3 de febrero de 2022

Ovnis: la dimensión psíquica (10 de 10)

David Pratt
Octubre 2002, octubre 2013


Contenidos:

10. Mitología y visitas astrales
11. Conclusión


10. Mitología y visitas astrales

En las diversas tradiciones religiosas, míticas y folclóricas del mundo pueden encontrarse referencias a la interacción humana con dioses, ángeles, demonios, duendes, silfos, hadas, fantasmas, animales monstruosos y otras entidades no terrenas e inmateriales. Se creía que algunos de estos personajes secuestraban personas y las sometían a pruebas estresantes y surrealistas, por cuanto los "alienígenas" parecen formar parte de este espectro de seres paranormales.

Fig. 10.1. Pintura antigua de una mujer secuestrada por un sátiro mítico (cortesía de Keven Randle) (1).

Ciertos escritores materialistas han argumentado que los "dioses" de la antigüedad eran realmente "astronautas anacrónicos", pero si bien existen varias narraciones en escritos religiosos que podrían ser interpretarse como "encuentros con ovnis", éstos no tienen por qué ser necesariamente extraterrestres. Alrededor del 850 a. de C., en las orillas del río Jordán apareció "un carro de fuego con caballos ardientes" y el profeta bíblico Elías "subió al cielo en un torbellino" (2 Reyes, 2:11). El Libro de Ezequiel se abre con la descripción de cómo, en torno al 593 a. de C. y a orillas del río caldeo de Quebar aquél presenció "una tormenta de viento que venía del norte, una inmensa nube con rayos intermitentes y rodeada por luz brillante". En el fuego divisó lo que parecían "cuatro seres vivientes" y cada uno de forma humana, pero con cuatro alas y cuatro caras (de hombre, león, buey y águila). En medio de las criaturas había algo similar a "carbones ardientes" y junto a los seres reparó en cuatro redondelas en el suelo, donde cada una era "una rueda intersectada con otra", y por sobre las entidades vio "lo que asemejaba una bóveda reluciente como el cristal". En la parte superior de ésta se situó lo que a su criterio era un "trono", encima del cual se sentaba una forma humana rodeada de resplandor; Ezequiel entonces cayó de bruces ante "la gloria del Señor" y luego escuchó una voz que le hablaba.

Posteriormente este personaje tuvo varias experiencias similares, y describe cómo el "espíritu" le levantó para llevarlo a otros lugares. Hoy algunas personas creen que Ezequiel se topó con "un vehículo espacial pilotado por extraterrestres", mientras que otros consideran que tuvo una visión; así, a la luz de los EC modernos este acontecimiento podría haber sido parte físico y parte visionario.


Fig. 10.2. Arriba: la visión de Ezequiel en una pintura de Rafael (1518). Debajo: la "nave espacial" descrita por el profeta tal como la interpretó el ingeniero Josef Blumrich (1974) (2).

La literatura védica contiene muchos relatos de encuentros entre humanos y otras razas humanoides, incluyendo cruzamientos y raptos. En ocasiones los seres son benévolos o maléficos y a menudo vienen de otros mundos. También hacen referencias a ciudades voladoras, carros aéreos tirados por caballos y diversos tipos de naves análogas, algunas de las cuales podían desaparecer repentinamente (3).

Por supuesto, es importante tener en consideración que al evaluar las historias religiosas y mitológicas no todo está destinado a ser tomado literalmente, pues las narrativas pueden combinar descripciones de acontecimientos reales con alegorías, simbolismos y fantasía pura; de esta forma, algunos encuentros genuinos con seres inusuales y manifestaciones "foráneas" pueden tener lugar en el plano físico y otros en el nivel mental.

Como ya se ha descrito, la hipótesis extraterrestre es de poca utilidad en la explicación de estos advenimientos, ya que no tiene en cuenta la variedad de apariencias y comportamiento a menudo extraños y paranormales de los "visitantes" en cuestión. Esencialmente, el fenómeno ovni moderno tiene visos de constituir una versión tipo "era espacial" para el vínculo de larga data entre nosotros y los habitantes del mundo psíquico. Como dice Jacques Vallée, parece que estamos siendo confrontados con la reaparición de una corriente oculta y coloreada con "nuestros nuevos sesgos humanos, nuestra preocupación por la ciencia y el anhelo por una tierra prometida en otros planetas" (4).

Los testigos interpretan sus vivencias con fenómenos de otro mundo en función de sus preconcepciones culturales y personales. Por ejemplo, un hombre africano vio figuras con trajes plateados y una bola de luz roja, y pensó que podrían ser espíritus de sus antepasados (5). Los hawaianos señalan haber observado ovnis durante mil años, en muchos colores y formas incluyendo esferas de fuego, conos y discos, llamándolos akualele o "espíritus voladores" (6). Durante los períodos de avistamientos ovni en otras partes al suroeste de Estados Unidos, los indios hopi divisaron estrellas azules o kachinas ("espíritus") en el aire nocturno por encima de las altiplanicies (7).

