11 de febrero de 2022

La Unidad de las religiones mundiales


“Entre la superstición degradante y el materialismo brutal aún más envilecedor, la paloma blanca de la verdad apenas tiene lugar donde descansar sus alas fatigadas y mal recibidas (…) 
Es hora de que la Teosofía entre en el juego" 
(Carta del Maha-Chohan). 

“Nuestro deber es mantener vivas las intuiciones espirituales en el ser humano; oponerse y contrarrestar -luego de la debida investigación y prueba de su naturaleza irracional- el fanatismo en todas sus formas, ya sea religioso, científico o social, y sobre todo la hipocresía, ya sea como sectarismo religioso o creencia en milagros o cualquier aspecto sobrenatural. Lo que debemos hacer es obtener conocimiento sobre todas las normas de la naturaleza y difundirlas para alentar el estudio de aquellas leyes menos entendidas por la gente moderna, las llamadas Ciencias Ocultas, basadas en el verdadero conocimiento de la naturaleza, en lugar de creencias supersticiosas basadas en fe ciega y autoridad como sucede en nuestros días" (H.P. Blavatsky, "La Clave de la Teosofía" p. 48). 

“Tal vez sea conveniente afirmar de forma inequívoca que las enseñanzas contenidas en estos volúmenes -aunque sean fragmentarias e incompletas- no pertenecen exclusivamente ni a la religión hindú, zoroastriana, caldea ni a la religión egipcia, ni al budismo, el Islam, el judaísmo ni el cristianismo, y así la Doctrina Secreta es la esencia de todos ellos. Derivados de ésta en sus orígenes, los diversos esquemas religiosos ahora se fusionan con su elemento original, a partir del cual todo misterio y dogma ha crecido, se ha desarrollado y materializado" (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", vol. 1, p. viii). 

“En esta era de materialismo grosero e ilógico, la Filosofía Esotérica está calculada por sí sola para resistir los ataques repetidos contra todo lo que el hombre considera más querido y sagrado en su vida espiritual interior. El verdadero filósofo, el estudiante de la Sabiduría Esotérica, omite totalmente personalidades, creencias dogmáticas y religiones especiales. Además, la filosofía esotérica reconcilia a todas las religiones, despoja a cada una de sus prendas humanas externas y muestra que la raíz de cada una es idéntica a la de cualquier otra gran religión. Demuestra la necesidad de un principio divino absoluto en la naturaleza y niega la Deidad no más de lo que lo hace el Sol. La filosofía esotérica nunca ha rechazado a Dios en la naturaleza ni a la Deidad como el Ens absoluto y abstracto, pues sólo se niega a aceptar a cualquiera de los dioses de las así llamadas religiones monoteístas, dioses creados por los humanos a su imagen y semejanza, una caricatura blasfema y lamentable de lo Siempre Incognoscible" (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", Vol. 1, p. xx). 

“Las tres personalidades de Krishna, Gautama y Jesús aparecieron como verdaderos dioses, cada uno en su época, y legaron a la humanidad tres religiones construidas sobre la roca imperecedera de las edades. Que los tres se hayan adulterado en el tiempo -especialmente la fe cristiana- y los últimos sean casi irreconocibles, no es culpa de ninguno de los nobles reformadores. Son los labradores autodenominados 'sacerdotes de la vid del Señor' quienes deben rendir cuentas ante las generaciones futuras. Purifíquense los tres sistemas de la escoria dogmática humana, y la esencia pura que queda se encontrará idéntica" (H.P. Blavatsky, "Isis Develada", Vol. 2, p. 536). 

"Sea como fuere, la religión de los antiguos es la religión del futuro. Unos pocos siglos más y no persistirán las creencias sectarias en ninguno de los grandes credos de la humanidad. El brahmanismo [hinduismo] y el budismo, el cristianismo y el mahometanismo [islamismo] desaparecerán ante la poderosa acometida de los hechos (…) Pero esto sólo puede suceder cuando el mundo vuelva a la gran religión del pasado; el conocimiento de aquellos sistemas majestuosos que precedieron con creces al brahmanismo, e incluso al monoteísmo primitivo de los antiguos caldeos" (H.P. Blavatsky, "Isis Develada", vol. 1, p. 613).

