Arriba: Hipatia según Rafael Sanzio; debajo: retrato imaginario.
Con el asesinato de Hipatia comenzó la Edad Oscura para el mundo occidental.
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"En todos los aspectos es increíblemente bella, fabulosa y brillante -pero siempre modesta y amable- y fue la primera mujer matemática en la historia, así como la primera astrónoma, inventora y filósofa natural, en una época en que las mujeres eran sólo mobiliario” (Sir Harold Kroto, químico inglés y ganador del Premio Nobel, 1939-2016).
“Escuela de Alejandría (filosofía). Esta famosa escuela surgió en Alejandría (Egipto) y fue durante varios siglos la gran sede de aprendizaje y filosofía. Célebre por su biblioteca que lleva el nombre de 'Alejandrina', fundada por Ptolomeo Sóter quien murió en 283 a. de C., al comienzo de su reinado. Esa biblioteca una vez se jactó por tener 700.000 rollos o volúmenes (Aulo Gelio); por su museo, la primera academia real de ciencias y artes; sus eruditos de fama mundial como Euclides (padre de la geometría científica), Apolonio de Perga (autor del trabajo aún existente sobre las secciones cónicas), Nicómaco (aritmético); astrónomos, filósofos naturales y anatomistas como Herófilo y Erasístrato; médicos, músicos, artistas, etc., etc., y se hizo aún más célebre por su ecléctica o la Escuela Neoplatónica, fundada en 193 d. de C. por Ammonius Saccas, cuyos discípulos fueron Orígenes, Plotino y muchos otros que ahora son famosos en la historia. También las escuelas más notables de los gnósticos tuvieron su origen en Alejandría: Filón de Alejandría, Josefo, Jámblico, Porfirio, Clemente de Alejandría, el astrónomo Eratóstenes, la filósofa virgen Hipatia y muchas otras estrellas de segunda magnitud, todas pertenecieron en varias ocasiones a estas grandes escuelas y ayudaron a hacer de Alejandría una de las sedes más remombradas de aprendizaje que el mundo jamás ha producido” (H.P. Blavatsky, "The Theosophical Glossary", p. 16-17).
“Neoplatonismo. Literalmente, 'nuevo platonismo' o Escuela Platónica. Una escuela ecléctica de filosofía panteísta fundada en Alejandría por Ammonius Saccas (…) Buscaba reconciliar las enseñanzas platónicas y el sistema aristotélico con la Teosofía oriental. Su ocupación principal era la filosofía espiritual pura, la metafísica y el misticismo, mientras que la teurgia se introdujo hacia sus últimos años. Fue el último esfuerzo de las grandes inteligencias para comprobar la superstición ignorante cada vez mayor y la fe ciega de los tiempos; el último producto de la filosofía griega que finalmente fue aplastado y condenado a muerte por la fuerza bruta” (H.P.B., “The Theosophical Glossary”, p. 227, negritas añadidas).
"Los neoplatónicos estaban condenados a la destrucción desde el día en que se pusieron abiertamente del lado de Aristóteles" (H.P.B., "Isis Develada", vol. 2, p. 252).
“Hipatia era hija de Teón, célebre filósofo y matemático, autor de un comentario sobre Euclides en que se dice que ella lo ayudó. Siendo hija única, mostró gran interés por la filosofía y las matemáticas desde su temprana juventud. Su padre la instruyó con cuidado y diligencia en estos temas y pronto se convirtió en uno de sus alumnos más brillantes. Sus escritos, según Suidas, incluían comentarios sobre la Aritmética de Diofanto de Alejandría, las Cónicas de Apolonio de Perga y el Canon Aritmético de Tolomeo, todos los cuales ahora están perdidos.
