3 de febrero de 2022

Platón vs. Aristóteles


"Es la filosofía platónica, el compendio más elaborado para los abstrusos sistemas de la antigua India, que por sí sóla nos puede proveer con el terreno neutral 
entre Ciencia y Religión" 
(Helena Blavatsky). 

El siguiente artículo apareció por primera vez en la revista Theosophy -principal publicación mensual de la Logia Unida de Teósofos- para septiembre de 1939, y fue el número 55 en la serie de 59 partes titulada "Ancient Landmarks". El texto anterior en esta secuencia, titulado simplemente "Platón", había informado al lector lo siguiente:

"Platón no afirmó originalidad para sus ideas, y en todos los sentidos fue un intérprete del mundo. Como H.P.B., él dio una nueva unidad a las verdades antiguas y dispersas; su trabajo era la cuerda que unía el ramillete de flores preciosas que habían sido extraídas de los jardines de los mejores pensadores en el globo. Sin Platón, el método de educación socrático sería desconocido, y el abstruso sistema numérico de Pitágoras habría permanecido ininteligible para la mente promedio; sin sus esfuerzos los sistemas filosóficos y psicológicos de Patanjali, Kapila y Vyasa, las leyes de Manu y la doctrina budista de la emanación habrían permanecido ocultos del mundo occidental. Platón era el vínculo entre Oriente y Occidente, pues como señaló Emerson: 'La excelencia de Europa y Asia está en su cerebro. La metafísica y la filosofía natural expresaron el genio de Europa, y él subconstruye la religión de Asia como base'".

Una definición de Teosofía es que representa "la síntesis de religión, filosofía y ciencia". El rol de la segunda en esta Doctrina es parte vital de la misma, pues el término "filosofía" significa literalmente "amor a la Sabiduría" o "por la Verdad", siendo éstas palabras sinónimas en tiempos de la Antigüedad.

Con frecuencia, la espiritualidad divorciada de la filosofía es poco más que idiotez, como han demostrado de modo patente el movimiento espiritista, las "enseñanzas" de "mensajes canalizados" y la "manía angelical" que caracterizan el movimiento Nueva Era; pero mientras tales espectáculos van y vienen, la Sabiduría Antigua y Eterna siempre permanece, porque es Verdad Intemporal y ésta nunca cambia.

H.P. Blavatsky y los Mahatmas de la Hermandad Transhimaláyica (sus Maestros Adeptos e inspiradores directos) favorecieron fuertemente el platonismo sobre el sistema aristotélico, y afirmaron que el primer enfoque debe triunfar sobre el otro, en aras de una mayor evolución espiritual de la humanidad. Blavatsky y los Maestros en ocasiones llamaban a este sabio como "el Divino Platón" y lo describieron como un gran Iniciado de los Misterios e "Intérprete del Mundo".

El conflicto milenario e ideológico entre platonismo y aristotelismo se resume y explica didácticamente en este artículo, y es un tema que todos los teósofos sinceros deberían conocer y comprender claramente, si aún no lo han hecho.

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Cuando Sócrates tenía sesenta años, Platón -entonces un joven de veinte- vino a él como su alumno; y en el momento en que Platón contaba con sesenta años, un Aristóteles de diecisiete se presentó y unió al grupo de "amigos" del maestro, como se llamaban a sí mismos los miembros de la Academia. Aristóteles era de nacimiento y crianza cortesanos, y su padre ocupaba el puesto de médico para el rey Filipo de Macedonia. Poseía un carácter fuerte e intelecto penetrante, además de una clara llaneza, pero también gran ambición personal. Aristóteles fue estudiante en la Academia durante los veinte años que permaneció en Atenas, y sus notables poderes intelectuales llevaron a Platón a bautizarlo como "mente de la escuela".

