2 de febrero de 2022

El rey oculto: conversaciones sobre yoga (1 de 2)


(Agradecimientos y créditos a G.H., un lector que elaboró amablemente este trabajo para compartir y desea permanecer anónimo. Las notas fueron añadidas por el mismo autor).

Lo siguiente se basa en una antología de diversas conversaciones entre nuestro grupo y quien suscribe con un teósofo y ocultista, el cual ha demostrado no sólo gran erudición con respecto a la Teosofía, el budismo, el hinduismo, la Kabala, la filosofía griega y otros temas, sino también una perspectiva y sabiduría bastante reveladoras sobre filosofía esotérica, la cual he podido constatar por medio de reflexión intensa y consultando las palabras y obras que dejaron los Maestros. Por ello, he considerado que dichas conversaciones salgan a la luz con el fin de beneficiar a los buscadores sinceros de la Verdad.

Se intentó organizar estos diálogos con el fin de conformar un todo, abordando inquietudes, errores y temas de confusión que persiguen al estudiante debido a la gran cantidad de datos fraudulentos, como deformación de un conjunto de enseñanzas incomprendidas.

Luego de cada respuesta, se tomó la libertad de añadir ciertas citas que se consideraron relacionadas con el tema, a objeto de hacer entender al lector de que el Yoga ha existido desde tiempos muy antiguos; brilla y vive en todos los individuos, es expresado por personas santas independientemente de su origen, y es deber de nosotros como estudiantes sacar a la luz el conocimiento que está allí pero agrietado, maltratado y despreciado.

Antes de comenzar la lectura, se sugiere reflexionar en la siguiente frase: “DEBEN MASTICAR ANTES DE TRAGAR”.

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Conversaciones sobre Yoga

Estudiante (E): ¿Qué es el yoga en sí? ¿Cuándo fue que el Yoga llegó a los hombres?

Instructor (I): Para entender qué es el yoga, debemos analizar el significado de dicha palabra, el cual es “UNIÓN“, pero esto aún no es suficiente para explicarlo. ¿Con qué o quién será dicha unión? ¿Qué habrá de unirse? Entonces, el discípulo afirmará que el yoga quiere decir “UNIÓN CON LA ESENCIA DIVINA”. Si de igual manera desentrañamos el significado de la palabra "religión" o su pronunciación latina (re-ligare), también nos percatamos de que alude a una “UNIÓN CON LO DIVINO”.

El yoga es una ciencia espiritual y sutil, que consta de llevar gradualmente al hombre dual (o a quien no reconoce AQUÉLLO) hasta la perfección o unión del principio auto-consciente con la Esencia que todo lo llena, inmutable, eterna e increada. Esta ciencia reconoce esos principios sutiles que son tan vivos y distinguibles como las normas físicas, pero la diferencia radica en que estas leyes son aquellas que rigen a la parte sutil humana, sus órganos de acción y poderes. Con ello, el alumno reconoce las obstrucciones que limitan nuestra parte sutil y su intento de alcanzar la meta del yoga que es “la unión con AQUÉLLO”; reconoce las cualidades del alma como propias, y la cual ayudará al estudiante a cumplir su meta (Moksa) y deber (Dharma). Para el alumno, dichas fuerzas internas ya no son ajenas o desconocidas, sino que las identifica como sirvientes de su labor y no como partes idénticas de su ser.

(Nota: con el "principio auto-consciente" el Instructor se refiere a Manas).

El auténtico Yoga es tan antiguo como el ser humano pensador, pues el yoga no consiste en meros pasos; es vida, pleno devenir, el sendero natural y no alterado. Brahman es la sabiduría en sí misma, la luz lejos de las confusiones de la corporeidad e individualidad; es inmortal y no creado. Por ello, la sabiduría siempre ha existido y existirá. Quien reconoce esto sabrá que quienes dicen “la antigua sabiduría se ha ido”, “los hombres están perdidos”, “los maestros son charlatanes” o “Dios está muerto”, son simples ignorantes de la Verdad más elevada, pues ésta jamás muere. ¿Cómo puede fenecer si es el Espíritu vivo? Esto ya ha sido dicho por Krishna en el Bhagavad-Gita, capítulo 1: “El Espíritu es indestructible e imperecedero, pues todo lo penetra. Nadie puede destruir ese Ser Inmutable”. Esta es la ciencia oculta y antiquísima mencionada en Colosenses 1-26: "El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos”. ¿Cómo puede la Verdad ser oscurecida y acallada por el hombre o el tiempo? No puede ser así, y de esto da testimonio Hebreos 4-12: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”.

(Nota: lo que dice el Instructor tiene mucho sentido, porque según las palabras de los Maestros el sistema Raja-Yoga toma forma desde los inicios de la raza Arya e incluso más atrás en el tiempo).

Hermanos míos, no se decepcionen, pues el conocimiento está vivo y yace en vuestra esencia; la unión consciente con dicha esencia es el más perfecto Yoga, tan natural como respirar y tan antiguo como la Creación. No esperen encontrar lo oculto en las escrituras, pues no está en ellas sino en su interior. No hay otro que defina con tanta perfección el Yoga como el Señor Krishna, y así concluyo mi respuesta con el siguiente verso del Bhagavad-Gita: "No seas incitado a las acciones por la esperanza de su recompensa, ni tampoco dejes que tu vida se gaste en la inacción. Persistiendo firmemente en el Yoga, ejecutando aquéllo que es tu deber, oh Dhanañjaya, y dejando a un lado todo beneficio proveniente de la acción para ti mismo, haz que el evento sea igual a ti, ya sea triunfo o fracaso, porque la ecuanimidad es llamada Yoga”.

Dios es un fuego esencial que se encuentra oculto en toda la creación, y particularmente en el ser humano. Y este fuego genera todas las cosas, las ha generado en el pasado y las generará en el futuro. Y este fuego esencial es la verdadera luz divina en toda la eternidad” (Johannes Trihemius).

El Tao es vacío, imposible de colmar, y por eso es inagotable en su acción. En su profundidad reside el origen de todas las cosas. Suaviza sus asperezas, disuelve la confusión, atempera su esplendor y se identifica con el polvo. Por su profundidad parece ser eterno. No sé quién lo concibió, pero es más antiguo que los dioses” (Tao Te King, p. 4).

Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria" (Corintios, capítulo 2, versículos 6 y 7).

E: ¿Cómo reconocemos y empleamos estas fuerzas sirvientes? ¿Basta para empezar con leer esos textos?

