21 de octubre de 2022

Los secretos latentes en Isla de Pascua y el Pacífico (8 de 8)

David Pratt
Noviembre de 2004, noviembre de 2020


Contenido:

​10. Megalitos en el Pacífico
-Japón
-Micronesia
-Melanesia
-Polinesia
-Cuadrícula mundial


10. Megalitos en el Pacífico

Fig. 10.A1. Islas del Océano Pacífico.

Se cree que hace unos 50.000 años grupos de cazadores-recolectores habitaron por primera vez Australia y Nueva Guinea (Pacífico occidental) cuando apareció tierra al descender el nivel marino y como consecuencia del periodo glacial. El conjunto avanzó hacia el este, llegando al norte de las Islas Salomón hace 28.000 años. Se dice que las islas polinesias fueron colonizadas originalmente en los últimos 2000 años pues sus moradores habrían tardado mucho en desarrollar la navegación que les permitió adentrarse en el mar, pero las fechas para el asentamiento de las diversas islas son muy provisionales, ya que se basan principalmente en las dataciones con radiocarbono más antiguas obtenidas hasta ahora, e incluso los futuros descubrimientos pueden indicar que este proceso demográfico se remontaría a incontables milenios.

Asimismo, hay defectos en la historia relacionada con los últimos miles de años; por ejemplo, y a pesar de las negativas persistentes de muchos arqueólogos ortodoxos, existen pruebas de contactos transatlánticos y transpacíficos entre múltiples grupos como egipcios, libios, fenicios, griegos, árabes, hindúes, dravidianos, chinos, mayas e incas (1). Algunos mapas antiguos proporcionan evidencias tentadoras y polémicas de que la Tierra habría sido cartografiada hace más de 10.000 años o en la última era glacial (2). De igual forma, pudieron generarse varias oleadas migratorias hacia el Pacífico desde otras regiones y durante un período mucho más extenso de lo contemplado por la arqueología convencional.

La oriundez de los polinesios sigue siendo controvertida. La suposición general a fines del siglo XIX y principios del XX -basada parcialmente en análisis lingüísticos- los describía como gente indoeuropea que llegó al Pacífico a través de India, y hoy se cree que los polinesios se originaron en el este de Asia o Melanesia. Para esas zonas respectivas, los estudios muestran influjos de un 94/6% en ADN mitocondrial polinesio (ADNmt), 34/66% sobre cromosomas Y homónimos, y 79/21% correspondiente al acervo autosómico (3). La teoría usual es que los antecesores polinésicos se remontan a China/Taiwán y emigraron al sur de Filipinas hace unos 6000 años, pero ciertos investigadores señalan que el conjunto de pruebas genéticas favorece la procedencia desde una isla en el sudeste asiático aproximadamente 10.000 años antes, cuando los niveles marinos más bajos hicieron posible que Indochina, Malasia e Indonesia se unieran por tierra formando una enorme península conocida como Sondalandia (4).

Existe otra controversia relacionada con las similitudes genéticas y culturales entre polinesios e indios tlingit, kwakuitl y haida de Alaska y Canadá, un aspecto que ninguna teoría ortodoxa explica fácilmente (5), y además del vínculo con el sánscrito, se detectó un gran ascendente libio en el alfabeto e idioma de los primeros polinesios; en efecto, los marineros de dicho sector africano fueron empleados en barcos egipcios que viajaron al Indo-Pacífico con objetivos comerciales y mineros (6).

Graeme Kearsley escribe: "En varios aspectos [los polinesios] están estrechamente relacionados con pueblos caucásicos; muchos análisis les consideraron como tales, y esta herencia étnica sigue siendo obvia en muchas islas de Polinesia oriental como lo fue para los primeros navegantes europeos. Estas migraciones siguieron el mismo patrón terrestre en el sentido de que los transhumantes -o marinos- comerciaban, compraban o capturaron parejas de pueblos costeros o isleños, produciendo así descendientes mestizos. Por lo tanto, el legado racial múltiple es fehaciente en todas las islas del Pacífico" (7).

