Mostrando entradas con la etiqueta Vibraciones en ocultismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Vibraciones en ocultismo. Mostrar todas las entradas

4 de junio de 2025

Las vibraciones en física y Ocultismo


The Theosophical Movement, parte 1, septiembre 2019

Una vibración alude al movimiento rápido de vaivén. El artículo por Henry Olcott "Mrs. Watts Hughes' Sound-Pictures” (The Theosophist, septiembre 1890) trata sobre las formas geométricas y de otra clase esbozadas por el sonido. En la instancia, se aplicó polvo fino sobre el tambor de un eidófono, y la voz humana provocaba una "pequeña tormenta" entre partículas, que al disiparse dejó los átomos agrupados en figuras geométricas regulares. Una misma nota siempre producía igual estructura, pero también cambiaba de acuerdo al tono, la intensidad o duración, y si Watts cantaba una nota profunda y completa en el tubo, había diminutos remolinos de polvo. Gradualmente el caos se reducía al orden, y tras concluir el último tremor apareció una figura precisa y clara en el disco. De esta manera, se demostró que el sonido, la "Palabra" o Logos es aquello por lo que está hecho todo el Universo.

El escrito “The Hindu Theory of Vibrations as the Producer of Sounds, Forms and Colours” (C. Kottaya, ibídem, octubre/noviembre 1890) aborda las vibraciones en la naturaleza según el hinduismo, basándose en que todos los fenómenos, ya sean del Cosmos o sus componentes (los veinticinco Tattwas con atributos de color, sonido, etc.), son causados por movimientos o el Espíritu que actúa sobre la materia o junto con ella. Los términos sánscritos del sonido se nombran Swara, Nada y Sabda, cuya dinámica sibilina expresa el origen nouménico de toda manifestación.

En filosofía hindú, Omkara o Aum es la vibración primordial que impregna todo el Universo. Al tenor de William Judge, los Puranas y otros textos hablan mucho del tópico, describiendo propiedades acústicas. La vocal "a" representa el Logos o Verbo de San Juan, la Resonancia Divina ubicua o Nada Brahma, señalando el poder que agita todas las partículas, y sin esa característica no habría Universo visible. Después, la sílaba inicial se altera en "u" marcando la preservación, y termina con "m" para detener o destruir. Dicho de otro modo, el "au" indica mantenimiento energético durante el "Día de Brahma" o manifestación, y "m" el proceso reabsorbente bajo la "Noche" análoga. Por su parte, Helena Blavatsky designa a este poder divino como "vibraciones" que impulsan todo tipo de fenómenos en el plano astral.

Podría decirse que una onda es la causa inmediata de toda sensación acústica, pero además existe un conjunto trascendental de factores que se ponen en marcha y escapan a nuestra facultad perceptiva. Blavatsky citó al doctor Tyndall, quien analizó el curso completo de vibraciones atmosféricas hasta el punto de generar otras en el tímpano, y eso constituye la parte objetiva del proceso en la Naturaleza; sin embargo, cuando originan tremor en nervios auditivos implica lo subjetivo, que llamaríamos "sensorial". Los "eslabones" de dicha cadena pueden ser descritos por el "ojo interior" de psíquicos o visionarios espirituales, que penetra el velo de la materia. Las ondas conocidas por científicos tienen raíz en el movimiento molecular, pero las partículas son energizadas desde el interior mediante átomos, los cuales Blavatsky iguala esotéricamente con vibraciones. En ese contexto, aquéllos simbolizan unidades divinas básicas o el séptimo principio de cualquier molécula. Incluso Brahma es llamado Anu o átomo, cuyo cometido es diferenciar y modelar el Océano Infinito de Materia Primigenia. "Los átomos llenan (...) el Espacio, y a través de su vibración continua, generan el impulso que mantiene las 'Ruedas de la Vida' en dinámica perpetua" (Doctrina Secreta, vol. 1, p. 633). La impresión sonora viene por movimiento de los elementales, y sobre ellos se encuentran las Inteligencias-Guía, causas nouménicas o Dhyani-Chohans.

Las fuerzas mecánicas son sólo secundarias, conducidas por influjos psíquicos y espirituales. Las imágenes de Watts Hughes, aunque al parecer resultaron gracias a notas musicales, contenían un quid más sutil que actuaba tras el plano corpóreo. Según la filosofía india, los cinco principios o Tattwas (Akasa/éter, Vayu/aire, Agni/luz-calor, Apas/agua y Prithvi/tierra) abarcan diversos modos de vibración que dan lugar al mundo fenoménico en los planos Sukshma (sutil/astral) y Sthula (denso).