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Es bien sabido que el primer objetivo principal para la creación del Movimiento Teosófico es lograr la realización de una Hermandad Universal, sin distinción de raza, religión, credo, color, casta o género. Esto sólo se puede conseguir reconociendo que dicha Hermandad no es simplemente un "ideal noble y elevado", sino que en realidad constituye un eterno hecho en la Naturaleza debido a la unidad y divinidad de toda la vida. Ya es el caso de que todos somos Uno en términos de nuestra fuente y origen, nuestra esencia espiritual interior y destino final, pero esto necesita ser reconocido, aceptado y aplicado.

Aquéllos que están familiarizados de alguna manera con la Teosofía y el Movimiento Teosófico están conscientes de que pone un énfasis constante en la unidad de todas las religiones. Este tema ha ganado cada vez más reconocimiento y difusión desde la época de H.P. Blavatsky y hoy se ha avanzado mucho en términos de tolerancia religiosa, aceptación y estudio de las creencias de otros, celebración de la diversidad y comunicaciones interconfesionales, y en este sentido el colectivo humano ha recorrido un largo camino en muy poco tiempo.

Pero este NO es exactamente el tipo de contexto que H.P.B. y los Maestros tenían en mente cuando hablaron y escribieron sobre la unidad de las religiones mundiales.

Lo que se acaba de describir es bueno y debería fomentarse activamente, pero ¿acaso esas relaciones pacíficas y armoniosas entre las diferentes religiones representan algún bien real o duradero si las almas involucradas aún se hallan inmersas en ignorancia, superstición o separatividad interna? Una unidad externa y objetiva en realidad significa muy poco si los involucrados no reconocen, entienden y aprecian que todas las religiones son iguales en su esencia esotérica

Esa esencia es la Verdad Universal que subyace a todas las creencias mundiales y que es anterior y trasciende a todas ellas, siendo la fuente primordial y arcaica de todos los elementos de la verdad que se pueden encontrar entre los muchos tentáculos de la falsedad y el dogma no filosófico.

“Lo que deseamos probar es que, subyacente a todas las religiones populares antiguas, existía la misma doctrina de sabiduría arcaica, una e idéntica, profesada y practicada por los iniciados de cada país y únicamente ellos estaban conscientes de su existencia e importancia. Determinar su origen y la edad precisa en que maduró ahora se encuentra más allá de la posibilidad humana. Sin embargo, una sóla mirada es suficiente para asegurar que no podría haber alcanzado la maravillosa perfección en que la encontramos representada para nosotros en las reliquias de los diversos sistemas esotéricos, excepto tras una sucesión de edades. Una filosofía tan profunda, un código moral tan ennoblecedor y resultados prácticos tan concluyentes y uniformemente demostrables no es el producto de una generación, ni siquiera de una sóla época. Fue apilándose hecho tras hecho, deducción tras deducción, la ciencia engendró a la ciencia y miríadas de los intelectos humanos más brillantes han reflexionado sobre las leyes de la naturaleza, antes de que esta antigua doctrina haya tomado forma concreta. Las pruebas de esta identidad doctrinaria fundamental en las antiguas religiones se encuentran en el carácter prevaleciente de un sistema iniciático, en las castas sacerdotales secretas que custodiaban palabras místicas de poder y la demostración pública de un control fenomenal sobre fuerzas naturales, lo que indica una asociación con seres prehumanos" (H.P. Blavatsky, "Isis Develada", vol. 2, p. 99). 

En el artículo “Teosofía, la Sabiduría Antigua” señalamos: "La Teosofía es Sabiduría Antigua. H.P. Blavatsky no la inventó; ella simplemente cumplió su su deber y la transmitió. Utilizando miles de referencias como respaldo de muchísimas fuentes diversas y distantes, demostró el trasfondo intemporal, confiable y universal de sus doctrinas, incluso aquellas que a primera vista parecían ser las más peculiares".

La escritura y libro más antiguos conocidos en todo el mundo es el Rig Veda del hinduismo y que como ya se sabe declara que "la verdad es una, aunque los sabios la llaman por muchos nombres". Los más medrosos y sentimentalmente débiles entre los individuos espirituales de hoy y mostrando temor de ofrecer la más mínima crítica de cualquier aspecto por quedar de “insensibles” o “carentes de amor”, han malinterpretado este versículo de manera característica y consideran que en el fondo dice "todo es verdad".

