Uno de los rasgos que caracterizan a los ociosos de la Calumniología (y su "religión") es el encono y la ferocidad con la cual reaccionan a cualquier crítica que se haga a su doctrina (su religión, aunque ellos niegan que sea tal), a sus exponentes. Este fanatismo es típico de los líderes en esta secta de avinagrados y entre muchos de sus adláteres. Y no se dan cuenta que al actuar así no se están diferenciando mucho de aquellos líderes y creyentes exaltados que ellos mismos critican en las corrientes genuinas y potencialmente revolucionarias. Pero si acaso debiéramos ser "tolerantes" con ellos, deben entender que no puede existir en la Tierra una imposición masiva, planetaria, de una única ideología materialista. Tal imposición sería nociva e iría en contra de la libertad de culto y pensamiento, que es uno de los pilares fundamentales de la democracia y la libertad de pensamiento que debe haber en el mundo. En ese sentido, no debería ser un "crimen" o "atrevimiento" refutar al pseudoescepticismo de mala muerte o a las personas que le dan vida.
Muchas veces quedamos atrapados en falsas creencias, en puntos de vista fantasiosos porque queremos que la verdad sea como nos gustaría que fuese. Pero lo cierto es que la verdad es lo que es, independientemente de nuestros gustos y pareceres. La verdad muchas veces es gris e incómoda, incluso severa o rompedora de esquemas. Tenemos que comprender que todo el tiempo estamos fabricando verdades falsas que son emocionantes, hermosas, excitantes, llenas de cierto gusto, de cierto sabor, para complacer nuestras necesidades psicológicas del momento. Cuando comprendamos esto, el verdadero velo de "maya" comenzará a disolverse frente a nosotros.
No es espiritual ni respetable una persona que desprecia a otros, respondiendo con cinismo y evasiones cobardes y saturninas cuando le contradicen con las pruebas a la vista. Estos son rasgos de una persona déspota, dictatorial, muy retrasada espiritualmente. No es espiritual ni respetable una persona que sufre de amargo resentimiento y que se entrega a su enfermedad sin ningún remordimiento de consciencia. Estas adicciones a conductas contaminantes son características de personas espiritualmente subdesarrolladas. No es espiritual -ni digna de consideración- una persona que miente sobre sus "investigaciones", y que más aún es tan canalla que no es capaz de un debate abierto y serio sobre lo que critica, ni ser consecuente son sus "valores religiosos o de vida". La falta de honestidad y la mentira deliberada son totalmente contrarias a la espiritualidad desarrollada. Y no parecen ser muy "espirituales" los individuos que suelen "ponerse el parche antes de la herida" para proyectar en otros sus demonios de desengaño intelectual e infundir "buena impresión" en otros. Hemos descrito aquí a los vagos indecentes e irresponsables, los doctorados en Sofistería del Desconsuelo que calumnian a los Profesores Teosóficos (enlace a panfletos).
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En su malintencionada obra "El teosofismo: historia de una pseudoreligión", René Guénon se hace eco de las afirmaciones fofas, pasionales, inconexas e infundadas hechas por Vsevolod Solovyov luego del fallecimiento de Helena Blavatsky en 1891, pero como señalamos oportunamente, el autor francés incurrió en serias falsedades refutadas en 1922 por el teósofo y profesor emérito Georges Méautis.
Es francamente divertido y enriquecedor corroborar cómo la experiencia muestra una y otra vez que los enemigos de la Teosofía recurren a tácticas tan idiotas al exagerar ad infinitum pormenores triviales, descontextualizando citas, equiparando maliciosamente la obra de Blavatsky con la neoteosofía y -quizá lo más jocoso- amparándose en supuestas "decepciones personales" para disparar sus dardos ponzoñosos adoptando el disfraz de "pobrecita víctima", aún cuando -y a modo de ejemplo- hay personas que son capaces de no amargarse ni caer en baboserías prejuiciosas cuando la vida las golpea de una forma u otra para desarrollar su DISCERNIMIENTO, IMPARCIALIDAD, INEGOÍSMO y HUMILDAD.
En este sentido hay un adagio áspero e ilustrativo: "La principal diferencia entre un inteligente y un estúpido es que el primero reconoce sus límites", especialmente en el caso de los autopublicitados "individuos de mente abierta" o "poseedores de conocimiento liberador" que más bien debieran catalogarse como esceptisofistas obsesivos que en su improductividad narcisista vampirizan tiempo y recursos atosigando audiencias o lectorado con actitudes intelectualoides e insípidas para el espíritu.
Citamos el siguiente extracto del libro "H.P.B.: La extraordinaria vida e influencia de Helena Blavatsky" escrito por Sylvia Cranston, a saber, el capítulo 2 titulado "El Yago de la Teosofía".