El artículo de Kottaya declaró que ninguna forma es viable sin movimiento, y la ciencia considera que éste último surge por densidades volubles de partículas, donde la sustancia tangible se mueve por y a través de medios sutiles, aplicando esa ley a la materia y el éter. Con todo, el esoterismo va más allá y también adscribe dicho canon a lo que permanece oculto. Demócrito y Leucipo enseñaron que todo está compuesto de "átomos" colisionadores e indivisibles en su aspecto físico -no geométrico-, provocando mociones laterales o vórtices, y anexan corpúsculos símiles para crear elementos y mundos finitos. De acuerdo con Lucrecio, Anaxágoras y Epicuro, los cuerpos sidéreos albergan átomos incontables cuyo desplazamiento vortical existía desde la Eternidad, y en estos orbes los más pesados eran atraídos hacia el centro y los ligeros a las circunferencias. Estas concreciones eran arrastradas por una materia fluídica, que tras recibir impulsos rotativos se transmite a las frágiles usando como vehículo otras de mayor fuerza ("The Babel of Modern Thought").

Swara comúnmente significa "aliento". El artículo “Nature's Finer Forces” de Rama Prasad -citado por Blavatsky en "Psychic and Noetic Action"- lo asocia al Espíritu Supremo, la Vida Única o movimiento que hace evolucionar la materia cósmica indiferenciada hacia el Universo visible. Fohat o "luz del Logos" es el sinónimo tibetano, la energía creativa que impulsa la materia a distintos niveles, y tiene el poder de transformar lo subjetivo en objetivo, como la imagen ideal en nuestra mente traducida de modo concreto. En su tarea constante produce colores, sonidos y números a guisa de frecuencias vibratorias que componen y disocian átomos o moléculas. Todo lo físico posee una tasa vibracional definida e imperceptible, y lo que los chinos llaman "Gran Tono" es el "resumen" de esta variedad auditiva. El sonido global de la Naturaleza (ya sea en ríos, montañas, bosques, etc.) es claro, con altura inflexiva apreciable y corresponde a la nota musical Fa (La Voz del Silencio, p. 55-56 nota al pie).


Parte 2 y final, octubre 2019

La Filosofía Oculta enseña que no existen "objetos inertes", "sólidos" ni "duros". Un bloque de madera o piedra puede parecer abiótico, pero sus partículas vibran incesantemente, tan rápido que al ojo humano le parecen "inmóviles" (...); incluso un diamante -el mineral más firme de todos- consiste en moléculas y átomos de gran actividad. Es capaz de cortar vidrio pues aquéllos son más veloces que los del cristal común y se interponen entre éstos últimos; así, todas las masas comportan moléculas con diversos ratios vibratorios (Vernal Blooms, p. 227-228).

¿Qué es la percepción? ¿Quién es el perceptor en el ser humano? Aunque decimos que nuestros órganos "ven" o "escuchan", en verdad no están reconociendo objetos. William Judge explica que cuando "miramos" alguna cosa, la retina capta imágenes convertidas en vibraciones dentro de los nervios ópticos y llegan al cerebro, donde Manas percibe el ítem como "idea". Los sonidos e imágenes son causados por ondas y se mantienen en la Luz Astral; respecto a facultades de clarividencia y clariaudiencia, aquéllas son transmitidas a los sentidos interiores (astrales) y después al cerebro, desde donde van al ojo u oído corporales.

Los colores y sonidos son tasas de vibración, mientras que la frecuencia consiste en el número de ondas por segundo. En la juventud, el oído humano percibe entre 16 y 20000 ciclos/segundo, y es un alivio no escuchar índoles más bajas, porque de lo contrario el bullicio del cuerpo sería tan fragoroso como permanecer junto a una cascada. A pesar de ello es posible extender los sentidos, verbigracia, cuando los médicos auscultan el corazón de pacientes con estetoscopios, y emplean ultrasonidos -superiores a 20000 ciclos- para diagnosticar tumores (Diane Ackerman, A Natural History of the Senses, p. 188-189). Nuestros ojos captan siete colores prismáticos, pero hay vibraciones infrarrojas y ultravioletas que escapan a la vista normal; asimismo, los rayos X y gamma involucran categorías más altas, y las microondas o señales de radio se encuentran en niveles inferiores al rojo (...).

El artículo de Judge "Exact of Occult Science?" sostiene que las hormigas no depositan sus huevos bajo la luz blanca -azul y violeta inclusive- y siempre los transportan a sectores oscuros. Sin embargo, esto no sucede al exponerlos a lumbre roja y tampoco son sensibles a tonos amarillos y naranjas. Si los huevos se exhiben a (infra-) rojo y violeta, son llevados de ésta última al primero. Para esta especie, el lila es la parte brillante del espectro, lo cual es antílogo a la cognición humana (...). Nuestros oídos son "indiferentes" a ondas por encima de 38000 ciclos, en tanto que un himenóptero sí las detecta.

