9 de junio de 2024

Saint-Germain: vida, obra y misterio (1 de 4)

David Pratt, septiembre 2012

Herman van Swanevelt, "Paisaje italiano con puente", 1645.

Contenidos:

01. Introducción
02. Inglaterra y la música
03. En la corte francesa
04. Misión de paz
05. Ubbergen y Tournai

Semblanza del protagonista, a partir de un grabado por Nicolas Thomas (1783), conforme a una pintura atribuida al Conde Pietro dei Rotari (1707-1762) y propiedad de la Marquesa de Urfé.


01. Introducción

El Conde de Saint-Germain fue un hombre enigmático que adquirió gran realce en la alta sociedad europea a mediados del siglo XVIII. Mantuvo nexos cercanos con muchos reyes, príncipes y estadistas, gozando de su confianza y aprecio. Era fabulosamente rico y poseía una colección de joyas de raro tamaño y belleza, que a menudo regalaba. Los conocidos halagaron su donaire encantador, sus modales gentiles y amplia erudición. Era un indiscutible virtuoso en el violín y compositor musical, siendo además un brillante químico que demostró conocimientos particulares sobre tintes y diamantes. Incluso Federico el Grande lo describió como un personaje cuyo enigma nunca había sido resuelto. Hay mucha incertidumbre respecto a los pormenores de su abolengo y nacimiento, pero hacia el final de su vida reveló que era hijo del príncipe Francis Rákóczy de Transilvania.

Los relatos acerca de Saint-Germain ornamentan muchos escritos del periodo, pero su confiabilidad varía, pues a menudo contienen añadidos, exageraciones e inventos procaces, y muchos ni siquiera fueron elaborados por sus presuntos autores (1). Las leyendas sostienen que podía fusionar diamantes pequeños en otros más grandes y producir oro; guardaba el secreto de la eterna juventud y tenía cientos o incluso miles de años. A ratos sus contemporáneos se referían a él irónicamente como "Hombre Maravilla", mientras Voltaire lo llamaba con sorna "un tipo que nunca muere y lo sabe todo". Aunque con frecuencia se ha tildado a Saint-Germain de "charlatán", "aventurero", "estafador" y "espía", no hay pruebas convincentes que respalden esto.

Dicha figura se asocia comúnmente a la alquimia, el ocultismo y las sociedades secretas. Helena Blavatsky escribe: "(...) fue sin duda el mayor Adepto Oriental que Europa haya visto durante los últimos siglos, pero el Viejo Mundo no lo reconoció" (2). Según Isabel Cooper-Oakley, "aportó su gran sapiencia para ayudar a Occidente, y evitar en pequeña medida las nubes de tormenta tan densamente acumuladas en derredor de ciertas naciones. Sus advertencias cayeron en oídos sordos y su consejo fue completamente ignorado" (3). Este artículo reconstruye la vida y obra de Saint-Germain a partir de fuentes históricas, y examinará las informaciones en literatura ocultista.


Notas

1. Para comentarios críticos sobre la veracidad de diversas fuentes, véase Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 100, 105-7, 124, 188, 190-1, 197, 240, 243-4.

2. H.P. Blavatsky, The Theosophical Glossary, Los Ángeles, CA: Theosophy Co., 1973 (1892), p. 309.

3. Isabel Cooper-Oakley, The Comte de St. Germain: The secret of kings, edición original, 1912 (reimpreso), Escondido, CA: The Book Tree, 1999, p. 2.


02. Inglaterra y la música

El personaje real que consideramos en esta oportunidad suele confundirse con otros, como Claude-Louis, conde de Saint-Germain (1707-1778), un francés insigne por sus talentos militares que fue nombrado ministro de guerra por Luis XVI en 1775, pero cuya carrera terminó en desgracia por las reformas castrenses que deseaba implementar; el ocultista Robert-François Quesnay de Saint-Germain (1751-1805), y Pierre-Mathieu Renault de Saint-Germain, gobernador francés de Calcuta en 1755.

La primera señal histórica de nuestro críptico individuo parece ser una carta fechada el 22 de noviembre de 1735 en La Haya, República Holandesa (oficialmente conocida como República de las Provincias Unidas), por alguien que firmaba como "P.M. de Saint-Germain"; se dirigía al médico y coleccionista irlandés Sir Hans Sloane, y en la misma ofrece conseguirle una copia impresa del Catholicon (diccionario enciclopédico de latín compilado por Johannes Januensis). Un francés llamado Morin, que entonces era embajador en La Haya, dijo conocer allí a Saint-Germain en 1735, y cuando volvió a encontrarlo en Francia al término del decenio 1750 se sorprendió al descubrir que "no había envejecido ni siquiera un año" (1).

Saint-Germain aparece luego en Inglaterra hacia 1745, donde fue arrestado bajo sospecha de espionaje. Ese año atestiguó el inicio de la Segunda Rebelión Jacobita, encabezada por Charles Edward Stuart, también conocido como el "Joven Pretendiente" (nieto de Jacobo II, depuesto en la Revolución Inglesa de 1688). Charles abandonó Francia con rumbo a la Escocia católica durante julio de 1745, y pronto arribó a Edimburgo con el apoyo de varios clanes oriundos. Sus soldados fueron vencidos en la batalla de Culloden (Tierras Altas de Escocia) en abril de 1746, poniendo fin a cualquier esperanza realista de expulsar a la casa protestante de Hannover, y restaurar la prosapia Estuardo en el trono británico.

En un mensaje del 9 de diciembre de 1745, el joven liberal Horace Walpole (cuya facción tuvo un rol perentorio en la revuelta de 1688) escribió a Horace Mann, representante británico en Florencia: "El otro día apresaron a un hombre extraño, que se llama Conde St. Germain. Ha permanecido aquí este par de años y no dice quién es ni de dónde proviene, pero confiesa dos detalles portentosos: no emplea su verdadero nombre, y nunca tuvo trato con mujeres, ni siquiera con un succedaneum [sustituto]. Canta y toca maravillosamente el violín, compone y no es muy sensato. Se dice que es italiano, español o polaco; habría amasado una gran fortuna en México y escapó con sus joyas a Constantinopla; también especulan que puede ser sacerdote, violinista y un gran noble. El Príncipe de Gales ha sentido una enorme curiosidad por él, pero no puede recabar más información" (2).

