6 de febrero de 2022

Los chelas y el discipulado


El hecho de comprometerse con la Hermandad o Logia de Maestros como chela o discípulo es un asunto extremadamente serio, y a menudo las consecuencias inevitables de tal decisión son dolorosas y difíciles, como inmensa es también la responsabilidad kármica y moral del individuo evaluado. Esa es la razón por la que en este sitio no nos centramos especialmente en el tema, pues no deseamos despertar prematuramente el interés público a este respecto. 

Es bien sabido que el discipulado es erróneamente atractivo y emocionante para ingenuos y mal informados que leen a los llamados "maestros ascendidos" o autores como C.W. Leadbeater y Alice Bailey. Éste no es un asunto de juego porque exige absolutamente todo, y los que fracasen tendrán que pagar el costo no a alguna persona particular, sino a la Ley Kármica que han invocado a menudo de manera voluntaria e imprudente.

Helena Blavatsky declaró que el Movimiento Teosófico consta de tres "secciones" principales:

a) La Primera Sección es la Logia o Hermandad de los propios Mahatmas.
b) La Segunda Sección se compone de chelas y discípulos laicos de los Maestros e incluye a quienes han sido aceptados formalmente como alumnos luego de pasar con éxito un período de evaluación que dura un mínimo de siete años -el que potencialmente puede extenderse de modo indefinido- y también a aquéllos que todavía se hallan en su período de prueba. Esta es la distinción entre lo que se llama "chelas probatorios" y "aceptados".

Un "chela laico", ya sea probatorio o aceptado, es alguien que aún está integrado en el mundo y la "vida cotidiana" en lugar de vivir y estudiar personal y directamente con los Maestros en sus retiros y escuelas en diferentes partes del globo. En cambio, los chelas aceptados tienen la promesa y el potencial de convertirse -a través de sus propios esfuerzos e iniciaciones recibidas- en Adeptos y Maestros de Sabiduría por derecho propio en una vida futura. Esto puede lograrse de manera relativamente rápida hasta en siete renacimientos subsiguientes, como se enseña en "La Voz del Silencio" que H.P.B. tradujo del Libro de los Preceptos Dorados "para el uso diario de Lanoos", siendo éste último vocablo el equivalente en Senzar de la palabra sánscrita "chela”. Por tanto, la Segunda Sección es el lado interno, esotérico y privado del Movimiento.

c) La Tercera Sección constituye la parte externa, pública y exotérica del Movimiento Teosófico y su trabajo.

En el Prefacio al libro "Raja-Yoga, or Occultism" (recopilación de algunos artículos por H.P.B. y publicado por Theosophy Company de Bombay, India) se explica lo siguiente:

“El trabajo de la Logia se divide en dos objetivos: (1) fecundar la mente de la raza o movimiento a nivel de masas, y (2) reclutar nuevos adeptos y chelas para ser entrenados como futuros miembros de la Logia o trabajo individualista. Esta labor continúa en cada ciclo, y la existencia de la Logia y el Camino hacia ella son verdades que han sido enseñadas a toda civilización. No obstante dispuestos, enumerados o explicados de manera diferente, las calificaciones, los requisitos y las reglas de vida y conducta son los mismos. Las exigencias de los ciclos están calculadas por la Logia (...) Así, en tiempos históricos, Gautama -el hombre que se convirtió en Buda o Iluminado- fue quien reformó y codificó el sistema oculto; y de nuevo Sang-Ko-Pa [Tsong Kha-Pa] de Kokhonor, en el siglo XIV, se convirtió en el reformador del Lamaísmo esotérico y común. Entre sus mandamientos hay uno que obliga a los interesados a realizar un intento de iluminar el mundo, incluyendo los 'bárbaros blancos' en cada centuria y durante un momento determinado del ciclo. Desde el decimocuarto, cada siglo ha atestiguado el intento doble de cambiar el manas de la humanidad, incluido el occidental, y extraer de sus filas a los pocos preparados para horadar el Sendero del Discipulado que conduce a la Emancipación-Iluminación. En su mayoría los intentos de los siglos anteriores fueron privados, aunque su influencia y la marca que dejaron pueden rastrearse por cualquier estudiante intuitivo de historia; pero en cumplimiento del mandato de este reformador mundial tibetano, el Movimiento Teosófico de nuestra era -y que cumple con el requisito de la ley cíclica- se lanzó sobre el océano tormentoso de la publicidad. El momento era propicio y la Bendición de los Jefes envió a H.P.B. a nuestro mundo (...) Uno de los principales objetivos en la misión de Blavatsky fue abrir la comunicación entre el mundo humano y el de los Maestros con el fin de crear una Embajada apta en el dominio anterior a través de la cual pudiera llevarse a cabo el trabajo de la Logia".

