Cualquier recién llegado a una reunión teosófica -en particular de la Logia Unida de Teósofos, grupo dedicado a las enseñanzas originales presentadas por H.P. Blavatsky y William Q. Judge- podría sorprenderse por la frecuencia y el énfasis de las alusiones hechas a la “personalidad” (término utilizado para el yo inferior, o sentido individual del ego-consciencia personal, junto con el deseo y la naturaleza física) y el "deseo", y cómo a menudo se habla de ambos con connotación negativa o equiparados con el egoísmo, al insinuar que son aspectos que deben silenciarse en la vida individual, si no erradicarse.
Podríamos decir que la base para tal enfoque se deriva de algunos textos teosóficos clave, como "La Voz del Silencio" (traducido por H.P.B. del “Libro de los Preceptos Dorados”) y "Luz en el Sendero" (registrado por Mabel Collins bajo la inspiración de un Adepto y que según Blavatsky se deriva de esos mismos “Preceptos”), en que se pueden leer mandatos e instrucciones como:
*"Antes de entrar en ese camino, debes destruir tu cuerpo lunar [“la forma astral producida por el principio kámico, Kama rupa o cuerpo de deseo"], limpia tu mente-cuerpo y corazón".
*“El Ser de la materia y el SER del Espíritu nunca pueden encontrarse. Uno de ellos tiene que desaparecer y no hay lugar para ambos. Antes que la mente de tu alma puede comprender, el capullo de la personalidad debe aplastarse, y asimismo destruir el gusano del sentido luego de la resurrección".
*“Mata el deseo; pero si lo aniquilas, ten cuidado, no sea que vuelva a aparecer de entre los muertos. Mata el amor a la vida (…) No desees nada (…)”.
*"Mata la ambición y los deseos de vida y comodidad".
*"Antes de instalarte en Dnyan Marga y lo llames tuyo, tu Alma debe convertirse en la fruta madura del mango: tan suave y dulce como su pulpa dorada brillante para los males de otros, y tan dura como el carozo de esa fruta para tus propios dolores y angustias, oh conquistador de aflicciones".
En "La Voz del Silencio", que recomienda el Camino del Bodhisattva o Nirmanakaya -la vía de quienes llamamos Mahatmas, Maestros de Sabiduría y Adeptos- encontramos a Blavatsky explicando que "un Nirmanakaya (…) deja atrás sólo su cuerpo físico [en el momento de la muerte] y conserva todos los demás 'principios', excepto el Kámico, porque lo ha eliminado para siempre de su naturaleza durante la vida y nunca puede resucitar en su estado post-mortem” ("Theosophical Glossary", p. 231, entrada para "Nirmanakaya").
Lo que se describe es, sin duda, un camino estricto y ascético, y como es lógico no atrae a muchas personas, incluidos muchos estudiantes de Teosofía.
Por esto, sería importante consignar que estos libros que hablan de "matar" y "aplastar" todo deseo y personalidad, etc., afirman específicamente estar escritos para discípulos y aspirantes a esa condición, y no para teósofos en general (aunque, por supuesto, todos pueden beneficiarse de la sabiduría que contiene), y mucho menos a "todos" los buscadores espirituales.
“La Voz del Silencio” deja claro que es “PARA EL USO DIARIO DE LANOOS (DISCÍPULOS)” y está “Dedicado a los pocos". El contexto de toda la obra muestra innegablemente que estas instrucciones están dirigidas a personas que conscientemente se hallan en un proceso de iniciación y a menudo a un nivel mucho más alto del que la mayoría de nosotros podemos comprender actualmente.
La autora de "Luz en el Sendero" aclara: "La totalidad [del libro] está escrito en código astral, y por lo tanto, sólo puede ser descifrado por alguien que lee astralmente (…) Todas las reglas contenidas (...) están registradas para todos los discípulos, sólo para ellos y quienes 'toman conocimiento'. Sus leyes no tienen algún uso o interés para nadie más que el estudiante en esta escuela”.