En un reporte con fecha 21 de diciembre de 1745, el encargado de negocios francés en Londres afirmó que Saint-Germain "conocía a todas las personas de alto rango, incluido el Príncipe de Gales. Habla varios idiomas, entre ellos francés, inglés, alemán, italiano, etc. Es muy buen músico y toca varios instrumentos; se cuenta que es siciliano y de gran riqueza. Lo que genera sospechas acerca de él es que se porta muy bien aquí, recibiendo grandes sumas y pagando todas las cuentas, con tal prontitud que nunca ha sido necesario recordárselo. Nadie podía imaginar cómo alguien que era un simple caballero dispondría de recursos tan vastos, a menos que trabajara como espía. Lo dejaron en su apartamento con acechanza de un emisario estatal; no se han encontrado en él (...) documentos que aporten la menor prueba en su contra, siendo inquirido por el Secretario de Estado [Duque de Newcastle], a quien no da una explicación tan satisfactoria como ese caballero desea, persistiendo en la negativa a declarar su verdadero nombre, título u ocupación, excepto al propio Rey, pues dice que su conducta no ha sido en modo alguno contraria a las leyes de este país, y va contra el derecho común privar de su libertad a un extranjero honesto, sin formular acusaciones" (3). Poco después, Saint-Germain fue absuelto de cargos y quedó libre.

Duque de Newcastle (en.wikipedia.org).

Cualquiera que sea el motivo principal de la estadía de Saint-Germain en Inglaterra, sin duda causó gran efervescencia por sus aptitudes musicales. Charles Burney, compositor del himno nacional, dijo que el príncipe Lobkowitch y el "célebre y misterioso Conde Saint-Germain" asistieron a todos los ensayos de una ópera en el teatro Haymarket, y el misterioso noble creó varias canciones para esa obra, de las cuales una se repetía todas las noches, con líneas de acompañamiento para primer y segundo violín, viola, violonchelo y clavecín. Una colección de seis arias publicadas alrededor de 1747 contenía tres elaboradas por aquél; inclusive participó en conciertos no sólo como intérprete, sino también en calidad de director. Alrededor de 1750 se difundieron sus cuarenta y dos arias con letra italiana, al igual que "Seis Sonatas para Dos Violines" con bajo para clavecín o violonchelo, y hacia 1758 se conocieron otros siete solos en violín (4).

Después de 1745 y por doce años, no hay certezas referentes al paradero exacto y las actividades de Saint-Germain. Sus declaraciones indican que tal vez estuvo desarrollando técnicas de fabricación en Alemania, sobre todo en el rubro del teñido. En 1755 ayudó a promocionar una máquina inventada por un francés para limpiar y profundizar puertos, estuarios y vías navegables, y realizó un viaje a La Haya a finales de 1755 o principios de 1756 (5).


Notas

1. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 60-2, 106.

2. "Count of St. Germain", en.wikipedia.org; Charles Duke Yonge (ed.), Letters of Horace Walpole, versión censurada, London: T. Fisher Unwin, 1890, vol. 1, gutenberg.org.

3. Fuller, p. 67-8.
4. Ibídem, p. 66-84, 310-2.
5. Ibídem, p. 89, 95-6.


03. En la corte francesa

Cuando estalló la Segunda Rebelión Jacobita en Inglaterra, la mayor parte del ejército británico estaba en Flandes y Alemania, participando en la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748) que enfrentó a la venidera provincia alemana de Prusia (respaldada por Francia, España y Baviera) contra Austria, sede del Imperio Habsburgo (apoyado por Gran Bretaña y la República Holandesa). A esta pugna le siguió la de los Siete Años (1756-1763) que afectó a Europa, América del Norte y Central, la costa de África Occidental, India y Filipinas, y cobró cerca de un millón de vidas. En ese conflicto, las alianzas previas se invirtieron durante la llamada Revolución Diplomática, pues en lugar de mantenerse Francia y Prusia contra Gran Bretaña y Austria, ahora los galos y austríacos devinieron oponentes de prusianos e ingleses; sin embargo, persistía la rivalidad Prusia vs. Austria y de Inglaterra contra Francia.

Europa a fines del siglo XVIII (hyperhistory.com).

Saint-Germain arribó a Francia durante el verano o principios del otoño de 1757, y en ese tiempo estaba gobernada por Luis XV, quien disfrutó de mucha reputación al comienzo de su régimen (1715), pero se volvió gravemente impopular debido a la extravagancia de su corte, malas políticas financieras y pérdida de territorios; asimismo, en 1757 sufrió un intento de magnicidio.

Al mostrar desinterés en lo gubernativo y mayormente influenciado por Madame de Pompadour, su principal concubina, las decisiones de Luis XV dañaron el poder de Francia, debilitando el tesoro y la monarquía absolutista, y habrían contribuido a la Revolución Francesa que estalló quince años tras su fallecimiento, siguiéndole su nieto Luis XVI en 1774 (1).

Luis XV (en.wikipedia.org).

Madame de Pompadour, c. 1750 (en.wikipedia.org).

Madame de Pompadour cargó con un gran peso de culpa, debido a la reversión de Francia con sus ligas y la funesta Guerra de los Siete Años que siguió, así como por recurrentes dificultades económicas en el país. El padre de aquélla era el secretario principal de los hermanos Pâris (Joseph Pâris-Duverney, su padrino, y Jean Pâris-Monmartel), los mayores financieros galos, y ella aceptó ciegamente sus consejos. Su hermano se convirtió en marqués de Marigny y el rey lo nombró director de manufacturas regias y Superintendente de los Edificios del Rey. Bajo dichas licencias, él recibió varias cartas rubricadas como "Denis de S.M., Conde de St. Germain": "En mis propias tierras, hice el descubrimiento más rico e inaudito hasta ahora, exceptuando sólo el de América. He trabajado en ello con una diligencia, aplicación y paciencia quizás sin precedentes, durante casi veinte años (...). Cumplido el objeto (...) deseo donar el beneficio al Rey, descontados sólo mis gastos, sin pedirle más que el uso gratuito de uno de los domicilios reales, donde pueda establecer la gente que he traído de Alemania para su servicio (...). Hace un año que vengo hablando de esto, y llevo tres meses en París" (2).

