(http://www.theosophy-ult.org.uk/articles/the-buddha-replies-to-general-sinha-on-war-and-soldiering/).
En 1894 apareció la obra "The Gospel of Buddha", escrita por Paul Carus (1852-1919), estudioso de religiones comparadas y filósofo monista alemán. El libro fue traducido al español por primera vez en 1923 por la Editorial Ananda (Santiago de Chile), por un autor desconocido, y cuya versión se incluye en esta oportunidad. Junto con ello, los versos 1 a 13 fueron transcritos aquí a partir del enlace en inglés ya otorgado, y no forman parte del artículo original de la Logia londinense.
Cabe consignar que el tópico de beligerancia vs. no-agresión ha sido muy espinoso y controversial en el budismo desde hace bastante tiempo, donde no han faltado las "amables" acusaciones cruzadas de "dogmatismo", "interpretación subjetivista", "intento por denigrar la enseñanza original" y otras que refieren al uso extensivo de literatura budista durante la Segunda Guerra Mundial para justificar masacres en el sudeste asiático. No obstante y sólo para dar una idea sobre la magnitud de esta polémica, añadimos la siguiente captura de pantalla (sitio "Dharma Wheel") y una no menos intrigante observación:
"Hay (o había) un sutra en el Sravakayana Pitaka llamado 'Preguntas del general Simha' (...) Parece ser que este extracto de enorme importancia ha desaparecido de los textos canónicos (?) y ahora existe sólo en las traducciones de Paul Carus".
El enlace original citado al inicio (L.U.T. de Londres) menciona como fuente de este artículo el libro "What Buddhists Believe?" por K. Sri Dhammananda (1919-2006), monje y erudito budista Theravada de Sri Lanka y Malasia.
Por supuesto, la presente entrada no aspira a otorgar la última palabra acerca del tema, sino más bien a reprender la cobardía moral en millones de autoproclamados "religiosos", y la violencia premeditada (de palabra u obra) con miras a adquirir poder, prestigio, riqueza o fama, ya sea en "política", "religión" organizada, deporte, "ciencia" (ideologizada), farándula, vida familiar/laboral u otras "ejemplares" instancias.
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Capítulo 51, "El problema de Simha sobre el aniquilamiento"
2. Entonces Simha, el general, fue adonde estaba el jefe Niggantha, Nataputta; y acercándose le dijo: Deseo, señor, visitar al samana Gotama.
3. Nataputta contestó: Si crees en el resultado de las acciones según su mérito moral, ¿por qué debieras visitar al samana Gotama, que niega el resultado de las acciones, enseña una doctrina de la no-acción, y en ella instruye a sus discípulos?
4. Por esto, disminuyó el deseo en Simha de visitar al Bienaventurado.
5. Al escuchar de nuevo las alabanzas del Buda, el Dharma y la Sangha, Simha preguntó al jefe Niggantha por segunda vez, y nuevamente Nataputta lo persuadió de no asistir.
6. Cuando por tercera vez el general escuchó a algunos hombres distinguidos exaltar los méritos del Buda, el Dharma y la Sangha, el general pensó: "Verdaderamente el samana Gotama debe ser el Buda Sagrado. ¿Qué son los Nigganthas para mí, si dan su consentimiento o no? Me iré sin pedirles permiso".
7. Y Simha dijo al Bendito: He oído, Señor, que el samana Gotama niega el resultado de las acciones; enseña la doctrina de la no-acción, diciendo que la acción de los seres sintientes no recibe su recompensa, porque enseña la aniquilación y el desprecio de todas las cosas, y en esta doctrina instruye a sus discípulos. ¿Enseñas que nos deshagamos del alma, y quememos [destruyamos] el ser del hombre?
Te ruego me digas, Señor: ¿los que hablan así dicen la verdad, o dan falso testimonio contra el Bienaventurado, haciendo pasar un Dharma espurio como tu Dharma?
