"No podrá haber paz hasta que ellos no renuncien a su dios Conejo,
en favor de nuestro dios Pato".
(Cortesía de CartoonStock, viñeta por Paul Noth, todos los derechos reservados).
Como rasgos generales, dicha táctica comporta improcedencia cuando el referente citado no demuestra expertiz en el tema tratado, e inexactitud si no hay atribuciones verdaderas en la autoridad mencionada, además de irrelevancia y carestía de fundamentos. No obstante, en ocasiones muy concretas sí es cuerdo aceptar considerandos autoritativos, siempre que un experto o institución acreditados en temáticas determinadas apoyen posturas remitiéndose a razonamientos estrictos, análisis estadísticos u otras fuentes. Dicho de otro modo, cuando es humanamente imposible comprobar toda la información que procesamos en algún momento, esos planteamientos son aceptables cuando se juzga lógico confiar en el emisor, y no haga falta examinarlos por nuestra cuenta.
Al efecto de mixtificar estos parámetros, en el mundo de la "e$pirtualidad" actual no han faltado -y siguen habiendo- perendecos descerebrados o zelotes dañinos que en muchas instancias son asalariados para repartir distorsiones cognitivas. Lamentablemente el Movimiento Teosófico no está ajeno a esa problemática, pues los "intocables amos ideológicos" continúan haciendo mella en catervas de "estudiantes" sumisos con tal de impedirles abandonar el fingimiento misticón en sus sitios electrónicos despreciables.
La controversia se genera por interpretaciones caprichosas del Capítulo VI en el Dhammapada ("El Sabio"), que dice lo siguiente conforme a traducciones directas o modélicas del Canon Pali (levemente reformuladas aquí):
"Como un tesoro escondido
que aquí un enseñante te mostró;
así es el sabio que reprendió.
Asóciate con alguien así.
Con él, el tiempo de vínculo
resulta bueno y nunca malo.
El que reprende y aconseja,
e impide conversaciones groseras,
ése por el consciente es amado,
y odiado por el inconsciente.
No te asocies
con amigos desviados.
No te juntes
con amigos malvados.
Busca la compañía
de amigos admirables,
y frecuenta a las mejores personas".
Hablando en particular sobre el consumo de carne animal, William Judge observó que en determinadas fases de evolución humana es inevitable generar daños con tal que la vida se sostenga a sí misma, y por ello no es aconsejable ceñirse a la estrechez mental que condena o exagera sin fundamentos la alimentación vegetariana. De igual modo, y en el contexto de este artículo, puede señalarse que la crítica pungente y sin contemplaciones tampoco es ineludible cuando se trata de combatir malas influencias psicológicas, o propensidades narciso-estercofílicas, cuyo fin sea reprimir cuestionamientos honestos. De acuerdo con los fari$eos contemporáneos, ni siquiera sería recomendable criticar agrupaciones con malos rasgos, con lo cual exponen indudablemente su podredumbre absolutista e incomodidad fútil, olvidando el simple hecho de que "si el sombrero te sirve, póntelo, y lárgate a otra parte si no estás conforme".
Cito como primer ejemplo la vivencia del familiar de un amigo, el cual durante su niñez recibió poca o nula disciplina paterno-materna respecto a la higiene bucal. Los padres negligentes, creyendo ser muy "amorosos" con el retoño, le estimulaban casi rogando que se lavara los dientes en forma apropiada, a lo que éste último respondía con procrastinaciones o aseándose en mala manera. Pasó el tiempo, y en la veintena aquél ya comenzó con síntomas de gingivitis, para diez años más tarde perder casi el 40% de su dentadura. Hoy y como resultado de esta "amorosa inobservancia", el sujeto arriesga la extracción del tracto digestivo e incluso su estómago, pues los médicos comprobaron que las bacterias bucales adquirieron mucho avance y se trasladaron a esas zonas, por lo que el paciente deberá alimentarse eventualmente con sonda por el resto de su vida.