Saint-Germain pensaba que su destreza en teñido y otras áreas podrían proporcionar empleo, fortalecer la riqueza nacional y aliviar impuestos a los pobres. En mayo de 1758 se le permitió el uso de varias suites en el castillo de Chambord, la mejor residencia después de Versalles, y además tres cocinas de la planta baja para el proceso de teñido y otras dependencias con objeto de albergar a su fuerza laboral, pero las actividades aún no comenzaban porque había que traer todo desde Alemania. Conoció al rey y Madame Pompadour en Versalles, se convirtió en huésped habitual de las cenas ofrecidas por ella y pasó muchas veladas con el monarca y la familia real.

Otro invitado frecuente a esas reuniones era el duque de Choiseul. En el otoño de 1758 éste regresó a Francia desde Viena, donde había sido embajador, para asumir el cargo de ministro de Asuntos Exteriores, y era firme partidario de la alianza de su país con Austria. Le desagradaba Saint-Germain, ahora un amigo cercano del rey, tal vez en parte porque no le habían revelado el secreto de su ascendencia. En aquel momento, Luis XV pareció ser uno de los pocos individuos a quienes el misterioso visitante confió el dato (otro fue tal vez el duque de Newcastle); de igual manera, Luis no acostumbraba recibir personas inferiores a cierto rango de nobleza y no se habría dejado engañar por un charlatán. Cabe señalar que Luis XIV ("Rey Sol"), el predecesor y bisabuelo de Luis XV, fue gran amigo del padre de Saint-Germain, el príncipe Francisco II Rákóczy.

Duque de Choiseul (fr.wikipedia.org).

La hostilidad del duque de Choiseul contra Saint-Germain quedó de manifiesto durante una comida en su casa. El primero inquirió a su esposa por qué no bebía, y ella dijo estar siguiendo el régimen prescrito por su amigo y con gran éxito. El marido le prohibió entonces atender a "las locuras de un hombre tan equívoco" y afirmó que conocía "la verdad" sobre él: "(...) es vástago de un judío portugués, que se impone a la credulidad ciudadana y de la corte" (3). Choiseul se limitó a difundir rumores, aunque probablemente Saint-Germain pasó un tiempo indefinido en Portugal, ya que hablaba el idioma local con fluidez.

En sus memorias, Madame de Genlis (entonces conocida como Stéphanie-Félicité du Crest) señala que durante el verano de 1759, cuando tenía 13 años, veía a Saint-Germain prácticamente a diario, y en ocasiones mientras ella cantaba, él le acompañó ejecutando el clavicordio sin partitura. Genlis describió a su amigo como un buen galeno y químico excepcional; añade que pintaba al óleo y elaboró cuadros en que se mostraba a personas con joyas que, gracias a un pigmento especial descubierto por él, refulgían como si estuvieran hechas de piedras reales. Sin duda era conocedor del arte pictórico, pero si alguna vez se autoretrató, lo más probable es que lo hubiéramos sabido de otros testigos (4). Ella también escribe: "La conversación de Saint-Germain era instructiva y amena; había viajado mucho y conocía la historia moderna con detalles asombrosos, lo que le hacía disertar sobre pueblos muy antiguos como si hubiera convivido con ellos (...). Sus principios eran de los más sublimes, cumplía a cabalidad con todos los deberes religiosos externos, era muy caritativo y todos coincidían en que su moral era la más honesta" (5). A pesar de todo ello, Genlis persiste en etiquetarlo como "charlatán".

Karl Heinrich Baron von Gleichen, un destacado masón, conoció a Saint-Germain en 1759 cuando visitó a la banquera de este último, llamada Lambert, en cuya casa el enigmático noble solía hospedarse mientras residía en París. Gleichen cuenta que lo siguió por seis meses, pero sin lograr que le enseñara algo, y su posterior envidia se refleja en el modo que lo ilustra. Comentaba que "a diferencia de otros impostores, nunca afirmó poseer conocimientos sobrenaturales", e independiente de si tenía o no dicha facultad, no parece haber relatos de testigos confiables acerca de su exhibición (7), aunque sí lo afirmaron otros destacados ocultistas como Cagliostro y Helena Blavatsky (8).

Gleichen delineó a Saint-Germain como "un hombre de mediana estatura, muy robusto, vestido con magnífica sencillez y muy elegante". En una oportunidad, el alemán hablaba de algunos cuadros que vio en Italia, y aquél le mostró más tarde obras encantadoras de su colección y también gemas, principalmente diamantes, "de tamaño y perfección asombrosos". Gleichen agregó: "Poseía secretos químicos para producir colores, tintes y un similor [metal parecido al oro] de rara belleza (...). Mantenía un régimen muy estricto, nunca bebía al comer, solía purgarse con frutos de senna que él mismo preparaba, y eso era todo lo que recomendó a quienes le preguntaron qué debían hacer para prolongar sus vidas" (9).

Varias personas declararon que Saint-Germain parecía tener entre 40 y 60 años en 1759. Una de las razones por las que se creía en su avanzada edad es que Gleichen informó (de segunda mano) que el compositor Jean-Phillippe Rameau y un pariente anciano del cónsul francés en Venecia, quienes conocieron a Germain en el Hexagone, dijeron que también lo encontraron en esa ciudad alrededor de 1710 y semejaba un hombre de 50 años, pero en 1759 sólo aparentaba 60 (10). La gente supuso que esto obedecía a su dieta vegetariana y el consumo regular de té herbáceo con vainas de senna, si bien nunca se le vio comer en público por ese motivo.

Madame du Hausset, invitada honorífica de Pompadour, sostuvo que Saint-Germain "no era corpulento ni delgado", "vestía con mucha sencillez, pero buen gusto al mismo tiempo" y "tenía diamantes muy hermosos en los dedos, su tabaquera y reloj". Según se cuenta, el hombre le dijo: "A veces me divierto en hacer creer a otros que viví en los tiempos más antiguos" (11).

