figuras religiosas como el yamdoot (mensajero del dios hindú de la muerte) en el 50% de las ocasiones, mientras que los congéneres o amigos fallecidos aparecen en el 29% y los individuos vivos en 21% (Fenwick y Fenwick, 2008, 26, 90). A diferencia de las visiones occidentales, los yamdoots a menudo aterrorizan y se llevan por fuerza a la persona moribunda, incitándola a pedir ayuda (Grosso, 2004, 40-1).

Una mujer británica de 32 años agonizante por cáncer de mama estaba consciente de "un techo oscuro sobre su cabeza" y "una luz brillante" durante los últimos días de su vida. Se trasladó a un "lugar de espera" donde vio seres, incluido su abuelo quien le aseguró que todo estaría bien. La testigo entró y salió de esta área e insistió en que no era un sueño. En otro caso se escuchó a un hombre moribundo que hablaba muy enfadado con alguien en su habitación, y cuando su hija le preguntó con quién conversaba él dijo que increpó a los ángeles en el sentido de que "no estaba listo para partir", sino "muy decidido a mantenerse con vida hasta que llegara su otra hija" (Fenwick y Fenwick, 2008, 9, 27).

En un hospital de maternidad londinense, una mujer ("B.") estaba en trabajo de parto y sufría de insuficiencia cardíaca. Dijo que estaba "oscureciendo", pero luego miró a otra parte de la habitación y vio un "brillo encantador" y también a su padre. Cuando llevaron su bebé a la habitación ella preguntó "¿crees que debería quedarme por el bien del bebé?" y después de mirar a su "padre" replicó "no puedo quedarme". Cuando su esposo llegó al hospital ella volteó al otro lado del cubículo y espetó "¡vaya, ahí está Vida!", la cual era su hermana menor muerta dos semanas antes y se le había ocultado su deceso para no molestarla; de este modo, B. murió poco después (Wilson, 1987, 140-1).

Estas experiencias visionarias claramente no son del todo objetivas y no requieren que creamos que ángeles, yamdoots o parientes muertos (¡o incluso vivos!) "vienen realmente a buscarnos" al momento de morir. Dichas vivencias nos están preparando para el proceso y en parte están coloreadas por nuestras creencias y expectativas.

Los enfermeros profesionales y familiares de moribundos a menudo aprecian una forma que sale del cuerpo en el momento del deceso, generalmente desde la boca, el pecho o la cabeza, o a veces a través de los pies. Se describe de diversas maneras como "humo", "niebla gris/blanca" o una figura blanquecina muy tenue, la cual en ocasiones se cierne sobre el cuerpo antes de levantarse y desaparecer a través del techo. También es común que los agonizantes adviertan una luz brillante que evoca sentimientos de amor y compasión, y a ratos los cuidadores también la ven. No todos los presentes captan estos fenómenos y a menudo desaparecen si hay personas que entran a la habitación o comienzan a hablar (Fenwick y Fenwick, 10, 160).

[En ciertas tradiciones orientales] se explica que cuando morimos cada orificio del cuerpo exuda su propia parte correspondiente del cuerpo astral como una nube de vapor; la parte superior intelectual y espiritual sale por la coronilla (o brahmarandhra como la llamaban los antiguos hindúes), en las proximidades de la glándula pineal. Cada orificio también expulsa energías vitales pránicas (electricidad vital) equivalentes y la liberación de los pranas de cada átomo y molécula del cuerpo provoca una explosión de luz etérea en el momento de la muerte.