Los primeros visitantes europeos aludieron muchas veces al color variable de la piel polinesia en diferentes islas y también en un mismo sector. Algunos nativos parecían ser amerindios, mientras que otros eran del tipo "judío" o emplearon turbantes. Se habló también sobre una alta proporción de aborígenes altos, dermis pálida y a veces con cabello rojizo que ocupaban puestos de alto rango. Con el paso del tiempo hubo menos encuentros de ese tipo, y como ejemplo, los blancos de Tahiti sucumbían más fácilmente a las enfermedades europeas que los polinesios de cabello negro. Durante miles de años parecieron existir vínculos mercantiles, transferencias culturales y migraciones desde Asia, India y Medio Oriente a través del Pacífico hacia América, y viceversa.

La siguiente información está centrada en restos de arquitectura megalítica, y como en Isla de Pascua, algunas estructuras pueden ser obra de culturas muy antiguas y aún desconocidas.


Japón


Fig. 10.B1. Base granítica, torre principal del antiguo Castillo Edo, Palacio Imperial de Tokio.


Fig. 10.B2. Muro de basalto, Castillo Edo, que muestra diferentes estándares en su construcción.

Fig. 10.B3. Estructura de basalto cerca del Palacio Imperial (cortesía de Hetu Sheth).

Fig. 10.B4. "Masuda-no-iwafune" ("barco pétreo de Masuda"), esculpido en granito y ubicado en una colina próxima a Asuka. Tiene 11 mts. de largo, 8 de amplitud y 4,5 en espesor, y contiene dos orificios cuadrados (kansaiasian.jimdofree.com).


Fig. 10.B5. Arriba: "piedra pulpo", Castillo de Osaka, que mide 11,7 por 5,5 mts. y pesa más de 120 toneladas; debajo: otra vista de la misma pared (hiddenandlittleknownplaces.com).


Fig. 10.B6. Otras obras megalíticas, Castillo de Osaka.


​Micronesia

A mediados de los '80 y frente a la pequeña isla japonesa de Yonaguni, se descubrió una estructura de piedra rectangular que medía unos 250 mts. de largo, 100 de ancho y 25 en altura. Hoy se encuentra a profundidades de hasta 30 mts., pero habría estado expuesta por 10.000 años cuando se situaba en el Trópico de Cáncer y el nivel marino era mucho más bajo. La construcción incluye amplias terrazas, grandes escalones, ramplas y zanjas, y dos bloques con 6 mts. de altura, 2,5 en amplitud y 4,9 de espesor. Algunas piedras exhiben marcas de herramientas y es probable que el yacimiento sea una formación geológica intervenida por humanos (1).


Fig. 10.C1. Estructura sumergida cerca de Yonaguni (cortesía de Robert Schoch) (2).

Se han hallado otras edificaciones sumergidas en una distancia de 500 kms. entre Yonaguni y Okinawa, e incluyen calles pavimentadas y cruces de caminos, enormes formaciones parecidas a altares, grandes escalinatas que conducen a superficies amplias y vías procesionales coronadas por elementos imponentes que se asemejan a pilones (3).

A lo largo de las Islas Marianas se encuentran "piedras latte" o columnas con una pieza angular hemisférica que recuerdan a setas, y los componentes verticales suelen apreciarse en filas dobles de 6 a 14 piedras. Estas obras van desde pequeñas y toscas construidas con rocas naturales, hasta grandes y cuadradas de 4,5 mts. o más, con enormes bloques cimeros. La isla de Tinian alberga dos megalitos de 3,7 mts. en alzada, 5,5 de periferia basal, 4,5 en su ápice y soportan capiteles con 1,5 de alto y 1,8 de diámetro. Cada monolito de coral pesa unas 30 toneladas y originalmente había 10 pilares dispuestos en dos filas paralelas, conocidas como la Casa de Taga (4).

