20 de junio de 2024

Saint-Germain: vida, obra y misterio (3 de 4)

David Pratt, septiembre 2012


Contenidos:

08. El príncipe Carl y los últimos años
09. Sus orígenes
10. Mensajero y adepto
-¿Cuándo murió?


08. El príncipe Carl y los últimos años

Carl de Hesse-Cassel (1744-1836), nieto del rey Jorge II de Inglaterra, se crió con familiares en la corte danesa. En 1762, bajo la autoridad del zar Pedro III y cuando las tropas rusas se preparaban a invadir Dinamarca, estuvo a las órdenes del capitán general Comte (Claude-Louis) de Saint-Germain, y cabalgaron hasta Pomerania. Allí tomaron conocimiento del golpe que sustituyó a Pedro III por Catalina y la retirada de milicias connacionales. En 1769, Carl sería electo como regente de los ducados de Schleswig y Holstein en nombre del mandato de su hermano político, el rey Cristián VII de Dinamarca y Noruega. Asimismo, fue recibido en la logia masónica de Schleswig hacia la primavera de 1774.

Carl de Hesse-Cassel (en.wikipedia.org).

Tras el óbito de Maximiliano III (30 de diciembre de 1777), último miembro de la división bávara de la Casa Wittelsbach, Austria invadió Baviera, y Federico II de Prusia atacó Bohemia en respuesta. Carl había participado de maniobras en tiempos de paz con el ejército prusiano, y se hizo compañero del rey Federico, su primo, en lo que sería la Guerra de Sucesión baviera. Los austriacos se retiraron ante ellos, y mientras Federico daba las actividades por concluidas, Carl emprendió el regreso.

Llegó a Altona el 19 de diciembre de 1778, día de su 34° cumpleaños, y fue citado inmediatamente por el barón De la Housse. El Hexágono tenía alianzas con Austria, aunque no le prestó apoyo fáctico durante las hostilidades. El ministro expresó dudas de que Federico estuviera dispuesto a concretar una paz, pero Carl, conociendo la grave artritis de Federico, aseguró lo contrario. Ambos informaron al rey y Luis XV que la conciliación era viable, firmando así el Pacto de Treschen en mayo de 1779. De la Housse saludó a Carl como benefactor de la humanidad, pero el joven dinasta no habría tomado la iniciativa sin el plan propuesto por aquél. Es curioso que el galo "sondeara" al príncipe, ya que no le habían ordenado hacerlo desde París, y considerando que este dignatario era el único en Altona a quien Saint-Germain frecuentaba, es posible que el enigmático noble haya "movido hilos" tras bastidores (1).

Carl conoció a Saint-Germain en Altona, probablemente gracias a De la Housse. En sus memorias, dice que el conde "pareció mostrar un creciente apego hacia mí, sobre todo cuando escuchó que yo no era cazador y no tenía otras pasiones contrarias al estudio del conocimiento supremo de la naturaleza (...) [él me respondió] 'iré a verte a Schleswig y verás las grandes cosas que lograremos juntos'" (2). Sin embargo, Carl había oído toda clase de historias descabelladas relativas a las portentosas facultades del sujeto, y pidió al coronel Koeppern que lo disuadiera de no asistir, pero el conde fue categórico en sus propósitos. Entonces, Carl preguntó al coronel Frankenberg su impresión, y declaró: "Puedes estar seguro de que no es embaucador, y posee una gran sabiduría", añadiendo que mejoró las piedras preciosas en los aretes de su cónyuge, incluso duplicando el valor (3).

Poco después, Saint-Germain visitó a Carl en su residencia, el castillo de Gottorp, en Schleswig: "Me habló de las grandes cosas que quería hacer por la humanidad, etc. Yo no tenía muchas ganas, pero al final tuve mis escrúpulos en descartar conocimientos que eran importantes en todo sentido (desde una idea falsa de sabiduría o avaricia), y me convertí en su discípulo. Habló mucho sobre el acondicionamiento de colores, que no costaría casi nada, y también de los metales, añadiendo que era absolutamente necesario adherirse a este principio (...). No hay casi nada en la naturaleza que él no pudiera someter a desarrollo y puesta en práctica. Me confió algo del conocimiento de la naturaleza, pero sólo la parte introductoria, haciéndome buscar los medios para lograrlo, a través de experimentos, y regocijarme enormemente de mis progresos. Así ocurrió con metales y gemas preciosas, pero respecto a colores, efectivamente me los otorgaría, además de información crucial" (4).