I: Primero debemos entender que el yoga en su esencia más espiritual, es puramente sutil e interno, totalmente indiferente del humano físico. El alumno al principio no reconoce estas fuerzas y simplemente encuentra mención de ellas en el texto, el cual lo introduce a entender intelectualmente esas potencias (dependiendo de su propia susceptibilidad). Al comienzo nos formamos una idea meramente intelectual de estos hechos, pero con la indagación (Vichara) y experiencia empezará a identificar estas fuerzas como funciones y herramientas del ser humano sutil, y con esa identificación también se despojará de la noción falsa de que estas partes transitorias mortales y finitas son parte de él. Eso es el conocimiento auténtico.

El Conocimiento no se produce por ningún otro medio que Vichâra (indagación), lo mismo que un objeto no es percibido (visto) en ninguna parte sin ayuda de la luz” (Aparokshânubhuti, p. 11, Sutra 11).

E: Disculpe, pero me quedé sin comprender ¿Qué derrotero ha de tomar dicha indagación? ¿Qué funcionalidad cumple la meditación en el Yoga? ¿Qué tipo de meditación es más conveniente?

I: La indagación se adopta dependiendo del nivel que tenga el alumno, es decir, un aspecto más intelectual o un carácter más elevado con respecto a la dirección de su pesquisa. El estudiante debe ir descartando su ser transitorio paso a paso, parte por parte, hasta finalmente darse cuenta que el cuerpo, sus componentes, los órganos de percepción, el intelecto, prana y otros no son más que el no-ser, una parte transitoria de la vida, y no debe apegarse a ellos ni a los placeres o dolores que puedan proporcionarle. Así, el individuo se percata que es el propio Espíritu (Purusa) arrastrado no en esclavitud, pero sí por necesidad, porque han de saber que la Mónada (Unidad inseparable) en su peregrinaje desarrolla su individualidad, sin la cual es mero aliento y no puede relacionarse con el mundo.

(Nota: particularmente, el acercamiento a Purusha (Espíritu) por medio de la Indagación (Vichara) es propio del sistema sàmkya, también llamado yoga especulativo).

Con el transcurso de la indagación, este ser transitorio se va seccionando cada vez más hasta ver la irrealidad de dichas partes. De forma paulatina y escalonada, la indagación dejará de ser plenamente intelectual y tomará un aspecto vívido en la persona, es decir, adoptando el concepto -de forma natural- que ella no es esos aspectos mortales.

La meditación (Upâsanâes) es el proceso a realizar tras la indagación; una vez veamos que nuestro discernimiento es correcto y no hay lugar a dudas, hay que ir al siguiente paso que es contemplar ese conocimiento correcto que acaba de discernir, manteniendo la mente inamovible en su objeto de atención y atrayéndolo tantas veces como sea necesario, eliminando las obstrucciones que identificamos por medio del estudio de los textos y la experiencia. Tanto Helena Blavatsky como William Jugde expresan que la propia meditación y método a utilizar han de ser esfuerzos “autoinducidos” y “autodesarrollados”. Sería pertinente mencionar que este es un proceso de retroalimentación, que sólo surge espontáneamente tras haber asimilado la enseñanza que aparece por sí sóla.

A pesar de los esfuerzos por algunos teósofos, los Maestros y textos que contienen perlas ocultas no ofrecen una lista de pasos, pues la enseñanza no estipula "primero hagan aquéllo, después lo otro, luego verán una luz blanca y finalmente se habrán iluminado". Este tipo de planteamiento es absurdo, pues nosotros no somos una mente en colectivo, sino que actuamos como personas afectadas por diferentes condiciones; hemos asimilado las enseñanzas de manera diferente, fortalecido virtudes diversas y por lo tanto tenemos múltiples debilidades. La evolución humana y el efecto del Karma tiene una forma distinta de abordar a cada individuo; de la misma forma y en base a nuestro entendimiento, debemos dar pie a nuestra propia práctica.

La indagación (Vichara) es la reflexión intelectual y deductiva de la Verdad, y la meditación (Upâsanâes) implica consolidar dicho conocimiento intelectual, obteniendo una integración vivida de la Verdad en nuestra forma de ver el mundo, el acercamiento del mundo divino.

¿Quién soy yo? ¿Cómo es creado este (mundo)? ¿Quién es su creador? ¿De qué material está hecho este (mundo)? Ésta es la manera de esa Vichâra (indagación)” (Aparokshânubhuti, p. 12, Sutra 12).

Todo es producido por la ignorancia, y se desvanece en el despertar del Conocimiento. Los diferentes pensamientos (modificaciones del 'órgano interno' —Antahkarana) deben ser el creador. Tal es esta Vichâra (indagación)” (Aparokshânubhuti, p. 14, Sutra 14).

"La meditación es una plegaria silenciosa y sin palabras o, como expresó Platón, 'el ardiente giro del alma hacia lo divino'; no es pedir ningún bien particular (como en el sentido común de la oración), sino por el Bien Supremo y Universal en sí mismo, del que somos una parte en la Tierra y proveniente de la esencia de la que todos hemos surgido” (H.P. Blavatsky, La Clave de la Teosofía, p. 10).

E: Lo que usted afirma me sorprende, porque un gran número de estudiantes efectúa las meditaciones descritas por las tradiciones al pie de la letra, y muchos tienen buenos resultados. Por ello le pregunto: ¿Es seguro esto de tomar nuestra propia práctica? ¿No es mejor elegir entre el gran número de meditaciones hasta elegir la que más se adapta a nosotros? ¿Cómo lo haríamos?

I: Sobre "si es sano tomar nuestra propia práctica de meditación", la respuesta es sí y no, pues todo depende de qué tipo de técnicas y estudios hemos leído y "asimilado”. Sería pertinente mencionar que hay métodos considerados inseguros como los siguientes:

-intentar estimular los centros vitales, también llamados padmas, chakras o "ruedas" (muy peligroso);

-realizar meditaciones en grupo (lo cual es contraproducente);
-adoptar un estado de trance (para nada edificante);
-buscar contacto con seres de otros planos;
-meditar en algo que no se ha asimilado correctamente;
-realizar prácticas que pongan bajo tensión al cuerpo y conlleven incomodidad física;

-modificar nuestros procesos fisiológicos tales como la respiración (muy peligroso);

-cultivar sentimientos negativos y superfluos como odio, pereza, apatía, intolerancia, fanatismos de cualquier clase, anhelos por placeres materiales o dar por "real" la "inexistencia de Purusha" (Espíritu), todo lo cual nos lleva al declive espiritual;

-estimular de alguna manera la Kundalini (terriblemente riesgoso);
-técnicas para "despertar poderes" en el individuo (totalmente inadmisible), o
-promover el intento absurdo de “vaciar” la mente.