8. El Bendito dijo:
8. El Bendito dijo:
9. Hay una manera, Simha, en la cual quien lo dice habla verdaderamente de mí, y por otro lado también hay una forma donde quien dice lo contrario está hablando verdaderamente de mí. Escucha, y te lo diré.
10. Yo enseño, Simha, no hacer las acciones que son injustas, ya sea de hecho, palabra o pensamiento; enseño no provocar todas aquellas condiciones del corazón que son malas y no buenas. Sin embargo, promulgo la realización de acciones que son justas por obra, palabra y pensamiento; enseño a producir todas esas condiciones del corazón que son buenas y no malas.
11. Enseño que deben quemarse todas las condiciones del corazón que son malas y no buenas, las acciones injustas de hecho, palabra y pensamiento. El que se ha liberado de todas esas condiciones del corazón que son malas y no buenas, el que los destruye como a una palmera que es arrancada de raíz para que no puedan volver a crecer, tal persona ha logrado la erradicación del "yo" (*).
(*) Sólo cuando nos deshacemos de los falsos apegos, es posible que se haga verdadera justicia, bajo todas las circunstancias y hacia todas las partes. A menos que se capten estas verdades metafísicas -y simples en esencia-, entonces se puede esperar poca comprensión correcta o sólo acciones subsiguientes. Actuar hábilmente, sin crear un nuevo karma injustificado, no es sólo una proposición y un mandato budista, sino la base altamente práctica del ocultismo benéfico (Editores).
12. Proclamo, Simha, la aniquilación del egoísmo, la lujuria, la mala voluntad y el engaño, no el desarraigo de paciencia, amor, caridad ni verdad.
13. Considero despreciables las acciones injustas, ya sea que se realicen de hecho, palabra o pensamiento, pero tengo por dignas de alabanza la virtud y la justicia.
15. (...) Simha dijo: ¡Oh, Bhagavat!, yo soy un soldado; estoy encargado por el rey de hacer respetar sus leyes y de combatir por él. El Tathagata, que predica la bondad ilimitada y compasión para todos los que sufren, ¿permitirá el castigo de los criminales? ¿Creerá que es culpable ir a la guerra para proteger nuestros hogares, nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestras haciendas? ¿El Tathagata predica la doctrina del abandono absoluto, de suerte que debo dejar al malhechor obrar como le agrade, y ceder con sumisión ante él si pretende por la fuerza tomar lo que me pertenece? ¿El Tathagata afirma que toda lucha debe prohibirse, incluso la guerra emprendida por justa causa?
16. Buda respondió: (...) El que merece castigo debe ser castigado, y el que es digno de favor debe ser favorecido. Al mismo tiempo, enseña que es preciso no hacer daño a ningún ser existente, sino estar siempre lleno de amor y de bondad. Estas prescripciones no son contradictorias, porque el que es castigado por los crímenes que ha cometido, padece el mal no por consecuencia de la maldad del juez, sino de sus malas acciones. Sus propios actos le han llevado el mal que le inflige el ejecutor de la ley. Cuando un magistrado castigue, que no dé lugar al odio en su corazón; así también, un asesino condenado a muerte debe considerar que el suplicio es fruto de su propio acto (**); y si comprende que el castigo purificará su alma, no se lamentará de su muerte, sino que se regocijará de ella.
(**) Este pasaje no implica que Buda apruebe la pena capital, pues uno de los primeros mandatos que da es 'no dañes a ningún ser vivo'. Aquí simplemente establece cómo debe abordarse lo que puede suceder (Editores).
17. Y el Bienaventurado continuó: El Tathagata enseña que toda guerra en que un hombre trate de matar a su hermano, es lamentable; pero no enseña que sean dignos de injuria los que guerrean por causa justa, luego de haber agotado todos los medios para conservar la paz. El que causa la guerra es digno de execración.
