11 de febrero de 2022

Diseño y evolución de las especies (17 de 18)

David Pratt
Mayo 2004, última revisión enero 2019


Contenidos:

08. Teosofía y evolución interior
-Darwin vs. diseño
-Ritmos evolutivos


08. Teosofía y evolución interior

Darwin vs. diseño

"Todas las cosas tienen su principio en el espíritu, y la evolución comenzó originalmente desde lo superior y ha procedido en descenso, en lugar de lo contrario como se enseña en la teoría darwinista" (1).

"No es contra los descubrimientos zoológicos y antropológicos basados en los fósiles humanos y animales que todo místico y creyente en un alma divina se rebela internamente, sino sólo contra las conclusiones gratuitas construidas sobre teorías preconcebidas y forzosamente calzadas con ciertos prejuicios" (2).

El darwinismo está enraizado en la aserción materialista de que el Universo consiste sólo de materia-energía física, que los organismos vivos no son más que máquinas complejas y que la mente y la consciencia son simplemente un subproducto del cerebro. Postula también que un organismo físico puede ser transformado en otro completamente distinto mediante la acumulación de mutaciones favorables determinadas por azar ciego, sin ninguna dirección general, propósito innato o motivo interno.

Por otro lado, la Teosofía describe el mundo físico como la cobertura externa de mundos interiores (astral, mental y espiritual), y de forma similar, todo organismo físico es animado por "almas" o "cuerpos" sutiles e internos, incluyendo un cuerpo astral-modelo, una mente instintiva o autoconsciente (de muchos grados de desarrollo) y un ego espiritual-divino o mónada. La evolución implica el despliegue de poderes y capacidades latentes en respuesta a los impulsos internos y los estímulos externos y el desarrollo de formas físicas viables mediante las cuales se pueden expresar dichas facultades, y así el cambio evolutivo tiene lugar en todos los planos de la realidad, incluyendo cada nivel de nuestra constitución.

Según la Teosofía, los órganos se desarrollan y los organismos evolucionan en respuesta a su impulso y dirección interior. Tal y como las expresiones físicas de la creatividad humana y la inventiva existen primero como ideas etéricas o formas-pensamiento, también cada órgano u organismo físico son una expresión de un prototipo etérico preexistente. En otras palabras, "no se puede dar ninguna forma a algo, sea por la naturaleza o el ser humano, cuyo tipo ideal no exista ya en el plano subjetivo".

"Ni la forma del humano, ni aquélla de ningún animal, planta o piedra han sido alguna vez creadas, y es sólo en la dimensión humana que esto comenzó 'siendo', es decir, objetivizándose en su materialidad presente o expandiéndose desde dentro hacia el exterior a partir la esencia más sublime y supersensorial dentro de su apariencia más densa. De esta manera, nuestras formas humanas han existido en la Eternidad como prototipos astrales o etéreos" (3).

Helena Blavatsky sostiene que es infantil suponer que células ciegas e indiferentes puedan disponerse en órganos, o que las maravillosas complejidades del cuerpo humano se produzcan sin la "presencia supervisora de un impulso cuasi-inteligente" o "inteligencia subconsciente que impregna la materia"; esta inteligencia instintiva y directora "finalmente se puede encontrar como una reflexión de la sabiduría divina y dhyani-chohánica" (4). "Dhyani-chohans" (literalmente, "señores de la meditación") es un término general para entidades espirituales cuya consciencia colectiva compone una "mente universal", ya sea la de un planeta, estrella, galaxia, etc. Blavatsky también escribe:

" (...) asimismo hay centros de poder creador para cada RAÍZ o especie original de las múltiples formas de vida vegetal y animal. Ésta no es tampoco una 'creación especial' ni hay 'diseño' alguno, excepto en el 'plano de proyección' general señalado por la Ley Universal. Pero hay seguramente 'diseñadores', aunque no sean omnipotentes ni omniscientes en el sentido absoluto del término. Ellos son simplemente Constructores o Masones que obran bajo el impulso que les da el Maestro Masón siempre desconocido (en nuestro plano): la VIDA y LEY ÚNICAS. Por tanto y perteneciendo a esta esfera, no tienen ellos intervención ni posibilidad de actuar en ninguna otra, por lo menos en el presente Manvantara. Que obran ellos por ciclos y en una escala de proyección estrictamente geométrica y matemática, es lo que demuestran con amplitud las especies animales extintas; y que actúan con un fin en los detalles de las vidas menores (junto a eventos de orden animal, etc.), es suficientemente probado por la historia natural. En la 'creación' de especies nuevas que a ratos se apartan mucho del tronco padre, según acontece en la gran variedad del género felino (como el lince, el tigre, el gato, etc.), los 'diseñadores' dirigen la nueva evolución, añadiendo a esos tipos ciertos apéndices o privándoles de ellos porque sean necesarios o dejan de serlo, en el nuevo medioambiente. Así, cuando decimos que la Naturaleza provee a todos los animales y plantas de lo que necesitan, ya sean grandes o pequeños, hablamos correctamente, porque estos espíritus terrestres son los que forman la Naturaleza integral; la cual, si falla algunas veces en su concepción, no se debe considerar 'ciega' ni 'culpable del fracaso', puesto que, perteneciendo a una suma diferenciada de cualidades y atributos, es sólo en virtud de esto condicionada e imperfecta" (5).