Tras la muerte de su maestro y acompañado por Jenócrates, Aristóteles fue a la corte de Hermias, señor de Atarneo, con cuya hermana se casó después. Cuando Aristóteles tenía cuarenta años, Filipo de Macedonia lo contrató como tutor para su hijo Alejandro, que entonces era un adolescente de trece primaveras y cuyas hazañas posteriores le valieron el título de Alejandro Magno. Filipo se interesó tanto en el filósofo que reconstruyó su ciudad natal y proyectó una escuela donde aquél pudiera enseñar. Cuando Alejandro comenzó a conquistar el "mundo", le asistieron hombres eruditos para recopilar datos científicos, y luego de su conquista persa Alejandro obsequió a su antiguo tutor una suma equivalente a un millón de dólares, lo que permitió a Aristóteles comprar una gran biblioteca y continuar su trabajo en las circunstancias más ideales.

A la edad de cuarenta y nueve años, Aristóteles regresó a Atenas para crear su propia escuela de filosofía, conocida como "peripatética" debido a la costumbre de su fundador de caminar por los sombreados paseos alrededor del Liceo mientras hablaba con sus alumnos. Por la mañana daba discursos sobre filosofía a los estudiantes más avanzados, conocidos como sus discípulos "esotéricos", y en la tarde un círculo más grande o exotérico se reunía a su alrededor, al que impartía conocimientos más simples.

Al pasar de Platón a Aristóteles, inmediatamente nos percatamos de un cambio distintivo en los conceptos y métodos filosóficos, y esto es aún más notable debido a nuestra ignorancia sobre el sistema íntegro de Aristóteles. Los escritos que nos han llegado sólo comprenden una cuarta parte de sus obras -todas ellas incompletas- y algunas parecen constituir notas adscritas a ser elaboradas en sus conferencias; a menudo están sin terminar y se muestran abstrusas, altamente técnicas y llenas de repeticiones. De vez en cuando son tan absurdas que estamos obligados a recurrir a la imaginación para proporcionar los enlaces perdidos de sus deducciones. Antes de llegar a nuestros eruditos occidentales, sus obras pasaron por muchas manos para permanecer inmaculadas, pues desde Teofrasto fueron delegadas a Neleo de Escepsis, cuyos herederos los mantuvieron en cuevas subterráneas durante siglo y medio. Posterior a eso sus manuscritos fueron reproducidos y ampliados por Apelicón de Teos quien proporcionó muchos párrafos faltantes, probablemente de sus propias conjeturas. Aunque los árabes conocían las obras de Aristóteles desde el siglo VIII en adelante, el mundo cristiano les prestó poca atención hasta tres centurias más tarde; sin embargo, en el siglo XI la doctrina de este pensador sobre las formas se convirtió en el meollo de la discordia que dividió a los filósofos en dos bandos, que desde ese momento hasta hoy han permanecido antagónicos. Por una parte estaban los "nominalistas", quienes sostenían que los universales son meros nombres de los atributos comunes de cosas y seres; del otro lado se encontraban los "realistas", cuyo pensamiento se parecía escabrosamente a la doctrina platónica de las ideas como realidades independientes.

Parece una gran tragedia en la historia que Aristóteles, habiendo permanecido bajo la influencia de su profesor durante casi veinte años, no pudiera continuar la línea de enseñanza iniciada por Pitágoras y aclarada por Platón, pero Aristóteles no se contentó con ser un "transmisor", en comparación con aquél que no reclamó originalidad para sus ideas, dando el crédito a Sócrates y Pitágoras. El fracaso de Aristóteles en esta dirección puede deberse a que, si bien Pitágoras y Platón eran Iniciados en los Misterios, Aristóteles nunca lo fue y dependió de la especulación lógica para el desarrollo de sus teorías. Esto explica sus muchas divergencias con las enseñanzas de Platón, cuya filosofía se basó en la sabiduría del antiguo Oriente. Según Diógenes Laercio, Aristóteles se apartó de su maestro mientras Platón todavía estaba vivo, por cuanto éste comentaba "Aristóteles me dio de coces, como hacen los potros con las yeguas cuando nacen". Si bien hay evidencia de que Aristóteles nunca perdió su elevada consideración personal hacia Platón, el hecho es que en sus escritos posteriores nunca lo menciona, excepto para refutar sus doctrinas, sosteniendo que el método platónico es fatal para la ciencia.