Incluso entre aquéllos que sí desean convertirse en discípulos de los Grandes Seres y emprender un viaje de iniciación con miras a devenir genuinos ayudantes de la humanidad, hay muchos que también sienten no estar preparados, o no pueden llevar una vida tal como la que se describe en dichos extractos. Y tampoco hay ninguna razón por la que deban hacerlo.
A pesar de la aparente implicación de que el principio de Kama -componente de nuestra constitución interna relacionado con deseos y pasiones, y que está vinculado con el cuaternario efímero- eventualmente debiera eliminarse más allá de la posibilidad de ser reanimado, encontramos otras declaraciones por H.P.B. y sus Maestros quienes afirman que "en la séptima raza venidera, al final de esta Cuarta Ronda (…) nuestros cuatro principios inferiores estarán completamente desarrollados” (“La Doctrina Secreta”, vol. 2, p. 167). Eso debe incluir un progreso íntegro y una elevación perfectiva de la naturaleza kámica humana, que no podría lograrse si fuera literalmente extirpada.
Es bastante fácil, pero muy indeseable, que la forma en que presentamos la Teosofía sea “coloreada” o “filtrada” a través de la forma en que nos relacionamos con las enseñanzas (al momento de escribir un artículo, dar una charla o lo que sea), pues realmente la impersonalidad significa ser capaz de hacer lo contrario.
En su artículo "Hypocrisy or Ignorance", William Judge escribe:
“Las doctrinas de Teosofía no piden ni conducen a despojar el corazón humano de todo sentimiento. De hecho, uno podría pensar que eso es una imposibilidad, viendo que los sentimientos son parte integral de la constitución del hombre, porque en el principio llamado Kama- deseos y sentimientos- tenemos la base de todas nuestras emociones, y si se eliminan prematuramente de algún ser, debe producirse la muerte o algo peor. Es muy cierto que tanto la Teosofía como todos los sistemas éticos exigen que el ser que tiene conciencia y voluntad, tal como se encuentra en el hombre, controle este principio de Kama y no se deje llevar por él ni se halle bajo su dominio. Esto es autocontrol, dominio del cuerpo humano, firmeza ante la aflicción, pero no la extirpación de los sentimientos que uno debe controlar (…) En ningún lugar [Krishna] dice que llevemos a cabo la tarea imposible de eliminar al hombre interior como parte integral de sí mismo".
Los siguientes son algunos pensamientos y comentarios recientes sobre este tema, compartidos por correo electrónico entre varios asociados de la L.U.T.:
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-Tanto “Luz en el Sendero” y “La Voz del Silencio” se expresan en un lenguaje poético y por tanto metafórico. El primer capítulo del segundo libro es sobre meditación, y el tercero ("Los siete portales") trata de las iniciaciones.
El libro de Collins se describe (en el sitio principal de la L.U.T.) como "una guía para el mundo de las experiencias psíquicas".
En lo que respecta a los niveles alterados de consciencia, sólo podemos permanecer en uno a la vez, por lo que debemos "matar" metafóricamente su grado cotidiano en el sentido de desconectarnos de él, pero sólo temporalmente (mientras dure la condición elevada), y entonces tenemos que volver a cumplir nuestras tareas en esta vida. El "corte" del ser inferior ocurre cuando se habla de meditación. Es como cambiar de neumáticos.
"Luz en el Sendero" se escribe en forma de "cifrado astral" que sólo puede ser comprendido por aquéllos en cierto nivel avanzado.
William Judge, en su artículo "Through the Gates of Gold", dice: “En lugar de aplastar la naturaleza animal (…) debemos aprender a comprenderla plenamente (…) El animal elevado en el hombre es algo inimaginable en sus grandes poderes de servicio y fuerza” (“The Path”, marzo de 1887, reproducido en “Luz en el Sendero” y la publicación conjunta “Through the Gates of Gold”, Theosophical University Press, p. 113).