Existen "diseñadores" de muchos grados, pero no debe pensarse en ninguno de ellos como "dioses omniscientes", "omnipotentes" o "autoconscientes" que pueden "crear" lo que ellos quieran. Su trabajo en nuestro plano es predominantemente instintivo y automático, reflejando las necesidades kármicas de las entidades en evolución y los ciclos más amplios de actividad planetaria.

La naturaleza es "un conglomerado de fuerzas manipuladas por seres semi-inteligentes (elementales) guiados por altos espíritus planetarios (dhyani-chohans) cuyo agregado colectivo forma (...) la MENTE del Universo y su LEY inmutable" (6). Tal y como muchos de nuestros propios procesos corporales como la respiración, circulación sanguínea, digestión, crecimiento y curación son regulados por nuestra voluntad automática (sistema nervioso autónomo), el cual en un sentido es una reflexión del yo consciente, también las operaciones regulares o "similares a la ley" de la naturaleza pueden ser consideradas como procesos automáticos e instintivos de la voluntad y consciencia de seres superiores en nuestro plano; de esta forma, las "leyes" naturales son más parecidas a "hábitos" (...).

Como muchas religiones mundiales, la Teosofía habla de jerarquías de poderes creativos en diferentes grados que proveen los impulsos internos para los trabajos y procesos externos del mundo físico. Esos escalafones incluyen a "arquitectos" y "constructores" y a las fuerzas semiconscientes de la naturaleza o elementales en los rangos inferiores. El concepto general es que, en cualquier sistema de mundo jerárquico determinado, las formas más evolucionadas de consciencia-sustancia guían e informan a las menos progresadas. La Teosofía de esta forma niega la existencia del diseño en el sentido de una "creación especial" por un creador sobrenatural; sin embargo, postula un anteproyecto evolutivo general o plan básico resultado de eras evolutivas pasadas, "almacenado" en los planos más sutiles (astral y akásico) y que es puesto en vigor por una serie de agentes no físicos. Cada ciclo evolutivo se construye sobre aquél que se hallaba anteriormente y utiliza patrones y prototipos preexistentes, los cuales son modificados y adaptados según dicte la necesidad, significando con ello que nada tiene que ser creado completamente desde cero y ciertamente tampoco a partir del "vacío".


Referencias

1. H.P. Blavatsky, La Doctrina Secreta, Pasadena, CA: Theosophical University Press (TUP), 1977 (1888), 2:170.

2. Ibídem, 1:636-7.
3. Ibídem, 1:282; también 1:58, 2:660.
4. Ibídem, 2:299 pie de página, 648-9.
5. Ibídem, 2:732.
6. Ibídem, 1:277-8.


Ritmos evolutivos

De acuerdo con la Teosofía, nuestro planeta actual es la reincorporación de una Tierra anterior (la Luna es el remanente de su cuerpo astral) y las diferentes clases o reinos de mónadas que se forman y evolucionan en nuestro globo prosiguen un viaje evolutivo que no tiene comienzo ni tendrá fin absolutos. En cada gran ciclo de evolución, que incluye muchos millones de años, las mónadas se reencarnan en cada reino a la vez, desde los subminerales (elementales) a los superhumanos (dhyani-chohánicos).

La Tierra actual y sus formas de vida se originaron hace unos 2 mil millones de años en una condición altamente etérica y se materializó y condensó de forma gradual durante el "arco descendiente" de la evolución planetaria, el cual perduró hasta mediados del periodo de vida terrestre (hace unos 4,5 millones de años), en mitad de la cuarta ronda vigente de actividad evolutiva, y a partir de ese entonces se dio comienzo al "arco ascendente" de la eterealización o espiritualización (1).

Se afirma que el globo donde vivimos es el más material de los siete que componen la cadena planetaria terrestre; las otras esferas están situadas en planos más etéricos y espirituales, y de esta forma no las podemos observar. Los diferentes reinos u ondas de vida monádicas realizan siete rondas a través de todos los globos en sucesión durante las encarnaciones de una cadena planetaria y permanecen muchos millones de años en cada uno, y en estos periodos las mónadas adoptan formas físicas viables y pasan mediante diferentes fases de desarrollo. En cualquiera de esos globos y en cualquier momento, un reino es el predominante y el grueso de sus mónadas se reencarna en ese globo. Cuando una onda de vida abandona una esfera, deja atrás a sus representantes más avanzados (a menudo referidos por el término sánscrito shishtas, que quiere decir "remanentes"), y al volver a ese globo en la ronda siguiente, dicho efluvio "reactiva" estas semillas etéricas de vida que entonces se materializan y diferencian en una variedad de reservorios apropiados para la evolución de ese reino en particular. 