En cada período de la historia mundial ciertos pensadores formularon la eterna pregunta: "¿Acaso existe, en el Universo o fuera de él, alguna realidad subyacente que sea eterna, inamovible e inmutable?" Los antiguos egipcios creían como enseñó Hermes: “La realidad no está sobre la Tierra, hijo mío. Nada en la Tierra es real; sólo hay apariencias y éstas conforman la ilusión suprema”. En el Oriente aún más antiguo, sólo lo eterno e inmutable se llamaba Realidad, mientras que todo lo sujeto a cambios a través de diferenciación y decadencia era denominado Maya o ilusión.

La tarea de la filosofía es investigar en aquella pregunta tan importante: "¿Qué es real?" A primera vista, la definición de Aristóteles sobre esta actividad parece estar de acuerdo con la de Platón, quien describió la filosofía como la ciencia de la Idea, o disciplina que se ocupa de noúmenos en lugar de fenómenos; Aristóteles la concibió como investigación de la esencia universal sobre lo que es real o efectivo. Platón, el Iniciado, enseñó que existe una Realidad tras las innumerables diferenciaciones del mundo fenoménico, y su alumno sostuvo que hay una serie gradual de realidades, donde cada paso en dicha cadena revela progresivamente esas relaciones universales que lo convierten en objeto de verdadero conocimiento, señalando que al final de esa secuencia se encuentra lo que ya no es relativo, sino absoluto.

Platón enseñó que "más allá de todas las existencias finitas y causas secundarias, y de todas las leyes, ideas y principios, existe una Inteligencia o Mente, el primer principio de todos los principios, la Idea Suprema sobre la que se sostienen todas las demás ideas (...) la sustancia última de la cual todas las cosas derivan su ser y esencia, la Causa primera y eficiente de todo el orden, la armonía y la belleza que impregna el Universo", a lo cual llamó "Mundo de las Ideas".

¿Y qué es realmente esta Inteligencia o Mente Cósmica de la que Platón habló con tanta seguridad? La Teosofía explica que aquélla no es algo que esté fuera del Universo, sino que incluye todas esas inteligencias diversas que se desarrollaron en un período evolutivo previo; por lo tanto, la evolución es el progreso posterior de esas inteligencias. Este desenvolvimiento es resultado de la experiencia consciente que comienza en el nivel más elevado de la materia manifestada y desciende cada vez más en formas concretas hasta que se alcanza lo físico, y luego comienza el ascenso que incluye la experiencia adquirida.

