27 de enero de 2022

Vida después de la muerte: examinando la evidencia (5 de 12)

David Pratt
Agosto de 2010, actualizado septiembre de 2020


Contenido:

-Experiencias cercanas a la muerte


Experiencias cercanas a la muerte

Con frecuencia una ECM comienza con un fenómeno extracorporal donde los individuos se encuentran mirando su propio cuerpo. Otra característica recurrente es la sensación de moverse rápidamente desde una región de oscuridad hacia una luz radiante, en ocasiones mediante un túnel o pasillo estrecho. Los experimentadores de esta instancia tienden a encontrarse con "seres de luz" o figuras religiosas que coinciden con su propia fe, y se comunican con ellos a veces de forma telepática. También pueden encontrar parientes y amigos muertos que suelen verse al otro lado de una barrera, en un hermoso jardín o paisaje natural. Los familiares pueden hacerles señas para que vayan con ellos o informarles que "su hora aún no ha llegado", y algunas personas experimentan una revisión de vida donde evalúan sus acciones pasadas. En algún momento los experimentadores próximos a morir deciden volver a la vida -a menudo por amor a su familia- o son enviados de regreso en contra de su voluntad, y retornan a su cuerpo de modo repentino. Tras la vivencia tienden a entusiasmarse con el suceso, pero en ciertos momentos se deprimen por tener que permanecer en el mundo ordinario nuevamente.

Para la mayoría de las personas, una ECM es una circunstancia muy vívida, profunda e inolvidable. Quienes la perciben generalmente poseen mayor conciencia, no sienten dolor y están llenos de paz, alegría y compasión; incluso si no tienen una fe religiosa particular, muchos regresan creyendo que la muerte no es el final. Casi todos aseguran que han perdido el miedo a morir, valoran más sus vidas y edifican un nuevo sentido de propósito y conciencia espirituales. Los niños tienden a pasar por ECM muy limitadas; por ejemplo, un chico simplemente tuvo una conversación con su hermano durante una experiencia, y una niña habló con su madre. Otra niña de 7 años se encontró en un jardín con grandes flores brillantes, se le acercó una entidad y sintió amor y perfecta paz.

Entre el 1 y 15% de las ECM son experiencias angustiantes y aterradoras. Una mujer se desplazó más allá de las estrellas hacia un "vacío interminable" donde oyó voces que se burlaban de ella sobre la oscura eternidad por venir. En otro evento un hombre fue atormentado por demonios que "parloteaban como mirlos" sobre su cuerpo suspendido luego de haberse ahorcado.

Durante las ECM se informa ampliamente sobre una "revisión de vida", aunque varía la etapa en que ocurre. En ese contexto una persona ve rápidamente gran parte de su propia historia en orden cronológico y con minucioso detalle. Incluso si dichos repasos tienen lugar en presencia de seres de otro mundo, los experimentadores sienten que se juzgan a sí mismos con desapego y total honestidad.

Según la Teosofía, algo similar ocurre en la muerte real. Todos ven su vida pasada y completa reunirse ante ellos y de manera muy detallada. El ser personal se convierte brevemente en uno con el espiritual y contemplamos toda la cadena de causas que funcionaron durante nuestras vidas. Nos vemos como realmente somos, "sin adornos por adulación o autoengaño" y entendemos la justicia de todo lo que nos ha sucedido. Una revisión panorámica menos vívida e íntegra tiene lugar en la segunda muerte. Cuando concluye el período de descanso post-mortem y es hora de volver a la vida terrestre, el alma reencarnada tiene una visión de la existencia venidera y las causas que le han llevado a ella, pero sólo vemos su amplio esquema y somos libres de completar los detalles por nosotros mismos ("La Clave de la Teosofía", 162; "Cartas Mahatma", 2da ed., 170-1/ed. cron., 326).

Aunque las ECM tienen varios elementos clave en común, no existen dos experiencias que sean exactamente idénticas y parecen estar influenciadas en parte por nuestras ideas preconcebidas o expectativas, y también hay profundas diferencias culturales. Algunas personas se encuentran caminando hacia una "ciudad divina", otras en un prado florido, otros se ven atraídos hacia una "puerta celestial" o un "remolino de luz". En sectores occidentales los experimentadores a menudo ingresan a la vida de ultratumba luego de pasar por un túnel, mientras que en otras culturas se ven andando por un camino o sobre un cuerpo de agua.

En diciembre de 1943 el doctor George Ritchie estaba en un hospital de Texas con una infección respiratoria. Comenzó a escupir sangre, perdió el conocimiento y al despertar vio su cuerpo tendido en la cama. Afuera en el pasillo un cuidador lo atravesó al caminar y lo ignoró otro hombre a quien tocó en el hombro. Ritchie trató de volver a su cuerpo sin éxito; luego la habitación se volvió "más brillante que mil luces de arco" y apareció "Jesús". Posterior a un recorrido por una gran ciudad en que se le mostraban las consecuencias del pecado, despertó en su cuerpo convencido de que había muerto e insistió en que la experiencia fue muy diferente a un sueño (Wilson, 1987, 241-2).

