14 de noviembre de 2023

Los misterios de Giza (4 de 9)

David Pratt
Noviembre 1997, última revisión noviembre 2023


Contenidos:

06. Keops: una visión alternativa
07. Datación por carbono
08. Arqueoastronomía 


06. Keops: una visión alternativa

De acuerdo con Heródoto, los sacerdotes egipcios le relataron que la Gran Pirámide fue encargada por Keops, y a quien describe como un "tirano impopular" que no había sido enterrado en ella (1). El historiador apuntó que trabajaron 100.000 personas en 20 años, luego de invertir 10 para situar la calzada que llevó las piedras. Expresó su disgusto por hablar públicamente sobre aspectos sagrados, y Blavatsky afirma: "No reveló todo, aunque sabía que el verdadero objetivo de la pirámide era muy diferente al que le asigna. Si no fuera por sus escrúpulos religiosos, podría haber añadido que externamente simbolizaba el principio creativo de la naturaleza, e ilustró también axiomas de geometría, matemáticas, astrología y astronomía. Internamente era un templo majestuoso, en cuyos sombríos recovecos se celebraban los Misterios" (2).

En el siglo I a. de C., Diodoro Sículo mencionó que la tríada guizense fue construida por Keops, Kefrén y Menkaure (Micerino), pero los dos primeros no estaban sepultados allí debido al sufrimiento que provocaron a su gente. Afirma que unos 360.000 esclavos confeccionaron la Gran Pirámide en 20 años utilizando rampas, y tanto ella como las otras homólogas eran vinculadas a ciertos reyes (3). Hacia el siglo I d. de C., ni Estrabón ni Plinio el Viejo citaron al responsable de dicha obra (4), y según una leyenda copta se fabricó previo al diluvio bíblico por iniciativa de Surid bin Sahluk, asociado a menudo con Hermes, para preservar el conocimiento de las ciencias sagradas (5).

¿Y qué nos ofrecen los registros históricos sobre la época de Keops? Sorprendentemente casi no existen esos anales, y como observa un egiptólogo, es "increíble que sepamos tan poco acerca del hombre que comandó erigir la Gran Pirámide" (6). Una de las exiguas referencias al gobernante es la Estela del Inventario, descubierta en Giza durante 1858. Conmemora la restauración por aquél de un reducido sanctum local, y consigna que la Esfinge, el Templo homónimo y el del Valle existían en su tiempo, e incluso ordenó trabajos restaurativos para esa escultura (7), aunque también se interpreta en el sentido de que la Gran Pirámide ya era conocida (8). La estela muestra ideogramas de un estilo posterior, y algunos egiptólogos la consideraron inicialmente como "copia de un original" de la Cuarta Dinastía, pero por su contenido tiende a descartarse como "ficción".

Fig. 6.1. La principal imagen superviviente de Keops es una estatuilla en marfil con ocho centímetros de alto, descubierta por Petrie en el templo de Abidos, 420 kms. al sur de Giza.

Durante 2013 y en plena zona desértica, se hallaron bitácoras de papiro elaboradas por un funcionario llamado Merer. Se cree que datan del año 27 del reinado de Keops, y documentan el transporte de sillares calíferos en barcos desde las canteras de Tura a Giza. Varias veces designa el término "akhet Khufu" u "horizonte del faraón", es decir, la pirámide homónima, y así los ortodoxos suponen automáticamente que se trataba de revestimiento en caliza para el edificio poligonal -que según ellos el rey supervisaba en ese entonces- y no refería a otros proyectos.