Platón sostenía que esas Ideas, las Formas de las cosas, son autoexistentes y no dependen de los objetos siempre cambiantes de los sentidos. Según él, el noúmeno es la apariencia real, el fenómeno único. Aristóteles escribió extensamente contra esta doctrina de las ideas, afirmando que "no existen universales por encima de los objetos individuales y separados de ellos", rechazando cualquier realidad sustancial a "la unidad que se predica para muchas cosas particulares". También aseveró que los principios universales son reales y constituyen los objetos de nuestra razón, a diferencia de los objetos físicos de la percepción sensorial; sin embargo, los universales son verdaderos sólo como existen en los individuos y dijo que "es aparentemente imposible que cualquiera de los así llamados universales exista como sustancia". Este conflicto entre Platón y Aristóteles sobre el tema de la realidad condujo a controversias y confusiones casi infinitas entre los filósofos posteriores. Aristóteles es de pensamiento platónico a medida que dota a los universales de realidad, y sus comentaristas se han esforzado por interpretarle de acuerdo con predilecciones personales. Un escritor sostiene que "según Aristóteles, el aspecto formal de la universalidad es conferido por la mente, y por tanto lo universal de por sí no existe en las cosas individuales, sino sólo en la mente" (William Turner, History of Philosophy, p. 132). Otro señala que, si bien tanto las Categorías como la Metafísica se basan en el supuesto de la realidad de sustancias individuales, “las Categorías (cap. 5) admiten que las especies y géneros universales pueden llamarse sustancias, mientras que la Metafísica (Z-13) niega que un universal pueda ser una sustancia en absoluto". Sin embargo, Aristóteles está obligado a considerar como "sustancia" la esencia universal de una especie de sustancia, "porque la esencia individual de una sustancia individual es realmente esa sustancia, y se supone que la esencia universal de toda la especie es indivisible, y por ende idéntica a la esencia individual de cualquier individuo de la especie" (Encyclopaedia Britannica, "Aristotle", 11ª edición).

Al asegurar esto, Aristóteles parece invalidar todos sus argumentos contra la existencia de universales independientes de los particulares. Sin duda, tales dificultades en la comprensión sobre el significado real de Aristóteles llevaron a H.P.B. a preguntar sobre el carácter abstruso de sus escritos: "¿Qué sabemos de modo tan seguro acerca de Aristóteles?" (Isis Develada I, 320). A pesar de su exigencia para investigar en los particulares, parece ser que Aristóteles se vio obligado a volver a la visión platónica de los orígenes, y esto se indica por la explicación de Blavatsky respecto a su teoría de Privación, Forma y Materia. Como Lange señala en su History of Materialism, la admisión aristotélica respecto a la realidad de lo universal en las cosas, "en sus pocas consecuencias lógicas -pues a Aristóteles le importaba apresurarse con ellas- conduce a la misma exaltación de lo universal sobre lo particular que encontramos en Platón, porque si alguna vez se admite que la esencia del individuo reside en la especie, la parte más esencial de ésta última debe estar nuevamente en un plano aún más alto, o en otras palabras, el terreno de la especie debe estar en el género, y así sucesivamente" (I, 88). Por tanto y como ha observado Hugh Tredennick, uno de los traductores de Aristóteles, "finalmente lo conducen de regreso al punto de vista que ridiculiza en el platonismo", al tiempo que deja en claro las contradicciones internas de su pensamiento:

“Es enfático al decir que la forma no puede existir en separación de la materia; y sin embargo, la realidad suprema resulta ser una forma pura. Culpa a los platónicos por usar lenguaje metafórico, y no obstante, cuando llega a explicar el último método de causalidad, debe describirlo en términos de amor o deseo. Lo cierto es que el pensamiento de Aristóteles siempre está luchando contra las influencias platónicas, que generalmente emergen triunfantes en sus corolarios finales. Su gran contribución a la filosofía estuvo del lado del método; pero fue Platón, reconocido o no, quien inspiró todo lo mejor en las reflexiones de su gran discípulo" (Metafísica, Introducción, I, xxx).

Las tensiones estructurales en la filosofía de Aristóteles se deben a su intento de someter a análisis crítico -de acuerdo con su propia teoría del conocimiento- los principios e ideas que había aprendido de Platón; sin embargo, Aristóteles se negó a reconocer la cognición suprasensible como fuente del conocimiento, mientras que según su maestro la visión clarividente del alma era el único canal hacia la verdad. Pero este "rebelde peripatético" no tenía esa visión, y así se explica su dependencia de la percepción sensorial y su elevación del mundo físico al estado de realidad. Si bien admitió que el conocimiento debe ser en términos de conceptos o universales -escapando así al caos del mero empirismo-, sostuvo que nos damos cuenta de los universales solo abstrayéndolos de los fenómenos de los sentidos. Por tanto, los principios o universales están en las cosas, ya sea que se consideren como esencias o conceptos. Casi pareciera ser que Aristóteles dedicó su vida a la tarea de demostrar que "él podía señalar el camino hacia la verdad final", sin ser iniciado en los Misterios, y que para hacerlo construyó una teoría del conocimiento que no implica iniciación como prerrequisito para el conocimiento real. Sustituyó el ojo de la sabiduría por el ojo del sentido, y por ello se habla de él como "padre de la ciencia moderna".