Pero esto no es lo que señala efectivamente, porque dice que sólo existe una verdad que encuentra expresión en muchas formas y sistemas diferentes, y no que "todo" sea aceptable.

El Maestro K.H. escribió: "La verdad es Una y no puede admitir puntos de vista diametralmente opuestos”. Esta Realidad Única y Universal es esa enseñanza esotérica que subyace a todas las tradiciones místicas mundiales y se ha presentado nuevamente al mundo en los últimos tiempos bajo el nombre de “Teosofía”que proviene de el término griego Theosophia o "Sabiduría Divina".

A lo largo de miles de páginas y con ayuda de múltiples referencias, Madame Blavatsky demostró que si bien las religiones pueden ser muy diferentes entre sí en su forma externa, todas son iguales en su esencia esotérica y todas derivan sus respectivos grados de Verdad desde una "doctrina principal" que describió en el prefacio de su primer libro "Isis Develada" como "la antigua Religión-Sabiduría universal".

No es necesario asombrarse o dudar sobre esto; dicha aserción está en sus libros y puede ser descubierta y verificada por todos quienes están dispuestos a hacer el esfuerzo de leerlos y estudiarlos. Si hay individuos que no muestran iniciativa o simplemente confían en las interpretaciones y los resúmenes de sus escritos por otras personas, entonces ellos son los únicos culpables por su continua falta de conocimiento y comprensión.

Los Maestros y H.P.B. dejan en claro que la Verdad no puede mezclarse con el error y así debe permanecer como una Verdad pura y sin mancha. Las verdades parciales y distorsionadas no son buenas para nadie a largo plazo: "Si usted habla de TEOSOFÍA, respondo que, como ha existido eternamente a lo largo de interminables ciclos en el pasado, siempre existirá a lo largo de los infinitos del futuro, porque la Teosofía es sinónimo de VERDAD IMPERECEDERA" (H.P.B., "La Clave de la Teosofía", p. 304), y por tanto surge la necesidad de "teosofizar" el mundo, comenzando con las múltiples religiones.

Como explican los pasajes citados al comienzo de este artículo, cuando "purifiquemos los sistemas [religiosos] de la escoria dogmática humana, la esencia pura restante se encontrará idéntica"; "ahora los diversos esquemas religiosos están hechos para unirse nuevamente a su elemento original, del cual cada misterio y dogma ha crecido, se ha desarrollado y materializado”; “la Filosofía Esotérica reconcilia a todas las religiones, despoja a cada una de sus prendas humanas externas y muestra que la raíz de cada una es idéntica a la de cualquier otro credo".

Si los teósofos hacen su trabajo y en realidad trabajan para la gran Causa Teosófica en vez de perder tiempo y energía debatiendo, criticando y murmurando ad nauseam en foros teosóficos de internet, el resultado final -aunque en muchos años a futuro- será el fin de toda tendencia sectaria y fanatismo religioso que "desaparecerán íntegramente ante la poderosa acometida de los hechos", haciendo del mundo un lugar mucho mejor y el porvenir de la humanidad más brillante y seguro. ¿Y a qué se refiere esa poderosa incidencia de “hechos”? Es la multitud de pruebas que se han expuesto en literatura teosófica y otras que saldrán a la luz de varias maneras y en diferentes momentos.

Finalmente, se verá que en realidad no es necesario pertenecer a ninguna religión, ya que "la verdad es una" y por tanto la única religión requerida es el reconocimiento y la aplicación de la Sabiduría Sagrada y sus verdades eternas, pues como declara el lema del Movimiento Teosófico: "No existe religión más elevada que la Verdad".

Cuando decimos que todas las religiones eventualmente se desvanecerán, debe entenderse que esto sucederá de manera extremadamente lenta y natural y por su propia voluntad, y que nadie debe tratar de aplastar o destruir por la fuerza a cualquier creencia. Todas se extinguirán por su propia dinámica, cuando por fin la Verdad única y universal sea tan evidente que literalmente se tornará innegable, cuyo resultado ayudará a conseguir la ciencia del futuro.

Hasta entonces, lo ideal es que todas las religiones existentes se eduquen, purifiquen y avancen constantemente hacia una conciencia de universalidad y aceptación abierta del origen común de toda verdad religiosa, espiritual y filosófica.