Fig. 10.C2. Casa de Taga, Tinian.

Cuando los españoles llegaron por primera vez a inicios del siglo XVI, los latte ya estaban parcialmente en ruinas. Los nativos (descendientes de antiguos chamorro) negaron todo conocimiento de los constructores y atribuían esas piedras a "espíritus de la gente que vivió antes". Dado que los aborígenes les llamaban "casas de los ancianos" y todavía elaboran sus viviendas sobre puntales, se cree que los lattes cimentaron casas de madera, aunque nadie ha confirmado que sirvieran para dicho propósito. Otra opinión es que las obras de más altura sostuvieron techos de santuarios, como el de Luxor en Egipto.

Las notables desemejanzas en forma, tamaño y calidad de lattes sugieren que pudieron ser elaborados por varias culturas en épocas muy distintas. La fecha por radiocarbono más antigua del material orgánico encontrado en sus cercanías apunta al 900 d. de C., pero esto no dice nada respecto a cuándo fueron construidos. En 1949 se descubrieron dos piezas férricas no intrusivas bajo el cimiento de un pilar y algunos arqueólogos deducen que al menos una piedra latte fue erigida tras la llegada de los españoles. También y por motivos ideológicos se descarta la posibilidad de que culturas anteriores en la isla hayan empleado hierro (5).

Pohnpei (o Pónape, también llamada Ascensión) es una isla volcánica al este de las Carolinas y pudo ser el centro de un imperio extinto. En la laguna del litoral sureste se encuentra Nan Madol o la "Venecia del Pacífico" que cubre más de 18 kilómetros cuadrados, pero el núcleo del sitio tiene aproximadamente 1,5 por 0,5 y abarca 92 islas artificiales rodeadas por conductos de igual característica. Éstas se hicieron apilando grandes prismas hexagonales de basalto y sin cubrir sobre el arrecife de coral; muchos tienen un peso inferior a 10 toneladas y el centro del islote se rellenó con material coralífero. Los edificios presentan aspecto muy burdo, pero la escala del trabajo es impresionante. La estructura más grande, llamada Nan Douwas y que se orienta a los puntos cardinales, consta de dos muros perimetrales concéntricos separados por un foso de agua marina y encierra un montículo piramidal en su punto medio. Las paredes de basalto ciclópeo superan los 6 mts. de largo y 7,6 en alzada, pero originalmente pudieron ser más grandes. La enorme piedra angular basáltica al sureste de Nan Douwas pesa alrededor de 50 toneladas.

Fig. 10.C3. Nan Douwas (6).

Se transportaron entre 500 y 750 mil toneladas de material al sitio desde diferentes locaciones. Aunque la leyenda dice que los prismas flotaron mágicamente en el aire, el criterio ortodoxo sostiene que fueron llevados en balsas de cocoteros. De hecho, pueden verse piezas inmersas en lagunas a lo largo del trayecto desde las canteras, indicando así que al menos algunas se transfirieron por ese medio. En una de estas islas artificiales, las cenizas en una fogata a la intemperie datan del año 1000 d. de C., pero esto sólo muestra que el área estuvo habitada en ese momento y no que se haya construido en su totalidad. En cualquier caso, también se localizaron restos de una capa de construcción anterior.

Según la tradición, dos hombres egregios y sabios denominados Olosopa y Olosipa seleccionaron Nan Madol tras escalar un pico alto y avistar una ciudad submarina, por lo cual ese lugar se edificó a modo de una "imagen especular" de su contraparte hundida. La leyenda habla de dos locaciones o túneles sumergidos y se ha confirmado la existencia de vastas ruinas bajo el agua, que incluyen una serie de pilares altos sobre pedestales planos y llegan hasta los 8 mts. (7).

