19 de marzo de 2022

Sobre la eutanasia


Nota del traductor/administrador:

En lo que atañe específicamente a este blog, el siguiente artículo se añade con el propósito único y exclusivo de crear reflexión o debate despersonalizados a partir de las referencias teosóficas señaladas, y de ninguna manera representa un "guiño" o "estímulo" para ideologías podridas y odiosas de (extrema) izquierda/(extrema) derecha, ni tampoco la "religión" organizada, seriamente contaminadas por el materialismo cínico, imbécil, sentimental y manipulador que apelan a la "ética" y el "trato respetuoso" cuando lo estiman conveniente. Así las cosas, dependerá de cada lector/a en qué modo asimila esta información y cómo se las arregla con su consciencia... una palabra ignorada por MILLONES.

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En agosto de 2014 la Corte Suprema de India decidió arbitrar sobre la legalidad de la eutanasia activa y pasiva, mientras que el gobierno del mismo país se opuso al ejercicio señalando que el organismo no tiene jurisdicción para dirimir. Corresponderá así al Parlamento y la legislatura tomar la decisión al término de un debate exhaustivo y teniendo en cuenta los múltiples puntos de vista que puedan surgir, pues dicha instancia judicial ha decidido abrir el tema para generar debate en toda la nación. La eutanasia también se llama "muerte piadosa" y es de dos tipos: la pasiva refiere a la práctica de causar muerte al retirar el soporte de vida artificial para el caso de una persona en estado vegetativo permanente, sin posibilidad de recuperación; y la activa consiste en matar sin dolor a personas que padecen enfermedades dolorosas e incurables o trastornos físicos incapacitantes, inyectando medicamentos letales para provocar un paro cardíaco.

El movimiento organizado para legalizar la eutanasia comenzó en Inglaterra en 1935 y luego se fundó la Sociedad Británica para la Eutanasia. Los primeros países en aprobar este procedimiento fueron los Países Bajos en 2001 y Bélgica en 2002, mientras que en 1997 Oregon (EE.UU.) se convirtió en el primer estado en despenalizar el suicidio asistido por médicos. En 1939 y durante la Alemania nazi Hitler ordenó la "muerte por piedad" de enfermos y discapacitados, y por tanto se cree que en lugar de usar la palabra "eutanasia" en los ámbitos médico y legal deberíamos llamarlo "decisión para el término de la vida".

R.K. Mani, ex presidente de la Sociedad India de Medicina para Cuidados Críticos (y autor principal del artículo que presenta la posición de dicho organismo sobre el término de la vida y las medidas paliativas en unidades de cuidados intensivos), considera que existe una necesidad urgente de directrices para abordar el problema de retirar el soporte vital. Mani dice que negarse a aceptar el tratamiento y renunciar al soporte vital no equivale a suicidio y añade: “Un paciente tiene derecho a rechazar el tratamiento y es vinculante para el médico. Si pone al paciente en un respirador contra su deseo, es una agresión”. Aunque ha habido casos aleatorios de una persona que se recupera luego de estar con soporte vital, opina que retirar éste último puede ser aceptable:

"Antes de que existiera el soporte vital la gente vivía y moría naturalmente. Con el avance de la atención médica y respecto a este tipo de apoyo, existe la posibilidad de que se use de manera inapropiada (...) ¿Cuántos ventiladores tenemos en este país? Si un paciente queda devastado financieramente, ¿ayudará el gobierno? Es una pérdida de recursos usar el soporte vital de forma inadecuada. Cuando existen personas rescatables debemos desviarles recursos, pues la asistencia sanitaria no se trata de máquinas, sino de compasión y el carácter adecuado de la atención. Muchos pacientes quieren ir a morir en sus casas" (The Times of India, 20 de julio de 2014).

Enfrentada a las difíciles circunstancias en el caso de Aruna Shanbaug -ex enfermera del hospital King Edward Memorial (K.E.M.) de Mumbai- la Corte Suprema rechazó la eutanasia activa, pero permitió la de tipo pasivo (suspensión del tratamiento para mantener la vida) en contingencias excepcionales. Shanbaug no tiene habla, visión ni movilidad, pero durante años el personal de enfermería del hospital K.E.M. la ha alimentado y cuidado. Se considera que cuando el paciente no está en condiciones de dar su consentimiento explícito debemos tener un marco legal convincente para decidir qué constituye un caso de eutanasia pasiva. Aunque la justificación para este proceder generalmente se basa en el "derecho de un enfermo a morir con dignidad" y la mitigación de su sufrimiento, se considera que en muchos casos la solicitud de "muerte por piedad" pasiva puede basarse en una "futilidad" de la vida donde los miembros familiares pueden sentir que es inútil esperar que el paciente se recupere del estado vegetativo persistente.

