David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020
-Experiencias fuera del cuerpo
05. Experiencias fuera del cuerpo y cercanas a la muerte
Experiencias fuera del cuerpo
Durante una experiencia fuera del cuerpo (OBE en inglés o EFC para este artículo) los testigos tienen una sensación vívida de que su mente se separa del cuerpo; a menudo se encuentran flotando sobre él y descubren que pueden volar a otros lugares. A veces informan que pueden ver tras paredes y otros objetos sólidos, e incluso pasar a través de ellos. No tienen éxito en atraer la atención de otros, aunque en ocasiones los animales parecen estar conscientes de su presencia.
De vez en cuando los experimentadores de EFC regresan con información que sugiere que en efecto pueden haber abandonado sus cuerpos. En algunos casos las personas que se encontraban en un lugar "visitado" por el "viajante" informan haber avistado una aparición o percibir algún tipo de "presencia" en el momento del fenómeno extracorporal.
Las EFC suelen ser espontáneas y ocurren con mayor frecuencia durante el sueño, la meditación, la enfermedad y en momentos de trauma como una cirugía mayor (bajo anestesia) o accidentes graves. Un suceso extracorporal puede terminar con la sensación de regresar en forma repentina al cuerpo, "encajándose" otra vez en él o siendo "empujado"/"aspirado" nuevamente, a menudo porque el experimentador se angustia por no poder retornar a su parte física. Muchas EFC se desvanecen en un estado de sueño o terminan cuando el individuo se despierta de improviso. Las encuestas indican que entre el 10 y 25% de la población ha tenido una vivencia de este tipo en algún momento.
Varios experimentadores se perciben como una "conciencia incorpórea", sin ningún soporte externo. Otros se encuentran en un "cuerpo fantasma" a modo de réplica exacta de su cuerpo físico. Algunos pueden levantarse y alejarse, pero más comúnmente el cuerpo secundario flota en el aire; unos pocos individuos observan un "cordón astral" que los conecta con su cuerpo físico, pero otros no. Hay testigos que describen el doble fantasma como "vestido", mientras que otros dicen que va desnudo e instantáneamente se arropan si siente vergüenza. En el caso de personas que tienen EFC y emplean sillas de ruedas en su vida terrenal se encuentran en cuerpos sanos sin minusvalías, y los amputados invariablemente recuperan sus extremidades. Nueve de cada diez experimentadores que eran ciegos informaron tener visión normal durante el fenómeno.
El término "experiencia fuera del cuerpo" se introdujo en 1943 como alternativa neutral a "proyección/viaje astral", lo que implica que algo se separa de nuestra forma física. Desde el punto de vista teosófico, la conciencia de una persona de hecho puede cambiar durante una EFC a su cuerpo-modelo astral (que no puede alejarse de su cobertura material) o a un cuerpo de pensamiento/ilusorio (mayavi-rupa) capaz de concurrir a lugares lejanos, pero no hay razón para suponer que cada EFC reportada involucre una proyección astral genuina. El experimentador puede ver entornos lejanos en forma clarividente u obtener información por telepatía. En algunos casos el fenómeno puede no ser más que un sueño lúcido, una fantasía o alucinación, pero muchos testigos están convencidos de que no soñaban y describen sentirse más alertas y vivos que durante la conciencia de vigilia normal.
Hay mucho espacio para el autoengaño en los "viajes astrales". Por ejemplo, una conocida médium del siglo XIX que se hacía llamar Hélène Smith creía que viajaba astralmente a Marte y describió a sus habitantes como idénticos a los terrícolas, excepto que ambos sexos usaban un traje uniforme; viajaban en carruajes sin caballos y tenían casas con fuentes en el techo (Inglis, 1992, 377). A finales del siglo XIX Annie Horniman y Frederick Leigh Gardner -asociados con el grupo oculto "Golden Dawn"- "visitaron" muchos planetas y conversaron con los habitantes. Una vez "aterrizaron" en la cima de una montaña en Saturno y se encontraron con un hombre alto y dignificado con alas y de media armadura, quien les contó sobre la civilización avanzada del orbe (Owen, 2004, 158-60).
Los adeptos entrenados pueden proyectar sus mayavi-rupas hacia lugares distantes a voluntad. Otras personas también afirman ser capaces de inducir una EFC de forma más o menos deliberada, aunque esto es difícil de verificar. Por ejemplo, Ingo Swann fue sometido a pruebas exhaustivas tanto en la American Society for Psychical Research como en SRI International. En uno de los experimentos pudo identificar con éxito los objetos colocados en una plataforma tan alta sobre el suelo que sólo se podían ver desde el techo; también se "proyectó" en ubicaciones distantes teniendo sólo la referencia del mapa, y proporcionó información precisa de lo que había visto (Fontana, 2004, 414).