Aparte de esto, se aplican los principios generales; existe la evolución y estamos destinados a desarrollar todas nuestras facultades para razonar, aprender y evaluar por nosotros mismos, y también aplicar la ética y los principios fundamentales para resolver las cosas por nuestra cuenta. No puede darse el caso de que en algún momento nos volvamos retrógrados, antievolutivos y autodestructivos. No tiene sentido racional ni ético para el desarrollo.
Tampoco podemos separar los principios, ya que la constitución humana es un todo, no un conjunto de capas separadas. Si el suicidio está mal visto, ¡estoy seguro (a) de que la automutilación también!
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-Lo que dices sobre "Luz en el Sendero" tiene sentido para mí (…) y se me ocurrió que si las declaraciones iniciales de ese libro (como "antes de que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar") están destinadas a ser entendidas metafóricamente y no en forma literal (en los comentarios, la autora dice que esto no significa “dejar de llorar para siempre”), y es probable que luego las otras afirmaciones que siguen directamente de aquéllas ("matar el amor por la vida", "matar el deseo" etc.) también se entiendan en un sentido más profundo. Algunos de nosotros, como estudiantes de Teosofía, hemos sido propensos a tomar ciertos mandatos de ese libro de manera alegórica y otros al pie de la letra, es decir, suponiendo que "sabemos" cuáles de ellos se comprenden en una forma u otra (…) y de lo cual nosotros (o al menos hablando por mí mismo (a)) no tenemos suficiente conocimiento o perspicacia para hacerlo.
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-Es fácil tomar una declaración y asignarle un significado único y concreto, interpretándolo en sentido literal o de letra muerta, donde no hay espacio para adivinar significados más profundos a medida que nuestra comprensión crece gradualmente. El camino del fanático puede ser difícil de recorrer, pero es fácil de entender: simplemente tómese la interpretación más extrema y austera en cada caso, y así el verdadero camino debe ser el más complicado. Pero la senda intermedia es lo que enseñó Buda y debe incluir matices, alegorías, metáforas, paradojas y contradicciones, además del equilibrio.
Nos han enseñado que no se puede anular el deseo personal consintiéndolo, y por supuesto eso tiene sentido porque estaríamos reforzando ese patrón. Pero el extremo de esa posición es negar nuestro deseo personal y esforzarnos por aplastarlo, lo que como usted dice crea el peligro grave de suprimirlo más profundamente, en lugar de trascenderlo o transmutarlo de verdad. Por lo tanto, el camino ascético extremo podría ser contraproducente si se mantiene con demasiada firmeza, o si se adopta antes de que uno esté preparado (…) esta línea de pensamiento tiene el anillo de la verdad y el sentido común, y no parece mencionarse ni en una décima parte como la “ruta del aplastamiento y 'matanza'”, con todos los peligros que le acompañan.
Pero para mantener el camino intermedio, debemos ser igual de conscientes y advertir sobre los peligros de oscilar demasiado hacia un ascetismo celoso que suprime nuestros deseos, o hasta una excesiva autocomplacencia.
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-“El deseo (…) con respecto a la personalidad, es causa de todo pecado, tristeza y sufrimiento. Tal deseo se basa en el pensamiento egoísta; no es lo que otros anhelan y no presta atención a ningún otro impulso que no sea el suyo" (Robert Crosbie, "The Cause of Sorrow").
Esas palabras iniciales pueden verse como potencialmente problemáticas, ya que dependiendo de la forma absoluta, estricta y literal que se las tome, uno podría terminar "demonizando" el yo personal, de forma que resulte en la supresión de la personalidad, en lugar del ideal que es la trascendencia.
Este es un punto que se ha planteado recientemente en algunas reuniones de la L.U.T., y se ha dicho que existe el intento de "aplastar" y "matar" la naturaleza personal y el deseo (usando la fraseología de "La Voz del Silencio" y "Luz en el Sendero", ambos del “Libro de los Preceptos Dorados") de forma prematura, antes de que uno haya superado genuinamente todo deseo de experiencia, existencia y exploración personales.