Hesse-Cassel estimaba que la ausencia de manufacturas tenía pobre a Dinamarca y aceptó la propuesta de Saint-Germain para instalar una fábrica. Compró un recinto abandonado en Eckernförde (Mar Báltico), a 48 kms. de Gottorp, lo hizo reparar y encargó rollos de tela con objeto de iniciar la policromía. Carl iba a menudo y aprendía a hacer sus tintes; el alquimista declaraba que era el único discípulo admitido, y el monarca aseveró que la empresa "fue un éxito rotundo".

El soberano conocía a un mercante de seda lionés y compañero masón, llamado Jean-Baptiste Willermoz, y en mayo de 1781 le envió muestras artesanales por Saint-Germain con la esperanza de involucrarlo en un negocio conjunto. Willermoz afirmó que los teñidos eran mejores que los suyos y evidenciaba interés, pero también hizo comentarios despectivos, probablemente con el fin de obtener los productos a un precio más barato. Al final, el esquema nunca llegó a concretarse (5).

En una carta a Willermoz el 7 de febrero de 1782, Carl sostuvo que "Saint-Germain ha estado lleno de actividades durante todo el invierno, con más asuntos aparte del teñido, otras empresas y dar instrucción" (6), sin clarificar cuáles eran esos proyectos, pero podrían relacionarse con la industria de fármacos.

Los documentos dejados por el príncipe incluyen la receta del famoso té promovido por el señero, que contenía senna, flores de saúco e hinojo, y empapados en alcohol de vino, todo lo cual generaba efectos laxantes y otras propiedades saludables. Carl cuenta que una vez su mujer padeció ataques catarrales, grandes dolores y fiebre; tomó uno de los medicamentos de Saint-Germain y al cabo de una hora volvió a estar perfectamente sana. Al parecer, aquél seguía la tradición de los antiguos herbolarios, añadiendo sus propios refinamientos (7). Carl apuntó: "Sabía todo sobre hierbas y plantas, descubriendo remedios que siempre utilizaba y prolongaron su vida y salud. Todavía conservo algunas de sus recetas, pero los médicos denunciaron enérgicamente su ciencia después de morir. Había allí un médico llamado Lossau, que había sido boticario, y a quien yo otorgaba mil doscientas coronas al año para que trabajara con las medicinas que le ofrecía, entre otros, el conde Saint-Germain; y principalmente con su té, que los ricos compraban y los pobres recibían gratis. Este galeno curó a varias personas, de las cuales ninguna murió, que yo sepa; pero tras su fallecimiento, y disgustado por las propuestas que me llegaban de todas partes, saqué las fórmulas y no reemplacé al apotecario" (8).

Varios pesquisantes afirman que Saint-Germain tuvo roles clave en sociedades como los rosacruces y masones, e Isabel Cooper-Oakley destaca su paso innegable por ellas dejando enseñanzas (9). Según el Cadete de Gassicourt, fue miembro de los templarios, yendo entre logias para crear vínculos mutuos, y se dice que "M. de St. Germain" realizó este trabajo para la subsidiaria en París de los Caballeros homónimos. Las investigaciones demuestran que estuvo relacionado con los "Asiatische Brüder" o "Caballeros de San Juan Evangelista del Oriente Europeo", los "Ritter des Lichts" o "Caballeros de la Luz", más otros organismos rosacruces en Austria y Hungría, y también los martinistas parisinos (10).

No hay pruebas de que Gassicourt hablara con antecedentes de primera mano. Es verdad que Saint-Germain conocía a personeros en múltiples gremios, pero no tenemos rastros de que ejerciera funciones importantes en ellos, o participase de ritualismos. Como se vio, algunos masones de nivel inferior propendían a serle antagónicos, probablemente porque estaban celosos de su fama y aptitudes, y debido a que particulares en altos cargos lo tenían en gran consideración a pesar de no tener credenciales masónicas. Los integrantes de mayor rango le demostraron amplio beneplácito, como el príncipe Conde de Clermont (Gran Maestre del Gran Oriente francés), Fernando de Brunswick y Carl Hesse. El segundo de éstos se reunió con Saint-Germain tres veces cuando visitaba a Carl hacia finales de 1779, y comentó que el viajero "adquirió grandes conocimientos a través de sus escudriñamientos sobre la naturaleza (...). Su diálogo contiene muchas instrucciones" (11).

El 12 de diciembre de 1781, Hesse Cassel escribió al duque Ferdinand von Haugwitz sobre nuevos rituales y una próxima convención masónica internacional en Wilhelmsbad. Fuller observa: "Si este alquimista hubiera sido -como varios imaginan- un 'masón de alto rango', ese tiempo fue la presumible ocasión de haberlo visto desempeñando el rol que le atribuye Cooper-Oakley, recorriendo logias para establecer nexos, y en particular ayudando a reformar la Estricta Observancia. De esta carta se desprende claramente que los reacondicionadores fueron el duque von Haugwitz, con asistencia de Willermoz. Y aunque seguía en contacto con esos individuos, a Saint-Germain nunca se le mostraron las nuevas ceremonias, no le consultaron y tampoco se esperaba que asistiera al mitin (...) porque a pesar de su honda amistad con el príncipe Carl, no pensaban en él como masón" (12).