Fig. 8.1. Cronología de las eras geológicas. Según la Teosofía, los periodos científicos son demasiado largos al incorporar un factor de entre 2 y 9, debido a las falsas aserciones en las que está basada la datación radiométrica (2).

La cuarta ronda de nuestro planeta comenzó a fines del Precámbrico, hace unos 320 millones de años (la cifra "científica" correspondiente es de 640 millones de años). La aparición de los primeros fósiles de metazoos (animales multicelulares) hace unos 600 millones de años y su repentina proliferación hace 530 millones de años en la espectacular "explosión cámbrica" resultó de la "reactivación" de los tipos astrales raíces por las mónadas que llegaron a nuestro globo desde el precedente.

Los científicos creen que los metazoos simples se originaron mucho antes en el Precámbrico y que eventualmente aparecerán fósiles más antiguos y primitivos. Se ha encontrado evidencia controversial de que una flora terrestre y fauna de insectos avanzadas pueden haber existido durante el Cámbrico o incluso el Precámbrico, pero los científicos ortodoxos la rechazan puesto que no encaja con sus postulados (3). La Teosofía indica que las formas de vida etéricas existieron en rondas más remotas, pero ya que estas criaturas invertebradas a lo más habrían dejado sólo una huella fosilizada, y considerando que los científicos no esperan encontrar grandes fósiles que daten de dicho periodo, esto reduce ostensiblemente la posibilidad de que se reconozca tal evidencia por lo que realmente es.

En la explosión cámbrica entraron en escena muchos de los filos animales o diseños anatómicos básicos presentes en el registro fósil reconocido, pareciendo "salir de la nada", y también muchos otros filos evolucionaron durante este tiempo, pero que desde entonces se han extinguido. Ninguna nueva clase de animales ha aparecido desde el Paleozoico intermedio, y tampoco surgió ningún orden nuevo desde las radiaciones de mamíferos y aves a comienzos del Terciario siguiendo a la muerte de los dinosaurios. La tendencia general ha sido hacia un número en aumento de especies basadas en planes básicos corporales cada vez menores. Por ejemplo, hoy existen unas tres millones de especies de insectos vivos, pero sólo tres diseños de artrópodos básicos comparados con los más de 20 que hubo en el Cámbrico medio.

Desde el comienzo de la cuarta ronda hasta mediados del ciclo de vida planetario, hace unos 4,5 millones de años, la tendencia evolutiva fue de descenso en la materia, resultando en una profusión de nuevas especies que desarrollaron los diseños fundamentales activados al comienzo de la ronda y en una variedad de direcciones especializadas. Sin embargo, el punto medio del ciclo marcó el comienzo del "arco ascendente" hacia el espíritu, y en adelante más y más mónadas animales tenderán a pasar a un reposo nirvánico inferior pues no serán capaces de evolucionar suficientemente a lo largo de líneas más psicológicas y espirituales.

Los tipos de organismos que emergieron durante la explosión cámbrica testifican la elevada creatividad en esa época. Fue un periodo de asombrosa experimentación, cuando los elementos de diferentes planes corporales básicos podían mezclarse en un organismo, y hoy eso ya no es posible pues existe un plan corporal de vertebrados completamente diferente, otro plan de angiospermas y de moluscos, etc. La variabilidad limitada de plantas y animales con las que actualmente los criadores tienen que lidiar es otro síntoma del potencial creativo menor que prevalece ahora que el arco descendiente ha terminado. La mayoría de las mutaciones al presente son dañinas, pero en épocas anteriores habrían exhibido rasgos constructivos, creativos e intencionales.

El desarrollo de la vida en la Tierra ha estado lejos de ser estable y lineal. En lugar de ello, la aparición y diversificación de nuevas reservas y la extinción de las ya existentes tienden a suceder bastante rápida y abruptamente (...).

Desde un punto de vista teosófico, nada aparece de ninguna parte sin ninguna razón o propósito. Cuando se requiere un nuevo tipo de vehículo físico para el desarrollo de una mónada, un prototipo viable es otorgado por los patrones de ciclos evolutivos previos almacenados en el campo de memoria de la Tierra. Asimismo, las especies animales o vegetales que sean incapaces de adaptarse suficientemente a condiciones medioambientales cambiantes, o no suministren más vehículos viables para la experiencia evolutiva de las mónadas reencarnantes en ese reino, finalmente se extinguen y su lugar es ocupado por formas más apropiadas. Este proceso puede ser acelerado por cambios medioambientales y desastres naturales, incluyendo erupciones volcánicas, terremotos e impactos de cometas, pero estos son sólamente mecanismos que subyacen en causas más profundas.


Referencias

1. Ver "Evolution in the fourth round", http://davidpratt.info.
2. Ver "Geocronología teosófica vs. científica".
3. Ver Michael A. Cremo, Human Devolution, Los Angeles, CA: Bhaktivedanta Book Publishing, 2003, p. 43-54; Richard L. Thompson, Mechanistic and Nonmechanistic Science, Los Angeles, CA: Bhaktivedanta Book Trust, 1981, p. 191-2.