A continuación se compila lo relativamente poco que fue escrito sobre este tema por H.P. Blavatsky y su colega William Q. Judge, y se hará evidente que el enfoque teosófico de los chakras es principalmente afirmar el hecho de su existencia y eso es todo; no existe ninguna recomendación de meditar en ellos, intentar "abrirlos" o considerarlos como un aspecto tan importante para nuestro progreso espiritual, sino todo lo contrario como podrá verse.
En el Hatha Yoga y las prácticas tántricas de India y Tíbet se puede hallar un fuerte énfasis en los chakras y su supuesta relevancia, pero H.P.B., W.Q.J. y los Maestros de Sabiduría no los tienen en gran estima.
En Occidente, la obsesión moderna en los chakras dentro del Movimiento Nueva Era se remonta a la Sociedad Teosófica de Adyar, particularmente a C.W. Leadbeater, quien en las primeras décadas de 1900 escribió bastante sobre este tema y ayudó a popularizar el concepto. Sin embargo, este individuo junto con colaboradores y simpatizantes ya habían abandonado la Teosofía de Blavatsky en favor de una versión “nueva” y muy alterada, que es una de las razones por la que muchas publicaciones de dicha sociedad son rechazadas por varios teósofos, incluidos nosotros. En nuestro artículo “El caso Leadbeater” pueden encontrarse más antecedentes.
Tengamos en cuenta que en estos pasajes los términos "cuerpo astral", "cuerpo etéreo", "cuerpo interno", "cuerpo sutil", etc. se usan como sinónimos y refieren al principio de Linga Sharira en la constitución humana. Asimismo se añadieron negritas y subrayados para destacar ciertos extractos.
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“El cuerpo astral (…) posee un completo sistema de nervios y arterias propias para el transporte del fluido astral que corresponde a ese cuerpo como nuestra sangre es al físico” (William Q. Judge, "El Océano de la Teosofía", p. 42).
“También debemos conocer la estructura anatómica interior. El cuerpo etéreo tiene sus propias corrientes (o nervios, a falta de una mejor palabra), cambios y método de crecimiento y acción, tal como sucede con la cobertura física. De hecho, es el cuerpo real ya que rara vez se altera a lo largo de la vida, mientras que la contraparte material se transforma a cada momento, y sus átomos van y vienen en la matriz o modelo proporcionado por el cuerpo etéreo.
Las corrientes internas emanan de sus propios centros y están en constante movimiento. Se ven afectadas por los pensamientos y el reflejo del cuerpo en sus cambios fisiológicos, y cada una de ellas actúa sobre la otra sin cesar. Todo centro del cuerpo interno tiene su contraparte correspondiente en el físico, al cual afecta y mediante el cual actúa a su vez. Es por medio de estas corrientes sutiles -llamadas 'aires vitales' cuando se traduce del sánscrito- que las impresiones se transmiten a la mente superior, y a través de ellas también se explican las hazañas extraordinarias de las sesiones espiritistas y del yogui indio.
Y así como un individuo puede dañar su cuerpo por el uso indebido de drogas o prácticas físicas, también las corrientes más finas y los nervios humanos internos pueden desequilibrarse si se experimenta con ellos sin instrucción o desde el orgullo y la ignorancia” (W.Q.J., "Replanting Diseases for Future Use").
“La estructura del hombre astral interior es definida y coherente (…) Así como el cuerpo externo tiene una columna vertebral que es la base sobre la que el ser se sostiene y con un cerebro en la parte superior, también el cuerpo astral tiene su columna y cerebro. Es tangible porque está hecho de materia, aunque finamente dividido y no es de la naturaleza del espíritu (...)”.
“Ahora bien, como en nuestra forma física el cerebro y la columna vertebral son los centros nerviosos, así en el otro cuerpo se encuentran nervios que se ramifican desde el cerebro interno y la columna vertebral en toda la estructura. Todos estos están relacionados con cada órgano en el cuerpo visible exterior; pertenecen más a la naturaleza de corrientes que nervios, como entendemos la palabra, y pueden llamarse astro-nervios. Se mueven en relación con centros tan importantes en el cuerpo exterior como el corazón, la fosa faríngea, el centro umbilical, el bazo y el plexo sacro (...)”.
