31 de enero de 2022

Manas, el misterio de la mente

UNA INTRODUCCIÓN
A LA PSICOLOGÍA ESOTÉRICA ORIENTAL


¿Qué es la mente? Esta pregunta ha dejado perplejas a muchas personas durante varios miles de años.

El mundo ha descendido a un estado tan lamentablemente materialista que en la actualidad la mente y el cerebro a menudo se consideran como iguales. H.P. Blavatsky describe esto como "la práctica occidental perniciosa de subordinar la conciencia o considerarla como un 'subproducto' del movimiento molecular" ("La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 327).

Las enseñanzas de la Teosofía adquieren una gran profundidad con respecto a la naturaleza, el origen y el destino de la mente. En un breve artículo como éste sólo podemos tocar la superficie del asunto, pero hay un aspecto que es tan importante que debemos expresar con claridad desde el principio: 

La mente y el cerebro no son lo mismo. El cerebro es sólo un órgano, un vehículo tangible a través del cual la mente puede funcionar en el plano físico. La mente no requiere ni usa el cerebro cuando opera en otros planos de existencia inmateriales. El cerebro sólamente dura una vida, pero la mente continúa luego de la muerte, y de esta forma tanto la mente como la capacidad y acción del pensamiento son aspectos metafísicos.

En Teosofía a menudo se menciona a la mente por su nombre sánscrito de Manas. Este es en realidad el origen y la raíz de la palabra "hombre" (man en inglés) y por lo tanto indica que el ser humano es por su propia naturaleza y esencia una mente y un pensador.

Para apreciar la mente en su perspectiva correcta y entender con más precisión su conexión y relaciones con las otras partes de nuestro ser, echemos un breve vistazo a los siete principios o componentes que conforman nuestra naturaleza. Sus nombres en sánscrito se dan a continuación junto con una breve definición del libro de H.P.B. "La Clave de la Teosofía".

7mo principio -Atma- "Espíritu".- "Uno con el Absoluto, como su radiación".

6to principio -Buddhi- "Alma espiritual".- "El vehículo del Espíritu Universal puro".

5to principio -Manas- "un principio dual en sus funciones".- "Mente o  Inteligencia, la mente humana superior cuya luz o radiación vincula a la MÓNADA durante toda la vida con el humano mortal".- "El estado futuro y el destino kármico del hombre depende de si Manas gravita más hacia abajo (Kama rupa, el asiento de las pasiones animales) o hacia Buddhi, el Ego espiritual. En este último caso, la conciencia superior de las aspiraciones espirituales individuales de la mente (Manas), asimilando Buddhi, son absorbidos por él y forman el Ego que entra en la dicha devachánica".

4to principio -Kama- "El asiento de los deseos y pasiones animales". - "Este es el centro del hombre animal donde se encuentra la línea de demarcación que separa al individuo mortal de la entidad inmortal".

3er principio -Prana- “Vida o principio vital”.- "Necesario sólo para [Sthula Sharira, Linga Sharira y Kama] y las funciones del Manas inferior, que abarca todas aquéllas limitadas al cerebro (físico)".

2do principio -Linga Sharira- "Cuerpo astral". - "El doble o cuerpo fantasma".

1er principio -Sthula Sharira- "Cuerpo físico". -"Es el vehículo de todos los demás 'principios' durante la vida".

Puede encontrarse más información y aclaraciones sobre los Siete Principios en el artículo titulado “La Naturaleza Séptuple Humana". Por ahora bastará con citar un párrafo explicativo de aquél:

“En las enseñanzas de la Teosofía, H.P. Blavatsky y los Maestros describen al ser humano como una entidad que consiste en Siete Principios divididos en una tríada superior y un cuaternario inferior. Estos siete principios o partes de nuestra naturaleza son la parte divina, espiritual, intelectual, pasional, vital, astral y física. Los tres primeros comprenden la Tríada Superior y duran para siempre, mientras que los cuatro inferiores duran sólo una vida y se renuevan en cada vida que experimentamos".

Manas, el Principio de la Mente, es el enlace de conexión entre nuestra naturaleza pura, eterna, espiritual y nuestra característica mortal, material y personal.

Juntos, los Principios 7mo y 6to se conocen como la Mónada (que significa literalmente "unidad primaria" o "unidad última") y se pueden describir como nuestro Ser Universal. Los principios cuarto, tercero, segundo y primero pueden llamarse colectivamente como nuestro yo personal. Manas, el quinto principio, es el yo individual y se interpone entre ambos, teniendo plena libertad de elección y responsabilidad en cuanto a si ascender en conciencia hacia su Ser Universal -y, por lo tanto, fusionarse con su Fuente Divina- o hundirse en la conciencia y vivir como el yo temporal, ilusorio y personal.

En otras palabras, se enfrenta continuamente con la elección entre espiritualidad y sensualidad y tiene que escoger una u otra, ya que ambas características nunca pueden mezclarse; Manas no puede ir en ambas direcciones a la vez. Bulwer Lytton se hizo eco de esta verdad antigua y atemporal cuando dijo que el alma puede reflejar tanto el Cielo como la Tierra, pero nunca ambos al mismo tiempo. Cualquiera que elija determinará su destino y su futuro progreso evolutivo.

“El Ser de la Materia y el SER del Espíritu nunca pueden encontrarse. Uno de los dos debe desaparecer y no hay lugar para ambos" (“La Voz del Silencio” p. 13, traducido por H.P. Blavatsky del “Libro de los Preceptos Dorados”). 

“La Mente, que hemos acordado llamar Alma humana (…) es un compuesto en su forma más elevada de aspiraciones espirituales, voliciones y amor divino, y en su aspecto inferior, los deseos animales y las pasiones terrenas que le confieren las asociaciones con su vehículo, el asiento de todos ellos. Por lo tanto, se mantiene como un vínculo y medio entre la naturaleza animal del individuo -que su razón superior busca someter- y su parte espiritual divina a la que gravita, siempre que tenga la ventaja en su lucha con el animal interno (...) Por lo tanto, sólo la mente, el único enlace entre el humano terrestre y el Ser Superior, es la única que sufre, y la cual está en el peligro incesante de ser arrastrada por esas pasiones que pueden despertarse en cualquier momento” (H.P. Blavatsky, “Occultism versus the Occult Arts”). 