En Occidente, con su imaginería ubicua de ciencia ficción, muchas personas que experimentan luminosidades raras o piensan haber visto seres extraños asumen de forma automática que atestiguaron un suceso extraterrestre, y quienes buscan ayuda en los ufólogos creen que esos hechos pueden explicarse por visitaciones alienígenas. Sin embargo, otros individuos pueden creer que han logrado una unidad con lo Divino, hicieron contacto con sus yoes/seres superiores, recibido revelaciones internas o alternativamente se toparon con entidades demoníacas (8). Ciertos fundamentalistas cristianos ven a los ovnis como "diabólicos", mientras otros sospechan que podría tratarse de ángeles, pero si consideramos toda la evidencia puede verse que en ocasiones actúan como unos u otros, ¡e incluyendo todas las variantes intermedias!

En la Edad Media hubo numerosos informes de posesión diabólica y proezas sexuales con demonios masculinos y femeninos (íncubos y súcubos). Comenzando en 1230 con el establecimiento de la Inquisición, las historias de ese tipo y la brujería causaban miseria y muerte a muchos miles de personas durante los próximos cientos de años. El trabajo del siglo XV Malleus Maleficarum ("El martillo de la bruja") fijó varios criterios sobre la posesión que tienen un parecido sorprendente con las descripciones modernas sobre "abducción extraterrestre". Según se dice, las personas poseídas por demonios eran capaces de levitar, comunicarse telepáticamente, tener conocimiento de eventos futuros y capacidades intelectuales mejoradas. Sobre las brujas se afirmaba que podían pasar a través de puertas y paredes sólidas, volar, robar y comer bebés, disfrazarse adoptando formas de otros seres y que participaban en orgías sexuales (9). De este modo, han existido temas similares tanto entonces como ahora, y en lugar de ser invenciones puramente imaginativas podrían derivar en parte de experiencias físicas o astrales genuinas.

El "examen médico" a que con frecuencia las víctimas de rapto afirman haber sido subyugadas es una reminiscencia de cuentos medievales referentes a encuentros con demonios. Betty Hill fue la primera secuestrada en tiempos modernos que informó de una larga aguja insertada en su ombligo y le causó dolor; sin embargo, es interesante observar que en un calendario francés del siglo XV que muestra torturas infligidas por demonios en sus rehenes, dichas criaturas se representan perforando los abdómenes de las víctimas con agujas largas (10). 

Fig. 10.3. Representación del siglo XV de demonios que infligen torturas, tomado del Kalendrier des Bergiers (cortesía de Jacques Vallée) (11).

En algunas ocasiones sacerdotes y monjas afirmaban que eran seducidos por súcubos e íncubos respectivamente, y a pesar de que a menudo despertaban sólo después que las criaturas se habían ido, las eyaculaciones nocturnas eran vistas como "evidencia física" de que los "seres de oscuridad" recogían esperma para propósitos de cruzamiento. Hubo religiosas que reclamaban ser ultrajadas durante la noche por íncubos y les inyectaban el esperma recogido por esos diablos. Una vez que estos relatos se hicieron populares, muchos ciudadanos empezaron a tener padecimientos similares y ciertos eventos ocurrían en un orden específico. A medida que pasaba el tiempo, el acto de tener sexo con demonios llegó a ser visto como señal definitiva de brujería. Las mujeres que informaban de dicha experiencia eran arrestadas y sus cuerpos inspeccionados en busca de cualquier cicatriz o marcas que indicasen la presencia de amantes demoníacos; posteriormente algunas de las víctimas eran ejecutadas (12). 

Fig. 10.4. Íncubo sentado en el pecho de una víctima durmiente (cortesía de Kevin Randle) (13).

¡Claramente, las emisiones nocturnas por sí sólas no equivalen a evidencia de relaciones sexuales con demonios! En algunos casos, las anécdotas referentes a íncubos y súcubos pueden haber sido racionalizaciones de impulsos generativos prohibidos y ocasionados por celibato obligatorio, pero esto no explica todo. Muchos países tienen tradiciones de asaltos similares, a veces llamados "ataques de harpía", que se caracterizan por parálisis y la sensación de que "alguien" ejerce presión sobre la persona que duerme. En nuestros días estas eventualidades son atribuidas simplemente a la "parálisis del sueño", pero dar una "etiqueta de implicación científica" a un fenómeno no es lo mismo que explicarlo. Es posible que durante la transición entre vigilia y sueño la gente sea más susceptible a recibir impresiones del ser interior u otras entidades astrales, ya sean de índole benéfica o perjudicial. Algunas reseñas sobre ataques "demoníacos" pasados y presentes sugieren la elevada factibilidad de interacciones sexuales con entidades etéreas, y a veces dichos seres pueden asumir una forma visible o concreta.