Cooper-Oakley presenta un supuesto mensaje al conde Görtz en que Saint-Germain dice: "He prometido visitar Hanau para reunirme con Karl en el domicilio de su hermano, y perfeccionar juntos el sistema de 'Estricta Observancia'" (13), pero ello no está respaldado por ningún correo genuino. También cita las opiniones acerca del personaje por Hessen-Phillips-Barchfeld, primo de Carl: "(...) tiene lazos con muchos hombres notables, e influencia extraordinariamente en los demás. Mi primo le tiene mucho cariño, trabajan juntos en la masonería y otras ciencias oscuras. Lavater [fisonomista suizo] le envía personas selectas. Puede hablar con distintas voces y desde varias proximidades, y copia perfectamente cualquier mano que vea. Se dice que está en conexión con espíritus que le obedecen; es médico, geognóstico y tendría medios para prolongar la vida" (14). Incluso si se trata de un mensaje verdadero, podría consistir en una mezcla de rumores y hechos.

Existe otra correspondencia que se cree fue enviada por Carl a Willermoz el 28 de mayo de 1784, informándole la muerte de Saint-Germain y una de sus últimas conversaciones con él: "Siempre actuó como si fuera ignorante de masonería o altos conocimientos, aunque el año pasado ciertos pormenores me habían convencido de lo contrario (...). A pesar de nunca haber admitido ser masón, dijo extrañamente que era 'el más antiguo de la Orden'". No se ha podido rastrear el documento original, y está ausente de la serie epistolar conocida entre ambos consignatarios (15).

Se dice que Carl y su misterioso instructor realizaron experimentos alquímicos en una torre de la finca Louisenlund, perteneciente al soberano. Christopher McIntosh describe el parque local: "(...) se diseñó en forma de viaje iniciático, en que el candidato atravesaba un denso bosque, ingresando después a un laberinto, y encontraría símbolos figurativos a lo largo del trayecto" (16). Según Manly Hall, los últimos años de Saint-Germain "estuvieron divididos entre su trabajo de investigación en alquimia con Carl Hesse y la Escuela de Misterios en Louisenlund (Schleswig), donde se abordaban problemas filosóficos y políticos" (17), pero el autor no incluye constataciones.

Izquierda: torre Louisenlund, hoy desaparecida. Derecha: pintura irregular. Se piensa que contuvo un laboratorio de alquimia y una sala donde se practicaron rituales masónicos.

Primer plano de la entrada a la torre, con piedra egipcia. Posteriormente la puerta se cambió a otro lugar.

Aunque este singular hombre no era masón oficialmente, el príncipe Carl lo veía como espíritu compañero y maestro. En sus notas, describe así al "viejo papá Saint-Germain": "Fue quizás uno de los más grandes filósofos que haya existido. Un amigo de la humanidad, sólo deseando dinero para auxiliar a los pobres, y también amigo de los animales; su corazón nunca estuvo ocupado en algo que no fuera el bien del prójimo. Pensó que hacía feliz al mundo proporcionándole nuevos placeres, los colores y tejidos más hermosos y mucho más baratos que antes, gracias a sus magníficas tinturas. Ni por mientes he visto a nadie con una inteligencia más diáfana que la suya, aparte de una erudición (particularmente en historia) como rara vez encontré" (18).

Carl añade que los "principios filosóficos de su religión eran puro materialismo", cometiendo igual desacierto que Wurmb. No sabemos los pormenores de sus pláticas con Saint-Germain ni las doctrinas impartidas, pero como apunta el soberano, "de ninguna forma rendía culto a Jesús"; en efecto, una vez declaró al mentor que encontraba ofensivos sus comentarios, y éste prometió no volver a plantear el asunto (19). Su postura más factible habría sido que Jesús fue un sabio de vida ética, pero no "hijo de Dios"; así, el conde no era teísta ni creyente en la teología cristiana ortodoxa, pero tampoco un materialista acérrimo. En cambio, pudo adherirse a una visión panteísta de la naturaleza que a los masones consuetudinarios les sonaba a "fisicalismo ateo" (20).

En 1783 empeoraba la condición física de Saint-Germain. Siempre había sido muy vulnerable al frío y padecía reumatismo, mientras Carl pensó que los achaques eran producto de la humedad del sótano en que vivía cuando llegó a Eckernförde. En la invernada de ese año el príncipe tuvo que trasladarse a Cassel (Alemania) por negocios familiares, y su preceptor anunció que le dejaría una epístola con sello en caso que muriera antes de regresar, pero hasta entonces no reveló nada más.