Esto es importante: sólo la mente es "el único medio entre el hombre de la tierra y el Ser Superior". Entonces, ¿qué es esta mente o pensador, este "aspecto" individual dentro de nosotros?

Según la Teosofía, la mente es el alma, y así ambos son lo mismo. También se le conoce como Individualidad permanente -en contraste con la personalidad actual- y como nuestro Ego, usando este término en su sentido original y literal que designa el verdadero "Yo" de nuestro ser. Es esta Mente-Alma-Ego el que encarna y reencarna, de vida en vida y de un cuerpo a otro en un largo viaje de evolución progresiva y desarrollo interno.

“Como ya se dijo, los 'principios' -excepto el cuerpo [Sthula Sharira], la vida [Prana] y el eidolon astral [Linga Sharira], todos los cuales se desintegran en la muerte- son simplemente aspectos y estados de conciencia. Sólamente existe un humano real que perdura a través del ciclo de vida e inmortal en esencia, si no en forma, y éste es Manas, la mente humana o conciencia encarnada" (H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía", p. 100). 

Blavatsky también se refiere a Manas como el "hombre individual", el "humano divino", "Ego espiritual pensante", "EGO consciente y pensante" y "nuestro EGO manásico", agregando:

“El Principio de reencarnación, o lo que llamamos el hombre divino, es indestructible a lo largo del ciclo vital, invulnerable como Entidad pensante e incluso como forma etérea (…) Manas es un 'principio', y sin embargo es una 'Entidad' e individualidad o Ego. Es un 'Dios', y aún así está condenado a un ciclo interminable de encarnaciones, por cada una de las cuales se hace responsable y tiene que sufrir (…) en su esencia real es PENSAMIENTO (…) 'Pensamiento' individualizado (…)  llamado en su pluralidad Manasa putra, 'los Hijos de la mente (Universal)'” (H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía", p. 177, 183, 184).

“El cerebro es el vehículo de la mente (…) Sin duda, la mente es una Entidad, al menos en sus funciones manvantáricas. Tal es la opinión de todos los idealistas orientales (…) mente es un término perfectamente sinónimo de Alma. Por supuesto, quienes nieguen la existencia de ésta última sostendrán que no hay tal cosa como la conciencia aparte del cerebro, y que en la muerte esa conciencia termina. Los ocultistas, por el contrario, afirman que esta característica persiste después de la muerte y que entonces sólo comienza la verdadera conciencia y libertad del Ego, cuando ya no está obstaculizada por la materia terrestre" (H.P. Blavatsky, “Transactions of the Blavatsky Lodge”, p. 28, 29). 

En el capítulo titulado "Manas" de su libro "El Océano de la Teosofía", William Quan Judge nos dice: "El quinto principio es Manas (…) y  se suele traducir como Mente. Se le han dado otros nombres, pero es el conocedor, el perceptor o pensador (…) Manas o Pensador es el ser reencarnado, el inmortal que lleva los resultados y valores de todas las vidas experimentadas en la Tierra o cualquier otro lugar. Su naturaleza se vuelve dual tan pronto como se une a un cuerpo (…) En Manas se almacenan los pensamientos de todas las vidas (...) la cantidad total de pensamientos de la existencia constituye la corriente o el hilo de la meditación de una vida, 'aquéllo sobre lo que se estableció el corazón', y se guarda en Manas para sacarlo de nuevo a la luz en cualquier momento de cualquier existencia donde el cerebro y los entornos corporales sean análogos a los utilizados para engendrar esa clase de pensamientos. Es Manas quien ve los objetos que le presentan los órganos corporales y reales en su interior. Cuando el ojo abierto recibe una imagen en la retina, toda la escena se convierte en vibraciones en los nervios ópticos que desaparecen en el cerebro, donde Manas puede percibirlos como una idea, y así sucede con cualquier otro órgano o sentido".

"El Ego interno es el quinto principio (Manas, no unido a Buddhi) que se reencarna tomando cuerpo tras cuerpo y acumulando las impresiones de vida tras vida, adquiriendo experiencia y añadiéndolo al Ego divino, sufriendo y disfrutando a través de un inmenso período de años. Esta es la individualidad permanente que da a cada persona el sentimiento de ser ella misma y no otra; lo que a través de todos los cambios de días y noches, desde la juventud hasta el final de la vida nos hace sentir una identidad a lo largo de todo el período, cerrando la brecha creada por el sueño y de la misma manera bloquea el espacio generado por el sueño de la muerte. Es esto, y no nuestro cerebro, lo que nos eleva por encima del animal. La profundidad y variedad de las convoluciones cerebrales humanas son causadas por la presencia de Manas y no son la causa de la mente". 

"Cuando finaliza el período de descanso tras la muerte, Manas está atado por innumerables hilos magneto-eléctricos a la Tierra por los pensamientos de la última vida y, en consecuencia, por el deseo, porque fue éste lo que causó tantos pensamientos e ignorancia sobre la verdadera naturaleza de las cosas. Una comprensión de esta doctrina de que el ser humano es realmente un pensador y está hecho de pensamiento aclarará todo lo demás con respecto a la reencarnación. El cuerpo del hombre interior está hecho de pensamiento, y siendo así se concluye que si los pensamientos tienen más afinidad por la vida terrenal que por aquélla en otros lugares, es inevitable un regreso a la vida en este sitio".