Mientras Hipatia vivía en Atenas, entró en contacto con las escuelas neoplatónicas fundadas por Plotino, Porfirio y Jámblico, y se identificó con el movimiento neoplatónico. Más tarde, cuando estableció su residencia en Alejandría, comenzó a dar conferencias y clases en el famoso Museo, donde su elocuencia, profunda sabiduría, juventud y extraordinaria belleza pronto atrajeron a grandes multitudes de estudiantes y admiradores. Fue admitida en los círculos íntimos de las grandes familias alejandrinas y contó entre sus amigos a dos de los hombres más poderosos de la época: Orestes, el prefecto de Alejandría y Sinesio, obispo de Cirene.
La Escuela Neoplatónica alcanzó sus máximas alturas en los días que inmediatamente precedieron a su destrucción. Hipatia acercó más a Egipto a una comprensión de sus antiguos misterios de lo que había estado durante miles de años. Su conocimiento de la Teurgia restauró el valor práctico de los Misterios y completó el trabajo iniciado por Jámblico más de cien años antes. Siguiendo los pasos de Plotino y Porfirio, ella demostró la posibilidad de la unión del Yo individual con el SER de Todo, y continuando con el trabajo de Ammonius Saccas también mostró la similitud de todas las religiones y la identidad de su fuente” ("Hypatia: The Last of the Neoplatonists" en la serie "Great Theosophists", revista "Theosophy", marzo de 1937).
“A comienzos del siglo IV, las multitudes comenzaron a reunirse en el portal de la academia donde la sabia y desafortunada Hipatia expuso las doctrinas de los divinos Platón y Plotino, y por tanto impidió el progreso del proselitismo cristiano (…) Fueron precisamente las enseñanzas de esta filósofa pagana -que los cristianos habían tomado prestadas con tanta libertad para dar un toque final a su esquema, por lo demás incomprensible- lo que sedujo a muchos para unirse a la nueva religión; y ahora la luz platónica comenzó a brillar tan incómodamente sobre la piadosa tela de retazos (…) Pero había un peligro aún mayor. Hipatia había estudiado con Plutarco, jefe de la escuela ateniense, y aprendió todos los secretos de la teurgia; mientras ella vivía para instruir a la multitud, ningún milagro divino podía producirse ante alguien que pudiera divulgar las causas naturales por las cuales ocurrieron. Su condena fue sellada por Cirilo, a cuya elocuencia eclipsó, y cuya autoridad, basada en supersticiones degradantes, tuvo que ceder ante la suya al erigirse sobre la roca de la ley natural inmutable” (H.P.B., "Isis Develada", vol. 2, p. 252-253).
“Hipatia (gr.). Joven filósofa que vivió en Alejandría durante el siglo quinto y enseñó a muchos hombres famosos, entre otros el obispo Sinesio. Fue hija del matemático Teón y se hizo famosa por su sabiduría. Se convirtió en mártir al ser vilmente asesinada por la diabólica conspiración orquestada por Teófilo, obispo de Alejandría y su sobrino Cirilo, y con este deceso también cayó la escuela neoplatónica” (H.P.B., “The Theosophical Glossary”, p. 146-147).
Aunque en ocasiones la gente "cita" a Hipatia, se cree ampliamente que muchos de estos pasajes fueron creados por un académico del siglo XIX, y si alguno de sus escritos ha sobrevivido, no se conoce con exactitud ni existe evidencia. No obstante, las citas que a menudo se atribuyen a Hipatia como "reserve su derecho a pensar, pues incluso pensar mal es mejor que no pensar en absoluto" muestran la importancia que dio al aprendizaje y el pensamiento crítico.
En 391 d. de C., el Serapaeum de la Biblioteca alejandrina fue destruido por la mafia cristiana bajo las órdenes del papa copto Teófilo, y aproximadamente 25 años antes de la muerte de Hipatia. Pero el verdadero conocimiento y la sabiduría eterna nunca se pierden.
