David Pratt
New Concepts in Global Tectonics Journal (www.ncgt.org),
vol. 1, n° 1, marzo 2013, p. 66-152.
Contenidos:
08. Paleobiogeografía
09. Conclusiones y agradecimientos
08. Paleobiogeografía
En un estudio detallado, Meyerhoff et al. (1996b) mostraron que la mayoría de las fronteras biogeográficas principales -basadas en distribuciones florales y faunísticas- no coinciden con los límites de placa generados parcialmente por computadora y postulados por la tectónica de placas. Los movimientos continentales propuestos tampoco se corresponden con las rutas de migración y las direcciones conocidas o necesarias de dichos linderos biogeográficos. En muchos casos las discrepancias son muy grandes y ni siquiera se puede reclamar una coincidencia aproximada. Los autores comentan: "Lo desconcertante es que tales inconsistencias importantes entre los postulados en tectónica de placas y datos de campo -que involucran límites que se extienden por miles de kilómetros- pueden pasar inadvertidos, ignorados y sin estudiarse'' (p. 3). Se pidió a un grupo de graduados en geociencias que comentaran el manuscrito de los autores, y agregó: "Si es correcto este estudio global de biodiversidad a través del tiempo -y se presenta de manera muy convincente-, mucho de lo que se nos está enseñando sobre tectónica de placas debería llamarse más acertadamente 'Globochorrada'" (p. ix).
En un estudio detallado, Meyerhoff et al. (1996b) mostraron que la mayoría de las fronteras biogeográficas principales -basadas en distribuciones florales y faunísticas- no coinciden con los límites de placa generados parcialmente por computadora y postulados por la tectónica de placas. Los movimientos continentales propuestos tampoco se corresponden con las rutas de migración y las direcciones conocidas o necesarias de dichos linderos biogeográficos. En muchos casos las discrepancias son muy grandes y ni siquiera se puede reclamar una coincidencia aproximada. Los autores comentan: "Lo desconcertante es que tales inconsistencias importantes entre los postulados en tectónica de placas y datos de campo -que involucran límites que se extienden por miles de kilómetros- pueden pasar inadvertidos, ignorados y sin estudiarse'' (p. 3). Se pidió a un grupo de graduados en geociencias que comentaran el manuscrito de los autores, y agregó: "Si es correcto este estudio global de biodiversidad a través del tiempo -y se presenta de manera muy convincente-, mucho de lo que se nos está enseñando sobre tectónica de placas debería llamarse más acertadamente 'Globochorrada'" (p. ix).
Meyerhoff et al. (1996b) también demostraron la existencia -durante buena parte o la totalidad del Fanerozoico- de una amplia zona geográfica que abarca desde varios cientos hasta 5.000 kms. de ancho, donde los estratos con biotas "norteñas" se intercalan con otros de biota "meridional", y en muchas áreas las mezclas de taxones septentrional y austral están presentes en los mismos lechos. Los reinos cálidos de origen norteño incluyen el de Tetis pos-paleozoico, mientras que los más fríos del sur incluyen el malvinokáfrico (Paleozoico medio) y el más reciente de Gondwana (Paleozoico tardío).
Las figuras 8.1 y 8.2 muestran que las distribuciones faunísticas y florales del Cámbrico medio al Cretácico inicial son casi idénticas a las del Cenozoico. Los límites norte y sur de la "zona intercalar" y las fronteras homólogas de grupos específicos de organismos (ilustración 8.2) presentan una clara bipolaridad en la distribución de aquéllos desde el Cámbrico medio al Cretácico temprano y se explican de modo más simple en términos de migraciones norte-sur en un globo moderno, sin deriva continental o migración polar a gran escala. En ningún intervalo pretérito existe evidencia aceptable de distribución biótica perfectamente latitudinal debido a la variedad de barreras geográficas y climáticas.