La presencia de cartuchos con el nombre de Keops y Khnum-Khufu al interior de la Gran Pirámide y algunos bloques centrales de mampostería externa, no prueba que fuera este monarca quien la concibió, y en su lugar es posible que haya recibido el nombre de la estructura, no al revés. El registro oval del mismo se ha encontrado en docenas de tumbas y monumentos por todo Egipto, e incluso algunos son muy subsecuentes a su reinado. William Fix comenta: "Los egiptólogos explican que el nombre 'Keops' se había convertido en 'un poderoso amuleto' y era grabado en memoriales como emblema de santidad y protección. Dicho de otro modo, se utilizó en épocas posteriores, como la señal de la cruz preponderó en naciones cristianas durante casi dos mil años. Por supuesto, no asumimos que sea 'Jesucristo' cada representación de alguien que porta dicho símbolo, ni que todo recinto con esa figura haya sido ordenado construir personalmente por el Mesías. De igual manera, tampoco supondríamos que todo hombre llamado 'Jesús' sea el 'enviado original'" (9).

Fix cita evidencias sobre la interpretación defectuosa de marcas de albañilería y cartuchos utilizados para adscribir las pirámides a determinados reyes. Por ejemplo, Petrie encontró rótulos que vinculaban a Menkaure con dos construcciones diferentes, y en el caso de Sneferu -padre o padrastro de Keops- los registros parecen conferirle las gigantes de Meidum y las dos de Dahshur; también se supone que edificó una pirámide de menor tamaño en Seila, junto con numerosos santuarios en todo Egipto. Esto no tiene ningún sentido, pues se sostiene que Djedefre -sucesor de Keops- ordenó erigir un polígono acotado y de calidad inferior en Abu Rawash, y para explicar por qué no lo ubicó en Giza, los estudiosos convencionales creen que se debió a una reyerta familiar, pero el nombre 'Djedefre' figura en las rocas del techo de los "fosos para embarcaciones" cercanos a la Gran Pirámide.

Se estima que algunos cartuchos dedicados a soberanos de la Cuarta Dinastía eran símbolos sacros que identificaban diversas escuelas de pensamiento religioso, en lugar de faraones individuales. Los conocidos históricamente como Keops, Kefrén y Micerino bien pudieron reparar el terceto arquitectónico en calidad de monumento conmemorativo -o apropiarse de él-, y asimismo incorporar extensiones como pirámides subsidiarias, templos, tumbas (mastabas) y fosos para barcos, pero no hay evidencia concluyente de que esos monarcas construyeran las obras principales. Es más verosímil que fuesen elaboradas por otra civilización, mucho antes de la "era piramidal", y sirvieran como estándares que los faraones posteriores trataron de emular. La génesis de mastabas alcanzó su ápice bajo la Cuarta Dinastía, particularmente en Giza y alrededores, tal vez porque los miembros de la realeza y jerarcas enterrados en ellas querían asociarse con los magníficos constructos de sus antepasados.

Fig. 6.2. La meseta de Giza (vías fluviales en la Cuarta Dinastía).

Como ya se mencionó, "Khnum-Khufu" significa "Khnum me protege", siendo éste el dios del Nilo y alfarero mítico encargado de la creación planeada por Thoth, y concibió a los humanos a partir de arcilla en un torno. Thoth representaba la sabiduría o inteligencia rectora del Universo, y era conocido en épocas posteriores como Hermes, Mercurio y Enoc. Por su parte, Thoth-Hermes insipró las artes y ciencias, además de ser patrono del conocimiento secreto en calidad de iniciador. El nombre sería acogido por muchos adeptos llamados "serpientes de sabiduría", y en efecto el caduceo o bastón de Hermes está entrelazado con uno o dos ofidios (10). Más tarde Khnum pasó a denominarse Kneph o Chnuphis, también retratado como un enorme reptil que encarnaba la sapiencia divina creativa, y era protector de estudiantes esotéricos (11). Inclusive, todas estas características se hallan en consonancia con las tradiciones árabes que asocian la pirámide con Hermes.


Referencias

1. Heródoto, Historias, libro 2, secciones 124-127, p. 183-4.
2. Isis Develada, 1:519.
3. Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica, vol. 1, secciones 63-64.
4. Estrabón, Geografía, libro 17, sección 33; Plinio el Viejo, Historia Natural, libro 36, capítulo 17.

5. "Al Maqrizi On the Pyramids of Egypt", jasoncolavito.com.
6. Ahmed Fakhry, The Pyramids, University of Chicago Press, 2da edición, 1969, p. 102.