18. El Tathagata enseña el completo abandono del "yo", pero no dice que se entregue a las malas potencias, sean hombres, dioses o elementos de la naturaleza. La lucha debe existir, porque toda la vida es una lucha en algún modo. Pero el combatiente debe abstenerse de pelear en interés de su "yo" contra la verdad y la justicia.
19. Quien lucha por interés egoísta, para ser más grande, poderoso, rico o célebre, no tendrá recompensa; pero el que combate por justicia y verdad alcanzará una gran recompensa, porque aún su derrota llegará a ser una victoria.
20. El egoísmo no es un vaso adecuado para contener un gran éxito; el "yo" es pequeño y frágil, y su contenido se derramará en seguida para el bien y acaso para el mal de otro.
21. La verdad, al contrario, es bastante grande para contener los deseos y las aspiraciones de todas las personalidades, y cuando el "yo" se deshaga como una pompa de jabón, su contenido se conservará y vivirá eternamente en la verdad.
22. El que va a la guerra, ¡oh Simha!, aún siendo por causa justa, debe esperar ser muerto por sus enemigos, porque ese es el destino de los guerreros; y si el destino le es fatal, no hay razón para quejarse de él.
23. Pero el que quede victorioso debe recordar la inestabilidad de las cosas terrestres. Su éxito puede ser grande, pero por enorme que sea, la rueda del destino puede girar y sumergirle en el polvo.
24. Sin embargo, si se modera y extingue todo odio en su corazón, y acercándose a su enemigo vencido le dice: "Venid ahora, hagamos la paz y seamos hermanos", alcanzará una victoria que no es un triunfo pasajero, porque sus frutos durarán eternamente.
25. Un general victorioso es grande, ¡oh Simha!; pero el que ha subyugado su propio "yo", es un vencedor mucho más elevado.
26. La ley de la victoria sobre el "yo" no se predica para destruir las almas de los hombres, sino para preservarlas. El que ha vencido su "yo" es más apto para vivir, conseguir y alcanzar victorias, que el que permanece esclavo de su "yo".
27. Aquel cuyo espíritu está libre de la ilusión del "yo" permanecerá de pie y no caerá en la batalla de la vida.
28. Aquel que tenga rectas y justas intenciones no tendrá desfallecimientos; triunfará en sus empresas, y su éxito será duradero.
29. El que albergue en su corazón el amor a la verdad, no morirá nunca, porque ése ha bebido el agua de la inmortalidad.
30. ¡Oh general!, lucha entonces con coraje y combate en tus batallas con vigor; pero sé un soldado de la verdad y te bendecirá el Tathagata.
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"No existe justicia en guerra ni violencia. Cuando declaramos una guerra la justificamos, pero cuando la hacen otros, decimos que es injusta. Entonces, ¿quién puede justificarla? Uno no debe seguir la 'ley de la selva' para superar los problemas humanos. Podemos ser soldados de la Verdad, pero no agresores"
(K. Sri Dhammananda, op. cit., p. 387).
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[Notas del administrador (abril de 2022):
"Existen dos extremos que no debe permitirse quien haya progresado (...) El placer sensual con referencia a los objetos sensuales: bajos, vulgares, comunes, innobles e inútiles; y el de la auto-aflicción: doloroso, innoble e inútil. Evitando ambos extremos, el camino medio realizado por el Tathagata (...) conduce a la calma, al conocimiento directo, el autodespertar y la Liberación" (Dhammacakkappavattana Sutta, 56.11).
"Que nadie descuide su propio bienestar por aquél de otro, sin importar cuán grande sea éste. Si uno entiende claramente cuál es su propio bienestar [ético-espiritual], el de los demás viene por añadidura" (Dhammapada, 166).
Cada suceso en que nos veamos obligados a utilizar medios de legitima defensa presentará variaciones en muchos aspectos, por lo cual no puede fijarse una regla dura y rápida que se adapte a todos los casos. Aún así, haríamos bien en recordar la clave ética del Kung-Fu: no causar daños innecesarios mientras te proteges de sufrimiento innecesario].