En el capítulo posterior sobre "Argumentos que respaldan la reencarnación", Judge sostiene: "Cada individuo siente y sabe que posee una individualidad propia, una identidad personal que une no sólo las brechas creadas por el sueño, sino también las que a veces sobrevienen en lesiones temporales del cerebro. Esta identidad nunca se destruye de principio a fin de la vida en la persona normal y sólo lo explicarán la persistencia y el carácter eterno del alma".

De hecho, difícilmente se puede suponer que una masa de materia como el cerebro produzca un sentido de identidad e individualidad tan inquebrantable y duradero. Con esto en mente, algunos ateos y materialistas han afirmado que nuestro sentimiento permanente de "Yo soy yo", o lo que el hinduismo llama "Ahamkara" o "yoidad", en realidad sólo es una ilusión basada en nuestra aglomeración colectiva de recuerdos.

Judge desafía esta hipótesis: “Desde que empezamos a recordar, sabemos que nuestra identidad personal no nos ha fallado, no importa cuán mala sea nuestra memoria. Esto descarta el argumento de que la identidad depende del recuerdo, por la razón de que si dependía sólo de ello, deberíamos comenzar cada día de nuevo, ya que no podemos rememorar los eventos pasados en detalle y algunas mentes recuerdan poco y aún así perciben su identidad personal. Y como a menudo se ve que algunos de los que menos recuerdan insisten tanto como otros en su identidad personal, esa persistencia de sentimientos debe provenir del alma vieja e inmortal".

Manas es el pensador, actor, creador y experimentador de Karma. La Teosofía muestra el proceso continuo de evolución en todos los reinos y departamentos de la Naturaleza y explica que se trata de una evolución dual, tanto física como espiritual, exterior e interior, objetiva y subjetiva. El aspecto más importante y perdurable de la evolución no es el progreso de las formas o cuerpos físicos, sino la evolución interna de las entidades mentales-espirituales que habitan dentro de esas formas, aprendiendo, experimentando, pensando, creando y enfrentando su Karma o su propio destino concebido.

“¿Para qué sirve el Universo y para qué propósito final está aquí en evolución el hombre como pensador inmortal? Todo es para la experiencia y emancipación del alma con el propósito de elevar toda la masa material manifestada a la estatura, naturaleza y dignidad de la divinidad consciente. El gran objetivo es alcanzar la autoconciencia, no a través de una raza, tribu o alguna nación favorecida, sino mediante el perfeccionamiento después de la transformación de todo el conglomerado material, así como también de lo que llamamos alma. Nada se omite ni será abandonado. El objetivo para el humano presente es su iniciación en el conocimiento completo y para los otros reinos que se encuentran bajo él que pueden elevarse gradualmente de una etapa a otra para iniciarse también en el tiempo. Esta es la evolución llevada a su poder más alto; una perspectiva magnífica que hace del hombre un dios y da a cada parte de la naturaleza la posibilidad de ser igual un día; existe fuerza y nobleza en ello, porque de esta manera ningún individuo es reducido ni menospreciado, pues nadie es originalmente tan pecador que no pueda elevarse por encima de todo error. Tratada desde la posición científica materialista, la evolución abarca sólo la mitad de la vida, mientras que su concepción religiosa es una mezcla de tonterías y miedo. Las religiones actuales mantienen el elemento del temor y, al mismo tiempo, imaginan que un Ser Todopoderoso no puede pensar en alguna otra Tierra aparte de ésta y tiene que gobernar nuestro planeta muy imperfectamente. Pero la antigua visión teosófica hace que el Universo sea un todo vasto, completo y perfecto" (William Q. Judge, "El Océano de la Teosofía", capítulo VIII). 

Nosotros mismos hemos pasado por los reinos mineral, vegetal y animal antes de llegar al humano en el que estamos evolucionando actualmente. A lo largo de ese viaje increíblemente largo de avance y desarrollo internos, nuestros diversos "principios" se despertaron de su latencia a varios ritmos aunque siempre de forma extremadamente gradual.

Todos podemos apreciar que el principio o elemento mental es evidente en ciertos miembros avanzados del reino vegetal, como en la inteligencia innata -¡que a veces incluso se parece a la astucia!- demostrada por diferentes especies. Las entidades que actualmente evolucionan en las diversas formas y especies del reino animal también muestran diversos grados de inteligencia, aunque en ambos casos siempre es más de naturaleza instintiva que intelectual

Algunos animales, especialmente aquéllos que pasan mucho tiempo con personas como las mascotas domesticadas, muestran un cierto nivel de inteligencia emocional básica que en muchos casos se acerca mucho a la que poseen los humanos, ¡y en algunos casos incluso la supera! La fidelidad, simpatía, amor y compañía devota que ofrece un perro, por ejemplo, es algo muy especial y hermoso y está ausente entre los miembros de los reinos inferiores.

Pero aun así, no podemos decir que los animales posean "autoconciencia individual" o "individualidad autoconsciente" como las personas, porque el Principio Manásico no se ha despertado en ellos. Entonces, ¿cómo se activó en nosotros?

“El curso de la evolución desarrolló los principios inferiores y produjo al fin la forma humana con un cerebro de capacidad mejor y más profunda que el de cualquier otro animal. Pero este hombre en su forma no era tal en cuanto a su mente, y necesitaba el quinto principio -el pensador o perceptor- para diferenciarlo del reino animal y conferir el poder de volverse consciente de sí mismo. La mónada fue encarcelada en estas formas, y esa mónada está compuesta de Atma y Buddhi; porque, sin la presencia de ella la evolución no podría avanzar. Regresando brevemente al tiempo en que las razas carecían de mente, surge la pregunta: '¿quién otorgó esa mente, de dónde vino y en qué consiste?' Es el vínculo entre el Espíritu de Dios superior y el personal inferior; fue dado a las mónadas sin mente por otros que pasaron por este proceso hace muchos eones y en otros mundos y sistemas planetarios, y por lo tanto provenían de otros períodos evolutivos que se llevaron a cabo y completaron mucho antes de hubiera comenzado el Sistema Solar. Esta es la teoría, extraña e inaceptable hoy en día, pero que debe establecerse si queremos decir la verdad sobre la Teosofía, y esto es sólamente transmitir lo que otros han dicho antes" (William Q. Judge, "El Océano de la Teosofía", capítulo VII). 