“Esta declaración se hace más creíble al considerar los siguientes hechos: la tradición de los miles de pergaminos antiguos que se guardaron cuando fue demolida la biblioteca alejandrina; las miles de obras sánscritas que desaparecieron en India durante el reinado de Akbar; la tradición universal en China y Japón de que los verdaderos textos antiguos con sus comentarios -que sólo éstos hacían comprensibles y ascienden a muchos miles de volúmenes- quedaron fuera del alcance profano hace mucho tiempo; la desaparición de la vasta literatura sagrada y oculta en Babilonia; la pérdida de esas claves que por sí solas podían resolver los miles de enigmas en los registros jeroglíficos egipcios; la tradición india de que los verdaderos comentarios secretos que hacen inteligible al Veda -aunque ya no estén a la vista del lego- permanecen ocultos para el iniciado en cuevas y criptas secretas; y una creencia idéntica entre los budistas con respecto a sus libros secretos. Los ocultistas afirman que todo esto existe a salvo de las manos occidentales destructoras, para reaparecer en una época más iluminada” (H.P.B., "La Doctrina Secreta", vol. 1, Introducción, p. xxxiv).
El investigador y crítico Joshua J. Mark escribió lo siguiente en respuesta a algunos cristianos y líderes de la Iglesia que consideran la acusación contra ellos por el asesinato de Hipatia como “degradante” u “ofensiva” para su religión:
“La postura anti-intelectual de la iglesia primitiva está confirmada por los primeros escritores cristianos, y por lo tanto, si los cristianos (…) se muestran como ignorantes, es porque lo fueron por elección propia (…) El cristianismo era la nueva verdad y todos los aspectos y contenidos paganos eran enemigos de esa verdad. San Agustín de Hipona (354-430 d. de C.), que vivió aproximadamente en el mismo tiempo que Hipatia, escribió que los templos paganos tenían que ser 'redimidos' de la misma manera que las almas paganas, y este 'rescate' a menudo tomaba la forma de saquear y destruir templos para luego construir iglesias cristianas sobre sus cimientos (...)”.
“La destrucción de la biblioteca en Alejandría por parte de los fanáticos cristianos (…) ha sido criticada por 'inexacta' debido a muchas razones, pero principalmente porque presenta a los cristianos de mala manera. La verdad, sin embargo, es que los cristianos sí se comportaron de esta forma en torno al 415 d. de C. [año aproximado del asesinato de Hipatia] (…) pero la exactitud histórica es verdadera respecto de contextos similares representados en todo el mundo antiguo en ese momento. Las objeciones de los cristianos actuales por la forma en que son retratados (…) no tienen mérito, porque el cristianismo primitivo tuvo que eliminar el pensamiento y la práctica paganos como sistema de creencias y formas de vida rivales. Para ser justos, antes de que Constantino legitimara el nuevo credo, los paganos intentaron deshacerse de los cristianos de manera similar y así los primeros seguidores de Cristo fueron vistos como 'alborotadores' que se negaron a honrar a los dioses de la comunidad y alteraron la relación y armonía entre la gente y sus deidades. Aún así, la persecución temprana de los cristianos no resultó en la misma profundidad de pérdida que la cacería posterior contra los paganos por parte de aquéllos.
Aparte de la pérdida del conocimiento antiguo contenido en escritos paganos, el surgimiento del cristianismo resultó en una disminución de la higiene personal, el desconocimiento sobre algunos de los instrumentos y métodos más básicos utilizados en la práctica médica y dental, el perjuicio en el estado de la mujer, el cese abrupto en la práctica de investigación filosófica y el abandono general de las cosas de este mundo, incluido el mantenimiento básico de las ciudades, en favor de la contemplación del mundo mayor y mejor del futuro (…) Para la época de Hipatia había cristianos educados y que valoraban el aprendizaje y la tolerancia, pero había muchos que no sabían leer y escribir, no querían ser cultos y sentían que su fe era amenazada por aquéllos que tenían conocimiento; entonces, si hubo una política oficial de destrucción y asesinato, es casi irrelevante porque finalmente tuvieron lugar debido al celo religioso.