En la actualidad, estas palabras del Maestro K.H. (1881) todavía son pertinentes y relevantes en gran medida, a pesar del aumento de la fraternidad y la tolerancia religiosa:

“Señalaré la mayor y principal causa de casi dos tercios de los males que persiguen a la humanidad desde que ese factor se convirtió en un poder. Es la religión bajo cualquier forma y en cualquier nación. Es en la casta sacerdotal, las iglesias y esas ilusiones que se consideran sagradas donde el hombre tiene que buscar la fuente de esa multitud de males que es la gran maldición de la humanidad y que casi la abruma. La ignorancia creó a los dioses y la astucia aprovechó la oportunidad. Mire a la India, la cristiandad y el islam, el judaísmo y el fetichismo. Es la impostura sacerdotal que hizo a estos dioses tan terribles para el ser humano; es la religión lo que lo convierte en el fanático egoísta que odia a toda la humanidad fuera de su propia secta sin convertirlo en algo mejor o moralizarlo más por ello. Es la creencia en Dios y 'dioses' lo que hace que dos tercios de la humanidad sea esclavo de un puñado de quienes los engañan bajo la falsa pretensión de salvarlos. ¿Acaso el hombre no está dispuesto a cometer algún tipo de mal si se le dice que su Dios o Dioses exigen el crimen? Es una víctima voluntaria de un Dios ilusorio, un esclavo abyecto de sus astutos ministros. El campesino irlandés, italiano y eslavo podrán morir de hambre y verán a sus familias famélicas y desnudas para alimentar y vestir a su sacerdote y Papa. Durante dos mil años, la India gimió bajo el peso de la casta y sólo los brahmanes se alimentaban de la grasa de la tierra, y hoy los seguidores de Cristo y Mahoma se cortan la garganta mutuamente en nombre de aquéllos y para la mayor gloria en sus mitos respectivos. Recuerde que la suma de la miseria humana nunca disminuirá hasta ese día cuando la mejor porción de ella destruya los altares de sus dioses falsos en nombre de la Verdad, moralidad y caridad universales".

Ciertos miembros equivocados en la Sociedad Teosófica de Adyar pensaron que era bueno establecer un “clero teosófico” y lo hicieron así en la década de 1920, llamándolo Iglesia Católica Liberal, aunque generalmente estuvo plagado de escándalos desde el principio como todo lo demás inspirado por el abominable C.W. Leadbeater, quien se convirtió en su propio "Arzobispo". Es obvio por las palabras de H.P.B., William Quan Judge y los Maestros que una iglesia, un sacerdocio, un ritualismo y oraciones e himnos "teosóficos" eran lo último que tenían en mente y constituyen la antítesis de sus objetivos y principios.

“La idea de Dios y el Diablo haría que cualquier chela de seis meses [en probación] sonriera piadosamente. Los teósofos no creen ni en uno ni en el otro. Creen en el Gran TODO, en Sat -es decir, la existencia absoluta e infinita, única y sin nada parecido- que no es ni un Ser ni una criatura antropomórfica, que es y nunca puede ser. Los teósofos ven en el sacerdote de cualquier religión un ser inútil, si no pernicioso, y predican contra toda religión dogmática e 'infalible' sin reconocer ninguna otra deidad que dispense el sufrimiento y la recompensa más que el Karma, un árbitro creado por sus propias acciones. El único Dios que adoran es la VERDAD; el único demonio que reconocen y contra el cual luchan con furia incesante es el Satanás del egoísmo y las pasiones humanas" (H.P. Blavatsky, “Misconceptions” [respuesta al artículo “Révolution”]).

"Sería un día feliz para la humanidad si tanto la Iglesia como el sacerdote desaparecieran ante la vista del mundo tan fácilmente como hacen sus nombres ahora con el ojo de nuestro lector" (H.P. Blavatsky, "Isis Develada", vol. 2, p. 585). 