A través de los medios establecidos por H.P.B., muchos miembros de la entonces Sociedad Teosófica original se convirtieron en chelas laicos probatorios. Como puede leerse a continuación, casi ninguno logró ser “aceptado”; al menos no en ese tiempo de vida, pero el Camino se puede retomar en una encarnación posterior y muy a menudo sucede así. Cuando entendemos los efectos poderosos y no del todo placenteros o fáciles que el hecho de comprometerse como chela tiene sobre su naturaleza interna, los muchos fracasos y desastres de numerosas figuras históricas prominentes en el Movimiento moderno se vuelven más comprensibles y quizás podamos sentir más compasión por algunos de ellos, lo cual no significa excusar ni hacer la vista gorda por el daño aún vigente que ciertas personas ejercieron sobre la misma Teosofía que pretendían representar.

El camino y el proceso de prueba jamás serán fáciles. La idea de un período de siete años como mínimo no sorprende a muchas personas y, por lo tanto, las afirmaciones de algunos escritores "teosóficos" posteriores de que esta necesidad "ahora desapareció repentinamente" y "ha dejado de ser válida o requerida" son mucho más atractivos para quienes "prefieren creer lo que es agradable en lugar de lo verdadero", por usar una expresión de Blavatsky. La posición teosófica original sobre este asunto puede sonar severa, pero es una necesidad científica y funciona en beneficio de todos los involucrados.

En unas oraciones muy breves pero importantes y bajo el título "Masters and Chelas" en el cuadernillo "Subjects for Discussion", William Q. Judge -el colega y Profesor de mayor confianza para H.P.B. y co-discípulo con aquélla del Maestro M.- escribió: "Los siete años de probación son la ley fija del crecimiento, y ese plazo es necesario debido al cambio de átomos y conexiones astrales".

Damodar K. Mavalankar, alumno del Maestro K.H. y quien finalmente vivió y se entrenó directamente con los Mahatmas en el Himalaya, explicó lo que sigue en una carta a un investigador:

“Esto no es un capricho por parte de los venerados Maestros; todas Sus reglas y leyes se basan en una comprensión profunda sobre las leyes de la naturaleza hasta ahora desconocidas, y en una mejor comprensión de la Humanidad que rodea a dichos Maestros. Incluso la ciencia moderna ha descubierto que luego de cada siete años el cuerpo de una persona cambia por completo, y en consecuencia usted percibirá que, con tal de que el cuerpo se transforme íntegramente dentro de ese periodo, el proceso debe realizarse de modo gradual y constante, y el nuevo cuerpo que se forma así es resultado de la total responsabilidad del individuo, pues este proceso de emisión y atracción de átomos ocurre todo el tiempo. Por tanto, si el hombre conociera este secreto, controla sus deseos y pasiones de manera permanente y que emiten átomos que no son adecuados para su progreso (...) y si atrae sólo los átomos propicios para su desarrollo, entonces el cuerpo que construye se deberá a su propia obra (...) Se requieren siete años para la finalización de este proceso, y por lo tanto usted comprenderá por qué la etapa de prueba se fija en ese periodo. No es una regla arbitraria, sino la condición exigida por la propia naturaleza, y ésta es la razón por la que el neófito siempre debe protegerse contra sí mismo, es decir, vigilar a cada momento sus deseos y pasiones con tal de evitar que atraigan átomos impropios para el avance espiritual".

A la luz de todo esto, finalmente decidimos que después de todo sería conveniente poner en línea el artículo de H.P. Blavatsky "Chelas and Lay Chelas" (publicado por primera vez en The Theosophist, julio de 1883) junto con extractos de su escrito "The Theosophical Mahatmas" (The Path, diciembre de 1886) para que puedan conocerse directamente estos asertos definidos de la única Profesora Teosófica a quien los Maestros llamaron "Agente Directo", pues si alguien puede informarnos sobre el discipulado H.P.B. es la persona idónea para ello.