La ciudad gigante de Insaru en la isla Lelu, que se encuentra junto a Kosrae (la más oriental de las Carolinas), también estaba hecha de enormes murallas y pirámides en basalto, con islotes y edificios atravesados por una red de acequias conducentes al litoral. Sus ruinas son muy similares a Nan Madol, pero no tan extensas. Algunas paredes se empinan a más de 6 mts. y los bloques pesan hasta 50 toneladas, y mientras que Nan Madol se ha hundido un poco, el caso de Lelu es diferente pues sus canales están casi anhídricos. El origen de las piedras es un misterio, aunque el mito sostiene que el lugar fue construido en una noche por dos magos.

Fig. 10.C4. Uno de los murallones en Lelu (foto de 1899) (8).

En las islas Palau (Carolinas Occidentales) más del 5% de la superficie sólida está cubierta por terrazas (algunas de 4,5 mts. o más en altura y 9-18 en amplitud), y se esculpieron colinas enteras para semejar pirámides escalonadas. Dichos bancales no figuran en tradiciones originarias y nadie sabe quién los construyó. Por otro lado, el sitio de Bairulchan (Babeldaob) tiene dos filas de grandes monolitos basálticos, algunos con rasgos faciales tallados; hay 37 piedras en total, algunas pesan 5 toneladas y la más grande alcanza 3 mts. Se pueden encontrar muestras similares en Vao y Malekula de las islas Vanuata (Nuevas Hébridas).


Fig. 10.C5. Arriba: monolitos en la isla Babeldoab (Palau); se cree que antiguamente soportaron una estructura mayor. Debajo: parte de un monolito fragmentado en Malekula (9).


Melanesia

En Isla de los Pinos (Nueva Caledonia) hay alrededor de cuatrocientos túmulos grandes que van de 9 a 50 mts. de diámetro y entre 0,6 a 4,6 de altura. El material que los compone parece provenir del entorno inmediato: restos coralíferos, tierra y granos de óxido férrico. Los promontorios más relevantes encierran soportes con mezcla de cal y conchas, lo que sugiere que estas obras son humanas, pero muchos arqueólogos dicen que "los primeros colonos no usaron cemento" y dichas formaciones habrían sido construidas por "enormes aves" no voladoras -ahora extintas- para incubar sus huevos. Sin embargo, los cilindros son de un mortero de cal muy dura y homogénea que contiene fragmentos de conchas, con dataciones por radiocarbono de 5120 a 10.950 a. de C.; incluso ésta última fecha es unos 3000 años más antigua de lo que se cree respecto del poblamiento al suroeste del Pacífico desde Indonesia (1).


Polinesia

El triángulo polinesio se extiende desde Nueva Zelanda en el suroeste, Hawai por el norte e Isla de Pascua al sureste. En ningún lugar del Pacífico hay tantos ejemplos de megalitos concentrados en un área tan pequeña como Rapa Nui, pero también otras regiones comprenden varias estructuras sobresalientes.

La isla Tongatapu (Tonga) posee un particular arco megalítico llamado trilito de Ha'amonga. Cada sostén perpendicular esculpido en corales tiene 4,9 mts. de altura y cerca de 50 toneladas. El dintel incrustado en ranuras de piedras verticales comporta 5,8 mts. de largo y unas 9 toneladas. Se cree que el trilito fue erigido en el siglo XIV como una especie de asiento para el rey, mientras ingería una bebida alcohólica conocida como kava en el ritual homónimo.

Fig. 10.D1. Trilito de Ha'amonga (1).

El centro ceremonial de Mu'a (anteriormente Lapaha), una ciudad con canales en Tongatapu, exhibe muchas plataformas o langi. El área central estaba rodeada por una gran fosa, y enormes rocas de un antiguo puerto en el sector lacustre indican que allí atracaron grandes embarcaciones. La isla se ha elevado cerca de un metro en los últimos miles de años, y ahora estructuras como el muelle y el canal son inútiles. Langi Tauhala, de aspecto piramidal en la fortaleza de Tongatapu, está hecha con enormes bloques tallados y probablemente incluye la sección más grande utilizada por los polinesios, que llega a 7,4 mts. de largo, 2,2 de alto, 0,4 en espesor y pesa 30-40 toneladas; asimismo, contiene estriados y se encaja en un bloque adyacente, formando parte de un muro con 222 mts. de longitud.