Los verdaderos centros perceptivos atañen al cuerpo astral o modelo del físico. Algunas veces los órganos somáticos no funcionan correctamente y se reemplazan con sus partes interiores, llevando a desbalances psíquicos como advierte la obra Vernal Blooms. Para una persona daltónica, sus ojos captan igual número de vibraciones correspondientes al rojo que otra normal, pero aquélla sólo percibe cierta cantidad y ve el matiz análogo de dichas ondas, mientras los sentidos astrales reciben el color estándar. No obstante, las vibraciones oculares semejan "superiores" y el cerebro cree "configurar bien" los datos. En todas las instancias, el estímulo externo llega al astral que acepta el "mensaje" y lo confirma, pero en otras logra "reprimir" el defecto y atisba la diferencia. Hay episodios de locura donde el enredo vibratorio es tan profundo que no existe armonía entre los principios físico y astral, y los individuos no logran darse a entender aún si muestran buena salud psicológica.

Nuestros oídos suelen distinguir un rango vibratorio, y los ojos otro, pero varias pruebas con sensitivos y psíquicos ratifican que muchos aprecian colores por cada sonido o viceversa, e inclusive un sentido genera otro par. Así, una persona declaró que al escuchar música veía "nubes oscuras y doradas", añadiendo tener una "sapidez cuprosa" (H.P.B. Series, nº 19, p. 9-11), y Blavatsky mencionó a cierto francés para quien el habla humana se presentaba en forma de múltiples "cintas coloridas" o policromas que salían de la boca. Hoy conocemos esto bajo el nombre sinestesia, y el Ocultismo lo explica afirmando que los verdaderos núcleos perceptivos se localizan en el cuerpo astral, donde cada sentido impregna a todos los demás, existiendo uno que actúa a través de diversos órganos.

El magnetismo animal es un fluido y algunos pueden emanarlo con fines curativos mediante los ojos y yemas dactilares. En el método de Braid, el estado hipnótico se adquiere fijando la mirada en puntos brillantes, metales u objetos translúcidos. Se dice que, de todas nuestras partes orgánicas, el ojo reviste mayor carácter esotérico y sirve de intermediario entre el cerebro y dichos cuerpos sólidos, pues recibe y transmite las vibraciones moleculares de objetos, sintonizando aquéllas de los centros nerviosos con las del ítem en cuestión. También la hipnosis se genera por miradas directas del operador, donde los globos oculares son el agente volitivo principal para redituar la armonía necesaria entre su voluntad y la de los pacientes. Si tenemos dos objetos concertados al unísono, como dos cuerdas de un instrumento, uno será más fuerte que el otro y lo dominará. Al ejecutar una nota con la proporción vibratoria de moléculas térmicas, una llama de vela "danza" o muestra "parpadeos", y además puede extinguirse si el sonido aumenta (H.P.B. Series, nº 9).

La telepatía implica que dos mentes se hallan relacionadas, o vibran y cambian dentro de un mismo nivel (...), y al modo de sones musicales, existen "ondas" originarias de estrellas y planetas (...). Algunos tipos de canciones nos ponen frenéticos y otros despiertan anhelos sublimes; hay colores que animan, calman o complacen, y el rojo es llamativo por su facultad de enrabiar animales. La música comporta poderes sobre desbalances nerviosos, y en un contexto arcano el sonido constituye la vibración del éter que se mezcla con la dolencia, haciendo que ambas desaparezcan en el vacío. La armónica consiste en un grupo de cinco vasos llenos de agua, vino, aceite, etc., cuyas notas suenan frotando los bordes, y se piensa que Mesmer la utilizó para sanar locuras y epilepsia. Asclepíades recurrió a trompetas con miras a combatir ciáticas, mientras Demócrito aseveró que muchas enfermedades terminaban gracias a los acordes de flautas.

La obra Luz en el Sendero recuerda que nuestros cuerpos, ideas y emociones cambian a perpetuidad, mas todo el tiempo tratamos de obtener placeres a partir de ellos: "En la sensación no hay un lugar fijo, porque el cambio es la ley de esta existencia vibratoria, y configura el primer hecho que debe aprender todo discípulo. Es inútil llorar por escenas caleidoscópicas y fugaces". El reino ilusorio del disfrute parece estar controlado por "rendimientos en merma", pues nunca sentimos igual deleite la segunda vez, mucho menos la tercera, y así sucesivamente.