Sólo debemos aclarar que la referencia al "Espíritu de Dios superior" no se refiere a ningún Dios externo, personal o antropomórfico, sino a nuestra propia naturaleza divina, nuestro Ser Superior o Atman que es literalmente uno y el mismo en esencia e identidad como Brahman, el Ser Supremo, Principio Divino ÚNICO, Absoluto, Infinito y Omnipresente. 

En el segundo volumen de "La Doctrina Secreta", p. 81, Helena Blavatsky plantea esta misma pregunta y escribe:

“Entre el hombre y el animal, cuyas mónadas (o jivas) son fundamentalmente idénticas, existe el infranqueable abismo de la mentalidad y la autoconciencia. ¿Qué es la mente humana en su aspecto superior y de dónde procede, si no es una parte de la esencia - y en algunos casos raros de encarnación, la verdadera esencia- de un ser superior, uno de un plano superior y divino? ¿Puede el ser humano, un dios en forma animal, ser el producto de la Naturaleza Material sólo por evolución, como es el animal que difiere de aquél en su forma externa (pero de ninguna manera en los materiales de su tejido físico) y está constituido por la misma Mónada -aunque sin desarrollar- al ver que las potencialidades intelectuales de ambos difieren como lo hace el Sol del gusano luminoso? ¿Y qué es lo que crea tal diferencia a menos que el hombre sea un animal más un dios viviente dentro de su caparazón físico? Hagamos una pausa y planteemos seriamente la pregunta, independiente de los caprichos y sofismas de las ciencias modernas, tanto materiales como psicológicas".

William Judge continúa diciendo: “Los hombres sin mente que tienen cuatro principios elementales de Cuerpo Físico, Astral, Vida y Deseo, son las velas encendidas que no pueden encenderse por sí mismas. Los Hijos de la Sabiduría, que son los Hermanos Mayores de cada familia humana en cualquier globo, tienen la luz derivada por ellos de otros que se remontan hacia muchísimo tiempo en una procesión ilimitada, sin comienzo ni final. 'Prendieron fuego' a los principios inferiores combinados y la Mónada, iluminando así a Manas en los nuevos individuos y preparando otra gran carrera para la iniciación final".

Es una parte integral de la enseñanza teosófica que cada uno de los siete principios del microcosmos (ser humano) se deriva de uno de los siete principios en el macrocosmos (Universo). Este es uno de los significados del famoso dicho esotérico "como es arriba, es abajo, y como es abajo, así es arriba" y "así en la Tierra como en el Cielo".

"Como el hombre es un ser septenario, el Universo también lo es: el microcosmos septenario es el macrocosmos séptuple, igual que la gota de agua es a la nube de donde cae y a la cual regresará" (Mahatma K.H.). 

Se dice que la mente humana es un rayo individualizado de la Mente Universal, que puede considerarse como el 5º Principio homónimo, y así Manas es Mahat individualizado. Pero hay más aspectos y aquí es donde el tema se vuelve aún más complejo y misterioso, casi al punto de ser demasiado trascendente para expresarlo en meras palabras. Intentamos resumirlo brevemente en “Evolución humana en la Doctrina Secreta":

"La 'separación de los sexos' ocurrió primero en el reino animal y luego en el humano. Al observar el nuevo método sexual de reproducción entre los animales, el hombre comenzó a hacer lo mismo, pero ocurrió el 'pecado de los inconscientes'. Algunos lemurianos, todavía sin conciencia mental e inteligencia apropiada, procrearon con algunos de 'los enormes animales femeninos' y la progenie de esta unión impía fue 'una raza de monstruos cuadrúpedos y torcidos cubiertos de pelo rojo', 'una raza tonta para mantener la vergüenza indecible'. Estas criaturas fueron los ancestros de nuestros simios modernos. El hombre no evolucionó de los monos, sino que éstos descienden del ser humano, y de aquí la similitud entre ambos. Todas las personas en la Tierra pasaron por el reino animal para alcanzar el nuestro, pero lo hicieron hace eones en la Cadena Lunar y no en nuestro planeta. Aquí el hombre precedió a los animales... y en cuanto a los monos, nunca tuvieron ninguna existencia hasta que el hombre primitivo e inconsciente se cruzó con algunos animales durante la época lemuriana.

"Después de esta tragedia involuntaria, los Hijos de la Sabiduría encarnaron en toda la humanidad durante el punto intermedio de la Época Lemuriana, que se dice ocurrió hace 18.000.000 de años, y dijeron: 'Vamos a enseñarles mejor, para que no suceda lo peor'. Pero incluso si el pecado de los inconscientes nunca se hubiera producido, la encarnación de estos Señores de la Llama, Agnishvatta Pitris o 'Ángeles solares' tenía que darse inevitablemente. 'Entonces todos los hombres fueron dotados de Manas' (Mente). Estableciéndose en los cuerpos de los lemurianos sin mente, hicieron del hombre una criatura PENSANTE, AUTOCONSCIENTE e INTELIGENTE, y así estos Pitris Solares se convirtieron en las mentes, los egos o almas individuales de la humanidad. El alma, la individualidad autoconsciente de cada persona ES una de esas entidades. En el nivel manásico Superior SOMOS Ángeles solares, cuya naturaleza exacta es tan misteriosa y profunda que apenas puede ser insinuada. Ellos devinieron la conexión intermedia entre el hombre animal o bruto y el Ser Superior, el Espíritu Único".

También podemos mencionar varias declaraciones de "La Doctrina Secreta" como las siguientes: 

*El Ocultismo señala que la "Entidad Consciente" del ser humano en muchos casos viene de -o más bien Es- la verdadera esencia y el esse de las Altas Inteligencias condenadas por la ley invariable de evolución kármica a reencarnar en este manvantara".