7. M. Seyfzadeh y R. Schoch, "The Inventory Stele: More Fact Than Fiction", Archaeological Discovery, v. 6, n° 2, 2018, p. 103-61.

8. Fix, Pyramid Odyssey, p. 53-6.
9. Pyramid Odyssey, p. 89-90.
10. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, TUP, 1977 (1888), 1:675, 2:364, 529-30; The Theosophical Glossary, Theosophical Publishing Society, 1892, p. 140; E.A. Wallis Budge, From Fetish to God in Ancient Egypt, Dover, 1988 (1934), p. 121-2.

11. La Doctrina Secreta, 2:210-11; From Fetish to God in Ancient Egypt, p. 174-5, 255-8.


07. Datación por carbono

En la década de 1980 se dataron con radiocarbono varios monumentos del antiguo Egipto, incluida la Gran Pirámide (1). Esta técnica no puede aplicarse a la piedra, pero sí para fechar fragmentos de material orgánico como madera y carbón, a veces incrustados en el mortero entre bloques líticos. Las 15 muestras de la pirámide arrojaron fechas desde 2853 a 3809 a. de C., siendo el promedio 3029 a. de C., y si esto es fiable suponiendo que corresponde al periodo de su construcción, haría que la estructura sea unos 400 años más vieja de lo estimado.

A mitad de los '90 se realizaron más dataciones de aquélla y muchos otros sitios egipcios, lo que permitió descubrir promedios entre 200 y 300 años más antiguos, si bien los cálculos para el coloso poligonal variaron en 1210. Luego de un nuevo análisis con modelos informáticos y "calibraciones sólidas", que implicaron "centrarse en el extremo inferior de los rangos de edad", se obtuvieron resultados que mostraban "un acuerdo mucho más cercano con los registros cronológicos convencionales" (2).

Inclusive, si se cree que las fechas de radiocarbono en la Gran Pirámide son razonablemente precisas, aún no hay certezas de que señalen su longevidad real. Todas ellas proceden del exterior, los bloques de mampostería del núcleo, o el espacio entre éste y las piedras de revestido, por lo que pueden indicar trabajos de reparación posteriores. Ciertamente, los años de 2085 a. de C. y 2746 a. de C. para el Templo de la Esfinge no determinan la época de su levantamiento, ya que sus enormes sillares tienen erosión severa y parecida a la de dicha obra zoomorfa, que de acuerdo a los geólogos poseería al menos 10.000 años (ver sección 11).


Fig. 7.1. En 2020, un trozo de cedro con casi 13 cms. de largo, yaciente en un pozo de la Cámara de la Reina, fue datado por carbono entre 3341 y 3094 a. de C., y a diferencia de los conductos en la estancia del Rey, los pertenecientes a aquélla no se prolongan hacia el exterior piramidal ni fueron cortados originalmente en dirección al recinto, sino que se detuvieron a una brecha de cinco pulgadas. Se abrieron por primera vez desde el interior en 1872, cuando en el pozo norte se localizó cedro y una bola en dolerita (7 cms. de diámetro), e igualmente un pequeño gancho de cobre (o bronce) en el homónimo sur. El cedro estaba en una sola pieza, pero la exposición al aire provocó que se desintegrara, y constituía parte de un objeto maderero mucho más grande cuyos restos fueron detectados en 1993 durante una exploración de pozos con cámara robótica (3).

El método con radiocarbono está sujeto a varias fuentes potenciales de error (4). En particular, su concentración atmosférica no es permanente, y las muestras pueden estar contaminadas con carbono viejo o reciente de su entorno, por lo cual se hacen ajustes para tenerlo en cuenta. No obstante, hay numerosos casos de edades falsas. Existen caracoles vivos en manantiales artesianos del sur de Nevada con radiocarbono tan bajo en sus conchas, que en teoría "llevan muertos" 27.000 años. Además, un hueso procedente de lechos en Olduvai (Tanzania) adscrito con 29.000 años mediante dicho sistema y otros rasgos geológicos, terminó revelando una edad de 3340. Las tectitas (trozos de roca con apariencia de vidrio) fechadas en aproximadamente 700.000 años sobre la base de dataciones con potasio-argón y estudios estratigráficos, tenían sólo entre 4830 y 5700 según el análisis del carbón vegetal que les acompañaba.