Aquila in Terris
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La historia de Würzburg no estará completa si no entramos en más detalles, como la visita de Solovyov en agosto y septiembre de 1885 y de aquello que condujo a su aparición en escena en ese momento. Primero encontró a Blavatsky en París en la primavera de 1884, y algunas semanas después ella escribió a una persona de su relación:
"Tiene una llamada de un caballero desconocido para usted, pero muy bien conocido en Rusia. Él es un amigo y camarada mío y de la Teosofía. Su nombre es Vsevolod Solovyov y es autor de muchas novelas históricas. Es un teósofo genuino -no simplemente un miembro de la Sociedad Teosófica, y yo percibo una gran diferencia entre ambas cosas" (28).
Dos años después, en una carta a Sinnett (3 de marzo de 1886) H.P.B. se refiere a él como “el Yago de la Teosofía”, indicando, por supuesto, al bribón shakespeariano cuyas mentiras a Otelo lo condujeron a estrangular a Desdémona, su bella y casta esposa; e igualmente en el drama llevó a la locura a todos los que se encontraban en el camino de sus ambiciones. La versión de Solovyov y su asociación con H.P.B. se registró por primera vez en una serie de artículos en Russky Vyestnik de 1892, y fue publicada como libro al año siguiente. En 1895 se difundió una traducción inglesa de Walter Leaf en nombre de la Sociedad de Investigaciones Psíquicas [S.I.P.] londinense, bajo el título "Una Moderna Sacerdotisa de Isis" (29). Como la traducción ha sido considerada desde entonces por los críticos de H.P.B. como "fuente principal de información con respecto a su vida", sus biógrafos están obligados a investigar su validez. El profesor Sidgwick, en una nota preparatoria, explica por qué la S.I.P. apadrinó el libro. Primero dice que sólo se imprimieron ciertas porciones relativas a la investigación psíquica en las Actas de la Sociedad, pero continúa:
"En consideraciones posteriores parece ser claro, de ser posible, que gran parte de la entretenida narrativa de Solovyov sería accesible a los lectores ingleses, porque éstos estaban inclinados a aprender cualquier otra cosa más sobre Madame Blavatsky y no deseaban tanto pruebas de que ella era charlatana- un tema ya juzgado y decidido-, sino mas bien alguna explicación de los sucesos destacados de su impostura; y la vívida exposición de Solovyov de la mezcla de cualidades sobre la naturaleza de la mujer- su habilidad superior e incansable audacia, vigor intelectual y vitalidad elástica, su bonohomía genuina, afectiva y (en ocasiones) persuasiva- proveía elementos importantes a la explicación requerida, tal como posiblemente ningún compatriota podría haber ofrecido. Sea o no que la Sociedad Teosófica vaya a durar en el tiempo, yo no estoy en posición de decirlo; pero aún cuando vaya a expirar el año próximo, sus veinte años de existencia serían un fenómeno de tanto interés para la historia de la sociedad europea en el siglo XIX; y no hay otro libro que arroje más luz sobre este origen que 'Una Moderna Sacerdotisa de Isis'".
Sidgwick creía que la historia de Solovyov sería especialmente valiosa porque venía de un compatriota de H.P.B., y que demostraría cómo sus camaradas rusos veían al libro de Solovyov y el tema en cuestión, Helena Blavatsky. El primero era el notable matemático P.D. Ouspensky, discípulo destacado de Gurdjieff. Citando del libro "La Cuarta Dimensión", publicado en Rusia durante 1918:
"Las variadas 'exposiciones' de Blavatsky ahora en impresión, recuerdan uno de los gorriones que habiendo reunido uvas pintadas en la pared, luego gritan que han sido engañados, las uvas son incomibles, es un fraude, etc. El libro de Vsevolod Solovyov 'Una Moderna Sacerdotisa de Isis', que para mucha gente ha sido la única fuente de información sobre Blavatsky, la perfila con mala voluntad y consiste en nada más que descripciones detectivescas de espías, fisgoneos y mucamas cuestionables; en breve, detalles triviales sin fin que el lector no puede verificar. Y mientras tanto, el autor no dice ni una palabra sobre lo que es más importante, los libros de Blavatsky, su vida y sus ideas. H.P. Blavatsky fue una personalidad descollante, una de esas que sólo los grandes artistas pueden representar en plenitud y complejidad (...) Con respecto al Movimiento Teosófico, sus aspectos positivos son por cierto sumamente importantes. Éste ha unido y traído a la luz a muchos estudios que antes se encontraban fragmentados y por separado. Provee a la gente un sendero fuera del callejón ciego del materialismo; introduce muchas palabras y conceptos nuevos que abren nuestras mentes a las preguntas eternas, los misterios de la muerte, los enigmas del existir, y nos mantiene alertas de ellos, sin permitirnos jamás olvidar. Empuja al hombre a vivir en lo Eterno y no quedarse satisfecho con lo temporal (...) Estas son introspecciones intrépidas que no se pueden negar" (30).