*Las clases de Pitris Arupa (incorpóreos) dotadas de inteligencia fueron "simplemente condenadas por la ley del karma y evolución a renacer (o encarnar) en la Tierra".

*Algunos eran "Adeptos y Yoguis de otros Manvantaras anteriores; otro misterio".

*“Existe un gran enigma unido a los ancestros altamente espirituales del hombre divino dentro del individuo terrenal".

*”(...) los Yoguis celestiales se ofrecieron como víctimas voluntarias para redimir a la Humanidad, creada como los dioses y perfecta al principio, y para dotarla de sentimientos y aspiraciones humanos. Para esto tuvieron que abandonar su estado natural y, descendiendo en nuestro mundo, adoptaron su morada en él durante todo el ciclo del Mahayuga intercambiando así sus individualidades impersonales por personalidades individuales, la dicha de la existencia sideral por la maldición de vivir en la Tierra. Este fue el sacrificio voluntario de los Ángeles de Fuego cuya naturaleza era Conocimiento y Amor”. 

*"Esa clase de 'Dhyanis de Fuego' que identificamos por razones innegables con los Agnishvattas se llama en nuestra escuela el 'Corazón' del Cuerpo Dhyan-Chohánico, y se dice que encarnó en la tercera raza de hombres y los hizo perfectos".

*”(…) los Egos, que al encarnar en el hombre todavía torpe de la Tercera Raza, lo hicieron conscientemente inmortal".

*“La tarea de la Quinta Jerarquía, los seres misteriosos que presiden la constelación de Capricornio -Makara o 'Cocodrilo' en la India como en Egipto- es imbuir la estructura animal vacía y etérea y convertirla en el Hombre Racional. Este es uno de esos temas sobre los que se puede decir muy poco al público general".

Dicho artículo también consigna: "Son estos seres -llamados de diversas maneras como Ángeles solares, Pitris solares, Agnishvattas, Manasaputras, Manasadevas, Dhyanis de Fuego, Dhyanis, Dhyan Chohans, Kumaras, Hijos de la mente o Hijos de la sabiduría- de quienes la teología cristiana distorsionó su caída kármica en la materia, describiéndolos como 'Ángeles Caídos' expulsados del Cielo y enviados a la Tierra. Los así llamados Ángeles Caídos son la humanidad misma', dice H.P.B. en 'La Doctrina Secreta'. El hombre no es un 'mono resucitado', sino más bien un 'ángel caído'".

“Nuestro Ego encarnado era un 'Dios' en su origen, al igual que todas las emanaciones primitivas del Principio Único Desconocido; pero desde su 'caída en la materia' y teniendo que encarnar a lo largo del ciclo, en sucesión y de lo primero a lo último, ya no es un dios libre y feliz, sino un pobre peregrino en camino a recuperar lo que ha perdido (…) En su esencia misma es PENSAMIENTO, y por lo tanto llamado en su pluralidad Manasa putra, 'los Hijos de la mente (Universal)'. Este 'Pensamiento' individualizado es lo que los teósofos llamamos el verdadero EGO humano, la Entidad pensante encarcelada en un fardo de carne y hueso. Esta es seguramente una Entidad Espiritual, no materia, y tales Entidades son los EGOS encarnados que integran el conjunto de materia animal llamada humanidad y cuyos nombres son Manasa o 'Mentes'. Pero una vez encarcelados o encarnados, su esencia se vuelve dual, es decir, los rayos de la Mente divina-eterna y considerados como entidades individuales asumen un atributo doble que es (a) su característica esencial inherente, la mente que aspira al cielo (Manas superior) y (b) la calidad humana del pensamiento o cogitación animal, racionalizada debido a la superioridad del cerebro humano, tendiendo a Kama o Manas inferior. Uno gravita hacia Buddhi, el otro propende hacia abajo, el asiento de pasiones y deseos animales (…) Sin embargo, el Ego o Entidad Manásica es responsable por todos los pecados de los atributos inferiores, tal como un padre es responsable por las transgresiones de su hijo, siempre que este último siga siendo irresponsable" (H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía", p. 181-182, 184). 

Estos aspectos duales de Manas Superior e Inferior también se denominan a veces en Teosofía como Nous y Psique, los elementos noéticos y psíquicos humanos, utilizando los términos filosóficos griegos antiguos y favorecidos por personajes como Platón. Menos de un año antes de su fallecimiento, Blavatsky escribió un artículo profundamente esotérico titulado "Psychic and Noetic Action", obligatorio para todos los interesados en el tema.

En ese artículo cita algunos detalles de "Elements of Physiological Psychology", un libro del profesor George Trumbull Ladd (1842-1921), también psicólogo y educador estadounidense. Las propias conclusiones de Ladd sobre la naturaleza de la mente fueron consideradas por H.P.B. y reflejaban de cerca la enseñanza teosófica sobre el tema, a pesar de que él mismo no era teósofo y no tenía ningún interés conocido o asociación con la doctrina homónima. Entre varios otros aspectos escribió:

“La suposición de que la mente es un ser real, que puede actuar sobre el cerebro e incidir en el cuerpo mediante aquél, es la única compatible con todos los hechos de la experiencia (…) Los fenómenos de la conciencia humana deben considerarse como actividades de alguna otra forma de Ser Real, más que las moléculas móviles cerebrales (…) Así, este Ser Real es la Mente manifestándose inmediatamente en los fenómenos de la conciencia, e indirectamente en otros a través de los cambios corporales. Para ello, los fenómenos mentales deben atribuirse mostrando lo que es en lugar de lo que hace. Las llamadas 'facultades' mentales son sólo los modos de comportamiento en la conciencia de este ser verdadero. En realidad, y por el único método disponible, encontramos que este ser real llamado Mente crea en ciertos modos perpetuos y recurrentes; por ello, le atribuimos ciertas facultades (…) Concluimos, a partir de las consideraciones anteriores: el sujeto de todos los estados de conciencia es un ser de unidad real, llamado Mente; que es de naturaleza no material y actúa y se desarrolla según sus propias leyes, pero está especialmente relacionado con ciertas moléculas y masas materiales que forman la sustancia del cerebro (…) En el conjunto, la historia de las experiencias de cada individuo es tal que necesita el supuesto de que una unidad real (Mente) experimenta un proceso de desarrollo relacionado con la condición cambiante o evolución del cerebro y, sin embargo, de acuerdo con una naturaleza y leyes propias".