Conforme a Platón, la ciencia de todas las ciencias era la dialéctica o doctrina de la idea en sí misma, así como la física estudia las ideas manifestadas en la naturaleza, y la ética se encarga de las ideas aplicadas a la acción humana. La ciencia de las ciencias según Aristóteles era la lógica, la ciencia del análisis, cuyas debilidades forman el tema del libro de Boris Bogoslovsky llamado The Technique of Controversy.

Platón dividió el conocimiento en dos clases, una que trata sobre lo nouménico y la otra del mundo fenoménico. Al primero lo llamó conocimiento real, y al segundo opinión. En ese aserto encontramos una clara reiteración del cuadragésimo noveno aforismo de Patanjali, pues cuando éste habla sobre la Sabiduría, esa forma de conocimiento que está absolutamente libre de errores, añade: “Este tipo de conocimiento difiere de aquél producido por el testimonio y la inferencia; porque, en la búsqueda del conocimiento basado en éstos, la mente tiene que considerar muchos detalles y no está comprometida con el campo general del conocimiento mismo" (Libro I).

Al considerar el conocimiento real como único objeto digno de la atención del verdadero filósofo, Platón partió postulando ciertos principios universales como la base para comprender todos los fenómenos particulares. Aristóteles, en el lado opuesto, comenzó con particulares y procediendo gradualmente a la consideración de axiomas universales, declarando que "nuestro conocimiento del individuo precede a nuestro conocimiento de lo universal".

El método inductivo que Aristóteles estableció en el mundo occidental -aún seguido servilmente por investigadores científicos- se defiende con el supuesto de que "trata las cosas tal como son". De acuerdo con este pensador, el conocimiento adquirido a través de la percepción sensorial, de la que depende todo el aprendizaje, es por lo tanto "más confiable" que cualquier concepto a priori de una realidad ideal.

Ningún estudiante teosófico negaría el valor del razonamiento sobre la base de muchos detalles observados, pero agrega que este valor se pierde cuando el observador ignora el hecho de que el universo fenomenal se halla en un estado constante de cambio. ¿Cómo pueden evaluarse adecuadamente los fenómenos cambiantes, a menos que haya algo inmutable con el que puedan compararse? La filosofía, al igual que la física, debe tener una base en qué sostenerse, como observa el doctor A. Gordon Melvin en su último libro The New Culture:

El aristotélico tiende a ser confiado en exceso; sabe de lo que está hablando, pero no refiere a nada importante. La limitación característica de este tipo de búsqueda es que aprehende poco a poco. Conoce un rincón del mundo, siempre que esa esquina permanezca estacionaria, pero no conoce totalidades ni fundamentos. El velo de la materia es una particularización de la verdad, no su plena realización”.

Una vez admitido que el conocimiento real existe, nuestra siguiente pregunta será: "¿Cómo se puede adquirir?" Aristóteles la respondió declarando que el conocimiento real sólo se puede obtener a través de los sentidos, aunque no desde ellos. La facultad intelectual discierne los principios de las cosas en los objetos sensoriales, y el conocimiento es el producto de esta abstracción. De acuerdo con la línea aristotélica, existen sentidos externos e internos, y la memoria y la imaginación se definen como sentidos internos, como también lo es el "sentido" de la autoconciencia. Éste último, dijo aquél, reside en el corazón y de ese modo no hay lugar en la filosofía de Aristóteles para la doctrina de las ideas innatas. Considerando que no hay nada en la mente que no sea primero una imagen adquirida a través de los sentidos, enseñó que la mente misma es sólo el poder potencial para pensar y todos los objetos de pensamiento son sensuales.