Apariciones de fallecidos y moribundos

Son muy comunes los relatos donde hay personas que repentinamente se percatan de que murió alguien cercano a ellas y más tarde se enteran de que este sentimiento ocurrió en el deceso del otro individuo. Ocasionalmente pueden experimentar síntomas físicos angustiantes que duran varios minutos y parecen reflejar lo que sentía el paciente agónico. A veces los testigos realmente ven al moribundo o muerto y otras cuando están completamente despiertos, aunque también y por lo general en un sueño o durante el estado de somnolencia entre sueño y vigilia. Las apariciones raras veces hablan, pero quienes las atestiguan generalmente perciben que "llegaron a despedirse", e incluso algunas visitas se sienten molestas o aterradoras. Tales fenómenos son particularmente comunes hasta 12 horas antes o posteriores al momento de la muerte. Si bien tales visitas suelen interpretarse como una visita intencional del alma de una persona fallecida o moribunda, también pueden representar un proceso automático desencadenado por los últimos pensamientos de la persona que se aparece.

Tina Myer, que vivía en Australia, se despertó de repente una noche de 1991 y vio la cara blanca de su hermano -que estaba en Londres- acercándose rápidamente a ella desde los pies de la cama. Estaba convencida de que no era un sueño ni su imaginación y posteriormente se enteró de que su pariente había muerto esa noche de neumonía bronquial. Myer comentó: "Sólo puedo suponer que él estaba pensando en mí para el momento en que se estaba marchando, y creo que al tenerme en su mente su alma estaba instantáneamente conmigo" (Fenwick y Fenwick, 2008, 65).

En un caso de Petrogrado (Rusia), cinco niños y tres adultos se encontraban en una sala de estar cuando el perro comenzó a ladrar descontroladamente y mirando hacia la estufa. Todos los presentes vieron a un niño de unos cinco años, a quien reconocieron como el hijo del lechero, y más tarde supieron que ese chico había muerto en el momento que lo vieron aparecer (Grosso, 2004, 28-9).

Después del fallecimiento de su padre, una mujer seguía soñando que "había sido enterrado vivo". Luego tuvo un sueño muy distinto en que él aparecía vivo y en buen estado; decía que "estaba bien y feliz" y que "se quedaba con su tío", tras lo cual no tuvo más pesadillas. Posterior a eso la hermana de esta mujer dijo que había tenido idéntico sueño, posiblemente la misma noche (Fenwick y Fenwick, 124-5). Esta experiencia compartida podría haber sido producida completamente por las mentes de ambas hermanas y no parece muy probable que tras la muerte permanezcamos con nuestros familiares fallecidos hasta que se nos encuentre un hogar adecuado en una urbanización celestial...

Un hombre rumano vio la aparición de su sobrino dos meses posteriores a la muerte de este último. Cuando le preguntó qué quería, la aparición respondió "ponme correctamente; el ataúd es estrecho y bajo". Un año más tarde el testigo conoció a la mujer que cuidó a su sobrino enfermo, quien reveló efectivamente que la urna era tan estrecha y corta que cuando el sobrino fallecido fue recostado sus huesos se rompieron (Grosso, 1999, 15). En este caso el tratamiento del cadáver puede haberse registrado en la cobertura astral del difunto y la cercanía entre ambos familiares le permitió recoger esta información. La angustia por los restos mortales de una persona es bastante común en la tradición fantasmal, y muchos relatos hablan de espectros preocupados por irregularidades en el entierro.


Incidentes extraños

Los eventos físicos anómalos y asociados en ocasiones con la muerte incluyen relojes que se detienen, fotografías que caen de la pared o boca abajo, teléfonos que suenan inexplicablemente, luces que se encienden y apagan, pasos inexplicables y golpes.

Jennie Stiles describió cómo después de que su tía muriera repentinamente en circunstancias trágicas, fue al apartamento de ésta en Londres y descubrió que cada reloj se había detenido en el momento del deceso. Peter Turnbull describió que un pequeño reloj operado por baterías y perteneciente a su padre se detuvo en el instante que expiró el hermano gemelo de aquél. Se reinició solo -sin cambiar las pilas- para luego funcionar perfectamente hasta que su padre desarrolló síntomas de demencia y el aparato comenzó a acelerarse; durante los últimos días del anciano marchaba aproximadamente dos veces más rápido de lo normal y se detuvo una mañana a las 4:37 a.m., 8 minutos antes de la hora oficial cuando murió el padre (Fenwick y Fenwick, 2008, 134-7).