“La fe en los dioses o en Dios y otras supersticiones atraen a millones de influencias extrañas, entidades vivientes y agentes poderosos a su alrededor, con los cuales tendríamos que emplear más que un ejercicio ordinario de poder para ahuyentarlos (…) como todo lo que existe en este Universo es contraste, la luz de los Dhyani-Chohans y su inteligencia pura se contrastan con los Ma-Mo Chohans y su inteligencia destructiva. Éstos son los dioses que adoran los hindúes, cristianos, mahometanos y todos los demás de las religiones intolerantes y cultos sectarios (…) Los Dhyani-Chohans corresponden a Buddh, la Divina Sabiduría y Vida en un gozoso conocimiento, mientras que los Ma-Mo son la personificación en la naturaleza de Shiva, Jehová y otros monstruos inventados con la ignorancia a cuestas" (Maestro M., “Carta Prayag" publicada por William Q. Judge en "Un Mensaje del Mahatma a ciertos Brahmanes").

La Teosofía no tiene reparo ni vacilación en sostener que cualquier tipo de Dios personal o antropomórfico, la adoración resultante y oraciones ofrecidas a tal Ser (incluido el sacerdocio y cualquier intermediario entre el hombre y lo Divino) son conceptos y prácticas peligrosos y destructivos porque se basan en ignorancia, inmadurez y superstición, planteando quizás el mayor obstáculo para la liberación espiritual y el progreso individual y colectivo de la humanidad.

En los capítulos quinto y sexto del Libro II de "Studies in The Secret Doctrine", el gran teósofo indio B.P. Wadia explicaba: “El engaño sobre la noción de un 'Dios Personal' ha sido atacado en todas partes de los libros teosóficos genuinos y con un gran y reiterado énfasis. En los dos volúmenes de su Doctrina Secreta, H.P.B. expuso la falacia (…) Incluso en nuestra llamada 'civilización científica' se cuentan por millones 'los adoradores de una deidad personal y creyentes en un paraíso antifilosófico' (D.S. I, 266), quienes oran a 'un Dios personal y extracósmico superior por sobre el cual ningún culto exotérico puede elevarse jamás' (D.S. II, 501), haciendo así más difícil la tarea del estudiante teosófico. Dicha actividad es promulgar el punto de vista de que creer en un Dios como ése pervierte la moral humana y amortigua la acción de la mente. Para propagar esta verdad el propio alumno tiene que dominarla, y a menos que medite en los ataques realizados en La Doctrina Secreta sobre la noción del Dios Personal, no podrá deshacerse de esta adquisición profundamente arraigada y no innata".

Aquí se refiere a las palabras del Maestro K.H.: “Sabemos que existen vidas planetarias y otras espirituales, y también que en nuestro sistema no existe tal cosa como Dios personal ni impersonal. Parabrahm no es un dios, sino una ley inmutable y absoluta, e Iswar es el efecto de Avidya y Maya, la ignorancia basada en el gran engaño. La palabra 'Dios' se inventó para designar la causa desconocida de aquellos efectos que el hombre admiró o temió sin comprenderlos, como lo afirmamos y podemos demostrar: es decir, por el conocimiento de esas causas estamos en condiciones de sostener que no hay Dios o dioses tras ellos. La idea de Dios no es una noción innata sino adquirida, y tenemos una cosa en común con las teologías al revelar el infinito".

El hecho de que todavía haya muchos autodenominados “teósofos” que creen o hablan en y acerca de un Dios personal, un "Logos solar" o "Logos Planetario" y que “ama y cuida a sus hijos” es simplemente una evidencia de su alejamiento respecto de quienes se referían al verdadero Sendero y la Enseñanza de los Adeptos y de Blavatsky, a la cual llamaron su "Agente Directo”. No perdemos el tiempo con la pseudoteosofía y sus acólitos; afortunadamente, su influencia está en constante declive a medida que la humanidad se está dando cuenta de los hechos.

Wadia continúa diciendo: “Por lo tanto, aunque la Teosofía ataca vigorosamente la idea del Dios personal, no se puede inferir que su posición sea atea o agnóstica (…) lo que separa a la religión sacerdotal-sectaria de la religión filosófica y unificadora es esta idea sobre la Divinidad. La Única Realidad Impersonal, degradada así en una miríada de dioses celosos y competitivos, ha transformado la única y pura Religión-Sabiduría en muchos credos en conflicto, una humanidad en varios clanes opuestos (…) En la mente del aspirante a la vida espiritual debe eliminarse el gran obstáculo del concepto de Dios Personal. Una de las preguntas que se hacen a menudo es: 'Si renuncio a Dios, ¿cuál es el sustituto?' La respuesta de la ciencia moderna es agnóstica y la de la Teosofía es gnóstica. Ésta rechaza el milagro, el accidente y la casualidad; también desestima la opinión de que no se puede resolver el misterio último de la vida, es decir, Espíritu, Mente y Materia (…) Karma, la Ley infalible, es el sustituto que ofrece la Teosofía en lugar de Dios (…) En la mente, tal como está constituida hoy, los nombres y formas religiosos de Dios o Dioses no actúan como ayuda, sino que obstaculizan la vislumbre de lo Real sobre la Deidad que es la Ley. Por tanto, La Doctrina Secreta desecha en su mayoría tales personificaciones (nombres) y humanizaciones (formas) y vuelve a los símbolos metafísicos como Espacio, Movimiento, Tiempo y Luz, una contemplación que nos lleva a la respuesta de que Dios es VIDA".