El empresario estadounidense Robert Monroe también parecía tener la facultad de inducir EFC, y en cierta ocasión visitó a una amiga de vacaciones en una lejana casa de campo. La encontró hablando con un amigo, pero no pudo atraer su atención por lo que trató de pellizcarla a modo de juego y la mujer efectivamente dio un sobresalto como si percibiera cierto dolor. Cuando regresó a casa, Robert le preguntó si recordaba haber sentido algo y ella mostró un pequeño moretón en el lugar del pellizco (Inglis, 1985, 57).
En 1881 un estudiante llamado S.H. Beard decidió intentar proyectarse a cinco kilómetros hacia la casa de su prometida, la señorita L.S. Verity. Hizo el intento tras acostarse un domingo por la noche; el jueves siguiente fue a verla y ella le dijo que estaba aterrorizada de encontrarlo junto a su cama el domingo anterior. Cuando la aparición avanzó hacia Verity, ésta gritó y despertó a su hermana de 11 años que también la vio (Wilson, 1987, 155-6).
El 13 de octubre de 1863 y mientras navegaba en un barco de vapor desde Liverpool a Nueva York, S.M. Wilmot soñó que su esposa venía a su habitación en vestido de noche. Tras hesitar en la puerta y mirar al otro hombre en el aposento, la visitante se acercó a su esposo, se inclinó y lo besó. A la mañana siguiente el otro acompañante dijo que había visto a una dama visitar a Wilmot durante la noche y vio exactamente lo que "soñó" aquél. A su llegada a Nueva York, la señora Wilmot preguntó a su esposo si había presenciado su aparición esa jornada, cuando no pudo dormir debido a informes de tormentas en el Atlántico. Ella dijo haber visto a otro hombre en el sitio, lo que la hizo dudar antes de ir a la litera de su esposo y besarlo (Grosso, 2004, 16-17).
Mientras tenía una experiencia extracorporal, una mujer dejó su cuerpo y fue a la antesala del hospital donde escuchó a su cuñado decir a un amigo que al parecer "iba a tener que cancelar un viaje de negocios y ser uno de quienes llevaran el féretro de su hermana". Tras recuperarse, la mujer reprendió a su descolocado pariente por haberla descartado tan rápidamente (Talbot, 1991, 241).
Charles Tart trabajó con una mujer identificada como "Z" quien afirmaba tener EFC y varias veces a la semana durante el sueño. Una noche tuvo un sueño en que volaba y parecía conversar con su hermana, quien más tarde informó que había soñado con Z al mismo tiempo. La noche siguiente Z salió flotando de su cuerpo mientras dormía y recordó correctamente un objetivo consistente en cinco dígitos, colocado en un estante a 1,7 mts. por encima de su cabeza. Un electroencefalograma mostró que su patrón de ondas cerebrales no estaba asociado con estados de vigilia ni sueño. Asimismo Z mostró ritmos alfa más bajos que se han relacionado con aislamiento sensorial y las condiciones meditativas zen estudiadas en laboratorios japoneses. La ausencia de movimientos oculares rápidos (REM) también indica que Z no estaba soñando (Grosso, 2004, 18-20).
En 1980 la Sociedad Estadounidense de Investigación Psíquica llevó a cabo experimentos de EFC con un libanés llamado Alex Tanous y quien tuvo que proyectarse hacia un áreaobjetivo específica que contenía un dispositivo de visualización el cual mostraba elementos seleccionados al azar. Se instaló un sensor de extensión cerca del objetivo para detectar el más mínimo movimiento o vibración, y en una serie de 197 ensayos en 20 sesiones Tanous logró acertar el 58% del tiempo. Además, cuando adivinó correctamente dichos objetivos los medidores de tensión se activaron (Grosso, 2004, 201). Otros resultados como estos también podrían explicarse por clarividencia y psicoquinesis, sin ninguna proyección astral.
Se han sugerido varias explicaciones fisiológicas posibles para las experiencias extracorporales. Hay situaciones similares a EFC que han sido inducidas por estimulación eléctrica en algunas zonas cerebrales y mediante el uso de cámaras para "engañar la mente" con objeto de que asimile que el cuerpo está en algún lugar que no corresponde. Sin embargo, el hecho de que algunas EFC ocurran durante momentos cercanos al fallecimiento en pacientes con paro cardíaco -o incluso cuando la persona tiene muerte cerebral- plantea un problema importante para todas las teorías materialistas.
Una mujer llamada María, que sufrió asistolia mientras era operada en un hospital de Seattle, abandonó su cuerpo y se encontró fuera del edificio donde pudo ver una zapatilla de tenis en la repisa de una ventana exterior a otra cristalera del tercer piso. El calzado, que no era visible desde el suelo, fue recuperado más tarde y se verificaron los detalles dados por la paciente sobre su posición y apariencia. María también describió cierto desgaste en la puntera del calzado que sólo se apreciaba desde una posición exterior a la ventana y no del interior del hospital (Fontana, 2004, 388).