“La columna astroespinal tiene tres grandes nervios del mismo tipo de materia. Pueden llamarse vías o canales que van hacia arriba y abajo, donde juegan las fuerzas que permiten al humano interior y exterior mantenerse erguido, moverse, sentir y actuar. En esta descripción responden exactamente a los fluidos magnéticos, es decir, son respectivamente positivos, negativos y neutros, y su equilibrio regular es esencial para la salud mental. Cuando la columna astral alcanza el cerebro interno, los nervios se alteran y vuelven más complejos, teniendo una gran salida final por el cráneo” (W.Q.J., "Mesmerism").
"La tranquila ignorancia que resulta de estos asuntos esenciales puede ser agradable, pero no destruiría la existencia de la forma sutil de materia llamada akasha, ni el cuerpo sutil llamado temporalmente sukshma sharira, ni el Mayavi Rupa ni esas corrientes astrales negativas y positivas conocidas como Ida y Pingala, pero aún no percibidas claramente por científicos o 'curanderos metafísicos o divinos'” (W.Q.J., "Of 'Metaphysical Healing'”).
"Se sostiene que un cierto nervio o corriente psíquica, llamado Brahmarandhra-nadi, pasa a través del cerebro y cerca de la zona parietal. En esta parte se acumula más del principio luminoso en la naturaleza que en cualquier otra parte del cuerpo y se llama jyotis, la luz en la cabeza (…) Este punto, el final de Brahmarandhra-nadi, es también el lugar donde se establece la conexión entre el individuo y las fuerzas solares" (W.Q.J., “Patanjali's Yoga Aphorisms”, comentario explicativo sobre el Aforismo 3:33, p. 50).
“¿Por qué los siete plexos nerviosos del cuerpo irradian siete rayos? ¿Por qué existen estos siete plexos?” (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 92).
"Le aconsejo que deje de enfocarse en los centros vitales, que de nuevo pueden resultar peligrosos a menos que estén bajo la guía de un maestro. Hasta cierto punto habéis aprendido el poder de la concentración y la mayor ayuda ahora os llegará al centraros en el Ser Superior y la aspiración hacia él. Además, si vais a tomar algún tema u oración del Bhagavad Gita, concentrar vuestra mente en eso y meditar en ello, encontraréis varios buenos resultados y no hay peligro en tal proceso" (W.Q.J., “Letters That Have Helped Me”, p. 115).
"Tales sonidos [escuchar "campanas astrales"], como muchos otros, son percibidos por personas que se dedican a este entrenamiento y siempre implican cambios o desajustes de ciertas condiciones no percibidas y centros en el cuerpo, y las advertencias contra esto son para evitar que la gente se aleje de su verdadero progreso al prestar atención indebida a tales fenómenos" (W.Q.J., “Letter to Miss Julia Yates”, 1890).
"A menudo se pregunta '¿por qué el celibato y la castidad son regla y condición sine qua non para el discipulado regular, o el desarrollo de poderes psíquicos y ocultos?' (…) La conexión se entenderá cuando aprendemos que el 'tercer ojo' era un órgano fisiológico y que más tarde se atrofió debido a la desaparición gradual de la espiritualidad y el aumento del materialismo (la naturaleza espiritual ahogada por lo físico) (…). Durante la vida humana el mayor impedimento en el camino del desarrollo espiritual, y especialmente para la adquisición de poderes del Yoga, es la actividad de nuestros sentidos fisiológicos. Es inútil dar una explicación más larga siendo que la actividad sexual está estrechamente conectada por interacción con la médula espinal y la materia gris del cerebro. Por supuesto, el estado normal y anormal del cerebro y el grado de trabajo activo en la medulla oblongata reacciona poderosamente en la glándula pineal, debido al número de 'centros' en esa región que controla con creces la mayoría de las acciones fisiológicas en la economía animal, y también debido a la íntima cercanía de ambos debe ejercerse una acción 'inductiva' muy poderosa por la medulla en la glándula pineal. Todo esto es bastante claro para el ocultista, pero muy vago a la vista del lector general” (H.P.B., "La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 295-296).