Algunas historias descabelladas que circularon sobre Saint-Germain eran obra de un tal Guave, a quien apodaron "Milord Gower" por su afición de imitar a los ingleses. Trabajó como espía contra el ejército británico durante la Guerra de los Siete Años, y ahora los cortesanos buscaban sus servicios en París para representar toda clase de personas. A ratos se disfrazaba como Saint-Germain "para satisfacer la curiosidad de mujeres y holgazanes"; así, Gleichen manifiesta que Gower comenzó con pequeñas exageraciones, "pero si veía que todo era recibido con admiración, retrocedía de siglo en siglo hasta el tiempo de Cristo, de quien hablaba como si hubiera sido su compinche. Decía, por ejemplo, 'lo conocí en la intimidad y era el mejor hombre del mundo, aunque bastante romántico e insensato; le advertí varias veces que acabaría mal' (...). Esta clase de estupideces, muy repetidas y tomadas en serio entre los parisinos, dieron a Saint-Germain la reputación de disponer de una medicina que prometía rejuvenecimiento e inmortalidad" (12).

Como testimoniaron muchos, Saint-Germain practicaba un método arcano para eliminar fallas en diamantes y mejorar su lumbre y color. En una instancia, el rey le mostró una piedra análoga con desdoro y cotizada en 6000 libras, pero valdría 10.000 tras la limpieza (más de £75.000 actuales). Saint-Germain lo trajo de vuelta al cabo de un mes, empacado en amianto y sin defectos, descubriéndose que pesaba prácticamente lo mismo que antes. El joyero ofreció 9600 libras por él, pero el monarca prefirió quedárselo como curiosidad (13).

Hoy el aspecto de los diamantes puede pulirse irradiándolos con electrones o neutrones, y los ejemplares más difíciles se hierven con agentes corrosivos fuertes, si las taras son accesibles por medio de grietas finas. No existen detalles sobre las técnicas empleadas por Saint-Germain, pero se cree que echó mano de ácidos (como en el trabajo de teñidos), la alquimia o procesos electroquímicos.


Notas

1. "Louis XV of France", http://en.wikipedia.org/wiki/Louis_xv.
2. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 95-6.

3. Ibídem, p. 116.
4. Ibídem, p. 107, 191.
5. The Theosophical Path, enero 1915, p. 48, parte de una serie con 18 artículos por Philip A. Malpas, vol. 6 (enero 1914) al 9 (julio 1915).

6. C.A. Vulpius (ed.), Curiositäten der physisch-literarisch-artistisch-historischen Vor-und Mitwelt, Weimar: Landes-Industrie-Comptoirs, vol. 7 , 1818, p. 12-22, zs.thulb.uni-jena.de; The Theosophical Path, diciembre 1914, p. 454-5.

7. Las volubles Chroniques de l'Oeil-de-Boeuf por Georges Touchard-Lafosse (París: G. Barba, 1836), muy inspiradas en los recuerdos antojadizos de Madame du Hausset, Genlis y Gleichen, contiene este párrafo: "Hay quienes le han visto realizando cosas que exceden las capacidades humanas. Dicen que invoca espíritus para aquéllos que se atreven a solicitar esas terribles apariciones, siempre reconocibles. A veces logra que las preguntas sobre el futuro sean respondidas por voces subterráneas, claramente distinguibles si se aplica el oído al suelo de una cámara misteriosa, a la que sólo se entra para escuchar oráculos sibilinos. Afirman que varios de estos prenuncios ya se han cumplido, y la correspondencia de Saint-Germain con el otro mundo es una verdad demostrada para mucha gente" (The Theosophical Path, julio 1915, p. 43).

8. Daniel Caldwell (comp.), The Esoteric World of Madame Blavatsky: Insights into the life of a modern sphynx, Wheaton, IL: Quest, 2000.

9. Fuller, p. 106.
10. Curiositäten der physisch-literarisch-artistisch-historischen Vor-und Mitwelt, vol. 7, p. 16. Fuller sugiere que en 1717 Rameau pudo conocer al padre de Saint-Germain, Francis Rákóczy, cuando transitaba de incógnito por el Ródano, mas los habría confundido (p. 106, 281-3). El embajador francés mencionado por Gleichen es el conde Languet de Gergy, que trabajó en Venecia desde octubre de 1723 hasta noviembre de 1731, es decir, entre 27 y 35 años antes, en lugar de 50 (The Theosophical Path, julio 1915, p. 38).

11. The Theosophical Path, enero de 1915, p. 51-2.
12. Traducido de Curiositäten der physisch-literarisch-artistisch-historischen Vor-und Mitwelt, vol. 7, p. 15-6.

13. Fuller, p. 103.


04. Misión de paz

La nueva mancomunidad de Francia con Austria no redituaba beneficios a la primera, y el trance de armas consumía sus haberes. El duque de Newcastle -ahora Primer Ministro británico- y Lord Granville, presidente del Consejo, enviaron una carta manifestándose en pro de una concordia separada entre Inglaterra y Francia. A petición de Madame Pompadour, Saint-Germain informó del mensaje al duque de Choiseul, pero éste lo despreció. Por su parte, el mariscal de Belle-Isle, y también secretario de Guerra, deploraba la alianza con Austria y quería buenas relaciones con los ingleses. Lo mismo hicieron el rey y Pompadour, pero eran muy amigos de Choiseul y no deseaban llevarle la contraria abiertamente. La opinión en Inglaterra también estaba dividida; por ejemplo, William Pitt, encargado de Asuntos Exteriores, se opuso a restaurar vínculos con el Hexágono; asimismo, era una figura muy poderosa, pues adquirió fama como el personaje que ganaba la reyerta contra los galos.