Según el registro de la iglesia St. Nicolai en Eckernförde, el célebre influenciador murió el 27 de febrero de 1784 en ausencia de Carl, y fue enterrado en la cripta n° 1 al interior del recinto el 2 de marzo (21). Luego de la destrucción por marejadas el 13 de noviembre de 1872, todos los sepulcros se repletaron de arena y desapareció la mayoría de lápidas grandes, por lo que no se sabe exactamente dónde yacen ahora los restos del enigmático noble (22).

Saint-Germain era tan pobre al momento de fallecer que su patrimonio no alcanzó a cubrir las expensas fúnebres, y se le otorgó sepelio gratuito por respeto a su mecenas y discípulo. Todo lo que dejó fue un paquete de facturas pagadas, una pequeña cantidad de dinero en efectivo, algo de ropa y otros artículos como maquinillas de afeitar y cepillos dentales. El valor de sus objetos en moneda inglesa actual rondaría las 690 libras esterlinas (23); no había diamantes, cuadros, partituras musicales, libros ni violines. Carl dijo haber recuperado todas sus misivas, pero no se encontró ninguna otra correspondencia, y tampoco pudo hallar el prometido mensaje secreto.


Notas

1. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 249-50.

2. The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 382.
3. Fuller, p. 251.
4. The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 383-4.
5. Fuller, p. 257-69.
6. Ibídem, p. 266.
7. Ibídem, p. 270-3.
8. The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 383.
9. Isabel Cooper-Oakley, The Comte de St. Germain: The secret of kings, edición original 1912, reimpresión, Escondido, CA: The Book Tree, 1999, p. 147. Manly Hall dice que este hidalgo fue "el espíritu impulsor del rosacrucismo durante el siglo XVIII, y posiblemente el jefe real de esa orden" (The Most Holy Trinosophia of the Comte de St.-Germain, Philosophical Research Society, 1933, p. 22; reimpreso por Aziloth Books, 2011, p. 16). Arthur E. Waite, por otra parte, afirma que las crónicas rosacruces alemanas en postrimerías de igual centuria "no guardan una sóla palabra referente a la presencia o las actividades del conde" (The Brotherhood of the Rosy Cross (1924), New York: University Books, sin fecha, p. 499).

10. Cooper-Oakley, p. 151-2.
11. Fuller, p. 256.
12. Ibídem, p. 275. El autor fecha este correo el 12 de diciembre de 1782, pero la conferencia empezó el 16 de julio, motivada por preocupaciones sobre los orígenes de la masonería, y se amplió hasta mediados de septiembre. Los participantes acordaron no seguir promulgando su ascendencia de los Caballeros Templarios, y se modificó el nombre de "Estricta Observancia" a "Beneficientes Caballeros de la Ciudad Sacra" (p. 285).

13. Cooper-Oakley, p. 152, 155.
14. Ibídem, p. 153, 4.
15. Fuller, p. 289.
16. Terry Melanson, "Illuminati Sightseeing: Karl and St. Germain at Louisenlund", 2008, bavarian-illuminati.info.

17. La Santísima Trinosofía del Conde St.-Germain, 1933, p. 24; 2011, p. 18. La relación testamentaria de Carl incluyó un gran número de sustancias químicas encontradas en el laboratorio, donde según cuentan fabricaba oro, primero con su maestro y luego junto a orfebres. También se descubrieron fragmentos de ese metal y piezas de joyería creadas con dicho elemento. Recordemos que este "oro" es el concebido por Saint-Germain y equiparable al mineral auténtico (que los fedantes ya mencionan durante su estadía en Francia al terminar el decenio 1750), y no era resultado de la transmutación del plomo. Además, el príncipe estableció una fábrica rentable para ese producto en Ludwigsburg (G. van Rijnberk, Saint Germain in de brieven van zijn tijdgenoot den Prins Karel van Hessen Cassel, Den Haag: Servire, c. 1935, p. 29; "Wer war 'Graf Saint-Germain': eine historisch-kritische Bestandsaufnahme", Jahrbuch der Heimatgemeinschaft Eckernförde e.V., n° 5, 2004, p. 32-3).