La segunda ilustración de contraste apunta a que en internet no es difícil encontrar reflexiones o testimonios de personas decentes que cuando niños padecieron golpes o castigos merecidos (como último recurso), y en la actualidad no necesitan echar mano de comportamientos antisociales, y menos aún aventar lloriqueos o amarguras que sirven perfectamente a los intereses de "especialista$" adormecedores de neuronas. Casualmente, esta "nueva" y "aceptable" costumbre es fomentada por muchos hipocriconformista$ del ámbito teosófico o religioso moderno (mejor dicho, aparatosos de "misericordia", como si la tuvieran a raudales en sus vidas mendaces y anfibias) incapaces de controlar su sensualidad o emociones (o únicamente lo hacen para pretender "simpatía") y discontinúan el examen propio con tal de ejercer atención plena; en lugar de eso, "trabajan" bastante para autoengañarse con sinvergüencerías y causando perjuicios directos o colaterales a través de sus maquinaciones en pos de la querida "adaptabilidad".
Esta tropa de aterciopelados o "fificito$" debería saber que, en el Sigalovada Sutta (Digha Nikaya iii, 180), Buda describe cuatro tipos de amigos buenos: el que ayuda en tiempos de necesidad, los fieles en épocas adversas o prósperas, quienes nos protegen o advierten del mal, y los que se alegran de nuestro progreso. Igualmente denuncia cuatro malas amistades: las que buscan aprovecharse de uno, las "ayudadoras" sólo en palabra, quienes aprueban tanto lo bueno como lo malo en uno, y los tentadores a acciones inmorales. De esto se deduce que un "sabio" es todo individuo que ha desarrollado discernimiento y virtudes hasta cierto punto, y no exclusivamente alguien "perfeccionado" que defeca orquídeas o transpira esencia de rosas.
El sentimentali$mo tergiversador de doctrinas -revestido con una falsa espiritualidad- es frecuente entre los cínicos y titeristas malenseñados que buscan placeres o sensaciones fuertes en su cotidianidad hueca, tautológica y veleidosa, demostrada con su adicción a la belleza sintética o autocomparaciones enfermizas con personajes públicos e influenciadores psitáscidos en RR.SS. Para tributar el mal sistémico, escogen confundir a propósito el idealismo/contexto soñado (que no existe en el infierno social corriente de chispas edénicas) con la realidad que evitan; por ende, su paroxismo dogmatista e incongruente para "no aplicar crítica disciplinadora" ni siquiera representa una metamorfosis emocional saludable, sino directamente un llamamiento a suprimir las alertas de conciencia o los sentimientos correctos asociados, y con ello también controlar o desdeñar la capacidad crítica en cualquier persona.
Hay una buena cantidad de desatinados a quienes sinceramente les falta calle, y todavía tienen la imbecilidad grotesca de elaborar "consejos" que por remate no los deja bien parados en su estatus de "estudiantes esotéricos" con un mínimo de ingenio y sentido realista. Inclusive tenemos "pupilos" ejemplares anquilosados en la falacia de "no hacer guerra hacia las personas, sino contra los errores". Esto es francamente ridículo y retrógrado por decir lo menos, pues los equívocos transformados en malos hábitos no salen "de la nada" o un "vacío absoluto e insondable"; son practicados gozosamente por legiones de individuos, a su vez engendradas por sistemas "éticos" ahora pervertidos por conservalcornoque$ y progreidiota$ (muy adaptaditos ellos al coro de la muchedumbre aparentando "servicio al prójimo"... ¡y cómo podría ser de otro modo, si de ésta depende su riqueza impropia!).
