The Theosophical Movement, parte 1, abril 2015
En su aspecto sibilino, el término "magia" connota la “Gran Vida” o aquélla que se vive "en el Espíritu". La palabra "mago" deriva de magh o maha en sánscrito, que significa "grande" o "espléndido", y designa a cualquier persona diestra en conocimientos secretos. La magia es el sistema de sabiduría real con mayor antigüedad y veneración, y ha estado presente en el mundo tanto tiempo como nosotros. Los científicos y la cultura “modernos” siempre ridiculizan dicho arte y le catalogan de "mera superchería", pues se equipara con creencias distorsionadas y superficiales relativas a brujos, fantasmas, "hechizos" o "malabarismos" que confunden a circunstantes/destinatarios y semeja trascender el funcionamiento de las leyes físicas.
El 8 de agosto de 1890, el Chicago Tribune narraba el "truco de la cuerda" que presenciaron un fotógrafo y un artista -graduados de Yale- durante sus periplos por India. Cierto faquir callejero, en pleno día, lanzó una bola de cordel gris al aire, sosteniendo el extremo suelto entre sus dientes, y la cuerda se desenrolló hasta que la otra punta quedó fuera de vista. Luego, un niño remontó por la soga y desapareció a una altura de 9 ó 10 metros. Los hombres realizaron bocetos y fotografías, pero cuando éstas se revelaron no había niño ni cordel, sino sólo el faquir sentado en el piso, deduciendo que "simplemente hipnotizó a la multitud, mas no pudo lograrlo con la cámara". Ese artículo sería transcrito por periódicos norteamericanos y de Gran Bretaña, y fue vertido a casi todos los idiomas europeos. En su libro Rise of the Indian Rope Trick, Peter Lamont observa que para justificar el dominio colonial, los británicos se habían convencido de que los indios eran "salvajes supersticiosos": "El principal símbolo de ignorancia era el faquir, cuyos 'trucos pueriles' -como imaginaron los ingleses- asustaban a sus compatriotas crédulos, pero nunca podían engañar a un occidental”.
Un suscriptor del Lucifer pidió a Helena Blavatsky que comentase este peculiar artículo titulado “It Is Only Hypnotism”. La autora declaraba que los fenómenos de ese tipo, hechos por prestidigitadores indios, datan de períodos antiquísimos y son bien conocidos para todo ocultista serio, añadiendo que el hombre no era faquir sino malabarista público y “productor de espejismos”; sin embargo, escribió que los dos testigos nunca serían capaces de recrear tales hazañas pues aquellos “ilusionistas” no practican sólo "juego de manos":
“Usted dice que 'es sólo hipnosis'; con todo, quienes así piensan no conocen la diferencia entre hipnotismo -que en el mejor de los casos es una manifestación puramente fisiológica incluso en manos de individuos poderosos y eruditos-, y el mesmerismo real, y mucho menos el mahamaya o guptamaya de la India antigua y moderna. Desafiamos a todos, desde Charcot y Richet hasta los hipnotizadores de segunda categoría (...) a producir aquello que [los viajeros de Yale] adscriben a su 'malabarista' (...). Estamos de acuerdo en que se trata de glamour, engaño, psicología o como quiera llamarlo, pero jamás 'hipnotismo' (...) [sino] fascinación colectiva e instantánea producida en centenares de personas por vistazos del fautor, aun si envolvieran 'a cada asistente de la cabeza a los pies'" (Lucifer, septiembre de 1890).
Blavatsky agrega: “(...) si se demuestra que tales poderes (...) de proyectar hechizos -en varios cientos o miles de espectadores- existen entre malabaristas profesionales y comunes, ¿quién puede negar las mismas facultades en Adeptos entrenados (...) sólo que veinte veces más fuertes?”