Louis, Pompadour y Belle-Isle pidieron a Saint-Germain que averiguara si Newcastle y Granville eran lo suficientemente recios para triunfar. Al igual que ellos, el mítico adepto desaprobó el cambio de confederaciones, el dominio en gran parte de Europa por los Habsburgo y pensaba que Francia no podía permitirse el lujo de mantener sus colonias; además, si el país capitulaba con Inglaterra, Austria lo haría con Prusia. Saint-Germain decidió trasladarse a La Haya -una localidad neutra- y reunirse con el general Sir Joseph Yorke, embajador británico, a quien conoció durante su permanencia en las Islas. Se acordó no decir nada a Choiseul, sino esperar datos favorables con la expectativa de que el desconfiado noble se alineara.

El 8 de enero de 1760, Bruno Von Hellen, encargado de negocios prusiano en La Haya, escribía al rey Federico II ("el Grande") para contarle sobre Saint-Germain, quien entonces moraba en París: "Es una especie de aventurero, que ha vivido en Alemania e Inglaterra (...) toca el violín con excelencia, pero también incita entre bastidores, por lo que tiene una gran figura (...) en la actualidad debe tener un gran rol en la corte de Versalles, habiendo entrado en los consejos íntimos del rey y la marquesa [Pompadour] (...). Realmente parece haber impartido al soberano de Francia algunos descubrimientos curiosos a través de la química, entre otros, el secreto para duplicar colores con rapidez".

Von Hellen especuló que Saint-Germain se había ganado el favor del rey, al convencerlo de que podía entregarle la "piedra filosofal". También dice a Federico que este sujeto reprendió a los ministros de finanzas por cometer "el más alto grado de locura al romper nexos con Su Majestad y mezclarse en la guerra del continente", aconsejándoles terminar el conflicto. Según la misiva, Saint-Germain quizás participó en el reemplazo del anterior jefe económico galo en noviembre de 1759 (1).

Además de la iniciativa pacífica, Saint-Germain habría hecho gestiones en La Haya respecto del atroz momento bursátil en Francia. En Amsterdam se aposentó con los hermanos Adrian y Thomas Hope, directores de la Compañía de Indias Orientales, quienes previamente concedieron un empréstito a la corona francesa, y la cual no podía efectuar los reembolsos con intereses. En marzo de 1760 el barón von Reischach, cónsul austríaco en La Haya, informó al canciller-príncipe von Kaunitz que Saint-Germain habría empeñado su propio crédito como fiador, para obtener el anticipo de una enorme suma a la corte francesa (2).

El 5 de marzo de 1760, Saint-Germain visitó a Willem Bentinck (conde von Rhoon) a petición de este último, miembro de los Estados Generales (parlamento holandés) y uno de los administradores del príncipe Guillermo V de Orange; tuvieron múltiples coloquios y asistieron al baile y la cena ofrecidos por el cumpleaños número 12 del estatúder. En su diario del 9 de marzo, Bentinck anotó muchos pormenores de sus diálogos con Saint-Germain, que revelan lo bien informado que estaba sobre asuntos nacionales e internacionales: "El rey de Francia, Madame Pompadour, toda la Corte y el país deseaban la amistad con fervor, pero el duque de Choiseul lo impedía, al estar subyugado por Viena (...). Todos los problemas y las confusiones en Europa provinieron del Tratado de Versalles en 1756, un mero efecto de aquél suscrito en Venecia. Había una cláusula secreta por la cual Flandes sería entregada a la Infanta [española] a cambio de Silesia [que Austria esperaba recuperar de Prusia] (...). La única salida era poner fin a las hostilidades entre Inglaterra y Francia, porque el método común de preliminares y conferencias alargaría bastante las cosas (...). El monarca y Madame Pompadour querían este arreglo, como también el soberano inglés, el duque de Newcastle y Lord Granville (...) Pitt, actualmente relacionado con ellos dos, había logrado frustrarles hasta ahora, pero era odiado por el rey (...). [Saint-Germain] entró en muchos detalles sobre las provincias [francesas], su despoblación y el colapso de los terratenientes, trayendo consigo (...) la pobreza del campesinado (...) todo ello atribuido a la desproporción entre los caudales y el reino, cuyos efectos ahora se sentían porque el abastecimiento de las comarcas -y el horrendo consumo de lujo en París- se agotó por la suspensión de ganancias extranjeras y el desplome del comercio" (3).

Willem Bentinck (en.wikipedia.org).

Bentinck añadía: "Su conversación me agradó mucho: fue sumamente ingeniosa, miscelánea, repleta de detalles sobre varios países donde estuvo, anécdotas muy llamativas, y quedé plenamente satisfecho con su juicio sobre personas y lugares que conocía. Sus modales eran muy refinados, lo cual habla de un sujeto proveniente de la más alta clase. Por lo tanto, lo presioné con preguntas, a las que respondió de prisa y claramente, pues habla con tanta facilidad como si estuviera mareado" (4). Asimismo, muchos testigos se refirieron a las habilidades de Saint-Germain como narrador.

El 14 de marzo de 1760, el general Yorke escribió al conde de Holdernesse (secretario inglés de Estado para el Departamento Norte) que Saint-Germain lo visitó, explicando que Madame Pompadour y el mariscal de Belle-Isle, con conocimiento del rey, le derivaron a La Haya para abordar juntos la iniciativa pacífica. Saint-Germain declaró que el embajador D'Affry en dicha ciudad no estaba al corriente, y tampoco Choiseul, que sería "expulsado". Propiamente, Yorke contestó que el monarca británico anhelaba una reconciliación honorable.

En la misma fecha, el conde sajón Kriegsrath Kauderback, representante del soberano polaco en La Haya, escribía a un amigo respecto a una cena con Saint-Germain, y tras aludir a rumores por su "gran edad", sostuvo: "Lo cierto es que un miembro de los Estados Generales, que se acerca a los setenta años, me confesó haber visto a ese hombre extraordinario en casa de su padre cuando era sólo un niño y que, sin embargo, tiene los movimientos ágiles de un treintañero. Su andar es siempre vigoroso, tiene el cabello negro, no es calvo y apenas exhibe una arruga facial. Jamás consume carne, salvo un poco de clara de huevo, y limita su alimentación a granos, verduras y pescado. Toma serias precauciones contra el frío" (5). Agregó que Saint-Germain decía tener "los secretos más bellos de la naturaleza", era extremadamente rico y le mostró gemas de valor incalculable. Aquél comentó la indolencia del rey francés, diciendo que los cercanos abusaban de su cortesía y halagando sus puntos débiles, especialmente "los idiotas hermanos Pâris, que en sí constituyen todo el mal de Francia".