William Jugde sostiene cuál debe ser la auténtica meditación:

“Aquí entra entonces el deber e imperativo final, el 'qué debo hacer', y se convierte en parte del proceso. No todas las acciones son dignas de realizarse, y no debemos seguir o hacer de manera descuidada e indiscriminada todo lo que se sugiere, sino descubrir qué deberíamos realizar y hacerlo por ese motivo y no por algún resultado que esperamos seguir (...) Al continuar esta práctica, la verdadera meditación comienza y pronto se volverá permanente, pues quien observa sus pensamientos y actos con objeto de realizar los que se deberían, adquirirá una concentración en el tiempo que aumentará el poder meditativo real. No es meditación mirar un punto en la pared por un período fijo, o permanecer por otro periodo en un estado mental perfectamente vacío que pronto hará que nos quedemos dormidos. Todas éstas son meras formas que al final no producirán un bien duradero, pero muchos estudiantes han corrido tras estas locuras e ignorando el camino auténtico. La verdad es que el método correcto no es fácil; requiere pensamiento y esfuerzo mental, persistencia y fe. Mirar fijamente a puntos y esas prácticas mal llamadas 'ocultas' son muy fáciles en comparación con las primeras" (Notes on the Bhagavad-Gita, p. 128-129).

Acabamos de tocar tan sólo los principales errores, vulgarmente llamados “prácticas espirituales”. Ahora les mencionaré los rasgos del verdadero ejercicio que hemos de adoptar:

-un anhelo constante, perpetuo y fijo en la Realidad Suprema sin importar lo que hagamos (siendo ésta la mayor práctica);

-el método que nace por sí sólo mediante nuestro entendimiento;
-el procedimiento que poco a poco nos desprende de la falsedad que "somos nuestro cuerpo físico";

-los instantes en que el individuo piensa y actúa en todo momento posible como sus Hermanos Mayores o Maestros;

-las tácticas que refrenan -tanto fuera como dentro de la meditación- los malos hábitos del alumno;

-aquéllas que no reniegan de los deberes mundanos, pero tampoco se ancla a ellos;

-realizar una actividad, sea cual sea, sin apegarse al fruto (lo cual lleva a la santidad), y

-la práctica continua, noble y completamente inofensiva, que por sí sóla relaja el cuerpo y estabiliza las constantes modificaciones de la mente.

Espero que estas pequeñas indicaciones les sean útiles y que por ustedes mismos sean capaces de adoptar los ejercicios más convenientes. Es cierto que doctrinas como la budista ofrecen diversos objetos de meditación, y en total son 40, llamados Kammatthana; cada grupo de ellos se destina a un tipo de personalidad diferente, con el fin de que estas sirvieran para desarrollar bases de serenidad mental (samatha), y aunque no es la opinión que comparten los Maestros, tiene su razón de ser y hay varios motivos:

-Las obras exotéricas subrayan en primer lugar el desarrollo psicológico, moral y ético del ser humano.

-Dependiendo de la época (como los tiempos de Jesús y Buda) se requería de una enseñanza que estuviera abierta al publico.

-Durante las fases en que fueron destinadas estas obras, el individuo no estaba del todo capacitado para recibir una enseñanza más profunda.

-Las prácticas destinadas por los sistemas exotéricos son totalmente inofensivas, y siempre que la persona no se deje llevar por las apariencias alegóricas en las mismas.

-Las obras necesarias para desentrañar los misterios de textos exotéricos están ocultas a la mirada de los profanos (lo cual está más que confirmado en la Doctrina Secreta).

En esta época, el ser humano ya no tiene que "ser alimentado con papilla"; las practicas dejadas por escrituras exotéricas ya cumplieron su función, pues en la era actual estas enseñanzas ya no son adecuadas para todo el mundo. Un buen ejemplo es el budismo o en el yoga, respecto a sus normas de conducta llamadas Sila o Yama, donde nos damos cuenta que hay muchas "tareas a cumplir" por el estudiante que resultan imposibles de llevar a cabo en determinados países, siendo sólo aptas en zonas donde esas tradiciones están fuertemente arraigadas. Y no debemos confundir las doctrinas impartidas por los Maestros -destinadas a un tiempo y momento- con la Doctrina Universal que ha vivido y siempre persistirá en los humanos contemporáneos, aquéllos que han sido y los que vendrán.

Como dije, la práctica a realizar debe nacer espontáneamente del entendimiento que hemos obtenido; sin embargo, William Judge en su libro Cartas que me han ayudado nos ofrece verdaderas pistas sobre la auténtica meditación:

“Ahora bien, usted quiere más luz y esto es lo que debe hacer. Tendrá que 'renunciar' a algo, es decir, programe una media hora antes de lo habitual y dedíquela antes del desayuno a la meditación silenciosa, en la cual reflexionará sobre todas las ideas grandes y elevadas. ¡Media hora!, y seguramente el tiempo le sobra. Y no ingiera nada antes. Si puede tomar otra media hora antes de acostarse, y sin preliminares de desvestirse o realizar cosas agradables o más cómodas, medite nuevamente. Ahora no me falle en esto. Esto es mucho para renunciar, pero hágalo así recordando que no debe hacer todos esos preparativos tan a menudo permitidos por las personas (...). 'El Maestro mejor y más importante es el séptimo principio centrado en el sexto'. Cuanto más se despoje usted del sentido ilusorio de aislamiento personal, y cuanto más se consagre al servicio de los demás, más desaparecerá Maya y estará más cerca de la Divinidad'. Adiós, entonces, y que encuentre esa paz que viene del Ser" (p. 96).

"Le aconsejo que deje de enfocarse en los centros vitales [chakras] que de nuevo pueden resultar peligrosos a menos que estén bajo la guía de un maestro. Hasta cierto punto, ha aprendido el poder de la concentración y la mayor ayuda ahora le llegará al centrarse en el Ser Superior y la aspiración hacia él. Además, si va a tomar algún tema u oración del Bhagavad-Gita, concentra su mente en eso y medita en ello, encontrará varios buenos resultados y no hay peligro en tal proceso" (p. 115).

"Despierte constantemente en usted el significado de 'Tú eres Eso'. Tú eres el Ser. Esto es lo que hay que pensar en la meditación, y si lo cree entonces diga lo mismo a otros. Lo ha leído antes, pero ahora trate de percatarse cada vez más y obtendrá la luz que desea" (p. 126).

En verdad, la concentración es mejor que el mero esfuerzo, y aún mejor que la concentración es la meditación; pero aún por encima de la meditación está la entrega por amor, en servicio desinteresado, porque la consecuencia de la entrega es paz” (Bhagavad-Gita, capítulo 11, verso 12).