El segundo ruso a considerar es Víctor Bourenine, destacado materialista y cínico durante la década de 1890. Su revisión de los artículos de Solovyov en Russky Vyestnik, del cual se extrae lo siguiente, apareció en el Novoye Vremya (New Times) de San Petersburgo el 30 de diciembre de 1892:
"Hay dos Solovyov en la literatura rusa moderna: Vladimir Solovyov, llamado 'el filósofo', y Vsevolod Solovyov, 'hermano del filósofo'. Estas tres últimas palabras son suficientemente sugestivas de que Vsevolod Solovyov no tiene nombre literario propio, o por lo menos que su nombre no es nada en particular. Sin embargo, este romancero ha trabajado tantos años como su hermano el filósofo, es decir, durante veinte años si no estoy equivocado; y lo que es más, ha trabajado con la mayor diligencia. Como bien se sabe, Vsevolod Solovyov ha escrito un gran número de novelas históricas, en las cuales ha retratado la vida y las modalidades rusas de todas las épocas (...) puesto que el talento literario de Mme. Blavatsky no se comparaba con capacidades comunes, lo que se comprueba en sus artículos bajo el seudónimo Radda Bai en el Russian Herald bajo la editoría de Katkov; artículos que para mí eran miles de veces más interesantes y talentosos que todas las novelas cuasi-históricas de Vsevolod Solovyov y todos sus escritos fantásticos y no fantásticos. † Es muy posible que yo sea víctima de una impresión equivocada, pero mientras leo las revelaciones de Solovyov ['Sacerdotisa Moderna'] suelo llegar a la siguiente conclusión: ya sea que Vsevolod Solovyov no es demasiado exacto en sus narraciones sobre su relación con Madame Blavatsky, distorsionando los hechos un poco y en general, 'siendo parcial en embustes', para usar la expresión de una cierta comedia, o durante su relación con la sacerdotisa de Isis -deseo lograr una expresión refinada- su salud no estaba como debiera. Que el lector juzgue por sí mismo".
† Hoy Vsevolod Solovyov está completamente olvidado en Rusia, aunque su distinguido hermano Vladimir se recuerda muy bien. Cuando "La Clave de la Teosofía" por Blavatsky fue publicada en 1889, este último redactó un largo comentario en Ruddkoye Obozreniye (Russian Review, agosto 1890, p. 881-86).
La siguiente selección de cartas escritas por Solovyov a Blavatsky, que él olvidó haber compuesto alguna vez, demuestran claramente que su historia era una fabricación. Bourenine señala que él obtuvo copias de estas misivas de un familiar de H.P.B. El familiar era su hermana, Vera Zhelihovsky, quien publicaba los mensajes en consecuencia como respuesta a las acusaciones de Solovyov.
Volvamos ahora a "Una Moderna Sacerdotisa de Isis". Si Solovyov hubiera esperado escribir un trabajo y descrito la historia como retrato fiel de sus relaciones con H.P.B. y los teósofos, difícilmente habría un comienzo tan desafortunado. Él relata su llegada a París en mayo de 1884, ocupado en ese momento -entre otras cosas- con la literatura sobre misticismo y ocultismo. Recuerda las interesantes narrativas de "Radda Bai" (H.P.B.) en el Russky Vyestnik y se preguntó si podría buscarla en India, donde había ido a vivir. Justo entonces, según su relato, un amigo le mostró una copia de Le Matin anunciando que Blavatsky había llegado de Niza hace pocos días, estableciéndose en la calle Notre-Dame-de-Champs donde la gente se arrebañaba para visitar la celebridad. En variadas oportunidades Solovyov recuerda a sus lectores que esto era "en verdad todo inflado" y preparado por Blavatsky para atraer la atención sobre su presencia en París, y que había pagado por ello, porque cuando él la visitó no encontró ninguna multitud agolpada a su puerta (31). La mayoría de los hechos de Solovyov resultaron ser ficción. Primero, no es verdad que H.P.B. llegara a París poco antes de su aparición, pues ella arribó cinco semanas antes; y segundo, no había necesidad de pagar el anuncio: la primera edición de abril del Le Rappel llevaba tres columnas de informe sobre los teósofos, seguido por Le Temps el día 21 y Le Matin el 22.
El reportero Gil Blis entrevistó a H.P.B. el 6 de mayo y el día 11 el corresponsal en París del London World cubrió la conversación sostenida con la Duquesa de Pomar (32). A H.P.B. no le agradaba toda esta atención; había ido a Europa por recomendación urgente de su médico para obtener el descanso que necesitaba desesperadamente. Solovyov afirma que el apartamento de Blavatsky alquilado en la calle Notre-Dame-de-Champs se encontraba en un vecindario bajo y que la casa tenía aspecto desagradable. Sin embargo, estas habitaciones habían sido generosamente provistas por la Duquesa de Pomar a sus honrosos invitados durante toda su estadía en París y difícilmente podrían encajar en esa descripción. Al final de una “oscura escalinata” Solovyov encontró una figura desaliñada de un oriental con turbante que lo condujo a una “pequeña salita oscura”. Este era Babula, el asistente de H.P.B. Solovyov más tarde describe esta figura desaliñada con “rostro feo y tuno, un consumado linyera; una mirada en su rostro fue suficiente para convencerme de ello” (33). El hecho es que la duquesa de Pomar se deleitaba en ostentar a Babula cerca de su cochero cuando paseaba por París. En Enghien, la condesa d´Adhemar le reprochó que sirviera a los invitados en su sala, mientras que Francesca Arundale, al escribir sobre la estadía de H.P.B. en su hogar londinense unos pocos meses después, menciona: “Había también un miembro importante en el contingente indio, llamado Babula, el siervo de H.P.B.; con su pintoresco turbante y vestido blanco creaba una sensación en el Croissant; cuando en las tardes se servía el té y el samovar ruso de H.P.B. brillaba y refulgía sobre la mesa, y Babula ofrecía tazas de té y bizcochos dulces a los visitantes, y por cierto que éramos una casa exclusiva en el Londres suburbano” (34).