Las "materializaciones de muertos" se divulgaron durante el auge del espiritismo en el siglo XIX, como también el contacto sexual espóradico con dichas presencias. H.P. Blavatsky aceptó que esto realmente sucedía cuando escribió: "Si hay 'espíritus’ capaces de beber té y vino, comer manzanas y pasteles, o besar y tocar visitantes en sesiones espiritistas, todos ellos hechos probados -así como la existencia de esos mismos invitados-, entonces ¿por qué no deberían esos mismos espíritus realizar también deberes matrimoniales?" Añadió que existe una "conexión espantosa" entre los maridos y esposas "espirituales" de médiums y los faunos, sátiros, íncubos, súcubos, sílfides, ninfas y "elementarios" reseñados por místicos medievales y cabalistas (14).

De acuerdo con Blavatsky y sus Maestros-Adeptos, los súcubos e íncubos eran a menudo cuerpos o coberturas astrales de individuos desencarnados, pero no tenían nada que ver con el alma humana más elevada (15). En particular, las almas astrales de personas con una naturaleza particularmente lujuriosa y maléfica (conocidas como "elementarios") pueden estar conscientes luego de morir, especialmente si sus vidas terminaron de modo abrupto, y al estar desprovistas en gran medida de razón, siguen sus instintos animales y tratan de aferrarse a la vida material vampirizando a los vivos. Tales "demonios" pueden llegar a hacerse concretos y visibles al atraer materia de la atmósfera circundante, desde el cuerpo de la víctima si ésta es un médium, o de cualquier otro individuo en que hay poca cohesión de elementos inferiores, posiblemente como resultado de enfermedades. También los atacantes etéreos son susceptibles de generarse por la propia imaginación intensa de la víctima, o pueden ser hechiceros o magos negros con el poder de proyectar sus formas astrales (16).

Franz Hartmann relata una instancia en que un joven se suicidó luego que una mujer casada rechazara sus apasionadas propuestas. Luego de fallecer, su forma astral se sintió atraído por ella, y como ésta tenía temperamento mediúmnico encontró las condiciones necesarias para materializarse parcialmente. La mujer necesitó realizar un esfuerzo largo y persistente, incluido un curso de tratamiento, para que finalmente lograra deshacerse del íncubo (17). Evans Wentz oyó hablar sobre el caso de un hombre que estaba enamorado de un "hada" que lo visitaba todas las noches. Finalmente se cansó tanto que empezó a temerle y para escapar de ella emigró a Estados Unidos, pero la aparición continuó acosándolo (18).

Durante el verano de 1975 una madre soltera que vivía con sus cuatro hijos en un hogar destartalado informó sobre un flagelo de manifestaciones fantasmales; varias de ellas involucraban una aparición semisólida de 1,8 mts. en altura. La madre y su hijo mayor también dijeron haber divisado dos figuras materiales y oscuras con "cara oriental" en el dormitorio, a veces luchando entre sí. Además, la mujer afirmó que en varias ocasiones fue agredida sexualmente por tres seres semivisibles que dejaron grandes moretones en su cuerpo (19).

Mucho antes que aparecieran en escena las "naves espaciales metálicas" y sus ocupantes, los pequeños y etéreos seres humanoides ya estaban consagrados en el folclore y la mitología; en efecto, tales criaturas son casi universales y entre las más conocidas se encuentran diversos tipos de hadas. Jacques Vallée señala que la mayoría de las entidades encontradas en los primeros avistamientos ovni durante el pasado medio siglo se clasifican en dos grupos principales: (a) individuos peludos, pequeños y oscuros con ojos reducidos y brillantes, de voz grave, escabrosa y profunda que se asemejan a los enanos de la Edad Media; y (b) entidades de complexión humana, cabezas de gran tamaño y voces argénteas similares a los silfos medievales o duendes en la tradición de hadas (20), y estos tipos en gran parte ya han sido reemplazados por los grises de amplia publicidad.

Pese a que las hadas son concebidas generalmente como criaturas pequeñas, algunas fueron descritas tan altas como nosotros o incluso más, y se dijo que otras tenían formas humanas hermosas o feas. En Irlanda también eran conocidas como "buenas personas" o "gente pequeña" a quienes frecuentemente se les ve jugar, bailar, cantar, hacer música, levitar o volar y participar en batallas, cacerías y recolección de alimentos. Hay historias que las muestran en actividades como el robo o pidiendo cosas prestadas de humanos -especialmente comida-, ayuda con tareas domésticas, negocio de productos, engaños o ataques a viajeros, y la protección o el develado de tesoros. Al igual que en algunos encuentros con "extraterrestres" modernos, en ocasiones se vislumbran hadas sacando agua de arroyos y pozos en cubetas; también hay relatos en que amenazan, pellizcan, golpean, paralizan, ciegan e incluso matan a los testigos, e igualmente colocan a humanos en trance, juegan bromas y luego escapan, se montan a una nube o simplemente desaparecen. En relación con esta clase de incidentes a ratos se informaba de huellas como pruebas físicas.