No deseamos apartar a nadie del objetivo o la perspectiva del discipulado; únicamente la intención es dejar perfectamente claro la gravedad que implica, mientras que se trata de manera tan irresponsable e incluso frívola entre los pseudoteósofos y seguidores del movimiento Nueva Era, donde el concepto también se ha explotado comercialmente para beneficio o placer de los líderes en ciertos movimientos y organizaciones.

Los estudiantes teosóficos serios que lean atentamente y en su ámbito interno todavía se sienten seguros de que desean o incluso necesitan seguir un Camino de este tipo, y quienes perciban que no pueden estar satisfechos de seguir siendo sólo miembros de la "Tercera Sección", pueden encontrar coraje y consuelo al saber que están entre los pocos que tienen lo necesario.


Chelas y discípulos laicos

H.P. Blavatsky

Puesto que la Teosofía ha introducido -entre otras- la palabra chela en la nomenclatura metafísica occidental y la circulación de nuestra revista se amplía constantemente, se dará una explicación más clara que la existente hasta ahora con respecto al significado de este término y las reglas del chelado, en beneficio de nuestros miembros europeos y orientales. Un "chela", hombre o mujer, es alguien que se ha ofrecido como alumno para aprender los "misterios ocultos de la Naturaleza y los poderes psíquicos latentes en el hombre" de forma práctica. En India, el maestro espiritual a quien propone su candidatura se llama gurú, y el verdadero instructor es siempre un Adepto en Ciencia Oculta. El gurú genuino es una persona de profundo conocimiento tanto exotérico como esotérico y especialmente este último; que ha puesto su naturaleza carnal sometida a la VOLUNTAD, y ha desarrollado en sí mismo el poder (Siddhi) para controlar las fuerzas de la naturaleza y la capacidad de explorar sus secretos con ayuda de los poderes otrora latentes pero ahora activos de su ser. Ofrecerse como candidato para el chelado es bastante fácil, pero convertirse en Adepto es la tarea más difícil que cualquier persona pueda emprender. Hay decenas de poetas, matemáticos, mecánicos, estadistas, etc. "nacidos de forma natural", pero un Adepto de esa misma categoría es algo prácticamente imposible, pues aunque escuchamos a intervalos muy raros sobre alguien que tiene una capacidad innata y extraordinaria para la adquisición de conocimiento y poder ocultos, incluso ese individuo tiene que pasar las mismas pruebas y por el mismo autoaprendizaje que cualquier aspirante o compañero menos dotado. En este asunto, es muy cierto que no existe un camino real por el que los favoritos puedan transitar.

Durante siglos, la selección de chelas -fuera del grupo hereditario dentro de la gon-pa (templo)- se ha llevado a cabo por los mismos Mahatmas del Himalaya de entre la clase de místicos naturales que en Tíbet existen en una considerable cantidad. Las únicas excepciones han sido los casos de occidentales como Fludd, Thomas Vaughan, Paracelso, Pico di Mirandola, Conde St. Germain, etc., cuya afinidad temperamental a esta ciencia celestial obligó hasta cierto punto a los Adeptos distantes a establecer relaciones personales con ellos y les permitió obtener una proporción pequeña tal (o grande) de toda la verdad como era posible en su entorno social. Del Libro IV de Kiu-te, capítulo sobre "leyes de los Upasanas", se nos dice que las cualidades que se esperan de un Chela son:

1. Perfecta salud física;
2. Absoluta pureza mental y corporal;
3. Desinterés de propósito, caridad universal y piedad por todos los seres animados;

4. Sinceridad y fe inquebrantable en la ley del Karma, independiente de cualquier poder en la naturaleza que pueda interferir, una ley cuyo curso no debe ser obstaculizado por ninguna incidencia y no debe desviarse por la oración o ceremonias exotéricas propiciatorias;

5. Coraje imperturbable en toda eventualidad, incluso poniendo la vida en peligro;
6. Percepción intuitiva de que uno es el vehículo del Avalokitesvara manifestado o Atman Divino (Espíritu), y

7. Desdén tranquilo y apreciación justa de todo lo que constituye el mundo objetivo y transitorio, en su relación a y con las regiones invisibles.

