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4 de junio de 2025

La Gran Renuncia de Buda: caridad genuina vs. escapismo ético


(The Theosophical Movement, mayo 2013).

El día sagrado Buddha Purnima cae en Luna llena del mes Vaisakh, cuando los budistas de todo el mundo rinden homenaje a Gautama, y marca el triple aniversario de: a) el nacimiento del príncipe Siddhartha, b) su logro de Sabiduría Divina bajo el árbol bodhi en Gaya, y c) su muerte o ingreso al Mahaparinirvana. La grandeza de este personaje fue prevista en el sueño que tuvo su madre, la reina Maya, con un elefante blanco de seis colmillos entrando por el costado ventral derecho, y “le colmó un gozo indescriptible” como escribiera Edwin Arnold en La Luz de Asia. El augur de la corte manifestó que ello representaba el adviento de un ser que, o bien tendría mucha sapiencia con tal de liberar a la humanidad de sus aflicciones, o gobernaría el mundo a guisa de un monarca célebre. Su padre, el rey Suddhodana, disintió que el hijo se convirtiera en monje y lo casó con su prima Yashodhara, asegurándose también de que evitara agobios, enfermedades y escenas lúgubres o de vejez. Sin embargo, a los veintinueve años salió del palacio con su auriga Channa y presenció enfermos, mendigos, ancianos y cadáveres, atestiguando de primera mano la infalibilidad del dolor. Tras regresar abatido, Siddharta relató la circunstancia a Yashodhara y ésta dijo compartir su tristeza. El joven insinuó que el problema no radica en los "días felices" que alguien pueda tener, sino su acecho de continuo por la penumbra del final: "Veo y siento la agonía inconmensurable del mundo, la fachenda de su júbilo, el sarcasmo de todo lo mejor y la angustia de lo peor".

Yashodhara tuvo "sueños terroríficos" donde escuchaba "¡el tiempo está cerca!", y no veía al marido acompañándola. ¿Significó esto que él partiría solo, o iba a llevarle consigo? Aunque dichas instancias oníricas eran sombras del futuro, la tranquilizó: "Ten por seguro que te amé y sigo queriendo; e incluso si tu pesadilla fuese real y adviniera lo peor, consuélate pensando que existe un camino hacia la paz en la Tierra, a través de nuestras penas", y así la preparó para renunciar a su placidez egoísta en pos del género humano. El amor de Siddharta no era carnal ni patético, sino el de un alma con otra, y cuya profundidad se debió a su gentileza por toda criatura viva. Mientras Yashodhara dormía apesadumbrada, el príncipe se levantó para dejar atrás las holguras del reino. Edwin Arnold versifica:

"Entonces, con la frente tocó sus pies.
La despedida indecible de los ojos cariñosos,
sobre su rostro dormido y aún cubierto por lágrimas,
tres veces alrededor de la cama en reverencia,
como si fuera un altar (...).
Tres veces quiso ir, pero tres veces regresó.
Tan fuerte era su belleza, y tan grande su amor".

Pidió que "la noche lo aplastara" a objeto de que "el sueño le abrumase los párpados, y ni sus lágrimas ni voz lo detuvieran". Channa advirtió que Siddharta descorazonaría al rey y su esposa, mas replica "falso es el amor que se vale del amor para dulzuras egoístas", y que su sentir trascende cualquier gozo efímero; entonces, era necesario mostrar el camino hacia una dicha sublime. Rogó decir al monarca que olvidara a su hijo hasta el regreso ("diez veces príncipe, con sabiduría real conquistada"), y sólo dejando lo terrenal podía salvar el mundo en cierta medida.

Muchos ilustran este episodio sólamente desde la perspectiva pesimista [y por ende egocéntrica] de Yashodhara, si bien otros como Kavita Sharma aúnan múltiples visiones ("The Speaking Tree", Sunday Times of India, 06-05-2012). Maithilisharan Gupt describe la consorte a guisa de "mujer flébil", traicionada aún más por "desconsideración marital" y perteneciente a la clase guerrera, donde las féminas enviaban gustosas a sus hombres para combatir, y ella no habría sido obstáculo en su camino. De acuerdo con Gupt, toda vez que Buda retorna, se niega a verlo y él comienza a buscarla. Yashodhara vuelve a quedar sola cuando el Iluminado se lleva a Rahula -su primogénito- con tal de formar parte de la Sangha.

Gabriel Constans, mediante su obra ficticia Buddha's Wife, opina: "Siddhartha no comprendió la vergüenza y agonía que causó a miles de mujeres que permanecieron abandonadas a su suerte, gracias a Sus 'enseñanzas' y el sendero que les mostró (...). ¿Y cómo podían explicar por qué sus maridos las dejaron en busca de una bienandanza esquiva? (...). Buda tuvo miedo de querer a alguien para evitar dolores de desafecto, si la otra persona dejaba de amar, se iba o moría. Su vulnerabilidad lo hizo más seguro en la misericordia y el entendimiento hacia todos, pero no al vincularse con ellos". Al final del libro, Constans dice que Yashodhara perdona a Siddhartha por su decisión.