Lucie Green estaba sentada con un tío y a un costado de su padre mientras yacía en coma en el hospital. De improviso la pantalla del televisor se puso en blanco, el sonido desapareció y una enfermera entró corriendo a la habitación preguntando por qué habían pulsado la alarma. En ese momento murió el padre de Lucie. Nadie había tocado la alarma, pero estaba sonando en la oficina de la cuidadora y poco tiempo después la televisión volvió a la normalidad. La enfermera sostuvo que el timbre sonaba a menudo cuando alguien moría (Fenwick y Fenwick, 2008, 132). También John Farr fue despertado por teléfono al momento de fallecer su padre; no oyó ninguna voz, sino sólo melodías pues su progenitor era músico (53).


Otras apariciones y fantasmas

Los estudios en EE.UU. y Reino Unido muestran que entre el 10 y 17% de la población general ha visto una aparición (Talbot, 1991, 203). A veces puede atestiguarse un "fantasma" o "espectro", o incluso se escuchan o huelen sólo una vez y la misma aparición es vista en la misma vecindad por diferentes personas en distintos momentos, a menudo involucrados en el mismo comportamiento en cada ocasión. Ciertas apariciones son vistas por varios individuos de forma simultánea. Los "acosos fantasmales" tienden a ocurrir en lugares donde ha sucedido un terrible acto de violencia u otro evento emocional muy poderoso. Las apariciones a veces se deslizan en lugar de caminar y también se describen como físicamente incompletas, sin caras ni extremidades inferiores. Las apariciones interactúan de vez en cuando con los observadores o incluso reconocen su presencia; por lo regular parecen estar totalmente absortas en sí mismas y pocas veces parecen mostrar intenciones deliberadas y plena conciencia de sí (ver "Visitantes paranormales", sección 3).

La "Dama Marrón" en Raynham Hall, Inglaterra. En 1936 un fotógrafo de la revista Country Life vio este fantasma y tomó una imagen segundos antes que se esfumara. Cuando se reveló, mostraba una figura débil deslizándose por la escalera (paranormal.about.com).

Una aparición puede tener varias causas. Podría verse sólo en el "ojo de la mente" (alucinación) y ser generada por el propio subconsciente del testigo, quizás influenciado por la presencia de seres astrales; por la conciencia clarividente de eventos que ocurrieron en la escena en cuestión, por contacto telepático con una persona viva o alguien fallecido. También las apariciones podrían ser entidades astrales que se aprecian de modo clarividente o se materializan hasta cierto grado para ser captadas con ojos físicos; algunas de ellas se ven semitransparentes mientras que otras se avizoran y sienten sólidas. A su vez dicho ser astral puede constituir una cobertura análoga o el kama-rupa de una persona muerta (en casos raros todavía conectados con el alma humana superior), formas elementales que imitan imágenes en la luz astral o el mayavi-rupa ("cuerpo ilusorio" o "de pensamiento") de un individuo vivo, pero sólo un ocultista avanzado podría decir cuál es la explicación real en un caso específico.

En una instancia, la señorita K. acariciaba un gato en su regazo cuando de pronto éste se puso inquieto, se levantó, gruñó y arqueó el lomo aterrorizado. En una silla cercana, K. vio a una anciana de rostro arrugado que la miraba malévolamente, mientras el animal enloquecía y saltó frenéticamente hacia la puerta. La testigo estaba horrorizada y pidió ayuda. El fantasma permaneció visible durante cinco minutos, pero cuando llegó su madre había desaparecido. Más tarde se supo que una anciana se había ahorcado en la misma habitación (Grosso, 2004, 29).