Entretanto, Choiseul supo lo que estaba pasando. El 19 de marzo de 1760 envió a D'Affry una correspondencia que Saint-Germain remitió a Madame Pompadour, aseverando que "es suficiente (...) para demostrar lo absurdo de este personaje; es un aventurero de primera, y además muy estúpido (...). Te ordeno le adviertas que, si llego a saber de sus intromisiones políticas, en cualquier medida, conseguiré un mandato regio para que termine sus días en un calabozo, si alguna vez retorna a Francia (...) vas a rogarle que nunca más ponga un pie en tu casa" (6).

Saint-Germain confesó más tarde a Bentinck: "[D'Affry] no se percata que he pasado por loas y censuras, miedos y esperanzas, y que no tengo otro objetivo que el bien de la humanidad, o hacer lo mejor que pueda por ella. El rey lo sabe bien, y no temo ni a D'Affry ni a Choiseul" (7).

Siguiendo instrucciones del conde de Holdernesse, Yorke informó a Saint-Germain que la corona británica se disponía a negociar la paz con él, siempre que demostrara evidencias formales de representar al dinasta galo, y el multifacético aristócrata decidió que un oficial en el gobierno de Luis XV lo acompañara en futuras visitas a Yorke. En ese momento, Bentinck aún sentía que la paz estaba a su alcance.

El 4 de abril, Yorke avisó a Holdernesse que desde su último envío Saint-Germain parecía haber perdido terreno. Al día siguiente, D'Affry reportaba a Choiseul que todos los principales ministros de La Haya, grandes banqueros y los hermanos Hope fueron notificados sobre el repudio al intrigante emisario. Éste último mandó varias epístolas a Pompadour y Belle-Isle, pero no llegaron a sus manos, siendo interceptadas y expedidas a Choiseul por el príncipe Luis de Brunswick, tutor de Guillermo V y regente de Países Bajos. El soberano comprendió que si Saint-Germain hablaba directamente con Yorke, desaparecería su rol como medianero entre Gran Bretaña y Prusia, y también respecto del diálogo que tenían Francia, Austria y Rusia.

El 15 de abril, Choiseul comunicó a D'Affry: "El Rey dictaminó que yo os ordene expresamente no sólo que denigréis a este llamado conde Saint-Germain en los términos más humillantes y expresivos -verbalmente y con acciones- ante todos los que sospechéis que le conocen en todas las Provincias Unidas, sino que disuadáis a los Estados Generales (...) para que lo arresten y transporten a Francia, y sea castigado de acuerdo con la gravedad de su culpa (...) insertaréis un aviso en los diarios holandeses, denunciando a este bribón de una vez por todas" (8). Luis XV resultó ser muy débil para oponerse a Choiseul, y acabó sacrificando a su enviado secreto.

Bentinck recibió noticias sobre el peligro inminente que enfrentaba Saint-Germain. Obtuvo de Yorke un pasaporte con tal de ayudarle en su escape a Inglaterra, y el fugitivo partió en barco la madrugada del 16 de abril, pocas horas antes que se ejecutara la orden de detención. Bentinck observó más tarde que su amigo casi prosperaba en la noble empresa, y sólo fracasó "al confiar demasiado en sus propias corazonadas, y no tenía una opinión suficientemente mala de los individuos con quienes debía tratar" (9).

Nuestro esquivo protagonista llegaría a Harwich el 22 de abril de 1760, y arribó a Londres días después, donde permaneció bajo una forma obsecuente de arresto domiciliario por un mensajero del gobierno. Mientras estaba allí, recibió una carta del Conde de la Watu, un adlátere que dejó en Amsterdam: "Si me hubiera caído un rayo, no estaría más perplejo que en La Haya al saber de vuestra ausencia. Haré todos los esfuerzos imaginables para presentaros mi respeto en persona, porque no ignoro que sois el Señor más grande de la Tierra, y sólo me mortifica que personas miserables se atrevan a causaros problemas. He oído que echaron mano de oro e intrigas contra vuestras pacíficas penas" (10).

William Pitt se negó a ver a Saint-Germain e insistió en que abandonara Gran Bretaña. El barón von Knyphausen, embajador de Prusia en Londres, se reunió con el cautivo, y gracias al permiso del rey Federico II organizó su viaje hasta Aurich bajo el nombre de Conde Cea (topónimo de un condado en el reino español de León); sin embargo y para no avergonzar al monarca, Saint-Germain decidió refugiarse en otro sitio. El fracaso de Luis XV a la hora de defenderlo había endurecido a Federico contra él, y ahora seguía adelante en la guerra contra Francia.


Notas

1. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 121-2.

2. Ibídem, p. 136.
3. Ibídem, p. 126-7.
4. Ibídem, p. 130-1.
5. Ibídem, p. 135.
6. Ibídem, p. 139; Isabel Cooper-Oakley, The Comte de St. Germain: The secret of kings, original 1912, reimpresión, Escondido, CA: The Book Tree, 1999, p. 170-1.

7. Fuller, p. 141.
8. Ibídem, p. 153.
9. Cooper-Oakley, p. 212.
10. Fuller, p. 158.


05. Ubbergen y Tournai

El 12 de febrero de 1761, la Gazette des Pays-Bas publicó un artículo desde La Haya que decía en parte: "El llamado conde Saint-Germain, ese hombre indescifrable, cuyo verdadero nombre, origen y nacionalidad se desconocen, muy afluente con haberes de origen ignoto, y tiene conocimientos adquiridos no se sabe dónde ni cómo, entra en gabinetes de príncipes sin anunciarse (...) se encuentra aquí [La Haya] y no tiene dónde recostar su cabeza, al ser un exiliado de todos los países" (1).