Entretanto, hallamos un cariz teosófico en La Luz de Asia, donde se menciona que Buda recordó una de sus vidas previas como mercader llamado Ram, y Yashodhara tenía el apelativo Lakshmi. Eran pobres y él decidió emprender largas odiseas por mares y tierras lejanos, pero ella le suplicó que no lo hiciera. Impertérrito, cierto día el cónyuge se sumergió en las aguas, y tras una lucha mortal contra bestias, descubrió una perla similar a la que poseería un dinasta. Pero al volver, la hambruna desolaba el pueblo y su esposa corrió peligro de morir; de esta forma, entregó su tesoro a cambio de pábulo y agua para ella. No obstante y luego de muchas vidas en que la desamparó con tal de lograr especímenes más valiosos a mayores honduras oceánicas, ahora la "fortuna" se trató de sabiduría, que necesariamente debe entregarse sin motivos de lucro al efecto de hacer que todo ser vivo tenga el deber y derecho de evolucionar su Espíritu.

Igual que el monte Meru sobrepasa en altitud a un hormiguero, también el regalo en la existencia actual era con creces más importante que la perla; y su amor, libre de apegos sensoriales, eclipsa los conceptos mundanos. Inclusive Suddhodana, quien se afligió al verlo con túnica amarilla y cuenco de mendigo, expresó que había vuelto convertido en el "mejor de los reyes", por amor y autocontrol, trayendo un rico tesoro. Mientras caminaba junto a él y Yashodhara, compartió su Conocimiento que genera paz y pureza: las Cuatro Nobles Verdades y el Óctuple Sendero, los cuales hablan sobre el origen y remedio del pesar humano.

La presencia de Buda hizo entender a la princesa que el egreso fue fructífero. Al terminar Su discurso, que duró toda la noche, ni Yashodhara, Suddhodana ni Rahula estaban tristes o decepcionados, y se transformaron interiormente sintiendo una alegría inmensa:

"El rey (...) se inclinó ante el Hijo
besando su orla, y exclamó: '¡Acéptame, oh Glorioso,
a semejanza de la criatura más humilde a tu lado!
Y la dulce Yashodhara, llena de júbilo,
suplicó: '¡Bendito, concede a Rahula
el tesoro del Reino de tu Palabra por su patrimonio!'"

En Notes on the Bhagavad-Gita, William Judge sostiene que, bajo vínculos kármicos fuertes, reencarnamos con cierto sincronismo en compañía de otros individuos, activando atracciones y poderes incalculables que sólo pueden obrar entre ellos, para bien o mal, y así determinan el karma mutuo o particular (p. 67-68). "Supongamos que en una existencia pasada, alguien estableció profunda intimidad con un amigo. La muerte los separa, y en vidas posteriores él busca placeres mientras su amigo anhela verdad y sabiduría. Se reencuentran después de varias encarnaciones, y aparece el viejo afecto. Luego, la persona más espiritual tiene un extraño poder para tocar el fuero interno de la otra, y despertarle al conocimiento de su propia alma".

Hay muchos Grandes Seres que dejaron familias y amigos en busca de lo verdadero, no sin muestras de dolor; por ejemplo, cuando Rama partió del feudo, hizo que su padre "cayera inconsciente" para reducir el quebranto. La separación constituye una experiencia categórica en todos nosotros, al objeto de aprender enseñanzas relativas a la Unidad y el desapego sentimental o físico. Éste último se acendra con el tiempo y la pasión transmuta en compasión, llevándonos a expandir el círculo de gentileza para incluir a todos los humanos merecedores.

Ningún teósofo creíble y serio aprueba descartar compromisos familiares [o de otro tipo] con miras a iniciar búsquedas místicas, excepto tal vez si se cumplen a cabalidad y sin dejar temas pendientes. Quienes siguen a Buda en esa línea deberían preguntarse si están huyendo rendidos por problemas, o quieren un desapego temporal gatillado mediante sucesos vitales concretos. La renuncia externa del Bendito no era más que el reflejo de una madurez espiritual, y así, el criterio genuino es abandonar conductas y propensiones que instan ex profeso a utilizar y conseguir riqueza o talentos con objetivos/medios perniciosos, para ser capaces de servir mejor al mundo. En lugar de elegir moksha o el "sendero de liberación", que no pasa de ser egoísmo bombástico, prefirió continuar la vía opuesta y ayudar a quienes desearan escuchar Su consejo.