18. The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 384.
19. Ibídem, p. 384.
20. Von Gleichen consignaba: 'Su filosofía [de Saint-Germain] era la de Lucrecio; subrayó misteriosamente las profundidades en la naturaleza, y abrió a la imaginación una carrera vaga, oscura e inmensa respecto al tenor de la ciencia, su plétora y orígenes excelsos" (The Theosophical Path, diciembre 1914, p. 455). El antedicho filósofo romano (siglo I a. de C.) suele retratarse como un "materialista" que desechaba todas las explicaciones míticas de fenómenos naturales; no obstante, sus descripciones apuntarían a "una fuerza vital y parafísica que surge a través del Universo, y actúa por encima o más allá de la naturaleza pura" ("Lucretius", Internet Encyclopedia of Philosophy, iep.utm.edu). Blavatsky llama a Leucipo, Demócrito, Epicuro y Lucrecio a modo de "panteístas espirituales, más trascendentes y filosóficos" (La Doctrina Secreta, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1977 (1888), 1:569).

21. Un tal doctor Biester afirma que Carl hizo enterrar a Saint-Germain en el camposanto de Friederiksberg (Schleswig) para "hablar con su fantasma muy entrada la noche" (Cooper-Oakley, p. 135).

22. "Wer war 'Graf Saint-Germain': eine historisch-kritische Bestandsaufnahme", p. 14.

23. Fuller, p. 290-6. Cuando nuestro protagonista llegó a Schleswig en 1779, se dijo que sólo traía una maleta con ropa y otros ítemes (Rijnberk, Saint Germain in de brieven van zijn tijdgenoot den Prins Karel van Hessen Cassel, p. 7 nota al pie), y debió poseer una memoria sobresaliente por su vasto conocimiento en historia y ciencia.


09. Sus orígenes

Saint-Germain relató a varias personas que era hijo de Francis (Ferenc) Rackozy II de Transilvania (1), siendo éste el apellido de una familia noble en el Reino de Hungría entre los siglos XIII y XVIII. Dicho aristócrata fue el más célebre, habiendo nacido en 1676 y muerto durante 1735 en el Imperio Otomano. Lideró el levantamiento húngaro contra los Habsburgo austríacos entre 1703-1711 como príncipe de los Estados Confederados del Reino y de Transilvania, y luego que la rebelión se suprimiera, el caudal de los Rákóczy fue expropiado.

A los 19 años Francis contrajo nupcias con la princesa Charlotte Amalie von Hesse-Rheinfels en 1694, y tuvieron tres hijos: Leopold George, muerto en 1700 a los cuatro años; Joseph, venido al mundo en 1700, subsistió hasta 1738 en la Bulgaria actual, y George (György) vivió entre 1701 y 1756, terminando sus días en Francia. Los dos últimos fueron separados de sus progenitores a temprana edad, y se criaron en la corte del emperador Carlos VI, enemigo de Francis. George visitó a su padre en 1727, mientras que Joseph no volvió a verlo. En su testamento, el soberano incluyó a los dos vástagos supervivientes, pero dejó todo al menor, quien luego fraccionaría la herencia con su deudo (2).

En sus memorias, escritas más de 30 años posteriores al óbito de Saint-Germain, Carl Hesse apunta: "Me contó que era hijo del príncipe Rákóczy de Transilvania, y de su primera esposa, una Thököly" (3). El monarca debió entenderlo mal, quizás porque su interlocutor utilizaba eufemismos, pues Rákóczy sólo estuvo casado una vez, y fue su madre, Helen Zrinyi, quien se convirtió en Thölöky por un segundo matrimonio. A todas luces, el misterioso viajante no era ninguno de los descendientes conocidos de Rákóczy -incluso él mismo decía que fue hijo "de ganancia"-, y Carl estaba en lo cierto al concluir que su mentor tenía una madre distinta a la de Joseph y George.

Carl también aseveró: "Me dijo que tenía 88 años cuando vino aquí [Schleswig-Holstein, 1770], y calculo 92 ó 93 al morir (...). Fue puesto bajo la protección de los últimos Médici, quienes lo sedaron en su dormitorio cuando era niño. Tras saber que sus dos hermanos, hijos de la princesa Hesse-Rheinfels o Rotenberg (...) se habían sometido al emperador Carlos VI y adoptando los nombres de San Carlos y Santa Isabel en honor del regente y la emperatriz, dijo 'entonces, me llamaré Sanctus Germanus'" (4).

Si el dato es verídico, Rákóczy detentaba sólo 15 años al momento de concebir a Saint-Germain. Fuller añade: "(...) si la conversación tuvo lugar en Eckernförde, este personaje habría querido decir que su edad era de 88 años cuando Carl le instaló en las obras, lo que debió ocurrir entre el 24 de noviembre de 1779 durante su permanencia en Gottorp, y junio de 1781 mientras se hallaba en Eckernförde. Si en 1781 dijo al príncipe que había cumplido 88 años recientemente, eso nos daría un tiempo de nacimiento a finales de 1693 o principios de 1694, cuando Rákóczy tendría 17 años, y además en Italia, lo que se une con la referencia a los Médici, de otro modo incomprensible" (5).