Fig. 10.D2. El bloque de piedra más grande en Langi Tauhala. La muesca inusual se puede ver en el extremo derecho (2).


Fig. 10.D3. Otros trabajos pétreos en Lapaha.

Recurriendo a dataciones por carbono, se cree que Samoa fue colonizada por el pueblo lapita hacia el 1200 a. de C., casi al mismo tiempo que Tonga. En Savai'i existe un enorme montículo de cima plana (Pulemelei) y constituye el más grande de Polinesia. Fabricado en basalto natural, tiene 60 por 65 mts. en la base y se eleva por otros 12 mediante dos niveles. En cada extremo hay una rampla ligeramente hundida hasta el tope, junto con una acera, y está rodeada por muchas otras plataformas, caminos y muros líticos como corresponde a un importante centro ceremonial. En Upolu hay otro sitio análogo que consta de inmensos terraplenes, siete de los cuales son pirámides rectangulares y truncadas. El más extenso de ellos supera al Pulemelei: 105,5 por 95,8 mts. en su base, 12,2 en alto y parece estar hecho completamente de tierra. Se piensa que los túmulos se emplearon para cazar palomas como "diversión" de los reyes.




Fig. 10.D4. Arriba: dos vistas de Pulemelei y un montículo con forma de estrella en Savai'i. Debajo: plataforma superior de Pulemelei (3).

La isla Malden (República de Kiribati), hoy deshabitada, circunscribe unos 40 templos-plataforma piramidales y gradados, con 3 a 9 mts. de alto, 6-18 en extensión y 27-60 de longitud e incluye rastros de caminos con losas que bajan al mar (4).

En Rarotonga, la mayor de las islas Cook, era costumbre perforar las orejas y alargar sus lóbulos como ocurría en Rapa Nui, India y Perú, y asimismo su dialecto es cercano al pascuense. La isla tiene un camino megalítico que antaño la rodeaba completamente, así como varias estradas piramidales. Algunos tramos de aquél se pavimentaron con adoquines ensamblados a la perfección, pero la mayor parte se cubrió con asfalto moderno. El borde se compone por bloques muy ceñidos de basalto prismático, está mejor construido que las vías de Malden y es similar a los ejemplos de Perú. Separados de la calzada se yerguen cercos rectangulares que pudieron formar parte de tarimas ceremoniales.

Fig. 10.D5. Camino pavimentado que rodea a Rarotonga (5).

Los marae o construcciones piramidales truncadas se hallan en todas las Islas de la Sociedad, y algunos consisten en sillares ciclópeos cuidadosamente pulidos y ajustados. El mayor de todos fue Marae Mahaiatea en Tahiti, de disposición escalonada con una parte superior ancha y plana; medía 21,6 por 81,4 mts. en la base y tuvo 11 peldaños que completaron 13 mts. Los senderos estaban confeccionados con bloques de coral y cubiertos por piedras volcánicas escuadradas. Se dice que fue concluido poco antes de la visita del capitán Cook en 1769, pero se demolió posterior a 1897.

Fig. 10.D6. Marae Mahaiatea (grabado de 1799) (6).

Fig. 10.D7. El mayor tiki mide 2,75 mts. de altura y posee 2 toneladas en basalto. Fue tallado en Raivavae (Islas Australes), el centro religioso de Polinesia, pero ahora se exhibe en el Museo Gauguin de Tahiti. No se han probado los asertos de que los moai pascuenses sean un desarrollo del tiki.


Fig. 10.D8. En Rapa Iti las colinas se convirtieron en terrazas cubiertas de vegetación y pirámides enigmáticas, pero no se sabe quién las construyó (7).