Que los primeros cristianos se comprometieran en la destrucción del viejo paradigma no debe sorprender a los creyentes modernos en la fe. Negar esas acciones de la iglesia primitiva al tratar de reemplazar el credo del pasado -visto como repulsivo en el clima de hoy- es tan peligroso como tratar de refutar o pasar por alto las tonterías que uno cometió en la juventud. Todos hemos realizado acciones en algún momento que más tarde con la madurez y sabiduría nos percatamos que eran erróneas y hasta nos lamentamos. Así como sucede con el individuo, también pasa con una fe religiosa o el surgimiento de un país donde las personas fracasan en su celo para lograr un fin deseado; pero la negativa a admitir los errores del pasado es una invitación a repetirlos. Hoy se mira a los cristianos del siglo V y su destrucción del aprendizaje y la cultura (…) y encontramos sus acciones deplorables; en ese momento, sin embargo, eran encomiables para la mayoría de los adherentes de la joven religión que buscaban seguir a Cristo y hacer todas las cosas nuevas para su 'segunda venida'".
Desde la perspectiva de un teósofo, tal vez uno de los aspectos más importantes que quedan fuera de muchos registros históricos oficiales es la presentación de los rasgos místicos y conocimientos ocultos de Hipatia, e incluso en ciertas obras literarias o cinematográficas se la rebaja a un estatus morbosamente mundano o superficial.
Después de todo, ella era neoplatónica -lo que ningún investigador puede negar-, y como se dijo en la cita anterior de H.P.B., “la principal ocupación de los neoplatónicos era la filosofía espiritual pura, la metafísica y el misticismo”, y por esta carencia historiográfica alguien no familiarizado con la Teosofía puede pensar que era una "atea declarada"; pero ciertamente es preferible ser un ateo filosófico que creyente ciego en un "Dios" personal y antropomórfico, un concepto que todo el esoterismo genuino refuta con vehemencia.
Como se dijo en la entrada del "Theosophical Glossary" para "Neoplatonismo", esta escuela o movimiento -cuyos exponentes en realidad fueron los primeros en llamarse “teósofos”- "fue el último esfuerzo de las grandes inteligencias para comprobar la superstición ignorante cada vez mayor y la fe ciega de los tiempos". Sería difícil asegurar si todos los líderes neoplatónicos estaban conscientes de la guía e inspiración de la Logia o Hermandad de los Maestros de Sabiduría, pero sí es afirmada por la última Representante ante el mundo de esos Maestros.
Con el encabezado “Una santa asesinada y la santificación de los asesinos”, Helena Blavatsky relata lo siguiente en las páginas 52-53 del segundo volumen de su primer libro "Isis Develada":
“La dispersión de la escuela ecléctica [un nombre por el que eran conocidos los neoplatónicos; nunca se autodesignaron como tal pues este término fue aplicado sólo un tiempo después, aunque parece bastante certero] se había convertido en la esperanza más ferviente de los cristianos. Se había buscado y contemplado con intenso anhelo, y finalmente se logró. Los miembros fueron dispersados por la mano de los monstruos Teófilo, obispo de Alejandría, y su sobrino Cirilo, ¡el asesino de la joven, sabia e inocente Hipatia!
Con la muerte de la hija de Teón el matemático, no había posibilidad de que los neoplatónicos continuaran su escuela en Alejandría. Durante la vida de la joven Hipatia, su amistad con Orestes -gobernador de la ciudad-, así como su influencia, había asegurado a los filósofos seguridad y protección contra sus enemigos asesinos, pero con su deceso habían perdido a su amiga más fuerte. La gran veneración de todos quienes la conocieron por su erudición, sus nobles virtudes y carácter se puede inferir de las cartas que le envió Sinesio, obispo de Ptolemaida, de la cual nos han llegado ciertos fragmentos: 'Mi corazón anhela la presencia de tu espíritu divino', escribió en el 413 d. de C., 'lo cual podría aliviar la amargura de mi suerte más que cualquier otra cosa'. En otro momento dice: '¡Oh, mi madre, hermana, Maestra, mi benefactora! Mi alma está muy triste... El recuerdo de los hijos que perdí me está matando (…) Cuando tengo noticias tuyas y aprendo, como espero, que seas más afortunada que yo, al menos sólo estoy medio infeliz'.