Con las declaraciones de Judge, está más que visto y dicho que no existe una práctica concreta o serie de pasos para acercarnos a la Realidad Última. El método nace por sí sólo en nuestro entendimiento continuo de las enseñanzas, y con cada gesto de modo gradual viviremos esas enseñanzas y podremos identificar nuestro Recinto Sagrado, que es la Verdad más sublime.

E: ¿Cómo deberíamos meditar? ¿Puede darnos algún ejemplo?
I: La única y verdadera meditación es el anhelo y encauzamiento constantes hacia la Realidad Suprema, dirigiendo todos nuestros esfuerzos en orientarnos hacia ella. Esto se no se logra sólamente en un breve lapso; es tanto una aptitud y actitud diarias en corregirnos y perfeccionarnos en este saber, practicando el no-obrar, la abstinencia del deseo, el cultivo de benevolencia y compasión; enmendar cada pensamiento y desviarlo hacia la adquisición de la auténtica sabiduría. La meditación no es un esfuerzo único en una hora determinada, sino un empeño total que dura toda la vida.

“Tuve que encontrar algunos medios para llegar más lejos, y me di cuenta de esto que es tan antiguo como la vejez.

No estoy separado de nada. 'Soy eso que Es', es decir, soy Brahma y éste lo es todo. Pero al estar en un mundo ilusorio, me veo rodeado de ciertas apariencias que parecen separarme y así procedo a declarar mentalmente y acepto que soy todas estas ilusiones. Soy mis amigos, y luego fui a ellos en lo general y lo particular. Yo soy mis enemigos, y entonces los sentí a todos. Yo soy los pobres e impíos, soy el ignorante. Esos momentos de tristeza intelectual son aquellos en donde estoy influenciado por esos ignorantes que soy yo mismo. Y todo esto también en mi nación, pero hay muchas naciones y a ellas me refiero en la mente; las siento y soy todas ellas con lo que tienen de superstición, sabiduría o maldad. Todo eso soy yo. Imprudentemente estaba a punto de parar, pero como todo es Brahma fui a los Devas y Asuras; el mundo elemental, eso también soy yo. Después de seguir este curso por un tiempo, me resultó más fácil volver a la contemplación de todos los hombres como yo mismo. Es un buen método y debe seguirse, ya que es un paso hacia la contemplación del Todo (...) ¿No me animaré, incluso cuando un querido amigo me abandona y apuñala profundamente, cuando sé que soy yo mismo?" (William Judge, Cartas que me han ayudado, p. 6-7).

E: Esa respuesta es inesperada para muchos de nosotros, porque estamos muy acostumbrados a recibir instrucciones con una serie de niveles y siguiendo tradiciones que no entendemos del todo. Si uno lo reflexiona correctamente, lo que proponen los Mahatmas es mucho más coherente, pero sin duda hay una parte de nosotros que anhela recibir instrucción.

Cambiando el tema, cuando usted mencionó las diversas prohibiciones como estimular chakras, mover la Kundalini, adoptar trances, etc., no se nombró al "Tercer Ojo". ¿No es éste el sentido oculto que debemos desarrollar? Y si es así, ¿cómo?

I: A diferencia de lo que pretenden muchas tradiciones, el "tercer ojo" se desarrolla por sí sólo, y en respuesta a que el individuo paulatinamente abandona la noción falsa de su “yo transitorio” y se percata cada vez más que él y sus allegados son Brahman. No es necesario en absoluto usar algún procedimiento elaborado, salvo vivir y actuar constantemente como si en todo estuviera Brahman. Si buscan métodos alternos como la magia, les diré que esto es una pérdida total de tiempo, pues el "tercer ojo" verdadero es plenamente espiritual, nacido de la aspiración más elevada. Tratar de despertar ese órgano por medio de visualizaciones, decretos o "fórmulas mágicas" es sólo negligencia y herejía consumadas.

“No se puede desarrollar el tercer ojo. Es demasiado difícil, y hasta que no haya aprendido mucho más sobre filosofía, sería infructuoso y un sacrificio inútil es un crimen de locura. Pero aquí hay consejos que dan muchos Adeptos: todos los días y con la frecuencia que pueda, y al irse a dormir y despertar, piense todo el tiempo sobre la verdad de que usted no es un cuerpo, cerebro o individuo astral, sino que usted es AQUÉLLO, y ESTO es el Alma Suprema. Por esta práctica, gradualmente eliminará la falsa noción que se esconde al interior de que lo falso es verdadero y viceversa. Al persistir en esto y someter sus pensamientos diarios cada noche al juicio del Ser Superior, al final obtendrá luz” (William Judge, Cartas que me han ayudado, p. 116).

"Antes de conocer los reinos y las fuerzas ocultos -que son escondidos e intangibles y que a menudo llamamos 'espirituales', pero de hecho no lo son-, hay que desarrollar y usar los sentidos astrales internos y sus poderes. Este desarrollo no puede ser forzado, como podría hacerse en la construcción de una máquina para ejecutar alguna operación, sino que vendrá a su propio tiempo como todos nuestros sentidos y poderes que se han desarrollado internamente" (Notes on the Bhagavad Gita, p. 206).

(Nota: más claro que el cristal imposible, y esperamos que ayude a muchos para despertarse en la auténtica espiritualidad).

E: Lo que usted señala es muy diferente al yoga habitualmente popularizado. Existe una gran confusión por parte de diversos autores, dando información sesgada e incompleta, y por ello quedé con muchas dudas en los cursos que seguí.

¿Son esfuerzos suficientes la meditación e indagatoria? ¿Qué tanto hemos de prolongar la práctica? ¿Cómo debemos balancear nuestra vida cotidiana y el Yoga?

I: Los auténticos sabios y estudiantes saben que el yoga no es una ciencia ajena al mundo. El ámbito sutil donde impera el yoga está en perfecta armonía con el plano físico que tantos científicos toman como “real”. Sabiendo esto, los conocedores y practicantes no deben tomar una posición pasiva o haciendo oídos sordos ante lo que sucede en el planeta, porque han de saber que el hombre nunca puede ser pasivo y la Ley lo impulsa a actuar. Está completamente equivocado quien crea que por seguir el camino espiritual puede huir del entorno, sus exigencias o deberes, y por ende carece del entendimiento sobre su Dharma.

E: Cuando nos habla de deberes, ¿a cuál de ellos se refiere usted? ¿Cuál es la acción correcta? ¿Qué deberes hay que realizar?

I: Generalmente y según la tradición, existen cuatro deberes en la vida humana:

-Artha: obtención de prosperidad mundana.
-Kama: satisfacción de los deseos.
-Dharma: cumplimiento del deber supremo en una manera totalmente desinteresada, sin apegarse a la acción ni al fruto. Esta palabra se traduce como “Ley suprema o divina", "Camino recto o del Bien”.