Referencias

1. Venture Inward, noviembre/diciembre 1985, mayo/junio 1986, noviembre/diciembre 1986.

2. "How old are the pyramids?", 10 de septiembre de 2009, aeraweb.org; G. Bonani et al., "Radiocarbon dates of Old and Middle Kingdom monuments in Egypt", Radiocarbon, v. 43, n° 3, 2001, p. 1297-320; M.W. Dee et al., "Reanalysis of the chronological discrepancies obtained by the Old and Middle Kingdom monuments project", Radiocarbon, v. 51, n° 3, 2009, p. 1061-70.

3. abdn.ac.uk/news/14573; world-archaeology.com/issues/issue-106/lost-dixon-relic; britishmuseum.org/collection/object/Y_EA67818; britishmuseum.org/collection/object/Y_EA67819.

4. W.R. Corliss, Anomalies in Geology: Physical, chemical, biological, Sourcebook Project, 1989, p. 249-52; Michael A. Cremo y Richard L. Thompson, Forbidden Archeology, Bhaktivedanta Institute, 1997, p. 764-94.


08. Arqueoastronomía

Otra manera de fechar obras es la arqueoastronomía o investigación de posibles alineamientos celestes en épocas pretéritas. Las coordenadas estelares vistas desde la Tierra cambian con el tiempo, y una causa principal es la precesión de los equinoccios, que dura unos 25.920 años y se genera como resultado de que el eje planetario traza un "círculo" alrededor de los polos eclípticos (sectores en el cielo a que apuntarían los extremos de esa línea si estuviera perfectamente vertical en lugar de inclinada). Los antiguos egipcios conocían ese periodo, pues al culto de los dioses gemelos Shu y Tefnut le siguió el de los toros míticos Apis y Mentu, y luego el carnero Amón, coincidiendo con las etapas en que el Sol pasaba por Géminis, Tauro y Aries, respectivamente.

Si la precesión fuera el único causante, los astros parecerían salir y ponerse exactamente en la misma época anual cada 25.920 años, pero hay otros factores: primero, todas las estrellas -incluido el Sol y su familia de planetas- experimentan "movimiento propio" a través del espacio, y segundo, existe variabilidad en la inclinación del eje terrestre. Para hoy, ésta última es de 23,4° y los científicos han establecido que sigue disminuyendo aproximadamente una centésima de grado (47 segundos de arco) por siglo, teorizando que fluctuaría entre 21,5° y 24,5° durante unos 41.000 años.

Según la Teosofía, el eje se invierte poco a poco a lo largo de 360°, con una velocidad media de 4° en cada fase precesional (56 segundos de arco/centuria), y por lo tanto describe una espiral alrededor de los polos eclípticos. Además, se producen perturbaciones axiales esporádicas y repentinas que conllevan cataclismos importantes (1), si bien los científicos del establishment descartarían esto como "imposible" porque no conocen ninguna fuerza que genere tal efecto, y tampoco explican qué causa la rotación planetaria sobre su eje.

A fines del siglo XIX, el astrónomo Richard Proctor declaró que la Gran Pirámide se habría edificado alrededor del 3350 a. de C. ó 2170 a. de C. porque en esa fecha el pasaje descendente se alineó con Thuban (Alpha Draconis) en su culminación inferior (2), e inspirándose en sus datos, Robert Bauval desarrolló una hipótesis alternativa más elaborada (3). A tenor de su pesquisa, hay siete pirámides normalmente atribuidas a reyes de la Tercera o Cuarta dinastías que son un reflejo en el terreno de ciertas estrellas importantes. El terceto de Giza representa las tres lumbreras en el "ceñidor" de Orión; las pirámides de Abu Rawash y Zawyet El Aryan serían Bellatrix y Saiph -ubicadas en la pierna izquierda y el hombro derecho de esa constelación-; las obras al norte y sur en Dahshur corresponderían a Aldebarán (Alfa Tauri) y Ain (Epsilon Tauri), y el río Nilo a la Vía Láctea. Asimismo, las llamadas "Tres Marías" en Latinoamérica también pueden aludir a los Tres Magos o Sabios de la mitología cristiana (4).