Platón respondió a la inquietud de otra manera, sosteniendo que el nous del ser humano, siendo "generado por el Padre Divino", posee una naturaleza similar y homogénea con la Mente Divina, y por tanto es capaz de contemplar la Realidad. La facultad por la que se percibe Aquélla no es de tipo sensorial, sino una que pertenece al Alma. La Teosofía describe esa capacidad como intuición, mediante la cual un individuo puede mirar directamente sobre las ideas, y en consecuencia la intuición está más allá de la facultad de razonamiento y no depende de ésta. El uso de esa aptitud se adquiere por la forma de concentración descrita por Patanjali en sus Aforismos Yoga. Cuando se perfecciona esta forma de atención, uno puede conocer todas las cualidades inherentes de cualquier objeto, identificarse completamente con lo considerado y experimentar en sí mismo todas las características exhibidas por el objeto. Platón sabía que la mejor manera de despertar esa capacidad es volviendo la mente hacia ideas universales; sólo esos objetos sublimes de pensamiento pueden producir la estabilidad necesaria para la verdadera contemplación.

En muchos casos, la enseñanza de Aristóteles puede considerarse como la versión exotérica de la verdad platónica. Empezando con los mismos principios ontológicos de su mentor, Aristóteles llegó a ciertas conclusiones que a él le parecían seguir necesariamente, aunque resultando en una contradicción con una u otra de las doctrinas de Platón. Helena Blavatsky explica una instancia de este tipo:

“Aristóteles argumentaba que el mundo era eterno y siempre será el mismo, y que una generación de humanos siempre ha producido otra, sin haber tenido alguna vez un comienzo que pueda ser determinado por nuestro intelecto. En esto y en su sentido exotérico, su enseñanza chocó con la de Platón, quien señalaba que 'hubo un tiempo en que la humanidad no se autoperpetuaba'; pero en espíritu ambas doctrinas coincidieron, como Platón agrega en seguida: 'Esto fue seguido por la raza humana terrestre, en la cual la historia primitiva fue olvidada gradualmente y el hombre se hundió cada vez más'; y Aristóteles dice: 'Si ha habido un primer hombre, debe haber nacido sin padre o madre, lo cual es repugnante para la naturaleza; porque no pudo haber existido un primer huevo para dar comienzo a las aves, o debió haber un primer pájaro que diera origen a los huevos, puesto que un pájaro proviene de un huevo'. Lo mismo validaba él para todas las especies, creyendo con Platón que todo -antes que apareciera en la Tierra- tenía primero su ser en el espíritu" (Isis Develada I, 428).

Todo cuerpo natural, según Aristóteles, es creado por los tres principios de privación, forma y materia. La privación, dice H.P.B., "significaba en la mente del gran filósofo lo que los ocultistas llaman los prototipos impresos en la Luz Astral: el plano más bajo y el mundo de Anima Mundi" (La Doctrina Secreta I, 59.) Sin embargo, este atributo no es "considerado en la filosofía aristotélica como un principio en la composición de los cuerpos, sino como una propiedad externa en su producción; porque ésta última es un cambio por el cual la materia pasa de la forma que no tiene a la que asume" (Isis Develada I, 310). En cuanto a la forma, "su filosofía enseña que, además de la materia original, es necesario otro principio para completar la naturaleza trina de cada partícula, y éste es la forma; un ser invisible, pero aún así sustancial en un sentido ontológico de la palabra, y realmente distinto de la materia propiamente dicha" (ibídem I, 312). A esta forma sustancial Aristóteles la llamó alma.