En “Psychic and Noetic Action” H.P.B. explica: “El Manas superior o 'Ego' (Kshetrajna) es el 'Espectador Silencioso' y la 'víctima sacrificial' voluntaria, mientras que manas inferior, su representante, es verdaderamente un déspota tiránico". Continúa diciendo:

"La metafísica de la fisiología y psicología ocultas postula que dentro del hombre mortal existe una entidad inmortal, 'Mente divina' o Nous, cuyo reflejo pálido y a menudo distorsionado es lo que llamamos 'Mente' e intelecto humanos, virtualmente una entidad aparte de la anterior durante el período de cada encarnación, y decimos que las dos fuentes de 'memoria' se encuentran en estos dos 'principios'. Ambos se distinguen como el Manas Superior (Mente o ego) y Kama-Manas, es decir, el intelecto humano racional o físico encerrado y sujeto por la materia, y por tanto sujeto a la influencia de ésta última (…) El último 'principio' es el Yo Inferior o aquéllo que, manifestándose a través de nuestro sistema orgánico y actuando en este plano de ilusión, se imagina al Ego Sum y así cae en lo que la filosofía budista denomina la 'herejía de separación'. Al primero lo llamamos INDIVIDUALIDAD, y al segundo Personalidad. Del primero procede todo el Elemento noético, y del segundo lo psíquico, es decir, la 'sabiduría terrestre' en el mejor de los casos, ya que está influenciado por todos los estímulos caóticos de las pasiones humanas o más bien inclinaciones animales del cuerpo vivo".

La frase que hemos puesto en negrita -diciendo que el Manas inferior o yo personal es "virtualmente una entidad aparte de la anterior [Manas Superior o Manasaputra] durante el período de cada encarnación”- es significativa pues explica y respalda lo que dijimos en el artículo “No tenemos ángeles guardianes":

"Nuestros Egos Superiores se mencionan de diversa manera en las enseñanzas teosóficas como Hijos de la Sabiduría, Señores de la Llama, Manasaputras, Agnishvattas, Kumaras, Pitris Solares, Dhyanis de Fuego, etc. Son seres altamente avanzados o 'Inteligencias elevadas' de ciclos evolutivos pasados. En el periodo intermedio de la Raza-Raíz lemuriana descendieron a nuestro plano y por así decirlo establecieron su residencia en los lemurianos, por lo demás inconscientes, e hicieron del hombre una entidad inteligente y consciente de sí misma, capaz de percatarse y actualizar su verdadera naturaleza divina y así percibir la unidad y divinidad de toda la Vida. 

Ellos se convirtieron en las mentes, los egos o almas individuales de la humanidad. El alma, la individualidad autoconsciente de cada persona es una de esas entidades, aunque la mayoría de las veces no nos damos cuenta ni lo reconocemos, y en cambio nos identificamos con la naturaleza personal y corporal. Estos 'Hijos de la Sabiduría' o 'Hijos de la Mente' devinieron el Principio de Manas reencarnado en el ser humano.

El Ego Superior es el vínculo intermedio de conexión entre el hombre animal o inferior y el Ser Superior, el Espíritu Único. Muchas personas que tienen E.C.M. (Experiencias Cercanas a la Muerte) o que en realidad mueren y luego son resucitadas, describen ser recibidos por un 'ser de luz' con el cual parecían tener un maravilloso sentido de identidad y unidad cuya naturaleza parecía ser de amor, compasión y aceptación perfectos.

El 'ser de luz' no es un 'ángel guardián' ni tampoco Jesús, y menos aún Dios, que no existe de acuerdo con las enseñanzas de la Teosofía. Es el propio Ego Superior, la individualidad espiritual permanente de quien nuestra individualidad personal es la reflexión actual, efímera y kármicamente imperfecta en el plano físico de la existencia. Esta es una enseñanza compleja, altamente metafísica y misteriosa, 'uno de esos temas sobre los que se puede decir muy poco al público general'. Sin embargo, es este Ego/Manas Superior lo que nos protege cuando y como puede, pero esto siempre se determina de acuerdo con la Ley del Karma. No responde a oraciones, súplicas u órdenes presuntuosas”.

"MAHAT o la 'Mente Universal' es la fuente de Manas. El último es Mahat, es decir, la mente en el hombre. Manas también se llama Kshetrajna o 'Espíritu encarnado' porque según nuestra filosofía son los Manasa-putras o 'Hijos de la Mente Universal' quienes crearon -o más bien produjeron- al individuo pensante o 'manu' al encarnar en la tercera raza humana de nuestra Ronda. Por lo tanto, es Manas lo que constituye el Ego Espiritual verdadero y permanente que encarna, la INDIVIDUALIDAD, y nuestras personalidades variadas e innumerables son sólo sus máscaras externas (…) Todos nuestros 'Egos' son entidades pensantes y racionales (Manasa-putras) que han vivido ya sea bajo formas humanas u otras, en el ciclo de vida precedente (Manvantara) y cuyo Karma fue encarnar en el hombre de este periodo (…) Es sobre esto (...) que se ha construido el dogma cruel e ilógico de los 'Ángeles Caídos'. Se explica en el volumen 2 de 'La Doctrina Secreta' (…) Lo que se entiende por 'ángeles rebeldes arrojados al Infierno' se explica simplemente por estos Espíritus puros o Egos que están encarcelados en cuerpos de materia impura" (H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía", p. 135-136, 138). 