En el artículo “Ancient Magic in Modern Science”, Helena escribe: “¿Qué tanto puede contener un nombre? El hecho de que un lobo esté definido científicamente como animal del género canis, ¿lo convierte en perro? Los académicos prefieren llamar a la magia 'hipnosis histérica', pero esto no la hace menos real”. Lo que se denomina Magia es resultado del conocimiento impartido por Instructores Divinos a la humanidad primitiva, que se convirtió en sapiencia innata para exhibir destrezas atípicas, mas el horrible abuso por parte de muchos atlantes los llevó a la destrucción total.
Debido al prejuicio de que la “magia” era sólo "escamoteo" o creencias en hechos sobrenaturales, en marzo de 1879 el Indian Tribune publicó la misiva de un miembro de la Sociedad Teosófica -que también integraba la filial Arya Samaj- expresando que si ese grupo incluía devotos en la magia, entonces “[dicha rama] no tiene nada en común con ellos en aquel aspecto (...) sus objetivos son similares únicamente en lo que se refiere al aprendizaje y la filosofía védicos”. Respondiendo mediante el artículo "Magic", H.P.B. enfatiza que “nuestra Sociedad no acepta ningún milagro, ya sea divino, humano o diabólico, ni nada que escape a la inducción filosófica y lógica, o del método silogístico deductivo (...). Estudiamos la 'Ciencia de las Ciencias', alabada por eclécticos y platónicos en las escuelas alejandrinas, y puesta en práctica entre los teúrgos y místicos de todas las épocas”.
A medida que ella continúa, advertimos que lejos de ser un "engaño", la verdadera magia representa sabiduría o conocimiento esotérico, e incluso “se menciona en cada verso de los volúmenes arios sagrados. La magia es indispensable para entender cualquiera de las seis grandes escuelas de filosofía homónima”. En consecuencia, estudiamos aquella disciplina al objeto de captar el hilo oculto de los Vedas y la literatura brahmánica posterior, o de lo contrario terminaríamos aceptando la interpretación de Max Müller, quien dictaminó que -excepto el Rig Veda- ninguno de los otros tres libros merece aquel título, especialmente "el Atharva, una monserga compuesta de fórmulas sacrificiales, hechizos y encantamientos”. Para abordarlos, es necesario leer entre líneas y dentro de las palabras; lo único que está a nuestro alcance son los textos revelados, y debemos esforzarnos por ir más allá de simples grafemas o vocablos. Así, los Vedas tienen carácter ignoto según lo que resulta evidente para nuestros sentidos externos. Por ejemplo, Blavatsky señala que un pandit interpretó el “Agni” descrito en esa obra milenaria a guisa del "fuego burdo" y visible que derrite el ghee [mantequilla] en ceremonias, pero si él conociera de magia tendría alguna idea sobre el "fuego o luz divinos, que tienen a la llama como cuerpo externo". El parsi iluminado no reverencia flamas, sino al espíritu interior, y por ende el Agni védico atañe a Isvara.
Complementando el preámbulo de esta serie, los conceptos "magia" y "mago" vienen de “mage” o “magi”, los Sabios-Adeptos de Persia y Media. El Glosario Teosófico dice que "maga" alude a "sacerdotes del Sol, mencionados en el Vishnu Purana, y los magos posteriores de Caldea e Irán” que adoraban al dios-fuego, encontrándose también en las culturas asiria, babilónica y persa. Los Tres Reyes que visitaron al niño Jesús con regalos de oro, incienso y mirra eran devotos del fuego sacro y astrólogos porque vieron su estrella (Isis, vol. 1, p. xxxiv).
Gradualmente la magia fue cayendo en menosprecio debido a la ignorancia de su trasfondo real, y en parte por las políticas de teólogos cristianos. De acuerdo con ellos, las manifestaciones "milagrosas" eran "intervención directa de Dios" o "ángeles benefactores", y tales obras sólo podían ser realizadas por sacerdotes, ministros y santos elegidos, tachando de "endemoniados" o "brujos" a todos los demás que curasen enfermos, resucitaran difuntos o tuvieran pericia clarividente, etc., y de conformidad morían en la hoguera. Simón el Mago es visto por los lectores del Nuevo Testamento como "hechicero", y junto a su discípulo Menandro alcanzaron poderes sublimes con “ayuda del diablo”, pero cuando relatan las mismas proezas exhibidas por Jesús y los apóstoles, ¡se achacan al trabajo del "Padre Celestial"! (Isis, vol. 2, p. 22-23).