Partiendo con los principios universales, Platón declaró que el alma del hombre se deriva del Alma Universal del Mundo, y de este modo es idéntica en esencia con aquéllo que es una radiación del Absoluto siempre desconocido. Aristóteles, comenzando desde abajo, abordó el tema del alma eliminando una por una las cosas que el alma no es. La conclusión a la que finalmente llegó fue que el alma es la forma del cuerpo; no obstante, esta alma es claramente el principio astral o psíquico, ya que Aristóteles dice en De Anima: “No puede ser que el cuerpo sea la realización o expresión completa del alma; más bien y por el contrario el alma es la realización completa de algún cuerpo" (cabe señalar que el término entelequia, traducido en este caso como "realización completa", ha sido tomado por miembros de la moderna escuela vitalista de biología para representar el principio formativo de vida orgánica). Además de la psique o alma mortal, Aristóteles enseñaba que en el ser humano existe un alma racional, la "razón creativa", y con Platón sostuvo que este Nous era preexistente y eterno, aunque negó que el principio mental llevara consigo el conocimiento adquirido por las experiencias individuales en el pasado, hablando de la metempsicosis como "absurda". Por tanto y con Aristóteles, el elemento inmortal humano parece perder su carácter individual en la muerte del cuerpo.

Las especulaciones cosmológicas de Aristóteles se opusieron en muchos casos a los aleccionamientos de Platón. Éste último, por un lado, estaba bien versado en el sistema heliocéntrico, mientras que Aristóteles adoptó la astronomía de Eudoxo, quien aducía que el mundo es el centro del Universo, y que es redondo y estacionario. Describió la Tierra como circundada por una esfera de aire y otra de fuego, diciendo que los cuerpos celestes están fijos en estos globos.

Al formular su sistema ético, Aristóteles comenzó con la pregunta de Platón: "¿Cuál es el fin de la vida, el mayor bien al que puede aspirar una persona?" Razonando inductivamente, el primero demostró que el objetivo más elevado de un individuo no es simplemente "vivir", porque ese fin lo comparte con toda la naturaleza, y tampoco es "sentir", porque eso es común con los animales. Puesto que el hombre es el único ser en el Universo que posee un alma racional, Aristóteles concluyó que la finalidad humana más egregia es la actividad del alma en conformidad con la razón. Aunque Platón enseñó que cada persona debería concentrarse en la virtud particular que era más necesaria para ella en su propia etapa de evolución, declaró que la justicia es la más sublime de todas las virtudes, ya que es inherente al alma misma. Esa idea es aclarada por el aserto según William Judge de que "todo es alma y espíritu, en constante evolución bajo el imperio de la ley (o Justicia) que es inherente al todo". Aristóteles, por otro lado, enseñó que la mayor virtud es la contemplación intelectual.

De acuerdo con Platón, la verdadera felicidad se encuentra sólo en el desempeño del propio deber, que se determina individualmente por el grado de evolución adquirido, y políticamente por la posición que uno ocupa en el Estado. Aristóteles no estuvo de acuerdo con la opinión platónica de que la felicidad individual debiera ser sacrificada por el bien de la comunidad, y creía que la dicha particular depende no sólo de la virtud, sino también de la riqueza, el placer y la oportunidad de ocio. No aboga por pasar esas horas libres en el cultivo de ningún arte, al considerar que la artesanía artística pertenece al campo del trabajo manual, y que la habilidad profesional en cualquiera de las artes es una vergüenza para el ciudadano libre. La vida ideal, en el punto de vista de Aristóteles, parece ser una que se dedica por completo a la investigación intelectual y la contemplación: la vida de un aristócrata cultivado y reflexivo, alejado del mundo laboral.

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"¡Qué artimaña más vulgar la de tus aristotélicos! Con la persistencia de un perro sabueso, rastrean una idea hasta el borde del 'abismo infranqueable' y luego la acorralan, dejando que los metafísicos tomen el camino, si pueden, o permitan que se pierda" 
(Maestro K.H.).