10 de febrero de 2022

Diseño y evolución de las especies (10 de 18)

David Pratt
Mayo 2004, última revisión enero 2019


Contenido:
 
05. Descendencia y diseño común


05. Descendencia y diseño común

La taxonomía o sistemática es la ciencia de la clasificación biológica, y busca disponer a plantas y animales en categorías de grupos superiores y subordinados sobre la base de los rasgos que tienen en común. Los diagramas arbóreos (cladogramas) muestran las afinidades entre diferentes especies, y así muchos taxonomistas interpretan cada nódulo donde comienza una nueva rama como la representación de un ancestro familiar hipotético. Alec Panchen afirma que la descendencia común "parece una respuesta correcta tan obvia a las aparentes relaciones de clasificación, que cualquier postura contraria a esa explicación se deberá seguramente a la ignorancia, la estupidez o el prejuicio" (1). Sin embargo, Carl Linneo, botanista del siglo XVIII y padre de la taxonomía moderna, consideraba como evidencia del diseño la facilidad con que plantas y animales calzaban en un sistema clasificatorio ordenado de grupos dentro de grupos o "jerarquía de inclusión". Richard Owen, uno de los grandes rivales de Darwin, creía que las características novedosas que definían diferentes taxones o tipos de organismos eran "patrones primarios" o arquetipos que reflejaban el propósito trascendente de la mente divina, pero que Dios había usado las leyes naturales para lograr "Sus" fines (2).

Existen más de 100.000 novedades definitorias de taxones. Por ejemplo, las características determinantes de la clase mamíferos incluyen pelaje/cabello, un glóbulo rojo nucleado, diafragma, glándulas mamarias y una corteza cerebral que consta de seis capas. Estos rasgos no están presentes ni siquiera de forma rudimentaria en ninguna otra clase de vertebrados. El registro fósil tampoco revela una serie larga de formas transicionales adaptativas que conduzcan a características definitorias de taxones; de hecho, en varios casos no hay indicios de que alguna vez hayan cumplido una función adaptativa específica o un propósito de supervivencia (3). Los curiosos patrones geométricos y numéricos en algunas de las características fortalecen la impresión de que son formas abstractas y no adaptativas. Por ejemplo, en muchas especies de flores la cantidad de pétalos corresponde a un número de Fibonacci (véase "Patrones en la Naturaleza").

Las novedades que definen los taxones han permanecido invariables en líneas evolutivas divergentes durante decenas o cientos de millones de años. Por ejemplo, la amplia gama de extremidades en vertebrados (aletas natatorias, manos de agarre o alas) son todas modificaciones del mismo plan de base: la extremidad pentadáctila (cinco dígitos, figura 5.1), un patrón básico conservado en todos los tetrápodos durante 400 millones de años. El plan del ciempiés -que incluye una garra venenosa y un número impar (nunca par) de segmentos- se ha mantenido sin cambios durante 420 millones de años, y también el esquema corporal de escarabajos adultos se ha mantenido esencialmente igual durante 300 millones de años (4). 

Fig. 5.1. La extremidad pentadáctila (ib.bioninja.com.au).

El biólogo Rupert Riedl aseveró: "Si cada rasgo tuviera libertad de cambiar en cualquier dirección el mundo viviente aparecería como una mezcla caótica aleatoria de patrones" (5); no obstante, la idea darwinista de que todas las formas vivas son parte de un eterno continuo mutante es claramente una ficción. Como señala Michael Denton, "toda la evidencia sobre 'evo-devo' sugiere que existen profundas restricciones de desarrollo que funcionan contra tal flexibilidad infinita" (6). Irónicamente, es la invariabilidad de dichas características definitorias de taxones lo que permite inferir el descenso con modificación. Denton está de acuerdo en que los cladogramas pueden interpretarse como evidencia sobre este tipo de linaje, pero insiste en que esto debe haber implicado transiciones repentinas, saltacionales y no aleatorias en lugar de un cambio gradual y azaroso (ver sección 6).

Fig. 5.2. Ejemplo de cladograma.

Fig. 5.3. Cuatro ejemplos de más de siete cladogramas planteados para la supuesta transformación de peces en tetrápodos (7).