Donde los últimos aspectos aún permanecen, no debemos "victimizarnos internamente" por ello o incluso obstaculizar o retrasar nuestra evolución interna al negarnos esas posibilidades. Muchos de quienes estamos fuertemente atraídos por la Teosofía tenemos un sincero deseo de llegar a ser discípulos directos o chelas de los Maestros, pero tal vez pueda ser útil tener en cuenta las palabras finales de William Judge: "Debería haber calma. Agárrate fuerte, vé lento."
Adoptar una postura ascética demasiado rígida con nosotros mismos en esta vida presente puede resultar perjudicial en lugar de beneficiosa; además, no se pide ni espera eso de nosotros, como puede verse por el enfoque y la actitud razonable adoptada por Blavatsky en "La Clave de la Teosofía", cuando se responden preguntas sobre celibato, matrimonio, vegetarianismo, prácticas ascéticas, etc.
Habiendo dicho esto, supongo que la pregunta que podemos plantear acerca de lo que Robert Crosbie señala aquí es: ¿es cada deseo personal egoísta y dañino? Y si es así, ¿cómo puede ser?
-Es un alivio poder discutir a veces sobre la vida y los intereses personales, sin sentirse siempre obligado con un compañero a que cada conversación deba ser teosófica. Tengo una opinión similar (…) es decir, una adhesión demasiado estricta al camino, y tomar una postura ascética antes de estar listo para ello puede ser insalubre y causar supresión en lugar de transformación, etc. De hecho, es liberador en cierto sentido, sabiendo que podemos discutir cualquier cosa y que nada es tabú.
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-Es un alivio poder discutir a veces sobre la vida y los intereses personales, sin sentirse siempre obligado con un compañero a que cada conversación deba ser teosófica. Tengo una opinión similar (…) es decir, una adhesión demasiado estricta al camino, y tomar una postura ascética antes de estar listo para ello puede ser insalubre y causar supresión en lugar de transformación, etc. De hecho, es liberador en cierto sentido, sabiendo que podemos discutir cualquier cosa y que nada es tabú.
Estoy seguro (a) de que tal libertad, informalidad o como se llame sería errónea si se desarrollara una tendencia a "revolcarse" en temas personales (…) Pienso que probablemente sea saludable y tal vez necesario decir lo que pensamos, y creo que nuestros Hermanos Mayores nos perdonarán por hacerlo, si no nos felicitan por nuestro uso del sentido común y adoptar un enfoque equilibrado y saludable de la vida. Y al despojarnos de tales pensamientos y sentimientos reprimidos, nos liberamos de su distracción para enfocarnos con claridad renovada en las enseñanzas una vez más. O al menos así le parece a este estudiante.
-Creo que existe un peligro potencial de que las personas se autolimiten y repriman de una manera incorrecta, al sentirse obligadas a ser "impersonales" en todo momento cuando aún no han alcanzado naturalmente ese estado y condición de impersonalidad perpetua. Una "impersonalidad" forzada o prematura podría terminar haciendo que alguien sea muy infeliz o incluso se enferme, especialmente si anticipa el reproche de otros estudiantes por expresarse de manera personal, como si fuera "el pecado más grave" en que ningún alumno debería darse el lujo de incurrir.
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-Creo que existe un peligro potencial de que las personas se autolimiten y repriman de una manera incorrecta, al sentirse obligadas a ser "impersonales" en todo momento cuando aún no han alcanzado naturalmente ese estado y condición de impersonalidad perpetua. Una "impersonalidad" forzada o prematura podría terminar haciendo que alguien sea muy infeliz o incluso se enferme, especialmente si anticipa el reproche de otros estudiantes por expresarse de manera personal, como si fuera "el pecado más grave" en que ningún alumno debería darse el lujo de incurrir.