Marae Taputapuatea (en Raiatea, Islas de Sotavento) tiene 43 mts. de longlitud, 7,3 de ancho y 3,7 en alzada. Se cree que fue erigida a principios del segundo milenio d. de C., pero está colocada sobre una plataforma antigua; también representa uno de los lugares más sacros, amplios y conservados de Polinesia. Al igual que este caso, los marae de Huahine y Bora Bora se labraron con grandes losas de coral, mientras que las estructuras comparables de Tahiti y Moorea tienen piezas basálticas redondeadas.

Fig. 10.D9. Losas coralíferas en Marae Taputapuatea.

Fig. 10.D10. Losas de coral en Marae Tainuu, Raiatea.

A lo largo de las Marquesas, los restos de grandes plataformas líticas y viviendas/terrazas amuralladas- muchas cubiertas por vegetación selvática- brindan testimonio silencioso de una cultura desaparecida. El sitio arqueológico más grande en Polinesia corresponde a Hiva Oa y ocupa todo el valle de Taaoa. Parcialmente restaurado, tiene más de 1000 paepae (fundaciones de casas), un gran tohua (centro ceremonial público) y varias me'ae (plataformas sagradas e inaccesibles al público). Algunas de éstas comportan 120 mts. de largo y 30 en ancho, y además basaltos ciclópeos con 10 toneladas; sin embargo, no se ha encontrado ninguna mampostería comparable al Ahu Vinapu en Isla de Pascua.

Fig. 10.D11. Plataforma en el Valle de Taaoa.

Fig. 10.D12. En el enorme Te I'ipona me'ae (Puama'u, Hiva Oa) se levantan cinco enormes tiki de piedra, y el más grande tiene 2,43 mts.

Una de las zonas arqueológicas más impresionantes es el punto ceremonial sin restaurar en el valle de Taipivai (Nuku Hiva) que incluye un enorme estrado (Vahangeku'a Tohua) sobre bancales antropogénicos en las faldas de una colina. Sus dimensiones son de 170 por 25 mts., posee un relleno de tierra cercano a 6.800 m3 y estaba frente a un muro de casi 3 mts. de altura formado por enormes piezas basálticas, algunas de 1,5 mts. en alto y ancho.

Fig. 10.D13. Muro en Vahangeku'a Tohua, Nuku Hiva.

En 1956 el arqueólogo Robert Suggs realizó excavaciones en Hikouku'a (valle de Hatiheu, Nuku Hiva), un lugar sagrado que durante mucho tiempo estuvo oculto a visitantes occidentales. Su equipo trabajó en la enorme plataforma esperando localizar artefactos datables, pero sus hallazgos incluyeron un mosquete utilizado en la Guerra Civil Estadounidense, una botella de brandy francés y un recipiente vítreo labrado en Filadelfia a fines del siglo XVIII. Así, Suggs concluyó que dichas estructuras se edificaron desde la llegada de los europeos a las Marquesas.

Sin embargo, el novelista Herman Melville visitó Nuku Hiva en 1842 y señalaba que esas obras eran muy viejas, pues su guía marquesano las describió como "coetáneas a la creación del mundo". El libro de Melville sobre el tema apareció en 1846, quince años antes de la Guerra Civil estadounidense; por ende, Suggs se equivocó al asumir que las fechas de utensilios o entierros en asociación con megalitos son "indicadores confiables" sobre el periodo de construcción original (8). Por supuesto, las estructuras podrían tener miles de años y haber sido reconstruidas o ampliadas varias veces.

Hoy las Islas Marquesas cuentan con unos 8000 habitantes y se cree que la población alcanzó los 100.000 hace pocos siglos, pero fue diezmada tras el arribo europeo en el XVI. Con frecuencia se asume que este sector fue colonizado por polinesios occidentales -probablemente desde Tonga o Samoa- alrededor del 300 d. de C., pero Suggs decía que se establecieron hacia el 300-500 a. de C. Se piensa que las islas fueron un punto medular de expansión demográfica por todo el océano, considerando que el idioma marquesano está estrechamente relacionado con aquéllos de Hawai, Mangareva e Isla de Pascua.