En 1984 una mujer de 43 años sufrió hemorragia y quedó inconsciente por media hora luego de dar a luz. Dejó su cuerpo por la parte superior de la cabeza y se elevó cerca del techo con una vista aérea del personal médico que intentaba revivirla. No tenía dolor y se sintió aliviada al liberarse del cuerpo. Sintió compasión por su esposo e hija, pero no se arrepintió de abandonarlos. Después fue arrastrada por un pasadizo largo y oscuro hacia una luz blanca brillante, donde se reunió con "entidades familiares" aunque indefinibles y experimentó una paz total. Cuando se le preguntó si estaba lista, dijo que sólo si su esposo podía cuidar del bebé. En ese momento retornó al cuerpo por su cabeza con un "ruido sordo y deprimente" (Ring, 1992, 89-90).

"Ascenso del bendito al Paraíso" por Hieronymus Bosch (1500-04; wikipedia.org).

Una noche de 1945 y durante un grave acceso de neumonía, Wayne Thornton (de 12 años) se encontró avanzando hacia un punto de luz que rápidamente se hizo más grande. Con una sensación de paz absoluta, entró en el destello y salió no muy lejos de su hogar situado junto a un pequeño arroyo. Dio un paso al frente y el estero inmediatamente comenzó a ensancharse hasta que pareció tener un kilómetro de amplitud y Thornton estaba parado en una especie de llanura. Vio a un hombre de túnica extensa y bastón pastoril largo con un garfio en la parte superior, y sintió que era uno de sus abuelos quien murió antes de que él naciera, pero el sujeto le dijo que "aún no había llegado su hora" y "tenía trabajo que hacer" (Ring, 1992, 100-1).

A diferencia de los casos occidentales, las ECM en India no suelen incluir túneles o luces. Los testigos en general no informan sobre avistar su cuerpo físico tras separarse de él, pero en ocasiones reportan marcas residuales en el organismo físico después de la ECM, una característica que no se ve a menudo en Occidente. Los indios que viven este fenómeno comúnmente describen ser llevados por mensajeros ante un árbitro espiritual (Chitragupta) quien determina que su muerte fue un error y deben volver a la vida, mientras que los experimentadores estadounidenses prácticamente nunca señalan que reviven por causa de una equivocación.

Aproximadamente 1 de cada 3 personas que sobreviven a un incidente próximo a un deceso describe más tarde haber tenido una ECM. Kenneth Ring descubrió que quienes pasan por este evento -como los testigos que afirman haberse encontrado con ovnis- tienden a ser "psicológicamente perceptivos", más susceptibles por niveles alterados de conciencia y capaces de sintonizar con realidades alternativas (Ring, 1992, 146-7).

Los científicos ortodoxos han presentado una variedad de explicaciones neurológicas y químicas para las ECM, pero ninguna es particularmente convincente. Una teoría es que esos fenómenos son "ilusiones producidas por el cerebro moribundo", pero si este órgano está muriendo y según los incrédulos "la mente es idéntica al cerebro", las experiencias deberían volverse cada vez más caóticas, mientras que los testigos aseguran tener una mayor claridad mental. A veces se dice que las ECM son "alucinaciones derivadas de medicamentos o falta de oxígeno (anoxia)", pero sólo una minoría de experimentadores consume drogas en el momento de sus vivencias, y las alucinaciones en pacientes que pierden conocimiento por fármacos son confusas, desorganizadas y acompañadas de miedo, mientras que las ECM son vívidas, coherentes y acompañadas de sentimientos abarcantes de alegría y paz; además, dichas alucinaciones son altamente individuales, en tanto que las experiencias próximas al deceso tienden a mostrar ciertas características básicas en común. Aunque se pueden inducir aspectos limitados de las ECM mediante el uso de drogas o estimulación eléctrica de áreas específicas en el cerebro, ninguno de los fenómenos informados coincide con una verdadera ECM.

Otra hipótesis es que el descenso de presión arterial y los niveles de oxígeno en sangre o el aumento de dióxido de carbono en la misma estimulan el nervio vago que conecta el corazón y los pulmones con el tronco encefálico, y esto haría que los centros REM en esa zona se enciendan para que el individuo se halle en sueño REM y parcialmente despierto al mismo tiempo (Fox, 2006). Sin embargo, por lo general la intrusión REM causa experiencias aterradoras, y un ejemplo de ello es la "parálisis del sueño" que adviene cuando despertamos y no tenemos capacidad de movimiento, a la vez que hay una fuerte presión sobre el pecho.