Es imposible decir con certeza en qué medida una historia de hadas es hecho o ficción, o implicó una experiencia corpórea, psíquica o mental. Curiosamente, la palabra "hada" [fairy] proviene de fai-erie, lo que designa un estado de encantamiento. Estas entidades generalmente fueron consideradas como espíritus no-humanos de la naturaleza (elementales), o "almas" de los muertos (cascarones astrales en descomposición o cadáveres de personas desencarnadas, en lugar de verdaderas almas). En ocasiones se las tenía como seres angélicos y desterrados del cielo y se les atribuían cuerpos etéreos que normalmente eran invisibles, aunque sí detectables por los videntes.

Según se afirma, las hadas habitan bajo tierra (por ejemplo, colinas huecas), en el mar, el cielo o un mundo invisible donde el tiempo transcurría a una velocidad diferente. Se las retrata como traviesas, caprichosas y a veces irritables, pero no malas; igualmente se pensaba que podían cambiar de forma a su antojo o según la mente que las distinguía, como también aparecer o desaparecer en forma repentina. Al igual que los "alienígenas" modernos, a menudo trabajaban durante la noche y solían mostrar gran interés en materia reproductiva, pues supuestamente seducían a humanos y daban a luz a sus retoños. Hay numerosos relatos atañentes a secuestros por hadas y los "rehenes" afirmaron ser llevados a los palacios subterráneos de aquéllas; inclusive ciertos hombres regresaron narrando extrañas circunstancias en que fueros forzados a aparearse con la reina de las hadas. Éstas también raptaban a mujeres, especialmente embarazadas o madres jóvenes, y robaban niños sanos, a veces sustituyéndolos con hijos propios en un acto conocido como "intercambio" [changeling]. Cabe destacar que esta creencia se encuentra no sólo en Europa, sino también en China y el Pacífico americano.

Parece poco probable que las hadas literalmente se cruzaran con humanos o conmutasen su progenie con la de nosotros. Durante su estudio de primera mano referente a tradiciones de hadas a principios del siglo XX, a Evans Wentz se le mostraron varias de dichas "alternaciones" contemporáneas y concluyó que muchas "permutas" fueron llamadas así por el sólo hecho de alguna deformidad física, o debido a ciertas características mentales patógenas o inusuales susceptibles de interpretación racional y común, pero que otros casos donde hubo cambio de personalidad a menudo se explicaban mejor por posesiones (21).

Las historias sobre manifestaciones de pequeñas criaturas parecidas a humanas -a veces asociadas con ovnis- se encuentran hoy entre diversas culturas. Por ejemplo, los indios tzeltales de México tienen leyendas acerca de humanoides negros, peludos y con un metro de altura llamados ikales que viven en cuevas y a quienes los nativos encuentran con frecuencia ("ikal" significa "negro" en tzeltal, y "espíritu" en lengua maya). Estos seres ocasionalmente se asocian con luces extrañas en el cielo y se cree que dichas criaturas vuelan, atacan a gente y en informes modernos llevan una especie de "cohete" a su espalda y secuestran indios; de vez en cuando ha habido testigos paralizados cuando dan de casualidad con ikales (22).

En junio de 1982 una niña malaya de 12 años iba al río a lavar ropa al momento de encontrarse con un extraño ente femenino y de su propio tamaño que le invitó a visitar otra región. La chica no sintió miedo y se vio luego en un hermoso lugar donde el tiempo "parecía pasar a toda prisa". Sus familiares la buscaban desesperadamente en la zona todo el tiempo, y dos días más tarde la ubicaron tendida e inconsciente. En la tradición de Malasia e Indonesia la extraña "mujer" se asigna a un grupo de seres llamados bunians que son conocidos por raptar gente, especialmente niños, y no están asociadas con ovnis ni exámenes médicos alienígenas (23).

En la antigüedad las hadas eran conocidas por sus travesuras y
prácticamente todas las culturas de antaño tenían leyendas sobre una figura birladora. Una variante es el "chupavísceras" de Filipinas
[costado derecho] que vuela de noche y extrae órganos, fluidos corporales y fetos de sus víctimas por medio de su lengua larga, delgada y cortante como navaja (se ha sabido también sobre sustracciones fetales en algunos casos modernos referentes a mutilaciones de ganado). En el folklore indio americano el "burlador" es una entidad esencialmente desprovista de forma y por lo general llamado "Coyote", "Cuervo" o "Conejo" que desempeña todo tipo de trucos en humanos y otros animales. Con frecuencia se lo asocia con mutilaciones en personas y otras especies pues decapita, eviscera y desuella a sus víctimas; incluso se le describe extrayendo anos de animales, una característica general en los informes de hatos ganaderos desmembrados (24).