Un grupo de científicos disidentes -llamados "cladistas transformados" por sus oponentes- califican la hipótesis de ancestralidad común como innecesaria y ven los cladogramas únicamente como representación de una jerarquía natural de características. Aunque ellos rechazan la aserción a priori de las secuencias de descendencia ancestral (filogenia) y expresan gran insatisfacción con los métodos y teorías evolutivas, varios de estos "herejes" son de hecho evolucionistas, incluso si sus colegas los consideran "traidores", pues sólo reconocen que en la práctica todos los grupos, vivos o extintos, ya están muy especializados para ser razonable y directamente llamados "anteriores" a cualquier otro, y que en el registro fósil no se encuentra ninguna de las formas ancestrales reales y lógicamente requeridas, por lo que sólo se pueden verificar los brotes externos del supuesto árbol evolutivo y las formas ancestrales constituyentes de su tronco y ramas están ausentes. Gareth Nelson y Norman Platnick escribieron en 1984: "Estimamos que el darwinismo es una teoría que ha sido puesta a prueba en la sistemática biológica y ha resultado ser falsa" (8).

Puesto que el registro rocoso no ha provisto alguna evidencia sustancial del árbol evolutivo de descendencia que los darwinistas esperan encontrar, ahora hablan a menudo de un "arbusto laberíntico", pero reconocen que a menudo es difícil juzgar dónde calza un resto determinado entre las muchas ramas de este sistema. Robert Wesson observa:

"En ocasiones, los cladogramas que muestran las ancestralidades a través de las eras se soslayan al dibujar conexiones donde ya están preconcebidas, y los más honestos dejan líneas punteadas. Los vacíos en el registro son reales (...) La ausencia de un registro de cualquier ramificación importante es fenomenal, pues las especies usualmente permanecen más o menos estáticas por largos periodos, y rara vez éstas y los géneros nunca muestran evolución hacia otros nuevos, sino reemplazos de unos por otros y el cambio es relativamente abrupto" (9).

Ernst Mayr sostiene: "Es una sorpresa para quienes no son taxonomistas cuán incierto es todavía hoy nuestro entendimiento sobre los grados de relación entre organismos. Por ejemplo, para muchos órdenes de aves aún se desconoce cuál otro es el pariente más cercano de un orden determinado. Lo mismo sucede con muchas familias y géneros de mamíferos (...) y estas incertidumbres en la clasificación de vertebrados superiores son muy menores comparadas con aquéllas de invertebrados, plantas inferiores, y por encima de todo, con procariotas y virus" (10).

David Raup puntualiza que muchos científicos piensan que el registro fósil es mucho más darwinista de lo que realmente es debido a libros sobresimplificados, artículos semipopulares y otras publicaciones, más la intromisión del pensamiento deseoso, y afirma que "algo de fantasía pura se ha infiltrado en los textos". Se usan varios "trucos" para fortalecer la impresión de la descendencia darwiniana; por ejemplo, algunos autores presentan una serie de fósiles que muestran progresión en la morfología, pero que no son cronológicamente sucesivos, y de esta forma no pueden constituir secuencias evolutivas. Alternativamente, se puede mostrar una serie cronológicamente paulatina de dientes, mandíbulas u otros como secuencia evolutiva, incluso si el autor pueda saber que dichas partes corporales son de organismos que razonablemente no podrían haber formado un linaje (11).


Referencias

1. Alec Panchen, Evolution, London: Bristol Classical Press, 1993, p. 59.
2. Michael Denton, Evolution: Still a theory in crisis, Seattle, WA: Discovery Institute Press, 2016, edición Kindle, p. 68.

3. Ibídem, cap. 4; "The Biology of the Baroque", Discovery Science News, 2016, youtube.com.

4. Evolution: Still a theory in crisis, p. 45-6, 51.
5. Citado en ibídem, p. 53.
6. Ibídem, p. 97.
7. John D. Morris y Frank J. Sherwin, The Fossil Record: Unearthing nature’s history of life, Dallas, TX: Institute for Creation Research, 2010, p. 63.

8. Citado en Alexander Mebane, Darwin’s Creation-Myth, Venice, FL: P&D Printing, 1994, p. 30.

9. Robert Wesson, Beyond Natural Selection, Cambridge, MA: MIT Press, 1994, p. 39, 45.

10. Citado en Walter J. ReMine, The Biotic Message: Evolution versus message theory, Saint Paul, MN: St. Paul Science, 1993, p. 311.

11. Ibídem, p. 280, 409.