“Únicamente el Karana siempre incognoscible, la Causa sin Causa de todo origen, debe tener su santuario y altar en la tierra santa y siempre inexplorada de nuestro corazón: invisible, intangible y sin mencionar excepto a través de 'la voz aún pequeña' de nuestra conciencia espiritual. Aquéllos que lo adoran deben hacerlo en silencio y la soledad santificada de sus Almas, haciendo de su espíritu el único mediador entre ellos y el Espíritu Universal, sus buenas acciones como únicos sacerdotes y sus intenciones pecaminosas las únicas víctimas sacrificiales visibles y objetivas a la Presencia" (H.P. Blavatsky, "La Doctrina Secreta", vol. 1, p. 280). 

Con respecto a la unidad inherente de las religiones mundiales y la manera de llevar esto a un reconocimiento y actualización generalizados, H.P.B. escribió lo siguiente en "La Clave de la Teosofía":

Los hombres pueden esperar alcanzar la verdad sólo estudiando las diversas religiones y filosofías de la humanidad, comparándolas en forma desapasionada y con una mente no sesgada. Es especialmente al descubrir y señalar sus diversos puntos en común que podemos lograr este resultado; porque tan pronto como llegamos a su significado interno, ya sea por estudio o por alguien que sabe, descubrimos en casi todos los casos que expresan una gran verdad en la Naturaleza" (p. 59).

No existe una fuente más fértil de odio y conflicto que las diferencias religiosas. Cuando una parte u otra piensa que es la única poseedora de la verdad absoluta, se vuelve natural que piense que su vecino está absolutamente en las garras del error o el diablo; pero se establecerá la verdadera hermandad en la religión en cuanto un hombre vea que ninguna de ellas tiene toda la verdad y se complementan mutuamente, que la verdad completa sólo se puede encontrar en los puntos de vista combinados de todas y después que se haya eliminado lo falso en cada una” (p. 45-46).

"La verdadera hermandad en la religión" advendrá tan pronto como la gente esté dispuesta a hacerlo. Pero esta unidad no será una meramente superficial y externa basada en la tolerancia mutua, sino que representará el reconocimiento y la realización de la Verdad misma.

“La doctrina que promulgamos como única verdadera y respaldada por la evidencia que nos preparamos a dar, debe convertirse finalmente en triunfadora como cualquier otra verdad (…) Ningún mensajero de la verdad y ningún profeta ha logrado una victoria total durante su vida, ni siquiera Buda; la Sociedad Teosófica [léase "Movimiento Teosófico” ya que ya no existe una organización tal] fue elegida como piedra angular y base de la futura religión de la humanidad (…) Una vez liberados de su peso muerto de interpretaciones dogmáticas, nombres personales, concepciones antropomorfas y sacerdotes asalariados, las doctrinas fundamentales de todas las religiones se demostrarán idénticas en su significado esotérico. Osiris, Khrishna, Buda y Cristo se expondrán como medios diferentes para una y [la] misma vía real hacia la felicidad final del Nirvana. Se hallará que el cristianismo místico, es decir, aquél que enseña la autoredención a través del propio séptimo principio -el Para-atma (Augoeides) llamado Cristo por unos y Buda por otros, y equivalente a la regeneración o el renacimiento en el espíritu- es la misma verdad que el Nirvana del budismo místico. Todos debemos deshacernos de nuestro propio ego, el yo ilusorio y aparente, y reconocer nuestro verdadero Ser en una vida divina trascendental" 
(Carta del Maha-Chohan).