En marzo de 1762, el barón holandés van Hardenbroek apuntó en su diario haber oído que Saint-Germain vivía en Ubbergen (2), cerca de Nijmegen, poseía otra vivienda próxima a Zutphen y además un gran laboratorio en su domicilio, donde pasaba días enteros. Era "un gran filósofo (...) de carácter virtuoso", pretendía "favorecer a la República con sus manufacturas" y ayudó en la preparación de colores para una fábrica de porcelana en Weesp. "Tenía una enorme correspondencia con países extranjeros", Bentinck lo visitaba a menudo y viajó con frecuencia a Amsterdam, donde conocía muy bien al alcalde G.A. Hasselaar luego de encontrarse a principios de 1760. "Colecciona minerales preciosos y extraños, rubíes, zafiros, esmeraldas y diamantes. Se dice que es hábil en otorgar a éstos últimos un agua más brillante y dar mejor tinte a las piedras; es muy generoso y posee grandes propiedades en el Palatinado y otras zonas de Alemania" (3). Saint-Germain inicialmente planeaba establecer su industria en Ubbergen, que significa "en la colina", y decidió bautizarla como Surmont, un vocablo francés con igual sentido.

Finca en Ubbergen (por M. Berkeboom, c. 1715-1720, dbnl.org).

En la primera mitad de 1762 el conde visitó Rusia, posiblemente al objeto de conseguir ingredientes en sus procesos de manufactura. Permaneció en San Petersburgo con el artista italiano Conde Rotari, se hizo amigo de la familia Yousopoff y dio a su príncipe un "elixir para prolongar la vida", siendo famoso también como espléndido violinista. Hay constancia de que estuvo con la princesa Galitzin en Arcángel (640 kms. al norte de San Petersburgo) el 3 de marzo de 1762 (4), cuyos alrededores cobijaban vetas auríferas y de hierro, utilizado en sus labores de tintura.

Cuando Saint-Germain fue a Rusia, el país estaba dirigido por Pedro III, quien ascendió al trono el 5 de enero de 1762. Era muy partidario de Prusia y lo mataron tras un golpe de Estado por los hermanos Orlov (Fiodor, Iván, Grigory y Alexei) el 9 de julio y en pro de la cónyuge del emperador, más tarde llamada Catalina la Grande. Se piensa que Saint-Germain tuvo nexos con el cuarteto y fue cómplice de la asonada, pero no hay datos verídicos. Por su parte, Jean Overton Fuller especula que conoció a la dinasta y reveló su verdadera identidad (5).

A principios de 1763, el adepto viajó desde la República Holandesa a los Países Bajos austríacos (anteriormente Países Bajos españoles hasta el final de la Guerra de Sucesión), o la actual Bélgica. En Bruselas pidió al conde Karl Cobenzl, ministro plenipotenciario de Austria, que obtuviera permiso para trasladar algunas mercancías por el territorio. La conversación giró en torno a obras pictóricas y asuntos culturales, y también los experimentos e ideas de fabricación de Saint-Germain. Cobenzl le presentó a Madame Nettine (probablemente su concubina), viuda del fundador del banco homónimo, y a su hijo y yerno. Surgió así la idea de implementar las manufacturas del abismático personaje en Tournai (Doornik), con un anticipo de dicha entidad monetaria.

Una misiva de Cobenzl al canciller austríaco Kaunitz el 8 de abril de 1763, expone así los primeros detalles: "Hace tres meses pasó por aquí el denominado conde St. Germain y me visitó. Es el hombre más singular que he conocido en mi vida. Aún no conozco su nacimiento con exactitud, pero lo creo hijo de una unión clandestina contraída por el miembro de una casa poderosa e ilustre. Posee grandes riquezas y vive con la mayor sencillez. Lo sabe todo y es de una rectitud y bondad dignas de admiración. Entre otras pruebas, realizó ante mí varios experimentos, y en breve Su Excelencia tendrá las muestras. El más vistoso es la transformación del hierro en un metal bello como el oro, y por decir lo menos igual de conveniente para cualquier tipo de orfebrería. Se especializa en teñido y preparación de cueros superando a todos los Marruecos del mundo y con el curtido más precioso; policromía de sedas llevada a una perfección nunca vista hasta ahora; amplio colorido de lana en los tonos más vivos, de principio a fin, y todo sin índigo ni cochinilla, por medio de ingredientes comunes y a un precio muy módico. Genera matices cual pintura de artistas y un azul tan intenso como lapislázuli; finalmente, elimina el olor de los aceites utilizados en pintura y prepara el mejor óleo de Provenza a partir del rabo y otras esencias inferiores" (6).

Cobenzl esperaba que los beneficios ascendieran "a millones" y Saint-Germain sólo había pedido un pago proporcional a las rentas percibidas. Kaunitz transmitió esta información a "Su Sagrada, Imperial y Apostólica Majestad" María Teresa, reina de Austria y emperatriz del Sacro Imperio Romano, la única mujer gobernante de los dominios Habsburgo y la última en esa estirpe.

El proverbial contertulio eliminó imperfecciones de un diamante que pertenecía a Cobenzl, aumentando considerablemente su valor; también mostró su serie de pinturas y le regaló una obra auténtica de Rafael Sanzio como muestra de amistad. El barón von Gleichen aseguró que en Francia Saint-Germain le expuso un cuadro por Murillo, tan hermoso como el Rafael de Versalles, y éste puede ser el mismo ítem obsequiado a Cobenzl, ya que Gleichen pudo atribuirlo al artista ibérico para confirmar su prejuicio de que el inusual aristócrata era un "bastardo" de la reina española (7).

En un mensaje a Kaunitz del 28 de abril de 1763, Cobenzl dice: "Tenemos un fabricante bueno y noble en Tournai, y allí estamos realizando los preparativos necesarios". Sobre la fortuna de Saint-Germain, asevera: "(...) tiene una propiedad en Holanda pagada en dos tercios, y objetos de valor calculados en más de un millón por el particular que le concedió la hipoteca sobre su garantía. Hice traer estos activos y depositarlos en manos de la señora Nettine (...). Es cierto que viene de cuna ilustre, pero como ello no sirve a mis planes, debo guardar el secreto que me confió. Habla de su caudal y ciertamente debe ser mucho, pues en todas las ciudades que recorrió efectuaba donaciones prodigiosas, gastó mucho, nunca solicitó algo y menos aún incurría en deudas (...) no nos exige nada y quiere contarme su secreto (...) no hay nada en el mundo que no podamos obligarle a hacer" (8).