Tales al menos deben haber sido las recomendaciones para el aspirante al chelado perfecto. Con la única excepción del primero, que en casos raros y excepcionales podría haber sido modificado, se ha insistido invariablemente en cada uno de estos puntos y todos deben haberse puestos en desarrollo más o menos en la naturaleza interna por los ESFUERZOS SIN AYUDA del chela antes que pudiera ser sometido a prueba.

Cuando el asceta autoevolucionado -estando fuera o dentro del mundo activo- se había situado en el nivel descrito según su capacidad natural, se hacía dueño por tanto de su (1) Sarira o cuerpo, (2) lndriya (sentidos), (3) Dosha (faltas) y (4) Dukkha (dolor) y está listo para convertirse en uno con su Manas o mente, Buddhi (intelección o inteligencia espiritual) y Atma (alma superior o espíritu). Cuando esté preparado para ello y además reconociendo en Atma el gobernante más elevado en el mundo de las percepciones, y en la voluntad la energía ejecutiva más sublime (poder), entonces bajo las reglas consagradas por el tiempo puede ser admitido por uno de los Iniciados. De esa forma se le puede mostrar el camino misterioso en cuyo extremo se enseña al chela el discernimiento infalible de Phala o los frutos de las causas producidas, y se le otorgan los medios para llegar a Apavarga o emancipación de la miseria de los nacimientos repetidos (en cuya determinación el ignorante no tiene incidencia) y por lo tanto evitar Pretya-bhava, la transmigración.

Pero desde el advenimiento de la Sociedad Teosófica -una de cuyas arduas tareas fue volver a despertar en la mente aria el recuerdo latente de la realidad de esta ciencia y esas aptitudes humanas y trascendentes-, las reglas sobre la selección de chelas se han relajado ligeramente en un respecto. Muchos miembros de la Sociedad se convencieron con la prueba práctica de los puntos anteriores y pensaron con razón que, si otros individuos habían alcanzado la meta hasta el momento, también ellos si estuvieran aptos de forma inherente podrían lograrla siguiendo el mismo camino y presionados para que se los considerara candidatos; y como constituiría una interferencia con el Karma negarles la posibilidad de al menos comenzar, se les concedió la opción puesto que fueron tan inoportunos. Los desenlaces distan mucho de ser alentadores hasta ahora, y se ordenó la redacción del presente artículo para mostrar a estos desafortunados la causa de su fracaso, así como para advertir a los demás contra las precipitaciones despreocupadas en un destino similar. Los candidatos en cuestión, aunque previa y claramente advertidos contra esto, comenzaron mal al mirar egoístamente hacia el futuro y perder de vista el pasado. Olvidaron que no habían hecho nada para merecer el raro honor de la selección ni nada que justificara su expectativa de tal privilegio, y que no podían presumir de ninguno de los méritos enumerados anteriormente. Como personas del mundo egoísta y sensual, casados o solteros, comerciantes, empleados civiles/militares o miembros de profesiones cultas, habían asistido a una academia más calculada para ser absorbidos a la naturaleza animal, y menos aún para desarrollar sus potencialidades espirituales. Sin embargo, todos y cada uno de esos individuos tenían la vanidad suficiente para suponer que su caso se convertiría en una "excepción" a la ley de incontables siglos de institucionalidad, ya que ciertamente en su persona habían nacido en el mundo como un nuevo Avatar. Todos esperaban tener instrucción de temas ocultos y que se les otorgaran poderes extraordinarios al haberse unido a la Sociedad Teosófica. Algunos habían decidido sinceramente enmendar sus vidas y renunciar a sus malos caminos, y en todo caso debemos ser justos con ellos. 