Durante el siglo XVI se supo de instancias relativas a supuestos raptos por injerencias sobrenaturales. El 15 de noviembre de 1572 Hans Buchmann, un agricultor de 50 años y originario de Römerswil (Suiza), regresaba a su casa de un pueblo cercano. Al caminar por el bosque oyó un ruido extraño similar a música y desenvainó su espada dando mandobles a su alrededor. Se sintió levantado en el aire, perdió el conocimiento y dos semanas después se encontró en Milán (Italia) sin tener idea de cómo había llegado hasta allí. Estaba desorientado y perplejo, se sentía débil por inanición y falta de bebida, y su cara y cabeza se sentían dolorosas e hinchadas. No conocía la ciudad ni hablaba el idioma, pero encontró a un guardia de origen alemán que se apiadó de él. Finalmente regresó a su casa el 2 de febrero de 1573; no tenía un sólo pelo en la cabeza, cara o barbilla, y su rostro estaba tan abultado que su esposa e hijos apenas lo reconocieron. Uno de sus amigos estaba seguro de que fue secuestrado por hadas, ya que sabía de varios casos análogos (25).

En la época contemporánea también se dan contextos de abducciones atípicas. Hacia enero de 1978, en la localidad brasileña de Curitiba una madre llevó a su pequeño hijo Cristovão hasta el ascensor de su edificio para que bajase a jugar, y en este aparato dieron con un hombre extraño que sonrió al niño. Cuando veía que su hijo no regresaba a casa, la madre preguntó al conserje y le dijo que no lo había visto salir del elevador. Pasaron el resto de la noche buscándolo, sin resultados positivos, y al mismo tiempo se producían acontecimientos extraños en el apartamento como ciertos objetos que se movían solos y una sonoridad semejante a un pitido. A la mañana siguiente un trabajador de una planta de energía local descubrió a Cristovão durmiendo en el pasto y emitía un olor muy fuerte. El niño dijo haber abordado un "cohete" que lo llevó a una "luna amarilla" y luego a otra luna aún más grande donde conoció a un hombre y una mujer que parecían no tener boca. Se le insertaron algunos objetos en la cabeza y le dieron arroz y pescado para comer y una bebida gaseosa de color rojizo. Cristovão también vio otros niños allí y posteriormente lo pusieron en una cama pequeña, cubierta con una manta y le dejaron dormir. Asimismo contó a su madre que ellos volverían por él en el futuro, y ésta descubrió algunas marcas en la piel del chico que no había visto antes. Cristovão siguió señalando a la región del cielo donde había aparecido la "luna amarilla" y los extraños sucesos paranormales alrededor de la casa continuaron durante un tiempo y luego cesaron (26).

Keith Thompson escribe: "Dada la riqueza temática y versátil de la epopeya ovni, no debiéramos sorprendernos al encontrar que el continuo de encuentros con 'foráneos' se extiende desde los relatos edificantes por contactados en un extremo, hasta aterradoras crónicas de secuestro en el otro" (27). Los contactados son una especie de "profetas modernos"; algunos de ellos tenían reuniones cara a cara con seres benignos en un lugar remoto -a veces incluso en el desierto- y al tiempo que se cernía un platillo en las inmediaciones, mientras que otros recibieron mensajes telepáticamente. Las comunicaciones tienden a mostrar un elevado contenido ético y anticipatorio, con apelaciones para que los humanos cambiasen su conducta antes del apocalipsis. Surgieron muchos de estos "embajadores" con habilidades psíquicas y conciencia espiritual intensificadas sólo para enfrentar acosos, burlas y desprecio de los "no creyentes". Algunos de los más famosos contactados en la década de 1950 terminaron sintiéndose traicionados por los "hermanos del espacio" cuando sus profecías no se cumplieron.

Varios contactados fundaron cultos luego de sus encuentros; del mismo modo, Joseph Smith estableció la iglesia mormona durante el siglo XIX en virtud de visiones angelicales. Aseguraba haber presenciado una columna de luz muy brillante por encima de su cabeza que descendió sobre él y acto seguido divisó a dos personajes "cuyo fulgor y gloria desafían todas las descripciones" que estaban de pie en el aire y encima de Smith; fue así que entonces uno de ellos le habló (28). En el siglo VI d. de C. un hombre árabe llamado Mahoma tuvo una visión del arcángel Gabriel "en la figura de un hombre, de pie en el cielo y sobre el horizonte"; se le ordenó asumir el rol de profeta y durante varios años periódicamente experimentaba trance para dictar mensajes, que más tarde fueron compilados para formar el Corán (29). En 1347 a. de C. el faraón egipcio Akenatón (Amenofis IV) paseaba a orillas del Nilo una mañana de verano, y al levantar la vista divisó un ítem plano y circular que descendía del cielo. Oyó "la voz del disco solar" diciéndole que construyese una nueva capital llamada Akhetatón ("horizonte del disco solar"), y de esta forma cumplió con la orden y también fundó una nueva religión basada en el culto al Sol (30).

Keith Thompson comenta: "Tal y como los encuentros de contactados son abundantes en matices proféticos e imágenes de ascenso a mundos en el espacio, las experiencias abductivas cuentan con ecos estremecedores de viajes mitológicos hacia el inframundo, el reino de los muertos y desposeídos, las regiones infernales del alma colectiva" (31). Los raptados hablan de ser recluidos en lugares que suelen designar como fríos, húmedos, opresivos y débilmente iluminados. El "platillo" aterrizado se convierte en un escenario de tormentos inframundanos tradicionales, o una "prisión de sufrimiento" infligido por demonios prístinos. Tanto contactados como abducidos a menudo sostienen que la experiencia les transformó en el contexto de un rito de paso cósmico, y mientras que los "hermanos del espacio" con sus gallardas formas humanas son similares a los ángeles de luz, los siniestros "hombres de negro" corresponden a emisarios de oscuridad.