Michael Sabom descubrió que 26 de 32 pacientes con paro cardíaco que habían tenido EFC y fueron resucitados no cometieron errores en sus descripciones del procedimiento, mientras que 20 de 25 individuos de control con antecedentes médicos que nunca habían tenido EFC incurrieron al menos en un equívoco importante sobre sus relatos de lo que imaginaban que sucedía; tres dieron descripciones correctas aunque limitadas y dos no demostraron ningún conocimiento sobre protocolos de reanimación. Algunos de los pacientes con EFC otorgaron reseñas de personas, objetos y eventos fuera del campo visual de su cuerpo (Grosso, 2004, 44-5).
Durante una operación para extraer un vaso sanguíneo abultado, el encéfalo de Pamela Reynolds se detuvo y permaneció con muerte cerebral. Sin embargo, su mente estaba más clara que nunca pues informó haber dejado el cuerpo para atravesar un túnel, ver una luz brillante y encontrarse con la aparición de su abuela fallecida. Durante la operación los ojos de Pamela estaban cerrados con cinta adhesiva y se insertaron pequeños altavoces en sus oídos que le impedían escuchar. Aún así, oyó a uno de los cirujanos decir que "había un problema con la bomba" y las arterias más pequeñas; también percibió un extraño zumbido y observó a alguien del personal médico usar un instrumento sobre su cabeza que parecía un cepillo de dientes eléctrico, y todas estas observaciones fueron precisas (Grosso, 2004, 45-7).
El coronel Henry S. Olcott, uno de los fundadores de la Sociedad Teosófica, describe el regreso a su departamento una tarde de 1876 y luego de trabajar en un capítulo para "Isis Develada" con H.P. Blavatsky, pero deseaba haber agregado tres palabras a la oración final y Olcott intentó bajar las escaleras en su doble astral fijando la intención en su mente mientras se dormía. A la mañana siguiente cuando visitó a Blavatsky camino al trabajo, ésta le dijo que la noche anterior había visto su cuerpo astral que atravesaba la pared y yendo a la sala de escritura, y luego lo escuchó hurgar con los papeles. Cuando lo comprobaron, se descubrió que Olcott había escrito dos de las tres palabras deseadas y el comienzo de la tercera que terminó en un garabato ("Old Diary Leaves", 1: 385-6).
El coronel también describe una visita astral de Morya (M.), el Maestro indo-tibetano de Blavatsky, el cual apareció de repente en su habitación de Nueva York con una altura de al menos 2 mts. y vestía ropas orientales blancas y un turbante. Se sentó en una silla frente a Olcott y hablaron aproximadamente durante media hora. Olcott deseaba tener algún objeto tangible para demostrar que M. realmente había estado allí, y leyendo su pensamiento el Mahatma dejó su turbante y desapareció ("Old Diary Leaves", 1: 377-81). Más tarde y en India, Olcott conoció a M. en su forma física y también lo vio otras veces en su aspecto astral (blavatskyarchives.com).
En otra ocasión un alumno del Mahatma Kuthumi (K.H.) llamado Damodar K. Mavalankar quien estaba en Bombay- recibió ayuda para proyectar su mayavi-rupa. Se encontró en Cachemira al pie del Himalaya y próximo a la casa de K.H. Luego caminaron por un pasaje subterráneo hasta una llanura abierta donde había un gran edificio utilizado para las ceremonias de iniciación. Después de regresar a su cuerpo, Damodar se preguntó si la experiencia había sido un sueño, pero en ese momento una nota de K.H. cayó del aire confirmando que realmente había sucedido ("Damodar", 60-2). Mavalankar pronto pudo proyectar el mayavi-rupa por su cuenta, aunque no pudo materializarlo por completo. Un relato corroborado sobre uno de sus viajes astrales fue difundido en la edición de The Theosophist para diciembre de 1883 ("Damodar", 355-8; ver también 344-9, 482-3).
En esta foto tomada durante una convención teosófica en Bombay (1882), H.S. Olcott está sentado a la izquierda de H.P. Blavatsky y Damodar se ubica en el suelo a su derecha.
R.G. des Mousseaux, escritor católico del siglo XIX, cita un caso de los registros judiciales de Inglaterra. Se refería a Jane Brooks, quien persiguió a un niño llamado Richard Jones al visitarlo en su forma astral. En una ocasión el niño gritó que el fantasma de la mujer estaba presente y lo tocó con un dedo. Un testigo de nombre Gilson lo atacó con un cuchillo, aunque no pudo verle. Luego éste visitó la casa de Jane con el padre de Jones y un agente de policía, y la encontraron sentada en su taburete tratando de ocultar una mano cubierta de sangre, con la herida que Richard dijo que Gilson había infligido en la mano del fantasma. Este es un caso de "repercusión" donde un golpe, una puñalada u otra lesión provocada en el doble astral mientras se proyecta reacciona también en el cuerpo físico ("Old Diary Leaves", 1: 388-9).