Todos fueron rechazados al principio, comenzando por el coronel Olcott, el presidente, y en lo que respecta a éste último no hay nada malo en decir que no fue reconocido formalmente como chela y podría ser probado con seguridad hasta que hubo exhibido su labor devota por más de un año y por una determinación que no aceptara oposiciones. Por todas partes surgieron quejas: de los hindúes que deberían haberlo sabido mejor, así como de los europeos que por supuesto no estaban en los cabales para conocer algún detalle sobre las reglas. El reclamo era que, si al menos algunos teósofos tuvieran la oportunidad de intentarlo, la Sociedad no podría resistir. Se ignoraron todas las demás características nobles y desinteresadas de nuestro programa: el deber de un individuo hacia su vecino y país, su obligación de ayudar, iluminar, alentar y elevar a los más débiles y menos favorecidos que él; todos esos ideales fueron apartados en la loca carrera por el liderazgo. El llamado morboso a los "fenómenos" resonó en cada sector, los Fundadores se vieron impedidos en su trabajo real y fueron objeto de bromas inoportunas para interceder con los Mahatmas -contra quienes se dirigía el verdadero agravio-, aunque sus pobres agentes tenían que aguantar todos los embates. Por fin, llegó la noticia desde las autoridades superiores de que algunos de los candidatos más apremiantes deberían considerarse según su palabra. Tal vez el resultado del experimento muestre mejor que cualquier predicación lo que significa el chelado y cuáles son las consecuencias del egoísmo y la temeridad. Se advirtió a cada candidato que en cualquier caso debía esperar años antes que pudiera demostrar su estado físico, y tendría que pasar por una serie de pruebas que mostrarían todo lo que había en él, ya fuera bueno o malo. Eran casi todos hombres casados, y por lo tanto se les nombró "chelas laicos", un término nuevo en inglés, pero que por mucho tiempo tuvo su equivalente en lenguas asiáticas. Un chela laico no es más que un hombre mundano que afirma su deseo de ser sabio en temas espirituales. Prácticamente, es tal todo miembro de la Sociedad Teosófica que se suscribe al segundo de nuestros tres "objetivos declarados", pues aunque no está en el grupo de verdaderos chelas, aún tiene la posibilidad de convertirse en uno, ya que ha cruzado la línea que lo separaba de los Mahatmas y se ha presentado a sí mismo bajo su aviso, por así decirlo. Al unirse a la Sociedad y comprometerse para ayudar en su trabajo, se ha empeñado en actuar en cierto grado y concierto con aquellos Mahatmas, a cuya orden se organizó la Sociedad y bajo cuya protección condicional permanece. El hecho de afiliarse es entonces una introducción; todo lo demás depende completamente del miembro y nunca debe esperar ni la más mínima aproximación ni "favor" de uno de nuestros Mahatmas o cualquier otro en el mundo -si éstos consienten en darse a conocer- si eso no se ha ganado totalmente por mérito personal. Los Mahatmas son los sirvientes de la Ley de Karma, no sus árbitros. EL DISCIPULADO LAICO NO CONFIERE NINGÚN PRIVILEGIO SOBRE NADIE, EXCEPTO TRABAJAR PARA EL MÉRITO BAJO LA OBSERVACIÓN DE UN MAESTRO. Y el hecho de que el Mahatma sea visto o no por el chela no hace ninguna diferencia en cuanto al resultado, pues sus buenos pensamientos, palabras y acciones darán sus frutos, y lo mismo para los malos. Presumir de ser chela laico o hacer un espectáculo de ello es la forma más segura de reducir la relación con el Gurú a un mero nombre vacío, ya que sería una evidencia de vanidad prima facie y falta de testimonio para un mayor progreso. Y durante años hemos estado enseñando en todas partes la máxima que dice "primero merezcan y después deseen" la intimidad con los Mahatmas.