Parece ser que las energías elementales y psíquicas del mundo astral pueden manifestarse en todo tipo de formas que emulan rasgos morales humanos y van desde benignos a brutales. En la tradición teosófica se dice que el mundo (o luz) astral comprende varias esferas de materia cada vez más etérea y plástica que rodean e interpenetran la Tierra física. Sus partes más elevadas se funden en los reinos akáshicos o espirituales, y de esta forma la luz astral ocasionalmente es llamada "galería de imágenes de la Naturaleza", ya que contiene un registro de todo lo que ha sucedido en el ciclo evolutivo presente y los periodos anteriores del planeta. Puesto que almacena pensamientos, emociones y acciones de todas las cualidades imaginables, comprende todo desde el "inconsciente" hasta el superconsciente colectivos.

Entre otros "inquilinos", el mundo astral está poblado por toda clase de criaturas metamorfoseantes, conocidas por los términos genéricos de "elementales" y "fuerzas/espíritus de la Naturaleza". Los místicos y alquimistas medievales los categorizaron en cuatro grupos, según el elemento que habitaban: gnomos (tierra), ondinas (agua), silfos (aire) y salamandras (fuego). [Hay autores que] distinguen tres reinos de elementales bajo el grado mineral; esto significa que los centros de consciencia (o mónadas) que se manifiestan como elementales están en las primeras fases de su crecimiento evolutivo, y todavía tienen que realizar un recorrido por otros departamentos de la Naturaleza, esto es, mineral, vegetal, animal, humano y otros tres superhumanos o dhyani-chohánicos. Desde otro punto de vista existirían siete reinos de elementales, como también criaturas de este tipo asociadas con cada subplano (o elemento cósmico) con características etéricas o espirituales de varios grados.

Los elementales son agentes semiautomáticos, cuasi-conscientes y constituyen los bloques de construcción en la Naturaleza, y están implicados en todo cuanto sucede en el plano terrenal ya que cada átomo físico está animado por un elemental. Mientras algunos elementales son de tamaño atómico, otros son gigantescos, cada uno con capacidades distintas. Aunque estos componentes no están conscientes de sí mismos y no tienen libre albedrío, los asociados con subplanos superiores pueden mostrar cierto grado de inteligencia. La vasta mayoría de elementales no tiene forma propia permanente y pueden cambiarla con gran rapidez, adoptando así apariencias (y también vestimentas) que reflejan las imágenes y maneras de pensamiento existentes en su entorno, incluyendo las mentes humanas. Los elementales superiores pueden asumir la forma de animales vivos o extintos, y aquéllos en el plano mental tienden a adquirir una silueta más o menos humana. Se dice que algunos elementales son hostiles hacia los humanos y otros amigables, siendo los seres de aire los más peligrosos debido a su estrecha conexión con el cuerpo del deseo en la constitución humana.

Otros entes que habitan los ámbitos astrales son humanos que han conseguido un alto grado de poder oculto y tienen la facultad de vivir u operar conscientemente en el mundo astral luego de dejar atrás su cuerpo físico, ya sea de manera temporal o permanente. Estos pueden ser humanos de naturaleza mahátmica o sus contrapartes malignas como hechiceros, magos negros o "hermanos de las sombras". Las entidades superhumanas asociadas con los tres reinos superiores de la Naturaleza habitan en el alto astral o los ámbitos akásicos de mayor rango.

Algunas manifestaciones concretas de entidades etéricas pueden ser espontáneas e instintivas, mientras que otras podrían producirse por inteligencias superiores que poseen las competencias necesarias. La Tierra también está sujeta a influencias de otros planetas y sistemas solares y en ocasiones algunos de ellos quizá participen en manifestaciones ovni, aunque sólo un adepto avanzado podría hablar con certeza sobre estos asuntos.

En consecuencia, los alienígenas y objetos no identificados semejan formar parte de un amplio espectro de fenómenos supranormales que se entrometen en nuestra propia realidad desde el plano astral o "zona de penumbras". Las materializaciones de "espíritus" eran comunes en las sesiones mediúmnicas a fines de los siglos XIX y XX (33), y durante estas ocurrencias el canal y otros asistentes eran "vampirizados" en cierta medida por entidades astrales, quienes a partir de la constitución corporal en aquéllos y agotando su vitalidad extraen los elementos necesarios para materializarse. En los encuentros con extraterrestres también las presencias sobrenaturales menos desarrolladas -ya sea que se manifiesten físicamente o no- pueden alimentarse de las emanaciones de testigos, incluyendo emociones intensas de miedo y dolor, especialmente si las personas implicadas tienen marcados rasgos mediúmnicos.