Una opinión minoritaria sostiene que las Marquesas fueron pobladas desde México o Perú, pero sus críticos aseguran que allí nunca se ha encontrado cerámica ni herramientas sudamericanas. Sin embargo y al ser una de las zonas más orientales en Polinesia, hay pruebas de que desempeñó un rol clave en los contactos bidireccionales entre Asia y América, y asimismo existen muchos paralelos culturales entre las Marquesas y el pasado precolombino de México, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.

Por ejemplo, los marquesanos practicaban el alargamiento de orejas y cráneos como en Perú y los indios flathead de Montana. En esas islas también se han localizado estatuas de apariencia proptósica similares a las existentes en Tiahuanaco y Chavín, y también comparadas con obras chinas de la Edad de Bronce. Probablemente el centro sagrado de Nuku Hiva fue el valle de Taipivai, que se encuentra junto a la montaña Taipi, y es curioso que un sitio de Tihuanaco se llame Taypi. Además se cultivaban banianos sagrados próximos a plataformas de templos en Nuku Hiva y otras islas, como en el caso de lugares místicos indios (9).


​Cuadrícula mundial

Muchas culturas pretéritas estaban familiarizadas con la precesión equinoccial (1). Debido a una rotación muy lenta del eje planetario, el equinoccio de primavera ocurre unos 20 minutos antes cada año, y el Sol se mueve lentamente de un equinoccio al siguiente a una velocidad promedio de 1/72 grados por año; en consecuencia, se traslada 1° en 72 años, 30° en 2160 y tarda otros 25.920 en dar una vuelta completa al cinturón zodiacal (2). Los números 54, 72, 108, 144 y 180 (todos múltiplos de 18) se conocen como guarismos de precesión y se les asignó una connotación especial en sociedades prístinas.

Graham Hancock observa que si tomamos el meridiano Giza-Heliópolis en Egipto como inicio para medir longitudes, encontramos que el gran complejo de Angkor Wat (Camboya) se encuentra 72° al este de Giza, las ruinas de Nan Madol 54° al este de Angkor y las estructuras alineadas astronómicamente en Kiribati y Tahiti se hallan respectivamente 72° y 108° al oriente de aquélla.

Si en el mapa nos trasladamos 144° de longitud al este de Angkor (144° al oeste de Giza), encontramos a Rapa Nui que se sitúa a poco más de 3° (apenas 320 kms.) al oriente de la ubicación exacta. De este modo, Hancock plantea que Isla de Pascua originalmente pudo ser habitada "para servir como una especie de marcador geodésico, cumpliendo algunas funciones desconocidas en un antiguo sistema global de coordenadas cielo-tierra que unía muchos de los llamados 'ombligos del mundo'". Y añade: "Exactamente 180° al este de Angkor (y 108° al oeste de Giza), y casi tan al sur del ecuador (13° 48') como Angkor al norte (13° 26'), existe un faro colosal e inconfundible. Es el contorno de un tridente o candelabro con 250 metros, tallado en los riscos de la bahía de Paracas y es visible desde el océano. Parece apuntar hacia las llanuras de Nazca al sur y los Andes al este" (3).

Fig. 10.E1. El Candelabro de Paracas, Perú (4).


Referencias

1. Robert M. Schoch, Voyages of the Pyramid Builders: The true origins of the pyramids from lost Egypt to ancient America, New York: Tarcher/Putnam, 2003; Graeme R. Kearsley, Inca Origins: Asian influences in early South America in myth, migration and history, London: Yelsraek Publishing, 2003; David Hatcher Childress, Ancient Tonga & the Lost City of Mu’a, Stelle, IL: Adventures Unlimited Press, 1996, p. 76-9.