-Moksa: logro de la liberación, el desmoronamiento de la dualidad por el “yo transitorio” y la unificación con la Esencia Primordial o “Aquéllo”.

Las primeras dos tienen un alcance mediocre, cuyas obras y resultantes son meramente transitorias; no dejan de meternos en problemas, siguen impulsando la rueda del Samsara y no tienen nada que ver con la vida espiritual. No obstante, las últimas dos poseen un rango infinito pues su acción y efecto no son transitorios, y terminan por detener la rueda de los continuos renacimientos.

Tanto Dharma (camino recto) como Moksa (liberación) han de practicarse activamente. En el capítulo 13 del Bhagavad-Gita se describen los medios para conseguir que ambos fluyan del individuo; la "persona antigua" desaparece para revestir a la nueva con dichas características que conllevan al deber y la meta: “Ausencia de deseos por placeres sensoriales; ausencia del sentido del 'Yo' individual; inmutabilidad ante los sufrimientos del nacimiento y de la muerte, al igual que ante la vejez, la enfermedad y el sufrimiento en general; libertad a la esclavitud por los apegos, incluso de la atadura al afecto familiar, esposa o hijos; mente en constante sosiego, tanto en gozo como desdicha; devoción inalterable, asidua y exclusiva por Mí, frecuentando parajes solitarios y evitando el bullicio de las multitudes; constante anhelo por disolverse en el Espíritu Interior y firme determinación en el Conocimiento de la Verdad que nos lleva a la liberación: realmente, esto es el auténtico Conocimiento que conduce a la Visión Espiritual. Todo lo que se oponga a esto es ignorancia”. Tal como describe Krishna, podemos ocuparnos de los deberes a afrontar como la crianza de hijos, nuestra función de esposos (as), padres/madres, hermanos, empleados, etc. Hemos de realizarlos con total desapego, sin esperar fruto alguno ni desesperarnos, con la mente en total sosiego hacia la meta.

(Nota: el mismo Krishna, y antes de los sucesos del Bhagavad-Gita, desempeñó su papel como soberano de su nación y durante su niñez fue pastor).

El camino espiritual no se limita sólo a los medios por los cuales alcanzamos la meta, sino también debemos interactuar y servir al propósito que la Naturaleza destina para nosotros. Por sí sólo, nuestro desarrollo interno no es esfuerzo suficiente, porque el mundo no funciona únicamente de modo individualista, y por el contrario formamos un todo; en consecuencia, debemos cumplir la misión de ayudar a nuestros hermanos a escapar de la visión incorrecta de Avidya (ignorancia).

Tal como los actos de comer, respirar, sentir y vivir son automáticos, de la misma forma el estudiante debe considerar el camino como la propia vida. Anteriormente vimos que el mundo sutil no es un ámbito ajeno o separado del físico, y el yoga no es un camino alterno, sino el propósito de la existencia humana; por tanto, debemos equilibrar sabiamente lo que estamos dispuestos a hacer y lo que debemos realizar. En nuestro sentir debemos saber cuándo continuar o detenernos, o dar un poco más de lo que podemos, sin perder nunca de vista que por pequeño que sea el esfuerzo -siempre y cuando sea continuo- nos llevará hacia el objetivo.

El camino no debe desgarrar al individuo, ni tampoco dejarlo en una colcha cómoda donde sólo importe su confort; esto no es así, porque la Naturaleza está interconectada y nuestra vida está ligada a los propósitos de aquélla, por lo cual el ser humano y Aquéllo son uno. La práctica del yoga es un esfuerzo prolongado que dura toda la vida, pues la existencia humana es la del Yoga, y UNO NO PUEDE EXISTIR SIN EL OTRO.

Éste es el ciclo de la Rueda de la Ley, en continuo movimiento, y en vano vive el hombre que, malgastando su vida en placeres, no ayuda a este ciclo” (Bhagavad-Gita, capítulo 3, verso 16).

En este camino, ningún esfuerzo es baldío, ni existe posibilidad de desgracia. Hasta el más mínimo progreso supone liberación de tus miedos” (ibídem, capítulo 2, verso 40).

En verdad, la concentración es mejor que el mero esfuerzo, y aún mejor que la concentración es la meditación; pero aún por encima de ésta se encuentra la entrega por amor, en servicio desinteresado, porque la consecuencia de la entrega es Paz” (ibídem, capítulo 11, verso 12).

Todo sacrificio ofrecido con fe constante y fervorosa, toda limosna o cumplimiento del deber es también SAT. Y lo mismo se puede decir de toda acción dedicada con veneración a Brahman” (ibídem, capítulo 17, verso 27).

E: Entonces, ¿qué valor tienen las escrituras? Si el camino es plenamente interno, ¿para qué recurrimos a esos libros? El conocimiento no se revela simplemente por mera inferencia y deducción, e imagino que las obras tienen tan sólo un valor transitorio.

I: Este es un tema que tiene enorme importancia, debido a la gran multitud de conflictos que aparecen entre estudiantes, religiosos, eruditos y filósofos que dicen "si las escrituras no dan testimonio, el asunto es falso"; "eso nunca lo mencionó el maestro, por lo tanto no es cierto”; "si el maestro lo dijo, pues así es", o “las escrituras señalan esto, por ende es correcto”.

Primero debemos entender que las escrituras -ya sean los Vedas, la Biblia, la Torah, el Zohar, el Canon Pali u otras- son señalamientos o sombras de la Verdad Infinita, que no puede ser acaparada por un lenguaje finito. Dichas obras están dedicadas a estimular e inducir al estudiante un entendimiento del mundo sutil al que no puede acceder ni concebir. Naturalmente, esto nace como un entendimiento meramente intelectual, y si se queda allí nos volvemos meros eruditos, vacíos de la auténtica sabiduría. La escritura moviliza los "músculos" del discernimiento interno y poco a poco va sacando al hombre de su apego a los deseos, pero hemos de ser receptivos a objeto de intentar captar su significado inmortal, lejos de las pretensiones religiosas y separatistas.

En segundo lugar, ciertamente las escrituras sólo poseen un valor para iniciar al individuo, a la sombra de la sabiduría, induciendo interés moral, apacibilidad y compasión, que disfrazados de normas son los iniciadores y sin ellos no podemos acceder al camino. Este sendero es total y definitivamente interno, pero las obras que dejaron los Maestros harán que evitemos errores de concepción y conductas que terminen matando nuestro potencial para avanzar. Apegarse a las escrituras es un terrible error, como también lo es obviarlas, ignorarlas, denigrarlas o corromperlas.

El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao” (Tao Te King, p. 1).

