Hoy muchas personas confunden ambos conceptos, pensando que son virtualmente sinónimos y que un individuo con facultades psíquicas -ya sea que lo sostenga o compruebe en la práctica- debe ser “sin duda” un alma "muy evolucionada espiritualmente".
No está claro dónde se originó esta noción peculiar, pero ciertamente nunca ha sido sostenida por ninguna de las tradiciones espirituales o esotéricas de la historia. Todas las presentaciones y enseñanzas de la Sabiduría Antigua, en cualquier nación y circunstancia, siempre han trazado una línea muy tajante entre lo psíquico y lo espiritual.
Helena Petrovna Blavatsky, fundadora del Movimiento Teosófico, nunca escatimó en su crítica y sincera advertencia -para aquellos individuos que preferían sumergirse en los reinos psíquicos y las experiencias de ese tipo- de que en realidad aplicaran sus mentes, inteligencia y esfuerzo personal para realizar un progreso espiritual correcto.
Ella explicaba que un psíquico simplemente tiene la capacidad de ver en un plano diferente de densidad material que la persona promedio. No obstante, el nivel en que visualizan y experimentan sigue siendo material y está apenas por encima del nivel físico, independientemente de lo maravilloso y emocionante que todo pueda parecer al dotado.
Al usar el término "psíquico" no nos referimos simplemente a aquéllos que se califican a sí mismos como tal y ofrecen (o venden, como suele ser el caso) sus "servicios" a otros, aunque por supuesto esas personas están incluidas en el término. Pero un psíquico es cualquier persona que es propensa a tener experiencias de un tipo y naturaleza particulares.
Estos sucesos generalmente están marcados por (a) su calidad y contenido altamente fantásticos, sensacionales, sentimentales o dramáticos, (b) su énfasis y enfoque en la supuesta importancia espiritual, grandeza o naturaleza elevada de la persona que tiene esa experiencia, y (c) sensaciones peculiares como sentir “el toque de los ángeles", recibir visitas aparentes de personajes como Jesús, Buda o la Virgen María, o escuchar voces que el individuo cree que pertenecen a "seres espirituales" o "divinos".
Cualquiera que haya explorado la escena espiritual de hoy estará consciente de que se puede encontrar a esas personas por decenas de miles en todo el mundo, y particularmente en los países occidentales donde la ignorancia respecto de la baja naturaleza del psiquismo es más predominante que en Oriente.
A menudo dichos psíquicos informan tener visiones o recuerdos de vidas pasadas o atisbos de experiencias futuras o fuera del cuerpo, que a veces ocurren a diario o incluso muchas veces al día. La mayoría de las ocasiones también se encuentran muy engañados con respecto a varios asuntos, en particular su propia importancia y el alcance de sus capacidades, e invariablemente tienden a considerar todas esas experiencias como infalibles y precisas, sin siquiera detenerse a pensar si las cosas podrían ser de otra manera.
También se sienten atraídos con frecuencia hacia actividades como mediumnidad, espiritismo, canalización, los movimientos como "Trabajadores de la Luz" o "Ascensionistas" dentro del movimiento Nueva Era, "lecturas angélicas", uso de cristales y otras prácticas, y tienen muy poco interés o incluso desdén sobre cualquier forma de espiritualidad que tenga una base auténtica, inteligente, lógica o filosófica. Más que pensar, prefieren la sensación y las percepciones. Podrán estar muy orientados al corazón, pero nunca combinan verdaderamente los sentimientos con la cabeza, que es el ideal a alcanzar.
Para una persona es relativamente fácil tener experiencias psíquicas. Algunos llevan tales inclinaciones de vidas pasadas, mientras que otros las desarrollan en la vida presente, a menudo de forma involuntaria y como resultado de involucrarse en prácticas espirituales dañinas como tratar de activar la Kundalini, establecer comunicación con seres en otros reinos, apertura del Tercer Ojo, meditación indisciplinada, etc.
El reino psíquico está sólo un nivel por encima del físico y de hecho lo interpenetra en gran medida. Teniendo esto en cuenta, podemos entender más claramente por qué el plano psíquico o astral (Luz Astral como también se conoce en Teosofía) es descrito como la atmósfera invisible que rodea a lo terrenal y está indeleblemente impresa con cada pensamiento, palabra, emoción, experiencia, acción e imaginario de la humanidad, tanto pasada como presente; en un sentido muy real es un tipo de "inconsciente colectivo" y así sus contenidos, imágenes y habitantes se derivan únicamente del plano físico.
Así, el psiquismo es terrenal y material en su naturaleza, en lugar de un fenómeno espiritual y divino. Al entrar en este enorme ámbito uno se expone inmediatamente al engaño y la confusión. Repleto de imágenes, paisajes y seres que parecen ser genuinos, puede desviar fácilmente no sólo a los psíquicos, sino también a cualquiera que sea lo suficientemente ingenuo para dar crédito a las afirmaciones de tales dotados.
Es posible que ocasionalmente un psíquico pueda vislumbrar cosas desde una dimensión más elevada y confiable, pero éstas son circunstancias muy raras y tienden a estar coloreadas por aspectos de naturaleza psíquico-astral que se vuelven virtualmente inútiles e indescifrables. Madame Blavatsky describió el reino psíquico como "el gran engañador" y enfatizó que la visión psíquica nunca puede penetrar más allá del plano astral, del que ella habló como la dimensión del engaño por excelencia.