La mencionada familia constituyó una dinastía política, de banqueros y más tarde casa real que empezó a adquirir prestigio en la República de Florencia a fines del siglo XIV, y terminando en el XVIII con dos hermanos infelizmente casados y sin hijos. El mayor, Ferdinando, murió por sífilis en 1713, y Gian Gastone (fallecido durante 1731) sucedió en 1723 a su padre Cosme III, convirtiéndose en el último gran duque de Toscana.

Saint-Germain dijo que su país vernáculo nunca había conocido dominio extranjero, y esto suele interpretarse como una alusión a la casa de Wittelsbach, pues Baviera es prácticamente el único sitio europeo, aparte de Francia, al que podemos denotar con ese rasgo. En otra circunstancia declaró que sólamente los Borbones podían rivalizar con su linaje, lo que nuevamente implica que era Wittelsbach, ya que sólo ésta última y aquéllos se comparaban en términos de la antigüedad de su reinado (6). Una teoría dice que fue hijo no reconocido de la aristócrata española María Ana, quien nació como Wittelsbach, pero ella nunca estuvo en algún punto a cientos de kilómetros de Rákóczy. Fuller da una hipótesis más verosímil: "Había otra dama Wittelsbach de la división familiar mayor, la princesa Violante de Baviera. Era esposa del príncipe Ferdinando Médici, que vivió abandonada y miserable en Florencia, a donde Rákóczy llegó en mayo de 1693 y permaneció ahí cuatro meses. No existe evidencia documental de que se conocieran, pero si observamos las pinturas de ambos y Saint-Germain, se aprecia que el rostro del arcano trotamundos parece combinar facetas de dichos individuos. Se parece a ella en el puente de la nariz, las cejas y parte superior facial, y a su padre respecto al mentón y la boca" (7).



De arriba abajo: Saint-Germain, Francis Rákóczy (por Adam Mányoki, 1724), princesa Violante.

Como Violante perteneció al abolengo Médici, esto daría una razón para que criaran al niño. Cuando la familia de una muchacha que ha tenido un hijo fuera del matrimonio persigue al padre, normalmente ocurre para hacer que éste le proporcione manutención económica, mas la estirpe italiana era más solvente que Rákóczy. Además, si decidieron quedarse con el infante y la madre podía verlo, tal vez creyeron innecesario notificar al transilvano y éste nunca habría sabido del asunto (8).

Gian Gastone siempre fue compasivo con Violante, su derelicta cuñada, y pudo persuadir a Cosimo para aceptar al chico, entre los múltiples pajes de buenas familias a quienes ayudó en su formación, y eso es congruente con el aserto por Saint-Germain de que estaba "tremendamente protegido" por Gastone (9). La casa Medici poseía gran conocimiento, pero el alquimista dijo a Carl que asimiló secretos naturales mediante sus propias aplicaciones e indagatorias (10). De igual manera, sus nexos con los duques Médici explica cómo llegó a poseer cuadros de Rafael u otras pinturas valiosas, y convertirse en un músico talentoso.


Notas

1. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 200, 218, 225, 230, 280.

2. Ibídem, p. 57-9. Cooper-Oakley presenta un relato muy inexacto del testamento por Rákóczy, afirmando que menciona a un tercer hijo (equiparado con Saint-Germain) y le concede un gran patrimonio y derechos sobre propiedades costosas (The Comte de St. Germain: The secret of kings, edición original 1912, reimpresión, Escondido, CA: The Book Tree, 1999, p. 15; Fuller, p. 57).

3. Fuller, p. 280.
4. Ibídem. Carl añade: "No puedo garantizar la verdad de su nacimiento, pero he sabido por otra fuente que el último de los Médici le dio gran protección" (The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 383).

5. Fuller, p. 280.
6. Ibídem, p. 170-1, 238-9.
7. Ibídem, p. 280-1. En sus Confesiones, Rákóczy divulga que en Italia no conoció al duque Cosme, pero no deja entrever si tuvo tratos con Ferdinando o Violante. Declaró asimismo haberse alejado de prostitutas para evitar riesgo por infecciones, y que otros lo veían "casto", pero en realidad era un sepulcro blanqueado: "Señor, sólo tú sabes de mis bajezas" (ibídem, p. 8).

8. Ibídem, p. 281.
9. Cooper-Oakley, p. 11.
10. The Theosophical Path, noviembre 1914, p. 383.


10. Mensajero y adepto

En la Parte 1 vimos que Helena Blavatsky se refirió a Saint-Germain como "el mayor adepto oriental que conoció Europa durante los últimos siglos" (1), donde el vocablo "adepto" nomina a ocultistas y místicos de varios grados, y no sólo a los Maestros teosóficos.