La Magia explora a fondo los aspectos ocultos del ser humano y la Naturaleza, adquiriendo la omnisciencia y omnipotencia del Espíritu mientras se vive la encarnación actual, y asimismo el control sobre las fuerzas naturales. Cuando esta doctrina se utiliza de modo altruista o beneficioso se denomina magia blanca, y negra al emplearla bajo móviles egoístas o para satisfacer/estimular ánimos salvajes.
Los antiguos comenzaron sus búsquedas en el plano de la homogeneidad, descendiendo al plano objetivo, y procedieron desde conceptos universales a particulares, lo cual plasma el enfoque correcto para entender la Vida y sus fenómenos a múltiples niveles. La ciencia moderna parte sus investigaciones en el mundo material y al revés del método previo, sin ser capaz aún de descubrir fuerzas ocultas ni resolver misterios cruciales.
Los humanos y la Naturaleza comportan un lado invisible, pero la ciencia restringe su ámbito al confiar dogmáticamente en los sentidos físicos, ensayos de laboratorio, análisis y razonamientos. Si bien éstos últimos representan medios necesarios en la comprensión del mundo tangible, son impropios respecto al plano psíquico y vanos por intuito a lo espiritual; de esta manera, no causa sorpresa que nuestro siglo esté repleto de “milagros”. Un prodigio se describe a modo de acto "insólito" o "contrario a las leyes naturales", pero son malas definiciones porque presuponen que conocemos "todas" aquellas normas. ¿Y cómo puede la ciencia pavonearse de su familiaridad con dichas reglas, si su labor se circunscribe a lo material? Además, tampoco es infalible a juzgar por sus “hipótesis” siempre cambiantes.
Parte 2 y final, mayo 2015
Madame Blavatsky cita ejemplos de niños que nacieron sin miembros, y donde la imaginación de sus madres afectó el desarrollo gestacional. Una vez cierta mujer dio a luz una criatura con la frente herida y sangrante, ya que en un pleito el marido le amenazó con un arma blanca apuntando a la sien. Otra atestiguó una decapitación y su parto fue prematuro, incoando a un niño sin cabeza. Varios fisiólogos registraron dichos eventos, y mientras algunos los etiquetan de “coincidencias”, sólo unos pocos han sido honestos para admitir fronteras cognitivas. Muchos caen en el pozo del orgullo y contienden que "no existe motivo para creer que la fantasía materna ejerza dominio con tal de producir bebés deformes; más aún, se observan instancias diarias y parecidas en otros animales o plantas”, pero Helena escribe: “¡Qué perfecta ilustración de los métodos científicos! En el momento que sus adláteres sobrepasan el círculo de hechos observados, su juicio parece distorsionarse por completo” (Isis, vol. 1, p. 387).
La Teosofía subraya que NO EXISTEN MILAGROS. "Todo lo que acontece es producto de una Ley eterna, inmutable y siempre activa (...). Puede haber normas que antes eran 'conocidas' y ahora revisten un enigma para la ciencia”. El logro de hazañas prodigiosas necesita un amplio conocimiento de diversas ramas, comenzando por química, física, psicología y fisiología ocultas, o nociones de electromagnetismo y sus efectos sobre los reinos humanos e inferiores. Y sobre todo, requiere una voluntad humana perfeccionada, junto con grandes niveles de imaginación y fe.