Sólo alrededor del 7% de pacientes con paro cardíaco son resucitados con éxito y la mayoría de ellos sufre daño cerebral; también alrededor del 10 al 20% de quienes se recuperan de asistolia informan haber tenido una ECM. Sin embargo, durante esta experiencia están clínicamente muertas, es decir, el corazón deja de funcionar, la respiración se detiene y las ondas cerebrales se aplanan rápidamente en la pantalla. Si la mente fuera "idéntica al cerebro" -como alega la "ciencia" convencional- sería imposible tener una ECM durante un paro cardíaco. "El cerebro no puede crear imágenes, por cuanto debería ser imposible tener vivencias narrativas claramente estructuradas y lúcidas, y debido a que la memoria no funciona, si las experiencias ocurrieron no debieran ser recordadas" (Fenwick y Fenwick, 2008, 207). Y si aconteciera una ECM durante el retorno gradual a la conciencia sería de carácter confuso, incoherente e indefinido.

Un estudio realizado por Pim van Lommel y sus colegas en Países Bajos donde participaron 344 pacientes con paro cardíaco y resucitados tras muerte aparente, reveló que el 18% informó sobre ECM a pesar de encontrarse clínicamente inertes con líneas planas de encefalograma. Van Lommel concluye que la conciencia no es generada por actividad neuronal en el cerebro y existe de manera independiente, y que dicho órgano actúa como "estación receptora" de información almacenada fuera de él, más bien como una radio o un televisor. El investigador intenta explicar las ECM invocando varios conceptos irracionales de física cuántica convencional, como la idea de que las partículas materiales se disuelven en "ondas de probabilidad" cuando no son captadas y luego "colapsan" nuevamente en otros componentes cuando se realiza la siguiente observación, y también el concepto que dos partículas muy separadas pueden intercambiar información de manera absolutamente instantánea sin transferencia de energía de ningún tipo, conocidas como "conexiones no locales" (ver "Falsedades en física moderna", parte 5). Agrega la idea de "conciencia no local" que existe en un "espacio no local y multidimensional" dentro de "una dimensión donde el tiempo y la distancia no juegan ningún rol" y la información se almacena como "ondas de probabilidad", algunas de las cuales "colapsan" en forma de partículas en nuestro cerebro para producir la conciencia individual de vigilia (Lommel, 2008, 241-58).

La afirmación según Van Lommel de que estos conceptos explican las ECM no puede tomarse en serio, pues concatenar una serie de abstracciones matemáticas no explica absolutamente nada. Sólo el modelo esotérico ofrece un marco realista para comprender tales fenómenos porque postula sustancias, energías, fuerzas y entidades reales, pero no físicas, en lugar de abstracciones vacías. Afirma que el mundo material está interpenetrado por reinos más sutiles de conciencia-sustancia y que nuestra cobertura tangible está animada y organizada por capas o "almas" más sutiles.

La definición oficial de "muerte" es la ausencia de respiración, gasto cardíaco y reflejos del tronco encefálico. Sin embargo, desde la visión teosófica una persona clínicamente muerta no está realmente en dicha condición a menos que se rompa el cordón de energía vibrante que une los cuerpos físico y astral ("Isis Develada", 1: 481; "La Doctrina Secreta", 1: 555) y así algunas personas que vivieron EFC y ECM informan haber visto esta conexión. El Antiguo Testamento dice que cuando ocurre la muerte "se corta el cordón de plata" (Eclesiastés 12: 6) y este proceso se ha atestiguado de modo clarividente (Cranston, 1993, 541-2). La muerte verdadera normalmente es seguida por un período de inconsciencia, tal como sucede cuando nos quedamos dormidos. Por lo tanto, una ECM -incluso durante un paro cardíaco- en realidad no constituye una "experiencia de muerte temporal" (DET en inglés o EMT); sin embargo, muestra que la mente puede operar independientemente del cerebro.

Peter y Elizabeth Fenwick señalan que tanto las visiones al término de vida como las EMT "dan la idea sobre un reino trascendente lleno de amor y luz" (2008, 211). Esta descripción coincide con los reinos espirituales akáshicos en que reside nuestro Ego/Manas superior; por el contrario, los niveles astrales inferiores o kama-lókicos son un mar de corrientes arremolinadas, una confusa mezcla de pensamientos e imágenes y pletórica de entidades que vagan o flotan en todas direcciones. La mayoría de quienes tienen ECM parecen ir más allá de su conciencia cerebro-mente y abren un canal más directo a las partes superiores de su ser. Esto se demuestra por el hecho de que cualquier dolor corporal desaparece cuando comienza dicha experiencia; los testigos no sienten alarma, pena ni angustia por no volver con sus seres queridos; pueden revisar sus vidas con desapego y están llenos de una abrumadora sensación de amor y paz. Ciertos aspectos del fenómeno reflejan sus creencias y expectativas, y una ECM no nos dice mucho sobre lo que sucederá cuando realmente muramos. La Sabiduría Perenne afirma que la "muerte" o período entre vidas terrestres y sucesivas es análoga al sueño, que a su vez es una muerte imperfecta y así el fallecimiento constituye un "sueño perfecto" (...). Incluso en devachan no mantendremos conversaciones con amigos y parientes descarnados, ni "Jesús" ni tampoco "Dios", excepto quizás en nuestra imaginación.