Por lo que se refiere a la tectónica de placas, la mayor parte de Sudamérica al norte del río Amazonas -un área de 3.300.000 km2- ha pertenecido biogeográficamente a la "placa" norteamericana desde el Ordovícico. Además, un importante límite biogeográfico norte-sur ocupaba la actual región andina y separaba las biotas de aguas cálidas occidentales de aquéllas en aguas frías orientales. La colindancia apareció por primera vez en el Cámbrico y persistió en el Pérmico, cambiando de una parte a otra (este-oeste) con el tiempo. Si los criterios en tectónica de placas fuesen aplicados consistentemente, se postularía una zona de sutura con 7.500 kms. en la parte occidental de Sudamérica, a 100-300 kms. tierra adentro desde el Océano Pacífico. Los modelos de placas requieren un área de sutura que se extienda a lo largo del Mar Mediterráneo, a pesar de la continuidad estratigráfica entre Europa y África, pero los datos biogeográficos que comienzan en el Devónico muestran una ruptura sólo dentro del continente africano, extendiéndose desde las inmediaciones de Dakar hasta Arabia (Meyerhoff et al., 1996b).
En Asia y el Pacífico sudoccidental, el límite comúnmente utilizado para separar los reinos malvinokáfrico y Gondwana de sus equivalentes septentrionales (por ejemplo, el de Tetis durante el tiempo post-paleozoico) es la "zona de sutura" Indo-Yarlung que se extiende por más de 5.000 kms. a través del centro-sur y sureste de Asia, y se proyecta al oeste hasta las montañas turcas de Taurus y el macizo Troodos chipriota, y con dirección sureste hasta Papúa Nueva Guinea. En muchos modelos tectonistas forma el límite entre las placas norte y sur. Cuando se encontraron taxones de Gondwana al norte de dicha sutura sus identificaciones fueron ignoradas al inicio, y una vez que algunos de ellos fueron aceptados, la zona de colisión se desplazó hacia el norte para abarcar segmentos de Asia cada vez mayores. Meyerhoff et al. (1996b) escriben:
"Los taxones de Tetis se conocen desde muchos lugares en el cratón indio y otros lugares al sur de la sutura, y sin embargo la posición de ésta siempre cambia para acomodar los taxones de Gondwana y nunca al revés. Cuando se encuentran formas de Tetis al sur de dicha sutura, se dice que marcan la costa norte de Gondwana, y esto lleva a especular sobre el destino de la costa sur de Angara, aunque este punto rara vez se discute en la literatura" (p. 8).
Del mismo modo, cuando por ejemplo se encuentra un taxón representativo de Tetis en un entorno neozelandés, se convierte en evidencia de terreno exótico, pero cuando es descubierta la situación contraria (p.ej., un taxón de Gondwana en el norte del Tíbet) toda la zona de sutura entre los continentes meridional y septentrional se corre hacia el norte durante el período que sea necesario.
El límite Taurus-Zagros-Indo-Yarlung no es útil para el reino malvinokáfrico porque la biota no cambia a través de la sutura. El lindero se ha aplicado principalmente al reino Gondwana más joven, pero aquí tampoco es conveniente porque los elementos de Gondwana (Pérmico inicial hasta el Cretácico temprano) se extienden al norte hasta la cuenca Tunguska de Siberia, Mongolia, el noreste de China, la región de Parimor'ye (norte de Vladivostok) y la cuenca del río Kolyma en el noreste siberiano. Por el contrario, las biotas septentrionales -y especialmente del reino de Tetis- se prolongan al sur hasta Nueva Zelanda, Australia Occidental, el territorio norte de Australia, el sur de India y Arabia Saudita (Meyerhoff et al., 1996b). Se afirma con frecuencia que la distribución generalizada para la flora Glossopteris en continentes del sur respalda la existencia anterior de Gondwana, pero rara vez se menciona que esta flora también se ha encontrado en el noreste de Asia (Smiley, 1976).
Como se mencionó en un apartado previo, los modelos tectonistas de placa que requieren un océano amplio y profundo entre India y Asia son insostenibles debido a los cambios de fauna graduales -no abruptos- que tienen lugar a través de la meseta Qinghai Xizang (Tíbet) y el Himalaya. La estratigrafía y biota del Pérmico pre-inicial proporcionan evidencia particularmente fuerte sobre la proximidad de India a Asia. La "explicación" tectonista más común (que ignora los problemas pre-pérmicos) es que India se desplazó rápidamente hacia el norte y se empalmó con Asia a lo largo de una zona de sutura al norte de la presente región homóloga Indo-Yarlung a comienzos del Pérmico; más tarde Gondwana colisionó con Asia a fines de ese periodo y luego la sutura Indo-Yarlung se abrió durante el Triásico tardío y la India se movió en dirección al sur para trasladarse de nuevo al norte y cerrar aquélla zona en el Eoceno (Meyerhoff et al., 1996b).