Para un sabio dotado de visión espiritual, los Vedas tienen tanta utilidad como un pozo que ha sido cubierto por una inundación” (Bhagavad-Gita, capítulo 2, verso 46).

Las escrituras son letra muerta. ¿Por qué no venís a mí, que soy Fuente de la Vida?” (Juan 6:35; 2 Corintios 3:6).

Aquél que de verdad desea conocer el Yoga, va más allá de las palabras de los libros” (Bhagavad-Gita, capítulo 6, verso 44).

"Permanecerán en oscuridad aquéllos que mediante la lectura de libros intentan resolver los problemas sobre los secretos divinos de la Naturaleza; serán alejados de la luz por el ilusorio brillo deslumbrante de sus equivocados intelectos” (Cornelio Agrippa de Nettesheim).

E: Ahora comprendo mucho mejor. ¿Cómo debemos usar las escrituras para ayudarnos? ¿Cuál de todos esos Maestros es el más elevado? ¿Debemos seguir sus instrucciones al pie de la letra?

I: Estas inquietudes también son verdaderamente importantes, porque el equilibrio entre lectura y acción puede ser vital. El afán de saber qué libros nos convienen y qué autor es más confiable ha sido motivo de confusiones y numerosas disputas.

Las escrituras son un medio que de ninguna forma debe confundirse con el logro de la verdadera sabiduría; sin embargo y ya que el alumno no es un Arhat (hombre perfeccionado), su visión de la realidad es muy limitada y no es capaz de discernir qué es realmente la actitud y aptitud espirituales. En síntesis, no sabe a dónde moverse y como obtener un entendimiento correcto sobre el cual caminaremos durante el verdadero desarrollo.

Debemos recurrir a las enseñanzas rápidamente en el momento que surgen las siguientes situaciones:

-cuando nuestras acciones están sesgadas;
-en el momento que tengamos dudas respecto a un tema;
-si poseemos un entendimiento muy poco profundo de un asunto;
-al no estar verdaderamente convencidos que exista Atman;
-cuando no estemos convencidos de las explicaciones que nos ofrezca una persona que sepa con respecto a un tópico;

-cuando surja en nosotros el incesante y auténtico deseo de buscar el sendero hacia la liberación;

-al hundirnos enormemente en el materialismo;
-en el instante que consideremos que "no existe la Ley", y
-cuando los malos hábitos han echado raíces en nosotros.

E: ¿Y por qué buscar las enseñanzas rápidamente en esos contextos?
I: Como se mencionó anteriormente, adoptar el mensaje que dejan las enseñanzas del modo correcto nos puede ayudar tanto con una aptitud como actitud espirituales apropiadas con los siguientes fines:

-evitar que el potencial espiritual de ese individuo se atrofie;
-evitar (para quienes le rodean y a sí mismo) las nefastas consecuencias de sus actos (y créanme que todas nuestras acciones sí tienen secuelas);

-emprender el camino que por deber y derecho le corresponde al ser humano;
-cultivar buenos hábitos en el individuo, esenciales para que sea un miembro realmente funcional de la humanidad;

-introducirse en aquel mundo sutil que para nada es ajeno al hombre, y le desconoce por completo, y

-con el fin de servir a nuestros semejantes, pues aunque lo duden, éste es el deber supremo para el auténtico estudiante.

También debemos estar conscientes de que las enseñanzas son, en primera instancia, una dinámica espiritual que poco a poco nos ayudará a despegarnos de nuestra identificación con nuestras fallas y partes transitorias. Realmente, quien busca encuentra joyas en esas obras.

Continuando con la respuesta, creo que la cuestión no es saber "cuál maestro es mejor o más elevado que otro". Para empezar esto es un terrible error de percepción: no existe un maestro que sea "Fase 1" y otro "Fase 2" (como en algunos dibujos animados), sino que nuestro “nivel espiritual” se produce en cuanto el individuo se "sumerge" en su propósito (la unión con Aquéllo), en cuanto su percepción de sí mismo ha desaparecido para unirse al perfecto servicio y reintegración con lo Absoluto.

Entonces, las verdaderas preguntas a plantear son: ¿Ese sujeto que escribió el libro es un auténtico maestro? ¿En esa obra brilla realmente la luz espiritual? La lectura que realmente nos conviene es aquélla que conmina al individuo a liberarse de sus apegos asfixiantes, y no incita sectarismo, barbarie, intolerancia, egoísmo, apatía, etc. El contenido confiable sugiere renuncia a la búsqueda de placeres, la aversión a problemas vulgares y el cultivo de cualidades humanas más excelsas o Paramitas (perfecciones), que son descritas así en La Voz del Silencio: "DÂNA, la llave de caridad y amor inmortal; SHÎLA, llave de armonía en palabra y acción, que contrabalancea causa y efecto, sin dejar ningún espacio a la acción kármica; KSHANTI, la paciencia tierna e inalterable por nada; VIRAGA, indiferencia al placer y dolor; conquistada la ilusión, se percibe sólo la verdad; VIRYA, energía indómita que abre su brecha hacia la VERDAD suprema; DHYÂNA, cuya puerta de oro, una vez abierta, conduce al Narjol hacia el reino del eterno Sat y a su contemplación incesante; PRAJNA, la llave que hace del ser humano un dios, convirtiéndolo en Bôdhisattva, hijo de los Dhyânis, desde el fango de las mentiras terrenales”. Toda obra que estimule la obtención de estas llaves conducentes a la perfección ha de ser leída y estudiada con fervor.

Con el paso del tiempo, seremos capaces de verificar si estos libros son verídicos o no, porque captaremos cada vez más esas fuerzas internas; no hay límite de creencia, raza, intelecto ni capacidad socioeconómica. Todos podemos beneficiarnos de estas joyas, independientemente del maestro que las escribió, siempre y cuando mantengamos la mente lejos de prejuicios y recordemos que dichas escrituras no son la Realidad, sino una sombra de ella. El más grande maestro -para ustedes- no es un Mahatma, sino Alaya (el "hombre interno"); déjense cubrir por sus aguas de apacibilidad y sabiduría, pues con ello son superables todas las exigencias del yoga. Por ahora deben depositar su fe en las enseñanzas de los maestros y les garantizo que con el tiempo los resultados llegarán.

“Todo es impermanente en el individuo, excepto la pura y brillante esencia de Âlaya. El hombre es su rayo cristalino; un rayo de luz inmaculado en lo interior, una forma de arcilla en la superficie inferior. Ese rayo es el guía de tu vida y tu verdadero SER, el Vigilante y Pensador silencioso, la víctima de tu Yo inferior. Tu alma no puede ser herida sino a través de tu cuerpo sujeto al error; controla y domina a ambos y podrás cruzar seguro la cercana 'Puerta del Equilibrio'” (Helena Blavastky, La Voz del Silencio).