Otro problema asociado es la posibilidad de no poder diagnosticar si el afectado se encuentra en un nivel vegetativo permanente y real. En un estudio de 1996 los expertos del Royal Hospital for Neuro-disability de Londres descubrieron que de los 40 pacientes diagnosticados como vegetales 17 habían sido catalogados erróneamente en dicho estado, y así tenían una condición descrita como L.I.S. o "síndrome de cautiverio" [locked-in syndrome]. ¿Se está eutanasiando a personas que todavía viven y piensan? Si es así, genera incertidumbres inquietantes sobre cuestiones como la donación de órganos y el tema de este artículo, pues si bien muchos individuos sanos sienten que sería mejor morir que mantenerse con vida en tal condición de estar atrapado en el cuerpo, la mayoría de las víctimas (pacientes) no lo ven así. Un estudio realizado por Laureys, jefe del Grupo de Ciencia del Coma en el hospital de la Universidad de Lieja (Bélgica), determinó que "los pacientes típicamente reportan una calidad de vida significativa y su demanda de eutanasia es sorprendentemente poco común". Otro afectado que padecía L.I.S. describió más tarde que era insoportable escuchar al médico concluir que iba a fallecer y consideraba apagar la máquina de soporte vital. Aunque las posibilidades de recuperación de los pacientes con L.I.S. son muy bajas, los médicos deben cuidar que en los cuerpos que parecen ser meras "coberturas" las mentes aún vivan, piensen e intenten ser escuchadas. Para Richard Woods, aparte de la carga financiera no es cierto que sea inútil mantener viva a una persona en estado vegetativo (The Times of India [The Crest Edition], cortesía de The Sunday Times, febrero de 2010).

Siempre se ha debatido el aspecto moral, legal y práctico del suicidio asistido por un médico. El llamado de los galenos es sanar y nunca dañar, recordando que además éstos se comprometen con el juramento hipocrático que se fijó ya en el año 400 antes de Cristo y establece "no daré ninguna medicina mortal a nadie si me lo piden, ni sugeriré ningún consejo similar". Como el rey o filósofo adeptos, existe la necesidad de médicos-filósofos que sean compasivos e intuitivamente capaces de percibir lo que es mejor para el paciente. La eutanasia pasiva puede permitirse en casos excepcionales, ya que siempre existe el peligro de que la gente común y los médicos la utilicen de mala manera.

El dolor debe ser visto en una perspectiva correcta tanto por el afectado como por sus asistentes. William Judge escribió: "La vida es mejor que la muerte, porque ésta nuevamente decepciona al Ser", y al tratar de acabar con la existencia el alma se ve privada de su oportunidad para pasar por la experiencia de hacer frente a alguna dolencia y aprender la lección de qué implica trabajar en un cuerpo extremadamente enfermo, o tener un cuerpo y no poder usarlo. Dejamos atrás el karma no extinguido -que es como tener una deuda impaga- para que en una vida futura la ley kármica infalible nos sitúe en un contexto similar hasta que se aprenda la lección. Tal vez constituya una chance para que los miembros de la familia también aprendan algo al atender a un paciente con enfermedad terminal y estén dispuestos a sufrir junto con él, ayudándolo a soportar su padecimiento. Incluso existe un propósito en una vida aparentemente inútil o en casos de personas mayores, discapacitadas o enfermas. La finalidad de la vida es aprender, y todo se compone de aprendizaje.

A medida que se revive el debate para legalizar la eutanasia pasiva y activa, quienes la favorecen argumentan desde una perspectiva diferente. Un artículo aparecido en The Times of India (17 de julio de 2014) muestra cómo varios solicitantes aducían que las leyes indias se basan en el sistema judicial anglosajón. En la visión bíblica del mundo el suicidio es auto-asesinato y un pecado porque está en contra de los mandamientos de Dios, mientras que en el judaísmo quienes se suicidaban eran enterrados en un cementerio aparte y se les negaban los ritos funerarios adecuados. También la cultura india siempre tuvo un lugar para la muerte voluntaria; por ejemplo, el Mahabharata se refiere a los Pandavas y su esposa Draupadi que en su vejez se dirigen al Himalaya para encontrarse con la muerte. Del mismo modo, en el hinduismo se sostiene que la vida del ser humano fue dividida en cuatro etapas y que su ingesta de alimentos disminuyó gradualmente a medida que pasaba de la etapa de estudiante a jefe de familia, y luego como habitante del bosque [ermitaño] o persona jubilada casi prescindía de comida ya que se dedicaba principalmente a la meditación, todo lo cual se ve como un estímulo implícito de muerte voluntaria.