Blavatsky agrega: "Por muchas centurias, la selección de chelas o discípulos- fuera del grupo hereditario dentro del gon-pa [monasterio budista]- ha sido realizada en Tíbet por los propios Mahatmas del Himalaya entre la clase de místicos naturales, y cuantioso en número. Las únicas excepciones fueron individuos como Fludd, Thomas Vaughan, Paracelso, Pico della Mirandola, el Conde de Saint-Germain, etc., cuya afinidad temperamental con esta ciencia divina obligó a los lejanos Adeptos a establecer contacto personal con ellos, en distintos niveles, y les permitió asimilar una porción tan pequeña (o grande) de toda la verdad como fuera posible en el entorno social" (2).

La autora incluye a Saint-Germain como ejemplo de un particular que "mediante una preparación adelantada y técnicas especiales" alcanzó la etapa de Quinta Ronda y desarrolló sus sentidos superiores (3). "Es un estigma sobre la naturaleza humana el tratamiento que dan los escritores occidentales a la memoria de este gran hombre, alumno de hierofantes indios y egipcios, y experto en la sabiduría secreta de Oriente. Y así se ha comportado el mundo imbécil con todas las demás personas que, como Saint-Germain, lo han vuelto a visitar tras una larga reclusión de estudios, con sus reservas de sapiencia esotérica acumulada, y la esperanza de tornarlo más sabio y feliz" (4).

No sabemos prácticamente nada sobre los primeros 40 años en la vida de dicho emisario, y Blavatsky sugiere que podría recordar algunas encarnaciones pretéritas: "Si dijo que 'había nacido en Caldea y profesaba los secretos de magos y sabios egipcios', es plausible que contara la verdad sin hacer ningún reclamo de milagros. Existen iniciados de nivel inferior que tienen las aptitudes para rememorar más de una existencia previa" (5).

Cabe subrayar que en varias instancias, y mientras hablaba de sus primeros años, Saint-Germain parecía contar hechos relativos a la vida de su padre, cual si estuviera recurriendo a la memoria de éste último y en forma inconsciente (6). El alquimista habría nacido en 1694 y Francis murió en 1735, si bien dentro de contextos especiales un alma puede ingresar en el cuerpo de un niño o adulto, reemplazando aquélla originalmente vinculada con esa cobertura física (7); sin embargo, es poco factible que el espíritu de Francis sustituyera al "inquilino" que ocupaba el soma de su hijo por más de 40 años (8).


¿Cuando murió?

En una carta para Alfred Sinnett (agosto de 1881) el Mahatma Kuthumi (K.H.) decía que el ocultista francés Éliphas Levi (1810-1875) estudió manuscritos rosacruces, de los cuales sólo quedaban tres copias en Europa: "Éstos exponen nuestras doctrinas orientales a partir de las instrucciones de Rosenkreuz [fundador de la Orden Rosacruz] quien, al volver de Asia, las vistió con un atuendo semicristiano, destinado a servir de escudo a sus alumnos contra la venganza clerical (...). Rosenkreuz enseñaba oralmente; Saint Germain registró las buenas doctrinas en cifras, y su única obra esotérica permaneció con su fiel amigo y mecenas, el benévolo príncipe alemán desde cuya residencia -y en su compañía- efectuó la última salida al verdadero HOGAR. ¡Un fracaso rotundo!" (1).

El trasfondo de "hogar" es el mismo que dio Blavatsky en otra oportunidad: "La escritora del presente correo está vieja; su vitalidad casi se agota y pueden llamarla a 'casa' en cualquier día y momento" (2). Es de suponer que los Mahatmas evaluaran el conato de Saint-Germain como un fracaso, pues esperaban rehuir hechos sanguinarios durante el cambio de una sociedad feudal y aristocrática -dominada por la monarquía absoluta y el dogmatismo eclesiástico- a otra de tipo industrializado donde existiera mayor libertad personal y política. Los comentarios de K.H. implican claramente que el conde murió en Alemania durante el período de su estrecha amistad con Carl Hesse, aunque también podría ser que simplemente se retirara del trabajo público y regresó a "casa" en su cuerpo material.

Varios relatos giran en torno a las apariciones de Saint-Germain luego de su muerte especulativa en 1784. Ciertos individuos narran que asistió a una conferencia ocultista en Wilhelmsbad para febrero de 1785, y en abril formó parte de un seminario de philalètes ("amantes de la verdad") en París como delegado masónico, junto con Mesmer, Cagliostro y Saint-Martin (3). Se supone que el primer caso tenía como objetivo "lograr una conciliación entre las diversas sectas de rosacruces, nigromantes, cabalistas, Illuminati y humanitarios" y preparar el congreso parisino. Hay cierta confusión, porque éste último en realidad comenzó el 15 de febrero de 1785 y terminó el 26 de mayo. La asamblea de masones en Wilhelmsbad se efectuó tres años antes (4) y no se sabe que haya contado con la presencia del misterioso influenciador.