Es cierto que existen siete subplanos en el ámbito astral, ya que todas las manifestaciones son de naturaleza septenaria, pero incluso si el individuo pudiera alcanzar el más alto de los subplanos estaría simplemente en la atmósfera psíquica y de atracción terrestre, poblada por la basura psíquica de la humanidad que como señalamos tiende a ser más malvada que beneficiosa.
La verdaderas videncia, clariaudiencia, etc., no son de tipo psíquico, sino espiritual, y la diferencia entre ambos es como el día y la noche. Sería conveniente decir que aquellas almas altamente avanzadas y que están en posesión de la verdadera videncia espiritual invariablemente se callan al respecto y trabajan de manera silenciosa, sabia e inteligente por el bien de la humanidad, sin llamar la atención en ningún sentido, pues ellas saben que colaboran en el reino puro de lo espiritual y evitan las aguas turbias de lo psíquico como una plaga.
De hecho, el Maestro K.H. escribió que el 99% de todas las llamadas "experiencias espirituales" son falsas.
En estos casos no existe ninguna vivencia espiritual, sino ilusiones psíquicas. Cualquier persona que no pueda percibir inmediatamente la diferencia o incluso reconocer que existe debe alejarse de todas esas prácticas y parafernalia por su propio bien y seguridad, y centrarse en aspectos más importantes y beneficiosos como purificar los pensamientos y la vida diaria, cultivar la concentración y enfoque en todos los esfuerzos personales, practicando el mayor amor y compasión hacia todos los seres, tanto animales como humanos, y aprender a aplicar nuestra mente al estudio espiritual serio y al pensamiento filosófico.
Como se ha demostrado, el psíquico se interpone en el camino como una barrera entre el individuo y los altos planos espirituales y no constituye una ayuda para la vida espiritual, sino un obstáculo pernicioso.
Pero en cuanto a temas como la alta videncia espiritual mencionada anteriormente, debemos ser realistas, sensatos y humildes y aceptar que muy pocos de nosotros tenemos alguna posibilidad de llegar a tales niveles o desarrollar dichas facultades en esta vida presente. ¿Y cuál es el apuro? No tenemos ninguna necesidad real de todos modos. Lo que con urgencia debemos desarrollar, practicar y perfeccionar son las cualidades del amor, la sabiduría y la compasión.
También necesitamos recordar esas palabras memorables en "La Voz del Silencio": "Vivir para beneficiar a la humanidad es el primer paso; practicar las seis virtudes gloriosas es el segundo”. Las seis virtudes son los Paramitas aludidos en el budismo Mahayana como dana (dar), shila (disciplina moral), kshanti (paciencia), virya (esfuerzo), dhyana (concentración meditativa) y prajna (sabiduría). Esto es lo que la Teosofía sugiere y alienta, en lugar de estimular intentos de desarrollo psíquico.
Es cierto que las nociones de los Paramitas y de amor, compasión y servicio desinteresado a la humanidad pueden no parecer emocionantes como algunas experiencias psíquicas, pero son verdaderamente espirituales y comprometen el alma y las facultades superiores humanas que están muy por encima de su naturaleza psíquica. Éstas son de valor duradero y proporcionan las bases firmes para el desarrollo de poderes espirituales auténticos en vidas posteriores, mientras que las experiencias y prácticas en el ámbito psíquico son prácticamente inútiles en todo el esquema de cosas.
Sólo tienen valor si el individuo se da cuenta y aprende sobre su naturaleza ilusoria y por tanto deja de darles crédito o tener deseos vehementes por ellos.
Es imposible determinar cuántos cientos o miles de personas que podrían haber hecho una diferencia efectiva en este mundo se han arruinado por trastornos mentales al caer en la trampa abierta del psiquismo. Es uno de los métodos utilizados por los enemigos de la humanidad para sabotear el progreso espiritual de las almas prometedoras y de buena intención que de otro modo podrían haberse convertido en embajadores prácticos para la causa espiritual en el planeta. Esperamos que este artículo al menos ayude a otros para no cometer tal error.
“Debemos hacer lo que Buda dijo a sus discípulos: predicar, exponer, ilustrar y aclarar en detalle todas las grandes enseñanzas que hemos asimilado. Ese es nuestro trabajo, y no sacar a relucir portentos sobre la clarividencia y otros asuntos astrales, ni cegar a la ciencia con descubrimientos imposibles para ellos, pero accesibles para el ocultista. El plan del Maestro no ha cambiado y lo dio hace mucho tiempo. Está destinado a hacer que el mundo en general sea mejor y preparar el terreno adecuado para el crecimiento de los poderes del alma que son peligrosos si surgen en nuestro esquema egoísta actual. No es la Logia Negra la que trata de impedir el desarrollo psíquico; es la Logia Blanca. Los magos negros desearían tener ahora todos los poderes psíquicos plenamente desarrollados, porque en nuestra gente malvada, mezquina, hipócrita y amante del dinero pronto arruinarían la especie" (William Quan Judge, “The Closing Cycle”).