El gran error de muchísimos estudiantes es tomar al pie de la letra las enseñanzas exotéricas, debido a que estas palabras tan bellamente puestas reflejan la naturaleza interna del maestro y no habla precisamente de hechos fenoménicos. Tras esas instrucciones existe un velo (limitación de la visión espiritual, oscurecida por nuestra ignorancia), y para entenderlas debemos obtener ciertas claves, las cuales no son sólo un entendimiento sobre "a qué se refería el autor específicamente" o ciertos códigos sin los cuales podamos leer. La clave para abrir y asimilar esos textos es ir desarrollando paulatinamente una visión espiritual que elimine las apariencias causadas por la ignorancia y apreciar así el auténtico conocimiento.

“(...) tenga cuidado con tomar literalmente las obras exotéricas sobre yoga, porque todas ellas requieren una clave” (H.P. Blavatsky, Transactions of the Blavatsky Lodge, p. 141).

Se han creado enormes problemas por una mala interpretación de palabras, como por ejemplo cuando Jesús señaló: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; yo le resucitaré en el día postrero” (Juan, capítulo 6, versículo 54). Esto realmente fue un escándalo, pues ni sus allegados le entendían. Otro caso se encuentra en el budismo, donde una frase provocó grandes disputas tanto a la variante Mahayana ("gran camino") como Theravada ("pequeño camino"): “Todos deben tomar refugio en el Buda” (Siddharta Gautama). Y podríamos seguir comentando más casos, pero ustedes ya van entendiendo a qué me refiero. De igual manera, a muchos alumnos les han llegado desgracias físicas, emocionales y espirituales al seguir literalmente las enseñanzas Hatha-Yoga, el nefasto tantra sexual y el ya degradado budismo Vajrayana.

Hay hombres que, aún careciendo de visión espiritual, hablan ostentosamente, con versatilidad y usando muchas palabras; siguen los Vedas al pie de la letra y afirman que eso es todo lo que hay que saber” (Bhagavad-Gita, capítulo 2, verso 42).

Sus almas están embadurnadas con deseos mundanos y sólo buscan la satisfacción de deseos materiales. La recompensa para éstos es nacer una y otra vez” (ibídem, capítulo 2, verso 43).

Para el Yogui que ya ha conocido estos dos senderos, la ilusión de este mundo deja de ser ya una trampa. Así pues, oh Arjuna, practica con constancia y regularidad este Yoga. Hay una recompensa que se obtiene por la lectura de los Vedas, o de la ofrenda de sacrificios, o la vida austera, o la caridad. Pero incomparablemente más alta, es la recompensa que obtiene el Yogui que, conociendo la Verdad, ve la Luz que disipa sus tinieblas: de este modo, él regresa a su Hogar Eterno” (ibídem, capítulo 8, verso 27).

E: Ahora que tocamos ese tema, háblenos del Hatha Yoga. ¿Vale la pena practicarlo? ¿Es un camino espiritual seguro y real? ¿Puede integrarse al sendero espiritual? ¿Cuál es su utilidad real en el camino? ¿Existe un sistema parecido a Hatha?

I: Antes de responder, les explicaré que tanto Hatha como Raja forman parte de las dos principales ramas del yoga. Principalmente existen divisiones menores en las mismas, aunque no todos están de acuerdo con esto, porque a diferencia de Raja-Yoga ("unión con el Soberano"), el Hatha es considerado no fundamental. Éste último fue promovido por Matsyendra Nâtha y Goraksha Nâtha con sus seguidores; dicho sistema tuvo un impacto muy grande en India y fue practicado por muchos ascetas en ese país cerca del siglo X d. de C., si bien realmente se duda de esta fecha según La Doctrina Secreta, tomo I, p. 104: "Sabemos por el Lalita-Vistara que las diversas formas de tortura corporal, de propia laceración y austeridad eran comunes en tiempo de Gautama”. Pero, sin desearlo, éste fue tan sólo un paso hacia la degradación de la enseñanza Raja-Yoga.

(Nota: las ramas fundamentales son Raja Yoga, Jnana Yoga y Karma Yoga, pero estudiante real sabrá que todas son en sí una misma práctica).

Etimológicamente, la palabra Hatha tiene origen en las raíces sánscritas “ha” (Luna) y “tha” (Sol), que hacen referencia a los grandes canales energéticos en el cuerpo humano: aquél que está asociado con el Sol y la fosa nasal derecha (Pingala), en conjunto con la izquierda (Luna). Por ello, al sintetizar esos vocablos, Hatha-Yoga quiere decir “unión de Sol y Luna”.

Ahora bien, sobre si "conviene practicar o no determinados procedimientos", todo consta de la época y condición actual del ser humano. En aquel tiempo existía un daño moral muy grande en la sociedad debido a numerosos conflictos, llevando a que el individuo se apegara a sus deseos terrenales, su adoración a dioses y la crudeza del contexto. Allí el Hatha Yoga actuó como un remedio para quienes les resultaba especialmente difícil desprenderse de sus anhelos. Comprendamos que la austeridad, tal como se concibe en el yoga, significa dominar los órganos de percepción y mantenerlos bajo estricto control por el desarrollo de la voluntad; sin embargo, lo menos conocido es que el Hatha y sus requerimientos son tan difíciles de llevar a cabo, que muy pocos sobreviven a tan terrible práctica. Un aspecto muy ignorado es que Hatha debía considerarse sólo un peldaño para pasar a Raja y no como "yoga auténtico".

(Nota: me atrevo a decir que el Hatha apareció por la misma razón que el confucionismo en China y el shugendo entre los japoneses).

Si tomamos estos datos, para la mayoría de ustedes el Hatha no es recomendable ni beneficioso, al menos en su estado actual, y tengo plena certeza que los actuales textos sobre el tema están incompletos y requieren una clave para ser practicado realmente. Esto tiene base en el siguiente extracto de la Doctrina Secreta, tomo I, p. 44: "(...) el estudiante se encontrará, siguiendo estrictamente los datos suministrados por los mismos orientalistas, que aunque el Rig Veda contiene sólo unos 10.580 versos ó 1.028 himnos, no se ha comprendido correctamente hasta hoy a pesar de los Brâhmanas y la masa de glosas y comentarios. ¿Y por qué? Evidentemente porque los Brâhmanas, 'los tratados más antiguos y escolásticos acerca de los primitivos himnos', requieren ellos mismos una clave que no han logrado encontrar los orientalistas". Es decir, si el propio Rig Veda y otros tantos libros vistos como sagrados no tienen la clave adecuada para abordarse, y están ocultos de los profanos desde tiempos antiquísimos, ¿qué certeza tiene el practicante de Hatha de no haber errado en su interpretación sobre estas obras? ¿Cómo sabe que sus asanas o mudras no son parte de un simbolismo oculto, lejos de las meras posturas físicas?