Algunos han dicho que ciertos teósofos, en sus esfuerzos por ser impersonales y para limitar o corregir la "personalidad" en otros, se ven más como despersonalizados y fríos (…) Mientras que el yo personal no es de ninguna manera nuestro Ser Real, sigue siendo un yo en el que vivimos y funcionamos en los planos inferiores del ser y más inmediatos para nosotros.
Como "la personalidad es el trabajo de los defectos" (de acuerdo con Robert Crosbie), la inquietud es si uno trabaja esos defectos ignorándolos, suprimiéndolos y sin prestarles atención, o reconociéndolos y dándoles cierta cantidad de expresión mediante la cual, con suerte, eventualmente deberían agotarse habiendo seguido su curso kármico. De lo contrario, y a menos que un individuo sea muy hábil desde el punto de vista espiritual, tal vez no esté eliminando esos defectos, sino simplemente ocultándolos a través de una falta de voluntad para aceptar que tiene un yo personal que es una parte válida de nuestro ser, aunque evanescente.
El libro "Luz en el Sendero" no está completamente escrito en la dirección mencionada anteriormente. Por ejemplo, las páginas 5-6 (edición de Theosophy Company) sostienen:
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El libro "Luz en el Sendero" no está completamente escrito en la dirección mencionada anteriormente. Por ejemplo, las páginas 5-6 (edición de Theosophy Company) sostienen:
“Todos las gradas son necesarias para componer la escalera. Los vicios humanos se convierten en los peldaños de esa escala, uno por uno, a medida que se superan. De hecho, las virtudes son pasos necesarios y de ningún modo prescindibles. Sin embargo, aunque crean ambientes justos y un futuro feliz, son inútiles si están separados. Toda la naturaleza del hombre debe ser utilizada sabiamente por quien desea entrar en el camino. Cada persona absolutamente es para sí el camino, la verdad y la vida, pero sólo lo es cuando capta con firmeza toda su individualidad, y por la fuerza de su voluntad espiritual despierta, reconoce esta individualidad no como propia, sino como aquéllo que ha creado con dolor para su propio uso, y mediante el cual se propone alcanzar la vida más allá de la individualidad, a medida que su crecimiento desarrolla lentamente la inteligencia. Cuando sabe que para esto existe su maravillosa vida separada y compleja, entonces, y sólo entonces, él está en el camino. Búscalo sumergiéndote en las profundidades misteriosas y gloriosas de tu ser más íntimo. Búscalo probando toda experiencia, utilizando los sentidos para comprender el crecimiento y el significado de la individualidad, y la belleza y oscuridad de esos otros fragmentos divinos que luchan lado a lado contigo y forman la raza a la que perteneces. Búscalo estudiando las leyes del ser, la naturaleza y lo sobrenatural, y búscalo haciendo una profunda reverencia del alma a la tenue estrella que arde en el interior. De manera constante, mientras observas y adoras, su luz se hará más fuerte. Entonces sabrás que has encontrado el comienzo del camino. Y cuando hayas llegado a su final, de pronto esa luz se convertirá en luz infinita".
Más tarde (p. 18-19) se nos dice:
“Búscalo probando toda experiencia, y recuerda que cuando digo esto, no significa 'ríndete a las seducciones del sentido para saberlo'. Antes que te conviertas en ocultista, puedes hacerlo, pero no después. Cuando ha elegido este camino y una vez en él, no puedes ceder a estas seducciones sin vergüenza. Sin embargo, puedes experimentarlas sin horror; puedes pesarlas, observarlas y probarlas, y esperar con paciencia y confianza la hora en que ya no te afectarán más. Pero no condenes al hombre que cede (…) no sea cosa que te creas alejado de las masas demasiado pronto".
Robert Crosbie, fundador de la L.U.T., demuestra un enfoque alegre y asequible muy necesario para la "impersonalidad" cuando escribe:
“La impersonalidad no habla; no es silencio ni insinuación; tampoco es repeler ni negar. Por encima de todo, no es una diplomacia que enmascara la ambición.