Por otra parte, tenemos a no pocos gargaristas de baja estofa con el discurso de la "acción mundana" como "reprimenda" al carácter más reservado, crítico u observador de algunos teósofos o seguidores de otros credos. Hay muchas formas de ser útil que no implican necesariamente "salir de cuatro paredes"; en efecto, esos mismos que gustan citar a filósofos clásicos pasan por alto que la obra imperecedera de aquéllos se realizó en momentos de soledad y profunda cogitación, junto con una perspicacia infrecuente en su tiempo que les permitió detectar vicios y conductas de doble moral, a las que no dudaron en exponer, tal y como hacen en la actualidad esos hipócritas de felpa. Por esto, es imperioso cuidarse de su pestilencia fanatista, al adjudicarse "la última palabra" y sin siquiera mostrar la DECENCIA de evaluar sus declaraciones o afanes copistas en su mediocridad "anti-crítica" o "pro-infalibilidad" para ciertos personajes influyentes.
Ahora bien, ¿dónde está esa persona "sabia" en los ejércitos de subdesarrollados derelictos en la (ultra) izquierda/(ultra) derecha, que "nunca protesta por nada", "no tiene enemigos" o "daría su vida" por sacrificar su ideario al concepto de Ética Universal? ¿Existe realmente alguien que sea tan "perfecto" y "santo" que no tenga oponentes en ninguna parte, ni los vea como tales? Los mayores enemigos de la Humanidad, precisamente, son todos quienes impiden o minimizan la expresión directa y sin filtros de lo que muchos medrosos y anuentes no se atreven a decir, ya sea para no desprenderse de privilegios "ganados" con el trabajo de otros, o cualquier guirnalda psicológica que aviente "disimuladamente" su faceta más animalizada. Esta clase de ogrodontes se halla por doquier, pero muy especialmente en religión, ciencia y filosofía, por si algunas "criaturita$ de dos ambientes" no se han percatado, y como sucede hasta hoy, no están proclives a reconocerlo y se convierten en cómplices intencionales de dicha desarmonía.
Sería muy llamativo ver cómo se las arreglan esos "aspirantes a chelas" y comodones de letra muerta en una situación de catástrofe natural o antropogénica, cuando ya no dispongan de su confortabilidad, tarjetas de crédito, favores especiales, celebridad ni ningún medio asequible, y deban permanecer en comunidad para sobrevivir (retrocediendo más o menos entre 500 y 1000 años, si hacemos el inventario de privaciones factibles) e incluso repeliendo intentos de criminalidad o intrigas planeadas/favorecidas por la desesperación o malicia de otros en medio de ese apocalipsis. A ver si en su "santidad" no serían capaces de matar a alguien para impedir daños mayores, o "inmolarse" como el conejo de la historia budista que se lanzó a una hoguera para alimentar al Despierto. Con semejante tragantona irrefrenable por la palabra impresa, ¡no cabe ninguna duda de que así será!
En consecuencia, ¿qué "revelación especial" detentan ellos para insinuar que "sólo un esoterista excelso tiene facultades para criticar, y no un ciudadano común y decente"? ¿Se alteraría tan caóticamente el significado de sus citaciones teosóficas/budistas inapropiadas, o peor aún, sacadas de contexto? Si no pueden demostrarlo, o emplean otras ideas para desviar la atención ex profeso, quedará en evidencia su emocionalidad mocosa por adaptar la grafía somera de determinados autores a empeños podridamente sectarios y personales.
Usted tiene TODO el derecho de amonestar (crudamente o con indulgencia merecida, según corresponda) vicios o procederes en los que NO incurre -o NO tiene parte objetiva de culpa-, si NO cae en el prostioportuni$mo, NO ampara ni emblandece actos de corrupción o "modas" degenerativas, y NO achaca responsabilidades sólo al "equipo del frente", siempre que esté comprometido (a) de facto a no seguir esos caminos por convicciones firmes (1). En el presente contexto "social", no hay nadie tan "sabio" que no tenga algo que aprender, ni nadie tan "humilde" que no ofrezca una enseñanza. Quienes traten de lavaros el cerebro una y otra vez con eso de que la "crítica es monopolio de algunos" son sólo dogmáticos y dementes abominables que no analizan sus existencias paupérrimas (saludos especiales a los fanaticones "New Age"), y si en realidad estuvieran "tan ansiosos por dar ejemplo", entonces que se vayan del sistema, RENUNCIEN A TODO y vivan encerrados en grutas o monasterios. Ah, veo que no les anima la recomendación, ¿pero tampoco quieren COHERENCIA?