Podríamos recordar a [William] Judge, que se detenía con Blavatsky para ese momento en París antes de partir hacia India. La crítica literaria Beatrice Hastings, autora de "Solovyoff's Fraud", pensó que era desagradable que no hiciera mención de él (35). Esto resulta de lo que señala el ruso, pero Walter Leaf pensó que era apropiado sacarlo de su traducción. Solovyov relata que un día mientras visitaba a H.P.B. “sonó la campana en la puerta y entró un caballero; sin embargo, no había nada de educado en él. Un hombre de edad media, con cabello rojizo, pobremente vestido, de figura rústica y rostro feo y repulsivo- que produjo en mi la peor de las impresiones” †.
† August Lindstrom, el escultor que elaboró la máscara mortuoria de Judge, observaba: “Creo que la nariz es el rasgo que mejor señala el carácter; ésta era uno de sus rasgos más distinguidos y muestra gran poder y al mismo tiempo completo control sobre cada pensamiento y acto, y aunque fuerte, es del tipo delicado y sensitivo. Su boca muestra ternura y firmeza presentes en igual proporción. Los huesos de sus mejillas evidencian una voluntad fuerte. Su cabello era suave y mostraba refinamiento y gentileza. Tomado en conjunto había un desarrollo armonioso, sin defectos presentes y el cuidadoso examen de su cabeza comprueba que era un hombre grande y noble. Si alguien como él dedicó su vida a la Sociedad Teosófica, creo que debe haber sido una gran misión y pediré ser admitido como miembro” (William W.Q. Judge, "Letters That Have Helped Me", Los Angeles, California, The Theosophy Company, p. 299-300).
Luego H.P.B. lo presentó como "el señor Judge" y privadamente preguntó a Solovyov qué pensaba de William. “No me gustaría estar solo con él en un lugar desolado”, respondió. El ruso entonces pone estas palabras en boca de H.P.B.:
“El era un gran bribón y estafador; en su alma posiblemente haya más de un crimen serio, desde el momento en que se ha hecho teósofo ha sufrido un completo cambio; ahora es un santo”. “Entonces, ¿por qué tiene un rostro tan repulsivo?”, preguntó Solovyov. “Es comprensible; toda su vida dejó su impresión sobre sus rasgos. El rostro es el espejo del alma, y eso no es sólo un dicho, sino algo real, ¡y por supuesto necesita mucho tiempo para borrar de su rostro esta maldición!” ¿Podría H.P.B. haber dicho tal cosa? Debemos recordar que Judge tenía sólamente 23 años cuando se hizo teósofo. Él llegó de Irlanda a los 14 años; trabajó como oficinista; estudió leyes y fue admitido a la barra a los 21; ahora él tenía 33 (36). Hay una foto tomada de él en India durante 1884, el mismo año del que escribe Solovyov. Judge no tenía cabello rojizo, pero en la fotografía (ver Center's Pamphlet, fotografía nº 8) es evidente que estaba encaneciendo prematuramente. El arquitecto estadounidense Claude Bragdon, en "Episodes of an Unwritten History", menciona la “atractiva presencia” de este irlandés-americano buen mozo; y el reconocido autor irlandés George Russell (cuyo nombre de pluma era Æ), en una carta a Carrie Rea habla de Judge como “[la persona] más sabia y dulce que jamás encontré (...) siento más respeto por él que [por] cualquier otro ser humano que haya conocido” (37).
A partir de la imagen de Judge por Solovyov y otras características en su libro, puede apreciarse una carta adjunta de Vera Johnston (sobrina de H.P.B.) y su marido Charles, impresa en el Pall Mall Gazette (18 de febrero de 1895), cuando la S.I.P. promovió la publicación del libro de Solovyov; pensaron que éste había publicado muchas novelas en ruso, pero la única traducida al inglés era "Una Moderna Sacerdotisa de Isis". El profesor Sidgwick tenía razón: ¡sin duda era entretenimiento! Fue en París que Solovyov encontró por primera vez a Vera, la hermana de H.P.B., desarrollando una estrecha relación que duró durante varios años y se intercambiaron numerosas cartas. Cuando él escribía "Una Moderna Sacerdotisa", Solovyov aparentemente había olvidado todo sobre su antigua correspondencia que duró ocho años. Vera conservaba todas sus misivas y también algunas que él había escrito a Blavatsky, que ella había devuelto a Vera. Además, tras el fallecimiento de Helena, Vera recibió de los archivos de Adyar más correspondencia de Solovyov a H.P.B.