Tras el mundo visible hay otro imperceptible, pero real, que los científicos todavía no descubren. El ser humano, al igual que la Naturaleza, posee esta índole “astral” que cuenta con su propia dinámica, así como hay leyes que gobiernan la existencia "sólida" y lo mal llamado "sobrenatural". Uno de nuestros componentes secretos es el cuerpo astral o sukshma sarira, modelo sobre el cual se desarrolla la envoltura física. Los verdaderos centros de órganos sensoriales (vista, oído, olfato, etc.) y sus poderes perceptivos "anormales" se encuentran al interior de dicho elemento sutil; ídem, la parte sensoria deviene inepta si la contraparte astral resulta dañada. Utilizando los sentidos ocultos, hay quienes pueden ver en la Luz Astral o ámbito parafísico donde se almacenan las "huellas" de todos nuestros pensamientos, obras y emociones, sirviéndose de facultades clarividentes (captar hechos a distancia, del pasado o el futuro) y clariaudiencia.
Muy a menudo, todos nos comunicamos por telepatía, pero un gran número de personas no está consciente del proceso. Se trata de un poder natural para enviar ideas a otros, sin importar la distancia, y entre animales o aves ocurre instintivamente. William Judge enseñó que cada pensamiento produce "imágenes" o "cuadros", y de esa forma el don telepático está relacionado con la clarividencia, es decir, vislumbrar o transmitir imágenes en y hacia la parte astral o psíquica de individuos foráneos.
Cualquiera que considere "inverosímil" a la telepatía no podrá ejercer esta destreza, y sin embargo, es posible capacitarla con tal de superar obstáculos y brechas. “Habrá transmisión voluntaria de ideas cuando dos mentes se vinculan de modo simpático, y sintonizan sus instrumentos [cerebros] (...) para responder magnética y eléctricamente” (La Clave de la Teosofía, p. 289).
El cuerpo astral permanece "entretejido" con su homólogo carnal, célula por célula y fibra por fibra. Las personas que trabajan por adquirir altos grados de concentración y practican una férrea disciplina mental y ética, pueden proyectar aquél a conciencia y visitar cualquier paraje, sin tener barreras físicas, temporales o de espacio. El Ramayana cuenta que Lakshmana, hermano de Rama, fue herido en batalla y lo único que pudo salvarle fue la hierba Sanjivini (“dadora de vida”) que crecía en la montaña Dronagiri del Himalaya. Se dice que Hanuman voló hasta allí, "levantó el sitio" y lo trajo de regreso a Lanka pues no consiguió localizar la especie. En esta crónica, es la cobertura astral que iba de un sector a otro, y aunque el cuerpo material no es susceptible de "vuelos", sí tiene aptitudes para levitar.
Desde una perspectiva esotérica, la Tierra es un cuerpo magnético de electricidad "positiva", y en ella todos los seres orgánicos e inorgánicos poseen corriente antíloga, existiendo así una atracción entre el planeta y sus habitantes que puede contrarrestarse ad libitum alterando la polaridad de éstos (negativa a positiva). Los dotados se proponen levitar de antemano, especifican vectores como tiempo y altura a conseguir, y manejan fuerzas ocultas. Blavatsky relató que un sacerdote de Siam, mientras estaba en su pagoda, se elevó casi 15 metros con una vela encendida en la mano, trasladándose por las esculturas e iluminando nichos, con tanta sencillez cual si caminara en tierra firme. También puede haber levitación en sonambulismo o pacientes epilépticos, quienes se alzan por dos o tres metros de sus camas durante las convulsiones.
El israelí Lior Suchard se autodenomina “artista sobrenatural”, ya que deja absorto al público a través de sus dotes espontáneas: “A los seis años sorprendí a mi madre cuando movía cucharas y paraba relojes con sólo mirarlos. Podía fijarme en algo y decir '¡muévete!' o '¡dóblate!', y así pasaba”. Puede leer mentes ajenas e influir en pensamientos, empleando intuición, telequinesis y Programación Neurolingüística.
Toda persona tiene la semilla de los poderes confirmados por quienes son espiritualmente sabios, o aplican talentos paranormales. Judge menciona que una gran habilidad musical no es común, sino natural, y cualquiera con la enseñanza adecuada puede aprender ese arte o incluso convertirse en experto. Asimismo, con un "despertar" correcto de sentidos astrales/místicos, y siguiendo la disciplina necesaria, se pueden desplegar facultades extraordinarias a distintos rangos. William agrega: "(...) [la imaginación del humano promedio] no posee suficiente entrenamiento ni fuerza para ser más que una especie de sueño".