Al presente existe una ley pavorosa e inalterable de naturaleza operativa, y cuyo funcionamiento aclara el misterio aparente de la selección de ciertos "chelas" que han resultado ser tristes especímenes de moralidad en estos pocos años pasados. ¿Recuerda el lector el viejo proverbio "no remuevas el avispero"? Hay un mundo de significado oculto en él. Ningún hombre o mujer conoce su fuerza moral hasta que se pone a prueba; miles pasan por la vida de manera muy respetable porque nunca estuvieron en aprietos. Esta es una verdad indudable, pero muy pertinente para el presente caso. Quien se compromete a intentar el chelado con ese acto levanta y azota desesperadamente toda pasión durmiente de su naturaleza animal, porque éste es el comienzo de una lucha por el dominio en el cual no se da ni toma tregua. Es, de una vez por todas, "ser o no ser"; conquistar significa ADEPTADO; el fracaso, un martirio innoble, y porque caer víctima de lujuria, orgullo, avaricia, vanidad, egoísmo, cobardía o cualquiera otra de las propensiones más bajas es ciertamente innoble si se mide por el estándar de la verdadera virilidad. El chela no sólo está llamado a enfrentar todas las tendencias malignas latentes de su naturaleza, sino además todo el volumen de poder maléfico acumulado por la comunidad y nación a las que pertenece porque él es una parte integral de esos agregados, y lo que afecta al individuo o grupo (pueblo o nación) reacciona sobre el otro. Y en este caso, su lucha por la bondad chirría en todo el cuerpo de maldad en su entorno, y éste dirige su furia contra él. Si éste se contenta con quedar bien respecto de sus semejantes y ser casi como ellos -quizás un poco mejor o algo peor que el promedio-, a nadie terminará interesándole. Pero cuando se sabe que ha podido detectar la mofa hueca en la vida social, su hipocresía, egoísmo, sensualidad, codicia y otras características malas, y ha determinado erguirse en un nivel más elevado, inmediatamente es odiado y toda naturaleza mala o prejuiciosa le envía una corriente de fuerza de voluntad opuesta. Si él es innatamente fuerte la sacude, como el poderoso nadador se lanza a través de la corriente que arrastraría a uno más débil. Pero en esta batalla moral, si el chela tiene un sólo defecto oculto y haga lo que haga, eso deberá ser traído a la luz; el barniz de los convencionalismos con que la "civilización" nos cubre a todos debe desprenderse hasta la última capa, y se expone el Ser Interno, desnudo y sin el más mínimo velo para ocultar su realidad. Bajo la tensión del discipulado existen hábitos sociales susceptibles de ser descartados y que deben romperse al mantener a los individuos en cierto grado bajo restricción moral, y los obligan a rendir homenaje a la virtud por parecer buenos, lo sean o no. Ahora está en un ambiente de ilusiones o Maya; el vicio pone su cara más seductora y las pasiones tentadoras intentan atraer al aspirante inexperto a las profundidades de la degradación psíquica. Este no es un evento como el representado por un gran artista donde se ve a Satanás jugando al ajedrez con un hombre que apuesta su alma, mientras que el ángel bueno de este último está a su lado para aconsejarlo y ayudarle, porque el conflicto es en este caso entre la voluntad del chela y su naturaleza carnal, y el Karma prohíbe que cualquier ángel o gurú interfiera hasta que se conozca el resultado. Con la vivacidad de la fantasía poética, Bulwer Lytton la ha idealizado para nosotros en su Zanoni, una obra que siempre será apreciada por el ocultista, mientras que en su Strange Story muestra con igual poder el lado negro de la investigación oculta y sus peligros mortales. El otro día, el chelado fue definido por un Mahatma como un "resolutivo psíquico que elimina toda la escoria y sólo deja atrás el oro puro". Si el candidato tiene lujuria latente por dinero, embustería política, escepticismo materialista, exhibición vana, hablar en falso, crueldad o gratificación sensual de cualquier tipo, es casi seguro que brotará el germen; y así también con respecto a las cualidades nobles de la naturaleza humana por otro lado. De esta forma emerge el verdadero hombre

¿No es entonces el colmo de la locura que alguien abandone el camino llano y los clichés de la vida para escalar los riscos del chelado sin un razonable sentimiento de certeza de tener todo en orden dentro de sí? Bien dice la Biblia: "el que piensa que está en pie, cuídese de no caer", ¡un texto que los futuros chelas deberían considerar mucho antes que se precipiten de lleno en la refriega! Habría sido bueno para algunos de nuestros discípulos laicos si hubieran pensado dos veces antes de desafiar las pruebas. Recordamos varios fallos tristes en un plazo de doce meses. Uno se arruinó retractándose de los nobles sentimientos pronunciados unas semanas antes, y se convirtió en miembro de una religión que acababa de ver con desprecio e incuestionablemente demostrada como falsa. Un segundo individuo se convirtió en estafador y se fugó con el dinero de su empleador, este último también teósofo. Un tercero se entregó a un gran libertinaje y lo confesó con inútiles sollozos y lágrimas a su gurú elegido. El cuarto se enfrascó en problemas con una persona del otro sexo y se peleó con sus amigos más queridos y verdaderos. Una quinta persona mostró signos de aberración mental y fue llevada a la corte por cargos de conducta deshonrosa, e incluso otro se disparó para escapar de las consecuencias de la criminalidad que estaban a punto de ser detectadas. Y así podríamos seguir. Todos estos fueron aparentemente buscadores sinceros de la verdad, y pasaron por el mundo como personas respetables. Según la externalidad de las apariencias eran bastante elegibles como candidatos para el chelado; pero "dentro de todos había podredumbre y huesos de hombres muertos". El barniz del mundo era tan espeso que ocultaba la ausencia del verdadero oro ignoto, y cuando el "resolutivo" hacía su trabajo, el candidato demostró en cada caso una figura dorada de escoria moral, desde la circunferencia hasta el núcleo (...). 