Ciertas áreas parecen atraer una cantidad desproporcionada de actividad ovni, y durante los períodos más intensos de este tipo se constata un aumento de otros hechos anómalos en las mismas áreas, a veces presenciados por iguales testigos; por ejemplo, precipitación de sustancias aéreas extrañas, avistamientos de monstruos, apariciones y actividad poltergeist. En tales sectores las condiciones geomagnéticas y electromagnéticas pueden ser más conducentes a manifestaciones astrales. Es significativo que ocurren más avistamientos ovni en fases de fuerte actividad magnética y en localidades caracterizadas por perturbaciones o anomalías relacionadas. Muchos avistajes también se producen en torno a embalses, lagos y ríos, pues el agua es una forma concentrada de energía etérica, sin descartar que haya más factores en funcionamiento que posibiliten o dificulten las "visitas astrales" a intervalos periódicos.


Referencias

1. Kevin D. Randle, Russ Estes y William P. Cone, The Abduction Enigma: The truth behind the mass alien abductions of the late twentieth century, New York: Forge, 1999, lámina 3.

2. Josef F. Blumrich, The Spaceships of Ezekiel, London: Corgi, 1974, p. 14.
3. Richard L. Thompson, Alien Identities: Ancient insights into modern UFO phenomena, Alachua, FL: Govardhan Hill Publishing, 2da ed., 1995, p. 199-241.

4. Jacques Vallée, Dimensions: A casebook of alien contact, New York: Ballantine Books, 1989, p. 63.

5. John Spencer, Gifts of the Gods? Are UFOs alien visitors or psychic phenomena?, London: Virgin, 1994, p. 119.

6. M.K. Jessup, The Case for the UFO, New York: Citadel Press, 1955, p. 176.
7. Richard Grossinger, The Night Sky: The science and anthropology of the stars and planets, Los Angeles, CA: Jeremy P. Tarcher, 1988, p. 375.

8. Gifts of the Gods?, p. 95-6.
9. The Abduction Enigma, p. 107.
10. Dimensions, p. 107.
11. Jacques Vallée, Passport to Magonia: On UFOs, folklore, and parallel worlds, Chicago, IL: Contemporary Books, 1993 (1969), lámina 2.

12. The Abduction Enigma, p. 107-9.
13. Ibídem, lámina 2.
14. H.P. Blavatsky, "Thoughts on the Elementals", Lucifer, mayo de 1890; también "Miscellaneous Notes", Lucifer, octubre de 1888.

15. H.P. Blavatsky Theosophical Articles, vol. 2, p. 169-70, pie de página: A.T. Barker (comp.), Cartas Mahatma a A.P. Sinnett, TUP, 2da ed., 1975, p. 109-10/Wheaton, IL: Theosophical Publishing House (TPH), ed. cron., 1993, p. 198.

16. Franz Hartmann, The Life of Paracelsus and the Substance of his Teachings, San Diego, CA: Wizards Bookshelf, 1985 (1887), p. 29, 35, 40, 89-92; Franz Hartmann, Magic White & Black or The Science of Finite and Infinite Life, Bellaire, OH: Tat Foundation, 4ta ed., 1980 (1886), p. 196.

17. The Life of Paracelsus, p. 87-8, nota a pie de página.
18. W.Y. Evans Wentz, The Fairy-Faith in Celtic Countries, Gerrards Cross, Buckinghamshire: Colin Smythe, 1999 (1911), p. 112-3.

19. Hilary Evans y Patrick Huyghe, The Field Guide to Ghosts and Other Apparitions, New York: Quill, 2000, p. 52.

20. Dimensions, p. 147.
21. The Fairy-Faith in Celtic Countries, p. 244-53, 491.
22. Dimensions, p. 73-4.
23. Alien Identities, p. 287; Wonders in the Sky, p. 290-1.
24. Dennis Stillings, "Myth, mutes, and more", The Anomalist, n° 2, 1995, p. 80-6.
25. Jacques Vallée y Chris Aubeck, Wonders in the Sky: Unexplained aerial objects from antiquity to modern times and their impact on human culture, history, and beliefs, New York: Jeremy P. Tarcher/Penguin, 2009, p. 168-9.

26. Albert Rosales, "The strangest of the strange", The Anomalist, n° 12, 2006, p. 145-59.

27. Keith Thompson, Angels and Aliens: UFOs and the mythic imagination, Reading, MA: Addison Wesley, 1991, p. 147.

28. Ibídem, p. 70, 145; Wonders in the Sky, p. 447-9.
29. Alien Identities, p. 301.
30. Wonders in the Sky, p. 29-30.
31. Angels and Aliens, p. 146.
33. Véase "Visitantes paranormales".


11. Conclusión

Los avistajes de objetos voladores no identificados y encuentros con alienígenas no constituyen un fenómeno completamente nuevo que comenzó a mediados del siglo XX, sino que son parte de un espectro de sucesos equivalentes que han tenido lugar desde tiempos inmemoriales.