Un taumaturgo de Oriente hace que los espectadores vean una culebra donde no existe, porque desde la infancia vislumbró esa criatura en su "ojo mental", de modo que la imagen es tan fuerte que todos los demás pueden apreciarla; entonces, todos somos "magos" en el sentido de que utilizamos el poder imaginativo: "Si quiero influir en tu mente, no formulo tu plano subconsciente, sino que pienso en ti con firmeza y bondad, e 'inyecto' el tema en que deseo que reflexiones (...). Si soy egoísta, tengo más dificultad para 'llegar', y en caso contrario lo hago con más soltura, estando en armonía con la Mente Universal y la Ley" (Letters That Have Helped Me, p. 6).
[Nota: ciertas líneas espirituales plantean formas de meditación que dicen cultivar "dulzura amorosa" para "oponerse al odio" y otras expresiones similares, donde los practicantes visualizan amigos, individuos neutrales y enemigos para desearles "felicidad" intensa. Sin poner en duda el conato afable del método, hay serios cuestionamientos respecto a su eficacia permanente, y sobre todo al bagaje "ético" de muchos promotores incongruos, antojadizos y fraudulentos que corrompen el misticismo con fines políticos, sean cuales sean las tendencias. El Karma merecido o probatorio (elegir entre bien o mal) NO toman en cuenta las poses optimistas (ñoñas) o pesimistas (rencorosas) con que abordemos nuestras circunstancias, por cuanto el "envío de buenas ondas" nunca funcionará con toda la gente, menos en aquéllos "tamásico$" o "amiguitos del ángel y el diablo" campeones de hipocresía y descompromiso. Un bien injusto, inoportuno e hiperbólico es igual de lesivo que un mal continuo. Es raro que no pocos "meditadores" y "amantes de la vida saludable" adscriban a esa táctica sólo para abandonar emociones "molestas", pero vigilan neuróticamente a sus "rivales de intereses pudendos"...].
El ser humano es una copia de la Naturaleza, y alberga todos sus potenciales inactivos. Aparte de las facultades psíquicas, hay otras de clase creativa como Kriyasakti (pensamiento que genera efectos materiales), Icchasakti, Mantrikasakti (poder del habla/sonido/palabras/letras/números en los mantras), etc., correspondientes al Ser Superior y mencionados en La Doctrina Secreta.
La mayoría de fenómenos supernormales se originan con ayuda de la voluntad humana, y Blavatsky contó sobre yoguis capaces de mover y paralizar individuos o animales, corroborando el axioma de Paracelso: "La voluntad determinada es el comienzo de toda operación mágica”. Ese aspecto se llama Icchasakti o fuerza del Espíritu en acción, infinita e inagotable, pero hoy se rebaja a cumplir deseos mezquinos y narcisistas, en vez de limpiarnos y "nacer de nuevo" conforme a Miguel Ángel: “Vi un dios en el mármol, y lo tallé hasta que se liberó”.
El hecho de que tantos se esfuercen por lograr metas irracionales u obsesivas muestra qué tipo de "magos" son, y por qué tienen tan bajo poder simulado con fanfarronería. En nosotros existe una fuerza gigantesca, pero no podemos desarrollarla si se canaliza en egoísmo o adquirir beneficios sin dar nada a cambio. Si aplicamos las enseñanzas místicas con propósitos nobles y purificamos nuestro magnetismo, voluntad e imaginación, podemos ser de gran provecho a quienes nos rodean y viviremos en mayor equilibrio. El cuerpo astral irradia un efluvio magnético a través de los ojos y las yemas dactilares, aunque de modo inconsciente. Siempre que actuamos, habrá otros que serán influidos con nuestras energías, de tal forma que todos somos magos prácticos, lo sepamos o no.