Obviamente, en lo que antecede hemos tratado con los fracasos entre chelas laicos, pero también ha habido éxitos parciales, y éstos están pasando gradualmente a través de las primeras etapas de su período probatorio. Algunos se están haciendo útiles a la Sociedad y al mundo en general por un buen ejemplo y precepto. Si persisten, bien para ellos y para todos nosotros: las probabilidades son pavorosas contra ellos, pero aún así "no hay imposibilidad para quien QUIERA". Las dificultades en el discipulado nunca serán menores hasta que la naturaleza humana cambie y evolucione hacia un nuevo tipo. San Pablo (Rom. vii, 18, 19) podría haber tenido un chela en mente cuando dijo que "la voluntad está presente conmigo, pero no encuentro cómo realizar lo que es bueno, porque yo no haría el bien y hago el mal que no quiero". Y en el sabio Kiratarjuniya de Bharavi está escrito:

"Los enemigos que se alzan dentro del cuerpo
difíciles de superar -las pasiones malvadas-
deberían combatirse virilmente; y quien los domina
se iguala a un conquistador de mundos" (XI, 32).

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Extractos de "The Theosophical Mahatmas" (H.P. Blavatsky)

Nuestros MAESTROS no son "un dios celoso"; son simplemente mortales santos y sin embargo más elevados que cualquier otro en este mundo en el aspecto ético, intelectual y espiritual. Aún sagrados y doctos en la ciencia de los Misterios, siguen siendo humanos, miembros de una Hermandad que son los primeros en mostrarse subordinados a sus leyes consagradas por el tiempo. Y una de las primeras normas exige que quienes comienzan su viaje al Oriente como candidatos a la consideración y los favores de aquéllos que son custodios de esos Misterios, deben proceder por el camino recto sin detenerse en cada trecho o costado buscando unirse a otros "maestros" y profesores que a menudo representan la Ciencia de la Mano Izquierda, tener certidumbre y mostrar confianza y paciencia, además de varias otras condiciones a cumplirse. Al fallar en todo esto de principio a fin, entonces ¿qué derecho tiene un hombre o una mujer para quejarse de la responsabilidad de los Maestros para ayudarlos? (...). 

Una vez que un teósofo se convierta en candidato ya sea para el chelado o favores, debe estar tácitamente consciente de la promesa mutua, si no se ofrece de modo formal y no se acepta entre ambas partes, y que tal juramento es sagrado. Es un enlace de siete años de prueba, y si durante ese tiempo -a pesar de las muchas deficiencias y errores humanos del candidato (excepto dos que no es necesario especificar en la impresión)- y en todas las tentaciones permanece fiel al (los) Maestro (s) elegido (s) (en el caso de candidatos laicos) y leal a la Sociedad fundada en Sus deseos y bajo Sus órdenes, entonces el teósofo será iniciado en _______, y a partir de ese momento se le permitirá la comunicación sin reservas con su gurú y todas sus fallas, excepto ésta como se especifica, pueden pasarse por alto pues pertenecen a su Karma futuro, aunque se dejan por el momento a la discreción y el juicio del Maestro. Sólo Él tiene el poder de juzgar si incluso durante esos largos siete años el chela será favorecido independiente de sus errores y pecados con relaciones ocasionales con y desde el gurú. Este último, totalmente informado sobre las causas y los motivos que llevaron al candidato a cometer pecados de omisión y comisión, es el único que evalúa la conveniencia o ineptitud de otorgar estímulos; y sólo Él tiene derecho a hacerlo al ver que él mismo está bajo la inexorable ley del Karma, que nadie desde el zulú salvaje hasta el arcángel más elevado puede evitarla, y que debe asumir la gran responsabilidad de las causas creadas por él mismo (...). 