Otro gran ejemplo se aprecia en las palabras del gran filósofo Cornelio Agrippa de Nettemheim: "Sea lo que fuera que leamos acerca de los irresistibles poderes del Arte Mágico, o de las sorprendentes visiones por astrólogos, etc., ya que bien pronto tomaremos esas cosas en su aspecto exotérico y literal (...) Sus formas externas velan las verdades internas, y quien desee verlas debe estar en posesión de la luz divina de la razón, la cual es el patrimonio de los elegidos".

(Nota: en mi opinión el autor está más que acertado, porque en la Doctrina Secreta se narra hasta el cansancio que las actuales obras exotéricas están incompletas o no poseen las llaves adecuadas para estudiarse).

El Hatha Yoga es un camino psico-físico, esto es, se basa en influir sobre procesos fisiológicos para fortalecer la salud del individuo, y también existe modificación de procesos psíquicos humanos con el propósito de inducir en la mente una disposición meditativa. Se suponía que con la práctica de austeridad el individuo debía tener un cuerpo obediente, y que cuando deseara, tanto los sentidos como el deseo debían permanecer aplacados particularmente por medio de purificaciones (Kriyas) y el dominio de las corrientes pránicas (Ida y Pingala), para hacer circular la energía por el canal central (Sushuma), lo que a su vez tiene el efecto de apartar la energía circulante de sus órganos perceptivos. Y todo ello tiene como objetivo aquietar chitta (mente) y sus incesantes vrittis (modificaciones). No obstante, el cuerpo es expuesto a tantas penurias, el tiempo dedicado es tan extenso y la naturaleza psíquica se mantenía en tal grado de abstención, que la práctica terminaba por destruir tanto el cuerpo como el potencial de avance en la persona.

(Nota: cabe destacar que a muchos dioses como Vishnu y sus encarnaciones se les ha representado con la forma de un dios solar, pero también a modo de divinidades lunares. Reflexionen en esto y se percatarán de que el Hatha-Yoga implica un aspecto oculto).

A diferencia de Raja-Yoga, el Hatha no es un camino final y representa sólo un medio, pues trata con los componentes transitorios del hombre. La intención del Raja es intentar llevarnos por el camino gradual que lleva a lo eterno e inmanifestado. Entonces, ¿por qué perder el tiempo con lo efímero?

Ustedes no tienen necesidad de practicar Hatha-Yoga tal como se describe, y han de entender que el efecto real y deseado con esta técnica se puede lograr fácilmente sin necesidad de comprometer la salud. Esta forma se obtiene adoptando el camino medio del que tanto hablaba Buda -y además muchísimos maestros-, debido a su experiencia directa con el Hatha que casi termina con su vida. Él dijo: "No permanecer en la apatía ni caer en sentimentalismos; no dormir mucho ni poco; no caer en hiperactividad ni ociosidad; tampoco practicar austeridades ni regodearse continuamente en placeres...”. Amigos míos, el Yogui supremo es quien sigue el camino medio, no se deja abatir por los dolores y tampoco se deja llevar por la obtención de placeres.

Al parecer, en un sentido oculto el Hatha-Yoga era un método para capacitar al lanoo (discípulo aceptado por los Mahatmas) para armonizar su cuerpo con aquellas nuevas fuerzas que empiezan a integrarse en su persona. Aparte de mantener bajo control los impulsos continuos de chitta (mente), su propósito fue capacitar al aspirante para hacerlo capaz de soportar las arduas pruebas que se le presentarían. Amigos, deben saber que en el momento que una persona emprende este camino, sobre ella desciende con fuerza su karma negativo pasado, y dependiendo de su naturaleza le será más fácil o difícil afrontarlo, pudiendo en algunos casos llevarle al borde de la muerte (véanse las terribles penurias que pasó Damodar Mavalankar). De este modo, el Hatha-Yoga era un medio por el cual el discípulo podía evitar -o al menos reducir- el gran impacto que tenía el sendero iniciático sobre su salud.

Sobre tu pregunta de "si existe un sistema parecido al Hatha-Yoga", ése es el denominado Chi-Kung que tiene enorme trascendencia en China (y como toda enseñanza oculta siempre ha existido y existirá). No voy a extenderme demasiado al mencionar sus diversas fases históricas, pero hay que referirse a su aparición más conocida y que ha fascinado al mundo.

Tal reaparición (pues varios sistemas similares se han registrado en China desde el 1700 a. de C., e incluso más atrás en el tiempo) tuvo lugar durante la dinastía Liang (502 d. de C.-557 d. de C.). Según cuenta la leyenda, el monje Da-Mo, al presenciar las rutinas de renunciantes budistas, se dio cuenta de que éstos terminaban enfermos y adoloridos por la extensa práctica de servicio y meditación. A consecuencia de ello, les transmitió el secreto para vitalizar sus cuerpos, y de allí emergieron dos sistemas llamados “Yi Gin Ching” y “Shii Soei Ching”. Desde ese punto, el dominio de la energía del cuerpo vital -en conjunción con la práctica moral y la pacificación mental- ofrecen al monje un cuerpo fuerte y sumamente capaz, una mente controlada y gran calidad ética (sin la cual el auténtico sendero es imposible). El practicante es capaz de realizar proezas que para muchos son "impensables", como pararse de manos con tan sólo dos dedos, e incluso quebrar vasijas de barro sin tocarlas. Esta técnica rara vez se muestra al público por su potencial destructivo.

Visto lo anterior, ¿acaso éste no es el objetivo del Hatha-Yoga? ¿No fue una solución para cuidar la salud del practicante? ¿Acaso ambos no eran sólo un peldaño a la práctica suprema? Hay una diferencia en esto, y es que los monjes no consideran que ejercitar Qi-gong sea "un sustituto del camino", sino sólo un medio; en cambio, el asceta y faquir ven la mortificación a modo de trayectoria hacia la liberación (esto en un principio no era así, y todo sucede tras la degradación del Hatha).

Concluyendo la respuesta, a mi parecer tanto Chi-kung como Hatha-Yoga poseen verdades ocultas tras su lenguaje, que en realidad es plenamente alegórico y metafísico.

(Nota: según observo, ambos métodos no están dedicados al cuerpo físico y ni siquiera al pránico, sino a la creación de un cuerpo sutil y plenamente espiritual; al respecto dejo un enlace al artículo por Cid Kyrtam).