2. Charles Hapgood, Maps of the Ancient Sea Kings, IL: Adventures Unlimited Press, 1996 (1966); Graham Hancock, Underworld: The mysterious origins of civilization, New York: Three Rivers Press, 2002, p. 453-548, 626-74. Para una evaluación crítica, ver: Sean Mewhinney, "Minds in ablation part 5: charting imaginary worlds", www.pibburns.com/smmia5.htm.

3. M. Kayser et al., "Genome-wide analysis indicates more Asian than Melanesian ancestry of Polynesians", American Journal of Human Genetics, vol. 82, 2008, p. 194-8 (www.sciencedirect.com).

4. Stephen Oppenheimer y Martin Richards, "Fast trains, slow boats, and the ancestry of the Polynesian islanders", Science Progress, vol. 84, 2001, p. 157-81, http://class.csueastbay.edu/anthropologymuseum/2006IA/DNA_PDFS/mtDNA/Oppenheimer2001.pdf; Stephen Oppenheimer, Eden in the East: The drowned continent of southeast Asia, London: Weidenfeld and Nicolson, 1998.

5. Peter Marsh, Polynesian Pathways, 2002-08, www.polynesian-prehistory.com.
6. Barry Fell, America B.C.: Ancient settlers in the New World, New York: Pocket Books, 1989, p. 180; Ancient Tonga, p. 67-9.

7. Inca Origins, p. 8.


Micronesia

1. Hancock, Underworld, p. 596-625, www.grahamhancock.com; www.morien-institute.org/yonaguni.html.

2. www.robertschoch.com; www.morien-institute.org/yonaguni_schoch1.html.
3. Frank Joseph, "Japan’s underwater ruins", www.atlantisrising.com/issue13/ar13japanunder.html.

4. David Hatcher Childress, Ancient Micronesia & the Lost City of Nan Madol, Stelle, IL: Adventures Unlimited Press, 1998, p. 139.

5. William R. Corliss (comp.), Ancient Infrastructure: Remarkable roads, mines, walls, mounds, stone circles, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 1999, p. 293-6.

6. www.pbase.com/bolla49/image/56002204.
7. Graham Hancock y Santha Faiia, Heaven’s Mirror: Quest for the lost civilization, London: Michael Joseph, 1998, p. 202-3, 206-7; Ancient Micronesia, p. 43-51.

8. Ancient Micronesia, p. 85.
9. http://travel.nationalgeographic.com/places/images/ga/
palau_pillars.jpg; Ancient Micronesia, p. 110.


Melanesia

1. William R. Corliss (comp.), Science Frontiers: Some anomalies and curiosities of nature, Glen Arm, MD: Sourcebook Project, 1994, p. 19-20.


Polinesia

1. www.sydhav.no/Tonga/haamonga.htm.
2. Childress, Ancient Tonga, p. 160-1.
3. Corliss, Ancient Infrastructure, p. 267; http://members.virtualtourist.com/m/p/m/23b06b.

4. David Hatcher Childress, Lost Cities of Ancient Lemuria & the Pacific, Stelle, IL: Adventures Unlimited Press, 1988, p. 205-7.

5. John Macmillan Brown, The Riddle of the Pacific, Kempton, IL: Adventures Unlimited, 1996 (1924), p. 44-5.

6. http://sorrel.humboldt.edu/~rwj1/POLY/poly008s.html.
7. Thor Heyerdahl, Aku-Aku: The secret of Easter Island, London: George Allen & Unwin, 1958, p. 288-9.

8. Ancient Tonga, p. 79-81.
9. Kearsley, Inca Origins, p. 480-1, 645, 647-8, 713, 734.


Cuadrícula mundial

1. Giorgio de Santillana y Hertha von Dechend, Hamlet’s Mill: An essay on myth and the frame of time, Boston, MA: Godine, 1977.

2. "Inversiones polares y catástrofes geológicas".
3. Hancock y Faiia, Heaven’s Mirror, p. 254.
4. www.yannarthusbertrand.com/us/dayphoto/full/p089.htm.