Cuando sus artículos sobre Helena fueron publicados en 1892 en el Russky Vyestnik, Vera escribió una larga respuesta. Nadie la imprimió, aunque ella era una autora célebre, así que la hizo conocida por sí misma bajo el título "H.P. Blavatsky y una Moderna Sacerdotisa de la Verdad". Cuando los artículos de Solovyov fueron publicados como libro, él difícilmente pudo ignorar el folleto de Vera, así que incluyó selecciones de él en el Apéndice A, dando respuesta en el Apéndice B. Sin embargo, no fueron incluidas algunas de las cartas más comprometedoras que escribió a H.P.B., así como otras informaciones vitales, y esto fue evidente cuando Cathy Young tradujo al inglés todo el folleto de Vera. La traducción corre a través de 110 páginas escritas a máquina, y aún así, aunque eso no incluye todo el registro, esto se hace evidente así como en otros materiales de familiares de H.P.B.
Desde lo esencial es necesario revisar rápidamente los sentimientos profesados por Solvovyov con respecto a la Teosofía y H.P.B. Él establece desde el mismo comienzo de su libro que "fue cauteloso con sus credenciales". Cuando ella hablaba de su Maestro, él dice que “inmediatamente sentía algo, una clase de falsedad intangible, y fascinado como estaba por sus maravillosos ojos me sentía totalmente insatisfecho”. Cuando más tarde ingresó a la Sociedad Teosófica, esta “iniciación” pareció "una broma tonta hecha por mí mismo, que dejó detrás un sentimiento de vergüenza y hasta de repugnancia (...) sólo sentí el deseo de irme a una atmósfera más pura” (38). Esta actitud profesada debiera compararse con las cartas de Solovyov a H.P.B. y Vera, y también la correspondencia de H.P.B. con todo lo concerniente. “Hace mucho que no viene a Londres” escribe Blavatsky a Nadya, “pero ya tengo dos de esas cartas misericordiosas de Solovyov. Lo único que solicita es que cuide de él y no lo olvide. Dice que jamás ha amado a nadie fuera de su familia y que me ama a mí, la pobrecita” (39). Luego de leer la traducción francesa de Isis, Solovyov escribió a Vera (7 de julio de 1884): “He leído la segunda parte de Isis Develada y estoy ahora convencido de que es un verdadero prodigio”. Vera afirma que a menudo le decía que parecía innecesario hablar de otros “milagros” de su hermana luego que condescendiera en escribir el libro (40). Solovyov pasó una semana en Elberfeld y tras regresar a París recibió una larga carta de Blavatsky; al final de la misma había una nota precipitada de K.H. “en su acostumbrado lápiz azul”. Ambas se citan en "Una Moderna Sacerdotisa" y en sus comentarios siguientes observamos al novelista en su mayor apogeo:
"Estaba tan irritado por la 'post-data astral de Koot Hoomi' que en el primer momento me sentí tentado de apelar a Madame Blavatsky para que se olvidara de mi existencia. Pero me habría arrepentido si hubiese seguido ese primer impulso; ese mismo día, en lo de Madame de Morsier, encontré a los teósofos franceses más convencidos y honestos; y ellos, a pesar de lo obvio del engaño, admitieron que la post-data era el auténtico trabajo no de la mano de Madame, sino de Koot Hoomi. Esta ceguera absoluta por parte de gente perfectamente racional en todo, excepto el tema de la impecabilidad de 'Madame', me forzaron finalmente a adherirme a mi plan original. Coleccionaría pruebas de estos engaños de donde vinieran, suficientes no sólo para mí sino para todos estos tontos ciegos. No daría más rienda a la simpatía involuntaria o la misericordia que a pesar de todo me atraía hacia Helena Petrovna. En primer lugar, únicamente trataría con Madame Blavatsky, la ladrona de almas, que trataba también de robar la mía. Ella me embaucaba bajo el velo de la amistad y devoción personales; trataba de captarme y explotarme, y así mis manos estarían libres" (41).
¡Cuán débil es la memoria humana! Aquí tenemos el principio de las cartas de Solovyov a H.P.B. en respuesta a su carta y la post-data de K.H.:
"Querida Helena Petrovna:
Recién recibí tu carta. Créase o no, ni la carta misma, ni la post-data de Koot Hoomi fueron sorpresa para mí. Elaboraré una sensación con ella a través de Madame Morsier..."
Cuando H.P.B. recibió las primeras noticias del escándalo Coulomb durante su estadía en Elberfeld y decidió volver inmediatamente a India, Solvoyov escribió a Vera (30 de octubre): “Mañana H.P. parte hacia Liverpool, luego irá a Egipto e India. Que ella todavía esté viva y sea además capaz de viajar tales distancias en este momento del año, ¡me parece un milagro! O más bien, ¡otra prueba de que los Mahatmas existen!” (42).