Después que la familia Morton se mudó a una nueva casa en 1882, el fantasma de una mujer alta y vestida de negro fue avistado durante siete años por miembros de la familia, el cocinero, el jardinero, la asesora doméstica, la criada, los parientes y amigos. Rose Morton, estudiante de medicina, trató de hablar a la aparición pero sin éxito; siempre parecía a punto de decir algo y nunca lo hizo. Intentó tocar al fantasma, pero se escapaba, e intentó fotografiarlo sin resultados. También observó que la aparición caminaba a través de las cuerdas que Rose ató a la escalera. Un perro retriever normalmente plácido se encogió de terror al verlo; sin embargo, el fantasma nunca se presentó cuando los miembros de la familia lo deseaban. Rose igualmente coincidió con las descripciones de una persona que había vivido en dicha casa (Grosso, 2004, 56-8).

Un vendedor que estaba ocupado escribiendo órdenes vio de repente una aparición de su hermana, quien había estado muerta durante nueve años. Ella lo miraba tan naturalmente que el testigo se acercó encantado, pero el espectro desapareció. El fantasma tenía un rasguño rojizo en la mejilla derecha, y más tarde el hombre supo por su madre que ésta había arañado accidentalmente la cara de su hija mientras preparaba el cuerpo para el entierro, pero ocultó la herida con maquillaje y lo había mantenido en secreto. Unas semanas más tarde la madre murió, feliz de creer que se reuniría con su hija en un mundo mejor (Grosso, 2004, 50).

James Chaffin, de Carolina del Norte, en junio de 1925 presenció la aparición de su padre junto a la cama. Llevaba un viejo chaquetón oscuro y le dijo: "Encontrarás el testamento en el bolsillo de mi abrigo". James no tenía seguridad de si estaba despierto o dormitando en ese momento. El padre, James L. Chaffin, había muerto cuatro años antes, dejando su granja a Marshall -el tercer hijo- y nada a la esposa y otros tres descendientes. El testigo localizó la prenda y encontró un rollo de papel cosido en el forro del bolsillo interior que decía: "Leer capítulo 27 de Génesis en la vieja Biblia de mi papá". Tomando a un vecino como fedante, James desenterró esa Biblia en casa de su madre. En dicho capítulo había otro testamento que de acuerdo a su texto dividía la propiedad en partes iguales entre los cuatro hijos y les encargaba cuidar a su madre. Marshall había muerto para entonces y su esposa e hijo iban a impugnar el nuevo testamento, pero retiraron su oposición cuando 10 testigos declararon que estaba escrito a mano por el padre. La importancia del capítulo 27 de Génesis es que contiene la historia de cómo Jacob engañó a su padre ciego Isaac para que le concediera la herencia de su hermano Esaú, aunque es interesante que la aparición estaba equivocada acerca de que el testamento mismo estaba en su abrigo negro.

Después que se encontró el referido documento, James Chaffin vio otra aparición del padre, esta vez en un estado agitado y preguntando "¿dónde está mi antiguo testamento?", lo cual sugiere que la memoria sobre las cosas del difunto se estaba desvaneciendo (Fontana, 2005, 52-3; Inglis, 1984, 212-4).

Los fenómenos poltergeist, a veces llamados psicoquinesis espontánea recurrente (RSPK, por sus siglas en inglés), incluyen todo tipo de actos vandálicos e inexplicables como lanzamiento de vajilla y otros objetos o el movimiento de muebles. Las trayectorias inusuales y los vuelos lentos u ondulantes de objetos desafían las leyes físicas y también las capacidades de conjuradores (Broughton, 1991, 228-30). En algunos casos las perturbaciones se asocian con la presencia de un individuo psicológicamente estresado, a menudo adolescente, pero es probable que la persona simplemente actúe a modo de conducto para entidades elementales y kama-rúpicas con el deseo de causar travesuras. Las manifestaciones de poltergeist rara vez duran más de unos pocos meses, y muy pocas veces alguien resulta herido.