La mayoría de los ovnis está conformada por formas lumínicas inexplicables que a menudo parecen comportarse como entidades vivas y conscientes. Probablemente una buena parte de ellas surge a nuestra visibilidad desde ámbitos etéricos que interpenetran nuestro mundo físico y son capaces de cambiar su apariencia, tamaño y densidad.

También existen avistamientos de artilugios aparentemente estructurados que a ratos se comportan como objetos sólidos, e igualmente son capaces de aparecer, desvanecerse y cambiar de aspecto en modo abrupto. No puede descartarse la posibilidad de que extraterrestres genuinos y desarrollados en otros planetas físicos e incluso intangibles estén visitando la Tierra; sin embargo, la increíble diversidad de entidades y su comportamiento extraño y excéntrico sugieren que varias de ellas aluden a manifestaciones pasajeras de seres elementales y metamorfoseantes, moldeadas por imágenes en la atmósfera de pensamiento terrícola. Además, sus "naves" pueden tratarse de apariciones temporales según el modelo de imaginería astral en lugar de ser el producto de una tecnología evolucionada en algún otro planeta.

Si bien algunos particulares reportan encuentros anormales con "seres foráneos", otros cuentan sobre eventos con todo tipo de monstruos u otros personajes religiosos, míticos y legendarios, algunos de los cuales se ven en conjunto con luces brillantes o "aparatos aéreos". Nadie podría afirmar con total certeza que todas estas entidades provienen de otros planetas; en efecto, la mayoría de ufólogos prefiere ignorar esos relatos y sus paralelismos con encuentros ovni para seguir propagando el mito moderno de las visitas extraterrestres en la era espacial.

Mientras que con frecuencia los ECs incluyen fenómenos físicos delimitados, otros aspectos son más parecidos a experiencias visionarias. Muchos informes de abducciones al menos en parte parecen estar generados por hipnosis y desde luego distorsionados por esa técnica, pero no hay duda de que muchas personas han tenido verdaderas experiencias estrambóticas en que alcanzan niveles alterados de conciencia y tienen visiones que incorporan estereotipos de temas e imágenes arquetípicos, extraídos de la psique colectiva y modificados por obsesiones culturales contemporáneas y prejuicios individuales.

El fenómeno ovni involucra elementos que son a la vez racionales y absurdos, amables y hostiles. No hay ninguna razón para pensar que exista una sóla inteligencia o conciencia tras bambalinas. Es una aglomeración de múltiples aspectos, desde manifestaciones espontáneas de formas bióticas elementales y lúdicas, a eventualidades orquestadas por inteligencias invisibles y no necesariamente bienintencionadas. Estamos en presencia de proyecciones originadas en la mente multicapa de Gea, de la cual nuestra propia mente es una faceta, por cuanto la explicación a los encuentros ovni parece residir no tanto en las estrellas, sino más bien en nosotros mismos.

Aunque como humanos comunes no podemos predecir cuándo, dónde o a quién se manifestará el siguiente objeto no identificado o criatura foránea, no hay nada accidental en ello pues "azar" no es más que un eufemismo que oculta nuestra ignorancia de las causas reales. De acuerdo con la antigua tradición de sabiduría, cosechamos lo que sembramos vida tras vida, y encontramos las experiencias y los retos necesarios para ayudarnos a reconocer y corregir defectos propios y profundizar nuestra comprensión de la naturaleza.

Las ocurrencias ovni pueden considerarse como una prueba de inteligencia colectiva, y una que es ampliamente reprobada. Al igual que el espiritualismo y otros hechos paranormales, plantea un desafío a la visión materialista del mundo moderno. Los científicos están siendo confrontados con máquinas voladoras "imposibles" que desafían las leyes fisicas, y los militares deben mirar impotentes cómo luces extrañas circulan alrededor de sus instalaciones y superan a sus aviones de combate. La mayoría de científicos está dispuesta a desechar y ridiculizar todo el fenómeno, ya que no encaja en sus concepciones estrechas de realidad.

Muchos ufólogos siguen adhiriendo de forma rígida a la hipótesis extraterrestre simplista, a pesar de que no hace justicia a la complejidad global del fenómeno. Habiendo crecido desilusionados con ángeles y dioses antiguos, ahora muchos individuos prefieren volver la vista a seres espaciales para "su salvación", y otros tantos se unen a "cultos platillistas" que se comportan como sectas religiosas irracionales.

En lugar de extraterrestres, estos sujetos parecen ser "psicoterrestres del espacio interior" como les llama Michael Grosso, y añade: "Las aventuras alienígenas se convierten en aliados para la transformación (...) cuando nos obligan a cuestionar y revisar nuestros supuestos metafísicos y mapas cotidianos de la realidad" (1). Por todo lo ya expuesto, el fenómeno ovni merece ser investigado con una mente a la vez crítica y abierta, o como habría dicho un "visitante": "Deberíais creer en nosotros, ¡pero no demasiado!"


Referencias

1. Michael Grosso, Frontiers of the Soul: Exploring psychic evolution, Wheaton, IL: Quest, 1992, p. 224.