Luego sigue un período en que H.P.B. se mudó nuevamente a Europa. En "Una Moderna Sacerdotisa" Solovyov establece que en Würzburg él muy pronto obligó a Blavatsky a confesar sus actividades fraudulentas a través de los años, ¡y que Olcott era cómplice -según ella-, así como Damodar, Mohini y hasta Subba Row! Uno de los aspectos que los críticos de H.P.B. siempre mencionan apareció en un artículo en el Newsweek (24 de noviembre de 1975) en ocasión del centésimo aniversario de la Sociedad Teosófica en Nueva York: "¡Leones y águilas de los cuatro rincones del globo se han vuelto borricos con mi silbato, y obedientemente menean sus grandes orejas cuando toco la armónica!"
Completamente disgustado, Solovyov abandonó Würzburg a principios de septiembre. Juró no tener nada más que ver con H.P.B. y no le escribió nunca más. Añadió: “Todavía recibo cartas de Madame Blavatsky, primero en París y luego en San Petersburgo. Ella no admitía que nuestra relación había llegado a su fin, y que yo había dicho adiós para siempre” (43). “Para siempre” quería decir en tres o cuatro semanas, y así Solovyov escribió a H.P.B. desde París el 8 de octubre de 1885:
"Querida Helena Petrovna:
(...) me he hecho amigo de Madame [Juliette] Adam y conversado mucho con ella sobre usted; la he interesado bastante y me dijo que su Revue está abierto no sólamente a la teosofía, sino a una defensa de usted personalmente en caso necesario (...) Atenta y cordialmente, Vs. Solovyov" (44).
Walter Leaf, en el prefacio al libro de Solovyov, admite que la carta anterior produce las preguntas más serias en su mente:
"Hasta donde puedo apreciar, esto implica una verdadera inconsistencia en la narrativa de Solovyov; muestra que él no tiene la actitud mental correcta en que se encontraba luego de las conversaciones de Würzburg. Confieso que no estoy satisfecho con su explicación de que toda la carta es simple burla. En verdad y bajo las circunstancias, el 'tono de burla' mismo requiere explicación" (45).
También en "Una Moderna Sacerdotisa" se revela evidentemente que la carta del 8 de octubre no era una broma de Solovyov; allí él cita otra relación de una carta en francés por Charles Richet †.
† Charles Richet (1850-1933) notable fisiólogo francés e investigador psíquico, Premio Nobel de fisiología y medicina en 1913.
Traducida dice: "Cuando le encontré, usted me dijo: 'No se apure a hacer juicios; ella ha demostrado cosas que me parecen bastante sorprendentes; mi opinión no es final aún, pero creo que ella es una extraordinaria mujer, dotada con poder excepcional. Espere y le daré una explicación más completa” (46).
Ahora es evidente que en algún punto Solovyov en verdad se volvió contra H.P.B. ¿Qué gatilló ese acto? Destaquemos que en la carta del 8 de octubre él esperaba algo que sucedería en los próximos meses que “sería un triunfo tal que todos los psíquicos [gente de la S.I.P.] serían arrasados”. En esa carta él se vanagloria de su importancia para H.P.B. con tal de influenciar a personas de importancia, como Adam y Richet para que se interesen en ella. Es como si dijéramos "ahora que él hacía tanto por Helena ella debía hacer algo por él". ¿Y qué quería? ¿Por qué corrió tras ella y pasó semanas acompañándola en Würzburg? En julio de 1885 H.P.B. escribía a Vera: “Estoy de viaje con [Solovyov] en Suiza. En verdad no puedo comprender qué lo torna tan apegado a mí y no puedo asistirle en lo mínimo. Escasamente puedo ayudarlo a realizar cualquiera de sus expectativas. Pobre hombre, estoy muy apenada por él”. Esto fue publicado en The Path (julio de 1895) con una nota del editor y señala que Solovyov “se convirtió en su peor enemigo, como si todas sus oraciones para ser tomado como chela fueran rechazadas de plano”. En su apunte sobre "Una Moderna Sacerdotisa de Solovyov", Vera escribe:
"En mi diario está registrado que nadie pidió a mi hermana 'audiencias secretas' tan a menudo y persistentemente como él hizo- lo que él no menciona para nada (...) Nosotros, los familiares de H.P.B., conocemos muy bien no sólo la substancia de estas conversaciones, sino hasta muchos detalles, por ella y en parte por él mismo, porque en sus charlas conmigo él a menudo era franco y sincero. Él le imploraba una y otra vez que compartiera su conocimiento sobre la demostración de fenómenos puros; su ambición era volver a Rusia como prototipo del 'Magus Príncipe' en su novela 'El Mago' (...) Helena nos dijo: '¿Por qué -esto es un lío-, y qué hago con Solovyov? Jamás me deja sola, me pide que le enseñe fenómenos, ¿y cómo se pueden enseñar estas cosas? ¿Cómo haces que la música suene en el aire? Y bien, ¿qué le puedo decir? Le digo lo que ve, agito mi mano en el aire y la música viene (47) (...) ¿Qué más puedo decirle? Que pase en India las cosas que yo pasé; ¡quizás entonces logre estos poderes también! Tal como suceden las cosas, él está perdiendo su tiempo y también el mío' (...) Recuerdo otra vez que H.P. [Helena Petrovna] estaba hasta enojada, y nos dijo luego que Solovyov se había ido: '¡Qué hombre sorprendente que es! Ahora dice, ¿por qué enseñó a Olcott y no me enseña a mí? Jamás he enseñado nada a Henry; él es lo que es, un magnetizador nato'. Es verdad que el coronel era indudablemente magnetizador de nacimiento; lo vimos curar a muchas personas. El curó mi reumatismo por ejemplo y también a Solovyov mismo por su requerimiento (48). En India él dijo haber sanado a cientos de nativos" (49).