La impersonalidad significa liberarse de la personalidad, pero ninguno de nosotros va a lograr eso de inmediato. Lo estamos haciendo lo suficientemente bien si la estamos superando persistentemente, aunque de forma lenta.
Para propósitos prácticos: si estamos desarrollando el corazón del niño; si estamos aprendiendo a amar las cosas bellas; si nos volvemos más honestos, sencillos y simples; si empezamos a sentir el lado dulce de la vida; si llegamos a gustar más a nuestros amigos y extendemos el círculo; si nos sentimos expandir en simpatía; si amamos trabajar para la Teosofía y no pedimos posición como recompensa, y si no nos preocupamos demasiado acerca de si somos personales o impersonales, entonces nos hallaremos en el camino de la impersonalidad” ("The Friendly Philosopher", p. 127-128).
Desde 1887 hasta 1888, William Judge publicó en su revista mensual "The Path" una serie de artículos titulados "Some Teachings Of A German Mystic", que relatan principalmente cómo un ocultista llamado Mohrland logró ayudar a una joven a liberarse de influencias negativas invisibles que a veces la poseían y hacían de su vida un infortunio. Algunos consejos de Mohrland parecen apropiados para este artículo:
“El espíritu del hombre es una unidad. Has subdividido tus fuerzas, y por lo tanto eres incapaz de mantener el conflicto. Recógelos bajo una norma, bajo la manifestación del Ser que habla en tu corazón, y entonces serás libre (...)”.
"Has abandonado el altar de tu vida y huiste a la cúpula. El corazón es el lugar donde nuestra naturaleza adquiere certidumbre y libertad; debes aprender nuevamente a hablar y sentirte allí, pues de lo contrario no habrá ayuda para ti. La cabeza constituye la última instancia de nuestra actividad; no es hasta que nuestra naturaleza haya tenido experiencias de amistad y amor que la cabeza reflexiona sobre ellos. Si buscamos resultados de nuestros pensamientos antes de que hayamos tenido la experiencia, aparecerán los fantasmas que echan raíces, brotan, florecen y por fin nos envuelven por completo. Retira de la cabeza la actividad de tus pensamientos; hunde la vista, el oído, el olfato y el gusto en el cuerpo permitiendo que los poros espirituales e invisibles recuperen su tendencia natural, sin dirigirlos hacia arriba, y luego verás qué fuerza se desarrollará a partir de eso, y cómo de acuerdo con la naturaleza nos damos libertad y alcanzamos los medios para mantenerla".
“El hombre debe poseerse totalmente a sí mismo, y éste es el fin de toda enseñanza. Debe aprender a percibir y reconocer no sólo en el corazón o la cabeza, sino en toda la extensión del cuerpo. De lo contrario, se mutila a sí mismo y se vuelve inútil para una vida perfecta.
Aquí radica el error de las personas que atribuyen más santidad a una parte del cuerpo que a otra, aunque su experiencia diaria les enseña que ningún miembro está ocioso y que cada uno debe existir necesariamente para cumplir la intención del Creador.
Busca recibir lo que tienes y considera dónde tu vida se manifiesta más claramente, pues ahí estarás más cerca de Dios. Pero no seas partidista de tus funciones, y mantén la certeza de que la perfección debe poseer todos los poderes.
En los tonos más bajos de la música están contenidos los más altos. Por lo tanto, desciende a las cámaras más bajas del cuerpo y ten en cuenta que Cristo también descendió al infierno para despertar a todas las almas y poderes a la vida.
No descanses hasta que hayas formado en todas partes una lente a través de la cual puedas mirar hacia la eternidad. No te desvíes cuando el mundo sólo toma en cuenta la cabeza y se esfuerza por llenarla con todos los hechos posibles, hasta que amenace con establecerse y separarse de las emociones. Debes permanecer firme y contenerte por completo; de lo contrario serás como un crucificado cuyos huesos se han roto en el madero y por lo tanto no pueden sacarse" (negrita añadida).