Kaunitz, sin embargo, estaba mucho menos entusiasmado con el proyecto. No entendía los motivos generosos de Saint-Germain, y se preguntaba por qué no emprendió por su cuenta. Tampoco reportó a Choiseul que el visitante se hospedaba en los dominios imperiales, ni sus evaluaciones atañentes a las oportunidades de poner los secretos de aquél en beneficio de la corona. No está claro si el protagonista sabía la existencia de finanzas reales involucradas, o pensó en Cobenzl y Nettine como inversores privados.

En otro correo del 25 de junio de 1763 para Kaunitz, Cobenzl manifestaba que, si bien un comerciante de Amsterdam tasó en al menos un millón el coste de las tenencias de Saint-Germain, "los bienes traídos hasta aquí no eran gran cosa, y aquéllos en Holanda consistían sólo en pinturas muy queridas por él, pero semejaban de precio inferior. Nos percatamos, además, de que el conde estaba presionado por acreedores de ese país, y era incapaz de mantener orden y economía en asuntos personales, aún siendo maravilloso en la ciencia". No obstante, es muy improbable que el Banco Nettine concediera un anticipo de 81.720 florines sin ver primero los susodichos ítemes; igualmente, el cuadro de Rafael por sí sólo habría costado ese monto, pero Cobenzl nunca lo refirió a Kaunitz. Karl añadió que habían logrado obtener los secretos de Saint-Germain y deseaban "sacar de la dirección de la fábrica a un hombre que, por su falta de orden, podría haberse comido los ingresos en extravagancias"; de tal guisa, correspondería a la monarca decidir el destino de las instalaciones controladas por Madame Nettine (9).

En otros intercambios epistolares, Cobenzl aseguró a Kaunitz que una vez establecida la industria no habría gastos de funcionamiento, porque Saint-Germain aceptó cubrirlos con el 50% de sus ganancias. Agregó: "Hay cierto valor en los secretos; ello se percibe en los curtidos y sombreros, y todos nuestros fabricantes de seda y lino encuentran admirables las tinturas" (10). El propio Kaunitz estaba muy intrigado con la refinación de aceites, pero Saint-Germain nunca develó sus métodos.

En agosto de 1763 Cobenzl informaba a Kaunitz sobre la partida del misterioso hidalgo porque su apoyo no hacía falta, y según éste último María Teresa no mostró curiosidad en sus talentos. Se le indujo a traer sus pertenencias de valor como garantía de un anticipo, mas Nettine no las habría devuelto, aun cuando Cobenzl dijo a Kaunitz que ella recuperaría su desembolso (11). Los pormenores no están claros, pero es factible que a Saint-Germain le robaran parte de su fortuna.

Este hombre venía perfeccionando su proceso inescrutable por décadas. La información provista por Cobenzl indica que tomaba hierro en bruto y lo convertía de oscuro a dorado, para luego sumergirle en agua (quizás con aditivos), y una vez impartidas las propiedades al líquido, lo eliminaba y ponía en los materiales a colorear. El agua en que se hacía el teñido era utilizada posteriormente para fabricar pinturas. Según un experto moderno en ese campo, la mezcla dorada podría ser cloruro férrico o quizás ferrocianuro; asimismo, Saint-Germain fue precursor en los teñidos químicos empleando ingredientes muy comunes y baratos (12).

Jean Overton Fuller sostiene que dicha producción de telas policromáticas y asequibles pudo adelantar la Revolución Industrial en más de un siglo. Saint-Germain ofreció el primer mercado de masas, y en esos detalles vemos el tipo de revolución que pensaba concretar en Francia, donde aparte de dar empleos remunerados a trabajadores que pasaron hambre con la penuria de los latifundistas, habría producido ropa y otros bienes a un valor que pudiera permitirse la gente común, reduciendo la distinción de clases, creando nuevas exportaciones y más riqueza interna, evitando así los sangrientos crímenes de 1789 (13). De igual manera, no hay antecedentes verídicos sobre si las factorías que ayudó a establecer en varios lugares tuvieron éxito duradero, ni cuál fue su impacto económico (14).


Notas

1. Jean Overton Fuller, The Comte de Saint Germain: Last scion of the House of Rákóczy, London: East-West Publications, 1988, p. 162.

2. Los hermanos y fabricantes de jabón Abraham y Jacob de Mist, actuando en nombre de Saint-Germain, compraron la propiedad de Ubbergen en septiembre de 1761 por 72.500 florines. El inmueble nunca fue transferido a aquél, pues en 1763 y antes que pudieran cancelar el total, los De Mist se declararon en quiebra. Para ayudar a resolver el problema, el municipio de Nijmegen se hizo con la residencia temporalmente (L.F. van Gent, "De Graaf van Saint-Germain, heer van Ubbergen", Gelre, bijdragen en mededeelingen, v. 44, 1941, p. 87-115).

3. F.J.L. Krämer (editor), Gedenkschriften van Gijsbert Jan van Hardenbroek, Amsterdam: Müller, 1901-1918, vol. 1, p. 220-1; Fuller, p. 163.

4. Cooper-Oakley, p. 19-21; Fuller, p. 164-6.
5. Fuller, p. 165.
6. Ibídem, p. 167-8.
7. Ibídem, p. 170.
8. Ibídem, p. 172.
9. Ibídem, p. 177. En efecto, algunos debientes presentaron reclamaciones contra Saint-Germain tras la bancarrota de los De Mist ("De Graaf van Saint-Germain, heer van Ubbergen", p. 88-9, 99-102).

10. Fuller, p. 180, 185.
11. Ibídem, p. 186.
12. Ibídem, p. 180-2.
13. Ibídem, p. 184.
14. Luego que el portentoso viajante abandonara Francia a principios de 1760, hubo conflictos entre los trabajadores de Chambord, que probablemente llevaron al cierre de la operación (ibídem, p. 162).