Luego que Solovyov dejó Würzburg, dijo estar "inundado por cartas de H.P.B." El hecho parece ser que no recibió nada y se dio cuenta de que la carta del 8 de octubre no había impresionado para nada a H.P.B. Entonces Solovyov pensó en crear problemas para Blavatsky en su propia familia: comenzó inculcando a Vera la idea de que la Teosofía era antagónica al cristianismo y ésta última introduce este concepto con la siguiente explicación:
"Cuando Solovyov vino a San Petersburgo en el otoño de 1885, lo recibimos como un amigo devoto y nos visitaba todos los días. Su constante correspondencia conmigo misma y mis hijas mayores había sido de lo más interesante; su conversación vital, sus criterios originales y gran sinceridad de interesarse en nosotros (...) Fue entonces que escuchamos por primera vez expresiones poco amistosas sobre mi hermana y su causa" (50).
H.P.B. comentó a Sinnett que Vera le había escrito “una carta tronante llamándola 'renegada', una 'apóstata sacrílega como Julián' y una 'Judas' para Cristo” (51). Blavatsky replicó: "Es evidente que [Soloyov] están bastante furioso porque no consiguió de mí lo que esperaba, y ha inventado la excusa del anti-cristianismo (...) Y ustedes ya conocen lo que es mi anti-cristianismo; soy enemiga de los excesos eclesiásticos de protestantes y católicos; el ideal de Cristo crucificado brilla para mí todos los días más claro y puro" (itálicas añadidas, 52).
Solovyov da ahora pasos para aumentar la fiebre de odio en Vera y sus hijas por H.P.B. Aquélla explica que aunque Solovyov en "Una Moderna Sacerdotisa" habla de ella como siendo odiosa con su hermana en esa época, “él no dice quién era el responsable de eso, quién había creado a propia conveniencia una tensión entre nosotros, manteniéndola con sus mentiras y calumnias, llegando a afirmar que mi hermana y un cercano amigo mío habían acusado [a Vera] de ocultar el dinero de nuestro padre muerto”, y añade: “Mi confusión era tal que ni siquiera se me ocurría que ni mi hermana ni nadie de mis amigos podrían haber dicho jamás una cosa así, porque al momento de su muerte sabían que mi padre residía con sus otros hijos en Stravropol, a 1.600 kilómetros de Tiflis, la que yo en ese tiempo jamás abandoné” (53). Helena se esforzaba por recuperar las relaciones con su hermana y en una carta dice: “Hay una cosa que quiero decirte, Vera, y es que puedo predecir que te arrepentirás amargamente de haber confiado en Solovyov y de tu amistad con él, ¡pero será demasiado tarde! (...) ¡Yo también lo amaba como un hermano!” Vera comenta: “¡Cuántas veces recuerdo desde entonces y con cuánta amargura rememoro esta profecía suya! (...) ahora cuando veo de lo que este hombre 'desventurado' es capaz!” (54). No satisfecho con separar a las hermanas, Solovyov llegó más lejos y destruyó la confianza de Madame de Morsier así como en la mayoría de los miembros de la S.T. parisina en H.P.B. y la Teosofía. Durante este período H.P.B. también tuvo serios problemas con Mohini y Bawaji, pues halagados por la adulación que les demostraban los teósofos en Europa, ellos se habían establecido por su cuenta como gurúes. A todas partes que iban, los estudiantes hasta ese momento leales a la causa teosófica se volvían contra la Sociedad. La correspondencia de H.P.B. en ese tiempo revela en qué medida ellos causaron serios problemas al Movimiento y en las vidas personales de sus miembros. H.P.B. escribió luego a Julia Campbell Ver Planck, una teósofa que significaba una nueva promesa en EE.UU.:
"Sí, el trabajo ha traído sobre mí contumacia, ignominia de todas clases, odio, malicia y calumnia. Si fuera sólamente de los extraños me importaría muy poco, pero es triste decirlo: son los 'teósofos' principalmente quienes me desgarran en pedazos. Nuestras aves místicas son tan sabias para abonar su propio nido, en vez de irse y elegir otro. Es verdad, 'hay muchas mansiones' en la casa de nuestro Padre, pero para el mundo hay una sóla. ¡Y parece difícil que haya creado un 'Frankenstein' únicamente para correr alrededor de mí y desgarrarme en pedazos! Bien, así será porque es mi karma. 'Barkis está ansioso' aunque sea de convertirse en abono para el campo teosófico, porque algún día producirá cosechas".