En su análisis global de ammonoides mesozoicos y sedimentos asociados, Khudoley (1974, 1988) encontró evidencias de zonificación latitudinal: un reino de sedimento ammonoide-clástico más frío (boreal) en tono al polo de rotación actual; otro ámbito más cálido (Tetis) de distribución circunecuatorial y cierta evidencia de un ámbito frío en altas latitudes del sur o antiboreal (ver figura 7.11). Las demarcaciones entre estas áreas de sedimentos faunísticos con temperatura controlada cambiaban latitudinalmente a medida que se modificaron los climas globales. Khudoley concluyó que los cinturones zonales de ammonoides y los patrones de dispersión contradecían la deriva continental y la migración polar de gran magnitud.
Smiley (1967, 1974, 1976, 1992) planteaba que las distribuciones del Paleozoico tardío, Mesozoico y Cenozoico de plantas terrestres y tetrápodos vertebrados, y también de reinos faunísticos marinos contemporáneos, no admiten movimientos continentales significativos o migración polar. Generalmente las líneas isotérmicas globales y las zonaciones latitudinales de plantas y animales se ajustan a los polos rotacionales de hoy en lugar de los paleomagnéticos pasados, y los límites en zonas pretéritas de vegetación muestran alto grado de conformidad con líneas isotérmicas actuales. Smiley reconoce que cuando los datos específicos se extraen de su contexto global pueden conducir a interpretaciones bastante diferentes de la tectónica global. Axelrod (1963, 1964) también sostuvo que la evidencia floral desde el Paleozoico tardío a fines del Mesozoico sugería continentes y polos estables en lugar de cambiantes.
Stehli y Grant (1971) examinaron la variación en el número de especies dentro de varios grupos faunísticos carboníferos y pérmicos, y demostraron que la cantidad aumenta sistemáticamente hacia el ecuador actual o lejos de él (fig. 8.3). Stehli (1957) concluyó que el Polo Norte pérmico estaba en o cerca de su posición actual, mientras que Smiley (1967) afirmó que si se hubiera producido migración polar se esperaría que las secuencias vegetacionales (al menos en la vecindad del camino polar) mostraran una tendencia de enfriamiento en un lugar a medida que el polo se acercaba, y una propensión al calentamiento en otro sitio cuando aquél retrocedía, pero esto no es evidente en los ricos registros florales mesozoicos. Algunos partidarios de la migración polar han afirmado que en el Terciario tardío el ecuador corría a lo largo del Mediterráneo, colocando a Europa Central en el cinturón de lluvia tropical (Storetvedt, 2003, p. 48-9), pero la fauna marina del Terciario temprano era de carácter tropical en las cuencas de Londres, París y Volga, el noroeste de India, el sur de Japón, Sudáfrica, el suroeste de Australia, la parte austral de Nueva Zelanda y la Patagonia, así como en los trópicos actuales, en consonancia con la posición contemporánea de los polos (Day y Runcorn, 1955).
Se han planteado más problemas de migración al unir los continentes en el pasado que manteniéndolos separados (Simpson, 1943; Teichert y Meyerhoff, 1972; Teichert, 1974; Meyerhoff y Meyerhoff, 1974a). Es anti-científico seleccionar determinadas identidades faunísticas e ignorar el enorme rango de disimilitudes de fauna en diferentes continentes que se supone estuvieron juntos alguna vez. Para el Paleozoico tardío y sobre la base de floras ecotonales, Smiley (1992) declaró que la India continental se hallaba próxima a las provincias florales-terrestres eurosasiáticas de Angara y Cathaysia, y el bloque Australia-Nueva Guinea se encontraba inmediata a la provincia Cathaysia del sureste de Eurasia. En una reconstrucción clásica de Pangea, las posiciones de India y Australia en latitudes elevadas del sur resultarían en una separación oceánica tan grande que sería imposible el intercambio de estructuras florales viables. Las pruebas de conmutación floral entre Eurasia y el oeste de Norteamérica implican la presencia de una ruta de dispersión terrestre mediante la región de Beringia, al menos desde el Paleozoico inferior, mientras que la tectónica de placas requiere un distanciamiento oceánico con miles de kilómetros de ancho por la vía de este sector antes del Cenozoico (Smiley, 1976).