Fig. 8.1. Diagrama por Legon del plano geométrico de Giza, con medidas en codos reales (1 codo real= 20.620 pulgadas= 0,524 mts.) (5).

Fig. 8.2. Correlación en 10.500 a. de C. entre las tres pirámides de Giza y las estrellas en el "cinto" de Orión (de derecha a izquierda: Alnitak, Alnilam y Mintaka), propuesta por Robert Bauval (6).

Bauval muestra que la coincidencia entre las posiciones relativas del trío piramidal en Giza y los astros de la "faja oriónida" habría sido más precisa alrededor del 10.500 a. de C., cuando ese asterismo alcanzó por última vez su punto más bajo en el cielo como parte de su ascenso y ocaso periódicos, resultantes de la precesión. Sostiene que en dicho momento los egipcios trazaban el sitio guizense y elaboraron la Esfinge (Era de Leo), pero la Gran Pirámide no se habría levantado hasta más o menos el 2500 a. de C., porque en esa época los pozos norte en las Cámaras del Rey/Reina apuntaban a Thuban (Draco) y Kochab (Osa Menor) respectivamente, mientras los del sur se ajustaron con Alnitak y Sirio (Canis Major). Cabe recordar que en la mitología egipcia Orión y Sirio representan a los Padres Divinos conocidos como Osiris e Isis.

Fig. 8.3. Alineaciones de ejes propuestas por Bauval.

Fig. 8.4. Deslizamiento precesional de Orión por el meridiano entre 10.500 a. de C. y 2000 d. de C. (7).

Si utilizamos las fórmulas científicas aceptadas para calcular dichas alineaciones, y considerando el movimiento de las estrellas o su lejanía/aproximación respecto al Sistema Solar (8), encontramos que el eje sur de la Cámara del Rey indicó hacia Alnitak en 2465 a. de C. y su extremo norte a Thuban en 2425 a. de C., mientras que el punto norte en el vestíbulo de la Reina convergió con Kochab durante 2375 a. de C., y su parte austral miraba a Sirio para 2365 a. de C. Todas estas fechas son más recientes que las citadas respecto al gobierno de Keops (c. 2589-2566 a. de C.) (9), y es ilógico que las sincronicidades astronómicas de los pozos en la Cámara del Rey sean anteriores a aquéllas de su contraparte, ya que éstas últimas deben haber sido construidas primero (tengamos en cuenta, sin embargo, que el ángulo de cada eje varía y el valor promedio es incierto).


Referencias

1. La Doctrina Secreta, 2:331, 725-6; S.A. Mackey, Mythological Astronomy of the Ancients Demonstrated, Wizards Bookshelf, 1973 (1822/23); "Inversiones polares y catástrofes geológicas", parte 5.

2. Richard A. Proctor, The Great Pyramid: Observatory, Tomb and Temple, R. Worthington, 1883, p. 100.

3. Robert Bauval y Adrian Gilbert, The Orion Mystery, 2da edición, Mandarin, 1995; Bauval y Hancock, Keeper of Genesis.

4. Blavatsky Collected Writings, 8:384.
5. John A.R. Legon, "A ground plan of Giza", Discussions in Egyptology, n° 10, 1988, p. 33-40.

6. wikipedia.org.
7. Keeper of Genesis, p. 231.
8. A. Hirshfeld, R.W. Sinnott y F. Ochsenbein, Sky Catalogue 2000.0, vol. 1, Cambridge University Press, 2da edición, 1991, p. xv.

9. egymonuments.gov.eg (Collections-"Khufu's Statue").