La siguiente carta apareció en The Irish Theosophist (febrero de 1895) con este comentario: "H.P.B. dijo una vez que la expresión 'Barkis está ansioso' era un mantram inconsciente elaborado por Dickens [en "David Copperfield"] y ella lo utilizaba en ciertas ocasiones con ciertas personas al encontrarlas [o escribirles] por primera vez. Cuando era pronunciado tenía una fuerza tan peculiar para [levantar] a aquél que lo escuchaba de sus labios cuando ella lo usaba”. Luego que Solovyov partió de París hacia Rusia, cesó con él todo contacto, y cobarde como era, esperó siete años para escribir "Una Moderna Sacerdotisa" cuando H.P.B. ya no estaba viva para refutar su historia. Respecto de qué creía Vera luego de morir H.P.B., Boris de Zirkoff informa que “el sufrimiento mental que experimentó” luego que Solovyov publicase "Una Moderna Sacerdotisa de Isis" (1892 y 1893) “quebrantó su salud y aceleró su muerte” (55). Ella murió en 1896, un año después de ser difundida esa ignominiosa obra en inglés. Por el lado positivo, Vera informó que en Rusia el libro de Solovyov despertó mucho interés en el trabajo de H.P.B en la Teosofía y había recibido muchas preguntas sobre de dónde su hermana podría haber obtenido sus escritos. El artículo sobre arte moderno "The Occult Literature in Russia" en un libro reciente afirma que como resultado de la respuesta desapasionada de Vera a los artículos de Solovyov, “la popularidad de Blavatsky creció” (56). Se hace evidente la enormidad de la deuda hacia Vera al ver la bibliografía “Zhelihovsky” del presente volumen, y sin este testigo en escena se habría perdido para la historia mucho de la primera parte sobre la vida de Blavatsky y muchas fases de su trayectoria posterior.
Referencias
28. “Cartas de H.P.B. a Sergiev Alexandrovitch", The Theosophist, 1 de mayo de 1959, p. 87.
29. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis".
30. P. D. Ouspensky, "La Cuarta Dimensión", 3ra edición revisada, Pregrat, San Petersburgo, Rusia, M. V. Pirozhkov, 1918, p. 88-96.
31. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 10-12, 21, 22, 29.
32. Beatrice Hastings, "Solovyov's Fraud-A critical analysis of the book 'A Modern Priestess of Isis'", Edmonton, Canadá, Logia Edmonton de la Sociedad Teosófica Canadiense, 1988, p. 58.
33. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 12, 24, 65.
34. Hastings, "Solovyov's Fraud", 59; Francesca Arundale, "My Guest- H.P. Blavatsky", p. 29-30.
35. Hastings, "Solovyov's Fraud", p. 59.
36. El retrato estaba originalmente en posesión de la esposa de Judge, quien donó sus efectos teosóficos a la Logia Unida de Teósofos en la ciudad de Nueva York.
37. Eglinton, "A Memoir of Æ", p. 13.
38. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 15, 22, 27.
39. Blavatsky “Cartas de H.P. Blavatsky VII”, The Path, junio 1895, p. 76.
40. H.L.P., “Ancient Egypt”, Lucifer, diciembre 1894, p. 278-79.
41. Zhelihovsky, “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, Rebus, 1883, p. 58-59.
42. Zhelivhovsky, “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, p. 52.
43. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 173-75.
44. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 288-89.
45. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. XV.
46. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 346-47.
47. Zhelihovsky, “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, p. 33.
48. Zhelihovsky, “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, p. 31-32.
49. Olcott, "Old Diary Leaves", 3º edición revisada, 2: 373-467.
50. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", p. 312.
51. Blavatsky, "Cartas de H. P. Blavatsky a A. P. Sinnett", p. 172.
52. Solovyov, "Una Moderna Sacerdotisa de Isis", 31; Zhelihovsky, “Pravda ö Yelena Petrovne Blavatsky”, p. 313.
53. Zhelihovsky “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, p. 124.
54. Zhelihovsky, “Pravda ö Yelene Petrovne Blavatsky”, p. 53.
55. Blavatsky, "H.P. Blavatsky Collected Writings I", p. 537.
56. Edward Kasinec y Boris Kerdimun, “Occult Literature in Russia”, ed. Maurice Tuchman, "The Spiritual in Art-Abstract Painting 1890-1985", Nueva York, NY., Abbeville Press, 1986, p. 361-66.