Algunas pruebas paleontológicas parecen requerir surgimiento e inmersión alternados de rutas de dispersión terrestres sólo tras la supuesta ruptura de Pangea. Por ejemplo, la distribución de mamíferos indica que no hubo conexiones físicas directas entre Europa y Norteamérica durante el Cretácico tardío y el Paleoceno (salvo que los enlaces terrestres comprendieran barreras a la migración), pero sugiere un vínculo temporal con Europa durante el Eoceno (Simpson, 1943; Meyerhoff y Meyerhoff, 1974a). Por otro lado, la deriva continental habría resultado en un desacoplamiento inicial sin reunificación posterior.
Pocos derivacionistas han reconocido la necesidad de puentes terrestres e intermitentes tras la supuesta separación de continentes (por ejemplo, Du Toit, 1937; Tarling, 1982b; Briggs, 1987). Varias dorsales, elevaciones y mesetas oceánicas pudieron haber servido como pasadizos terrestres pues se sabe que muchos estuvieron parcialmente sobre el agua en varias ocasiones durante el pasado (Schuchert, 1932; Willis, 1932; Meyerhoff et al., 1996b; Meyerhoff y Meyerhoff , 1974a). Incluyen la dorsal de Faroe-Groenlandia, las montañas del Pacífico Medio, la dorsal de Cocos, la ubicada al sur de Madagascar, la de Kerguelen-Gaussberg, la elevación Río Grande-dorsal Walvis y partes de la Dorsal Mesoatlántica. Basándose en causas geológicas y paleontológicas, Gregory (1925, 1929, 1930) sostenía que hubo numerosas masas de tierra en los océanos del mundo, pero Simpson (1943) desafió la necesidad de tantos continentes transoceánicos para propósitos de migración. Esto no altera el hecho de que hay pruebas crecientes sobre la existencia de viejas y colosales masas terrestres en los presentes océanos, la mayoría de las cuales habían desaparecido hacia el Mioceno.
09. Conclusión
El magnetismo fósil en las rocas puede verse influido por muchos factores, resultando en que los polos magnéticos virtuales y derivados para períodos específicos muestren una amplia dispersión. No está demostrado el supuesto fundamental de que los polos paleomagnéticos promediados coincidieran aproximadamente con polos geográficos antiguos. Existe un gran margen de subjetividad al seleccionar, procesar e interpretar datos paleomagnéticos, y esto se refleja en reconstrucciones inconsistentes y a menudo contradictorias sobre movimientos de placa y migración polar verdadera a través del tiempo. Los principios básicos en tectónica de placas y las teorías asociadas de fragmentación y ensamblaje continentales están siendo desafiados por una gran cantidad de evidencia. Las hipótesis en tectónica de torcimiento para migración polar de elevada magnitud y rotaciones/traslaciones de placas "menores" -basadas en datos paleomagnéticos seleccionados- también están abiertas a serias objeciones. Los datos geológicos, geofísicos, paleontológicos y paleoclimáticos no requieren movimiento de placas o desplazamiento polar a gran escala y apuntan a continentes sin deriva y polos estables, con avances tectónicos verticales que causan cambios periódicos en la distribución de tierra y mar.
El magnetismo fósil en las rocas puede verse influido por muchos factores, resultando en que los polos magnéticos virtuales y derivados para períodos específicos muestren una amplia dispersión. No está demostrado el supuesto fundamental de que los polos paleomagnéticos promediados coincidieran aproximadamente con polos geográficos antiguos. Existe un gran margen de subjetividad al seleccionar, procesar e interpretar datos paleomagnéticos, y esto se refleja en reconstrucciones inconsistentes y a menudo contradictorias sobre movimientos de placa y migración polar verdadera a través del tiempo. Los principios básicos en tectónica de placas y las teorías asociadas de fragmentación y ensamblaje continentales están siendo desafiados por una gran cantidad de evidencia. Las hipótesis en tectónica de torcimiento para migración polar de elevada magnitud y rotaciones/traslaciones de placas "menores" -basadas en datos paleomagnéticos seleccionados- también están abiertas a serias objeciones. Los datos geológicos, geofísicos, paleontológicos y paleoclimáticos no requieren movimiento de placas o desplazamiento polar a gran escala y apuntan a continentes sin deriva y polos estables, con avances tectónicos verticales que causan cambios periódicos en la distribución de tierra y mar.
El autor agradece a Dong Choi, Takao Yano y Giovanni Gregori por sus valiosos comentarios y también a todos los editores, individuos y organizaciones que permitieron el uso de ilustraciones.