Sólo tenemos un Principio de Manas permanente, "el rayo manásico" como lo llama Blavatsky, pero su frecuencia vibratoria (para usar una expresión científica) es de una naturaleza elevada que es imposible para ella encarnar, funcionar o manifestarse directamente aquí en el plano físico. Por lo tanto, se convierte de Manas "Superior" en "Inferior", que como señalamos es su "reflejo actual, impermanente y kármicamente imperfecto en el plano material de existencia".

Citamos nuevamente de “Psychic and Noetic Action”: “El 'yo superior' no puede actuar directamente sobre el cuerpo, ya que su conciencia pertenece a otro nivel o planos de ideación; el 'yo inferior' sí lo hace y su acción y comportamiento dependen de su libre albedrío de si gravitará hacia su padre ('el Padre en el cielo') o el 'animal' que constituye el hombre de carne. El 'Ego Superior', como parte de la esencia de la MENTE UNIVERSAL, es incondicionalmente omnisciente en su propio plano y sólo potencialmente en nuestra esfera terrestre, ya que debe actuar sólo a través de su alter ego, el Yo Personal. Ahora bien, aunque el primero es el vehículo de todo conocimiento pasado, presente y futuro, es desde esta fuente que su 'doble' capta destellos ocasionales de aquéllo que está más allá de los sentidos humanos y los transmite a ciertas células cerebrales (desconocidas para la ciencia en sus funciones), convirtiendo así al hombre en un vidente, adivino o profeta; sin embargo, el recuerdo de eventos pasados, especialmente de la dimensión terrenal, tiene su asiento sólo en el Ego Personal".

Los aspectos tales como la intuición, las advertencias de conciencia, las premoniciones y los “recuerdos indefinidos" son explicados por la Ciencia Esotérica como el resultado de "vislumbres ocasionales de lo que está más allá de los sentidos humanos" y se deben a la comunicación -ya sea producida deliberadamente o no- entre el ser personal (Manas inferior) y el ser individual (Manas Superior). 

Pero, ¿qué pasa con aquellas características que parecen durar toda la vida, como el llamado “genio”, un término que con frecuencia se usa mal en estos días?

Blavatsky explica: "La presencia en el hombre de varios poderes creativos, llamados 'genio' en su colectividad, no se debe al azar ciego ni a cualidades innatas a través de tendencias hereditarias (aunque lo que se conoce como atavismo a menudo puede intensificar estas facultades), sino a una acumulación de experiencias anteriores e individuales del Ego en su vida o vidas pasadas; pues, aunque omnisciente en su esencia y naturaleza, todavía necesita experiencia a través de sus personalidades sobre las cosas mundanas en el plano objetivo para aplicarles la fructificación de esa omnisciencia abstracta. Y agrega nuestra filosofía: el cultivo de ciertas aptitudes a través de una larga serie de encarnaciones pasadas finalmente debe culminar en alguna encarnación en un florecimiento como genio, en un sentido u otro”. 

En su artículo titulado "Genius”, ella también declara:

“Lo que llamamos 'manifestaciones de genio' en una persona son sólo los esfuerzos más o menos exitosos de ese EGO para afirmarse en el plano exterior de su forma objetiva -en realidad, el hombre de arcilla- durante la vida cotidiana de este último. Los EGOS de un Newton, un Esquilo o un Shakespeare son de la misma esencia y sustancia como los Egos de un patán, un ignorante, un tonto o incluso un idiota; y la autoafirmación de sus genii formadores depende de la construcción fisiológica y material del hombre físico. Ningún Ego se diferencia de otro en su esencia y naturaleza primordiales u originales. Lo que convierte a un mortal en un gran hombre y a otro a una persona vulgar y tonta es, como se ha dicho, la calidad y composición de la cubierta o envoltura física, y la idoneidad o insuficiencia del cerebro y el cuerpo para transmitir y expresar la luz del hombre real e interno; y esta aptitud o carencia es, a su vez, el resultado del Karma. O para usar otro símil, el hombre físico es el instrumento musical y el Ego su artista ejecutante. La potencialidad en la perfecta melodía del sonido se encuentra en el primero -el instrumento- y ninguna habilidad de este último puede despertar una armonía impecable con un instrumento descompuesto o mal hecho. Esta armonía depende de la fidelidad en la transmisión -por palabra o acto y hacia el plano objetivo- del pensamiento divino tácito en las profundidades de la naturaleza subjetiva o interna del hombre. Para seguir con nuestro símil, el individuo físico puede ser un Stradivarius de valor incalculable o un violín barato y resquebrajado, o nuevamente un término medio en las manos del Paganini que le da vida".

Al final del libro recientemente publicado "The Secret Doctrine Dialogues" se pueden encontrar algunas explicaciones e ideas adicionales a lo largo de estas líneas. Allí Helena Blavatsky declara: "Los padres pueden dar por herencia su organismo, sus convoluciones o lo que sea -el material físico- que tendrá la misma capacidad de reflejar la luz de Manas que ellos tenían, y por lo tanto el niño será de la misma calidad intelectual. Pero Manas no es eso en absoluto. Siempre es el mismo; es omnisciente. Se vuelve aburrido o estúpido sólo en sus personalidades y encarnaciones terrenales. No podemos decir de Manas que un ego es más intelectual que otro (…) Manas es siempre el mismo. Es la raíz eterna alrededor de la cual se aferran las personalidades, por así decirlo, que van y vienen sucesivamente. Se llama Sutratman, el hilo de plata en que se encadenan esas perlas como personalidades. Ustedes ya conocen la expresión. En su propia naturaleza inherente o esencia es omnisciente ya que es parte de la Mente Divina; pero una vez que se ha encarnado en la Tierra toma toda la materialidad, todos los atributos finitos y las características de las personalidades en las que se encarna. Y además, estas personalidades están sujetas a las perfecciones de la forma material (...)”.