[(1) Sobre esto, y toda vez que sea pertinente, el administrador del sitio no tiene problemas para demostrar su condición por vía jurídica, a tenor de lo establecido en la página "Contacto"].
Déjense de esquizotipias. No continuemos dando atención ni empatía a hipócrita$ desahuciados/publicicastro$ que no pierden pan ni pedazo y subjetivizan conceptos, casándolos con partidismos roñosos, inútiles y fracasados a perpetuidad, con las "medias tintas" que la propia Blavatsky habría rechazado con energía y adustez si viviera hoy entre nosotros. Y en última instancia, si teóricamente "hubiera" entre ellos quienes sí se esmeran por crear un mundo mejor, con mayor razón deberían abstenerse a totalidad de mezclar su propaganda política con la labor teosófica, porque eso los hace quedar como estúpidos amaestrados por opiniones ajenas, en lugar de asumir los riesgos nobles de pensar por sí mismos.
Hablando de escenarios funestos, recuerdo muy bien que tras el terremoto de Chile en febrero de 2010, fuimos con mi padre a recolectar agua en bidones -para los que no vivieron esa tragedia que llegó a casi 9 grados Richter, se comprenderá que todos los suministros básicos estaban inutilizables-, y en la plaza cercana al manantial vi cómo departían ricos y mendigos, con camionetas enormes y atestadas de enseres rescatados, compartiendo espacio con carpas improvisadas hechas de telares viejos. Más de una década después, la gran mayoría de "ciudadanos" aún no aprende a salir de sus enemistades artificiales, siendo los mismos prepotentes y chabacanos congénitos o "dueño$ de la verdad" que antes.
Termino con una breve historia de origen chino, titulada "El serpentario y la serpiente" (recopilado por Wu Nen Dsi, y de autor desconocido del siglo VIII), al objeto que los lectores -y también esos "puros y castos mortalmente ofendidos"- extraigan sus conclusiones y se preparen para lo que viene, pues como ya se anticipa, en el mediano plazo la Naturaleza pondrá en marcha un tren de limpiezas muy dolorosas, probablemente como nunca se ha visto en nuestra época. Se aprende por las buenas, o por las malas, y en vista de ello los soñadores compulsivos, botarates y marionetistas sufrirán lo indecible que sus "cariñosos" y "calmados" antecesores evitaron con tanto fervor. Quizás también preferirán quedarse sin dientes ni sentido común en favor de los patógenos separatistas que nunca enfrentaron, y ahora abundan en sus tufos apestosos y llenos de "odio inocente"...
"Un serpentario encontró a una víbora, y abalanzándose sobre ella la hirió a picotazos.
-¡No me hagas daño! -le dijo la rastrera-. Todo el mundo dice que eres un pájaro venenoso; ésa es una mala reputación y se debe a que te alimentas de serpientes. Si dejas de comernos, ya no tendrás nuestra ponzoña y desaparecerá tu mala fama.
-¡Me das mucha risa! -contestó el ave-. ¡Ustedes, las serpientes, matan a los hombres mordiéndolos! Decir que yo corro peligro con ellos, sería una mentira. La naturaleza me ha puesto en tu camino para comerte como castigo por tu maldad. Los campesinos lo saben muy bien, y ellos me alimentan para que yo les defienda contra ustedes. El humano también sabe que mi carne y mis plumas están contaminadas y las usa para envenenar a sus semejantes, pero eso no es de mi incumbencia. Si alguien mata con un arma, ¿hay que condenar a ésta o al sujeto que la utiliza? Además, yo no deseo mal al género humano sólo por amor al mal. En cuanto a ustedes, viven escondidas en la hierba, reptando astutamente, listas para morder al primer incauto que encuentran. Es el destino quien te puso hoy en mi camino, y tus falsos argumentos no te salvarán.
Dicho esto, el pájaro devoró a la serpiente".
Aquila in Terris