Para aquéllos que estamos inclinados a temas teosóficos o espirituales, puede ser muy fácil "abandonar el altar de nuestra vida" y "huir a la cúpula", o en otras palabras, separarnos lo más posible de actividades y experiencias cotidianas, y ocuparnos la mayor parte del tiempo con pensamientos y estudios místicos, etc., evitando lo que la mayoría de la gente llama "vida real".
La "cúpula" puede ser una referencia no sólo a un monasterio o santuario religioso, sino también la cabeza, la "cima" del cuerpo humano donde es posible estar tan atrapado con los pensamientos propios que uno pierde la vista de todo lo demás. Si toda la vida es sagrada, preciosa y divina -como solemos mantener-, entonces nuestra cotidianidad es en sí misma un altar y puede verse como algo sagrado en lugar de tener que ser apartada mental o corporalmente de ello.
Sin duda, algunos estudiantes teosóficos fuimos monjes, monjas u otro tipo de ascetas en encarnaciones anteriores, pero en la presente no es así y el consejo parece ser "no dejarse llevar hacia tendencias aislacionistas o solitarias". Al menos esto es lo que Mohrland indicó, a quien W.Q.J. cita con aprobación.
Continúa diciendo que no estamos en posición de formar pensamientos, conclusiones y actitudes mentales hacia aspectos del yo o la vida personales -como la amistad y el amor-, hasta que realmente hayamos tenido experiencia de ellos en esta vida presente. Si, por ejemplo, sin haber vivido el romance pensamos: “he pasado por todo eso en vidas anteriores; no quiero saber nada de eso pues todo es ilusión y sufrimiento, etc.”, ¿es éste un enfoque verdaderamente espiritual, que honra a toda la vida y permite sentimientos del corazón como amor, simpatía y comprensión para estar realmente desarrollados? Según Mohrland, éste es un ejemplo de vivir "en la cabeza" y conducir siempre todas las fuerzas internas "hacia arriba", como si se quisiera escapar del hecho de que incluso tenemos un cuerpo.
El párrafo que alude a que "ciertas personas atribuyen erróneamente más santidad a una parte del cuerpo que a otra", bien podría referirse a la vida sexual y la "repulsión" que el inclinado a la ascesis puede tener hacia las partes u órganos corporales correspondientes. Esto se discute con mayor profundidad en nuestro artículo “¿Qué dice la Teosofía sobre la sexualidad?”
Cualquier teósofo que lea esto puede pensar que el consejo de Mohrland parece estar fomentando la "conciencia del cuerpo" como un aspecto armónico, y sin estar separado de la conciencia espiritual; citamos aquí los comentarios de Judge sobre estos párrafos con las siguientes declaraciones de "Through The Gates of Gold", que fue otro libro escrito por Mabel Collins bajo inspiración, publicado hasta hoy y disponible en la Logia Unida de Teósofos:
“Valor para buscar los recesos de la propia naturaleza, sin miedo y sin vergüenza”.
“El principal punto es no explorar más persistentemente en una línea que en otra; de lo contrario, el resultado debe ser una deformidad".
“No olvides ni una pulgada de tu jardín, ni la planta más pequeña que crezca en él; no hagas presunciones tontas ni cometas errores en la fantasía de que 'estás listo para olvidarlo' y someterlo a la espantosa consecuencia de los resultados a medias". Sobre este aforismo particular, Judge señala: "El jardín es la personalidad; las plantas son los atributos que lo componen y cuyas potencialidades deben ser desarrolladas".
Para terminar, ofrecemos lo siguiente de este colega y amigo cercano de Blavatsky, extraído de su artículo "Hypocrisy or Ignorance":
“Entonces, parece ser el momento de que ningún teósofo sea culpable de pretender que él o ella ha alcanzado el alto sitial que algunos piensan a veces haber conseguido. Es mucho mejor estar conscientes de nuestros defectos y debilidades, siempre listos para reconocer la verdad de que, siendo humanos, no podemos alcanzar siempre o rápidamente la meta del esfuerzo".