Sea como fuere, en la Parte 1 establecimos que también hubo un Robert-François Quesnay de Saint-Germain, masón y nieto de François Quesnay, el médico de Madame Pompadour. En 1781 fundó un Club d'Illuminés en París (logia Les Amis Réunis), dentro del cual se creó el Rite des Philalètes (5), y así éste sería el hombre que concurrió al evento de París. Agréguese, no obstante, que la lista real de participantes no cataloga apellidos homónimos (6).

En el falsificado y ampliamente imaginario Souvenirs sur Marie-Antoinette et la cour de Versailles, publicado en 1836, la condesa Adhémar -sediciente autora- manifiesta que "el conde de Châlons (...) al regresar de su embajada veneciana en 1788, me cuenta que habló con Saint-Germain en la plaza Saint Marc, el día antes de salir de Venecia para ir a un consulado en Portugal" (7). También la aristócrata señala haberlo percibido en varias oportunidades después de 1784: la primera fue durante 1789, y menciona una carta por aquél, pidiéndole que se juntaran en una iglesia; para entonces, Adhémar recuerda que este hombre tenía el mismo aspecto que en 1760. El pasajero decía haber venido de China y Japón, pasando por Suecia para evitar "un gran crimen". Profetizó el asesinato de la monarca francesa y la ruina total de los Borbones, pero no podía hacer nada para evitarlo, pues tenía "las manos atadas" por alguien más fuerte que él, y advierte que se toparía con ella cinco veces más. Al tenor de un manuscrito adjunto al libro original y fechado el 12 de mayo de 1821, la condesa lo vio: a) en la ejecución de María Antonieta el 16 de octubre de 1793, b) durante el golpe del 18 Brumario ó 9 de noviembre de 1799 (cuando Napoleón tomó el poder), c) el día siguiente al asesinato del duque de Enghien (opositor al régimen napoleónico) el 21 de marzo de 1804, d) enero de 1813, y e) el 13 de febrero de 1820, víspera del homicidio contra el duque de Berry (hijo menor del futuro Carlos X) (8). Entretanto, Adhémar falleció en 1822.

De acuerdo con Blavatsky, si Saint-Germain murió en 1784, habría sido enterrado con gran pompa y ceremonias adecuadas a su nivel, pero el acto fúnebre estuvo plenamente en consonancia con su estilo discreto y bajo perfil en los últimos años. En la revista The Theosophist (1881) H.P.B. cita "supuestas pruebas reales" de que aún vivía después de 1784: "Dicen que tuvo una conferencia secreta muy importante con la emperatriz rusa en 1785 ó 1786, y se apareció a la princesa de Lamballe cuando ésta comparecía en el tribunal, minutos antes que le dispararan y un abastero la decapitase; y a Jeanne du Barry, amante de Luis XV, mientras esperó ser guillotinada en París durante los 'Días del Terror' de 1793" (9).

Rudolph Gräffer plantea una versión irrealista acerca de su encuentro en Viena con Saint-Germain para 1788, 1789 ó 1790. Él y otras personas habrían visto que el "hombre prodigioso" escribía con ambas manos, y cuando los dos folios se colocaban uno encima del otro, las grafías quedaron exactamente iguales. El hidalgo entonces declamó: "Salgo mañana en la noche, porque me necesitan con urgencia en Constantinopla e Inglaterra; aquí prepararé dos inventos que tendréis en el próximo siglo: trenes y barcos de vapor, que serán indispensables en Alemania. Las estaciones cambiarán gradualmente: al comienzo la primavera, y luego el verano. Es el cierre paulatino de un ciclo. Yo veo todo eso; créanme que los astrólogos y meteorólogos no saben nada, pues hay que haber estudiado en las Pirámides como yo. Hacia fines de este siglo desapareceré de Europa con rumbo al Himalaya. Voy a descansar. Exactamente dentro de 85 años [alrededor de 1873-75] la gente volverá a verme. Adiós, los amo" (10). Se hace muy difícil tomar en serio esta clase de paparruchadas, e incluso Cooper-Oakley añade: "Es de lamentar que el pintoresco relato por Gräffer abra la puerta a un ligero barrunto de charlatanería".

Si Saint-Germain muriera en 1784, es posible que un Mahatma proyectara su mayavi-rupa (cuerpo de pensamiento), haciéndole adquirir la semblanza y otros rasgos del conde para manifestarse a determinados personajes. Sin embargo, las historias relacionadas no provienen de testigos creíbles.