¿Cuáles habrían sido los sentimientos de este obispo cristiano tan noble y digno que había abandonado a su familia, hijos y la felicidad por la fe a que se sintió atraído, si hubiera tenido una visión profética de que la única amiga que quedaba para él como su 'madre, hermana y benefactora' pronto se convertiría en una masa irreconocible de carne y sangre, convertida en gelatina bajo los golpes de la porra de Pedro el Lector, que su cuerpo joven e inocente sería cortado en pedazos, 'la carne raspada de los huesos' por conchas de ostras y el resto arrojado al fuego por orden del mismo obispo Cirilo que tan bien conocía... ¡Cirilo, el santo canonizado!
Nunca ha habido una religión en los anales del mundo con un registro tan sangriento como el cristianismo. ¡Todas las demás, incluidas las luchas tradicionales y feroces del 'pueblo elegido' con sus parientes, las tribus idólatras de Israel, palidecen ante el fanatismo asesino de los presuntos seguidores de Cristo!”
Y no es exagerado decir que Helena Blavatsky se hubiera encontrado con un fin similar o igual que Hipatia, si la ley y el orden no hubieran sido aplicados a la Iglesia cristiana sólo 200 años antes o menos, y al impedirle forzosamente con la amenaza de un castigo severo si continuaba en sus impulsos agresivos a quienes consideran herejes y blasfemos. Como tales, los cristianos hicieron todo lo posible por anular la reputación e imagen pública de Helena, así como aquélla de la verdadera Teosofía, pero aunque se acercaron a su objetivo no tuvieron éxito, y nunca lo tendrán.
"Así murió Hipatia, y con su desaparición llegó a su fin la gran Escuela Neoplatónica. Algunos filósofos se trasladaron a Atenas, pero su escuela fue cerrada por orden del emperador Justiniano. El reino de la sabiduría se cerró con la partida de los últimos siete filósofos del gran Movimiento neoplatónico: Hermias, Prisciano, Diógenes, Eulalio, Damascio, Simplicio e Isidoro, quienes huyeron al Lejano Oriente para escapar de la persecución de Justiniano.
La muerte de Hipatia ocurrió en el año 414, y exactamente mil quinientos años más tarde, en 1914, comenzó la Guerra Mundial de las naciones cristianas. ¿Habrá alguna conexión entre estos dos eventos? El crimen contra Hipatia marcó el inicio de la Edad Oscura, en que el mundo estuvo rodeado por nubes de ignorancia y superstición durante mil años. Ahora estamos en un punto correspondiente en nuestro ciclo, y así en los teósofos de esta era recae el conocimiento de lo que se debe hacer para evitar la repetición de los horrores pasados” ("Hypatia: The Last of the Neoplatonics").
Y los teósofos no son sólamente aquéllos que se denominan a sí mismos como tales, o los miembros de la L.U.T. u organizaciones de la Sociedad Teosófica. Blavatsky señaló repetidamente que hay más teósofos fuera del Movimiento, porque alguien así en el sentido más amplio y completo es un alma sincera que aspira fervientemente a la Sabiduría Divina (significado literal de “Theosophia” en griego), y busca la Verdad por su propio valor con entusiasmo y apertura de mente y corazón, por el bien inestimable que pueda conferir a toda la humanidad.
Nota: el artículo tiene modificaciones menores en la traducción, con el permiso explícito del autor.