Durante los once años en que ha existido la Sociedad Teosófica que conozco, de los setenta y dos que regularmente aceptan chelas en probación y los cientos de candidatos laicos, hay sólo tres que hasta ahora no han fallado, y sólo uno tuvo éxito completo. Nadie obliga a otros a adoptar el discipulado; no se pronuncia ninguna promesa excepto un compromiso mutuo entre el Maestro y el aspirante a chela. Verdaderamente muchos son los llamados pero pocos los elegidos, o más bien pocos que tienen la paciencia de llegar al final amargo, si podemos llamar así a la simple perseverancia y singularidad de propósito (...). 

Desde el principio supe lo que tenía que esperar -porque me dijeron eso- y nunca he dejado de repetir a los demás: tan pronto como uno camina en el Sendero que conduce al Ashrum de los Maestros benditos -la última y única Sabiduría primitiva y Verdad- en lugar de tener que ser distribuido a lo largo de su extensa vida, el Karma del candidato cae sobre él de plano y lo aplasta con todo su peso. El que cree en lo que profesa y en su Maestro, lo soportará y saldrá victorioso del juicio; pero el cobarde que duda y teme recibir sus justas cuotas y trata de evitar que se haga justicia, termina por FALLAR. No escapará del Karma de la misma manera, sino sólo perderá aquéllo por lo que ha arriesgado sus visitas inoportunas.

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El artículo de H.P.B. se refiere a la Sociedad Teosófica, pero ésta ya no es lo de antaño. Hoy el genuino Movimiento Teosófico se mantiene vivo por la Logia Unida de Teósofos, una asociación internacional e independiente de cualquier entidad derivada del primer conglomerado.

La L.U.T. fue fundada en 1909 por Robert Crosbie y con la misión de "difundir ampliamente las Enseñanzas de Teosofía tal como están registradas en los escritos de H.P. Blavatsky y William Q. Judge". Crosbie fue uno de los que ingresó o retransitó el Camino del Chelado a través de la Sección Esotérica en la Sociedad Teosófica cuando la primera fue establecida por H.P.B. y Judge. Tras la muerte física de dichos Mensajeros o Representantes de la Logia de Maestros, el Movimiento pronto cayó en un desorden que incluyó a sus frentes exotéricos y esotéricos, y en la deslealtad hacia su trabajo, legado pedagógico y principios originales, tal y como se explica en los textos de la sección "Pseudoteosofía y controversias relacionadas". 

De esta forma, Crosbie estableció la L.U.T. en un intento por remediar dicho caos o al menos mantener viva la Teosofía genuina y el Movimiento mundial que la encarna. En un artículo para la serie "Masters and Their Message" (febrero de 1915) en la revista "Theosophy" y publicada por la Logia Matriz en Los Ángeles, Crosbie señalaba:

Los nombres son cosas. Las designaciones reales de los Maestros nunca han sido reveladas y no son conocidas por nadie, excepto por Ellos mismos y Sus discípulos comprometidos. Ser un chela prometido en la Escuela de Maestros es muy diferente a ser miembro de la Sección Esotérica probacional y cuyos integrantes son chelas laicos. Los nombres reales de H.P.B. y W.Q.J. y de los Discípulos juramentados son desconocidos y nunca se han dado a conocer, ni tampoco el nombre real de la Escuela de Maestros usado por cualquiera de las llamadas 'secciones esotéricas' de las ahora numerosas 'sociedades teosóficas' (...) Al igual que las innumerables religiones y sus derivadas a lo largo de todo el tiempo y como las incontables escuelas de misterios, sociedades secretas u órdenes ocultas pasadas y presentes, las diversas sociedades teosóficas y secciones esotéricas actuales no representan en ningún sentido a la Escuela de Maestros o el Movimiento Teosófico, sino simplemente simbolizan a quienes reclaman el manto del profeta y a los que aceptan esas pretensiones. Se apoyan en supuestos personales, afirmaciones y proselitismos, experiencias psicológicas personales de un tipo y otro (...) [pero] hoy la Sabiduría-Religión antigua y universal, la Escuela de Maestros y el Movimiento Teosófico tienen una continuidad ininterrumpida de existencia como siempre (...) Ahora, como es usual, tienen sus representantes y agentes entre los hombres y que no pueden ser descubiertos por nadie más que aquéllos que se han ganado el derecho a conocerlos".