Se argumenta que el logro de Samadhi por seres espiritualmente avanzados -como Saint Dhyaneshwar- ha sido parte de la herencia del pensamiento indio y que no debe considerarse suicidio voluntario, porque es a través de prácticas yóguicas que un individuo progresado descarta el cuerpo de modo intencional. Ha habido varios casos en que los jainistas recurrían a la práctica de Santhara o Sallekhana, lo que implica renunciar a alimentos y bebidas para morir en paz y es considerado altamente meritorio.

En los casos anteriores, la decisión de terminar con la vida parece ser una expresión externa de desapego interno. Por ejemplo, una persona que decide adoptar santhara ha comenzado a comprender la naturaleza inherentemente ilusoria y dolorosa de la existencia terrenal; el argumento es que santhara no puede considerarse suicidio porque se hace con intención y conocimiento completos, mientras que el suicidio es emocional y apresurado. Sin embargo, el monje jainista Vimal Sagarji Maharajsaheb cree que existe una línea delgada entre santhara y el suicidio porque en ciertos casos quienes abrazan el primero se han enfrentado a una gran prueba mental y física mientras observaban este procedimiento y no estaban en paz consigo mismos. Sagarji añade: "Entonces, creo que es la persona que adopta este ritual quien debe responder por sí misma si santhara es un suicidio o una práctica sagrada para lograr moksha" (The Times of India [The Crest Edition], 20 de marzo de 2010). No es fácil comentar sobre la práctica del santhara, especialmente cuando no existe una respuesta categórica disponible en los libros teosóficos; sin embargo, dicha práctica parece estar muy cerca del concepto de "morir por voluntad propia". Hemos oído hablar sobre individuos sublimes o espiritualmente avanzados que "toman samadhi" cuando entran en un estado de meditación y el alma abandona el cuerpo. El libro "Luz en el Sendero" menciona que una persona en quien se extinguió el deseo tosco de vivir y experimentar dolor y placer toma un cuerpo sólo en busca del objeto divino con miras a concretar el trabajo de los "Maestros", y una vez que se realiza el propósito para el cual se realizó ese nacimiento, tal persona puede replegar su "voluntad de vivir" y así abandonar el cuerpo.

El caso de un individuo común parece diferente. Reiteramos que incluso existe un sentido de vida en un pasar aparentemente inútil, personas de la tercera edad, discapacitados o quienes padecen dolencias. Para la gente común el propósito de la vida es el aprendizaje pues toda la existencia está permeada por ese proceso. Una persona común se ve obligada a nacer debido a su karma no extinto y a tanha o el deseo de vivir y tener experiencias. En el artículo "The Elixir of Life" se nos dice que sólo moriremos cuando nuestra voluntad deje de ser lo suficientemente fuerte para hacernos vivir. Entonces, para la mayoría de nosotros la muerte llega cuando por alguna razón o en un sólo instante se debilita nuestro "apego a la vida" o la tenacidad en la voluntad de existir. Por lo tanto, una persona en quien existe una fuerte comprensión sobre los sentimientos de completar la tarea vital o de inutilidad respecto a la propia existencia, esa realización producirá la muerte tan seguramente como un veneno o arma de fuego. De este modo, cuanto más intensa y verdadera es la realización, menor sería la lucha para abandonar el cuerpo.

Sin embargo, cuando tal retirada del deseo es el estado de ánimo del momento necesariamente debe haber un conflicto interno. Como sugiere Judge, si a alguien que dice que "la vida en la Tierra no vale nada" se le ofreciera vivir en otro planeta bajo las circunstancias más armoniosas, bellas y gratificantes, encontraría de repente que su deseo profundamente arraigado de vida se enciende con viveza y expresaría su deseo para continuar existiendo.

En respuesta a la opinión de un "investigador" de que en algunos casos el suicidio "no sólo es justificable sino también moralmente deseable", Helena Blavatsky respondió que tanto asesinato como suicidio nunca son excusables desde el punto de vista oculto. Ningún individuo tiene derecho a poner fin a su existencia simplemente porque sea inútil, y ella menciona que existe una ley entre las tribus isleñas del Mar del Sur para matar con honores guerreros a sus hombres y mujeres viejos, pero esto lo hacen por ignorancia. Blavatsky diferencia entre una persona que comete suicidio por sentirse incapaz y otra que ofrece su vida en sacrificio para salvar a otros o cumplir con su deber; por ejemplo, el capitán que permanece solo a bordo de un barco que se hunde, o un médico o enfermera que sigue junto a un paciente y mueren por enfermedad infecciosa. En estos casos, la autora escribe que el impulso que los lleva a anular el fuerte deseo o instinto de autoconservación es grandioso y noble (H.P.B. Series n° 15, p. 33-35; véase también "¿Son crímenes el suicidio y el aborto?").

("The Theosophical Movement", septiembre de 2014).