“Estas son entidades encarnadas distintas y que en otros Manvantaras han terminado su ciclo, y ahora es su momento de encarnar en este periodo (…) ¿Cómo pueden los padres ser responsables de Manas, cuando ésta es una entidad definida e independiente? De alguna manera los padres pueden ser kármicamente responsables por el organismo físico del niño, pero ciertamente no de Manas" (p. 561-562, 569-570). 

En términos de personalidad actual, indudablemente algunos individuos son más inteligentes o intelectuales que otros, pero si hablamos de la individualidad permanente, cada uno de ellos es igualmente omnisciente en el plano mental superior. El nivel de inteligencia de una personalidad es un efecto kármico de cómo la facultad mental se desarrolló o descuidó, o se usó para bien o mal, en una encarnación anterior en el plano físico.

La persona más profundamente estúpida de hoy pudo ser el equivalente mental de un Einstein en alguna vida previa, y la persona más profundamente intelectual de hoy puede terminar con facultades mentales muy limitadas en una existencia próxima si ha estado aplicando sus grandes capacidades para fines egoístas, explotadores, abusivos o destructivos. Todos somos propensos a elevarnos y caer bajo la Ley de Karma, hasta que finalmente decidamos ponernos en orden y vivir de acuerdo con la Gran Ley de Compasión y Hermandad Universal.

“¿Cómo nacieron los Mânushya? ¿Cómo se formaron los Manus con mentes? Los Padres (Barhishad) llamaron en su ayuda a su propio Fuego (Kavyavahana, fuego eléctrico) que es el Fuego que arde en la Tierra. El Espíritu de la Tierra llamó en su ayuda al Fuego Solar (Suchi, el espíritu en el Sol). Estos Tres (los Pitris y los dos fuegos) produjeron en sus esfuerzos conjuntos un buen Rûpa. Éste (la forma) podía ponerse de pie, andar, correr, reclinarse o volar. Sin embargo, no era aún más que un Chhâyâ, una Sombra sin Entendimiento… 

El Aliento (Mónada humana) necesitaba una Forma; los Padres se la dieron. El Aliento necesitaba un cuerpo denso y la Tierra lo modeló. El Aliento requería un Espíritu de Vida; los Lhas Solares lo exhalaron en su Forma. El Aliento precisaba un espejo de su cuerpo (sombra astral); '¡nosotros le dimos el nuestro!', dijeron los Dhyânis. El Aliento necesitaba un vehículo de deseos (Kama Rupa); '¡ya lo tiene!'–dijo el drenador de las aguas (Suchi, el fuego de la pasión y el instinto animal). Pero al Aliento le hacía falta una Mente para abarcar el Universo; '¡no podemos darle eso!', dijeron los Padres. '¡Nunca la tuve!', reconoció el Espíritu de la Tierra. '¡La Forma se destruiría si le diera la mía!', admitió el Gran Fuego (solar)… El Hombre permaneció como un Bhûta vacío e inconsciente… Así los Sin–huesos dieron vida a los que se convirtieron (más tarde) en Hombres con Huesos en la Tercera (raza)” (Estrofas del Libro Secreto de Dzyan sobre Antropogénesis (IV, 16-17), "La Doctrina Secreta", vol. 2, p. 17). 

¿Cómo están hechos los hombres con mente? ¿Cómo reciben “una inteligencia para abarcar el Universo”? Esperamos que este artículo haya servido para proporcionar una explicación y mostrar al mismo tiempo el vasto y maravilloso viaje realizado por todas y cada una de las almas. De hecho, es el viaje de Evolución Cósmica en que cada alma busca reunirse con el Espíritu, la Fuente y Vida infinita de todo.

Como se dijo al principio, un artículo como éste únicamente puede tocar la superficie, por cuanto no podemos hacer nada más que recomendar un estudio profundo y serio de todos los escritos de H.P. Blavatsky y William Q. Judge a aquellos que desean aprender, descubrir y entender más. Reiteramos lo que se ha dicho en artículos anteriores: la Filosofía Esotérica conocida como Teosofía contiene la respuesta a cada pregunta y la solución a cada problema. Aquéllos que están realmente dispuestos para pensar y utilizar su mente, de las que tanto hemos hablado, se verán enormemente recompensados.

Existe un significado esotérico en los números adjuntos a los Siete Principios, pues se relacionan con planos, cadenas planetarias, globos, rondas, razas y subrazas, todos las cuales se explicaron en otras entregas de este sitio.

De acuerdo con las enseñanzas teosóficas, esta época es la quinta subraza de la 5ta Raza Raíz, o en otras palabras, la subraza manásica de la Raza-Raíz Manásica. Si fracasamos por pereza, complacencia o cualquier otro defecto al hacer el esfuerzo necesario para producir la auto-evolución y el desarrollo de nuestras mentes y sus vastas capacidades de pensamiento, percepción y comprensión, entonces no sólo estaremos trabajando contra nosotros mismos y obstaculizando nuestro progreso, sino que también bloquearemos el gran flujo de marea evolutiva.

El estudio concentrado y meditativo de la Teosofía, en particular "La Doctrina Secreta", fue considerado por H.P.B. como una forma de Jnana Yoga que puede provocar una verdadera expansión intelectual y el despertar de la mente y el alma.

“Fija la mirada de tu Alma sobre la estrella cuyo rayo eres, la estrella llameante que brilla en las profundidades oscuras del ser eterno, los campos ilimitados de lo Desconocido. Ten la perseverancia de alguien que perdura para siempre. Tus sombras viven y se desvanecen; 'lo que en ti vivirá para siempre, lo que en ti sabe, porque es conocimiento, no es de vida fugaz: es el Hombre que fue, es y será, para quien la hora nunca llegará" (“La Voz del Silencio”, p. 34).